Está en la página 1de 15

Revista Antropologías del Sur N° 5 ∙ 2016 Págs.

49 - 62 | 49

Los “tiempos” de Mariátegui:


mito, revolución y filosofía del progreso
Mariátegui’s “times”: myth, revolution and philosophy of progress
Carlos chiappe*
Fecha de recepción: 1 de septiembre de 2015- Fecha de aprobación: 29 de enero de 2016

Resumen

En este trabajo abordo la obra del peruano José Carlos Mariátegui (1894-1930) con el objeto analizar los diagnósticos y
propuestas de solución que este autor hilvanó alrededor del llamado “problema indígena” y, a la vez, revisar la filosofía del
progreso implícita en ellos. Considero que la particularidad del proyecto político-intelectual de Mariátegui reside en que se
funden en él dos concepciones de la historia opuestas: la cíclica del tiempo mítico y la progresiva y lineal de la moderna idea
de progreso. Como conclusión, me pregunto por el tipo de sujeto de conocimiento presente en su obra y señalo las limitaciones
que el mismo presentó para abordar la especificidad económica y social de la historia andina.

Palabras clave: Mariátegui, historia intelectual, filosofía del progreso, sujeto de conocimiento.

Abstract

This project is an approach to the peruvian Jose Carlos Mariátegui’s work (1894-1930). Through this analysis, we intend to
study the diagnoses and proposed solutions that this author outlined around the “indigenous problem” and, at the same time, the
philosophy of progress implied in them. We consider that the particularity of Mariátegui’s political-intellectual project resides in
the confluence of two opposed conceptions of History: the cyclic idea of mythical time and the linear and progressive perception
of the modern idea of progress. To conclude, we ask ourselves about the subject of knowledge type present in Mariátegui’s
work and we point out the limits of this perspective to understand the economics and social particularities of Andean history.

Keywords: Mariátegui, intelectual history, philosophy of progress, subject of knowledge.

*  Profesor en Antropología Social, UBA. Licenciado en Antropología Social, UBA. Doctorando en Antropología Social, UBA.
Sección Etnohistoria-Instituto de Ciencias Antropológicas-Facultad de Filosofía y Letras-Universidad de Buenos Aires,
Argentina. Correo-e: carlosmariachiappe@gmail.com
50 | Carlos Chiappe — Los "tiempos" de Mariátegui...

