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El libro que a continuación voy analizar entiendo que entra dentro del renglón de
superación personal. Es muy fácil de entender además a través de la lectura se
explican los términos que no son comunes y esto ayuda aún más a las personas que
buscan buen contenido y de fácil exposición.
Los cuatro acuerdos son cuatro principios que son aplicables por separados pero
conforman un conjunto de mucho potencial cuando se incorporan todos y es entonces
cuando podemos experimentar toda la fuerza que tienen estos acuerdos.
En este acuerdo pude aprender que por medio de la palabra ponemos en movimiento
conceptos y valoraciones, definimos situaciones, generamos sentimientos y unificamos
voluntades. Hacer buen uso de la palabra manifiesta la diferencia entre unir o separar,
crear armonía o crear conflicto, agradar o desagradar.
Para fijar la utilización de un proceso y recordar que queremos incorporar una nueva
habilidad es bueno que nos asignemos de recursos que faciliten la acción.
Para concluir el acuerdo, indagué sobre la palabra “impecable” deriva del latín y
significa sin pecado.
Segundo acuerdo es: “No te tomes nada personalmente”.
“No te tomes nada personalmente” esta afirmación a simple vista no parece que tenga
demasiada transcendencia y sin embargo, es la razón de bastantes problemas.
Estamos acostumbrados a juzgar, que consideramos que los demás nos juzgan
constantemente, estamos tan acostumbrados a juzgarnos que damos mayor valor a
nuestros pensamientos negativos que a los positivos.
Cuando alguien nos dice que inteligente eres, que bien haces tu trabajo, nos sentimos
bien, nos halaga, nos proporciona satisfacción y autoestima pero rápidamente lo
olvidamos, pero si al contrario nos dicen que somos brutos, que mal realizas tu trabajo,
el efecto es de enojo e ira, nos molestamos en muchas ocasiones agresivamente, esto
afecta nuestra confianza para situaciones futuras y el recuerdo del comentario
permanece en nuestra mente durante mucho tiempo.
Tomarse las cosas personalmente representa aceptar el juicio de los demás, nos gasta
energía, nos hace perder la objetividad, crea conflictos entre las personas y un conflicto
sin resolver con el transcurso del tiempo, se convierte en odio.
En el primer capítulo escribí que la repetición es la madre del hábito, no cabe duda que
para incorporar una nueva habilidad, debemos de repetir su acción hasta que pase a
formar parte de nuestra forma de ser, que nos capacite para hacer algo diferente de
manera estable y tener como consecuencia el resultado deseado.
Para llegar a conseguir los objetivos definidos y propuestos, primero hemos de ser,
como consecuencia de lo que somos al hacer y por la acciones del tener. Nuestra
cultura nos plantea la cuestión totalmente inversa, primero pensamos en que cuando
tenga entonces haré y en consecuencia seré, esta es una de las razones por la que
resulta tan arduo el cambiar, por consiguiente vale la pena asumir el riesgo de pensar
diferente y arriesgarse a probar.
Hacer suposiciones sobre lo que los demás hacen o incluso piensan de uno, es un
proceso que ocupa la mente sobre algo que no ha sucedido, transándolo en el espacio
del tiempo a un posible resultado de futuro, esta situación genera de inmediato
frustración en el individuo a nivel personal, llegando incluso a culpar a los demás de las
causas de sus problemas. La cuestión se agrava con el razonamiento, como la culpa
de lo que sucede es de los demás, la solución no depende de mí, y haciendo sentir a la
persona que no puede gestionar los acontecimientos que conforman su vida y este
hecho causa la reacción de generar veneno emocional en las conversaciones con otras
personas.
La base del progreso es trabajar la hipótesis sobre la forma de hacer, de igual forma
que el mundo cambia, las personas también deben de adecuar su forma de ser a la par
que incorporan nuevas creencias y valores, se debe abonar el tópico “yo soy así” por el
de “yo soy como quiero ser”.
Esta frase tiene mucha fuerza, es algo así como que se ha de llegar al máximo
esfuerzo humano para conseguir objetivos. En este acuerdo entiendo que hay muy
pocas cosas que se pueden explicar debido a que es tan obvio que solo debemos dar
siempre el máximo en todo lo que hagamos, ya sea en el trabajo, en la universidad y en
nuestro día a día.
Es habitual que los gerentes reciban preparación en las áreas de gestión profesional,
como administración, finanzas, ventas, marketing, etc. Nadie se plantea que un gerente
pueda asumir con éxito sus funciones sin una básica formación en los campos
descritos, pero además las funciones de gerencia implican liderar equipos y tomar
decisiones que influyen en el resultado del trabajo que realizan las personas y sin
embargo es habitual que el gerente no disponga de una formación básica en la gestión
de personas, tradicionalmente se da por hecho que el gerente sabe hacerlo.
Luego del autor nos habla de los cuatro acuerdos nos expone otros temas como el
camino hacia la libertad, romper viejos acuerdos, el arte de la transformación, el nuevo
sueño, el cielo en la tierra y algunas oraciones que nos servirán de autoayuda para
poder aplicar los acuerdos.
Me gustaría terminar mi análisis con parte de una cita del autor Miguel Ruiz al final del
cuarto acuerdo: