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17/05/2020
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Pasaron 50 años desde la experiencia de campo de marco holístico, en la que June
Nash compartió tiempo y espacios con la comunidad minera de Oruro, en Bolivia,
durante todo un año. En sus múltiples estadías escuchó y entendió a las mujeres,
niños y mineros quienes le explicaron las tensiones propias de su trayectoria histórica:
la conciencia caracterizada por las contradicciones y sus complejidades. Ella conoció
de primera mano esa problemática planteada en conversaciones horizontales
mantenidas con los mineros y sus familias, observando y registrando lo que hablaban
entre ellos. Su participación en las festividades, rituales y hasta su adentramiento al
mundo subterráneo de las minas, para poder experimentar las sensaciones padecidas
por los mineros durante sus jornadas laborales, permitió a la autora una diversidad de
posicionamientos que la ayudaron a comprender esas contradicciones en la
conciencia de estas personas y como éstas sobrellevaban las condiciones inhumanas
en las que estaban insertas. Destaca la convivencia en la conciencia minera de: las
tradiciones y creencias indígenas que los habitan y que están ancladas en sus raíces
prehispánicas, con las realidades globales modernas que los afectan, de las cuales
son plenamente conscientes, como lo expresan sus “sofisticadas ideologías de clase
al tanto del mercado mundial y de la estructura dependiente de su economía nacional”
(Assusa, 2013; 177). Nash se caracteriza por dilucidar un conocimiento coproducido
resultante de la interacción y los diálogos entre ella y sus interlocutores (Rostagnol,
2015).
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sobrevivido durante los catorce años que duró mi ausencia.” (Nash, 2008; 23). En
estos ejemplos creo que se expresa la continuidad de su trabajo más allá del trabajo
de campo y la redacción del mismo, como también su compromiso activo y solidaridad.
Este compromiso con los mineros y sus familias, los cuales son presentados con sus
nombres en el texto, supuso un quiebre con la metodología etnográfica clásica que
hasta entonces era utilizada para comprender al “otro”. Este giro, hacia una
metodología más dialógica e interactiva en la investigación cultural y política, anticipó
los cuestionamientos éticos que pondrían en crisis a la disciplina en 1980 (Warren,
1998; Rostagnol, 2015). Por eso, a medio siglo de distancia del trabajo de campo
llevado a cabo por Nash con los mineros del estaño bolivianos, su metodología:
creativa, hermenéutica, dialógica e interactiva, resulta vigente y de gran inspiración
para la producción de conocimiento general y antropológico, como también para los
nuevos paradigmas emergentes (Nash, 2008). “Sus aportes significativos tienen como
premisa no conceptualizar ni clasificar a las y los trabajadores, sino comprender los
procesos socio-históricos que explican las situaciones, luchas y experiencias que la
clase obrera atraviesa” (Giniger, 2017; 2).
“Comemos las minas, las minas nos comen a nosotros” fue publicada en 1979 pero
recién fue traducida y publicada en castellano en 2008, lo que puede asociarse con la
colonización del conocimiento. Esta etnografía, no presenta una lectura instrumental
de la cultura minera ni tampoco un análisis meramente marxista de las condiciones de
trabajo: propone un análisis multifacético de los significados y las prácticas culturales
locales considerando a su vez el marco global en el cual está inserta la cultura. La
misma, se amplía con dos trabajos experimentales de autoría compartida; uno que
analiza la vida de las mujeres; (Roca y Nash, 1976), y otro (Rojas y Nash, 1976) que
trata de la vida en la mina mediante la biografía/autobiografía de Juan Rojas, un
minero al que ya hice referencia cuando mencione la razón del regreso de Nash a
Oruro en 1985. (Warren. 2005; Rostagnol. 2015).
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estos nuevos intereses que ella elige su próximo sitio de campo. (Nash, 2008a;
Rostagnol, 2015)
Nash llega en Junio de 1967, a una Bolivia que hace ya tres años se encontraba bajo
el gobierno dictatorial de Barrientos; éste había sido ayudado por el gobierno de
Estados Unidos a llevar el golpe de Estado que lo puso en el poder. La llegada de
Nash al centro minero de Siglo XX-Catavi se da poco después de la masacre ocurrida
el 24 de junio de ese año, cuando: más de cien mujeres, niños y mineros fueron
brutalmente asesinados por el ejército boliviano. La autora relata que no tardó en
comprender la explotación intensiva de los mineros, que eran controlados por las
fuerzas armadas desde 1965, cuando éstas ocuparon las minas. Nash pudo ver el
destino de los que se rebelaron y sintió la desilusión que envolvía a la comunidad
cuando visitó el panteón de las víctimas de las masacres (Nash, 2008). Estas
emociones e injusticias, le hicieron sentir desde el arranque un compromiso con estas
personas, la necesidad de darles voz y un lugar preponderante a sus luchas sociales,
por lo que retorna a Oruro en 1970 para pasar todo un año con la comunidad.
