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TRANSMISIÓN GENERACIONAL Y SUBJETIVIDAD

por Liliana Lamovsky.

(*) Reunión Lacanoamericana de Psicoanálisis; Rosario; 1999.

EL tema que hoy me convoca ante ustedes es producto de muchos años


de trabajo e investigación en clínica psicoanalítica con familias. Este interés
especial en la clínica familiar ha rendido sus frutos también en la dirección
de la cura de mis pacientes individuales ya que amplió el campo de mi
escucha analítica.

Una cuestión se fue destacando entre mis intereses relacionados con lo


familiar, la transmisión generacional, qué se transmite de una generación a
otra y cuáles son sus vías?

En Totem y Tabú, Freud se pregunta acerca de "los medios y caminos de


que se vale una generación para transmitir a la siguiente sus estados
psíquicos". También concluye que " Nos es lícito, … suponer que ninguna
generación es capaz de ocultar a la siguiente sus procesos anímicos de
mayor sustantividad". Además, propone una eficacia tal en la transmisión
que algo sucedido en una generación es capaz de producir efectos sobre
otras que desconocen los acontecimientos originales.

En el Moisés…., Freud nos habla de " fragmentos de origen filogenético" y


de "una herencia arcaica del hombre que no sólo comprende disposiciones
sino también contenidos, huellas mnémicas de las vivencias de
generaciones anteriores". Aporta en este texto, el concepto de verdad
histórica ligado al retorno de lo reprimido que nos es útil para seguir
investigando la transmisión de una generación a las siguientes.

Qué se transmite de una generación a otra y cuales son sus


vías?. Diremos que se transmiten significantes y también significaciones
congeladas. El sujeto está representado en sus fantasmas inconcientes por
elementos culturales vehiculizados por la lengua. Lacan en Función y
Campo de la Palabra, remite a la cultura los significantes que representan
al sujeto.

Hay dos vías lógicas de transmisión: el discurso de la cultura y el relato


familiar que encadenado de padres a hijos hace serie transgeneracional..

Así mismo la transmisión es un acto fundante del sujeto que lo ubica en el


movimiento de continuidad y discontinuidad que funda la genealogía..
Dejará marca en el sujeto a través de complejas operaciones de
reinscripción y transformación.
En este sentido, toda transmisión es retransmisión ya que se encuentra
sometida a las modificaciones inherentes a la tramitación que se efectua en
el pasaje de unos a otros.

El mito del origen se conjuga en el presente y en el legado del pasado. No


existe lo inaugural sino en la conjunción de aquello que insiste con lo que
se presenta como nuevo.

La historia de una familia al igual que la historia social se construye en su


transmisión, transmitir un pasado es en verdad construirlo. El pasado como
tal está perdido y solo advenido como hecho histórico podrá lograr su
inscripción.

El historiador Luis Alberto Romero plantea que todo conocimiento del


pasado es selectivo e interesado, el sujeto selecciona de los múltiples
elementos que ofrece el pasado, de las distintas preguntas que se le
pueden hacer, aquellas que mejor explican su presente, que mejor lo
legitiman.

No importa cuan ajustada a los hechos sea esta historia en tanto funde una
certeza acerca de un tiempo pasado, necesario como soporte de la
identidad sobre la que cada miembro de una familia podrá escribir su
historia singular.

Pero la historia, por estructura, decanta restos no historizados, por lo tanto


sin retorno de lo reprimido. Contenidos insemantizables, desmentidos o
repudiados que podrán funcionar a la manera de un trauma., impedidos de
resignificarse, desligados de la cadena discursiva , cuyos efectos retornan
en lo real.

Pensamos que lo que se transmite por el camino de la trama simbolico –


imaginaria se expresa por la repetición creativa, no como calco sino pasible
de transformación. Reconocer lo nuevo que la repetición comporta permite
situar el rasgo que representa al sujeto mas allá de la incidencia del Otro.

Pero cómo se vehiculiza aquello que retorna cuando fue excluido de la


circulación discursiva?.

