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Período Edo

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Ieyasu Tokugawa, el primer shōgun Tokugawa.


El período Edo (江戸時代 Edo jidai?), también conocido como período Tokugawa (徳川時
代 Tokugawa-jidai?), es una división de la historia de Japón, que se extiende desde
el 24 de marzo de 1603 hasta el 3 de mayo de 1868.

El periodo delimita el gobierno del Shogunato Tokugawa o Edo, que estableció


oficialmente en 1603 el primer shōgun Tokugawa, Tokugawa Ieyasu. El periodo Edo
terminó en 1868 con la restauración del gobierno imperial por parte del
decimoquinto y último shōgun, Tokugawa Yoshinobu. El fin del periodo Edo marcó
también el comienzo del período imperial.

Índice
1 Gobierno del shōgun y los daimyō
2 De la apertura al aislamiento
3 Sociedad
4 Economía
4.1 Fuentes de los ingresos señoriales
4.2 Agricultura
4.3 Comercio, población y vida urbana
5 Desarrollo artístico e intelectual
6 Fin del shogunato
6.1 Declive del shogunato Tokugawa
6.2 Fin del aislamiento
6.3 Modernización del Bakumatsu y sus conflictos
7 Acontecimientos del periodo Edo
8 Referencias
9 Bibliografía
Gobierno del shōgun y los daimyō

Maqueta de Kumamoto y su Castillo Kumamoto durante el Período Edo.


Ieyasu Tokugawa, el principal beneficiado de los logros de Oda Nobunaga y de
Hideyoshi Toyotomi, era un "daimyō" sumamente poderoso de la rica región de Kantō.
Poseía tierras que producían dos millones y medio de "koku"; posteriormente se
estableció en Edo (hoy Tokio) y añadió a sus posesiones nuevas tierras que
generaban otros dos millones. Después de la muerte de Hideyoshi, se apresuró a
mantener el control sobre la familia Toyotomi.

La victoria del ejército de Ieyasu sobre los "daimyō" del Oeste en la batalla de
Sekigahara en el año 1600 le dio el dominio casi total sobre Japón. Después de
consolidar su poder mediante la eliminación de sus enemigos y el estricto control
sobre otros daimyo, Ieyasu cedió a su hijo Tokugawa Hidetada el título de "shōgun"
y se nombró a sí mismo "shōgun" retirado en 1605. Los Toyotomi aún eran una amenaza
para su causa, por lo que dedicó toda una década a erradicarlos. En 1615 la
fortaleza de los Toyotomi en Osaka fue destruida por el ejército de Tokugawa.

El período Edo trajo a Japón doscientos cincuenta años de estabilidad. El sistema


político evolucionó a lo que los especialistas llaman "bakuhan", combinación de los
términos "bakufu" y "han", para describir el gobierno característico del periodo.
En el "bakuhan" el "shōgun" gozaba de la autoridad nacional mientras que los
"daimyō" ostentaban la regional. La burocracia aumentó durante este periodo con el
afán de administrar la combinación de gobierno centralizado y descentralizado. Los
Tokugawa afianzaron su poder durante el primer siglo de su gobierno: la
distribución de la tierra les proporcionaba cerca de siete millones de "koku" y el
control sobre las ciudades más importantes.
La jerarquía feudal se completó con las distintas clases de "daimyō". Los más
cercanos a los Tokugawa eran los "shinpan" o casas relacionadas. Existían en esta
época veintitrés "daimyō" en las fronteras de las tierras pertenecientes a los
Tokugawa, los cuales estaban directamente relacionados con Ieyasu. La segunda
posición en la jerarquía la constituían los fudai, los cuales habían sido
recompensados con tierras cercanas a los dominios de los Tokugawa por sus leales
servicios. Durante el siglo XVIII 145 los "fudai" controlaban pequeños territorios,
de los que el de mayor importancia contaba tan solo con 250 000 koku. Por último,
97 "han" formaban el tercer grupo, el de los "tozama", los cuales eran
principalmente viejos enemigos o nuevos aliados. Los "tozama" estaban ubicados
frecuentemente en la periferia del archipiélago, y entre todos poseían tierras de
alrededor de diez millones de koku.

Los Tokugawa no solo consolidaron su señorío sobre el reunificado Japón, sino que
también gozaban de un poder sin precedentes sobre el emperador, las cortes, los
"daimyō" y las órdenes religiosas. El emperador únicamente daba su aprobación como
última opción en los asuntos políticos del país; sin embargo, los Tokugawa
colaboraron a que la familia imperial recobrara sus días de gloria reconstruyendo
sus palacios y asegurándole el disfrute de nuevas tierras. Para garantizar lazos
estrechos entre el clan imperial y la familia Tokugawa, la nieta de Ieyasu fue
nombrada consorte imperial en 1619.

Se establecieron una serie de códigos legales para regular las propiedades de los
"daimyō". Estos códigos disponían además normas de conducta, matrimonios,
vestimenta, tipo de armas, número de tropas que los "daimyō" podían poseer y
exigían además que los señores feudales residieran en Edo por un año, prohibían la
construcción de barcos transatlánticos, prohibían el cristianismo, restringieron la
posesión de castillos a uno por señorío entre las principales casas. Aunque en la
práctica los "daimyō" no pagaban impuestos, se les imponía regularmente una serie
de contribuciones de tipo militar o logístico, además de contribuciones para
proyectos públicos como construcciones de castillos, caminos, puentes y palacios.
Las aportaciones que recibían no solo fortalecían a los Tokugawa, sino que
debilitaban a los "daimyō" económicamente y por lo tanto disminuían la amenaza de
un levantamiento en contra de la administración central. Los que anteriormente
habían sido feudos militares se transformaron en unidades de administración local.

