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Dedicación de Iglesias
Dedicación de Iglesias
SUMARIO:
RITUAL
RITUALES DE LA DEDICACIÓN DE IGLESIAS Y DE ALTARES
Y DE LA BENDICIÓN DE UN ABAD O UNA ABADESA
ÍNDICE GENERAL
Advertencias
Siglas de los libros de la Biblia
Dedicación de un altar
Bendición de una iglesia
Bendición de un altar móvil
Bendición del cáliz y de la patena
A) Rito dentro de la misa
B) Rito fuera de la misa
PRESENTACIÓN
SAGRADA CONGREGACIÓN
PARA LOS SACRAMENTOS
Y EL CULTO DIVINO
Prot. n. CD 300/77
DECRETO
+ ANTONIO INNOCENTI
Arzobispo titular de Eclano
Secretario
SAGRADA CONGREGACIÓN
PARA LOS SACRAMENTOS
Y EL CULTO DIVINO
Prot. CD 1080/78
A LAS DIÓCESIS DE ESPAÑA
NORMAS GENERALES
1
Cf, I Co 3, 9; CONCILIO VATICANO II, Constitución dogmática Lumen gentium, sobre la Iglesia, Num 6
estola y, si se quiere, la dalmática ; d) para los demás ministros: alba u otras
vestiduras legítimamente aprobadas.
Padre celestial,
tú fundaste la Iglesia
edificada sobre el cimiento de los apóstoles
y con el mismo Cristo Jesús por piedra angular;
haz que tu pueblo, reunido en tu nombre,
te venere, te ame, te siga
y vaya creciendo hasta formar un templo donde habite tu gloria,
y así, llevado por ti, llegue finalmente a la ciudad celestial.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R/ Amén.
Padre celestial,
tú fundaste la Iglesia
edificada sobre el cimiento de los apóstoles
y con el mismo Cristo Jesús por piedra angular;
haz que tu pueblo, reunido en tu nombre,
te venere, te ame, te siga
y vaya creciendo hasta formar un templo donde habite tu gloria,
y así, llevado por ti, llegue finalmente a la ciudad celestial.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R/ Amén.
Entonces se leen uno o varios textos de la sagrada Escritura entre los que
se proponen en el Leccionario para la dedicación de una iglesia, intercalando
oportunamente el salmo responsorial u otro canto apropiado. Conviene leer,
sobre todo si se coloca la primera piedra, uno de los textos que se hallan en
las pp. 126-127.
Terminadas las lecturas se hace la homilía, en la cual se ilustran las
lecturas bíblicas y se explica el sentido de la celebración: que Cristo es la
piedra angular de la Iglesia y que el edificio que la Iglesia viva de los fieles
va a construir habrá de ser la casa de Dios y también del pueblo de Dios.
Después de la homilía, si es costumbre del lugar, se puede leer el
documento de la bendición de la primera piedra y del comienzo de la
construcción, que será firmado por el obispo y por los delegados de quienes
van a construir la iglesia, y será incluido en los cimientos junto con la
primera piedra.
Oremos.
Dios, Padre nuestro,
que llenas de tal manera el universo
que tu nombre es glorificado en todas partes,
bendice + a estos hijos tuyos
que, con su generosidad y su trabajo, han dispuesto este terreno
con la intención de edificar en él una iglesia para ti;
haz que, con los mismos sentimientos de unidad y de alegría
con que celebran hoy esta ceremonia inaugural,
puedan luego celebrar en tu templo los sagrados misterios
y alabarte para siempre en el cielo.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R/ Amén.
Oremos.
R/ Amén.
La casa del Señor está construida sólidamente sobre roca firme. (T. P.
Aleluya.)
Todos:
Señor, bendice y guarda a tu Iglesia.
E1 obispo prosigue:
Podéis ir en paz.
Todos:
Demos gracias a Dios.
poioioioipoi
Misa de la dedicación
8. La celebración de la misa está íntimamente ligada al rito de la
dedicación; por lo tanto, en lugar de los textos del día, se utilizarán los textos
propios, tanto para la liturgia de la palabra como para la liturgia eucarística.
