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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

EL PROCESO ECONOMICO DOMINICANO1

"La historia no es sólo un relato de lo que ya pasó, sino también y sobre todo, un espejo de lo que va a pasar” Juan Bosch
“La República Dominicana es una nación rica, pobremente administrada” Joaquín Balaguer

ASPECTOS GENERALES DE LA ECONOMIA DOMINICANA

La Repú blica Dominicana es un país en vías de desarrollo, de ingreso medio, dependiente


principalmente, de la agricultura, comercio, servicios y especialmente del turismo. Es la octava
economía (o novena, lo cual puede cambiar por periodo de aná lisis) má s grande de América
Latina después de Brasil, México, Argentina, Venezuela, Colombia, Chile y Perú . Posee una
economía sumamente norte americanizada2, con un salario mínimo cercano a los 200 dó lares
mensuales.

Aunque el sector Servicios ha sobrepasado a la Agricultura como el principal proveedor de


empleos (debido, sobre todo, al auge y crecimiento del turismo y las zonas francas) aun con sus
dificultades, la agricultura todavía se mantiene como el sector má s importante en términos de
consumo doméstico y está en segundo lugar (detrá s de la minería) en términos de exportació n.

Se trata, de una economía relativamente abierta, donde el sector externo representa alrededor del
70%, como muestran las cifras de la balanza de pagos, las remesas, turismo e inversió n
extranjera, que equilibran la balanza global en los añ os normales. Los sectores internos de mayor
crecimiento en los ú ltimos añ os son las comunicaciones y la construcció n.

De manera general, los componentes de la estructura de la economía dominicana se integran por


un sector primario cuyas á reas son la agricultura, la ganadería, silvicultura y pesca. Un sector
secundario integrado bá sicamente por el sector construcció n y manufacturero y un tercer sector
compuesto por bares y restaurantes y comunicaciones. Existe también, un sistema financiero
compuesto por los Bancos de Servicios Mú ltiples; las Asociaciones de Ahorros y Préstamos para la
Vivienda y los Bancos de Desarrollo.

En RD, el modelo productivo ha pasado de ser uno bá sicamente agroindustrial, a uno de servicios
(turismo, zonas francas) y de remesas. Esa transformació n ocurrió en términos econó micos de
manera relativamente exitosa en un lapso de menos de una generació n (20 añ os o menos)

En comparació n con la regió n, el país cuenta con una excelente infraestructura vial y de
comunicaciones, pero es muy deficiente en materia de electricidad, creació n de nuevas fuentes de
trabajo, tecnificació n y profesionalizació n del empleo calificado, acceso a fuentes de
financiamiento, inversiones en investigació n y desarrollo y marco regulatorio; debido a lo cual,
queda en entredicho su capacidad competitiva en los mercados internacionales.

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Esta recopilació n documental de la historia econó mica de la Republica Dominicana, ha sido preparada para ser utilizada como documento de discusió n
en la asignatura Economía Dominicana de la Facultad de Ciencias Econó micas y Sociales de la Uasd que imparte la docente Edita Rodríguez. Con la misma,
se busca presentar el estado de la economía dominicana desde una perspectiva histó rica y contemporánea. En el documento, se resaltan los ciclos y
coyunturas que han marcado nuestra economía; presentando a grandes rasgos los hechos más importantes, desde la historia colonial hasta el pasado
reciente. También se hace una presentació n detallada sobre la estructura de la economía dominicana, donde se expresa la composició n de los tres
sectores claves de la economía. Para realizar este trabajo revisamos producciones bibliográficas de autores de historia dominicana, producciones de
organismos internacionales, se recogieron opiniones de funcionarios del gobierno central y de algunos economistas. Además de la revisió n de
documentos impresos utilizamos documentos en versió n digital localizados en diferentes Web Site.
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La economía dominicana es particularmente dependiente de los flujos de capital desde EE. UU., representando éste el primer rubro de intercambio
comercial (87.5% en las exportaciones y cerca de un 61% en las importaciones).

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La producció n nacional, posee características cada vez má s tambaleantes e insostenibles: mano


de obra barata no calificada; no reinversió n de las ganancias en la propia empresa o negocio; los
“favores” gubernamentales de los que se depende para operar (lo cual resiente la capacidad
tecnoló gica de productos y servicios que resulta ser la má s de las veces de poca calidad y siempre
socialmente excluyentes), predominio de una mentalidad para la cual lo decisivo no es la
planificació n de los procesos productivos, y menos aú n el rendimiento de cuentas, sino ganar
dinero de manera rá pida y ajena a cualquier preocupació n por la explotació n racional de los
recursos, sean estos o no los recursos naturales.

La cú pula empresarial está dominada por grupos de origen familiar que suelen tener intereses
diversificados. También hay grupos que se relacionan en empresas compartidas. Hay también una
presencia importante de multinacionales en minería, comunicaciones y turismo. Si bien es cierto
que en este ú ltimo sector la generació n de empleos es apreciable, no menos cierto es las
ganancias de las empresas turísticas vuelan fuera del país. Las empresas de tamañ o mediano son
el eslabó n má s débil de la cadena empresarial. Hay un nú mero muy grande de pequeñ as y
microempresas, con muy pocos trabajadores, que dominan el sector servicios y de pequeñ a
manufactura.

Asimismo, la Repú blica Dominicana es uno de los países con mayor apertura financiera del
mundo y buena apertura comercial, pero, con una escasa capacidad de ahorro comercial,
condiciones que mantienen su economía estable mientras haya estabilidad a nivel mundial. Por
ello, fue uno de los países de Latinoamérica que presentaba mayor estabilidad econó mica al
momento de la crisis financiera mundial y por eso su recuperació n econó mica ha sido má s
efectiva.

A través de su historia, nuestra Economía ha caracterizado por tener un comportamiento cíclico


de altas y bajas, el cual se puede medir con muchas magnitudes no só lo con la producció n
nacional, sino también con la tasa de inflació n, la tasa de desempleo, el nú mero de quiebras, la
creació n de negocios, la medida del déficit pú blico, etc.  Los ciclos econó micos por los cuales ha
pasado nuestra economía son diferentes, tanto en lo que se refiere a su duració n como a la
intensidad; pero estos movimientos, que en principio parecen errá ticos, se pueden descomponer
en movimientos que constituyen una sucesió n de fases ascendentes y descendentes.

No obstante, la dominicana es una economía con buena capacidad de crecimiento. Crece bien y lo
hace a ritmo má s rá pido que el promedio de la regió n América Latina y el Caribe. Desde los añ os
50 hasta la actualidad, el crecimiento promedio ha sido de 5.15% anual, mientras que el de la
regió n fue de 3.91%, resultando el mayor de la regió n. El ritmo de crecimiento es má s acelerado
en los ú ltimos cuatro lustros. Registra só lo siete episodios de crecimiento negativo: tres de ellos
en los 60´s. En cada caso, no ha rebasado má s de un período (añ o), evidenciando la capacidad de
recuperació n rá pida de la economía.

La economía dominicana en el largo interregno 1950-2019, de acuerdo con las estadísticas


internacionales, es una de las economías má s diná micas del mundo. Su crecimiento ha ido
acompañ ado de importantes transformaciones no solo en el orden econó mico, sino también en
mú ltiples aspectos de la sociedad dominicana: social, humano, ambiental, institucional, cultural,
entre otros. Sin embargo, ese crecimiento aú n no se ha podido convertir de manera inequívoca en
desarrollo.

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En las ú ltimas décadas y, especialmente desde los 90´s para acá, el crecimiento promedio se ha
acelerado. La economía dominicana ha demostrado que posee una gran capacidad de
recuperació n en el corto plazo y una buena resistencia a crisis econó micas3. Esto es resultado de
ser una economía diná mica, con buena capacidad de transformació n segú n las necesidades y con
gran vinculació n con la economía mundial; pasando de ser una economía mono-productiva
primaria a una con alta aprobació n en materia de los servicios y buen liderazgo en atracció n en la
regió n

Esto queda evidenciado ante el hecho de que, pese a que la regió n latinoamericana ha estado
estancada desde 2013, con un crecimiento promedio de apenas 0,4% del PIB al añ o, segú n datos
de la CEPA; la Republica Dominicana entre 2014 y 2018 creció a una tasa media de 6,5% anual,
má s que cualquier otro país latinoamericano. El que má s se le acercó es Panamá, con una
expansió n de 5 por ciento y que, segú n las proyecciones del FMI, en 2019 volvió a liderar el
crecimiento regional con un 5%, por encima del 4,3% panameñ o.

Pese a todo esto, nuestro país, con de 10,7 millones de habitantes, está muy lejos de ser rico. El
PIB per cá pita dominicano a precios constantes es de 7.501 dó lares (la mitad del chileno, que es el
má s elevado de la regió n). Es un país con altos índices de emigració n, por la gran cantidad de
personas que durante muchos añ os se fueron para buscar mejores oportunidades laborales en
otras partes.

Claves del crecimiento dominicano


Unos conjuntos de razones explican los resultados del desempeñ o macroeconó mico con
estabilidad. Por ejemplo, el manejo de una política cambiaria enmarcada dentro del libre
mercado, asistida por la autoridad monetaria cuando se producen distorsiones fuera de la
diná mica de la oferta y demanda de divisas. También un manejo fiscal y monetario que ha
contribuido notablemente a registrar tasas de inflació n con tendencia hacia la baja, que se
movieron de un 8,9% a un 1,2% en los ú ltimos 15 añ os.

Como muchos países latinoamericanos que gozaron de ciertos momentos de prosperidad, el


desarrollo de Repú blica Dominicana se apoya en la articulació n de dos variables: una geografía
privilegiada y estabilidad —política y econó mica—. La geografía le permite tener algunas de las
playas má s bellas del continente, a solo mil kiló metros de Estados Unidos. Gracias a esa
combinació n se convirtió en el mayor polo turístico de la regió n Caribe, con Punta Cana y sus
resorts como mayor atracció n. El turismo es la industria má s pró spera del país y su mayor fuente
de divisas. Es uno de los sectores má s diná micos y genera un efecto multiplicador en la
producció n nacional. En 2018 generó ingresos por 7.560 millones de dó lares, equivalentes al
8,8% del PIB, con má s de 80.000 habitaciones hoteleras y la llegada de 6,6 millones de turistas,
cifra que al sumar a quienes vienen en cruceros se eleva a 7,2 millones. El sector produce unos
330.000 empleos directos e indirectos. También las zonas francas generan divisas. En 2018
fueron 6.230 millones de dó lares y aportaron má s de 170.000 empleos directos. Por remesas
familiares el país recibió 6.494 millones y por inversió n extranjera directa, 2.535 millones.

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Ciclos económicos son las fluctuaciones de la actividad global, caracterizada por la expansió n o la contracció n simultánea de la producció n en la mayoría
de los sectores, se dice que hay ciclos econó micos cuando el producto nacional observado aumenta en relació n al producto potencial -que es la
producció n que alcanzaría un país si todos los recursos estuvieran empleados plenamente- (una expansió n) o disminuye en relació n a él (contracció n o
recesió n). 

3 Un ejemplo es que, luego de la recesió n econó mica durante la segunda mitad de los 80 y principios de los 90, durante la cual el PIB se contrajo un 5  % y
la inflació n alcanzó un 100%, la Repú blica Dominicana entró en un período de crecimiento moderado y disminuyente inflació n hasta 2002, luego del cual,
la economía entró en recesió n. Veremos luego como el PIB se contrajo un 1% en 2003, para pasar luego a un periodo de estabilidad.

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La otra ventaja que le da el territorio es la existencia de importantes yacimientos mineros. Hay


alrededor de 120 proyectos, distribuidos en 23 de las 32 provincias que componen el país. En
estas minas se extrae plata, cobre, níquel y, principalmente, oro, que es uno de los principales
materiales de exportació n.

La tercera gran “industria” dominicana es la de las remesas, consecuencia de la gran cantidad de


personas que viven en el exterior y envían dinero para ayudar a sus familias. En Estados Unidos,
donde está la comunidad má s grande, son má s de 2 millones, que equivalen al 20% de la
població n. Entre 2014 y 2018 los ingresos por remesas crecieron en casi 450 millones de dó lares
por añ o. Má s de tres cuartas partes provienen de dominicanos y dominicanas residentes en
Estados Unidos, por lo que la recuperació n econó mica y la reducció n de la desocupació n en ese
país tiene repercusiones positivas. El peso de las remesas en la economía dominicana es enorme.
Equivalen a má s de la mitad de las exportaciones, a casi un tercio de las importaciones, a 10% del
consumo final y a má s de 7% del PIB. Las exportaciones de oro son otra fuente de divisas para el
país.

En fin, parte de las fortalezas del país son la estabilidad macroeconó mica, la posició n geográ fica
con respecto al mercado norteamericano, un sistema financiero capitalizado y rentable, la
diversificació n productiva y una importante infraestructura de comunicaciones.

Paradojas de la Economía Dominicana

Con un crecimiento econó mico envidiado por algunos países desarrollados, la Repú blica
Dominicana, padece sin embargo una paradoja que podría echar por tierra todos sus logros y
éxitos: pese a que el ingreso creció más de la mitad en la última década, el 40% de los
dominicanos siguen siendo pobres. Segú n los autores del Informe “Cuando la prosperidad no es
compartida”4 la débil conexió n entre crecimiento y equidad tiene culpables muy claros:

 Los sectores que má s han contribuido al crecimiento (turismo, zonas francas, telecomunicació n y
servicios financieros) no han creado un nú mero substancial de nuevos empleos.

 El recaudo fiscal es el segundo má s bajo Latinoamérica después de Guatemala. La tributació n y el


gasto pú blico no son lo suficientemente progresivos y las rigidices en el presupuesto impiden
canalizar má s recursos a sectores sociales bá sicos.

 Las instituciones pú blicas no proveen bienes y servicios bá sicos de calidad –en educació n, salud,
agua y electricidad– que ayuden a ampliar las oportunidades econó micas, elevar la movilidad
econó mica y proteger a la població n pobre y vulnerable.

Otros documentos que tratan esta problemá tica son los Informes sobre Desarrollo Humano
editado por el PNUD, segú n los cuales, los ú ltimos 50 añ os del crecimiento sostenido en
Repú blica Dominicana no ha habido una correspondencia con la reducció n de la pobreza y
explican que por el carácter excluyente del modelo econó mico que se ha impuesto, no ha
revertido este crecimiento al bienestar de la població n ni ha impactado de manera significativa

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Este es un informe muy interesante que arroja mucha luz sobre esta paradoja de nuestra economía. Mientras que el ingreso promedio por habitante
pasó de US$5.700 dó lares en 2000 a US$8.600 en 2011, el nú mero de pobres aumentó de 2,6 a 4 millones en el mismo periodo, con un incremento más
visible en las zonas urbanas. Y aunque desde 2005 ha habido una reducció n constante de la pobreza, ésta ha ocurrido a un ritmo menor del que se podría
esperar, en vista del vibrante crecimiento del país, segú n señ ala el informe “Cuando la prosperidad no es compartida”. En los ú ltimos 10 añ os, la
Repú blica Dominicana experimentó una notable expansió n econó mica, registrando tasas reales anuales de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB)
por encima del 5%.

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en una distribució n justa de las riquezas y consecuentemente en la movilidad social de las


personas. Para el PNUD, el del RD es un crecimiento económico con mucho sentido para la
difusión de la buena política económica, pero un sinsentido real para la política social.

Lo anterior se explica porque a pesar de que Repú blica Dominicana presenta un Índice de
Desarrollo Humano alto de 0.745, que la sitú a en el rango 89 entre 189 países del mundo, segú n el
Informe Mundial sobre Desarrollo Humano 2019 del PNUD, y que ha avanzado en algunos
indicadores como la baja en la mortalidad infantil, aumento de la esperanza de vida, mayor
matriculació n en la educació n primaria y existe un mayor acceso a agua potable, en términos de
desigualada econó mica y pobreza, el país sigue yendo en retroceso.

Asimismo, en estos informes se ha establecido que el gran nivel de desigualdad que hay en RD
está asociado a la forma de có mo funciona la economía dominicana, la cual crece, pero al mismo
tiempo genera exclusió n social, porque es una economía que genera pocos empleos y los que
genera son de mala calidad. Es por ello que la economía dominicana tiene un impacto reducido en
la disminució n de la pobreza, mantiene segregado por riqueza, la calidad del sistema educativo,
de salud, justicia y   el acceso a los servicios pú blicos, entre otros. Algunos economistas atribuyen
esta situació n a por lo menos a 6 razones:

a)      El crecimiento no crea empleos


b)      Los empleos que genera son de mala calidad (informal y de baja productividad)
c)      El gasto social es deficiente y de mala calidad
d)     Los Sectores dinámicos operan sin encadenamientos con el resto del aparato productivo que
les permita elevar la productividad promedio
e)      La gran debilidad institucional del Estado
f)      El sistema político clientelar de todos los gobiernos.

Má s aun, pese a todos los aspectos resaltables anteriormente, la economía dominicana no figura
entre las má s avanzadas en una lista selecta de 39 economías del Fondo Monetario Internacional.
Repú blica Dominicana no aparece, entre los 51 países que el Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo considera de muy alto desarrollo humano. No está presente tampoco en la
larga lista de 77 países que el Banco Mundial clasifica como países de alto ingreso, ni aparece en
las estadísticas de la Organizació n de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial entre las
89 economías consideradas industrializadas o cuando menos economías industriales emergentes.
Eso se refleja también en los niveles de productividad y de competitividad, ya que pese al largo
interregno de su crecimiento notable del PIB total real o del INB total real, los indicadores que
muestran esos niveles solo confirman las enormes brechas que nos separan de los países
punteros.

Peor aú n, la economía y la sociedad dominicana en su conjunto quedaron bien rezagadas de las


principales tendencias mundiales del desarrollo. La mayor catá strofe ha ocurrido en cuanto a la
calidad de la educació n, pero también se manifiesta ostensiblemente en el pobre desarrollo
científico y tecnoló gico, en la calidad de los servicios de la salud pú blica, el grado de deterioro del
medio ambiente, y en los altos niveles de desigualdad del ingreso, de pobreza y de subutilizació n
de la fuerza de trabajo. Rá pidamente, todo eso gravitando de forma directa o indirecta, convirtió
al país en uno de los líderes en el planeta en cuanto a la violencia interpersonal y al caos en el
trá nsito vehicular.

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Un modelo con debilidades

Por má s que Repú blica Dominicana está progresando desde hace algunos añ os, es evidente que
aú n es una nació n con muchos problemas. Su mayor debilidad es que el crecimiento econó mico
no se basa en la elaboració n de productos o la prestació n de servicios de alto valor agregado, que
es la ú nica garantía para un desarrollo sostenible en el tiempo.

El turismo es una fuente de ingresos mucho menos estable. Un desastre natural o la aparició n de
otros polos de atracció n pueden hacer que disminuya el nú mero de visitantes, afectando
seriamente la economía nacional. La crisis desatada en 2019 por la muerte de turistas
estadounidenses por extrañ as complicaciones de salud, lo demostró con creces.

Algo similar ocurre con la minería. Los precios internacionales son muy volá tiles y pueden tener
un impacto decisivo en los ingresos nacionales. A esto se suman los riesgos por la contaminació n
ambiental asociada a un modelo de explotació n que genera mucha controversia en el país.

Esta diná mica de crecimiento tiene también una debilidad fundamental: no ha estado
acompañ ada ni ha sido el resultado de transformaciones productivas y de cambios tecnoló gicos
que hayan incrementado la productividad y la competitividad del aparato productivo. Este no se
ha transformado y es incapaz de competir en los mercados internacionales. Eso significa que el
crecimiento no ha tenido bases só lidas ni propias de largo plazo. Ha resultado de la conjunció n de
algunos factores externos favorables, como el precio del petró leo y del oro, del flujo de remesas y
de la facilidad con la que el gobierno pudo financiar su déficit con crédito externo a bajos tipos de
interés, para sostener el gasto pú blico y la demanda agregada. Esos factores pueden desaparecer
en cualquier momento, y con ello terminaría la bonanza.

Las cuentas pú blicas no está n del todo saneadas. El déficit fiscal está en aumento desde hace
tiempo, y en gran medida se está compensando con un endeudamiento externo difícil de
mantener.

Las debilidades principales incluyen también una baja fiscalidad, un nivel de endeudamiento que
ronda el 50% del PIB, el problema eléctrico, con pérdidas de un 28% de la energía generada por
redes defectuosas y problemas con el cobro, la necesidad de aumentar la calidad de la educació n
para incrementar la productividad, lograr una forma ingeniosa para tratar el tema de la migració n
haitiana y fortalecer la institucionalidad. Esto obliga a que para garantizar la sostenibilidad del
crecimiento y de la reducció n de la pobreza, Repú blica Dominicana debe realizar una reforma
fiscal integral para aumentar los ingresos del Estado, reducir el déficit y el nivel de
endeudamiento, y aumentar la inversió n pú blica desde el 2% del PIB actual a 5%, con el objetivo
de potenciar el desarrollo futuro.

Todo lo anterior plantea que Repú blica Dominicana se encuentra con retos significativos tanto a
corto como, sobre todo, a largo plazo. Estos incluyen una desaceleració n de la economía
estadounidense de la que tanto depende el país. En el largo plazo, la economía dominicana tiene
dificultades para mejorar su capital humano, porque el nivel educativo es bajo a pesar de un
aumento significativo del gasto, y para desarrollar nuevos sectores econó micos”

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Por todo esto, la asignatura de Economía Dominicana trata de analizar y explicar el


comportamiento de la economía dominicana a través del tiempo, las causas y consecuencias de
este comportamiento, y, sobre todo, dar respuesta a las interrogantes que genera tal
comportamiento. ¿Cuál ha sido el comportamiento económico de la República Dominicana?
La pregunta parece muy general, y para responderla hay que distinguir diversos periodos
histó ricos, pero se pueden señ alar algunas constantes histó ricas.

 Lo primero es que nuestra economía se ha caracterizado por ser una economía dependiente.
Dependiente de las distintas naciones que la dominaron: Españ a, Francia, Inglaterra, Haití y
Estados Unidos.
 Lo segundo es que siempre se ha tratado de resolver el problema económico desde la
naciente Republica Dominicana y a lo largo de la historia escogiendo el camino más fácil,
aunque no el má s efectivo: con emisió n monetaria y endeudamiento externo.
 Lo tercero es que cada gobierno cuando llega al poder en lugar de llevar a cabo un plan de
recuperació n de la economía nacional y de incentivar la producció n, trata solo de resolver los
problemas inmediatos.
 Y, por ú ltimo, que un fenó meno que se repite a lo largo de la vida econó mica de nuestro país es
que nuestra economía se ve directamente influenciada por los ciclos económicos, es decir por
los periodos de auge y de recesió n de la economía mundial, pero con la salvedad de que al igual
que cualquier otra nació n en vías de desarrollo, los periodos de auge son má s pronunciados y los
periodos recesivos toman má s tiempo en superarse.

Entonces, para facilitar el estudio del Proceso econó mico dominicano, distinguiremos diversos
periodos histó ricos:

I. -Desde la etapa Precolombina hasta la Independencia


II.-Desde su Independencia hasta Horacio Vasquez
III-La Era de Trujillo
IV.-La Economía Postrujillista y Contemporánea

I.- LA ECONOMIA DOMINICANA DESDE LA ETAPA PRECOLOMBINA HASTA LA INDEPENDENCIA

1.1 LA ECONOMÍA EN LA SOCIEDAD TAÍNA

Cuando llego Coló n a la isla llamada Haití o Babeque, la cual bautizo con el nombre de La
Españ ola, la encontró poblada por indígenas llamados Tainos, que vivían en una etapa
eminentemente primitiva. Los Tainos se dedicaban a la agricultura, la caza y la pesca, pero
hicieron de la agricultura la base fundamental de su economía, al situarla por encima de la caza y
de la pesca, que se convirtieron en la economía secundaria para ellos.

Cultivaban yuca, maíz, batata o boniato, ají, yautía o malanga. Muchos de estos cultivos los
trajeron los tainos como emigrantes suramericanos, también los implementos y recursos
agrícolas: como el uso del riego, y la fertilizació n a través de la orina.
Utilizaban un sistema de siembra que consistía en amontonar la capa vegetal en á reas circulares
de unos 10 pies de diá metro, con ello evitaban la erosió n del terreno y elevaban la productividad.
Su economía era de subsistencia y hacían trueques con los excedentes de su agricultura, pesca o
caza. Estaban organizados por aldeas, cada una con un cacique. Desarrollaron relaciones de
igualdad a través de la agricultura. La propiedad era colectiva, así como el trabajo y la producció n

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eran comunitarios. El hombre se dedicaba especialmente al cultivo, a la caza, la pesca y a la


construcció n de viviendas y de canoas.
En cambio, las mujeres le correspondían la producció n del cazabe, la fabricació n de cerámicas y
las labores de cestería; ademá s de ocuparse de las labores domesticas; se dice que las mujeres
trabajaban má s que los hombres.

1.2 LA ECONOMIA EN LA ETAPA DE LA COLONIA

En los primeros añ os de la colonia, la actividad econó mica estaba concentrada en la explotació n


de recursos mineros, principalmente el oro, y algo de productos agrícolas para el autoconsumo.
Pronto se desarrollo la actividad de la construcció n. También se intensifico el comercio entre la
colonia y su metró poli. La colonia exportaba materia prima hacia la metrópoli y esta le devolvía
productos manufacturados a precios mucho más elevados.

Durante la mayor parte del período colonial, el comercio de ultramar consistía principalmente en
convoyes anuales entre los puertos monopó licos. Estaba prohibido el comercio entre las colonias
y otros países. La corona también restringía el comercio entre las colonias. Estas restricciones
estorbaban la actividad econó mica en el Nuevo Mundo y fomentaron el trá fico por contrabando.
En 1514, cuando el oro empezó a escasear, se planteó la necesidad de buscar otro recurso que no
fuera la minería. La cañ a de azú car surgió como el producto ideal para impulsar una nueva
economía.

Los españ oles sometieron a la totalidad de la població n nativa a la esclavitud y dedicaron la


mayor parte de la mano de obra india a lavar oro en los ríos y a realizar pesados trabajos de
construcció n en las nuevas ciudades. Otros indios fueron dedicados a tareas agrícolas y forzados a
cultivar yuca y maíz en plantaciones, en tanto que otros fueron entrenados y convertidos en
peones encargados de cuidar el ganado introducido por los españ oles.

El maltrato que recibieron los indígenas causó que en pocos añ os la població n decreciera a un
ritmo alarmante. El choque de la dominació n españ ola hizo desaparecer casi todos los indios en
menos de treinta añ os. Ya en 1520 apenas quedaban menos de 1,000 indios en toda la isla. Para
entonces, la població n españ ola apenas pasaba de 4,500 personas, pues ante la crisis de la
desaparició n de la mano de obra muchos españ oles decidieron abandonar la isla, aunque algunos
autores sostienen que varios añ os antes de la desaparició n de los taínos, Santo Domingo había
perdido su posició n de principal colonia españ ola en el Nuevo Mundo. Su falta de riquezas
minerales la condenaron al abandono por la Madre Patria, especialmente luego de la conquista de
la Nueva Españ a (México).

Esto trajo como consecuencia que el prestigio e interés por la isla de Santo Domingo empezara a
declinar. A todo esto, se sumó que en la primera parte del siglo XVI con la conquista de México por
Herná n Cortés en 1521 y el descubrimiento luego en Perú , los españ oles encontraron una gran
riqueza en oro y plata. Estos eventos coincidieron con el agotamiento de los depó sitos aluviales
de oro y la desaparició n de la fuerza laboral indígena en Santo Domingo.

Numerosos colonos se mudaron a México y a Perú ; los nuevos inmigrantes españ oles
generalmente pasaban de largo buscando mayores fortunas que se encontrarían en las tierras
má s al Oeste. La població n de Santo Domingo disminuyó , la agricultura languidecía, y pronto
Españ a empezó a preocuparse con sus colonias de tierra firme, má s ricas y má s extensas.

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El estancamiento econó mico que prevaleció en Santo Domingo durante los siguientes 250 añ os
fue interrumpido en varias ocasiones por enfrentamientos armados, ya que los franceses y
britá nicos intentaron debilitar el dominio econó mico y político de Españ a en el Nuevo Mundo.
Segú n la “Historia de la Poesía Hispanoamericana” de Marcelino Menéndez y Pelayo, la
subsistencia de la isla españ ola fue un milagro que só lo se explica por la tremenda vitalidad de
nuestra raza. Ya que, en 1606, tras las devastaciones ordenadas por el Gobernador Osorio,
nuestra població n, batida constantemente por negreros piratas, se había reducido a menos de seis
mil almas, prá cticamente abandonadas a su suerte por la metró poli en medio del océano.

Durante los primeros añ os del siglo dieciocho, los terratenientes en la colonia españ ola hicieron
poco con sus inmensas posesiones, y fueron abandonadas las plantaciones de azú car debido al
hostigamiento de los piratas. El comercio extranjero prá cticamente desapareció , y casi todo el
comercio doméstico sucedía en la ciudad capital. No obstante, la llegada de la dinastía de los
Borbones en 1700 introdujo innovaciones que empezaron a revivir gradualmente el comercio en
Santo Domingo, pero se relajó progresivamente los controles rígidos y las restricciones sobre el
comercio entre la Madre Patria y las colonias y entre las colonias, el sistema de monopolio de los
puertos fue eliminado poco después. A mediados de siglo, habían aumentado tanto la inmigració n
como la importació n de los esclavos.

Afortunadamente en 1765, las islas caribeñ as recibieron autorizació n para comercializar


ilimitadamente con los puertos españ oles; siguió en 1774 el permiso para que las colonias
españ olas en América pudieran comerciar entre ellas. Se redujeron grandemente, o eliminados
totalmente, los derechos para muchos productos. Ya en 1790, los comerciantes de cualquier
puerto en Españ a podían comprar y vender en cualquier parte de la América Españ ola, y en 1800
Españ a había abierto el comercio colonial a todas las naves neutrales.
Como resultado del estímulo dado por las reformas al comercio, la població n de la colonia de
Santo Domingo aumentó de má s o menos 6,000 en 1737 a aproximadamente 125,000 en 1790. De
este nú mero, aproximadamente 40,000 eran terratenientes blancos, má s o menos 25,000 eran
negros o mulatos libres, y algunos 60,000 esclavos.

La actividad principal de la població n españ ola durante todo el siglo 18 fue la crianza de ganado,
aunque algunos campesinos cultivaban tabaco en las afueras de Santiago. Y, aunque algunos
empresarios españ oles se asociaron con inversionistas franceses e instalaron ingenios en las
cercanías de la ciudad de Santo Domingo, el nú mero de estas fá bricas de azú car apenas llegó a 11
a finales del siglo 18. Estos ingenios tenían un tamañ o similar a los franceses, pero su escaso
nú mero les impidió ejercer un impacto significativo sobre el territorio de la colonia españ ola. La
agricultura se convirtió en la actividad principal de la economía isleñ a, pero la naturaleza
desorganizada de la producció n agrícola no alcanzó los niveles de productividad que
caracterizaría a la colonia bajo el mando francés (Haití).

De esta primera etapa de nuestra economía podemos concluir que los ciclos econó micos
relevantes de la economía dominicana se marcan desde la colonia con la economía del oro, del
azú car y el hato. La economía se caracterizó por tres períodos. Economía del oro (1500 - 1520)
Economía del azú car (1520 - 1607) Economía del hato (1607 - 1800). De esa manera podría
hablarse del Ciclo del oro el cual comprende desde el descubrimiento de la Isla de Santo Domingo
en 1492 hasta el añ o 1516 la base fundamental de la economía de la isla dependía del oro
encontrado en las mú ltiples minas existentes para aquella época. La mano de obra utilizada para
extraer el preciado mineral dependía de los aborígenes los cuales eran maltratados.

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

Durante el segundo ciclo económico dominado por la industria azucarera se puede afirmar que su
producció n se mantuvo en alza permanente (salvo períodos má s o menos cortos de coyunturas
comerciales desfavorables o del auge de las rebeliones de indios y negros) hasta
aproximadamente 1580.
1.3 LA ECONOMÍA DURANTE LA OCUPACIÓN HAITIANA.

El abandono desde el inicio del Siglo XVI de la Isla de Santo Domingo por Españ a, se convirtió en
problema de despoblació n en el SXVII, lo cual dio origen a la ocupació n francesa en el noroeste de
la isla y eventualmente a la creació n de la colonia francesa de Saint Domingue que se convirtió en
la má s rica colonia francesa durante el SXVIII.

En 1697, Españ a cedió la parte oeste de isla La Españ ola a Francia y se tornó en una de las
colonias má s ricas del mundo debido a la agricultura cultivada por una gran cantidad de esclavos
africanos. Esa riqueza se creó alrededor de la producció n azucarera, organizada bajo el sistema de
plantació n en base a una intensa y cruel esclavitud. La crueldad era parte constitutiva del sistema
de plantaciones, porque era ú nica la forma posible de que unos pocos miles de propietarios
blancos pudieran vivir en medio de casi 500 mil esclavos. Mientras tanto, la parte Este o españ ola
de la isla, languidecía en la má s absoluta pobreza con una economía basada en el contrabando y el
corte de la madera. En el inicio del SXIX, en 1804 se produce la independencia haitiana con la má s
profunda revolució n social y racial de las Américas.

La Independencia Haitiana

Siguiendo el modelo de la revolución en Francia, el 22 de agosto de 1789, los esclavos haitianos


destruyeron las plantaciones y ejecutaron a todos los blancos que vivían en la región. Fue la
primera acción de un levantamiento que se convirtió en guerra civil y luego en batalla frontal
contra las fuerzas de Napoleón Bonaparte, y que tardó 12 años en alcanzar su objetivo: expulsar a
los franceses.

El 1 de enero de 1804, Haití declaró su independencia y Jean-Jacques Dessalines se convirtió en su


primer gobernante, inicialmente como gobernador general, y después como emperador Jacques I de
Haití, título que él mismo se asignó. Dessalines dio la orden de que todos los hombres blancos fueran
condenados a muerte. Y así fue: desde principios de febrero hasta mediados de abril de ese año tuvo
lugar la masacre de Haití, que se cobró la vida de entre 3.000 y 5.000 hombres y mujeres blancos de
todas las edades. Sin intención de ocultar lo sucedido, Dessalines hizo una declaración oficial:
"Hemos dado a estos verdaderos caníbales guerra por guerra, crimen por crimen, indignación por
indignación. Sí, he salvado a mi país, he vengado a América".

La larga lucha por la independencia les había dado a los esclavos autonomía, pero también había
destruido la mayoría de las plantaciones y la infraestructura del país. El costo humano era también
enorme: se calcula que de los 425.000 esclavos quedaron sólo 170.000 en condiciones de trabajar
para reconstruir el flamante país. La brutal venganza contra los blancos tomada después de que
Francia se rindiera trajo el desprecio de muchas naciones. Y ninguna reconoció a Haití
diplomáticamente.

Sumado a esto, lo que había ocurrido en Saint-Domingue era la peor pesadilla de todos los poderes
que tenían colonias en la vecindad, por lo que dejaron a Haití en "cuarentena" para prevenir el
contagio. Fue así que ocurrió lo difícilmente imaginable. El 17 de abril de 1825, el presidente
haitiano Jean-Pierre Boyer firmó la Real Ordenanza de Carlos X. La ordenanza le prometía a Haití

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

reconocimiento diplomático francés a cambio de un arancel del 50% de reducción a las


importaciones francesas y una indemnización de 150.000.000 francos pagadera en cinco cuotas.

¿Por qué una indemnización?


Porque el nuevo país tenía que compensar a los plantadores franceses por las propiedades que
habían perdido, no sólo tierra sino también esclavos héroes de la Revolución que tan caro les costó.
Y si el gobierno haitiano no firmaba el acuerdo, el país no sólo seguiría aislado diplomáticamente,
sino que sería bloqueado por una flotilla de buques de guerra franceses que ya estaba en la costa
haitiana.

Esos 150.000.000 francos en oro equivalían a los ingresos anuales del gobierno haitiano
multiplicados por 10, de manera que no sorprendió que cuando llegó el momento de hacer el primer
pago Haití tuviera que pedir un préstamo. Francia no tenía problema con que lo hiciera, siempre y
cuando acudiera a un banco francés.

Así empezó formalmente lo que se conoce como la deuda de la Independencia.


endeudado. Un banco francés le prestó a Haití 30.000.000 francos -el monto de la primera cuota
que debía- y le dedujo automáticamente 6.000.000 francos por comisiones. Con lo que quedó,
24.000.000 francos, Haití le empezó a pagar reparaciones a Francia, lo que quiere decir que ese
dinero pasó directo de las bóvedas del banco francés a las de la tesorería francesa.

