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Las 8 enseñanzas de DKMU

Prefacio de Stephen Branch


“La Magia es la ciencia y el arte de provocar que un cambio ocurra conforme a la Voluntad” –
Aleister Crowley

Pregunta a personas de distintos paradigmas qué es la magia y vas a recibir una variedad de
respuestas, principalmente de carácter místico, construidas a partir de sus entendimientos
subjetivos, pero intentando ser objetivas. Despojada de explicaciones excesivas, la magia consiste
en tener la intención de ser conscientes, y de actuar en sintonía con nuestra voluntad para causar
un cambio en nuestra realidad o percepciones.

La naturaleza de la magia es extremadamente subjetiva, y la sociedad Occidental está obsesionada


con la objetividad. Por eso al hablar de magia lo que ocurre es que las experiencias subjetivas son
presentadas como realidades objetivas. A pesar de que la subjetividad es útil para muchos fines, lo
único e individual de esas experiencias, perspectivas y metas corre el riesgo de convertirse en
falacia cuando se presenta fuera del individuo como realidad objetiva.

El camino del mago es solitario. Transitar la senda es un acto de Voluntad, y es la fuerza y calidad
de esta Voluntad la que importa en la obra. El sentimiento de soledad experimentado en la senda
del mago es en realidad el deseo de que otros confirmen y se ajusten a nuestras experiencias.
Nunca estamos realmente solos o aislados, pues la Vida misma está viva y consciente, y todo el
tiempo interactúa con nosotros de formas en las que nunca estaremos del todo conscientes. Llega
un punto en la senda en el que el individuo debe plantarse firme y decidir con toda la fuerza de su
intención que “YO SOY”, y hacer saber que “SE HARÁ MI VOLUNTAD”. Al entender la naturaleza de
la relación entre la realidad subjetiva y objetiva, tan fluida como los conceptos mismos, podemos
tomar los pasos necesarios para elegir actuar y existir sin juicios ni expectativas.

La única forma de mejorar en cualquier arte o habilidad es practicar; y aún más importante,
practicar efectivamente. Es necesario contar con objetivos claramente articulados y aprender las
metodologías y mecanismos para tener éxito en la ejecución. ¿Deseo evocar un espíritu? ¿Deseo
comulgar con los Dioses? ¿Necesito entender los eventos que rodean mi vida? ¿Necesito buscar
Iluminación para entenderme a mí mismo claramente? Ninguno de estos retos se reconcilia
fácilmente, y ningún método va a ser perfecto. Se requiere experimentar, mantener una bitácora y
estar dispuesto a renovarse constantemente. Si una persona decide que quiere levantar cargas
pesadas, no podrá alcanzar su meta simplemente empezando a moverla. Necesitan entender
cómo dormir y comer adecuadamente. Necesitan entender las mecánicas de su cuerpo, y
progresar gradualmente hasta el peso que desean cargar. Esto es verdad para cualquier cosa que
uno desee conseguir. No es posible aprender una disciplina mágica o artística simplemente
haciéndola. Debemos entender el rol de cada una de nuestras percepciones y personificaciones y
llevarlas hasta un punto focal. La magia poderosa implica un flujo y enfoque perfecto de
emociones y pensamientos a través de los vehículos de la mente, cuerpo y espíritu; unidos
armónicamente como vehículo para desencadenar la Voluntad hacia el resultado o experiencia
deseado.

Si bien este libro no es la guía definitiva hacia la magia, se trata de una guía potente. Es nuestra
esperanza que el lector obtenga conocimiento funcional de ella, y que sea capaz de utilizar estas
enseñanzas en su propia obra. Es una expresión de las experiencias y pensamientos del autor; es
una comunicación de sus deseos para si mismo y para otros. Si bien los objetivos del DKMU
pueden variar de un miembro a otro, el mensaje que queremos transmitir a todos aquellos que
quieran entrar en las aguas que habitamos es este: La Magia es Real, y deseamos que seas genial
en ella.

