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UNIVERSIDAD DE HUÁNUCO

FACULTAD DE CIENCIA DE LA SALUD 

ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA

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MODULO:
PSICOFARMACOLOGÍA

DOCENTE: Ps. MERCEDES VILMA BARRUETA SANTILLÁN

HUANUCO - PERU
2020

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TEXTO UNIVERSITARIO
ÍNDICE

PRIMERA UNIDAD

1. MARCO GENERAL DE LA FARMACOLOGÍA DE LA CONDUCTA


…………………………………………………………………………………………….

1.1. Introducción. Historia de la Psicofarmacología. Surgimiento de la


Psicofarmacología moderna. Definición actual de la Psicofarmacología.
1.2. Definición actual de la Psicofarmacología. (continuación).
1.3. Fundamentos de neurobiología y de neurotransmisión química. Comunicación
entre neuronas. Tipos de sinapsis según su naturaleza.

SEGUNDA UNIDAD

2. FARMACOCINÉTICA Y FARMACODINÁMICA
……………………………………………………………

2.1. Consideraciones generales de Farmacocinética. Componentes: LADME


2.2. Consideraciones generales de Farmacodinámica. Mecanismos de acción,
Potencia – Acción. Interacciones medicamentosas. Reacciones adversas.

TERCERA UNIDAD

3. NEUROTRANSMISORES……………………………………………………………
3.1. Concepto de Neurotransmisores. Serotonina, Noradrenalina, Dopamina,
Acetilcolina.
3.2. Glutamato, GABA (continuación)

CUARTA UNIDAD

4. FARMACOLOGÍA PSIQUIÁTRICA ………………………………………………….


4.1. Psicofarmacología de la Esquizofrenia. Historia y uso de los fármacos
antipsicóticos. Principales clases de antipsicóticos.
4.2. Psicofarmacología de los trastornos del estado de ánimo. Hipótesis sobre la
psicobiología de la depresión. Antidepresivos: mecanismo de acción y perfil
farmacológico. La manía y el trastorno bipolar: litio.
4.3. Psicofarmacología de la ansiedad. Trastornos de ansiedad. Diferentes
sustancias con perfil ansiolítico. Acción de las benzodiacepinas sobre el
complejo receptor GABA-A benzodiacepínico y otros sistemas.
4.4. Introducción a las bases biológicas de la drogadicción. Drogas psicoactivas:
Cocaína, anfetaminas y derivados, psicodélicos y drogas de síntesis,
cannabis, alcohol y opiáceos.

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BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………………………
…………………………….

INTRODUCCIÓN

El estudio de la psicofarmacología es útil tanto para psiquiatras como para psicólogos,


para los psiquiatras es útil para el desarrollo terapias psicofarmacológicas para tratar
trastornos psicológicos, y para los psicólogos para conocer mejor el funcionamiento de
las células del sistema nervioso y su relación con la conducta.
La asignatura tiene un carácter introductorio y fundamentalmente aplicado. En ella
abarcaremos desde las bases de la psicofarmacología, y sus fundamentos
neurobiológicos, hasta el análisis de casos relacionados con los tratamientos
farmacológicos, similares a los que se presentan en la práctica de la psicología clínica y
de la salud. En este sentido, uno de los objetivos de nuestra asignatura es proporcionar al
alumno conocimientos y herramientas para que pueda desenvolverse en el futuro en
contextos donde ha de trabajar en colaboración con otros profesionales, aportando su
propio enfoque como psicólogo. Se trata, por tanto, de una psicofarmacología adaptada a
las necesidades y funciones propias del psicólogo.

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DESARROLLO DEL CONTENIDO DEL MÓDULO
Este curso está dirigido a los alumnos del VI ciclo de Psicología, en el cual abordaremos
el tema de Psicofarmacología. El tema se tratará desde una perspectiva concreta y breve
para que el conocimiento que se adquiera pueda servir para comprender los contenidos
que se verán a lo largo del ciclo.
A continuación, daremos a conocer los principales temas el cual abordaremos durante el
ciclo. La primera unidad está relacionada con el Marco general de la farmacología de la
conducta, en la cual se desarrollará la Historia de la Psicofarmacología, el surgimiento de
la Psicofarmacología moderna, la definición actual de la Psicofarmacología. En la
segunda unidad desarrollaremos la Farmacocinética y Farmacodinámica, los
componentes principales de cada uno de ellos. En la tercera unidad desarrollaremos los
conceptos de Neurotransmisores, asimismo abordaremos los fundamentos de
neurobiología y de neurotransmisión química y la comunicación entre neuronas. Por
último, en la cuarta unidad abordaremos la Farmacología psiquiátrica de la Esquizofrenia,
estado de ánimo, ansiedad y la introducción a las bases biológicas de la drogadicción.

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UNIDAD DE APRENDIZAJE I:

1. MARCO GENERAL DE LA FARMACOLOGÍA DE LA


CONDUCTA

Competencia
Conocer las principales técnicas de investigación psicofarmacológica, los métodos
conductuales, los principales efectos comportamentales y mecanismos de acción
de los fármacos más utilizados en el tratamiento de los trastornos mentales.

Capacidades
 Conocimiento general de los psicofármacos y su efecto sobre la conducta.
 Identificación de los efectos adversos de los medicamentos y los peligros
que puede generar su uso indebido o sin conocimiento previo.
 Nociones elementales de terapéutica.
 Describe las características y funcionalidad de los medicamentos
psiquiátricos.

Estrategias Metodológicas
 Clases magistrales.
 Enseñanza expositiva.
 Uso de pizarra.
 Multimedia.
 Maquetas.

Contenido
 Introducción. Historia de la Psicofarmacología. Surgimiento de la
Psicofarmacología moderna. Definición actual de la Psicofarmacología.
 Definición actual de la Psicofarmacología. (continuación)
 Fundamentos de neurobiología y de neurotransmisión química.
Comunicación entre neuronas. Tipos de sinapsis según su naturaleza.

Desarrollo del contenido

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I. MARCO GENERAL DE LA FARMACOLOGÍA DE LA
CONDUCTA

Introducción
Cuando, en 1920, D.I. Match describía a la psicofarmacología como una "tierra
virgen, llena de promesas", se refería a un campo de conocimiento que
englobaba a todos aquellos estudios farmacológicos y psicológicos dedicados
a analizar los efectos psíquicos de los fármacos (Caldwell, 1978). Utilizaba
para ello un término novedoso que, no obstante, tenía un origen remoto,
habiéndose empleado por primera y probablemente única vez en 1548,
cuando Reinhard Lorichius publica su obra titulada “Psychopharmacon, hoc
est Medicina animae” (Lehmann, 1993; López-Muñoz y Álamo, 1998; Valzelli y
Ledesma, 1985). La perspectiva adoptada por Match al describir los objetivos
de la psicofarmacología no era, sin embargo, novedosa, dado que algunos
años antes ya se empezaban a usar términos similares para hacer referencia
a este nuevo ámbito del saber, interesado por el estudio científico de las
sustancias psicoactivas. Cabe citarse, en este sentido, los trabajos realizados
por E. Kraepelin a finales del siglo XIX, considerados por el propio autor como
pertenecientes al campo de la far-macopsicología (Healy, 1993).Años
después, y en una línea similar, W. Freeman escribe un artículo en el Journal
of the Ame-rican Medical Association dedicado a la psicoquímica. Por su
parte, Thorner publica en 1935 un trabajo en el que por primera vez se emplea
el término psicofarmacología desde una pers-pectiva clínica -“The Psycho-
pharmacology of Sodium amytal” (Lehmann, 1993; López-Muñoz y Álamo,
1998)-. No obs-tante, su uso generalizado no se extiende hasta mediados de
la década de los años 50 y principios de los 60, cuando una serie de factores
confluyen para darle a la psicofarmacología su empuje definitivo como
disciplina con entidad propia de-ntro de la neurociencia. En primer lugar, para
Dekiner (1969, citado en Bayés, 1977), el término psicofarmacología nace en
1956 como resultado del encuentro entre las ciencias del comportamiento y la
farmacología experimental, cuando Sidman bautizó con este nombre al ámbito
de conocimiento científico interesado por el estudio de las interacciones entre
las drogas y la conducta (un ámbito que será conocido poco después como
farmacología del comportamiento). En segundo lugar, el descubrimiento

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accidental de la LSD-25, la introducción de la reserpina en la medicina
occidental, y la demostración de la utilidad clínica de fenotiacinas,
antidepresivos tricíclicos e IMAOs, fueron también catalizadores del
establecimiento de la psicofarmacología como disciplina científica (Lipton, di
Mascio y Killam, 1982). De este modo, ya desde sus inicios, la
psicofarmacología se constituyó como un campo del saber con un carácter
tanto básico como aplicado. Por un lado, para los científicos básicos, las
drogas psicotrópicas eran variables cuantificables que podían emplearse como
herramientas químicas para el estudio de los problemas específicos del
metabolismo cerebral y de la relación existente entre estos aspectos y el
comportamiento (Russell, 1987). Y por otro, esta verdadera revolución
acontecida en la investigación de laboratorio se vio acompañada de una
mejora significativa en la comprensión y el tratamien-to de las enfermedades
mentales (Kety, 1982; Lipton, di Mascio y Killam, 1982). El concepto actual de
psicofarmacología no ha variado mucho desde aquellas palabras
premonitorias que pronunció D.I. Match en 1920. En términos generales, la
psicofarmacología puede definirse como una disciplina científica centrada en
el estudio de los fármacos que modifican el comportamiento y la función
mental a través de su acción sobre el sistema neuroendocrino. Se trata, así,
de un campo del saber que tiene un marcado carácter multidisciplinario, al
agrupar el interés que comparten farmacólogos, bioquímicos, psiquiatras y
psicólogos por el análisis de las sustancias que actúan modificando las
funciones del sistema nervioso que se manifiestan en la conducta de los
individuos (Shepherd, La-der y Rodnight, 1972). Numerosos autores definen a
la psicofarmacología desde esta perspectiva global que destaca el interés de
nuestra disciplina por el estudio de las interacciones entre los fármacos
psicotrópicos, el sistema nervioso, y el comportamiento normal y patológico.
Sin embargo, es posible encontrar ciertas diferencias de matiz en las
conceptualizaciones actuales de la psicofarmacología que reflejan el énfasis
que pone cada una de ellas en uno u otro aspecto de la disciplina, destacando
su carácter básico o aplicado. En primer lugar, algunas definiciones del
término se centran en la posibilidad que nos brindan los psicofármacos de
comprender mejor las funciones del sistema nervioso (Puerto, 1981). En esta
línea, por ejemplo, Berger (1978) conceptualiza a la psicofarmacología como
aquella disciplina científica que utiliza las drogas para aumentar nuestro
conocimiento y nuestra comprensión acerca de cómo funciona la mente. Para
Snyder (1996), por su parte, las drogas psicoactivas se emplean en

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neurociencia para descifrar los fenómenos de procesamiento de información
que tienen lugar en el cerebro. Igualmente, Bloom (1995, 1996) destaca como
uno de los principales objetivos de la psicofarmacología el empleo de
fármacos para dilucidar los mecanismos que operan en el sistema nervioso
central y las bases biológicas de procesos mentales complejos. Esta
afirmación coincide plena-mente con la de Willner (1991; citado en Alguacil,
Pérez-García, Morales y Sancho, 1998), quien considera que la
psicofarmacología no sólo persigue determinar el efecto de los fármacos sobre
las enfermedades centrales, sino también identificar los fenómenos
subyacentes a los procesos menta-les. Otras definiciones de
psicofarmacología dan más importancia al estudio sistemático del efecto de
los fármacos, dejando en un segundo plano las consecuencias que dicho
estudio puede tener en la comprensión de los sustratos neurales del
comportamiento normal y anormal. Desde esta perspectiva, por ejemplo,
Baldessarini (1996) considera que la psicofarmacología se dedica al estudio
de la química, disposición, acciones y farmacología clínica de los agentes
psicotrópicos. Igualmente, López-Muñoz y Álamo (1998) opinan que esta
especialidad se ocupa del estudio de las acciones farmacológicas, tanto
terapéuticas como adversas, del mecanismo de acción, de las características
farmacocinéticas y de las vías y pautas de administración de las sustancias
que tienen efectos psicótropos. Estas definiciones parecen enfatizar más la
dimensión farmacológica que la comportamental o la neurológica, haciendo
que el psicofármaco ocupe un lugar preponderante en el objeto de estudio de
nuestra disciplina (Fishbein, 1996). En otros casos, por el contrario, estas
dimensiones aparecen más equilibradas. Así, por ejemplo, Stahl (2002) afirma
que la psicofarmacología se orienta al descubrimiento de fármacos y a la
comprensión de sus acciones en el sistema nervioso central. En una línea
similar, Rosenzweig, Leiman y Breedlove (2001), o Carlson (2002) consideran
que se dedica al estudio de los efectos de los fármacos sobre el sistema
nervioso y la conducta. Para Pinel (2003), finalmente, esta disciplina focaliza
su interés en la manipulación de la actividad neural y la conducta con drogas.
Desde este enfoque, en definitiva, la psicofarmacología pone al descubierto
las complejas relaciones entre psicofármacos, cerebro y comporta-miento. Por
otra parte, es posible encontrar en la literatura especializada diversas
definiciones de psicofarmacología que des-tacan el marcado carácter clínico
que para muchos tiene nuestra disciplina (Domino, 1999; Judd, 1998; Pinel,
2003). De hecho, el surgimiento de la psicofarmacología moderna coincide en

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el tiempo con los primeros trabajos clínicos realizados a mediados de la
década de los años 50, en los cuales se demostraba la eficacia de numerosos
agentes psicotrópicos en el tratamiento de diferentes alteraciones mentales
(Schatzberg y Nemeroff, 1995). Entre estas definiciones puede citar la de
Constentine (1996), para quien la neuropsicofarmacología tiene por objeto
seleccionar y estudiar los medicamentos destinados a los trastornos o
dolencias neurológicas o psiquiátricas. Del mismo modo, de Pablo (1996)
considera que esta disciplina se dedica al estudio de las sustancias que
presentan una acción en el sistema nervioso, y que son susceptibles de ser
usadas en el tratamiento de las enfermedades mentales. Álamo, López-
Muñoz, Sanz-Galeote y Cuenca (1998), por su parte, utilizan el término
psicofarmacología para referirse a la terapéutica farmacológica de los
trastornos mentales. Tal dimensión aplicada de la psicofarmacología es
también resaltada por autores de relevancia como Floyd Bloom (1995), para
quien la psicofarmacología une las fronteras de la neurociencia básica con el
tratamiento de los trastornos psiquiátricos y neurológicos. En definitiva, la
variedad de definiciones que pueden encontrarse en torno al término
psicofarmacología no hace más que poner de manifiesto la naturaleza
multidisciplinaria de este ámbito del saber, y la riqueza de contenidos que
aporta nuestra disciplina al campo más amplio de la neurociencia, en el que se
encuentra plenamente integrada.

Historia de la Psicofarmacología

La farmacología es la ciencia que estudia el origen, lasacciones y las


propiedades que las sustancias químicasejercen sobre los organismos vivos.
se considera la farmacología como el estudio de los fármacos, sea que ésas
tengan efectos beneficiosos o bien tóxicos. tieneaplicaciones clínicas cuando
las sustancias son utilizadas en el diagnóstico, prevención, tratamiento y alivio
desíntomas de una enfermedad.
También se puede hablar de farmacología como el estudio unificado de las
propiedades de las sustancias químicas y de los organismos vivientes y de
todos los aspectos de sus interacciones, orientado hacia el tratamiento,
diagnóstico y prevención de las enfermedades.

Los orígenes de la historiografía farmacéutica se remontan al primer tercio del


s. XIX que es cuando aparecen las primeras historiografías que si bien no toca

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todos los aspectos de la historia farmacéutica son el punto de partida para el
definitivo arranque de esta ciencia.
Hasta el nacimiento de la farmacia como ciencia independiente, existe una
evolución histórica, desde la antigüedad clásica hasta nuestros días que
marca el curso de esta ciencia, siempre relacionada con la medicina.

