apunta a nuestra necesidad de un héroe, un Salvador
Intro – Jueces capítulos 4-‐5,
Este pasaje es importante para todos nosotros – tanto
hombres como mujeres. Veremos que dos de los
personajes de esta historia son mujeres, y por tanto
espero que todas las mujeres presentes aquí esta mañ ana
aprovechen de este mensaje – pero también los hombres
tenemos mucho que aprender de este pasaje (no se
duerman hombres).
Pero como en TODA la Biblia, oro para que Dios nos
recuerde esta mañ ana que hay un solo héroe verdadero
de esta historia, y es É l – Dios es el que rescata, Dios es el
que hace lo imposible, Dios es el que siempre es fiel y
justo.
Como han visto si han estado aquí en las ú ltimas semanas,
el libro de Jueces que hemos estado estudiando es un libro
lleno de violencia e infidelidad. No es un libro de virtudes,
un libro de héroes que hemos de seguir (aunque podemos
aprender muchas lecciones de los personajes que
encontramos en el libro), es un libro que tiene un solo
héroe y se llama Dios. Y como en toda la Biblia vemos que
Dios usa las últimas personas que uno espera para
llevar a cabo su misión para que É l reciba toda la gloria.
Vemos que Dios incansablemente sigue ofreciendo su
gracia y salvació n a una gente que no se lo merece.
Y el hecho de que cada uno de estos héroes que
encontramos en estas historia es un pecador(a), nos
4 Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora,
profetisa, mujer de Lapidot;
Esta Débora era una mujer que predicaba y enseñaba la
palabra de Dios. Era una líder. Dice la palabra que esta
mujer gobernaba a Israel.
5 y acostumbraba sentarse bajo la palmera de Débora,
entre Ramá y Bet-‐el, en el monte de Efraín; y los hijos
de Israel subían a ella a juicio.
mejor y mayor para salvarnos de nuestra infidelidad y ese
Salvador se llama Jesucristo.
Después de la muerte de Aod (el zurdo) se acabó el
tiempo de ochenta añ os de reposo para los Hijos de Israel
porque otra vez empezaron a hacer lo malo ante los ojos
de Jehová nos cuenta la Palabra.
Leamos la historia empezando en capítulo 4:
1 Después de la muerte de Aod, los hijos de Israel
volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová .
2 Y Jehová los vendió en mano de Jabín rey de Canaá n,
el cual reinó en Hazor; y el capitá n de su ejército se
llamaba Sísara, el cual habitaba en Haroset-‐goim.
3 Entonces los hijos de Israel clamaron a Jehová , porque
aquél tenía novecientos carros herrados, y había
oprimido con crueldad a los hijos de Israel por veinte
añ os.
Es importante no perder lo mucho que hay en estos
primeros tres versículos. Primero, otra vez vemos la
infidelidad de los hijos de Israel y la consecuencia de su
pecado. También es importante resaltar que este capitán
los oprimió cruelmente por 20 años con sus carros de
hierro, que eran como los tanques de guerra de aquellos
tiempos.
O sea que esta mujer decidía los casos de muchos, era
reconocida como una sabia mujer de Dios. De hecho,
Débora era muy diferente a los jueces que vinieron antes
y después de ella, porque ella gobernaba de sabiduría y
buen juicio, no con fuerza física. Hemos visto como
Otoniel y Aod ganaron su poder a la fuerza, pero Débora
gobernaba dando consejo sabio y liderando al pueblo de
Dios. Ella es la única entre los jueces que no era guerrera.
 De esta manera, entre los jueces, Débora tal vez sea la que
más claramente apunta a Jesús.
Isaías 9:6 … Admirable, Consejero…Príncipe de Paz…su
imperio y la paz no tendrá n límite, reinará en juicio y en
justicia desde ahora y para siempre.
6 Y ella envió a llamar a Barac hijo de Abinoam, de Cedes
de
Neftalí, y le dijo: ¿No te ha mandado Jehová Dios de
Israel,
diciendo: Ve, junta a tu gente en el monte de Tabor, y
contigo diez mil hombres de la tribu de Neftalí y de la
tribu
de
Débora como una fuerte mujer de Dios que hablaba las
palabras de Dios. ¿Por qué no querría que ella fuera con
él?! – Yo veo las palabras de Débora como un simple hecho
profético de que cuando Barac se tirara a una batalla con
novecientos carros de hierro y ganara, que él no iba a
recibir la gloria.