9. Conviene que el obispo concelebre con los presbíteros que con él
cooperan en la ejecución de los ritos de la dedicación y con los responsables
de la parroquia o de la comunidad para la cual se ha construido la iglesia.
Oficio de la dedicación
10. El día de la dedicación de una iglesia se ha de considerar como
solemnidad en la misma iglesia que se dedica.
Se celebra el Oficio de la dedicación de la iglesia, que empieza con las
primeras Vísperas. Si se van a colocar reliquias debajo del altar, es muy
conveniente celebrar una Vigilia junto á las reliquias del mártir o santo, lo
cual se puede hacer muy bien celebrando el Oficio de lectura, tomado del Co-
mún o del Propio conveniente. Para favorecer la participación del pueblo, se
adaptará la Vigilia, según las normas de la Ordenación general de la Liturgia
de las Horas8.
A. Entrada en la iglesia
B. Liturgia de la palabra
8
Cf. Ordenación general de la liturgia de las Horas, núms. 70-73.
12. En la liturgia de la palabra se hacen tres lecturas, escogidas de
entre las que propone el Leccionario para la celebración de la dedicación de
una iglesia.
Con todo, en la primera lectura se lee siempre, incluso en tiempo pas-
cual, el texto de Nehemías que nos muestra al pueblo de Jerusalén congrega-
do alrededor del escriba Esdras para escuchar la proclamación de la ley de
Dios (Ne 8, 2-4a. 5-6. 8-10).
13. Después de las lecturas, el obispo hace la homilía, en la cual
explica los textos bíblicos y el significado de la dedicación de la iglesia.
Se dice siempre el Credo. La oración universal o de los fieles se omite,
ya que en su lugar se cantan las letanías de los santos.
La oración de dedicación
15. La celebración de la eucaristía es el rito máximo y el único
necesario para dedicar una iglesia; no obstante, de acuerdo con la común
tradición de la Iglesia, tanto oriental como occidental, se dice también una
peculiar oración de dedicación, en la que se expresa la voluntad de dedicar
para siempre la iglesia al Señor y se pide su bendición.
9
Cf. Misal romano, Común de mártires 8, oración sobre las ofrendas; S. AMBROSIO, Carta 22, 13: PL 16, 1023: «Vengan luego las
víctimas triunfales al lugar en que la víctima que se ofrece es Cristo; pero él sobre el altar, ya que padeció por todos, ellos bajo el altar, ya
que han sido redimidos por su pasión.» Cf. PSEUDO MÁXIMO DE TURIN, Sermón 78: PL 57, 689-690. Ap 6, 9: «Vi al pie del altar ¡as
almas de los asesinados por proclamar la palabra de Dios y por el testimonio que mantenían.»
En virtud de la unción con el crisma, el altar se convierte en símbolo de
Cristo, que es llamado y es, por excelencia, el «Ungido», puesto que el Padre
lo ungió con el Espíritu Santo y lo constituyó sumo Sacerdote para que, en el
altar de su cuerpo, ofreciera el sacrificio de su vida por la salvación de todos.
La unción de la iglesia significa que ella está dedicada toda entera y
para siempre al culto cristiano. Se hacen doce unciones, según la tradición
litúrgica, o cuatro, según las circunstancias, para significar que la iglesia es
imagen de la ciudad santa de Jerusalén.
b) Se quema incienso sobre el altar para significar que el sacrificio de
Cristo, que se perpetúa allí sacramentalmente, sube hasta Dios como suave
aroma y también para expresar que las oraciones de los fieles llegan
agradables y propiciatorias hasta el trono de Dios10.
