Está en la página 1de 13

Antología de David J.

Weber

j
El México perdido
Ensayos escogidos
sobre el antiguo norte de México
(1540 - 1821)

Traducción de:
Ana Elena Lara Zúñiga
Héctor Aguilar Camín
1sabel Lil Sánchez

1111'1. . . . . 265
del primer momento de la ocupación colonizadora de los
españoles ;28 sin embargo, cree que después falta la tierra
libre para abrir la frontera a causa de las dificultades que 1,
presenta el valle del Amazonas y la cordillera de los Andes. ,1
No ve nada comparable desde el punto de vista geográfico índice
a las oportunidades que ofrecía el valle del Mississippi. ,/
Después de revisar someramente la situación de la pro-
piedad en Chile, en los llanos del Orinoco y en México, se
detiene a considerar la pampa del Río de la Plata y del- Introducción . 5
sur de Brasil. En este caso la geografía se asemeja más a
Una ojeada a la frontera del antiguo norte de la
la de Norteamérica, pero la pampa ya estaba ocupada en
la época colonial, y después vienen los ferrocarriles y las Nueva España . 15
concesiones gubernamentales de tierras que dificultan el David J. Weber
desarrollo de una frontera en el sentido social, pues prevalece La misión como institución de la frontera en el sep-
la gran propiedad!" La falta de la frontera origina la tentrión de Nueva España . 35
rigidez de la estructura social y la ausencia de juventud
y vitalidad.t? Herbert Eugene Bolton
El énfasis, como se ve, recae sobre la diversidad, y El presidio: ¿ fuerte o farsa? . 55
la conclusión es negativa. Odie B. Faulk
Creo, sin embargo, que el tema puede ser examinado Patrones de asentamiento y planes de las aldeas en
en otras direcciones, siendo una de ellas el encuentro de Nuevo México en la época colonial . 68
la frontera hispanoamericana al norte de México con la Mare Simmons
angloamericana que avanzaba hacia el oeste. No me refie-
ro a los conocidos episodios políticos, militares y diplomá- La irrupción española en las Grandes Planicies '" 89
ticos, sino a los intercambios y acomodos sociales. Walter Prescott Webb
El impacto español-mexicano en la cultura pueblo .. 98
Edward P. Dozier
La herencia hispana de California: una ojeada al
mito español ; . 111
Manuel P. Servín
La sociedad en el siglo XVII en Nuevo México .... 128
Franee V. Scholes
28 tu«, pp. 203, 205.
29 Ibid., p. 212. La frontera de California . 14,0
so uu; p. 213. C. Alan Htuchinson
El Norte de México . 150
166
Silvio Zaocda
Herbert Eugene Bolton

La misión como institución de la frontera en


el septentrión de Nueva España
XX

•1
. ..
"'+"
\
\
''
El presente ensayo, de gran influencia sobre los estudios
posteriores en la materia, ha sido reimpreso muchas veces

k 3 en inglés desde que fue publicado por primera vez en 1917.


El ensayo revela la amplitud de los conocimientos de BoIton
.
,k"
:. y su capacidad sintética. Su tesis es clara: "El valor de
I
.' los misioneros como agentes fronterizos fue... .

. ¡• con exactitud y el gobierno español utilizó con toda con-


ciencia sus servicios." Si esta idea parece simple hoy día,
(,/(11'6- 'es porque la apreciación de Bolton ha influido en muchos
autores que la han incorporado en sus libros; se ha vueIto
así un lugar común. Lo anterior no significa, sin embargo,
que BoIton, cuya importancia como historiador se ha insi-
nuado en el prólogo, esté más allá de toda crítica. Como
en todos los historiadores, el paso del tiempo ha exhibido
ciertos errores de hechos en sus obras, como su afirmación

·•• de que las leyes españolas estipulaban que después de diez
años las misiones debían secularizarse. De mayor importancia
que sus errores en los hechos, es la crítica de algunos histo-
riadores como J ohn Kessell en el sentido de que BoIton
México hocio 1830. 11 Nueva California. 21 Nuevo Méxi- subraya sólo los aspectos positivos de la experiencia misio-
co. 31 Rlo del Norte. 41 Provincia de Texas. 51 Vlelo Cali- nera. Contra su costumbre, este ensayo de BoIton carece de
fornia. 61 Intendencia de Sonora. 71 l. de Durango. 81 l. aparato documental. Al iniciarlo, explica: "Mis conclusiones
de San Lul. Poto.I.' 91 l. d. Guadalalara. 101 l. de Zaca- se basan en el estudio de documentos, inéditos en su mayo-
tecal. 111 l. de Valladolid. 121 l. de México. 131 l. de
Puebla. 141 l. de Veracruz. 151 1. de Oaxaca. 161 1. ría, que han sido extraídos fundamentalmente de los archivos
de Mérida. de México y España." Bolton se refiere con frecuencia a sus

