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Marcelo Mubarqui. – Calle G. Goethe 1573. - Bo. Crisol Norte.

– Córdoba

CONFERENCIAS ANIVERSARIO
I.C.E. en Porteña - Córdoba
11 y 12 de octubre de 2010
Lema: LA OBEDIENCIA – El Secreto de la buena vida.

Tema Nº2
La Obediencia a la Palabra = Obediencia Inteligente
Introducción:

Ejemplo de los papelitos de la mamá de Samuel indicándonos sus medicamentos. Las


pastillas de Samuel: Un niño hiperquinético. La mamá conoce las necesidades de su hijo.
Deja por escrito las recomendaciones para su bienestar.

La obediencia es mucho más que un mandamiento, es una actitud. La obediencia es un


estilo de vida. Es el estilo de vida que agrada a Dios y nos beneficia a cada uno.

Dios ha dejado de una manera clara y precisa las instrucciones que necesitamos
obedecer para disfrutar la vida y sentir la satisfacción que produce cumplir nuestro
propósito en esta tierra. Sus instrucciones están claramente expresadas en la Biblia.
Obedecer a Dios es obedecer a su Palabra.

Pero para entenderlas y aceptarlas debemos acercarnos a ella con la actitud correcta.
Esta actitud se llama “obediencia”.

Debemos acercarnos a la Biblia convencidos de que es la Palabra de Dios, un Padre


amoroso, que se tomó el trabajo de transmitirnos sus consejos para la vida. El es quien
mas nos conoce. El nos diseñó, nos dio la capacidad de entenderle y poder decidir cual
camino tomar. Todo lo que Dios ordena tiene un ¿por qué? y un ¿para qué? que siempre
buscará nuestro bien.

El es Omnisciente, es decir todo lo sabe, este atributo combinado con su amor hacia
nosotros, son razones mas que suficientes para despertar nuestro interés y necesidad en
obedecerle.

Veamos algunos de los beneficios que recibimos por obedecer lo que Dios nos manda por
medio de su Palabra.

1. La obediencia a la Palabra de Dios asegura el éxito.


Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que
en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito. Josué 1:8

Sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol
plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que
hace, prosperará. Salmos 1:2-3

La obediencia a la Palabra de Dios no es una dura carga que impone el cristianismo a sus
seguidores. La obediencia es la única condición para progresar en la vida. No se trata de
religiosidad fría y muerta, que transforma la obediencia en legalismo.

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No podemos decir que un legalista es una persona que prospera y tiene éxito. Al
contrario, son personas tristes, sumamente criticas, con pocos amigos, de seño fruncido,
y dedos acusadores. Nadie los admira por como “obedecen a la Palabra”, sino, más bien,
se ganan el desprecio de sus semejantes.

Al parecer obedecen la Palabra pero lo hacen con la actitud incorrecta. Buscan la paja en
el ojo del otro. Tratan de ser santos por sus medios y procuran que todos elogien su
“obediencia”. Se ponen de ejemplo de santidad y buscan los aplausos de los demás.

Dios bendice con abundancia al que es realmente obediente. Quien guarda lo que la
Palabra de Dios ordena es una persona que permanentemente está en crecimiento. Un
árbol plantado junto a corrientes de agua. Crece. Da frutos. Sus hojas no se caen. No es
un ascensor que sube y baja en la vida, sino que todo lo que hace prosperará.

Lee la Biblia y obedece sus consejos y mandamientos. De esta manera serás una
persona exitosa.

