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Ética y psicoterapia

ETICA y PSICOTERAPIA en la vida de cualquiera de nosotros, para


finalmente inferir algunos criterios prácticos
que iluminan la relación entre ética y psicote-
Dr. Pablo Verdier rapia.
Escuela de Psicologfa. Universidad San Sebastión.
Concepción. Chile. 1) ¿Qué nos dice el Insulto del Hombre?

La relación entre ética y el ejercicio clíni- Si prestamos atención a lo que tiene


co de la psicología es un tópico raramente carácter de insulto, caeremos en la cuenta
abordado en los tratado de psicología y psi- que generalmente se refieren, o van dirigidos
quiatría. Los planteos clásicos se refieren al al plano moral de la persona. Usualmente,
secreto profesional, o el grado de responsabi- cuanto más hiriente es un insulto, tanto más
lidad (y por lo tanto de imputabilidad) de un degradante lo es en ese plano. Aún cuando
afectado mental, y más actualmente a temas usamos comparaciones o expresiones meta-
referidos al abuso sexual en el curso de una fóricas (por ej. decir de alguien egoista que
terapia. Pero referido al vinculo entre la ética "es un ratón") el concepto o atributo en juego
y la psicoterapia, en cuanto a qué tiene para es de carácter moral. Por razones obvias no
"decir" la ética a la psicoterapia, no hemos queremos abundar en ejemplos concretos,
hallado nada significativo. Dicho de otro sencillamente que el lector "pase revista" a
modo: los insultos por todos conocidos, y se con-
a) en lo prospectivo: ¿en qué medida la vencerá de lo que hemos venido afirmando,
ética puede aportar orientación y sentido a a saber, que lo que tiene carácter de insulto
una intervención terapéutica?, y va orientado al plano moral del sujeto.
b) en lo retrospectivo: ¿en qué medida A la luz de este dato de la realidad nos
puede la ética juzgar la eficacia de una inter- preguntamos: ¿por qué será que los insultos
vención terapéutica ya realizada? Esta últi- son a la dimensión moral de la persona?,
ma pregunta puede resultar paradógica, ¿por qué "lo insultante" (lo que tiene carácter
puesto que los resultados estarían a la vista y de insulto) se dirige a lo moral?,¿qué nos
por lo tanto la ética no tendría nada que revela del hombre este hecho?, en definitiva,
decir. ¿qué es lo que "lo moral" dice del hombre?,
En este ensayo nos proponemos explorar ¿por qué es lo moral lo que más nos duele?,
este "campo minado", esta "tierra virgen", y ¿qué se juega del
quizás para algunos "tierra de nadie" , hombre en "lo moral"?
tomando como punto de partida un dato Es obvio que quien insulta, lo que quiere,
concreto de la vida cotidiana, dato en apa- su intención, es hacer que quien recibe el
riencia alejado e inconexo con el título que insulto se identifique con lo significado en el
nos ocupa, a saber: el insulto. insulto, precisamente de ahí su carácter de
Comenzaremos "desde el dato de la rea- hiriente y degradante. No nos resulta des-
lidad", analizando dos situaciones corrientes proporcionado o ilegítimo concluir desde los