35
fuentes en el texto mismo del artículo y no en las notas
nl pie acostumbradas. El ensayo apareció en la American dio antes, las misiones de Florida y Nuevo México tenían,
llistoriari Review, XXIII (octubre de 1917), pp. 42-61. La cada una, cantidades similares.
traducción que sigue es una versión abreviada. La empresa misional en la frontera norte de la Nueva
Esparui"fue" dirigida básicamente por franciscanos, jesuitas
r dominicos. cayó. principalmente. en
manos de franciscánós que se introdujeron a Coahuila,
Nuevo León, Nuevo Santander, Nuevo México, Texas y
ENTRE LAS TRIBUS errantes del septentrión, el papel de los Florida. Los jesuitas se lanzaron al noroeste; después de
encomenderos fue desempeñado en amplia retirarse de Florida, trabajaron especialmente en Sinaloa,
medida por el misionero, y la misión suplió a la en- Sonora, Chihuahua, Baja California y Arizona. En 1767,
comienda; la consigna de estas formas supletorias fue atajar los jesuitas fueron expulsados de toda Hispanoamérica, y
los vicios de la explotación y realizar al mismo tiempo el otras órdenes ocuparon su lugar. La Baja California fue
ideal de la conversión, la protección y la civilización de para los dominicos; pam los franciscanos del Colegio de
los indígenas. San Fernando de la ciudad de México, la Alta California.
.. Los misioneros se convirtieron en una verdadera cor- .' J Las misiones, pues, como los presidios, fueron insti-
poración de gestores indígenas que servían por igual a la ..tuciones de frontera características y deben ser estudiadas'
Iglesia y al Estado. La doble investidura que ceñían se : como organismos de avanzada en la colonización. Lo mismo
hizo más fácil y natural por la estrecha unión de la da si se las analiza desde el punto de vista religioso, po-
Iglesia y el Estado en Hispanoamérica, donde el rey ejercía lítico o social. Como instituciones religiosas estaban des-
el Real Patronato y los virreyes eran también, ocasional- tinadas a introducir la fe entre los paganos. Conseguido
mente, arzobispos. . esto, su función cesaba. Diseñadas como instituciones para
estas circunstancias, durante los siglos XVII y la frontera, eran, en principio, temporales. Tan pronto co-
XVIII, las misiones fueron un factor casi inevitable en las
mo terminaba su trabajo en una frontera, se esperaba del
fronteras en expansión de Hispanoamérica. Los más nota- misionero que se trasladara a otra.. Según la legislación,
bles ejemplos de esto en Sudamérica son las misiones je- , todas las misiones debían pasar a manos seculares después
suitas de Paraguay. En Norteamérica brillaron los grandes de diez años, y las tierras comunales de la misión, ser
establecimientos franciscanos de la Alta California, última repartidas entre los indios. Pero esta legislación se basaba
de las conquistas españolas. No sólo ahí, sin embargo, en la experiencia obtenida de las tribus más avanzadas
tuvieron una influencia especial; también en el resto del de México, Centroamérica y el Perú. Entre los indios hár-
antiguo norte: en Sinaloa, Sonora y Baja California; en bares de la frontera norte f,.:: necesario siempre un periodo
Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Nuevo Santander; en de tutela más prolongado.
" Florida, Nuevo México, Texas y Arizona. Había veintiún El resultado casi invariable fue la lucha en torno a
misiones en California pero había igual número en Texas, la se-éúlarización, tal como ocurrió en California. Mientras
más en Florida y dos veces más en Nuevo México.jEn un los indios se mantenían bajo el manto misional, sus tierras
momento dado, las misiones de California llegaron a tener estaban a salvo de los usurpadores. Por lo tanto, los usuro
más de treinta mil indios en instrucción; pero siglo y me- padores de tierras presionaban por el exacto cumplimiento
del período legal de diez años, al igual que sus gemelos

37
norteamericanos han presionado siempre por la apertura pesos por misionero. En 1758, por ejemplo, la real ha-
de las reservaciones indígenas de los Estados Unidos. Pero cienda de la Nueva España pagaba sínodos anuales de
los misioneros conocían el peligro y se resistían siempre doce frailes queretanos en Coahuila y Texas; seis jaliscien-
a la secularización mientras no hubieran acabado su tra- ses en Coahuila; once zacatecanos en Texas; diez fernan-
bajo. Tarde o temprano, sin embargo, con la desaparición dinos en la Sierra Gorda; seis jaliscienses en Nayarit;
de las condiciones originales de la frontera, se esperaba veintidós zacatecanos en Nuevo León y Nueva Vizcaya;
que el misionero mudara de región. Su tarea religiosa diecisiete zacatecanos en Nuevo Santander; cinco sacerdo-
estaba junto al soldado, entre infieles, en las avanzadas de San Diego en Sierra Gorda, y treinta y cuatro
de la civilización. frailes de la Provincia del Santo Evangelio en Nuevo Mé-
xico. En total: 123 frailes a un promedio de 350 pesos
Las misiones, pues, eran por igual organismos de la
cada uno. El informe citado no incluye la provincia de
Iglesia y del Estado. No sólo servían para cristianizar la
Campeche ni las Islas de Barlovento, de las que se solio
frontera, sino también para expendirla, dominarla y civi-
citó una relación por separado. Había asignaciones para
lizarla. En tanto que el cristianismo era el elemento central
otros misioneros en las Marianas y las Islas Filipinas, de-
de la civilización europea y extender la fe un deber reco-
nocido del Estado, la primera tarea del misionero desde pendencias también de la Nueva España.
el punto de vista de la Iglesia y también del Estado era Además de los sínodos, el gobierno proveía, regular-
convertir a los paganos. Pero en los dominios españoles, mente' a los misioneros de protección militar, destacando
ni el Estado ni la Iglesia -ni. el misionero mismo- con- entre dos y seis soldados, o más, de cada presidio cercano,
sideraban que el trabajo de la misión terminaba con esa en cada mis!QI1, Por otra parte, la real hacienda concedía
tarea. Para volverse un cristiano digno o un súbdito üíi subsidio' inicial (ayuda de costa) de mil pesos a cada
deseable, el indígena debía disciplinarse a los rudimentos misión para la compra de campanas, vestimentas, herra-
de la vida civilizada. El trabajo de inyectar esa disciplina mientas y otros gastos de la fundación; en casos especiales
fue asignado también al misionero. Así pues, las misiones de emergencia, a menudo asignaba partidas especiales para
no estaban diseñadas sólo para ser "seminarios cristianos; la construcción de las misiones u otros fines.
eran también, adicionalmente, avanzadas de la dominación Estos subsidios gubernamentales no impedían los do-
y escuelas de adiestramiento para la civilización de la nativos privados que con frecuencia se solicitaban y se
frontera. obtenían. Para la fundación de nuevas misiones se espe-
En la medida en que las misiones servían al Estado, raba que las ya constituidas ayudaran con algo y, cuando
era posible, lo hacían en forma generosa", Y luego, venían
eran apoyadas por éste. Es evidente, y no requiere de-
mostración mayor, que en muy amplia medida las misio- las dotaciones. Ejemplos clásicos de dotaciones privadas en
nes eran mantenidas por la hacienda real. el antiguo norte fueron las donaciones de don Pedro de
franciscanas de la Nueva España tenían, en el siglo XVIII, Terreros, más tarde conde de Regla, que ofreció 150 mil
cuatro medios principales de allégárserecursos. Los esti- pesos para fundar misiones apaches en Coahuila y Texas,
pendios anuales de los misioneros (o sínodos) eran pagados y el Fondo Piadoso de los jesuitas en California. Este
generalmente por el gobierno. El monto de los sínodos va- último fondo empezó en 1697; se incrementó por diversos
riaba de acuerdo con la lejanía de hs misiones ; en IR donativos a tal punto que las misiones de la Baja Califor-
frontera más distante del norte era usualmente de 450 nia se sostenían en gran medida sólo con el aumento.

