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MURAL DEL

PALACIO
DE MARI

Ángela Gutiérrez Palancarejo, grupo 11, desdoble A.

• HISTORIA DE LA CIUDAD:
Las ruinas de Mari (en la actualidad, Tell Hariri) están situadas en la ribera occidental
del río Éufrates. Se fundó a principios del tercer milenio a.C. En la época dinástica
primitiva, Mari fue una importante ciudad estado y estaba registrada como una de las
dinastías reinantes en la isla de los reyes sumerios.

Según lo que nos han transmitido las antiguas tablillas de escritura cuneiforme sobre
los reyes sumerios, hacia finales del periodo predinástico (2500 a. C.), Mesopotamia
estuvo gobernada durante más de un siglo por el rey de Mari. Esta poderosa ciudad
fue el centro de un estado que, durante buena parte de la historia del Próximo Oriente
antiguo, luchó con fuerza y astucia por su independencia y por el predominio político
en el norte del país de los dos ríos. La ciudad fue conquistada, saqueada y
anexionada a su imperio por Sargón de Acad. Posteriormente, después del fin del
poder acadio y la ascensión al trono de Ur-Nammu, la ciudad se convirtió en una
importante capital provincial del nuevo gran imperio, la tercera dinastía de Ur (2113-
2006 a. C.).
Después de que cayese el último rey de la dinastía, Ibbi-Sin, bajó la presión de las
tribus amorritas, el marco político se tornó muy confuso. Hacia 1900 a. C., gentes de
estirpe semítico-occidental, procedentes de la región de Alepo, ocuparon nuevamente
la ciudad, y rápidamente la transformaron en un poderoso estado en expansión a lo
largo de las orillas del río Éufrates.
Entre victorias y derrotas, los reyes de Mari consiguieron abrir un acceso al mar y el
control del tráfico costero. En ese momento el rey Lahud-Lim fue asesinado por sus
sirvientes, y el poderoso rey asirio Samsi-Ada se hizo con la ciudad. El rey nombró
como gobernador a su hijo Iasmah-Adat. Así, consiguió dominar el Éufrates y el mar, y
nació el primer imperio de los conflictivos pueblos del río Tigris.
La antigua ciudad fue identificada en verano de 1934, cuando un grupo de beduinos,
excavando la tumba de un pariente en la ladera de la colina Tell Hariri, encontró algo
extraño. Explicaron a Emile Cabane, teniente francés encargado del control de la
zona, que "un gran hombre" sobresalía del suelo. Se trataba de una gran estatua de
piedra de unos 300 kilos del dios Shamash. La noticia llegó a París, donde el Museo
del Louvre encargó a André Parrot, un joven investigador, que comenzara las
excavaciones arqueológicas. Las excavaciones comenzaron en diciembre de 1933, y
en enero de 1934, Parrot estaba seguro de haber indentificado la localización de la
ciudad: en el hombro derecho de una estatua, los epigrafistas leyeron las palabras
Lamgi-Mari, "rey de Mari". La estatua pertenecía a las ruinas del templo de Ishtar, un
enorme complejo que se extendía unos 4000 metros cuadrados, en el que los
franceses encontraron muchas estatuas votivas de yeso y alabastro. La excavación
del templo y el estudio de sus complejas fases de reedificación demandaron cuatro
campañas de excavaciones.
Entre 1937 y 1938 se excavaron los restos del gran zigurat, que se remontaba al III
milenio a. C.; construido por adobes, se elevaba nueve metros, y su base medía 40 x
25 m. Pero los mayores descubrimientos de Mari fueron centenares de tablillas de
arcilla con caracteres cuneiformes.
Para hablar de los primeros 40 años del siglo XVIII a. C., los arqueólogos hablan del
“Periodo de Mari”. Se debe al descubrimiento de los archivos reales de la ciudad, que,
junto a otras tablillas halladas en otras ciudades coetáneas, nos informan
detalladamente acerca de los acontecimientos de la historia de aquellos años y
también de montones de episodios menores que nos ofrecen una excelente visión de
la vida en Mari.
En aquella época, Mari seguía agobiada por las agresivas poblaciones semíticas
nómadas. Pero los enemigos más peligrosos estaban en el sur, en Esnunna y
Babilonia.
Fue el rey Hammurabi, que reinó entre 1792 y 1750 a. C., quien rompió los frágiles
equilibrios políticos de su tiempo, unificando todo el país, acabando con el poder asirio
en el norte y destruyendo la potencia de Mari y el palacio en el 1757 a.C.

Después permaneció abandonada, aunque se empleó como necrópolis en el periodo


asirio medio.

