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Taller 3 - Aprendizaje colegial e innovación 

NOMBRES: Juan Sebastián rubio Montoya

NOMBRES DEL TUTOR: clara Inés Ramírez álzate

GRUPO: 90003A_761

UNIVERCIDAD NACIONAL ABIERTA Y ADISTANCIA

ACEACEN: ADMINISTRACION DE EMPRESA


DESARROLLO

1. Leer el artículo de la revista Semana con título ¿Es


'homeschooling' una alternativa pertinente a la escuela?
escrito por el pedagogo Julián de Zubiría, que se encuentra en la
bibliografía anexa en el entorno de conocimiento bajo el título
escritos para leer:

De Zubiría, J. (2019 mayo 20). ¿Es 'homeschooling' una


alternativa pertinente a la escuela? Semana. Recuperado de

https://www.semana.com/opinion/articulo/es-homeschooling-una-
alternativa-pertinente-a-la-escuela-columna-de-julian-de-
zubiria/616371

2. Aplicar a la lectura la estrategia de comprensión lectora ubicada


en esta misma guía y en el entorno de aprendizaje práctico bajo
el nombre de “Guía para el uso de recursos educativos-
estrategia de comprensión lectora”

Leer el texto detenidamente (tres veces) 0


Hallar palabras claves del texto (utilizar el resaltador) 1
Descubrir la idea principal del texto (esta puede estar implícita o explícita) 2
(utilizar el resaltador si la idea está explícita)
Señalar las ideas principales párrafo por párrafo (utilizar el resaltador) 3
Encontrar el significado de palabras por contexto e identificar palabras 4
que necesitan ser aclaradas (buscar en el diccionario y textos
académicos)
Identificar el orden o las partes en que está estructurado el texto 5
(introducción, desarrollo y conclusión)
Representar el texto de manera visual y esquemática; para ello elaborar 6
un mapa conceptual o mapa mental.
Relacionar lo mencionado en el texto con situaciones reales del lector 7
Indicar la conclusión a la que llega el autor en el texto 8
¿Es 'homeschooling' una
alternativa pertinente a la escuela?

La escuela actual está en crisis. Es una crisis prolongada y profunda que cubre los
diferentes niveles y contextos. En el mundo se está repensando el sentido de la
educación. En la básica, todas las alarmas están prendidas sobre América Latina
por los bajísimos niveles de lectura, comprensión matemática y pensamiento que
alcanza la mayoría de estudiantes. En la superior hay grandes quejas de la
sociedad por al abandono en el que las universidades han dejado la formación
emocional, la comprensión de los otros y las competencias para el trabajo en
equipo, la creatividad y el manejo de la frustración en sus egresados.

Ante estas generalizadas críticas han surgido, en varios lugares del globo,
múltiples alternativas, una de las cuales comentaremos hoy: la escuela en casa o
‘homeschooling‘. En la actualidad son admitidas legalmente en 30 países y han
alcanzado alguna divulgación en Estados Unidos, Rusia, Francia, Italia y Australia.

La insatisfacción de la sociedad con la escuela es muy amplia y la capacidad de


esta para reflexionar y transformarse ha sido en extremo lenta, lo cual ha alentado
a más familias a buscar alternativas, como la escuela en casa o el proceso
mediante el cual la educación se realiza por fuera de los colegios y la dirección
pasa a los padres, madres y posiblemente algún tutor adicional. En algunas
ocasiones se alcanzan a juntar hijos de un pequeño grupo de amigos.

¿Es mejor la educación en casa que la que realizan los colegios?