En ese mismo instante, Haití quedó debiéndole 30.000.000 francos al banco francés y 6.000.000
francos más de la deuda total a Francia que lo que debía antes de hacer el primer pago. Era una
espiral sin fin para pagar una deuda inmensa que incluso cuando fue rebajada a la mitad en 1830
era demasiado alta para el país caribeño. Tuvo que pedir enormes préstamos a bancos
estadounidenses, franceses y alemanes con tasas de interés exorbitantes que le obligaban a destinar
la mayor parte del presupuesto nacional en reembolsos. Finalmente, en 1947 Haití terminó de
compensar a los dueños de las plantaciones de aquella colonia francesa que fue la perla de las
Antillas. Le tomó 122 años pagar su deuda de la Independencia.

La unificació n política de la isla se llevo a cabo en el 1822 con la aprobació n de muchos


dominicanos, que creían que la unió n les daría libertad, seguridad y bienestar econó mico. Los
haitianos, en gran medida fueron bien recibidos dada la pobreza generalizada de la parte Este. 
Las tropas de Jean-Pierre Boyer, presidente de Haití (que tenía una població n má s de cinco veces
superior a la de Repú blica Dominicana por aquel entonces), no lo tuvieron difícil. Se enfrentaron
a soldados poco preparados en un país aú n dividido entre la recién nacida independencia o el
deseo de seguir siendo colonia españ ola. Incluso algunas comunidades dominicanas en la frontera
se mostraban conformes con la idea de unirse a Haití. En este contexto, la ocupació n y unificació n
de la isla parecía inevitable. En febrero de 1822, soldados de Haití ingresaron a Santo Domingo y
recibieron las llaves de la ciudad de manos de José Nú ñ ez de Cáceres, quien estaba al frente de la
municipalidad.

Sin embargo, en la medida en que la ocupació n se prolongó y las expectativas de la població n no


se vieron satisfechas se generó un movimiento separatista que se consumó en 1844 con la
independencia (Ver Anexo I).

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

La primera parte del periodo de la ocupació n haitiana fue un periodo de cambios sociales e
institucionales y de notable crecimiento econó mico, porque Boyer, al tomar posesió n de la parte
Este de la Isla, dispuso una serie de medidas de impacto inmediato.

La primera fue la abolició n de la esclavitud, lo que beneficio a unos nueve mil esclavos, pero al
mismo tiempo, los obligo a permanecer en las parcelas, para que trabajaran la tierra de los
esclavistas, tratando así de conciliar intereses. Sin embargo, muchos de aquellos antiguos
esclavos que quisieron emanciparse de sus amos no tuvieron má s salida que incorporarse a las
filas del ejército de Haití. Pronto, muchos agricultores también empezaron a mostrar su
descontento con el gobierno de la isla, dado que las leyes encaminadas a reorganizar la economía
agrícola se basaban en el principio de que el trabajo de los campesinos en las plantaciones era
obligatorio y nadie podía eludirlo sin ser castigado.

La segunda medida fue la confiscació n de los bienes de la iglesia, de los ausentes y de los cabildos
y su distribució n entre los antiguos esclavos y los desposeídos de la tierra.  La iglesia cató lica
acumulaba bienes muebles e inmuebles de incalculable valor, entre los que hay que incluir a
esclavos y a otros servidores con los que traficaba y a los que mantenía bajo condiciones de
semiesclavitud.  Esos bienes, como los de los propietarios de haciendas que no las ocuparan y
tuvieran como residencia y los de los ayuntamientos, constituían las mejores tierras, entregadas
entonces a antiguos esclavos y a “los desposeídos de la tierra”. La decisió n de confiscar las tierras
en la parte oriental que pertenecían a la Corona españ ola y a la Iglesia cató lica para distribuirlas
entre la població n fue extremadamente polémica, especialmente entre los propietarios blancos y
el arzobispo de Santo Domingo que vieron seriamente afectados sus intereses.

 La tercera medida del gobierno del presidente Boyer fue la abolició n de los derechos feudales:
diezmo, anata (renta, tributo), media anata, capellanías, censos y mayorazgos.  Mediante esos seis
impuestos, el gobierno colonial y los grandes propietarios cargaban el ingreso de arrendatarios,
pequeñ os comerciantes, agricultores y trabajadores, con sumas, desde mensuales a anuales, que
los reducían, junto a sus posibilidades de vivir con la mínima decencia.

La implantació n del Có digo Rural, la cuarta medida, estableció un salario para los jornaleros del
campo (abolida la esclavitud, el pago a trabajadores no se limitaría al pago en especie de una mala
alimentació n y peor vivienda. Había que compensar con un ingreso las mú ltiples horas de trabajo
de los antiguos esclavos).

 La quinta medida del presidente Boyer prohibió la vagancia y obligó a trabajar en los campos a
quienes, en las ciudades, formaban grupos de desempleados. Esos desempleados, una fuerza de
trabajo ociosa necesaria en la agropecuaria, se constituían en las ciudades en focos de mendicidad
y otro tipo de envilecimiento que podía degenerar en la delincuencia hambrienta.

La sexta medida completó a las otras cinco en varios aspectos socioeconó micos: la medida incluyó
“Leyes de moneda y banca; de impuesto locativo; de impuestos aduanales; de fomento de la
agricultura; de prohibició n de los juegos de azar y las riñ as de gallos; de enseñ anza primaria
obligatoria; del servicio militar obligatorio y de creació n de las academias de enseñ anza al modelo
francés; de asentamiento de inmigrantes negros norteamericanos en Samaná , Las Caobas, Las
Matas de Farfá n, Hincha, Altamira, Santiago, La Vega y otras regiones má s”.

El gobierno trataba de crear y oficializar una moneda, hacer fluido el ingreso pú blico, crear la
educació n pú blica de menores gratuita y obligatoria, formalizar la producció n agropecuaria,

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

especializar la enseñ anza y solidarizarse con esclavos norteamericanos que de alguna manera
lograban huir y emigrar.

Otra medida fue la internacionalizació n de los mecanismos jurídicos y políticos que regirían la
vida del país, notablemente su divisió n en diversas unidades, la representatividad de las
poblaciones por electores en diversos niveles y la puesta en vigencia del Có digo Civil francés.

Boyer creó las bases del sistema agrario que todavía en nuestros días mantiene gran importancia,
pues la tierra dejo de ser un monopolio de la clase dominante para aprovechar el plusproducto
generado por los productores directos, fueran libres o esclavos. También desplegó una ofensiva
bastante consistente contra el predominio econó mico de los hateros y contra el sistema de la
ganadería extensiva, sentando las bases de un desarrollo agrícola muy superior al que hasta
entonces existía.

Otras medidas controversiales y que generaron disgusto en los residentes de la parte oriental
fueron el cierre definitivo de la universidad; la prohibició n de usar la lengua españ ola en los
documentos oficiales, la obligació n de que toda la enseñ anza primaria se hiciera en lengua
francesa, imposició n del servicio militar obligatorio para todos los hombres de la isla; límites a la
hora de celebrar las fiestas religiosas tradicionales.

Boyer también ordenó que todos los símbolos y escudos de armas españ oles en lugares pú blicos,
iglesias y conventos fueran sustituidos por los de Haití. "El interés de la repú blica exige que la
gente de la parte oriental cambie sus costumbres y su forma de vida lo antes posible a fin de
adoptar los de la repú blica para que la unió n sea perfecta y para que desaparezcan todas las
diferencias que existieron antiguamente", justificó .

Fue con la ocupació n haitiana que un nuevo modo de producció n se hace plenamente dominante,
al liquidarse la esclavitud, repartirse tierras a quienes no la tuviesen, liquidarse lo fundamental de
las rentas feudales, limitarse sensiblemente al poder social y político de los hateros y fomentarse
el desarrollo de la agricultura.

La debilidad cró nica del modelo se basó en el hecho de que los pequeñ os campesinos no tenían ni
medios ni interés en desarrollar renglones mercantiles regulares, ya que no tenían recursos de
mano de obra, técnicos, financieros, etc. Se veían explotados por los comerciantes, razó n por la
cual producían para el mercado lo imprescindible para procurarse algunos artículos
manufacturados provenientes del exterior.

Otra situació n fue la creació n de leyes con la idea de elevar la producció n de exportaciones y
poder pagar así a Francia la multimillonaria indemnizació n que le fue fijada a Haití para poder
independizarse del país europeo. Con unas arcas vacías, Boyer acordó un préstamo con un banco
francés y promulgó una ley para que las dos partes de la isla pagaran impuestos extraordinarios,
creando especial malestar entre los dominicanos que debían pagar una deuda que consideraban
que no les pertenecía.

La ausencia de una clase dominante agraria moderna y la fragmentació n de la propiedad junto a


la rusticidad tecnoló gica causaron la inexistencia del mercado interno y una pobreza cró nica
generalizada.

El fracaso de Boyer y su Có digo Agrario

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

El Có digo Agrario de Boyer, copiado del có digo napoleó nico, fue puesto en vigencia en Haití en
1821 y tuvo como propó sito asegurar la mano de obra a los grandes y medianos propietarios, ya
que impedía a los campesinos abandonar los predios donde laboraban, lo que fue rechazado tanto
por los trabajadores haitianos, como por los dominicanos. Los primeros, alegaron que no
lucharon tanto para nuevamente ser esclavos, mientras que los segundos argumentaron que
siempre habían vivido sin tener que estar atados a la tierra, por lo que no veían la necesidad de
estarlos bajo la nueva situació n creada.

El Có digo Agrario tuvo como propó sito principal en la parte Este la distribució n de tierras y la
eliminació n del sistema de los terrenos comuneros lo que afecto considerablemente a los grandes
propietarios, incluyendo a la Iglesia que tuvo que observar como partes de sus tierras eran
repartidas entre los campesinos. Boyer, que practico una política de alianza con los hateros,
confronto serios problemas en la aplicació n del Có digo Rural, ya que estos respondieron
organizando una conspiració n en Santo Domingo, que fue denominada la conspiració n de los
Alcarrizos en 1824. Los hateros, no obstante, continuaron presionando y lograron que Boyer
descontinuara las distribuciones de tierras y concertara con ellos una alianza.

Estos también se opusieron firmemente a las pretensiones de Boyer en 1826 para que contribuyeran
con el pago de impuesto. La intención era sufragar parte de una deuda que contrajo con Francia
tras haber aceptado en 1825 una ordenanza del Rey francés Carlos X que reconoció la
independencia de Haití a cambio del pago de 150 millones de francos en cinco años. La oposición
entonces no fue solo de los hateros, sino también de la clase media urbana y rural, que hasta ese
momento le había apoyado, pero que no estaba dispuesta a cargar con los problemas del
mandatario haitiano.

El Có digo fue un rotundo fracaso ya que después de tantos añ os de prá ctica de la pequeñ a
propiedad y de la libertad del campesino resultaba muy difícil volver al régimen de la plantació n y
a la servidumbre. Temiendo que la imposició n de nuevas cargas tributarias y la puesta en
ejecució n en el Este del Có digo Rural de nuevo levantaran la reacció n de los hateros y esta vez con
apoyo popular considerable, Boyer planteo a este sector social un entendido en el sentido de
renunciar no solamente a la aplicació n del Có digo Rural en la parte antiguamente Españ ola.
También la aplicació n de disposiciones de partició n de terrenos comuneros y de confiscació n de
numerosas propiedades de ausentes.

En este entendido, sin embargo, Boyer, les dio garantía a los hateros de no proseguir el programa
de reparticiones de tierras puesto en practica desde el inicio de su administració n en el país. Esto
también fue un rotundo fracaso ya que, si bien los hateros siguieron existiendo y siguieron
explotando una població n trabajadora bastante importante con el beneplá cito de Boyer, no
obstante, mantuvieron sus há bitos de vida y trabajo arcaicos en sus haciendas.

Esta política de Boyer de alianza con los hateros provoco que la economía no siguiera
desarrollá ndose al mismo ritmo y que incluso, con el tiempo, la parte dominicana fuese afectada
por la crisis estructural creciente de la economía haitiana en su conjunto y se crearan de má s en
má s condiciones para la independencia dominicana.

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

II.- LA ECONOMIA DESPUES DE LA INDEPENDENCIA HASTA HORACIO VASQUEZ


La Economía durante la Independencia

En el año 1844 la nación dominicana inicio el camino de su vida política independiente; mas no así
su independencia económica. Las constantes guerras con Haití y las luchas internas entre
dominicanos habían debilitado su frá gil economía. Cuando nace el Estado Dominicano en 1844, la
economía del país presentaba un panorama de pobreza y abandono.

Los primeros presidentes Pedro Santana y Buenaventura Bá ez acudieron continuamente a la


Emisió n Monetaria, sin el correspondiente respaldo metá lico, para cubrir los déficits del
presupuesto nacional. Esta práctica provoco continuas devaluaciones de la moneda nacional.

Segú n Frank Moya Pons, en los añ os 1844 y 1845, en Santo Domingo, en las cercanías de la ciudad
y en otras localidades, el estado de la agricultura era deplorable debido a que buena parte de la
població n masculina tuvo que abandonar sus cultivos al enrolarse en el ejército para ir a combatir
a los haitianos. Este autor, recogiendo documentos de la época, ha descrito las principales
actividades econó micas de los pueblos de entonces y de sus regiones circundantes. En general, la
gente tenía como principal medio de vida junto con la agricultura conuquera de víveres y otros
frutos menores, algú n tabaco y cañ a. Con esta ú ltima fabricaban muy poco azú car y alguna
melaza. También de la ganadería y crianza de animales y corte de maderas.

La frontera estaba casi totalmente despoblada convertida en una especie de tierra de nadie y en la
ciudad había una numerosa capa de artesanos, mecá nicos y sastres que trabajaban junto a los
obreros de las tenerías y fá bricas de ladrillos y cigarrerías de la zona. El comercio de Santo
Domingo se especializaba en la exportació n de maderas, cueros y cera de abejas, y en la
importació n de telas, licores y quincallerías de Estados Unidos, Francia, Saint Thomas y Curazao.
Samaná era de los pocos pueblos que entonces exportaban algo. Los otros eran Santo Domingo,
Puerto Plata, Azua, y má s adelante Montecristi y La Romana, que fueron habilitados para exportar
maderas.

Santo Domingo, por su parte, era una ciudad administrativa con el comercio dominado por una
minoría de negociantes extranjeros, siendo los má s importantes judíos, españ oles y alemanes.
Estos extranjeros eran los canales del comercio exterior dominicano y eran de los pocos
individuos que contaban con suficiente capital para hacer frente a las insistentes demandas de
crédito por parte del Gobierno que siempre anduvo corto de fondos.
Los negociantes extranjeros también financiaban a los pequeñ os comerciantes al detalle, en su
totalidad dominicanos, porque la ley no permitía que los extranjeros se ocuparan del comercio
minorista, lo cual da una idea de la escasa capacidad de formació n de capital que existía entonces
entre los grupos criollos.

Este cuadro de actividades económicas nos da una idea general de cómo vivía la gente entonces, y
también nos dice que la economía dominicana, aunque bastante diversificada, era muy pequeña,
que la estructura social era pueblerina o aldeana, que los adelantos tecnológicos eran limitados, que

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

el transporte se realizaba a lomo de animales, que no había carreteras, sino senderos de herradura,
y que faltaban capitales para desarrollar los recursos naturales del país.

Luego de la Independencia y a falta de un liderazgo só lido de sus dirigentes, se inicia una era
dominada por hacendados que tenían poder econó mico, turná ndose los gobiernos durante breves
períodos. Durante este tiempo, grupos internos no se sentían contentos con la autonomía y
buscaron anexar la naciente republica nuevamente a Españ a, hecho que lograron en 1861. En
1865, se recupera la independencia, pasando nuevamente a una etapa de falta de liderazgo y
cambios continuos de gobernante.

En 1869 la Repú blica Dominicana negoció el primer préstamo extranjero con la Casa Hartmon et
Co. Fue el má s celebrado negocio de Bá ez, a cambio de 520,000 libras esterlinas el Estado
Dominicano puso como garantía las recaudaciones de las aduanas de Santo Domingo y Puerto
Plata, las dos má s importantes de la época. Este empréstito se realizó a través de un corredor de
valores de Inglaterra llamado Edward Hartmont. Báez entró en relaciones comerciales con este
corredor, y en 1869 se firmó el préstamo por 520,000 libras esterlinas, que con intereses
acumulados en 25 añ os ascendería a la suma de 1, 472,500.00 libras esterlinas. Posteriormente,
se acordaron nuevos préstamos extranjeros. El endeudamiento externo aumentó .

Los problemas econó micos siguieron sin resolverse y agravá ndose cada vez má s. ¿Porqué?
Porque esos préstamos se empleaban para el pago de gastos corrientes en lugar de emplearlos en
inversiones reproductivas que desarrollaran la economía nacional. Esta situació n duró hasta que
Ulises Heureaux (Lilís) instaló su dictadura durante 12 añ os (1887-1899) cuando fue asesinado.

2.1 LA DICTADURA DE LILIS

Con Lilís llega al poder el partido azul de Luperó n, el cual se caracterizó en lo que respecta al
desarrollo de la economía nacional, por una manifiesta tendencia entreguista que se tradujo en
concesiones, favores y privilegios a los capitales extranjeros. La dictadura contrajo serios y
numerosos compromiso en materia de empréstitos y circulació n monetaria. Se desprestigio
totalmente el signo monetario nacional, al punto que llego a popularizarse la triste frase de
llamarle “las papeletas de Lilis”. Las emisiones monetarias en lugar de resolver los problemas
económicos, los agravaban cada vez más. Má s allá de su condició n de dictador, Ulises Heureaux
(Lilís) simboliza en nuestra historia, el gobernante que endeudó e hipotecó a la Repú blica
Dominicana al extremo de comprometer su independencia y soberanía.

Lilís contrajo sucesivos préstamos y utilizaba estos recursos para pagar la amortizació n e
intereses de las deudas acumuladas, ademá s para el pago de prebendas, compra de lealtades
políticas y sostener una red de espionaje en todo el territorio nacional. Evidentemente, en esta
carrera de endeudamiento siempre contó con la complicidad del poder legislativo, corrupto y
sometido a su voluntad.

Al momento del ajusticiamiento del dictador, en 1899, el gobierno dominicano debía en el


exterior 24 millones de dó lares y a los acreedores internos US$10 millones. Esta pesadísima
deuda para la economía dominicana de la época se proyectó en los gobiernos que se sucedieron.
Así, el Presidente Morales Languasco, bajo la presió n de la Improvement y del gobierno
norteamericano firma, en 1905, el decreto conocido como modus vivendi, autorizando al
Presidente de los EE.UU nombrar el receptor de las aduanas dominicanas facultado para solo
entregar un 45% de lo recaudado al gobierno dominicano y disponer del resto para el pago de los
acreedores internos y externos.

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

En 1907, el gobierno de Ramó n Cáceres, firma con el de EE.UU, la Convenció n Dominico-


Americana. Esta vez, el gobierno dominicano no solo le ratifica la entrega de la administració n y
control de las aduanas al gobierno norteamericano, sino que ademá s éste queda facultado para
proteger al receptor de aduanas y sus auxiliares en caso de que el gobierno dominicano no
estuviera en condiciones de hacerlo.

Todos conocemos el final de esta historia. En 1916, bajo la excusa de proteger sus intereses en
peligros por las luchas internas que se libraban en el país, se produjo la primera ocupació n
norteamericana, la que se mantuvo presencialmente hasta 1924.

Con estos precedentes cualquiera supondría que la primera lecció n aprendida por todo
gobernante dominicano son los riesgos que conlleva el endeudamiento pú blico desenfrenado.
Pero todos sabemos que no es así.

Las continuas devaluaciones de la moneda, el aumento de la deuda externa y el descontrol


econó mico general llevó al Congreso nacional a sustituir la moneda nacional por el Dó lar
Norteamericano en el añ o 1900.

También se prohibió al Estado Dominicano las emisiones de papel moneda. Esta resolució n se
consagró má s tarde en la Constitució n de la Repú blica. Ejemplo de los mú ltiples compromisos
hechos por Lilis fue el Empréstito Westendorp, firmado en 1888, que otorgaba un préstamo al
gobierno por 770,000 libras esterlinas al 6% anual y pagadero en 30 añ os. De la suma prestada el
estado só lo recibiría el 75%, gastá ndose lo demá s en las transacciones. Ademá s, el gobierno debía
pagar 42, 860 libras esterlinas por el canje del empréstito Hartmont. De la suma total só lo se
recibieron 151,660 libras esterlinas para pagar la deuda interna. Este préstamo sobre todo sirvió
para la instalació n de un Banco Nacional y para el afianzamiento de Lilís quien constantemente
necesitó fondos suplementarios.

En referencia a este préstamo, es a través de la firma de un protocolo-acuerdo entre USA y el


entonces presidente Horacio Vá squez se inicia la Injerencia Directa de USA sobre nuestros
asuntos econó micos, cuando a través del Empréstito Sto Dgo. Improvement Company, la
compañ ía Westendorp traspasó sus negocios con el gobierno dominicano a un grupo de
accionistas de New York que compró los derechos de la construcció n del ferrocarril Pto. Pta.-Stgo,
cuyos trabajos se habían paralizado. La firma de este acuerdo supuso el traspaso de la deuda
externa dominicana (en manos de la Santo Domingo Improvement Company) al Estado
Norteamericano. Se firmó en 1902 y se ratificó en enero de 1903.

La corrupció n y el régimen personalista como norma administrativa, conllevaron la liquidació n


de los principios democrá ticos y liberales, y la restricció n de un capitalismo nacional a base de
auspiciar la inversió n extranjera. Junto a esto, el enorme endeudamiento, que ocasionan los
empréstitos conllevo la pérdida de la soberanía nacional y de la dictadura.

La caída de la dictadura, la falta de un líder que pudiera sostener el vacío político dejado por
Heureaux y Luperon y la situació n surgida en 1899 connotan la inestabilidad socio-político de
este periodo. El mismo estaba matizado por la alternabilidad de gobiernos provisionales y
gobiernos constitucionales que se suceden en medio de cambios bruscos y repentinos.

En general, de 1900 a 1916 la Repú blica dominicana se caracterizó por su inestabilidad política,
social y econó mica. La deuda externa siguió en aumento. En 1907, todas las aduanas estaban

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

controladas por los norteamericanos, como garantía del pago de la deuda externa, por efecto del
acuerdo que se firmó durante el gobierno de Ramó n Cá ceres. El mismo profundizó nuestra
dependencia y nos puso a nivel de un protectorado norteamericano, ratifica la convenció n de
1905 y se aplican otras restricciones como no poder tomar má s préstamos sin la anuencia de
Washington, ni cambiar el arancel; así como que se le dé protecció n militar a los funcionarios de
USA. El acuerdo establecía que los ingresos se distribuirían de la siguiente manera: 50% para el
pago de las deudas, 5% para administració n y 45% para el Estado Dominicano

2.2 La Intervención militar norteamericana

El inicio del siglo XX encuentra la Repú blica Dominicana inmersa en un período de inestabilidad
política, econó mica y social, que se extiende hasta 1916, cuando se produce la primera
intervenció n militar por los Estados Unidos. Durante el período 1900-1916 en la Repú blica
Dominicana ocurrió la sucesió n de 16 gobiernos, situació n ésta que fue la genuina expresió n de la
má s virulenta de un proceso de inestabilidad política, desconocida hasta entonces, y que solo fue
superada brevemente durante la dictadura de Ramó n Cá ceres entre 1905 y 1911. Sin lugar a
dudas, esto repercutió de manera contundente sobre la economía dominicana de una manera
desastrosa en los aspectos econó micos y financieros.

Desde el 4 de mayo de 1916 hasta el 5 de noviembre de 1924, se produjo la primera ocupació n


norteamericana bajo el pretexto de “garantizar el cobro de la deuda” que tenía el país con
acreedores estadounidenses, y para “proteger” a los ciudadanos norteamericanos que residían en
el territorio dominicano, ante la inestabilidad política existente, atizada por las acciones de
rebeldía del general Desiderio Arias contra el presidente Juan Isidro Jiménez, en su segundo
mandato (1914 a 1916). 

¿Cuá l es contexto en que se da la Intervenció n militar? En el 1916, a través de una nota firmada
por Willian Russell, ministro estadounidense en Santo Domingo del gobierno de Thomas
Woodrow Wilson, el Congreso norteamericano presiona a Juan Isidro Jiménez, elegido Presidente
de la Repú blica por el voto indirecto a finales de octubre de 1914 5, donde le recuerda que ellos le
habían apoyado con el compromiso de que nombrara el Consejero Financiero que ellos
recomendaran y que él no había cumplido. Jimenez se arrepintió de haber hecho tal acuerdo,
cuando supo el poder que tendría la oficina que se pretendía nombrar: depurar la deuda interna;
establecer un nuevo sistema contable; eliminar impuestos que afectaban las importaciones y la
recaudació n aduanera; aprobar el presupuesto pú blico antes de ser sometido al Congreso
Nacional; decidir sobre el gasto y su magnitud para reducir la brecha, y evitar déficits. Jimenez
renunció cuando Wilson desembarcó tropas de la Infantería de Marina de Estados Unidos el 3 de
mayo de 1916, con el conocido pretexto de proteger la Legació n norteamericana. El control
militar comenzó el 29 de noviembre 6.

La intervenció n política y militar de los Estados Unidos a RD, se dio en medio de una dilatada
inestabilidad política y social. Esta intervenció n fue resultado entre otras cosas por la política
expansionista de los Estados Unidos por todo el continente, pero también y sobre todo por la
inestabilidad política y econó mica y el atraso en los pagos de los empréstitos realizados durante
el siglo XIX. La verdad oculta de esa ocupació n era el interés de Los Estados Unidos de explorar el
5
Juan Isidro Jimenez fue elegido con un sistema con parecidos al de Estados Unidos en la actualidad. Había 632 electores distribuidos a nivel nacional
segú n població n de las provincias. Los partidos políticos seleccionaban candidatos para ser votados por dominicanos de sexo masculino, ganaba el
partido que recibiera la mayor cantidad de votos. Los electores elegían al Presidente de la Repú blica.
6
Pero de manera indirecta Estados Unidos controlaba nuestras finanzas pú blicas desde 1893, desde que Smith M. Weed y la Santo Domingo
Improvement despojaron una compañ ía europea del control que tenían. Weed y la empresa trabajaban estrechamente con el presidente Stephen Grover
Clevelan

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

territorio dominicano para tomarlo como punto estratégico en el Caribe, en el marco de su plan
geopolítico, y también la valoració n y explotació n de los recursos econó micos existentes en el
país. La poca resistencia que ofreció el débil ejército dominicano fue silenciada rá pidamente. Esta
funesta ocupació n mancilló la soberanía dominicana en todos los ó rdenes, con mayor agresividad
en los siguientes aspectos: Político, econó mico y derechos humanos. 

El Estado pasó a jugar un papel articulador de las masas sociales, así como de crecimiento de los
modelos econó micos, donde los enclaves fueron el modelo de base estatal, por estar éste centrado
en los monopolios azucareros norteamericanos con una débil vinculació n hacia el mercado
interno.

En principio se trató de mantener un gobierno dominicano controlado por los Estados unidos en
la persona de un superintendente, pero al no hallar colaboració n de ciudadanos ni en Santo
Domingo ni en las capitales de las provincias, se estableció un gobierno militar. El control se
consiguió con el desarme forzoso del pueblo y el retiro paulatino de los bandos.

Desde el punto de vista económico fue un periodo de recuperación económica. Se aumentó la


producció n y las exportaciones y hubo un mayor ingreso de divisas al país. Se tomaron muchas
medidas entre las que se encuentran la creació n de la guardia nacional, desarrollo de un
programa de obras pú blicas, organizació n de la administració n pú blica, la creació n de una ley de
enseñ anza, la creació n del laboratorio nacional, entre otras.

No obstante, ocho añ os antes de la Gran Depresió n de 1929 7, que causó el colapso de la economía
mundial sacudiendo el sistema capitalista, Repú blica Dominicana había entrado en crisis
-en 1921- por el descalabro de sus exportaciones y una ley de aranceles que redujo
sustancialmente los impuestos a las importaciones lo que desbancó los artículos y productos
nacionales. El país sufrió una caída en la demanda de sus productos primarios de exportació n:
azú car, café, cacao y tabaco, así como de su producció n manufacturera artesanal, cuyo sector
estaba compuesto mayormente por talleres y fá bricas de pequeñ os negocios de tecnología
rudimentaria. Por ejemplo, en 1920 los ingresos aduanales alcanzaron US$6,273,740 y cayeron
estrepitosamente al añ o siguiente a US$2,961, 222.00. El nivel promedio subsiguiente fue de 2.5
millones de dó lares hasta el 1924 cuando superaron los 4 millones.

7
Se conoce como Crack del 29 o la Gran Depresió n de 1929 a una de las mayores caídas de la Bolsa estadounidense que degeneró en la mayor crisis
mundial que el capitalismo haya conocido. La sú bita bajada masiva del valor de las acciones arruinó a muchísimos inversores, cerró empresas y bancos,
condenó al paro a millones de personas y, debido al efecto dominó , trasladó el problema a muchas naciones. Las repercusiones fueron gravísimas tanto
para los países desarrollados como para las naciones en desarrollo. Europa, que se estaba recuperando todavía de la Primera Guerra Mundial, conoció
una nueva etapa de paro y miseria y, como consecuencia, el ascenso de movimientos de extrema derecha y de izquierda. El origen de la
crisis fue atribuido por algunos autores a la Primera Guerra Mundial de cuya contienda fue de grandes beneficios para Estados Unidos,
que se convirtió en proveedor de sus aliados y tras la guerra, en prestatario de muchos países europeos para su reconstrucció n. En Alemania, por ejemplo,
hubo mucho dinero estadounidense invertido. Se afirma que tras la guerra, Estados Unidos no pudo vender tanto como antes a los países ex beligerantes.
Los gastos de reconstrucció n econó mica en las zonas asoladas por la guerra impiden la compra masiva de productos americanos. Los países afectados
adoptaron medidas proteccionistas para lograr la recuperació n de sus economías. En consecuencia, Estados Unidos se quedó sin colocar en el mercado
enormes contingentes de productos. Esa situació n dio en que resultara una superproducció n o, si se prefiere, un exceso de oferta. Aunque otros autores
afirman que esta superproducció n era consecuencia más de un subconsumo, es decir, el problema no es el exceso de oferta, sino la reducció n de la
demanda: al presentarse bajos niveles de consumo, no se consume todo lo que se produce.

Otro factor atribuido a la crisis fue la expansió n incontrolada del crédito bancario. Se dijo que la Reserva Federal de Estados Unidos incrementó la oferta
de dinero en más de un 60% desde mediados de 1921 hasta mediados de 1929 produciendo una enorme liquidez en el mercado lo que provocó , de
acuerdo a los expertos, desequilibrios en la economía al enviar falsas señ ales, favoreciendo la inversió n en empresas de gran riesgo o bajas posibilidades
de beneficio, colocándola al borde de una caída Dicen los especialistas que eso hizo que los precios de las acciones bajaran y que se empezó a sospechar
de un sistema que aparentemente prometía ganancias sustanciosas y progreso sin límites. Esto engendró dudas, los miedos y el nerviosismo entre la
població n inversora, se pusieron a la venta masivamente grandes cantidades de acciones  y el valor de estas acciones cae en picado creándose la crisis que
tambaleó el sistema capitalista. En el caso dominicano, la gran depresió n se tradujo en una baja significativa de la demanda externa de los principales
producto de exportació n e igualmente de sus precios de exportació n.

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

Con la ley de aranceles, decretada por el Gobierno militar estadounidense que ocupaba el país
desde el 1916, se eliminaron los impuestos a má s de 700 artículos y productos provenientes de
Estados Unidos, que entraron a competir directamente con los nacionales. Esto trajo como
consecuencia la quiebra o el cierre de un gran nú mero de negocios y talleres, disminuyendo
drá sticamente sus exportaciones por lo que el país quedó sin divisas para pagar sus
importaciones. En un intento de paliar la deprimida economía surgieron algunos talleres y otros
expandieron sus estructuras, pero sucumbieron ante lo limitado del mercado interno y la
reducida masa monetaria en circulació n.

En términos histó ricos, la intervenció n norteamericana que sufrió el país, fue el resultado del
proceso expansivo, a escala mundial, y en particular latinoamericana, del imperio norteamericano
Y fue obviamente alentada por la irracionalidad de la lucha caudillista que minaba la esencia de la
repú blica y por consiguiente la incertidumbre de pago de la deuda externa que tenía el país con la
nació n norteamericana.

La economía dominicana se beneficio de la intervenció n norteamericana, principalmente en el


impulso que cobro la asunció n de las funciones del estado dominicano a través del trabajo
pú blico: realizació n obras de infraestructuras, calles, carreteras, escuelas, hospitales, etc., y en la
prá ctica la desaparició n de la lucha caudillista violenta que tanto afectaba al aparato productivo
nacional.

Sin embargo, el proceso de centralizació n y acumulació n de capitales, se vio acelerado en sus


expresiones explotació n del trabajo por el capital y expropiació n de pequeñ os propietarios
rurales por parte de compañ ías azucareras, especialmente en la regió n este del país. La
intervenció n también asumió muchas medidas negativas, las cuales conllevaron al repudio de la
població n y desencadenaron la desocupació n. Al marcharse las tropas del territorio dominicano,
dejaron el planteamiento de ese nuevo esquema de poder a través de la institució n militar, y
condiciono el resurgimiento de Horacio Vá squez.

2.3 Gobierno de Horacio Vásquez * (1924 – 1930)

En las elecciones efectuadas en 1924, comicios pactados en el marco de las negociaciones con
Estados Unidos que originaron la evacuació n de las tropas norteamericana que invadieron
nuestra nació n en 1916, fue elegido presidente de la Repú blica Horacio Vasquez. La carrera
política ascendente de Horacio Vá squez se inició con su participació n en el tiranicidio que
terminó con la dictadura de Ulises Heureaux. En 1901 ocupó por breve tiempo la presidencia
provisional de la Repú blica.

Con su gobierno, no solo se inicia la tercera republica, sino que finalizan los añ os de control
directo que origino la ocupació n de los Estados Unidos. Pero quedo el control indirecto a través
de la guardia-policíaca, de las finanzas aduaneras y de las inversiones en el comercio. El gobierno
de Horacio Vásquez fue una prolongación de la Ocupación Norteamericana. Todos los programas
iniciado dicho gobierno se continuaron y se concluyeron.

Cuando llego Horacio al poder, la economía parecía una nave sin rumbo fruto de que las
dictaduras que predominaron en la Rep. Dominicana se convirtieron en la semilla del malestar
que estimuló una prolongada pará lisis de las transformaciones de la economía y la
institucionalidad del país. Pero es que la mayor fastuosidad quedó evidenciada en las fuertes

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

restricciones que se imponía al comercio exterior, lo que en los hechos se interpretaba como una
desorientació n de criterios racionales de la política comercial.
Correspondió al gobierno de Horacio Vá squez tomar algunas medidas para enfrentar el escenario
econó mico planteado a raíz de los problemas derivados de la vulnerabilidad econó mica y política
en que había caído la nació n. Con las precariedades financieras que se desenvolvía la economía, el
gobierno introdujo medidas econó micas draconianas como fue la obligatoriedad de pagar los
derechos aduaneros en dó lares, flexibilidad en el desarrollo en el corte y labranza de madera en la
zona sur, la cual se exportaba principalmente a Inglaterra, para aumentar las recaudaciones.
También se iniciaron nuevos proyectos. Se inició una gran ampliació n de tierras inexploradas
para aumentar la producció n agrícola, en esa época hacía tiempo que los dominicanos
importaban arroz, maíz, frijoles, cebollas, ajo, papas, carnes y hasta maderas que ya abundaban en
el país.

Aunque en el inicio de su gobierno, le faltaba dinero para construcciones de los proyectos en


marcha y Horacio tiene que pedir un préstamo de 25 millones de dó lares a los Estados Unidos
para consolidar y pagar deudas dejados por los gobiernos anteriores, durante los dos primeros
añ os del gobierno de Vá squez, la economía nacional se vio favorecida por aumentos registrados
en los precios (y la cantidad producida) de nuestros principales productos de exportació n (café,
cacao y azú car); es por eso que período 1924-1930, se le denominó la Danza de los Millones,
motivado principalmente por el aumento en los precios internacionales de la cañ a de azú car.

También por una reforma fiscal que aumentó los ingresos del Estado, y por varios préstamos
contraídos en Estados Unidos, recursos que fueron empleados en la construcció n de carreteras,
acueductos, construcciones de edificios pú blicos, establecimientos de varias colonias agrícolas en
la frontera y mejora de caminos vecinales, etc. Durante estos añ os, ademá s, el régimen de Vá squez
mantuvo un respeto irrestricto a las libertades pú blicas, y esa conducta, unida a la bonanza
econó mica, contribuyó a fortalecer su popularidad. También, durante el Gobierno de Horacio
Vá squez algunos negocios y talleres resurgieron al amparo de la Ley No. 190, mediante la cual se
aumentaron los impuestos a ciertos artículos y productos importados con el propó sito de
proteger la manufactura nacional.