39
(:011 la expulsión de los jesuitas en 1767, el fondo fue a colonia francesa en Matagorda Bay. Entonces se abrió la
manos del gobierno y se convirtió en el principal medio hacienda real y se aprobaron fondos para misiones en
de apoyo de las nuevas misiones franciscanas de la Alta el oriente de Texas. El peligro francés pasó por el momen-
California, además de que una parte se destinó a fines to y las misiones fueron retiradas. Entonces el padre Hi-
-ieculares, En la Alta California, la real hacienda pagaba dalgo se pasó diez años, en vano, solicitando nuevos fondos
incluso los sueldos de los guardias de las misiones y daba para restablecer las misiones. Pero cuando un agente del
otras ayudas financieras. gobernador francés de Louisiana llamado Sto Dermis se
JPor" último, se esperaba que los indios de las misio- introdujo en Coahuila, el gobierno español ofreció de in-
nes se volvieran pronto autosuficientes y, de hecho, en mediato su generosa ayuda para la refundacíón de las
muchos casos, adquirieron grandes niveles de riqueza me- misiones, a fin de contener a los franceses.
diante sus ganancias en la cría de ganado y la agricultura. Se dio el mismo caso en California. Desde la época
Pero de esto no pertenecía a los misioneros un solo cen- de Vizcaíno, los misioneros habían alzado la voz pidiendo
tavo, y los sínodos seguían siendo obtenidos de otras ayuda y permiso para fundar misiones en San Diego y
fuentes, del Fondo Piadoso en California y de la real Monterey. En 1620, el padre Ascensión, que había estado
hacienda en otras partes., ' con Vizcaíno dieciocho años antes, escribió: "No sé qué
Aunque es verdad, pues, que las misiones eran sos- seguridades pueda tener su majestad en su conciencia para
tenidas en un grado muy considerable por la real ha- demorar tanto el envío de evangelizadores a sus dominios
cienda, es también obvio que la cantidad de la ayuda de California", y durante el siguiente siglo y medio, mu-
gubernamental y la facilidad con que se otorgara, depen- chas voces se hicieron eco de esta queja. Pero en todo sin
dían ampliamente de la posibilidad de vincular los fines fruto, hasta que el Oso Ruso empezó a caminar o a ame-
políticos con los religiosos. nazar con que caminaría hacia la costa del Pacífico. Enton,
El peso de las urgencias políticas en la rapidez con ces fluyó el dinero -en parte, cierto, del Fondo Piadoso--
que se asignaban las partidas puede verse en todo mo- y fueron enviados los misioneros requeridos para conser-
mento durante la historia del septentrión. Conscientes de var el territorio para la Corona.
la fuerza del argumento político, los frailes lo incluían Así se reconocía con nitidez el valor de los misione-
siempre en sus peticiones de ayuda. Aunque los monarcas ros como agentes de la Corona en la fronteray-así'se
usaban siempre fórmulas piadosas y elogiaban la obra de ül:iH'Zaban también, conscientemente, sus servicios. _En pri-
los padres -indudablemente sin hipocresía-, los bolsillos mer lugar, eran los más hábiles y prácticos exploradores
reales no se abrían con facilidad para financiar nuevas y agentes diplomáticos. El modesto misionero podía pasar
misiones si no podían alcanzar un objetivo importante en ocasiones sin ser molestado y sin levantar sospechas y
política y religiosamente. hostilidad en zonas donde el soldado no era bienvenido;
En las historias de Texas y California hay ejemplos además, por su educación y sus hábitos disciplinados de,
irrebatibles de este hecho. Durante mucho tiempo, lbs jíénsamiento,'los misioneros eran la clase mejor dotada
misioneros del antiguo norte habían puesto los ojos en el para registrar lo que vieran e informar sobre lo que
"reino de Texas" como un campo de actividad promete- debía hacerse. Por estas razones eran enviados frecuente-
dar; incluso habían solicitado al gobierno ayuda para mente solos a explorar nuevas fronteras, o como emisarios
cultivarlo. Fue en vano, hasta que La Salle estableció una de paz ante tribus hostiles, o como cronistas en expedicio-

