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Este análisis se basa en una reseña histórica y conceptual sobre la prisión, del

derecho penal, así como también sanciones y delitos haciendo represión sobre la
criminalidad conforme pasan los años.

En esta lectura se especifica una narrativa de la evolución de la pena privativa de la


libertad, antecedentes y su desarrollo.
Una represión es aquella acción de reprimir ya sea con la violencia o con actos
meramente violentos, ya sea delictiva o penal, que genere manifestaciones, ya sea
cierta incomodidad a las políticas establecidas de un determinado país. En los
antecedentes se mencionan las como se dieron las primeras represiones del estado
hacia la criminalidad.

Se tiene entendido que la pena por fases en las cuales fueron a favor del
delincuente y de sus derechos fundamentales, estas fases son: vindicativa,
expiacionista o retribucionista, correccionalista y resocializante.

En la fase vindicativa, como su nombre lo indica, la venganza fue el principal


antecedente de la pena. Esto se debía a que no se daba la existencia de las
instituciones como tal, sino más bien, eran propuestas las sanciones por los
individuos los cuales conformaban a lo que es una comunidad, por ende los
acuerdos que se realizaban en dicha fase no eran de carácter formal, más que nada
en el desquite contra una persona o grupo en respuesta a una mala acción
percibida.

En la fase expiacionista o retribucionista los derechos se vieron altamente


vulnerados por aquellas organizaciones de carácter religiosas porque que se le
otorgaron poder político, estableciendo que todo aquel infractor debía eximir o
redimir su culpa mediante el dolor ante los representantes de la divinidad, ya sea el
rey o el juez.

Mencionando el comienzo de la prisión, en este apartado se ve más que nada las


definiciones especificadas por los diversos autores.
Está definicion se da a partir del liberalismo, así como también la disolvencia de los
delitos sancionables con una pena de muerte, se suprimieron mutilaciones y otras
medidas que subsistían desde la fase vindicativa.

Es por ello que resulta cuestionable la supuesta vinculación del humanismo liberal al
nacimiento de la prisión.

Algunos otros cambios significativos como fue la concepción del delito y el castigo.
La sanción en el derecho siempre se ha tendido a interpretarse como un castigo,
pero nunca debería ser así.

La sanción se trata de el resultado de una calificación dónde la autoridad hace de


una acción o una omisión, cualquiera que éstas sean, han violado un mandato legal
y que deriva en una reparación del daño jurídico causado. Si uno comete u omite un
acto que ordena la ley, causa un daño y, en consecuencia por ende, debe repararlo.

Eso es lo que la sanción significa en el derecho y no un castigo o una venganza de


la sociedad que se ha sentido ofendida. Entre los actos ilícitos destacan los delitos
penales, a los que llamamos normalmente criminales. Son infracciones a la ley que
implican un daño hacía la propiedad, la vida, la libertad y por último al orden
público.

Quienes nos gobiernan piensan, cuando esos delitos nos agobian y nos ponen al
borde de la rebelión o la disolución de las relaciones sociales, en una venganza, en
un castigo que, si se puede, vaya más allá del daño cometido. Es un mal modo de
ver las cosas. Se ha dicho hasta la saciedad: a un delito ya cometido casi no cabe
remedio. El remedio se da cuando el delito se evita antes de que se cometa.

Ell estado se reafirma como único rector de la ejecución de penas; con su


cumplimiento se beneficiaba tanto al infractor como a la comunidad bajo la idea del
progreso al servicio del bienestar social, y de manera coincidente con el positivismo,
nace la propuesta de la Nueva Penología Norteamericana, que se erige a favor de la
resocialización.
Una de las definiciones con la que estaría de acuerdo, es la de un autor llamado
Louk Hulsman, que nos menciona que las prisiones son parte de una forma
específica de cooperación entre organizaciones como la policía, las Cortes (en el
más amplio sentido de la palabra, no sólo los jueces, sino también el procurador, el
ministerio público, los abogados, etc.), las leyes, los departamentos de criminología
en el mundo académico, el Ministerio de Justicia y el Parlamento.

Por lo tanto esa forma específica de cooperación o de organización social y cultural


a la cual él llama derecho penal, es la que construye la realidad de una manera
específica; así, la prisión, como parte de esta construcción social y cultural, separa y
aísla a individuos de su medio, de sus amigos, de su familia, del sustrato material de
su mundo.

Los separa también de las personas que se sienten víctimas de la acción que se les
atribuye; colocándolos fuera de su medio, creándose uno artificial, además de crear
individuos ficticios y una interacción ficticia entre ellos.

La prisión es una forma de violencia sustituta y sutil, una manera de retribución


suficientemente discreta y negable que promueve la aceptación cultural de la
mayoría de la población, resultando compatible con las modernas sensibilidades y
las restricciones convencionales frente a la violencia física manifiesta.

Para ambos autores la prisión es ubicada como parte de un todo, ya no es vista


sólo como un establecimiento con fines separados y distintos del resto de las
organizaciones de las que forma parte. Así, la prisión resulta ser un segmento de la
construcción social y cultural denominada Derecho Penal que como una expresión
del poder del Estado contribuye a crear una identidad social puesto que no sólo
define la naturaleza de nuestra sociedad, el tipo de relaciones que la componen y la
clase de nivel de vida alcanzable, sino que además fabrica un grupo social
identificado como la población interna, su medio y sus formas de interactuar entre sí.

Todo ello de manera artificial, ya que esta invención se encuentra distante del
mundo exterior.

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