La incensación de la nave de la iglesia indica, por su parte, que ésta, por
la dedicación, llega a ser casa de oración; pero se inciensa primero al pueblo
de Dios, ya que él es el templo vivo en el que cada uno de los fieles es un
altar espiritual11.
c) El revestimiento del altar indica que el altar cristiano es ara del
sacrificio eucarístico y al mismo tiempo la mesa del Señor, alrededor de la
cual los sacerdotes y los fieles, en una misma acción pero con funciones di-
versas, celebran el memorial de la muerte y resurrección de Cristo y comen la
Cena del Señor. Por eso el altar, como mesa del banquete sacrificial, se viste
y adorna festivamente. Ello significa claramente que es la mesa del Señor, a
la cual todos los fieles se acercan alegres para nutrirse con el alimento
celestial que es el cuerpo y la sangre de Cristo inmolado.
d) La iluminación del altar, seguida de la iluminación de la iglesia,
nos advierte que Cristo es la «luz para alumbrar a las naciones» 12 con cuya
claridad brilla la Iglesia y por ella toda la familia humana.
D. Celebración de la eucaristía
10
Cf. Ap. 8, 3-4.
11
Cf. Rm 12, 1.
12
Lc 2, 32.
13
Cf. VIGILIO, papa, Carta al obispo Profuturo, 4: PL 84, 832.
— Con la celebración del sacrificio eucarístico se alcanza el fin principal de
la construcción de una iglesia y de un altar y se manifiesta con signos
preclaros.
— Además, la eucaristía, que santifica los corazones de quienes la reciben,
consagra en cierta manera el altar y el lugar de la celebración, como lo
afirman repetidas veces los antiguos Padres de la Iglesia: «Este altar es ad-
mirable porque, siendo piedra por su naturaleza, ha llegado a ser cosa santa
después que recibió el cuerpo de Cristo»14.
— También se hace evidente el nexo profundo que relaciona la dedicación de
una iglesia con la celebración eucarística por el hecho de que la misa de
dedicación tiene prefacio propio, estrechamente vinculado al rito.
14
S. JUAN CRISÓSTOMO, Homilías sobre la segunda carta a los Corintios, 20, 3: PG 61, 540.
15
Cf. CONCILIO VATICANO II, Constitución Sacrosanctum Concilium, sobre la sagrada liturgia, núm. 40.
a) Establecer el modo de realizar la entrada en la iglesia (cf. núm. 11, P-
27).
b) Determinar la manera de hacer la entrega de la nueva iglesia al obispo
(cf. núm. 11, p. 27).
c) Resolver sobre la oportunidad de colocar o no reliquias de santos,
buscando ante todo el bien espiritual de los fieles y observando lo prescrito
en el número 5 (p. 25).
V. PREPARACIÓN PASTORAL
20. Para que los fieles participen con fruto en el rito de la dedicación, es
necesario que el rector de la iglesia que se va a dedicar y los peritos en pas-
toral los instruyan sobre el contenido de la celebración y sobre su eficacia
espiritual, eclesial y misional.
Por tanto, conviene explicar a los fieles las diversas partes de la iglesia
y sus usos, el rito de la dedicación y los principales símbolos litúrgicos en él
empleados, para que, con ayuda de los recursos oportunos, a través de los
ritos y plegarias entiendan claramente el sentido de la dedicación de la igle-
sia, y así participen de la acción litúrgica en forma consciente, piadosa y
activa.
RITOS INICIALES
Entrada en la iglesia
16
Cf. Calendario romano, Tabla de los días litúrgicos, I 4 b y II 8 b.
17
Cf. ibid., I 4 b.
procesión hacia la iglesia. En el mismo sitio se prepararán las
reliquias de los mártires o santos, si es que hay que colocarlas bajo el
altar.
El obispo y los presbíteros concelebrantes, los diáconos y
ministros, revestidos con sus respectivas vestiduras litúrgicas, van al
sitio donde está reunido el pueblo. El obispo deja el báculo, se quita
la mitra y saluda al pueblo con estas u otras palabras tomadas
preferentemente de la sagrada Escritura:
La gracia y la paz estén con todos vosotros, en la santa Iglesia
de Dios.
El pueblo contesta: Y con tu espíritu.
O bien otras palabras adecuadas.
Entrad por las puertas del Señor con acción de gracias, por
sus atrios con himnos.
Entrad por las puertas del Señor con acción de gracias, por
sus atrios con himnos.
R/ Amén.
