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¿Es bíblico el bautismo de infantes?

¿Qué dice la Biblia al respecto?

Todos los días se realizan fiestas y celebraciones especiales, ¿El motivo? el bautismo de
un bebé; claro que no hay nada de malo con un bebé; los bebés son inocentes criaturas, y
una bendición de Dios. Pero ¿Qué hay de verdad en el rito, que sirve como centro de esa
celebración? Después de los abrazos, besos y buenos augurios de parte de los padrinos,
parientes y amigos, ¿se preguntan los padres, el porqué de ese rito religioso? Muchos solo
confían en la tradición que han recibido, al fin y al cabo toda la gente hace lo mismo;
pero ¿Qué de la posibilidad de que la mayoría estuviera equivocada?

Querido amigo que lees este folleto, quisiera que te hicieras a ti mismo una pregunta en
este momento; la pregunta es la siguiente: ¿Porqué creo lo que creo? Si toda la gente se
hiciera esta pregunta, habría menos engaño y mentira en el mundo; habría menos
posibilidad de fraude religioso; y el solo mencionar a Dios y su Palabra sería motivo de
reverencia y temor; pero lo que sucede es que por causa del engaño y la mentira muchos
están desilusionados con la religión; quiero decirte que la Biblia misma contempla esa
situación; la Biblia dice que el diablo engaña al mundo entero: “Y fue lanzado fuera el
gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo
entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él”. – Apocalipsis 12:9.
¿Qué dice la Biblia?

¿Has probado todo lo crees? ¿Te has asegurado que el Libro de Dios lo confirma? ¿O
confías ciegamente en el mundo entero?

Con respecto al bautismo de niños ¿Dice la Biblia que hay que bautizarlos? ¿Porqué no
dejar que sea ella misma la que nos hable? al fin y al cabo es la Biblia en definitiva la que
habla de bautismos: “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis
bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día
esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones”. – 2 Pedro 1:19.

Si buscamos la guía de Dios para conocer lo que el Creador quiere de nosotros los
cristianos; encontramos que la Biblia no contempla la posibilidad del bautismo infantil en
absoluto. Según nos dice la Biblia, una persona no puede ser bautizada sino hasta que se
haya arrepentido completamente de sus pecados.
Solo los que creen el verdadero Evangelio (el mensaje que predicó Jesús; es decir las
buenos noticias del Reino o gobierno de Dios), y en Jesucristo como Salvador personal,
pueden ser bautizados; fíjese lo que el apóstol Pedro declara: “Pedro les dijo:
Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de
los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”. – Hechos 2:38.

En esta declaración, usted puede ver claramente la exhortación del apóstol Pedro hacia
aquella multitud de 3,000 personas; evidentemente esa multitud estaba compuesta de
personas adultas, puesto que clamaron arrepentidos ante el alegato de Pedro al mostrarle
su culpabilidad en la crucifixión de Cristo – Hechos 2:36-37.

Solo personas adultas podían estar involucradas en tan terrible crimen; no se puede
imputar delito a los niños; esa multitud de gente bajo la convicción de pecado, tenía que
arrepentirse; los niños no han alcanzado esa madurez, que permite tener la autodisciplina
necesaria para arrepentirse verdaderamente y creer.

Aquí tenemos otro ejemplo de lo que venimos diciendo: “Y yendo por el camino,
llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿Qué impide que yo sea
bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón bien puedes. Y respondiendo dijo: Creo
que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua,
Felipe y el eunuco, y le bautizó”. (Hechos 8:36-38). Como podemos ver la condición para
el bautismo era creer de todo corazón; solo una persona que ha alcanzado un nivel de
madurez suficiente para creer y arrepentirse puede ser un candidato para el bautismo,
(Véase también Hechos 16:31).
Sólo hombres y mujeres

Obsérvese también, que cuando la gente de Samaria oyó el mensaje del Reino de Dios y
el nombre de Jesucristo predicado por Felipe “se bautizaban hombres y mujeres” (Hechos
8:12). Únicamente los adultos eran considerados maduros para recibir el bautismo, ya que
sólo un adulto puede apreciar la gravedad de vivir separado de Dios, y arrepentirse
verdaderamente.

