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Por eso estas páginas quieren recoger a grandes rasgos las convicciones y metodología de
tantos militantes obreros cristianos que han llegado a serlo en el camino y en el horizonte de la R.V.
A quienes hoy comienzan su andadura de compromiso entre los jóvenes del mundo obrero, a
quiénes ya son militantes de la JOC, y a quienes les acompañan y animan en este proceso, les aportará
una visión global, sencilla y ordenada de los objetivos y la metodología concreta de la R.V.
INTRODUCCION
«Es el método “por ellos, entre ellos y para ellos” que tiene por objeto hacer descubrir a
los jóvenes trabajadores la significación y el objeto de su existencia, su razón de vivir y
de trabajar, su propia personalidad1 y la misión que tienen en la sociedad desde la
perspectiva de la fe.
(J. Cardijn)
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“Los chavales que han entrado ahora en el taller les hacen echar una hora más y se
llevan mogollón de broncas por no cubrir las horas, por no afeitarse. Ante todo esto
sufres y te indignas.
Muchas veces me he acordado de algunas cosas que decimos:
«Un joven trabajador vale más que todo el oro del mundo»...«He visto la explotación
de mi pueblo»
- El equipo de militantes.
- La Campaña.
- La formación.
- Los planes de acción, la espiritualidad militante, etc...
De ahí la importancia, para los jocistas y para todo aquel que quiera acompañar
procesos de formación militante, de conocer y realizar en profundidad la Revisión de Vida.
Se arraiga y desarrolla la Revisión de Vida en torno a esa «tres verdades» que -como
decía Cardijn- están en la base o raíz de la JOC:
Es, por tanto, una nueva visión de la vida, una manera original de situarse ante ella. De
forma que hablando con exactitud podemos decir que sólo desde la fe nos adentramos en un
proceso de R.V.
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I
LA REVISION DE VIDA
La R.V. se dirige a las personas, y no a las estructuras, los problemas, las situaciones
sociales, o las ideologías. La persona y la comunidad -objeto de la R.V.- toman conciencia de
la realidad en que están inmersos, y desde ahí se dejan interpelar por Dios, para volver de
nuevo a la vida, a los compañeros, a las estructuras sociales... con actitudes y hechos
transformadores.
Pero no lo confundamos con revisar «mi vida» (mis problemas, inquietudes, dudas,
etc...”; es «la vida», en la que yo estoy inmerso y de la que formo parte, lo que llevo a la
revisión.
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puesta a la Palabra.
Que el militante se encuentre personalmente con Cristo (no sólo con las verdades
o valores de su mensaje”, y se sepa llamado por El a estar presente de otra forma
en su ambiente; es un encuentro de la persona y de la «comunidad creyente» que
hace R.V.
Este método no es una mera técnica o forma de hacer reuniones; la Revisión de Vida
es algo mucho más amplio, y por tanto presupone una concepción o convicciones
fundamentales (respecto al hombre, a Dios, etc...) asumidas poco a poco por quienes la
realizan.
Apuntamos algunas:
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El valor absoluto de «cada persona». No hablamos sólo de la dignidad abstracta del
hombre, sino del valor de cada hombre, de cada joven trabajador, no por lo que es, sino por lo
que puede llegar a ser como persona e hijo de Dios:
Cada persona, desde su historia y en su contexto, está llamada a ser imagen de Dios, a
encontrarse con Jesucristo.
La R.V. es una afirmación radical de fe en la dignidad de cada persona, aunque esté
muy aplastada o hundida.
Dios tiene un plan de fraternidad y solidaridad universal para todos los hombres: el
Reino de Dios.
Es tarea del militante, a través de la R.V., descubrir la presencia del Reino en medio de la
espesura de la vida y comprometerse en su construcción.
Desde la acción transformadora de personas y estructuras hacemos crecer el Reino. Es,
pues, una convocatoria al compromiso y a la lucha en medio de un mundo en conflicto.
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encontró el pasaje donde está escrito:
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido
para que dé la buena noticia a los pobres.
Me ha enviado para anunciar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos,
para poner en libertad a los oprimidos,
para proclamar el año de gracia del Señor».