lto 41
dirip;idus por otros. De ahí que las mejores narracio- Se construyen presidios y se fundan misiones en tierra firme
III'H di' lns primeras exploraciones del sudoeste norteameri- siempre que es necesario, para defender territorios conquis-
"11110 y, de hecho, en casi toda América- fueran escri- tados de las hostilidades e invasiones belicosas de las tribus
IIIH por misioneros. bárbaras y para sembrar y extender la sagrada fe, para cuyos
propósitos se sostienen juntas de guerra y hacienda.
Como ejemplos de esta clase de servicios en la Iron-
km por parte de los misioneros hay que recordar el de
Es, en efecto, cierto que las asignaciones para las mi-
lrny Marcos, enviado por el virrey Mendoza a buscar las
siones y los permisos para fundar nuevas se hacían y se
"Siete Ciudades" de Nuevo México; el redes-
concedían por lo general en juntas de guerra y hacienda.
r-ul.rimicnto de esa provincia por la expedición dirigida
Los misioneros contrarrestaban la influencia extran-
por fray Agustín Rodríguez; las expediciones del padre jera entre su grey, los convencían de no atacar las colo-
L:t ríos, olvidadas, en Coahuila; los cuarenta o más viajes nias ya formadas y conseguían su ayuda para mantener a
dd padre Kino a través de los desiertos de Sonora y su raya a tribus más distantes., Casi todos los ejércitos que
demostración de que California era una península, no una partieron de San Antonio, para luchar contra los
isla, como la mayoría había pensado; el papel jugado hostiles apaches y comanches, agrupaban fuertes contín-
por Kino en la pacificación de los pimas en 1695 y en gentes de indios de las misiones, quienes peleaban codo con
la conversión de la frontera en un lugar seguro para los 'codo junto a los españoles. El padre Kino fue comisionado
I:OIOTlOS; las andanzas diplomáticas de los padres Calahorra por los dirigentes militares de Sonora para obtener la
y Ramírez, enviados por el gobernador de Texas hacia ayuda de los pimas, su amada grey, en la defensa de los
los territorios de las tribus norteñas hostiles; los viajes núcleos de población de Sonora. Cuando Kino recibió ór-
solitarios del padre Garcés, de dos mil millas o más, por denes de trasladarse a California, en compañía de Salva-
las rutas vírgenes de Arizona, California y Nuevo México, tierra, las autoridades de Sonora protestaron aduciendo
en busca de una mejor ruta a California; y la expedición que, por su influencia entre los indios, Kino era un mejor
de los padres Domínguez y Escalante, descubridores de instrumento de protección para la provincia que toda una
pasos hacia el Great Basin entre las montañas Rocallosas compañía de soldados. Al organizarse una expedición espa-
y las sierras. ñola para atacar a los apaches, Kil10 fue enviado por delan.
te para reclutar a los pimas aliados. Los pimas hicieron
Las misiones fungían también como instrumentos de
huir a los apaches y rindieron ante Kino la cuenta de los
defensa de los dominios del rey. Esto explica por qué el
enemigos que habían muerto en el combate según las mues-
p;obierno se mostraba más dispuesto a apoyar misiones cas que habían hecho en una vara; en la misma ocasión,
cuando las fronteras necesitaban defpnsa. que en otros fue Kino quien recibió los agradecimientos de los ciuda-
casos como los ya citados de Texas y California. En rela- danos y oficiales de la provincia; y cuando se dudó de
ción con esto, es significativo también que la real ha- que los pimas hubieran cumplido lo que decían, Iue Kino
cienda cargara sus gastos por presidios y misiones a la quien viajó cien millas para contar los cueros cabelludos
misma cuenta, el ramo de guerra. En un informe de la de los apaches muertos y vindicar a sus amigos pimas,
Nueva España hecho por un oficial de hacienda en 1758, Las mismas construcciones de las misiones eran cdi-
se subraya incidentalmente: nc<ª<la,i.x...a veces servían como fortalezas, no sólo para los
tl2 LB
cativamente, ayudaron a civilizarla. Y este es el punto cen-
radres y sus discípulos, sino también para los colonos que tral de mi trabajo. España tenía grandes ideales, pero
vivían cerca. Toda misión bien construida se erigía al- enfrentaba peculiares obstáculos para llevarlos a la práctica.
rededor de ún gran patio, protegido en todos los lados por Alegaba derechos sobre la parte del león en las dos Améri-
los edificios, cuyas paredes tenían a veces ocho pies de cas, pero su población era reducida y podía disponer de
En regiones hostiles estos edificios eran protegidos una parte muy pequeña de ella para poblar el Nuevo Mun-
a su vez por un cerco de grandes muros. En 1840 el do. Por otro lado, su política colonial, sin paralelo
presidenteSanta-Anna escribió que la misión Valero, en en ningún otro país en cuanto a sus principios humanita-
San Antonio, Texas, estaba mejor acondicionada para resis- rios, velaba por la preservación de los nativos y porque
tir un sitio que cualquiera de los otros' tres presidios de se elevaran por lo menos a un cierto grado de "civilidad".
la provincia. Se trataba, desde luego, de una excelencia Si faltaban españoles para colonizar la frontera, España
relativa. Veintidós años después la misma misión fue ro- la colonizaría con los aborígenes. Este ideal exigía no sólo
deada de un muro y sobre la puerta había una torre el sometimiento y la dominación de los indígenas, sino
equipada con mosquetes, municiones y tres cañones. Por también su civilización. Para alcanzar esta meta, los go-
la misma época la misión de San José era llamada "cas- bernantes de España hicieron uso, una vez más, del celo
tillo" y más de una vez había sido puesta a prueba por
religioso y humanitario de los misioneros, y decidieron
los apaches. que éstos fueran no sólo los predicadores, sino también
Los misioneros no sólo fueron conscientemente utiliza- maestros y disciplinadores. En la medida en que esta obra
dos como agentes políticos para conservar la frontera sino tuvo éxito, fue posible poblar la frontera con indios cívi-
que sirvieron también, por propio impulso, o con la coope- Iizados y suplir así la falta de colonos. Este deseo estaba
