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LUIS CHIOZZA

ANEXO GRÁFICO
Las cosas no son independientemente de
tener o no tener un significado. Son en
virtud de que algo significan
PRÓLOGO
El psicoanálisis de una paciente que mantenía desde su juventud una
relación incestuosa con su hermano, y que padecía de un intenso temor
hipocondríaco a enfermarse de cáncer, me llevó a escribir, en 1966, un
trabajo titulado El contenido latente del horror al incesto y su relación
con el cáncer, que daría lugar, en 1978, a la publicación de un libro
Ideas para una concepción psicoanalítica del cáncer, que en 1981 se
tradujo al italiano con el título Psicoanalisi e cancro y que se reeditó
en Buenos Aires, con algunos agregados en el 2001.

Cuando se trata de dar algún ejemplo acerca de los significados


inconcientes que se expresan como trastornos en la estructura y en el
funcionamiento del cuerpo, siempre es más fácil referirse a los órganos
cuya actividad trascurre lo suficientemente cercana a la conciencia
como para que nos demos cuenta que nuestras emociones conducen a
que algo se modifique en ellos. Así sucede, por ejemplo, con el tránsito
intestinal y el miedo. El lenguaje habitual está lleno de alusiones que,
como es el caso de “se me parte el corazón”, o “no me puedo tragar esa
ofensa”, nos orientan en ese sentido.
A pesar de que sabemos que el funcionamiento del sistema inmunitario
influye en el desarrollo y en la evolución de un cáncer, y también que
los estados de animo influyen en el funcionamiento del sistema
inmunitario, la situación es muy distinta cuando se intenta trasmitir
cuales son las transformaciones anímicas inconcientes que se expresan
en una malformación cancerosa. Exponer de una manera clara y
comprensible lo que la investigación en ese terreno ha revelado nos
conduce a la necesidad de comunicar conceptos que se refieren a una
parte del alma que suele permanecer fuertemente reprimida, de modo
que escribir acerca de ellos tropieza desde el comienzo con el obstáculo
de la incredulidad.

Pero también sucede que a medida que pasan los años la necesidad de
trasmitirlos aumenta en lugar de disminuir. De modo que a comienzos
de este año me decidí por fin a enfrentar el desafío de escribir un
nuevo libro, totalmente diferente al anterior, tratando de que fuera
comprensible sin necesidad de que el lector disponga de conocimientos
médicos o psicoanalíticos. Ya finalizado el libro (Cáncer. ¿Por qué a mí,
por qué ahora?) , me pareció que un anexo gráfico construido en Power
Point, podría contribuir al propósito de subrayar lo esencial. Incluyo, como
parte de este anexo, una serie de gráficos Sobre lo que nos hace falta que
se refieren a un aspecto fundamental en la comprensión del estado anímico
que “predispone” al desarrollo de un cáncer.

Sólo me resta expresar mi esperanza de haber podido trasmitir la idea de


que el cuerpo humano es un aparato en el cual vive una persona que convive
con otras, y que el cáncer, que ocurre siempre en un momento muy
particular de una vida, lejos de ser un monstruo siniestro y extraño, es un
destino humano frente al cual no estamos completamente inermes.

Luis Chiozza
Abril de 2010
EL ENCUENTRO
CON EL CÁNCER
Venga… le haré ver una cosa… Mire, aquí,
debajo del bigote… aquí, ¿ve qué hermoso
tumor violáceo? ¿Sabe cómo se llama? Ah,
un nombre dulcísimo… más dulce que
un caramelo: -Epitelioma, se llama.
Pronúncielo, sentirá qué dulzura: epitelioooma…
La muerte, ¿comprende? ha pasado. Me ha
dejado esta flor en la boca, y me ha dicho:
-“¡Guárdatela, querido, volveré
dentro de ocho o diez meses!”.

Luigi Pirandello, L’uomo dal fiore in bocca


Si hay muchos cánceres en una familia,
¿sus miembros tienen más probabilidades
de contraer la enfermedad?
¿Qué factores pueden influir en la
aparición de un cáncer?
El tipo de cáncer y el lugar en donde se
desarrolla ¿pueden ser consecuencia del azar?
¿Nace como la enfermedad de algunas células
o se ha enfermado el organismo entero?
¿Qué recursos puede ofrecer la medicina?
¿Es algo que puede ocurrirle a cualquiera
y en cualquier momento?
Una de cada tres
personas (33,33%) se
enferma de cáncer

Una de cada cuatro


personas (25%) muere
como consecuencia
de un cáncer

Dado que 25 es el 75% de 33,33,


tres de cada cuatro enfermos de cáncer
mueren como consecuencia de esa enfermedad.
CUANDO SE TRATA DE UN GRUPO PEQUEÑO, COMO UNA
FAMILIA O UN CONJUNTO DE AMIGOS, LOS
PORCENTAJES REGISTRADOS EN UN GRAN NÚMERO
DE PERSONAS NO SE MANTIENEN