Así, yo veo a Barac como un ejemplo de fe, un hombre
dispuesto a lanzarse a una batalla que humanamente no se
podía ganar, un hombre que quería a Dios de su lado,
7 y yo atraeré hacia ti al arroyo de Cisó n a Sísara,
capitá n del ejército de Jabín, con sus carros y su
ejército, y lo entregaré en tus manos?
Entonces, la que gobernaba (Débora) no será la
rescatadora, y el rescatador (Barac) no será el que
gobierna. Y veremos un poco má s adelante que ninguno
de los dos será el que tendrá el honor de remover a
Sísara. O sea que no hay ningún héroe humano en esta
historia que pudiera llevarse la gloria. Dios es el que
obra a través de los servidores que É l escoge para llevar
acabo Su plan de salvación para sus hijos, y por tanto,
Dios es el que se merece toda la gloria. Y así es en
nuestras vidas hoy también hermanos. Dios, en su
bondad, nos escoge para usarnos como canales de
bendició n para otros, y es un privilegio ser usado por
Dios, ser un instrumento que É l usa para salvar a otros.
Por tanto, que É l reciba toda la gloria.
8 Barac le respondió : Si tú fueres conmigo, yo iré; pero
si no fueres conmigo, no iré.
9 Ella dijo: Iré contigo; mas no será tuya la gloria de la
jornada que emprendes, porque en mano de mujer
venderá Jehová a Sísara. Y levantá ndose Débora, fue con
Barac a Cedes.
Ahora, hay dos maneras de ver estos dos versículos.
Algunos ven la respuesta de Barac (vs. 8) como una falta
de fe y lo que Débora le dice como un regañ o, pero yo no
lo veo así. Yo veo a Barak como un hombre que reconocía
a
porque sabía que con Dios, todo conforme a Su voluntad
es posible. Y estaba listo hacer todo eso sabiendo que no
iba recibir la gloria.
¿Qué diferencia hace nuestra fe en nuestras vidas? La fe
que Dios está en control y que la victoria le pertenece a É l.
¿Estamos listos a obedecer cuando sabemos que no va a
mejorar nuestra imagen?
10 Y juntó Barac a Zabuló n y a Neftalí en Cedes, y subió con
diez mil hombres a su mando; y Débora subió con él.
11 Y Heber ceneo, de los hijos de Hobab suegro de Moisés,
se había apartado de los ceneos, y había plantado sus
tiendas en el valle de Zaanaim, que está junto a Cedes.
Este detalle (vs. 11), aunque parezca fuera de lugar, será
muy importante un poco má s adelante.
12 Vinieron, pues, a Sísara las nuevas de que Barac hijo de
Abinoam había subido al monte de Tabor.
20 Y él le dijo: Estate a la puerta de la tienda; y si alguien
viniere, y te preguntare, diciendo: ¿Hay aquí alguno? tú
responderá s que no.
21 Pero Jael mujer de Heber tomó una estaca de la tienda, y
poniendo un mazo en su mano, se le acercó calladamente y
le metió la estaca por las sienes, y la enclavó en la tierra,
pues él estaba cargado de sueñ o y cansado; y así murió .
22 Y siguiendo Barac a Sísara, Jael salió a recibirlo, y le
Ven, y te mostraré al varó n que tú buscas. Y él entró
donde
ella estaba, y he aquí Sísara yacía muerto con la estaca
por
13 Y reunió Sísara todos sus carros, novecientos
carros herrados, con todo el pueblo que con él estaba,
desde Haroset-‐goim hasta el arroyo de Cisó n.
14 Entonces Débora dijo a Barac: Levá ntate, porque este
es el día en que Jehová ha entregado a Sísara en tus
manos.
¿No ha salido Jehová delante de ti? Y Barac descendió del
monte de Tabor, y diez mil hombres en pos de él.
15 Y Jehová quebrantó a Sísara, a todos sus carros y a
todo su ejército, a filo de espada delante de Barac; y
Sísara descendió del carro, y huyó a pie.
16 Mas Barac siguió los carros y el ejército hasta Haroset-‐
goim, y todo el ejército de Sísara cayó a filo de espada,
hasta no quedar ni uno.
17 Y Sísara huyó a pie a la tienda de Jael mujer de Heber
ceneo; porque había paz entre Jabín rey de Hazor y la
casa de Heber ceneo.