El orden de lo insemantizado se transmite via investimento tanático de la


repetición, mas allá del principio del placer, la compulsión repetitiva da
cuenta de lo no ligado en generaciones anteriores que puede devenir
potencialidad traumática, manifestándose en los descendientes en la
puesta en acting o en el anidamiento en los cuerpos, con frecuencia en
generaciones alejadas del tiempo y espacio que lo originó. Presentificación
de aconteceres ancestrales que en tanto no elaborados, no lograron
devenir pasado y conservan actualidad en su eficacia. Primacía de la
transmisión en su vertiente superyoica que definiremos como transmisión
anacrónica.

Otra forma de transmisión generadora de patologías severas es la que


impone significaciones congeladas. Suponen el mandato de reproducir
siempre lo mismo, fabricación de clones, no constitución de sujetos
deseantes. La perpetuación de lo pasado en su repetición como calco,
atrapa en el eterno retorno de lo mismo en los mismos lugares de la
estructura familiar, aniquilando la subjetividad.

Las familias en donde predomina el encierro endogámico sostienen un


universo de significados muy restringidos para los significantes que los
atraviesan, abriendo el camino para un estilo de transmisión anacrónica
que genera patología.

La transmisión de significaciones cristalizadas impide la posibilidad de


desplazamiento simbólico, marcando con extrema fijeza la peculiaridad que
va a adoptar el intercambio constitutivo familiar y los caminos posibles para
la elección de objeto amoroso. Veamos un ejemplo, una familia integrada
por los padres y un hijo de cuatro años consultan a pedido del pediatra. El
niño padece diversas enfermedades que obligaron a intervenirlo
quirurgicamente dos veces. Además sufre de bronquitis espasmódica y
dermatitis atópica.

La madre tiene ataques de pánico relacionados con el temor a enfermar y


morir Diversas sensaciones desagradables en el cuerpo y síntomas
psicosomáticos son semantizados como el comienzo de terribles
padecimientos. No puede salir sola a la calle y está imposibilitada de
ocuparse de su familia de la que se hace cargo la abuela materna.

Los abuelos, una tía, los padres y el hijo viven juntos en la casa que
fundaron los bisabuelos y que viene alojando a cuatro generaciones de la
rama materna. Pertenecen a la misma comunidad de inmigrantes, allí todos
conocieron a sus conyuges.

Debo comentar que Gustavo duerme en la habitación que fuera de su


madre cuando pequeña y que los padres se alojan en el dormitorio que
fuera de los bisabuelos.

Producto del trabajo analítico, el padre toma la decisión de comprar un


departamento para mudarse con su esposa e hijo. El niño, en medio de
una crisis nerviosa, se aferra al viejo arbol del jardín, gritando " solamente
muerto me van a sacar de este lugar".
Observamos que en materia de transmisión nada se pierde, no hay fuga
posible porque igual se transmite sin discurso y peor se transmite en el
silencio.

La historia de Leda. La mujer pide una consulta muy preocupada porque su


hija menor sufre episodios de impulsos irrefrenables de cortarse el cuerpo
con una gillette .

La madre. no relaciona estos impulsos autodestructivos de su hija con el


largo conteo de intervenciones quirúrgicas, descenlace de diversas
enfermedades que viene padeciendo ella misma desde su infancia. La mas
grave de todas, un cáncer de mama muy extendido que obligó al cirujano a
realizar una amplia mutilación para salvarle la vida.

En su historia prevalece una infancia y adolescencia muy difíciles. Sus


padres exilados griegos, salieron de su país, con lo puesto, de un día para
el otro, huyendo del fusilamiento seguro que terminó con la vida de los dos
abuelos de Leda., en medio de una sangrienta guerra civil.

La vida de la familia en la Argentina siempre fue precaria, con la esperanza


de volver cuando pudieran a su verdadero hogar. Pero ninguna historia fue
relatada por los padres hacia su hija.

"Somos pasadores" dice J. Hassoun. Pero cómo pensar estas familias en


las que la transmisión es abruptamente cortada, eternizando un tiempo
idealizado del pasado que fue intensamente modificado por
acontecimientos traumáticos?.