Ave Cthonos

(The Branch of Madness)

156/663

DTTI:HTNF

AUTM:IUTW

La Caja del Todo


Todos los sistemas, religiones, filosofías, paradigmas, símbolos, túneles de realidad, métodos,
principios, dogmas y entelequías tienen su origen último en la mente. Son el residuo psíquico de
cómo un grupo o individuo llegó a entender la realidad. Todos son incompletos, todos tienen
sesgos y obedecen a contextos. No hay una razón de peso para jurar lealtad cognitiva a ninguno de
ellos. Sin embargo, dentro de ellos podemos encontrar fragmentos que tienen sentido para
nosotros, y alimentan nuestra búsqueda de verdades personales. Tenemos permitido ser
eclécticos y no comprometernos a vivir en una sola burbuja, sino a deslizarnos entre sus límites,
tomando lo que gustemos de cada una de ellas. Al actuar de esta forma, reclamamos nuestra
libertad psicológica.

En un mundo donde la gente busca por el mundo una respuesta última y singular, ¿no es más
razonable tratar el mundo como un buffet? Toma lo que gustes y deja lo que no. Afiliarse
completamente es para los cultos. El dogma firme es la peor de las religiones. El fanatismo es para
las cábalas brutales y los sistemas políticos. Nosotros incitamos la duda. Incitamos cuestionar a la
autoridad. Le lavamos la cabeza a las personas para que piensen por sí mismos.
Tu creencia es tu derecho, aún si no crees en nada. Tu paradigma es responsable de como ves e
interactúas con el mundo. Desde que éramos jóvenes y vulnerables nos contaron una historia cuyo
propósito era indoctrinarnos a la sociedad en la que nacimos. Si naciste en Estados Unidos, te
contaron una historia. Si naciste en México, te contaron otra. Algunas historias tienen
intersecciones, como la historia mundial, la ciencia y las matemáticas. Confiamos en ellas lo
suficiente debido a que son lógicas y repetibles; pero cada punto de origen tiene su propio giro, su
propia cultura, y su propio acercamiento sistémico para taladrar en la mente de los jóvenes lo que
deben creer, lo que les debe importar, y cómo deben actuar.

Pero al final del día eres el actor principal de tu propia obra. Navegar la Caja del todo con aptitud
– la duda y la razón como fieles compañeras a tu lado – y construir tu propio túnel de realidad son
algunos medios para retomar algo de control sobre la parcela más preciada de tu ser: tu
consciencia. No aceptes nada que no haga sentido a tu razón, y pon a prueba los aspectos más
complejos de tu racionalidad y de tu lógica interna. No dejes que nada reine sobre ti como un
monolito omnipotente. De esta manera, consérvate como el árbitro final, como el centro de tu
mandala subjetiva. Después de todo eso es lo que eres: el centro de ti mismo. Esto está más allá
de toda duda razonable.

2. Lo insubstancial

Por el simple hecho de haber nacido, donde quiera que hayas nacido, se espera que firmes un
contrato social, y que estés de acuerdo con sus términos y condiciones. Hay un patrón cultural
preparado para ti del cual no te debes desviar, a riesgo de sufrir destitución, o incluso la muerte.
Juega bonito y hasta podrás tener un techo sobre tu cabeza y comida en tu mesa. Sé un desviado,
y realmente no les va a importar lo que te pase. A ellos les daría igual si te pudres en la calle. No
jugaste el juego. No creíste el condicionamiento. No eres valioso para el crecimiento continuo del
cáncer, de la escopeta apuntada directo al rostro del planeta.

Se nos exige que demos todo lo que tenemos a trabajos que nos reemplazarían en un instante. Se
nos pide que nos inclinemos sin preguntar a las figuras de autoridad que han sido culturalmente
ensalzadas, sin nada que respalde su autoridad más que el papeleo, el santo dólar, y la confianza
pública – la policía, los políticos, los líderes corporativos y los billonarios. Se nos pide que
tengamos fe infinita en las llamadas elecciones democráticas, que exhiben opciones terribles para
gobernar en todos los partidos, y se nos exige que “no desperdiciemos nuestro voto” en nadie que
esté fuera del reflector que alumbra el desfile. Estamos tan cansados y enfermos de la forma usual
de hacer las cosas que ya no sé lo que haremos cuando la paciencia se nos colme, cuando no nos
quede otra opción que despertar al león rapaz del pueblo, y abrir un nuevo buffet de cabezas para
Santa Guillotina.

