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PRESENTACIÓN

De muchas maneras en la JOC nos referimos permanentemente a la Revisión de Vida: es


nuestro estilo o forma de hacer de cada día.

Por eso estas páginas quieren recoger a grandes rasgos las convicciones y metodología de
tantos militantes obreros cristianos que han llegado a serlo en el camino y en el horizonte de la R.V.

A quienes hoy comienzan su andadura de compromiso entre los jóvenes del mundo obrero, a
quiénes ya son militantes de la JOC, y a quienes les acompañan y animan en este proceso, les aportará
una visión global, sencilla y ordenada de los objetivos y la metodología concreta de la R.V.

Si ayuda a percibir las claves teológicas y pedagógicas de la R.V. (y no tanto la “metodología


práctica” o forma de “hacer una reunión”) habrá cumplido su pretensión, y en ese sentido será
práctico y eficaz este pequeño folleto.

INTRODUCCION

!Dichosos los ojos que ven lo que vosotros véis!


Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver
lo que vosotros véis y no lo vieron,
y oir lo que oís vosotros y no lo oyeron».
“Lc. 10,24”

«Es el método “por ellos, entre ellos y para ellos” que tiene por objeto hacer descubrir a
los jóvenes trabajadores la significación y el objeto de su existencia, su razón de vivir y
de trabajar, su propia personalidad1 y la misión que tienen en la sociedad desde la
perspectiva de la fe.
(J. Cardijn)

La inquietud evangelizadora y liberadora, están al fondo de la Revisión de Vida que surge


con J. Cardijn, sacerdote belga, fundador de la JOC. Fue su intención hacer de ella un espacio
de encuentro entre el Evangelio y la vida de los jóvenes trabajadores.

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“Los chavales que han entrado ahora en el taller les hacen echar una hora más y se
llevan mogollón de broncas por no cubrir las horas, por no afeitarse. Ante todo esto
sufres y te indignas.
Muchas veces me he acordado de algunas cosas que decimos:
«Un joven trabajador vale más que todo el oro del mundo»...«He visto la explotación
de mi pueblo»

Fe cristiana y militancia obrera pueden ser vividas en plenitud y unidad: la Revisión de


Vida es camino y horizonte para realizar esta experiencia, sin dualismos ni renuncias.

Mirando a los orígenes, Cardijn comenzó con la «Encuesta» o «método jocista»


(centrada en tres momentos: ver-juzgar-actuar). La misma evolución y maduración de la JOC
enriqueció el método con aportaciones de la teología y de las ciencias de la sociología,
sicología, pedagogía... y en Francia en 1937 acuñó el nombre de «Revisión de Vida».

Es, pues, un método que surgió y se practicó en el ambiente obrero, en el ambiente


pobre de los jóvenes trabajadores. Ello habla de su sencillez y de su hondura. Este método ha
incorporado al movimiento obrero a muchos jóvenes, y ha hecho que a la comunidad eclesial
le entre el aire refrescante de la vida obrera en lo que tiene de dinamismo y conflictividad, y
en lo que encierra de signo y fuerza del Reino de Dios.

Hoy es patrimonio de muchos grupos o movimientos cristianos; para la JOC este


método sigue siendo la clave y el eje del proceso de educación y evangelización jocista; de
alguna manera todo se articula en o desde el «método de Revisión de Vida»:

- El equipo de militantes.
- La Campaña.
- La formación.
- Los planes de acción, la espiritualidad militante, etc...

De ahí la importancia, para los jocistas y para todo aquel que quiera acompañar
procesos de formación militante, de conocer y realizar en profundidad la Revisión de Vida.

Así pues, la Revisión de Vida, aunque parte de analizar la realidad, no es en modo


alguno una «técnica de análisis»; pretende hacer contemplativos en la acción, educar a
creyentes, formar militantes cristianos, descubrir los signos del Reino. De ahí que su soporte
fundamental es la fe que ilumina la vida del militante y le invita a transformar la realidad.

La R.V. no puede reducirse a una técnica de análisis social, tampoco es una


introspección psicológica (aunque pueda ayudarse de las ciencia psicológicas), ni una
reflexión teórica o teológica sobre cualquier tema, ni una metodología para elaborar planes o
programas de acción. Todo esto será preciso en la R.V. Pero reducirla a eso será una forma
de manipularía o desfigurarla.

«Entró de nuevo en la sinagoga y había allí un hombre con un brazo atrofiado.


Estaban al acecho para ver si lo curaban en sábado y acusarlo.
Jesús le dio al del brazo atrofiado: “levántate y ponte ahí en medio».
«Y a ellos les preguntó: -¿Qué está permitido en sábado: hacer el bien o hacer
el mal; salvar una vida o matar? Se quedaron callados».
'“Echando en torno una mirada de ira y dolido de su ceguera, le dijo al
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hombre: -Extiende el brazo. Lo extendió y su brazo quedó normal.
Nada más salir de la sinagoga, los fariseos se pusieron a planear con los
herodianos el modo de acabar con Jesús». (Mc. 3, 1-6”.

Se arraiga y desarrolla la Revisión de Vida en torno a esa «tres verdades» que -como
decía Cardijn- están en la base o raíz de la JOC:

Una verdad de experiencia:

El valor radical de la persona y de la «Entró de nuevo en la sinagoga y


vida en las circunstancias concretas en que se había allí un hombre con un brazo
realiza. Por eso intenta descubrir toda la fuerza atrofiado. Estaban al acecho para ver si
de lo real, del acontecimiento, de la vida de los lo curaban en sábado y acusarlo.
jóvenes tal como se da aquí y ahora. Jesús le dijo al del brazo atrofiado: -
Levántate y ponte ahí en medio.

Una verdad de fe:

El Plan salvador de Dios para todos


los hombres; y en especial para los «Y a ellos les preguntó: -¿Qué está
alejados de la fe, para los humildes y permitido en sábado: hacer el bien o
explotados de la sociedad. Dios está en la hacer el mal; salvar una vida o matar?
raíz de todo gesto liberador y Se quedaron callados».
humanizador.

Una verdad de método:

«Echando en torno una mirada de ira y


dolido de su ceguera, le dijo al hombre: -
Sólo desde la acción militante Extiende el brazo. Lo extendió y su brazo
transformamos la realidad, y anunciamos quedó normal
la salvación de Jesucristo a los pobres, a la Nada más salir de la sinagoga, los
clase obrera. fariseos se pusieron a planear con los
herodianos el modo de acabar con Jesús».
(Mc. 3, l-6).

Es, por tanto, una nueva visión de la vida, una manera original de situarse ante ella. De
forma que hablando con exactitud podemos decir que sólo desde la fe nos adentramos en un
proceso de R.V.

También nos detendremos en el proceso o los momento metodológicos a seguir para


adentramos en la práctica de la R.V.

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I
LA REVISION DE VIDA

1.- OBJETIVOS DE LA R.V.

Una convicción fundamental de la JOC, y a la vez una de sus pretensiones


permanentes, es que cada joven trabajador, el colectivo de los jóvenes del mundo obrero, viva
sin conflictos, sin contradicción, y como una misma experiencia su fe en Jesucristo y su
conciencia obrera.

El proceso educativo de la JOC ayuda a descubrir cómo fe cristiana y compromiso


militante en medio de la clase obrera no son dos elementos diferentes a conectar, sino dos
perspectivas de un único horizonte de vida.

La R.V. es el cauce para dar consistencia y expresión a estas dos experiencias


aparentemente distintas.