La antigüedad clásica
En el tercer milenio antes de Cristo se inicia el desenvolvimiento simultáneo
en: India, Mesopotamia, Egipto y China. Entre losfármacos que se utilizaron
están: el ruibarbo, el opio y la ephedrina sínica.
En el caso de India estuvieron influenciados por la filosofía védica, por lo que
la botánica tenía una función prominente y se crearon el SOMA y el KUSA. De
acuerdo con la filosofía budista, los remedios eran dulces (acónito, jengibre,
lino…).
En Mesopotamia existen testimonios del uso y preparación de medicamentos
de más de cuatro mil años. De hecho en la cultura babilónica-asiria están los
primeros indicios del uso de fármacos y detectaron la peligrosidad y
dosificación de las sustancias administrándoselas a esclavos. Utilizaban
ungüentos a base de planta haoma para una bebida sagrada, belladonacontra
los espasmos o excrementos humanos como curativos. Los sumerios llevaron
a cabo las primeras operaciones farmacéuticas (desecación, pulverización,
molienda, prensado, filtración, decantación, etc) y propusieron formas
farmacéuticas como pomadas, lociones, cataplasmas, enemas, infusiones,
vinos, emplastos…
En Egipto los códices describen la sintomatología y la prescripción para una
enfermedad, así como los principios activos de plantas, animales y minerales,
los alimentos que los contienen (leche, vino, miel…) y la formulación y
preparación de medicamentos. Además, establecían unas pautas de
administración de los medicamentos, a saber de uso interno (tisanas,
decocciones, maceraciones, píldoras…) y de uso externo (cataplasmas,
ungüentos, emplastos, colirios, pomadas, inhalaciones…). Las enfermedades
más comunes eran las oftálmicas, parasitarias y enfermedades de bajo vientre
que se trataban con supositorios, enemas o laxantes. Los procedimientos
torácicos se trataban con inhalaciones y las enfermedades de la piel con
ungüentos. Como herramientas de trabajo usaban molinos de mano, morteros,
tamices fabricados con papiro, balanzas, y para la conservación: recipientes
de barro, vidrio, alabastro y serpentina, así como cajas de madera.

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En Grecia y Roma (desde el siglo IV a. C. al año 476 d. C) se inicia la
medicina racional con Alcmeón de Crotona hasta la medicina posterior con
Galeno. En este período se hace notar la influencia religiosa, no existía la
figura del farmacéutico como tal, pero aparece la farmacia Galénica.
Galeno da las bases técnicas para la preparación de las principales formas
farmacéuticas y se conocen los primeros auxiliares de la medicina: Rizotomos,
Farmacopolos, los picmentarios y los ungüentarios. Se distinguen igual que en
Egipto los fármacos de uso externo (pomadas, esparadrapos, ungüentos…) y
los de uso interno (infusiones, decocciones, fermentaciones…) y se descubre
la “terra sigillata”, que permite crear pastillas preparadas con la base de una
arcilla blanca, el bolus alba, y empastadas con sangre de cagra. Es también
en la Antigua Grecia donde surgen importantes grupos de expertos en plantas
medicinales como Dioscórides y el botánico Teofrasto.
Este hombre es el llamado padre de la farmacología y es quien consolida la
separación de la farmacia y la medicina en el medio oriente, siendo los árabes
los encargados de esta separación. Por otra parte, Avicena describe varias
formas farmacéuticas para administrar los medicamentos: papelillos, tabletas,
jarabes, polvo, ungüentos, baños aromáticos, aceites, tinturas, gotas
medicinales, laxantes, lavativas, etc.

Edad Media (476-1453)


En un principio Bizancio conserva en fase de esterilidad la ciencia
grecorromana, mientras que la civilización árabe conserva la ciencia griega,
pero haciendo aportaciones y transmitiéndola al occidente. En este período se
tienen los primeros indicios de la existencia de Farmacias como lugar físico en
que se dispensan medicamentos. Es en 1221 cuando se tiene constancia de
la primera farmacia de Europa, creada por los frailes dominicos en el convento
de Santa María Novella en Florencia (Italia). Estos frailes cultivaban hierbas y
plantas y elaboraban medicinas y ungüentos para la enfermería del convento,
pero no venderían al público hasta cuatro siglos después, cuando en 1658 tras
el éxito de elaboraciones como Agua della Regina, Olio da bagno ó Aqua di
lavanda, deciden abrir el establecimiento que de hecho hoy día permanece en
el mismo lugar y abierto, aunque tras 1866 propiedad del estado. En el año
1240, Federico II Hohenstaufen emperador del Sacro Imperio Romano
Germánico promulgó un Edicto (Edicto de Salerno) por el cual se decreta la
separación entre los oficios de médico y farmacéutico.2 Pero realmente el
primer establecimiento abierto al público se sitúa en Tallin (Estonia), que

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desde el momento que se crea el laboratorio, se decide poner a disposición
del público los medicamentos elaborados, esto es en 1422, que ya llevaban
dos siglos funcionando los frailes de Florencia, pero aún no habían abierto al
público.

Renacimiento (1453-1600)
Se inicia la ciencia moderna con la recuperación del mundo clásico. Además
Vesalio,Paré y Paracelso hacen nuevas aportaciones a la anatomía humana,
la cirugía y la química, respectivamente. Se inventan nuevas formas
farmacéuticas como extractos sólidos o tinturas líquidas, evolucionan las
farmacias y los boticarios y se descubren nuevos fármacos, pero también se
abusa de los “remedios secretos”.

Barroco (1600-1740)
Nace la ciencia moderna, gracias a las aportaciones de Bacon, Descartes y
Galileo Galilei. En medicina destaca el nacimiento de la filosofía moderna y en
terapéutica el auge de la yatroquímica (utilización de la química para hacer
medicamentos). Aparecen diversas farmacopeas y la farmacia deja de ser un
arte.

Ilustración (1740-1800)
Se produce en Francia el movimiento llamado enciclopedismo, que
preconizaba la divulgación del saber al pueblo y que todos lo aprendieran. Se
dan además los primeros pasos de la revolución industrial y se inicia la
medicina preventiva por introducción de la vacuna.

Romanticismo (1800-1848)
Pasteur da un nuevo concepto de enfermedad: la microbiología médica. Se
desarrolla la higiene pública y medicina social. Nace así la farmacología
experimental, la química moderna que desarrolla el estudio de los gases.

Positivismo (1848 y 1914)


Se continúa desarrollando la medicina experimental, se identifican agentes
patógenos causantes de enfermedades y su erradicación mediante vacunas.
En terapéutica se desarrolla la quimioterapia sintética. Aparecen los
inyectables, A. Wood inventa la aguja hipodérmica; Parvas la jeringa; Limousin
las ampollas de vidrio, cachets, bolsas de oxígeno y goteros; y Denouel los

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extractos fluidos, tabletas y cápsulas. John Newport Langley desarrolla
trabajos sobre la relación del Sistema Nervioso y los fármacos.

Edad Contemporánea (1914-actualidad)


Se crea una nueva disciplina: terapéutica experimental. Se desarrollan
además los fármacos, como principal recurso médico. Y llega el auge de la
bioquímica con la revolución tecnológica aplicada a la medicina y el desarrollo
de la industria farmacéutica.
Los farmacéuticos en la primera mitad del siglo XX que enseñaban Farmacia
en las facultades solían tener dobles licenciaturas: Farmacia-Ciencias
Naturales (botánica), Farmacia-Ciencias Químicas (esta era la más frecuente
por el alto contenido de materias comunes) aunque también habían
farmacéuticos dedicados a la galénica. Estos farmacéuticos estudiaron con el
plan de 1886 (que duró 50 años). La licenciatura constaba de cinco cursos: el
preparatorio que se cursaba en una Facultad de Ciencias y se estudiaba
Ampliación de Física, Mineralogía y Botánica, Química general y Zoología.
- Primer curso de Farmacia: Instrumentos y aparatos de Física aplicados a
la Farmacia, Mineralogía Aplicada, y Zoología Aplicada.
- Segundo Curso de Farmacia: Botánica descriptiva y determinación de
plantas medicinales, Química Inorgánica aplicada a Farmacia.
- Tercer Curso de Farmacia: Materia farmacéutica vegetal, y Química
Orgánica aplicada a la Farmacia.
- Cuarto Curso de Farmacia: Análisis Químico y en particular de los
alimentos, medicamentos y venenos, y Farmacia práctica o galénica,
Legislación relativa a la Farmacia, y Prácticas de Materia animal, mineral y
vegetal.
- Curso de Doctorado: Se estudiaba Química biológica con su análisis, e
Historia crítica de la Farmacia y Bibliografía farmacéutica.
Era obligatorio realizar prácticas para obtener el doctorado y defender una
tesis de investigación.
Los farmacéuticos de 1890 estaban perfectamente informados de todos los
acontecimientos que revolucionaron a la ciencia de la Farmacia (el avance de
la Química y la aparición de la Medicina Preventiva) con las aportaciones de
científicos como Edward Jenner (padre de la microbiología e inmunología que
vivió en el siglo XIX), Louis Pasteur (que generalizó los experimentos de
Jenner sobre vacunación). Químicos relevantes como Claude Louis Berthollet
(n. 1748, médico que se dedicó a la química), Antoine Lavoisier (ordenó la

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Química para que pudiera desarrollarse posteriormente), John Dalton y Jöns
Jacob Berzelius (las dos grandes figuras de la química moderna) y el
avanzado a su época Dmitri Mendeléyev (autor del sistema periódico natural
de los elementos químicos, la tabla periódica que sigue vigente en nuestros
días).
Desde finales del XIX el farmacéutico avanzado tiene detrás del mostrador, no
una rebotica amable y acogedora, capaz de albergar agradables tertulias más
o menos científicas, sino un auténtico laboratorio químico-farmacéutico donde
puede con toda solvencia preparar nuevos medicamentos. Otros
farmacéuticos se salen de la oficina de farmacia para crear laboratorios
independientes. Posteriormente será la industria farmacéutica la que prepare
los nuevos medicamentos relegando la actividad galénica de los farmacéuticos
de Oficina de Farmacia a una importante decadencia durante el siglo XX.
La química era fundamentalmente química orgánica aplicada a la Farmacia y
la botánica era una farmacognosia y fitoquímica. Tuvo un enorme impulso la
Química Biológica por varios farmacéuticos que fueron pioneros en
incorporarla y desarrollarla en sus planes de estudios como curso obligatorio
de doctorado (antes que los químicos, biólogos e incluso médicos). En la
España de la II república la Bioquímica fue protagonizada e impulsada por
farmacéuticos y médicos españoles (incluso a nivel mundial).

Surgimiento de la Psicofarmacología moderna


Antecedentes:
A lo largo del siglo XIX y durante el primer tercio del XX se suceden una serie
de acontecimientos de distinta índole que van a constituir los cimientos
básicos sobre los cuales se edificará años después la moderna
psicofarmacología. En primer lugar, en esta época comienza a sentirse un
interés creciente por conocer las verdaderas bases de los efectos curativos
hierbas y plantas, lo que marca el comienzo de una nueva era en la
investigación centrada en esclarecer la utilidad real de los remedios
terapéuticos clásicos. Este cambio de mentalidad coincide en el tiempo con la
creación de los primeros laboratorios dedicados a sintetizar sustancias de uso
medicinal y recreativo. Cabe destacar en este contexto el aislamiento de la
morfina por Sertürner en 1806, el descubrimiento de la bromina por Balard en
1826, el desarrollo del hidrato de cloral por Leibig en 1832, la identificación de
la cocaína como principio activo de la coca por Neimann en 1860, o la síntesis
de ácido barbitúrico por von Baeyer en 1864 (Lehmann, 1993, Maehle, 1996,

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Sneader, 1990). El descubrimiento de los principios activos permitió por vez
primera dosificar exactamente el producto utilizado, multiplicándose así los
márgenes de seguridad para el usuario. Muchos de ellos se comercializaron
rápidamente, empleándose de forma generalizada en el tratamiento de
numerosos cuadros patológicos (como el alivio del dolor, la inducción de
sueño o la ansiólisis, entre otros). Inevitablemente, el consumo a menudo
poco controlado de sustancias como la morfina, heroína, cocaína, cloroformo,
éter, hidrato de cloral o barbital dio lugar a la aparición de los primeros casos
de tolerancia, adicción y muerte por sobredosis (Escotado, 1999). Por otro
lado, el siglo XIX también va a ser testigo de los primeros estudios
experimentales dedicados a analizar de forma sistemática los efectos de las
sustancias psicoactivas. De este modo, numerosos trabajos científicos
realizados en esta época constituyen para muchos autores el inicio de la
psicofarmacología moderna. Son conocidos, por ejemplo, los artículos que
sobre la cocaína publicó Sigmund Freud a finales del siglo XIX, en los que
destacaba sus múltiples utilidades como estimulante, antiasmático, afrodisíaco
y anestésico, aconsejando su utilización en el tratamiento del alcoholismo y la
adicción opiácea (Baldessarini, 1996). Son asimismo destacables las
investigaciones sobre el hachís realizadas por Moreau de Tours, que fueron
publicadas en 1845 en un monográfico titulado “Du hachisch et de l’aliénation
mentale”. El citado autor exploró la utilización de este alucinógeno en Egipto y
en el Cercano Oriente, concluyendo que sus efectos se parecían a ciertos
trastornos mentales, y sugirió que esta sustancia podía ser empleada para
desarrollar modelos experimentales de psicosis (Caldwell, 1978; Conesa y
Brugger, 1998; Schultes y Hofmann, 1993). Estos trabajos propiciaron un
intenso debate acerca de si algunos de los efectos relacionados con el
consumo de hachís, alcohol y opiáceos podían ser de utilidad en el estudio de
la psique. Algunos autores, como William James, estaban convencidos de que
los estados de éxtasis experimentados tras ingerir diferentes compuestos
podían revelar información útil sobre la constitución de la naturaleza humana.
Otros, como H. Mandsley, pensaban que la obtención de estados de éxtasis
mediados farmacológicamente permitía revelar los constituyentes naturales de
los mismos, y demostraba la ausencia de causas sobrenaturales que pudieran
explicarlos (Healy, 1993). Un autor esencial en este contexto va a ser Emil
Kraepelin, un estudiante formado en el laboratorio de Wil-heim Wundt que se
interesará por estudiar de forma sistemática la acción de diversas sustancias
psicoactivas sobre procesos intelectuales básicos (Baldessarini, 1996). Para