En tiempo de Cuaresma:
Cuando os haga ver mi santidad, os reuniré de todos los países;
derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará de todas
vuestras inmundicias y os infundiré un espíritu nuevo.
Himno y colecta
Luego, se dice el himno Gloria a Dios en el cielo, salvo en los
tiempos de Adviento y Cuaresma.
Terminado el himno, el obispo, con las manos juntas, dice:
Oremos.
Todos oran, por unos instantes, en silencio. Luego, el obispo,
con las manos es das, dice:
R\ Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA
R/ Amén.
Oración de dedicación
Hecho lo anterior, el obispo, de pie y sin mitra, junto a la cátedra
o junto al altar, dice en voz alta:
Es la Iglesia excelsa,
la Ciudad colocada sobre la cima de la montaña,
accesible a todos, y a todos patente,
en la cual brilla perenne la antorcha del Cordero
y resuena agradecido el cántico de los bienaventurados.
Te suplicamos, pues, Padre santo,
que te dignes impregnar con santificación celestial
esta iglesia y este altar,
para que sean siempre lugar santo
y una mesa siempre lista para el sacrificio de Cristo.
R/ Amén.
Unción del altar y de los muros de la iglesia
LITURGIA EUCARÍSTICA
El obispo:
Él, que quiso reunir en Cristo a todos los hijos dispersos,
haga de vosotros templo suyo y morada del Espíritu Santo.
R/ Amén.
El obispo:
Para que así, purificados de toda mancha, gocéis de Dios, que
viene a vosotros y en vosotros hace morada, y alcancéis un día,
con todos los santos, la heredad del reino eterno.
R/ Amén.
RITOS INICIALES
Entrada
R/ Amén.
El obispo, acompañado por los diáconos, rocía con agua bendita
al pueblo. Luego, si el altar es totalmente nuevo, lo rocía también.
Mientras tanto, se canta una de las antífonas siguientes u otro canto
adecuado:
“Vi que manaba agua del lado derecho del templo. Aleluya.
Y habrá vida donde quiera que llegue la corriente y cantarán:
Aleluya, aleluya.”
R/ Amén.
Himno y colecta
Luego, se dice el himno Gloria a Dios en el cielo, salvo en los
tiempos de Adviento y Cuaresma.
Terminado el himno, el obispo, con las manos juntas, dice:
Oremos.
Todos oran, por unos instantes, en silencio. Luego, el obispo,
con las manos extendidas, dice:
Dios todopoderoso y eterno,
derrama tu gracia sobre este lugar de oración
y socorre a cuantos en él invocan tu nombre;
que la fuerza de tu palabra
y la eficacia de tus sacramentos
fortalezcan el corazón de los fieles
que aquí se congregan.
Por nuestro Señor Jesucristo.
R/ Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA
Todos se sientan y el obispo recibe la mitra. Luego, sigue la
liturgia de la palabra: las lecturas se toman de los textos propuestos
en el Leccionario para la celebración de la dedicación de una iglesia
(pp. 128-132).
Para el evangelio no se llevan ciriales ni incienso.
Después del evangelio, el obispo hace la homilía, en la que
explica las lecturas bíblicas y el sentido del rito.
Terminada la homilía, se dice el Credo. En cambio, se omite la
oración de los fíeles, ya que en su lugar se cantan las letanías de los
santos.
18
Cf. S. EPIFANIO, Panano, II, 1, herejía 55: PG 41, 979; S. CIRILO DE ALEJANDRÍA, Sobre la don con espíritu y verdad, 9:
PG 68, 547.
19
Cf. Hb 4, 14; 13, 10.
20
Cf. Ap 5, 6.
21
Cf. Misal romano, Ordinario de la misa, Canon romano.
También el discípulo de Cristo es un altar espiritual
29
Cf. Misal romano, Común de mártires 8, oración sobre las ofrendas.
30
S. AMBROSIO, Carta 22, 13: PL 16, 1023; cf. PSEUDO MAXIMO DE TURIN, Sermón 78: PL 57, 689490.
31
Ap 6, 9.
