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Queda claro que Israel ya no es la única democracia en el Medio Oriente, falta saber si
dentro de unos meses quedará algún país cuyo sistema político no haya sido totalmente
barrido por el proceso revolucionario en curso.
¿Por qué se movilizan los jóvenes en el mundo árabe? El 3 de febrero The Economist
publicó una lista de países rankeados en base a los indicadores de democracia, corrupción y
libertad de prensa:
Iraq
Tras 9 años de invasión y cientos de miles de muertos y mutilados, Iraq no está cerca de la
democracia y de la libertad. A pesar de todo el derroche y la arrogancia ensayada en estos
años, Estados Unidos no puede controlar Iraq donde el descontento de las masas ha
estallado en el Kurdistán.
Al igual que en El Cairo, la plaza Tahrir es el centro de reunión de los manifestantes en
Bagdad, la capital. Llamativamente los líderes religiosos chiítas Moqtada al-Sadr y el gran
ayatollah Álí al-Sistani han pedido a la población que postergue las protestas, lo que
provocó que muchos chiítas hayan abandonado la convocatoria del viernes 25 de febrero.
Al-Sadr manifestó su llamamiento a postergar las protestas durante 6 meses para permitir
que el recién formado gobierno del primer ministro Nuri Kamal al-Maliki pueda mejorar la
economía del país. Hace una semana había convocado a una protesta masiva y consideraba
que no era probable que el gobierno mejorara la situación.
Moqtada al-Sadr es el más importante dirigente político chií de Iraq. Con su propio ejército
ha enfrentado a Estados Unidos en la batalla de Fallujah pero luego ha virado a posiciones
acordes con la diplomacia iraní, llegando a controlar la provincia de Basora tras la retirada
británica. En 2008 abandonó a sus tropas luego de un acuerdo con al-Maliki y es un firme
sostenedor de su gobierno, al que apoyó en las elecciones.
Al-Sadr regresó a Iraq en enero de 2011 luego de 3 años de autoexilio en la ciudad sagrada
iraní de Qom, donde ha estado estudiando teología. Solo estuvo dos semanas en Iraq e
inexplicablemente regresó nuevamente a Irán.
A pesar del llamado al abandono de la protesta miles de manifestantes salieron a la calle en
Bagdad y otras ciudades iraquíes en la convocatoria del “Día de la ira” el 25 de febrero. Ya
desde 10 días antes las manifestaciones se repetían en forma diaria en varias ciudades del
país, desde el norte kurdo hasta el sur chiíta. Hubo movilizaciones en Suleimaniya, Mosul,
Kut, Bagdad, Fallujah, Basora, Al Qaim, Di Qar, Samawa, Diwaniya, Amara, Al Anbar,
Saladino, Ramadi y Diala.
A diferencia de otros países en Iraq las reivindicaciones abarcan un abanico amplio de
demandas. Inicialmente son más básicas: agua, electricidad, empleo, el fin de la corrupción,
la opresión y el sectarismo, la rebaja en el precio de los alimentos y la destrucción de los
muros de hormigón que dividen a las ciudades. Pero también hay exigencias políticas
específicas: la disolución del Parlamento, la renuncia de al-Maliki. Y reivindicaciones
generales: la liberación de Iraq y el fin de la ocupación de los 50 mil soldados
norteamericanos. La represión, principal institución creada por la ocupación
norteamericana, ha sido hasta ahora la única respuesta ante las demandas.
El 17 de febrero murieron 9 personas en Suleimaniya cuando las fuerzas de seguridad
kurdas abrieron fuego. En Kut hubo 3 muertos. El 14 de febrero fue detenido Udey al-
Zeidy, presidente del Frente Popular para la Salvación de Iraq, que intentaba organizar una
vigilia en la plaza Firdaus de Bagdad. Liberado 4 días después denunció las torturas a que
fue sometido y volvió a instalarse en la plaza Firdaus.