(Lc. 4, 17-19)
Esto requiere una espiritualidad de presencia, militante; una espiritualidad que toma
fuerza y hondura en la comunidad, la celebración, la oración…, teniendo los pies bien puestos
en medio de la acción, del compromiso, del conflicto
«Sin embargo, no sea vuestra alegría que se os someten los espíritus; sea
vuestra alegría que vuestros nombres están escritos en el cielo.
En aquel momento, con la alegría del Espíritu Santo, exclamó:
-Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque si has ocultado estas
cosas a los sabios y entendidos, se las has revelado a la gente sencilla. Sí,
Padre, bendito seas, por haberte parecido eso bien.
(Lc. 10, 20-21).
Educa a sus discípulos desde la acción, desde lo que van viviendo, les anima a actuar, les
enseña a no entusiasmarse excesivamente con los éxitos, a no hundirse en el fracaso de la
acción.
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«Los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían
hecho y todo lo que habían enseñado. El les dijo:
-Venid vosotros solos a un sitio tranquilo y descansad un poco.
(Mc. 6, 30-31).
Una larga práctica y experiencia de R.V. por distintos grupos obreros, rurales, juveniles,
adultos, ha ido enriqueciendo el método, partiendo siempre de aquellas originales intuiciones
metodológicas de J. Cardijn y la JOC.
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4.- ¿QUE ES LA REVISION DE VIDA?
«Es el método por ellos, entre ellos y para ellos“ que tiene por objeto hacer
descubrir a los jóvenes trabajadores la significación y el objeto de su existencia,
su razón de vivir y de trabajar su propia personalidad, y la misión que tienen en
la sociedad desde la perspectiva de la fe.
«Fueron a verlo su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar
hasta él. Entonces le avisaron:
-Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren verte. Pero él les contestó:
-Mi madre y mis hermanos son los que escuchan el mensaje de Dios y lo ponen
por obra”'.
(Lc. 8, 20-21).
Se trata de una mirada contemplativa que penetra más allá de las apariencias, para
reconocer el Espíritu de Jesús que está actuando en el corazón de los jóvenes obreros, en los
acontecimientos de la sociedad de hoy, en la historia.
Por eso la R.V. va dirigida a las personas y sólo ellas son objeto de la R.V. Busca el
interior de las personas, pero no la intimidad, sentimiento o estado de ánimo, sino el eco que,
en el interior de cada uno, provocan los hechos que acontecen o personas que viven al
alrededor.
De ahí que la R.V. -no siempre -aporta nuevas ideas, conocimientos o análisis de la
realidad, sino que más bien renueva nuestra percepción del mundo, de la vida, de los
acontecimientos.
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En síntesis podemos decir que la Revisión de Vida es:
Es el talante o espíritu que subyace a todas esas convicciones básicas de la R.V., a las
que hacíamos referencia en páginas anteriores.
B. El método de la R. V.
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Muy en síntesis el método de R.V. puede ser la respuesta a estas tres cuestiones:
VER
1. ¿Qué pasa allí donde estoy viviendo?
¿Cómo me sitúo y reacciono ante lo que está
pasando (ante las personas, los acon-
tecimientos...)?
JUZGAR
2. Mi forma de situarme, la misma situación que
he descubierto ¿en qué medida me impiden o me
permiten vivir como Jesús vivió?
ACTUAR
3. De acuerdo con todo lo anterior, ¿qué debo
hacer? ¿qué voy a cambiar?
Estos tres aspectos metodológicos constituyen una unidad, pero cada uno aporta algo
peculiar:
Son muchas las preguntas o sugerencias que pueden ayudarnos a una mayor
profundización en cada uno de los momentos de la R.V.
Normalmente será un instrumento necesario, al menos hasta que el grupo tenga una
buena experiencia en la realización de la R.V. Absolutizarlo o usarlo con rigidez puede
convertirse en obstáculo y freno. que quite frescura y agilidad a la Revisión. Prescindir
totalmente del esquema o de un mínimo de orden -en favor de la espontaneidad- nos
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conducirá a la superficialidad o a perdernos en una mezcla de hechos, experiencias, criterios,
valores, proyectos, etc...
Hemos de tener bien en cuenta que la R.V. no está mejor hecha porque todas las personas
del grupo se hayan sometido literalmente al esquema, sino en la medida en que todos y cada
uno de los miembros del grupo se han incorporado personalmente a la Revisión a partir del
hecho o situación elegida para revisar.