La ruptura producida por los acontecimientos sociales desencadenó en los


padres de Leda efectos de desmoronamiento que paralizaron el curso de
su existencia. Víctimas de una interrupción en la trama familiar, quedaron
huérfanos de palabra, sufriendo en carne propia un duelo imposible de
efectivizar., con la dificultad consecuente de construir una novela familiar
que les permita proyectar un futuro. Transmisión muda que como veremos,
puede anidar en lo real de los cuerpos generando efectos siniestros de
generación en generación.

Duelos detenidos, siempre de velorio, en la casa no se festejaban


cumpleaños, tampoco Navidad ni Año Nuevo. Ella nunca preguntó porqué
los vecinos estaban de fiesta y ellos no. Atemporalidad donde no
transcurría pasado, presente ni futuro.

Cuando Leda tiene 13 años ,su padre enferma de una afección


degenerativa neurológica que lo deja en estado vegetal, muriéndo joven
tres años después.
A partir de ese momento, la madre " se deja estar" y deposita en su hija
toda responsabilidad de sobrevivencia. "Yo podía, yo era fuerte, yo sabía"
argumentaba mi madre. "Sos fuerte…", eclipsamiento del sujeto en la
consistencia del ser, sujeto sacrificado que compromete lo real del cuerpo.

La muchacha se preguntó muchas veces porque su familia europea no


venía a rescatarla de tanto desamparo y soledad . Entre su madre y ella
nunca se habló de tema, primaba "la ley del silencio" y aunque habían
pasado decenas de años, la paciente se quejaba largamente en sus
sesiones de este abandono asociado al duelo congelado por la muerte de
su padre. Dice: "no se termina de morir nunca".

En el transcurso del análisis surge la idea de escribirle a una tía, hermana


menor del padre que posiblemente todavía esté viva. Una larga carta llena
de reproches es inmediatamente contestada, se suceden muchas otras por
medio de las cuales Leda puede enterarse por primera vez la historia de
sus padres en Grecia.

Siguen llamados telefónicos frecuentes en los que se presentan numerosos


primos que finalmente invitan a su país a la familiar reaparecida.

Mientras prepara su viaje, la paciente comete frecuentes lapsus, dice que


"vuelve" a Grecia, habla de "reencuentro" con sus familiares cuando nunca
estuvo allí, etc. No registra las equivocaciones si no se las señalo.

Cuando regresa, dice en sesión : "siento que tengo tribu", comenta que en
toda su estadía, registraba muy fuerte :"Estoy en casa". "Mi sensación era
que volvía a casa pero si yo nunca estuve allí". "Yo sentía que era una
presencia viva". Leda manifiesta así la necesidad de todo sujeto de
reconocerse en una pertenencia, en una genealogía. Se sentía volviendo
del exilio de sus padres?, o el de ella misma que vivenciaba haber nacido
en otro lugar que el que le correspondía naturalmente ?.

Percibe una sensación de despedazamiento corporal por no poder vivir allí


Cabe preguntarse cuando comenzó esta fragmentación que ahora registra,
dado el mapa de mutilaciones y cicatrices que presenta su cuerpo.

".Si ellos hubieran sabido lo mal que estábamos ( después de la muerte del
padre) se hubieran acercado pero mi madre les escribía que estaba todo
bien. Cuando mi papá murió, yo me imaginaba que sus hermanos, me
imaginaba diez hombres iguales a él venían a buscarme para llevarme con
ellos". " Por qué mi madre me hizo esto, por qué me dejó tan sola?".

Insisto que hable con ella, que todavía está a tiempo de quebrar la ley del
silencio, tiene miedo de dañarla, es tan anciana. Insisto que la dé la
posibilidad de romper el mutismo, entonces la historia surge como catarata
por primera vez. "Por qué me quitaste todo esto?" le pregunta Leda.
"Porque yo te necesitaba para mi" responde la madre. Por primera vez,
quizás, la hija puede formular una demanda a su madre sin el peligro de
ser destruida por ese goce arrasador al que está sometido su cuerpo
mortificado, distancia necesaria vehiculizada por el discurso.

