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No importa cuan ajustada a los hechos sea esta historia en tanto funde una
certeza acerca de un tiempo pasado, necesario como soporte de la
identidad sobre la que cada miembro de una familia podrá escribir su
historia singular.
Los abuelos, una tía, los padres y el hijo viven juntos en la casa que
fundaron los bisabuelos y que viene alojando a cuatro generaciones de la
rama materna. Pertenecen a la misma comunidad de inmigrantes, allí todos
conocieron a sus conyuges.
Cuando regresa, dice en sesión : "siento que tengo tribu", comenta que en
toda su estadía, registraba muy fuerte :"Estoy en casa". "Mi sensación era
que volvía a casa pero si yo nunca estuve allí". "Yo sentía que era una
presencia viva". Leda manifiesta así la necesidad de todo sujeto de
reconocerse en una pertenencia, en una genealogía. Se sentía volviendo
del exilio de sus padres?, o el de ella misma que vivenciaba haber nacido
en otro lugar que el que le correspondía naturalmente ?.
".Si ellos hubieran sabido lo mal que estábamos ( después de la muerte del
padre) se hubieran acercado pero mi madre les escribía que estaba todo
bien. Cuando mi papá murió, yo me imaginaba que sus hermanos, me
imaginaba diez hombres iguales a él venían a buscarme para llevarme con
ellos". " Por qué mi madre me hizo esto, por qué me dejó tan sola?".
Insisto que hable con ella, que todavía está a tiempo de quebrar la ley del
silencio, tiene miedo de dañarla, es tan anciana. Insisto que la dé la
posibilidad de romper el mutismo, entonces la historia surge como catarata
por primera vez. "Por qué me quitaste todo esto?" le pregunta Leda.
"Porque yo te necesitaba para mi" responde la madre. Por primera vez,
quizás, la hija puede formular una demanda a su madre sin el peligro de
ser destruida por ese goce arrasador al que está sometido su cuerpo
mortificado, distancia necesaria vehiculizada por el discurso.
Trabajo con ella lo ficcional de toda historia. Como dijimos antes, el pasado
está perdido, ahora ella tiene que construirlo desde su singularidad.
Actividad sublimatoria, forma de armar aquello que no le había sido
transmitido hasta ahora, para poder apropiárselo y situarse en una
genealogía
Arrasada por el goce del Otro, caía de quirófano en quirófano, de corte en
corte. La dirección de la cura apostó a recuperar el linaje paterno que
operara de corte simbólico, como uno de los nombres del Padre jugado en
la transmisión generacional.
BIBLIOGRAFIA
LILIANA LAMOVSKY
En el cap XII de Psicología de las Masas, Freud nombra las dos únicas cosas que
caen fuera de la serie de la formación de la masa y que además tiene carácter
disolvente respecto a ella: el síntoma y el amor por una mujer. Diferencia en este
punto, "este amor" del formulado en el cap Enamoramiento e hipnosis. Dice Freud:
" El amor por la mujer irrumpe a través de las formaciones de la masa, de la raza,
de la segregación nacional y del régimen de las clases sociales, consumando así
logros importantes desde el punto de vista cultural". De igual modo que este amor,
el síntoma es asocial.
Es en este sentido que también las mujeres expresan sumamente bien lo real porque
las mujeres son no-todas.
Para el inconciente, el goce sexual se localiza alrededor del falo, como dijo Freud.
Pero una disimetría se instaura. Un varón centra todo el goce sexual alrededor del
falo. Su goce entonces es "uno": "el goce fálico es el obstáculo por el cual el varón
no consigue gozar del cuerpo de la mujer porque el goce del órgano es
precisamente de lo que goza el", dice Lacan en el sem XX. Un hombre no podrá
gozar de ese cuerpo como todo, gozará de una parte de él, abordará a la mujer como
objeto a, causa de su deseo. Agregamos que esta localización del goce obstruye al
varón la apertura a lo real aunque no la hace imposible.
En cambio, el goce de una mujer es doble, dividido, "no todo" fálico. Una parte se
localiza alrededor del falo, según las modalidades especificas del complejo de
castración femenino, mientras que la otra parte permanece desconcentrada, no
representable por el inconciente. Esta parte "otra" del goce es mas allá de la
significación fálica pero no sin pasaje por ella, por lo tanto, no estriba en un
principio único que se podría llamar "femineidad".
Aún así, la mujer puede acceder a la femineidad de modo singular para cada una,
mediante la construcción de una elucubración a partir de los datos de su inconciente
y sometida a las necesidades de su exigencia pulsional.
La identidad femenina es de cada mujer siendo no toda. Se trata del goce no todo
de cada una que surge contingente. Dice Alejandro Viviani : " Una mujer, de modo
contingente, aparece de manera imprevisible gozando de su cuerpo, "cesa de no
escribirse". Cuando "cesa de no escribirse" desde lo real surge un sujeto que estará
referenciado a la Ley"
En la otra vertiente, la del objeto resto, la parte no fálica del goce femenino puede
ser angustiosa, puede presentarse como un vacío extraviante o bajo la forma de
excesos repentinos e imprevisibles que pueden desencadenar el acting o caer en el
pasaje al acto.