Antes de la movilización del “Día de la ira”, el gobierno anunció la exención del pago de la
electricidad a determinados grupos sociales, un aumento del 20% del salario a los
funcionarios públicos, una reducción del 50% en el salario del primer ministro, el pago de
raciones de abastecimiento, el pago de 12 dólares mensuales a cada ciudadano en
compensación por la falta de alimentos y medidas similares que han sido tomadas en broma
por la población.
La jornada del 25 de febrero fue memorable en todo el país. En Mosul, capital del
Kurdistán iraquí, la policía disparó contra la multitud matando por lo menos a 5 personas.
Pero el ejército colaboró con los manifestantes quienes ocuparon y quemaron el palacio de
Gobierno. En Haweeja la policía y el ejército se unieron a los manifestantes y juntos se
dirigieron a la vecina Kirkuk. En Basora la presión de los 10 mil manifestantes hizo
renunciar al gobernador mientras la oficialidad se unía a las protestas. Las fuerzas
especiales reprimieron a los 1000 manifestantes en Fallujah, donde se estableció el toque de
queda. Congregados en la plaza Tahrir de Bagdad, los 5.000 manifestantes derribaron dos
muros de hormigón y tomaron el control del estratégico puente de Jamhuuriya, que da
acceso a la Zona Verde, el distrito que alberga a las autoridades de ocupación de Estados
Unidos, la embajada norteamericana y el parlamento nacional. Todo esto a pesar de que al-
Maliki desplegó miles de soldados, prohibió el tránsito vehicular y cerró el aeropuerto
internacional.
Fue una jornada histórica, los protagonistas de la hazaña cívica del 25 de febrero
desconocen si sus sueños se cumplirán plenamente o si caerán en el absoluto fracaso. Pero
sí saben que este momento no pertenece a los reyezuelos timoratos ni a los invasores
paranoicos que acechan en las aguas del Mediterráneo.
Túnez
Miles de manifestaron marcharon el fin de semana del 26 y 27 de febrero por las
principales ciudades del país contra el gobierno de Gannouchi exigiendo la convocatoria de
una Asamblea Constituyente. La consigna central de las movilizaciones fue: “La revolución
en Túnez todavía no ha terminado”. La agencia Reuters informó que 40 mil personas
marcharon en la capital del país. Marchas similares se realizaron en Sfax, Kairouan,
Bizerta, Monastir y otras localidades.
En Túnez, la ciudad capital, los manifestantes volvieron a acampar en la explanada de la
Kasbah, frente al palacio de gobierno, de donde habían sido violentamente desalojados hace
un mes. El movimiento mostró señales de haber superado el momento de incertidumbre
provocado por la aprobación de la UGTT (Unión General de Trabajadores de Túnez) al
gobierno de Mohamed Gannouchi.
En la noche del domingo 27 de febrero Gannouchi renunció y la revolución comenzó
nuevamente a marcar el rumbo de los acontecimientos. En su lugar asumió el cargo de
Primer Ministro Beji Caïd Essebsi, de 85 años, antiguo ministro del gobierno encabezado
por el líder nacional Habib Bourguiba. El presidente interino Fuad Mebaza deberá anunciar
el calendario de las elecciones previstas para mediados de julio próximo. También se vio
forzada a renunciar la canciller francesa, Michelle Alliot-Marie por sus relaciones políticas
y personales con allegados al ex presidente tunecino Ben Alí, mientras salió a la luz que
otros miembros del gobierno y del parlamento tenían contactos muy provechosos con
Muammar Gadafi y Hosni Mubarak.
En el fin de semana del 26 y 27 de febrero 6 personas murieron en la capital por
enfrentamientos entre la policía y grupos de manifestantes. El panorama político se ha
vuelto inestable para las elites, sea la UGTT, los partidos políticos, los intelectuales
reformistas o las fuerzas policiales. Solo en la Qasba manda la multitud.
