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(16) W .METTMANN : Cantigas de Santa María, III, Coimbra, 1964, cantigas 366, 376, 382;
E. LOPEz-AYDILLO: «Los cancioneros gallego-portugueses como fuentes históricas», Revue hispa-
nique 57 (1923), 315-619, esp. págs. 394-97 ; BALLESTEROS, págs . 420-32, 477-734 .
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Margarita de Vienne: Beatriz, esposa de Manfredo 111, marqués de 5aluzzo
y, después, del rey Manfredo; y Margarita, esposa dé Bonifacio, marqués de
Monferrato . Con su segunda mujer, Cecilia de Baux, Amadeo tuvo un hija,
Bonifacio, y otra hija, Beatriz, llamada «Contesson», quien se casó en 1268
con Pedro Bouviers, señor de Chalon, enviudándose poco después. Precisa-
mente con esta condesa, Beatriz, Manuel se casó en el mismo mes de la
muerte de su hijo . No hay datos sobre la boda, ni sobre su motivo . Puede
pensarse que con la muerte repentina de su hijo, Manuel sólo pensara en
conseguir otro heredero, pero parece un poco improbable que arreglase un
nuevo casamiento con tanta rapidez . En cambio, es posible que la boda re-
sultara de negociaciones más largas, anteriores al viaje algo optimista de Al-
fonso X, y subordinadas a la política alfonsina en Italia . Alfonso siempre ne-
cesitaba relacionar a sus partidarios italianos y alemanes, y para ello asegu-
rarse la amistad de los feudatarios que controlaban los puertos alpinos .
Había casado a una hija con Bonifacio de Monferrato, y en 1275 si todavia
soñaba con el imperio, seria una buena estrategia buscar la amistad de los
condes de Saboya ofreciendo a su hermano de siempre como novio y an-
zuelo. Es decir, que la existencia de Juan Manuel quizás sea un derivado de
la geografía suiza (17) .
Manuel intentó cobrar sus servicios de otra manera, explicando al Papa
que queria ir en cruzada a Tierra Santa y pidiéndole, descaradamente, la
décima de la cruzada de Portugal, es decir, un impuesto de diez por ciento
sobre todas las rentas eclesiásticas en Portugal durante seis años . Gregorio,
cabeza dura y cruzado experimentado, se la negó, con la explicación tradi-
cional : los españoles debian de luchar contra sus propios sarracenos . Desde
luego, tenía toda la razón: en 1275 los benimerines habían vencido a los cas-
tellanos y amenazaban con derrumbar todas las conquistas de San Fernan-
do . En los próximos años, sin duda Manuel participaba en la guerra contra
ellos, pero las fuentes le muestran más bien como embajador de su hermano
que como guerrero, pidiendo ayuda a Pedro III de Aragón (1278), y a Portu-
gal (1279), y ayudando a Alfonso en el intento de aliarse con Marruecos
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contra Granada (1279) y en el tratado de Campillo (1281), cuando Alfonso
concedió Valdeayora a Aragón y compensó a su antiguo dueño, Manuel, con
la villa de Escalona .
Precisamente en esta villa, un año más tarde, nació el heredero deseado,
Juan, llamado así quizás por su primo, o quizás por devoción al santo patro-
no del convento dominico de Peñafiel, santuario predilecto de la familia.
Sancho el Bravo era su padrino de bautizo, a quien en seguida Manuel pidió
el castillo y villa de Peñafiel . Sancho se lo concedió, porque llevaba tres años
o más buscando la sucesión del trono de su padre, a pesar de vivir aún los hi-
jos de su hermano mayor, Fernando de la Cerda . Cuando se sugirió por pri-
mera vez que Alfonso declarase heredero a Sancho, apartando a los hijos de
Fernando, Manuel se opuso francamente ; pero Sancho seguia reuniendo
partidarios entre la nobleza y las ciudades, Alfonso vacilaba entre hijo y
nieto, y finalmente Manuel abandonó su lealtad tradicional y se alió, como
casi todos los otros miembros de la dinastía, con Sancho . Sus motivos, desco-
nocidos, pudieron ser la necesidad de un rey adulto y guerrero para luchar
contra los benimerines, la vacilación irritante de Alfonso y, sin duda, la es-
peranza de recibir dádivas generosas del pretendiente .