El sistema legislativo era complejo, y estaba sometido a la unidad administrativa,


lo que significaba que el individuo no existía como tal en la ley, ni estaba
reconocido por el Estado. Existía solo en cuanto era miembro de la unidad familiar.
La familia se consideraba la unidad básica de administración, y todos sus
integrantes quedaban supeditados a ella; la más común era la familia agraria. A las
personas que no perteneciesen a un clan familiar o no estuviesen reconocidas por
ninguno, se les planteaban serias dificultades para sobrevivir. No ser reconocidos
por el estado suponía no poder poseer ni bienes ni inmuebles ni privilegios.

De la apertura al aislamiento

Hasekura Tsunenaga, un samurái bajo las órdenes del clan Date y primer embajador
oficial de América y Europa en 1615.
Tal como lo hizo Hideyoshi, Ieyasu alentó el comercio con el exterior,1 pero
mantenía recelo ante los extranjeros. Quería hacer de Edo un puerto mayor, pero una
vez que se dio cuenta de que los europeos favorecían a distintos puertos en Kyūshū
y después de conocer la negativa de China a sus planes de intercambio comercial,2
comenzó a controlar el comercio ya existente y solamente permitió que en algunos
puertos se mercadeara, con productos específicos.

El comienzo del periodo Edo coincidió con las últimas décadas del periodo de
comercio Namban, durante el cual se intensificó la interacción con las potencias
europeas en los ámbitos económicos y religiosos.3 Es al comienzo del periodo Edo
cuando Japón comenzó a construir barcos transatlánticos de tipo occidental, tal y
como el barco de guerra japonés “San Juan Bautista”, un galeón de quinientas
toneladas que transportó la embajada japonesa encabezada por Hasekura Tsunenaga al
continente americano y a Europa. Durante este periodo también se comisionaron
trescientos cincuenta Shuinsen (barcos con el sello real), que contaban con tres
mástiles y estaban armados para que comerciaran en Asia.4

El “problema cristiano” fue, en efecto, el problema de controlar tanto a los daimyō


conversos en Kyūshū como el comercio con los europeos. En torno al 1600, existían
entre setecientos y setecientos cincuenta mil cristianos en Japón.3 Los Tokugawa y
sus partidarios tenían a la nueva religión por un factor desestabilizador que podía
llegar a amenazar su poder, en especial en liga con los restos de los seguidores de
los Toyotomi.5 En 1612 a los sirvientes del shōgun y a los residentes de las
tierras de Tokugawa se les ordenó que renegaran del cristianismo.5 En los feudos
Tokugawa se derruyeron los templos cristianos y se prohibió la predicación.5 Más
restricciones se dieron a conocer a partir del año siguiente,5 entre ellas
limitación de comercio con extranjeros en Nagasaki y en Hirado. En 1622 se ejecutó
a ciento veinte misioneros y conversos.5 En 1624 se expulsó a los españoles y se
rompieron las relaciones diplomáticas entre Japón y España.5 En 1629 se ajustició a
cientos de cristianos. Se obligó a la población a registrarse en los templos
budistas, que se transformaron en oficinas de registro oficiosas.6 Ante la
imposibilidad de perseguir el cristianismo y mantener el comercio exterior, el
Gobierno optó por sacrificar este en tiempos del tercer sogún.6 Mediante una serie
de decretos emitidos entre 1633 y 1639, el país se aisló del exterior.6 Finalmente,
en 1635 se prohibió que cualquier japonés viajara al extranjero y se dispuso que,
si llegaban a salir del país, jamás volvieran.6 Los que se habían asentado en el
exterior tenían prohibido el regreso al país.6 Los portugueses y mestizos fueron
asimismo expulsados del imperio.6

El shogunato percibió al catolicismo como un factor extremadamente


desestabilizador, por lo que fue perseguido. La Rebelión Shimabara de 1637-1638, en
la que samuráis católicos y campesinos se rebelaron en contra de sus gobiernos
feudales y del gobierno central, fue reprimida, lo que obligó a los Kakure
Kirishitan a profesar su fe secretamente. Poco tiempo después, los portugueses
fueron también expulsados y miembros de la misión diplomática fueron ejecutados.

Para 1650 el cristianismo había sido erradicado casi en su totalidad además de que
la influencia extranjera en asuntos políticos, económicos y religiosos dentro de
Japón se volvió limitada. Tan solo a China, la Compañía neerlandesa de las Indias
Orientales y por un breve periodo a los ingleses se les permitió visitar Japón
durante este periodo, solo con fines comerciales y con acceso restringido solo al
puerto de Dejima en Nagasaki. Otros europeos que arribaban a costas japonesas eran
ejecutados sin juicio de por medio.