Pueden ser dos en tres O ninguno en cuatro


LA ESTADÍSTICA NOS DICE CUáNTAS PERSONAS SE
ENFERMAN DE CÁNCER, PERO NO NOS DICE CUáLES
Cáncer de hígado Células de cáncer de colon

Se conocen unos 200 cánceres distintos. Se ha llegado a pensar


que se trata de un grupo de enfermedades que comparten un
crecimiento celular descontrolado, la invasión de los sitios
vecinos y la propagación a distancia de su lugar primitivo.

La migración de las células cancerosas hacia otras partes del


cuerpo es lo que causa el mayor número de muertes.

La amenaza a la supervivencia deriva de que la invasión de un


órgano puede comprometer gravemente su función, pero también
de que el tejido canceroso suele competir intensamente con los
normales por la utilización del oxígeno y los nutrientes.
Macrófago atacando una célula cancerosa Linfoma de Hodgking
SE CLASIFICAN A PARTIR DEL TEJIDO DONDE SE ORIGINAN
Los carcinomas se originan en los epitelios que revisten la piel
o recubren los órganos internos y constituyen el 80%
de los cánceres que se diagnostican cada año.
Los sarcomas se originan en los huesos, en los cartílagos, en el
tejido graso, en los vasos sanguíneos o en otros tejidos conectivos
que configuran el estroma que sirve de sostén a los órganos.

Las leucemias se originan en los leucocitos


que circulan con la sangre.

Los linfomas se originan en las células del sistema inmunitario.

También se establecen otras distinciones, como la del


carcinoma in situ, que designa a formaciones malignas
que no invaden a los órganos vecinos.
Una mutación celular puede desencadenarse
desde afuera de la célula (epigenéticamente).

Puede producirse por una infección viral, por la acción de


sustancias irritantes sobre la piel o las mucosas, por la
exposición a los rayos X, a sustancias radioactivas, o a la
luz ultravioleta del espectro solar .

Para que un cáncer se desarrolle es necesario que se acumulen


varias mutaciones. La observación confirma lo que la biología
molecular afirma, ya que para que la influencia epigenética
genere una neoplasia la exposición a los agentes nocivos
debe ser suficientemente intensa y prolongada.
La influencia epigenética de los Queratosis actínica
agentes “carcinogenéticos” sólo
constituye un factor entre otros,
de modo que no puede decirse,
acerca de ninguno de ellos,
que sea “la causa” que
produce un cáncer.
Fumar, por ejemplo, puede ser “predisponente”, pero no es “la
causa” del cáncer de pulmón, ya que sólo constituye un factor
entre otros. No es condición necesaria, porque se puede encontrar
en personas que nunca han fumado, ni condición suficiente, porque
no todas las personas que fuman desarrollan un cáncer de pulmón.

Ignoramos todavía cuántos son los factores que influyen en la


producción de un cáncer, y es evidente que cuantos más
intervengan la influencia de cada uno es menor.
Cuando comprendemos cómo actúa una causa para producir un
efecto sabemos mucho más que cuando sólo podemos pronosticar
basándonos en una afirmación estadística. La estadística nos dice
que de cada dos mil operados de catarata ocular uno se infecta,
pero no nos dice cuál.

Si sabemos que de cada diez soldados que solicitaron un franco,


solo uno (el 10%) lo obtuvo, sabemos algo, pero si sabemos que los
nueve soldados que no lo obtuvieron se lo pidieron al sargento, y
el único que lo obtuvo se lo pidió al teniente, sabemos mucho más.

Que dos cosas se presenten frecuentemente juntas, aun en el caso de


que una preceda a la otra, no basta para afirmar que se trata de
una causa y su efecto, porque ambas, como sucede con el rayo y
el trueno, pueden derivar de un tercer hecho que a veces se ignora.
Los recursos terapéuticos del oncólogo pueden
dividirse, esquemáticamente, en dos grupos

Las terapéuticas
“biológicas”, nacidas La cirugía,
del conocimiento, la radioterapia
cada vez mayor, que y la quimioterapia,
la biología molecular que constituyen el
acumula acerca de el recurso que se
las alteraciones aplica actualmente
involucradas en al mayor número
el crecimiento de casos tratados.
de un cáncer.
La radioterapia y la quimioterapia procuran atacar a las
células cancerosas, reduciendo su número y evitando su
reproducción, pero atacan también a las células normales.