Ahora vemos la importancia del versículo 11, ese detalle
que parecía tan fuera de lugar. Es a esta tienda que Sísara
huye cuando su ejército es destruido por Dios.
18 Y saliendo Jael a recibir a Sísara, le dijo: Ven, señ or
mío, ven a mí, no tengas temor. Y él vino a ella a la
tienda, y ella le cubrió con una manta.
19 Y él le dijo: Te ruego me des de beber un poco de
agua, pues tengo sed. Y ella abrió un odre de leche y le
dio de beber, y le volvió a cubrir.
la
23 Así abatió Dios aquel día a Jabín, rey de Canaá n, delante
de los hijos de Israel.
Esta historia, como muchas otras en la Biblia, aunque es
bien emocionante y fascinante, también es muy violenta.
Y quizá s Ud. diga, “El verdadero cristianismo de la Biblia es
una religió n violenta y una que lleva a la gente a vengarse.”
Y yo entiendo como uno podría pensar así, especialmente
después de algunas de las historias que hemos oído en esta
serie. Pero, creo que hay algo en esta objeció n que nos
apunta a la santidad de Dios y hacia la cruz de Jesucristo.
Pero vamos a llegar a eso un poco má s adelante.
Ahora, hay muchísimas verdades que se pueden aprender
de este texto y yo quisiera compartir cuatro con Uds.
1: Dios les da a las mujeres los mismos dones
espirituales que les da a los hombres.
esposas y madres si Dios las ha llamado a
esas cosas, pero también tenemos una pasió n
por ver a las mujeres que Dios ha llamado a
ser lideres, a obedecer ese llamado.
 Ahora, eso dicho, creo que esta historia nos protege
de posiciones equivocadas:
Este tema es uno que hace incómodo a muchos en las
iglesias. Así que pidamos a Dios que nos dé ojos para ver
su verdad esta mañ ana, para ser fieles a su palabra y
también a someternos donde nuestras ideas no está n de
acuerdo con su palabra.
Esta historia, tal vez má s que cualquier otra de la Biblia,
nos da una idea del papel que Dios tiene para las
mujeres en Su reino.
 Débora era una profetisa – sabia y respetada
en Israel.
o Algunos han dicho que la única razón por
la que Débora era una profetisa era porque
no había buenos hombres para liderar
debido a la condició n pecaminosa del
pueblo de Israel.
o Pero no hay absolutamente nada en este
pasaje que sugiera esto. De hecho, Débora es
claramente llamada por Dios a ser una
jueza y una profetisa.
 Quiero enfatizar algo que creemos muy
firmemente Que las mujeres tienen acceso a
cada don espiritual al que los hombre tiene
acceso.
o Hay un mito entre algunos que los
hombres deben aprender teología y
pensar profundamente en Dios y que las
mujeres deben estar en la casa haciendo
no sé qué.
o Pero nuestro iglesia tiene como meta, sí
que las hermanas sean mejores
o Que Dios no les da a las mujeres los mismos
dones espirituales que les da a los hombres.
o Y una posició n liberal que declara que “lo
que un hombre pueda hacer, una mujer
también puede hacer.” A la que a veces se
añ ade un “y mejor.” 
 o Pero la conducta de Débora nos enseñ a algo
diferente: ella no trata de liderar el
ejército – no es una guerrera. Ella humilde y
admirablemente busca a otro, a Barac, para
que él sea el líder militar.
o También, vemos que el texto se refiere a ella
como ‘mujer de Lapidot.’ No hace eso con
ninguno de los hombres. Esta es una manera
en hebreo de mostrar que ella tiene una
identidad en un hogar del cual su esposa es
la cabeza, porque ese es el papel que Dios le
ha dado a su esposo.
o Lo que vemos es que las mujeres no son
menores o menos importantes en
absoluto en los ojos de Dios y también que
Dios ha establecido papeles, orden para su
creació n, y que cuando nos sometemos a su
orden, É l es glorificado, y las cosas nos van
2: Cuando los líderes se ofrecen voluntariamente, la
gente alaba a Jehová.
En capítulo 4, que acabamos de leer, tenemos la historia de
lo que pasó , y en capítulo 5 tenemos un poema que
reflexiona sobre la misma historia y que nos da una
perspectiva espiritual sobre los hechos.
 Débora dice en verísulo 2, “Por haberse puesto al
frente los caudillos en Israel, Por haberse ofrecido
voluntariamente el pueblo, Load a Jehová .”
