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El 

anglicanismo podría definirse como la fe, práctica y espíritu de las Iglesias miembros


de la Comunión anglicana, es decir, Iglesias en plena comunión con el arzobispo de
Canterbury.1 Con todo, el anglicanismo tiene profundas raíces en el pasado: Rowan
Williams describió el Anglicanismo como lo que le ocurrió a la Iglesia en Inglaterra, Gales e
Irlanda durante la reforma del siglo XVI y posteriormente.2 Además, tiene raíces profundas
en los siglos anteriores: lo medular de la fe de los anglicanos se encuentra en la Biblia,
los Treinta y nueve artículos de la fe cristiana, y el Libro de Oración Común, los cuales
resumen la enseñanza de la Iglesia de los primeros cinco siglos y rechazan tanto la
evolución posterior de la Iglesia católica como las simplificaciones del unitarismo.3
Recientemente, con las divisiones sobre temas doctrinales y morales, se ha extendido a
grupos fuera de la Comunión Anglicana. (ver lista parcial).nota 1

Índice

 1Orígenes del término «anglicanismo»


 2La Comunión anglicana
o 2.1Valores y características destacadas
o 2.2Doctrina sobre la Iglesia e instrumentos de unidad
 3El Anglicanismo en contexto ecuménico
 4Divisiones organizativas
 5Críticas
 6Véase también
 7Notas y referencias
o 7.1Notas
o 7.2Referencias
 8Enlaces externos

Orígenes del término «anglicanismo»[editar]


El término «anglicanismo» se usó por primera vez en 1838.4 Se deriva del adjetivo
«anglicano» que, a contar del siglo XII, se encuentra en documentos formando parte de la
frase en latín ecclesia anglicana. En aquel período esta significaba Iglesia inglesa, es
decir, aquella parte de la iglesia occidental o latina que existía en Inglaterra.4 El adjetivo se
usó como sinónimo de «inglés» hasta el siglo XVIII cuando empezó a adquirir matices
teológicos que definían la postura religiosa de la Iglesia de Inglaterra frente a los católicos
y los calvinistas. De allí, se extendió a las Iglesias trasplantadas por ingleses a otros
países durante el período de la expansión colonial y esto determinó el sentido de la
palabra anglicanismo.5

La Comunión anglicana[editar]
Artículo principal: Comunión anglicana

La Comunión anglicana, una fraternidad amplia de 40 provincias autónomas de


dependencia mutua que están en plena comunión con el Arzobispo de Canterbury, es una
de las comuniones cristianas más numerosas del mundo, con aproximadamente 98
millones de miembros.6
La Comunión anglicana se considera parte plena de la Iglesia cristiana: Una, Santa,
Católica y Apostólica, y se considera católica y Reformada.7
Para muchos anglicanos, representa también una forma del catolicismo no papal, y para
otros, una forma de protestantismo sin figuras fundadoras tales como Martín Lutero o Juan
Calvino.8
Pero en la línea del anglicanismo clásico, los planteamientos del teólogo isabelino del siglo
XVI Richard Hooker en Essays on Ecclesiastical Polity siguen expresando la identidad
anglicana como prudente combinación entre estas dos tradiciones cristianas, una Via
Media entre ambas, mediante una aplicación equilibrada de tres criterios esenciales de fe y
ética:

1. La Sagrada Escritura,
2. la Tradición apostólica
3. la Razón.
Así, con algunas diferencias de énfasis doctrinal y litúrgico, las Iglesias de la Comunión
anglicana mantienen su unidad a través, principalmente, de la comunión sacramental con
el Arzobispo de Canterbury y la celebración de la Liturgia conforme a las diferentes
versiones autorizadas del Libro de Oración Común.