Al punto que el ser de ella puede encarnar la pulsión de muerte, en esa actitud tan
decidida y radical en la que se juega para el sujeto, un antes y un después de su
acto, como en el caso de Antígona o de Medea. Es el punto donde la mujer es
incastrable.
"Para quien está entorpecido por el falo, ¿qué es una mujer?. Es un síntoma" , dice
Lacan en la clase ya mencionada. Y agrega, lo es, en la medida que el hombre cree
"alli", " uno cree que ella dice efectivamente algo". Creer alli, creer que hay un
lugar éxtimo, creer en lo real. En efecto, la mujer al igual que el síntoma tiene un
carácter hetero con relación al sujeto. Freud mencionaba al síntoma como "una
tierra extranjera interior".
En Lacan, una mujer no sólo se inscribe para el hombre como objeto a sino
precisamente como síntoma. La mujer como síntoma quiere decir que el núcleo de
goce es petit a y que la partenaire es aquí envoltura de petit a, exactamente como lo
es el síntoma.
La femme es la mujer que hizo la identificación no-toda, la que guarda en si, un
modo de figurar lo real. Sólo si es "femme" puede ser síntoma para un hombre. No
así, la mujer fálica, la mujer-madre.
La función del padre real es hacer de una mujer su síntoma. El padre intercepta el
goce fálico de la madre hacia el niño, evitando que el exceso de este goce sea
vivido como goce del Otro para el niño.
Entonces, el padre abre la posibilidad al goce fálico, al mismo tiempo que lo limita.
La fórmula lacaniana "no hay relación sexual" implica que hay una falta de goce
estructural inherente al sujeto que habla, una inadecuación del lenguaje y del ser
que constituye en última instancia la causa del deseo.
Desde ese punto de vista, el síntoma es mas bien una suplencia de ese goce faltante.
Es , por lo tanto, un montaje significante sostenido por la versión particular que
tiene el sujeto de lo que es el goce, me refiero al fantasma : un montaje productor
de goce precisamente allí donde no existe un instinto natural que diga al sujeto cual
es su objeto adecuado. El neurótico no quiere saber nada de esa verdad que dice
que el objeto de su felicidad, el objeto adecuado para su goce, falta
irremediablemente. Por eso sostiene que esta falta de la que sufre es consecuencia
de la voluntad de algún Otro. En términos de Lacan diríamos que sostiene la teoría
de que el Otro quiere su castración.
Si no hay finitud a nivel del sentido del síntoma, es porque no hay relación sexual.
Ese sentido puede tomar la forma de una mujer como síntoma del hombre, en tanto
que éste se definiría como entorpecido por el falo que imagina tener.
El falo es lo que nos impide tener una relación con algo que sea nuestra
contrapartida sexual. Implica una renuncia a un supuesto goce absoluto. Es lo que
nos permite decir que el goce del Otro es imposible, abriendo el camino a un goce
posible, el goce fálico.
La ley con su correlato, la castración pone límite a un goce absoluto dando lugar a
ese goce posible y permite el encuentro sexual en términos en que el fantasma de
cada partenaire se dirige a su Otro. Porque no hay relación sexual, el encuentro
sexual es posible.
Nuevamente en la clase ya mencionada del sem. RSI, Lacan dice que para que un
sujeto entre en análisis, tiene que creer que el síntoma quiere decir algo que habrá
que descifrar. En el sem X, el autor indica que para que el síntoma salga del estado
en el que aun no estaría formulado, es necesario que el sujeto advierta que hay una
causa. Muchas veces ese momento se vincula con el encuentro con una mujer, a
partir del cual se actualiza el síntoma o se produce una interrogación novedosa en
relación al mismo. Creer que ella, la mujer, pudiera decir algo relativo a una verdad
es solidario con creer que algo del propio sujeto puede ser descifrado. La conección
entre el síntoma y una mujer resulta aquí evidente. "Uno cree lo que ella dice : es lo
que se llama el amor" dice Lacan. Entonces, diremos que el amor es una creencia
que pone límite al poderío fálico del varón.
Aún mas, podríamos pensar que el encuentro con una mujer se halla, a veces, en las
bases de constitución del síntoma?. Por ejemplo, en el caso del hombre de las ratas,
las ideas obsesivas relativas a la muerte del padre, se articulan con su encuentro con
el Otro sexo.
En el sem 23, clase del 18-10-75, Lacan define el síntoma bajo la forma del "pero
no eso" y articula esta modalidad con la no existencia de la mujer como toda. Las
mujeres son no todas significa que ellas no se prestan a la generalización
falocéntrica. Mas aún, le hacen una frenada al goce fálico del varón.
"Pero no eso" alude a lo singular, que lejos de demostrar la regla, la objeta. "Pero
no eso", entonces, es la voz que se levanta frente a toda prescripción de
uniformidad.
Liliana Lamovsky
El diario Pagina 12 del 21 de junio de 2001 trajo una noticia que se titulaba
" Un bebé nacido de una madre de 62 años y su hermano desata la
polémica".
BIBLIOGRAFIA