Tengo esperanza de que tengas lo indispensable. Que tengas la fortuna de tener un trabajo o un
medio garantizado de ingresos. Seguro es mejor que la alternativa de morir de hambre. Tengo un
amigo que trabaja en dos trabajos que odia y apenas está en casa para disfrutar de los frutos. Y
cuando está en casa duerme. Nunca hay comida en su refrigerador más allá de comidas
congeladas. Básicamente paga un lugar para dormir por miles de pesos al mes. Lo que hace es
rentar una cama muy cara, y luego irse de nuevo a trabajar – mejor dicho – a ser trabajado por
alguien de más arriba. Con los costos de la renta y la comida en aumento, parece que esta será la
situación de muchos de nosotros.
Nos estamos dirigiendo a una situación que no es ni justa ni balanceada. En los 40’s y 50’s se decía
que la tecnología iba a crear muchísimo tiempo libre, y que nuestra principal preocupación iba a
ser cómo administrar este tiempo. Lo opuesto a ocurrido. La gente trabaja más horas que antes
sólo para satisfacer sus necesidades más básicas.

No lo decimos para causar apatía, depresión o desesperanza, sino para hacer hincapié en que no
se nos ha dicho la historia completa. Te llevan durante años con una zanahoria colgando frente a
tu cara: primaria, secundaria, preparatoria, licenciatura, el mundo real; una tras otra esperando la
gran recompensa al final de todo. Tu vida entera pasa anticipando esta recompensa. “Trabaja duro
y recibirás”. Mientras tanto, los trabajadores arduos de este mundo son los que apenas reciben,
los que rascan cheque tras cheque apenas satisfaciendo sus necesidades humanas esenciales,
siempre a un desastre de distancia de llegar a la quiebra y la destitución. Sin una red de seguridad
a la vista, lo dejan todo en manos de la suerte. Y en buena medida se trata de suerte. Si
conseguiste una carrera que te beneficia, que no te drena el alma completamente, y que hasta te
ofrece una sensación de propósito, de alguna forma has conseguido entrar a un percentil
particular y nada común de la fuerza de trabajo. Pero el resto de nosotros, por alguna razón, no
tuvimos tanta suerte.

Uno tiene que hacer lo que tiene que hacer. Uno debe mantenerse a sí mismo y apoyar a su
familia. ¿Qué otra opción hay? ¿Qué otra libertad? Si el juego es la única opción, entonces juégalo.
Juégalo con ganas. Pero no lo confundas con lo que eres. Ofrece un medio para sobrevivir, no una
identidad. La máscara que usas en la oficina, detrás del cajero, al lavar platos, o al tomar las
órdenes de los clientes no habla de lo que está en el núcleo de tu ser. La personalidad alternativa
que enlistas para ganar un dólar es sólo un fantasma. Lo último que quieres hacer es resignarte a
convertirte en eso, o confundirla en tu verdadera identidad.

¿Y cuál es tu verdadera identidad? Es en lo que no puedes evitar sumergirte cuando se apagan las
luces, cuando tu jefe no está ladrando órdenes, y cuando no hay clientes a los cuales encantar. Tal
vez pensabas en ser pintor antes de meterte en este embrollo. Tal vez quieres iniciar un negocio.
Tal vez lo que verdaderamente quieres, si encuentras el valor para hablar de ello, es ser un
poquito más libre. En una situación de derrumbe, hasta el más pequeño espacio para respirar
puede significar el mundo entero: menos peso aplastando el pecho.

Tal vez uno no pueda escapar el juego enteramente, pero uno puede, bajo las circunstancias
correctas, mejorar drásticamente sus condiciones. Y si te encuentras, como muchos de nosotros,
enojado por tu predicamento, enfoca esa energía en situaciones altamente creativas. Toma una
oportunidad y tira los dados. Cuida de ti. Usa el juego, o se usado por él. Trabaja para vivir, no
vivas para trabajar. Incluso si la marcha del capitalismo tardío parece maligna y tú su víctima, no
olvides tu voz interior, esa primicia de tu ser. Pon tus habilidades a prueba, y haz cualquier cosa
excepto sucumbir.

Este mundo está necesitado de todos aquellos que simplemente no se rinden. Algún día, pronto,
puede haber un cambio drástico. El cielo puede desbaratarse como un castillo de cartas. Debes
estar despierto cuando eso ocurra. Mientras lo insubstancial se desmorona, que tus ojos muestren
fuego.