Para responder a la pregunta anterior es necesario tener en cuenta cuáles son los
fines de la escuela. A grandes rasgos, son tres las finalidades esenciales de la
educación básica. En primer lugar, fortalecer las competencias comunicativas de
niños y jóvenes: que hablen con claridad, fluidez y coherencia; que alcancen
niveles de lectura y escritura crítica; y que escuchen y dialoguen con cuidado con
los otros. En segundo lugar, garantizar que los estudiantes piensen y reflexionen
de manera independiente, que argumenten con criterio sus ideas, que
comprendan los principales procesos naturales y culturales, que puedan inferir
unas ideas de otras; que piensen sobre sus pensamientos y que reelaboren sus
ideas. En tercer lugar, que se comprendan a sí mismos y a los otros, que
adquieran autonomía moral y sensible afectiva, que se sensibilicen ante los
problemas de los otros y que los tengan presentes en sus proyectos. Que
descubran sus talentos y que elaboren su primer proyecto de vida. En pocas
palabras, que la escuela enseñe a las nuevas generaciones a comunicarse,
pensar y convivir.
La pregunta que asumimos como título de esta columna, en consecuencia, hay
que reformularla: ¿Qué es más adecuado para enseñar a comunicarnos: la
escuela o la casa? La respuesta es evidente.

Para que las nuevas generaciones aprehendan a comunicarse de manera fluida y


coherente, la escuela tiene significativas ventajas frente al hogar, ya que la
población es más diversa a nivel de edad, ideología, religión, estrato social,
contexto o figura. El colegio supera con creces a la casa para enseñar a hablar y
discutir a un grupo de jóvenes. Muy especialmente, por la riqueza y versatilidad
que ofrecen los descansos, los debates y las prácticas colectivas en deporte, arte
y cultura.

En lectura profunda, nuevamente el colegio brinda mayores posibilidades para


conocer matices e interpretaciones diversas. La riqueza de una clase de jóvenes
discutiendo, analizando e interpretando un texto es insustituible a nivel formativo.
Lo mismo, las mesas de trabajo. Por el contrario, son evidentes las restricciones
que un medio como el hogar genera en el léxico, la flexibilidad, la originalidad o la
reelaboración de las ideas. Los niños formados en hogares pequeños y
relativamente cerrados, suelen tener dificultades en sus interacciones y presentan
lentitud en su desarrollo cognitivo y emocional.

En pensamiento la situación es muy similar. Nuevamente, los colegios ofrecen


mejores oportunidades por contar con ambientes más amplios, flexibles y
profesionales. Discutir, interpretar y dialogar con un grupo diverso de estudiantes y
de profesores es invaluable desde el punto de vista del desarrollo cognitivo
personal. Como el objetivo de la educación es impulsar el desarrollo integral, en
este contexto, las ventajas del colegio frente a la casa son extraordinarias.

Pero si son evidentes las ventajas para generar impactos en el desarrollo del
pensamiento y de las competencias comunicativas, la primacía del colegio es
todavía más clara en lo que a convivencia, trabajo en equipo, actitudes y
formación de mejores ciudadanos se refiere. La diversidad de caracteres,
personalidades, contextos, ideologías, géneros y estratos sociales, hace del
colegio un espacio muchísimo más adecuado para formar ciudadanos flexibles,
diversos, democráticos, solidarios y respetuosos de la diferencia.

Precisamente por eso, los estudios latinoamericanos nos muestran que hoy
tenemos una juventud más flexible, tolerante y respetuosa de la diferencia, que la
que teníamos décadas atrás. La explicación es sencilla: como han vivido en un
mundo tan flexible, respetan y valoran la diversidad.

La situación es todavía más grave si se tienen en cuenta las sensibles debilidades


que presentan las familias actuales en comunicación, estilos de autoridad y
límites.

Como señala Michael Levine, “tener hijos no lo convierte a uno en padre, del
mismo modo que tener un piano no lo vuelve pianista”. Y podemos agregar, tener
hijos muchísimo menos convierte a un padre en un buen profesor. La formación es
una tarea en extremo compleja que demanda competencias, de las cuales carece
una buena parte de los padres.

Según la Encuesta Nacional de Hogares de Colombia en 2015, solo el 32 por


ciento de las familias está conformada por padre, madre e hijos y el 20 por ciento
de las menores de edad han estado embarazadas. En la mayor parte de los
casos, son embarazos producto de relaciones sexuales con hombres mayores que
tienden a abandonarlas al quedar gestantes. Esos son los hijos que hoy llegan a
las escuelas: hijos de hogares destruidos, con ínfima comunicación, sin la
seguridad necesaria o con unos padres que quieren mantenerlos en burbujas de
cristal y que terminan ellos mismos sometidos, con frecuencia, a sus caprichos.

