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Capítulo 1: Saquemos a Tomás del medio

Tomás vive en una casa con su papá, mamá y sus dos hermanas detrás de la casa de
su abuela y su tía, que quedaba en Lanús. Tomás es muy inquieto, y su familia practicaba
un deporte llamado “Saquemos a Tomás del medio” porque era inquieto. Su tía Herminia
trabajaba como ama de llaves de un palacio de Brandsen. Su mamá y su tía eran maestras
y su papá taxista. En las vacaciones enviaron a Tomás con su tía al palacio, y como su
 papá era
era taxista, el
el los llevó.
llevó. Al llegar
llegar Tomás
Tomás ve al mayordomo
mayordomo con una
una barba
barba y lentes
lentes
oscuros, lo que le pareció extraño.

Capítulo 2: Se aconseja desconfiar del mayordomo.


Al llegar al palacio Tomás bajó del taxi y notó que e el mayordomo no era el mismo
que conocía del año pasado. La cocinera tenía como nombre Eulalia, la cual le sirvió un
 plato de
de pastelitos
pastelitos fritos con dulce de
de membrillo.
membrillo. La
La habitación
habitación de Tomás
Tomás estaba
estaba ubicada
ubicada
en el ala de servicio, la primera habitación junto a la escalera. El pensaba que iba a estar 
en una de las habitaciones principales, pero igual le gustó su cuarto.

Capítulo 3: Catorce pastelitos


La noche anterior Tomás había contado los pastelitos que quedaban, eran catorce, y
cuando despertó notó que faltaban 4. Sospechó que Alfredo se los había comido porque
 podría haber tenido
tenido hambre
hambre por
por la noche.
noche. Le pregunt
preguntó
ó si le gustaban
gustaban los pastelitos
pastelitos de
dulce de membrillo, pero este dijo que no, que le gustaban los de dulce de batata. Notó
que Manuel miraba de reojo la fuente, fue a jugar ya que se daría cuenta si se comía
alguno. Luego de sus observaciones notó que tal ves Manuel se había comido los
 pastelitos.
 pastelitos. Por la noche su tía preparó
preparó empanadas
empanadas,, el tomó 4, y luego
luego las
las contó y se fue a
dormir.

Capítulo 4: Sherlock Holmes, cocacola y empanadas


A Tomás le gustaba leer hasta tarde. La primera noche por la emoción se durmió
cuando se acostó, pero la segunda noche volvió a su hábito de la lectura. Leyó un libro de
Sherlock Holmes, había leído unas cuantas páginas, Tristán comenzó a ladrar, miró el
reloj y observó que eran las doce y media, y le pareció raro que Alfredo esté trabajando a
esas horas. Luego de media hora más de lectura, a Tomás le dio hambre y pensó en sacar 
dos empanadas. Cuando sacó la fuente de empanadas, tomó dos, pero quedaban nueve,
faltaba una, lo que le pareció extraño, pero tomó una cocacola y en el camino vio un poco poco
de relleno de empanadas, pensó que se la había comido Manuel, siguió el rastro, llegó a
una puerta que comunicaba con la parte principal, pero no se animó a seguir, y se fue a
dormir.
Al día siguiente se levantó tarde, su tía le sirvió el desayuno, y luego pasó la
aspiradora por el palacio. Decidió no comentar lo de las empanadas faltantes. Tomás se
dedicó a mirar mientras su tía limpiaba. Limpió el living, y luego los dormitorios de
arriba. En el piso de arriba habían escalones angostos que comunicaban con las torres de
los costados. Primero fueron a la del medio, después a la de la izquierda. Tomás creyó
que iban a la torre de la derecha, su tía bajó por la escalera principal y le dijo a Tomás que
era igual que las otras, estaba un poco nerviosa.

Capítulo 5: Un bolso lleno de Barbies


Toda la mañana Tomás jugó con Tristán e intentó entrar al galpón del jardinero pero
este lo sacó diciendo que era muy peligroso. Tomás fue a la pileta a jugar con Tristán,
luego lo llamaron a comer empanadas y luego se dirigió nuevamente a la pileta. Por la
tarde la cocinera trajo una sorpresa a Tomás, era su nieta, Camila con un bolso lleno de
 barbies. Tristán agarró una barbie y la dejó pelada. Su tía le hizo un peinado que le quedo
 bien, pero a Camila no le gustó. Esa noche se durmieron temprano. Tomás continuó
leyendo su libro pero luego se durmió con el velador encendido. Sonó que estaba en su
casa y que alguien golpeaba el techo de su cuarto hasta que lo rompió y apareció un
martillo, luego gritó y se despertó. Luego es dispuso a continuar, los golpes eran suaves y
 parejos, le pareció extraño y pensó que Alfredo estaba reparando algo.
A la mañana siguiente, Tomás se levantó bien temprano, se puso el pantalón de baño
y las ojotas, bajó a desayunar. Allí estaba Camila, en malla con sus barbies. Tomás le
 preguntó a su tía si Alfredo trabajaba todas las noches en el techo, y ella lo miró con cara
de asombro. Tomás les comentó lo que había soñado. Nadie le creyó a Tomás, lo que le
molestó mucho.