Durante la radioterapia
se procura “enfocar” el La quimioterapia ataca
tumor desde distintas todas las células jóvenes,
orientaciones para normales o patológicas, y
salvaguardar las a veces las neoplásicas
zonas adyacentes. resisten mejor el ataque.
También se implantan La utilidad de las
en la neoplasia “semillas” distintas drogas depende,
radioactivas. Una vez en cada caso, de la
alcanzada la dosis “tope” “sensibilidad” del tumor
se deberá renunciar y del estado del enfermo.
definitivamente a
la radioterapia.
Los exámenes periódicos, junto con la recomendación
de evitar la exposición prolongada a los distintos agentes
“carcinogenéticos”, constituyen lo esencial que
la oncología establece como profilaxis del cáncer.

No todos los cánceres incipientes que comparten una


estructura histológica evolucionan de la misma manera.
El diagnóstico precoz se convierte, pues, en un arma
de doble filo que pone en juego la sensatez del médico.
Puede conducirnos a extirpar un cáncer en las mejores
condiciones, pero también a una intervención quirúrgica
innecesaria sobre un cáncer que espontáneamente
se hubiera detenido.
Según lo que hoy se estima los cánceres de tiroides o de
próstata que son un hallazgo casual en las autopsias, son de
100 a 1000 veces más frecuentes a los que, con una histología
similar, conducen a la muerte.
ACERCA DE CAUSAS
Y SIGNIFICADOS
Cuando se habla de patoneurosis se interpreta que la
enfermedad del cuerpo es la causa del desequilibrio anímico.
La “asistencia psicológica” del enfermo de cáncer se orienta, la
mayoría de las veces, hacia el tratamiento de la patoneurosis.

Tanto en psicoterapia individual, como en grupos que


incluyen a los familiares, se intenta ayudarlos a enfrentar los
conflictos y las ansiedades que derivan de su nueva condición.

Los propósitos que guían este tipo de psicoterapia recorren


una amplia gama que va desde un “apoyo” que subraya el
valor de lo que todavía subsiste, hasta metas más ambiciosas,
como la de ayudarlos a realizar el trabajo de duelo por los
daños que derivan de la enfermedad o, inclusive, afrontar
el espinoso tema de la aceptación de una muerte cercana.
Cuando una persona se siente o se sabe enferma, establece
inevitablemente una relación con su enfermedad, con el médico y
con los tratamientos que la medicina ofrece.

La enfermedad, con todo su entorno, suele adquirir, en la vida del


enfermo, el valor de un personaje sobre el cual proyectará
significados, muchos de ellos inconcientes, que dependerán
siempre de las huellas que la historia de su vida ha dejado en él.

Esta cuestión, con toda la importancia que posee, atañe sin


embargo a significados que son secundarios con respecto a los
que se hallan implícitos en el hecho constituido por la formación
de un crecimiento canceroso.
En las últimas décadas, gracias al reconocimiento de que el
estado anímico influye sobre la inmunidad y la inmunidad
sobre el curso de la proliferación cancerosa, se acepta que
en la eclosión de un cáncer participa un “factor psíquico”.

Se ha comenzado a insistir en que los disgustos, el estrés, los


traumas psíquicos, o un difícil proceso de duelo, son factores
importantes en la eclosión y en la evolución de un cáncer.

También en este punto las distintas posiciones teóricas varían


desde considerarlo un factor más, entre otros, hasta afirmar
que se trata de una “psicogénesis”, lo cual equivale a
sostener que el cáncer es, en su origen y en su evolución,
el producto de una causa psíquica.
Recordemos que, aun en el caso de que un evento siempre sea
precedido por otro, cuando no comprendemos cómo actúa
la causa para producir el efecto, no podemos afirmar que
estamos en presencia de una relación causal. La luz nos llega
antes que el sonido, pero el rayo no es la causa del trueno.

La compleja pluricausalidad de un evento transforma “la”


causa en factores. Privilegiamos alguno de esos factores cuando
decimos , por ejemplo, que el bacilo de Koch es “la causa”
de la tuberculosis. Es condición necesaria, pero no suficiente.

Identificar una condición necesaria otorga un acceso a la


posibilidad de cambiar lo que ocurre, y en esa posibilidad
reside nuestro valioso poder tecnológico. Pero,
insensiblemente, suele quedar implícito el pensamiento
erróneo de que el único conocimiento verdadero, “objetivo”
y científico es el que nos conduce a identificar una “causa”.
Entender mecanismos no es nuestro único modo de entrar en
relación con los hechos e influir sobre ellos. Vivimos en un rico
mundo de significación, un mundo semántico sin el cual nuestra
vida carecería precisamente de lo que denominamos “sentido”.

Para trascender el concepto de psicogénesis es necesario no


confundir los significados con causas. Se trasciende también,
de este modo, el pensamiento opaco de que lo psíquico puede
ser un factor más, dentro de un pensamiento causal.