Sociedad
Evolución demográfica (en miles de personas)

Según Kondo, p. 204.7

Después de un largo periodo de conflictos internos, el primer objetivo del recién


establecido shogunato Tokugawa era pacificar el país. Creó un equilibrio en el
poder que permaneció relativamente estable por los siguientes 250 años,
influenciado por los principios del Confucionismo de orden social. La mayoría de
los samurái perdieron la posesión directa de las tierras y se les plantearon dos
opciones: dejar las armas y convertirse en campesinos o trasladarse a la ciudad
principal de su feudo y convertirse en sirvientes a sueldo del daimyō. Solo algunos
pocos samurái permanecieron en las provincias exteriores del norte o como vasallos
directos del shōgun, conocidos como los 5000 hatamoto. Se estableció además el
sistema sankin kōtai en el que se estipulaba que las familias de los daimyo debían
de residir en Edo, además de que los daimyō debían permanecer en Edo un año y al
año siguiente en su provincia.

La población fue dividida en cuatro clases en un sistema conocido como mibunsei (身


分制?): en el primer nivel estaban los samurái (alrededor del 5 % de la población),
en el segundo nivel estaban los campesinos (más del 80 % de la población), en el
tercero los artesanos y al final estaban los comerciantes. Solo los campesinos
vivían en las áreas rurales. Los samurái, artesanos y los comerciantes vivían en
las ciudades que se construyeron alrededor de los castillos de los daimyō, y cada
uno de los grupos con una zona específica para ocupar dentro de la ciudad. Este
sistema impedía el casamiento de personas de distinta clase.

Fuera de estas cuatro clases sociales estaban los llamados eta y los hinin, cuyas
profesiones rompían los esquemas del budismo. Los eta eran carniceros, curtidores y
sepultureros. Los hinin servían como guardias o verdugos. Otros grupos excluidos de
las clases sociales incluían los mendigos y las prostitutas.

Los individuos no tenían ningún derecho legal en Japón. La familia era la entidad
legal más pequeña contemplada, por lo que mantener el estatus y privilegios de la
familia tenía una gran importancia a todos los niveles de la sociedad. Por ejemplo,
las leyes penales del período Edo prescribían el “trabajo no libre” (esclavitud) a
la familia inmediata de los criminales ejecutados en el artículo 17 del Gotōke
reijō, pero nunca se estableció su práctica. El Gotōke reijō de 1711 fue la
compilación de estatutos proclamados entre 1597 y 1696.8

La afluencia obligatoria de los señores feudales a Edo, una aldea insignificante a


principios del siglo xvii, el asentamiento de mercaderes, artesanos y el traslado a
ella de templos budistas y sintoístas determinó un veloz crecimiento de la
población.9 A mediados de ese siglo, la población rondaba ya los cuatrocientos
treinta mil habitantes, la mitad de ellos militares.10 Mediado el siglo siguiente,
la ciudad alcanzó ya el millón de habitantes, un tercio de ellos militares.10 La
importancia comercial de Osaka hizo que también creciese notablemente: de los
doscientos mil habitantes en 1660 pasó a los trescientos ochenta mil en 1736 y
luego a los cuatrocientos veinte mil en 1765.11

Para mediados del siglo XVII, Edo mantenía una población de más de un millón de
habitantes, mientras que Osaka y Kioto tenían más de 400 000. Algunas otras
ciudades castillo tuvieron un crecimiento importante. Japón tuvo una tasa de
crecimiento de prácticamente cero entre las décadas de 1720 y 1820, lo cual es
generalmente atribuido a baja tasa de natalidad como consecuencia de la hambruna,
pero algunos historiadores han presentado diversas teorías como el alto porcentaje
de infanticidios para controlar artificialmente el crecimiento poblacional.12

Economía
Fuentes de los ingresos señoriales

Prosperidad del mercado de pescado de Nihonbashi (período Edo) por Utagawa


Kuniyasu.

Corredor de arroz en 1820 Japón. Treinta y seis vistas del monte Fuji, de Hokusai.
El país estaba dividido económicamente según su estructura política: una serie de
feudos autónomos de los que el principal era el grupo que formaban los de la
familia Tokugawa y sus allegados.13 Estos controlaban tierras que producían unos
siete millones de koku (cuatro y medio el propio clan shogunal y el resto sus
coligados), aproximadamente la cuarta parte de la producción agrícola nacional.14
En el siglo xvii, los ingresos de los distintos señores provenían fundamentalmente
de los tributos que debían pagar los labradores, en torno al 40 % de la cosecha.13
En 1728 los impuestos subieron notablemente.13 La responsabilidad del pago no era
individual, sino plurifamiliar: la población campesina se agrupaba en conjuntos de
cinco familias, a los que se hacía responsables del pago de cierta cantidad; este
sistema databa del gobierno de Toyotomi Hideyoshi, pero los Tokugawa lo extendieron
a todo el país.15

La hacienda shogunal obtenía además ingresos de las ciudades, que dominaba merced
al nombramiento de sus regidores, a menudo vasallos de confianza de los Tokugawa.15
El sogún obtenía fondos aún mayores de la explotación de las minas.15 La producción
de oro y plata alcanzó su apogeo a finales del siglo xvi y principios del xvii,
gracias a la implantación de métodos traídos de la América española y que
permitieron a Ieyasu contar con suficiente mineral como para prohibir a los daimios
acuñar moneda y reservarse para sí tal actividad.15

Agricultura
Superficie cultivada (en miles de hectáreas)