32
Cf. Ordenación general del Misal romano, núms. 265. 261.
Se evitará, de todas maneras, construir varios altares con el solo
pretexto de adornar la iglesia.
8. El altar se construirá separado del muro, para que el sacerdote
pueda rodearlo fácilmente y celebrar la misa de cara al pueblo.
«Ocupe el lugar que sea de verdad el centro hacia el que
espontáneamente converja la atención de toda la asamblea de los
fieles»33.
9. Según la costumbre tradicional de la Iglesia y el simbolismo
bíblico inherente al altar, la mesa del altar fijo será de piedra natural.
Sin embargo, a juicio de las Conferencias episcopales, se puede
utilizar otro material artificial, digno y sólido.
Las columnas o la base para sostener la mesa pueden construirse
de cualquier material con tal que sea digno y sólido34.
10. Por su misma naturaleza, el altar se dedica sólo a Dios,
puesto que el sacrificio eucarístico solamente se ofrece a él. En este
sentido, debe entenderse la costumbre de la Iglesia de dedicar altares
a Dios en honor de los santos, como lo expresa bellamente san
Agustín: «A ninguno de los mártires, sino al mismo Dios de los
mártires levantamos altares»35.
Esto se debe explicar con toda claridad a los fieles. En las
nuevas iglesias no deben colocarse sobre el altar imágenes de santos.
Tampoco se colocarán sobre la mesa del altar reliquias de santos,
cuando se expongan a la veneración de los fieles.
11. Es oportuno conservar la tradición de la liturgia romana de
colocar reliquias de mártires o de otros santos debajo del altar 36. Pero
se tendrá en cuenta lo siguiente:
a) Las reliquias deben evidenciar, por su tamaño, que se trata de
partes de un cuerpo humano. Se evitará, por tanto, colocar partículas
pequeñas.
33
Cf. Ordenación general del Misal romano, núm. 262.
34
Cf. ibid., núm. 263.
35
Contra Fausto, XX, 21: PL 42. 384.
36
Cf. Ordenación general del Misal romano, núm. 266.
b) Debe averiguarse, con la mayor diligencia, la autenticidad de
dichas reliquias. Es preferible dedicar el altar sin reliquias que
colocar reliquias dudosas.
c) El cofre con las reliquias no se colocará ni sobre el altar, ni
dentro de la mesa del mismo, sino debajo de la mesa, teniendo en
cuenta la forma del altar.
Cuando tiene lugar el rito de colocar las reliquias, es muy
conveniente celebrar una Vigilia junto a las reliquias del mártir o
santo, según se dijo antes en el número 10 de la Introducción a la
dedicación de una iglesia (p. 26).
Misa de la dedicación
15. La celebración eucarística está íntimamente ligada al rito de
la dedicación de un altar. Se dice la misa «En la dedicación de un
altar». Pero, en la Natividad del Señor, en la Epifanía, en la
Ascensión, en Pentecostés y en los domingos de Adviento,
Cuaresma y Pascua, se dice la misa del día, salvo la oración sobre las
ofrendas y el prefacio, que están íntimamente relacionados con el
rito mismo.
16. Conviene que el obispo concelebre con los presbíteros
presentes, particularmente con los responsables de la parroquia o de
la comunidad para la cual se ha levantado el altar.
A. Ritos iniciales
B. Liturgia de la palabra
La oración de dedicación
D. Celebración de la eucaristía
23. Una vez preparado el altar, el obispo celebra la eucaristía,
que es la parte principal y más antigua del rito39. La celebración
eucarística se relaciona íntimamente con él. En efecto:
— Con la celebración del sacrificio eucarístico se alcanza y se
manifiesta el fin para el cual el altar ha sido construido
37
Cf. Ap 8, 3-4: Un ángel «vino con un incensario de oro, y se puso junto al altar. Le entregaron muchos perfumes, para que aromatizara
las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro situado delante del trono. Y por manos del ángel subió a la presencia de Dios el
aroma de los perfumes, junto con las oraciones de los santos.»