Es cierto que la influencia psíquica se ejerce como un


fenómeno dentro del cual podemos concebir causas y
efectos, pero aun en los casos en los que no logramos
identificar mecanismos, podemos comprender el sentido
de una alteración orgánica como cumplimiento de una
finalidad, de un propósito que suele ser inconciente.
El concepto no es nuevo: la forma de un órgano, como la de una
máquina, se comprende contemplando la función que desempeña
y que constituye su significado (“su razón de ser”).

Una alteración del cuerpo no deja de ser física porque se


comprenda su significado, así como un cambio en la
significación de un acontecimiento no pierde su significado
por el hecho de percibirlo como un cambio físico.
¿Acaso la secreción lagrimal deja de ser física
cuando forma parte del llanto?

Dado que los significados de la forma y la estructura del cuerpo


suelen ser inconcientes, tendemos a creer que la mayoría de las
alteraciones físicas carecen de un significado
psíquico. También ocurre que hay muchos cambios de la
estructura física que escapan a nuestra percepción y eso nos
inclina a pensar que lo psíquico es inmaterial y “etéreo”.
La existencia de
Para que algo tenga “su”
“especialidades” como
significado propio ese
la psicooncología,
significado debe ser
la psicodermatología,
particular y distintivo
la psicocardiología, la
de esa cosa en cuestión.
psiconeuroinmunología
No puede ser el mismo que
o el neuropsicoanálisis,
otra cosa diferente tiene.
llevan implícito un
Esto se expresa diciendo
acuerdo tácito con
que toda forma, función,
el postulado que
desarrollo o trastorno
atribuye significados
posee su significado
específicos a los distintos
específico.
trastornos orgánicos.
En el pensamiento habitual
predomina el monismo
En 1938 Freud formuló la
materialista que considera
segunda hipótesis fundamental
que la mente es un producto
del psicoanálisis, que sostiene
del cerebro, o el dualismo
que llamamos “cuerpo” a
cartesiano, para el cual existe
lo psíquico inconciente. Puede
una cosa extensa y otra
ser resumida en la expresión
pensante, y ninguna de las
del poeta William Blake, quien
dos puede ser explicada en
afirma que llamamos cuerpo
los términos que pertenecen
a la parte del alma que se
a la otra. Esta posición,
percibe con los cinco sentidos,
resumida en la frase
si la completamos diciendo
“el fantasma en la máquina”,
que llamamos alma al
conduce a un callejón sin
significado de la forma y el
salida, ya que carecemos de
movimiento del cuerpo.
una tercera sustancia que nos
sirva de “puente”.
UNA CONCEPCIÓN
PSICOANALÍTICA
DEL CÁNCER
El horror al incesto se asemeja al temor reverente que da
lugar a lo que en algunas culturas primitivas se denomina
“tabú”. Esto ya nos permite sospechar que las fantasías
incestuosas quedan asociadas a la descarga de una excitación
que se teme y que ese temor, reprimido, surge como
amenaza de una enfermedad, o de un castigo.

La cuestión que subsiste es: ¿por qué motivo los deseos


incestuosos, de naturaleza erótica, despiertan el mismo temor
que despierta una fuerza destructiva? La “lucha a muerte” con
el progenitor del mismo sexo no es explicación suficiente,
como lo testimonian las veces que se asume ese riesgo en
situaciones que no implican incesto.
El psicoanálisis postula que la actividad genital puede descargar
la excitación que surge durante la función de otros órganos, y
que, análogamente, otros órganos
pueden descargar la excitación genital.

Freud decide sostener que el placer deriva de la descarga de


una única energía, que denomina libido, que está “al servicio”
de la vida y que es de naturaleza amorosa o “sexual”, aunque
no siempre es genital. Decimos entonces que la excitación se
trasfiere de un órgano a otro.

Durante el crecimiento y el desarrollo, la sexualidad evoluciona


hacia un predominio genital recorriendo distintas etapas.
En cada etapa el órgano que entra en “primacía” impone
la modalidad predominante de la descarga libidinosa.
La sexualidad que surge de Puede (cuando se integra
las funciones vitales, o la el esquema corporal)
excitación generada por los descargarse bajo la forma
impulsos destructivos y el de narcisismo, de
dolor, puede satisfacerse masoquismo, o dirigirse
autoeróticamente, en el hacia las personas que
mismo lugar en donde se contribuyen a esa
origina. excitación.
Hay una cuota de “amor La cópula genital
propio” (narcisismo) que es incestuosa, endogámica,
normal y saludable, y que consanguínea, contiene la
en la primera etapa de la fantasía de una cópula
vida se expresa en un narcisista, es decir con un
crecimiento armónico. Los “objeto” representante de
vínculos “introvertidos” uno mismo. Esta cópula
con los objetos existe en el mundo animal
(personajes) de la fantasía, en organismos que se
se hallan a mitad de denominan hermafroditas
camino entre el narcisismo porque generan gametos
y la relación con las de ambos sexos y se
personas “reales” . fecundan a sí mismos.
En todos los seres vivos la excitación alcanza un punto en que
inevitablemente se descarga. Si no lo hace de un modo saludable
lo hará desestructurando al organismo, y configurando las
pulsiones de muerte que denominamos “tanáticas”. W. Blake
escribe: “El deseo insatisfecho engendra pestilencias”.