No temas el mal. La sombra es tuya, y también el valle.

3. Khaos y consciencia
Los griegos concibieron el Khaos (Xaos, pronunciado Caos) como una matriz oscura y abierta, o
como un estado de vacío, a partir del cual los Dioses y todo lo demás surgió. Este punto de origen
primordial estaba compuesto de los cuatro elementos del mundo antiguo: tierra, aire, fuego y
agua; agitándose en una eterna turbulencia y profundidad en la que no existía una forma u orden
coherente. Al estar compuesto de la materia prima, estaba destinado a dar a luz todo lo que es, y
todo lo que será.

Como la cabeza de alfiler que fue semilla del Big Bang, todas las cosas estaban contenidas en él
pero aún debían expandirse y manifestarse. Todo estaba oscuro y sin forma, todo era Khaos. Por
cuánto tiempo existió todo esto – en caso de que hubiera alguna forma de tiempo antes de que el
tiempo existiera – o qué fue lo que provocó la explosión sigue siendo un misterio. Lo que si
podemos decir – porque estamos aquí para hablar de ello – es que la explosión ocurrió, y como
consecuencia vino la emergencia rápida y expansiva de todas las cosas que pueden ser concebidas
y de las aún no concebibles por aquellos que conciben.

El inicio de todas las cosas es predicado de un evento violento y destructor, un cataclismo súbito
que alteró la condición de las cosas de forma irrevocable. No fue “El goteo plácido y lento”, fue el
Big Bang. En la mitología de Babilonia el equivalente de Khaos era la diosa dragón Tiamat,
asesinada y cortada en partes por el héroe y dios Marduk para arreglar y ordenar el cosmos. Para
los griegos, Khaos no fue destruido con la emergencia de todas las cosas, si no que se mantuvo
existiendo dentro de su propia dimensión como la primera de las deidades primordiales – el más
apacible de nuestros ejemplos. Nuestros propios nacimientos podrían ser malentendidos como
violentos por quien no sepa lo que está viendo. Son desastrosos: hay sangre, llantos y gritos. Hay
un humano siendo partido a la mitad para que nueva vida pueda emerger.

Llámese Khaos, Tiamat, o Big Bang, una perturbación súbita y drástica tuvo que ocurrir para
permitir la evolución de la consciencia; de seres pensantes capaces de preguntarse sobre su propia
naturaleza y origen. Khaos y consciencia tienen algo en común: todos los dioses, demonios,
ángeles y entidades de alguna forma proceden de dentro de ella; todos contendidos de alguna
forma dentro de nosotros. La consciencia es necesaria para que los Dioses y todo lo demás puedan
existir de una manera formal y razonable: entendidos, registrados, y atestiguados. Algunos
podrían argumentar que los Dioses tienen su propia consciencia, y que simplemente interactúan
con la nuestra cuando los conocemos. De cualquier forma, la consciencia sigue siendo la variable
operativa; el campo de juego que permite que exista el encuentro.

Hay una guerra por tu consciencia por que es preciada: aquellos que controlan la consciencia
colectiva controlan el destino del mundo. Los modelos de vida ideal buscan domarla. Los
comerciales buscan enredarla. Los medios masivos y las tendencias tecnológicas intentan
pastorearla. Las ideologías buscan atraparla. Los partidos políticos intentan obligarla. La educación
pública intenta manipularla y torcerla en formas más socialmente aceptables. Pero la consciencia
no es unitalla, es más única que tus huellas dactilares. Todas las cosas son articuladas y observadas
dentro de ella. Es nuestra conexión fenomenológica con el Logos. Es el desenvolvimiento y
manifestación constante de lo más interno. Para algunos es el capital supremo, y los capataces de
Lo Insubstancial quieren poner sus manos sobre ella.

A pesar de ser la entelequia de nosotros mismos, hay muchos de nosotros que no le ponemos
mucha atención a nuestra consciencia o a cómo podemos mejorar su calidad. Muchos la tratan
como un caballo de carga: útil para sobrevivir el día a día, interactuar con gente, resolver
problemas, y pagar las cuentas. Pero no es el caballo, es el jinete, y conserva sus secretos. Estos
pueden ser dilucidados mediante la meditación, los sueños lúcidos, las experiencias fuera del
cuerpo, la magia, y las drogas psicodélicas. Echar un vistazo a los circuitos de la consciencia, a la
sintaxis detrás del contenido, ofrece los medios para hackear el sistema: cambia la forma de ver el
mundo – cambia el mundo observado.