Por eso el objetivo de la R.V. es iluminar la vida y el interior de las personas:


comprender lo esencial de la vida, y en ella la presencia o la llamada que el Señor nos dirige.

«Antonio, 19 años, militante de la JOC, conoce el movimiento gracias a


unos amigos que empezaron la iniciación hace cuatro años.
Al año y medio de estar en iniciación hacía esta confesión:
«Yo creo que es posible creer en Jesús y estar en la lucha obrera, ya
que yo lo estoy haciendo».
Fichado en la familia por su fe, también lo está en la fábrica por su
lucha y sus posturas. Allí es el «rojo» para los jefes, y el «cura» para
los compañeros».

La R.V. se dirige a las personas, y no a las estructuras, los problemas, las situaciones
sociales, o las ideologías. La persona y la comunidad -objeto de la R.V.- toman conciencia de
la realidad en que están inmersos, y desde ahí se dejan interpelar por Dios, para volver de
nuevo a la vida, a los compañeros, a las estructuras sociales... con actitudes y hechos
transformadores.

Pero no lo confundamos con revisar «mi vida» (mis problemas, inquietudes, dudas,
etc...”; es «la vida», en la que yo estoy inmerso y de la que formo parte, lo que llevo a la
revisión.

Discurre la Revisión de Vida en un contexto evangelizador o misionero, dentro del


marco de la pedagogía de la acción, y por ello pretende:

Educar personas: hacerlas conscientes, críticas, protagonistas, reflexivas...,


educando también la mirada de fe sobre la vida, la capacidad de escucha y de res-

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puesta a la Palabra.

Que el militante se encuentre personalmente con Cristo (no sólo con las verdades
o valores de su mensaje”, y se sepa llamado por El a estar presente de otra forma
en su ambiente; es un encuentro de la persona y de la «comunidad creyente» que
hace R.V.

Formar la comunidad eclesial en la clase obrera: en el grupo compartimos la vida


obrera, nos encontramos con la palabra, y de ahí pasamos a la acción, así el grupo
toma conciencia de que es comunidad eclesial.

Crear militantes cristianos para la clase obrera y para la iglesia. Es el fin


misionero de la R.V.

2.- LA R.V. PRESUPONE O PARTE DE UNAS CONVICCIONES BASICAS

Este método no es una mera técnica o forma de hacer reuniones; la Revisión de Vida
es algo mucho más amplio, y por tanto presupone una concepción o convicciones
fundamentales (respecto al hombre, a Dios, etc...) asumidas poco a poco por quienes la
realizan.

Apuntamos algunas:

La importancia de la realidad: en lo concreto, los hechos, los gestos...es donde se expresa


la vida de las personas. Es lo real lo que sufrimos, gozamos, nos abre perspectivas, nos
humilla, nos desarrolla y libera.
Desde lo cercano, lo concreto, todos podemos iniciar un camino de concienciación, de
crecimiento personal.
Ello pide educarnos en el acercamiento y observación de la realidad.

La complejidad de la realidad: cada hecho que le acontece a las personas es una


manifestación y está sostenido y provocado por unas causas y unas dinámicas estructurales.
(económicas, políticas, culturales, religiosas...).
Acercarse a la realidad exige profundidad, mirada crítica, discernimiento, comprensión. La
reflexión va capacitando a entrar con objetividad en la espesura de la vida.

La grandeza de la realidad, de la vida, de la historia, de los acontecimientos, de lo


concreto..., porque Dios habita ahí. La realidad no es pretexto, excusa o mero instrumento
para encontrarnos con Dios; es, más bien, germen, símbolo, presencia, sacramento, templo de
Dios que se ha hecho hombre.
Pero, ¿qué es la realidad? No queremos reducirla a un conjunto de datos, análisis,
anécdotas... La realidad es mucho más: vida, misterio, calor humano, esperanza, frustración,
sufrimiento, lucha, liberación...
Esta convicción nos exige acercarnos a la realidad, al gesto de protesta de un compañero,
al compromiso sencillo de un joven de mi equipo de acción,... con respeto y profundidad, con
mirada crítica y, a la vez, contemplativa, para reconocer ahí el grito de los pobres, la fuerza
del Reino semejante al grano de mostaza, la solidaridad de la clase obrera... la cruz de Jesús,
el dinamismo de la resurrección.

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El valor absoluto de «cada persona». No hablamos sólo de la dignidad abstracta del
hombre, sino del valor de cada hombre, de cada joven trabajador, no por lo que es, sino por lo
que puede llegar a ser como persona e hijo de Dios:

«Luis..., mi compañero de equipo al que le cuesta hablar».


«Roberto..., de mi clase, que está un poco cogido por la droga, y que se siente a gusto
cuando es escuchado...».
Julia..., que se encuentra alejada del grupo por el horario de trabajo...».

Cada persona, desde su historia y en su contexto, está llamada a ser imagen de Dios, a
encontrarse con Jesucristo.
La R.V. es una afirmación radical de fe en la dignidad de cada persona, aunque esté
muy aplastada o hundida.

Entonces los justos le replicarán:


Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te dimos de comer o con sed y te
dimos de beber?, ¿cuándo llegaste como extranjero y te recogimos o desnudo
y te vestimos? ¿cuándo estuviste enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?
Y el Rey les contestará:
- Os lo aseguro: Cada vez que lo hicisteis con un hermano mío de esos más
humildes, lo hicisteis conmigo».
(Mt. 25, 37-40).

Dios tiene un plan de fraternidad y solidaridad universal para todos los hombres: el
Reino de Dios.
Es tarea del militante, a través de la R.V., descubrir la presencia del Reino en medio de la
espesura de la vida y comprometerse en su construcción.
Desde la acción transformadora de personas y estructuras hacemos crecer el Reino. Es,
pues, una convocatoria al compromiso y a la lucha en medio de un mundo en conflicto.

La fe es encuentro personal con Jesucristo; y no sólo, o no tanto, aceptación de unos


valores, criterios, proyectos de vida. El creyente se hace seguidor y discípulo de Jesús, a
quien ha encontrado en la vida, en sus hermanos de clase, en la Palabra, en medio de la
comunidad de la Iglesia.

La permanente necesidad de conversión y cambio personal; no sólo los demás y la


sociedad tienen que cambiar, cada uno hemos de construir en nosotros el hombre nuevo.

Les daré un corazón nuevo y un nuevo espíritu, quitándoles el corazón de piedra y


poniéndoles un corazón de carne, para que caminen conforme a mis leyes, guarden
mis mandamientos y los pongan en práctica.
Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios
(Ezequiel 11, 19-20).

El sentido misionero y evangelizador de la comunidad, y de toda la Iglesia. La Iglesia, la


comunidad, la JOC nacen para llevar a otros hombres, a los más pobres, la liberación de
Jesucristo.

«Le entregaron el volumen del profeta Isaías y, desenrollándolo,

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encontró el pasaje donde está escrito:
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido
para que dé la buena noticia a los pobres.
Me ha enviado para anunciar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos,
para poner en libertad a los oprimidos,
para proclamar el año de gracia del Señor».
(Lc. 4, 17-19)

Esto requiere una espiritualidad de presencia, militante; una espiritualidad que toma
fuerza y hondura en la comunidad, la celebración, la oración…, teniendo los pies bien puestos
en medio de la acción, del compromiso, del conflicto

Una espiritualidad que no puede vivirse al margen o a distancia de los acontecimientos


que nos rodean.

Todo esto implica una pedagogía activa y liberadora para aprender a:

• Captar la profundidad de los acontecimientos obreros.


