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CRIANZA COLECTIVA

La crianza colectiva debió comenzar en las tribus con asentamientos. Las mujeres se
encargaban de proteger a los niñ os posiblemente sin muchas expresiones de cariñ o, pero
suficientes para que ellos llegaran a ser aptos para la tribu. No debió existir “la depresió n
postparto”, primero, porque no había perspectivas futuras para ellas, todo estaba
predeterminado, y también, si acaso ese problema hubiera sido genético, debió ser
eliminada de los genes desde los tiempos nó madas, porque si hubo esa anomalía, la mujer
de entonces con una depresió n postparto profunda, que cogió por una pierna a su criatura
y la tiro contra un á rbol, disminuyó de ella su aporte genético a la siguiente generació n y
de esa manera se habría perdido ese mal en sucesivas generaciones.
Los niñ os crecidos debieron acompañ ar a los adultos, como aprendizaje, en la bú squeda
de alimentos, con todos los riesgos que eso implicaba. Los accidentes, las mutaciones
negativas y las enfermedades debieron producir una alta mortalidad; de ahí la rá pida
evolució n del ser social.
En la actualidad se hace imperiosa la necesidad de las guarderías por las obligaciones de
los padres. Las critican porque dicen que los niñ os necesitan má s del amor de sus padres
para evitar malformaciones. Pero debe considerarse que la formació n colectiva, con un
plan que recoge la experiencia humana con los niñ os, con un personal con vocació n que
disfruta de su trabajo con los niñ os y que ademá s, tienen el amor de sus padres, por lo
menos, no sería por falta de amor, cualquier tipo de desviació n futura.
Ahora, los niñ os que por alguna razó n han sido separados de sus padres y se crían en
instituciones, con otros familiares, adoptados o con ajenos que solicitan criarlos,
lamentablemente existe un porciento que se hacen no aptos para la sociedad.
El mundo de hoy no trabaja precisamente para ofrecerle una vida mejor al hombre del
futuro, ni las escuelas forman niñ os para que ellos de adultos se hagan capaces de crear
una vida mejor; salvo ciertas pinceladas ecoló gicas y en contra de la intolerancia,
introduciendo con esto algunas mentiras también, sobre el conservadurismo, el
patriotismo, el oscurantismo y el papel real que debe ejercer el gobierno.
Es triste decir que la mayoría de las inadaptaciones de adultos se deben al
comportamiento y las enseñ anzas en el hogar, ya sea paterno o no; y de las instituciones,
donde se permiten que actú en las leyes de la cruel naturaleza y han existido abusos.
Por indolencia o falta de recursos o por defectuosos reglamentos, las instituciones
estatales que deben velar por el cuidado de los niñ os no son del todo efectivas. Tampoco
asegura una mejor administració n futura del país, la formació n de menores y
adolescentes.

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