Para el añ o 1924 y todo el añ o 1925 los pasó el gobierno trabajando con los fondos que las rentas
internas y las entradas aduaneras le proporcionaban, y los programas de construcció n fueron
llevados a cabo sin avances extraordinarios. También en el añ o 1924 el gobierno dominicano y el
de los Estados Unidos negociaron una nueva convenció n Domínico-Americana que modificaba
ligeramente el empréstito de 1907. En estas negociaciones, E.E.U.U. se quedaba con la aduana.
Esta nueva convenció n sirvió también para prolongar por 18 añ os má s la intervenció n de los
E.E.U.U. en la vida financiera dominicana y para reajuste por el gobierno de la ocupació n militar.

Vá squez pide un nuevo empréstito en el añ o 1926 aprobado por el Congreso, el cual es aprobado.
Con este dinero, construye el Acueducto de Santo Domingo. Con esto el empieza la
transformació n de Santo Domingo (Capital) y también la modernizació n que comenzó en la
Ocupació n Norteamericana se continú a en su gobierno.

Como presidente Vá squez dejaba hacer y dejaba pasar, el derroche y la corrupció n estatal entre
sus seguidores. La inescrupulosidad y el olvido de los intereses pú blicos en provecho de los
intereses personales, se transformaron en normas administrativas. Pues, aunque el gobierno de
Vá squez se mantuvo 5 añ os y 7 meses en forma pacífica y democrá tica; a partir de 1926,
aparecieron claras evidencias de manejos dolosos de los fondos pú blicos en varios ministerios,
sobre todo en la administració n de las construcciones del Estado, a lo que se unió el reclamo de

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

los miembros de su partido y de varios intelectuales que medraban a la sombra del presupuesto
nacional, para la extensió n de su mandato a seis añ os, en violació n a lo establecido
constitucionalmente que solo permitía cuatro.

EFECTOS ECONÓMICOS DE UNA DECISIÓN POLÍTICA

Segú n interpretació n de juristas e intelectuales que apoyaban la extensió n del régimen, Horacio
Vá squez había sido elegido encontrá ndose vigente la constitució n de 1908, que establecía ocho
añ os para el mandato del presidente y el vicepresidente, y no con la Carta Magna de 1924, que lo
redujo a solo cuatro añ os.

No conforme con la extensió n del mandato de Vá squez, los mismos grupos políticos de
alabarderos beneficiarios de la corrupció n reinante, en 1929, propusieron, ademá s, con la excusa
de que el mandatario era un hombre predestinado y ú nica garantía del progreso de la nació n,
demandaron también su reelecció n en los comicios de 1930, sugerencia que el presidente
también aceptó , en violació n a su reiterada promesa de abandonar el poder ese ú ltimo añ o.

Ese manejo irresponsable de parte del Partido Nacional de Vá squez, pró ximo a la ancianidad, se
conjugaron con dos hechos de suma gravedad: el primero lo fue la sú bita enfermedad del primer
mandatario por cuyo motivo tuvo que ser intervenido quirú rgicamente de urgencia en Estados
Unidos, donde le extirparon un riñ ó n y el estallido de la gran crisis mundial de 1929 que
desplomó los precios de los principales artículos de exportació n, y condujo al cierre del crédito
internacional a los importadores nacionales, hechos que redujeron como nunca antes, los
ingresos fiscales.

A lo anterior se unió un conflicto creado con las empresas petroleras, por sus constantes amentos
en los precios de la gasolina que originaron una huelga de choferes, a lo que el gobierno
respondió aprobando una ley que monopolizó la distribució n y venta de ese combustible.

Todo ese amasijo de adversidades incrementaron en la població n el descredito del gobierno y lo


debilitaron y entonces la conspiració n que en el Cibao venía fraguando el Lic. Estrella Ureñ a, líder
del pequeñ o Partido Republicano para derrocar a Vá squez encontró apoyo en las filas del ejército,
cuya jefatura se encontraba en manos de un gendarme formado por las fuerzas de ocupació n de
los Estados Unidos, el general Rafael Leó nidas Trujillo, personaje de un largo expediente
delincuencial, a quien Vá squez convirtió en favorito y llevó a esa posició n por recomendació n de
la legislació n norteamericana, y ademá s, en la creencia de que era un hombre absolutamente
obediente a su régimen.

En febrero 23 de 1930, abierta ya la campañ a electoral, proceso donde Vá squez pretendía


reelegirse, estalló en Santiago una rebelió n armada dirigida supuestamente por el general José
Estrella, con la complicidad del jefe del ejército Rafael L. Trujillo. Los rebeldes de José Estrella
asaltaron la fortaleza San Luis, distribuyeron las armas que encontraron enviadas por Trujillo y
ordenaron una “marcha triunfal” de su llamado “Movimiento Cívico” hacia la capital de la
Repú blica, ciudad que sus tropas “insurrectas” tomaron sin registrar resistencia de parte del
ejército, y sin la ocurrencia de un solo muerto o herido. Para completar la pantomima, varios
intelectuales có mplices emitieron declaraciones publicadas en ó rganos informativos elogiando la

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

actitud “prudente” de Trujillo. Esa rebelió n condujo a la renuncia del presidente Vá squez,
documento que firmó en la propia Legació n norteamericana.

De manera general se puede decir que el gobierno horacista, se vio envuelto en una situació n
econó mica delicada, motivada por el amarre de los recursos financieros provenientes de las
aduanas por parte del gobierno norteamericano, lo que intensifico los apuros estatales para
honrar sus compromisos internos, y que las dificultades econó micas que vivía el país se
acrecentaron, ademá s por el impacto de la depresió n econó mica que en esos momentos sacudía a
la economía mundial capitalista. A esa conflictiva situació n de la economía, se agrego el factor
político continuista de parte de Horacio Vá squez, lo que sentó las bases para que Trujillo
conspirara y finalmente se alzara con el poder, pues el periodo presidencial de Horacio Vá squez
estaba llamado a terminar en 1928. Pero se pretendía prolongar el periodo hasta el 16 de agosto
de 1930. Esta prolongació n del periodo presidencial trajo muchos desacuerdos entre los mismos
horacistas y abrió el camino para la llegada de la Era de Trujillo.

III.- LA ERA DE TRUJILLO

La economía trujillista 1930-1961

Como se pudo observar, en los primeros añ os del siglo XX la economía dominicana fue duramente
castigada por las diatribas políticas predominantes, incluyendo la intervenció n norteamericana
de 1916 y las repercusiones que tuvo la primera guerra mundial. En adició n, la gran depresió n de
1929 trajo como consecuencia una tendencia hacia la monopolizació n, la cual se enfrentaba a una
economía que se caracterizaba por ser esencialmente agroexportadora y la construcció n del
aparato industrial, en particular, la industria azucarera.

Pero en virtud de que los ingresos de la economía dominicana dependían del envío de azú car al
mercado exterior y los mismos productos agrícolas de exportació n que se enraizaron en el siglo
XIX, durante la dictadura de Lilís, como el tabaco, café y cacao, mostrando esto una fragilidad a
cualquier shock externo. En efecto, desde inicio de la década de los 30, se produjo un impacto
negativo de la gran crisis mundial, la cual derivó en una crisis econó mica interna, que unida a la
debilidad institucional y la crisis política, dieron paso a un cambio político en la direcció n del
Estado dominicano.

Es en ese contexto que se produce una estocada a la Constitució n de la Repú blica que viabilizó el
ascenso al poder del régimen trujillista, que en lo inmediato creaba las condiciones para gestar el
inicio de una de las dictaduras de mayor prolongació n en la historia dominicana. Este proceso
coincidió con el momento en que también la crisis mundial que estalló en EEUU entraba en su
fase má s penetrante, fruto de que la economía era absolutamente dependiente de la
norteamericana.

Es en tales circunstancias que la dictadura trujillista aprovechó la ocasió n para reorientar la


economía dominicana hacia un modelo de control de la economía por parte del Estado, a favor de
la familia del dictador que se beneficiaba con el desfalco al erario pú blico. Es así como la
dictadura gestionaba la intervenció n del Estado en la economía y cumplir con los compromisos
financieros con el exterior obligando de manera indirecta y compulsiva a la població n a pagar
esos compromisos con impuestos, lo cual se tradujo en una tragedia econó mica expresada
quiebras de negocios, carencias y hambre que azotaba al país convirtiéndolo en un almacén de
sobrevivientes.

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

El país cayó al borde del colapso como resultado de que la economía dominicana fue conducida
con criterios bizantinos y moná rquicos que no constituían una respuesta objetiva contra el ciclo
que planteaba el desarrollo y dimensió n de la segunda guerra mundial. Esta debacle fue
aprovechada por el dictador para hacer negocios lucrativos con el monopolio de la sal, monopolio
de la leche, la fá brica de calzado, dueñ o de la fá brica de cigarrillos y de la empresa de elaboració n
de aceite de maní.

En el plano financiero, el gobierno dominicano fue utilizado por Trujillo como instrumento de sus
aspiraciones econó micas, sobre la base de doblegar el poder político a su voluntad. Como prueba
irrefutable está que el dictador obtuvo grandes beneficios con la adquisició n de las sucursales del
National City Bank para convertirlo en el Banco de Reservas, 1941, y la creació n del Banco Central
de la Repú blica Dominicana, 1947.

El tirano también realizó  negocios con el pago de la deuda externa, la cual ascendía a $9,
271,855.55 dó lares, suma que fue pagada al decretar que el Banco de Reservas comprara una
emisió n de bonos del Estado. Esta operació n lo que implicó fue un cambio de perfil de la deuda,
cubierta con fuertes cargas impositivas sobre los contribuyentes, lo que en los hechos procuraba
un afianzamiento político del régimen y la obtenció n de grandes beneficios personales, es decir,
una estafa atroz y vulgar.

El periodo econó mico trujillista se vio influido por tres factores esenciales:

A) Intervenció n Militar Norteamericana 1916-1924,


B) El gobierno Horacista 1924-1930,
C) La Depresió n Econó mica Mundial Capitalista, a partir del añ o1929.

Las características generales de la economía dominicana durante la Era de Trujillo se pueden


sintetizar así:

a) Austeridad: La economía vivió momentos muy duros de austeridad del gasto estatal,
especialmente en los primeros lustros de vida de la dictadura: despido masivo de empleados
pú blicos, reducció n del salario pú blico, pago exclusivamente de los intereses de la deuda externa,
no así respeto a la amortizació n del capital, etc.

b) Autonomía financiera. El tirano hizo esfuerzos para dotar cada vez má s a la


Economía dominicana de grados de autonomía e independencia financiera del imperio del norte,
con la finalidad de reforzar su hegemonía. Por tanto, mediante el tratado Trujillo–Hull, las
aduanas volvieron a ser regenteada por el Estado Dominicano, así como la política arancelaria
que desde la convenció n del 1907 estaba debajo la férula norteamericana. Igualmente, la deuda
externa al concluir la década de los añ os 40, fue totalmente saldada. También se crearon el Banco
Central, el Banco de Reservas, Banco Agrícola y el Peso Dominicano (RD$),

c) Sustitució n de importaciones. En esta época, la economía conoció un interesante proceso


de industrializació n vía las sustituciones de importaciones, especialmente en su fase simple
(bienes de consumo), en los renglones de la harina, chocolate, zapato, pintura, papel, clavo,
azú car, electricidad, telas, má rmol, etc. Este proceso se lleva a cabo a contrapelo del capital
extranjero en beneficio exclusivo de la burguesía trujillista, pero con todos los vicios propios del
modelo sustitutivo (intensivo en capital, falta de innovació n, protecció n excesiva del Estado, etc.)

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

d) Carencia de equidad. Los frutos del producto nacional no eran distribuidos con equidad
entre los agentes econó micos que hacían posible su concreció n: particularmente el factor trabajo
fue esquilmado, sobreexplotado y totalmente marginado de los beneficios de la estabilidad y
crecimiento de la economía. Se intensificaron los cinturones de miseria en los centros urbanos y
se amplió la pobreza, el hambre azoto intensamente la població n dominicana, sin posibilidad de
exigir sus derechos, dado el ambiente político dictatorial prevaleciente

Trujillo inauguró su gestió n bajo circunstancias econó micas difíciles, con las aduanas ocupadas,
con el tesoro exhausto y los ingresos fiscales en caída, obligando a adoptar medidas de ajuste, lo
que originó desempleo y una restricció n en el circulante que afectó la marcha comercial. El
panorama era el siguiente: las cobranzas en el 1930 fueron de 10 millones de dó lares, cinco
menos que el añ o anterior; en 1931 descendieron a siete millones 350 dó lares y a menos de siete
millones en 1932.

Por todo eso, desde que llego, Trujillo tuvo que tomar medidas de emergencia: promulgo una ley
de emergencia en 1933, la cual negocia en 1934 el reajuste de la deuda externa. Saneo las finanzas
mediante la firma del Tratado Trujillo-Hull, en febrero de 1941, derogó la Convenció n Dominico
Americana de 1924 y salda la deuda externa. Adquirió el control del Nacional Cyty  Bank
convertido en Banco de Reserva de 1941 y el Banco Agrícola en 1947 y crea la Compañ ía
Eléctrica. También monopolizo la producció n y venta de sal y la industria lechera. Hay que
resaltar que es en esta época el momento en que se produjo la má s contundente transformació n
del sistema monetario y financiero internacional, con la creació n del FMI y BM, cuyo impacto en el
país fue el auspicio de la creació n por parte del dictador del Banco Central, la Superintendencia de
bancos y el peso oro dominicano, mediante la promulgació n de las leyes No. 1529, 1530 y 1531, el
9 de octubre de 1947, respectivamente. Sin lugar a dudas, estas legislaciones se constituyeron en
la nueva base legal del sistema financiero dominicano, para la época, pero a su vez, colocaron al
país en igualdad de condiciones con otros países que eran miembros del FMI ya que se
inauguraba el diseñ o y ejecució n de su política monetaria propia.

Esas acciones también frenaban la injerencia extranjera en cuanto a lo monetario y financiero ya


que se descontinuaba el predominio del dó lar como moneda exclusiva para las transacciones
financieras y comerciales, pero también obligaba a los bancos extranjeros que estaban en el país a
someterse al régimen de supervisió n asignado a la Superintendencia de Bancos por mandato de la
Ley. La presencia del Banco Central, a partir de entonces, fue notoria al asumir esta entidad la
preservació n del valor de la moneda local, tener el 25% de sus reservas en oro, manejar un encaje
legal de hasta un má ximo de 50% y el control de la oferta monetaria, cuando el medio circulante
excediera el 15% de lo establecido. En adició n, el 15 de octubre de 1947, quedó instalada la
primera Junta Monetaria de la que emanaban las primeras resoluciones que impactarían en la
economía dominicana, en lo adelante, lo que constituían una gran columna en la nueva
arquitectura monetaria y financiera dominicana, al igual que fue un acontecimiento que el 23 de
octubre inició la circulació n de billetes y monedas dominicanas que gradualmente sustituían la
circulació n de dó lares en un 28% en un tiempo muy corto.

Creo la ley en defensa del Azú car que le permitió adquirir 14 de 16 ingenios. La mayoría de
industrias (Bebidas, cigarrillos, textiles, calzados, papel, vidrios, etc.) operaban como compañ ías
privadas, cuyos gerentes o propietarios representaban intereses de los Trujillo o bien como
compañ ías estatales. Esto permitió el desarrollo de un sistema capitalista particularizado, de no
separació n entre los bienes del Estado y la fortuna del dictador. Creo el Marco Jurídico creando
los Có digos civil, penal y el Có digo Laboral de Trabajo.

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

Trujillo presidió una de las dictaduras má s severas del mundo. Basá ndose en el apoyo de los
militares y rodeado de su familia dirigió prá cticamente todos los aspectos de la vida nacional; la
economía, cada vez má s desarrollada y modernizada, funcionaba como una empresa personal del
dictador y el proceso político estaba completamente controlado por su Partido Dominicano.
Respaldado por Estados Unidos, Trujillo utilizó este apoyo para fortalecer aú n má s su poder. El
monopolio que ejercía Trujillo sobre las actividades econó micas má s importantes del país, lo
convirtió en el hombre má s rico de la nació n.

No obstante, durante las primeras dos décadas del régimen, se desarrolló notablemente la
economía y en su gobierno se llevó a cabo un considerable progreso material: aumentó la
producció n agrícola, se instalaron nuevas industrias, se modernizó la industria azucarera y se
desarrolló la industria de la construcció n. Hubo un crecimiento positivo.

También aumentó la producció n en los principales sectores de la economía y las exportaciones.


Ademá s, se construyeron nuevos hospitales, se estableció un plan de pensiones y se mejoraron las
instalaciones sanitarias, los puertos y las carreteras.

Para incentivar la creació n de industrias modernas sustituyó la Convenció n de 1924 por una
nueva, conocida como Tratado Trujillo-Hull firmado el 24 de septiembre de 1940, que puso el
control de las aduanas en manos dominicanas y constituyó el inicio del rescate de la soberanía
econó mica dominicana.

La balanza de pagos fue positiva durante varios añ os consecutivos. Esto produjo un considerable
flujo de divisas hacia el país, lo que permitió que el 14 de julio de 1947 pagar toda la deuda
externa, 22 añ os antes de lo programado. Bajo la ley monetaria 1528 se creó el Banco Central y
la   Superintendencia de Bancos, generando así la primera ocasió n en que se produce una
verdadera transformació n del incipiente sistema financiero. Poco después, estableció la moneda
oficial dominicana, el peso oro como moneda nacional, equivalente al dó lar norteamericano que
era la moneda utilizada para las transacciones.

El empuje econó mico del interregno 1930 -1958, fue interrumpido por una fase recesiva, propia
del ciclo econó mico capitalista. A partir de 1958 la crisis econó mica venía afectando
considerablemente al pueblo dominicano con el aumento desproporcionado del desempleo y los
artículos de primera necesidad. En el lapso 1959 -1961 se resintió la inversió n bruta interna, el
ahorro interno, el PIB y las importaciones, y emerge un fenó meno econó mico desconocido hasta
ese momento: la fuga de capitales, a causa de la incertidumbre político – econó mica que engendro
el terrorismo de estado, la resistencia popular, la expedició n del 14 de junio de 1959, el asesinato
de las Hermanas Mirabal y el fallido atentado perpetrado por el tirano contra la vida del
presidente de Venezuela, Ró mulo Betancourt.

Pese al progreso material que se percibía en la economía, la política econó mica y social trujillista,
desde que se estructuró , reveló su cará cter limitado, en cuanto a la satisfacció n de las necesidades
de educació n, salud, agua potable, vivienda, etc., de la població n, quedando atada a una funció n
asistencialista; pero a la vez muy activa, en cuanto a inculcar el ideal trujillista en todos los
rincones de la Repú blica, a través de la radio, la televisió n, la prensa escrita, la mú sica y los
deportes, etc.

Los indicadores cuantitativos sociales, fueron avanzando (aunque rezagado respecto al resto de
países latinoamericanos) en comparació n a una situació n de extremo atraso en que encontró la

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

dictadura el país, particularmente en la base econó mica, que determina, en ú ltima instancia, la
superestructura jurídica, política y cultural de la sociedad.

Se pueden evaluar, por otra parte, otras acciones “benéficas” ejecutadas como complemento de la
política social que implementaba el Estado propiamente dicho: servicios de alimentos en los
comedores econó micos establecidos principalmente en la ciudad capital, a un precio de diez
centavos la ració n. El ropero y las bibliotecas escolares, también establecidos con idéntico fin en
las escuelas urbanas y rurales del país para suministrar a escolares pobres uniformes, zapatos,
medias, etc. Las escuelas nocturnas de alfabetizació n para adultos. Los clubes de madres,
destinados a asegurar la salud de la madre y el desarrollo y el crecimiento del niñ o con servicios
de clínica para niñ os sanos, para el control del peso, alimentació n, proceso de la dentició n y
estado de salud en general de las criaturas. Servicios de trabajadoras sociales e inspecció n
médica, reparto de leche en el local del Partido Dominicano en Ciudad Trujillo.

Estos planes sociales ejecutados por el Partido Dominicano tenían un fuerte componente político,
pues se hacía entender a los pobres beneficiados que esa labor de beneficencia obedecía a la
buena voluntad del dictador, ademá s que reforzaba el dominio sobre la població n pobre y
compraba la adopció n forzosa de ésta. Al mismo tiempo, esta política de asistencia social,
ejecutada por el Partido Dominicano, derivaba en un negocio lucrativo, desde el punto de vista
econó mico para el dictador.

El objetivo de la política social trujillista era garantizar el control social sobre la població n
hambreada, de modo que no tendiera hacia la ejecució n de acciones cuestionadoras del
totalitarismo. La política social, era pues, un instrumento de regulació n de las condiciones de vida
de diversos estratos de la població n dominicana, con el propó sito manifiesto de preservar el
orden vigente y evitar las posibilidades de rebeliones sociales.

En conclusió n, los dos primeros decenios de dominio trujillista, la economía dominicana transitó
desde el desastre a la estabilizació n y la recuperació n. Era el ámbito de la política econó mica
coyuntural. Era un país muy atrasado en los planos econó mico y político; y la política social se
caracterizaba por un notable rudimentarismo.

Los trabajadores eran víctimas de la má s cruel explotació n, con salarios de subsistencia y


ausencia casi completa de la protecció n social. Los excesos de poder de la tiranía y la constante
violació n de los derechos humanos fueron generando un clima de desconfianza entre los
inversionistas nacionales y extranjeros. La inversió n de capital extranjero se redujo, y el dictador
comienza a final de su período, a reintegrar la deuda externa que había eliminado totalmente.
Aumento el descontento de la població n y las tensiones políticas y sociales que culminaron en
1961 con la muerte del dictador.

El pago de la deuda externa, que incluía el capital y el interés, logrando así la total independencia
financiera, la creació n del Banco Central, el peso dominicano, el Banco de Reservas y el Agrícola,
en un proceso de reconstrucció n de la economía del país, junto a su mano dura, le dio solidez para
alcanzar 31 añ os en el poder.

Con la llegado de Trujillo al poder en 1930 se sustituye el modelo econó mico articulando las
bases de un modelo de desarrollo hacia dentro por uno hacia a fuera, es decir, sustituye el modelo
de importació n por uno de exportació n, pero sostenido en el control monopolista de la industria
azucarera por parte de dictador. El desarrollo de una economía capitalista orientada hacia el
interior que fue promovida y ejecutada por la dictadura tampoco fue controlado por un

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

emergente sector empresarial, ya que la dictadura controlaba má s del 80% de la producció n


nacional, situació n que impidió que una clase empresarial procedente de la oligarquía de la tierra
y el comercio pudiera tomar el control de esta economía capitalista que surgía.

IV.-LA ECONOMIA DOMINICANA POSTRUJILLISTA Y CONTEMPORANEA

 El estado dominicano tras la caída de la dictadura se convierte en el mayor empresario capitalista
nacional. Los grupos oligá rquicos tradicionales que tuvieron neutralizados desde 1916 hasta
1961 y quienes se encontraba excluidos econó micamente durante la tiranía, vieron como un
elemento coyuntural de la desaparició n física del dictador para controlar y dirigir el Estado, no
solo por dominio político, sino por sobrevivencia econó mica. La oligarquía dominicana era
opuesta al desarrollo empresarial y a la competencia. A partir de la decapitació n de la tiranía
trujillista en 1961, se hizo patente la necesidad de reformar al Estado para hacerlo compatible
con las ansias del libertad y democracia.

Pero a partir del ajusticiamiento de Trujillo, se produjo una aguda inestabilidad política, social y
econó mica; la població n se centraba en su deseo de acabar con los remanentes del régimen. De
1962 a 1965 no existió una política económica definida dado los pocos meses que duro el primer
gobierno electo democráticamente y la subsiguiente guerra civil. No obstante, trataremos de
analizar los aspectos econó micos má s importantes de estos gobiernos efímeros.

4.1 Política económica de Juan Bosch

Juan Bosch fue electo presidente de la Repú blica en las elecciones del 20 de diciembre del añ o
1962, con el voto del 67 por ciento de la ciudadanía. Le toco gobernar durante una difícil
coyuntura de la historia dominicana. Asumió su mandato presidencial el 27 de febrero de 1963,
en una situació n caracterizada por la existencia de preocupantes problemas econó micos,
enconadas rivalidades sociales y airadas controversias políticas e ideoló gicas. Bosch quería
contribuir a afianzar un sistema de gobierno que, en lo formal, se apoyase en la voluntad
mayoritaria del pueblo y que, en la prá ctica, operase como tal. Es decir, quería configurar un
régimen en el cual la sociedad en su conjunto, a través de sus organismos y líderes má s
representativos, participa activamente en el ejercicio del poder democrá tico.

La propuesta de Bosch preconizaba el cumplimiento estricto de la institucionalidad, por eso un


mes después de ser juramentado, el Congreso Nacional se conformó en Asamblea Constituyente
para redactar y votar por la constitució n histó rica má s progresista que en sentido general,
planteaba:

- El derecho de los obreros al beneficio de las empresas.


- La garantía de trabajo
- Vivienda propia para cada familia
- Prohibició n de los monopolios en manos de particulares.
- Desarrollo de la Regió n Nordeste
- Construcció n de los Acueductos de la Capital
- Respetar la independencia de los poderes del estado.

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

- Respetar los derechos civiles y políticos de la ciudadanía.


- Garantizar el manejo honrado y eficiente de los fondos del erario pú blico.
- La igualdad de oportunidades para todos.

El Profesor Juan Bosch Gaviñ o era un líder Carismá tico, que, con un lenguaje sencillo, querido y
apreciado por el pueblo, denunciaba las desigualdades sociales con un proyecto populista,
describía las clases sociales con un lenguaje de pueblo, por un lado, estaban los “tutumpotes” y
por otro los “hijos de machepa”. El concepto de hijo de machepa transcendió la noció n de clase
unitaria y convocó a diversos sectores de la sociedad a los campesinos, obreros, desempleados,
sectores medios, y hasta burgueses. El PRD, se convierte así en un partido multiclasista y
aglutinador de la sociedad dominicana.

El valor la experiencia del gobierno constitucional de 1963, en lo que al papel jugado por Juan
Bosch se refiere, puede englobarse en una de las ideas que expresó en su discurso de
juramentació n como presidente de la Repú blica: "No deseamos el poder para gobernar con amigos
contra enemigos, sino para gobernar con dominicanos para el bien de los dominicanos".
  
Al plantear que el poder serviría para "gobernar con dominicanos para el bien de los
dominicanos", Bosch estaba introduciendo no só lo la idea de una sociedad libre de los abusos y
vejá menes de la tiranía; estaba impulsando una auténtica revolución democrática. La nueva
imagen de la Repú blica Dominicana que estaba construyéndose, suponía un cambio radical de las
instituciones y las reglas del juego, de la forma   de gobernar y distribuir el poder socialmente, y la
creació n de una justicia social, es decir, de la democracia económica.

El "gobernar con dominicanos y para el bien de los dominicanos" comenzó a cobrar pleno sentido
cuando el gobierno nacional asumió que éste no sería "un país de peones y de empleados" para la
renta privada y que el Estado tenía que enriquecerse, pero "para ir enriqueciendo al pueblo". Y
sobre todo cuando en la Constitució n de 1963 quedó consagrado que el trabajo era el
"fundamento para la existencia de la nació n dominicana", pasando a ser un deber y un derecho de
todos los dominicanos, sin distinció n alguna, participar de forma justa en el producto social.

No puede entenderse el énfasis del presidente Bosch en la decencia administrativa y en el


carácter estratégico que debía tener toda inversió n pú blica, sino no es a la luz de una nueva
convivencia democrá tica en la que el gobierno está al servicio de la ciudadanía, y no un mero afá n
moralizante.   Por ello, se interesó mucho en impedir cualquier tipo de corrupció n administrativa.

En 1963, nuestro país sufría un notable desequilibrio econó mico. El Presidente toma entonces
algunas medidas, tales como: recuperació n de algunos bienes del Estado que se encontraban en
manos de los Trujillo, solicitar a los empresarios anticipar el pago de los impuestos para pagar el
sueldo a los empleados, plan de austeridad del gasto pú blico, restricció n del gasto pú blico, revocó
el contrato del Estado dominicano con la Esso Standard Oil para construir una refinería de
petró leo, promulgó la ley tope del azú car y la miel, obligó a los exportadores a entregar el 100%
de las divisas para regular el flujo, creo el Departamento de Control de Precios, firmó un préstamo
para construcciones de la presa de Taveras y Valdesia y el muelle de Puerto Plata.

Las medidas de Bosch boicotearon la política econó mica de la burguesía, a favor de la clase pobre,
y genero agitació n social y las presiones de diversos sectores nacionales y extranjeros, lo cual
entre otras causas provocan que, a só lo 7 meses de gobierno en el 1963, sea víctima de un Golpe
de Estado con falsas acusaciones, poniendo fin a la nueva gestió n econó mica, que incluía la
Reforma Agraria.

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

Pocos días después de su toma de posesió n dictó su decreto nú mero 9, que luego amplió con el
102. En virtud de esos dos decretos suprimió una gran cantidad de cargos superfluos en la
nó mina pú blica, redujo muchos sueldos y también gastos administrativos. Aunque estas medidas
se aplicaron en casi todas las secretarías de Estado, donde má s redujo nó mina y salarios fue en el
servicio exterior, afectando a 52 embajadas y consulados, al eliminar a 157 diplomá ticos y
empleados consulares. El propio Bosch se redujo su sueldo de presidente. Con los recortes
resultantes de la reducció n de la nó mina, de los sueldos y los gastos administrativos, llegó a
ahorrar una saludable proporció n del presupuesto total de gastos del 1963, que había heredado
del Consejo de Estado. Esos fondos, segú n esos dos decretos, estuvieron “disponibles en sus
respectivas apropiaciones de gastos para ser utilizados, en su oportunidad, mediante leyes de
transferencia, en aquellos servicios pú blicos de alto interés nacional que carezcan de recursos”. 

En fin, que lo que ahorró en “botellas” lo pasó a otros sectores, sobre todo a la educació n.
Para reducir la influencia del gobierno sobre las actuaciones del sector privado, y ante rumores
de posible corrupció n, Bosch eliminó a la Junta Coordinadora de Importaciones y Exportaciones
la cual, desde 1959 obligaba a que todo importador necesitase de un permiso del gobierno para
poder traer cualquier producto.

Durante 1963, añ o en que gobernó Bosch durante siete de sus doce meses, y gracias a su política
de austeridad en el gasto pú blico, después de siete añ os de déficit fiscal, el presupuesto nacional
obtuvo un saludable superá vit, las reservas monetarias brutas crecieron un extraordinario 83%;
es decir, que casi se duplicaron, y la balanza de pagos también tuvo un superá vit global por
primera vez en cinco añ os. El PIB creció un saludable 6.19%. Pero la clave de este éxito en la
gestió n econó mica de don Juan fue la puesta en ejecució n de una política de austeridad en el gasto
pú blico. Y lo hizo, a pesar de gobernar durante una etapa internacional de relativa bonanza y con
mucha ayuda internacional.

Bosch, es quien primero plantea una Reforma Agraria. A pocos meses de su gobierno, promulgó
una nueva Constitució n, de carácter liberal, que contemplaba las siguientes reformas en cuanto a
lo econó mico: prohibió los latifundios privados, calificó el minifundio como antieconó mico y
antisocial, prohibició n de la propiedad de los extranjeros en nuestro territorio y derecho a los
trabajadores a gozar de los beneficios de la empresa.

4.2 Golpe de Estado y Política Económica del Triunvirato

Los golpistas disolvieron el Congreso Nacional y declararon inexistente la nueva Constitució n,


poniendo en vigencia la Constitució n de 1962. Sustituido por un triunvirato, integrado por
Manuel Tavá rez, Ramó n Tapia Espinal y Emilio de los Santos, presidido por éste ú ltimo, quien
renunció al enterarse de la muerte del asesinato de Manolo Tavá rez Justo y el grupo de
combatiente que se alzó en Las Manaclas. Emilio de los santos fue sustituido por Donald Reid
Cabral. La corrupció n, el desfalco de los bienes del Estado, la represió n el descuido de los
renglones productivos, la quiebra de importantes negocios, son algunas de las características del
Triunvirato.

En medio de una situació n econó mica muy precaria, lo que produjo el descontento social y el
reclamo de los sectores populares por medio de diversas huelgas, tomaron medidas a favor de la
clase empresarial como estrategia para recobrar simpatía y adeptos. Entre las medidas
econó micas, cabe mencionar la subida de los precios de los artículos de primera necesidad,

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

eliminació n de impuestos de numerosos artículos de importació n, concedieron préstamos al


empresariado dominicano, incrementó los gastos del Estado, estimuló la inversió n privada. Estas
medidas trajeron consigo un déficit econó mico en la balanza de pagos y un desorden en la
economía nacional.

El Triunvirato sobrevivió precariamente mientras se mostraba su incapacidad administrativa. El


comercio ilícito por parte del aparato estatal llegó a tales niveles, que empezó a perjudicar los
intereses de los sectores burgueses.

4.3 Guerra de Abril y gobierno provisional de García Godoy

La guerra que estalla el 24 de abril de 1965 tenía como objetivo reponer el gobierno del profesor
Juan Bosch y retomar la “Constitució n del añ o 1963 y Constitucionalidad sin elecciones”.

Es difícil esquematizar el aparato econó mico durante la guerra civil, que buscaba la salida de
Donal Reid Cabral (presidente del Triunvirato) y el retorno a la constitucionalidad, es bien sabido
que la crisis impregnaba en todos los sectores, pues la població n en general se integró a la lucha,
dejando de lado sus actividades sociales y econó micas.

La Guerra finalizó con las negociaciones de la OEA que objetaban a García Godoy como presidente
provisional. La tarea del nuevo presidente tenía como prioridad la reorganizació n del Estado para
crear las condiciones para la celebració n de elecciones en 8 meses. No obstante, García Godoy
aplicó la sustitució n de las importaciones, fomentó las exportaciones, liberó de impuestos a los
artículos de primera necesidad, etc.

La campañ a electoral se caracterizó por el terrorismo en contra de la candidatura de Juan Bosch y


en beneficio de Joaquín Balaguer, quien tomó la presidencia el 16 de agosto de 1966.

A partir de los añ os inmediatamente posteriores a la Guerra de Abril del 1965, es cuando se inicia
una etapa claramente definida en la economía dominicana, la cual coincide con un periodo
ininterrumpido de democracia política, aun con todas las imperfecciones que tuvo en sus
orígenes.

4.4 La economía durante los 12 años de Balaguer (1966-1978)

LOS AÑOS DEL DESPLIEGUE ECONOMICO

Después del conflicto bélico del 1965 y superadas las dificultades políticas que le sucedieran, la
Republica dominicana entro en un periodo de prosperidad econó mica bajo el gobierno del doctor
Joaquín Balaguer; un destacado político con gran experiencia en el manejo de los asuntos de
Estado que había adquirido durante los 30 añ os de la dictadura de Trujillo, en la cual desempeñ o
importantes cargos pú blicos. El periodo gubernamental de Balaguer (1966-1978), lo podemos
dividir en tres etapas bien definidas desde el punto de vista econó mico.

La primera etapa, que duro un poco más de dos años, fue un periodo de consolidación, durante el
cual se tuvieron que superar los problemas econó micos, sociales y políticos que se derivaron de la
Guerra de Abril. Durante esos primeros añ os, la economía dominicana tuvo un lento crecimiento,
pues las inversiones que se estaban iniciando todavía no tenían tiempo para rendir sus frutos.

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

La segunda etapa que se caracterizó por un rápido crecimiento, se inicio con la llegada del añ o
1969 y se mantuvo hasta que se produjo el gran aumento de los precios internacionales del
petró leo, en 1974. Durante esos cinco añ os (1969-1973), el crecimiento del Producto Interno
Bruto fue superior al 11 por ciento, promedio anual. Este auge fue favorecido no solo por las
políticas econó micas que se aplicaron internamente, si no también, por un largo periodo de
prosperidad de la economía mundial, que solo se vio interrumpido por el alza de los precios
internacionales del petró leo.

La tercera etapa del gobierno fue de desaceleración, la que se puede fijar a partir del 1974 y se
extiende hasta finales de su mandato en el año 1978.

Durante esa tercera etapa, la economía dominicana sufrió los avatares del aumento del precio del
petró leo, lo que provoco una deceleració n del crecimiento. Así vemos como la tasa del
crecimiento del PBI, pasa de un formidable 12.1 por ciento en 1973, a 5.2 por ciento en 1975 y
llega a tan solo un 2.1 por ciento en 1978, cuando todo parecía indicar que la economía
dominicana necesitaba por urgencia de un cambio de orientació n y de nuevos estímulos, a la luz
de los cambios que se habían producidos en la economía internacional.