Si esta fue su esperanza, Manuel la vio bien cumplida con la concesión
por Sancho, de Beas, Chinchilla y Aspe, y se mantuvo fiel a Sancho hasta su
muerte, el día de Navidad de 1283 . Dejó a una viuda, Beatriz, que educaría
a sus hijos y moriria en Escalona en 1290, dos hijos legítimos, Juan y Violan-
te, y cuatro ilegítimos, Fernando, Enrique, Sancho y Blanca. Menciona a
todos en su testamento, como también su enterramiento en Ucles conforme
al acuerdo de 1261 y, desde luego, mandas a conventos dominicos y francis-
canos y a una sola iglesia seglar -la catedral de Sevilla-, ciudad donde
había pasado sin duda sus días más felices . Por su parte, la orden de San-
tiago cumplió con Manuel, porque el calendario de Ucles lleva todavia el
memorial de su aniversario : «VIII kalendas jattuarii . Obiit bonae memoriae
infans domnus Emmanuel» ; pero Sancho IV, o quizás Beatriz, no le enterró
al lado de su primera esposa en Ucles sino en el panteón real de Las Huelgas,
donde se han estudiado su tumba y sus restos (18) .
(18) J . GOÑI GAZTAMBIDE : Historia de la bula de la cruzada en España, Vitoria, 1958, pág.
225; BALLESTEROS, págs . 773-1042 ; J . TORRES FONTES : «El testamento del infante don Manuel
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Al revisar lo que de su vida se sabe, parece un hombre bastante gris . Hijo
menor, mimado por su hermano Alfonso, con devociones, amistades y afi-
ciones convencionales, casi nunca se destaca en actuación individual, y casi
parece un peón que Alfonso mueve a su antojo en el tablero de la política ex-
terna y matrimonial . Sin embargo, Gregorio X le consideró hombre de gran
influencia, y si las crónicas oficiales no le presentan con tanta personalidad
como, por ejemplo, su hermano Enrique o el Maestre Pelayo Pérez, quizás es
por tener sus propios prejuicios contra, él, o .contra su hijo . En los escritos de
Juan Manuel, o en la Crónica anónima de Silos, en cambio, adquiere el va-
lor de un príncipe honrado con el que se puede contrastar la bajeza moral de
Alfonso X o Violante y alentar una ideologia aristocrática y pretrastamaris-
ta . Esto se resalta aún mas en las profecías de Merlin, importación politiza-
da de las leyendas artúricas; y es muy posible que las relaciones de Manuel
con Inglaterra no se limitasen a novias y capellanes, sino que también ayu-
dasen en la transmisión a Castilla de tales leyendas (19) . Pero éstas son me-
ras especulaciones . Hasta que sepamos más, lo sensato seria considerar que
Manuel legó a su hijo una riqueza y un poderio acumulados a través de
treinta años prudentes (Zapoliticos?), una mesnada de vasallos, unas tradi-
ciones orales ; históricas y literarias, y una madre italiana cuya influencia
sobre el gran escritor un día tendrá que calibrarse. Queda para cada lector
decidir en qué medida Juan Manuel aceptó, y en qué medida reaccionó
contra esta herencia .
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José Luis Martín
Universidad Complutense
(1) Una copia del documento se halla en AHN, Clero, carpeta 3.435, doc. 1, fol. 1 r., en
letra del siglo XV. En 1512, la reina Juana mandó copiar y confirmó todos los privilegios conce-
didos por don Juan Manuel al convento (AHN., Clero, carpeta 3.435, doc . 15) .
(2) Id., doc. 1, fols. 1 r .-v.
(3) V . la edición de A. GIMENEZ : Don Juan Manuel. Biografia y estudio crítico, Zaragoza,
1932, págs. 655-671 . Giménez Soler afirma no haber podido localizar el documento y haberlo
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publicado, es prácticamente desconocido (4) por lo que lo reproduzco en
apéndice asi como otro documento dirigido al monasterio en 1328 (5) .
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