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LA IGLESIA Y LA Lección 9 para el 28 de

noviembre de 2020
EDUCACIÓN
Antes de Jesús, el pueblo de
Dios estaba constituido –
principalmente– por un grupo
étnico: el pueblo de Israel.
Jesús instituyó un nuevo
modelo de pueblo de Dios: la
Iglesia. Inicialmente, se
reunían en pequeños grupos
en las casas de los creyentes.
La iglesia es una universidad para los que perecen en la ignorancia y la oscuridad
espiritual, una universidad en la que todos estamos llamados a inscribirnos como
pupilos de por vida, a aprender de Jesús de Nazaret, el Gran Maestro.

Ver como Jesús ve.

Vivir como Jesús nos enseñó.

Preocuparse como Jesús lo hizo.

Buscar la verdad como es en Jesús.

Compartir a Jesús.
“Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él,
y viéndole, fue movido a misericordia” (Lucas 10:33)
¿Qué es lo que puede hacer que nosotros
seamos “movidos a misericordia”?
Jesús ve a las personas que nos rodean
como personas necesitadas, y nos invita a
suplir su necesidad.
La iglesia ha sido bendecida con grandes
verdades doctrinales que nos ayudan a
comprender mejor la voluntad y las
promesas de Dios. Sin embargo, este
conocimiento, por sí solo, no hace que
tratemos a los demás bondadosamente y
sin prejuicios.
Ver como Jesús ve es apartar la mirada de
nosotros mismos y poner la mirada en la
Cruz. Bajo ese prisma, podemos vislumbrar
el valor que cada ser humano tiene a los
ojos de Dios (Filipenses 2:3-4).
“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras
buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:16)

Jesús nos invita a alumbrar como alumbra una


ciudad en la cima de un monte en la oscuridad
de la noche.
Vivimos en un mundo entenebrecido por el
pecado, la ruina moral y la oscuridad espiritual.
La misión de la iglesia es alumbrar llevando
esperanza a todos los rincones del mundo.
Para que esta luz sea efectiva, ¿cómo debemos
ser los miembros del cuerpo de Cristo para
reflejar la bondad de Dios a los demás (ver
Mateo 5:3-12)?
Humildes Puros Pacificadores

Sensibles Misericordiosos Rectos

Mansos Justos Resilientes


La misión de Jesús (esbozada en Lucas 4:18-19), consistió en
preocuparse por los pobres, ayudar a los quebrantados de
corazón, sanar a los enfermos y libertar a los cautivos del pecado.
Siguiendo su ejemplo, somos llamados a amarnos unos a otros. Y
no solo eso, sino también a amar a nuestros semejantes,
preocupándonos por ellos y supliendo –en la medida de nuestras
posibilidades– sus necesidades físicas y espirituales.

Como discípulos del


Maestro debemos
mostrar
continuamente la
misma empatía hacia
los demás que Él
mostró, trabajando
siempre por la
salvación de sus almas.
BUSCAR LA VERDAD COMO ES EN JESÚS
“Encamíname en tu verdad, y enséñame, porque tú eres el Dios
de mi salvación; en ti he esperado todo el día” (Salmo 25:5)

Dios ha puesto en la humanidad una curiosidad


innata y un deseo insaciable de aprender
continuamente. “Nunca se sacia el ojo de ver,
ni el oído de oír” (Eclesiastés 1:8; 3:11).
Buscamos respuestas que respondan a nuestras preguntas más transcendentes:
¿Quiénes somos? ¿Por qué estamos aquí? ¿Cómo debemos vivir? ¿Qué pasa
cuando morimos? ¿Por qué hay maldad y sufrimiento?
¿Qué mejor fuente de información para hallar la
verdadera respuesta a estas preguntas que Aquel
que se declaró la verdad absoluta? “Jesús le dijo:
Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie
viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).
La educación cristiana incluye conducir a las
personas a la verdad, buscando las respuestas en
la Biblia, el libro que contiene la verdad que Jesús
nos transmitió.
“Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre,
allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:20)
Los primeros cristianos se reunían en grupos pequeños,
distribuidos en los hogares de algunos creyentes.
De vez en cuando, se reunían todos o algunos de estos grupos, que
convivían en la misma ciudad, para realizar actividades conjuntas
(como, por ejemplo, para escuchar a Pablo [Hechos 20:7]).

En estos grupos pequeños compartían su fe, crecían en la verdad y


vivían el Evangelio. Por supuesto, eran grupos abiertos que
anhelaban compartir la verdad con todo aquel que estuviese
dispuesto a recibirla.
La razón de ser de cada iglesia, sea grande o pequeña, es
compartir a Jesús. De esta forma, cada iglesia es un centro
educativo donde aprender y enseñar acerca de Jesús.
E.G.W. (Cada día con Dios, 3 de enero)

“Reúnanse pequeños grupos para


estudiar las Escrituras. No perderán
nada y ganarán mucho. Los ángeles
del cielo asistirán a sus reuniones y
al alimentarse con el pan de vida
recibirán fortaleza espiritual. Se
estarán alimentando, por así decirlo,
con las hojas del árbol de la vida.
Sólo así mantendrán su integridad”
“Podemos aseverar ser seguidores de Cristo,
podemos afirmar que creemos toda la verdad
de la Palabra de Dios; pero esto no beneficiará
a nuestro prójimo a menos que nuestra
creencia penetre en nuestra vida diaria. Lo
que profesamos puede ser tan sublime como
el cielo, pero no nos salvará a nosotros ni a
nuestros semejantes a menos que seamos
cristianos. Un ejemplo correcto hará más
para beneficiar al mundo que todo lo que
profesemos”
E.G.W. (Palabras de vida del Gran Maestro, pg. 316)

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