Capítulo 6: Una puerta en la cocina.


Tomás estuvo todo el día en la pileta al igual que Camila. A la tarde Eulalia les llevó
la merienda, al jardín, una tarta de chocolate.
Esa noche se acostaron más temprano. Después de comer jugaron al chinchón.
Camila comenzó a bostezar y Eulalia los mandó a dormir. Tomás aprovechó para
continuar leyendo su libro, se quedó dormido. Se despertó a las 2:20 y notó que en su
sueño alguien golpeaba el techo, luego se durmió, soñó lo mismo y se levantó asustado,
luego volvió a dormirse pero soñó con los golpes. Entonces pasó algo raro, sintió que
alguien lo zamarroneaba, Era Camila en camisón comiendo un trozo de torta de
chocolate. Escucha dijo. Tomás oía unos golpes suaves, pero muy claritos, que llegaban
desde el techo retumbando por la pared. Los golpes comenzaron a oirse más despacio.
Camila llevó a Tomás a la cocina y le dijo que apoye su oreja en una de las paredes,
entre la mesada y el placard. Se oían unos golpes suaves que parecían venir de lejos.
Camila le dijo a Tomás que pesaba algo raro que Eulalia y Herminia sabían.
Camila le dijo a Tomás un montaplatos.
En el montaplatos los ruidos se oían más fuerte. Camila le contó a Tomás acerca de
una película de un montaplatos, probablemente en la torre había alguien encerrado.
Tomás se acordó del mayordomo de pelo blanco y pensaba si el que estaba encerrado
en la torre era el.
Tomás estaba por comentar lo del mayordomo con Camila cuando Eulalia entró a la
cocina y los mandó a dormir.

Capítulo 7: Un habitante en la torre.


Tomás se levantó a las once y media a desayunar. Luego Alfredo entró con Tristán.
Tristán estaba en sus pies y Tomás le dio una porción de torta. Alfredo le dio los buenos
días y siguió caminando hasta la puerta vaivén. Tomás lo siguió hasta la escalera porque
cuando estaba por subir escuchó una voz y se escondió. Entraron Eulalia y Herminia.
Comenzaron a hablar acerca de un tal Lalo.
Tomás comenzó a hacerse preguntas.
Luego fueron a comer y después de esperar una hora entró a la pileta junto con
Camila. Luego se pusieron de acuerdo para investigar la tercera torre. Se juntaron a las
dos en la cocina, si uno se dormía el otro se lo despertaba. Tomás fue a su habitación y
leyó, luego se durmió pero se levantó a las una y cuarenta, y desactivó el despertador que
anteriormente había activado. Como antes de irse a dormir estaba lloviendo, Tomás se
había quedado mirando la lluvia. Tomás fue a despertar a Camila, la levantó y se fueron
hacia el montaplatos.
Tomás entró al montaplatos, y Camila presionó el botón, y a Tomás le agarró un
ataque de pánico. Empezó a subir, el loco no se cansaba de golpear. Luego Tomás le dio
miedo y tenía ganas de gritar, pero no lo izo.
El montaplatos se detuvo, Tomás se animó a asomar la cabeza y notó que el loco
estaba acostado sobre un sillón, además pudo observar un escritorio algo desordenado.
Tomás tuvo miedo pero se dispuso a investigar, aunque no bajó del montaplatos. Al cabo
de unos minutos, el montaplatos comenzó a bajar. Al bajar Camila le preguntó sobre el
loco pero Tomás cambió de tema y se fueron a dormir.

Capítulo 8: El asesino es el mayordomo


Tomás se levantó al mediodía, todavía seguía lloviendo, y tenía ganas de comer 
 buñuelos de manzana, por lo que le preguntó a Eulalia si sabia hacerlos. Eulalia respondió
que sí, y que prepararía un fuente para la tarde. Camila se despertó y fue a desayunar con
Tomás un sándwich de jamón y queso, y leche. Tristán entró a la habitación mojado, se
sacudió, y Tomás le dio un sándwich, el cual se comió en dos bocados. Terminaron de
almorzar y seguía lloviendo. Tomás y Camila iban a jugar al chinchón cuando Alfredo
comentó que debía realizar unas compras en un vivero. Manuel le ofreció su compañía,
 pero este no la aceptó diciendo que lo acompañaría un primo. Alfredo subió a la
camioneta junto a su primo y se fueron.
Los niños pensaron irse a jugar, pero aprovecharon la oportunidad para revisar el galpón.
Tomás se entretuvo con las herramientas, mientras Camila revisaba un baúl, hasta que
encontró una noticias de un diario, titulada “El asesino es el mayordomo” y narraba
hechos a cerca de un asesinato del señor Lorenzo Medina por su mayordomo. Buscaron
más diarios, pero no encontraron. Alfredo volvió y tuvieron que irse.

