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UNIDAD 3

Contexto Socioeconómico de México


Evidencia de Aprendizaje: Política de Estado en ciencia y
Tecnología en la era Global

Irma Adriana Delgado de Alba

Gestión y Administración Pymes

Torreón, Coah. A 10 Septiembre de 2018

Politica de Estado en Ciencia y Tecnología en la era


Global.
Introducción.
El periodo que comprende el estudio es la crisis aún no superada, con periodos de
mayor profundidad. Incia con la llamada crisis de la deuda externa, que en 1982
puso en graves dificultades al sistema financiero internacional ante la insolvencia
del Estado Mexicano, uno de los más endeudados del llamado Tercer Mundo, y
concluye cuando la mayoría de la población siente sobre sus espaldas los efectos
de la crisis más aguda de los últimos 60 años, la que se desencadena a raíz de la
devaluación del peso en diciembre de 1994.

A lo largo de estos años, con decisión y firmeza cada vez mayor se aplica la
política neoliberal dictada por los organismos financieros internacionales (el fondo
Monetario Internacional y el Banco Mundial) como representantes de los intereses
de los acreedores y de la cúspide del capital nativo, política aceptada con gran
convicción por los gobernantes mexicanos. Del proteccionismo extremo de las
décadas anteriores se pasa a abrir totalmente el comercio exterior de una
intervencion creciente del Estado en la actividad y regulación económicas, se
transita hacia la privatización de las empresas estatales, planteando que solo la
inversión privada es eficiente y que las libres fuerzas del mercado son las idóneas
para regular la actividad económica. Este proceso engendra profundos cambios en
la estructura productiva y en las clases sociales, así como en los movimientos
reivindicativos y en el accionar político de los mexicanos.

Desarrollo
En el caso de México, el esfuerzo colectivo de revisión analítica de la producción
sobre políticas científicas y tecnológicas durante los años ochenta, sostiene que el
conjunto de trabajos se pueden agrupar en dos grandes conjuntos, contrastantes
entre sí Por un lado, unos que enfatizan las carencias y limitaciones de la ciencia
y la tecnología en México. Por otro lado, los que advierten las capacidades y
potencialidades de la misma. Además, los revisores, señalan algunos factores que
destacan en el conjunto de trabajos el hecho de que un sistema de ciencia y
tecnología consolidado constituye un “instrumento estratégico para el desarrollo
integral del país”; las limitaciones que se derivaron de la crisis de los años ochenta
y que se reflejaron en la disminución de recursos humanos, financieros y
materiales, y que para el final de esa década eran todavía mayúsculos; la
importancia de establecer una mayor articulación entre la investigación científica y
tecnológica con el sistema productivo; y diferentes posiciones en torno al papel
que debe cumplir la ciencia y la tecnología, desde aquellos que rechazan la visión
utilitaria hasta aquellos que aceptan que debe orientarse a intereses nacionales, a
cubrir las necesidades de la población o a impulsar un desarrollo industrial
competitivo. Pero tal vez lo más sobresaliente es que el conjunto de trabajos,
según los autores de la revisión analítica, “no han superado aún las dificultades
para la realización de verdaderas investigaciones interdisciplinarias que den
cuenta del desarrollo científico y tecnológico de nuestro país.” En esto términos,
sostienen los autores que falta consolidar el área de estudios sobre la política
científica y tecnológica en México.

Uno de los puntos de referencia para valorar la política científica en México, como
se destaca en la revisión analítica y como anteriormente lo había indicado Hebe
Vesuri, ha sido la creación en 1970 del organismo rector de las políticas en esa
materia: el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). No obstante,
también es cierto que el interés del Estado por elaborar una política al respecto no
comienza con la creación de Conacyt en los años setenta, antes de esa fecha ya
se habían creado estructuras gubernamentales y registrado acciones incluso antes
de que los organismos internacionales hicieran las recomendaciones del caso
para formular una política científica.

Pero cabe advertir que a partir de los años setenta sí se destaca un esfuerzo más
consistente con la formulación de una política científica y tecnológica a través del
organismo creado para tal propósito. La exposición de motivos para la creación de
Conacyt, en su parte sustantiva, argumentaba diferentes razones para la creación
del organismo.16 Una de ella se refería, claramente, al papel de la ciencia y la
tecnología en el progreso del país. Se indicaba que sus resultados se deberían
convertir en “poderoso instrumento del desarrollo general e integrado del país”, al
mismo tiempo que deberían asegurar la independencia económica de la nación y
su participación a nivel regional e internacional. Aunque también prevenía que no
se trataba de “adoptar mecánicamente las numerosas técnicas modernas” y la
necesidad de complementarse con la “actividad general en cuanto a la
aprovechamiento de recursos disponibles, al acervo de inventos e innovaciones, y
a los procesos de industrialización y comercializaciones de productos” En esa
época, cabría recordar, estaba vigente un renovado impulso al discurso
nacionalista y la defensa en contra de los intereses extranjeros.

