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LOS HISPANOS EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS

Francisco Moreno Fernández


Universidad de Alcalá – Profesor Alexander von Humboldt en la Universidad de Heidelberg

La realidad de la Salud Pública estadounidense se manifiesta en toda su crudeza


cuando las circunstancias se hacen adversas. Y, en los tiempos recientes, pocas
circunstancias han sido tan desfavorables como la propagación del COVID-19. La
severidad con que la epidemia se ha manifestado en los Estados Unidos no solo ha
dejado en evidencia el sospechoso tratamiento político que se le ha dado desde el
gobierno federal, sino también las grietas del entramado jurídico sobre el que se
sustenta la atención médica a la ciudadanía.

En 2019, Rosana Hernández publicó desde el Observatorio de la lengua española y las


culturas hispánicas en los Estados Unidos (Instituto Cervantes en la Universidad de
Harvard) un revelador informe sobre la legislación lingüística en los Estados Unidos.
En él quedaba de manifiesto que la base jurídica fundamental para el apoyo lingüístico
en materia de Salud radica en la prohibición de cualquier discriminación por motivos
de procedencia. De hecho, el Departamento de Salud de los Estados Unidos hablaba en
2001 de "servicios de atención sanitaria respetuosos con las necesidades culturales y
lingüísticas". Esto implicaría la contratación de personal bilingüe, la oferta de servicios
de interpretación para pacientes con dificultades para hablar inglés, la difusión de
información escrita y oral sobre los derechos de los pacientes y el empleo de
materiales y letreros de fácil comprensión en los idiomas de los grupos con mayor
presencia en la zona en que se prestan los servicios.

Ahora bien, la supuesta cobertura jurídica que otorgan las leyes federales encuentra
una concreción muy diversificada en el nivel de los estados. En realidad, la legislación
estatal y local es la vía por la que el sistema escapa del espíritu federal para entrar en
una deriva en la que lo pragmático se entremezcla con lo ideológico en perjuicio de los
pacientes hispanos. Explica Rosana Hernández que, en lo que se refiere a la lengua
escrita, no existe un patrón común sobre qué tipo de textos relativos a la salud deben
traducirse para los ciudadanos que no saben inglés. En este sentido, la legislación de
Washington DC es la única que exige la traducción de todos los formularios y folletos,
aunque no se presta atención a las vacunas, por ejemplo, excepto para el papiloma
humano. Da la impresión de que la principal guía de los estados es abordar problemas
médicos específicos, pero no adoptar criterios generalizables a cualquier situación o
emergencia en beneficio de las minorías.

En cuanto a la lengua hablada, la asistencia en español –o en otras lenguas— suele


depender del tamaño de la comunidad hispana o del porcentaje de pacientes que
manifiestan preferencia por el español. En California, solo se considera la intervención
de personal médico o de intérpretes bilingües cuando al menos el 5% de la población
habla un idioma distinto del inglés, como ocurre con el español, pero las dificultades
operativas impiden que esto se cumpla en toda circunstancia. Así pues, ante una
emergencia, los hispanos estadounidenses no tienen garantizada de forma general una
atención que responda a sus necesidades básicas de información y comunicación en
una lengua que no sea el inglés.

La realidad, la cruda realidad, la describió Glenn Martínez en 2015 al hablar de la


existencia de un continuum idiomático para los hispanos en relación con los servicios
de Salud que reciben: los monolingües en inglés reciben mejores servicios que los
bilingües español-inglés y estos, a su vez, reciben mejores servicios que los
monolingües en español. Así de triste. La razón de fondo muy probablemente no es
lingüística, sino socioeconómica, pero no deja de haber un trasfondo ideológico que se
cuela entre las rendijas de la legislación vigente.

Martínez, Glenn (2015). “Spanish in the U.S. Health Delivery System.” Informes
del Observatorio/Observatorio Reports IO/OR 013-09/2015SP. Instituto
Cervantes at Harvard University. https://bit.ly/2RxDkd8

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