FUNDAMENTOS DE LA POLITICA ECONOMICA DE BALAGUER

De 1966 a 1978 el gobierno de Balaguer siguió , bá sicamente el Modelo de Sustitución de


importaciones. Pretendía incentivar la producció n nacional de muchos productos que, hasta ese
momento habían sido importados. Para incrementar la producció n, concedió incentivos fiscales,
exoneraciones de equipos, materias primas y cartas de crédito al sector productor. Al mismo
tiempo, llevó a cabo una política de austeridad del gasto pú blico.

Durante los 12 años del gobierno reformista se produjo un crecimiento razonable del sector
industrial y comercial; se desarrolló notablemente la industria de la construcción y se llevaron a
cabo programas de inversión en importantes obras de infraestructura.

La política econó mica se fundamentó en crear un clima propicio para las inversiones y dar
facilidades a los grupos empresariales para que pudiesen desarrollar satisfactoriamente sus
actividades productivas. En ese sentido el gobierno eligió implícitamente la tesis que justifica la
concentració n del ingreso nacional en pocos grupos específicos, para que sean estos grupos los
que, con los altos niveles de beneficios que le proporciona el sistema, emprendan las iniciativas e
inversiones necesarias para el crecimiento de la producció n. Fue también constructor de grandes
presas hidroeléctricas, canales de irrigació n y viviendas.

Un aspecto positivo de la política econó mica de Balaguer durante su primer gobierno fue el
mantenimiento del equilibrio fiscal. La política fiscal había sido la mejor aliada de la política
monetaria mantenida por el Banco Central, lo que permitió al país disfrutar de un periodo de
estabilidad econó mica. De acuerdo a testimonios de algunos de sus má s cercanos colaboradores,
el Presidente recibía al final del día un reporte directo de parte de los directores de las oficinas
recaudadoras del Estado. Tomando como base esos reportes, separaba el porcentaje
correspondientes a las cargas fijas del Gobierno (sueldos, pago de deuda, asignaciones a
organismos autó nomos, etc.) y el resto de los ingresos los repartía diariamente entre las oficinas
responsables de la ejecució n de las principales obras pú blicas que realizaba el Gobierno en esos
momentos.

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

Con este método, el Presidente mantuvo un estricto control del gasto pú blico, el cual vigilaba
prá cticamente a diario. Pero, de esta forma, el Primer Mandatario no solo controlaba el gasto
pú blico, sino que también, llevaba un record personal del avance de las obras en ejecució n, lo que
con el paso de los añ os le permitió tener una idea bastante precisa de los nuevos compromisos
que el estado podía asumir un determinado momento.

Este método rudimentario, pero muy eficaz, permitió al presidente mantener durante esos 12
añ os un estricto control fiscal, el cual se rompió en un segundo periodo de 10 añ os, porque surgió
el problema de la deuda pú blica, que no estuvo presente en ese primer periodo. En realidad, la
deuda externa se mantuvo en un nivel muy bajo hasta 1978, pues otra de las cualidades de
Balaguer Estadista, fue su extrema prudencia en recurrir al entendimiento externo para resolver
los típicos problemas de insuficiencia de recursos externos que caracteriza a los países en
desarrollo, especialmente, cuando se enfrenta a choques externos, fuera de sus controles.

Esta política fue complementada por las grandes inversiones que llevó a cabo el Gobierno,
especialmente, en las á reas urbanas, lo que contribuyo a generar grandes beneficios por concepto
de la plusvalía. De hecho, Balaguer fue el gran constructor y los gobiernos posteriores trataron de
emularlo.

Sin embargo, Balaguer descuido el desarrollo agroindustrial y las exportaciones. Bajos precios de
los productos agrícolas favorecieron al consumidor urbano en detrimento del productor rural.
Concentró el grueso de las construcciones en los centros urbanos, especialmente en la ciudad
capital, a la cual le cambio completamente su fisonomía con la construcció n de la Avenida 27 de
febrero, la J. F. Kennedy, la Plaza Independencia, la Plaza Trinitaria, el Parque Mirador y sus
contornos, la prolongació n de las avenidas Bolívar, Independencia, Sarasota, y muchas otras.

Esta gran concentració n de gastos pú blicos en inversiones se produjo a expensas de una virtual
congelació n de los salarios de los servidores pú blicos (durante los 12 añ os, el sueldo mínimo era
de RD$60.00), así como, del descuido de una serie de servicios sociales esenciales, lo que era
necesario para paliar la desigual distribució n del ingreso que intensifico el propio modelo de
desarrollo adoptado.

El esquema econó mico antes señ alado, tuvo, ademá s, la debilidad de que no fue coherente el
sector agropecuario, pues el gobierno quiso compensar las restricciones salariales, a través del
suministro de alimentos bá sicos a bajos precios, con lo cual, aplico estrictos controles de precios a
los bienes agropecuarios, lo que desestimuló las actividades productivas en el campo. A esto se
agrego la aplicació n de leyes de reforma agraria, que aunque tenían motivaciones sociales
justificables, también contribuyeron a frenar la producció n agropecuaria del país, como fue el
caso del arroz. De ahí que se creara una situació n desequilibrada entre los retornos de las
actividades industriales y las agropecuarias, que no podían sostenerse en el tiempo.

Por otra parte, el doctor Balaguer cometió muchos errores durante ese periodo de 12 añ os en lo
que concierne al respeto de los derechos humano y la corrupció n administrativa, la cual se
detenía en la puerta de su Despacho, como el mismo admitía.

EL SHOCK PETROLERO Y LA ECONOMIA DOMINICANA

Afortunadamente, el aumento de los precios del petró leo, ocurrido en 1974, coincidió con precios
muy favorables de los principales productos de exportació n, como fue en el caso del azú car, cacao,
y el café. En esos añ os posteriores al 1974, la economía dominicana también se vio favorecida con

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

la incorporació n de nuevos renglones de exportació n, especialmente en el sector minero, en los


que se destaca el inicio de las operaciones de la Falcombridge Dominicana, que exploto
exitosamente los yacimientos de ferro níquel en Bonao.

Esta fue la primera gran inversió n extranjera en el país, después de la caída de la Dictadura y por
esta razó n los negociadores aprobaron concesiones especiales, que después de muchos añ os,
tuvieron que ser revisados. Posteriormente, se produjo la entrada en opera ració n de la Rosario
Dominicana, la cual se convirtió en una gran exportadora de oro y plata, produciéndose así
considerables ingresos de divisas, que permitieron compensar el incremento de nuestra factura
petrolera,

El auge de las exportaciones, luego del alza de los precios internacionales del petró leo ocurrida en
el añ o 1974, fue realmente considerable. Bastaría con decir que durante el periodo 1971 al 1975,
los ingresos por concepto de exportació n casi se cuadriplicaron al pasar de 243 a 894 millones de
dó lares. Un aná lisis realizado por la Comisió n de Economía de la Academia de Ciencias, arrojo
que, en los añ os 1974 y 1975, solo los aumentos de los precios internacionales del azú car, el café
y el cacao, aportaron al país alrededor de 677 millones de dó lares, los cuales contribuyeron
significativamente a poder enfrentar el costo que represento la nueva factura petrolera. Si no
hubiese sido por estas afortunadas alzas del precio del azú car, el café y el cacao, y por la
incorporació n de nuevos minerales a la canasta de bienes exportables, ya para 1974 y sin duda en
1975, la economía dominicana hubiese sentido presiones externas que la hubieran
desequilibrado profundamente.

De todas formas, el incremento de los precios internacionales del petró leo no dejo de impactar
negativamente la economía dominicana, la cual vio aumentar la factura petrolera en
aproximadamente, 126 millones de dó lares anuales, al pasar de 42 millones en el añ o 1973, a mas
de 168 millones en el 1975. Un incremento de esta magnitud era una cantidad de dinero
considerable para las finanzas del país, y sus consecuencias se sintieron desfavorablemente en la
actividad econó mica en general. Como se ha señ alado, ya para el 1975 el crecimiento del Producto
Nacional se había reducido a tan solo un 5.2 por ciento anual, cuando el país estaba acostumbrado
a tasas de crecimiento superiores al 10 por ciento, que muchos dominicanos llegaron a considerar
normales, cuando realmente estaban al mas alto nivel de la América Latina.

A partir de la década de 1970 la economía dominicana sufre un cambio hacia una economía de
servicios, pasando de esta forma la agricultura y la ganadería a un segundo plano.

La Reforma Agraria y Balaguer

Aunque el proyecto de Reforma Agraria fue presentado por Juan Bosch, quien lo impulsa es
Balaguer en el segundo período de sus doce añ os. Anunció la expropiació n de terrenos baldíos, la
adquisició n por el Estado de los terrenos cultivados de arroz que se beneficiaban de canales de
riego construidos por el gobierno y de la limitació n de la tenencia de la tierra por una persona
natural o jurídica hasta 50 mil tareas, considerá ndose latifundio una mayor extensió n, a
excepció n de las á reas ocupadas en la siembra de la cañ a.

Las leyes agrarias crearon toda una situació n de expectativa en la zona rural y los asentamientos
individuales y colectivos se incrementaron en los añ os siguientes. El programa de Reforma
Agraria continuó a pesar de la repulsa de la opinió n pú blica (por la muerte a Florinda Soriano
-mama tingó -), pero se circunscribió a la entrega de tierras, y en la mayoría de los casos, títulos,

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que no motivaban al hombre de campo que exigía en esos momentos igualdad de condiciones con
respecto al que vivía en la ciudad.

El gobierno del Dr. Balaguer no se mostró interesado en satisfacer estas exigencias, por el
contrario, continuó su política de construcció n principalmente en la zona urbana, por lo que el
programa de Reforma Agraria devino un fracaso trayendo como consecuencia la emigració n del
campo a la ciudad.

Aspectos má s resaltables de la economía en los 12 añ os de Balaguer

- Balaguer fortaleció el aparato económico nacional. Su política econó mica se basó en el fomento
del sector agrario, incentivo de la producció n industrial y estímulo a la inversió n extranjera. El
modelo desarrollista se basó en la construcció n de infraestructura vial y de grandes obras y
planes habitacionales. El modelo fue aprovechado con los precios relativamente bajos del
petró leo, pero altos para el café, azú car, cacao. Pero también fomentó el parasitismo político.

- El grueso de los fondos del presupuesto estuvo dirigido hacia la agricultura debido a la necesidad
de cubrir la demanda interna y evitar las importaciones. Se introdujeron las leyes agrarias que
aplicarían una reforma en el sector agrícola; estas leyes protegían al pequeñ o campesino por el
Estado. Fueron rechazadas por los latifundistas, y su puesta en prá ctica resultó muy limitada. El
impacto de la reforma agraria y las leyes agrarias se fue diluyendo también por los cambios de la
sociedad dominicana.

- El incentivo industrial fue uno de los propósitos fundamentales de los gobiernos de Balaguer .
Mediante la ley 2998 sobre Incentivo y Promoció n Industrial se exoneró del pago de impuesto a
las maquinarias y a las materias primas para las nuevas industrias, se buscaba sustituir productos
importados por otros de producció n local. En poco tiempo, cientos de nuevas industrias se
instalaron. Sin embargo, muchas no ahorraron divisas, pues no eran industrias y no se
sustituyeron importaciones de productos que valieran la pena. Incluso muchos economistas
sostienen que cuando se computa la divisa que generaron para exportar la materia prima y los
productos cuya importació n lo sustituyó , hubo una pérdida neta para el país. En ese sentido, se ha
dicho que Industria y Comercio y el Fondo de Inversió n y Desarrollo (FIDE) que operaba el Banco
Central, no dieran seguimiento a que las industrias pusieran un mínimo de valor agregado a los
fines de acogerse a esa ley.

- El modelo jugó su papel y ahorró divisas, pero no se profundizó para producir bienes de alto valor
agregado y se agotó por falta de una supervisión que obligara a asumir mayor valor agregado en
las industrias. Ya para el 1975 el gobierno se había consolidado en el poder con gran estabilidad y
crecimiento econó mico. Se estableció una clase media que fueron personas beneficiadas por
concesiones y privilegios que les otorgó el gobierno.

- El gasto público estuvo dirigido fundamentalmente a las obras de infraestructura, además,


numerosos consorcios y empresas principalmente norteamericanas recibieron concesiones
ventajosas y estímulos para invertir en el país.

8
Las leyes de incentivo aplicadas en el país para apoyar la industria, el turismo, y la agropecuaria responden a un modelo usado en América Latina
impulsada por la Comisió n Econó mica para América Latina y el Caribe (CEPAL), cuya finalidad buscaba generar productos y servicios que se estaban
importando y que de ese modo se lograra un ahorro de divisas.

35
Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

- La política fiscal se caracterizó por invertir cerca del 65% de cada Presupuesto Nacional y, a veces
más, en obras públicas sin concursos de grado a grado y sobrevaloradas. Para él y su entorno el
gasto corriente, era un despilfarro y no tenía beneficios políticos electorales. No obstante, su política
estuvo marcada por dos épocas, estilos y manera de financiació n del gasto pú blico.9

- La primera época de los Doce años de 1966 al 1978, financió su plan con fuertes ahorros internos
presupuestarios, congelamiento de sueldos y salarios, escaso gasto en salud y educación y con
créditos de mediano y largo plazo de los organismos internacionales, no obstante, m multiplicó por
cinco la deuda externa, llevándola desde US$155.8 millones hasta US$987.4 millones

-Las administraciones del expresidente Joaquín Balaguer se caracterizaron por priorizar el gasto de
capital o inversión como por ciento del gasto total. Su inclinació n a dicho gasto viene tanto de su
formació n profesional como de su experiencia estatal durante la dictadura de Rafael Trujillo así
como de la coyuntura externa y de las mismas necesidades del país Balaguer su formació n lo
ayudó a comprender el impacto que tiene la inversió n pú blica en la infraestructura del país tanto
para el crecimiento econó mico, para la atracció n de la inversió n privada como el efecto sobre el
empleo.

- Esa visión “desarrollista” fue fortalecida por los programas de los organismos multilaterales
creados bajo la Alianza para el Progreso. Desde entonces se crearon fondos de inversiones para
infraestructuras para toda América Latina, no siendo la Repú blica Dominicana una excepció n.

- La larga estadía en el poder, llevó a Balaguer a apreciar el impacto social y político de la inversión
de capital, ya que ese fenómeno además auspició la rápida urbanización de la sociedad dominicana
y el surgimiento de una sólida clase media que poco a poco fue borrando la brecha entre los grupos
de muy pobres y los pocos con mucha riqueza, con lo cual se amplió el mercado interno.

- Balaguer entendió el gasto corriente como dádiva, como parte del clientelismo político que lo
sustentaba en el poder, menospreciando la calidad de los servicios que debe ofrecer el Estado,
desinteresándose de esa función del gasto público, con lo cual, sin proponérselo, auspició una
privatización de servicios públicos que durante decenios fue atribución del Estado, como es el caso
de la educación en todos sus niveles y de la misma salud pública. También de manera espontá nea
fueron surgiendo esos nuevos negocios educativos y de salud, con lo cual se agregarían má s
elementos para el auge de la clase media urbana en la Repú blica Dominicana.

-Es a partir de este periodo que el Estado se comienza a considerar como un factor de
acumulació n de capital y riquezas para toda su clientela o élite política ligada al régimen y el
desarrollo del capitalismo o empresarial, canalizando los excedentes hacia sectores y estratégicos
propiciando el desarrollo de una burguesía industrial y financiera.

-Balaguer promulgo un marco institucional (conjunto de Leyes, Decretos, etc.), de promoció n (vía
financiamiento de los ahorros nacionales) de las empresas privadas y extranjeras usando
mecanismos gubernamentales de financiamiento (Banco Central con el fondo de inversiones para
el desarrollo econó mico, la corporació n de Fomento industrial, etc. Un amplio régimen de
exenciones, subsidios y exoneraciones de impuestos.

9
El gasto corriente no es solamente gasto en personal necesario, botellas políticas, o gastos superfluos, sino también todo tipo de gasto operacional
legítimo y muy necesario, como buenos salarios mínimos para profesionales, enfermeras y profesores. Incluye también subsidios para el gas licuado de
cocina o a la tarifa eléctrica para que no suban y golpeen más a la clase media y pobre y también incluyen el pago de los intereses de deuda interna y
externa pú blica. Así que el gasto corriente, per sé, no es malo, sino como se utiliza y para qué, es lo importante. Por ejemplo, si se dedica a clientelismo,
dobles sueldos, botellas y empleados innecesarios en el Gobierno, obviamente que ese gasto en personal es negativo y es un despilfarro, que va contra una
real política social. Bajar o congelar los salarios es reducir el gasto corriente.

36
Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

-Política de apertura a la inversió n extranjera represento casi el 50 por ciento del total de
ingresos. Otorgamiento indiscriminado de incentivos fiscales y cambiarios, Este fomento de la
inversió n privada, sustentada en la ampliació n del sistema de industrializació n por sustitució n de
importaciones y en la implementació n de las zonas francas industriales de Herrera, San Pedro de
Macorís y la Romana (Ley No.299).

-Política de fomentar construcciones como sector dinamizador de la economía y del empleo,


promoció n de exportaciones no tradicionales, fomentar el turismo, como fuente suplementaria de
ingresos.

-Política presupuestaria con predominio de las inversiones pú blicas sobre el gasto corriente, base
de una política de infraestructura (Presas, puentes, caminos vecinales, etc.).

-Se produce una transferencia de ingresos de todas las fracciones del capital industrial urbano,
vía las exenciones fiscales, subsidios, sobrevaluació n del tipo de cambio y la construcció n urbana
que acrecienta las economías externas de las empresas (parques industriales, calles, electricidad
etc.) Se acrecienta la masa de ganancia apropiada por los empresarios de la fracció n urbana, se
acrecienta la capacidad de ahorro, facilitando el impulso de la acumulació n de capital.

-Facilidades crediticias y mecanismos de protecció n dentro de un marco institucional


caracterizado por la ausencia total de cualquier tipo de regulació n en cuanto a la tecnología a
usar, los bienes a producir, la calidad del producto y tiempo de duració n de los incentivos.
Fomentar el desarrollo del capital nacional, pero sobre la base de una dependencia creciente y
estructural de las importaciones. Se desarrollan con intenso activismo político, siendo su
escenario los centros educativos, las organizaciones barriales y culturales y los partidos políticos.
 
-El crecimiento del PIB a un 10% anual en 1969-1976 acrecienta el poder de los grupos
econó micos tradicionales y consolida la clase media, pero no eleva la calidad de vida de los
pobres. A la élite econó mica y social, 5% de la població n, se suman los nuevos ricos, políticos y
militares balagueristas, industriales lucrados con exenciones impositivas.

-El Estado complementaría la inversió n privada, manejando la demanda cuando ésta resultara
insuficiente (ante una caída de las exportaciones, por ejemplo) para mantener un nivel aceptable
de utilizació n de la capacidad instalada y el empleo. El gasto pú blico aumentaría el ingreso y nivel
de actividad econó mica, creando economías externas que incremente la “eficiencia marginal del
capital” Esta estrategia se complemento con el otorgamiento de incentivos de fiscales y crediticios
al sector exportador (La ley No.69 de incentivos a las exportaciones) para reactivar la fuente de
demanda.
-Entre 1966 y 1978, el gobierno de Balaguer multiplicó por cinco la deuda externa, llevándola desde
US$155.8 millones hasta US$987.4 millones. En ese período la deuda financió infraestructura clave pero
también las fortunas de nuevos millonarios.

4.5 La economía durante los gobiernos del PRD

Los dos períodos del PRD del 1978 al 1986, fueron muy distintos en su política social, económica y
de desarrollo. Pero tuvieron un denominador común: muy poco comprendido por el ciudadano que
tenía el modelo de Balaguer como referente.

a) Don Antonio Guzmán y el modelo de la Demanda Inducida (1978-82)

37
Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

En 1978 fue electo el presidente Antonio Guzmá n. Entre sus características se encuentran la
ampliació n de los gastos corrientes que crearía una demanda inducida10 para activar la
producció n y el apoyo a la producció n agrícola y agropecuaria. Se pretendió generar el proceso
econó mico aumentando la demanda interna. Se aumentaron los sueldos (se llevó de RD$60.00 a
RD$125.00 el salario mínimo) y se crearon nuevos puestos de trabajo en la administració n
pú blica. Estos puestos al no ser reproductivos aumentaron los gastos corrientes del Estado, sin
incrementarse la producció n en la misma proporció n.

El aumento de la demanda no fue seguido de un aumento de la oferta o de la producció n. Había


más demanda de bienes que producción. Es por esta causa que el gobierno tiene que acudir a la
emisió n e dinero inorgá nico para el pago de gastos corrientes y al endeudamiento externo para
compensar los déficits en la Balanza de Pagos.
Estos factores en lugar de estimular de desarrollo de los sectores productivos trajeron consigo
una crisis econó mica, déficit presupuestal, incremento de las importaciones y paralizació n de
proyectos por falta de fondos.

El Presidente tomó algunas medidas para encaminar la economía nacional, pero que sumada a los
dañ os causados por el huracá n David y la tormenta Federico no tuvo mejoría.

El gobierno de Guzmá n también fue víctima del déficit fiscal oculto y de la deuda interna
desconocida que dejó Balaguer en 1978 y del problema externo pues nunca aceptó ajustar la
moneda frente a dos crisis petroleras de la OPEP. El presidente Guzmá n actuó dentro de una
difícil situació n política y tuvo que buscar y aceptar equilibrios sociales. Para esta época el gasto
en obras se invirtió y fue en promedio de 30% en obras pú blicas y 70 % en gastos corrientes,
producto de los subsidios, aumento de la nó mina pú blica y de salarios.

Guzmá n fomentó de manera sustancial el apoyo a la producció n agropecuaria. Los productos de la


dieta diaria estuvieron al alcance del poder adquisitivo de la mayoría de la població n. Por ú ltimo,
las empresas estatales fueron proyectadas por el Presidente para ser saneadas
administrativamente, tomó préstamos que no lograron resolver los problemas.

Otro aspecto que afecto el Gasto Corriente fue que siendo el PRD un partido muy grande con
contingentes de militantes y seguidores en su mayoría procedentes de los sectores de menores
ingresos, la presión social por empleos, en ausencia de un sistema de seguridad Social, presionó al
Gobierno para un aumento de dicho gasto, esto lo llevo a se endeudarse para expandir la base
clientelar aumentando el empleo público, subir salarios deprimidos, expandir servicios sociales y
aumentar el consumo. Esto resultó en que llevó la deuda hasta US$2,635 millones para un incremento de
167%. 

En general, el presidente Guzmán subió los salarios, endeudó al país con créditos externos, gastó
más en educación y salud, lo que fue bueno, pero descuidó demasiado la construcción y el sector
cayó en una depresión.

b) Salvador Jorge Blanco

Para las elecciones del 1982 el PRD se encontraba dividido, y de los comicios fue electo Salvador
Jorge Blanco. Comenzó con la peor crisis del Continente, cuando México y todas las naciones se
10
Modelo econó mico que se caracteriza por la demanda provocada o conducida por el proveedor o productor de algo (en este caso el Estado) y que se
sitú a por encima de la que el consumidor habría realizado en condiciones normales.

38
Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

declararon (1982) en cesació n de pagos y en moratoria11. Internamente, heredó una deuda de


US$450 millones en cartas de créditos vencidas del Banco Central, má s otras deudas de los
organismos autó nomos. Es a este gobierno que le toca la crisis y el ajuste má s grande de la historia de
la economía dominicana.

Al principio, el Dr. Jorge Blanco aumentó los salarios en escalas y emprendió con el INVI un
ambicioso plan de viviendas, que no se terminó por falta de recursos. Ensayó un nuevo modelo
econó mico: el aumento de las exportaciones de productos no tradicionales.
Trató de promover la producció n y exportaciones de productos no tradicionales 12, sobre todo los
productos agrícolas: piñ as, melones, flores y otros, sin embargo, fruto de las limitadas relaciones
internacionales del país, la oferta fue mayor que la demanda. También inició el tránsito hacia la
economía de servicios iniciada por Balaguer.

Sus medidas econó micas giraron en torno a reducir el déficit fiscal y de la balanza de pagos a
través de la eliminació n de subsidios a los sectores productivos nacionales.
Sin embargo, el peso de la deuda externa, que le llevo a firmar un convenio con el Fondo
Monetario Internacional (FMI), los bajos precios del azú car, las altas tasas de interés de los
bancos, y sobre todo, la baja productividad, el aumento constante de los gastos corrientes del
Estado, la ineficiencia de las empresas de CORDE, y la deficiente administració n, impidieron el
crecimiento econó mico esperado. Buscando ampliar la base recaudatoria, creo el Impuesto a la
Transferencia de Bienes Industrializados (ITEBIS) que existía en varios países bajo el concepto de
IVA (Impuesto al Valor Agregado)

La crisis se agravó y trajo como consecuencias el aumento de la inflació n, devaluació n del peso,
alto nivel de desempleo y deterioro de las condiciones de vida. El endeudamiento nacional creció
nuevamente con la firma de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, pero que con sus
medidas sugeridas la situació n empeoró . La inflació n se disparó al 700% y se produjo un aumento
de los precios de los productos bá sicos en un 200%.

Los efectos del acuerdo con el FMI fueron percibidos inmediatamente. La flotació n de los precios
fomentó la agricultura dominicana. La devaluació n creó incentivos adicionales para la producció n
y exportació n de los productos agrícolas. Antes de firmar este acuerdo el gobierno permitió que
flotara el dó lar y creó una tasa de cambio unificado y devaluada. La tasa de interés y los precios
fueron ajustados de acuerdo al nuevo valor del dó lar, hubo una devaluació n de un casi 30%.

En su meta de reducir la tasa de cambio frente al dó lar norteamericano para alcanzar la paridad
monetaria perdida desde hacía largo tiempo, los funcionarios y asesores econó micos del gobierno
sugirieron a Jorge Blanco que enviara policía y tropas armadas a cerrar casas de cambio para que
la gente solamente pudiera comprar y vender dó lares en los bancos comerciales, Jorge Blanco así
lo hizo y provocaron un gran desorden financiero. El gobierno tuvo que reconocer que estas
medidas habían sido mal concebidas y accedió a legalizar las casas de cambio por restaurar el
equilibrio financiero. La tasa cambiaria se estabilizo en 3 pesos por dó lar.

11
México -uno de los países más deudores de América Latina- declaró una moratoria sobre su deuda externa y dejó de hacer los pagos correspondientes.
A partir de entonces, los bancos extranjeros empezaron a negarse ceder nuevos créditos a otros países latinoamericanos, incluyendo la Repú blica
Dominicana a menos que llegaran a un acuerdo con el FMI.
12
Los productos tradicionales de exportació n son: azú car, cacao, café y tabaco. A todos los demás se les llama no tradicionales.

39
Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

Hubo crisis social producto de la devaluació n inevitable de la moneda, reducció n de subsidios y


de precios exigidos por el FMI. El control de emisió n de dinero y las medidas de austeridad
permitieron al gobierno mantener la inflació n bajo control.
Los recursos del FMI y los ingresos provenientes del turismo, las zonas francas y las remesas
contribuyeron a aumentar las reservas en moneda extranjera. De esta forma entre 1985 y 1986,
el peso dominicano comenzó a apreciarse pasando de RD$ 3.35 a RD$ 2.80 por dó lar. Al final dejó
el poder con la moneda estable a RD$ 2.80 por dó lar, inflació n de un dígito y estabilidad
macroeconó mica

En conclusión, las medidas tomadas por el gobierno de Jorge Blanco fueron, la suspensión de las
emisiones inorgánicas de dinero, la congelación del gasto público, el control del déficit del sector
público, el aumento de los impuestos, control de las importaciones y el aumento de la tasa de interés,
pero habían encontrado en el FMI una especie de “chivo expiatorio” para culparlo del programa
de ajuste. Justificaban la política econó mica argumentando que, si ajustaban los precios a la tasa
de cambio real, el alza sería intolerable. Su estrategia falló porque el gobierno trataba de
implementar a su manera las recomendaciones del FMI, terminando por desacreditar su propia
política de ajustes.

Dos hechos políticos de grandes repercusiones econó micas fueron que en abril de 1984 los
responsables de la política gubernamental, intentaron aprovechar la Semana Santa y subir los
precios de todos los productos. Ante esta situació n los pobres armaron una asonada popular que
fue calmado por la milicia matando má s de 100 personas.

El otro hecho político resaltante que impacto en la economía fue que Jacobo Majluta (presidente
del Senado) boicoteó la aprobació n de las leyes má s importantes para hacer legal el ingreso de
ayuda externa. Como resultado de este boicot, muchos de los proyectos dirigidos a la reactivació n
de la economía impidieron que el gobierno pudiera reiniciar la economía en el tiempo correcto.

Un ejemplo de ello fue el Proyecto de la Presa de Madrigal, que surgió como alternativa en la
década de 1980 a la escasez de agua en Santo Domingo, que afecta a numerosos barrios,
especialmente los má s pobres. Esa iniciativa fracasó por la oposició n a rajatabla del Senado,
presidido por Jacobo Majluta. Las diferencias políticas entre Jorge Blanco y Majluta eran
irreconciliables, a pesar de militar en el mismo partido, el PRD. Madrigal se archivó . Ningú n
gobierno ha decidido construir la Presa.

Las denuncias de corrupció n al gobierno de Jorge Blanco fueron orientadas a desacreditar su


gobierno y la incapacidad administrativa del PRD destruyendo la poca popularidad que aú n
conservaba. Balaguer y el partido reformista estuvieron a cargo de estas denuncias de
enriquecimiento ilícito. Balaguer se presentó a elecciones como la figura clave para gobernar con
eficacia administrativa. Segú n Eduardo Tejera, Balaguer regresó en 1986 debido a la falta de
coherencia del PRD y sus Candidatos.13

En sentido general de este gobierno se puede resaltar:

1)   Aumentos en los impuestos


2)  Restricció n monetaria y ajuste en la estructura de tasas de interés

13
Los ocho añ os del PRD (1978-1986) se caracterizaron, por oscilaciones de crecimiento y decrecimientos del PBI: 4.50 (79), 8.00 (80), 0.30 (81), 1.70
(82), 4.50 (83), 1.30 (84), -2,10 (85) y 3.50 (86).

40
Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

3)   Devaluació n monetaria del peso, vía ampliació n del mercado libre de divisas con el propó sito
de elevar la rentabilidad de las exportaciones y así aumentar su volumen y de reducir tanto las
importaciones como la demanda de créditos externos, para restablecer el equilibrio externo.
4)   Disminució n de la participació n estatal en la economía
5)   Liberació n de la economía y vinculació n cada vez mayor a los flujos comerciales
internacionales
6)   Apertura al comercio exterior de la economía mediante la especializació n en la producció n, de
bienes y servicios
7)   Privatizació n de la economía
8)    Contracció n del mercado
9)    Pago de la deuda externa y atracció n de la inversió n extranjera.

4.5 Política Económica de los 10 años de Balaguer

Al principio de los 10 añ os, el Gobierno de Balaguer profundizo la crisis encontrada, pues


aumentó las inversiones pú blicas, con crédito de suplidores y emisiones inorgá nicas acumuladas
en tres añ os de má s de RD$16,500 millones, una cifra grande para la época, que rompió con toda
estabilidad macroeconó mica. A su retorno al gobierno, Balaguer reprimió el endeudamiento, pero
desquició la moneda y las finanzas pú blicas provocando la crisis de 1990

En ese sentido, los añ os 1987 al 1990 fueron todos de alta inflació n, devaluació n de la moneda de
RD$ 2.80 por dó lar a RD$ 12.80 en cuatro añ os, emisiones monetarias que causaron un desborde
del déficit fiscal y de inflació n de 41 % en 1988, 86 % 1989 y hasta el 106.0 % en 1990. Ya para el
1990 existía un caos y el país estuvo al borde de un colapso econó mico, desabastecimiento y
escasez de productos y apagones de quince horas diarias. Pero Balaguer con las emisiones
monetarias volvió a invertir 70 % del Presupuesto en obras de infraestructura y volvió a dedicar
alrededor del 30 % al gasto corriente, con lo que se deterioraron todos los servicios, aumentaron
las huelgas, los salarios reales se fueron al suelo y el descontento fue general. La crisis de los añ os
1989-90 disminuyo el nivel de vida de los dominicanos al existente en el añ o 1978.

El gasto pú blico fue dirigido a la expansió n y el crecimiento, centrado en la construcció n. De esta


forma enfrentó el desempleo, aumentó el flujo de dinero y la capacidad adquisitiva de amplios
sectores.

No obstante, en la segunda etapa de los 10 añ os de Balaguer, el país empezó a beneficiarse de una


estabilidad macroeconó mica que favoreció el desarrollo.
Se redujo el nivel inflacionario, se controló el presupuesto fiscal y se redujo la deuda externa. Las
grandes líneas fueron:

- La política de no generar endeudamiento externo.


- Reducció n de los gastos corrientes del Estado
- Saneamiento de la administració n
- Fomento de la construcció n
- Incremento de la productividad agrícola
- Incremento del Turismo
- Incremento de las exportaciones
- Rehabilitació n de la agricultura e impulso de la reforma agraria.
- Esfuerzo por reforestar el país, lo cual condujo al aumento de la cobertura forestal.
Puede ser discutible el método que uso, pero el resultado fue muy positivo.

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

- La cultura del equilibrio fiscal fue una de las características de sus gobiernos con
excepció n del período 1987-1990.
- Acumulació n de la infraestructura física (presas, carreteras, caminos vecinales, etc.),
aunque sin el mantenimiento adecuado. Su política de construcciones modificó la ciudad de Santo
Domingo.
- El desmonte del sector industrial con las reformas arancelaria y fiscal de la década del
noventa.

En general, en este periodo se inició la política econó mica neoliberal. Se produjo un


reordenamiento del aparato productivo centrándose en la economía de servicios ya iniciada en los
gobiernos anteriores. El impacto del turismo y las industrias de zonas francas, inician a la
Repú blica Dominicana en el mercadeo y publicidad de lo que puede ofrecer y servir, en lugar de
vender.14

La industria turística comienza a generar fuentes de trabajo, promocionando la emigració n hacia


los focos turísticos y las zonas francas surgieron fruto de la inversió n extranjera que Balaguer
incentivó . Pero, la mayor parte de esos fondos son dirigidos a su país de origen, limitando las
ganancias de nuestro país a pequeñ as recaudaciones de impuestos en el caso del turismo y a los
magros salarios en el caso de las zonas francas. La balanza de trabajos se equilibró
considerablemente con este nuevo tipo de industria.

La aplicació n de estas medidas neoliberales perjudicó la producció n agropecuaria. Se


acrecentaron los cordones de miseria en las periferias de las grandes ciudades y también se
produjo el éxodo migratorio hacia el extranjero.

A pesar de que la vuelta al poder del Dr. Balaguer (1986-90) trajo consigo algunos cambios en
materia política, como mayor tolerancia política y libertad de expresió n, estabilizació n de la
macroeconomía y reducció n de la inflació n en la segunda parte del gobierno, desarrollo mayor
control del presupuesto y del pago de los impuestos, reducció n la deuda externa y el gasto pú blico
fue orientado hacia la expansió n y el crecimiento a  través de las construcciones (ampliació n de la
Autopista Duarte, remodelació n  del Aeropuerto Las América, construcció n Plaza de la Salud, etc.)
también hubo medidas y situaciones que desestabilizaron mas la débil economía encontrada y
que evidenciaron el deterioro socioeconó mico de este segundo gobierno de Balaguer, como por
ejemplo:

1.- La invisibilidad de la gente. Se volvió a deteriorar los niveles de educació n, de la salud,


deterioro del salario y en general de las condiciones de vida de la gente. La calidad de vida de las
personas no fue parte de sus objetivos de política.

2.- Desinstitucionalización. Fue una prá ctica permanente debilitar las instituciones, como fue la
justicia, las prá cticas recurrentes de fraudes electorales e involucramiento de las Fuerzas
Armadas en la política, el deterioro del servicio exterior y, en general de todos los servicios
pú blicos. Muchas veces, las leyes se promulgaban, pero no se cumplían, y la Constitució n la redujo
a un pedazo de papel. Ni siquiera pudo institucionalizar su propio partido.

3.- Fascinación por las cosas. Entender que el progreso está simbolizado por las cosas y no por la
mejoría de las condiciones de vida de la gente, pero eso construía constantemente, algunas cosas

14
Comportamiento del PIB en los diez años de Balaguer: 10.10 (1987), 2.20 (1988), 4.40 (1989) –5.50 (1990). 1.00 (91), 8.00 (92), 3.00
(93), 4.30 (94), 4.80 (95) y 7.30 (96).

42
Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

ú tiles, como presas, carreteras, etc. y otras inú tiles, como el Faro a Coló n. Llegó a decir, que no
podía acabar con la pobreza, pero sí embellecer las ciudades.

4.- Falta de mantenimiento de la infraestructura. Una de las características de esas construcciones


era que no se les daba mantenimiento y al poco tiempo de uso estaban deterioradas.