La iniciativa diagnosticaba que en esa época había organismos que realizaban


investigación, otros que se encargaban de la formación de los recursos humanos y
otros más que “en forma fragmentaria y deficiente, coordinan, fomentan o prestan
un apoyo raquítico y disperso a las actividades científicas y tecnológicas”. Pero,
afirmaba, no había ninguno que se encargara realmente de “formular y ejecutar”
una política científica y tecnológica.

Los años ochenta, la década pérdida, no solamente puso en evidencia el viejo


modelo de desarrollo y la falta de recursos públicos para la actividad del sector,
también proyectó la necesidad de vincular la investigación y el desarrollo con el
cambio estructural de la economía y la generación de un conocimiento útil.

Los años noventa, señalan Casas y Dettmer (2003), produjeron cambios


sustantivos en las políticas de ciencia y tecnología. Los programas
gubernamentales de la década se centraron en la modernización y la apertura
comercial. “Se adoptaron algunas de las características del paradigma de la
ciencia como solucionador de problemas, basado en el modelo lineal en el que la
importancia de la demanda de las empresas para impulsar el desarrollo
tecnológico es el punto fundamental de esta nueva concepción, al menos en el
nivel del discurso oficial”20. Lo sobresaliente es que las políticas introdujeron una
orientación de mercado en las actividades científicas y tecnológicas (en la
organización, en los fines y en las fuentes de la investigación), a la vez que una
asociación a criterios de productividad, calidad y competitividad.

Finalmente, en la transición de los años noventa y la década actual, también se


han llevado a cabo importantes cambios normativos en la política del sector. La
Ley de Fomento a la Investigación Científica y Tecnológica de 1999, la Ley de
Ciencia y Tecnología del 2002 –y la reforma del 2004 que mandata destinar un
gasto nacional no menor al uno por ciento del PIB en CyT—, la reforma a la Ley
Orgánica de Conacyt en el mismo periodo, y el nuevo Programa Especial de
Ciencia y Tecnología de la actual administración. En conjunto, son numerosas las
regulaciones que establecen, en los que resaltan los ordenamientos normativos, el
propósito de una apertura y coordinación del proceso de elaboración de las
políticas (la creación de instancias de consulta así los sugiere), así como una
tendencia a fomentar el desarrollo regional y una preocupación por la innovación –
aunque prevalece una idea de modelo lineal-; también el propósito de otorgar
mayor capacidad de conducción y autonomía a Conacyt.

Es suma, como podemos apreciar los trabajos de investigación sobre políticas


científicas y tecnológicas han sido más bien escasos, los que se han realizado se
han centrado en algún periodo específico, los menos apoyados con evidencias
empíricas y con repercusiones importantes para una adecuada comprensión de
las políticas en el sector y, por tanto, en el desarrollo científico y tecnológico de
las dos últimas décadas en nuestro país. En la mayoría se advierte la debilidad y
la desarticulación del sistema científico y tecnológico, lo mismo que la
concentración geográfica e institucional, aunque en algunos casos también su
potencialidad, pero no queda claro cuáles han sido las principales iniciativas que
han permanecido o se han inhibido en un periodo extendido de tiempo, ni quiénes
ni cómo han participado de este proceso; tampoco cómo se han articulado entre sí
las diferentes iniciativas o cómo se pueden conceptualizar los resultados que han
producido. Este trabajo se propone contribuir al esclarecimiento de este proceso.

Conclusión
En este trabajo nos interrogamos por la forma en que se había configurado el
actual sistema científico y tecnológico, proceso que incluye tanto los participantes
en el proceso como las iniciativas que se formularon, su integración y regulación
del sistema. Igualmente, nos preguntamos por los diagnósticos que se habían
realizado y los resultados en materia de recursos humanos, financiamiento y
descentralización. Particularmente, estamos interesados en comprender y
caracterizar la política científica y tecnológica, a la vista de una identificación
reiterada de diagnósticos y de propósitos anunciados a lo largo de diferentes
administraciones, pero también de una relativa inmovilidad. Para cumplir nuestro
propósito, buscamos precisar los elementos conceptuales que nos permitieran
conducir y aproximarnos a las respuestas que estábamos buscando. Por tal
motivo, revisamos en dónde radica la naturaleza pública de las actividades
científicas y tecnológicas, particularmente indagamos a qué finalidad se dirigen y
por qué habría que financiarlas con recursos públicos.

Referencias de consulta:
Zorrilla Salgado Juan Pablo. (2004, mayo 14). Historia económica de México.
Recuperado de https://www.gestiopolis.com/historia-economica-mexico/

La ficha bibliográfica es : 
Guillen R, Hector.. (2002). Origenes de la crisis en México. México, D.F.:
Ediciones, Era.

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