Capítulo 9: Nada mejor que un té de yuyos


Esa noche dejaron a Tomás sin cenar. Se comió todos los buñuelos que había
 preparado Eulalia. A la hora de cenar a Tomás le dolía la panza, no le quería decir a su tía
 para que no lo retara, pero igual se dio cuenta. Lo obligó a tomas un té de yuyos y lo
mandó a la cama. Leyó un poco y se durmió, tuvo una pesadilla. Se despertó y fue al
 baño. Al salir ya no le dolía la panza y pensó en preparar un sándwich, pero sintió unas
voces que venían de la galería. Eran las doce y media y Eulalia, su tía y Alfredo estaban
hablando sobre Lalo, al parecer Manuel no sabía que había alguien encerrado en la torre,
luego se fueron a dormir. Tomás regresó a su cuarto para que su tía pensara que estaba
dormido y luego se acercó a mirar por la ventana, se distrajo un momento y notó que
Tristán estaba afuera solo. Luego se abrió la puerta del galpón y alguien lo izo entrar, era
el primo de Alfredo.
Al día siguiente Camila desayunó leche con cacao y Tomás un vaso de te con limón y
tostadas. Tomás aumentó con Camila lo sucedido la noche anterior. Camila realizó una
 broma pero Tomás no respondió.
Al mediodía Tomás siguió con su dieta, comió y Tomás le dijo a Eulalia que se iba a
dormir junto con Camila, subió a su cuarto y se dispuso a observar por la ventana. Vio
que la casa de Alfredo estaba cerrada y se observó paso a Manuel en la camioneta. Eulalia
y su tía subieron a su cuarto y Tomás aprovechó para bajar a comer algo, se sirvió
cocacola y una empanada que había sobrado y una medialuna. Vio que Alfredo entraba al
galpón. Del galpón salía el primo de Alfredo, se dirigió hacia la cocina y a Tomás le
dieron escalofríos.
Capítulo 10: El galpón de las sorpresas
Tomás entró al galpón para buscar nuevamente la noticia del mayordomo, luego
entró Camila y se pusieron una barba y una peluca que había encontrado. Vieron entrar al
 primo de Alfredo, se quedaron congelados. Tomás intentó disimuladamente esconder la
noticia con su pié, pero el hombre se dio cuenta y comentó que el no era un asesino, luego
les contó que sabía quienes había asesinado al señor Lorenzo, sus sobrinos, y que estaba
 buscando unos papeles para comprobar su inocencia. Les mostró el lugar donde vivía. Esa
noche comieron todos juntos. Esa noche Tomás le costó dormirse, se despertó y pensó en
donde podían estar esos papeles.

Capítulo 11: Un día agitado


Tomás se levantó a las diez. Cuando bajó a la cocina Camila estaba con sus barbies y
le dijo que desayunara rápido para que puedan ir a la pileta. De repente escucharon el
sonido de algunas sirenas, fueron hasta la ventana y vieron a cuatro patrulleros
estacionados frente a la casa de Alfredo. De los patrulleros bajaron muchos policías con
armas, algunos entraron a la casa de Alfredo y otros se quedaron afuera. Los dueños
habían denunciado a Lalo. Los niños tuvieron la idea de ir a la torre a buscar los papeles,
Camila subió por las escaleras y Tomás por el montaplatos. Luego Tomás realizó los
mismos pasos que la primera vez que subió, no se le ocurría nada. Se acordó del hueco en
la pared del montaplatos, le dijo a Camila que lo bajaron en un momento metió la mano
en el hueco de la pared del montaplatos y tocó algo, sacó una valija con olor a humedad,
en la cual estaban los papeles que demostraban la inocencia de Lalo. Lo dueños junto a un
 policía subieron a buscar a los niños, Tomás y Camila actuaron como para que creyeran
que Alfredo los había encerrado allí, los policías los llevaron a un patrullero y todos
fueron a la comisaría. Al llegar los niños mostraron los papeles a un oficial.

Capítulo 12: Anochecer de un día agitado


Estuvieron todo el día en la comisaría. Antes de las dos de la tarde llegaron los
 padres, hermanos, una abuela y la tía de Tomás y los padres, el hermanito, tres tíos y un
vecino de Camila. Luego de hablar con el comisario salieron a almorzar y luego los
dejaron irse al palacio, pero los sobrinos de Lorenzo quedaron detenidos. Al volver se
encontraron con Tristán. Luego fueron a la pileta. Se quedaron hasta que oscureció.
Eulalia cocinaba unas pizzas, y cuando estaba por sacarlas del horno vio a un patrullero, y
a su lado a Lalo, que se despedía del oficial. Lalo saludó todos y por último a Tomás y
Camila, agradeciéndoles haber encontrado los papeles.

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