La paciente cuenta que siente a sus primos como pedacitos de espejos, si


los une, ve una imagen, la suya. Comenta que al salir de un lugar que tenía
una puerta espejo, vió su imagen reflejada y por un segundo no se
reconoció y pensó: que tipa parecida a mí . Asocia con el relato
fragmentado de cada primo y dice que con esos retazos ella construye una
única historia, la suya.

Surge el tema del sentimiento de culpa, porqué siempre se sintió


culpable ?. De quién es esa culpa? le pregunto. Asocia con el relato de su
primo mayor. Antes de ser fusilado, al abuelo paterno le dan un papel, un
lápiz y dos minutos para despedirse de los suyos. Esta carta quedó en
herencia para los hombres de la familia, fue pasando de un hermano a otro
hasta llegar al nieto mayor que nunca la había leido hasta que aparece
Leda. Ayuda a su primo a descifrar la escritura temblequeante y dificil de
entender. El hombre le escribe a su hijo mayor, el padre de Leda, que se
haga cargo de la madre y los hermanos como corresponde a su
mayorazgo. Nadie le hace conocer al mismo el contenido de la carta para
no aumentar su pesadumbre en el exilio.

De quién es la culpa?. Leda se pregunta porqué toda su vida haciéndose


cargo de los otros, sobre todo de su madre. Mandato del abuelo que se
transmitió transgeneracionalmente?, Identificación con un padre que se
atormentó silencioso por haber abandonado a su propia madre?.

Concomitante a este tiempo de armado de su historia, Leda se propone


escribir un libro, contando la saga de su familia para ofrecérselo a sus hijos
con los que poco ha podido hablar de todo esto.

Se vuelve obsesiva con datos precisos de todo episodio pasado. Se


manifiesta su necesidad de poner en orden acontecimientos marcados por
un mutismo abismal.

Trabajo con ella lo ficcional de toda historia. Como dijimos antes, el pasado
está perdido, ahora ella tiene que construirlo desde su singularidad.
Actividad sublimatoria, forma de armar aquello que no le había sido
transmitido hasta ahora, para poder apropiárselo y situarse en una
genealogía
Arrasada por el goce del Otro, caía de quirófano en quirófano, de corte en
corte. La dirección de la cura apostó a recuperar el linaje paterno que
operara de corte simbólico, como uno de los nombres del Padre jugado en
la transmisión generacional.

El desamparo simbólico es el peor de los desamparos, en el caso de Leda


se trató de crear marcas, de fundar una historicidad en un cuerpo devenido
órgano producto de un goce aniquilante. Historización en oposición a
destino.

La impronta de una herencia no asumida en la singularidad deseante de


cada sujeto retorna en lo real, por no estar vehiculizada por el discurso
familiar o por transmitirse a través de significaciones cristalizadas.

Por el contrario, una transmisión lograda ofrece a quien la recibe un


espacio de libertad subjetiva y un sostén para abandonar el pasado y
reencontrarlo mejor.

BIBLIOGRAFIA

- Freud, S. Totem y Tabú.

Moisés y la religión monoteista.

- Lacan, J. Función y campo de la palabra. Escritos I.

- Gomel S. Transmisión generacional, familia y subjetividad. Lugar ed.

- Hassoun J. Los contrabandistas de la memoria. Ediciones de la Flor.

- Lamovsky L. Transmisión de las significaciones desde el contexto cultural


y familiar. Segundo congreso de psicología y psicoterapia de grupo. 1991.

- Romero, L. Historia y transmisión. Idem.

LA MUJER COMO SINTOMA DEL HOMBRE

LILIANA LAMOVSKY

(*) Reunión Lacanoamericana de Psicoanálisis, Tucumán, 2003.

En el cap XII de Psicología de las Masas, Freud nombra las dos únicas cosas que
caen fuera de la serie de la formación de la masa y que además tiene carácter
disolvente respecto a ella: el síntoma y el amor por una mujer. Diferencia en este
punto, "este amor" del formulado en el cap Enamoramiento e hipnosis. Dice Freud:
" El amor por la mujer irrumpe a través de las formaciones de la masa, de la raza,
de la segregación nacional y del régimen de las clases sociales, consumando así
logros importantes desde el punto de vista cultural". De igual modo que este amor,
el síntoma es asocial.