5.- Corrupción como forma de hacer la política. La electricidad es un buen ejemplo, cuando utilizó
el no pago de la energía como un medio para fomentar la acumulació n de capital en el sector
privado. Situació n de la cual hoy vivimos las consecuencias al crear una cultura del robo de la
electricidad; o cuando justificó el macuteo como compensació n de los bajos salarios de los
empleados pú blicos. O cuando llegó a afirmar que la corrupció n se paraba en la puerta de su
despacho y no hizo nada por perseguirla.
6.- Clientelismo. El clientelismo y el asistencialismo se generalizaron a través de la Cruzada del
Amor, la repartició n de funditas, los regalos el día de Reyes, etc. Estas prá cticas de clientelismo se
convirtieron en la negació n de los derechos ciudadanos.
7.- Pragmatismo desposeído de todo principio ético. Todo se justifica para quedarse en el poder,
entrando en una ló gica del poder por el poder.
8.- No construyó ciudadanía, es decir, una sociedad donde las personas tienen derechos y deberes
definidos.
9.- A su retorno al gobierno, Balaguer reprimió el endeudamiento, pero desquició la moneda y las finanzas
públicas provocando la crisis de 1990.
10.-Deterioro de la calidad de la carrera de servicio civil.

4.6 Primer Gobierno de Leonel Fernández

Después de la crisis electoral de 1994, y las elecciones de 1996 emergió al poder el primer
Gobierno del PLD, con el Dr. Leonel Ferná ndez. El gobierno de Leonel Ferná ndez se inició con
notable debilidad por la fuerte oposició n que le presentaba el Congreso. Durante su período de
gobierno, la agenda política de Ferná ndez se centró en la reforma econó mica y judicial y su
programa de gobierno en la modernización del Estado y las instituciones públicas a través de
diversas reformas.

Leonel sometió al Congreso un paquete de medidas econó micas que incluía el ajuste de los
precios de los combustibles, aumento del ITBIS, impuesto selectivo al consumo de bebidas
alcohó licas y cigarrillos y la unificació n de la tasa de cambio. Propuso un paquete social que
eximía de impuestos a los alimentos de la dieta diaria y subsidio a los artículos de primera
necesidad. Sin embargo, la oposició n del Congreso bloqueó estas iniciativas.

El PLD, como partido en el poder, siguió el modelo liberal que primaba en los añ os 90, al
emprender reformas estructurales, aumentar los salarios y las nó minas del Gobierno,
incrementar el gasto corriente y reducir el gasto de capital. Volvió a invertirse la fó rmula del
gasto del Presupuesto Nacional, 30 % má s o menos para obras físicas y 70 % para gastos
corrientes, pero ahora principalmente en subsidios a la tarifa eléctrica, al gas licuado, al
transporte pú blico y la seguridad social.

No obstante, Leonel Ferná ndez realizó un nuevo estilo de Gobierno y le dio prioridad a los activos
intangibles de la sociedad. Mejoró grandemente la institucionalidad, el sistema Judicial, mejoró los
servicios públicos de aduanas, rentas internas, salud y educación de los bajísimos niveles del
Gobierno de Balaguer.

43
Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

Hubo una notable mejoría en la recaudación de los impuestos tanto los internos como los de
aduanas por efecto de la eficientización en el proceso de cobros. A Leonel Fernández se le reconoce
haber adecentado las empresas públicas, sacar la economía dominicana a los escenarios
internacionales y mantener la estabilidad macroeconómica (crecimiento sostenido del PIB,
inflación, tasa de interés y tasa de cambio controlado).

Se le reconoce a esta gestió n haber disminuido la deuda externa y desarrollar su programa de


gobierno con bajo nivel de endeudamiento. Al 16 de agosto de 1996 la deuda pú blica externa era
de 3,994 millones de dó lares, y cuatro añ os después, era de 3,676 millones de dó lares,
disminuyéndola significativamente, lo que permitió que la Rep. Dom. no siguiera por el camino
del endeudamiento externo. De acuerdo con estas cifras el Dr., Leonel Ferná ndez disminuyo la
deuda en alrededor de un 10%, lo que equivale a má s o menos US$300 millones de dó lares.

Asimismo, cuando Leonel Ferná ndez asume el gobierno en el añ o 1996, encuentra la   tasa de
cambio del dó lar al 12.87 y la dejó al 16.05 al salir del gobierno el 16 de agosto del 2000 para una
subida de 3.18 puntos, equivalente a una depreciació n acumulada de 24% (un 6% anual). La
inflació n anual nunca llegó a dos dígitos; siempre estuvo por debajo del 10%.

Se le criticó a esta gestió n que el crecimiento econó mico no impactó de manera significativa en la
reducció n de la pobreza y que só lo se manifestaba a nivel macro y en la inversió n extranjera.
Su gobierno también se enfocó en la creació n de proyectos, que incluían la construcció n de
elevados viales, tú neles, y bulevares. Desde que asumió la conducció n de los destinos nacionales,
el 16 de agosto de 1996, Ferná ndez emprendió una diná mica y agresiva política exterior que
rescató a la Repú blica Dominicana de su aislamiento tradicional y la colocó en el mismo centro de
los procesos de integració n regional, apertura de mercados y globalizació n. Incentivó la
participació n del país en organizaciones políticas y econó micas del hemisferio, como la OEA,
Grupo de Rio, Caricom, etc

En el plano social y educativo, convencido de que el desarrollo de la tecnología de la informació n


y comunicaciones representa el motor má s poderoso para el progreso de una nació n moderna,
dedicó esfuerzos especiales a equipar todas las escuelas pú blicas secundarias del país de
laboratorios de informá tica. Instauró el premio a los estudiantes meritorios, otorgado
mensualmente a nivel nacional; promovió la cultura de la lectura a través de las competencias
denominadas Olimpíadas de lectura y dejó establecida la Feria Internacional de Libro de Santo
Domingo. Estableció el desayuno escolar, favoreciendo así a una gran població n estudiantil.

Otros aspectos resaltantes en el plano econó mico, del gobierno de Leonel Ferná ndez es que puso
en marcha programas para la creació n de empleos, dando apoyo financiero a las micros,
pequeñ as y medianas empresas, construyendo nuevas zonas francas industriales y realizando una
activa estrategia para captar capitales extranjeros a través de la Oficina para la Promoció n de
Inversió n, creada a su iniciativa. La economía dominicana experimentó una tasa de crecimiento
de un 8.5%, la má s alta durante ese período, junto con países como Corea del Sur. La inflació n se
mantuvo en un só lo dígito: la má s baja en toda América Latina. Sin embargo, sus medidas
neoliberales no se tradujeron en una mejoría en los ingresos o la calidad de vida del pueblo
dominicano.
En general, entre las características econó micas má s resaltantes, del Gobierno Del Dr. Leonel
Ferná ndez, está n:
1.-Crecimiento econó mico
2.- Proceso de Reforma del Estado.
3.- Proceso de Privatizació n de las empresas pú blicas.

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

4-inicio del Proceso de Reforma Aduaneras


5-Ajuste inmediato de distorsiones en estructura precios internos, control inflacionario.
6- Pago de la deuda externa y atracció n de inversió n extranjera
7- Inicios de los Acuerdos de Libres Comercios Bilaterales y Regionales. TLC-Centroamérica, Rep.
Dominicana y EE UU.
8-Implementació n y cumplimiento de los compromisos vinculados a varios acuerdos
internacionales, así como seguimiento a los Tratados Comerciales.
9- Aumento de la cobertura de los servicios de Salud Pú blica.
10- Política de Racionalidad Fiscal
11-Plan decenal de Educació n Pú blica

4.7 Gobierno de Hipólito Mejía (2000-2004)

Este periodo de gobierno se caracterizo por políticas monetarias expansivas combinadas con
fuertes desbalances fiscales que tuvo su mayor impacto en la peor crisis bancaria en la historia
financiera de la nació n, con un costo fiscal equivalente al 23% del PIB.

El gobierno de Hipó lito Mejía, introdujo cambios que impactaron a la economía dominicana de
manera negativa: relegació n de reformas que estaban en curso, desaceleració n de la economía en
general y de la oferta exportable y altos niveles de endeudamiento. La crisis bancaria del 2003 y
el salvamento de los grandes y pequeñ os inversionistas de Baninter obligo a poner a circular
má s de RD$105,000 millones de pesos inorgá nicos y provocó un descenso del ingreso per cá pita
de US$2,600 a US$1,600.

La magnitud de la crisis hizo colapsar sectores completos de la economía, y segú n el PNUD, se


estima que entre un 12 a un 15% de la població n pasó de ser pobre a muy pobre o indigente. Esto
significa cerca de 2 millones de personas. En ese sentido, segú n la gerente subregional del Banco
Mundial en ese momento, Christina Malmberg Calvo, las personas que cayeron en pobreza
extrema durante la crisis econó mica 2003-2004, fueron alrededor de un milló n 600 mil y la crisis
del 2003-2004 redujo el nivel de vida al existente en el 1997.

Varios factores jugaron en este proceso inflacionario, de devaluació n de la moneda y de pérdida


de las RIN:

a) La reticencia de las autoridades monetarias a aplicar a tiempo políticas de restricció n


monetaria para proteger las RIN esperando recibir respuestas del gobierno en la restricció n del
gasto fiscal. Las autoridades monetarias no querían afectar las tasas de intereses bancarias (lo
que se confundió erró neamente con una política de deslizamiento de la tasa de cambio, ya que
esta no era su objetivo). Esta reticencia implicó que la banca asumiera operaciones de mayores
riesgos en sus colocaciones del exceso de liquidez, ahora multiplicado por la monetizació n de los
bonos.

El crédito de la banca aumentó en un extraordinario 50% en dos añ os, a diciembre del 2002. Este
aumento imprudente del crédito por parte de la banca, fue causa principal de los desencajes de
los bancos en septiembre del 2002, cuando por las fuertes pérdidas de las RIN disminuyó
rá pidamente la liquidez de la economía, lo que obligó a los bancos a recortar sus créditos para
recuperar liquidez. En el mes de septiembre, las autoridades auxiliaron a los bancos a través de
redescuentos y en el mes de octubre redujeron en 3 puntos porcentuales a 17% el encaje legal,
cumpliendo los bancos a partir de ese momento con el nivel de encaje requerido, con

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

excepció n de los tres bancos que al final quebraron, no por problemas de liquidez sino de
solvencia; por el mal uso que le venían dando desde hacía añ os a los recursos de terceros.

b) El crecimiento de la incertidumbre de las empresas y personas en los resultados de los


desbalances fiscales, reflejados en las rá pidas pérdidas de las RIN, y en un aumento imprudente
del endeudamiento externo, incertidumbre que se demostró en el resultado negativo de US$1,514
millones que reflejaban las subcuentas cartera y otros, de la cuenta financiera de la Balanza de
Pagos al 31 de diciembre del 2002 y

c)  Debido a que hasta el mes de marzo del 2002, el Banco BANINTER segú n las auditorías
realizadas, utilizó una buena parte de los redescuentos otorgados para realizar pagos de sus
asociados en el exterior

La crisis Bancaria Dominicana del 2003*

A partir del mes de septiembre del 2002, el Banco Intercontinental, BANINTER, el segundo banco comercial en importancia del
país, comenzó a enfrentar serios problemas de retiro de depósitos. Esta situación obligó al Banco Central, partiendo de las
informaciones suministradas por ese banco en sus estados financieros auditados, a otorgar facilidades de liquidez a través de
redescuentos, a fin de que dicha institución pudiese hacer frente a lo que, en ese momento, se percibía como un problema de
iliquidez transitoria, provocada por el retiro de depósitos. Pero la situación financiera de dicho Banco continuó
deteriorándose, razón por la cual la Junta Monetaria decidió el 24 de marzo del 2003 dar su no objeción a conversaciones y
negociaciones para una eventual fusión por absorción del BANINTER con otro banco comercial, más pequeño por el tamaño
de sus activos, el Banco del Progreso, el sexto banco del país. Sin embargo, al conocerse días después, los detalles y las
implicaciones monetarias, financieras y fiscales que tendría el acuerdo de fusión firmado entre ambos bancos privados, la
Junta Monetaria decidió, el 7 de abril, desestimar el acuerdo PROGRESO-BANINTER y autorizar al Banco Central a asumir el
control de las operaciones del BANINTER, para lo que se nombró una Comisión de Administración para depurar los activos y
pasivos de la entidad, y asumir el control administrativo del banco. Era el reconocimiento oficial de que el banco estaba
quebrado.

El martes 13 de mayo del 2003, en un discurso dirigido al país, el gobernador del Banco Central, señor José Lois Malkún, dio a
conocer una serie de graves irregularidades que condujeron a la quiebra al BANINTER. Esas irregularidades, catalogadas por
Malkún como un fraude sin precedentes y de grandes proporciones, fueron cuantificadas primeramente por los técnicos del
Banco Central en RD$55 mil millones de pesos, equivalentes en aquel momento a US$2,200 millones. Las primeras
estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) indicaban que las sumas involucradas en el fraude podían equivaler a
un 12 ó un 15% del Producto Interno Bruto y entre un 60 y un 80% del presupuesto del Gobierno Central del año 2003. Como
consecuencia inmediata, el Banco Central acusó ante las autoridades judiciales del país a los tres más altos ejecutivos de
BANINTER de varios cargos criminales, por lo que fueron apresados y su expediente enviado ante un tribunal de instrucción
penal.

El 31 de julio, en un comunicado dirigido al país, el Banco Central reconocía que el sistema bancario había sido afectado por
una serie de acontecimientos adversos y que se estaban tomando las medidas para resolver el problema de BANINTER y
responder a la incertidumbre de sus depositantes y acreedores legítimos. Se señalaba que BANINTER se encontraba en
proceso de disolución para entrar en una fase de liquidación la semana siguiente y que los depósitos legítimos que todavía
permanecían en dicho banco serían transferidos al Scotiabank, entidad que también adquiriría parte de los activos de
BANINTER.

Asimismo, las autoridades monetarias daban cuenta de que habían identificado deficiencias financieras en el Banco Nacional
del Crédito, BANCREDITO, y en el Banco Mercantil, de naturaleza diferente al caso BANINTER, relacionadas con aspectos
administrativos y contables, así como excesos en cartera a préstamos con empresas vinculadas.

El BANCREDITO, considerado el quinto banco más importante del país, también había comenzado a enfrentar problemas de
liquidez fruto de retiros masivos por montos tan importantes que el Banco Central tuvo que inyectarle fondos por más de RD$

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

3,000 millones para hacerle frente a la situación. En ese contexto, las autoridades monetarias buscaron solucionar los
problemas de BANCREDITO a través de su compra por un importante grupo económico industrial del país.

En el comunicado del 31 de julio, las autoridades monetarias anunciaron la adquisición de BANCREDITO por un fuerte grupo
económico (Grupo León Jiménez) y se señalaba que se estaba aplicando un plan de reestructuración que implicaba
compromisos claros por parte de los nuevos propietarios para asegurar la solidez del banco. En el caso del Banco Mercantil,
su planta ejecutiva había sido reestructurada y se estaba aplicando un plan que incluía un aumento en el capital aportado por
los accionistas y el cambio del control mayoritario del banco, por Republic Bank de Trinidad y Tobago.

La gravedad de la crisis bancaria dominicana puede apreciarse en la evolución de los adelantos y redescuentos otorgados por
el Banco Central a los bancos para enfrentar sus problemas de liquidez así como en los aportes del Banco Central al Fondo de
Liquidez para la banca comercial con problemas. En diciembre del 2001, los adelantos y redescuentos del Banco Central a los
bancos comerciales totalizaban RD$924.4 millones. En octubre del 2002 habían pasado a ser RD$1,977.4 millones, en
diciembre del 2002 se treparon a RD$6,583 millones y en septiembre del 2003 llegaron RD$10,073.1 millones. Asimismo, los
aportes del Banco Central al Fondo de Liquidez para la banca comercial con problemas pasaron de RD$30 millones en
diciembre del 2002 a RD$77,102.2 millones en octubre del 2003.

Como puede apreciarse, el colapso del Banco Intercontinental, S.A. (BANINTER), así como las crisis del Banco Nacional de
Crédito, S.A. (BANCREDITO) y del Banco Mercantil, S.A. ha requerido una asistencia de liquidez masiva del Banco Central para
rescatar los depositantes de BANINTER en el primer caso, y para viabilizar la capitalización y adquisición por nuevos
propietarios en los casos de BANCREDITO y el Banco Mercantil. Posteriormente, el Banco Central ha tenido que aportar
liquidez para rescatar a los depositantes de BANCREDITO y el Mercantil en sus operaciones Off-Shore que no fueron asumidas
por sus nuevos propietarios. Los montos manejados hasta septiembre de este año representan alrededor del 18% del PIB.

Los problemas bancarios dominicanos vienen precedidos de un proceso de inestabilidad económica que se inició en el 2001.
Después de haber registrado altas tasas de crecimiento durante la década de los noventa en un contexto de estabilidad
económica, la República Dominicana apenas creció un 2.7% durante el 2001. El ritmo de crecimiento logró recuperarse al
4.1% en el 2002, pero en el primer semestre del 2003 el crecimiento de la economía fue negativo en 0.8% y lo que se proyecta
para final del año es que el crecimiento económico sea negativo en un 3%, según el FMI y el Banco Central.

La inflación, que había mantenido un nivel por debajo de dos dígitos en el período 1995- 2001, subió a 10.5% en el 2002 y
para octubre de este año ya rondaba el 30%, proyectándose para el final del año un 35%. Asimismo, la moneda dominicana
que se había mantenido relativamente estable a lo largo del periodo 1991-2002 con una depreciación equivalente a un 4%
anual, se depreció en más de un 50% durante el 2003. Al terminar el 2002, la tasa promedio de cambio de la moneda
norteamericana con relación al peso era RD$18.03 por US$1.00, pero para noviembre de este año se había colocado en
RD$40.00 por US$1.00. Producto de la depreciación de la moneda, el nivel de endeudamiento público ha pasado de
representar un 26% del PIB en el 2002 a casi un 50% del PIB en el 2003.

La volatilidad cambiaria se ha hecho acompañar de un crecimiento importante de las tasas de interés bancarias que se han
movido de 21.96% a finales del 2001 a 33.75% en octubre de este año. Por el lado fiscal, los compromisos asumidos por el
Banco Central con los ahorrantes y acreedores de los bancos con problemas representan un déficit cuasi fiscal equivalente al
2.8% del PIB para el año 2003, que unido al déficit fiscal del gobierno del orden del 0.7% del PIB proyecta para este año un
déficit fiscal equivalente al 3.5% del PIB.

Por el lado de la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos, el país había tenido déficit en el 2000, en el 2001 y en el 2002
cercano al 4% del PIB. Producto de una recuperación de las exportaciones y de la actividad turística, así como de una caída de
las importaciones debido a la reducción de la demanda doméstica y a la importante depreciación del peso, en lo que va de
este año, se ha logrado un superávit en la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos cercano al 1% del PIB. Pero la Cuenta de
Capital se ha debilitado en lo que va del año, a pesar de la colocación de los US$600 millones de bonos soberanos en los
mercados internacionales a principios del año y la inversión extranjera directa ha declinado considerablemente.

El Banco Central da cuenta de importantes salidas de capitales. Las reservas internacionales netas del Banco Central se han
caído drásticamente pasando de US$962.3 millones a US$112.2 millones en octubre de este año. Al día de hoy las reservas
brutas del Banco Central representan menos de un mes de importación.

Muchos de los problemas que todavía hoy confronta la economía dominicana estaban presentes en el escenario nacional
antes de la crisis bancaria. Esta lo que ha hecho es contribuir al agravamiento de esos problemas, haciéndose evidente que el
país se encuentra inmerso en una delicada situación caracterizada por una pérdida de la estabilidad macroeconómica. Esa

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

delicada situación económica obligo a las autoridades del gobierno a procurar un Acuerdo Stand By con el Fondo Monetario
Internacional, FMI, como mecanismo para aumentar la credibilidad en las políticas diseñadas ante la actual crisis.

*Tomado de la Introducción del Plan de Investigación de la Tesina “LA CRISIS BANCARIA DOMINICANA DEL 2003” de Juan Temístocles Montas del Master en
Comercio Exterior y Finanzas Internacionales de la Universidad de Barcelona, 2004.

La Crisis Bancaria Dominicana del 2003

Desde finales del 2002, la banca dominicana empieza a padecer problemas de iliquidez,
impulsada por rumores de problemas en algunos bancos, bá sicamente Baninter.
El 2003 se inicia con una gran incertidumbre sobre la solidez del sistema financiero En el mes de
marzo del 2003 se anuncia la venta del Baninter al Banco del Progreso. Semanas después se
suspende el acuerdo pues se detectaron serias irregularidades en el Baninter.

En el mes de mayo, el gobernador del BC de entonces, José Lois Malkú n, en una alocució n a todo el
país, anuncia la detecció n de un fraude bancario por alrededor de RD$55,000 millones. Así mismo
se anuncia que otros dos bancos confrontan problemas “de naturaleza diferente al de Baninter”

En el Banco Mercantil, la plana gerencial es desmontada y el Bancrédito, pasaría a ser propiedad


de uno de los grupos empresariales má s importantes del país. Finalmente, Bancrédito se
transforma en el Banco Leó n y el Mercantil es adquirido por el Republic Bank de Trinidad y
Tobago.

Estos hechos provocaron una seria crisis de confianza en el sector financiero nacional, por lo que
se inicia una fuerte corrida de depó sitos. Es evidente la falta de regulaciones en el sistema, una
gran dosis de imprudencia en la toma de riesgos y una pobre supervisió n bancaria. Esta crisis
impacta negativamente en la economía dominicana, una de las má s pró speras de los ú ltimos añ os
en América Latina.
El gobierno decide salir al rescate de los depositantes, pero no fueron necesariamente los má s
afectados los beneficiados.

Se producen fugas desorbitantes de capitales lo que provoca una fuerte depreciació n del RD$ vs el
US$ . La tasa se coloca a má s del 55x1colocando la inflació n a má s del 40%.

En menos de un añ o el peso se depreció un 67% con relació n al dó lar. El crecimiento de la


economía fue de -1.9%. La situació n fiscal se agravó en extremo, el déficit pú blico consolidado
que fue era RD$10, 452 millones en el 2002 pasó a RD$40, 700 millones en el 2003. Para
financiarlo, el gobierno tuvo que acumular atrasos en el pago de la deuda, convirtiéndonos en un
Estado de alto riesgo para la inversió n.

Para inicios del 2004, el país se ve envuelto en una desgastante campañ a política, donde unos y
otros partidos se echaban la culpa por la responsabilidad de la crisis. Por otro lado, una gran

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

parte de los activos del Baninter son adquiridos por el Scotiabank. Suben de precio los artículos
de primera necesidad y se origina una profunda crisis energética.

Con un 57% del total de votos, el candidato del PLD y ex presidente, Dr. Leonel Ferná ndez, gana
las elecciones del 2004. El nuevo gobierno empieza a tomar medidas para reestablecer la
confianza. El tipo de cambio empieza a descender.

El gobierno se ve en la necesidad de solicitar recursos frescos para sanear las finanzas por lo que
se firma un acuerdo Stand By con el FMI El gobierno se compromete a una serie de medidas de
ajuste fiscal para acceder a los desembolsos. Este acuerdo estuvo varias veces a punto de fracasar
por asuntos políticos. Como siempre, el pueblo “paga los platos rotos” y se ve afectado por una
nueva reforma fiscal.

El 29 de diciembre del 2004, la Junta Monetaria lanza el Reglamento de Evaluació n de Activos


(REA). Este tiene por objeto establecer la metodología que deberá n seguir las entidades de
intermediació n financiera para evaluar, provisionar y castigar los riesgos de sus activos y
contingentes. Ademá s, se prohíbe el otorgamiento de préstamos a relacionados de los bancos y se
les obliga a deshacerse de todas aquellas empresas satélites, que no tienen nada que ver con el
negocio bancario.

En el 2005 son sometidos a la justicia los causantes de los fraudes bancarios. Los “hoyos”
detectados en estos bancos ascienden a RD$83,500 millones. Baninter RD$55,000 MM,
Bancrédito RD$22,000 MM y Mercantil RD$6,500 MM.

Para finales del 2005 e inicios del 2006, las medidas aplicadas comienzan a surtir efecto, la tasa
del dó lar se estabiliza, la economía empieza a reaccionar, sin embargo, los sectores productivos se
quejan de la falta de acceso al crédito, por lo exigente del REA.

La crisis produjo un deterioro en la distribució n de la renta. El 10% de las familias má s ricas que
acaparaban el 38.3% del ingreso en 2002, pasaron a recibir el 41.5% en el 2003. En cambio, el
40% de las familias má s pobres que recibían el 12% de la renta, pasaron a recibir el 10% en el
2004.

La ineficacia de la regulació n y la supervisió n prudencial en nuestro país fueron un factor


determinante que llevaron a la desvalorizació n de las prá cticas bancarias y con ello al fraude. A
esto se le unió la ineficiencia de la intervenció n bancaria. Se ha demostrado que varios de los
principios bá sicos del tratado de Basilea para una efectiva supervisió n bancaria no se cumplían.
Entre las principales debilidades detectadas tenemos:
 Registros contables inadecuados
 Contabilidad paralela y fraudes contables
 Préstamos a vinculados
 Falta de controles internos
 Mala calidad de la cartera de créditos y bajas provisiones por riesgo de crédito
 Falta de liquidez y aumento del costo de fondos
 Los bancos off-shore
 Inadecuada supervisió n

No obstante, hay que aclarar que la crisis bancaria del 2003 pudo evitarse si las autoridades
monetarias y financieras de entonces se hubiesen apegado estrictamente al cumplimiento de la
Ley Monetaria y Financiera y hubiesen garantizado ú nicamente el pago a los ahorrantes con

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

depó sitos por debajo de los 500,000 pesos: el 99.6% de los depositantes del Baninter, es decir,
546,279 de los ahorrantes tenían depó sitos por debajo de 500,000 pesos, monto garantizado por
la Ley, mientras que el resto, 2,372 depositantes, el 0.4%, estaban por encima de dicho monto,
constituyendo la erogació n de esa elevada suma la causa fundamental de la crisis econó mica,
financiera y bancaria del 2003.

En cuanto a la fuerte devaluació n y aumento de precios que se produce entre septiembre del
2003 y febrero del 2004 tuvo sus orígenes en:

a) La aceleració n de la dolarizació n de los activos líquidos por el aumento de la incertidumbre


que origina el rompimiento de los acuerdos con el FMI (por falta de cumplimiento de parte de las
autoridades), y

b) La pobre capacidad de manejo de las autoridades monetarias para absorber o neutralizar el


aumento de liquidez bancaria principalmente la que se acumula en las primeras semanas de
enero. El retraso por parte del Banco Central (por posiciones técnicas internas conflictivas, como
lo atestiguo en un artículo periodístico el ex gerente de la época), a responder a pagar las tasas de
interés que demandaba el mercado, al final concluyo en mayores tasas de interés y de
devaluació n.

La crisis bancaria obligó a las autoridades monetarias a proteger el Sistema de Pago de la


Nació n expandiendo la base monetaria en unos RD$105 mil millones. A consecuencia de esta
crisis se importantiza el resultado de las pérdidas financieras del Banco Central, cuyo valor
nominal se venía acumulando desde la década de los añ os setenta como consecuencia de: las
pérdidas cambiarias; la no entrega de pesos por parte del gobierno para el pago de la deuda
externa, ni para el pago de los intereses de los bonos pú blicos; por asumir el pago de la deuda
externa comercial privada etc.).

En conclusió n, el Gobierno del presidente Mejía concluyó en una grave crisis econó mica y social,
hasta el punto que el PIB real cayó en 20 % en 2003-04, esto unido a la corrupció n administrativa
generalizada y a la acentuació n de la crisis del sector eléctrico, se puede hablar de un cambio de
naturaleza nunca vista en la economía dominicana y en sentido general se caracterizó por:

a) Inestabilidad macroeconó mica permanente


b) Inflació n, Disminució n de los salarios reales
c) Déficit fiscal que excedía las fuentes de financiamiento. Política Fiscal expansiva
d) Incremento endeudamiento interno
e) Crisis Bancaria
f) Tasas de los certificados del Banco Central superior al 50%
g) El PIB creció a un promedio anual del 1.5%
h) Se realizaron varios acuerdos con el FMI, los cuales debieron ser replanteados por
incumplimiento.
i) Se implementaron tres paquetes de medidas fiscales, con escaso impacto en la economía. Se
realizaron las reformas fiscales para aumentar los impuestos, pero igual se aumentó el
clientelismo político, el gasto superfluo y aumentó al triple el pago de intereses.
j) Se disparó el endeudamiento, en parte para ganar las elecciones de 2002 y en parte para contener la
crisis de 2003. Fue llevada desde menos de US$3,700 millones en 2000 hasta má s de US$8,200
millones, a lo que se deben sumar los má s de US$4,100 millones de deuda que contrajo el Banco
Central buscando atajar la inflació n y la devaluació n. También se cambió negativamente el perfil de la

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

deuda externa, convirtiéndola má s cara al ser negociada con bancos comerciales y bonos
soberanos, no con Organismos Internacionales.
k) Fueron emitidos dos series de Bonos Soberanos por un monto de US$ 1,100 millones, para
aumentar la inversió n pú blica y financiar el déficit presupuestario del 7% del PIB que generó su
Gobierno.
l) El Presupuesto Nacional en promedio se invirtió cerca del 25% y menos en inversiones de capital
y má s del 75% en gastos corrientes, pero esta vez en nuevas partidas de gastos extraordinarios,
como subsidios eléctricos, gas licuado, pago intereses de la deuda externa, salvataje del colapso
bancario fraudulento del 2003, y una nó mina que su propio Gobernador del Banco Central definió
que habían má s de 125,000 nominillas o botellas improductivas. 
m) La tasa de inflació n excedió los dos dígitos en tres ocasiones, llegando a dispararse a un 42,11%
en el 2003. El promedio inflacionario anual fue del 33% y la tasa de devaluació n promedio anual
fue del 55%, y con una histó rica devaluació n del 58 por un dó lar. (Al llegar el gobierno la tasa del
dó lar era de 16.05 y al 16 de agosto de 2004 promediaba los 42.11 para una variació n de 26.05)
n) Las Reservas Internacionales Netas (RIN) se redujeron en US$360 millones.
o) Las pérdidas Financieras del Banco Central se elevaron al 4.1% del PIB y la intervenció n para la
resolució n de la crisis bancaria representó el 23% del PIB
p) La quiebra de los tres má s importantes bancos comerciales: Baninter, Bancredito y Mercantil
interrumpe el prolongado periodo de estabilidad y crecimiento con una caída del PIB del 1.9% y
se crea un déficit-cuasi fiscal en el Banco Central de má s de 26 mil millones de pesos.
q) Hubo quiebra masiva de empresas y negocios en todo el país. Esto incremento la tasa de
desempleo de un 13% a un 19.8 %, el má s alto en los ú ltimos cuarenta añ os, generando má s de
600 mil desempleados.
r) Se cayeron las exportaciones; dejaron de pagar los compromisos de deudas internacionales.
s) Las tasas de intereses de los préstamos bancarios llegaron hasta un 46%.

Aspectos positivos del Gobierno de Hipólito


A pesar del cuestionado e inadecuado manejo que el Presidente Mejia dio a la economía
dominicana, hay que resaltar dos aspectos importantes, que entendemos fueron muy positivos:

1) La descentralizació n de la inversió n pú blica. Hipó lito rompió con la tradició n de realizar


inversiones solo en la capital o en los centros urbanos, invirtiendo en pequeñ as e importantes
obras en las provincias y remotas y pequeñ as comunidades, lo que le favoreció para salir airoso
en las elecciones del 2002, cuando ganó mayoritariamente el congreso nacional.

2) La importancia y relevancia que le dio al sector agropecuario, promoviendo la producció n e


inversió n en ese sector, disminuyendo las importaciones de muchos de los principales rubros
agropecuarios de consumo doméstico. Esto significó un giro importante con respecto a la política
economía de Leonel Fernandez que privilegiaba a los consumidores, aunque para ello tuviera que
importar rubros que se producían en la RD pero con precios muy altos.

4.7 Segundo Gobierno de Leonel Fernández 2004-2008

Al iniciar su segundo mandato presidencial, Ferná ndez se esforzó en combatir la crisis econó mica
fruto del fraude bancario que se había estado gestando desde finales de los añ os 80, a un alto
costo del Producto Bruto Interno. Sin embargo, para combatir esta crisis fueron necesarias tomar
medidas drá sticas que encarecieron la vida de los dominicanos, entre ellas la reducció n de la tasa
del dó lar, provocando la pérdida de má s de 120,000 empleos en las zonas francas y un salto
impresionante en la deuda interna, causando que el Banco Central de la Repú blica Dominicana

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

introdujera al Congreso una ley para manejar a diez añ os el déficit cuasi-fiscal, entre otras
medidas.

Desde la segunda mitad del 2004, la economía dominicana retorna a un entorno de estabilidad y
fuerte crecimiento econó mico, por la renovació n de la confianza en el manejo de la política
econó mica apoyada en los cumplimientos de las metas convenidas con el FMI.

Es indiscutible que el mantenimiento de acuerdos con el FMI durante este delicado periodo fue un
importante factor de estabilizació n y confianza, mas aun ahora, por la incertidumbre del entorno
internacional y la importancia que todavía revisten los pasivos monetarios.

Durante este periodo las políticas fiscal y monetaria fueron eficientemente coordinadas con un
aumento significativo del ahorro primario fiscal, lo que le ha permitido al Banco Central acumular
reservas para fortalecer la confianza empresarial y mantener adecuados niveles de liquidez en la
economía soportando la fuerte reactivació n de la actividad privada. El crédito al sector privado se
incremento en 18% promedio anual, incentivado por una caída de 20 puntos en las tasas de
interés bancarias. El eje transversal de la política econó mica de Leonel Fernandez en su segundo
periodo es el mantenimiento del equilibrio macroeconómico. Por ello, inicio un proceso de
reformas fiscales para mantener la estabilidad macroeconó mica y corregir parte de los entuertos
econó micos de la pasada gestió n.

Desde que regresó al poder, el presidente Ferná ndez tuvo primero que darle prioridad a
recuperar la estabilidad macroeconó mica debido a los enormes pagos de intereses de la deuda
interna y externa y los subsidios por el altísimo precio del petró leo internacional, (a eso se debió
la emisió n de US$300 millones de bonos soberanos para pagar a Unió n Fenosa la recompra de las
Edes realizada por la gestió n pasada de gobierno, lo cual que generó en su momento una deuda
de 700 millones de dó lares)15, lo que significó tener poco margen y dinero para inversiones
pú blicas, salvo el sistema de transporte colectivo urbano del tren llamado el Metro, que ha sido
muy polémico en el país.

Otro enfoque del presidente Ferná ndez en este periodo fue en cerrar la brecha digital en el país.
Esto comienza a lograrse con la educació n informá tica y el establecimiento de centros
informá ticos en todo el país, programa que desarrolla con el apoyo logístico de su esposa, la
Primera Dama de la Repú blica, Margarita Cedeñ o de Ferná ndez quien ha construido los
denominados "Centros Comunitarios". La meta es que existan 155 de estos centros: el equivalente
a la totalidad de los municipios de la Repú blica Dominicana. El plan de la Primera Dama y el
Presidente Leonel Ferná ndez ha encontrado el apoyo de importantes instituciones educativas
nacionales e internacionales.

Construcción del Metro de Santo Domingo

En este periodo, Leonel Ferná ndez también inició y termino la construcció n del Metro de Santo
Domingo, una obra que estuvo en sus planes desde su primera administració n (1996-2000 pero
en aquel momento se pensaba en un Tranvía de Oeste a Este por toda la Ciudad de Santo
Domingo. El objetivo del Metro es aliviar el problema den trá nsito de las avenidas de la ciudad
capital, al mismo tiempo desligando a la població n del alto costo global del combustible.

15
A eso se sumo, la entrega a UF de las 80 mejores cuentas de Edenorte y Edesur lo que genero un déficit de US$50 millones al añ o. Esto así, porque las
distribuidoras compran la energía que suplen a estos clientes, pero estos pagan directamente a Unió n Fenosa y las distribuidoras no reciben ni un só lo
centavo.  Déficit que ha tenido que ser financiado, o con recursos presupuéstales frescos o con apagones.

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

Sin embargo, esta obra ha sido muy criticada porque especialistas entienden que solo representa
una solució n para un pequeñ o segmento poblacional del Distrito Nacional y que tanto el costo de
construirlo como de mantenerlo es demasiado elevado. El Metro, como ambicioso proyecto de
obras pú blicas, tiene defensores y detractores, pero lo cierto es que por el Metro la política
econó mica no se desvió , ni se rompió la estabilidad macroeconó mica, pues se mantuvo una
relativa estabilidad cambiaria en casi cuatro añ os e inflació n de menos de dos dígitos.