• EL PALACIO:
Este palacio comprende la época de Ur III y los dos siglos largos de Isin-Lar. Tiene
unos cuatro mil años. Parrot y su equipo recuperó el palacio más grande de toda
Mesopotamia con un archivo enorme.
Es un palacio magnífico por lo recuperado, pero también en su época era grandioso
para los hombres.
Tuvo varias fases de construcción, siendo Zimri-lim (1782-1759 a. C.) el último de sus
ocupantes. Por ese gobernante se suele conocer el palacio, siendo llamado por
muchos el “Palacio de Zimri-lim”, aunque estuvo ocupado por otros como Shamsi-adad
I. Evidentemente, el arquitecto que lo construyó es desconocido.
Tenía aproximadamente 300 habitaciones. Fue el mayor de su época, y tuvo una gran
reputación en las ciudades y reinos vecinos.

Aunque arrasado por el fuego de los invasores del sur, es la residencia real más bella
y mejor conservada del Próximo Oriente antiguo. El palacio, que se extiende sobre
más de tres hectáreas, era tan imponente y suntuoso que el rey de Ugarit propuso a
sus hijos un viaje de 400 km hacia el interior con la única finalidad de visitarlo.

La planta trapezoidal es de grandes dimensiones (237 y 148 m los lados mayores; 135
y 155 los menores) que En la planta observamos: la entrada (1); el patio de acceso (2);
el patio de las palmeras (3); sala de audiencias (4); capilla (5); sector presargónico (6);
almacenes (7 y 8); salón del trono (9); salón del podio (10); patio 106 de Zimri-Lim
(11); apartamentos reales (12); oficina de escribas (13); escuela de escribas (14);
sector servicios (15 y 16) y viviendas de funcionarios (17).1

1. http://historiarte.net/descubrimientos/mari.html.
El palacio estaba rodeado por una enorme muralla que en algunos tramos era de 12 m
de grosor, con cimientos de piedra, y estaba defendido por torres.

Aún subsiste hasta 5 m de alto y lo


forman 2 grandes patios, a los que
se tiene acceso desde la única
entrada al norte a través de un
portal, de un antepatio y de un
local ancho con puertas
enfrentadas. Al este, norte y oeste,
algunas casas de patio rodean este
núcleo. Entre ellas destaca
especialmente la casa del Angulo
noroeste, bien fortificado, que
sería obviamente la habitación de la
familia reinante.

• EL MURAL DEL PALACIO:

Procedentes del palacio de Mari han llegado hasta hoy algunos ejemplos de pinturas
murales que, aunque se conservan de manera muy fragmentaria, resultan suficientes
para percatarse de la habilidad técnica de los artistas de la época.
Lo poco que ha podido recuperarse pertenece a dos épocas: una, probablemente, a la
de Iasmakh-Addu, el hijo de Shamsi-adad I. Y otra a la de Zimri-lim (último ocupante
del palacio).
El palacio de Zimri-Lin, no sólo aportó a través de su arquitectura un conocimiento más
profundo del papel del soberano en la sociedad mesopotámica, sino que sus muros
dieron razón de la existencia de un gran arte pictórico, manifestación prácticamente
desconocida hasta entonces en tierras mesopotámicas.2
A la composición más completa e interesante se le ha llamado “Investidura de Zimri-
lim”, la cual apareció en el patio cuadrangular de su sector meridional, que conectaba
con la antecámara del Salón del trono.

El cuadro central presenta dos registros superpuestos. En el de arriba la diosa Ishtar,


vestida de falda larga y abierta, sobre túnica corta, entrega al príncipe la vara y el aro,
símbolos de poder y justicia (la estela de Urnammu parece indicar que en su origen
estos símbolos eran la vara y la cinta de medir, pero como esta no suele representarse
enrollada, se la llama aro). La diosa tiene puesto el pie derecho sobre un león yacente,
que es su atributo. De cada uno de sus hombros sobresale un fajo de armas: una
maza entre dos hachas. En su mano izq. lleva una cimitarra. Ella y las demás
deidades del séquito se cubren con tiaras de cuernos, que aparecen vistos de perfil y
no de frente como en todas las representaciones más antiguas. Representar las tiaras
con los cuernos de perfil es fundamental ya que es una novedad en la escultura de la
estela de Hammurabi y un importante paso para la visión en perspectiva.

2. http://www.historiadelarte.us/babilonia%20asiria/pinturas-murales-palacio-mari.html.
Zimri-lim lleva un alto sombrero abombado, de reborde ancho, y viste un faldellín y una
toga ribeteada de caireles. Una cinta larga le cae por la espalda, del cuello a la
pantorrilla.
Con la mano izq. recoge los símbolos que la diosa le da mientras levanta la derecha
en gesto de saludo.
En el registro inferior, dos diosas de la fecundidad acuática, con vestidos de ondas,
sostienen aribalos de los que brotan plantas y manantiales llenos de peces.
Fuera del cuadro central, dos diosas con vestidos volantes, lo miran a distancia con los
brazos levantados idolatrándole. Entre ellas y el cuadro se alzan a cada lado palmeras
por las que dos hombres trepan y cogen dátiles y un árbol de hojas en abanico.
Junto al tronco de este se superponen en unos renglones una esfinge con tocado de
plumas, un grifo con coleta blanca en la cabeza y un zebú sobre una montaña.