2. La obediencia a la Palabra de Dios bendice tu andar


¡Ojalá su corazón esté siempre dispuesto a temerme y a cumplir todos mis mandamientos, para que
a ellos y a sus hijos siempre les vaya bien! Deuteronomio 5:29

Pero quien se fija atentamente en la ley perfecta que da libertad, y persevera en ella, no olvidando
lo que ha oído sino haciéndolo, recibirá bendición al practicarla. Santiago 1:25

Dios no está interesado en nuestra obediencia para satisfacer sus deseos egoístas ni sus
caprichos arbitrarios. El Dios de amor busca siempre nuestro bien. Desea que le
obedezcamos para que nos vaya bien. El sabe que no hay otra forma de vivir de una
manera plena. Su Palabra es una manifestación del amor que tiene hacia nosotros. Leer
su Palabra no es una obligación que nos impusieron nuestros maestros. Es una
necesidad para vivir bien.

Los jóvenes y adolescentes necesitan leer la Biblia para tomar decisiones correctas en la
vida. La sucesión de decisiones correctas son el reflejo de un andar bendecido por Dios.
Consulta a Dios y obedece a lo que te manda. ¡Serás bendecido!

Los matrimonios necesitamos obedecer a lo que la Palabra de Dios ordena para que nos
vaya bien. Para que salgamos de nuestro estancamiento. Para que disfrutemos de esta
relación que se está volviendo cuesta arriba. La Biblia contiene los consejos sabios de
Dios para la pareja. Es una decisión inteligente obedecer. La promesa es que a ustedes y
a sus hijos les irá bien.

El hombre de negocios debe obedecer lo que Dios manda en su Palabra. Hay consejos
estratégicos que te ayudarán a crecer económicamente, sin egoísmo ni avaricia, siendo
de bendición a los que te rodean. Puedes tener riquezas y disfrutar de ellas sin ser
esclavo del dinero. Obedecer bendecirá tu andar.

Según estos pasajes necesitamos leer atentamente, sin apuros. Perseverar en lo que
hemos entendido. Es decir obedecer siempre. Nos dice que no debemos olvidarnos de lo
que Dios nos ha mandado, y la mejor forma de hacerlo es llevándolo a la práctica. No
existe una obediencia teórica. La obediencia se manifiesta en acción concreta.

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3. La obediencia a la Palabra de Dios alarga tu vida.


Si andas por mis sendas y obedeces mis decretos y mandamientos, como lo hizo tu padre David, te
daré una larga vida. 1 Reyes 3:14

Sigan por el camino que el Señor su Dios les ha trazado, para que vivan, prosperen y disfruten de
larga vida en la tierra que van a poseer. Deuteronomio 5:33

“Disfruten de larga vida en la tierra” ¡Que hermosa promesa! No resignamos la buena vida
para el cielo. Aquí en la tierra podemos vivir bien y disfrutar durante muchos años si
obedecemos a la palabra de Dios.

Hay enfermedades que acortan nuestros años y son la consecuencia de la desobediencia


a la voz de Dios. Hay muchos consejos en su Palabra que alargan nuestros días. Hay
vicios que deberíamos dejar, hay actividades que nos hacen daño, hay actitudes que nos
enferman y enferman a quienes están cerca de nosotros. Las personas con mejor humor
viven más. Las personas que confían en Dios su vida viven mas y mejor.

Es una sabia decisión obedecer a la Palabra de Dios. Muchas veces se burlan de


nosotros porque leemos la Biblia. Nos ridiculizan, y nos tratan de simples o ingenuos por
creer lo que la Biblia enseña y procurar obedecerla.

Si alguien se burla de vos porque lees la Biblia y tratas permanentemente de obedecerla


puedes presentarle la siguiente propuesta. Dile que él haga su vida sin obedecer a Dios
mientras que vos vivirás según lo que Dios ordena. Dile que en diez años lo invitas a
juntarte a tomar un café en algún lugar específico que ambos conozcan. Dile que allí
evaluaran como progresaron sus vidas a nivel familiar, personal, profesional, afectos, y
todo lo que hace al disfrute pleno de la vida. Vive durante esos años obedeciendo a Dios
y guardando con tu vida sus palabras y los resultados serán abrumadores.