ración de la autoridad secular, como "promotores" de los muy en armonía con las aspiraciones religiosas de los frai-
distritos no ocupados. ;Enyil).1an informes sobre las tribus les, que encontraban indispensable la disciplina temporal
. no sometidas, las ventajas que derivarían de ganar su para la mejor obra de la cristianización.
amistad, el peligro de las incursiones extranjeras, la rique-
I "za y los atractivos de la región y las oportunidades de ex-
, . tender los dominios reales. A menudo, efectivamente eran
De aquí que en el sistema español -en comparación
con el francés por ejemplo-- la esencia de la misión fuera
la disciplina religiosa, moral, social e industrial. La misma
llamados a México e incluso a España, para que participaran disposición física de la misión estaba determinada en fun-
en las juntas reales, y ahí sus opiniones experimentadas
ción de la disciplina. La aldea indígena o pueblo fue la
servían con frecuencia como hase de decisiones para abrir característica central de toda misión próspera. Mientras
nuevas avanzadas. Como ejemplos de esto, podemos recordar [l,le a las tribus sedentarias tales como los indios pueblo
a Escobar, Benavides y Ayeta de Nuevo México; Massanet, de Nuevo México o los pimas de Arizona se les podía íns-
Hidalgo y Santa Ana de Texas; Kino de Baja California, y Úliir en sus pueblos nativos, a las tribus dispersas y nóma-
Serra de la Alta California. Así, consciente o inconsciente-
'das se les reunió y estableció en pueblos donde se les man-
mente, en forma directa o indirecta, con o sin la inicia- tuvo aun por la fuerza. Las misiones del este de Texas Ira-
tiva secular, los misioneros fungieron como los más eficaces casaron justamente porque los indios rehusaron establecerse
promotores de la frontera. en pueblos, y resultaba imposible controlarlos a menos que
Pero los misioneros no sólo ayudaron a expandir, con- se aumentara la fuerza militar entonces disponible. Esta
trolar y promover la frontera sino también, y más signifi-
45
44
circunstancia explica las desavenencias que el padre Serra control de la guardia y a los soldados inadecuados. Este
tuvo con el gobernador Neve respecto a los indios de Santa tipo ,de elemento, considerado como dañino por inmorat· e'
Bárbara en California. Para ahorrarse gastos militares Neve . insubordinado, era común entre los destacamentos de los
urgió a los frailes a instruir a los indígenas en sus ranche- presidios de frontera, integrados en su mayoría por mes-
rías nativas; pero los misioneros protestaron alegando que tizos o mulatos y con frecuencia por presidiarios. Pero como
así sería imposible disciplinarlos. El proyecto fue abando- la ayuda militar era necesaria, constantemente se mani-
nado y se decidió congregar a los indios en los grandes festaron las quejas respecto a su deficiente calidad.
pueblos de San Buenaventura y Santa Bárbara. Así, del El martirio de misioneros en casi todos los puestos de
mismo modo como el pueblo había sido esencial para la frontera demuestra que esta protección era ciertamente
encomienda, también lo fue para la misión. necesaria -el del padre Segura y su grupo de jesuitas
La disciplina garantizaba el control, y éste se delegó en Virginia en 1570; del padre Saeta en Sonora; de los
en buena parte a los misioneros. Por regla, a cada misión padres Carranco y Tamaral en Baja California; del padre
se le asignaban dos frailes, pero en muchas ocasiones sólo Luis Jayme en San Diego (Alta California); del padre
se dispuso de uno y por ello a menudo se subrayó esta Garcés y sus tres compañeros en Yuma, Colorado, y el de
necesidad. los veintiún franciscanos muertos en la única insurrección
Como un símbolo de fuerza se establecieron en las ocurrida en Nuevo México hacia 1680. Ya que estos mar-
inme'"díaciones presidios o fuertes, tanto para salvaguardar tirios fueron sólo ocasionales, el trabajo de los soldados
,a los misioneros e indios de las misiones, como para proteo consistió principalmente en auxiliar a los misioneros a dis-
gel' la frontera contra la incursión de salvajes y extranjeros. ciplinar y civilizar a los salvajes.
. Así, desde San Agustín hasta San Francisco se ex- Se acostumbraba instalar en cada nueva misión a tres
tendió a lo largo del Continente una larga y débil línea familias indígenas dé antiguas' misiones, para qué slrv'ieniiI
de presidios -San Agustín, Apalache, Pensacola, Los Adaes, 'como maestros y de ejemplo a los recién conversos. Des-
La Bahía, San Antonio, San Juan Bautista, Río Grande, pués de algún tiempo dichas familias podían regresar a sus
San Sabá, El Paso, Santa Fe, Janos, Fronteras, Terrenate, hogares. Según palabras del padre Romualdo: "Es mucho
Tubac, Altar, San Diego, Santa Bárbara, Monterey y San mejor que estas familias sean parientes entre sí para ase·
Francisco- una línea de más del doble de largo de la gurar la permanencia de las nuevas en las misiones, ya que
frontera Rin-Danubio de los romanos, de quienes España si se dan a la fuga es más fácil recuperarlas a través de
aprendió su lección sobre defensa de fronteras. sus parientes que por medio de extraños."
Para auxiliar a los misioneros en su neófito trabajo Entre los indios utilizados como maestros y colonos
disciplinario e instructivo, a cada misión se le asignaron en las misiones norteñas destacaron los tlaxcaltecas. Una
dos o más soldados del presidio más próximo. Y como con vez sometidos por Cortés, los tlaxcaItecas llegaron a ser los
frecuencia los indígenas se daban a la fuga, también se les partidarios más confiables para los españoles; en su ca-
proporcionaron destacamentos especiales para ayudarlos a lidad de acérrimos enemigos de la Triple Alianza, y des-
recuperar a los fugitivos. Aparentemente los misioneros se pués de desempeñar una parte importante en la conquista
oponían a la presencia de los soldados en las misiones, pero del Valle de México, representaron un factor determinante
por lo general sucedió lo contrario. En realidad a lo que en la extensión del dominio español hacia las tierras del
se oponían era la interferencia externa en la selección y norte. Así, cuando San Luis Potosí fue conquistado, se