38
Lc 2, 32
39
Cf. VIGILIO, papa, Carta al obispo Profuturo, 4: PL 84, 832.
— Además, la eucaristía, que santifica los corazones de quienes
la reciben, consagra en cierta manera el altar, como lo afirman
repetidas veces los antiguos Padres de la Iglesia: “Este altar es
admirable porque, siendo piedra por su naturaleza, ha llegado a ser
cosa santa después que recibió el cuerpo de Cristo”40.
— También se hace evidente el nexo profundo que relaciona la
dedicación de un altar con la celebración eucarística por el hecho de
que la misa de dedicación tiene prefacio propio, estrechamente
vinculado al rito.
40
S. JUAN CRISÓSTOMO, Homilías sobre la segunda carta a los Corintios, 20, 3: PG 61, 540.
41
Cf. CONCILIO VATICANO II, Constitución Sacrosanctum Concilium, sobre la sagrada liturgia, número 40.
buscando ante todo el bien espiritual de los fieles y el verdadero
sentido litúrgico, y observando lo prescrito en el número 11 (p. 78).
Corresponde al rector de la iglesia, en qué se va a dedicar el
altar, con la ayuda de los que cooperan en la actuación pastoral,
determinar y preparar todo lo referente a las lecturas y cantos, así
como los recursos encaminados a fomentar una provechosa
participación del pueblo y a promover una decorosa celebración.
V. PREPARACIÓN PASTORAL
26. Se informará oportunamente a los fieles sobre la dedicación
del nuevo altar, preparándolos además para que participen
activamente en el rito. Con este fin, se les instruirá sobre el
significado y ejecución de cada una de sus partes. Para esta
catequesis puede servir lo que se dijo antes sobre la naturaleza y
dignidad del altar y sobre el sentido y valor de los ritos. Así los fieles
quedarán imbuidos del amor que se debe al altar.
Dedicación de un altar
RITOS INICIALES
Entrada en la iglesia
Estando reunido el pueblo, el obispo y los presbíteros
concelebrantes, los diáconos y ministros, revestidos con sus
respectivas vestiduras litúrgicas, salen de la sacristía precedidos por
el crucífero, y se dirigen hacia el presbiterio por la nave de la iglesia.
Las reliquias de los santos, si hay que ponerlas debajo del altar,
se llevan en esa misma procesión de entrada, desde la sacristía o
desde la capilla donde ya desde la vigilia han sido expuestas a la
veneración de los fieles. Sin embargo, por una causa justa, se pueden
colocar, antes del comienzo del rito, en un sitio adecuado del
presbiterio, en medio de antorchas.
Durante la procesión, se canta una de las antífonas de entrada
siguientes, con el salmo 42 (sin Gloria al Padre), u otro canto
adecuado: “Fíjate, oh Dios, en nuestro Escudo, mira el rostro de tu
Ungido. Vale más un día en tus atrios que mil en mi casa. (T. P.
Aleluya.)”
Oración de dedicación
Hecho lo anterior, el obispo, de pie y sin mitra, junto al altar,
dice en voz alta:
Te alabamos, Señor, te bendecimos,
porque en tu inefable designio de amor
determinaste que, superadas las diversas figuras
que en otro tiempo prefiguraban el altar definitivo,
fuese el mismo Cristo quien les diese cumplimiento.
Si el altar no es de piedra:
Este altar sea para nosotros signo de Cristo,
R/ Amén.
El obispo:
Que el Señor, que os ha reunido en torno a un mismo altar y os ha
alimentado con un mismo pan, os conceda tener un solo corazón y
una sola alma.
R/ Amén.
El obispo:
Que él mismo os conceda ganar para Cristo, a través del ejemplo
de vuestro amor, a todos a quienes anunciáis a Cristo.
Amén.
NORMAS GENERALES
42
A saber: 1. Triduo pascual. 2. Navidad, Epifanía, Ascensión y Pentecostés. Domingos de Adviento, Cuaresma y Pascua.