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ello creó el que es considerado el primer laboratorio de psicofarmacología,
donde llevó a cabo estudios experimentales utilizando sustancias como café,
alcohol, té, bromina y trional. Sus hallazgos fueron publicados en 1892 en un
trabajo en el que el propio autor bautiza a esta nueva línea de investigación
con el nombre de farmacopsicología, y destaca la utilidad que puede tener
para la psicología el estudio de las medicinas psíquicas (Carlsson, 1990;
Hordern, 1970; López-Muñoz y Álamo, 1998). El énfasis puesto por Kraepelin
en el estudio de las operaciones de la psiqueno va a tener, sin embargo, una
clara continuidad en años posteriores, debido a la dominancia del paradigma
conductista y el rechazo a la introspección que marcaron el destino de la
psicología durante décadas (Healy, 1993). Por otro lado, los trabajos
realizados con animales también cobran una especial relevancia en esta
época, de la mano del farmacólogo Match. Este autor y sus colaboradores
emplearon diferentes pruebas experimentales para explorar los efectos
conductuales de numerosas sustancias psicoactivas. Entre tales pruebas
pueden destacarse la observación de la conducta del sujeto en un laberinto, o
el estudio de diversas modalidades de respuesta condicionada asociadas con
recompensa (Healy, 1993). Sus trabajos fueron denominados por el propio
autor con el término de psicofarmacología, refiriéndose así a un ámbito de
investigación, la farmacología de la conducta, que ocupa un lugar central en la
psicofarmacología actual. Finalmente, es preciso destacar los avances que en
esta época se suceden en el campo de la psiquiatría, que se asienta de forma
definitiva como especialidad médica con entidad propia. Tras el fracaso del
tratamiento moral tan en boga en el siglo XVIII, en el siglo XIX se asiste a un
cambio de mentalidad en virtud del cual el estudio de las psicopatologías es
abordado ahora desde una perspectiva positivista y humanista, que asimila la
fisiología de la mente a las funciones del cerebro (Martínez-Pérez, 1998;
Rubio y López-Trabada, 1998). De este modo, dado que la enfermedad mental
debía tener necesariamente un correlato en alguna alteración cerebral, se
hace posible la implantación de terapias que van dirigidas a la manipulación
directa de dicha alteración, a pesar de que a menudo ésta no era conocida de
forma precisa. Las alternativas terapéuticas disponibles no eran, sin embargo,
muy innovadoras, y así, en la práctica asilar se siguieron aplicando
procedimientos tradicionales como la inmovilización, la silla giratoria, la
inducción de náuseas y vómitos como terapia antiagitación, e incluso las
duchas frías y el castigo físico (Barona, 1998a; Rollin, 1990). En este marco
de referencia surgieron nuevas terapias de corte más biológico y somático que

16
sin duda abrirían el camino a la futura farmacoterapia, facilitando su rápida
instauración a partir de la segunda mitad del siglo XX (Hordern, 1970). En
efecto, durante la mayor parte del siglo anterior había tenido lugar una
progresiva implantación de métodos terapéuticos de carácter sedante,
enfocados a calmar a enfermos agitados o agresivos. La bromina, por
ejemplo, fue descubierta en el agua de mar por Balard en 1826, empleándose
años después en el tratamiento de la epilepsia, el insomnio, la excitación
nerviosa y la irritabilidad. De igual modo se había extendido en algunos países
europeos la prescripción de opiáceos, que se ingerían en forma de tabletas o
como láudano. Por su parte, la introducción de metales pesados tuvo cierta
importancia en la terapéutica psiquiátrica, destacando el uso del litio como
estabilizador del humor, o del estaño como sedante eficaz para ciertas
enfermedades mentales. La investigación farmacológica también condujo al
descubrimiento de los alcaloides de la rawolfia serpentina, utilizados por
pueblos primitivos y culturas asiáticas por su capacidad de producir sedación
sin disminuir el nivel de consciencia (Barona, 1998a).

La Psicofarmacología actual
Los principales descubrimientos farmacológicos en psiquiatría, como en
muchos otros campos de la medicina, se han realizado en forma serendípica
(antipsicóticos, antidepresivos). El uso de los psicofármacos ha partido de
hechos clínicos fortuitos y su empleo en el trabajo médico ha precedido a su
conocimiento científico.
Factor importante en contra del avance en terapia psicofarmacológica ha
dependido del divorcio existente entre la psiquiatría, la neurología, la biología y
la investigación científica. Sólo recientemente, el progreso de las
neurociencias, al permitir una mejor comprensión del funcionamiento mental y
su representación en las diferentes regiones del cerebro humano así como de
la acción de los medicamentos en el sistema nervioso, viene facilitando la
integración de estas tres especialidades (2). Más aún, aunque se puede
argumentar que un marco conceptual completamente basado en la biología y
alineado con la neurología es prematuro para la psiquiatría, no podrá negarse
que se han comenzado a comprender las más simples funciones mentales en
términos biológicos aunque todavía estamos muy lejos de una neurobiología
de los síndromes clínicos y, aún más lejos, de una neurobiología de la
psicoterapia.

17
En tal sentido, la psiquiatría, la neurología y las psicoterapias se orientan a
una integración de saberes apoyados en bases biológicas tal como se señala
en la parte general de esta revisión.
En los últimos años, a pesar de los esfuerzos, salvo excepciones, no se han
producido medicamentos claramente más potentes o efectivos, aunque sí con
menores efectos colaterales o de menor riesgo. El hecho de tener nuevos
medicamentos con similar eficacia y menores efectos colaterales, sin
embargo, no ha disminuido los costos; muy por el contrario, estos se han
incrementado sostenidamente.
La investigación actual que puede recoger datos con diferentes metodologías
no invasivas, permite analizar con más profundidad el funcionamiento
cerebral. Así, por ejemplo en la depresión, se intenta corroborar los efectos de
los antidepresivos en el proceso de la neuroplasticidad, alteraciones en el
hipocampo, la región dorso lateral de la corteza prefrontal, con sus conexiones
el núcleo accumbes y el área tegmental ventral.
Lo que sí debe considerarse un avance es el descubrimiento de nuevos usos
para diferentes fármacos; por ejemplo, el empleo de los antipsicóticos atípicos
como estabilizadores del ánimo y el uso de antidepresivos en cuadros
obsesivo compulsivos, desórdenes de ansiedad o trastorno de estrés
postraumático. Por ello, el avance en psicofarmacología no debe estimase
sólo por la aparición de nuevos medicamentos sino, fundamentalmente, por la
mejor comprensión de su actuación sobre el sistema nervioso.

Fundamentos de neurobiología y de neurotransmisión química.


Comunicación entre neuronas. Tipos de sinapsis según su
naturaleza.
La neurobiología es el estudio de las células del sistema nervioso y la
organización de estas células dentro de circuitos funcionales que procesan la
información y median en el comportamiento.
Es una subdisciplina tanto de la biología como de la neurociencia. La
neurobiología difiere de la neurociencia, un campo mucho más amplio
relacionado con cualquier estudio científico del sistema nervioso. La
neurobiología tampoco debe ser confundida con otras subdisciplinas de la
neurociencia como la neurociencia computacional, la neurociencia cognitiva, la
neurociencia del comportamiento, la psiquiatría biológica, la neurología y la
neuropsicología a pesar del solapamiento que se da entre estas

18
subdisciplinas. Los científicos que estudian la neurobiología se llaman
neurobiólogos.
Las propiedades básicas, la actividad, y la regulación de las corrientes de
membrana, la plasticidad sináptica, la neurotransmisión, la neurogénesis, la
sinaptogénesis y los canales iónicos de las células son algunos campos
estudiados por los neurobiólogos.
La anatomía celular y la subcelular se estudian para dar una visión del retraso
mental en el Mental Retardation Research Center (MRRC).

Estructura y formación de la sinapsis


Las neuronas se comunican entre sí a través de la sinapsis. La sinapsis es la
unión especializada entre dos células en cercana yuxtaposición una de la otra.
En una sinapsis, la neurona que envía la señal es la neurona presináptica y la
célula diana que recibe la señal es la neurona o célula postsináptica. La
sinapsis puede ser eléctrica o química. La sinapsis eléctrica se caracteriza por
la formación de uniones espaciadas que permiten a los iones y a otros
compuestos orgánicos pasar instantáneamente de una célula a otra. La
sinapsis química se caracteriza por la liberación presináptica de los
neurotransmisores que se difunden a través de un espacio sináptico para
unirse a los receptores postsinápticos. Un neurotransmisor es un mensajero
químico que es sintetizado dentro de las neuronas y que es liberado por ellas
mismas para comunicarse con las células dianas postsinápticas. Un receptor
es una molécula proteínica transmembranal que se une a un neurotransmisor
o droga. La sinapsis química es más lenta que la sinapsis eléctrica.

Transportadores de neurotransmisores, receptores y mecanismos de


señalización
Después de que los neurotransmisores son sintetizados, se empaquetan y se
almacenan en las vesículas. Estas vesículas se agrupan juntas en botones
terminales de la neurona presináptica. Cuando hay un cambio de voltaje en el
botón terminal, los canales de calcio dependientes del voltaje incorporado en
las membranas de estos botones se activan. Estos permiten a los iones de
Ca2+ esparcirse a través de estos canales y unirse con las vesículas
sinápticas en los botones terminales. Una vez ligado con Ca2+, las vesículas
se acoplan y fusionan con la membrana presináptica, y liberan
neurotransmisores en el espacio sináptico por un proceso conocido como
exocitosis. Los neurotransmisores luego se difunden a través del espacio

19
sináptico y se une a los receptores postsinápticos incrustados en la membrana
postsináptica de la otra neurona. Hay dos familias de receptores: los
receptores ionotrópicos y los metabotrópicos. Los receptores ionotrópicos son
la combinación de un receptor y un canal iónico. Cuando se activan los
receptores ionotrópicos, ciertas clases de iones como Na+ entran en la
neurona postsináptica, lo que despolariza la membrana postsináptica. Si más
del mismo tipo de receptores postsinápticos se activan, entonces, más Na+
entrará en la membrana postsináptica y despolarizará la célula. Los receptores
metabotrópicos en cambio, activan los sistemas de cascada de segundos
mensajeros que dan lugar a la apertura del canal iónico situado en otro lugar
en la misma membrana postsináptica. Aunque más lentos que los receptores
ionotrópicos que funcionan como interruptores de encendido y apagado, los
receptores metabotrópicos tienen la ventaja de cambiar la capacidad de
respuesta de la célula hacia los iones y otros metabolitos, siendo ejemplos el
ácido gamma-aminobutírico (transmisor inhibidor), el ácido glutámico
(transmisor excitativo), la dopamina, la norepinefrina, la epinefrina, la
melanina, la serotonina, la melatonina y la sustancia P.
Las despolarizaciones postsináptica pueden ser excitadoras o inhibidoras. Las
que son excitadoras se les conoce como potencial excitatorio postsináptico
(PEPS). Por otra parte, algunos receptores postsinápticos permiten a los iones
de Cl- entrar en la célula o a los iones de K+ salir de la célula, lo que resulta
en un potencial inhibitorio postsináptico (PIPS). Si el PEPS es dominante, el
umbral de excitación en la neurona postsináptica puede ser alcanzado, lo que
resulta en la generación y propagación de un potencial de acción en la
neurona postsináptica.

20
UNIDAD DE APRENDIZAJE II:

FARMACOCINÉTICA Y FARMACODINÁMICA

Competencia
Conocer las principales técnicas de investigación psicofarmacológica, los métodos
conductuales, los principales efectos comportamentales y mecanismos de acción
de los fármacos más utilizados en el tratamiento de los trastornos mentales.

Capacidades
 Conocimiento general de los psicofármacos y su efecto sobre la conducta.
 Identificación de los efectos adversos de los medicamentos y los peligros
que puede generar su uso indebido o sin conocimiento previo.
 Nociones elementales de terapéutica.
 Describe las características y funcionalidad de los medicamentos
psiquiátricos.

Estrategias Metodológicas
 Clases magistrales.
 Enseñanza expositiva.
 Uso de pizarra.
 Multimedia.
 Maquetas.

Contenido
 Consideraciones generales de Farmacocinética. Componentes: LADME
 Consideraciones generales de Farmacodinámica. Mecanismos de acción,
Potencia – Acción. Interacciones medicamentosas. Reacciones adversas.

Desarrollo del contenido

21
II. FARMACOCINÉTICA Y FARMACODINÁMICA

Definición de Farmacocinética
La farmacocinética es el estudio de cómo el organismo procesa el fármaco, es
decir estudia el curso temporal de las concentraciones de los fármacos en el
organismo y construye modelos para interpretar estos datos y por tanto para
valorar o predecir la acción terapéutica o tóxica de un fármaco.

22
Componentes

Los fármacos para poder actuar deben alcanzar su concentración óptima en el


tejido diana. La concentración del fármaco depende de cinco procesos:
• Liberación
• Absorción
• Distribución
• Metabolismo
• Eliminación

1. Liberación
El medicamento ingresa al organismo por diferentes vias de admistracion,
entre ellas tenemos:
- Via enteral: se puede dar por vía oral, sublingual, rectal.
- Vía Parenteral: intramuscular, endovenosa, subcutanea.

2. Absorción

23
La absorción de la droga en la circulación sistémica ocurre desde cualquier
sitio en el que sea administrada, excepto cuando se administra
directamente en un compartimiento fluido fisiológico (fluido cerebrospinal o
torrente sanguíneo) donde evidentemente la infusión es directa; esta
definición incluye la vía intramuscular, subcutánea, tópica y gastrointestinal
después de la administración por vía oral, rectal u otra vía que la lleve al
tracto gastrointestinal. La velocidad y el grado de absorción es altamente
dependiente de las propiedades físico-químicas de la droga así como del
ambiente en el sitio de administración. Propiedades como tamaño
molecular, solubilidad, lipofilicidad, estabilidad, influencian la velocidad y
extensión de la absorción. La cantidad del antimicrobiano que alcanza la
circulación sistémica se expresa en porcentaje de la cantidad total que
pudo ser adsorbida; este porcentaje se define como biodisponibilidad de la
droga. Los medicamentos que se adsorben desde el intestino delgado son
afectados por el efecto de primer paso por el hígado a través de la
circulación portal; drogas administradas por la vía intravenosa, e
intramuscular no son afectadas por este fenómeno y tienen mayor
biodisponibilidad. La disminución en la perfusión gastrointestinal,
subcutánea y muscular que se observa en pacientes sépticos, puede
reducir significativamente la absorción de fármacos, y por tanto, su
biodisponibilidad, generando concentraciones plasmáticas insuficientes de
antimicrobianos; en estos pacientes debe priorizarse la administración por
vía intravenosa en cuyo caso se alcanza 100 % de absorción.

3. Distribución
La distribución de una droga, es descrita más comúnmente por su volumen
de distribución (Vd), el cual no es un volumen real, es un parámetro
cinético, permite relacionar la cantidad en el organismo con la
concentración en este, es un espacio de dilución. Puede definirse como el
volumen que debería tener el organismo para que la cantidad presente al
equilibrio estuviera a la misma concentración; existen factores que afectan
Vd como solubilidad lipídica, coeficiente de partición de la droga entre
diferentes tipos de tejidos, flujo sanguíneo en el tejido, pH, y unión a
material biológico (ej., proteínas plasmáticas, componentes celulares); el
Vd se puede calcular de la siguiente manera:

24
El Vd es variable entre personas, se afecta por factores como, disfunción
de órganos excretores u obesidad, y puede tener severas variaciones en
un mismo individuo, como consecuencia del aumento de la permeabilidad
vascular que acompaña a enfermedades graves, sepsis, quemaduras,
cirrosis hepática, insuficiencia cardiaca, renal, etc, esto agravado por el
aporte masivo de fluidos.
Es importante para el clínico el conocimiento del concepto Vd; las drogas
con pequeños Vd tienen limitada distribución, mientras que las de grandes
Vd se distribuyen extensamente por todo el organismo; de este modo se
puede inferir que antimicrobiano, se restringe al espacio intravascular y
extravascular, lo cual implica en su distribución el medio intracelular.
El ritmo con que la droga se mueve de la sangre al tejido se describe como
aclaramiento distribucional; este describe el volumen de sangre del cual el
medicamento es transferido al tejido por unidad de tiempo, el aclaramiento
distribucional es un proceso bidireccional que refleja el equilibrio en el
movimiento de la sangre al tejido y del tejido a la sangre.

4. Metabolismo
Los antimicrobianos son metabolizados por reacciones que ocurren en el
hígado y en otros órganos. Las reacciones metabólicas son clasificadas
como de fase I y fase II. Las reacciones de fase I pueden inactivar, activar
o convertir un sustrato activo en otro activo, con mayor, menor o igual
actividad; estas reacciones están controladas por el sistema del citocromo
P-450; generalmente inactivan al sustrato, lo hacen más polares, lo que
facilita su eliminación. Las reacciones de fase II son procesos en los que
interviene la conjugación de estos compuestos con grandes moléculas,
incluye glucoronidación, sulfatación y acetilación, esto aumenta la
polaridad y facilita la excreción.