• Valorar a «cada persona».
• Vivir la fe en clave de encuentro personal con Jesucristo.
• Implicarnos en acciones liberadoras desde lo concreto de cada día.
• Unir la experiencia del Padre y las experiencias de opresión, injusticia, solidaridad, etc...,
de los jóvenes del mundo obrero.

Este fue el estilo de Jesús:

No fue un intelectual que elaboraba conceptos o proyectos; Jesús entró en relación


cercana y permanente con las personas, los acontecimientos o conflictos del momento; su
experiencia de Dios fue siempre muy conectada a su experiencia humana.

«Sin embargo, no sea vuestra alegría que se os someten los espíritus; sea
vuestra alegría que vuestros nombres están escritos en el cielo.
En aquel momento, con la alegría del Espíritu Santo, exclamó:
-Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque si has ocultado estas
cosas a los sabios y entendidos, se las has revelado a la gente sencilla. Sí,
Padre, bendito seas, por haberte parecido eso bien.
(Lc. 10, 20-21).

Educa a sus discípulos desde la acción, desde lo que van viviendo, les anima a actuar, les
enseña a no entusiasmarse excesivamente con los éxitos, a no hundirse en el fracaso de la
acción.

«Por la tarde se acercaron los discípulos a decirle:


-Estamos en despoblado y ya ha pasado la hora; despide a la multitud, que
vayan a las aldeas y se compren comida. Jesús les contestó:
-No necesitan ir; dadle vosotros de comer.
(Mt. 14, 15-16).

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«Los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían
hecho y todo lo que habían enseñado. El les dijo:
-Venid vosotros solos a un sitio tranquilo y descansad un poco.
(Mc. 6, 30-31).

3. PARA EVITAR AMBIGUEDADES O MALENTENDIDOS

La R.V., que comenzó en equipos de la JOC, la realizan muchos grupos, movimientos,


comunidades...; y por tanto ya no es algo propio o exclusivo de la JOC, sino de toda la
Iglesia.

«Ahora bien, los principios generales de una doctrina social se dinamizan


generalmente en la práctica mediante tres pasos: primero, análisis objetivo
de la situación; segundo, valoración precisa de esa situación a la luz de los
principios; y tercero, actuación posible y adecuada para aplicar los principios
de acuerdo con las circunstancias de tiempo y lugar. Son tres pasos de un
mismo proceso que suelen expresarse con estas tres palabras: ver, juzgar y
actuar» (Juan XXIII, «Mater et Magistra» n.0 236)

Una larga práctica y experiencia de R.V. por distintos grupos obreros, rurales, juveniles,
adultos, ha ido enriqueciendo el método, partiendo siempre de aquellas originales intuiciones
metodológicas de J. Cardijn y la JOC.

La generalización de la R.V. ha desvirtuado, a veces, tanto el espíritu como el método.

Por eso queremos señalar lo que «no es Revisión de Vida»:

- La R.V. no es un examen, personal o en grupo, de la vida privada.


- No es una pedagogía de acción-reflexión sin más.
- No es planificar una acción.
- No es una crítica o autocrítica en grupo.
- No es una técnica para comunicar situaciones personales o problemas.
- No es un comentario genérico de temas o hechos de actualidad.
- No es un estudio de temas sociales o teológicos (la economía, la droga, la esperanza,
la resurrección...), buscando la aplicación o exigencias que eso tiene en nuestra vida.
- Revisar no es lo mismo que evaluar una acción o un plan.
- Hay quien utiliza los momentos de ver-juzgar-actuar de forma moralizante, sin leer la
vida y las fuerzas sociales de opresión o liberación que hay en ella. Otros reducen la
R.V. a ver y actuar, prescindiendo de una lectura trascendente, evangélica de esa
realidad. Surgirán, así, personas activas o voluntaristas, pero no militantes cristianos.

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4.- ¿QUE ES LA REVISION DE VIDA?

La R.V. es el método jocista. Así lo expresaba J. Cardijn:

«Es el método por ellos, entre ellos y para ellos“ que tiene por objeto hacer
descubrir a los jóvenes trabajadores la significación y el objeto de su existencia,
su razón de vivir y de trabajar su propia personalidad, y la misión que tienen en
la sociedad desde la perspectiva de la fe.

En la JOC la R.V. no es un puro ejercicio o un medio entre otros. Es el medio


fundamental, y no puede reducirse a un esquema o reunión de grupo.

Revisar es volver a ver, a mirar de nuevo la vida, en profundidad, de manera más


consciente, y desde una óptica o perspectiva de fe; solían decir “mirar la vida con los ojos de
Dios»; y tomar postura activa, militante, creyente ante esas personas o ambientes que se ha
mirado detenidamente.

«Fueron a verlo su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar
hasta él. Entonces le avisaron:
-Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren verte. Pero él les contestó:
-Mi madre y mis hermanos son los que escuchan el mensaje de Dios y lo ponen
por obra”'.
(Lc. 8, 20-21).

Se trata de una mirada contemplativa que penetra más allá de las apariencias, para
reconocer el Espíritu de Jesús que está actuando en el corazón de los jóvenes obreros, en los
acontecimientos de la sociedad de hoy, en la historia.

El objeto de la Revisión de Vida

Por eso la R.V. va dirigida a las personas y sólo ellas son objeto de la R.V. Busca el
interior de las personas, pero no la intimidad, sentimiento o estado de ánimo, sino el eco que,
en el interior de cada uno, provocan los hechos que acontecen o personas que viven al
alrededor.

Pretende que la persona se encuentre consigo mismo, se abra al prójimo y a Dios a


partir de los acontecimientos de la vida cotidiana.

De ahí que la R.V. -no siempre -aporta nuevas ideas, conocimientos o análisis de la
realidad, sino que más bien renueva nuestra percepción del mundo, de la vida, de los
acontecimientos.

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En síntesis podemos decir que la Revisión de Vida es:

- Fundamentalmente un espíritu o estilo.

- Un método que conforma ese estilo.

- Un esquema, cuestionario, o reunión, que pueden ayudarnos a materializar lo


anterior.

A. El espíritu o estilo de la R.V.

Es el talante o espíritu que subyace a todas esas convicciones básicas de la R.V., a las
que hacíamos referencia en páginas anteriores.

La Revisión de Vida desarrolla, en quien la hace, unas actitudes de:

− Cercanía e interés por las personas y los acontecimientos concretos de alrededor.


− Escucha y contemplación de la vida obrera en profundidad, de la presencia del Reino
que «está en medio de vosotros».
− Sensibilidad ante el mal, la injusticia, el sufrimiento de la clase obrera, y de todos los
pobres.
− Dirigir una mirada liberadora y de fe sobre los hechos
− Dejarse interpelar, cuestionar personal y comunitariamente por la vida, por Dios que
nos habla desde ella y por medio de su Palabra.
− Apertura al cambio permanente, a morir el hombre viejo, renovar la mirada.
− Misionera, de toma de postura y compromiso permanente en la transformación
personal y social, y en la liberación de la clase obrera, en la construcción del Reino.
− Valoración del protagonismo, de cada pequeño paso, de los procesos educativos...

Se puede decir que, practicar la Revisión de Vida, es una forma de situarse


permanentemente ante la realidad (trabajo, diversiones, amigos, barrio, comunidad, etc...); y
por tanto el espíritu de R.V. va formando la personalidad de un militante que -más allá de las
fronteras del equipo o reunión- reconoce la historia humana como la historia de salvación.

B. El método de la R. V.

Es la manera concreta y pedagógica de ir formando y actualizando este espíritu o estilo


de vida.