En las últimas páginas de este folleto hemos redactado un esquema que puede ayudar
en la R.V. a los militantes de la JOC.
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II
METODOLOGíA
DE LA
REVISION DE VIDA
Es un método de educación integral, que permite hacer síntesis entre fe y vida, porque
aborda tres dimensiones antropológicas fundamentales. Toda persona para avanzar en un
proceso de maduración o humanización necesita desarrollar estas tres dimensiones
antropológicas:
La afectividad o los valores; tomar postura ante la vida, los acontecimientos, las
personas, optar en libertad desde unas convicciones asumidas, es un momento del proceso
humanizador. Pasar de las impresiones ambientales, de la ideología dominante, de los
tópicos sociales a tomar unas decisiones personales, formarse una jerarquía propia de
valores es dejar de ser masa para ser persona. Esto lo cuida la R.V. en el «JUZGAR».
La acción; el hombre es un ser activo que se expresa y se realiza en lo que hace: el niño,
jugando; el adulto, en el proceso productivo o en la actividad creadora social o política. La
acción forma parte de la identidad o integridad humana.
Aprender a hacer, a actuar, a ser protagonista, a comprometerse, es aprender a ser persona.
El «ACTUAR» de la R.V. recoge esta dimensión humana.
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objeto de la vida y de la historia.
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A. - LOS MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA REVISION DE VIDA.
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acontecimiento.
El VER exterior busca la cara más material, objetiva, estructural, social del hecho o
situación presentado.
Se necesita conocer y analizar la materialidad de las situaciones, problemas,
experiencias para no perderse en suposiciones, opiniones, sentimientos.
El VER interior lleva a detenerse en el corazón y la experiencia de cada una de las personas
que aparecen ahí: qué sienten, cómo viven ese hecho, qué esperan, por qué reaccionan así,
etc...
Esa situación vista, ¿cómo resuena en cada una de las personas que toman parte en
ella?
«Al empezar en la JOC, yo trabajaba para una fábrica y me subía a casa trabajos
que hacía con otra amiga. Un trabajo claramente de economía sumergida, con un
salario ridículo, sin horario fijo y sin derechos como cualquier trabajador. Mi
responsable del equipo de iniciaci6n donde yo estaba, empezó a cuestionarme esta
situación». (Rafi, JOC de Córdoba)
«Un vecino mío, en el Instituto se sentía bastante marginado por parte de otros
compañeros; ello le hacía mantener una postura de cierto aislamiento». (Salva, JOC
de Sevilla)
«En general, la amistad que vivía era superficial, llena de interés y utilizaba la
amistad para solventar mi soledad». (Imma, JOC de Córdoba”)
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Esta palabra «acontecimiento» es clave para comprender bien el sentido y espíritu de la
R.V.
Mi forma de situarme
ante estos hechos, acciones, acontecimientos
y la misma situación que he descubierto
¿en qué medida me impiden o me permiten vivir como Jesús?
Puesto que este momento es clave en la R.V., es importante comprenderlo bien para
evitar equívocos y convertirla en algo que no pretende ser.
Es importante que una vez visto el hecho o situación, consecuencias, etc. cada uno
digamos nuestra propia palabra:
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• ¿Qué pienso yo de todo eso? ¿por qué pienso así?
• ¿Qué sentimientos, actitudes me brotan?
• ¿Cómo me gustaría que fuesen o se viviesen esas situaciones, problemas...?
Hay que deshacer los tópicos, y perder el miedo a decir nuestra opinión.
¿Qué piensa, o mejor, cómo se sitúa Jesús ante estos acontecimientos? ¿Desde qué
claves o actitudes profundas vivió Jesús ante este tipo de situaciones y personas?
El juicio es, por tanto, un camino al encuentro con la verdad de la vida, para dejarse
transformar por ella.
«Respondió Jesús:
-Yo soy el camino, la verdad y la vida».
Hay en el juicio un momento en que nuestra vida, la actitud vivida en esos hechos
choca o entra en contacto con la experiencia de Jesús, de forma que nos aporta luz, sentido,
motivación, esperanza, una manera nueva de comprender a esas personas, o de situarnos ante
esos acontecimientos, ante el ambiente: es este el núcleo del juicio evangélico.