El 17 de julio del 2007 me embarqué en un ritual a gran escala realizado por el Domus Kaotica (La
Casa de Khaos), un grupo variopinto de Merodeadores, o de aquellos que utilizaban y daban poder
al Sello Vinculante (Linking Sigil LS). Otros tres practicantes dentro de Estados Unidos también
realizaron el rito. Juntos creamos un triángulo invertido – representando la matriz cósmica – a lo
largo de los Estados Unidos continentales.

Yo estuve en Nueva York en el techo del Hotel Chelsea, Sheosyrath estuvo en Texas, Damien
Horizonstar en Maryland, y Karma Mitchell en California. El propósito del ritual fue dar a luz una
nueva corriente mágica llamada 156/663 – una combinación de la corriente de Khaos, Ellis y el
asalto la realidad con misterios y valores shamánicos. A través del uso de la gematría, 156 se
conecta con Khaos, y 663 con “destruir, esparcir, hacer morir” y con una Forma Divina a quien
llamamos Doombringer (Adalid del destino), diseñado para producir un escenario de muerte y
renacimiento shamánico en aquellos que trabajan con él. Uno junto al otro, estos números se
traducen como “El Khaos Ataca”.
También usamos intoxicantes para este propósito. Aunque no recuerdo lo que los otros utilizaron
– excepto Sheosyrath, quien definitivamente usó cannabis – mis sacramentos fueron tres dosis de
LSD y una cantidad pequeña de DMT fumado. De esto vinieron visiones de galaxias fractales, gente
de sombras que se movía rápidamente, tormentas brillantes rugiendo en el horizonte, y calles
llenas con agua torrencial. También produjo el registro de una profecía bastante peculiar que uno
puede encontrar al final del “Occultus Conturbo”, uno de los primeros textos de DKMU. El 17 de
julio es ahora celebrado como una festividad mágica dentro del puerto pirata, llamada
afectuosamente Chelseanacht, en la que se alientan experimentos salvajes y rituales.

Tómalo o déjalo, porque al final del día es cultura oculta. Se sincero con tu pacto, se claro con tu
huella, dale un buen giro a tu propósito, y haz algo que haga a la gente hablar, o mejor aún,
callarse.

4. Las aguas reflejantes


Imagina un estanque perturbado por la lluvia. El estanque es tu mente, y cada gota de lluvia que
encuentra la superficie es un pensamiento. A veces es una lluvia ligera, a veces nos encontramos
en una tormenta. Con la práctica, es posible controlar el caudal. Cuando permitimos que los
pensamientos pasen sin aferrarnos a ninguno minimizamos su impacto en el estanque, y poco a
poco la quietud se manifiesta más y más.

Sin la acción constante de los pensamientos molestándola, la mente viaja cada vez más profundo
hacia estados desconcertantes: las fronteras se disuelven lentamente entre los testigos y aquello
que es atestiguado. Detener la conversación interna, aunque sea por un momento, es abrir es
abrir una ventana a nuestra verdadera naturaleza: el observador omnipresente que contempla
captura y articula todas las cosas frente a él.

Cada vez más profundo, cada vez más presentes en el momento, finalmente llegamos a estados de
calma serena, éxtasis espiritual y Deidad y podemos, presuntamente, llevar estos estados de
vuelta con nosotros hacia lo mundano, hacia mundo de la vigilia. Esa es la naturaleza de la práctica
de la meditación. La paradoja en todo esto es que no puedes desear ningún resultado mientras
meditas o te verás enredado nuevamente en los juegos de pensamiento. Los resultados
simplemente te encontrarán.

El mundo moderno alienta un remolino de pensamientos, emociones, preocupaciones,


anticipación y gratificación. Nuestros deseos son usados contra nosotros para obtener ganancias.
Hay campanas y silbatos en todas partes cuyo objetivo es encender nuestros sentidos, atrapar la
consciencia como un pez, y inducirle la necesidad de obedecer la propaganda en turno con fervor.
Retraerse un paso de la tormenta y silenciar la mente por solo 20 minutos al día es un acto casi
revolucionario. Sobreponerse a las tonadas corporativas, la ansiedad del trabajo, los mensajes
subliminales, la programación incesante y los comerciales y no hacer nada más que meditar es una
herejía.