Jordania
El primer día de ira se realizó el 14 de enero con una modesta reunión de 500 personas. La
oposición oficial boicoteó la primera convocatoria, pero al ver que el proceso tunecino no
se detenía se sumaron en gran número para la convocatoria de la semana siguiente, el
viernes 21 de enero de 2011, congregando a 10 mil personas. En el tercer viernes, 28 de
enero de 2011, la cantidad de personas disminuyó y el cuarto viernes, 4 de febrero, hubo
dos manifestaciones separadas: una en el lugar acostumbrado en el centro de la ciudad, y
otra a varios kilómetros de distancia junto a la sede del Primer Ministro.
El sistema de partidos jordano presenta una posición fragmentada en dos grandes grupos:
por un lado la oposición oficial compuesta por los partidos de oposición legalizada y las
asociaciones profesionales y por otro lado la oposición alternativa.
La oposición oficial busca opciones reformistas y suaves y ha sido objeto de numerosas
críticas en las últimas dos décadas.
La oposición alternativa, que se presentado como la única capaz de llenar el vacío político,
no es muy diferente: tiene un carácter aislacionista que excluye a Cisjordania, se basa en
una identidad post-colonial socialmente inexistente y se hace eco de las consignas
nacionalistas del gobierno expresadas en las consignas publicitarias de “Jordania, lo
primero”, “Todos somos Jordania”. En síntesis, el problema de la identidad nacional
jordana está en el trasfondo de la parálisis del sistema político. Esta oposición alternativa
mantiene estrechos vínculos con la “vieja guardia”, una de las dos alas del régimen político
jordano que fue parcialmente marginada cuando el joven rey Abdullah II ascendió al trono
e introdujo una nueva ala en la clase gobernante, los “neoliberales”.
Esta oposición alternativa está compuesta por el Movimiento de Izquierda Social, la
Iniciativa Nacional, la Corriente Nacional Progresista, el Comité Nacional de Veteranos de
Guerra, la Asociación de Escritores, la Corriente Nacionalista Progresista y otros grupos
intelectuales más pequeños. Todos estos grupos forman la “Campaña Jordana por el
Cambio – Jayeen” y están estrechamente aliados políticamente y coordinados
organizativamente.
Los intelectuales y académicos jordanos forman parte del aparato cultural y de los medios
de comunicación del gobierno, siguiendo el modelo de cooptación egipcio. Se ha difundido
una literatura política que habla de una identidad nacional jordana separada de una
identidad nacional palestina, como entidades aisladas que comparten intereses comunes.
En las movilizaciones de los “Días de la ira” no hubo consignas que integraran a los
habitantes de los campamentos de refugiados palestinos.
Esta oposición alternativa pedía dos cosas: la destitución del primer ministro Sameer al-
Rifai y la formación de un gobierno de unidad nacional. Estas demandas fueron aceptadas
por la oposición oficial. Ambos grupos reconocen la legitimidad del régimen monárquico.
El gobierno de al-Rifai fue destituido y se nombró primer ministro a un miembro de la vieja
guardia, el ex primer ministro Marouf al-Bajit. Este cambio preventivo dio resultado,
desaparecieron las consignas que pedían la dimisión del gobierno y todos optaron por
conceder un período de prueba al nuevo primer ministro. Casi siempre los elegidos por la
oposición alternativa como blanco de sus ataques políticos son de origen palestino y no
pertenecen a las familias y clanes del este del país. Recientemente la reina Rania, de origen
palestino, fue acusada de corrupción y se la comparó con la esposa del dictador tunecino,
Laila Tarabulsi.
El joven rey Abdullah pareció haber aprendido las lecciones de Egipto y Túnez. Se
reintrodujeron los subsidios a los productos alimentarios básicos que se habían suprimido,
se anunció un aumento del salario mensual de los empleados públicos y se permitió que
figuras de la oposición política aparecieran en el canal de televisión del Estado. No se
prohibieron ni reprimieron las manifestaciones del “Día de la ira”, no se exigió que se
pidiera permiso para ser realizadas, no hubo presencia policial durante su realización y la
policía distribuyó agua y refrescos.