No se trata de algo automático: conectar una frase del Evangelio con un detalle o
actitud del hecho analizado. Si carecemos de un conocimiento de Jesucristo y de su Evangelio
difícilmente pondremos en contacto o sintonía su experiencia con la que nosotros vamos
teniendo de la vida.
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Unas actitudes y clima de silencio, escucha, contemplación, acogida de la palabra,
sinceridad, espontaneidad, oración..., sin prisa.
La aportación por parte del responsable, consiliario o animador (sobre todo en los grupos
que comienzan) de ese texto, parábola o testimonio de Jesús, que atraviesa los hechos
analizados, y nos provoca, invita, estimula, interroga, admira.
3. Llamada-Respuesta-Compromiso
Esa palabra, testimonio o valor evangélico que atraviesa los hechos y actitudes
expuestas no se proyecta al vacío, sino a cada uno de los que están poniendo su vida en esa
Revisión. Y reclama respuesta, cambio, conversión, nueva toma de postura para que nuestros
caminos sean los caminos del Reino.
No se trata solo de aprender o formarse, sino de hacerse otra criatura; criatura nueva a
la medida de Cristo y en medio de la clase obrera.
El juicio abre un proceso de acción que arranca, no en los otros, sino en nosotros
mismos, el objetivo primero no es arreglar un problema o transformar una situación, sino
«¿cómo debo ponerme yo en marcha, o en qué debo cambiar para que surja una nueva
situación a mi alrededor?».
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ACTUAR: Volver a la vida para transformarla
«No basta decir: «Señor, Señor”, para entrar en el Reino de Dios; no, hay que
poner por obra el designio de mi Padre del cielo» (Mt. 7, 21”.
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Si en el «VER» nos hemos quedado sólo en lo exterior de nuestro «ACTUAR» será tan
sólo un arreglo de situaciones personales o de problemas sociales. Y esa no es la
intencionalidad de una R.V.
Por eso no podemos plantearnos la acción sólo desde una perspectiva de eficacia social,
sino desde el proyecto del Reino de Dios en el que la eficacia no es el primero ni el único de
los valores.
- El que quiera venirse conmigo, que reniegue de sí mismo, que cargue con su
cruz y me siga, porque si uno quiere salvar su vida, la perderá, pero el que
pierda su vida por mí y por la buena noticia, la salvará. A ver, ¿de qué le sirve a
uno ganar el mundo entero, si malogra su vida?. Y ¿qué podrá dar para
recobrarla?
(Mc. 8, 34-37).
«Se sentó enfrente de la sala del Tesoro, y observaba cómo la gente iba echando
dinero en el cepillo; muchos ricos echaban en cantidad. Se acercó una viuda
pobre y echó unos cuartos. Llamando a sus discípulos, les dijo:
- Esa viuda, que es pobre, ha echado en el cepillo más que nadie, os lo aseguro.
Porque todos han echado de lo que les sobra, mientras que ella ha echado de lo
que le hace falta, todo lo que tenía para vivir.
(Mc. 12, 41-44).
La acción puede dirigirse o centrarse en cualquiera de los ámbitos que componen la vida:
La R.V. debe ser fecunda, más que perfecta. Es un error creer que lo fundamental es
seguir literalmente cada uno de los pasos o cuestiones del método.
En la R.V. deben incorporarse todos los miembros del grupo, y no solo aquel que ha
presentado el hecho o acción.
Es muy conveniente que nos acompañe, sobre todo al principio, alguna persona que
tenga experiencia en ello.
Cada R.V. no se improvisa sino que debe ser previamente preparada por los miembros
del grupo. La presencia en los ambientes y el espíritu permanente de observación de la vida
nos facilitan el descubrir los hechos, situaciones o acciones que aportamos a la R.V.
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SEÑALAMOS ALGUNOS ASPECTOS PUNTUALES
O DETALLES CONCRETOS EN EL DESARROLLO
-EN GRUPO- DEL METODO DE R.V.
VER
- Partimos de hechos de vida, situaciones concretas o acciones que afectan o en las que
participan los miembros del grupo.
- ¿Quién aporta los hechos? Todos los miembros del grupo presentan uno o varios hechos a
revisar, explicándolos brevemente, comentando el aspecto que destacan o por qué les gustara
revisarlo.