46 47
trasladaron ahí colonias de tlaxcaltecas para que enseña- dos a instruir a los neófitos en sus lenguas nativas, y en
rau a los nativos más bárbaros del distrito la lealtad tanto los colegios y seminarios se establecieron cátedras para
a los españoles como a los elementos de la civilización. A enseñarlos. Pero sucedió que como los nativos carecían
finales del siglo XVI Urdiñola estableció una gran colonia de conceptos, las lenguas indígenas no contenían términos
tluxcalteca en Saltillo; esta colonia madre sirvió de apoyo para expresar convenientemente el significado de la doctri-
para el establecimiento y organización de numerosos rama- na cristiana. Es más, en algunas fronteras había tal can-
les en las nuevas misiones y pueblos más septentrionales. tidad de dialectos que fue prácticamente imposible que
Se ordenó el envío de cien familias tlaxcaltecas a Pensa- los misioneros los dominaran todos. Esto se aplicó preemi-
cola; para 1755 figuraban en el proyecto de una colonia nentemente a la región baja del Río Grande, donde había
misionera en el Trinity River, Texas; dos años más tarde más de doscientos dialectos. veinte de los cuales eran bien
un pequeño grupo de ellos fue enviado a la misión de San diferentes.
Sabá, al oeste de Texas, para ayudar a civilizar a los apa- Por estas razones, en general la instrucción en la
ches; veinte años después, se sugirió el establecimiento de frontera septentrional se impartió en castellano, primero
un asentamiento cuyo núcleo serían estas familias tlaxcal- a través de intérpretes, y directamente tan pronto como
tecas, en los altos del Red River, más al norte, entre los los nativos hubieran aprendido la lengua de los frailes.
indios wichita de Texas y Oklahoma. Los tarascas de Mi- En el caso de los niños, considerados prioritariamente, la
choacán fueron utilizados para ayudar a civilizar las instrucción se lograba rápidamente. De esta manera se
misiones indígenas de Jalisco, Sinaloa y Sonora; más hacia pudo dar un gran paso hacia la asimilación, ya que todos
el norte, los ópatas del sur de Sonora fueron enviados como sabemos la importancia del lenguaje en la fusión de razas
maestros de los pimas de Arizona; y para civilizar a los y culturas. Se ha notado con frecuencia el firme arraigo
indios de California, Serra acudió a las misiones indígenas de la lengua española en las tierras alcanzadas por España.
de la península. En buena medida esto se debió a la enseñanza de los niños
i I "" La disciplina y los elementos de la civilización eu- nativos de las misiones.
¡opea fueron impartidos en las misiones por medio de la La rutina de la disciplina religiosa establecida por
instrucción religiosa, el entrenamiento artesanal y, entre los franciscanos en las misiones que abandonaron los je-
los nativos más adelantados, a través de la enseñanza ru- suitas en Sonora hacia 1767, era típica de todas las mi-
dimentaria de las artes y las letras. eiones franciscanas, y no se diferenciaba esencialmente de
Cada misión era, antes que nada, un seminario cristiano las demás órdenes religiosas. El padre Reyes, más' tarde
designado para impartir disciplina religiosa. La instrucción obispo, la describe así:
religiosa elemental, propia para las circunstancias, se ad-
ministraba según una rutina definida, basada en una larga Diario, al amanecer, el repique de las campanas llama a
experiencia y aplicada con un gran sentido práctico y con- los indios. Un viejo indígena, llamado comúnmente mador,
siderando las condiciones locales. y dos fiscales, recorren el pueblo entero en busca de niños
Además de los conceptos culturales fundamentales im- y personas no casadas para que asistan a la iglesia a
plícitos en el cristianismo, esta instrucción religiosa repre- tomar parte en la devoción y silencio de la misa. Después,
sentaba uno de los medios más importantes de asimilación. repiten a coro, en castellano, junto con el cura, las ora.
SC¡"'lÍn las Leyes de Indias, los misioneros estaban avoca- ciones y el credo. Durante el crepúsculo este ejercicio se