Según Kondo, p. 204.7

La agricultura era la actividad económica principal del imperio y durante los


siglos xvi y xvii tuvo un notable desarrollo.16 Aumentó el terreno cultivado,
mejoraron las técnicas de regadío, los utensilios y métodos de cultivo y creció
considerablemente la productividad.17 Tanto el sogún como los daimios fomentaron el
cultivo de nuevas tierras, normalmente mediante exenciones de impuestos a los
campesinos que las llevaban a cabo.16 El siglo xvii fue en el que produjo una mayor
roturación de nuevas tierras.7 El aumento de la producción y de las zonas
cultivadas se debió principalmente al desarrollo de las obras públicas dedicadas a
la extensión del regadío, que coincidió en la segunda mitad del siglo xvii con la
fundación de nuevas aldeas, dedicadas al cultivo de las nuevas tierras en
labranza.18 Este nuevo impulso de la agricultura se concentró en el este de la isla
de Honshū, ya que en el Japón occidental la misma evolución ya se había producido
antes.18

Además de mejorar la producción del arroz, fundamental en el Japón, se incrementó


también el cultivo de otras plantas: otros cereales (trigo, soja, mijo...), morera,
té, índigo, lino, tabaco, uvas, mandarinas, calabazas, patatas o zanahorias.19
Entre principios del siglo xvii y comienzos del xix, se cuadruplicó la producción
de seda; esto permitió eliminar las importaciones de China y más tarde hacer del
producto la principal exportación del país.20 La extensión del algodón, llegado al
país a finales del xv o principios del xvi, comportó un importante cambio en la
vestimenta nacional: las clases menos favorecidas pasaron de portar prendas de lino
a llevarlas de algodón.20 La producción de esta nueva planta se concentró en Kinai,
región que ostentaba la primacía económica del imperio.20 En ella se fabricaban
además los artículos que requerían una mano de obra especializada como armas,
objetos de arte o prendas de gran calidad.20

Comercio, población y vida urbana

Principales rutas comerciales marítimas japonesas en el siglo xvii.11


En el siglo xvii se dio además un gran aumento del comercio interregional, debido
en parte a gran incremento de la población, que a mediados del siglo siguiente pasó
de los doce a los treinta y dos millones.21 Este acrecentamiento conllevó una mayor
demanda de productos agrícolas y artesanales.22

El sistema social Tokugawa, que separaba tajantemente al campesinado del estamento


militar y obligaba a los soldados a residir junto a su señor, favoreció el
crecimiento de las ciudades.22 Cada gran señor —de los que había unos doscientos
sesenta en todo el país—, formó en torno a su castillo poblaciones que contaban con
una población de entre diez y treinta mil personas.22 Los barrios militares,
habitados los soldados cuyos ingresos dependían de pagas y carecían de feudos
propios, destacaban como centros de gran consumo.22 La falta de una producción
propia suficiente avivó el comercio, necesario para abastecerlos de los artículos
que demandaban.22 El núcleo de unión principal de las economías señoriales con la
nacional fue la región de Kanai, abastecedora primordial de productos elaborados a
las zonas rurales, más atrasadas, y compradora de parte de sus cosechas de arroz,
debido a su gran población.23

Otro motor del comercio fue la necesidad de los daimios de comprar oro y plata para
sufragar sus estancias obligatorias en Edo y sus desplazamientos entre este y sus
feudos, a los que les obligaba la ley.24 Dada la necesidad de costear estos gastos
en oro y plata y la prohibición de explotar minas y acuñar moneda, los señores
feudales tenían que adquirir los metales preciosos, vendiendo para ello sus bienes,
fundamentalmente productos agrícolas obtenidos de los impuestos a los labradores.24
Esto supuso otro acicate más para el comercio y para el desarrollo del
transporte.24 El continuo traslado de los señores tuvo como consecuencia la mejora
de la red viaria y de las comunicaciones: se crearon cinco grandes carreteras que
unían Edo con el resto del país, en las que surgió un sistema de hospedajes y
postas que favorecían el tránsito.24 Otro motivo para la multiplicación del
comercio fue la gran demanda de Edo, cuya población se acrecentaba velozmente, pero
que tenía una producción exigua que exigía la llegada de artículos de otras
regiones.10 Hasta el siglo xix, Edo no produjo en cantidades suficientes como para
abastecerse o enviar productos a otras comarcas.10 El centro de distribución de
productos manufacturados y del arroz proveniente de los feudos fue Osaka.10 Entre
un millón y un millón y medio de koku proveniente de los señoríos occidentales del
país se intercambiaba en Osaka.25 Para unir las dos ciudades se extendió la
navegación de cabotaje, pues era más sencillo transportar las mercancías a larga
distancia por mar que por tierra.11 En el siglo xvii se establecieron cuatro rutas
marítimas principales: Osaka-Edo, Kyushu-Osaka, Hokkaidō-Honshū y Tōhoku-Edo.11