Miércoles de ceniza. Ferias de Semana santa. Días de la octava de Pascua. 3. Solemnidades del Señor, de la Virgen María y
de los santos, inscritas en el calendario general. Conmemoración de todos los fíeles difuntos. 4. Solemnidades propias, esto
es: a) Solemnidad del patrono principal del lugar, pueblo o ciudad, b) Solemnidad de la dedicación y del aniversario de la
dedicación de la iglesia propia, c) Solemnidad del titular de la iglesia propia. d) Solemnidad del titular, fundador o patrono
principal de la orden o congregación religiosa.
Para el rito de bendición de una iglesia u oratorio se preparará lo
necesario para la celebración de la misa. Pero el altar, aunque esté ya
bendito o dedicado, permanecerá desnudo hasta el comienzo de la
liturgia de la eucaristía. Además, en un lugar apropiado del
presbiterio, se preparará lo siguiente: a) un recipiente con agua y el
hisopo, además, el incensario y la naveta con la cucharilla; b) el
Pontificial romano; c) la cruz del altar, a no ser que ya haya una cruz
situada en el presbiterio o que la cruz que se llevará en la procesión
de entrada sea colocada luego cerca del altar; d) manteles, cirios,
candelabros y, si se quiere, flores.
Pero, si al mismo tiempo que la bendición de la iglesia tiene
lugar la consagración del altar, se preparará todo lo que se dice en el
número 27 de la Introducción a la dedicación de un altar (p. 83);
también lo que se dice en el número 29 (p. 84), si se van a colocar
reliquias de santos debajo del altar.
En la misa de bendición de una iglesia se usarán vestiduras
litúrgicas de color blanco o festivo. Se preparará: a) para el obispo:
alba, estola, casulla, mitra, báculo pastoral • b) para un presbítero:
las vestiduras para celebrar la misa; c) para los presbíteros
concelebrantes: las vestiduras para concelebrar la misa; d) para los
diáconos: albas estolas y dalmáticas; e) para los demás ministros:
albas u otras vestiduras legítimamente aprobadas.
El obispo:
Él, que quiso reunir en Cristo a todos los hijos dispersos, haga
de vosotros templo suyo y morada del Espíritu Santo.
R/ Amén.
El obispo:
Para que así, purificados de toda mancha, gocéis de Dios, que
viene a vosotros y en vosotros hace morada, y alcancéis un día,
con todos los santos, la heredad del reino eterno.
R/ Amén.
R/ Amén.
El diácono: Podéis ir en paz.
Todos:
Demos gracias a Dios.
43
Ordenación general del Mista romano, núm. 261.
44
Cf. ibid., núm. 265.
45
Cf. ibid., núm. 264.
Bendito seas por siempre, Señor.
Entonces, el obispo rocía el altar con agua bendita y lo inciensa.
Luego, vuelve a la cátedra, toma la mitra, es incensado y se sienta.
Un ministro inciensa al pueblo. Los ministros cubren el altar con el
mantel y lo adornan, según sea oportuno, con flores; colocan
adecuadamente los candelabros con los cirios requeridos para la
celebración de la misa y también, si es del caso, la cruz.
Una vez preparado el altar, algunos fieles traen el pan, el vino y
el agua para la eucaristía. El obispo recibe los dones en la cátedra.
Mientras se llevan éstos, conviene cantar la antífona siguiente u otro
canto adecuado:
NORMAS GENERALES
El cáliz y la patena, en los cuales se ofrecen, se consagran y se
reciben el vino y el pan, por estar destinados de manera exclusiva y
estable a la celebración de la eucaristía, llegan a ser «vasos
sagrados».
El propósito de reservar estos vasos únicamente para la
eucaristía se manifiesta ante la comunidad de los fieles mediante una
bendición especial que es aconsejable hacer dentro de la misa.
Cualquier sacerdote puede bendecir el cáliz y la patena con tal
que estén fabricados según las normas indicadas en los números
290-295 de la Ordenación general del Misas Romano.
Si sólo se bendice el cáliz o sólo la patena se adaptarán los
textos.
Todos responden:
Bendito seas por siempre. Señor.
Luego, los ministros extienden el corporal sobre el altar.