Sus tres momentos bien conocidos son: ver, juzgar y actuar.


Son tres aspectos inseparables, y no tanto tres partes de un proceso; tres preguntas que,
de una u otra forma, se plantea quien intenta seguir a Jesús y ser su discípulo en medio de la
vida.

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Muy en síntesis el método de R.V. puede ser la respuesta a estas tres cuestiones:

VER
1. ¿Qué pasa allí donde estoy viviendo?
¿Cómo me sitúo y reacciono ante lo que está
pasando (ante las personas, los acon-
tecimientos...)?

JUZGAR
2. Mi forma de situarme, la misma situación que
he descubierto ¿en qué medida me impiden o me
permiten vivir como Jesús vivió?

ACTUAR
3. De acuerdo con todo lo anterior, ¿qué debo
hacer? ¿qué voy a cambiar?

Estos tres aspectos metodológicos constituyen una unidad, pero cada uno aporta algo
peculiar:

VER: es el momento de observar, escuchar y analizar la realidad, las personas, a uno


mismo: comprender en profundidad, con la razón y el corazón; contemplar la vida y a Dios
presente en ella.

JUZGAR: es el espacio de la reflexión y valoración; de escucha de los otros, de


respuesta a la llamada que Dios nos dirige «aquí y ahora». El juzgar evangélico es el corazón
de la R.V.

ACTUAR: es la forma de materializar la respuesta a esa llamada que hemos escuchado.


Es el momento de concretar el compromiso liberador con los pobres, con la clase obrera, con
los jóvenes.

C. En la RV nos ayudamos de un esquema o cuestionario.

Son muchas las preguntas o sugerencias que pueden ayudarnos a una mayor
profundización en cada uno de los momentos de la R.V.

Su valor, por tanto, es el de un instrumento a utilizar con flexibilidad, en tanto en cuanto


nos preste ayuda y facilite el que todos nos incorporemos a la Revisión.

Normalmente será un instrumento necesario, al menos hasta que el grupo tenga una
buena experiencia en la realización de la R.V. Absolutizarlo o usarlo con rigidez puede
convertirse en obstáculo y freno. que quite frescura y agilidad a la Revisión. Prescindir
totalmente del esquema o de un mínimo de orden -en favor de la espontaneidad- nos

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conducirá a la superficialidad o a perdernos en una mezcla de hechos, experiencias, criterios,
valores, proyectos, etc...

Hemos de tener bien en cuenta que la R.V. no está mejor hecha porque todas las personas
del grupo se hayan sometido literalmente al esquema, sino en la medida en que todos y cada
uno de los miembros del grupo se han incorporado personalmente a la Revisión a partir del
hecho o situación elegida para revisar.

En las últimas páginas de este folleto hemos redactado un esquema que puede ayudar
en la R.V. a los militantes de la JOC.

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II
METODOLOGíA
DE LA
REVISION DE VIDA

La R.V., que habitualmente realizamos en el equipo de base o de militantes, forma


una unidad indivisible en su conjunto; no es la suma o el resultado de juntar tres partes o
aspectos (ver-juzgar-actuar).

El desarrollo de la R.V. en equipo ha de ser algo fluido, natural, como una


conversación en la que todos participen porque les afecta y tienen algo que decir cada uno.

Para la JOC, y otros muchos grupos cristianos, la R.V. es el método de educación en


la fe, de la educación integral de la persona, de formación de militantes cristianos en sus
ambientes.

Es un método de educación integral, que permite hacer síntesis entre fe y vida, porque
aborda tres dimensiones antropológicas fundamentales. Toda persona para avanzar en un
proceso de maduración o humanización necesita desarrollar estas tres dimensiones
antropológicas:

El conocimiento y comprensión de la realidad; conocer con objetividad lo que le rodea,


descubrir las estructuras colectivas, captar la subjetividad, el interior de las personas, el
misterio y la grandeza de la vida, conocerse a sí mismo. Ser consciente es un primer paso
para ser persona. Es el momento del «VER» en la R.V.

La afectividad o los valores; tomar postura ante la vida, los acontecimientos, las
personas, optar en libertad desde unas convicciones asumidas, es un momento del proceso
humanizador. Pasar de las impresiones ambientales, de la ideología dominante, de los
tópicos sociales a tomar unas decisiones personales, formarse una jerarquía propia de
valores es dejar de ser masa para ser persona. Esto lo cuida la R.V. en el «JUZGAR».

La acción; el hombre es un ser activo que se expresa y se realiza en lo que hace: el niño,
jugando; el adulto, en el proceso productivo o en la actividad creadora social o política. La
acción forma parte de la identidad o integridad humana.
Aprender a hacer, a actuar, a ser protagonista, a comprometerse, es aprender a ser persona.
El «ACTUAR» de la R.V. recoge esta dimensión humana.

La personalización; cada persona es un ser único, irrepetible y sagrado, la dimensión


individual, en su justo equilibrio con lo colectivo es una característica esencial y constitu-
tiva de las personas. La R.V., en la medida en que va implicando a cada uno, en que va
haciendo pararse ante la vida, analizarla en profundidad, configurando criterios propios de
valoración y poniendo en acción, va haciendo de cada persona protagonista, sujeto y no

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objeto de la vida y de la historia.

La socialización; el ser social, la dimensión colectiva no es una añadido a la naturaleza


humana, sino que forma parte de su ser especifico, la persona es, en la medida que es-con-
otros. Sin absolutos, sino en relación dialéctica con lo individual, lo colectivo es otra
faceta que entra en la Revisión de Vida. Esta no se puede hacer por libre, precisa de un
pequeño grupo en el que cada uno entra en relación, influye y es influido por otros. La
R.V., al partir de la vida para volver a ella y transformarla, tiene en cuenta e incide en el
conjunto social a distintos niveles (personas, ambientes, estructuras...).

La trascendencia; la persona humana tiene la capacidad de trascender su propio ser y su


historia concreta y entrar en relación personal y colectiva con La Historia, con Dios. La
R.V. en la medida que va poniendo en relación las «tres verdades» va construyendo un
hombre trascendente, que se siente inserto en la historia de la salvación, colaborador de
Dios, junto a sus hermanos en la tarea de construcción del Reino de Dios, y a la vez, capaz
de descubrir su presencia liberadora en lo concreto y cotidiano.

Un proceso humanizador auténtico es la base en la que arraiga con hondura la


experiencia de fe en Jesucristo: Dios hecho hombre.

«Siempre he vivido y participado en mi barrio, pero no palpaba su


problemática.
A simple vista parece un barrio obrero donde la vida transcurre sin
lujos pero sin necesidad, donde se comenta que los chavales no se
sacan el Graduado Escolar porque no quieren, que se ha producido un
atraco, que en tal bar venden drogas...es como una película que
transcurre por el barrio, pero sin afectar a su conjunto.
Con el contacto directo con los jóvenes y en mi equipo de Revisión de
Vida fui descubriendo las causas y consecuencias de lo que pasaba: la
falta de afectividad, el fracaso escolar, la poca estructura personal de
los chavales, el paro, la droga... y la experiencia de Jesús en todo esto»
(M.ª Victoria, JOC de Zaragoza)

«Al principio estaba un poco «ciego» o «sordo» ante lo que pasaba en


el barrio. La R.V. fue una herramienta que permitió que se fuera
operando un cambio en mi relación con la realidad. Me fue ayudando
a descubrir y captar la vida de las personas, sobre todo de los jóvenes
trabajadores, sus esperanzas, sus angustias, sus aspiraciones y
bloqueos. La revisión de Vida me fue dando capacidad de
«escudriñar» la realidad que me envolvía, sus condicionamientos,
estructuras, colectivos... Es así como he llegado a comprender que solo
a través de una lectura de los hechos, que sea a la vez crítica y
evangélica (frente a posibles lecturas «ingenuas» o «míticas»), es
posible llegar a una acción transformadora, tanto de las personas
como del entorno, que posibilite la conversión al Reino de Dios».
(José Luis, JOC de Monzón)

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A. - LOS MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA REVISION DE VIDA.