En cuanto al comercio exterior, al principio del periodo Tokugawa la principal


tarea fue restablecer las relaciones con el exterior, desbaratadas por la actividad
de Toyotomi Hideyoshi.26 El comercio con Corea y con Manila se recuperó, no así con
China.4 El control gubernamental del comercio entre los daimios y el exterior, que
se estrechó rápidamente a principios del siglo xvii, acabó por eliminarlo.4 Los
barcos necesitaban un permiso oficial para poder dedicarse al mercadeo con otros
territorios.4 El principal artículo de importación era la seda de calidad, que
suponía entre el 50 y el 60 % del total de importaciones.4 La exportación principal
era la plata, que se entregaba para equilibrar la balanza comercial, deficitaria.27
Unos setenta mil japoneses viajaron al extranjero (fundamentalmente al sureste
asiático), de los que diez mil se establecieron en él, varios miles de ellos en las
Filipinas españolas.28 Los principales suministradores de seda al ávido mercado
japonés fueron primero los portugueses, que en el siglo xvii tuvieron que
enfrentarse a la competencia de ingleses y holandeses.2 El Gobierno trató además de
moderar los pingües beneficios de los comerciantes portugueses, que al principio
habían logrado fijar el precio de venta de la seda importada.2 Las relaciones
comerciales con holandeses e ingleses surgieron de la necesidad de Tokugawa Ieyasi
de competir con las actividades comerciales de Toyotomi Hideyoshi desde Osaka; para
hacerlo, estableció vínculos con los recién llegados.3 La competencia entre las
distintas naciones desbarató el antiguo monopolio comercial portugués en las
islas.3 Tras la retirada comercial inglesa en 1623 y la ruptura de relaciones con
España en 1624, el comercio exterior se limitó a Portugal y Holanda.5 En 1639 se
prohibió la llegada de barcos portugueses.29 A los barcos chinos, que hasta
entonces habían podido comerciar en las costas japonesas, se los limitó a
Nagasaki.6 A los neerlandeses se los restringió a Dejima en 1641.29 La clausura
casi total del comercio con el exterior siguió vigente hasta 1853.29 Posteriormente
se implantaron nuevas medidas para limitar la exportación de oro y plata, que había
crecido pese a lo limitado del mercadeo.30 Paulatinamente, se redujo el importe y
la cantidad de importaciones —que únicamente podían verificar los comerciantes
holandeses y chinos tolerados por el Gobierno—.31
El desarrollo económico durante el periodo Tokugawa incluía urbanización, embarques
de distintos bienes de consumo, a principio del periodo del comercio con el
extranjero así como la difusión y venta de artesanías. Los tratados de construcción
aumentaron junto con el desarrollo de bancos y el crecimiento en el número de
asociaciones mercantiles. Los diversos han a lo largo del país gozado del aumento
de la producción agrícola, así como el aumento de la producción de artesanías
rurales.

Osaka y Kioto se convirtieron en importantes centros de comercio y de producción de


artesanías, mientras que Edo era el centro más importante para proveer alimentos y
bienes de consumo esenciales.

El arroz fue la base de la economía, ya que los daimyō recolectaban los impuestos
de los campesinos en especie. Los impuestos podían ser tan elevados como el 40 % de
la cosecha. El arroz era vendido en los mercados Fudasashi de Edo.

Fue durante el periodo Edo que Japón desarrolló un sistema sustentable de gestión
de los bosques.32 El aumento en la demanda de madera para la edificación, la
construcción de barcos y para combustible llevaron a una rápida deforestación que
dio como resultado incendios forestales, inundaciones y erosión del suelo. La
respuesta del shōgun, alrededor del 1666, fue implementar una serie de políticas
que incluían reducir la cantidad de árboles cortados, incrementar el número de
árboles plantados además de que solo los daimyō y el shōgun podían autorizar el uso
de la madera. Para el siglo XVIII Japón desarrolló conocimientos científicos
específicos de silvicultura y forestación.

Desarrollo artístico e intelectual

Terakoya, la escuela de educación privada.

Kaitai Shinsho, primer tratado japonés de anatomía, publicado en 1774.


Durante el periodo, Japón estudió progresivamente las técnicas y avances
científicos occidentales (llamados rangaku) a través de la información y libros
recibidos de los comerciantes holandeses en Dejima. Las áreas de mayor estudio
incluían la geografía, medicina, ciencias naturales, astronomía, arte, idiomas,
conceptos de física tales como el estudio del fenómeno eléctrico y mecánica.
También existió un gran desarrollo de las matemáticas, en una corriente totalmente
independiente a la del mundo occidental. Esta fuerte corriente se llamó wasan.

El florecimiento del neoconfucionismo fue el mayor desarrollo intelectual del


periodo. El estudio del confucionismo se había mantenido activo durante mucho
tiempo por clérigos budistas, pero durante esta época este sistema de creencias
llamó fuertemente la atención sobre la concepción del hombre y la sociedad. El
humanismo ético, el racionalismo y la perspectiva histórica del neoconfucionismo
fueron tomados como modelo social. Para mediados del siglo XVII, el
neoconfucionismo se convirtió en la filosofía legal dominante y contribuyó
directamente en el desarrollo del sistema nacional de aprendizaje, kokugaku.33 Su
principal virtud para el régimen shogunal era su hincapié en las relaciones de
jerarquía, sumisión al superior y obediencia, que se extendieron a toda la sociedad
y facilitaron la conservación del sistema feudal.34

La creciente aplicación del neoconfucionismo así como el estudio avanzado


contribuyeron a la transición del orden político y económico de las clases
sociales. Se desarrollaron nuevas leyes, se instituyeron nuevos sistemas
administrativos. Una nueva visión de gobierno y sociedad emergieron en búsqueda de
un mandato más comprensivo. Cada persona tenía un lugar distinto en la sociedad y
se esperaba que trabajara de forma que cumpliera su misión en la vida. Los
ciudadanos debían ser gobernados con benevolencia por parte de aquellos asignados a
mandar. El gobierno era todo poderoso, pero al mismo tiempo responsable y humano.
Aunque el neoconfucionismo influyó en el sistema de clases sociales no se aplicó de
la misma forma como se acostumbraba en otros países como China, donde los soldados
y los clérigos ocupaban el último peldaño de las clases sociales, mientras que en
Japón algunos de estos miembros constituían a la élite de gobierno.