Entre las copas de los árboles vuela un gran pájaro azul, un “cazador de áfrica” según
Parrot.
Todo esto, vuelto de cara al cuadro central, completa el simbolismo del cuadro como
las alas de un tríptico.
Puede ser que los animales fantásticos representen al mundo infraterreno, los árboles
y hombres la tierra y el pájaro los aires. Los árboles que aparecen, que en la mitología
oriental se llaman Árbol de la vida y Árbol de la ciencia, están fuertemente ilustrados,
uno de ellos está además protegido por esfinges.
La iconografía de este mural está llena de novedades temáticas de origen sirio
occidental: la Ishtar guerrera, con el pie sobre el león, la postura de todos los dioses,
de pie (no como en el neosumerio que estaban sentados). La esfinge y el grifo de la
mitología de Levante asiático; las hojas y flores en abanico, de sello egipcio, el marco
exterior del mural, cubierto de espirales enlazadas, tan del gusto cretense. En todos
ellos se adivina la presencia de artistas sirios que Zimri-lim pudo tener ocasión de
conocer en Alepo durante su exilio, y que han dejado algunos vestigios de su labor en
el palacio de Alalakh.
En el mismo patio hay dos bellos fragmentos de una ceremonia religiosa en la que
unos toros son conducidos para ser sacrificados con los ornamentos típicos de tal
ceremonia; puntas de las astas forradas de oro y frentes cubiertas de lúnulas.
Los hombres llevan casquetes abombados en la cabeza, medallones al cuello y togas
con pasamanos de caireles.
Al frente del cortejo camina (como se ve en el movimiento del brazo derecho) con aire
marcial un personaje bastante más grande que los demás. No se han conservado ni
los hombros, ni la cabeza ni los pies. Su indumentaria es similar a la que lleva Zimri-
lim en su Investidura, salvo el cinturón triple con dije terminal en forma de loto. Estas
pinturas están asentadas en yeso, no en la mano de barro sobre las que descansan la
investidura y las de la sala de audiencias.
En los cuernos de los toros no hay la misma perspectiva que en las tiaras de la
Investidura.
Moortgat cree que este fragmento es de distinta época, en tiempos de Yasmakadad,
por las similitudes en la indumentaria de un personaje de una estela de Shamshiadad
con el incompleto que acabamos de mencionar. Pero se ha demostrado que no es así.

En la sala de audiencias los murales se superponen en cinco frisos, dos principales y


tres menores y secundarios, éstos con portadores de ofrendas y escenas bélicas a las
que pertenecería un guerrero con turbante y barbuquejo.
Las escenas de los frisos principales son dos:
Arriba una ofrenda para Ishtar, ejecutada por una diosa de menor rango en presencia
de otros dioses y hombres.
Abajo el sacrificio a un dios coronado por una media luna. El safricante es un rey que
ha puesto sobre el ara una lamparilla con fuego y hace una libación sobre el ara y dos
vasos de pie alto.
Detrás hay una diosa mediadora y un hombre con una redoma y una maza. Detrás de
él hay un vaso del que mana un líquido y luego una divinidad nocturna que extiende
sus brazos bajo la bóveda celeste cubierta de estrellas. Su pose es parecida a la de
las diosas aladas con pies de pájaro, y su cabeza se parece a la de los dioses de
cuatro caras.
Se pensó que estas pinturas podían ser más antiguas que las que ya se examinaron,
pero de nuevo la hipótesis de Moortgat era falsa.
Hay un enriquecimiento cromático visible en esta pintura que dista de los demás, ya
que añade el azul y verde al blanco, negro, amarillo y ocre con matices pardos y
rojizos.
BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA
• Mesopotamia y el antiguo Oriente Medio, atlas culturales del mundo. Michael Roaf.

• Cinco milenios de arte en Mesopotamia. Eva Strommerger y Max Hirmer. Ed.:


Herrero S.A.

• Arte antiguo del Asia Anterior. Antonio Blanco Freijeiro.

• http://es.wikipedia.org/wiki/Mari_(ciudad)

• http://www.historiadelarte.us/babilonia%20asiria/pinturas-murales-palacio-mari.html

• http://historiarte.net/descubrimientos/mari.html

• http://www.artehistoria.jcyl.es/civilizaciones/monumentos/573.htm

• http://www.artehistoria.jcyl.es/arte/contextos/2348.htm
ÍNDICE

• HISTORIA DE LA CIUDAD:.........................................................................................2

• EL PALACIO:............................................................................................................... 3

• EL MURAL DEL PALACIO:.........................................................................................6

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