VER: la atención a lo real:

− ¿Qué pasa allí donde yo estoy viviendo?


− ¿Cómo me sitúo y reacciono ante lo que está pasando?

Me gustaría levantarme en vuelo, Señor,


por encima de mi ciudad,
por encima del mundo,
por encima del tiempo,
purificar mi vista y pedirte prestados tus ojos.

Desde arriba vería el universo, la humildad, la historia,


como la ves Tú, Padre, verla en la prodigiosa transformación de la materia,
en el continuo burbujear de la vida,
tu gran Cuerpo que nace bajo el soplo del Espíritu.

Vería aquella fábrica, este cine,


la clase de matemáticas y la colocación de la fuente
municipal, los cartelitos con los precios de la carne,
la pandilla de los muchachos que va al cine,
el chiquitín que nace y el anciano que muere.

Comprendería que nada es profano, nada, ni las cosas,


ni las personas, ni los sucesos, sino que todo
tiene un sentido sagrado en su origen divino y
que todo debe ser consagrado por el hombre hecho Dios.

Sí, me gustaría levantarme en vuelo,


sobre mi ciudad,
sobre el mundo,
sobre el tiempo.

El primer momento gira en tomo a la realidad que ocurre alrededor:


hay que salir a lo concreto del trabajo, de la pandilla, de
nuestro barrio, del Equipo de Acción.., para saber qué está ocurriendo ahí.

Ver significa tomar la vida en las manos, y pararse ante ella:


 A conocerla en profundidad, en sus causas, en su historia,…
 Para aprender de ella, en actitud de escucha.
 Para reencontrar a las personas que se mueven en esos hechos y situaciones.
 Para captar el misterio, la vida, el acontecimiento que se esconde detrás de cada
hecho, situación, persona,... que se está viviendo.
 Para dejarse impactar por la presencia de Dios que se adivina detrás de cada

15
acontecimiento.

Por eso, no podemos reducir el VER en la R.V. a:


 Un buen análisis social.
 Un análisis personal, o psicológico.
 Una lectura espiritual o de fe sobre los hechos.

El VER de la R.V. implica mirar desde una triple perspectiva:

El VER exterior busca la cara más material, objetiva, estructural, social del hecho o
situación presentado.
Se necesita conocer y analizar la materialidad de las situaciones, problemas,
experiencias para no perderse en suposiciones, opiniones, sentimientos.

El VER interior lleva a detenerse en el corazón y la experiencia de cada una de las personas
que aparecen ahí: qué sienten, cómo viven ese hecho, qué esperan, por qué reaccionan así,
etc...
Esa situación vista, ¿cómo resuena en cada una de las personas que toman parte en
ella?

El VER en profundidad (ver espiritual o trascendente) quiere mirar desde la fe esos


acontecimientos y personas:

• ¿Cómo ve Dios esa situación?


• ¿Qué se revela Dios en estos acontecimientos?
• ¿Cómo reconocemos a Dios en medio de esas personas?

En el proceso del «VER» se ha de tomar estas tres perspectivas, si no se quiere


desvirtuar la originalidad de la R.V.

Comenzamos la R.V. viendo hechos, situaciones o acciones concretas vividas por


nosotros, y no ideas, temas o problemas generales. A menudo nos ocurre que «no
encontramos hechos», o los que encontramos «nos parecen insignificantes».

«Al empezar en la JOC, yo trabajaba para una fábrica y me subía a casa trabajos
que hacía con otra amiga. Un trabajo claramente de economía sumergida, con un
salario ridículo, sin horario fijo y sin derechos como cualquier trabajador. Mi
responsable del equipo de iniciaci6n donde yo estaba, empezó a cuestionarme esta
situación». (Rafi, JOC de Córdoba)

«Un vecino mío, en el Instituto se sentía bastante marginado por parte de otros
compañeros; ello le hacía mantener una postura de cierto aislamiento». (Salva, JOC
de Sevilla)

«En general, la amistad que vivía era superficial, llena de interés y utilizaba la
amistad para solventar mi soledad». (Imma, JOC de Córdoba”)

No hay hechos insignificantes si somos capaces de captar en cada uno de ellos el


«acontecimiento».

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Esta palabra «acontecimiento» es clave para comprender bien el sentido y espíritu de la
R.V.

En este contexto, ¿qué entendemos por acontecimiento? No es lo mismo hecho, acción o


experiencia, que acontecimiento. Aquello de significativo, de interrogador, de signo que hay
en el fondo de cada hecho, es el acontecimiento. El hecho o situación analizada puede ser
sencilla o espectacular, pero la atención en la R.V. va dirigida a ese acontecimiento que hay
tras la acción. El «acontecimiento» va ligado a las personas que aparecen en la situación que
estamos viendo, y solamente desde un VER en profundidad, podemos reconocerlo. Todo
acontecimiento es para nosotros una llamada, signo, presencia o palabra que Dios nos dirige
desde lo inmediato de la vida.

Cuando tras el hecho o situación vista, no descubrimos el acontecimiento, reducimos el


VER al análisis de un problema o de una cuestión social.

El «acontecimiento» que hemos «visto», nos dará pie para juzgar.

JUZGAR: el juicio evangélico es el corazón de la Revisión de Vida

Mi forma de situarme
ante estos hechos, acciones, acontecimientos
y la misma situación que he descubierto
¿en qué medida me impiden o me permiten vivir como Jesús?

Puesto que este momento es clave en la R.V., es importante comprenderlo bien para
evitar equívocos y convertirla en algo que no pretende ser.

El JUZGAR es un momento personal y comunitario de expresión, manifestación,


escucha, encuentro, conversión, toma de postura por parte de cada una de las personas que
participan en la R.V.

El juicio no es prioritariamente una confrontación teórica, o una clarificación ideológica


sobre los temas, situaciones o actitudes que han ido apareciendo en el VER.

Es, más bien, un momento de contemplación, de escucha, de conversión desde la vida al


encontrarnos con el testimonio, la palabra y la persona de Jesús; y con las aspiraciones,
valores y proyecto del movimiento obrero.

Todo este proceso del JUZGAR pedagógicamente lo hacemos en tres momentos o


espacios:

1. Nuestra expresión personal, el propio juicio.

Es importante que una vez visto el hecho o situación, consecuencias, etc. cada uno
digamos nuestra propia palabra:

17
• ¿Qué pienso yo de todo eso? ¿por qué pienso así?
• ¿Qué sentimientos, actitudes me brotan?
• ¿Cómo me gustaría que fuesen o se viviesen esas situaciones, problemas...?

Hay que deshacer los tópicos, y perder el miedo a decir nuestra opinión.

Y en este momento es también necesario conocer, valorar, dejarnos interpelar por el


pensamiento y acción de otros militantes, de otras asociaciones de la clase obrera y el
movimiento obrero en su larga y apasionante historia de liberación.