Se corresponde con la primera parte del cap IV de "El malestar en la cultura",


donde el autor indica, "amor por una mujer que lleva a la procreación de hijos
como primer valor cultural". Aquí Freud plantea que la convivencia de los seres
humanos tuvo un fundamento doble : la compulsión al trabajo y el poder del amor,
pues el varón no quería estar privado de la mujer como objeto sexual y ella no
quería separarse del hijo, carne de su carne. Agrega, luego, que por la vía del
erotismo genital, el ser humano se volvía dependiente de un fragmento del mundo
exterior, del objeto de amor escogido. En consonancia con esto, en la clase del 21-
1-75 del sem RSI, Lacan escribe que "Un padre...hace de una mujer, objeto a que
causa su deseo... De lo que ella se ocupa, es de otros objetos a que son los hijos".

Para Freud, el síntoma es "una transacción", "una formación de compromiso", algo


se pierde del deseo para ganar goce fálico que luego se estanca, se conserva
instalando la repetición.

Para Lacan, en un análisis, gracias al síntoma, el sujeto puede recuperar algo de la


"verdad" de su "deseo", que llega "cifrado y no reconocido", por lo cual requiere de
la interpretación.. Esto "cifrado y no reconocido" como huella del síntoma, es
aquello que el sujeto cedió, traicionó de su deseo. De esto no pueden no quedar
consecuencias que se delatan por el síntoma a través de la insistencia significante.

Finalmente, en La Tercera, Lacan dice que el síntoma viene de lo real, el síntoma es


ante todo algo que no cesa de escribirse de lo real, entonces el síntoma no se reduce
al goce fálico. El sentido del síntoma es lo real, lo real en tanto se pone en cruz para
impedir que las cosas anden, que anden en el sentido de dar cuenta de si mismas de
manera satisfactoria. Algo se atraviesa en el medio. La verdad se olvida. Luego,
todo depende de que lo real insista.

Es en este sentido que también las mujeres expresan sumamente bien lo real porque
las mujeres son no-todas.

Según Lacan no existe una esencia de la femineidad y ésta de todas formas no


estriba en la castración. Tampoco existe una identidad femenina en el sentido de un
universal de la mujer, como existe un "universal" del varón y a esto se refiere
cuando afirma que "La Mujer no existe".

Para el inconciente, el goce sexual se localiza alrededor del falo, como dijo Freud.
Pero una disimetría se instaura. Un varón centra todo el goce sexual alrededor del
falo. Su goce entonces es "uno": "el goce fálico es el obstáculo por el cual el varón
no consigue gozar del cuerpo de la mujer porque el goce del órgano es
precisamente de lo que goza el", dice Lacan en el sem XX. Un hombre no podrá
gozar de ese cuerpo como todo, gozará de una parte de él, abordará a la mujer como
objeto a, causa de su deseo. Agregamos que esta localización del goce obstruye al
varón la apertura a lo real aunque no la hace imposible.

En cambio, el goce de una mujer es doble, dividido, "no todo" fálico. Una parte se
localiza alrededor del falo, según las modalidades especificas del complejo de
castración femenino, mientras que la otra parte permanece desconcentrada, no
representable por el inconciente. Esta parte "otra" del goce es mas allá de la
significación fálica pero no sin pasaje por ella, por lo tanto, no estriba en un
principio único que se podría llamar "femineidad".

Aún así, la mujer puede acceder a la femineidad de modo singular para cada una,
mediante la construcción de una elucubración a partir de los datos de su inconciente
y sometida a las necesidades de su exigencia pulsional.