Y luego en versículo 9, “Mi corazó n es para vosotros,
jefes de Israel, Para los que voluntariamente os
ofrecisteis entre el pueblo. Load a Jehová .”
 Luego en versículo 13 empieza a mencionar a las
tribus que se ofrecieron a luchar, y los que no.
Vs. 14, De Efraín vinieron…
o Vs. 15, Caudillos también de Isacar fueron…
o Vs. 18, El pueblo de Zabuló n expuso su vida a la
muerte…
o Pero en vs. 17, Galaad se quedó al otro lado
mejor. Tanto hombres como mujeres fueron
creados en la imagen de Dios y tal como Dios
Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo son el
mismo Dios, todos tienen sus distintos papeles.
Débora entiende el diseñ o de Dios para su
creació n y humildemente se somete a É l.
del Jordá n; Y Dan, ¿por qué se estuvo junto a
las naves?
 Benditos, dice la palabra, son los que se ofrecieron
en fe a luchar.
 Ya que pasamos mucho tiempo en el primer punto
hablando de las mujeres, vamos a dirigir este punto
principalmente hacia los varones.
o Tenemos a muchos hombres como en vs. 17
que se está n quedando junto a las naves.
 Si leemos bien Génesis 3, vemos que el pecado
original del hombre es uno de pasividad y apatía.
o Dios le había dado a Adá n la
responsabilidad de liderar a su esposa
espiritualmente y de protegerla. Pero se
quedó callado mientras Sataná s la estaba
tentando.
 La gran tentación para los hombres no es a hacer el
mal, sino no hacer nada en absoluto.
 Es igual para nosotros hoy: tenemos a muchos
 hombres que no son tipos malos, es só lo que se
quedan ‘junto a las naves’, al margen, mientras
deben estar ofreciéndose a luchar.
 Dice capítulo 5, cuando los caudillos se ofrecen
voluntariamente, alabamos a Jehová . Hombre, Dios
te ha dado un papel crucial que no se puede
replicar por nadie más en tu familia o en esta
iglesia o en la misión de Dios de llevar las buenas
nuevas de Jesús a los confines de la tierra.
 ¿De dónde sacamos las fuerzas para poder ser los
hombres y mujeres que Dios quiere que seamos?
¿Es simplemente un acto de nuestra propia
voluntad? Yo no creo. Porque aún si vengo a la
iglesia y alguien me convence que necesito
meterme al juego y luchar, eso tal vez funcione
por un tiempo hasta que se acaben mis propias
ganas, ¿pero luego qué? Termino sintiéndome
derrotado y peor que cuando empecé. No sé
cuántos de Uds. han experimentado eso.
 Pero como todo en la vida cristiana, nuestra
fuerza no viene de nosotros. La sacamos del
mismo evangelio – mirando lo que Jesús hizo en
nuestro lugar. Leemos Filipenses 2 y vemos que
Jesús, siendo Dios, no se mantuvo al margen de
manera pasiva, sino se lanzó al juego, se hizo
hombre, se hizo siervo, murió en nuestro lugar
por nuestras rebeliones. Luchó en la batalla más
grande de la historia y ganó.
 Contemplando eso todos los días, y sabiendo que
cuando Él nos pide que hagamos algo, que lo
hacemos en su fuerza, no en la nuestra, nos
damos cuenta que en comparación, lo que a
nosotros nos toca hacer, no es tan grande como
parecía antes.
 Es cuestión de quitar la mirada de nosotros
mismos y ponerla en Cristo – continuamente.
3: Lo que Dios requiere es simple obediencia.
• Vemos un tema recurrente en el libro de Jueces, y en
toda la Biblia: Dios hace lo que a nosotros nos parece
imposible con instrumentos muy débiles. En este caso con
una mujer con una estaca de tienda
– que para ella hubiera siendo un objeto de lo má s comú n.
• Vez tras vez Dios nos enseñ a que É l hace su obra no
por medio de nuestra habilidad, sino por medio de
nuestra disponibilidad.
• María, madre de Jesú s, una virgen sin recursos,
simplemente se ofreció a hacer la voluntad de Dios. Oró ,
“He aquí la sierva del Señ or; há gase conmigo conforme a
tu palabra.”
o Es una oració n de entrega y de fe. Se hizo disponible
en medio de su estado débil, sabiendo que la fuerza venía
del Señ or.
o Y miren lo que Dios llevó acabó a través de ella!!
o ¿Está s listo orar así hoy? “Há gase conmigo conforme
a tu palabra.” Las recompensas son enormes y la má s
grande y má s importante es que podrá s conocer profunda
e íntimamente a Dios. ¡No hay nada que compare!