5. Eliminación
La eliminación de sustancias extrañas ocurre por 2 mecanismos
fundamentales de excreción, aclaramiento renal (CLr) descrito como el
ritmo con que es eliminada una sustancia del organismo a través de los
riñones, incluye filtración glomerular, secreción tubular, y difusión pasiva;

25
diferentes antimicrobianos son eliminados por uno o más de estos
procesos.
Aclaramiento no renal, es un término genérico que describe la suma de
vías de aclaramiento que no incluyen al riñón; estos mecanismos incluyen
vías biliares (ej., ceftriaxone) o intestino (ej., azitromicina); otros
mecanismos menos comunes como la eliminación del alcohol a través de
la piel y pulmones y la ionización e inactivación de los aminoglucósidos por
el esputo y eliminación por la expectoración en fibrosis quística.
El ritmo de aclaramiento renal y no renal se combina para determinar el
ritmo con que es eliminado el antimicrobiano del organismo, esto se
conoce como aclaramiento corporal total. Del concepto de eliminación
deriva el de tiempo de vida media del antimicrobiano (t1/2), la vida media
de la droga es el tiempo que se requiere para que la concentración en
sangre del compuesto decrezca a la mitad. Se considera que la estabilidad
en la concentración de una droga se alcanza cuando el paciente la ha
estado tomando por un periodo igual a 5 o 7 veces su t1/2 (ej., 5 a 7 días
para una droga con una vida media de 24 h); de manera similar se
considera que se ha eliminado cuando desde la última dosis ha pasado un
tiempo similar a 5 o 7 veces su t1/2; la vida media de una droga varía de
paciente a paciente, en ocasiones se reporta como rangos; la unión a
proteína y estados de fallos finales de órganos alteran la t1/2 de una droga,
Ej. la eliminación de antimicrobianos como betalactámicos, vancomicina,
aminoglucósidos y quinolonas puede reducirse significativamente en casos
de insuficiencia renal, se generan concentraciones plasmáticas más
elevadas; en el caso de drogas con margen terapéutico estrecho como
aminoglucósidos, puede dar origen a toxicidad, la dosificación de estos
fármacos debe ajustarse en forma proporcional a la función renal; los
antimicrobianos de eliminación hepática como lincosaminas y
antituberculosos deben ajustarse en la disfunción hepática; sin embargo, el
aclaramiento de fármacos en casos de insuficiencia hepática es mucho
más difícil de estimar. Los antibacterianos que tienen eliminación mixta,
como cloxacilina o ceftriaxona, en general no requieren ajuste de dosis
frente a la falla de un órgano excretor, por un aumento compensatorio de la
depuración por el otro órgano.

Definición de Farmacodinámica

26
La farmacodinamia es el estudio de la acción de los medicamentos en el
organismo. La mayoría de los fármacos se incorporan a la sangre una vez
administrados por vía oral, intravenosa o subcutánea, y circulan a través del
cuerpo, al tiempo que tienen una interacción con un determinado número de
dianas (órganos y tejidos).

Sin embargo, en función de sus propiedades o de la vía de administración, un


fármaco puede actuar solamente en un área específica del cuerpo (por ejemplo, la
acción de los antiácidos se da sobre todo en el estómago). La interacción con la
diana generalmente produce el efecto terapéutico deseado, mientras que la
interacción con otras células, tejidos u órganos puede causar efectos secundarios
(reacciones adversas a los fármacos).

Selectividad de la acción farmacológica

Algunos fármacos son poco selectivos, es decir que su acción se dirige a muchos
tejidos u órganos. Por ejemplo, la atropina, un fármaco administrado para relajar
los músculos del tracto gastrointestinal, también relaja los músculos del ojo y de la
tráquea, y disminuye el sudor y la secreción mucosa de ciertas glándulas.

Otros fármacos son altamente selectivos y afectan principalmente a un único


órgano o sistema. Por ejemplo, la digital, un fármaco que se administra a
individuos con insuficiencia cardíaca, actúa principalmente sobre el corazón para
incrementar la eficacia de los latidos. La acción de los somníferos se dirige a
ciertas células nerviosas del cerebro.

Los fármacos antiinflamatorios no esteroideos como la aspirina y el ibuprofeno


son relativamente selectivos ya que actúan en cualquier punto donde haya una
inflamación. ¿Cómo saben los fármacos dónde tienen que hacer efecto? La
respuesta está en su interacción con las células o con sustancias como las
enzimas.

Receptores

Muchos fármacos se adhieren a las células por medio de receptores que se


encuentran en la superficie de éstas. Las células en su mayoría tienen muchos
receptores de superficie que permiten que la actividad celular se vea influida por
sustancias químicas como fármacos u hormonas, que están localizadas fuera de
la célula.

27
La configuración de un receptor es tan específica que sólo le permite adherirse al
fármaco con el cual encaja perfectamente (como la llave encaja en su cerradura).
A menudo se puede explicar la selectividad de un fármaco por la selectividad de
su adherencia a los receptores. Algunos fármacos se adhieren tan sólo a un tipo
de receptor y otros son como una llave maestra y se adhieren a varios tipos de
receptores en todo el organismo.

Seguramente los receptores no fueron creados por la naturaleza para que los
fármacos se les pudieran adherir. Sin embargo, los fármacos se aprovechan de la
función natural (fisiológica) que tienen los receptores.

Por ejemplo, hay sustancias que se adhieren a los mismos receptores en el


cerebro; es el caso de la morfina y los analgésicos derivados, y de las endorfinas
(sustancias químicas naturales que alteran la percepción y las reacciones
sensoriales).

Los fármacos llamados agonistas activan o estimulan los receptores, provocando


una respuesta que incrementa o disminuye la función celular.

Por ejemplo, el fármaco agonista carbacol se adhiere a los receptores del tracto
respiratorio denominados colinérgicos, causando la contracción de las células del
músculo liso, lo cual origina broncoconstricción (estrechamiento de las vías
respiratorias).

Otro fármaco agonista, el albuterol, se adhiere a otros receptores en el tracto


respiratorio denominados receptores adrenérgicos, causando la relajación de las
células del músculo liso y produciendo broncodilatación (ensanchamiento de las
vías respiratorias).

Los fármacos denominados antagonistas bloquean el acceso o el enlace de los


agonistas con sus receptores. Los antagonistas se utilizan para bloquear o
disminuir la respuesta de las células a los agonistas (por lo general
neurotransmisores) que normalmente están presentes en el organismo.

Es el caso del ipratropio, antagonista del receptor colinérgico, que bloquea el


efecto broncoconstrictor de la acetilcolina, el transmisor natural de los impulsos a
través de los nervios colinérgicos.

El uso de agonistas y el de antagonistas son métodos diferentes pero


complementarios que se utilizan en el tratamiento del asma. El albuterol, agonista

28
del adrenérgico, que relaja el músculo liso bronquial, puede utilizarse junto con el
ipratropio, antagonista del receptor colinérgico, el cual bloquea el efecto
broncoconstrictor de la acetilcolina.

Los betabloqueadores, como el propranolol, son un grupo de antagonistas


ampliamente utilizados. Estos antagonistas bloquean o disminuyen la respuesta
cardiovascular que promueven las hormonas adrenalina y noradrenalina, también
denominadas hormonas del estrés. Se utilizan en el tratamiento de la presión
arterial alta, la angina de pecho y ciertas irregularidades del ritmo cardíaco. Los
antagonistas son mucho más efectivos cuando la concentración local de un
agonista es elevada.

Su acción es semejante al corte de tráfico en una carretera principal. La retención


de vehículos en hora punta como las 5 de la tarde es mayor que a las 3 de la
madrugada. De modo similar, si se administran betabloqueadores en dosis que
tengan escaso efecto sobre la función cardíaca normal, éstos pueden proteger el
corazón contra los picos máximos y repentinos de las hormonas del estrés.

Enzimas

Además de los receptores propios de las células, las enzimas son también otras
dianas importantes para la acción de los fármacos. Éstas ayudan a transportar
sustancias químicas vitales, regulan la velocidad de las reacciones químicas o
realizan otras funciones estructurales, reguladoras o de transporte. Mientras que
los fármacos dirigidos a los receptores se clasifican en agonistas o antagonistas,
los fármacos dirigidos a las enzimas se clasifican en inhibidores o activadores
(inductores).

Por ejemplo, la lovastatina se usa en el tratamiento de los individuos con valores


elevados de colesterol en sangre. Este fármaco inhibe la enzima HMG-CoA
reductasa, fundamental para producir colesterol en el organismo.

La mayoría de las interacciones son reversibles, bien sean entre fármacos y


receptores o entre fármacos y enzimas. Es decir que el fármaco se desprende al
cabo de cierto tiempo y el receptor o la enzima recuperan su funcionamiento
normal. Sin embargo, una interacción puede ser irreversible si persiste el efecto
del fármaco hasta que el organismo produzca más enzimas, como sucede con el
omeprazol, un fármaco que inhibe una enzima involucrada en la secreción del
ácido del estómago.

Afinidad y actividad intrínseca


29
La afinidad y la actividad intrínseca son dos propiedades importantes para la
acción del fármaco. La afinidad es la mutua atracción o fuerza de enlace entre un
fármaco y su objetivo, ya sea un receptor o una enzima. La actividad intrínseca es
una medida de la capacidad del fármaco para producir un efecto farmacológico al
unirse a su receptor. Los fármacos que activan los receptores (agonistas) tienen
ambas propiedades; deben adherirse con eficacia a sus receptores (tener una
afinidad) y el complejo fármaco-receptor debe ser capaz de producir una
respuesta en la diana (actividad intrínseca). En cambio, los fármacos que
bloquean los receptores (antagonistas) se adhieren a éstos eficazmente (afinidad)
pero tienen escasa o ninguna actividad intrínseca; su función es simplemente
impedir la interacción de las moléculas agonistas con sus receptores.

Potencia y eficacia

La potencia se refiere a la cantidad de fármaco (generalmente expresada en


miligramos) que se necesita para producir un efecto, como aliviar el dolor o
disminuir la presión arterial. Por ejemplo, si 5 miligramos de fármaco B alivian el
dolor con la misma eficacia que 10 miligramos de fármaco A, entonces el fármaco
B es dos veces más potente que el fármaco A. De hecho, un fármaco con mayor
potencia no es necesariamente mejor que otro. Cuando los médicos juzgan las
cualidades relativas de los fármacos, consideran muchos factores como el perfil
de los efectos secundarios, la toxicidad potencial, la duración del efecto y, por
consiguiente, el número de dosis diarias requeridas, y también su coste.

La eficacia se refiere a la respuesta terapéutica potencial máxima que un fármaco


puede inducir. Por ejemplo, el diurético furosemida elimina mucha más sal y agua
a través de la orina que el diurético clorotiazida. Por eso la furosemida tiene
mayor eficacia, o efecto terapéutico, que la clorotiazida. Al igual que la potencia, la
eficacia es uno de los factores que los médicos consideran al seleccionar el
fármaco más apropiado para un determinado paciente.

Tolerancia

La tolerancia es una disminución de la respuesta farmacológica que se debe a la


administración repetida o prolongada de algunos fármacos. La tolerancia ocurre
cuando el organismo se adapta a la continua presencia del fármaco. Por lo
general, son dos los mecanismos responsables de la tolerancia: 1) el metabolismo
del fármaco se acelera (habitualmente porque aumenta la actividad de las
enzimas hepáticas que metabolizan el fármaco) y 2) disminuye la cantidad de

30
receptores o su afinidad hacia el fármaco. El término resistencia se usa para
describir la situación en que una persona deja de responder a un antibiótico, a un
fármaco antivírico o a la quimioterapia en el tratamiento de cáncer. Según el grado
de tolerancia o resistencia desarrollado, el médico puede aumentar la dosis o
seleccionar un fármaco alternativo.

UNIDAD DE APRENDIZAJE III: NEUROTRANSMISORES

Competencia
Conocer las principales técnicas de investigación psicofarmacológica, los métodos
conductuales, los principales efectos comportamentales y mecanismos de acción
de los fármacos más utilizados en el tratamiento de los trastornos mentales.

Capacidades
 Conocimiento general de los psicofármacos y su efecto sobre la conducta.
 Identificación de los efectos adversos de los medicamentos y los peligros
que puede generar su uso indebido o sin conocimiento previo.
 Nociones elementales de terapéutica.
 Describe las características y funcionalidad de los medicamentos
psiquiátricos.

Estrategias Metodológicas
 Clases magistrales.
 Enseñanza expositiva.
 Uso de pizarra.
 Multimedia.
 Maquetas.

Contenido
 Concepto de Neurotransmisores. Serotonina, Noradrenalina, Dopamina,
Acetilcolina. Glutamato, GABA

31
Desarrollo del contenido

III. NEUROTRANSMISORES

Los neurotransmisores son sustancias químicas creadas por el cuerpo que


transmiten señales (es decir, información) desde una neurona hasta la
siguiente a través de unos puntos de contacto llamados sinapsis. Cuando
esto ocurre, la sustancia química se libera por las vesículas de la neurona
pre-sináptica, atraviesa el espacio sináptico y actúa cambiando el potencial
de acción en la neurona post-sináptica.

Principales neurotransmisores y sus funciones


1. Serotonina
Este neurotransmisor es sintetizado a partir del triptófano, un aminoácido
que no es fabricado por el cuerpo, por lo que debe ser aportado a través
de la dieta. La serotonina (5-HT) es comúnmente conocida como la
hormona de la felicidad, porque los niveles bajos de esta sustancia se
asocian a la depresión y la obsesión.

32
Además de su relación con el estado de ánimo, el 5-HT desempeña
distintas funciones dentro del organismo, entre los que destacan: su papel
fundamental en la digestión, el control de la temperatura corporal, su
influencia en el deseo sexual o su papel en la regulación del ciclo sueño-
vigilia.
El exceso de serotonina puede provocar un conjunto de síntomas de
distinta gravedad.
2. Dopamina
La dopamina es otro de los neurotransmisores más conocidos, porque
está implicado en las conductas adictivas y es la causante de las
sensaciones placenteras. Sin embargo, entre sus funciones también
encontramos la coordinación de ciertos movimientos musculares, la
regulación de la memoria, los procesos cognitivos asociados al
aprendizaje y la toma de decisiones
3. Endorfinas
¿Te has dado cuenta de que después de salir a correr o practicar ejercicio
físico te sientes mejor, más animado y enérgico? Pues esto se debe
fundamentalmente a las endorfinas, una droga natural que es liberada por
nuestro cuerpo y que produce una sensación de placer y euforia.

Algunas de sus funciones son: promueven la calma, mejoran el humor,


reducen el dolor, retrasan el proceso de envejecimiento o potencian las
funciones del sistema inmunitario.
4. Adrenalina (epinefrina)
La adrenalina es un neurotransmisor que desencadena mecanismos de
supervivencia, pues se asocia a las situaciones en las que tenemos que
estar alerta y activados porque permite reaccionar en situaciones de
estrés.
En definitiva, la adrenalina cumple tanto funciones fisiológicas (como la
regulación de la presión arterial o del ritmo respiratorio y la dilatación de
las pupilas) como psicológicas (mantenernos en alerta y ser más sensibles
ante cualquier estímulo).
5. Noradrenalina (norepinefrina)
La adrenalina está implicada en distintas funciones del cerebro y se
relaciona con la motivación, la ira o el placer sexual. El desajuste de
noradrenalina se asocia a la depresión y la ansiedad.