48 49
repite en el atrio y concluyen rezando el rosario y cantando monasterios al servicio de cincuenta y cinco pueblos cada
la salve y el alabado. Los domingos y días festivos, el mador cual con su escuela, donde los indios eran enseñados no
y los fiscales se encargan de que hombres, mujeres y niños sólo a cantar, tocar instrumentos musicales, leer y escri-
asistan puntualmente a la celebración de la misa, debidamente bir, sino también, como lo indica el padre Benavides, "se
lavados, peinados y con sus pobres ropas limpias. les enseñaban todos los oficios y buenas maneras", todo
ello impartido con "un gran celo por parte de los religio-
El solo acto de asistir a la iglesia implicaba una lec- sos que los convertían".
ción más de civilización. Había virtud, entonces como ahora, )Para controlar, supervisar y enseñar a los indígenas,
en el hecho de ponerse las "ropas domingueras". los frailes contaban con las guardias militares que hacían
La función civilizadora de la típica misión española, las veces de mayordomos en los campos, las manadas, las
desde donde los misioneros se encargaban tanto de lo ganaderías y los talleres. En antiguas misiones, aun entre
temporal como de lo espiritual, emanaba de la propia na- la tribus más atrasadas, a veces fue posible facilitar este
turaleza de la misión como unidad. Aunque la iglesia, servicio, como en San Antonio, Texas. En 1772 se .infor-
objeto particular del orgullo y cuidado de los frailes, era mó que ahí los indígenas, otrora desnudos salvajes alimen-
el centro del establecimiento, desde ningún punto de vista tados a base de tunas y conejos, habían adquirido ahora
representaba el todo. Cada misión desarrollada, como la tal pericia y seguridad que "sin la ayuda de los españo-
;mayor de ellas en California, fue una gran escuela indus- les son capaces de cosechar, irrigar campos para el cultivo
trial que en ocasiones incluía hasta .dos mil indios. Había de maíz, frijol y abundante algodón, y maíz castellano
()brajes, herrerías, tenerías, lagares y almacenes;canales para obtener azúcar. Hay vacas, borregos y cabras en
"de irrigación, hortalizas, cultivos de granos; y en las abundancia", todo producto del cuidado y trabajo de los
llanuras pastaban miles de cabezas de caballos, vacas, ove- nativos.
Jas-y cabras. El entrenamiento en los cuidados del campo Los resultados del entrenamiento industrial impartido
y la ganadería no sólo permitió que los neófitos se auto- en las misiones se dejaron ver en las estructuras que
sustentaran, sino que también incluyó la disciplina nece- construyeron, las fértiles tierras que roturaron, los gran·
saria en los rudimentos de la vida civilizada. Las mu- des ranchos ganaderos que levantaron; todo ello obra de
jeres fueron enseñadas a cocinar, coser, hilar y tejer; los bárbaros de otro tiempo, civilizados por la paciente dis-
hombres, a desmontar, construir, forjar, curtir, hacer ca- ciplina de los misioneros, auxiliados por las guardias mi-
nales, cuidar del ganado vacuno y trasquilar ovejas. litares y maestros indígenas importados, no únicamente en
Incluso en Nuevo México, donde los misioneros no nuestro suroeste, sino en casi todas las fronteras de la
se ocupaban de lo temporal -esto es, de los intereses América española.
económicos de los indios- y donde los indígenas tenían Los misioneros transplantaron a las fronteras casi to-
una agricultura nativa bien establecida, los frailes se en- das las plantas y animales domésticos europeos, mismos
cargaron de instruirlos en las artes y artesanías y en la que hicieron del conocimiento de los nativos.
educación religiosa. Después de tres décadas de esfuerzos Las Leyes de Indias prescribían que las misiones pro·
ininterrumpidos de los frailes en esa provincia, el custodio, curaran el auto gobierno, elemental y limitado, pero aún
padre Benavides -más tarde obispo de Goa- escribió así aplicable y potencial. Esto se realizaba organizando a
en 16;)0 un reporte informando de la existencia de catorce los indígenas de las misiones en un pueblo dotado de ofi-
50 51
ciales civiles y militares a la usanza de la administración de jurisdicción, y en California, donde los indígenas eran
espafiola., Cuando se fundaba una misión, la cabeza secular de los más bárbaros, los misioneros se opusieron con
.del distrito -gobernador, capitán o alcalde-, como re- fuerza. Se ha tachado de farsa a dicho sistema; sin em-
!presentante del rey, organizaba formalmente al pueblo, bargo esa no era la intención. El auto gobierno equivalía
nombraba a los oficiales nativos y otorgaba mercedes de al auto gobierno de una escuela primaria. Pero fue un
cuatro leguas. Para constituir el gobierno nativo se res- medio de control y un paso hacia el auto gobierno. Ade-
petaba la organización indígena existente, delegando a más, es una de las cosas que ayuda a explicar cómo es
'los indios prestigiados los puestos más importantes. Bajo que dos misioneros y tres o cuatro soldados podían man-
'la supervisión del misionero y con la aprobación de la tener en orden a dos o tres mil salvajes recientemente
.cabeza secular de la jurisdicción, se elegían los oficiales reunidos de diversas tribus, algunas veces mutuamente
civiles mediante una forma de votación .nativa. hostiles. Influyó tan profundamente a los indios de Nuevo
En general, entre los oficiales civiles se encontraba México, que algunos de ellos aún conservan su organiza-
un gobernador, capitán, alcaldes y alguaciles, quienes por ción de pueblo español y se rigen bajo él extralegalmente.
ley constituían un cabildo o concejo. Los oficiales milita- Y, según me han dicho, en ciertos lugares, incluyendo
res eran un capitán o un teniente y subalternos designados California, los descendientes de las misiones indígenas aún
por la cabeza secular o por un capitán-general indígena conservan la organización de pueblo como una especie de
sujeto a la aprobación de la cabeza secular. Los oficiales fraternidad o sociedad secreta.
militares tenían su propia insignia y, para concederles Es así como las misiones sirvieron como las agen-
prestigio, a los gobernadores, alcaldes y consejeros se les cias de España. Como primera y R-r,ioritaria
apartaban bancas separadas en las iglesias. En Sonora tarea, los misioneros extendían la fe. Además;" intencio-
había un topil cuyo deber consistía en cuidar de las casas nada o incidentalmente, exploraban las fronteras, promo-
comunitarias -una especie de ventas donde se hospeda- vían su ocupación, las defendían de los asentamientos in-
ban todos los viajeros y que aparentemente fue de origen ternos, enseñaban el castellano a los indígenas y los dis-
nativo más que español. Los indígenas tenían su propia ciplinaban según las buenas costumbres, según los rudi-
cárcel y aplicaban castigos menores prescritos por el mi- mentos de la agricultura y las artesanías europeas e incluso
nistro. Los capataces indígenas se encargaban de que los por el autogobierno. Por otra parte,' la cohesión de las
trabajadores cumplieran con sus labores y, en verdad, misiones preservó a los indígenas, característica contraria
gran parte del control de los indios se efectuaba por me- a su destrucción en las fronteras angloamericanas. En las
aio de los mismos oficiales nativos. Esto se lograba, claro colonias inglesas los únicos indios convenientes eran los
está, debido a la fuerza directiva de los padres y a la indígenas muertos. En las colonias españolas pensaban que
fuerza que en última instancia proporcionara el presidio valía la pena mejorar a los nativos para esta y para la
más próximo. otra vida. Quizá las misiones no representen en su tota-
Este sistema de gobierno indígena se estableció entre lidad un ideal del siglo xx. En ocasiones, y hasta cierto
todas las tribus más avanzadas y sus resultados variaron punto, fracasaron como instituciones humanas. Sin em-
en diversos grados. Con frecuencia fue causa de conflictos bargo no hay que olvidar que los abuelos de los millones