Los modos saludables de la descarga (eróticos) son


fundamentalmente tres: el crecimiento que predomina en la
primera etapa, la procreación que es propia de la edad media, y la
sublimación que predomina en la última y corresponde a la
creación de formas que no constituyen organismos biológicos.

En cuanto a las tendencias tanáticas no sólo se manifiestan en el


sadomasoquismo y las guerras, sino que también justifican el
“tabú” frente a personas o cosas que despiertan una excitación
excesiva cuyos efectos destructivos se temen.
Freud escribe que “Tal vez Afirmamos también que el
habría que declarar horror al incesto, no es
narcisistas… a las células de únicamente el producto de la
los neoplasmas malignos…”. vigencia de un prejuicio
Años atrás afirmamos que la infantil surgido de la debilidad
libido narcisista que se de un yo incipiente. Oculta el
manifiesta en el crecimiento intenso temor que despierta
mediante la reproducción la descarga de una excitación
celular (asexual) adquiere la que amenaza con un
representación inconciente de crecimiento anómalo por
una cópula hermafrodita, y haber quedado “fijada” en un
que se representa así, un designio narcisista en lugar de
aspecto “procreativo” evolucionar hacia una relación
narcisista ligado a fantasías con otros organismos de la
hipocondríacas de un misma especie.
crecimiento anómalo.
LAS TRES CONDICIONES PSICODINÁMICAS
NECESARIAS PARA ENFERMAR DE CÁNCER

Fracaso actual de Imposibilidad de


Disposición latente. la gratificación en descarga en las
Fijación al período la etapa del etapas
de crecimiento desarrollo posteriores. La
embrionario. alcanzada. primera es la
Suele ser un duelo relación
Deseo narcisista por la pérdida de endogámica.
latente que no se un vínculo Suele presentarse
integra con el significativo. como fracaso de la
desarrollo adulto
Es una regresión relación incestuosa
y es ajeno a la
que reactiva el que normalmente
conciencia.
punto de fijación se sublima o se
embrionario. coarta en su fin.
La regresión que produce el cáncer a partir de una frustración
actual en las etapas posteriores de la evolución libidinal
permite diferenciar, esquemáticamente, dos situaciones entre
las cuales puede establecerse una serie complementaria :

Debilidad de la libido que Debilidad de la libido para


alcanza las etapas sostenerse en las etapas
posteriores, condicionada posteriores condicionada por
por intensas fijaciones un desgaste de las funciones
en los estadios vitales. Corresponde a la
primitivos y especialmente cuestionable afirmación de
en la etapa embrionaria. que si viviéramos lo
Típicos de esta situación suficiente todos moriríamos
son los cánceres que se de cáncer. Típicos de esta
desarrollan en la infancia situación son los cánceres en
o en la juventud. la ancianidad.
PARADIGMAS DE
UNA NUEVA BIOLOGÍA
El núcleo celular no es “el
cerebro” de la célula, es su
órgano reproductor. La
membrana celular es su cerebro.

La tesis de que la célula,


lejos de ser la unidad más
pequeña de la vida es el
producto de una simbiosis
bacteriana, “completa” la
idea de que un hormiguero
es un superorganismo, y
conduce hacia la aceptación
de que el concepto de
individuo funciona en un
modelo similar al de
las cajas chinas.
La investigación en genética descubrió que el ADN
contiene el código para la producción de las proteínas que
constituyen al organismo.
Sólo el 1,5% del código genético contenido en el ADN se
“expresa” para constituir un individuo biológico.
Un ser humano, integrado por unos 50 billones de células
posee en su ADN casi el mismo número de genes que un
gusano platelminto compuesto por menos de mil células.
Esto ha llevado a pensar en la idea de que existen genes
“obsoletos” a los cuales se los denomina “chatarra”.
Parece atinado pensar, sin embargo, que el ADN, presente
en cada célula, contenga los códigos de la vida en todas sus
formas, cada una de las cuales se expresa, de manera
transitoria, en cada especie.
Lo que habitualmente llamamos “individuo”, sea un ser humano,
un tigre o una palmera, es producto de un “convenio
constituyente”, simbiótico, de otros individuos que aceptan un
“estatuto” de convivencia para poder integrar a los organismos
pluricelulares.