La vida espiritual experimentaba con la cultura tradicional, basada en los


principios budistas, y los principios confucionistas. Dos formas distintas de
concebir la vida: el budismo condecía una gran importancia al mundo ultraterrenal y
el confucionismo otorgaba una mayor fuerza al humanismo y a la práctica.

Miembros de la clase samurái añadieron las tradiciones del bushido a su ideología y


renovaron su interés en la historia de Japón, dando como resultado el bushidō. En
nuevo estilo de vida llamado chōnindō surgió en ciudades como Osaka, Kioto y Edo,
el cual aspiraba a alcanzar las cualidades del bushido como la diligencia,
honestidad, honor, lealtad y frugalidad. El estudio de matemáticas, astronomía,
cartografía, ingeniería y medicina también fue alentado. La búsqueda de nuevas
formas de entretenimiento de la nueva cultura se conocieron como ukiyo e incluían
geishas, música, historias populares, teatro Kabuki, bunraku, poesía, y arte, el
cual queda reflejado con el estilo conocido como ukiyo-e. La literatura también
gozó de grandes talentos como Chikamatsu Monzaemon o Matsuo Bashō.

Las transformaciones legislativas y administrativas influenciaron las revoluciones


intelectuales y culturales. Durante la vigencia del Orden Tokugawa, se desarrolló
la educación en todos los ámbitos. Se establecieron varios centros educativos para
satisfacer las necesidades de las distintas clases sociales. En cada dominio feudal
se establecieron escuelas para enseñar a los hijos de familias de samuráis;
impartían asignaturas de carácter cultural y moral y técnicas marciales.

Los agricultores reclamaban sus necesidades de educación e instrucción. A partir


del siglo xv, empezaron a aparecer terakoyas (escuela del templo) en las que se
enseñaban lectura, escritura y aritmética a los niños pertenecientes a la clase
media, sobre todo en las zonas urbanas. Se componía de una clase y un maestro, y
acudían de veinte a treinta alumnos. En las comunidades rurales existían escuelas
para los hijos de los miembros ricos de la clase comerciante y de los agricultores.

Dibujos Ukiyo-e comenzaron a producirse a finales del siglo XVII, pero hasta 1764
Harunobu produjo la primera impresión policromática. Diseñadores de la siguiente
generación como Torii Kiyonaga y Utamaro crearon elegantes representaciones de
cortesanos. El estilo de Ukiyo-e cobró una gran importancia durante el siglo XIX e
incluso muchos pintores occidentales como Edgar Degas o Vincent Van Gogh se vieron
influenciados por sus técnicas (véase Japonismo).

El budismo y el sintoísmo siguieron siendo una parte importante de la sociedad


japonesa del periodo Edo. El budismo mezclado con neoconfucionismo proveyeron de
estándares de comportamiento social y, aunque ya no contaban con la misma fuerza
política que en el pasado, este era promovido y practicado por las clases
superiores. Con la prohibición del cristianismo en 1640 el budismo se vio
beneficiado, ya que el bakufu ordenó que todos los habitantes se tenían que
registrar en alguno de los templos. De esta forma, mientras que el budismo sirvió
de base social, el sintoísmo sirvió de base al sistema político y ayudó a preservar
la identidad nacional.

Fin del shogunato


Declive del shogunato Tokugawa
El final de este periodo es llamado bakumatsu. Las causas del final de este periodo
son objeto de una gran controversia, pero se puede ver que el factor común fue la
apertura obligatoria de Japón hacia el resto del mundo por parte del Comodoro
Matthew Perry y su armada conocida como los “barcos negros”, los cuales dispararon
a la ciudad de Tokio.
El shogunato Tokugawa no colapsó simplemente por sus fallas intrínsecas. La
intrusión de los extranjeros ayudaron a precipitar una compleja lucha política
entre los bakufu y la coalición de los críticos. La continuidad del movimiento
anti-bakufu a mediados del siglo xix finalmente terminaría por derrocar el
shogunato Tokugawa. Desde el principio el shogunato intentó restringir la
acumulación de bienes en las familias e intentó fomentar la política “de vuelta a
tierra”, en donde los granjeros, los productores primordiales, eran la persona
ideal dentro de la sociedad.

A pesar de los esfuerzos para restringir los bienes, el estándar de vida para los
habitantes urbanos y rurales aumentó significativamente durante el periodo, en gran
parte por el periodo de paz que se vivió en esta época.