33
6. Glutamato
El glutamato es el neurotransmisor excitatorio más importante del sistema
nervioso central. Es especialmente importante para la memoria y su
recuperación, y es considerado como el principal mediador de la
información sensorial, motora, cognitiva, emocional. De algún modo,
estimula varios procesos mentales de importancia esencial.
Las investigaciones afirman que este neurotransmisor presente en el 80-
90% de sinapsis del cerebro. El exceso de glutamato es tóxico para las
neuronas y se relaciona con enfermedades como la epilepsia, el derrame
cerebral o enfermedad lateral amiotrófica.
7. GABA
El GABA (ácido gamma-aminobutírico) actúa como un mensajero inhibidor,
por lo que frena la acción de los neurotransmisores excitatorios. Está
ampliamente distribuido en las neuronas del córtex, y contribuye al control
motor, la visión, regula la ansiedad, entre otras funciones corticales.
8. Acetilcolina
Como curiosidad, este es el primer neurotransmisor que se descubrió.
Este hecho ocurrió en 1921 y el hallazgo tuvo lugar gracias a Otto Loewi,
un biólogo alemán ganador del premio Nobel en 1936. La acetilcolina
ampliamente distribuida por las sinapsis del sistema nervioso central, pero
también se encuentra en el sistema nervioso periférico.

Algunas de las funciones más destacadas de este neuroquímico son:


participa en la estimulación de los músculos, en el paso de sueño a vigilia
y en los procesos de memoria y asociación.

Clasificación de los neurotransmisores


Los neurotransmisores pueden clasificarse de la siguiente manera:
- Aminas: Son neurotransmisores que derivan de distintos aminoácidos
como, por ejemplo, el triptófano. En este grupo se encuentran:
Norepinefrina, epinefrina, dopamina o la serotonina.
- Aminoácidos: A diferencia de los anteriores (que derivan de distintos
aminoácidos), éstos son aminoácidos. Por ejemplo: Glutamato, GABA,
aspartato o glicina.
- Purinas: Las investigaciones recientes indican que las purinas como el
ATP o la adenosina también actúan como mensajeros químicos.

34
- Gases: Óxido nítrico es el principal neurotransmisor de este grupo.
- Péptidos: Los péptidos están ampliamente distribuidos en todo el encéfalo.
Por ejemplo: las endorfinas, las dinorfinas y las taquininas.
- Ésteres: Dentro de este grupo se encuentra la acetilcolina.

UNIDAD DE APRENDIZAJE IV: FARMACOLOGÍA PSIQUIATRICA

Competencia
Conocer las principales técnicas de investigación psicofarmacológica, los métodos
conductuales, los principales efectos comportamentales y mecanismos de acción
de los fármacos más utilizados en el tratamiento de los trastornos mentales.

Capacidades
 Conocimiento general de los psicofármacos y su efecto sobre la conducta.
 Identificación de los efectos adversos de los medicamentos y los peligros
que puede generar su uso indebido o sin conocimiento previo.
 Nociones elementales de terapéutica.
 Describe las características y funcionalidad de los medicamentos
psiquiátricos.

Estrategias Metodológicas
 Clases magistrales.
 Enseñanza expositiva.

35
 Uso de pizarra.
 Multimedia.
 Maquetas.

Contenido
 Psicofarmacología de la Esquizofrenia. Historia y uso de los fármacos
antipsicóticos. Principales clases de antipsicóticos.
 Psicofarmacología de los trastornos del estado de ánimo. Hipótesis sobre
la psicobiología de la depresión. Antidepresivos: mecanismo de acción y
perfil farmacológico. La manía y el trastorno bipolar: litio.
 Psicofarmacología de la ansiedad. Trastornos de ansiedad. Diferentes
sustancias con perfil ansiolítico. Acción de las benzodiacepinas sobre el
complejo receptor GABA-A benzodiacepínico y otros sistemas.
 Introducción a las bases biológicas de la drogadicción. Drogas
psicoactivas: Cocaína, anfetaminas y derivados, psicodélicos y drogas de
síntesis, cannabis, alcohol y opiáceos.

Desarrollo del contenido

IV. FARMACOLOGÍA PSIQUIATRICA

Psicofarmacología de la Esquizofrenia

La esquizofrenia es el trastorno psicótico más común y mejor conocido, que afecta


al 1% de la población. La esperanza de vida de los pacientes con esquizofrenia es
entre 20-30 años menor que en la población general. Profundizar en la explicación
farmacológica de la esquizofrenia nos ayudará a entender este trastorno.

Ahora bien, cuando hablamos de la explicación farmacológica de la esquizofrenia


nos referimos a cómo las alteraciones químicas del cerebro provocan síntomas
psicóticos. De hecho, en este trastorno encontramos un neurotransmisor
altamente implicado: la dopamina. Una sustancia involucrada en una gran
cantidad de funciones básicas, entre ellas la regulación emocional.

36
Debido a la gran relación de la dopamina con este trastorno, gran parte de los
tratamientos químicos de la esquizofrenia tienen que ver con la regulación de los
niveles de dopamina en el cerebro.

Explicación farmacológica de la esquizofrenia

Para entender mejor cómo es la química cerebral durante la esquizofrenia,


primero es necesario saber cuáles son sus síntomas. En este trastorno podemos
encontrar principalmente dos tipos:

Síntomas positivos. Se trata de aquellos en los que aparece un comportamiento o


percepción no habitual. En este grupo se incluirían delirios, alucinaciones,
comportamiento agitado o desorganizado y lenguaje alterado.

Síntomas negativos. Tienen que ver con la desaparición de comportamientos


normales. Entre ellos se cuentan el afecto aplanado, el retraimiento afectivo, la
pasividad, y el pensamiento estereotipado.

Los síntomas positivos vienen dados por una alteración dopaminérgica en la vía
mesolímbica. Cuando esta vía es estimulada en exceso es cuando aparecen los
delirios y alucinaciones. Esto se debe a que hay una cantidad basal de dopamina
en esta área superior a lo normal.

En cambio, los síntomas negativos tienen su origen en la vía mesocortical de la


dopamina. Cuando esta vía está hipoactivada (es decir, activada menos de lo
normal), es cuando el sujeto muestra pasividad y aplanamiento cognitivo. Esto se
debe a que los niveles de este neurotransmisor son extremadamente bajos en esa
área.

Sin embargo, ¿cómo es posible que la dopamina sea alta en una vía mientras que
en otra sea altamente escasa? Esto es precisamente lo que intenta explicar la
hipótesis glutamatérgica de la esquizofrenia. Esta interpretación de los resultados
de diversas investigaciones defiende que el causante del desequilibrio son los
receptores del neurotransmisor glutamato.

Durante la esquizofrenia, estos receptores presentaran anomalías que merman la


actividad del glutamato en el cerebro. El problema es que esta sustancia es el
neurotransmisor que se encarga de liberar dopamina en la vía mesocortical y de
inhibirla en la vía mesolímbica. Por eso, es fácil deducir que si no hay glutamato
para cumplir esa función, ambas vías se verán alteradas. Esto coincide con los
síntomas de la esquizofrenia.

37
No obstante, es importante mencionar que esta hipótesis no está actualmente
contrastada, pero entre todas las posibilidades existentes es la que cuenta con
más evidencia científica. Las alteraciones de glutamato explican de forma muy
precisa todos los síntomas de la esquizofrenia.

Tratamiento de la esquizofrenia

Tras descubrir que las alucinaciones eran provocadas por un exceso de


dopamina, la mayoría de los fármacos se centraron en solucionar este problema.
Por esta razón los antipsicóticos convencionales eran antagonistas de la
dopamina, los cuales evitaban que este neurotransmisor se enganchara a sus
receptores.

Al conseguir reducir los niveles en la vía mesolímbica, gran parte de los síntomas
positivos se ven aliviados. Pero estos fármacos no eran selectivos, y reducían la
dopamina en todo el cerebro. Si sumamos esto al déficit mesocortical existente,
aparte de un empeoramiento de los síntomas negativos, aparecían diversos
efectos secundarios. El más típico es el SEP (síndrome extrapiramidal), un
trastorno similar a la enfermedad de Parkinson. Ejemplos de estos antipsicóticos
convencionales son la clorpromacina, Haloperidol o Sulpirida.

Debido a que los antipsicóticos tradicionales causaban más problemas de los que
resolvían, aparecieron los antipsicóticos atípicos. Estos nuevos fármacos, aparte
de ser antagonistas de la dopamina, incluyen diferentes interacciones con otros
neurotransmisores. Entre todos ellos lo más frecuente es añadir un antagonismo
con la serotonina. Esto se debe a que, a través de diversos procesos, un nivel
reducido de serotonina en ciertas zonas provoca un aumento de la dopamina en
la vía mesocortical.

Parece ser que estos antipsicóticos atípicos solucionan algunos de los problemas
de los antiguos fármacos, pero la realidad es mucho más complicada: cada
individuo reacciona de forma distinta a cada fármaco, lo que complica en exceso
esta situación. Por ello, hay que adaptar la medicación al individuo y no al revés.

Acudir a la explicación farmacológica de la esquizofrenia, además de ayudarnos a


entenderla, nos permite enfocar el tratamiento de la misma. No obstante, una
investigación centrada en descubrir todos los aspectos químicos y en desarrollar
nuevos fármacos es esencial para mejorar la vida de ese 1% de la población que
sufre esquizofrenia.

Psicofarmacología de los trastornos de estados de animo


38
Actualmente no tenemos una explicación completa y adecuada de cómo
funcionan los fármacos antidepresivos. Lo que sí sabemos es que todos los
antidepresivos eficaces tienen interacciones inmediatas identificables con uno o
más receptores o enzimas relacionados con los neurotransmisores
monoaminérgicos. Estas acciones inmediatas proporcionan el fundamento
farmacológico de la actual clasificación de los diferentes antidepresivos.

Según este esquema de clasificación, existen al menos ocho mecanismos de


acción farmacológicos distintos y más de dos docenas de antidepresivos. Las
acciones farmacológicas inmediatas de todos los antidepresivos tienen el efecto
de aumentar los niveles de los neurotransmisores monoaminérgicos a la larga.

Actualmente la investigación se centra en la expresión génica desencadenada por


los antidepresivos. La hipótesis monoaminérgica de la acción de los
antidepresivos en la expresión génica sugiere que dicha expresión génica
constituye, en última instancia, la acción más importante de los antidepresivos.

La hipótesis de los receptores de los neurotransmisores en la acción


antidepresiva.

Una teoría que explica el mecanismo último de la acción terapéutica retardada de


los antidepresivos es la hipótesis de los receptores de neurotransmisores en la
acción antidepresiva. Como ya hemos visto, propone que la depresión está ligada
a un funcionamiento anormal de los receptores de los neurotransmisores.

Tanto si los receptores de los neurotransmisores son anormales en la depresión


como si no, la hipótesis de los receptores de los neurotransmisores en la acción
antidepresiva propone que los antidepresivos, independientemente de cuáles
sean sus acciones iniciales en los receptores y enzimas, causan finalmente una
desensibilización, o regulación a la baja, de los receptores de neurotransmisores
clave, siguiendo un curso temporal coherente con el inicio retardado de la acción
antidepresiva de estos fármacos.

Antidepresivos clásicos: inhibidores de la monoaminooxidasa y antidepresivos


tricíclicos

Inhibidores de la monoaminooxidasa

39
Los primeros antidepresivos clínicamente eficaces descubiertos eran inhibidores
inmediatos del enzima monoaminooxidasa. Fueron descubiertos accidentalmente
cuando se observó que un fármaco antituberculoso mejoraba la depresión que
coexistía en algunos pacientes con tuberculosis. Este hallazgo pronto llevó a la
síntesis, en las décadas 50 y 60, de más fármacos que inhibían a la MAO pero
que carecían de las propiedades adicionales no deseadas (p.e. antituberculosas).
Aunque mejor conocidos como potentes antidepresivos, los inhibidores de la MAO
(IMAO) son también agentes terapéuticos para algunos trastornos de ansiedad,
como el trastorno de pánico y la fobia social.

Los IMAO originales son todos irreversibles del enzima, que se unen a la MAO
irreversiblemente y destruyen para siempre su función, de manera que la actividad
enzimática sólo puede recuperarse por medio de la síntesis de un nuevo enzima.
Algunas veces a estos inhibidores se les denomina “inhibidores suicidas” porque
una vez el enzima se une al inhibidor, prácticamente el primero se “suicida” ya
que nunca puede volver a funcionar hasta que una nueva proteína enzimática sea
sintetizada por el ADN neuronal en el núcleo de la célula.

Existen dos subtipos de MAO, la A y la B. Ambas formas son inhibidas por los
IMAO originales, que, por tanto no son selectivos.

MAO-A: Metaboliza los neurotransmisores monoaminérgicos más estrechamente


asociados a la depresión, es decir, serotonina y norepinefrina. Por consiguiente,
metaboliza también la amina asociada al control de la presión sanguínea (la NE).
Por ello, la inhibición de la MAO-A está asociada tanto a las acciones
antidepresivas, como a los efectos secundarios hipertensivos no deseables.

MAO-B: Se cree que convierte algunos sustratos aminérgicos, llamados


protoxinas, en toxinas que pueden causar daño neuronal. La inhibición de la
MAO-B está asociada a la prevención de procesos neurodegenerativos, como la
enfermedad de Parkinson.

En los últimos años se han dado avances respecto a los IMAO. Uno es la
producción de inhibidores selectivos de la MAO-A o de la MAO-B. El otro es la

40
producción de inhibidores de la MAO-A reversibles. Las implicaciones de estos
avances son múltiples.

Una de las propiedades más molestas de los IMAO originales, irreversibles y no


selectivos, es el hecho de que, tras haber inhibido la MAO, las aminas ingeridas
en la dieta pueden causar un aumento peligroso de la presión sanguínea.
Normalmente, estas aminas procedentes de la dieta son metabolizadas de
manera segura por la MAO antes de que puedan causar un aumento de la presión
sanguínea. Sin embargo, cuando la MAO es inhibida, la presión sanguínea puede
aumentar repentina y espectacularmente, pudiendo causar hemorragias
intracerebrales y la muerte tras la ingestión de ciertos alimentos o bebidas que
contengan tiramina (como el queso). Este riesgo se puede controlar restringiendo
la dieta de tal manera que los alimentos peligrosos sean eliminados y reduciendo
también el uso simultáneo de ciertas medicaciones peligrosas (p.e. el analgésico
meperidina, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y los
agentes simpaticomiméticos). El riesgo de las crisis hipertensivas y el engorro de
restringir la dieta y la medicación han sido generalmente el precio que los
pacientes han tenido que pagar para conseguir los beneficios terapéuticos de los
IMAO.

En el caso de los inhibidores de la MAO-B, al no inhibirse cantidades significativas


de la MAO-A, no hay un riesgo especial de hipertensión por las aminas de la
dieta. Los pacientes que toman inhibidores de la MAO- B para impedir la
progresión de la enfermedad de Parkinson, p.e., no requieren una dieta especial.

Se está introduciendo una nueva clase de IMAO en la práctica clínica para el


tratamiento de la depresión, conocidos como inhibidores reversibles de la MAO-A
(IRMA). Es decir, los inhibidores suicidas están asociados a los peligrosos
episodios hipertensivos antes mencionados y aparecen cuando los pacientes
comen alimentos ricos en tiramina (queso). Esta denominada “reacción al queso”
se produce cuando la tiramina de la dieta libera NE y otras aminas
simpaticomiméticas. Cuando la MAO es inhibida irreversiblemente, los niveles de
estas aminas se elevan hasta un extremo peligroso porque no son destruidas por
la MAO. La presión sanguínea se eleva vertiginosamente, causando la ruptura de
vasos sanguíneos en el cerebro.

41
Con los IRMA, si se come queso, la tiramina todavía liberará aminas
simpaticomiméticas, pero estas aminas ahuyentarán al inhibidor reversible fuera
del enzima MAO, permitiendo que las aminas peligrosa sean destruidas. Los
IRMA tienen los mismos efectos terapéuticos que los inhibidores suicidas, sin el
peligro de la reacción al queso.