La identidad femenina es de cada mujer siendo no toda. Se trata del goce no todo
de cada una que surge contingente. Dice Alejandro Viviani : " Una mujer, de modo
contingente, aparece de manera imprevisible gozando de su cuerpo, "cesa de no
escribirse". Cuando "cesa de no escribirse" desde lo real surge un sujeto que estará
referenciado a la Ley"

En la otra vertiente, la del objeto resto, la parte no fálica del goce femenino puede
ser angustiosa, puede presentarse como un vacío extraviante o bajo la forma de
excesos repentinos e imprevisibles que pueden desencadenar el acting o caer en el
pasaje al acto.

Al punto que el ser de ella puede encarnar la pulsión de muerte, en esa actitud tan
decidida y radical en la que se juega para el sujeto, un antes y un después de su
acto, como en el caso de Antígona o de Medea. Es el punto donde la mujer es
incastrable.

"Para quien está entorpecido por el falo, ¿qué es una mujer?. Es un síntoma" , dice
Lacan en la clase ya mencionada. Y agrega, lo es, en la medida que el hombre cree
"alli", " uno cree que ella dice efectivamente algo". Creer alli, creer que hay un
lugar éxtimo, creer en lo real. En efecto, la mujer al igual que el síntoma tiene un
carácter hetero con relación al sujeto. Freud mencionaba al síntoma como "una
tierra extranjera interior".

En Lacan, una mujer no sólo se inscribe para el hombre como objeto a sino
precisamente como síntoma. La mujer como síntoma quiere decir que el núcleo de
goce es petit a y que la partenaire es aquí envoltura de petit a, exactamente como lo
es el síntoma.
La femme es la mujer que hizo la identificación no-toda, la que guarda en si, un
modo de figurar lo real. Sólo si es "femme" puede ser síntoma para un hombre. No
así, la mujer fálica, la mujer-madre.

La pere-versión del padre es hacer a la mujer, objeto a, causa de su deseo, es decir,


hacerla su mina, no tomarla sólo como madre aunque haya mujeres que no se dejan
porque están cerradas a su propio real, aunque haya hombres que no sepan cómo.

La función del padre real es hacer de una mujer su síntoma. El padre intercepta el
goce fálico de la madre hacia el niño, evitando que el exceso de este goce sea
vivido como goce del Otro para el niño.

Entonces, el padre abre la posibilidad al goce fálico, al mismo tiempo que lo limita.

La fórmula lacaniana "no hay relación sexual" implica que hay una falta de goce
estructural inherente al sujeto que habla, una inadecuación del lenguaje y del ser
que constituye en última instancia la causa del deseo.

Desde ese punto de vista, el síntoma es mas bien una suplencia de ese goce faltante.
Es , por lo tanto, un montaje significante sostenido por la versión particular que
tiene el sujeto de lo que es el goce, me refiero al fantasma : un montaje productor
de goce precisamente allí donde no existe un instinto natural que diga al sujeto cual
es su objeto adecuado. El neurótico no quiere saber nada de esa verdad que dice
que el objeto de su felicidad, el objeto adecuado para su goce, falta
irremediablemente. Por eso sostiene que esta falta de la que sufre es consecuencia
de la voluntad de algún Otro. En términos de Lacan diríamos que sostiene la teoría
de que el Otro quiere su castración.

Si no hay finitud a nivel del sentido del síntoma, es porque no hay relación sexual.
Ese sentido puede tomar la forma de una mujer como síntoma del hombre, en tanto
que éste se definiría como entorpecido por el falo que imagina tener.

El falo es lo que nos impide tener una relación con algo que sea nuestra
contrapartida sexual. Implica una renuncia a un supuesto goce absoluto. Es lo que
nos permite decir que el goce del Otro es imposible, abriendo el camino a un goce
posible, el goce fálico.

La ley con su correlato, la castración pone límite a un goce absoluto dando lugar a
ese goce posible y permite el encuentro sexual en términos en que el fantasma de
cada partenaire se dirige a su Otro. Porque no hay relación sexual, el encuentro
sexual es posible.