Los intercambios de señales entre las células de un organismo, como


se dan, por ejemplo, en los fenómenos inmunitarios, por obra de los
cuales se “presenta” o se “reconoce” a un antígeno, son los mismos
que, perturbados, funcionan en una formación cancerosa.

La biosemiótica sostiene que en los organismos más complejos


la función de interpretante es subjetiva e implica alguna forma de
conciencia por más rudimentaria que esta sea. Aún se discute si
esta idea debe aceptarse para el caso de las células, pero los
argumentos para esa distinción no son muy convincentes.
HOFFMEYER HA DESCRIPTO UN “NICHO SEMIÓTICO”
PARA REFERIRSE AL HECHO DE QUE
LAS “CONCIENCIAS” DE LAS DIFERENTES ESPECIES
SE ORGANIZAN EN
SISTEMAS SEMIÓTICOS DISTINTOS.

TRÍADA DE PEIRCE
SIGNO INTERPRETANTE

SIGNIFICADO

COROLA CONTEMPLADA LA MISMA FLOR VISTA POR EL


CON EL OJO HUMANO INSECTO QUE LIBA EL NÉCTAR
Si abandonamos el prejuicio de que lo diminuto es simple y, a
partir de los descubrimientos de la biología contemplamos las
sofisticadas funciones de la estructura celular, dentro de la cual
podemos reconocer equivalentes de todos los “aparatos” que
conforman a un ser evolucionado, nos damos cuenta de que la idea
de atribuirle a la célula una subjetividad y algún grado de
conciencia no resulta menos comprensible que el hacerlo (con
fundamentos parecidos) frente a los organismos más grandes.

Konrad Lorenz señala con respecto a la ameba: “… si fuera tan


grande como un perro, como dice el más eminente de todos los
expertos protozoologos, H. S. Jennings, nadie dudaría en atribuirle
una vivencia subjetiva.” Estaríamos dispuestos a concederle
sentimientos y actitudes como la codicia y la astucia. Si no
aceptamos esta conclusión reparemos en que la oncología actual
sostiene que la células cancerosas adquieren una ventaja de
supervivencia en términos darwinianos, y que esto lleva implícito
lo que denominamos “intencionalidad”.
ACERCA DE LA CÉLULA
QUE SE TRANSFORMA
EN CÁNCER
De acuerdo con lo que sostiene la oncología actual las células
cancerosas: ABANDONAN su dependencia de las células vecinas.
NO RESPONDEN a las señales inhibidoras. EVADEN la muerte
programada. EVITAN el dispositivo que limita sus replicaciones.
INDUCEN el crecimiento de nuevos vasos para su nutrición. SE
INDEPENDIZAN del anclaje en su lugar funcional y emigran. EVITAN
que el sistema inmunitario las destruya.

Si aceptamos que el cáncer se inicia en una célula, la pregunta


¿por qué se comporta de ese modo? puede formularse dentro del
lenguaje de inevitable “tinte” subjetivo que utiliza la ciencia cuya
objetividad es irreprochable. Es claro que puede sostenerse que se
trata de un uso metafórico, pero debe haber una razón para que
ese lenguaje se haya generalizado y se utilice de un modo
prácticamente inevitable.
Konrad Lorenz se defiende de quienes lo acusan de antropomorfizar
el significado de la conducta de los animales sosteniendo que
debemos elegir entre comprender una parte de sus actitudes
identificándonos con ellos o resignarnos a no comprender nada en
absoluto.

Puede decirse entonces que la célula cancerosa “se ocupa” de su


supervivencia y de la de su progenie “desentendiéndose” de los
intereses del organismo pluricelular del cual antes formaba parte y
en el que ahora “se aloja”. Es posible decir que eso es lo que hace,
pero falta todavía comprender por qué.
El “estatuto” constitutivo de una particular simbiosis
determina que una parte de ese organismo, integrado
por las células somáticas, servirá a la reproducción del
plasma germinal, que mediante la fecundación de los
gametos, es potencialmente inmortal. El conjunto de
células somáticas, en cambio, es programado para ir
hacia la senectud y la muerte en un número de años
diferente para cada especie.