No te entristezcas ni te avergüences por leer la Biblia y tratar con insistencia en


obedecerle. Has tomado la decisión correcta, aunque algunas veces te equivoques. Eres
el mas inteligente. Serás el que vivirá mas y mejor.

4. La obediencia a la Palabra de Dios obtiene respuestas.


y recibimos todo lo que le pedimos porque obedecemos sus mandamientos y hacemos lo que le
agrada. 1 Juan 3:22

Son las iniquidades de ustedes las que los separan de su Dios.  Son estos pecados los que lo llevan
a ocultar su rostro para no escuchar. Isaías 59:2

Este punto nos induce a una evaluación personal de nuestra obediencia. Podemos
hacernos algunas preguntas para conocer nuestra situación.

¿Responde Dios mis oraciones? ¿Qué siento ante su silencio? Siento la paz de saber que
Dios tiene preparado algo mejor para mi, o siento que sus oídos no me prestan atención
por algo que cometí o que me niego a dejar? ¿Estoy viviendo una doble vida que nadie
conoce? ¿Estoy aparentando una imagen que no concuerda con las acciones que hago
en secreto?

¿Vengo a la reunión de oración para aparentar una vida de devoción que no tengo?

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Piensa ¿Cual es la ordenanza, o mandamiento, o consejo de la Palabra de Dios que te


niegas a obedecer? Seguramente hay algo que no quieres dejar. Seguramente hay algo
que prefieres desobedecer minimizando las consecuencias.

Te invito en esta noche a tomar la decisión correcta y someter tu voluntad a la voluntad de


Dios. Si Él lo ordenó es para tu bien. Si Él lo dejo plasmado en su Palabra es porque
desea tu bienestar.

Dios quiere atender a nuestras oraciones, pero nuestra desobediencia es una barrera que
obstaculiza su respuesta. Nuestra desobediencia es un tapón que debe ser retirado para
que sus bendiciones se derramen sobre nuestras vidas. Yo le creo a Dios y deseo que
todos experimentemos la paz y la alegría de obedecer a Dios pese a las circunstancias.

5. La obediencia a la Palabra de Dios te hace íntegro.


¿Cómo puede el joven llevar una vida íntegra?  Viviendo conforme a tu palabra. Salmos 119:9

Hoy más que nunca la sociedad reclama y pide a gritos a personas honestas. Las
empresas necesitan gente íntegra para ocupar cargos de importancia. Nuestro país
necesita personas de conducta y andar intachable para gobernar, para legislar, para
juzgar con justicia e imparcialidad.

Hace unos años fuimos testigos de un hecho que quedará grabado en las páginas de la
historia de nuestro país. Los funerales del Dr. Raúl Alfonsín. Más de 100.000 personas se
movilizaron para estar presentes en ese lugar y acompañar sus restos.

El debate se presentó por todos los medios. La pregunta repetida fue ¿Qué movilizó a la
gente? ¿Por qué los ciudadanos se movilizaron en masa para estar allí?

Una de las respuestas que escuche en varios programas fue: La gente reclama
honestidad en sus funcionarios. La gente está cansada de líderes que se enriquecen a
costa del empobrecimiento de su pueblo. La gente esta cansada del autoritarismo
impuesto sin una vida que respalde los discursos. Un gran número de argentinos vieron
en don Raúl un ideal de honestidad e integridad pese a sus errores.

Lejos está de mi tomar partido de alguna ideología política en esta noche, simplemente
rescato lo que escuchamos todos durante esta semana. Los argentinos claman por
líderes íntegros. No perfectos, sino íntegros.

Ahora, si nuestra sociedad argentina busca personas integras... ¿Cómo puede el joven
llevar una vida íntegra?  Viviendo conforme a la Palabra de Dios.

Vale más la buena fama que las muchas riquezas, y más que oro y plata, la buena reputación.
Proverbios 22:1

Una vida limpia e íntegra no se logra con dinero, ni con estudios, ni con grandes obras, ni
con discursos… Se logra con obediencia a la Palabra de Dios.

