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Un Trabajo Mágico

Más Efectivo
Peter J. Carroll

Una revisión de mis expedientes de los últimos quince años conjuntamente con un extenso
análisis de innumerables anécdotas verbales y literarias me hace llegar a la conclusión de que
muchos errores y desastres mágicos comparten un factor común. La confusión de lo que invocación
y evocación es. Hay poca distinción clara entre estas dos palabras en uso general y muchos autores
de ocultismo no saben hacer una adecuada diferenciación de estas dos formas de conjuros en sus
escritos más allá de dar una cierta noción de “invocación de dioses” o de “evocar demonios” u otros
tantos seres. Las definiciones ofrecidas son las siguientes:

La invocación es la identificación consciente con una entidad compleja.

La evocación es el trabajo realizado con entidades sencillas con las cuales se evita la
identificación.

No hay mucho para discutir en este contexto sobre la existencia o no de estos espíritus en el
sentido tradicional. Los fenómenos de invocación y de evocación son explicables en términos de la
hipótesis de la existencia de espíritus o que es el subconsciente/inconsciente la fuente real de los
efectos parapsicológicos y/o inspiracionales. Debido a que es más conveniente, la última hipótesis
es la que será exclusivamente utilizada durante este artículo. Así en la invocación una identificación
consciente con la entidad es utilizada para provocar la manifestación de los poderes que dicha
entidad posee (desde el subconsciente del mago). En la evocación el mago dirige su mente
consciente hacia el sigilo, imagen, o nombre de una entidad para provocar la manifestación de los
poderes que se les atribuye desde su subconsciente. La diferencia entre la evocación y el simple
hechizo o encantamiento común es que se espera que el subconsciente logre un grado de
inteligencia independiente para así alcanzar los logros que el mago está buscando (Conjuros,
adivinación, etc.). La invocación puede también ser utilizada para encantamientos o adivinación y
como inspiración gracias a las cualidades atribuidas a la entidad. Además la invocación puede servir
de preludio a la evocación permitiendo que el “dios” ordene al “demonio” hacerse presente, acatar
nuestras órdenes, etc.
Sin embargo el uso de las formas evocadas para inspiración acarrea una importante confusión
teórica y serio error de praxis. El mago debe evitar aceptar la inspiración proveniente de entidades
con las cuales él no se identifica conscientemente. Por ejemplo, puede ser útil construir en el propio
subconsciente un programa-demonio para realizar sortilegios relacionados con la muerte que posea
un cierto grado de sutileza y astucia, pero llegaría a ser desastroso permitir que tal entidad nos
comience a ofrecer consejo o tomar sus propias decisiones. De esta manera muchos de los reveses
experimentados por ocultistas son por el hecho de permitir que entidades simples con limitadas
habilidades, que deberían haber sido usadas solo en una evocación, comiencen a comportarse como
si hubiesen sido invocadas. La identificación consciente o inspiración proveniente de entidades con
limitaciones como los demonios de los grimorios medievales o los “dioses” de los Mitos de Cthulhu
es invitar una seria reducción de nuestra libre capacidad de decisión. Uno puede llegar a terminar
con mucho menos que con lo que ha comenzado. Estas entidades de naturaleza simple raramente
tolerarán la existencia de niveles más sofisticados del “Yo” o “dioses” a nivel consciente y la
energía tiene una tendencia a fluir más libremente a través de los circuitos simples. El resultado es

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el inevitable estrechamiento de miras en nuestra forma de vida y comportamiento, cosa que
conocemos como obsesión.
Uno debe invocar solamente entidades suficientemente complejas para ocupar la mente
consciente con capacidad. Tales entidades son conocidas tradicionalmente como “dioses” y deben
ser lo suficientemente sofisticadas para no resistir ser fácilmente desterradas de modo que otros
yoes puedan tomar control del individuo cuando es apropiado. Después de todo, todos somos no
una unidad sino un rico collage de múltiples yoes, que, en un individuo sano se reconocen, respetan,
y cooperan unos con otros. Para continuar con los ejemplos saturninos, mi propio yo de muerte,
conocido por sus amigos como el dios Tánatos, es un depósito de toda clase de datos referentes a
entropía, senilidad, decadencia, muerte, descomposición, terror, sacrificio y asesinato, aun así es
también considerado como un filósofo con un socarrón sentido de la mortalidad y futilidad. Puede
ser invocado para proporcionar inspiración en muchos aspectos relacionados con Tánatos,
poniéndonos entonces en una posición ventajosa para la adivinación o encantamientos de naturaleza
congruente, y desde la cual realizar evocaciones de demonios saturninos. Sin embargo es un error
emplear una forma divina tan compleja usando las técnicas de evocación.
Éste es el otro tipo de error que comúnmente hallamos en la confusión de estos dos tipos de
conjuros. Las entidades complejas, de las cuales el mago espera respuestas sofisticadas, se pueden
manejar con éxito solamente por medio de la identificación o la posesión consciente como es
tradicionalmente conocido. La tentativa de evitar la identificación conduce generalmente a uno de
los dos o ambos tipos de error. El resultado puede ser simplemente decepcionante si la entidad no
puede establecerse en el subconsciente. Alternativamente si se establece, la voluntad consciente del
mago se convierte en el blanco de intrusiones erráticas provenientes de una fuente que sus otros
yoes no reconocen como uno de ellos. Para parafrasear el viejo adagio; cuando un hombre habla
con un dios es invocación, cuando un hombre habla como un dios es una invocación exitosa, pero
cuando un dios le habla a un hombre es manía religiosa o esquizofrenia.
En el trabajo de Crowley uno detecta la evidencia de ambos errores en varios puntos. La
invocación de Choronzon en el desierto de África del Norte produjo resultados extraños e inútiles,
porque Choronzon, como Crowley lo concibió, era un ser demasiado simple para dejarse ser
poseído por él, aunque podría haber llegado a ser un valioso servidor. Inversamente, el
acercamiento de Crowley a Aiwass el cual no fue inicialmente caracterizado por una total posesión
e identificación, lo condujo a una multitud de dificultades y resultados personales que son más bien
discutibles que decididamente valiosos.
Así pues, en resumen, para mejores resultados invoque para obtener posesión, evoque para
trabajar con servidores, y evite esos compromisos incompetentes que pueden llevar a resultados
desagradables.

Traducido por Kaosmos

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