Esta empatía hacia los trabajadores de las minas y sus familias me hace pensar en
Arguedas (Andahuaylas, 1911 - Lima, 1969) y en que lo propuesto por Nash en esta
obra, quizás hubiera agradado al escritor y antropólogo peruano. Arguedas quien se
consideraba Quechua, dedicó sus esfuerzos en expresar una vía epistemológica
propia y diferente a la hegemónica mantenida por los científicos e intelectuales
interesados en las políticas liberadoras de aquel entonces. Debido a lo inédito de su
emprendimiento, fue muy criticado desde distintas disciplinas durante su vida literaria y
científica. Su reto era mal visto por muchos socialistas, puesto que el proponía el
proyecto izquierdista por un lado, pero también el conservador de las distintas culturas
andinas. Esto era contrario a las posturas socialistas del momento, que para liberar a
los pueblos, veían fundamental la racionalidad y la necesidad de eliminar las creencias
indígenas. Fue en su novela “Todas las sangres” (1964) donde dejó plasmada esta
visión; ello le trajo criticas de todo tipo que lo hicieron sentir sólo en esa búsqueda de
una realidad que entendiera a la razón y a la magia en un mismo lugar y que a la vez
fuera socialista (Biblioteca Nacional del Perú, 2018; Ministerio de Cultura Perú, 2015;
TV Perú, 2011).
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indio, tomaran conciencia que detrás de esa otra manera de ver al mundo, había
personas y creaciones complejas. Y para ello organizó recopilaciones de tradiciones
orales y se empeñó en mostrar a los artesanos, músicos, cantores y bailarines
tradicionales del Perú. De esta manera buscaba que toda la sociedad comprendiera lo
complejo de la sociedad andina; también se ocupó de contradecir la intención de la
antropología de aquel entonces, que investigaba a los indígenas con la finalidad de
desarraigarlos de su cultura. Como el valoraba y se sentía parte de a la cultura
quechua, no quiso que esos pueblos tuvieran que renunciar a su cultura sino que él
quería que los indios tomaran de la sociedad occidental elementos que potenciaran
sus características propias (Biblioteca Nacional del Perú, 2018; Ministerio de Cultura
Perú, 2015; TV Perú, 2011; Cisneros, 2004).
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cierta conciencia y afinarla a través de mi propio trabajo, de mi propia investigación”
(Giniger, 2017; 4).
A pesar de que Nash viniera de EUA, sus padres pertenecieron a la clase obrera y
ésto como lo expresa la cita anterior, tuvo una influencia directa en el desarrollo de su
visión basada en el compromiso con las y los trabajadores como antropóloga.
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Es interesante ver, teniendo en cuenta el peso político que han tenido los mineros
como también sus esposas en las luchas sociales, al ser ellos conscientes de ser la
clase más explotada, y caracterizándose por la solidaridad y la lucha, cómo para 1965
el Gral. Barrientos hizo que las minas fueran militarizadas mientras que los sueldos de
los mineros eran reducidos y una porción de trabajadores despedidos. Mientras que
en los otros rubros los sueldos se iban adaptando a la inflación, en la minería no
pasaba lo mismo, según los propios mineros ésto era una especie de castigo político
por haberse resistido al acta de estabilización y al plan triangular.
Las preguntas que me genera este trabajo son, entre otras: En el contexto de la
perspectiva histórica me interesaría saber en qué cambio la realidad cotidiana de las
mujeres de los mineros como consecuencia de este trabajo. Si bien conocemos
cambios reales, como los ocurridos en la vida de Domitila Chungara, sería interesante
saber las repercusiones en la comunidad minera de Oruro; también la erosión ocurrida
en esa comunidad de mineros con la influencia actual de la globalización
individualizante y la aparición de la tecnología y los medios de comunicación masivos.
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Bibliografía:
Assusa, G. (2013). Nash, June (2008), Comemos a las minas y las minas nos comen a
nosotros. Dependencia y explotación en las minas de estaño bolivianas. Buenos Aires:
Antropofagia. Cuadernos de antropología social, (38), 177-180.
Nash, J. (2008b). “Comemos a las minas y las minas nos comen a nosotros":
dependencia y explotación en las minas de estaño bolivianas. Editorial Antropofagia.
Roca, M y Nash, J (1976). Dos mujeres indígenas: Brasilia. México, DF: Instituto
Indigenista Interamericano.
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Warren, K. (2005). Repositioning without capitulation: Discussions with June Nash on
identity, activism and politics. Critique of anthropology, 25(3), 217-228.
Biblioteca Nacional del Perú. (17/1/2018). Mesa redonda en marco del centenario del
natalicio de José María Arguedas, "Poética de un demonio feliz". Recuperado de
https://www.youtube.com/watch?v=PGf0sfnyGtA&t=2314s Visto; 15/5/2020
Ministerio de Cultura Perú. (20/8/2015). Tercer conversatorio del Ciclo anual: "Todas
las sangres, un Perú". Recuperado de; https://www.youtube.com/watch?
v=VPMG0SyvUhU&t=3103s Visto; 15/5/2020