Valores y características destacadas[editar]


En 1888 la Conferencia de Lambeth propuso como base para la reunión de las Iglesias
cuatro elementos conocidos comúnmente como el Cuadrilátero de Lambeth:

1. Las Santas Escrituras de los Testamentos Antiguos y Nuevos como 'conteniendo


todas las cosas necesarias por la salvación',nota 2 como la regla y norma última de
la fe.
2. El Credo Apostólico como credo bautismal; el Credo Niceno, como definición
suficiente de la fe cristiana.
3. Los dos Sacramentos ordenados por Cristo mismo — Bautismo y la Eucaristía —
administrados sin falta con las palabras de institución de Cristo, y de los elementos
ordenados por él.
4. El episcopado histórico, adaptado localmente -en cuanto a sus métodos
administrativos- a las variadas necesidades de las naciones y pueblos llamados
por Dios a la unidad de su Iglesia.9
Estos cuatro elementos resumen lo medular de la fe anglicana y se comprenderían a la luz
de la tríada: Escritura, Tradición y Razón, que servirían como triple criterio para discernir la
fe y la ética del cristiano.
Entre los anglicanos no existe una veneración de santos propiamente dicha; antes bien, en
la medida en que la Iglesia, como Pueblo de Dios, es Santa, todos sus miembros
bautizados lo son, no por sus merecimientos morales, sino en virtud de su vocación. Sin
embargo, la Iglesia honra a Dios y le da gracias «por la Gracia depositada en sus santos,
que han sido luces del mundo en su propia generación»; de esta manera, es posible
honrar, dentro de la liturgia, y con arreglo a un Calendario Eclesiástico, a los bautizados
que han sido héroes de la fe.
En las iglesias anglicanas existen diversas imágenes de Cristo, la Virgen María y los
santos: iconos, retablos, conjuntos escultóricos y, sobre todo, vitrales; sin embargo, en los
ambientes anglicanos suele establecerse una clara diferencia entre utilizar imágenes en el
culto (práctica generalmente aceptada), a rendir culto, de cualquier índole, a las imágenes.
Este criterio distingue al anglicanismo tanto de las tradiciones protestantes, como de las
católicas y ortodoxas, en lo que al tratamiento de las imágenes religiosas se refiere.
La misa anglicana o Servicio de Comunión tiene muchos elementos parecidos a la misa
católica ordinaria, y al igual que esta incluye una Epíclesis (o sea, una invocación al
Espíritu Santo).
La dignidad humana y la igualdad entre todas las personas forman parte fundamental de
los valores anglicanos. Así lo muestran las modernas redacciones de los votos
bautismales en las diversas provincias de la Comunión, y también el ejemplo de
arzobispos anglicanos destacados, como el ugandés Janani Luwum, reconocido como
mártir del siglo XX, o el sudafricano Desmond Tutu, luchador incansable por la justicia en
un país dominado por una de las formas más severas de discriminación racial, el
«Apartheid».En medio de esta discriminación, el Arzobispo Tutu no solo luchó por los
derechos de los africanos, sino que ayudó a mantener la paz desterrando el odio, siendo
galardonado por ello con el Premio Nobel de la Paz en 1984.
Otro ejemplo de expresión de estos valores del anglicanismo se observa en que, en la
mayoría de las provincias anglicanas, es canónicamente posible, desde la década
de 1970, la Ordenación de mujeres al diaconado, al presbiteriado y al episcopado, lo cual,
no obstante, no ha dejado de crear amplia discusión entre las Iglesias de esta Comunión.
La primera mujer consagrada al episcopado fue Bárbara Clementine Harris, como Obispa
Sufragánea de Massachusetts (Estados Unidos de América), en 1990.
La actitud de los anglicanos ante la homosexualidad es también un asunto espinoso que
ha provocado, en su seno, serias confrontaciones en todo ámbito, desde la repulsión hasta
la más amplia aceptación. Aunque las Iglesias anglicanas, a lo largo de su historia, no se
han caracterizado por una inclinación a las discusiones acaloradas ni a las declaraciones
sobre moral sexual (de hecho, su clero ha sido libre, en todas partes, desde el siglo XVI,
para contraer matrimonio, mantenerse célibe o vivir en soltería), dos hechos históricos, en
la primera década del siglo XXI, han disparado el debate sobre la relación
entre homosexualidad y cristianismo: La autorización para la bendición de las uniones
entre personas del mismo sexo por parte de la Diócesis de New Westminster, de la Iglesia
anglicana del Canadá, y la elección y consagración de Gene Robinson como obispo de la
Diócesis de New Hampshire, de la Iglesia episcopal en los Estados Unidos, puesto que 

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