2. El juicio evangélico es el corazón de la R. V.

El juicio de la R.V. se realiza en clave de encuentro: es un encuentro personal con


Jesucristo; y no una valoración moral, desde el Evangelio, de los hechos y actitudes
descubiertos anteriormente.

¿Qué piensa, o mejor, cómo se sitúa Jesús ante estos acontecimientos? ¿Desde qué
claves o actitudes profundas vivió Jesús ante este tipo de situaciones y personas?

El juicio es, por tanto, un camino al encuentro con la verdad de la vida, para dejarse
transformar por ella.

«Respondió Jesús:
-Yo soy el camino, la verdad y la vida».

Hay en el juicio un momento en que nuestra vida, la actitud vivida en esos hechos
choca o entra en contacto con la experiencia de Jesús, de forma que nos aporta luz, sentido,
motivación, esperanza, una manera nueva de comprender a esas personas, o de situarnos ante
esos acontecimientos, ante el ambiente: es este el núcleo del juicio evangélico.

Jesús provoca reacción en las personas que se encuentran con él:

«…Pasaba Jesús por la ciudad. Allí había un hombre llamado Zaqueo...


Cuando llegó a ese lugar, Jesús levantó los ojos y le dijo:
- Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que quedarme en tu casa.
Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría.
… Zaqueo dijo resueltamente al Señor: Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los
pobres, y a quien he exigido algo injustamente le devolveré cuatro veces más»
(Lc. 19, 1-8).

Todo esto requiere:

Un conocimiento de Jesucristo y del Evangelio, no sólo en los detalles más anecdóticos o


superficiales.

No se trata de algo automático: conectar una frase del Evangelio con un detalle o
actitud del hecho analizado. Si carecemos de un conocimiento de Jesucristo y de su Evangelio
difícilmente pondremos en contacto o sintonía su experiencia con la que nosotros vamos
teniendo de la vida.

18
Unas actitudes y clima de silencio, escucha, contemplación, acogida de la palabra,
sinceridad, espontaneidad, oración..., sin prisa.

La aportación por parte del responsable, consiliario o animador (sobre todo en los grupos
que comienzan) de ese texto, parábola o testimonio de Jesús, que atraviesa los hechos
analizados, y nos provoca, invita, estimula, interroga, admira.

3. Llamada-Respuesta-Compromiso

Esa palabra, testimonio o valor evangélico que atraviesa los hechos y actitudes
expuestas no se proyecta al vacío, sino a cada uno de los que están poniendo su vida en esa
Revisión. Y reclama respuesta, cambio, conversión, nueva toma de postura para que nuestros
caminos sean los caminos del Reino.

No se trata solo de aprender o formarse, sino de hacerse otra criatura; criatura nueva a
la medida de Cristo y en medio de la clase obrera.

«Como baja la lluvia y la nieve de los cielos


y no vuelven allá sin haber empapado la tierra y
haberla hecho germinar,
dando la simiente para sembrar y el pan para comer;
así será la palabra que salga de mi boca.
No volverá a mí sin haber hecho lo que yo quería,
y haber llevado a cabo su misión»
(Is. 55, 8-11).

«La palabra de Dios es viva y enérgica, más tajante


que una espada de dos filos, penetra hasta la unión de
alma y espíritu, de órganos y médula, juzga
sentimientos y pensamientos» (Heb. 4, 12).

El juicio abre un proceso de acción que arranca, no en los otros, sino en nosotros
mismos, el objetivo primero no es arreglar un problema o transformar una situación, sino
«¿cómo debo ponerme yo en marcha, o en qué debo cambiar para que surja una nueva
situación a mi alrededor?».

En ocasiones el juicio de la R.V. puede ser también un espacio comunitario de oración y


celebración de la fe.

19
ACTUAR: Volver a la vida para transformarla

De acuerdo Con todo lo anterior,


¿qué debo hacer? ¿Qué voy a cambiar?

¡Tuve hambre, y culparon a los comunistas

¡Tuve hambre y no faltó dinero para invertir


en armas para callarme!

¡Tuve hambre y me enseñaron a


leer la prensa y me dijeron que
comprara una radio para convencerme
de que no debería tenerla!

¡Tuve hambre y faltaron cárceles


para los que hablaban mi lenguaje!

¡Tuve hambre y me culparon de subversión!

¡Tuve hambre y me hablaron de paciencia,


de resignación... y que esperara!

¡Tuve hambre y me dijeron


que vivía en un país rico en recursos naturales
y que era libre!

¡Tuve hambre y me gritaron:


«Hay que defender la tradición, la familia y la propiedad»!

¡Tuve hambre, y me uní a los de mi clase...


y me ajusticiaron!

“Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento...?» (Mt. 25, 44”.

El compromiso en la R.V. es fruto y resultado del cambio interior que se ha ido


produciendo en el ver y, sobre todo, en el juzgar. Por eso, si la R.V. va haciéndose bien
brotará el compromiso con cierta espontaneidad, sin que aparezca como algo impuesto,
artificial o que no surge de su propia dinámica.

El compromiso que surja estará siempre al nivel de conciencia y capacidad de cada


grupo; materializándose en actos concretos, para evitar que la R.V. se reduzca a un proceso
de concienciación o intimista.

El actuar es el trabajo por el Reino mediante la transformación de nosotros mismos, de


las personas de nuestros ambientes, y de las estructuras sociales.

«No basta decir: «Señor, Señor”, para entrar en el Reino de Dios; no, hay que
poner por obra el designio de mi Padre del cielo» (Mt. 7, 21”.

20
Si en el «VER» nos hemos quedado sólo en lo exterior de nuestro «ACTUAR» será tan
sólo un arreglo de situaciones personales o de problemas sociales. Y esa no es la
intencionalidad de una R.V.

«Al revisar la acción, vi con más claridad cómo debía


cambiar mi actitud personal hacia los valores más propios
de un militante obrero y cristiano: esperanza, optimismo,
perseverancia, acción organizada, empeño”
(Joaquín. JOC. Zaragoza.)

La acción ha de tener también una dimensión misionera y evangelizadora.

Por eso no podemos plantearnos la acción sólo desde una perspectiva de eficacia social,
sino desde el proyecto del Reino de Dios en el que la eficacia no es el primero ni el único de
los valores.

Después invitó a la gente a reunirse con sus discípulos, y les dijo:

- El que quiera venirse conmigo, que reniegue de sí mismo, que cargue con su
cruz y me siga, porque si uno quiere salvar su vida, la perderá, pero el que
pierda su vida por mí y por la buena noticia, la salvará. A ver, ¿de qué le sirve a
uno ganar el mundo entero, si malogra su vida?. Y ¿qué podrá dar para
recobrarla?
(Mc. 8, 34-37).

El compromiso a menudo será bien concreto y sencillo; en el proyecto del Reino, y


dentro de una tarea educativa hemos de aprender a reconocer la grandeza y el acontecimiento
que se esconde detrás de cualquier compromiso por sencillo que parezca, con tal de que
apunte en la dirección del hombre nuevo y sociedad nueva del Evangelio.

«Se sentó enfrente de la sala del Tesoro, y observaba cómo la gente iba echando
dinero en el cepillo; muchos ricos echaban en cantidad. Se acercó una viuda
pobre y echó unos cuartos. Llamando a sus discípulos, les dijo:
- Esa viuda, que es pobre, ha echado en el cepillo más que nadie, os lo aseguro.
Porque todos han echado de lo que les sobra, mientras que ella ha echado de lo
que le hace falta, todo lo que tenía para vivir.
(Mc. 12, 41-44).

La acción puede dirigirse o centrarse en cualquiera de los ámbitos que componen la vida:

− En el cambio personal (actitudes, formación, etc...).


