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El uso del lenguaje es SOCIAL, ya que se manifiesta, sobre todo, en la interacción con
otros. Cada actividad humana tiene un repertorio disponible de textos que comparten
ciertas características (el tema, el estilo, la función, la estructura) adecuada a dicha
actividad. Ese repertorio se denomina GÉNEROS DISCURSIVOS. Su número es infinito,
como las actividades humanas que los originan.
Debido a que los géneros, por estar relacionados con las actividades humanas, son múltiples
(incluso puede decirse que son infinitos porque a cada nueva actividad humana le
corresponde un nuevo género discursivo) es necesario establecer algún tipo de clasificación o
separación.
La primera división que se puede hacer se basa en la relación entre los participantes y la
situación comunicativa en la que se hallan.
De acuerdo con esto, se puede hablar de géneros primarios y géneros secundarios.
Los géneros primarios son las formas más simples que adopta el lenguaje y suponen una
relación más estrecha e inmediata entre los participantes y el contexto. Son géneros primarios la
conversación, las cartas informales, los relatos cotidianos, etc.
Por otro lado, son géneros secundarios las formas más elaboradas que adopta el lenguaje
teniendo en cuenta la situación comunicativa. Su elaboración es más compleja y por lo tanto, han
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perdido su relación con lo cotidiano. Dentro de este grupo se incluyen los géneros literarios, el
discurso científico, el periodístico, los textos jurídicos, las actas, los informes oficiales, etc. En
muchas oportunidades, los textos pertenecientes a géneros secundarios se nutren de los géneros
primarios. Esto puede verse, por ejemplo, en aquellas novelas en las que aparecen fragmentos de
un diario íntimo, de conversaciones cotidianas, de cartas informales, etc. O, por ejemplo, una
carta puede escribirse a modo de un testamento.
Otro grupo puede conformarse teniendo en cuenta los TEMAS que desarrollan los textos.
Como existe esta estrecha relación entre el género discursivo, el nivel de familiaridad de los
participantes y la situación comunicativa, esto implica que cada situación CONDICIONA, de
alguna manera, el uso particular del lenguaje y, por lo tanto, el género. Asimismo, hay temas que
aparecen más frecuentemente vinculados con determinadas situaciones que con otras (por
ejemplo: textos que se encuentran en una revista femenina).
Por lo tanto, los géneros discursivos suponen también una hipótesis respecto del TEMA o
CONTENIDO del que tratan, por eso quien va a leer un libro de historia no supone encontrar en
sus páginas un aviso clasificado. Esto no significa que determinados temas puedan aparecer en
determinados géneros, pero existen ciertos temas que no son “esperables” en determinados
contextos.
Por último, se pueden agrupar por la FUNCIÓN SOCIAL que cumplen los géneros discursivos,
es decir, de acuerdo a la utilidad que le brinda al hombre para que se comunique según sus
necesidades y situación comunicativa. En esta clasificación se encuentran mayormente textos del
género secundario, aunque no significa que no pueda estar involucrado alguno de los primarios.
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