Sin embargo, cuando las reformas preventivas del régimen monárquico jordano y su tímida
oposición parecían surtir efecto en el desvanecimiento controlado de las movilizaciones, el
viernes 25 de febrero, miles de manifestantes se congregaron en Amman, Irbid y Karak
exigiendo una reforma sobre bases electorales y no por nombramientos del rey. De la
exigencia de caída del gobierno las masas pasaron sin pedir permiso a la exigencia de
cambio en el régimen.
Arabia Saudita
La crisis también está erosionando el régimen saudí. El 19 de febrero el muftí de Arabia
Saudí advirtió al gobierno que a menos que llevara a cabo reformas urgentes para mejorar
el nivel de vida del pueblo podría enfrentarse a un derrocamiento similar a lo sucedido en
Túnez y Egipto. Criticó la extravagancia de la familia real, que contrasta con la pobreza de
las masas del país.
Todo el régimen saudí se basa en una alianza entre la monarquía de la Casa de Saud y el
clero. Una fractura entre ellos sería el presagio de una crisis revolucionaria en el primer
productor mundial de petróleo.
Irán
El lunes 28 de febrero fuerzas de Seguridad secundadas por milicianos de civil se
enfrentaron con grupos de manifestantes en diversos puntos de Teherán, durante una
jornada de protesta convocada para exigir la liberación de los líderes opositores.
Argelia
El 12 de febrero una débil manifestación de 3 mil personas se movilizó en Argel exigiendo
la caída del gobierno. La Coordinación Nacional para el Cambio y la Democracia (CNCD)
informó que 30 mil policías custodiaban cada sector de la ciudad.
La CNCD surgió tras las primeras manifestaciones que se realizaron en Argel entre el 5 y
14 de enero, intentando continuar esa dinámica movilizadora. Una de sus principales
reivindicaciones es el levantamiento del estado de emergencia vigente desde 1992. El
primer ministro Ahmed Ouyahia prometió levantarlo antes que termine febrero, cosa que
finalmente sucedió. Además de la Liga Argelina de los Derechos Humanos, cuatro
sindicatos autónomos son parte de la convocatoria inicial de la CNCD: el Sindicato
Nacional Argelino del Personal de la Administración Pública (Snapap), la CLA, CNES y el
Sindicato Argelino de Trabajadores de la Educación y la Formación (Satef). Pero varios
dirigentes políticos opositores denuncian la falta de arraigo social del CNCD y la presencia
de personalidades vinculadas al régimen.
Mientras tanto los rebeldes bereberes de las montañas de Kabilia, en el norte de Argelia,
prefieren no participar de la revolución árabe, resentidos por el desinterés árabe en los
sucesos de la Primavera negra de 2001. El proceso argelino no augura que el país vaya a
formar parte del dominó revolucionario.
Conclusión
Hay un solo actor que no apareció en ninguno de los acontecimientos que sacuden al
mundo árabe. Al Qaeda, la excelente invención del Departamento de Defensa
norteamericano ha estado más bien callada.
Pero tampoco el islamismo ha podido poner su cuota de desconcierto en esta andanada
revolucionaria, ni siquiera en Egipto donde contaba con cierta fuerza pero con muy escasa
simpatía en la población.
Los jóvenes que ponen fin a la vida política de dictadores, reyezuelos y tiranos son
musulmanes, pero ellos derribaron efectivamente a Mubarak mientras todavía se pueden
ver videos clandestinos pasados de moda que convocan a hacerlo. Hubo muchos mártires
desde la inmolación de Mohamed Bouazizi el 17 de diciembre de 2010, pero las banderas
islamitas no aparecen por ningún lado.