Antidepresivos tricíclicos

Los antidepresivos tricíclicos fueron llamados así porque su estructura química


orgánica contiene tres anillos. Fueron sintetizados más o menos al mismo tiempo
que otras moléculas de tres anillos que habían demostrado ser eficaces
tranquilizantes para la esquizofrenia (clorpromacina), pero resultaron
decepcionantes cuando se probaron como antipsicóticos y prácticamente fueron
descartados. Sin embargo, durante las pruebas se descubrió que eran
antidepresivos y tras un cuidadoso estudio clínico se confirmaron las propiedades
antidepresivas en pacientes esquizofrénicos, aunque no se constataron
propiedades antipsicóticas.

Mucho tiempo después de que se observaran sus propiedades antidepresivas se


descubrió que los tricíclicos bloqueaban las bombas de recaptación tanto de la
serotonina como de la norepinefrina, y en menor medida, de la dopamina.

Además, esencialmente todos los antidepresivos tricíclicos tienen al menos otras


tres acciones:

el bloqueo de los receptores colinérgicos muscarínicos

el bloqueo de los receptores de la histamina H1

el bloqueo de los receptores adrenérgicos alfa 1

Mientras que el bloqueo de las bombas de recaptación de 5HT y NE da cuenta de


las acciones terapéuticas de estos fármacos, se cree que las otras tres
propiedades farmacológicas explican los efectos secundarios de los ATC.

Los ATC bloquean también los canales de sodio del corazón y el cerebro, lo que
puede causar arritmias cardiacas y parada cardiaca por sobredosis, además de
ataques.

En cuanto a las acciones terapéuticas de los ATC, esencialmente trabajan como


moduladores alostéricos del proceso de recaptación del neurotransmisor.
Concretamente, los ATC son moduladores alostéricos negativos. Cuando los
neurotransmisores NE y 5HT se unen a sus propios sitios receptores selectivos,
42
normalmente son transportados de vuelta a la neurona presináptica. Sin embargo,
cuando ciertos antidepresivos se unen a un sitio alostérico cercano al
transportador del neurotransmisor, éste ya no es capaz de unirse allí, bloqueando
la recaptación sináptica del neurotransmisor. Por tanto, la 5HT y la NE no pueden
ser enviadas de vuelta a la neurona.

Por lo que respecta a los efectos secundarios de los ATC, el bloqueo de los
receptores adrenérgicos alfa 1 origina hipotensión ortostática y mareos. Las
acciones anticolinérgicas en los receptores colinérgicos muscarínicos causan
sequedad en la boca, visión borrosa, retención urinaria y estreñimiento, así como
trastornos de memoria. El bloqueo de los receptores de histamina H1 causa
sedación y aumento de peso.

Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina

Qué tienen en común los cinco fármacos

Los ISRS constituyen una clase de fármacos con cinco miembros prominentes,
que en conjunto integran la mayoría de las prescripciones de antidepresivos en
EEUU y en varios países más. Estos son:

Fluoxetina

Sertralina

Paroxetina

Fluvoxamina

Citalopram

Aunque cada uno de estos cinco ISRS pertenece a una familia químicamente
distinta, todos ellos tienen una importante característica en común, a saber, su
potente y selectiva inhibición de la recaptación de serotonina, más fuerte que sus
acciones en la recaptación de NE o en los receptores alfa 1, de histamina H1 o
colinérgicos muscarínicos, y su prácticamente nula capacidad para bloquear los
canales de sodio, aún en caso de sobredosis.

Todos los ISRS comparten importantes características que los diferencian de los
ATC, a los que han reemplazado en gran medida en la práctica clínica. Es decir,
los ISRS tienen propiedades inhibitorias de la recaptación de 5HT más potentes y
selectivas que los ATC. Al eliminar las propiedades farmacológicas indeseables

43
de los ATC, los ISRS eliminan también los efectos secundarios indeseables a
ellos asociados.

En particular, los ISRS carecen del peligro de sobredosis que comparten todos los
ATC (mientras que la administración de un ATC durante 15 días puede
representar una dosis letal, los ISRS, en cambio, raramente –por no decir nunca-
causan por sí solos la muerte por sobredosis.

Mecanismos de acción farmacológica y molecular de los ISRS

Aunque clásicamente se ha hecho hincapié en la acción de los ISRS en el


terminal axónico presináptico, las investigaciones más recientes han determinado
que los eventos que ocurren en el extremo somatodendrítico de la neurona
serotoninérgica (cerca del cuerpo celular) pueden ser más importantes para
explicar sus acciones terapéuticas. Es posible que los eventos que ocurren en la
neurona serotoninérgica postsináptica medien los efectos secundarios agudos y el
desarrollo de la tolerancia a dichos efectos a la larga.

La hipótesis monoaminérgica de la depresión afirma que en el estado depresivo


puede haber una deficiencia de serotonina, tanto en las áreas somatodendríticas
presinápticas (cerca del cuerpo celular), como en la propia sinapsis, cerca del
terminal axónico. Las tasas de descarga neuronal pueden verse reducidas.

La hipótesis de los receptores de los neurotransmisores sostiene que los


receptores pre y postsinápticos se pueden regular al alza.

La hipótesis monoaminérgica de la acción génica retardada sugiere que es


posible que estos receptores no sean capaces de transducir la ocupación del
receptor por la 5HT en la necesaria regulación de los genes postsinápticos, como
los del factor BDNF.

También es posible que la neurona serotoninérgica sea normal pero que los
eventos desencadenados por los ISRS contrarresten las deficiencias
neuroquímicas en otras partes del cerebro.

Cuando se administra un ISRS de forma aguda, la serotonina aumenta debido al


bloqueo de su bomba de transporte. Lo que ha resultado sorprendente, sin
embargo, ha sido descubrir que el bloqueo de la bomba de recaptación
presináptica no produce inmediatamente una gran acumulación de serotonina en
la sinapsis. En realidad, cuando se inicia un tratamiento con ISRS, la 5HT alcanza

44
un nivel mucho más elevado en el área de los cuerpos celulares del rafe
mesencefálico que en las áreas cerebrales donde terminan los axones. El área
somatodendrítica de la neurona serotoninérgica es donde se incrementa primero
la serotonina, y los receptores serotoninérgicos presentan una farmacología
5HT1A. A la larga, el incremento de 5HT en los autorreceptores
somatodendríticos 5HT1A tiene el efecto de regularlos a la baja y de
desensibilizarlos. La reacción del genoma a esta información consiste en dar
instrucciones que hacen que esos mismos receptores se desensibilicen con el
tiempo. El curso temporal de esta desensibilización se corresponde con el inicio
de las acciones terapéuticas de los ISRS.

Una vez que los autorreceptores somatodendríticos 5HT1A se desensibilizan, la


5HT ya no puede inhibir eficazmente su propia liberación, y, en consecuencia, la
neurona serotoninérgica queda desinhibida. Esto da como resultado una
avalancha de liberación de 5HT desde los axones debido a un incremento en el
flujo de los impulsos neuronales. Esta es otra manera de decir que la liberación de
serotonina se “pone en marcha” en los terminales axónicos. La serotonina que
ahora fluye de las diversas proyecciones de las vías serotoninérgicas del cerebro
teóricamente media las distintas acciones terapéuticas de los ISRS.

Mientras los autorreceptores somatodendríticos presinápticos se desensibilizan, la


serotonina se acumula en la sinapsis, haciendo que se desensibilicen también los
receptores serotoninérgicos postsinápticos.

Dichos receptores, a su vez, envían esta información al núcleo celular de la


neurona postsináptica a la que se dirige la serotonina. La reacción del genoma de
la neurona postsináptica es también dar instrucciones para regular a la baja o
desensibilizar dichos receptores. El curso temporal de esta desensibilización se
corresponde con el inicio de la tolerancia a los efectos secundarios de los ISRS.

Esta teoría sugiere un mecanismo farmacológico en cascada por el cual los ISRS
ejercen sus acciones terapéuticas, a saber, una potente desinhibición de la
liberación de 5HT en las vías clave de todo el cerebro. Por otra parte, los efectos
secundarios se deben hipotéticamente, a las acciones agudas de la serotonina en
receptores no deseables situados en vías no deseables. Finalmente, los efectos
secundarios pueden atenuarse a la larga debido a la desensibilización de los
propios receptores que median dichos efectos.

45
Vías y receptores serotoninérgicos que median las acciones terapéuticas y los
efectos secundarios de los ISRS

Los ISRS causan tanto sus acciones terapéuticas como sus efectos secundarios
aumentando la serotonina en las sinapsis, donde se bloquea la recaptación y se
desinhibe la liberación de serotonina.

Comprendiendo las funciones de las diversas vías serotoninérgicas y la


distribución de los distintos subtipos de receptores serotoninérgicos, es posible
entender mejor tanto las acciones terapéuticas como los efectos secundarios.

En cuanto a las acciones antidepresivas, la evidencia apunta a la proyección de


neuronas serotoninérgicas desde el rafe mesencefálico a la corteza frontal como
el sustrato de su acción terapéutica.

Las acciones terapéuticas en la bulimia, la voracidad y varios trastornos más de


los hábitos alimentarios pueden estar mediadas por la vía serotoninérgica desde
el rafe a los centros de la alimentación y el apetito en el hipotálamo.

Dado que diversas vías parecen mediar las distintas acciones terapéuticas de los
ISRS, no resultaría sorprendente que los papeles terapéuticos de la serotonina
difieran de una indicación terapéutica a otra.

De hecho, éste parece ser el caso, y ello podría constituir la base de los diferentes
perfiles terapéuticos de los ISRS de unas indicaciones a otras.

Las distintas acciones antidepresiva y antibulímica, p.e., vienen indicadas por


diferentes dosis, diferentes momentos de inicio de la acción y distinta
documentación sobre las acciones a largo plazo.

Si los receptores postsinápticos que teóricamente median los efectos secundarios


se regulan a la baja o se desensibilizan, los efectos secundarios se atenúan o
desaparecen. Afortunadamente, los efectos secundarios de los ISRS constituyen
más una molestia que un peligro, y en general se atenúan con el tiempo, aunque
pueden hacer que un importante subgrupo de pacientes interrumpa su
administración prematuramente.

Inhibidores "no tan selectivos" de la recaptación de serotonina: ¿cinco únicos


fármacos, o una clase con cinco miembros?

46
Nota del equipo docente: No se precisan los contenidos de este aptdo., aunque es
conveniente conocer la explicación relativa a los ISRS con selectividad parcial.

Inhibidores selectivos de la recaptación noradrenérgica

Aunque algunos ATC bloquean la recaptación de NE más potentemente que la


recaptación de serotonina, ni tan siquiera estos ATC son realmente selectivos,
puesto que siguen bloqueando los receptores alfa 1, de histamina H1 y
colinérgicos muscarínicos, como hacen los ATC.

El primer inhibidor de la recaptación noradrenérgica (IRN) realmente selectivo es


la reboxetina, que carece de estas propiedades indeseables.

La reboxetina constituye el lógico complemento farmacológico de los ISRS,


puesto que proporciona una inhibición noradrenérgica selectiva mayor que la
inhibición de la recaptación de la serotonina, pero sin las propiedades indeseables
de los ATC.

Aunque la NE y la 5HT tienen funciones coincidentes en la regulación del estado


del ánimo, el hipotético síndrome de deficiencia noradrenérgica no es idéntico al
hipotético síndrome de deficiencia serotoninérgica. Por otra parte, no todos los
pacientes con depresión responden a un ISRS ni todos responden a un IRN
selectivo, aunque puede que haya más que respondan a los agentes, o
combinaciones de agentes, que bloquean tanto la recaptación serotoninérgica
como la noradrenérgica.

Además, muchos pacientes que responden a los bloqueadores de la recaptación


de serotonina no experimentan una remisión completa, y parece que su estado de
ánimo haya mejorado pero que presenta un permanente síndrome de deficiencia
noradrenérgica, lo que a veces se denomina respuesta apática a los ISRS.

Aunque todavía no es posible determinar quién responderá a un agente


serotoninérgico y quién lo hará a un agente noradrenérgico antes de iniciar un
tratamiento empírico, existe la idea de que quienes presentan el síndrome de
deficiencia serotoninérgica (depresión asociada a ansiedad, pánico, fobias,
trastorno de estrés postraumático, obsesiones, compulsiones y trastornos de la
alimentación) podrían responder mejor a los antidepresivos serotoninérgicos.

Esta idea se ve respaldada por el hecho de que los antidepresivos


serotoninérgicos resultan eficaces no sólo en la depresión, sino también en el

47
trastorno obsesivo-compulsivo, trastornos de la alimentación, el pánico, la fobia
social e, incluso el trastorno de estrés postraumático.

Por otra parte, los pacientes con el síndrome de deficiencia noradrenérgica


(depresión asociada a la fatiga, apatía y trastornos cognitivos notables,
especialmente un deterioro de la concentración, problemas a la hora de centrar y
mantener la atención, lentitud en el procesamiento de la información y deficiencias
en la memoria de trabajo) teóricamente podrían responder mejor a los agentes
noradrenérgicos.

Dado que hace muy poco que se dispone de los inhibidores selectivos de la
recaptación noradrenérgica, esta teoría se basa en la investigación con animales.

Las primeras indicaciones relativas al uso de la reboxetina muestran que su


eficacia resulta cuando menos comparable a la de los ATC y los ISRS. Además, la
reboxetina puede potenciar específicamente el funcionamiento social, quizá
convirtiendo la repuesta apática en una remisión completa.

Por otra parte, la reboxetina puede resultar útil para la depresión grave, para la
depresión que no responda a otros antidepresivos y como complemento de los
antidepresivos serotoninérgicos cuando se necesitan mecanismos
neurotransmisores duales para tratar los casos más difíciles

Psicofarmacología de la ansiedad

La ansiedad es una emoción normal en circunstancias amenazadoras y se


considera que forma parte de la reacción evolutiva de supervivencia de “lucha o
huida”. Sin embargo, la presencia de ansiedad algunas veces constituye una mala
adaptación y un trastorno psiquiátrico.

Clasificar los trastornos de ansiedad por su subtipo diagnóstico (trastorno


obsesivo compulsivo, trastorno de pánico, fobia social, trastorno de ansiedad
generalizada -TAG-, etc.), tiene importantes consecuencias en cuanto a
pronóstico y tratamiento. Es decir, los médicos de atención primaria tienden a
tratar los síntomas de la ansiedad y/o la depresión tanto si alcanzan el umbral de
diagnóstico como si no lo hacen.

Los psiquiatras tienden a centrarse en el trastorno depresivo mayor o en los


subtipos del trastorno de ansiedad que normalmente constituyen afecciones
comórbidas con el TAG en lugar de abordar el TAG explícitamente. Las
tendencias más recientes, sin embargo, sugieren que el TAG puede ser más

48
importante de lo que originariamente se creía y que merece ciertamente un
reconocimiento diagnóstico, puesto que generalmente representa un estado de
recuperación incompleta de una serie de trastornos de ansiedad y trastornos
afectivos. La expresión “respuesta ansiosa” alude a un paciente con depresión
ansiosa cuyo trastorno mejora pero no presenta una remisión completa, ya que la
ansiedad generalizada, la inquietud, la tensión, el insomnio y los síntomas
somáticos persisten. Cuando una forma de depresión ansiosa continúa de modo
más benigno, sigue causando incapacidad y estrés, y lo que es peor, puede ser el
presagio de la aparición de otro episodio de depresión. El TAG no constituye,
pues, una afección trivial.

La ansiedad y la depresión pueden combinarse en una amplia variedad de


síntomas. El trastorno de ansiedad generalizada (TAG) se puede solapar con el
trastorno depresivo mayor (TDM) para formar la ansiedad depresión mixta (ADM).
La ansiedad subsindrómica, también denominada a veces distimia ansiosa. El
TDM también puede solaparse con síntomas de ansiedad subsindrómica para
crear la depresión ansiosa; el TAG puede solaparse con síntomas de depresión,
como la distimia, para crear el TAG con rasgos depresivos. De este modo es
posible todo un espectro de síntomas y trastornos, que van desde la ansiedad
pura sin depresión, pasando por diversas mezclas con intensidades distintas de
cada una, hasta la depresión pura sin ansiedad.