52 53
mestizos que habitan nuestro sur, cuyas generaciones,
en la mayor parte de los casos se establecieron de uno y
otro lado, fueron una vez indios de misión y, como tales,
aprendieron los elementos de la civilización española. Por Odie B. Faulk
estas razones y por motivos religiosos genuinos, las mi-
siones recibieron el apoyo real. Constituyeron uno de los
rasgos conspicuos del genio fronterizo de España. El presidio: ¿fuerte o farsa?
Mientras Bolton subraya las aportaciones positivas del sis-
tema de misiones en la expansión y el control indígena de
la frontera, Odie B. Faulk indica que la misión fracasó
en su intento de pacificada. Para fines del siglo XVIII, los
oficiales españoles descansabañvmás en presidios que en
fas -misiones como instrumentos de control indígena. A pe-
sar de que servían como bastiones efectivos para defender
a quienes buscaban refugio tras sus muros, como elemento
ofensivo en las operaciones militares españolas, los presidios
eran una "farsa". Debe señalarse que Faulk no analiza los
presidios de la costa, cuya función primordial era de de-
fensa contra la invasión extranjera. El artículo de Faulk
revela la mano segura de un escritor con experiencia. Di-
rector del Departamento de Historia de la Universidad del
Estado de Oklahoma, Faulk posee un doctorado de la Texas
Tech University y es el más prolífico autor vivo en ma-
teria de historia del sudoeste norteamericano. Es autor de
numerosos libros de divulgación, entre los que se cuenta
Land 01 Many Frontiers. A History 01 the American South-
west (968) que se usa como t6XtO de enseñanza. Faulk
es conocido también por investigaciones académicas como
The Last Years 01 Soanisli Texas, 1778-1821 (964), y con
Sidney B. Brinckerhoff, Lancers 01 the King. A Study 01
the Frontier Military System 01 Nortliern Neto Spain (965)
que desarrolla en profundidad algunos de los temas del
presente artículo, publicado por primera vez en el lournal
01 the West, VII (enero, 1969) pp. 22-28, reimpreso con
autorización del autor y del editor.

54 55

También podría gustarte