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HISTORIA DE LA CONTABILIDAD

La Contabilidad había de beneficiarse también para su desarrollo como praxis y su


fundamentación como doctrina, en estos campos que transformaron la civilización. El
Renacimiento marca para nuestra Ciencia una etapa definitiva, a la vez constitucional y
ampliamente prometedora.

Fue en este tiempo cuando un hombre genial, FRAY LUCA PACCIOLI, singular
matemático, amigo de Leonardo y sabio de amplios horizontes, formuló una doctrina de la
partida doble sobre el mundo de los hechos, penetrando en sus más hondas significaciones,
Fray Luca Paccioli construyó -para los siglos- una doctrina de incalculable alcance.

El que la partida doble se practicase con mucha anterioridad a Fray Luca Pacioli no hace
más que enaltecer y valorar su obra teórica. El hombre de genio no crea jamás en las nubes,
sobre la nada y divorciado de la realidad. Crea sobre la realidad misma, vinculado a la vida,
y descubriendo en el mundo de las conexiones reales el sentido profundo de lo que otros no
han sabido ver. Del mismo modo, Hipócrates, con enorme poder creador, formuló una
medicina científica sobre el inmenso reservorio de fórmulas empíricas archivadas por los
Asclepiades. Así, Luca Paccioli, investigando en la trama de la realidad patrimonial y
mercantil de su tiempo, halla la teoría de la partida doble y la formula con clásica nitidez.

«La partida doble ha nacido del mismo espíritu que los sistemas de Galileo y Newton … La
partida doble nos descubre el cosmos del mundo económico, según el mismo método con
que los investigadores de la naturaleza descubrieron más tarde el cosmos del mundo
estrellado. La partida doble se basa en el principio fundamental de concebir todos los
fenómenos como meras cantidades».

Por esta razón, Luca Paccioli, como teorizante general de la partida doble, ocupa un puesto
céntrico en la historia de la Contabilidad. De él arranca, indudablemente, un nuevo período,
al que muchos tratadistas llaman período metafísico en la historia de la Contabilidad.

La personalidad de Paccioli es muy completa. Hombre de sensibilidad exquisita, fraile


ejemplar, filósofo y matemático de primer orden, tiene -sin embargo- un puesto excepcional
en la historia de la Contabilidad.

Su vida azarosa, viajera y consagrada al estudio no le impidió conocer la realidad mercantil


de la época. Precisamente, desde 1464, no habiendo cumplido aún los veinte años, había
obtenido Luca Paccioli «el cargo de preceptor de una rica familia de mercaderes
venecianos, con lo que pudo ampliar sus conocimientos de aritmética comercial e impartir
cursos de esta especialidad, redactando también un pequeño tratado perdido, para sus
discípulos. Así pues, entorno a la Contabilidad precisamente se inició la labor investigadora
de este gran matemático.

«La obra de Paccioli fue publicada el 10 de noviembre de 1494, en Venecia, y se denominó


"Summa arithmetica, geometrica, proportioni, proportionalita el arte magiore". La obra, en
conjunto, es una verdadera enciclopedia de carácter matemático y filosófico. En esta obra
estudia el insigne monje problemas muy variados, que van desde cuestiones de pura
aritmética o geometría hasta el cálculo de probabilidades. La mencionada obra dedica un
capítulo, bajo la denominación de "Tractatus
particularis de computis et scripturis", al estudio de
la Contabilidad. El propio autor reconoce que los
principios que él recoge y desarrolla no son
originales, sino que los toma de la práctica
económica o del comercio observado por él».

Lopes Amorim dice que el libro de Paccioli es el


resultado de una larga serie de aproximaciones
sucesivas, constituido por la larga experiencia de
cerca de dos siglos, que él esclarece, completa y sistematiza por medio de principios y
normas perspicazmente deducidos y claramente enunciados.

«La obra de Paccili marca el comienzo de una nueva era en los anales de la Contabilidad;
fue, no solo la primera, sino también la más importante de las obras que le siguieron por
espacio de dos siglos, ya que los autores no hicieron más que reproducir los puntos de vista
de Paccioli. La influencia de la obra de Paccioli traspasó las fronteras italianas de una
manera bien evidente, para extenderse en todos los países que comerciaban con Italia. Por
consiguiente, no solo en Italia, sino también fuera de ella, los escritores se dedicaron a
divulgar, comentar y perfeccionar la obra iniciada por Paccioli». Como, por ejemplo, la que
apareció cien años más tarde (1594), de Pashier Goossens, que señala el defecto del balance
en la obra de Paccioli.

Como reconocimiento a la magna obra de ilustre monje, con ocasión de un Congreso


Contable, reunidos en Borgo de San Sepolcro, en 1878, los congresistas rindieron a
Paccioli, en su país natal, un merecido homenaje, dando fiestas en su honor, y consagrando
a su memoria una placa en la cual se lee la inscripción siguiente: «A Luca Paccioli, que fue
el amigo y consejero de Leonardo Da Vinci y de Leon Baptiste Alberti, y el primero que
dio al Álgebra la estructura de una ciencia, y enseñó la escritura comercial por partida
doble, cuya obra matemática sirvió invariablemente de base y modelo a los trabajos
posteriores; a este gran ciudadano, el pueblo de San Sepolcro, avergonzado del olvido
durante trescientos setenta años, eleva este monumento».

Como cosa curiosa recogemos el


pensamiento de Paccioli respecto a las
condiciones que, a su juicio, debía tener un
buen comerciante:

De ellas, la más importante es el dinero o


cualquiera otra facultad sustancial, es
decir, el crédito.
La segunda requiere ser un buen calculista
o inteligente tenedor de libros,
y la tercera condición es tener la ciencia de
llevar la Contabilidad.

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