Algunos pacientes con ansiedad subsindrómica presentan un curso clínico


intermitente, con altibajos en el transcurso del tiempo entre un estado normal y un
estado de ansiedad subsindrómica.

Otros pacientes con ansiedad subsindrómica presentan un curso clínico crónico y


relativamente estable, aunque no remite con el tiempo.

La ansiedad subsindrómica puede ser precursora de un episodio de trastorno de


ansiedad generalizada (TAG) completo. Tales pacientes pueden presentar un
curso clínico intermitente, con altibajos en el transcurso del tiempo entre la
ansiedad subsindrómica y el TAG. La descompensación hacia un TAG completo,
con recuperación sólo hasta un estado de ansiedad subsindrómica en el
transcurso del tiempo, se puede denominar Síndrome de ansiedad doble.

La ansiedad subsindrómica puede ser precursora no sólo de la descompensación


hacia un TAG, sino que el TAG, a su vez, puede ser el precursor de la
descompensación hacia el trastorno de pánico en algunos pacientes.

49
La ansiedad depresión mixta subsindrómica (ADM) puede ser un estado
psicológico inestable, caracterizado por la vulnerabilidad en condiciones de estrés
a la descompensación hacia trastornos psiquiátricos más graves, como un TAG,
un síndrome completo de ADM o un TDM.

Tratamientos farmacológicos para la ansiedad

¿Antidepresivos o ansiolíticos?

Si la ansiedad patológica y generalizada es un estado de recuperación incompleta


de la depresión o de determinados subtipos de trastorno de ansiedad, no
resultaría sorprendente que los tratamientos altamente efectivos para la depresión
y los trastornos de ansiedad pudieran resultar también efectivos para los síntomas
generalizados de ansiedad.

En la década de 1.960 la depresión y sus tratamientos se clasificaron


separadamente de la ansiedad y los diversos subtipos de trastorno de ansiedad y
sus tratamientos.

En las décadas de 1.970 y 1.980 se empezó a solapar el uso de antidepresivos y


ansiolíticos tradicionales para el tratamiento de algunos subtipos de trastorno de
ansiedad y mezclas de depresión y ansiedad, pero no para el TAG.

En la década de 1.990 los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina


(ISRS) reemplazaron a los ansiolíticos clásicos como tratamiento de primera línea
para los diversos subtipos de trastorno de ansiedad y para las mezclas de
ansiedad y depresión, pero no para el TAG.

A finales de los 90 y principios del siglo XXI los antidepresivos venlafaxina XR y


otros se han convertido en tratamientos de primera línea para el trastorno de
ansiedad generalizada. Así, los antidepresivos constituyen ahora tratamientos de
primera línea tanto para la depresión como para los trastornos de ansiedad,
haciendo que la clasificación como antidepresivos, en lugar de ansiolíticos, resulte
inapropiada para muchos antidepresivos.

Ansiolíticos serotoninérgicos

Los primeros intentos de explicar el papel de la serotonina (5HT) en la ansiedad y


la depresión formulando la primera como un síndrome de desregulación de 5HT, y
la segunda como un síndrome de deficiencia de serotonina, constituyen
simplificaciones ingenuas y muy imprecisas, y ciertamente no explican cómo los
antidepresivos serotoninérgicos podrían ser también tratamientos de la ansiedad.

50
Por otra parte, un agonista parcial de la serotonina, la buspirona, se reconoce
como ansiolítico generalizado, pero no como tratamiento de la depresión o de los
diversos subtipos de trastorno de la ansiedad.

La buspirona sigue siendo el agente prototípico de la clase de ansiolíticos 5HT1A.


Entre sus ventajas en comparación con las benzodiacepinas se incluyen la falta
de interacciones con el alcohol, las benzodiacepinas o los agentes sedantes-
hipnóticos; la ausencia de dependencia farmacológica o de síndrome de
abstinencia en su uso a largo plazo, y la facilidad de uso en pacientes con una
historia anterior de abuso de drogas o alcohol. Su desventaja, también en
comparación con las benzodiacepinas, es el retardo en el inicio de la acción,
similar al retardo del inicio terapéutico de los antidepresivos.

La buspirona tiende a utilizarse en pacientes con ansiedad crónica y persistente,


en pacientes con abuso de sustancias comórbido y en pacientes ancianos, puesto
que es bien tolerada y no presenta interacciones farmacocinéticas significativas.
Lo que está claro es que la buspirona muestra una eficacia reproducible en ciertos
modelos animales de ansiedad y en el TAG, lo que apunta a un papel
potencialmente importante de la serotonina a la hora de mediar en los síntomas
de ansiedad a través de los receptores de 5HT1A. La buspirona tiene también un
importante papel como agente potenciador para el tratamiento de la depresión
resistente.

Ansiolíticos noradrenérgicos

La estimulación eléctrica del locus ceruleus para hacerlo hiperactivo crea un


estado análogo a la ansiedad en los animales experimentales. Así se cree que la
base de los estados de ansiedad es la hiperactividad de las neuronas
noradrenérgicas. De hecho, los síntomas de ansiedad coherentes con
hiperactividad adrenérgica incluyen la taquicardia, el temblor, la sudoración y la
dilatación de las pupilas.

Si la hiperactividad de las neuronas noradrenérgicas del locus ceruleus está


asociada a la ansiedad, entonces la administración de un agonista alfa 2 debería
actuar de una manera similar a la acción de la propia norepinefrina en sus
autorreceptores alfa 2 presinápticos. Así, la ansiedad se puede reducir debido a
que un agonista alfa 2 estimula a esos autorreceptores alfa 2, pisando el freno de
la liberación de norepinefrina.

51
La clonidina resulta especialmente útil para bloquear los aspectos
noradrenérgicos de la ansiedad (taquicardia, pupilas dilatadas, sudoración y
temblor). Sin embargo, resulta menos potente a la hora de bloquear los aspectos
subjetivos y emocionales de la ansiedad. Se ha utilizado con éxito para reducir los
síntomas adrenérgicos provocados durante la desintoxicación del alcohol, los
barbitúricos, la heroína o las benzodiacepinas.

La hiperactividad de las neuronas noradrenérgicas crea demasiada norepinefrina


postsináptica en los receptores noradrenérgicos, especialmente los receptores
beta. De manera coherente con la hipótesis de un estado de exceso de
norepinefrina en la ansiedad, en algunos casos es posible reducir los síntomas de
la ansiedad bloqueando los receptores beta con fármacos betabloqueantes.

Neuronas GABAérgicas y ansiolíticos benzodiacepínicos

Las neuronas GABAérgicas utilizan como neurotransmisor el GABA, que se


sintetiza a partir del aminoácido precursor glutamato por medio del enzima
descarboxilasa del ácido glutámico. El glutamato (ácido glutámico) es un
aminoácido no esencial, y es el aminoácido libre más abundante en el SNC. La
neurona GABA tiene un transportador presináptico (bomba de recaptación) similar
a los de la norepinefrina, serotonina y dopamina. Este transportador finaliza la
acción del GABA sináptico eliminándolo de la hendidura sináptica para su
realmacenamiento o destrucción por el enzima GABA transaminasa.

Los receptores para el GABA también regulan la neurotransmisión GABAérgica.


Existen dos subtipos conocidos:

GABA A: son los guardabarreras del canal de cloro y modulados alostéricamente


por una mezcla de receptores cercanos, entre ellos el receptor benzodiacepínico.
Este complejo receptor es hipotéticamente responsable, en parte, de la mediación
de actividades del SNC tan diversas como los ataques convulsivos, los efectos de
los fármacos anticonvulsivos y los efectos conductuales del alcohol, así como de
los conocidos efectos ansiolíticos, sedantes-hipnóticos y relajantes musculares de
las benzodiacepinas.

GABA B: no está modulado alostéricamente por las benzodiacepinas, sino que se


liga selectivamente al relajante muscular baclofen. Su papel fisiológico todavía no
se conoce muy bien, pero no parece estar íntimamente ligado a los trastornos de
ansiedad o a los ansiolíticos.

Receptores benzodiacepínicos

52
Hay múltiples formas moleculares de receptores benzodiacepínicos, y existe un
continuo debate acerca de cómo las diferencias en la composición de
aminoácidos de los receptores benzodiacepínicos pueden dar lugar a diferencias
farmacológicas en la unión de los ligandos y en la actividad funcional. Pueden
existir hasta cinco subtipos de receptores benzodiacepínicos, incluyendo tres con
perfiles farmacológicos claramente diferenciados.

Los receptores benzodiacepina-1 (omega-1): se localizan preferentemente en el


cerebelo y contienen sitios de reconocimiento con elevadas afinidades tanto para
las benzodiacepinas como para agentes con diferentes estructuras químicas. La
acción ansiolítica, así como las sedantes- hipnóticas, parecen estar mediadas
principalmente a través de este subtipo de receptor.

Los receptores benzodiacepina-2 (omega-2) se localizan predominantemente en


la médula espinal y en el cuerpo estriado. Estos receptores pueden estar
implicados en la mediación de las acciones relajantes musculares de las
benzodiacepinas.

El receptor benzodiacepina-3 (también llamado periférico), abunda en el riñón. Su


papel en las acciones ansiolíticas todavía no está claro.

Se cree que las acciones en los receptores benzodiacepínicos constituyen la base


de prácticamente todas las acciones farmacológicas de las benzodiacepinas,
tanto las deseables como las indeseables. Esto incluye las acciones terapéuticas
deseables como ansiolíticos y sedantes hipnóticos, anticonvulsivos y relajantes
musculares. También incluye sus efectos secundarios indeseables como agentes
amnésicos y como agentes que, administrados crónicamente, causan
adaptaciones en el receptor benzodiacepínico que probablemente son las
responsables de la producción de dependencia y de síndrome de abstinencia
respecto a dichos agentes.

Interacciones alostéricas positivas entre los receptores GABA A y los receptores


benzodiacepínicos

En el caso del complejo receptor GABA-benzodiacepinas, este particular complejo


de la superfamilia actúa controlando un canal iónico de cloro que media en la
neurotransmisión rápida.

53
Los receptores GABA A están dispuestos como columnas helicoidales alrededor
de un canal de cloro que es, en sí mismo, una columna de columnas. Tras la
ocupación del sitio receptor GABA A por las moléculas de GABA, las columnas
del receptor GABA A interactúan a su vez con el canal de cloro para abrirlo un
poco. El aumento resultante de la conductancia del cloro que se produce en la
neurona tiene lugar rápidamente, y es inhibidor de la descarga de esa neurona.

Cerca del sitio del receptor para el GABA no se encuentra únicamente el canal de
cloro, sino también otro receptor de neurotransmisor, denominado sitio de unión
del receptor benzodiacepínico. Los sitios de unión del receptor benzodiacepínico
también afectan a la conductancia del cloro a través del canal de cloro. Sin
embargo, el sitio de unión del receptor benzodiacepínico no logra esto modulando
directamente el canal de cloro, sino modulando alostéricamente el sitio de unión
del receptor GABA A, que a su vez modula al canal de cloro. De este modo,
cuando una benzodiacepina se liga a su propio sitio de unión en el receptor
benzodiacepínico, un sitio de unión vecino al del receptor GABA A, no ocurre
nada si el GABA no se encuentra unido también a su propio receptor GABA A.

Por otra parte, cuando el GABA está unido a su receptor GABA A, la unión
simultánea de la benzodiacepina a su sitio de unión benzodiacepínico alostérico
causa un gran aumento en la capacidad del GABA para incrementar la
conductancia del cloro a través del canal.

Para lograr un mayor grado de control regulador de la neurotransmisión GABA, el


concepto de modulación alostérica puede combinarse con el concepto de
agonistas inversos. Así pues, la modulación alostérica positiva de las
benzodiacepinas sobre los receptores GABA A tiene lugar porque las
benzodiacepinas son agonistas completos en el sitio de las benzodiacepinas. Sin
embargo, puede ocurrir una modulación alostérica negativa cuando un agonista
inverso se une al sitio benzodiacepínico. En lugar de aumentar la conductancia
del cloro que provoca el GABA, el agonista inverso la disminuye.

Esto puede traducirse en acciones conductuales opuestas de los agonistas frente


a los agonistas inversos.

Por ejemplo, los agonistas completos de las benzodiacepinas reducen la ansiedad


aumentando la conductancia del cloro; sin embargo, un agonista inverso
benzodiacepínico causa ansiedad, y lo hace disminuyendo la conductancia del

54
cloro. Cabría esperar que los agonistas inversos benzodiacepínicos fueran no sólo
ansiógenos (que crean ansiedad), sino también proconvulsivos, activadores (lo
opuesto a sedantes) y promnésicos (que promueven la memoria, contrariamente a
los amnésicos). Estas últimas acciones han sido consideradas incluso como una
posible estrategia terapéutica para trastornos de la memoria como la enfermedad
de Alzheimer. No obstante, estos agentes serían potencialmente peligrosos si
promovieran simultáneamente la ansiedad y los ataques convulsivos. De hecho,
las pruebas clínicas iniciales en humanos han inducido algunas reacciones graves
de ansiedad a los agonistas benzodiacepínicos inversos.

Un punto intermedio en el espectro agonista lo constituye el agonista parcial, los


cuales tienen la posibilidad teórica de separar los efectos deseados (es decir,
ansiolíticos) de los efectos no deseados (como sedación diurna, ataxia, alteración
de la memoria, dependencia y síndrome de abstinencia).

Se han sintetizado y evaluado una amplia variedad de agonistas parciales para el


receptor benzodiacepínico. Los resultados hasta la fecha son, en general,
decepcionantes, dado que un exceso de agonismo parcial hace que tales agentes
no puedan distinguirse de los agonistas completos ya comercializados, mientras
que la escasez de agonismo parcial se asocia con una eficacia clínica demasiado
reducida en la ansiedad. Sin embargo, esta idea de un agonista parcial es
conceptualmente atractiva, y se basa en la predicción de la existencia de tales
agentes a partir de la evaluación preclínica y de las consideraciones teóricas.

Las benzodiacepinas y el tratamiento de la ansiedad

Utilizar benzodiacepinas para tratar la ansiedad requiere saber cómo equilibrar


racionalmente los riesgos de estos agentes frente a sus beneficios, y comparar
esta fórmula con otras intervenciones terapéuticamente disponibles. Para las
afecciones relacionadas con la ansiedad a corto plazo, como el trastorno
adaptativo con inicio tras un acontecimiento vital estresante, los benzodiacepinas
pueden proporcionar un alivio rápido con poco riesgo de dependencia o de
síndrome de abstinencia si su uso se limita a un período de entre varias semanas
y pocos meses. Para procesos que probablemente requieran tratamiento durante
5 a 6 meses, como el TAG, el trastorno de pánico o la ansiedad asociada a la
depresión, los riesgos de dependencia y síndrome de abstinencia se incrementan

55
en gran medida, y puede que su uso a largo plazo no esté justificado a la luz de
otras posibles opciones de tratamiento.

La estabilización a corto plazo de los síntomas en el TAG y la utilización según se


requiera para exacerbaciones repentinas de los síntomas son generalmente usos
bien justificados de los benzodiacepinas. Por otra parte, el tratamiento a largo
plazo del TAG debe incluir la consideración de otras intervenciones previas antes
de que esté indicado el uso a largo plazo de las benzodiacepinas: los cambios en
el estilo de vida pueden constituir la piedra angular del tratamiento de esta
afección, incluyendo técnicas de reducción de estrés, el ejercicio, la dieta sana,
una situación laboral apropiada y el manejo adecuado de los asuntos
interpersonales.

Bases biológicas de la drogadicción

Bases Biológicas

Volkow, Koob y McLellan (2016) explican las adicciones a nivel neuropsicológico y


su funcionamiento. Según ellos, las drogas adictivas lo que realizan es una
activación en regiones cerebrales que se encargan de la recompensa y tiene
como consecuencia una mayor liberación de dopamina.