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hechos, que la dimensión moral es la más perspectiva del insulto" como reveladora de
incisiva, la más interpelante, la que más la estructura constitutiva del hombre, al
penetra al hombre en su núcleo intimo y menos en aquella dimensión que mejor lo
genuinamente humano, la que más y mejor especifica.
le desnuda su calidad de persona, la que Para quien niegue o relativice lo moral, le
mejor describe" cómo sos y quién realmente invito a que recuerde cuál fue su reacción -
sos". En el fondo la dimensión que le impor- manifiesta o no- y su vinculo posterior con
ta más, la que mejor lo define, la que más lo aquel de quien recibió un insulto grave. A
moviliza. Si así no fuese, ¿qué explicación priori, tendríamos que afirmar que para
dar a los hechos anteriormente señalados? aquellos que niegan lo moral no debiera exis-
y si esto es cierto respecto a los insultos, tir ningún tipo de reacción ni modificación
que eventualmente pueden ser mera difama- del vinculo. Dicho de otro modo: quien
ción , qué pensar si esos insultos se corres- niega lo moral debiera negar el insulto, pero:
ponden a la realidad del sujeto. ¿Acaso no ¿esto es así?
será tanto más movilizador y traumático
II) Etica y Afectividad:
"encarnar" esos atributos? A la luz de lo
Una segunda vía de "abordaje de lo ético
expuesto creemos que cae de su peso que la
desde el insulto", corresponde al análisis del
realidad inmoral expresada en el insulto si es
comportamiento de nuestras reacciones efec-
padecida o realizada (human design), tanto
tivas frente a aquellos. ¿Por qué será que "lo
más marca y moviliza a la persona.
inmoral" no admite bromas ni chistes cuan-
Obviamente no todas las inmoralidades tie-
do son referidos a hechos reales y cercanos?
nen la misma capacidad de herir, degradar y
Aún en el caso de darse el chiste, ¿que psicó-
marcar. En este sentido creemos poder des-
logo no hablaría en estos casos de defensas
tacar tres circunstancias que hacen especial-
maníacas?, lo cual revela que no se trataria
mente yatrogénicos aquellos atributos:
de una genuina expansión de la afectividad,
a) a menor edad, tanto más hieren y sino de una defensa frente a algo doloroso.
degradan, y dejan su huella, ¿Por qué será que lo inmoral no admite la
b) si padecidos (en el sentido de "algo expansividad de afectos positivos? ¿por qué
que me hicieron") a causa de los padres, será que los afectos positivos ni espontánea
tanto más hieren y degradan, y dejan su hue- ni forzadamente hacen eco en lo inmoral?
lla, Pensemos en una situación real y próxima,
c) a mayor proximidad a anti-valores evi- por ej.: que curioso que respecto al aborto no
dentes (1), tanto más hieren y degradan, y se haya creado ninguna versión poética posi-
dejan su huella. tiva, ni de la infidelidad, ni del divorcio, ni
En esta primera aproximación a la moral, de la mentira, ni del robo, ni de las adiccio-
vemos que, aunque siendo tan negada y rela- nes, ni del ateísmo, ni de la envidia, ni del
tivizada en nuestro tiempo, sigue teniendo rencor,... etc. . Estos hechos nos invitan a
vigencia en las vivencias incondicionadas de recordar la tan conocida y repetida
la gente. La moral se nos revela "desde la frase:"¡con eso no se juega!".

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Dicho de otro modo, frente a estas reali- Aunque el vinculo parezca remoto, es obvio
dades, la afectividad se opaca, se encoje, que quien acude a una psicoterapia, lo hace
pierde su frescura y fragancia natural. en última instancia -aunque el paciente no lo
Queda claramente de manifiesto que la afec- piense concientemente en estos términos- en
tividad humana también tiene sus respuestas orden a su felicidad. En la perspectiva del
incondicfonadas, respuestas que en cuanto paciente -queda clara en el motivo de consul-
innatas también nos revelan la estructura ta- acudir a una psicoterapia es en orden a
constitutiva del hombre. liberarse de algún mal. Buscar la felicidad o
¿Qué revela del hombre el análisis prece- buscar liberarse de un mal, en el fondo son el
dente? Que el hombre en lo inmoral no mismo planteo.
encuentra la felicidad, que el hombre en lo Retomemos lo ya insinuado sobre la feli-
inmoral no encuentra armonía genuinamente cidad. ¿Qué hombre quiere no ser feliz?,
humana, no encuentra verdadera alegría. ¿quién busca deliberadamente ser un infe-
Que lo inmoral es existencialmente frustrante. liz?, y si encontráramos a alguien que busca
En este análisis de la reactividad de la afec- ser un infeliz ¿qué pensaríamos de él? Sin
tividad frente a lo moral podemos destacar los duda la felicidad se nos presenta como refe-
mismos factores agravantes que citamos en el rente último e incondicionado del hombre.
enfoque precedente, en este caso diríamos fac- Esto es cierto sí pensamos que el valor felici-
tores "opacantes" de la afectividad. Para dad nadie lo cambiaría por nada, no acepta-
quien aun niega o relativiza lo moral, le deja- ríamos nada a cambio de ella. Por lo tanto la
mos planteadas algunas preguntas: "el día felicidad en cuanto valor incondicionado ofi-
que te enteraste de la infidelidad de tu pareja, cia de "norte" existencial, oficia de pauta
¿no es cierto que fue el día más feliz de tu "nacida desde dentro del hombre" de la cual
vida?", "en aquella oportunidad que decidiste no nos podemos -ni queremos- liberar. De
abortar, ¿acaso no fue la decisión más gozosa cualquier conducta, sea de una persona sano
de tu vida?", "la separación de tus padres, ¿no o enferma, nos podríamos preguntar: ¿de
es cierto fue materia de orgullo?". qué forma esa conducta contribuye a la feli-
En suma: la moral no la inventa el hom- cidad del sujeto?, ¿en qué medida -consiente
bre, "está dentro" de él. Para descubrirla hay o inconcientemente- una conducta dada está
que buscar el modo adecuado para ello. orientada a lograr la felicidad?(2).
Creemos que la "vía del insulto" es especial- En los dos apartados precedentes vimos
mente clara para revelárnosla, sobre todo a como no puede darse la felicidad al margen
aquellos que negándola se contradicen cuan- de lo ético puesto que -como fue aclarado en
do insultan. Porque si la niegan -a la ética-, su lugar- lo inmoral hiere, degrada, deja su
cuando insultan, ¿insultan? huella, opaca la afectividad. De este modo lo
ético se nos presenta como el eje de coorde-
Conclusión. Etica, Felicidad y Psicoterapia: nadas incondicionado para la búsqueda con-
Ha llegado el momento de relacionar lo creta de la felicidad personal. Nos muestra
precedente con el tema de nuestro ensayo. "el radio de acción práctico" en el cual pode-