4: Dios hará justicia.
 Dije al principio que iba a tocar un poco el tema de
la violencia que vemos en esta historia y en
muchas má s en la Biblia.
o Esto es muy importante por unas cuantas
razones: Primero porque nos apunta a la
santidad de Dios y su odio por el pecado,
que É l es un Dios justo, y también nos
apunta al sacrificio de Jesús en nuestro
lugar.
o También es importante porque
contemplando su santidad, su justicia y su
sacrificio, vemos como nosotros podemos
ser librados del ciclo vicioso de la
venganza – el tomar la justicia en nuestras
propias manos.
 Vemos en estas historias sangrientas que Dios
 castiga el pecado. Castiga el pecado porque É l es
santo y bueno y porque el pecado destruye lo que
É l ama. – Podemos descansar en esto sabiendo que
É l hará justicia. Eso nos libera del deseo de
vengarnos cada vez que alguien nos hace mal. ¿Uds.
ven? Si yo no creo en un Dios que hará justicia, yo
tengo que hacerla. Tengo que vengarme de los que
me hacen dañ o. No tengo manera de volver la otra
mejilla cuando alguien me da una cachetada. Pero
cuando descasamos sabiendo que Dios es
perfectamente justo y que llevará a cabo su justicia,
nos da el poder de obedecer a Romanos 12 que
dice, “17 No paguéis a nadie mal por mal; procurad
lo bueno delante de todos los hombres. 18 Si es
posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en
paz con
todos los hombres. 19 No os venguéis
vosotros
mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira
Dios; porque escrito está : Mía es la venganza,
yo
pagaré, dice el Señ or. ”
o Y al mismo tiempo nos temblamos ante
esta verdad, porque recordamos que
nosotros también SOMOS CULPABLES de
muchos pecados y es só lo porque estamos
en Cristo y porque Dios derramó su santa
ira sobre su Hijo, el castigo que
o Ya no tengo que andar con una estaca en la
mano para destruir a mis enemigos porque
Dios puso estacas en las manos de Jesús
por mis pecados y por los pecados de todo
el mundo.
Inclinen sus rostros:
 Un solo mensaje en este libro: Hay un Salvador que
viene, un salvador que puede salvar, uno que no
tiene fin y que si tratas de salvarte a ti mismo
fallará s, y vivirá s una vida de odio y venganza y
avaricia. Pero si confías en Jesú s vivirá s una vida
con una profunda paz que sobrepasa todo
NOSOTROS nos merecíamos, que podemos
ser perdonados.
 Es cierto que en esta vida, en este mundo oscuro,
que no vemos justicia en todas las situaciones. Hay
asesinos que no son castigados por sus crímenes,
hay depredadores sexuales que no ven la justicia
que se merecen. Pero, con nuestra mirada puesta
en la cruz de Jesucristo, vemos que o en esta vida
o en la eternidad, Dios hace justicia en todas las
situaciones.
o La cruz no solamente es donde vemos
nuestra justificación ante Dios. También
es donde vemos má s claramente que Dios
castiga el pecado.
o Así que podemos quitar nuestras manos
del volante de la justicia sabiendo que Dios
la hará y la hará mucho mejor que nosotros
podríamos.
o De hecho debemos quitar nuestras manos
porque nosotros también somos hombres
y mujeres culpables que han sido
perdonados.
 Dije al principio que iba a tocar un poco el tema de
la violencia que vemos en esta historia y en
muchas má s en la Biblia.
entendimiento y por fin estará s libre.
 ¿Có mo está s viviendo?
 ¿Está s en control? ¿Está s tratando de salvarte a ti
mismo(a)? ¿O te has sometido a Dios?
 ¿Está s tratando de vengarte? ¿Le guardas rencor a
alguien hoy? ¡Qué dulce es confiar en Jesú s! Dá selo a
É l hoy!
 Tal vez eres un espectador hoy y has visto hoy
que es hora de meterte al juego.
 Tal vez por primera vez en tu vida has visto que
toda la Biblia se trata de Jesú s, cada versículo, cada
capítulo. Todo se trata de un salvador que vino a
salvarte a ti y a mí. – Tal vez hoy te has dado cuenta hazlo hoy!
que necesitas someterte a É l. No esperes má s – 