Según Pereiro (2015) la administración de sustancias produce la activación del


sistema dopaminérgico (DA) mesolímbico. Sustancias como los opioides, el
avohol y lacannabis producen una inhibición de las interneuronas GABA del Área
Tegmental Ventral (ATV) del mesencéfalo, liberando así a las neuronas
dopaminárgias de la accion tónica inhibitoria que las neuronas GABA poseen
sobre éstas.

La deshinibición de las neuronas dopaminárgicas del ATV produce una mayor


liberación de dopamina en el núcleo accumbens, desarrolland el sustrato
neuroquímico del efecto reforzador positivo de las adicciones. O sea, esta
liberación excesiva de dopamina en el cerebro, es la que causa los síntomas
eufóricos y motiva a la persona a continuar con el consumo (Carlson, 2006).

Junto con los efectos biológicos que se desenvuelven desarrollando la adicción,


también juega un papel determinante el refuerzo negativo. El consumo de la droga
genera la disminución, o pone fin, a un estímulo aversivo, por ejemplo, la

56
ansiedad, generando que se refuerce negativamente la conducta adictiva
(Carlson, 2006).

Estos cambios en la señal de recompensa lo que causan es que se favorezca el


aprendizaje asociativo o condicionado; por lo tanto, las repetidas experiencias de
recompensa que tiene el consumo de drogas se ve asociado inclusive con los
estímulos ambientales que lo preceden (Volkow, Koob y McLellan, 2016).

Debido a esto el disparo de dopamina en la persona va a darse tanto por el


consumo de las drogas como por la respuesta anticipada de los estímulos
condicionados. Estos estímulos condicionados se llaman señales o “cues” en
inglés. Por lo tanto, las liberaciones de dopamina se pueden activar si la persona
se encuentra expuesta a los estímulos ambientales que siempre están presentes
en el consumo de la droga sin necesariamente estar consumiendo (respuesta
condicionada), esta liberación de dopamina activa las ansias o ganas por el
consumo de la droga y va a motivar a la persona a que consuma.

Tipos de Drogas

También conocidas simplemente como drogas de diseño, de síntesis o drogas


herbales. Son sustancias psicoactivas (drogas) que en Irlanda se pueden
encontrar en las tiendas especializadas en productos relacionados con las drogas
(los establecimientos que venden papel de fumar, pipas, etc.), además de sex
shops y estudios de tatuajes. También pueden adquirirse a través de Internet. Se
venden como alternativa a otras drogas como el cannabis, el éxtasis, el LSD, las
anfetaminas o la heroína.

hay varios cientos de drogas de este tipo. Entre ellas se incluyen:

 sedantes
 estimulantes
 alucinógenos
 afrodisíacos

Algunas son herbales, es decir, que provienen de una planta. Otras son sintéticas,
o lo que es lo mismo, están hechas por el hombre a partir de sustancias químicas.
Muchas son una mezcla de productos herbales y sintéticos.

Estas drogas son sustancias psicoactivas, lo que significa que alteran cómo
piensas, sientes y te comportas. Su efecto en la salud mental es impredecible y

57
existe un alto riesgo de adicción. Muchas de estas drogas están etiquetadas como
"no aptas para el consumo humano", de modo que los que las venden y las
suministran pueden burlar la ley y evitarse las responsabilidades de cualquier
consecuencia negativa o riesgos. Algunas de ellas se utilizan de manera legítima
en la industria y el cuidado animal.

Ninguna de estas sustancias se ha probado en humanos. No sabemos nada


acerca de los efectos a medio y largo plazo que puede causar su consumo.
Algunas, e incluso todas ellas, podrían tener peligrosos efectos secundarios.

Algunas hacen que sientas confusión y turbación, por lo que tienes más
probabilidades de sufrir un accidente o ponerte en situaciones peligrosas.

Pueden provocar ansiedad, ataques de pánico, paranoia e incluso enfermedades


de origen psicótico.

Muchas son estimulantes que te impiden dormir y posteriormente te hacen sentir


agotado/a y deprimido/a.

Estas drogas tienen efectos nocivos para la salud mental. A menudo, los que las
han tomado dicen estar “hechos polvo de la cabeza” después de haberlas
consumido.

Pueden ser tóxicas para los humanos. Incluso las sustancias “naturales” o
“herbales” pueden causar problemas de salud, como fallo renal, coma o en
algunos casos la muerte.

gluglutabis

El cannabis es una planta natural que se utiliza en tres formas principales. El tipo
más común se llama la resina, que viene en bloques o trozos sólidos de color
oscuro. El menos común son las hojas y los tallos de la planta, llamado hierba o
maría. El tercer tipo, aceite de cannabis, apenas se ve en Irlanda.

El cannabis se suele liar con tabaco formando un ‘porro’ o ‘canuto’ y fumar, pero
también se puede cocinar y comer. Hay personas que sienten que el tiempo va
más despacio y también hablan de una apreciación mayor de los colores, sonidos
y sabores. Se puede sentir un apetito desmedido o hambre feroz llamado en
inglés ‘the munchies’.

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Efectos secundarios – El cannabis puede afectar a la memoria y a la
concentración y puede dejarte cansado y sin motivación. Si no estás
acostumbrado al cannabis o tomas un tipo más fuerte al que estás habituado,
puedes sentir ansiedad, pánico o confusión. O tener delirios o alucinaciones.

Riesgos: Muchas personas consideran el cannabis una droga bastante segura.


Sin embargo, las investigaciones demuestran que los consumidores a largo plazo
pueden tener dificultades para controlar el consumo de la droga y pueden
convertirse en adictos. Fumar cannabis aumenta el riesgo de enfermedades
cardíacas y cánceres, como el de pulmón, y puede afectar a la fertilidad. En
personas que tienen problemas de salud mental subyacentes, el cannabis puede
desencadenar la esquizofrenia. En Irlanda es la segunda droga más común
hallada en los sistemas de los conductores borrachos, después del alcohol.

Éxtasis

El éxtasis se suele elaborar en laboratorios clandestinos de algunos países


europeos. Normalmente se vende en pastillas que tienen dibujados diversos
logotipos o diseños. En ocasiones las pastillas de éxtasis pueden contener otras
drogas y sustancias.

Efectos: El éxtasis puede hacer que te sientas más alerta y sintonizado con el
ambiente. Te sientes feliz y tranquilo, con una sensación de cariño hacia otras
personas. Los sonidos, colores y emociones son más intensos. Tienes más
energía, lo que te permite bailar durante períodos más largos de tiempo.

Efectos secundarios: Tu temperatura corporal, tensión arterial y ritmo cardíaco


aumentan. Otros efectos físicos incluyen dolores musculares, náuseas,
agarrotamiento de la mandíbula y rechinar de dientes. Puedes experimentar sudor
profuso, temblores y palpitaciones. Puedes sentirte deshidratado, confuso y
cansado.

Riesgos: La mayoría de las drogas legales se prueban primero en animales, pero


los consumidores de éxtasis son los conejillos de indias. Las investigaciones
muestran que los consumidores habituales de fin de semana experimentan una
‘crisis’ a mitad de semana, que los deja muy cansados y deprimidos, a menudo
durante días. Pasarán años antes de que conozcamos los efectos a largo plazo,
pero algunos consumidores pueden correr el riesgo de desarrollar problemas de
salud mental posteriormente en su vida. Las muertes por éxtasis son bastante
raras, pero pueden ser debidas a insolaciones, infartos o crisis de asma.

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Heroína

La heroína se elabora a partir de la morfina, una de las drogas que procede de la


adormidera del opio. Se consume inyectándose o fumándose, lo que se llama
‘cazar al dragón’.

Efectos: La inyección de heroína produce una ráfaga rápida de excitación seguida


de una sensación de paz como en un sueño. Te sientes cariñoso, relajado y
somnoliento. Los dolores, la agresión y la libido se ven reducidos.

Efectos secundarios: Entre los efectos secundarios de la heroína y otros opiatos


(como la morfina y la metadona) se encuentran el estreñimiento y el debilitamiento
de la respiración. Sin embargo, la mayoría de los peligros que acarrea la heroína
provienen de la sobredosis o la inyección de la droga.

Riesgos: Lo que se vende en la calle, como la heroína, a menudo contiene otras


sustancias, como el azúcar, la harina, los polvos de talco y otras drogas. Estas
sustancias pueden parecer inofensivas, pero pueden provocar lesiones enormes
en el cuerpo, como coágulos de sangre, abscesos y gangrena, si se inyectan. El
SIDA y la hepatitis B y C se pueden contagiar si se comparten las agujas.
Consumir heroína de forma frecuente puede crear adicción, en especial si se
inyecta la droga.

La metadona se utiliza como droga de sustitución para tratar la dependencia a la


heroína. Viene en la forma de líquido verde, el cual se bebe una vez al día para
evitar sentir el síndrome de abstinencia de la heroína. El riesgo más grave de la
metadona es la muerte por sobredosis.

Cocaína

La cocaína es un polvo blanco que se elabora a partir de las hojas de la coca, una
planta que crece principalmente en Suramérica. Se suele consumir inhalando el
polvo a través de la nariz. El ‘crack’ no es una droga distinta, sino que es una
forma más adictiva de la cocaína. El crack, también llamado ‘roca’, ‘piedra’ o ‘base
libre’ se suele fumar. La cocaína a veces se inyecta o se come.

Efectos: La cocaína es un potente estimulante. Te hace sentir más alerta y activo


a la vez que reduce tu hambre y sed. Sus efectos pueden durar hasta 20 minutos
después de cada toma. Fumar cocaína de crack ofrece un subidón más corto,
pero más intenso.

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Efectos secundarios: Debido a sus potentes efectos, los consumidores de cocaína
con frecuencia desean tomar más. Las dosis grandes pueden hacerte sentir
fatigado, ansioso y deprimido, además de agresivo en ocasiones.

Riesgos: Esnifar cocaína puede causar un daño permanente en el interior de la


nariz. El consumo de la cocaína puede dañar el corazón y los pulmones; las dosis
grandes pueden provocar la muerte debido a infartos o coágulos de sangre.
Tomar cocaína con alcohol aumenta el riesgo de sufrir un infarto y de muerte.
Comer cocaína puede dañar el tejido intestinal. La depresión que sigue al subidón
puede ser grave y conducir a tentativas de suicidio. Con un consumo exagerado o
a largo plazo, la excitación que causa la cocaína puede convertirse en inquietud,
pérdida de sueño y pérdida de peso. Hay personas que desarrollan una psicosis
paranoica y pueden llegar a ser violentas. El fuerte síndrome de abstinencia de la
cocaína, sobre todo del crack, puede hacer que quieras tomar toda la droga a la
vez y puedes perder el control del grado de consumo de la droga.

Anfetaminas

Las anfetaminas son un grupo de drogas estimulantes; algunas de ellas se


utilizaron en el pasado como pastillas de adelgazamiento. Normalmente se
presentan en un polvo blanco grisáceo y se venden en paquetes de papel
envueltos, llamados ‘papelina’. Se suelen tragar, pero también se pueden inyectar
o esnifar. Un tipo conocido como ‘hielo’ o ‘cristal’ se puede fumar.

Efectos: Dependen de cómo se tome la droga. Una pequeña dosis por la boca te
hace sentir más alerta y activo. Dosis mayores inyectadas o fumadas dan la
sensación de una ráfaga de placer. Algunos usuarios de anfetas consumen
cantidades excesivas y se sienten hiperactivos y habladores.

Efectos secundarios: Como en el caso de otras drogas estimulantes, se


experimenta una crisis después del subidón que causa la droga. Dosis elevadas
de anfetaminas pueden provocar pánico, paranoia y alucinaciones. Con el
consumo a largo plazo, puedes desarrollar una enfermedad que se conoce con el
nombre de ‘psicosis anfetamínica’, con síntomas similares a la esquizofrenia. La
paranoia puede hacer que te vuelvas violento si crees que estás siendo
amenazado o perseguido.

Riesgos: La psicosis anfetamínica puede continuar después de interrumpir el


consumo de la droga. Si te vuelves agresivo o violento, puedes encontrarte en

61
situaciones peligrosas. Los riesgos de inyectarse la droga son los mismos que los
de las otras sustancias, como la heroína.

Disolventes

Los disolventes incluyen productos que se encuentran en la mayoría de los


hogares, como pegamentos, disolvente para pinturas, laca para uñas,
combustibles ligeros y aerosoles, como desodorantes. Se pueden inhalar con un
trapo húmedo, con la manga del abrigo o directamente del bote. El aerosol se
aplica directamente a la boca. El abuso de los disolventes es común sobre todo
entre los adolescentes. Para la mayoría de los adolescentes es una moda
pasajera, pero puede provocar problemas enormes en la escuela y en casa.

Efectos: Inhalar disolventes puede producir una sensación de subidón o de


pasarlo bien similar a estar borracho. Los efectos pasan normalmente después de
una media hora. Puedes parecer borracho, arrastrar las palabras, tambalearte,
reírte y perder el control; a continuación te puedes sentir somnoliento

Efectos secundarios: Tu criterio se puede ver afectado y puedes volverte agresivo.


También es común sufrir alucinaciones, vómitos y desmayos. Después de la
toma, se tiene una resaca, con dolor de cabeza y dificultad para concentrarse.

Riesgos: La muerte procedente del abuso de disolventes es rara, pero puede


ocurrir por diversos motivos; por ejemplo la primera vez que se realiza la
inhalación. Eres más propenso a sufrir accidentes bajo la influencia de
disolventes. También puedes ahogarte o asfixiarte por la acción del disolvente
inspirado por los pulmones, de tus vómitos o de los materiales que utilizas para
inhalar. Muchos disolventes pueden causar insuficiencia cardiaca.

LSD

El LSD normalmente se presenta en pastillas pequeñas conocidas como ‘lentejas’


o ‘tripis’, en cuadraditos de papel o cartón. Los tripis suelen tener dibujos o logos.
Y se ingieren.

Efectos: El LSD es una droga alucinógena. Algo así como una hora después de
tomar la dosis, provoca un viaje en el cual lo que te rodea parece distinto y los
colores, los sonidos y los objetos parecen irreales o anormales. Durante el viaje
se pueden tener visiones y escuchar voces; el tiempo parece ir más lento o
acelerarse. Los efectos pueden durar unas 12 horas.

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Efectos secundarios: Es difícil de predecir qué tipo de viaje se experimentará.
Durante un viaje malo, puedes sentirte aterrorizado, tener la sensación de que
pierdes el control, te estás volviendo loco o muriendo. Es probable que se
experimente un viaje malo si uno ya se siente ansioso o deprimido antes de tomar
la droga.

Riesgos: Un viaje malo puede traducirse en una enfermedad mental en algunas


personas. Los viajes buenos también son peligrosos, por ejemplo si crees que
puedes volar o caminar sobre el agua. También pueden regresar imágenes, en las
que te encuentras de nuevo en el viaje durante un corto período de tiempo,
durante semanas y meses después de haberlo vivido. Estas imágenes pueden
llegar a ser angustiosas. Las setas mágicas son alucinógenos que crecen en
estado salvaje. Se pueden comer crudas o cocinadas o servir en forma de té. Los
efectos de las setas mágicas son similares a un viaje corto y sencillo con LSD. Al
igual de lo que ocurre con el LSD, si tienes viajes malos, pueden ser
aterrorizadores. También existe el riesgo de que te equivoques y comas setas
venenosas por error, pensando que son mágicas.

63
BIBLIOGRAFÍA
a. Bibliografía Básica
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Bases Farmacológicas de la Terapéutica. 11ª Edición. Mc Graw and Hill,
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neuropsiquiatría. México: McGraw-Hill Interamericana.

c. Página Web (Web grafía)


 www.brainmuseum.org/evolution/index
 Http://neorociencias.udea.ude.com/neurokids/explorando.htm

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