Seria hermoso saber que un día alguien diga de nosotros: “Su vida fue íntegra”.

Aparto mis pies de toda mala senda para cumplir con tu palabra. Salmos 119:101

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Vivir de acuerdo a lo que Dios enseña en su Palabra nos libra de andar por un mal
camino.

Desobedecer a Dios o ignorar lo que Él manda nos lleva a vivir en peligro de muerte. Hay
personas que por avaricia entraron en negocios sucios que terminaron con sus bienes,
con su salud, y hasta con su vida. Si hubieran buscado el consejo de Dios antes de tomar
desiciones equivocadas hoy contarían otra historia.

Hay líderes cristianos que descuidaron la obediencia a la Palabra de Dios y fueron los
responsables de la ruina de sus iglesias. Hay inmoralidades sexuales que destruyen la
credibilidad. Hay malversaciones de fondos con intereses personales que anulan
ministerios y alejan a la gente de Dios. Obedecer a la Palabra de Dios nos mantiene
íntegros.

Te animo a obedecer la Palabra de Dios. Serás una persona integra y capacitada para
servir a tus semejantes desde el lugar que sea.

6. La obediencia a la Palabra de Dios revela tu relación con Dios.


"No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la
voluntad de mi Padre que está en los cielos" Mateo 7:21

»¿Por qué me llaman ustedes "Señor, Señor" , y no hacen lo que les digo? Lucas 6:46

¿Cómo sabemos si hemos llegado a conocer a Dios? Si obedecemos sus mandamientos. El que
afirma: «Lo conozco», pero no obedece sus mandamientos, es un mentiroso y no tiene la verdad.
En cambio, el amor de Dios se manifiesta plenamente en la vida del que obedece su palabra. De
este modo sabemos que estamos unidos a él: el que afirma que permanece en él, debe vivir como él
vivió. 1 Juan 2:3-6

La obediencia a Dios hace posible una relación con Dios. Es imposible obedecer a Dios
sin tener fe en Él. Solo podrás obedecer a Dios y disfrutar de sus bendiciones cuando
realmente aceptes que Él es tu Señor, tu Dueño, tu Creador, tu Salvador... el único que
merece tu obediencia.

Apelación evangelística:

No podrás, por más que te esfuerces, obedecer a Dios antes de aceptar que Él es tu
Señor. Para esto debemos entender la palabra “Señor” en el contexto en el que fue
escrita.

En la antigüedad, mucho antes de la declaración de los derechos humanos, el Señor era


el dueño de todo, era dueño de las vidas de las personas a su cargo. Nadie podía decirle
al Señor que debía hacer o dejar de hacer.

Si el Señor consideraba que la persona merecía castigo la persona era castigada. Si el


Señor dejaba a alguien en libertad, nadie podía objetar su decisión. Si el Señor era
inteligente y sabio, todas las personas a su cargo disfrutaban de los beneficios de su
sabiduría. Sus siervos tenían cerca de él todo cuanto necesitaban. No les faltaba alimento
ni abrigo en la casa de su Señor. El Señor requería a cambio obediencia.

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Pero también existían Señores injustos y crueles que se abusaban de las personas y les
obligaban a realizar cosas desagradables a cambio de mantenerlos con vida. Eran malos
señores a los que también había que obedecer para no morir o para seguir teniendo
alimento.

La suerte de miles de personas en la antigüedad dependía del Señor que tenían. Su vida
y la forma de vivirla dependían de ellos. Familias y comunidades enteras dependía para
subsistir del Señor. El Señor iba a los mercados públicos y compraba con monedas de oro
o con bienes de cualquier naturaleza a personas que serian sus siervos. El exigía de ellos
obediencia a cambio de vida.