En muchos hogares actuales de estratos medios y altos, los dictadores son los
propios hijos y los subordinados los padres. Aun así, diversas investigaciones han
calculado que el 42 por ciento de los hijos aún vive con padres autoritarios y tan
solo un 15 por ciento lo hace en familias propiamente democráticas en las que
existen el diálogo, la participación, las actividades conjuntas, el afecto y los límites
necesarios.

Ante la vinculación de la mujer al trabajo y la extensión de las jornadas laborales


derivada de la conectividad, los tiempos de comunicación en el hogar han caído
de manera preocupante. Hace algunos años, el gobierno de Jimmy Carter estimó
el tiempo de comunicación de un padre con su hijo adolescente en 49 segundos al
día. Los tiempos que hemos encontrado en Colombia para familias urbanas en las
mismas condiciones son de 5 minutos diarios. En este contexto, las familias
deberían dedicarse a resolver los graves problemas de incomunicación y no en
pensar en cómo sustituir a los docentes.

Como puede verse, el remedio de las escuelas en casa es, en términos generales,
peor que la enfermedad, y no tiene en cuenta el crucial papel de la multiplicidad y
diversidad de interacciones en el desarrollo integral de niños y jóvenes. Tampoco
son conscientes de la compleja formación que demanda el convertirse en un
docente profesional de calidad.

La sociedad necesita de padres que dialoguen más con sus hijos, que les ayuden
a encontrar sus fortalezas y sus debilidades, que les formen el autoconcepto y la
seguridad y que les enseñen a convivir con niños de diferentes contextos y
edades. Padres que no asuman como tarea de domingo llevar a sus hijos al centro
comercial, sino al teatro, la biblioteca o al parque y que no crean que la recreación
está guardada en los televisores. Eso cada vez es más difícil por la creciente
vinculación de la mujer al trabajo y por la sensible disminución en el número de
hermanos, primos, tíos y familiares. En términos generales, los niños actuales son
más inmaduros emocionalmente: la depresión y los riesgos emocionales son más
comunes en las nuevas generaciones, por debilidades en la mediación familiar.
Para resolver estos problemas es insustituible el papel de una buena madre y un
buen padre. No se trata de que los docentes vivamos resolviendo los problemas
que generan los padres en la formación de sus hijos o que los padres sustituyan a
los docentes. Se trata de que aunemos esfuerzos para construir un mundo más
seguro, más tolerante, más respetuoso de las diferencias y menos violento en el
que todos podamos vivir un poco más tranquilos, felices y en comunidad. Esto
será más fácil de alcanzar si los profes nos dedicamos a ser mejores maestros y
los padres a ser mejores padres. Las próximas generaciones lo agradecerán.

PALABRAS CLAVES

LA IDEA PRINCIPAL DEL TEXTO

INDICA LA CONCLUCION DEL AUTOR

RESUMEN

La escuela actual está en crisis. Es una crisis prolongada y profunda que cubre los
diferentes niveles y contextos. En el mundo se está repensando el sentido de la
educación. En la básica, todas las alarmas están prendidas sobre América Latina
por los bajísimos niveles de lectura, comprensión matemática y pensamiento que
alcanza la mayoría de estudiantes. Muy especialmente, por la riqueza y
versatilidad que ofrecen los descansos, los debates y las prácticas colectivas en
deporte, arte y cultura.
En lectura profunda, nuevamente el colegio brinda mayores posibilidades para
conocer matices e interpretaciones diversas. En la mayor parte de los casos, son
embarazos producto de relaciones sexuales con hombres mayores que tienden a
abandonarlas al quedar gestantes. Esos son los hijos que hoy llegan a las
escuelas: hijos de hogares destruidos, con ínfima comunicación, sin la seguridad
necesaria o con unos padres que quieren mantenerlos en burbujas de cristal y que
terminan ellos mismos sometidos, con frecuencia, a sus caprichos
.

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