En ese sentido, desde los inicios de su gobierno, Ferná ndez logro mantener equilibrada la tasa de
cambio que encontró en 42.11 al llegar, manteniéndola estable en un promedio de alrededor de
32.5 por un dó lar durante los 4 añ os.

También presentaron una notable mejoría y/o crecimiento sectores como el de la construcció n,
agropecuaria y turismo, sin embargo, el sector de zonas francas tuvo un decrecimiento sostenido
por causas internas y externas. Se mantuvo estable el IPC (índice de precios al consumidor), pues
en los 4 añ os la inflació n no excedió de un dígito (ni siquiera en el 2007 como fruto de las
Tormentas Noel y Olga). Otros aspectos resaltables del modelo econó mico de Ferná ndez para
estos 4 añ os son:

- Las tasas de intereses promedio de los préstamos bancarios se mantuvieron en 14%.


- Ha cumplido con los requisitos impuestos por el FMI, garantizando la estabilidad
macroeconó mica.
- Las exportaciones se han incrementado en un 25%.
- Crecimiento del PIB en promedio de un 9%
-Mejora en la calificació n riesgo-país de B a B+, mejorando el ambiente creditito exterior, no
obstante, el choque externo provocado por el petró leo.

Si se pasa un balance al modelo econó mico implementado por Leonel Ferná ndez en este
cuatrienio, la opinió n má s o menos aceptada y generalizada es que logro pasar una etapa muy
crítica en la que se estabilizaron los agregados macroeconó micos, controlar la inflació n,
estabilizar el tipo de cambio, retomar la disciplina fiscal y salir de la recesió n, pero que la agenda
de reformas y transformaciones econó micas que debieron llevarse a cabo, está muy cargada,
presentá ndose retos, amenazas y oportunidades de enormes magnitudes para toda la sociedad.

No obstante, en ese escenario era claro que la estabilidad alcanzada no estaba plenamente
garantizada para los años venideros. Su consolidació n requería reformas de envergadura y
decididas acciones de política en las á reas fiscal, monetaria y energética. Estos retos se asocian a
un impulso decidido a la competitividad que permita relanzar la economía bajo el liderato de un
sector externo vigorizado, a una profunda reforma de la política social que ademá s de reducir la
pobreza y la exclusió n social, fortalezca la creació n de capacidades y la productividad de la fuerza
de trabajo, y a una reforma institucional y del Estado que lo haga uno má s transparente y má s
efectivo, proveyendo de manera eficiente los bienes pú blicos indispensables para el desarrollo.

A diferencia de su primer gobierno, en este segundo Ferná ndez duplicó la deuda llevá ndola hasta
má s de US$17 mil millones, en parte para amortiguar los efectos de la crisis internacional y de los
aumentos del precio del petró leo. A eso hay que sumarle cerca de US$7,700 millones del Banco
Central, que siguió tomando prestado, para evitar la inflació n.

4.9 Tercer mandato presidencial (2008-2012) de Leonel Fernández

53
Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

Este periodo estuvo muy matizado por tener que enfrentar la crisis econó mica que sacudía a todo
el mundo capitalista y especialmente a los Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, a tal
punto que produjo una reducció n en el ritmo de crecimiento de la economía, como resultado de
los factores externos que afectaron el desempeñ o econó mico del país.

En el 2008, la economía dominicana fue impactada por una serie de choques tanto de origen
externo como interno. Los choques de los altos precios internacionales de los alimentos bá sicos y
del petró leo en el primer semestre del añ o, se combinaron con el paso por nuestro país de 4
fenó menos atmosféricos que afectaron seriamente la producció n agrícola, cuando aú n no nos
recuperá bamos de los efectos de dos tormentas que nos habían impactado en los ú ltimos meses
del 2007, con lamentables pérdidas humanas y de infraestructura. Asimismo, estos eventos se
verificaron en medio de un crecimiento importante de la demanda interna, pú blica y privada, que,
junto al aumento de los precios de los combustibles y los alimentos, generó presiones sobre los
precios internos y sobre la cuenta corriente de la balanza de pagos de la economía dominicana. En
la segunda mitad del 2008, la situació n cambió de manera significativa debido a las medidas
monetarias que provocaron una disminució n de la actividad econó mica, y, al mismo tiempo, se
comenzaron a sentir los efectos de la desaceleració n de la economía mundial, en especial la de
Estados Unidos nuestro principal socio comercial, producto de las turbulencias financieras en los
mercados internacionales de capitales que han afectado el panorama macroeconó mico mundial y
sus perspectivas.

Para combatir los efectos adversos de los choques sobre los sectores má s pobres de la sociedad
dominicana, el Gobierno Dominicano se vio compelido a aumentar el gasto de asistencia
alimentaria al igual que los subsidios a la energía y al transporte pú blico. El Banco Central
aumentó su tasa de interés de referencia tres veces durante el añ o 2008, al pasar de 7% a 9.5%, lo
que ayudo a moderar las expectativas inflacionarias y a mantener la relativa estabilidad de la tasa
de cambio. Los resultados obtenidos, luego de la disminució n de los precios del petró leo
acontecidos en los ú ltimos meses del añ o, se reflejaron en una tasa de inflació n anual que
ascendió a 4.52% en 2008, cincuenta por ciento menor que la alcanzada en el añ o 2007.

A partir del 2009, fueron añ os de grandes retos para la economía dominicana, ante la disminució n
en los niveles de crecimiento econó mico de las principales economías del mundo, pero al mismo
tiempo de oportunidades, frente a la baja de los precios internacionales del petró leo y de algunos
commodities, lo cual influyo de manera importante en menores presiones inflacionarias
domésticas. Esta situació n combinada con el ajuste fiscal previsto en el presupuesto pú blico y un
crecimiento má s moderado de la demanda interna, otorgo grados de libertad para permitir un
cambio en la postura de la política monetaria. No obstante esos resultados, el gobierno no pudo
responder al reto de poner a marchar a toda capacidad el Tratado de Libre Comercio (DR-
CAFTA), iniciado en el 2007, para que los efectos positivos de ese acuerdo impactaran má s
positivamente mayor en nuestra economía.

Si hacemos un balance de los 8 añ os del gobierno de Leonel Ferná ndez podemos observar:

 Los factores positivos


a)   Estabilidad macroeconómica; logro mantener la estabilidad macroeconó mica; una economía
en crecimiento, la inflació n controlada y una estabilidad cambiaria. Incluso cuando la crisis
internacional estaba impactando fuertemente al mundo entero, en Repú blica Dominicana se
minimizaron sus efectos.

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

b) Las construcciones principalmente en la ciudad de Santo Domingo; sembró de obras de


infraestructuras el país, tú neles; avenidas, puentes, autopistas, pasos a desniveles, elevados,
universidades, escuelas y el metro entre otras.
c) Los avances en la regulación bancaria;
d) La política exterior;
e) Avance en la cobertura de salud;
f) Mejoría en la gerencia de cobro de impuestos y
h) La aprobación de un marco legal a través de la nueva Constitución y de nuevas leyes
i) En el ámbito social, se ha amplio la cobertura de la seguridad social de 48 mil afiliados en el
2004 a 4 millones 200 mil, incluyendo má s de 2 millones de afiliados en el régimen subsidiado,
atendiendo bajo protecció n social a má s de 540 mil familias pobres, a través del Programa
Solidaridad y sus diferentes componentes; Comer Es Primero, Incentivo a La Asistencia Escolar,
envejecientes y el Bono Gas, que incluye a má s de 800 mil familias.

 Los factores negativos


a) La debilidad institucional, falta de transparencia y credibilidad en las entidades del Estado; y el
incremento de la percepció n de actos de corrupció n.
b) Uso de la deuda para sostener el crecimiento económico, lo cual se demostró que no era
sostenible en el mediano plazo. Gran parte de la estabilidad macroeconó mica, subsidios y avance
de la economía fue financiado con préstamos lo que en consecuencia produjo un incremento del
endeudamiento externo, que limita mucho al país a la hora de darle respuesta a nuevas crisis
internacionales.
c) Problema eléctrico siguió igual, lo cual se reflejo en un mayor subsidio;
d) Mala calidad del gasto público;
e) Pocos avances en materia de educación y los avances en materia de salud no han sido suficientes.
f) Poco avance en la reestructuración de las exportaciones y en los factores institucionales que
obstaculizan el aumento de las exportaciones.
d) Las políticas económicas aplicadas provocaron una sobrevaluación monetaria con un impacto
positivo en la población en general, pero muy lesivo sobre sectores productivos como la zona franca,
el turismo o la industria.

10.- Gobierno De Danilo Medina

Desde la toma de posesió n, Danilo Medina, planteó en su discurso grandes cambios y diferencias
en la política econó mica con respecto al gobierno anterior: no dejar de construir obras, pero
invertir má s en la gente, hacer inversiones con miras sobre todo a fortalecer los sectores
productivos, generar má s empleos, disminuir la pobreza y la desigualdad social. Como objetivo
de Política Econó mica, se planteó mantener controlada la inflació n y el costo de la vida y
desarrollar los servicios bá sicos de calidad, facilitando la adquisició n de viviendas en condiciones
asequibles de financiamiento para la gente y definió la educació n como la verdadera llave del
desarrollo y aseguró que tenía en sus manos los lineamientos de inversió n en el sistema
educativo para los cuatro añ os de su gobierno.

También financiar los sectores con mayor capacidad de generar empleos, específicamente en las
pequeñ as y medianas empresas; creando incentivos financieros a los fines de que las  empresas, 
al trabajar en mejores condiciones crediticias, aumentarían su nivel de producció n y por tanto
demandará n una mayor cantidad de empleo, lo que se traduciría en generació n de riquezas, pero
teniendo en cuenta  que los recursos no fueran solo a reflejarse como cifras macro en el

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

crecimiento del Producto Interno Bruto, sino como un fenó meno diná mico en la distribució n del
ingreso y por tanto retribució n má s equitativa de la riqueza.

En cuanto al problema eléctrico, se planteo desarrollar un amplio plan para mejorar al sistema
eléctrico, declará ndolo de “alta y estratégica prioridad para el desarrollo econó mico nacional” y
pretendiendo trabajar en tres frentes fundamentales: en primer lugar, las altas pérdidas en las
empresas distribuidoras; en segundo, la generació n de bajo costo, y por ú ltimo la regulació n e
institucionalidad del sector.

En materia turística, su objetivo principal fue el logro de la llegada de 10 millones de turistas al


añ o, proponiendo que la legislació n fuera adaptada a la realidad de los planes de desarrollo del
Gobierno y a la competencia regional. Y, ademá s, crear facilidades para atraer nuevas inversiones
en el sector y canalizar nuevas opciones de financiamiento. También se fortalecería la marca-país,
con un agresivo plan de mercadeo y se reforzarían los mecanismos de seguridad en el sector e
incentivando, la industria de cruceros.

A su llegada al poder, Medina encontró una situació n recesiva a nivel internacional y un déficit
fiscal superior al 6.8% del Producto Interno Bruto (PIB), por lo que su prioridad fue garantizar la
estabilidad y devolverle la confianza a los inversionistas y ahorrantes. El gobierno se hizo una
proyecció n de crecimiento modesta porque se sabía que las medidas de política econó mica que se
estaban adoptando iban a generar un cierto enfriamiento de la economía en un contexto donde
también había un enfriamiento de la economía mundial. En sentido general, la visió n de Danilo al
asumir el poder era la de garantizar la estabilidad de la economía, generar confianza en los
actores econó micos para que a partir de ahí ya la economía pudiese despegar.

De sus dos gobiernos se pueden resaltar los siguientes aspectos:

 Mantuvo la estabilidad de la economía y redujo considerablemente el déficit fiscal, el crecimiento


se dio má s o menos de acuerdo con la proyecció n y la inflació n y la tasa de cambio en los niveles
esperados.
 Las medidas de austeridad gubernamental y Economía en el uso de los recursos disponibles en el
2013 dio como resultado que el gasto del gobierno se redujo en má s de 4% del PIB con relació n al
añ o 2012, lo que explica que muchas de las cosas que se planeó poner en marcha en los primeros
añ o de gobierno tuvieron que posponerse para hacerlo má s adelante.
 Dinamizació n del crédito para los sectores productivos en los primeros añ os, con una tasa de
crecimiento del financiamiento hacia los sectores productivos.
 Creació n de condiciones para que las micro, pequeñ as y medianas empresas pudieran tener
acceso al crédito de manera fá cil, por ser el mayor generador de empleo.
 Con relació n a las metas del turismo, incremento la llegada de turistas con la creació n de la
infraestructura para el turismo de cruceros.
 Cumplimiento del 4% a la educació n
 Incentivo a los programas agropecuarios, de viviendas y turismo
 Mantuvo las relaciones internacionales, aunque se debilitaron los vínculos con nuestro aliado y
socio principal que es Estado Unidos y restableció las relaciones con China.
 Algunos de los resultados del crecimiento fueron la reducció n en la incidencia de la pobreza de
ingresos, pero el impacto en el empleo, aunque positivo, fue relativamente bajo. La respuesta que
se ha dado a esta aparente paradoja es que los ingresos de un importante porcentaje de personas
ya ocupadas, pero en situació n de pobreza, aumentaron lo suficiente como para sacarlas de esa
situació n. 

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

Debilidades del gobierno de Danilo Medina

a) No realizo el Pacto Fiscal ni el Pacto Eléctrico.


b) El 4% para la educació n no dio los frutos esperados. Se evidencio que no había un plan para la
tanda extendida ni para el uso de los fondos. En los 8 añ os solo se construyeron escuelas y la
tanda extendida solo se implementó en algunas regiones.
c) La promesa de la generació n de los 400,000 empleos no fue cumplida porque, en primer lugar, el
déficit calculado de empleos por añ o es de 125,000 y si se crearon 100,000 como quiera quedaron
fuera 25,000 que si se suma al déficit acumulado no se llenó las expectativas que se crearon. Por
otra parte, se critica que los empleos creados no se sustentaban en el tiempo porque muchos eran
de las construcciones de planteles escolares y por el crédito tanto en las visitas sorpresas como a
las Mipymes. Sin embargo, a pesar de los programas de apoyo a las PYMES el porcentaje de los
créditos dirigidos a este sector, distan mucho de ser impactantes.
d) La deuda del sector pú blico no financiero es alrededor del 40% del PIB y si le sumamos la que tiene el
Banco Central con el pú blico, que es deuda estatal, llega a cerca del 51% del PIB. Un nivel como ese sólo lo
vimos en medio de crisis como la de 1990 y añ os inmediatamente posteriores, y en la de 2003-2004 que
desató los fraudes bancarios. Pocas veces la deuda ha pesado tanto sobre el presupuesto pú blico y sobre la
economía en su conjunto.
e) Alta incapacidad de mejorar la seguridad ciudadana y el desmejoramiento del servicio de salud.   
f) La baja que se dio en los combustibles no se correspondió con la relativa estabilidad y baja del
precio del petró leo en el mercado mundial
g) La Reforma Fiscal implementada al inicio del gobierno trajo consigo aumento de los impuestos y
de los precios de muchos bienes y servicios provoco un decrecimiento de la Economía en el
primer trimestre del 2013.   Este fue uno de los retos má s difíciles que tuvo que enfrentar Danilo,
pues dicha reforma fue tipificada como un trago amargo e impostergable por el propio
Presidente.
h) La actitud austera implementada en varios momentos del gobierno (diciembre 2012 y 2016)
tuvieron bajo impacto y hubo desmontarlas mediadas a través de agresivas medidas de política
expansiva, siendo la de mayor impacto la liberació n de un porcentaje del encaje legal en el 2013,
gracias a lo cual se logró un crecimiento del 2.8% en el segundo trimestre de ese añ o.
i) La mayoría de los indicadores de necesidades y baja calidad de vida como la mortalidad infantil,
la mortalidad materna, la població n con acceso a fuentes seguras de agua o la incidencia de
enfermedades infecciosas siguen igual. Hace falta mucho má s que crecer para enfrentar esas
miserias. 
j) El gasto pú blico no jugó un rol activo en el crecimiento sino má s bien de limitació n del consumo y
la inversió n. El gasto se sostuvo con deuda pú blica, evitando que se contraiga de forma severa, y
con ello, contribuyendo a sostener la demanda y el crecimiento, pero no ha tenido liderazgo.

11- GOBIERNO DE LUIS ABINADER

La llegada al poder de Luis Abinader se dio en circunstancias excepcionales, tomando


en cuenta que ganó en medio de una campaña electoral matizada por un aumento
constante de los casos de covid-19, virus que ha contagiado a más de 90,000
dominicanos y matado a cerca de 3,000 personas. Los impactos devastadores a nivel
mundial y local de esta pandemia llevo a Luis Abinader a tener que replantear sus
objetivos y proyectos planteados originalmente en su programa de gobierno.

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

Inicio su gestión con el reto de enfrentar dos crisis: la sanitaria y la económica, cuya
relación causa-efecto obligo a combinar los planes para la recuperación. Para ello, lo
primero fue que tuvo que mantener hasta diciembre los programas de ayuda social
iniciados en el gobierno de Danilo Medina: FASE 1, FASE 2, QUEDATE EN CASA, y
PATI. Luego decidió mantener igual hasta abril del 2021 solo el PROGRAMA FASE,
descontinuo el FASE 2 y el PATI y el QUEDATE EN CASA fue rebajado de 5,000 a
3,000 pesos mensuales.

En medio de un panorama macroeconómico nada alentador Abinader tiene bien claro


que la tarea de retomar a la normalidad será ardua, toda vez que no sólo depende de
las acciones que se tomen a lo interno, sino de la forma en que reaccione el resto del
mundo a la pandemia. Revertir los números económicos registrados, al tiempo de
lograr que baje la curva de contagio del covid-19, fue la principal meta fijada al llegar
al gobierno.
Pero lograr esa meta no ha sido fácil: entre enero y junio del 2020 el producto interno
bruto (PIB) experimentó una caída de -8.5%, mientras que las previsiones de los
organismos internacionales, como es el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), establecían que en
cualquier caso habrá un crecimiento negativo. Sólo en junio la economía se contrajo
-7.1%.

Los únicos puntos a favor lo representan la baja inflación registrada durante los
primeros seis meses del año, pero este comportamiento obedece, básicamente, a la
caída que ha experimentado la demanda interna y por la cuasi paralización del sector
turismo, una caída de casi un 20% en la venta de cemento y el cierre de todas las
actividades en las que se aglomeran persona; y el aumento en las remesas recibidas
desde el exterior, que pese a que se pronosticó una caída de alrededor de un 21%,
terminaron creciendo cerca de un 16% en el 2020, gracias a las generosas ayudas que
están recibiendo los dominicanos ausentes en los países que residen.

En el 2021, la situación de la economía dominicana no puede ser peor.


1) La caída del Producto Interno Bruto, PIB, del año pasado de cerca de un 6.7% es
uno de las mayores en los últimos años.
2) La magnitud de la caída del PIB nominal en dólares es tal que con un estimado
optimista es para el 2024 que podemos volver a los 89 mil millones de dólares que
tuvimos en el 2019 y que tendremos que esperar por lo menos 5 años para lograr el
mismo PBI per cápita en dólares que tuvimos el año 2019.
3) En un estudio realizado por el Ministerio de Economía se concluye que como
resultado del Covid 19, cuatro de cada 10 hogares pobres redujeron las porciones de
comida, se saltaron una o no comieron en el día entero; que más de la mitad de los que
perciben ingresos en los hogares redujeron o perdieron sus fuentes principales de
sustento y que el 42.6% de los hogares se endeudaban para compensar las pérdidas de
ingreso,

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

4) El nivel de pobreza extrema se ha elevado de un 3% a un 5.1% y la pobreza


monetaria general de un 21.4% en marzo a un 27.4 por ciento en junio del año pasado.
5) A noviembre, los cotizantes de la seguridad social disminuyeron en unos 304 mil
6) Es cierto que los programas de subsidios establecidos por el Gobierno mejoraron el
impacto de la crisis, pero como dijimos anteriormente, los programas “Pa ti” y Fase II”
fueron eliminados, mientras que “Quédate en Casa” fue bajado de 5 mil a 3,000 pesos
y solo durará hasta abril, así como el programa Fase I,
7) El incremento de las remesas que hemos tenido es de un 16% en el año, pasando de
unos 7 mil 087 millones a unos 8,220, debido a la solidaridad de nuestros hermanos
dominicanos en el extranjero, lo cual podría ralentizarse en razón de que el Congreso
Norteamericano solo aprobó 600 dólares de estímulo, aunque es casi seguro que el
congreso controlado por los demócratas lo suba a 2 mil, pero posiblemente solo hasta
abril o mayo.
8) La caída del sector turístico ha sido dramática de casi un 64.7 bajando de 5.821
millones de turistas a 2.057, y las perspectivas son de que no habrá una recuperación
por lo menos en el primer semestre de este año.
9) La deuda pública en el 2020 termino creciendo en más de un 22.2%, pasando de
unos 45 mil millones en el 2019 a 55 mil, Y solo en los últimos 5 meses las autoridades
dominicanas han tomado prestado más de 6 mil millones de dólares, un promedio de
más de mil 200 millones de dólares por mes. En el tercer trimestre del 2020 equivalía
al 66 % del PIB y a febrero del 2021 está cerca del 70 %.
10) Para el 2021, cerca del 35 % de los ingresos se deberá destinar al pago del servicio
de la deuda. Solo la cancelación de los intereses se llevará un 3.6 % del Producto
Interno Bruto (PIB),

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

No obstante el interés mostrado por Abinader y su equipo de gobierno en centrarse


en los temas de la salud y la economía, han tomado el sector equivocado como punta
de lanza para reactivar la economía dominicana: el sector turístico. Esto así porque la
reactivación del turismo internacional depende principalmente del curso que tome la
pandemia y lo que se ha visto en el nuevo año es que ha habido un nuevo rebrote que
ha llevado a cerrar ciudades y líneas áreas a suspender vuelos. Ni hablar del turismo
interno, se ha convertido en un espacio de aglomeraciones si ningún control ni
protocolo.

Por eso, amplios sectores entienden que para recuperar la economía, por su alto
impacto y efecto multiplicador en la economía, se deben dedicar a la construcción la
mayor parte de los recursos disponibles y los que se puedan conseguir via
endeudamiento y que solo el gasto de inversión en infraestructura podría fortalecer la
confianza en la recuperación e incrementar el PBI en el 2021, año en que se proyecta
una caída de un 6% .

ECONOMIA CONTEMPORANEA Y PERSPECTIVAS

 Problemas estructurales, que persisten y que tienen que ser enfrentados y retos pendientes
para el nuevo gobierno de Luis Abinader

A) Los efectos en la salud y en la economía de la pandemia del COVID 19 que todavía no se


sabe hasta cuando durara.
B) La sostenibilidad de la deuda. La necesidad del nuevo gobierno de seguir endeudá ndose
por la dramá tica caída de la economía por efectos de la pandemia. De hecho, a diciembre
del 2020 ya habían tomado cerca de 6,000 millones prestados, elevando así el porcentaje
de la deuda con respecto al PIB alrededor de un 66%.
C) El aumento del precio de la canasta familiar y aumento de la pobreza, sumado a la quiebra
de empresas MYPIMES.
D) La tan ansiada solució n del problema energético. Se han planteado algunas soluciones,
que por la envergadura del problema tomará tiempo ver sus verdaderos efectos. Así
mismo, los niveles de desempleo siguen muy altos. El subsidio al sector eléctrico cuya
solució n no aflora pese a las importantes inversiones llevadas a cabo en ese sector. Poco
se ha avanzado en materia de cobros.
E) Deterioro que ha sufrido el salario real de los trabajadores, la escasa generació n de
empleos en el sector formal, la persistencia de elevados niveles de pobreza y desigualdad.
F) La inversió n y el consumo doméstico es lo que arrastra la producció n nacional, no los
cambios estructurales en la economía (como un incremento en la productividad total, en
las capacidades tecnoló gicas y en la competitividad)
G) Esta forma de crecer es vulnerable porque descansa en decisiones de inversió n y consumo
basadas en expectativas, y no el cambio tecnoló gico y de la productividad total. La
muestra es que, a excepció n del turismo, las exportaciones no crecen, y la producció n
doméstica no logra contener con efectividad la competencia de las importaciones, lo que
apunta a que el aparato productivo no se ha hecho má s productivo, competitivo e
innovador. El empuje de la demanda es valioso, imprescindible en el corto plazo, para

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

sostener el crecimiento, pero mucho menos a largo plazo, cuando es la productividad y la


innovació n las que llevan el liderazgo.
H) La crisis que se avecina con el Sistema de Seguridad Social

RETOS

 Poder garantizar asistencia y salud a la població n. Un caso especial son las vacunas. Aun no se
sabe cual es el plan que se tiene al respecto.
 El reto fiscal, consiste en contener y reducir el déficit recurrente de nuestra economía. El país
necesita que, sin hacer un ajuste violento, el Gobierno envíe una señ al inobjetable de
preocupació n por contener el crecimiento de la deuda pú blica. 
 El segundo, con implicaciones de mediano y largo plazo, es cerrar un Pacto Eléctrico creíble, con
una ruta clara de reducció n del déficit financiero del sector y de las pérdidas. Menos que eso no
sirve. 
 El tercero es iniciar las negociaciones para transformar la fiscalidad dominicana, y hacer
contribuciones inmediatas dando pasos concretos en materia de transparencia y eficacia en el
gasto pú blico. 
 El escá ndalo de Odebretch, que al ser retomado por las nuevas autoridades acrecienta la
desconfianza y será un obstá culo má s para el Pacto Fiscal. Pero al mismo tiempo muestra lo
imprescindible que es lograr que el Estado alcance má s legitimidad, si lo que se quiere es que
haga su trabajo, gastando má s y gastando mejor.
 Mejorar el ambiente de negocios e inversió n para promover má s competencia, creació n de
empresas y generació n de empleos.
 Mejorar la relevancia y calidad de la educació n, no solo la cobertura.
 Mejorar la recaudació n fiscal y hacer el sistema tributario má s eficiente, sostenible y equitativo, a
través de má s impuestos directos, pero menos impuestos indirectos, eliminació n de exenciones
que beneficien a los má s favorecidos, mecanismos má s eficientes de detecció n de fraude
tributario, entre otros.
 Fortalecer la transparencia y eficiencia de las instituciones pú blicas, por medio de má s y mejores
mecanismos para monitorear la provisió n y calidad de los bienes y servicios.
 Redireccionar a la Repú blica Dominicana hacia un crecimiento má s inclusivo y promover la
prosperidad del 40% de la població n que aú n es muy pobre.
 El precio del petró leo, pues termino la era del Petró leo barato. Las implicaciones de precios del
petró leo má s elevado son grandes porque abarcan al fisco (Por ejemplo, suben las recaudaciones,
pero también sube el subsidio eléctrico), a los precios en la economía (por razones obvias), y al
tipo de cambio porque a mayores precios, la demanda de divisas es mayor, y con ello se
acrecienta la presió n sobre el mercado.

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

ANEXOS

ANEXO I
HISTORIA NACIONAL EN UNA PÁGINA
LECTURAS, Historia y Memoria por Frank Moya Pons Diario Libre, 19 febrero 2011.

La Repú blica Dominicana ocupa dos tercios de la isla que escogió Cristó bal Coló n para establecer la primera colonia
españ ola en el Nuevo Mundo. En esta isla, llamada españ ola por Coló n, los europeos adquirieron las primeras
experiencias acerca de la naturaleza americana y sus sociedades. Aquí conocieron las primeras comunidades aborígenes y
aquí padecieron nuevas enfermedades al tiempo que importaban gérmenes europeos que afectaron devastadoramente
las poblaciones amerindias. Después de un corto período dominado por la minería, los colonos españ oles experimentaron
con éxito en la producció n de azú car de cañ a que, junto a la ganadería, constituyó la base de la economía colonial
dominicana durante todo el siglo XVI.

Atacada por corsarios y descuidada por Españ a, que concentró sus atenciones en México, Perú y otros territorios más
ricos en el continente, la colonia de Santo Domingo empobreció y se despobló paulatinamente. Aventureros franceses
ocuparon la parte occidental de la isla en la segunda mitad del siglo XVII. En el siglo siguiente desarrollaron la colonia de
plantaciones más rica de las Antillas: Saint-Domingue. De esta colonia surgió má s tarde Haití, la primera repú blica negra
en el mundo, luego de una cruenta rebelió n de esclavos detonada por la Revolució n Francesa.Santo Domingo, entretanto,
continuó debatiéndose entre la pobreza y el contrabando, aunque logró recuperar paulatinamente su població n durante
el siglo XVIII para caer nuevamente en una profunda crisis demográ fica a consecuencias de las guerras y la emigració n, a
principios del siglo XIX.

Los criollos de Santo Domingo proclamaron su emancipació n de Españ a en 1821, coincidiendo con los movimientos
independentistas hispanoamericanos, pero no pudieron sostener su autonomía pues los haitianos invadieron
inmediatamente la parte españ ola de la isla y la incorporaron a la Repú blica de Haití desde 1822 a 1844.En este ú ltimo
añ o, los dominicanos proclamaron su separació n de Haití y mantuvieron una larga guerra de independencia contra los
haitianos hasta que el país fue anexado a Españ a en 1861 buscando evitar una nueva dominació n haitiana.

Durante la anexió n Santo Domingo fue convertido en una provincia de ultramar como Cuba y Puerto Rico, en donde
todavía existía la esclavitud, y el gobierno pasó a ser regido por la norma militar. Después de cuarenta añ os de
alejamiento de Españ a, la població n dominicana se había acostumbrado de tal manera a las formas republicanas que muy
pronto empezó a resentir la nueva dominació n españ ola pues las nuevas autoridades trataban despectivamente a un
pueblo de color acostumbrado a la libertad.

A partir de agosto de 1863 españ oles y dominicanos se enfrentaron entonces en una violenta y corta guerra de dos añ os,
llamada Guerra de la Restauració n que le costó a Españ a miles de bajas, la mayoría por enfermedades tropicales. Españ a
abandonó la isla en julio de 1865 y Santo Domingo volvió a su estatus anterior de Repú blica Dominicana.A partir de
entonces, y hasta 1916, la historia política dominicana es una de alternancias entre dictaduras y levantamientos
revolucionarios, asonadas, golpes de Estado y pronunciamientos militares.

Sin embargo, en el ú ltimo cuarto del siglo XIX, una sucesió n de gobiernos liberales ofreció incentivos y franquicias fiscales
a inversionistas extranjeros que quisieran invertir en empresas agrícolas, particularmente ingenios de azú car y
plantaciones de café, cacao y bananos. Hasta entonces la economía dominicana había descansado en la producció n
campesina de tabaco y en las exportaciones de madera, pero entre 1875 y 1930, las masivas inversiones protegidas por el
Estado produjeron una profunda revolució n econó mica que convirtió a la dominicana en una economía de plantaciones,

62
Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

como la cubana, la puertorriqueñ a y las demás economías antillanas.

Entretanto, el Estado dominicano incurrió en un creciente endeudamiento para financiar gastos políticos y para construir
importantes obras pú blicas, como ferrocarriles y puertos. Al no poder pagar a sus acreedores, la Repú blica Dominicana
confrontó serios problemas con sus acreedores extranjeros.

Para bloquear cualquier intento de intervenció n europea en Santo Domingo, los Estados Unidos impusieron un
protectorado financiero sobre el país en 1905 y, luego de numerosos incidentes, ocuparon militarmente el territorio
dominicano en 1916.Esta ocupació n militar concluyó en 1924 y catalizó numerosos cambios en la vida dominicana, entre
ellos la pacificació n permanente del país por medio del desarme de la població n y la creació n de un ejército y una
gendarmería profesionales.Después de un corto interregno democrá tico de seis añ os, el jefe del ejército se hizo con el
poder mediante un golpe de Estado en 1930 e instituyó una de las dictaduras más largas y crueles de América que
concluyó con el asesinato del dictador en 1961.

La dictadura de Rafael Trujillo continuó muchas de las reformas iniciadas durante la ocupació n militar estadounidense y
ejecutó nuevos cambios. Pagó la deuda externa, amplió las vías de comunicació n, inició la industrializació n de sustitució n
de importaciones, estimuló la urbanizació n del país, modernizó la agricultura y la ganadería, y transformó el Estado en
una maquinaria de control totalitario. Muerto Trujillo en 1961, la sociedad dominicana se lanzó a la construcció n de una
democracia mientras sus gobiernos y empresarios acentuaban la revolució n capitalista iniciada en añ os anteriores.

Un golpe de Estado en 1963, una guerra civil en 1965, una nueva dictadura entre 1966 y 1978, así como numerosos
conflictos sociales han sido parte del costo que los dominicanos han pagado para lograr crear un espacio político nuevo
en el que, finalmente, el cambio político se realiza mediante elecciones pacíficas y la economía responde libremente a las
fuerzas del mercado.Los cambios experimentados por la sociedad dominicana en los ú ltimos cincuenta añ os reflejan, en
sus costos y beneficios, los resultados de una revolució n capitalista que contrasta mucho con la revolució n socialista
ejecutada en Cuba durante el mismo período.

Durante ese ú ltimo medio siglo, la Repú blica Dominicana ha triplicado su població n de tres a diez millones de personas, y
ha dejado de ser una sociedad rural para convertirse en una sociedad urbanizada, al tiempo que ha exportado al
extranjero más de milló n y medio de emigrantes, recibiendo, en cambio alrededor de un milló n de inmigrantes, la
mayoría de ellos haitianos. La base econó mica del país se ha transformado profundamente. Habiendo sido antes una
economía exportadora de productos primarios (azú car, café, cacao, tabaco, bananos y bauxita), ahora es una economía de
servicios motorizada por el turismo, las comunicaciones y las finanzas, y estimulada por masivas inversiones pú blicas.

El crecimiento econó mico sostenido ha estimulado la aparició n de má s de medio milló n de micro y pequeñ as empresas, al
tiempo que ha abierto las vías para el desarrollo de grandes corporaciones industriales, financieras y agropecuarias. En
términos absolutos la masa de pobres es cada vez mayor, pero en términos relativos los dominicanos hoy son menos
pobres que hace cincuenta añ os y tienen mayor acceso a los servicios pú blicos.

La calidad de éstos deja mucho que desear todavía, y ello ha provocado la aparició n de un amplio sector de servicios
privados que abarca desde escuelas, clínicas y hospitales hasta cuerpos de vigilancia y seguridad, que tienden a
compensar las carencias de los servicios estatales. En este ú ltimo medio siglo la sociedad dominicana también se ha
secularizado y tanto la vida religiosa como la política se han pluralizado. Ya la Iglesia Cató lica no reina sola, como en el
pasado, y ahora compite con numerosos credos y sectas por la atenció n espiritual de la població n. La vida política
también refleja esa pluralizació n y el electorado se mueve alternativamente entre las distintas opciones partidarias,
movido más por los intereses concretos de los ciudadanos que por las ideologías que dominaron la cultura política
durante los añ os de la llamada Guerra Fría.
Habiendo sido antes una economía exportadora de productos primarios, ahora es una economía de servicios
motorizada por el turismo, las comunicaciones y las finanzas, y estimulada por masivas inversiones públicas.

ANEXO II
La mentira histórica de la ocupación haitiana de 1822
Por Damián Arias Matos (Coronel de la policía, abogado y periodista)
(Publicado el Miércoles 12 de marzo de 2008 en CLAVE DIGITAL)

Libros de texto, conferencias, profesores, artículos y hasta ensayos escritos por autores dominicanos y extranjeros
continú an propagando la mentira histó rica de la llamada ocupació n haitiana a Santo Domingo del 9 de febrero de 1822.
Se trata de la ú nica “ocupació n” de la historia de la Humanidad donde los ocupados le entregan las llaves de la ciudad al
invasor en un acto solemne. Para analizar un hecho histó rico, sea una acció n militar o no, y de acciones militares está
preñ ado el camino de la Historia, se debe verlo a contraluz y atento a sus antecedentes que le dan origen y forma.

63
Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

Al pensar en febrero de 1822 nos llega como fecha trascendente y pró xima la del 1 de diciembre de 1821, cuando el
Licenciado Don José Nú ñ ez de Cáceres proclama, dentro de la incertidumbre y falta de liderazgo políticos que se
vivían, la llamada Independencia Efímera. Acció n motivada, entre otras cosas por el riesgo de que se estableciera el
esclavismo como medio de producció n en la abandonada parte este o parte españ ola de la Isla de Santo Domingo.

Con pavor hemos escuchado a profesores y alumnos repetir como loros que los haitianos invadieron la Repú blica
Dominicana aquel 9 de febrero de 1822. Sin tomar en cuenta que ni siquiera éramos nació n a esa fecha, ya que en la
expresió n geográ fica llamada Isla de Santo Domingo existía una sola nació n, la Repú blica de Haití que había sido
proclamada independiente el 1 de enero de 1804. En la parte este o parte españ ola, en franco abandono a su suerte por
los inconvenientes que tuvo Españ a a nivel econó mico y político a nivel interno y en sus relaciones con sus rivales
colonialistas de Inglaterra y Portugal, no había una nació n en sentido estricto, ni siquiera había una caricatura de
Nació n. Incluso no había todavía un sentir dominicanista, ni se sabía có mo habría de llamarse el proyecto de Nació n
esbozado a partir de 1838 por los Trinitarios.