− En la transformación de las estructuras sociales.
− En la relación y transformación de personas de nuestros ambientes.
− En las actividades o campañas del Movimiento, o del propio equipo.
− En actividades eclesiales, de la comunidad.

Es verdad que la acción transformadora, la acción educativa, el compromiso con la


clase obrera tienen su propia dinámica, técnica, y pedagogía que necesitamos conocer, para
no pecar de voluntaristas e ingenuos en nuestro compromiso militante.
21
B.- ¿COMO HACER LA REVISION DE VIDA EN EQUIPO?

La Revisión de Vida se realiza en equipo, y requiere un cierto esfuerzo de fidelidad a


los momentos fundamentales del método.

Por tanto es preciso conocer el método, e identificarse con el espíritu de R.V.

La R.V. debe ser fecunda, más que perfecta. Es un error creer que lo fundamental es
seguir literalmente cada uno de los pasos o cuestiones del método.

En la R.V. deben incorporarse todos los miembros del grupo, y no solo aquel que ha
presentado el hecho o acción.

Es muy conveniente que nos acompañe, sobre todo al principio, alguna persona que
tenga experiencia en ello.

También podemos ayudarnos de algunos de los esquemas o cuestionarios de R.V.


adaptados al nivel y capacidad del grupo.

Cada R.V. no se improvisa sino que debe ser previamente preparada por los miembros
del grupo. La presencia en los ambientes y el espíritu permanente de observación de la vida
nos facilitan el descubrir los hechos, situaciones o acciones que aportamos a la R.V.

La periodicidad, puntualidad, seriedad en el tiempo de reunión, etc..., colaboran en dar


mayor profundidad a la Revisión; e igualmente el comenzarla con un tiempo de silencio,
oración, interiorización.

La R.V. programada (sobre la familia, el trabajo, la pandilla...) puede ayudarnos en un


principio a familiarizarnos con el método.

¿Cuánto tiempo dura una R.V.? No es posible responder taxativamente a esto, ni


ponerle un tope, máximo o mínimo, a la R.V. Estará en función del hecho o situación
elegidos, del número de miembros del equipo, y de la madurez del propio grupo; si bien, a
grandes rasgos, podemos decir que un grupo de jóvenes en menos de un par de horas
difícilmente entrará con cierta hondura en la vida; y que por otro lado, una R.V. no puede ser
algo inacabable, que lleve a perder el hilo de una reflexión que se interrumpe e inicia
repetidas veces.

22
SEÑALAMOS ALGUNOS ASPECTOS PUNTUALES
O DETALLES CONCRETOS EN EL DESARROLLO
-EN GRUPO- DEL METODO DE R.V.

VER
- Partimos de hechos de vida, situaciones concretas o acciones que afectan o en las que
participan los miembros del grupo.

Hechos, situaciones, acciones de cualquier aspecto de la vida: trabajo, relaciones,


pareja, familia, municipio, Iglesia,... tanto positivos como negativos.

No partimos de temas, de situaciones personales, problemáticas, o de «casos difíciles».

- ¿Quién aporta los hechos? Todos los miembros del grupo presentan uno o varios hechos a
revisar, explicándolos brevemente, comentando el aspecto que destacan o por qué les gustara
revisarlo.

- Entre todos eligen uno de los hechos o acciones a revisar.

¿Cuál elegir, qué criterios tener en cuenta para la elección?: el que más afecte o interese
al grupo, el que tenga un mayor interés o urgencia, aquel que recoja aspectos no revisados en
ocasiones anteriores, o aquel que preocupe especialmente a algunos del grupo.

- Una vez determinado el hecho que va a centrar la revisión, el que lo ha presentado lo


comenta más ampliamente en un contexto de diálogo para que todos conozcan mejor la
evolución o génesis de ese hecho o acción.

Conviene señalar en qué aspectos o dimensiones de esa situación vamos a centrar


prioritariamente la revisión, para no perdernos en una multitud de aspectos, matices,
problemas,...

- Y entramos todos a ““VER””, o analizar.

Analizar la situación, las actitudes que allí se manifiestan o viven las personas, las
causas y consecuencias (personales, ambientales, estructurales, culturales, etc...); es decir, ver
el hecho o acción elegida desde esa triple dimensión a que nos hemos referido anteriormente
(VER exterior, VER interior o personal, VER trascendente o espiritual).

A menudo habrá que echar mano de conocimientos de sociología, psicología, de


análisis de juventud, de la historia del M.O., etc..., para que el análisis, que vamos haciendo,
gane en objetividad científica y profundidad humana.

23
- Es muy importante que progresivamente se vayan implicando y participando todas las
personas del grupo; y a la vez ir globalizando o universalizando el hecho, situación,
actitudes,... que van apareciendo.

Una forma de entrar en esta dinámica es aportar cada uno hechos o situaciones
similares que vive, o que ocurren en su ambiente. No se trata de aportar hechos materialmente
parecidos, sino situaciones concretas, personas, experiencias nuestras en que aparecen los
mismos valores, fallos, actitudes o aspectos que en el hecho analizado.

Si cada uno aporta su experiencia y se implica en este momento más de lleno en la


Revisión, luego ya será posible que el juicio toque la vida de cada uno en vez de referirse
únicamente al hecho elegido.

Si progresivamente no se van implicando todos personalmente en la Revisión estaremos


avanzando en falso.

- El ver nos hace mirar hacia fuera, a los demás y nos hace responder cada uno a esa pregunta
clave «¿y yo cómo me sitúo, reacciono ante esa situación, esos hechos, esas personas?

- A medida que avanzamos en el «VER» vamos detectando el acontecimiento que se percibe


detrás de los hechos, acciones, personas,... que van apareciendo.

Concluimos este primer momento de la R.V. señalando el «acontecimiento», las claves,


los valores o contravalores que forman el núcleo de estas situaciones, las experiencias
fundamentales que se están viviendo.

Con esto, y no tanto con las anécdotas o problemas expuestos, ha de engarzar el


«juicio» que seguidamente vamos a realizar.

JUZGAR
El «JUZGAR» requiere un trabajo más paciente, sereno, aunque no tiene por qué ser
complejo o difícil.

Ha de desarrollarse en un contexto de diálogo, más que de debate o de respuesta a un


cuestionario.

El acontecimiento, las claves fundamentales o experiencias vitales son los que dan pie
al «JUZGAR».

En un primer momento: nuestra palabra personal. ¿Qué pensamos cada uno ante estos
hechos, ante sus causas, ante las reacciones o actitudes de las personas implicadas?

Escuchar la palabra y la experiencia de otros. Podemos comentar qué piensan, cómo


actúan otras personas, grupos, el movimiento obrero, etc..., ante situaciones similares.

¿Qué piensan o hacen otras asociaciones juveniles?, si hemos abordado un hecho o

24
problemática juvenil.

¿Qué piensan los sindicatos, el M.O.?, sí hemos abordado un hecho laboral, o


referente al paro, o a las condiciones de la vida obrera.

¿Cómo reaccionan otras comunidades, grupos cristianos,...?, si hemos elegido una


situación que hace más referencia al mundo eclesial.

¿Qué piensan o cómo se sitúa Jesús ante estas situaciones o personas?, ¿qué valores
del Reino se potencian o se aplastan ahí?

Teniendo en cuenta que el objetivo no es elaborar criterios evangélicos, sino


responder a esta pregunta fundamental: «mi forma de situarme, la misma situación
descubierta, ¿en qué medida me ayudan o me impiden vivir como Jesús vivió?

