Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Ir a la navegaciónIr a la búsqueda
Índice
1Historia
2Política
3Literatura
4Véase también
5Referencias
6Enlaces externos
Historia[editar]
Desde el segundo milenio antes de nuestra era, grupos hindúes en Oriente
establecieron voluntariamente un modo de vida espiritual simplificado. Esta
práctica continuó con movimientos abrahámicos y budistas en Medio
Oriente, Europa y Asia.
Noé, Abraham, Moisés, Gautama Buda, Juan
Bautista, Jesús y Mahoma practicaron modos de vida simples y muchas de sus
enseñanzas recomiendan a sus seguidores seguir estas prácticas. Muchas
personas conocidas, como Rabindranath Tagore, Mahatma Gandhi o Francisco de
Asís, encontraron su inspiración espiritual llevados por un modo de vida sencillo.
El epicureísmo y el estoicismo son otras de las antiguas teorías filosóficas a favor
de este modo de vida. Epicuro concluía que la obtención de la felicidad y el
bienestar corporal debía hacerse al más mínimo coste de recursos, mientras que
todo aquello que pudiera considerarse superfluo debía moderarse o evitarse
completamente. La escuela cínica de Antístenes sostenía que la civilización y su
forma de vida era un mal y la felicidad venía dada siguiendo una vida simple y
acorde con la naturaleza.
En el siglo XX destacan los pensadores Iván Illich y Jacques Ellul, así como el
filósofo Pierre Rabhi, considerado uno de los fundadores de la agro-ecología.
Política[editar]
Aunque algunos movimientos religiosos y políticos promueven este tipo de
práctica como apolíticas, no existe ningún conflicto de esta filosofía con diversas
teorías políticas. Por ejemplo, una persona podría practicar un capitalismo intenso
y a la vez vivir de modo sencillo, ya que el capital que se genera por rentas
(propiedades, acciones, etc.) no implican una forma de consumismo en sentido
estricto sino más bien capitalismo y estoicismo. De todas formas, las perspectivas
ecologistas, libertarias y anticapitalistas de simplicidad voluntaria suelen desear
una autodeterminación local, lo cual se puede ver amenazado por el capitalismo
financiero y las inversiones extranjeras, y por lo tanto podrían considerar
inaceptables este tipo de actividades.
Por otro lado, una persona podría quizá pertenecer a un Estado totalitario que
fomente una vida sencilla para sus súbditos mediante la aplicación de
leyes anticonsumistas.
Muchos partidos verdes o ecologistas llaman a la vida sencilla como consecuencia
del triángulo ecología, anticonsumismo o frugalidad y salud, el cual promueve un
desarrollo sostenible para la humanidad en su conjunto. En muchos casos, estos
modelos se pueden aplicar de una forma más sencilla a escala municipal. Como
ejemplo están las ecoaldeas, donde se realiza una crítica a la globalización como
capitalismo industrial sin fronteras, el colonialismo neoliberal, etc, mediante la
reducción drástica del consumo de bienes y servicios superfluos.
Literatura[editar]
El libro blanco de los cuáqueros que trata sobre la vida sencilla es “Testimonio de
sencillez”. Desobediencia civil y otros escritos (Thoreau, Henry David)
Se suele considerar al naturista y escritor Henry David Thoreau como el fundador
del movimiento en un contexto no religioso, como puede verse en su libro Walden,
publicado en 1854. En un párrafo de esta obra, Thoreau se expresa de esta forma
al ver a una familia pobre de inmigrantes irlandeses que vivían cerca de él:
Intenté ayudarle con mi experiencia, [...] que yo no tomaba té, ni café, ni mantequilla, ni leche, ni carne
fresca, de modo que no tenía que trabajar para conseguir todo eso y que, como no tenía que trabajar
mucho, tampoco tenía que comer mucho, y que mi comida apenas me costaba nada; pero como él
empezaba con té, café, mantequilla, leche y carne de vaca, tenía que trabajar duro para pagarlo y que,
como había trabajado mucho, tenía que comer mucho para reparar el gasto de energía, de modo que
daba lo mismo, o no lo daba, pues estaba descontento y había malgastado su vida con el trato, aunque
había creído que salía ganando al venir a América y poder conseguir aquí té, café y comida todos los
días. Pero la única América verdadera es aquel país donde somos libres para seguir un modo de vida
que nos capacite para pasarnos sin esas cosas y donde el Estado no intente obligarte a mantener la
esclavitud y la guerra y otros gastos superfluos que directa o indirectamente resultan del consumo de
todo esto.2