Tan só lo se sentían ser no haitianos, aunque al territorio que ocupaban que es la actual Repú blica Dominicana se la
llamaba como el Haití españ ol. Es decir que en pocas palabras el germen de la nació n dominicana fue esencialmente
racial. "Debo ser alguien porque no me siento ser haitiano".

Esa divisió n de la Isla de Santo Domingo entre españ oles y franceses fue dada a partir de 1795 por el Tratado de
Basilea, que constaba de un preá mbulo y 17 artículos. Por ese Tratado Francia devolvía los territorios ocupados en
Españ a mientras que a cambio Españ a cedía a Francia la parte españ ola de la Isla de Santo Domingo, ya que los
franceses controlaban la parte Occidental de la Isla desde el 20 de septiembre de 1697 mediante el Tratado de Riswick,
firmado en las entonces llamadas Provincias Unidas, actualmente Países Bajos. Mero reparto y regateo de intereses
después de las guerras.

Santo Domingo, o má s bien la parte este no pertenecía ni a franceses ni a españ oles, aunque sus residentes tenían un
alto rechazo a Francia y los territorios seguían bajo aparente control de la Corona Españ ola, mientras se decidía lo que
habrían de ser en el futuro. Del contenido de ambos tratados y del hecho histó rico de la Independencia Haitiana, primer
país independiente de raza negra, se desprende que no éramos nació n todavía.

En 1801 Toussaint Louverture invade la parte españ ola y llega a la actual Santo Domingo. Entra en guerra con los
franceses y vence las escasas tropas que Napoleó n había enviado a la Isla más preocupado por dominar Eurasia que
gastar recursos yendo a dominar una Repú blica originada por el mercado negrero de la sociedad esclavista que utilizó
la parte españ ola como depó sito humano, mientras se hacía a la idea de dominar Rusia y marchar frente a la Catedral de
San Basilio y la Plaza Roja, llamada así no porque, como creen muchos, el rojo es el color del Comunismo.

Lo ayudaron a vencer en su guerra, ademá s de la desigualdad numérica, la unió n de los esclavos libertos, decididos a no
volver a la esclavitud y el mosquito transmisor de la fiebre amarilla que preferían atacar la carne fresca de los franceses
que no había sido curtida por el sol abrasador de los tró picos.

El interés de Jean Pierre Boyer era, con el consentimiento de los futuros dominicanos, incorporar la parte este,
convertida en una res nulius, o una cosa sin dueñ o, a la Repú blica haitiana. El mismo José Nú ñ ez de Cáceres proclamó la
Repú blica de Haití en la ciudad de Santo Domingo dejando sin efecto al llamado Estado Independiente de Haití Españ ol,
que duró cinco semanas. Nuestro primer Estado fallido.

En Santo Domingo no se le hizo resistencia a los haitianos en 1822, como se le hizo en las intentonas de 1801 y 1805.
Entró en juego el factor conveniencia. Pensaron, nada somos pero uniéndonos a ellos somos alguien, esto unido al
elemento natural del instinto de sobrevivencia de los sectores econó micos de las regiones norte y sur central de la
parte este de la Isla.

La unificació n política de la isla se efectuó con la aprobació n de la mayoría de los futuros dominicanos, ya que estos, a
juzgar por las correspondencias con Boyer, creían que la unió n les daría libertad, porque traería los Có digos
napoleó nicos como modelo de Estado, le proporcionaría seguridad por tener ellos mejor armamento fruto de los
reductos de la presencia francesa y el bienestar econó mico que trae la estabilidad política.

Boyer por su parte, alegó siempre que fue llamado por los dominicanos y que la unificació n entre la parte Este y Oeste
fue para impedir que una nació n esclavista se apoderara de la segunda parte y pusiera en peligro la primera. Como
vestigio arquitectó nico de la presencia haitiana quedó solamente el Palacio de Borgellá , entonces sede del Ejecutivo,
ubicado frente al Parque Colon, en Santo Domingo.

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

Aunque una de las primeras medidas fue la proclamació n de la abolició n de la esclavitud como medio de producció n
algo que benefició a más de nueve mil esclavos que había de este lado y que debieron seguir sus labores en las parcelas
de sus antiguos amos, pero a cambio de un salario y en mejores condiciones.

Boyer es el primero que trae la reforma agraria a estos territorios, trajo ademá s los Có digos Napoleó nicos que eran,
para quienes prefieren todo lo nuevo como mejor, el ú ltimo grito en la legislació n, teniendo como base y fundamento
nada menos que a la Declaració n Universal de los Derechos del Hombre. Todas las Constituciones del mundo que la
toman como modelo son llamadas en justicia, Constituciones liberales. Mientras que se ocupó además de establecer la
divisió n política en Departamentos o Provincias y de paso introdujo el sistema de la representatividad democrá tica de
los ciudadanos. Boyer desplegó una ofensiva bastante consistente contra el predominio econó mico de la sociedad
hatera, que, quiérase admitir o no, fue el modelo econó mico que parió la llamada Independencia dominicana.
De donde se desprende que el período haitiano fuera además de una etapa de profundos cambios sociales e
institucionales, un periodo de notable crecimiento econó mico. Durante la ocupació n haitiana, consolidaron las nuevas
relaciones de producció n que se venían gestando desde el siglo XVIII, afirma el Profesor Roberto Cassá en su Historia
Social y Econó mica de la Repú blica Dominicana.El Có digo Agrario instaurado por Boyer tuvo como propó sito principal
en la parte Este la repartició n de terrenos de la reforma agraria, eliminando los terrenos comuneros, como lo
demuestra la ley del 8 de julio de 1824 que afectó considerablemente a los grandes terratenientes, incluyendo a las
extensas propiedades de la Iglesia Cató lica que tuvo que aceptar que gran parte de sus terrenos fueran repartidas a los
campesinos.

Estas medidas y la implantació n de su Có digo Rural lo hicieron tener enfrentamientos con los hateros, quienes al ver
afectados sus intereses y la amenaza del pago de impuestos, organizaron la llamada Conspiració n de Los Alcarrizos de
1824.Queda claro, entonces, que la alegada ocupació n no lo fue tal, que la llamada en forma abiertamente racista como
la ¨larga noche de veintidó s añ os de ocupació n lo que trajo fue progreso a la parte Este de la Isla y que de ahí en
adelante esta se fortaleció y comenzó a enterarse de quienes eran y quienes podrían llegar a ser.

ANEXO III
NOTAS SOBRE LA SITUACIÓN FINANCIERA DE REPÚBLICA DOMINICANA DE 1844 A 1861

POR FRANCISCO BERROA UBIERA, HISTORIADOR


Para cubrir los gastos de la burocracia enquistada en el poder y para satisfacer las demandas de los soldados y oficiales,
o para satisfacer los propios gobernantes su ambició n personal, desde 1844 los gobiernos dominicanos se dedicaron a
realizar elevadas emisiones de papel moneda sin respaldo, y ésta equivocada, pero necesaria política financiera, dará
lugar a un verdadero caos monetario en todo el país durante el periodo 1844-1861.  Las emisiones monetarias
durante este periodo fueron como sigue:
FECHA CANTIDAD TIPO DE MONEDA GOBIERNO TASA DE CAMBIO[1]
1844 150,000 Billetes Santana 44X1
1844 50,000 Metá lica (Cobre) Santana
1845 300,000 Billetes Santana
1845 771,830 Billetes Santana
1845 329,228 Billetes Santana
1846 200,000 Billetes Santana
1846 300,000 Billetes Santana
1848 250,000 Billetes Santana
1848 1,000,000 Billetes Santana
1848 300,000 Billetes Santana
1848 375,000 Billetes Santana 10: 1
1849 1,000,000 Billetes Bá ez 10: 1
1849 1,500,000 Billetes Bá ez 50: 1
1856 500,000 Billetes Bá ez 68.75: 1
1856 3, 000,000 Billetes Santana
1856 14, 000,000 Billetes Bá ez 500: 1
1856 2, 000,000 Billetes Bá ez 500: 1
1856 1, 000,000 Billetes Bá ez 500: 1 ó 1,000X 1
1857 6, 000,000 Billetes Bá ez
1857 14, 000,000 Billetes Bá ez

65
Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

1857 2, 000,000 Billetes Bá ez


1857 1, 000,000 Billetes Bá ez
1857 18, 000,000 Billetes Valverde 4,000: 1
1858 100,000 Billetes Bá ez
1858 100,000 Billetes Bá ez
1858 20, 556,930.75 Billetes Valverde 4,725: 1 ó 1,600X1
Nov.-enero, 1859 19, 242,000 Billetes Santana
 1860 50,000 Billetes Santana
Mayo-agosto, 1860 20, 000,000 Billetes Santana 1,200X1
Agosto – oct., 1860 10, 240,000 Billetes Santana 3,000X1
Enero-feb., 1861 8, 000,000 Billetes Santana

La guerra en contra de los haitianos fue un factor determinante para obligar a los primeros gobiernos dominicanos a
destinar má s del 80 por 100 de los ingresos fiscales para cubrir el presupuesto del Ministerio de Guerra y Marina, y en
muchos casos, para cubrir los déficit presupuestales del gobierno de turno se recurría a las emisiones de papel moneda
sin respaldo, a los préstamos concedidos por los grandes comerciantes importadores exportadores -casi todos de
origen extranjero-, e inclusive, para tales fines se llegó a recurrir en má s de una ocasió n al endeudamiento externo.

La Ley de gastos pú blicos que rigió a partir del 28 de junio de 1845 estableció un presupuesto de R.D.$ 1,179,889.00,
destinando al Ministerio de Instrucció n Pú blica (Educació n) R.D. $2,720.00, y, má s de R.D. $1,000,000.00 para el
Ministerio de Guerra y Marina; el añ o siguiente (1846), el monto del presupuesto fue de R.D. $ 1,770,829.00, y la
distribució n de gastos como sigue:

Ministerio Asignació n (RD $)


Guerra y Marina $ 1, 535,775.00
Interior y policía       $ 63,997.00
Justicia, Instrucció n pú blica y Relaciones Exteriores       $ 94,885.00
Hacienda y Comercio        $77,172.00

Sobre la moneda informa Saint Denys en su carta a Guizot, Santo Domingo, 5 de agosto de 1844 que el gobierno había
creado el peso dominicano, emitiendo 300,000.00 gourdes (pesos) equivalentes a 600,000.00 francos; destaca que 1
peso equivale a 2.0 ó 2.5 francos franceses.  Sobre la moneda metá lica haitiana o céntimo, dice que sigue circulando,
aunque en agosto de 1844 “El doblón español que antes de esta emisión valía hasta 60 gourdes de Haití no vale ahora más
que 43 ó 44 gurdes dominicanos“.[2] 

En 29 de agosto de 1844 se produjo una emisió n de 100,000.00 pesos en billetes de a cinco con el fin de recoger las
papeletas haitianas.  A fines de 1844 se mandaron a acuñ ar a los Estados Unidos las primeras monedas de cobre por un
valor de RD $50,000.00.  Santana decretó en 23 de enero de 1845 una prohibició n para la exportació n de toda clase de
moneda de oro, plata, cobre u otros metales en cualquiera de sus formas: barras, planchas, etc…; también fue
rehabilitada la Ley de patentes del 27 de julio de 1840.

Sobre las deudas nacionales en julio de 1844 eran por un monto de 134,000.00 francos; detalladas así: 46,000.00
gurdes de Haití (92,000 francos), y 8,000.00 pesos fuertes de Españ a (42,000.00 francos).  El costo de los fusiles y de
tres barcos que Francia le suministró a Santo Domingo fue la suma anterior, es decir, 134,000.00 francos.  Sobre los
aranceles, la ley de aduana del 26 de mayo de 1827, fue sustituida por la ley del 9 de junio de 1838, y esta a su vez por
un decreto de Santana de fecha 7 de diciembre de 1844 por medio del cual la tonelada se gravaba de esta forma: lo que
pagaba dos pesos fuertes españ oles (0.50 francos) ahora paga dos pesos nacionales (4 francos).

Durante el periodo comprendido entre 1844 a 1861, antes de la anexió n a Españ a, los grupos enquistados en el poder
derrochaban los pocos recursos de la nueva nació n, el anexionismo andaba por sus fueros, y el conservadurismo, el
caudillismo, el autoritarismo y el militarismo se complementaban mutuamente.  Ciertamente, durante la “Primera
Repú blica”[3], hubo varias tentativas para obtener empréstitos como má s adelante explicaremos.  Aparte de esto, desde
el nacimiento mismo del Estado Dominicano -que nace bajo el dominio de clase de una oligarquía criolla que
fundamentaba su poder en el latifundio ganadero, tabacalero y cañ ero-, sus gobernantes se vieron compelidos a
enfrentar los intereses financieros de la Repú blica de Francia.

Debido a que el estado dominicano surgió por separació n de Haití, casi de inmediato Francia le hizo la reclamació n de
una deuda que había surgido en 1825, cuando el entonces presidente de Haití, Jean Pierre Boyer, contrajo

66
Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

forzosamente[4] una deuda con la Repú blica de Francia por la suma de 150 millones de francos para ser liquidada en
un plazo de apenas cinco añ os.  Como Boyer aceptó las condiciones que bajo amenaza le fue impuesta por Francia, el
gobierno haitiano no tuvo otro camino que reconocer y pagar una onerosa deuda pú blica externa, la cual le creó a la
Repú blica de Haití serios trastornos financieros en lo concerniente a su política presupuestaria de gastos ordinarios, y
estos trastornos también afectaron a la població n del Este insular, entonces bajo dominació n haitiana.  En lo ú nico que
Haití se favoreció fue en que Francia reconoció su independencia, la cual de hecho los haitianos la habían ganado en
1804, y hasta ese momento los franceses se habían negado a reconocerla.

Durante el añ o de 1838 el monto de la deuda externa de Haití con la Repú blica de Francia se redujo de manera
importante a la suma de 60, 000,000.00 de francos.  En 1844, ésta ú ltima cantidad se redujo a 52, 500,000.00 de
francos, equivalentes a 10, 000,000.00 de pesos haitianos de la época.[5]

Debido a que la Repú blica dominicana surgió por el proceso de la separació n de un estado de otro, los franceses
entendieron que la deuda que los haitianos habían aceptado en 1825, y reconocido en 1844, se debía repartir
proporcionalmente entre las dos entidades estatales: la vieja, Haití, y la nueva; Repú blica Dominicana, entendiendo que
la parte desmembrada o el nuevo estado debía cubrir parte de la deuda pú blica preexistente.[6]

De ahí que bajo el alegato de que la Repú blica formada en 1844 no era compromisoria del acuerdo de 1825 entre
Francia y Haití, el primer presidente dominicano, General Pedro Santana, envió una misiva al Có nsul francés Monsieur
Juchereau de Saint-Denys, afirmá ndole que “el pueblo dominicano en general está persuadido de que no está en el caso
pagar la más mínima parte de la mencionada deuda“.[7]

A pesar del otrora poderío de Francia y de la enorme influencia que ejercía esa potencia europea en la Repú blica
Dominicana, a los galos no les quedó otro camino que el de reconocer la independencia de la nueva nació n, y su
reclamació n de pago de la supuesta deuda quedaría olvidada en los anales de la historia.

[1]Fuentes: Cassá, Roberto: Historia social y econó mica de la Repú blica Dominicana, Tomo II, Editora Alfa & Omega, Santo Domingo, 1986; Franco,
Franklin: -Historia econó mica y financiera de la Repú blica Dominicana, 1844-1962.  Editora de la Universidad Autó noma de Santo Domingo (UASD), Santo
Domingo, 1996, e, Historia del Pueblo Dominicano, Tomo I, y, Edició n del Instituto del Libro, Santo Domingo, 1992; Gobierno Dominicano:
Correspondencia del Có nsul de Francia en Santo Domingo, Tomos I y II., Santo Domingo, 1996.
[2] Carta de Saint Denys a Guizot, Santo Domingo, 5 de agosto de 1844, ídem, p. 180.
[3] Así denomina la historiografía dominicana al periodo comprendido entre 1844-1861.
[4] Francia y su Rey Carlos X envió a Haití en 1825 una escuadra naval comandada por el Baró n Mackau, Almirante francés que literalmente obligó al
presidente Boyer a pagar a Francia una elevada indemnizació n por los dañ os y perjuicios sufridos por los colonos franceses a raíz de los incidentes de la
revolució n antiesclavista (1790-1793), y de los surgidos posteriormente, sobre todo por los perjuicios sufridos durante la guerra de independencia de
Haití (1802-1ro. de enero de 1804) y por las consiguientes expropiaciones y nacionalizaciones de tierras y propiedades de inversionistas franceses.
[5] M. A. Peñ a Batlle: 1983: P. 7.
[6] Fautille: I, Partie Premiere, P. 357, No. 2183.
[7] Repú blica Dominicana: Archivo de la Nació n. Departamento de Relaciones Exteriores. Legajo No. 1, Exp. No. 4.

ANEXO IV
LA LLEGADA DE TRUJILLO AL PODER (Fragmento de Conferencia de Emilio Cordero Michel, historiador)

El 2 de Febrero se inició en Santiago la Revolució n de Febrero, un movimiento cívico encabezado por Rafael Estrella
Ureñ a para derrocar al gobierno de Horacio Vá squez, coyuntura que abrió la brecha a Rafael Leó nidas Trujillo. Estrella
Ureñ a, cabeza visible del movimiento, acompañ ado de Desiderio Arias y Elías Brache, marcharon desde Santiago a la
Capital para deponer el gobierno de Vá squez, quien, viejo y enfermo, no ofreció resistencia y se asilo en la
Legació n estadounidense.

Una vez que Vá squez y su vicepresidente, doctor José Dolores Alfonseca, renunciaron el 2 de marzo de 1930, Estrella
Ureñ a fue proclamado presidente. Vá squez había sido elegido como Presidente al recuperar el país su soberanía
política tras ocho añ os de la intervenció n de Estados Unidos (1916-1924).

Para la mayoría de los historiadores, el gran error de Vá squez fue el haberse dejado llevar de un grupo de sus
seguidores para que modificara la Constitució n con el propó sito de prolongar su mandato dos añ os má s. Al parecer su
apetencia desató inconformidades entre los opositores y sus propios seguidores que no estaban de acuerdo con la
decisió n, en un momento que el país era abatido por la Gran Depresió n de 1929 que produjo el colapso de la economía
estadounidense y una caída de los ingresos aduanales del país.

Trujillo, jefe del Ejército, se mantuvo “neutral” en el conflicto, pero el desarrollo de los hechos posteriores demostró
que él fue el cerebro y real conductor de ese levantamiento. El Gobierno provisional que se instaló tras el
derrocamiento de Vá squez, conducido por Estrella Ureñ a, organizó elecciones que se celebraron el 16 de mayo de 1930,
resultando ganador el brigadier Trujillo, en unos comicios muy cuestionados y que se caracterizaron por la represió n
de los contendores.

67
Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

Estrella Ureñ a, quien organizó las elecciones que en que Trujillo resultó ganador, fue designado vicepresidente,
posició n que ocupó   hasta el 1932  cuando renunció , y algunos historiadores dicen que fue obligado a renunciar por
desavenencias con la política que desarrollaba Trujillo. Cuando se produjo la desocupació n en el 1924, Trujillo,
entonces capitá n del Ejército, desarrollaba una meteó rica carrera militar, logrando alcanzar grado de coronel
comandante de la Policía el 22 de junio de 1925, designado por el presidente Vá squez.
 
Trujillo reorganizó ese cuerpo, lo hizo muy eficaz, pero al mismo tiempo como un instrumento a su servicio. En el 1927
mediante una Ley elevó la categoría a esta Policía, transformá ndola en Ejército Nacional, por lo que fue ascendido
Trujillo a general de brigada, rango que conservó hasta que se produjo el golpe contra Vá squez en 1930. Estrella Ureñ a,
un abogado santiaguero, quien se había destacado por sus dotes de orador fogoso y con gran capacidad para convencer
a quienes le escuchaban, formó el movimiento con jó venes de los que se habían opuestos a la ocupació n
estadounidense, con  una fuerte vocació n nacionalista.

Había sido secretario de Estado cuando Vá squez, y decidió trabajar como activista contra la reelecció n. Aglutinó en un
solo movimiento a toda la oposició n a Vá squez.

ANEXO V
HAITI SI OCUPO SANTO DOMINGO 1822
Por JUAN DANIEL BALCACER

En un artículo aparecido en una publicación digital identificada como “Bookmanlit”, con sede en Miami, titulado
“Haiti never occupied the Dominican Republic: Time to Put The Myth Aside” (“Haití nunca ocupó la República
Dominicana: es hora de poner el mito a un lado”), sus autores incurren en flagrantes manipulaciones históricas y
acusan al Gobierno dominicano de propagar el aludido mito a fin de presentar a Haití como una nación
beligerante contra el pueblo dominicano. 
Sostienen, además, que la “clase dominante” dominicana supuestamente infunde entre sus connacionales
animosidad y prejuicio racial contra los haitianos, cosa que, según alegan, se ha puesto de manifiesto a través de
la Sentencia 168-13 recientemente evacuada por el Tribunal Constitucional.

La República Dominicana fue proclamada Estado soberano e independiente de los haitianos el 27 de febrero de
1844.
Todo el mundo sabe que desde 1822 a 1844 el pueblo dominicano estuvo sometido al gobierno haitiano y que fue
de esa dominación que la comunidad de la parte española de la isla de Santo Domingo decidió primero separarse,
para luego crear un Estado nación libre e independiente de toda dominación extranjera.
Nada más enterarse los gobernantes y legisladores haitianos de la época del triunfo del movimiento
independentista, optaron por no reconocer el derecho que le asistía a los habitantes de la parte española de la
isla para constituirse en una nación soberana, como lo habían logrado los propios haitianos en 1804, sino que,
por el contrario, decidieron invadir militarmente la recién creada República con el propósito de aniquilarla y
nueva vez someter al pueblo de Santo Domingo al dominio haitiano. 

Entre 1844 y 1856 tuvo lugar la Guerra dominico-haitiana que, a lo largo de cuatro o cinco campañas militares
consistió, en el enfrentamiento permanente entre diferentes gobiernos haitianos que insistían en recuperar la
parte del Este y la resistencia heroica de los gobiernos dominicanos que repelieron con éxito las tentativas
haitianas para restablecer la “una e indivisible” tal y como consignaba su Constitución desde los tiempos de
Toussaint.
En este punto conviene hacer algunas precisiones de carácter histórico para refutar las distorsiones en que
incurren, acaso de manera involuntaria, los autores del referido artículo. Sostienen que Jean Pierre Boyer, en
1822, no invadió la parte del Este de la isla, porque el Santo Domingo español, es decir, el pueblo dominicano, ya
era parte integral del Estado haitiano y, consecuentemente, Haití no podía invadirse a sí mismo. Nada más falso.  

Si bien es cierto que en 1795, mediante el Tratado de Basilea, España cedió a Francia la parte española de la isla
de Santo Domingo, no lo es menos la circunstancia de que cuando en 1801 Toussaint Louverture unificó la isla en
nombre de Francia, obró sin contar con la anuencia de Napoleón Bonaparte quien tan pronto tuvo oportunidad
envió una imponente expedición armada, al mando de su cuñado el general Leclerc, para que recuperara la isla
de Santo Domingo.

68
Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

Es verdad que Leclerc no pudo recuperar la isla completa, pero no menos cierto es que la parte española quedó
bajo control de los franceses desde 1803 hasta 1808 cuando se produjo la revolución de La Reconquista, que
acaudilló Juan Sánchez Ramírez. Los autores del mencionado artículo omiten adrede que en 1814, por virtud del
Tratado de París, Francia retrocedió a España su antigua posesión de la parte del Este de la isla de Santo
Domingo, de suerte tal que para 1822, cuando Boyer invadió la parte española de la isla, hacía ocho años que los
dominicanos españoles habían dejado de ser posesión o colonia francesa. 

Se trató pues de una invasión porque, a despecho de que hubo algunas cartas de individuos aislados, sobre todo
del Cibao, solicitando la intervención de Boyer ante el hecho consumado del proyecto independentista de José
Núñez de Cáceres, lo cierto es que la comunidad dominicana había decidido separarse de España y constituirse en
Estado independiente. Boyer, en consecuencia, al proceder como lo hizo no respetó el deseo del colectivo
dominicano, que estaba a tono con los movimientos secesionistas de las antiguas posesiones españolas en lo que
hoy es América Latina, y violó el sagrado derecho del pueblo de Santo Domingo a su emancipación definitiva de
un país extranjero.

El ensayo citado también presenta al pueblo haitiano como el auténtico propietario de la isla de Santo Domingo,
cuyos legisladores, en un acto de generosidad, después de 1867 excluyeron de su Pacto Fundamental el Artículo
que hablaba de “la isla de Haití” con el propósito de no continuar representando una amenaza para sus “nuevos
vecinos”, los dominicanos. Entre otras cosas, concluye, en que la cuestión territorial fue definida mediante el
Tratado de 1929.
La cuestión territorial es otra historia que data desde los lejanos tiempos coloniales, cuando todavía no asomaba
en el horizonte de América el Estado haitiano, y la isla era compartida por la colonia del Santo Domingo francés,
en la parte Occidental, y por la colonia del Santo Domingo español, en la parte del Este. Sabemos que en plena
revolución de los esclavos del Santo Domingo francés, Toussaint Louverture, hacia 1794, ocupó las poblaciones
dominicanas de Hincha, Las Caobas, San Rafael y San Miguel de la Atalaya que eran una prolongación del Valle de
San Juan. 

Al proceder de esa manera, el Libertador de los Negros desconoció lo estipulado por el Tratado de Aranjuez de
1777 respecto del territorio que correspondía a ambas comunidades. Sin embargo, a partir de entonces la línea
trazada por el tratado de Aranjuez quedó algo indefinida, aun cuando las autoridades dominicanas no
reconocieron el derecho de posesión de la República de Haití sobre las referidas poblaciones que, con el devenir
del tiempo, fueron absorbidas geográfica y culturalmente en el decurso del período 1822-1844. Andando el
tiempo, y luego de la última campaña militar de la Independencia nacional, que tuvo lugar en 1856, el Estado
dominicano se vio compelido a reconocer lo que de hecho ya había devenido en una situación “de jure”. Así las
cosas, cuando en 1874 se suscribió el primer Tratado dominicano-haitiano, la ocupación de los territorios que
anteriormente habían pertenecido a los dominicanos, ahora en poder del Estado haitiano, quedaron
oficializados, por decirlo así, más allá de la línea de Aranjuez. 

No obstante, el reconocimiento formal de esa apropiación territorial en que paulatinamente incurrieron los
haitianos tuvo lugar en 1929 a raíz del Tratado Vásquez-Bornó cuando, mediante este instrumento jurídico,
fueron definitivamente traspasadas las tierras que nuestros vecinos de Occidente ocuparon totalmente desde
1856. Fue menester incluso modificar la Constitución dominicana, en su Artículo 3, sobre la conformación del
territorio nacional.
Como puede constatarse, cuanto antecede es parte de lo que reseñan de manera objetiva algunos de los textos
escolares y académicos de la República Dominicana en torno de las relaciones dominico-haitianas de mediados
del siglo XIX y parte del siglo XX. Nada de eso es mito ni narrativa de ficción inventada por la “intelligentsia”
dominicana ni por la llamada “clase dominante” nacional, como se afirma en el artículo de marras, con supuestos
fines de presentar una imagen distorsionada del pueblo haitiano, por lo que conviene concluir afirmando que
Haití sí ocupó y sometió a su dominio al pueblo de Santo Domingo entre 1822 y 1844; y que Haití sí invadió
militarmente el territorio nacional durante la llamada Guerra dominico-haitiana, que duró desde 1844 hasta
1857..

69
Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

ANEXO VI
Análisis del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en su informe anual correspondiente a 2004 los elementos causales
de la crisis bancaria de 2003.16

 “Durante los añ os noventa, la economía de la Repú blica Dominicana registró la mayor  expansió n de la regió n. El país
alcanzó un rá pido crecimiento econó mico en un entorno macroeconó mico cada vez más estable, caracterizado por baja
inflació n, déficit fiscales controlables y una disminució n de la deuda del sector pú blico”.

“En 2001-2002 una combinació n de factores externos (la desaceleració n econó mica a escala mundial y los
acontecimientos del 11 de septiembre de 2001) sumada a deficiencias en la política interna, contribuyó a reducir la tasa
de crecimiento”. “Las autoridades reaccionaron a esta desaceleració n incrementando el gasto pú blico, lo cual dio lugar a
déficit inquietantes pero controlables que se financiaron recurriendo al endeudamiento externo”.

“Al socavarse la confianza en la idoneidad de la política macroeconó mica para hacer frente a presiones externas, el peso
perdió valor, despreciá ndose un 27% contra el dó lar entre diciembre de 2001 y diciembre de 2002.” “En 2003 las
dificultades econó micas se exacerbaron debido a la crisis bancaria de gran alcance que devastó la ya debilitada
economía.

En abril se produjo el colapso del tercer banco comercial más grande, Baninter”. “Para evitar que la crisis de confianza
se propagara al resto del sistema financiero, el Banco Central intervino garantizando todos los depó sitos de Baninter.
En los meses posteriores, dos bancos de tamañ o mediano, Bancrédito y Banco Mercantil, sufrieron grandes retiros de
depó sitos”. “El colapso de Baninter fue consecuencia de una gestió n deficiente, prá cticas bancarias fraudulentas y
deficiencias en el marco de la supervisió n bancaria. Las circunstancias que permitieron que se perpetraran fraudes
masivos en el sistema bancario durante un período prolongado confirmaron las graves fallas en la supervisió n y
regulació n del sistema financiero”.

“En términos amplios, pusieron de manifiesto los fracasos institucionales de entidades gubernamentales clave. El
sistema bancario presentaba vulnerabilidades sistémicas debido a graves deficiencias en todas las entidades de
supervisió n, insuficiencia en la capitalizació n y constitució n de reservas, riesgos crediticios significativos atribuibles a
la concentració n del crédito en un pequeñ o grupo de prestatarios, salvaguardias insuficientes para impedir el crédito
relacionado y una proporció n sustancial de créditos en moneda extranjera a prestatarios no cubiertos contra riesgos.
Las fallas del mercado interbancario redujeron la capacidad de los bancos para reaccionar rá pidamente en el caso de
corridas bancarias”.

“El cumplimiento con los principios bá sicos de Basilea fue incompleto y deficiente. La creciente dolarizació n elevó el
riesgo crediticio, ya que se concedió crédito en moneda extranjera a prestatarios que no percibían divisas, y las
distorsiones del mercado cambiario crearon incertidumbres acerca de la disponibilidad de divisas para los bancos
individuales”.

Los mú ltiples vínculos entre entidades financieras privadas y pú blicas comprometieron la eficiencia de la
intermediació n financiera y redujeron la transparencia de las operaciones. Ademá s, una compleja red de instituciones
financiaras no bancarias generó una serie de regulaciones que dieron lugar al arbitraje, debido a deficiencias del marco
institucional y la adopció n de prá cticas financieras poco acertadas”. “Las repercusiones de la crisis bancaria de 2003

16
En este informe llamado “Desencadenar el crédito, cómo ampliar y estabilizar la banca”, el BID deja entrever dos elementos causales fundamentales de
uno de los períodos más oscuros de la historia económica y financiera del país: un gobierno manirroto y fiscalmente indisciplinado y la caída de tres bancos
comerciales.

70
Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

fueron impresionantes. Aunque es posible que el enfoque de las autoridades ayudara a reducir el contagio del sistema
bancario, también incrementó el costo de la reestructuració n y, debido al tamañ o del sistema con relació n a la
capacidad fiscal del país, creó riesgos para la estabilidad macroeconó mica”.

“El déficit cuasi fiscal del Banco Central asciende a 2,5% del PIB como consecuencia de la crisis bancaria y el déficit del
sector pú blico no financiero ha aumentado hasta el 2.7% del PIB”. “La deuda pú blica se ha duplicado con creces,
alcanzando un nivel estimado al 58,4% del PIB en 2003 frente al 27,5% del PIB en 2002. Se estima que hasta   la fecha el
Banco Central ha otorgado un volumen de asistencia a los bancos en dificultades equivalentes al 21% del PIB. Dado
que parte de este respaldo de liquidez no se esterilizó , esta expansió n monetaria ha contribuido a la depreciació n de la
moneda y ha fomentado la inflació n”.

“En agosto de 2003 las autoridades pusieron en marcha un programa de estabilizació n macroeconó mica en el contexto
de un acuerdo de derecho a 24 meses respaldado por el FMI. Dicho programa incluye medidas para reformar el sector
bancario, garantizar la adopció n de una política fiscal y una política monetaria acertada, y lograr que la moneda se
administre en forma flexible. Asimismo, incluye medidas estructurales para que pueda promulgarse una nueva ley
orgá nica de presupuesto y ponerse en marcha un nuevo sistema integrado de gestió n financiera. En el sector monetario
se prevé establecer subastas competitivas para colocar los instrumentos del Banco Central, crear una ventanilla de
redescuento que otorgue liquidez a dichos instrumentos, poner en marcha un plan para recapitalizar al Banco Central y
proceder a la unificació n del mercado cambiario”.

ANEXO VII
http://www.hoy.com.do/areito/2010/11/6/349098/Paradojas-de-la-Separacion-de-1844
 
6 noviembre 2010

Paradojas de la Separació n de 1844


Escrito por: DIÓ GENES CÉ SPEDES
¿Por qué no hubo un solo levantamiento popular importante ni ningú n brote de violencia social en contra del sistema
de dominació n haitiano que duró del 9 de febrero de 1822 al 27 de febrero de 1844?
La respuesta está en que el sucedido histó rico del 9 de febrero de 1822 no fue una invasió n ni una ocupació n, como la
califica la historia novelada de nuestros historiadores oligá rquicos, partidarios de los hateros, hispanó filos y
negró fobos, sino una unió n fundada en un programa que Toussaint inició con la abolició n de la esclavitud y otras
medidas que beneficiaban a los negros y mulatos, pero la acció n relá mpago de Napoleó n impidió que el líder haitiano
pudiera llevar a cabo sus metas libertarias.
El programa de unió n de las dos partes de la isla se vislumbró desde 1801 con la llegada de Toussaint a la parte Este,
pero la prisió n del líder negro y su deportació n y prisió n en el castillo de Joux congeló las aspiraciones de los esclavos
de las partes francesa y españ ola. El sueñ o rebrotó luego de la independencia de Haití en 1804, pero el período de
anarquía y divisió n que asoló a la parte oeste luego del asesinato de Dessalines, congeló de nuevo la aspiració n de los
mulatos y negros dominicanos, quienes veían en Haití la ú nica vía para salir de la esclavitud y recibir los beneficios de
un reparto de tierras.

La lucha en contra de la dominació n francesa llevada a cabo por Juan Sá nchez Ramírez y sus hateros dejó a negros y
mulatos en el mismo punto muerto en que se encontraban, pues la reincorporació n a Españ a significó el mantenimiento
de la esclavitud que existió bajo Ferrand. Quizá la novedad que abrió este episodio para negros y mulatos es que volvió
a plantearse la unió n con Haití, pero con una repú blica en el Sur gobernada por Petió n y un reino en el Norte gobernado
por Christophe, la vieja perspectiva tenía escasa oportunidad de éxito, aunque en el período de la Españ a Boba, y
principalmente después de la muerte de Sá nchez Ramírez, el partido pro unió n con Haití adquirió nuevos bríos.
A tal punto adquirió tales bríos que la esclavitud y el abandono de Españ a dejó en el mismo punto de miseria a la parte
Este como lo había estado en los siglos XVII y XVIII. Esclavitud y miseria fueron el detonante para que los pueblos del
Cibao y la frontera contemplaran de nuevo la unió n con Haití luego de que Jean-Pierre Boyer lograra el milagro de la
unificació n de la sociedad, al desaparecer físicamente Petió n y Christophe.

A estas pretensiones se adelanta el sucesor de Juan Sá nchez Ramírez, Nú ñ ez de Cá ceres, Auditor de Guerra, quien
desconoce la autoridad del gobernador de la colonia, Pascual Real, proclama la independencia el 1 de diciembre de
1821 y pone el “Estado Independiente de Haití Españ ol” bajo la protecció n de la Gran Colombia, liderada por Bolívar.
Como el nuevo “Estado” dejó intacta la esclavitud, los negros y mulatos se movilizaron rá pidamente y la mayoría de los
pueblos del Cibao y la frontera con el 95 por ciento de los comandantes militares proclamaron “motu proprio” la unidad
con Haití y enviaron emisarios ante Boyer para comunicar la decisió n. Incluso la disensió n en el seno mismo del
gobierno de Nú ñ ez de Cáceres tambaleó al recién nacido “Estado” y el retiro del apoyo del comandante Pablo Alix, líder

71
Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

militar de los negros de Monte Grande y sus alrededores, fue decisivo para que Boyer entrara a la parte Este, seguido
desde la frontera hasta la capital por los partidarios de la unió n de la isla.