Por 20 minutos al día no juegues el juego. Por 20 minutos al día sumérgete en ti mismo. Reconoce
tus pensamientos y sentimientos, y déjalos pasar. Calma la tormenta y navega las capas cada vez
más profundas de tu mente.

Este tipo de control sobre nuestros pensamientos beneficia a la habilidad de recordar los sueños y
eventualmente lleva a tener sueños lúcidos, que consisten en volvernos conscientes dentro de los
sueños y tener control creativo sobre ellos, como directores de nuestra propia película. Uno puede
interactuar directamente con los contenidos de su subconsciente en una realidad virtual orgánica
de inmersión completa.

Tras practicar esto por cierto tiempo, o como consecuencia directa, uno puede empezar a tener
experiencias extracorporales: el fenómeno de aparentemente dejar el cuerpo orgánico para
explorar mundos astrales y dimensiones alternativas, y comunicarse con las entidades que habitan
en ellas. Este prospecto es inmensamente atemorizante para algunas personas, pero para otras,
ofrece un sentido de libertad metafísica. No podemos estar enteramente seguros de la consciencia
sea capaz de existir independientemente del cuerpo, porque estás vivo mientras el fenómeno
ocurre, pero es ciertamente la manera en la que experiencia se nos presenta.

Las técnicas usadas para inducir experiencias extracorporales o viajes astrales – como también se
les llaman – eran un secreto celosamente guardado en las órdenes ocultas como el Golden Dawn.
El fenómeno fue traído fuera de las sombras y a la luz de la ciencia después de que Robert Monroe
publicara su primer libro sobre el tema: “Journeys Out of the Body” (Viajes fuera del cuerpo). Él
fue quien acuñó el término “Experiencia extracorporal” para distanciarlo del término “viajes
astrales”. Para Monroe, un hombre de negocios exitoso en el campo de la transmisión y que no
tenía necesidad de que sus libros tuvieran ganancias, sus experiencias empezaron como
espontáneas e inesperadas. Le preocuparon mucho durante un tiempo, y le hicieron pensar que
estaba muriendo. Monroe construyó un laboratorio y contrató a varios científicos para ayudarle a
desentrañar el misterio. Uno de ellos – un físico llamado Thomas Campbell – entró a trabajar a la
NASA y desarrolló una teoría de consciencia y realidad que actualmente está sacudiendo al
mundo.

Los experimentos de Monroe y compañía fueron intrigantes. Para que pudieran entender lo que
ocurría, Monroe enseñó a los científicos a tener las mismas experiencias que él estaba teniendo, y
después de un tiempo tuvieron éxito. Reportaron reunirse los unos con los otros en el estado
extracorporal, compartiendo experiencias, y reportando resultados – proporcionando más
evidencia de que lo que ocurría era relativamente objetivo. Cualquiera era capaz de aprenderlo, y
podría ser la llave para contestar la pregunta: ¿qué pasa después de que morimos? No hay forma
de saberlo con certeza, porque los participantes de sus experimentos estaban bastante vivos y con
cerebros funcionales. Al menos señala que existe un tipo de percepción extra-sensorial disponible
en estados como el de la experiencia extra-corporal con el que la mayoría de la ciencia moderna
no ha podido realizar pruebas. Y claro, porque para poder realizar una prueba uno debe aprender
y realizar la técnica. Uno no puede conocer un sistema más grande si siempre está atorado en un
subsistema; y toda la realidad física – de acuerdo con Campbell – es un subsistema virtual de algo
mucho más vasto de lo que cualquiera que no haya ido allí puede imaginar.