Un reto importante que tuvo que enfrentar la clase política fue la naciente clase
emprendedora. El ideal gubernamental de una sociedad agraria falló, ya que no era
compatible ni realista con la nueva distribución comercial. Una serie de sequías y
por lo tanto pérdida de cosechas completas dieron como resultado veinte grandes
hambrunas entre 1675 y 1837. El malestar entre los campesinos aumentó y para
finales del siglo XVIII protestas masivas contra impuestos elevados y escasez de
comida se volvieron casi rutinarias. Familias ahora sin hogar se volvieron en
granjeros arrendatarios mientras que los pobres de las zonas rurales se desplazaron
a las ciudades. Como la fortuna de las familias antes acomodadas disminuyó, otros
pudieron acumular más tierras por lo que surgió una nueva clase granjera acomodada.
Las personas que pudieron beneficiarse fueron capaces de diversificar su producción
y contratar empleados, mientras que otros quedaban disgustados. Muchos samurái
pasaron tiempos difíciles e incluso se vieron forzados a producir artesanías o
trabajar a sueldo para comerciantes.

Aunque Japón fue capaz de adquirir y refinar una amplia variedad de conocimientos
científicos, el rápido proceso de industrialización de los países occidentales
durante el siglo XVIII creó por primera vez una gran diferencia en términos de
tecnología y armamento entre Japón y el resto de los países industrializados,
forzando al país a abandonar su política de aislamiento y contribuyendo el fin del
régimen Tokugawa.

Las intrusiones de los occidentales aumentaron en los comienzos del siglo XIX.
Barcos de guerra rusos y comerciantes se establecieron en Karafuto (en la isla de
Sajalín, llamado óblast de Sajalin bajo el control ruso y soviético) y en las islas
Buril, de las cuales las del Sur son consideradas como islas del Norte de Hokkaidō.
Un barco de guerra inglés entró al puerto de Nagasaki buscando enemigos holandeses
en 1808, además de que se incrementó el avistamiento de barcos de guerra y
balleneros en las décadas de 1810 y 1820. Barcos balleneros y mercantes de los
Estados Unidos también llegaron a costas japonesas. Aunque los japoneses hicieron
una serie de pequeñas concesiones y permitieron algunos desembarcos, lo que
intentaban era mantener fuera del país a los extranjeros en su totalidad. El
Rangaku se volvió crucial no solo para entender a los bárbaros “extranjeros”, sino
para valerse por sí mismos sin la ayuda de los occidentales.

Para la década de los 1830 existía un sentimiento generalizado de crisis. La


hambruna y los desastres naturales tuvieron grandes consecuencias en la población.
El malestar generalizado derivó en una revuelta de campesinos en contra de
oficiales y mercaderes en Osaka en 1837 y, aunque esta revuelta tan solo duró un
día, causaron un efecto dramático general. Algunos consejeros del shogun creían que
la solución residía en el regreso al espíritu marcial, imponer más restricciones al
comercio extranjero, suprimir el rangaku, censurar la literatura y eliminar los
“lujos” del gobierno y de la clase samurái. La oposición vio la oportunidad de
terminar con los Tokugawa y utilizaron la bandera política del sonnō jōi
(“Reverenciar al emperador, expulsar a los bárbaros”), el cual llamaba a la unidad
bajo el mandato imperial y se oponía a la intrusión de extranjeros. La preocupación
del bakufu aumentó al conocer de los logros de los occidentales en establecer
enclaves coloniales en China después de la primera guerra del Opio de 1839-1842,
por lo que se implementaron más reformas, sobre todo económicas, para tratar de
fortalecer el país en contra de la amenaza extranjera.

Japón rechazó una demanda de los Estados Unidos (que aumentó considerablemente su
presencia en la región Asia-Pacífico en esta época) de establecer relaciones
diplomáticas en julio de 1846 presentada por el Comodoro James Biddle.

Fin del aislamiento


Cuando el comodoro Matthew Perry se presentó con un escuadrón en la bahía de Edo en
julio de 1853 Abe Masahiro era el responsable de las relaciones con los
estadounidenses. Masahiro no tenía ninguna experiencia o precedente de cómo manejar
este tipo de amenazas a la seguridad nacional, por lo que trató de equilibrar el
deseo de los consejeros de mayor rango que deseaban compromisos con los
occidentales, el del emperador que quería mantener fuera a los extranjeros y el de
los daimyō que querían ir a la guerra. Debido a la falta de consenso, Masahiro
decidió aceptar las demandas de Perry de abrir Japón al comercio internacional,
pero al mismo tiempo ordenó preparativos militares. En marzo de 1854 el tratado de
paz y amnistía “Tratados de Kanagawa” abrió dos puertos a los barcos
estadounidenses que buscaban provisiones, garantizándoles buen trato para los
marineros estadounidenses y permitió que un cónsul se estableciera en Shimoda, un
puerto de la Península de Iza al sur de Edo. Un tratado comercial con el que se
buscaba abrir más zonas de comercio fue forzado cinco años después.

El daño resultante a la imagen del bakufu fue importante. Debates sobre las
políticas del gobierno no eran inusuales y habían generado una fuerte crítica en el
bafuku. Masahiro comenzó entonces a buscar el apoyo de nuevos aliados por lo que
realizó distintos consensos con los fudai, los shinpan y los tozama. Con la Reforma
Ansei de 1854-1856 se buscó fortalecer al régimen ordenando la adquisición de
barcos de guerra y armamentos procedentes de Holanda, además de que se comenzó la
construcción de nuevas defensas para los puertos. En 1855, una escuela de
entrenamiento naval con instructores holandeses fue establecida en Nagasaki, una
escuela militar de estilo occidental se estableció en Edo y para el año siguiente
se comenzó la traducción de libros occidentales.