¿Cuál elegir, qué criterios tener en cuenta para la elección?: el que más afecte o interese
al grupo, el que tenga un mayor interés o urgencia, aquel que recoja aspectos no revisados en
ocasiones anteriores, o aquel que preocupe especialmente a algunos del grupo.
Analizar la situación, las actitudes que allí se manifiestan o viven las personas, las
causas y consecuencias (personales, ambientales, estructurales, culturales, etc...); es decir, ver
el hecho o acción elegida desde esa triple dimensión a que nos hemos referido anteriormente
(VER exterior, VER interior o personal, VER trascendente o espiritual).
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- Es muy importante que progresivamente se vayan implicando y participando todas las
personas del grupo; y a la vez ir globalizando o universalizando el hecho, situación,
actitudes,... que van apareciendo.
Una forma de entrar en esta dinámica es aportar cada uno hechos o situaciones
similares que vive, o que ocurren en su ambiente. No se trata de aportar hechos materialmente
parecidos, sino situaciones concretas, personas, experiencias nuestras en que aparecen los
mismos valores, fallos, actitudes o aspectos que en el hecho analizado.
- El ver nos hace mirar hacia fuera, a los demás y nos hace responder cada uno a esa pregunta
clave «¿y yo cómo me sitúo, reacciono ante esa situación, esos hechos, esas personas?
JUZGAR
El «JUZGAR» requiere un trabajo más paciente, sereno, aunque no tiene por qué ser
complejo o difícil.
El acontecimiento, las claves fundamentales o experiencias vitales son los que dan pie
al «JUZGAR».
En un primer momento: nuestra palabra personal. ¿Qué pensamos cada uno ante estos
hechos, ante sus causas, ante las reacciones o actitudes de las personas implicadas?
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problemática juvenil.
¿Qué piensan o cómo se sitúa Jesús ante estas situaciones o personas?, ¿qué valores
del Reino se potencian o se aplastan ahí?
Cada uno debe dejarse interpelar, y expresar cómo él se siente llamado, interrogado,
agradecido, en qué debe convertirse o cambiar, qué necesita o espera de los demás.
ACTUAR
De lo anterior brotará con naturalidad la respuesta, la exigencia, el compromiso, la
acción a llevar a cabo, la actitud a consolidar o transformar.
El compromiso de cada miembro del grupo guardará lógicamente relación con los
hechos similares en que él se haya visto implicado, o con las situaciones en que se ha sentido
interpelado.
Por eso, quien, a mitad de camino se haya descolgado de la Revisión, le será difícil
concretar su compromiso.
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− ¿Todos deben concretar en cada R.V. un compromiso? La Revisión de Vida no es
algo inflexible o automático; es preciso no quedarnos en buenos deseos o
generalidades; se han de concretar las cosas, pero no siempre será imprescindible
materializar con detalle cada compromiso.
− La acción tiene su propia dinámica; por eso hay que concretar los objetivos, pasos,
medios, personas,... que nos marcamos para llevar a cabo lo que nos proponemos.
− Al final conviene concretar cuándo revisaremos los compromisos o acciones que nos
hemos marcado.
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ESQUEMA, CUESTIONARIO
PARA LA REVISION DE VIDA
VER
¿Cómo lo han vivido, cómo le ha afectado a las personas que toman parte en ese
hecho o acción? ¿Y yo cómo lo vivo y me sitúo?
Otras personas a las que también les pasa lo mismo; hechos o situaciones parecidas a
la que estamos revisando.
¿En estos hechos o acciones cómo está presente Dios, la fuerza liberadora de Jesús?
JUZGAR
¿Cómo piensa o se sitúa Jesús ante este tipo de hechos, valores, personas, leyes y
estructuras...?
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Palabras, hechos de otros creyentes, de la Iglesia, que iluminan lo que estamos viendo.
ACTUAR
¿Qué acción o compromiso descubro a partir de todo lo anterior en relación con los
hechos, acciones o situaciones expuestos:
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LA REVISION DE VIDA ES EL EJE DE LA FORMACION
DE MILITANTES EN LA JOC
Por eso, toda la vida y acción del militante ha de estar atravesada por la R.V.
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INDICE
PRESENTACION …………………………………………………………….. 1
INTRODUCCIÓN …………………………………………………………….. 1
I. LA REVISIÓN DE VIDA
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