Todo esto podemos facilitarlo:

- Aportando textos bíblicos, actitudes de Jesús, experiencias de otros creyentes, la


palabra de la Iglesia,... y comentándolas.

- Señalando valores del Reino que ahí aparecen o se impiden.

- Contrastándolo con el Proyecto de Hombre y Sociedad Nuevos.

- Conectándolo siempre con el «acontecimiento», las claves, las actitudes, nuestra


manera de situarnos ante todo eso.

Cada uno debe dejarse interpelar, y expresar cómo él se siente llamado, interrogado,
agradecido, en qué debe convertirse o cambiar, qué necesita o espera de los demás.

Ha de ser un momento de serenidad, escucha, oración, acogida comunitaria,


interpelación mutua,...

Dejar un espacio de silencio, detenernos un momento ayudará a encontrarnos con


nosotros mismos e interiorizar la Palabra y el acontecimiento.

ACTUAR
De lo anterior brotará con naturalidad la respuesta, la exigencia, el compromiso, la
acción a llevar a cabo, la actitud a consolidar o transformar.

El compromiso de cada miembro del grupo guardará lógicamente relación con los
hechos similares en que él se haya visto implicado, o con las situaciones en que se ha sentido
interpelado.

Por eso, quien, a mitad de camino se haya descolgado de la Revisión, le será difícil
concretar su compromiso.

25
− ¿Todos deben concretar en cada R.V. un compromiso? La Revisión de Vida no es
algo inflexible o automático; es preciso no quedarnos en buenos deseos o
generalidades; se han de concretar las cosas, pero no siempre será imprescindible
materializar con detalle cada compromiso.

− La acción o compromiso irá dirigida a los campos, ambientes, actitudes, personas,...


con las que el militante vive o se relaciona habitualmente.

− La acción tiene su propia dinámica; por eso hay que concretar los objetivos, pasos,
medios, personas,... que nos marcamos para llevar a cabo lo que nos proponemos.

− Al final conviene concretar cuándo revisaremos los compromisos o acciones que nos
hemos marcado.

26
ESQUEMA, CUESTIONARIO
PARA LA REVISION DE VIDA

VER

 Presentación de hechos, acciones, situaciones concretas.

 Elección de uno de ellos. Ampliación, comentario del mismo, y elección de uno o


varios aspectos sobre los que centrarnos.

 ¿Cómo lo han vivido, cómo le ha afectado a las personas que toman parte en ese
hecho o acción? ¿Y yo cómo lo vivo y me sitúo?

 Otras personas a las que también les pasa lo mismo; hechos o situaciones parecidas a
la que estamos revisando.

 Consecuencias que derivan del hecho, acción o situación.

 Causas personales, ambientales, estructurales de todo lo anterior.

 ¿En estos hechos o acciones cómo está presente Dios, la fuerza liberadora de Jesús?

 ¿En el fondo qué está sucediendo? ¿Qué acontecimientos se revelan ahí?

 ¿Qué actitudes, experiencias, situaciones, claves son especialmente significativas


aquí?

JUZGAR

 ¿Qué pensamos del hecho, de sus causas y consecuencias? Nuestros valores y


contravalores.

 ¿Qué piensan o hacen otros, grupos, movimientos, organizaciones?

 ¿Cómo piensa o se sitúa Jesús ante este tipo de hechos, valores, personas, leyes y
estructuras...?

 ¿Qué valores evangélicos se potencian o se destruyen aquí?

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 Palabras, hechos de otros creyentes, de la Iglesia, que iluminan lo que estamos viendo.

 Aportar textos evangélicos, criterios del Nuevo Testamento. No basta aportarlos


literalmente, sino pararnos a escucharlos, comentarlos, dejarnos interpelar:

• ¿Qué ocurre en este pasaje o parábola del Evangelio?


• ¿Cómo actúan o reaccionan las personas que aparecen en él?
• ¿Jesús qué dice, cómo se sitúa?
• ¿Qué nueva perspectiva o valoración nos aporta?
• ¿Cómo nos vemos reflejados cada uno en lo que ha ido apareciendo?

 ¿Qué llamada nos surge desde estos hechos y esta reflexión?

ACTUAR

 ¿Qué acción o compromiso descubro a partir de todo lo anterior en relación con los
hechos, acciones o situaciones expuestos:

 En el terreno de mis actitudes personales.


 ¿Con relación a las personas, ambientes, estructuras que me rodean?

 ¿Qué me planteo hacer?, ¿cómo?, ¿con quién?, ¿cuándo?, etc...

 ¿Cómo ir transmitiendo a otros todo aquello que da sentido a nuestra vida?

 Fijar el momento de revisar todos estos compromisos y acciones.

28
LA REVISION DE VIDA ES EL EJE DE LA FORMACION
DE MILITANTES EN LA JOC

Todo el proceso de educación y evangelización de los militantes de la JOC se


entreteje desde y en tomo a la R.V., como espíritu y método básico del movimiento.

Por eso, toda la vida y acción del militante ha de estar atravesada por la R.V.

Teniendo claro estas afirmaciones anteriores, añadimos que la R.V. no lo es todo en la


JOC; tenemos otros medios y cauces también necesarios para la consolidación de la fe y la
militancia.

Únicamente que el militante, o el joven en iniciación, va sumiendo e integrando todos


estos medios desde los procesos de Revisión de Vida; y, recíprocamente, todos estos medios
colaboran a que ella gane en profundidad.

Simplemente señalar algunos de estos medios necesarios, que enriquecen y completan


la R.V.:

- Las diversas acciones comunes y Campañas del Mvto.


- La formación personal y colectiva (lecturas, cursillos, jornadas de estudio...).
- Los retiros, las convivencias.
- La oración personal y comunitaria, la celebración de los sacramentos.
- Los diversos Encuentros, Asambleas, etc...
- La relación con otros grupos, movimientos, comunidades eclesiales.
- La relación de amistad, la fiesta.
- La cotización.

En estas últimas líneas simplemente añadir la importancia de que un responsable,


consiliario o animador en la fe acompañe a cada equipo en la R.V., y muy especialmente sí el
grupo está iniciándose.

A lo largo de estas páginas no hemos insistido especialmente en esto, ya que el


acompañamiento por parte de los consiliarios o responsables lo consideramos imprescindible,
no sólo en la R.V., sino en todo el proceso de educación y evangelización de los jóvenes del
mundo obrero.

29
INDICE

PRESENTACION …………………………………………………………….. 1

INTRODUCCIÓN …………………………………………………………….. 1

I. LA REVISIÓN DE VIDA

1. – Objetivos de la Revisión de Vida ……………………………………. 4


2. – La Revisión de Vida: unas convicciones básicas ……………………. 5
3. – Para evitar ambigüedades y malentendidos ………………………….. 8
4. – ¿Qué es la revisión de vida? …………………………………………. 9
A. El Espíritu o estilo de la R.V. ……………………………… 10
B. El método de la RV ………………………………………… 10
C. El esquema o cuestionario de la RV ……………………….. 11

II METODOLOGIA DE LA REVISION DE VIDA ………………………….. 13

A. Los momentos fundamentales de la R.V. ……………………………... 15


VER
JUZGAR
ACTUAR
B. ¿Cómo hacer Revisión de Vida en equipo? …………………………… 22

Algunos aspectos puntuales o detalles de la R.V. ……………………………… 23

Esquema o cuestionario para la R.V. …………………………………………... 27

La R.V. es el eje de la formación de militantes en la JOC ……………………… 29

30

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