Nuevamente en la clase ya mencionada del sem. RSI, Lacan dice que para que un
sujeto entre en análisis, tiene que creer que el síntoma quiere decir algo que habrá
que descifrar. En el sem X, el autor indica que para que el síntoma salga del estado
en el que aun no estaría formulado, es necesario que el sujeto advierta que hay una
causa. Muchas veces ese momento se vincula con el encuentro con una mujer, a
partir del cual se actualiza el síntoma o se produce una interrogación novedosa en
relación al mismo. Creer que ella, la mujer, pudiera decir algo relativo a una verdad
es solidario con creer que algo del propio sujeto puede ser descifrado. La conección
entre el síntoma y una mujer resulta aquí evidente. "Uno cree lo que ella dice : es lo
que se llama el amor" dice Lacan. Entonces, diremos que el amor es una creencia
que pone límite al poderío fálico del varón.

Aún mas, podríamos pensar que el encuentro con una mujer se halla, a veces, en las
bases de constitución del síntoma?. Por ejemplo, en el caso del hombre de las ratas,
las ideas obsesivas relativas a la muerte del padre, se articulan con su encuentro con
el Otro sexo.

En el sem 23, clase del 18-10-75, Lacan define el síntoma bajo la forma del "pero
no eso" y articula esta modalidad con la no existencia de la mujer como toda. Las
mujeres son no todas significa que ellas no se prestan a la generalización
falocéntrica. Mas aún, le hacen una frenada al goce fálico del varón.

"Pero no eso" alude a lo singular, que lejos de demostrar la regla, la objeta. "Pero
no eso", entonces, es la voz que se levanta frente a toda prescripción de
uniformidad.

En cambio, el fantasma reposa en el "es eso", en el sentido en que su lógica se liga


con la obturación del no todo. Sucede que el fantasma intenta velar como respuesta
al deseo del Otro, en todos los casos, aunque su vacilación indique la imposibilidad
de tal pretención. Entonces, no sólo vela lo real sino que también es entrada a lo
real.

El carácter masculino del fantasma masoquista, paradigma de todo fantasma, se


entronca con que elide el no todo, velando así la diferenciación sexuada.

Podemos pensar que si una mujer es síntoma de un hombre lo es como lo imposible


de reducir a la generalización fantasmática falocéntrica, apuntando en esa
resistencia a lo singular. Esta función de tapón no es nunca totalmente cumplida,
por el contrario en una relación de un hombre con una mujer siempre ocurre alguna
cosa que cojea, algún fracaso, una falla, "eso no va". Es por lo que se califica a la
mujer de síntoma.

El síntoma continua indicando lo insoportable, lo imprevisible, lo impensable, lo


que vuelve al mismo lugar. La mujer viene como suplencia de la relación sexual
imposible de escribir, permanece como síntoma.

Si una mujer es un síntoma, no sabríamos como curarlo. Curarse de una mujer,


podría ser el producto imaginario del fantasma del obsesivo. "La mujer no existe, la
mujer es el sueño de un hombre. Hay mujeres", dice Lacan. Hay mujeres, también
dice J Sabina, hay mujeres veneno, mujeres imán, mujeres de fuego y helado metal,
mujeres consuelo, mujeres fatal.

UN HACHAZO A LA ESTRUCTURA FAMILIAR

Liliana Lamovsky

(*) XVII Jornadas Anuales de la AAPPG. 2001.

El diario Pagina 12 del 21 de junio de 2001 trajo una noticia que se titulaba
" Un bebé nacido de una madre de 62 años y su hermano desata la
polémica".

La mujer, llamada Jeanine vive junto a su madre de 80 años y a su


hermano Robert, de 52 años que está casi ciego y en silla de ruedas a raiz
de un intento de suicidio.. La novel madre admitió haber recibido un óvulo
de una donante y el esperma de su hermano. "Yo no podía ya transmitir mi
patrimonio genético dada mi edad y quise transmitir el suyo y dar vida".
Pero esto no es todo. Otro óvulo fertilizado de igual manera fue implantado
en la mujer donante que a su vez gestó una niña que ahora es criada junto
a su hermano bebé por la pareja de hermanos.

Jeanine se preocupó en recalcar que los niños no nacieron de una unión


consanguinea puesto que el patrimonio genético pertenece a otra mujer.