La Biblia utiliza la palabra Señor para referirse a Jesucristo. Tengamos presente que
Jesús rechazó la esclavitud y la explotación del hombre por el hombre. Jesús dijo de si
mismo que él no vino para ser servido sino para servir. Jesús rechazó la actitud de
enseñorearse sobre los demás.

Sin embargo Él es el único que merece llamarse Señor. Porque su Señorío se basa en su
amor. El entregó su vida por nosotros. El precio que pagó por nuestras vidas fue su
sangre. Usted y yo estábamos esclavizados y expuestos en el mercado de la vida, con
nuestro corazón lastimado. Con heridas que había provocado nuestro señor anterior.
Desilusionados de la vida. Cansados de buscar. Deseosos de ser libres. Hasta que
conocimos a Jesucristo. El nos dijo:

»Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con
mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso
para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana.» Mateo 11:28-30

¿Que significa que su yugo es fácil y su carga es liviana? ¡Cuantas veces nos hemos
quejado de lo difícil que es la vida cristiana! Parecería que Jesús en este pasaje está
equivocado. Parece contradecirse. Pero no es así.

Solamente podemos tener dos opciones. Hay solamente dos Señores a los cuales seguir.
No hay un tercero. Uno es Dios, en la persona de Jesucristo, el otro es su enemigo, el
Diablo. ¿A quien conviene obedecer? ¿Quien impone menos cargas sobre nosotros?
¿Quién es el que premia a quienes le obedecen? ¿Quien nos da la fortaleza para
obedecer?

El que rehúsa obedecer a Dios tiene como Señor al autor del mal. Su vida es realmente
difícil. Vive insatisfecho. Sufre la soledad, la injusticia y la desesperanza que le impone su
señor. Ciertamente, el pecado es un amo terrible. No trae recompensas ni bendición
alguna.

El camino del transgresor es duro. Mire como el pecado arruina los matrimonios y
destruye los corazones de los niños por medio de peleas, gritos y divorcio.

Mire como el pecado crea deuda monetaria y destruye familias completas por el vicio y la
mentira.

Mire como el transgresor se acuesta con temor de las consecuencias de su pecado y del
juicio que viene. Vive siempre bajo la culpa, pena, y condenación. Para escapar de estos
sentimientos se da a la pornografía, la fornicación, el adulterio, el alcohol, las drogas, o el
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materialismo tratando cada vez más de escapar la tortura de su alma. Su vida no es para
nada envidiable.

En esto consiste el amor a Dios: en que obedezcamos sus mandamientos. Y éstos no son difíciles de
cumplir, 1 Juan 5:3.

Obedecer a Dios no es difícil cuando entendemos los resultados de nuestra obediencia.


La vida cristiana es liviana y agradable porque obedecer a Dios nos libra de muchas
consecuencias trágicas.

Jesús pago un precio muy alto por nuestras vidas. Jesús entrego su vida por nosotros.
Nuestra situación conmovió el corazón de Jesús y lo movilizó a pagar un precio muy
caro.

Obedecemos a Jesús porque todo lo que nos ordena es para nuestro bien. Obedecemos
a Jesús porque hemos comprobado su amor. Renunciamos a nuestra rebeldía porque nos
fue mal.

¿Quieres obedecer a Dios en esta noche y comenzar a disfrutar de los privilegios de tener
a Jesús como tu Señor? Dice la Biblia:

…Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre
los muertos, serás salvo. Romanos 10:9

Solamente dos cosas a obedecer: Confesar que Jesús es el Señor y creer que él vive.

Bendito Dios, creo que Jesús es el Señor, creo que él tiene poder para perdonar mis pecados, creo
que Jesús murió en la cruz ocupando mi lugar. Te pido perdón por mis pecados, porque entendí
que ellos te ofendieron a ti y lastimaron a mis semejantes. Necesito tu perdón. Quiero que Jesús
sea mi Señor. Quiero obedecerle. Quiero empezar de nuevo, pero esta vez junto a vos.

En el nombre de Jesús.
AMEN

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