La capacidad de tener experiencias extra-corporales corre en mi familia, principalmente mi abuela,


y he tenido varias a lo largo de mi vida. Mi última experiencia fue hace un par de semanas. Lo que
me sigue impresionando es la claridad mental, los entornos desmedidamente impresionantes y
ajenos, y la propensión a contactar entidades. Algunas veces la sensación de separarse del cuerpo
es como separarse de adhesivo matamoscas, otras veces es tan fácil como salir de un cuarto.
Como Monroe, experimenté lo0 que los exploradores extra-corporales conocen como “las
vibraciones”: el sentimiento de que la mente despierta está observando un campo negro y vacío,
con el cuerpo totalmente dormido, y sujeto a lo que parece una corriente eléctrica en todo tu
cuerpo. Cuando lo consigues, te encuentras a ti mismo en el cuarto en que te dormiste. A veces
ves tu cuerpo recostado en la cama, a veces no. Depende del tipo de proyección. Se dice que una
proyección fantasma te deja en la misma realidad que experimentas en la vigilia. En una
proyección astral llegas a un marco de realidad potencialmente más bizarro, amorfo y surreal.
Cualquiera sea el caso, tu mente está tan alerta y lúcida como en la vigilia, pero te encuentras
repentinamente en otra dimensión donde las reglas ya no son lo que eran. Puedes volar, cambiar
de forma, explorar los confines extraños de este nuevo mundo – y a diferencia de los sueños
comunes – es bastante fácil recordar todo lo ocurrido cuando por fin despiertas. En breve: es un
súper viaje.

Los ocultistas y magos tradicionalmente han tenido un interés en los estados extra-corporales
porque les permite algunas prácticas funcionales de intriga preternatural. Por una parte, les
permite realizar su magia en un reino que parece “estar más cerca de la fuente”, la dimensión
etérea por la que creen que la magia debe pasar o transgreder hacia el mundo. Por otro lado, les
permite tener contacto lúcido e inmediato con entidades y espíritus, un contacto que en el mundo
físico requeriría realizar una evocación o invocación complicada. Por último, es fascinante
experimentar a tu espíritu siendo libre de sus confines biológicos y experimentar, mientras vives,
lo que podría ser la vida después de la muerte.

Hay numerosos tratamientos y técnicas disponibles para tener sueños lúcidos o experiencias
extra-corporales. Los incitamos a que cada uno haga su propia investigación, porque hay
demasiadas técnicas como para listarlas aquí. La verdadera clave, y mi objetivo, es ser capaz de
eventualmente conseguirlas a voluntad. ¿Podrá ser que nos encontremos en el límite de encontrar
un nuevo mundo de consciencia si la ciencia sigue estudiando este fenómeno? Una cosa es cierta:
No puede ser estudiado de manera realista viéndolo desde afuera. Uno debe ensuciarse las
manos. Uno debe dominar las técnicas. Uno debe experimentarlo en carne viva. En esto yace la
dificultad. Los científicos deben a prender a realizar el acto ellos mismos para siquiera tener la
esperanza de entenderlo. Uno debe convertirse en participante. De otra manera, sólo es la historia
de alguien más, la magia de alguien más, o la gnosis de alguien más. “Mete tu dedo aquí, Tomás, y
ve mis manos; y alarga acá tu mano, y métela en mi costado…”

El resurgimiento oculto
Lo primero que me atrajo a la magia fue la sospecha creciente de que el mundo no es lo que
parece a simple vista. El tedio de las apariencias mundanas puede ocultar bosques escondidos,
cavernas, montañas y valles de vistas numinosas. Las capas superficiales de la mente pueden
ocultar continentes de anatomías extrañas y virtudes acroamáticas. Ser un ocultista es ir en su
búsqueda. Utilizarlas es ser un mago.

Numerosas sociedades secretas han existido y continúan existiendo para estudiar el impulso
mágico: Los Masones, la Aurora Dorada, los Rosacruces, el Ordo Templi Orientis, los Iluminados de
Thanateros, etc. Y entre ellos existen aún más paradigmas, reconstrucciones, tratamientos y
técnicas: Wicca, Teosofía, Cábala, Magia Ceremonial, Druidismo, Hermeticismo, Shamanismo,
Vudú, Thelema, Magia de Caos, y más. Lo que todas tienen en común es un ímpeto hacia el
misterio. También están inundadas de sus propias suposiciones, supersticiones, culturas, dogma, y
formas específicas de proceder. Además, el ocultismo está en pleno auge; mientras más personas
jóvenes rechazan las religiones Abrahámicas para perseguir algo más empoderante y vital, están al
frente del incremento constante en el uso de brujería y magia alrededor del mundo. Y, dada la
opción, preferiría estar rodeado de brujos que de sacerdotes, imames y rabís.

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