La mente común madura más o menos a los 18 años, aunque hay frecuentes excepciones.
Algunos pocos maduran y llegan a ser sobrios y serios en los aspectos de la vida a los 16
años, o en raras ocasiones aún antes; esto está debidamente comprobado por todos los
estudios psicológicos y sociológicos que se han hecho; tal que, la mayoría de los
tribunales de justicia de todos los países del mundo han tomado la edad de 18 años, como
la edad en que el crimen es imputable; este ejemplo lo tomamos solo como una referencia
sensata para considerar, pero no como una guía para aplicar en el caso del bautismo,
puesto que la verdadera guía para los asuntos espirituales la encontramos en los Escritos
Inspirados, y en ellos no encontramos antecedente alguno que muestre el bautismo de
niños.

Juan el Bautista insistía en que el candidato al bautismo mostrara frutos de


arrepentimiento: “Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento”. (Mateo 3:8), para que
probara su arrepentimiento por los frutos manifestados en su vida.

Lo que proponía Juan el Bautista era el arrepentimiento de los pecados, como condición
para el bautismo; lo contrario es lo que proponen los que defienden la postura del
bautismo de niños; ya que los bebés y niños no están en la capacidad de arrepentirse. Es
un acto de irresponsabilidad gravosa no considerar lo que el libro de Dios dice al
respecto; pues esa actitud provoca un gran daño y confusión entre aquellos que son
bautizados en su infancia; ya que, estos piensan en la mayoría de los casos, que ellos son
salvos por este acontecimiento realizado por la convicción de sus padres, y no por su
propia iniciativa; descartando de esa forma la necesidad de una experiencia personal de
arrepentimiento para con Dios.

Sabemos por la revelación Divina, que la salvación se alcanza solamente por la Gracia de
Dios: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es
don de Dios”. – Efesios 2:8.

También encontramos escrito que: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con
Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe
a esta gracia en la cual estamos firmes...” – Romanos 5:1-2.

¿Se da cuenta, que las Escrituras Divinas destacan la fe en Cristo; y no las obras? De la
misma forma hoy día no es el bautismo lo que salva, o justifica, sino la fe en Jesucristo; y
puesto que los únicos que pueden creer, y arrepentirse realmente son las personas que han
alcanzado un cierto grado de madurez; se debe descartar el bautismo infantil por no tener
fundamento Bíblico.
¿Los infantes bautizados sin creer?

La doctrina del bautismo infantil desvirtúa el verdadero significado del bautismo, que
representa simbólicamente que hemos muerto, y hemos sido sepultados con Cristo en el
agua bautismal, y al levantarnos del agua resucitamos con él, en su gloriosa resurrección
de entre los muertos.

Las buenas intenciones de los padres y sacerdotes no van a salvar a los niños; la salvación
es un producto exclusivo de la soberana Gracia de Dios: “Y si por gracia, ya no es por
obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra
manera la obra ya no es obra”. – Romanos 11:6.

Hay un lugar para las obras, que son buenas por cierto y en gran manera; pero nunca
pueden ocupar el lugar de la gracia de Dios recibida a través de fe en Cristo Jesús. En
cuanto a los niños, sabemos lo que nos dijo el Señor Jesús; lo que considero suficiente:
“...Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de
Dios”. – Lucas 18:16.

¿Era Jesús un demagogo, que no medía el alcance de sus palabras? ciertamente que no, si
él dijo que “de los tales es el reino de Dios”, no se preocupe de la condición de sus niños
frente a Dios; la preocupación de los padres cristianos por sus niños debe estar centrada
en una sana educación espiritual; basada sólidamente en la pura Palabra de Dios, y no en
fantasías humanas y paganas.

Por lo tanto es importante para todo padre cristiano instruir a sus hijos en la Palabra de
Dios, para que llegado el momento, ellos puedan decidir por sí mismos que rumbo tomar
en lo relacionado al asunto más importante de todo ser humano; para que ellos estén
sabiendo la diferencia entre lo malo y lo bueno; pero nunca cometiendo el error de
alimentar una falsa expectativa en algo tan delicado como la salvación del alma; ya que el
camino hacia la misma está claramente definido en la Escritura Infalible: “Así que,
Arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados...” – Hechos 3:19.

Recuerde que muchos sinceros padres cristianos se están preguntando en este mismo
momento: ¿Qué pasa con mi vida espiritual y la de mis hijos? ¿Por qué la rebelión
juvenil? ¿Por qué la violencia en las calles? ¿Qué sucede con los jóvenes que se drogan?
¿Porqué se entregan estos a los vicios y la fornicación? etc. La respuesta siempre la va a
encontrar en el maravilloso libro de Dios: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó
conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y
porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos”. – Oseas 4:6.

Por lo tanto es tiempo de volver a la pureza de la Palabra de Dios ¿No le parece?


Autor desconocido

http://www.literaturabautista.com/node/150

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