Cada especie es la reactivación de una parte del genoma. Durante la


vida de un individuo de una especie lo que grabe en su memoria lo
definirá frente a sí mismo como un particular individuo, y es la
pérdida de la memoria de esa vida que es la propia lo que llamamos
“morir”. Suele decirse que los organismos que se reproducen
asexualmente, por replicación, “rejuvenecen” en cada división y son
potencialmente inmortales, pero en realidad no sabemos si pierden
la memoria de lo individualmente vivido y entonces les ocurre lo que
llamamos “morir”.
De pronto una célula somática que había aceptado
limitar su división replicativa, lo que implica envejecer y
morir, “deshace” su convenio y “evade” su destino para
continuar engendrando una progenie. ¿Podemos
sostener que la acumulación azarosa de ocho a doce
mutaciones la han “reinstalado casualmente” en su
proyecto anterior a la simbiosis? Su cambio de proyecto
¿es absolutamente independiente de lo que ocurre en el
organismo pluricelular al cual, antes de su
transformación, “pertenecía”?
ACERCA DE LA PERSONA
QUE DESARROLLA UN
CÁNCER
La regresión genera un crecimiento “anárquico”. Cuando la
reproducción celular asexual se representa en la fantasía
inconciente como sexualidad, toma la forma de una cópula
hermafrodita que procrea engendros monstruosos.

La reactivación de un crecimiento similar al embrionario en un


tejido normal es la fuente del sentimiento de horror. Lo vemos con
frecuencia representado en los monstruos de ciencia ficción, como
una masa amorfa, autofecundante e invasora que crece a
expensas de todo lo que toca.

Cuando los vínculos normales y entrañables que satisfacen en


forma sublimada fantasías incestuosas, merman o desaparecen,
como producto de una muerte o un alejamiento inevitable, y el
duelo queda interferido, se suele desencadenar la regresión que
puede generar un cáncer.
La relación entre el crecimiento canceroso y la persona que se
enferma de cáncer, funciona como “una superficie de reflexión” en
la cual la enfermedad y el carácter del enfermo se reflejan
recíprocamente.

Dado que la “zona” enferma satisface de un modo insalubre una


tendencia que no ha encontrado su camino normal, el “resto” de
la persona enferma se identificará con esa tendencia, reaccionará
contra ella o, en el mejor de los casos, la sublimará.

Un carácter canceroso, como sucede con otras formaciones


caracterológicas, puede constituirse sin que llegue a desarrollarse
la correspondiente enfermedad “local”, pero es una condición
necesaria para enfermar de cáncer.
Establecer un diálogo psicoterapéutico
con el enfermo de cáncer exige traducir
al lenguaje cotidiano la formulación
metapsicológica de la enfermedad
cancerosa.
Los sentimientos de desolación y de aislamiento se experimentan
frente a las personas con las cuales se han sostenido vínculos
profundos y duraderos, pero, luego de sufrir la incomunicación con
ellos, suelen extenderse al resto de las personas del entorno.

En esas condiciones, aunque se logre convivir “aceptablemente”


conservando vínculos cordiales, se lleva a cuestas un trozo del alma
que no se puede compartir con nadie y que crece con los años.

Todos los vínculos, sean familiares, amistosos o sociales, se viven


entonces desde la conciencia de sus dificultades, y sólo cuando esos
vínculos merman o se deshacen se hace plenamente conciente el
bienestar que contenían.

Si estas experiencias no obtienen alivio se alcanzan las condiciones en


que puede desarrollarse un cáncer. Sólo resta comprender por qué
precisamente un cáncer y no cualquier otra enfermedad.
Pero el carácter, cuyos fines deben coincidir con el crecimiento
invasor, ya que el sistema inmunitario “lo tolera”, puede desarrollar,
como contrafigura, una formación reactiva, de modo que
encontraremos enfermos de cáncer en los cuales predomina un
carácter dulce y apacible, bondadoso y conciliador, mientras en “el
foco” de su enfermedad arde una rebelión incontenible que avanza
hasta la destrucción total.

Encontramos también formas de carácter que subliman las


tendencias hacia un crecimiento invasor. Se diferencian del carácter
reactivo por el hecho de que no se coartan los fines luchando contra
ellos, sino que se los elabora, de modo que la bondad y la tolerancia
ya no se sobreimponen a una tendencia en conflicto que permanece
activa, sino que se alcanzan mediante una transformación que las
trasciende. Esto puede influir en la evolución de un cáncer y explicar,
tal vez, por qué algunos “misteriosamente” se detienen.
LIBRÉMONOS DE LA TENTACIÓN QUE NOS
CONDUCE A PENSAR QUE LA SUBLIMACIÓN ES UN
ASUNTO FÁCIL