Algunos fieles traen el pan, el vino y el agua para la eucaristía. El
sacerdote coloca los dones sobre la patena y el cáliz recién
bendecidos, y los presenta como de costumbre. Mientras tanto, se
canta la antífona siguiente, con el salmo 115 (sin Gloria al Padre),
u otro canto adecuado: “Alzaré la copa de la salvación, y te ofreceré
un sacrificio de alabanza. (T. P. Aleluya)”
Después de la oración: In spíritu humilitátis, conviene que el
sacerdote inciense los dones y el altar.
Conviene que también los fieles reciban la sangre de Cristo del
cáliz recién bendecido si las circunstancias lo permiten.
Fuera de la Misa:
Oremos.
Todos oran, por unos instantes, en silencio. Luego, el sacerdote
dice:
Dirige, Padre, tu mirada bondadosa
sobre estos hijos tuyos
que han colocado sobre tu altar, llenos de gozo,
este cáliz y esta patena;
santifica con tu bendición + estos recipientes,
ya que tu pueblo, con unánime consenso,
ha determinado destinarlos
a la celebración del sacrificio de la nueva alianza.
Haz también que nosotros,
que, al celebrar los sagrados misterios,
nos fortalecemos con tus sacramentos,
seamos penetrados de tu Espíritu,
hasta que podamos gozar con tus santos
del banquete del reino celestial.
A ti la gloria y el honor, Señor Dios nuestro.
Todos responden:
Bendito seas por siempre, Señor.
Misa ritual
en el día de la dedicación de una iglesia o de un altar
1. EN LA DEDICACIÓN DE UNA IGLESIA
Antífona de entrada
Sal 67, 6-7. 36
Dios vive en su santa morada.
Dios, que prepara casa a los desvalidos,
da fuerza y poder a su pueblo.
0 bien:
Sal 121, 1
Llenos de alegría, vamos a la casa del Señor. Aleluya.
Colecta
Dios todopoderoso y eterno, derrama tu gracia sobre este lugar de
oración y socorre a cuantos en él invocan tu nombre; que la
fuerza de tu palabra y la eficacia de tus sacramentos fortalezcan el
corazón de los fieles que aquí se congregan. Por nuestro Señor
Jesucristo.
Prefacio
EL MISTERIO DEL TEMPLO DE DIOS
Antífona de comunión
Mt 21, 13; Le 11, 10
«Mi casa es casa de oración —dice el Señor—; en ella, quien pide recibe, quien busca halla, y al que
llama se le abre.»
O bien:
Cf. Sal 127, 3
Como renuevos de olivo
alrededor de la mesa del Señor están los hijos de la Iglesia. Aleluya.
Colecta:
Dios todopoderoso y eterno, derrama tu gracia sobre este
lugar de oración y socorre a cuantos en él invocan tu nombre; que
la fuerza de tu palabra y la eficacia de tus sacramentos fortalezcan
el corazón de los fieles que aquí se congregan. Por nuestro Señor
Jesucristo.
Antífona de comunión
Mt 21, 13; Le 11, 10
«Mi casa es casa de oración —dice el Señor—; en ella, quien pide recibe, quien busca halla, y al que
llama se le abre.»
O bien:
Cf. Sal 127, 3
Como renuevos de olivo
alrededor de la mesa del Señor están los hijos de la Iglesia. Aleluya.
3. EN LA DEDICACIÓN DE UN ALTAR
Antífona de entrada
Sal 83, 10-11
Fíjate, oh Dios, en nuestro Escudo, mira el rostro de tu Ungido. Vale más un día en tus atrios que mil
en mi casa.
O bien:
Sal 42, 4
Colecta
Oh Dios, que quisiste que tu Hijo fuera levantado en el altar
de la cruz para que atrajera todas las cosas, llena de la gracia del
cielo a tus fieles que te dedican hoy este altar, en torno al cual tú
los vas a alimentar y por medio del Espíritu Santo, constituir como
pueblo a ti consagrado Por nuestro Señor Jesucristo.
Prefacio
EL ALTAR ES CRISTO