La oposición hacia Masahiro aumentó entre los círculos fudai, los cuales se oponían
a abrir los consejos del bakufu a los daimyō tozama, por lo que fue reemplazado de
su puesto y en 1855 fue nombrado presidente del consejo de Hotta Nariaki. A la
cabeza de la facción disidente se encontraba Tokugawa Nariaki, quien profesaba una
fuerte lealtad al emperador aunada a fuertes sentimientos antioccidentales y quien
había sido nombrado a cargo de la defensa nacional en 1854.

En los años finales del shogunato Tokugawa se incrementaron los contactos con los
extranjeros debido a las concesiones otorgadas en el tratado con los Estados Unidos
en 1859, entre los cuales se incluía que se abrieran más puertos para
representantes diplomáticos, comercio no supervisado en cuatro puertos adicionales
y residencias extranjeras en Osaka y Edo. También se aceptó el concepto de extra-
territorialidad (los extranjeros estaban sujetos a las leyes de su país y no las de
Japón). Hotta perdió el apoyo de daimyō clave y cuando Tokugawa Nariaki se opuso a
un nuevo tratado, Hotta buscó el apoyo imperial. Los oficiales de la corte,
percibiendo la debilidad del shogunato, rechazaron las peticiones de Hotta y por
primera vez en muchos siglos involucraron al emperador en la política interna.
Cuando murió el shōgun sin un heredero designado, Nariaki apeló a la corte el apoyo
de su propio hijo, Tokugawa Yoshinobu, un candidato que tenía el apoyo de los
shinpan y tozama. Los fudai ganaron la lucha política instalando a Tokugawa
Yoshitomi, arrestaron a Nariaki y a Yoshinobu, ejecutaron a uno de los líderes
intelectuales del sonnō-jōi llamado Yoshida Shōin y firmaron tratados con los
Estados Unidos y otras cinco naciones, terminando con más de 200 años de
aislamiento.

Modernización del Bakumatsu y sus conflictos


Durante los últimos años del shogunato, conocido como bakumatsu, el bakufu tomó una
serie de fuertes medidas para tratar de recuperar su dominio, aunque su
participación con la modernización y las relaciones con las potencias extrajeras
estaban a punto de convertirlo en el blanco del sentimiento antioccidental que
predominaba en el país.

Durante esta etapa el ejército y la marina se modernizaron. Una escuela naval se


estableció en Nagasaki en 1855 y gran número de estudiantes fueron enviados a otros
países durante varios años para su capacitación, comenzando una tradición de
futuros líderes educados en el exterior, como en el caso del Almirante Enomoto
Tateaki. Ingenieros navales franceses fueron contratados para construir arsenales
navales. Para finales del shogunato Tokugawa en 1867, la naval japonesa contaba ya
con 8 barcos de guerra de vapor, los cuales fueron utilizados en contra de las
fuerzas pro-imperiales durante la Guerra Boshin. Se estableció además una misión
militar francesa para que modernizara el ejército del shōgun.

Algunos extremistas que visualizaban al emperador como símbolo de unidad incitaron


a diversos sectores de la sociedad a la violencia en contra del shogunato, de las
autoridades de los distintos dominios feudales y en contra de los extranjeros. El
desenlace de un nuevo conflicto conocido como Guerra Anglo-Satsuma llevó a un nuevo
tratado para ampliar las concesiones comerciales en 1865, pero Yoshitomi no fue
capaz de hacer frente al poderío militar de los países occidentales. Finalmente en
1867 muere el Emperador Kōmei, siendo sucedido por su hijo menor, el Emperador
Meiji.

Tokugawa Yoshinobu se convirtió con reticencia en el jefe de la casa Tokugawa y


shōgun. Trató de reorganizar el gobierno bajo la figura del emperador tratando al
mismo tiempo de preservar el papel activo del shōgun. Temiendo el poder reciente de
los daimyo de Satsuma y Chōshū, otros daimyō hicieron un llamado a que el shogun
regresara el poder al emperador así como a un consejo de daimyō encabezado por el
shōgun Tokugawa. Tokugawa Yoshinobu aceptó el plan a finales de 1867 y renunció,
anunciando la “restauración imperial”. Los líderes de Satsuma, Chōshū y de otros
dominios de cualquier forma decidieron rebelarse, asediaron el palacio imperial y
anunciaron su propia restauración el 3 de enero de 1868.

Después de la Guerra Boshin, el sistema bakufu fue abolido y Tokugawa Yoshinobu fue
reducido al rango de un simple daimyo. La resistencia continuó durante 1868 y las
fuerzas navales del shogun al mando del Almirante Enomoto Takeaki siguieron la
lucha por otros seis meses en Hokkaidō, donde fundaron la efímera República de Ezo.

Acontecimientos del periodo Edo


Batalla de Sekigahara (1600)
Ieyasu Tokugawa se convierte en shogun y establece el Shogunato Tokugawa (1603)
Asedio de invierno en Osaka (1614)
Asedio de verano en Osaka (1615)
Erupción del monte Fuji (1707)
Bakumatsu (1853 a 1868)
Restauración Meiji (1868)
Guerra Boshin (1868-1869)
Anterior:
Período Azuchi-Momoyama
1573-1603

Historia del Japón


Período Edo
1603-1868

Próximo:
Imperio del Japón
1868-1945

Referencias
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