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mas movemos libremente en la búsqueda aunque en algunos casos así pueda ser- esta-
individual de la felicidad. Así la normativa mos refiriéndonos al carácter moral de la
ética no es más que la enunciación explícita intervención profesional.
del dinamismo interior del hombre. En otras En suma, una valoración inadecuada de
palabras, dice acerca de la verdad interior o la naturaleza humana, un conocimiento par-
constitutiva del hombre. Dice lo que el hom- cial de su estructura constitutiva, un desco-
bre es, y orienta -no obliga- a que obre acor- nocimiento de los requerimientos para su
de a lo que es. La ética queda así como refe- realización, lleva casi irremediablemente a
rente universal y basal de felicidad. Aquel intervenciones desacertados, erróneas.
deseo o anhelo natural de felicidad, que se Repitamos, nada de lo expuesto pretende
nos presentaba operativamente inespecífico, hacer de la enfermedad mental una enferme-
queda especificado con la ética (3). La felici- dad moral. Lo que queremos es hacer ver
dad individual y concreta de un sujeto que la enfermedad mental se da en una per-
requiere como condición necesaria -no sufi- sona que, por el hecho de estar enferma no
ciente- una adecuación ética de su conducta. deja de ser humana, y por lo tanto está suje-
En otros términos: la ética no es un agragado ta -como los sanos- a su naturaleza humana y
extrínseco a la felicidad, sino más bien condi- a su anhelo innato e incondicionado de felici-
ción intrínseca para alcanzarla. El vinculo dad. Así entendido, ninguna terapia genui-
entre ética y felicidad es causa¡, la primera namente humana puede inducir o conducir
hace posible concretamente a la segunda. al paciente por rumbos extraños y ajenos a lo
Si aplicamos este criterio a la psicotera- que su naturaleza reclama. Lo conforme a la
pia, instancia en virtud de la cual el paciente naturaleza será saludable, lo contrario será
viene a liberarse de un mal , o lo que es lo yatrogénico. En estos términos la moral -
mismo, viene en búsqueda "su" felicidad, y cuyo referente y fundamento es la naturaleza
habiendo visto el vinculo indisoluble entre humana (4) oficia de ayuda orientadora y no
ésta y la moral, no podemos dejar de concluir de obstáculo al ejercicio de la psicoterapia.
que cualquier intervención o indicación tera-
péutica que trasgreda la moral, será yatrogé-
nica. Valiéndonos de nuestro análisis diría- Llamadas:
mos que es un insulto al paciente, insulto que 1. Anti-valores evidentes: Este concepto irá quedando
tarde o temprano, en mayor o en menor aclarado en el curso del artículo.

medida, advertido o no por el terapeuta, 2. Felicidad: A la luz del texto, estamos refiriéndonos
tiene que opacar la afectividad del paciente. a la felicidad en términos genéricos, no identificándola
con nada concreto y tangible. Por esto alguien podria pre-
Si el paciente ya viene con dificultades, este guntarse: ¿pero, qué es la felicidad? Para quien conside-
. tipo de intervenciones, lo confunden más, lo re legítimo formularse esta pregunta, también será legíti-
mo plantearle la pregunta: "¿querés ser infeliz?', y segu-
enredan más. En suma, para recibir ese tipo ramente sin preguntarse' ¿qué es la infelicidad?", respon-
de atención más le hubiera valido no asistir a derá sin dudar :" ¡no!". De modo que aun refiriéndonos a
la felicidad o a la infelicídad en términos genéricos, pode-
la consulta. No estamos diciendo que la mos tener preferencias legítimas, "quiero ser feliz, aunque
enfermedad mental tenga un carácter moral - no sepa dónde está o qué es".

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