Sostener ciertos conceptos psicoanalíticos frente a este caso de linaje


endogámico, acarrea enfrentamientos con el movimiento de avanzada de
las nuevas técnicas reproductivas ya que implica denunciar la embestida
forclusiva del sujeto por parte de la ciencia o de una pretendida
emancipación naturista del deseo.

En la constitución subjetiva hay determinantes simbólicos que no se


pueden alterar sin ocasionar una estocada a una ética del deseo que
respete las diferencias, distinción entre endogamia- exogamia y
diferenciación sexual. Además, la posibilidad de integración social estará
en juego ya que cabría preguntarse que sentirán estos niños cuando
descubran que son portadores de un sentido para las nominaciones que
nada tiene que ver con el sentido de esa misma nominación para sus
compañeritos de colegio.

Me explico. Sabemos que la familia tradicional está cuestionada y que


existen nuevas modalidades de familia que la están sucediendo pero sin
alterar la estructura simbólica parental : Flias monoparentales, ampliadas,
etc.
Hablar de familia no es lo mismo que referirse a la estructura familiar, esta
última no puede cambiar sin ocasionar un hachazo a lo simbólico ya que
está intimamente relacionada con una organización significante de la
nominación de la diferencia.

No hay autonomía entre el símbolo y lo simbolizado o denotado, es decir


entre el signo y el referente. Aquí rige una fijeza designativa porque exige
de la garantía entre el nombre y lo nombrado. Alianza implica
necesariamente lazos exogámicos y consanguineidad, endogamia.

Estos principios rigen tanto para las denominaciones de parentesco como


para la diferencia sexual que a nivel de la legitimación social nominativa
exige respetar la universalidad de lo simbólico.

La identidad del significante es ser lo que los otros significantes no son.


Luego, madre no es lo mismo que tía o que hermana del padre así como
hijo no es lo mismo que sobrino.

Estamos hablando del orden significante y de su estatuto en relación al


sujeto. Si se extrae el significante de la diferencia entre alianza y
consanguineidad es todo el valor significante en referencia al sujeto lo que
se ve comprometido. Por eso, este caso nos pone en el límite de la
garantía simbólica, al haber desestimado las convenciones sociales que
regulan la garantía del referente y la nominación.. El artículo del diario no
menciona cómo fueron inscriptos estos niños en los papeles oficiales que
son los que dan validez social a una identidad.

Entonces, decíamos que hay una íntima articulación entre la inscripción de


las diferencias y la organización simbólica inconciente, articulación debida
a una eficacia simbólica que requiere que los nombres tengan un garante
en lo real que coincida con la designación. De no ser así, la
desorganización simbólica generará desestructuración subjetiva.

Puede ser el hermano de la madre, a la vez nominado padre, el garante


referencial de la simbolización parental?. Recordemos que un hijo es, antes
que nada, hijo del discurso que circula entre dos sujetos, aquí entre dos
sujetos unidos por un vínculo endogámico. Vínculo indiscriminado que
vuelve improbable la separación que toda individuación requiere.

También, el psicoanálisis nos enseña que amar a la madre conduce a


identificarse con el objeto de su deseo. En el caso que nos ocupa, sería
válido interpelar la posición del deseo parental que sin dudas es
incestuoso.
Pero veamos que declaró el Amo absoluto de este engendro, el ginecólogo
que llevó a cabo la inseminación: "... no veo porque tiene que haber un
problema ético sobre la procedencia del esperma. Puesto que no hay
incesto, no me preocupa quién sea el donante."

Según Eduardo Foulkes: "... en la medida que la soberbia científica no


respete los límites simbólicos que la existencia metafórica del deseo
requiere, se dan las condiciones de una verdadera simbolectomía o cirugía
de lo simbólico". Por eso mismo, agrego que en este caso se violenta la
estructura familiar.

BIBLIOGRAFIA

Foulkes Eduardo : Contra la Simbolectomía. Reunión Lacanoamericana de


Psicoanálisis. 1997.

Foulkes Eduardo : La desdiferenciación sexual. Reunión Lacanoamericana


de Psicoanálisis. 1999.

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