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LAS 10 VÍRGENES, ENSEÑANZA BASADA EN COSTUMBRES NUPCIALES

La parábola de las diez vírgenes es una enseñanza basada en las costumbres nupciales que había
en oriente. Era parte de esta costumbre que el novio fuera a la casa de la novia para llevarla a su
hogar donde se realizaría la fiesta matrimonial.

En Mateo 25:1 podemos leer que las diez vírgenes “…salieron a recibir al esposo”. Esta palabra,
“esposo”, viene del griego numfios que significa desposado, es decir, un pacto para contraer un
futuro matrimonio.

No era lo mismo una promesa de matrimonio que un desposorio ya que una promesa podía ser un
acuerdo sin compromiso formal que podía ser quebrantado; pero un desposorio era más que una
promesa, entre los antiguos hebreos constituía un pacto escrito y firmado.

El desposorio no se consideraba como un matrimonio, pues pasaba un año entre uno y el otro.
Transcurría un tiempo para que el que había desposado tomara por esposa a la joven con la cual
había hecho el pacto (normalmente era un año); por tal razón, leemos en Deuteronomio 20:7 “¿Y
quién se ha desposado con mujer y no la ha tomado?

Nuestro Señor Jesucristo es el novio de la iglesia. Pablo dijo: “…os he desposado con un solo
esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo” (2 Corintios 11:2), somos la novia de
Cristo, tenemos un pacto con él, y así como el novio iba por la novia, nuestro Dios viene por su
novia (la Iglesia).

“…Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al
cielo” (Hechos 1:11). La Biblia es clara al afirmar el regreso de Jesucristo por su iglesia pues “…
aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan” (Hebreos
9:28)

Pablo nos dice “…Alentaos los unos a los otros con estas palabras” (1 Tesalonicenses 4:18), y esta
es nuestra esperanza y nuestro ardiente deseo. Jesucristo viene por su iglesia.

LAS DIEZ VÍRGENES CAMINO A LAS BODAS


Cuando el novio salía de la casa de la novia le seguía una procesión por todo el camino hasta su
casa, pero los invitados que no habían podido ir a la casa de la novia podían unirse en el camino
para ir a la fiesta matrimonial.

Era necesario llevar lámparas o antorchas porque las calles de la ciudad también eran oscuras por
la noche. Necesitaban alumbrarse para unirse al grupo de celebración y entrar a la casa del novio.
Esta era la situación de las diez vírgenes en la parábola mencionada por Jesús.

Las diez vírgenes esperaban la comitiva para poder unirse y ser parte de la procesión que
acompañaría al novio hasta su casa, pero tenían que estar preparadas con sus lámparas de tal
forma que pudieran llegar hasta el lugar donde se celebraría la fiesta de boda.

La iglesia del Señor, igual que las diez vírgenes, debe estar preparada para cuando Cristo venga. No
importa que las tinieblas de este mundo nos quieran perder en la oscuridad, debemos ser como
Juan el Bautista de quien se dice que “…era antorcha que ardía y alumbraba…” (Juan 5:35)

Pablo dice: “…La noche está avanzada, y se acerca el día… (Romanos 13:12), por lo tanto, debemos
estar preparados. Las diez vírgenes representan la iglesia del Señor, la lámpara representa el alma,
y el aceite la unción del Espíritu Santo.

Lo que va a alumbrar nuestro camino para irnos con Jesucristo es el Espíritu Santo dentro de
nosotros. La Biblia dice “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en
vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará vuestros cuerpos mortales por su
Espíritu que mora en vosotros” (Romanos 8:11). Es el Espíritu Santo de Dios el que va a
transformar este cuerpo mortal y lo vivificará para vivir una eternidad con Cristo.

LAS DIEZ VÍRGENES CABECEARON TODAS Y SE DURMIERON

Hay momentos en los cuales el tiempo de la venida del Señor parece largo, tanto que podemos
pensar que aún tardará mucho más tiempo para venir por su iglesia. Si bien es cierto que “el día ni
la hora nadie lo sabe”, también es igual de cierto que debemos estar preparados.

Puede haber momentos en los cuales nos sintamos cansados de esperar en el camino, pero
debemos tener suficiente aceite en nuestras vasijas para que la lámpara no se apague. El
problema es que muchas veces nos cansamos y dejamos de buscar esa unción de Dios, pero es
necesario mantenernos en esa búsqueda constante sin importar las circunstancias que nos
rodean.

En 1 Samuel 3:3-4, Dios habló a Samuel “…antes que la lámpara fuese apagada”. El Espíritu de Dios
aún está dentro de su iglesia, la cual no se apaga, y para quienes aún no han sido llenos del
Espíritu Santo, también está a disposición de todo aquel que cree.

EL CLAMOR QUE ESCUCHARON LAS DIEZ VÍRGENES

Mateo 25:6 dice que “…a la media noche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!.
Este clamor es el mismo de hoy en día, ¡Jesucristo viene por su iglesia!, pero el problema es que
muchas veces podemos cabecear, o peor aún, descuidarnos a tal punto que seamos como las
cinco vírgenes insensatas y no podamos disfrutar de las bodas del cordero.

Es necesario que como iglesia podamos ser como las cinco vírgenes sensatas que tomaron consigo
aceite y estaban preparadas para unirse a la comitiva y entrar a las bodas, por lo tanto, la Biblia
dice: “Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el hijo del hombre ha de venir”
(Mateo 25:13)

La parábola de las diez vírgenes, cinco sensatas y cinco insensatas, representan los que hacen la
voluntad de Dios y los que no se preparan para la venida del Señor. Las vírgenes insensatas pedían
aceite a las vírgenes prudentes, pero no se les podía dar. Esto nos enseña que la salvación es
individual y debemos estar preparados como las cinco vírgenes prudentes en espera de nuestro
gran Dios y salvador Jesucristo.

DIOS TE BENDIGA

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