Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
GRUPO: 90003A_761
https://www.semana.com/opinion/articulo/es-homeschooling-una-
alternativa-pertinente-a-la-escuela-columna-de-julian-de-
zubiria/616371
La escuela actual está en crisis. Es una crisis prolongada y profunda que cubre los
diferentes niveles y contextos. En el mundo se está repensando el sentido de la
educación. En la básica, todas las alarmas están prendidas sobre América Latina
por los bajísimos niveles de lectura, comprensión matemática y pensamiento que
alcanza la mayoría de estudiantes. En la superior hay grandes quejas de la
sociedad por al abandono en el que las universidades han dejado la formación
emocional, la comprensión de los otros y las competencias para el trabajo en
equipo, la creatividad y el manejo de la frustración en sus egresados.
Ante estas generalizadas críticas han surgido, en varios lugares del globo,
múltiples alternativas, una de las cuales comentaremos hoy: la escuela en casa o
‘homeschooling‘. En la actualidad son admitidas legalmente en 30 países y han
alcanzado alguna divulgación en Estados Unidos, Rusia, Francia, Italia y Australia.
Para responder a la pregunta anterior es necesario tener en cuenta cuáles son los
fines de la escuela. A grandes rasgos, son tres las finalidades esenciales de la
educación básica. En primer lugar, fortalecer las competencias comunicativas de
niños y jóvenes: que hablen con claridad, fluidez y coherencia; que alcancen
niveles de lectura y escritura crítica; y que escuchen y dialoguen con cuidado con
los otros. En segundo lugar, garantizar que los estudiantes piensen y reflexionen
de manera independiente, que argumenten con criterio sus ideas, que
comprendan los principales procesos naturales y culturales, que puedan inferir
unas ideas de otras; que piensen sobre sus pensamientos y que reelaboren sus
ideas. En tercer lugar, que se comprendan a sí mismos y a los otros, que
adquieran autonomía moral y sensible afectiva, que se sensibilicen ante los
problemas de los otros y que los tengan presentes en sus proyectos. Que
descubran sus talentos y que elaboren su primer proyecto de vida. En pocas
palabras, que la escuela enseñe a las nuevas generaciones a comunicarse,
pensar y convivir.
La pregunta que asumimos como título de esta columna, en consecuencia, hay
que reformularla: ¿Qué es más adecuado para enseñar a comunicarnos: la
escuela o la casa? La respuesta es evidente.
Pero si son evidentes las ventajas para generar impactos en el desarrollo del
pensamiento y de las competencias comunicativas, la primacía del colegio es
todavía más clara en lo que a convivencia, trabajo en equipo, actitudes y
formación de mejores ciudadanos se refiere. La diversidad de caracteres,
personalidades, contextos, ideologías, géneros y estratos sociales, hace del
colegio un espacio muchísimo más adecuado para formar ciudadanos flexibles,
diversos, democráticos, solidarios y respetuosos de la diferencia.
Precisamente por eso, los estudios latinoamericanos nos muestran que hoy
tenemos una juventud más flexible, tolerante y respetuosa de la diferencia, que la
que teníamos décadas atrás. La explicación es sencilla: como han vivido en un
mundo tan flexible, respetan y valoran la diversidad.
Como señala Michael Levine, “tener hijos no lo convierte a uno en padre, del
mismo modo que tener un piano no lo vuelve pianista”. Y podemos agregar, tener
hijos muchísimo menos convierte a un padre en un buen profesor. La formación es
una tarea en extremo compleja que demanda competencias, de las cuales carece
una buena parte de los padres.
En muchos hogares actuales de estratos medios y altos, los dictadores son los
propios hijos y los subordinados los padres. Aun así, diversas investigaciones han
calculado que el 42 por ciento de los hijos aún vive con padres autoritarios y tan
solo un 15 por ciento lo hace en familias propiamente democráticas en las que
existen el diálogo, la participación, las actividades conjuntas, el afecto y los límites
necesarios.
Como puede verse, el remedio de las escuelas en casa es, en términos generales,
peor que la enfermedad, y no tiene en cuenta el crucial papel de la multiplicidad y
diversidad de interacciones en el desarrollo integral de niños y jóvenes. Tampoco
son conscientes de la compleja formación que demanda el convertirse en un
docente profesional de calidad.
La sociedad necesita de padres que dialoguen más con sus hijos, que les ayuden
a encontrar sus fortalezas y sus debilidades, que les formen el autoconcepto y la
seguridad y que les enseñen a convivir con niños de diferentes contextos y
edades. Padres que no asuman como tarea de domingo llevar a sus hijos al centro
comercial, sino al teatro, la biblioteca o al parque y que no crean que la recreación
está guardada en los televisores. Eso cada vez es más difícil por la creciente
vinculación de la mujer al trabajo y por la sensible disminución en el número de
hermanos, primos, tíos y familiares. En términos generales, los niños actuales son
más inmaduros emocionalmente: la depresión y los riesgos emocionales son más
comunes en las nuevas generaciones, por debilidades en la mediación familiar.
Para resolver estos problemas es insustituible el papel de una buena madre y un
buen padre. No se trata de que los docentes vivamos resolviendo los problemas
que generan los padres en la formación de sus hijos o que los padres sustituyan a
los docentes. Se trata de que aunemos esfuerzos para construir un mundo más
seguro, más tolerante, más respetuoso de las diferencias y menos violento en el
que todos podamos vivir un poco más tranquilos, felices y en comunidad. Esto
será más fácil de alcanzar si los profes nos dedicamos a ser mejores maestros y
los padres a ser mejores padres. Las próximas generaciones lo agradecerán.
PALABRAS CLAVES
RESUMEN
La escuela actual está en crisis. Es una crisis prolongada y profunda que cubre los
diferentes niveles y contextos. En el mundo se está repensando el sentido de la
educación. En la básica, todas las alarmas están prendidas sobre América Latina
por los bajísimos niveles de lectura, comprensión matemática y pensamiento que
alcanza la mayoría de estudiantes. Muy especialmente, por la riqueza y
versatilidad que ofrecen los descansos, los debates y las prácticas colectivas en
deporte, arte y cultura.
En lectura profunda, nuevamente el colegio brinda mayores posibilidades para
conocer matices e interpretaciones diversas. En la mayor parte de los casos, son
embarazos producto de relaciones sexuales con hombres mayores que tienden a
abandonarlas al quedar gestantes. Esos son los hijos que hoy llegan a las
escuelas: hijos de hogares destruidos, con ínfima comunicación, sin la seguridad
necesaria o con unos padres que quieren mantenerlos en burbujas de cristal y que
terminan ellos mismos sometidos, con frecuencia, a sus caprichos
.