Si fuera fácil quizás no habría tantos cánceres, y además


la vejez perdería la connotación de tragedia que tantas
veces la acompaña. Aceptar que el mundo no es una
permanente maravilla, pero que es el único que hay, y
que lo mismo sucede con los que nos rodean, con los que
queremos entrañablemente y con nosotros mismos, es el
peñón más abrupto que nos toca escalar, y para colmo
solemos contemplarlo con claridad recién en los últimos
años de la vida. Pero si bien hay dolores que no valen la
pena que ocasionan, hay, por fortuna, otros que sí.
Enero 2010
A medida que pasan los años,
nos enfrentamos de maneras
distintas con ese sentimiento
muy particular que denominamos
“falta”. Una “falta” es la concreta
carencia de algo que necesitamos,
pero también “nos hace falta”
disminuir la distancia que nos
separa de nuestros ideales o de
las normas que nuestro superyó
establece, por eso “una falta”
es también un acto “indebido”
que nos genera una culpa.
EN LA VIDA INTRAUTERINA
La madre es el mundo
completo que rodea al
futuro bebé y le
proporciona todo
lo que le hace falta
RECIÉN NACIDO
El bebé siente frío,
el cuerpo le pesa y le
duele, tiene que respirar
con esfuerzo y succionar
para alimentarse.
Está “desolado”
DURANTE LA LACTANCIA
El bebé se reencuentra
con su madre y tiende a
pensar que ella es una parte
de él que tiene que aprender
a dominar como lo hace
con su propio cuerpo
MUY PRONTO EL BEBÉ DESCUBRE
que la madre no le pertenece,
que “va y viene” regida por
una voluntad que él no
domina. Se siente mutilado
en algo que creía propio
y su desolación se reinstala
Así se constituye la primera y más
importante “carencia” de nuestra vida
después del nacimiento. Se trata de una
“falta” que nos hace sentir incompletos
y nos deja una añoranza por un contacto
de piel, una sonrisa y una mirada que
“nuestro cuerpo” reconoce cuando nos
enamoramos pero cuyos orígenes
no podemos recordar concientemente
Platón (en El Banquete) inmortalizó
esa carencia “primaria” en su mito
del ser humano primitivamente andrógino
dividido en dos partes por el rayo de Zeus.
En los fragmentos del Prometeo que nos dejó
Goethe, Prometeo le dice a Minerva:
“… eres para mi espíritu lo que él mismo es...
Siempre fue cual si mi alma departiese consigo
misma... ¡Así fue siempre de íntimamente
unido y compenetrado el amor que te tuve!”
A diferencia del amor, que
se teje con las hebras de la
realidad, el enamoramiento
surge unido a las ilusiones
necesarias para evitar el
duelo por la primera falta
y conducir rápidamente
a un “reencuentro” con
el sentimiento de plenitud
que se ha perdido
El enamoramiento, dado que
repite la historia del
sentimiento de plenitud que
dio lugar a la primera falta,
conduce inevitablemente
a la desilusión que surge del
contacto con la realidad y
tiende a reinstalar el duelo
que se intentó evitar
El sentimiento de estar incompleto
y de ser incapaz de conservar lo que
es propio, que corresponde a la
primera falta, constituye el
origen de la envidia y de los celos.
La capacidad para tolerar y
moderar esos sentimientos y
“acostumbrase” a ellos, mediante
el proceso que denominamos
“duelo”, depende de la posibilidad
de encontrar compensaciones
que sean suficientes.
La imposibilidad de que nuestras hazañas reciban una atención
permanente constituye una segunda “falta” que refuerza
los sentimientos de envidia y de celos. Dado que esa “falta de
protagonismo” se genera luego de la adquisición de la palabra
puede “ser recordada”. La capacidad para tolerar y moderar
esos sentimientos y “acostumbrase” a ellos, mediante el
proceso que denominamos “duelo”, depende de la posibilidad
de encontrar compensaciones que sean suficientes.
EL AFÁN POR
SER RECONOCIDO
La evolución que nos conduce desde los remanentes no
duelados de la primera falta, a la segunda y a la tercera,
y la transferencia de importancia que entre ellas circula
en distintas direcciones, es un proceso que durará toda
la vida, pero que ya se alcanza en la infancia. Solemos llevar
muy cerca de la conciencia esos remanentes que no hemos
podido finalizar de duelar (sobre todo los que provienen
de las “faltas” de protagonismo y de reconocimiento).
ENVIDIA CELOS

RIVALIDAD CULPA
EL SENTIMIENTO
DE PERTENENCIA
Recordemos que la madre es el
mundo completo que rodea al
futuro bebé, y que de allí
proviene todo lo que necesita,
antes de que “le haga falta”.

De este modo se siente, antes de


nacer, integrado con su mundo

Los episodios de desolación de un


niño representan un retorno al
sentimiento de haber perdido el
“solar” que otorgaba el bienestar.

El bebé recién nacido se siente


desarraigado, arrancado de su
mundo.
FAMILIA ESCUELA

GRUPO DE TRABAJO EQUIPO


LOS SUSTITUTOS
ESPURIOS

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