¿Por qué se realizó esta unió n con Boyer y no con Toussaint y Dessalines? Primero, debido a la brevedad del mandato
de Toussaint y su consiguiente apresamiento y deportació n. Segundo, por la brevedad del régimen de Dessalines,
depuesto y asesinado por sus propios partidarios. Tercero, los negros y mulatos se sentían má s representados y
seguros con Boyer, puesto que mulato él mismo y sus principales ministros y altos funcionarios eran mulatos y el
compromiso del líder haitiano con los comerciantes sefardís de Haití se extendió a la parte Este con un entendimiento
similar. Esta base de apoyo social al régimen de Boyer explica que no hubiese ningú n levantamiento popular y social
mientras duró la unió n. Las causas de la ruptura el 27 de febrero de 1844 no fue contra Boyer, destituido del gobierno
en 1843 y exiliado en Jamaica, sino en contra de Charles Herard, negro al igual que Toussaint y Dessalines. La ideología
racista que impuso el colonialismo españ ol durante tres siglos indujo a los negros y mulatos de la parte Este a creerse
blancos y superiores a los negros y mulatos haitianos.

En un ensayo esclarecedor, Emilio Cordero Michel (Revista Ecos n. º 3 (1994: 79-91), titulado “Proyecciones de la
revolució n haitiana en la sociedad dominicana”, enumera, incluida la abolició n de la esclavitud y el cese de la
discriminació n racial como la má s importante, las medidas más importantes adoptadas por Boyer.
2. Ley inmobiliaria del 8 de julio de 1824 por medio de la cual se confiscaron todos los bienes muebles o inmuebles del
clero, de los ausentes y los que pertenecían a particulares.
3. Abolició n de los derechos feudales (diezmo, anata, media anata, censos, capellanías y mayorazgos).
4. Ley de deslinde de la propiedad rural y expropiació n por parte del Estado de todas las tierras poseídas en exceso a lo
establecido en los títulos de propiedad.
5. Repartició n de las tierras (un mínimo de 5 carreaux o 102.6 tareas dominicanas, equivalentes a unas 6.5 hectá reas (la
llamada “boyerana”) confiscadas por las leyes inmobiliaria y de deslinde.
6. Ley que establece el perdó n o quita de deudas hipotecaria, de las que los principales acreedores eran las ó rdenes
religiosas y los comerciantes.
7. Implantació n del Có digo Rural y obligatoriedad de pagar a los productores agrícolas en base a un jornal,
estableciendo para los jornaleros del campo 5 días de trabajo semanal y los sá bados y domingos libres.
8. Decreto del 22 de abril de 1822 contra la vagancia, obligando a ir a trabajar al campo a los sin oficio en las ciudades.
9. Ley de Impuesto Locativo (5 % del valor de los inmuebles y 8 % del valor de los productos agrícolas de exportació n).
10. Ley de Moneda y Banca que fijó el gourde como valor de cambio.
11. Ley de Fomento de la Agricultura, del 20 de abril de 1823,
12. Ley de Impuestos Aduanales.
13. Ley de Impuestos de Papel Sellado.
14. Ley de prohibició n de comerciar a los extranjeros.
15. Ley que prohibió los juegos de azar, las loterías y las lidias de gallos.
ANEXO VIII

Horacio Vá squez y la reelecció n


POR FLAVIO DARÍO ESPINAL

En una serie de tres artículos publicados en este mismo diario, el destacado economista Eduardo García Michel
responde con vehemencia al también destacado economista e historiador Bernardo Vega en lo que respecta al
argumento de este ú ltimo, plasmado en su ensayo “Asalto de Trujillo al poder”, publicado en el volumen V de la obra
Historia del Pueblo Dominicano, sobre la incidencia directa que tuvo el afá n continuista del presidente Horacio Vá squez
en el ascenso de Trujillo al poder. García Michel sostiene que dicho ascenso no puede explicarse, ni mucho menos
justificarse, en funció n de las decisiones que adoptó Vá squez sobre la duració n del período y la reelecció n presidencial,
las que, por demás, el reputado articulista defiende sobre la base de que Vá squez actuó en cumplimiento de las normas
constitucionales vigentes para validar tanto su permanencia en el poder por seis añ os (1924-1930), como su intento de
reelecció n en las elecciones del añ o 1930.

El argumento de García Michel en cuanto a que la toma del poder por parte de Trujillo no puede explicarse como un
efecto directo y corolario necesario de lo que Vá squez hizo en relació n a los temas referidos resulta persuasivo.
Ciertamente, el contexto político en el que se produce el ascenso de Trujillo al poder estuvo marcado por las decisiones
de Vá squez en lo que concierne a la cuestió n constitucional, pero la explicació n de dicho ascenso trasciende esa
inmediatez política y refiere más bien a condiciones estructurales, políticas e institucionales predominantes en la
sociedad dominicana de esa época que escapan a este artículo analizar. Sin embargo, en lo que García Michel resulta
menos persuasivo es en su defensa de las decisiones de Horacio Vá squez sobre su reclamo de que había sido electo por
seis añ os y su intento de reelecció n en el añ o 1930.

72
Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

La defensa de que el período para el cual Vá squez fue electo en 1924 por seis añ os se basa en que, al momento de su
elecció n, estaba vigente la Constitució n de 1908 que estipulaba períodos presidenciales de seis añ os. Este fue un punto
de controversia política que terminó ganando Vá squez, pero que no dejaba de ser problemá tico por la siguiente razó n:
La Constitució n de 1908 dejó de tener vigencia desde el momento en que se produjo la intervenció n militar
norteamericana en 1916 y no hubo ningú n acto que la restableciera. En efecto, el denominado Acuerdo Hughes-
Peynado, que sirvió de plataforma a la salida de las tropas norteamericanas y a la elecció n de autoridades dominicanas,
dispuso, entre otros puntos, la celebració n de elecciones de autoridades y la convocatoria a elecciones de
representantes a una Asamblea Constituyente que adoptaría una nueva Constitució n para la era post-intervenció n. Las
elecciones de autoridades en las que Horacio Vá squez fue electo presidente tuvo lugar el 15 de marzo de 1924,
mientras que la adopció n de la nueva Constitució n se produjo el 13 de junio de 1924, es decir, después de la elecció n de
Vá squez pero antes de que este tomara posesió n el 12 de julio de ese añ o. Un argumento perfectamente vá lido es que
Vá squez no fue electo bajo la Constitució n de 1908, cuya vigencia había cesado en 1916, sino bajo los términos del Plan
Hughes-Peynado, el cual contemplaba la adopció n de una nueva Constitució n que estableció períodos presidenciales de
cuatro añ os, sin reelecció n inmediata.

Siguiendo el patró n histó rico dominicano de que cada gobernante reformaba la Constitució n casi siempre para
extender su mandato o permitir su reelecció n, Horacio Vá zquez auspició una nueva Constitució n que fue adoptada el 17
de junio de 1927, la cual incluyó disposiciones transitorias en las que se hacía constar que el período de Vá squez
duraría hasta el 16 de agosto de 1930, es decir, seis añ os en lugar de los cuatro añ os que dispuso la Constitució n
adoptada en 1924 bajo el Plan Hughes-Peynado. Hay que señ alar que el asunto no se detuvo ahí. La Constitució n fue de
nuevo reformada el 9 de enero de 1929, pero esta vez con el solo propó sito de modificar el artículo concerniente a la
frontera con Haití. Y apenas un mes después de esta reforma, algunos miembros del Congreso Nacional seguidores de
Vá zquez comenzaron a plantear la necesidad de reformar de nuevo la Constitució n con el propó sito de eliminar la
disposició n que prohibía la reelecció n presidencial inmediata que había sido establecida en la Constitució n de 1924.
Esta reforma tuvo lugar el 20 de junio de 1929, y es en base a esta ú ltima reforma que Horacio Vá squez se presenta de
nuevo como candidato presidencial en las elecciones de 1930.

Los historiadores recogen lo controversial y problemá tico que resultaron estas dos decisiones político-constitucionales
de Vá squez, es decir, primero validar en una reforma constitucional su período presidencial por seis añ os y, segundo,
introducir la reelecció n presidencial para poder postularse de nuevo en 1930. Como se dijo, García Michel tiene razó n
en cuanto a que la toma del poder de Trujillo no puede explicarse exclusivamente a partir de estas maniobras políticas
y constitucionales del presidente Vá squez, pero tampoco se puede subestimar có mo las mismas enrarecieron el
ambiente político y agudizaron la conflictividad en el escenario nacional, lo que sirvió de excusa perfecta a Trujillo,
quien había sido enlistado en la Guardia Nacional por las tropas de intervenció n y ascendido paulatinamente en la
estructura militar hasta llegar a ser Brigadier General con el presidente Vá squez, para llevar a cabo su designo de toma
del poder e instaurar un régimen totalitario que sumió a la Repú blica Dominicana en la opresió n y el oprobio durante
treinta y un añ o

ANEXO IX
Haiti: Negros de mentiras y blancos de verdad
Por Federico Henríquez Gratereaux

Periodista y ensayista dominicano. Miembro de la Academia Dominicana de la Lengua y Correspondiente de la Real


Academia Españ ola. Premio Nacional de Ensayo.

Haití es el otro ló bulo de nuestra historia. En los ú ltimos 300 añ os todo lo que ha ocurrido en la parte oeste de nuestra
isla ha repercutido sobre la vida de los dominicanos. No hay ninguna duda de que el problema de Haití ha sido –y es- el
centro de la sociología política dominicana. Los historiadores y soció logos haitianos no tienen ningú n empacho en
reconocer esta verdad incuestionable. Price-mars titula su famoso libro sobre la Repú blica Dominicana y la Repú blica
de Haití: Diversos aspectos de un problema histó rico, geográ fico y etnoló gico.

A mi manera de ver, algunos de los artículos publicados con motivo de la reciente polémica sobre los haitianos
indocumentados que viven en el territorio dominicano, han sido parciales o insuficientes. En primer lugar, no se trata
de un problema racial; se trata de un problema cultural. En el Africa negra influida por los á rabes es posible encontrar
individuos –negros puros- que usan el albornoz, hablan la lengua á rabe, son mahometanos, fuman el narguille. Su
cultura es enteramente á rabe, aunque su piel sea completamente negra. No es lo mismo el negro bioló gico –piel,
morfología, á ngulo facial- que el negro biográ fico –lengua, historia, costumbres-.

Las despoblaciones realizadas por el Gobernador españ ol Osorio, en 1605 y 1606, dejaron la parte norte de nuestra isla
a merced de los aventureros, filibusteros y bucaneros, que habitaban la Isla de la Tortuga. Los franceses normandos que

73
Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

poblaban esa isla (de la Tortuga) empezaron a trasladarse a la parte noroeste de La Españ ola y formaron una colonia
francesa.
En esa colonia se fomentaron plantaciones atendidas por mano de obra esclava. Estos esclavos procedían de diferentes
lugares de Africa: bantú es, sudaneses, del Senegal, del Dahomey –y no hablaban una lengua comú n. Adoptaron como
lengua franca el francés normando que hablaban los propietarios de las plantaciones-. Este francés normando es el
origen del cró ele haitiano que hoy se habla allí. Sobre este punto es interesante leer The Haitian People, del soció logo
norteamericano James Leyburn, quien da a conocer un trabajo filoló gico, publicado por Yale University Press, acerca de
las particularidades lingü ísticas del cró ele. 

En la Biblioteca Nacional (de Santo Domingo) se encuentran ejemplares de los libros de Jules Faine y Suzanne Silvain,
quienes han hecho pormenorizado estudio de la gramá tica cró ele, de su sintaxis y lexicografía. El cró ele haitiano no es
un patois del francés, o sea, una corrupció n. Es una lengua en desarrollo, histó ricamente anterior al francés moderno,
que ya tiene poemas, proverbios, gramá tica. Apunto todo esto para señ alar que los haitianos constituyen un pueblo
bilingü e. En la Repú blica Dominicana se habla una sola lengua: la lengua españ ola. Y esta es la primera y bá sica
diferencia entre el negro dominicano y el negro haitiano.

La esclavitud en las plantaciones de la colonia del oeste (hoy Haití) fue tan intensa que los esclavos apenas
sobrepasaban siete u ocho añ os de vida ú til. Esa espantosa explotació n no permitía que vivieran muchos añ os. La
consecuencia de esas muertes por agotamiento fue que los colonos franceses se vieran obligados a importar
continuamente nuevos esclavos que sustituyeran a los caídos. De modo que siempre eran nuevos, pues esa explotació n
inmisericorde no permitía que nacieran en Haití, que se criaran criollos nacidos en la nueva tierra. 

Cuando estalló la revolució n haitiana (en 1793) la mayoría de los líderes que la dirigieron habían nacido en Africa. Ese
es el caso de Biassou, Jean Francois, Dessalines. No es seguro que Bouckmann haya nacido en Jamaica, ni es seguro que
Cristó bal naciera en Saint Kitts. Toussain fue el ú nico líder de la revolució n –el más viejo- que con toda seguridad
sabemos nació en Haití. Si los esclavos morían rá pidamente, y siempre eran importados nuevos esclavos de Africa, no
es de extrañ ar que mantuviesen siempre una vinculació n cultural con el Africa de origen.

En el Santo Domingo españ ol hubo plantaciones en los primeros añ os de la colonia, pero el desarrollo econó mico
posterior es de la ganadería. En lugar de plantaciones hubo hatos. Los esclavos dominicanos no estuvieron sometidos al
duro trabajo de cuadrillas que se exige en las plantaciones. Es ú til recordar que tanto Toussaint como Bouckmannn
intentaron conseguir que en las plantaciones haitianas se suprimiera la pena de foete durante 3 días a la semana. Tres
días sin foete se consideraba una importante conquista o mejora en las condiciones de trabajo.

En Santo Domingo los esclavos vivían ordeñ ando y arreando vacas; por eso no morían con la facilidad que morían los
esclavos haitianos. Y por eso no había que importar nuevos esclavos “recién llegados” de Africa. De este modo entre los
negros esclavos de Santo Domingo se fue atenuando la vinculació n con Africa, y se operó un largo proceso de
transculturació n en sentido hispá nico. Plantaciones y hatos es otra diferencia fundamental en el desarrollo social de los
dos países. Lemonnier Delafosse, en Segunda Campañ a de Santo Domingo, dice que los negros dominicanos de esa
época exclamaban orgullosos “yo soy blanco de la tierra”, para indicar que habían nacido criollos y no en Africa, y creo
que este aspecto es también bá sico para entender la diferencia cultural que separa a Haití de Santo Domingo.
Un poeta haitiano, Leó n Laleau, escribió un poema que dice:

Ese corazó n obsesionante


que no corresponde a mi lengua
o a mis costumbres,
y sobre el que muerden, como un gancho,
sentimientos prestados y costumbres de Europa...
¿sienten ustedes este sufrimiento
y esta desesperació n sin paralelo,
de domeñ ar con palabras de Francia
este corazó n que me vino del Senegal?

Esta dualidad o conflicto cultural no existe en el negro dominicano que se siente instalado, de modo unívoco, en su
lengua materna, que es la lengua españ ola. El primer cultivador de la poesía negroide en Santo Domingo es Manuel del
Cabral, un poeta vivo, esto es, reciente. Y no se trata de una poesía que provenga de una corriente social autó noma y
nacional –como es el caso de Cuba- sino de influencias belgas, españ olas y cubanas; quiero decir influencias extranjeras.
La poesía negra dominicana está escrita por blancos, que en esos textos protestan por la infravaloració n social de
negro.

74
Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

Santo Domingo no se independizó de Españ a, como casi todas las naciones de América; se independizó de Haití. Y aquí
hay otro aspecto importante de nuestra cultura no suficientemente subrayado. Las invasiones haitianas de 1801, 1805,
1822; después la dominació n por 22 añ os; los muy impopulares impuestos establecidos por Boyer para pagar
reparaciones a Francia y cobrables en Santo Domingo; luego diversas invasiones frustradas, fijaron el anti-haitianismo
en la conciencia nacional dominicana.

El anti-haitianismo no es obra ideoló gica de los grupos superiores dominantes –como han dicho muchas personas-; es
algo que penetró hasta en el folklore nacional. A comienzos de este siglo (siglo veinte) se asustaba a los niñ os
diciéndoles: “Vete a acostar que ahí viene el haitiano”. Y el folklore, en resumidas cuentas, no es otra cosa que la cultura
de los pobres. Los llamados “horrores de Dessaliness” está n documentados nada menos que en el propio diario de
campañ a de Dessalinnes.

Toussaint no entendió nunca la razó n por la cual los dominicanos negros no manifestaban tanto interés como los
haitianos en la lucha por abolir la esclavitud. Tampoco lo entendió Dessalines. Price-Mars, el soció logo y etnó logo, nos
acusa de bobarismo, esto es, de creernos ser lo que no somos; unos negros que nos creemos blancos. Pensó el Dr. Price-
Mars que se trataba de una manifestació n hipó crita del pueblo dominicano. Es, en realidad, un problema de cultura. No
somos blancos de verdad; somos negros de mentira; que son dos cosas de decir lo mismo: piel negra y lengua españ ola.
La autopercepció n racial del dominicano –sea blanco, mulato o negro- lo revela poco menos que “desvinculado”
culturalmente de Africa y atado a la cultura hispá nica, todo ello sin sombra de hipocresía. Lo cual quiere decir que el
pleito actual entre “africanistas” e “hispanistas” está mal planteado desde la raíz.

II
Durante gran parte del siglo pasado (siglo diecinueve) los dominicanos vivieron sobresaltados por el miedo a las
invasiones haitianas. Este miedo era, al mismo tiempo, miedo militar, miedo econó mico y “miedo demográ fico”. Haití
poseía las armas de Leclerc, esto es, las armas de Napoleó n, del imperio francés, las armas de la nació n más poderosa de
entonces. Es opinió n aceptada que Haití era en aquella época la colonia más rica de Francia y tal vez del mundo. En
1790 Haití contaba con una població n de 400.000 esclavos, 28,000 mulatos y 10,000 blancos (total: 438,000 personas).
En cambio, Santo Domingo, segú n un censo realizado poco después de las emigraciones resultado del Tratado de
Basilea de 1795, tenía una població n de unas 73,000 almas. De este tratado, que nos cedió a Francia, dice Pedro
Henríquez Ureñ a que fue recibido: “con dolor de los naturales y llanto de poetas”. Quiere decir que Haití tenía mayor
població n, reputació n de mayor riqueza y mejores armas que los dominicanos. Ante un enemigo tan poderoso es
explicable que se mantuviera vivo un anti-haitianismo militante entre los pobladores de la parte Este de la isla. Riqueza
econó mica, poderío militar y població n numerosa, causaban miedo a unos vecinos pobres y débiles. Al ir
desapareciendo esos tres factores de superioridad, es también explicable que haya menguado el anti-haitianismo y que
haya sido substituido por una especie de dolorido idealismo pro-haitiano.

¿Por qué se empobreció Haití?

El Presidente Petió n comenzó una reforma agraria la cual fue continuada por Boyer, su sucesor al frente del gobierno
desde 1818. La plantació n había sido considerada por Toussaint como la unidad econó mica de producció n en Haití;
pero a la vez las plantaciones fueron el símbolo de la esclavitud. Siguiendo las disposiciones de la reforma agraria de
Petió n se distribuyeron tierras entre la població n campesina y se dividieron algunas grandes propiedades. Se pasó así
del latifundio al minifundio. Los trabajadores que formaban parte de esa unidad coherente de producció n que era la
plantació n, llegaron a ser cultivadores libres de conucos de subsistencia. Esto quiere decir que se arruinó la industria y
Haití se convirtió en una nació n de campesinos. Esa es una de las causas má s importantes del empobrecimiento de
nuestros antiguos ricos vecinos. Los comunistas haitianos de hoy llaman a este paso de su historia “el error
revolucionario”.

La tasa de natalidad en Haití es una tasa elevadísima, la resultante final, que es la tasa de crecimiento de la població n, ha
sido más baja en Haití que en la Repú blica Dominicana. Aunque a finales del Siglo XVIII Haití tenía una població n de casi
medio milló n de habitantes, y Santo Domingo no llegaba a los 100,000, al ser nuestra tasa de crecimiento más elevada,
hemos casi alcanzado la població n de Haití. A pesar de que el crecimiento poblacional es una progresió n geométrica y
de que Haití partió de una base mayor. Y ahí tenemos có mo ha desaparecido el “miedo demográ fico” y el miedo
econó mico. En cuanto a las armas de Napoleó n, obtenidas tras la derrota de Leclerc –armas entonces poderosas-, el
paso del tiempo las ha despojado de su importancia técnica y militar. Aquí está la fuente de nuestro cambio de actitud
frente a los haitianos; en lugar de “los peligrosos haitianos” de ayer tenemos hoy a “los pobres e indefensos haitianos”.

75
Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

Como es de todos sabido, a comienzos del siglo pasado (siglo diecinueve) –desde 1807- Haití tuvo dividido en dos
estados independientes; una repú blica en el Sur dirigida por Petió n; y un reino en el norte, cuya capital fue el Cabo
Haitiano de hoy, dirigida por Cristó bal, el célebre constructor de la Citadelle. A esa localidad se se llamó primero El
Guarico, después Cabo Francés, má s adelante Cabo Henry y, finalmente, Cabo Haitiano. Al matarse Cristó bal de un
pistoletazo en el pecho, se aceleró la unificació n de Haití en un solo Estado. Los soldados licenciados de Cristó bal
también recibieron tierras en la continuació n de la reforma agraria dirigida entonces por Boyer.

Todo esto ocurría en el añ o 1820, dos añ os antes de la invasió n de Boyer a nuestro país. No debe olvidarse que en 1815,
a la caída de Napoleó n, se empezó a hablar en Francia de una posible restauració n de los Borbones. En Españ a los
Borbones reinaban desde 1700, tras ascender al trono Felipe V. Los líderes haitianos temían que si se restauraba la
monarquía en Francia, la presencia de Españ a en la parte Este de la isla podría ser peligrosa, pues eso significaba que
habría Borbones en París y Borbones en Madrid.

La independencia proclamada por Nú ñ ez de Cáceres en 1821 dio oportunidad a los haitianos de invadir la parte Este de
la isla sin provocar a los gobiernos europeos. Y las nuevas tierras ocupadas ofrecieron la ocasió n de ampliar una
reforma agraria para beneficiar a miles de antiguos soldados del viejo régimen de Cristó bal.

Tal vez estos datos histó ricos no sean del todo inú tiles para comprender el cambio de actitud mental de los
historiadores contemporá neos con respecto a nuestros viejos historiadores tradicionales. Estos ú ltimos eran todos
anti-haitianos, puesto que recibían como herencia sentimental una larga historia de luchas contra los franceses:
primero contra los “franceses blancos” , antes y después del Tratado de Aranjuez de 1777; y después contra los
“franceses negros”, antes de ser liberados y también después de su revolució n. Manuel Arturo Peñ a Batlle, nuestro gran
historiador, nació en 1902.

La lengua es, entre todas las manifestaciones de la cultura de un pueblo, la má s abarcadora y de má s sutil influencia. El
idioma es una psicología colectiva que “nos hace” por dentro; la lengua es la matriz fundamental de nuestra
cosmovisió n o manera de ver el mundo. Los modos econó micos de producció n y las guerras también dejan sus huellas
como “formas de vida” o cicatrices existenciales.Es claro que existen influencias africanas en nuestra cultura –en la
mú sica, en la comida, en la religió n –pero todas ellas está n incorporadas a un torso cultural bá sico que es hispá nico.

Con seguridad los dominicanos no somos “blancos de verdad”, pero podríamos ser “negros de mentira”. Muchas
naciones de América sienten su cultura “como problema”. En el Cuzco, algunos peruanos de hoy contemplan las
construcciones incaicas como algo ajeno y miran las iglesias y los edificios de la municipalidad taimen como algo ajeno
–nos dicen que fortalezas y calles incaicas fueron hechas por ellos-,; y miran las iglesias y los edificios de la
municipalidad también como ajenos, construidos por ellos los españ oles. Y esos peruanos no saben a que carta
quedarse, a qué cultura adscribirse de todo corazó n. ¿Hijos del imperio incaico o hijos de la colonizació n españ ola? No
aciertan encontrar su identidad antropoló gica.

El Santo Domingo españ ol es plenamente una població n de mulatos desde mediados del Siglo XVI; desde esa fecha la
corona españ ola tuvo que aceptar que los mulatos tuviesen cargos pú blicos. Eso contribuyó mucho entre nosotros a la
atenuació n de los prejuicios raciales. En Cuba, el gobierno colonial españ ol trazó una política racista que no pudo
mantener en Santo Domingo. De todos los países birraciales de las Antillas, Santo Domingo es el que conserva menos
prejuicios raciales. Jamaica, Martinica, Cuba, no pueden compararse con Santo Domingo. Haití, como es bien sabido, ha
sufrido varias guerras raciales entre negros y mulatos.

Tiene razó n Juan Bosch cuando dice que Santo Domingo nunca ha tenido una guerra social. Podemos añ adir que
tampoco nunca ha tenido una guerra racial. Los soció logos e historiadores, desde luego, no nos explican por qué no han
ocurrido ninguna de las dos cosas. Sin embargo, estos asuntos culturales e histó ricos son tan só lo el marco dentro del
cual podemos abordar los má s peliagudos y recientes problemas econó micos y políticos que existen entre la Repú blica
Dominicana y la Repú blica de Haití. -
Santo Domingo, Repú blica Dominicana, octubre, 1994.

ANEXO X
Invasión 1916 no aportó resultados deseados por EU
Por José Rafael Sosa
e-mail: joserafael.sosa[@]gmail.com
ELNACIONAL

La Guardia Nacional creada por los norteamericanos y de cuyas filas heredamos a Rafael L. Trujillo, el dictador que
oprimió el pueblo por 30 añ os., quien inspecciona esas tropas.

76
Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

El 16 de mayo de 1916 pisó tierra dominicana la primera bota militar norteamericana para iniciar una ocupació n de
ocho añ os y que sería un fracaso en más de un sentido para los Estados Unidos. Está a punto de cumplirse el centenario
de ese bochornoso hecho, que debe mover a revisar ese proceso y reconocer a quienes se opusieron con la vida o la
palabra.
Se trata de un centenario importante que está n reivindicando la Comisió n Nacional de Efemérides Patrias, el Archivo
General de la Nació n y la Academia Dominicana de la Historia.
La Academia ha re-editado el libro, escritor por el historiador norteamericano Bruce J. Calder, que resulta un
imprescindible clá sico con una primera edició n en inglés en 1984 y de la cual la Academia ha hecho con ésta dos
reimpresiones en españ ol, en 1988 y 2006. Ahora se produce una tercera entrega.

Un libro valiente
Cercana ya la fecha del inicio de la primera intervenció n norteamericana en territorio centenario, cobra un valor
especial la evaluació n histó rica que hace un especialista norteamericano, el doctor Bruce J. Calder, que en su estudio El
impacto de la intervenció n.
Repú blica Dominicana durante la ocupació n norteamericana 1916-1924, quien sostiene que la acció n pesó mucho, en
primer lugar a Estados Unidos, que debió pagar un alto costo econó mico y de vidas de sus militares, ganarse el
descrédito internacional, incrementar el sentimiento anti-norteamericano en el Caribe y América Latina, por haber
mancillado la soberanía de una nació n que finalmente a punta de armas y la cultura levantada por sus sectores
intelectuales de clase media, resistió hasta lograr la salida del ú ltimo marine, el 12 de julio de 1924.
El historiador norteamericano dice que EU falló en derrotar la lucha lucha armada del Este y que tampoco pudo impedir
que los intelectuales de clase media apoyados en la cultura, colocaran internacionalmente a Estados Unidos en una
incó moda posició n de descrédito.
Calder escribe con entera libertad y sin temor alguno a lastimar susceptibilidades nacionales norteamericanas..
El estudio del profesor Calder, retirado de sus labores docentes y de investigació n desde hace seis añ os, sorprendió a la
comunidad historiográ fica en 1984, cuando fue publicada inicialmente en inglés, por la consistencia de su investigació n,
financiara por la Fundació n Fulbright-Hayes y la Fundació n Nacional para las Humanidades.
Calder sostiene que la ocupació n militar tuvo dos víctimas: Estados Unidos que debió gastar millones de dó lares de sus
contribuyentes, ademá s del costo en vidas de sus soldados caidos, sobre todo en las emboscadas de los guerrilleros
patriotas (a los que los yanquis denominaron despectivamente “Gavilleros”) y que se hicieron fuertes sobre todo en los
pueblos del Este del país.
Resalta que la resistencia dominicana fue ejemplar frente a las intervenciones que se iniciaron en 1823 en México,
hasta 1930, y que perjudicó a Nicaragua, El Salvador y Hondura (1835); Puerto Rico (1898); Cuba y el obligado
arrendamiento a perpetuidad de Guantá namo (1901); Panamá (1904 cuando se legítima en la Constitució n que EU
puede intervenir cuando quiera y se crea en 1946 la tristemente célebre Escuela Militar de las Américas, centro de
enseñ anza de torturadores y dictadores latinoamericanos); Haití (1915) y en el país en 1916. Siguieron otras
intervenciones pero la lista es larga.

Los aportes
La ocupació n militar norteamericana, – sostiene Calder- implicó la construcció n de obras de infraestructura (sobre todo
vías de comunicació n entre importantes ciudades, puertos), acometidos no solo para favorecer la vialidad de los
dominicanos sino para facilitar el desplazamiento de sus tropas y por tanto su dominio militar del territorio.
Otro aporte cuestionable fue la creació n de la Guardia Nacional, a la que ingresa Rafael L. Trujillo para salir convertido
en el oficial represivo y ambicioso, que posteriormente llegó a la presidencia mediante la fuerza y el fraude.
Los norteamericanos impusieron una legislació n que favorecía sus intereses econó micos en la industria y la agricultura.
La ley de Registro de Tierras, impulsado por los norteamericanos, planteaba el país como un productor de materias
primas para naciones industrialmente desarrollada.

Resistencia armada
La lucha armada de sectores populares contra las tropas norteamericanas, fue la espina en el costado del poderoso
ejército yanqui. Desde su llegada, en batallas como la de La Barranquita, se proclamó la voluntad nacional contra los
interventores. Esa resistencia se hizo fuerte en el Este, donde los grupos guerrilleros (que incluían a mujeres)
desarrollaron una guerra de guerrillas que desesperó y provocó muertes, heridos y dañ os materiales a todo lo que
fuera norteamericano.

La intelectualidad
Las tropas de ocupació n perdieron igualmente, dice Calder, la batalla de opinió n pú blica internacional por el papel tan
activo de denuncia de los intelectuales dominicanos, que incluso pagaron con cá rcel y destierro su actitud de rechazo a
la acció n armada estadounidense.
Adicionalmente, apunta, se produjo una resistencia de los intelectuales de clase media, con Fabio Fiallo a la cabeza
(preso y deportado por las huestes norteamericanas), que generó una actitud patrió tica que levantó el nacionalismo
frente a los intentos de imponer los hitos de la cultura norteamericana.

77
Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

Libro y Autor
El libro: El impacto de la intervención
La RD durante la ocupació n norteamericana de 1916-1924, es la segunda edició n en españ ol de este clá sico de Calder,
que ha reimpreso la Academia Dominicana de la Historia, con motivo del primer centenario de la acció n militar y
política que laceró la soberanía dominicana.
Esta entrega es impresa en Editora Bú ho, con cuidado de Bernardo Vega. Este libro un clásico que debe ser estudiado
por representar una radiografía altamente documentada, redactada con rigurosidad científica.
Bruce J. Calder, estudió historia en la Universidad de Middletown, Connectticut e hizo un doctorado en la Universidad
de Texas.
El especialista en historia de América Central y Repú blica Dominicana, ademá s de ser estudioso de las políticas
norteamericanas hacia América Latina. Fue profesor por 30 añ os en historia en Universidad de Illinois, Chicago.

ANEXO XI
Gestión financiera de Trujillo
ARTURO MARTINEZ MOYA Fecha: mayo 30, 2016 Almomento.net

Como la verdad histó rica se nos escapa, la historiografía es solo un discurso que no debe confundirse con lo que pasó ,
porque son cosas diferentes. Es el caso de las mistificaciones sobre la gestió n de Trujillo con el tema de las finanzas
pú blicas, hay distancia entre hechos y relatos histó ricos predominantes. Interpretaciones que se deconstruyen usando
fuentes documentadas, con estadísticas de la época. Con las disponibles, pertenecientes al FMI y Banco Internacional de
Reconstrucció n, entrego mis versiones al cumplirse cincuenta y cinco añ os de haber finalizado la dictadura.
El primer mito, que restauró la independencia financiera. No fue de esa manera, se produjo un golpe de suerte, un
inesperado viento de cola positivo para la economía, como dirían los economistas, shocks internos y externos
favorables no propiciados por el dictador.

Cito los siguientes: a) El cicló n San Zenó n que azotó la ciudad de Santo Domingo en septiembre de 1930; b) derrumbe
de precio de los activos en Wall Street, entre el 24 y 29 de octubre de 1929, crisis financiera que se extiende a Europa, y
provoca la Gran Recesió n en los treinta, y c) iniciativa del presidente Hoover, para declarar moratoria sobre la deuda
externa de “economías asfixiadas”, como consecuencia de la Gran Recesió n.

Factores determinantes para que el Presidente Roosevelt no objetara que se pagaran solo intereses entre 1931 y 1934;
para que se renegociara el principal adeudado en 1934, y extendiera el periodo; que se redujera poco la deuda externa
en diez y seis añ os, de $16 millones de dó lares en 1931 a $9,401,855.55 en julio de 1947; para que, en la década de los
treinta, por intereses y capital se pagaran $2,338,000 dó lares en lugar de $19 millones de dó lares segú n la Convenció n
de 1924; para que a discreció n y contribuyera a consolidar su dictadura, Trujillo gastara la diferencia de $16,662,000
dó lares, un promedio anual de $1,666,200 dó lares o 0.54% del PIB. Es decir, mucho dinero.

El segundo mito, que pagó la deuda pú blica con ahorros del presupuesto. Trujillo nunca liquidó la deuda del Gobierno,
lo que hizo fue cambiar su composició n de externa a interna. Se endeudó con el Banco de Reservas por un monto
similar, pagando un interés de 5% anual. No tenía ahorros presupuestarios, fue lo contrario, su gestió n fue deficitaria
con $15.9 millones de dó lares de 1940 a 1947, no obstante los ingresos fiscales multiplicarse 4.5 veces, pero aumentó el
gasto 6.7 veces.

El tercer mito, que con el pago a tenedores de bonos en el exterior, benefició las cuentas pú blicas. Tampoco fue cierto, el
efecto neto fue negativo. Se redujeron las reservas internacionales del país, de $28.3 millones a $19 millones,
debilitando el respaldo del peso, que recién había sustituido al dó lar como moneda de circulació n nacional. Ademá s,
aumento el gasto anual del presupuesto, cambió una deuda de largo plazo por otra de corto plazo. Y sin necesidad,
porque después de la renegociació n de 1934, pagaba intereses por $896,000 dó lares y capital por $431,000 dó lares, un
total de $1,327,000 dó lares. Lo que equivalía solo a 1.8% de los ingresos del fisco ($73,769,816 dó lares) de 1947.
En suma, el dictador fue un pésimo administrador de las finanzas pú blicas.

ANEXO XII INDICADORES MACROECONOMICOS AÑOS 1996-2010


AÑ O CRECIMIENTO TASA DE TASA DEL DEUDA
DEL PIB INFLACION DOLAR EXTERNA
1996 7,2% 3,95% 12.87 US$3,807,3
1997 8.2% 8,37% 14.02 US$3,572,2
1998 8.0% 7,82% 15.33 US$3,545,4

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Recopilado por Edita Rodriguez, MGP

1999 8.6% 5,10% 15.85 US$3,660,9


2000 7.1% 9,02% 16.05 US$3,679,4
2001 3.6% 4,38% 16.66 US$4,176,0
2002 4.4% 10,51% 17.76 US$4,536,4
2003 -1.9% 42,66% 34.13 US$6,026,4
2004 2.0% 28,74% 42.11 US$6,379,7
2005 9.3% 7,44% 29.13 US$6,812,5
2006 10.7% 5,00% 32.80 US$7,266,1
2007 8.5% 4.38% 33.05 US 8,549.6
2008 5.3 4.52 34.4 US$10,366.7
2009 3.5 5.8% 35.88 US11,732.15
2010 7.8 6.24 36.76 US$18,500
Fuentes: Publicaciones de las pá ginas Web del Banco Central, Secretaría de Estado de Hacienda

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