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INFORME EJECUTIVO

Tan cerca y sin embargo, tan diferentes 


Por: Rubén Darío Martínez Pure
 Objetivo: Describir el rol de las instituciones en el desarrollo o atraso de un país o región.

Conclusión: Las características políticas de exclusión o inclusión de las instituciones influyen en el comportamiento de los individuos
y permiten incentivos o desestímulos para que un país sea pobre o rico.

 Análisis:
  Cuando se habla de instituciones hacemos referencia a mecanismos de índole social que procuran ordenar y normalizar
el comportamiento de un grupo de individuos (que puede ser reducido o coincidir con toda una colectividad). Las instituciones en
dicho sentido trascienden las voluntades individuales, al identificarse con la imposición de un propósito en teoría considerado como
un bien social, es decir: normal para ese grupo. Su mecanismo de funcionamiento varía ampliamente en cada caso, aunque se destaca
la elaboración de numerosas reglas o normas que suelen ser poco flexibles y moldeables (Haidar, J.I., 2012)

El desarrollo económico, político y social de América Latina (AL) y Norteamérica (NA) está explicado fundamentalmente por el
papel que han jugado las instituciones. Con la llegada de los conquistadores españoles a AL (Cortés, Pizarro y Toledo) se heredaron y
moldearon instituciones de carácter extractivas: la encomienda, la mita, el trajín, los impuestos regresivos y el repartimiento. Incluso
la estrategia empleada por los españoles para someter a los pueblos aborígenes (incas, chibchas, aztecas, mayas, charrúas, guaraníes)
fue la de quebrantar su orden institucional asesinando o doblegando a los caciques con el objeto de obligar a sus pueblos para extraer
fundamentalmente el oro y la plata. En contraste, en Estados Unidos, se dio un proceso de colonización por una circunstancia
especial, tal como lo observó uno de los primeros colonizadores: “Fue Smith el primero que se dio cuenta de que el modelo de
colonización que había funcionado tan bien para Cortes y Pizarro no funcionaria en Norteamérica (…) Smith observó que, a
diferencia de aztecas e incas, los pueblos de Virginia no tenían oro. Así lo anotó en su diario: Debéis .saber que los víveres son toda
su riqueza” (Acemuglo y Robinson, 2012). Tal condición natural propició que en NA se incentivaran instituciones inclusivas; más
temprano que tarde los colonos norteamericanos visualizaron que para que la colonia fuera viable, serían los propios colonos quienes
tendrían que trabajar. No más orfebres inútiles; Smith instó: “Cuando vuelvan a enviar personas, les rogaría que enviaran a unos
treinta carpinteros, labradores, jardineros, pescadores, herreros, albañiles (…)”

Políticamente, los procesos independentistas de las dos Américas también fueron distintos: Con la invasión de España por
Napoleón Bonaparte en 1808, se gestó un movimiento para defender el territorio español creando las Cortes que promulgaron la
Constitución de Cádiz, primera constitución, que a pesar de su carácter confesional católica, introdujo por primera vez la abolición de
los privilegios, la soberanía popular y la igualdad de las personas ante la ley. Sin embargo, las élites mexicanas, nunca reconocieron la
legitimidad de dicha constitución ni sus posteriores reformas, pues instituciones como la participación popular transgredía el orden del
statu quo impartido desde la conquista. La reproducción de este modelo no se hizo esperar en las élites sudamericanas. A su vez, el
desarrollo constitucional de los Estados Unidos, fue distinto; muy a pesar que la Constitución de Filadelfia (1787) no creó una
democracia tal como la conocemos hoy, pues no abolió la esclavitud, solo hubo voto universal para el hombre blanco, para fines
electorales un hombre negro equivalía 3/5 de un hombre blanco, provocó un estado de convivencia pacífica entre las colonias del
norte y las del sur, hasta el estallido de la guerra civil en 1861. La abolición de la esclavitud (1863) por Lincoln y el triunfo de las
colonias del norte sobre las del sur fueron el resultado de lucha en el fondo entre dos tipos de economías totalmente distintas: una
industrial-abolicionista (Norte) y otra agraria-esclavista (Sur). La inestabilidad política de los Estados Unidos duró cinco años pero
antes y después hubo grandes oportunidades económicas para gran parte de la población, sobre todo a los habitantes del norte y el
oeste. Para los países al sur del Rio Grande se han caracterizado por la inestabilidad política (entre 1824 y 1867, hubo 52 presidentes
en México; el periodo de la Patria Boba, en Colombia)

Desde el punto de vista económico también son grandes las diferencias: NA se desarrolló una industria basada en el respeto a los
derechos de propiedad y a los incentivos. Los inventos y el desarrollo de las patentes heredadas de la inglesa Revolución Industrial
coadyuvaron la generación de riqueza. Entre 1820 y 1845, el 40% de los que tenían patentes solamente habían cursado estudios
primarios o menos. En el siglo XIX, el surgimiento y el desarrollo de la banca apoyó el surgimiento de nuevos negocios, la creación
de empresas y por ende la innovación del norteamericano medio. En 1914 había 338 bancos, en México en 1910 había 42 bancos y
dos de ellos controlaban el 60% de los activos del sector. El ejemplo actual de cómo en AN se han desarrollado instituciones
inclusivas y en LA instituciones extractivas, lo es la historia de dos multimillonarios, Bill Gates y Carlos Slin. Gates lideró a través de
la innovación y el emprendimiento un sistema operativo convergente que revolucionó los sistemas computacionales, sin embargo, tal
situación no fue óbice para que el Gobierno de NA lo llevara a las cortes por prácticas monopolísticas. Slim, entre tanto, ha hecho su
fortuna aprovechando la compra de empresas como Telmex, que pasó de un monopolio público a uno privado, significando grandes
ganancias que perpetúan el poder y la exclusión.

Bibliografía

-Acemoglu D y Robinson J. Por qué fracasan los países. Bogotá: Ediciones Planeta.
- Haidar, J.I., 2012. "Impact of Business Regulatory Reforms on Economic Growth," Journal of the Japanese and International
Economies, Elsevier, vol. 26(3), pages 285–307

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