Introducción1 serie de etapas que desembocarían en el triunfo


del socialismo. De este modo, el marxismo fue,
El origen del pensamiento social autóctono para Mariátegui, solo un marco para interpre-
latinoamericano se fue gestando en un proceso tar y transformar una realidad particular -la
de larga duración al que los indigenistas latinoa- peruana- desde el punto de vista privilegiado
mericanos, entre otros intelectuales, hicieron un que presentaba el ser un actor de la misma
valioso aporte, aunque este no haya sido en el (Quijano, 1981).
marco de una construcción científica rigurosa.
En lo que respecta a José Carlos Mariátegui, Lo característico de Mariátegui se funda
resaltan entre sus contribuciones principales la entonces en la amplitud de su formación perso-
interpretación de la realidad peruana partiendo nal, la cual incluía corrientes filosóficas que no
de un marco teórico marxista atento a las parti- maridaban de suyo con el materialismo, hecho
cularidades del país. Son centrales sus consi- que aparece claramente cuando se repara en
deraciones sobre el proceso de desarrollo histó- su interés por el factor religioso (Aricó, 1978;
rico que habría llevado al Perú, por medio de Quijano, 1981). Este le llevaría a considerar
su participación en el sistema mundial como aspectos superestructurales de la sociedad
productor de materias primas, a configurarse en peruana y a ponderar el papel del mito como
forma híbrida coexistiendo en él tres diferentes fundamento de la acción revolucionaria (Maldo-
modos de producción: el comunismo incaico, el nado Ledezma, 2007). Por último, cabe decir
feudalismo colonial y el capitalismo republicano. que es central en su obra –como en la de otros
autores indigenistas atraídos por el marxismo
Para Mariátegui, la característica hibridez de
(v.g. Alejandro Lipschutz)- una filosofía de la
la formación económico-social peruana deter-
praxis en donde:
minaba que no fuera el proletariado el sujeto
revolucionario por antonomasia. Tampoco exis- “(…) la ciencia social no es meramente contemplativa
tía una burguesía capaz de llevar adelante un [ni] puramente teórica [sino que es] teoría científica y
proyecto capitalista coherente. Además, los acción social”, una ciencia atenta a la aplicación de
su método pero que, en tanto “realista y dialéctica […]
relictos del feudalismo colonial (latifundios,
acepta los conflictos y contradicciones sociales exis-
gamonales) impedían una revolución clásica. tentes” (Berdichewsky, 2004: 74 y 211).
Sin embargo, esto no era óbice para la acción
obrera, toda vez que se trataba de crear las
condiciones necesarias más que de esperar- Ahora bien, Mariátegui se presenta, ante
las (Escárzaga, 1994). Por lo tanto, a la hora quien se le acerca, como una figura multifacé-
de explicar el pensamiento de Mariátegui, cobra tica. El periodista se funde con el activista polí-
desusada importancia el hecho de no haberse tico, el empresario editor comulga con el teórico
limitado el autor a ese paradigma del conoci- marxista que además novela y produce crítica
miento, ya que su formación incorporó diversas literaria. Su obra ha sido abordada por lo tanto
formulaciones que habilitaron una lectura no desde diversos lugares y es el investigador
ortodoxa del marxismo. Esta concepción lo llevó quien elige, de acuerdo con sus intereses y el
a rechazar un fin pautado con antelación que contexto en el cual trabaja, el particular punto
obligara al Perú a transitar necesariamente una que desea indagar. Así, su vigencia perenne
Revista Antropologías del Sur N° 5 ∙ 2016 Págs. 49 - 62 | 51

-como la de cualquier clásico- se basa en cómo manifiesta en el surgimiento de sociedades cada


los analistas toman determinados aspectos o el vez más “avanzadas”. Este derrotero es conce-
total de su obra de acuerdo a las necesidades bido como un proceso no accidental, sino deter-
de cada época (Béjar, 1995: 1-2). minado por fuerzas internas. Entre los autores
revisados existe un acuerdo general en que esta
Como parte de un trabajo más general que idea es propia de Occidente y desacuerdos en
llevo adelante, en donde me intereso por la torno a la época hasta la que es posible hacer
influencia de las proposiciones indigenistas en remontar la formulación moderna de la misma.
los estudios andinos chilenos de las décadas de Filósofos de la Ilustración y también autores
1960 y 1970, en este trabajo me importa revi- modernos como Bury (1920) y actuales como
sar algunas de las discusiones que se dieron Rojas Mullor (2011) consideran que la misma es
dentro de la corriente indigenista, las cuales propia de la ruptura mental con que se anun-
configuraron ciertas temáticas que siguieron ció la Modernidad, la cual recogió y reelaboró
replicándose durante la modernización de las la herencia cultural occidental otorgándole una
ciencias sociales latinoamericanas (1950-1970) forma radicalmente nueva. Otros opinan que
y, además, relacionar esas discusiones con la es característica del mundo occidental desde
particular concepción de progreso que en ellas mucho antes, relacionándola con la formación
se encuentran. Para cumplir con lo anterior, en del pensamiento clásico (v.g. Nisbet, 1986). En
este artículo describo en primer lugar las carac- la disputa anterior me inclino por aceptar que la
terísticas de la idea de progreso occidental. En concepción mítica de la Grecia clásica impide
segundo lugar realizo un breve recorrido por el aseverar que en esta estuviese ya plenamente
indigenismo peruano. En tercer lugar me centro planteada la moderna concepción del progreso.
en el papel que Mariátegui otorgó a los facto- Sin embargo, el etapismo inherente a la historia
res superestructurales de la sociedad peruana. humana, aunque este se halle inserto dentro de
Puntualmente, mi interés es indagar el disposi-
una historia circular, es ciertamente un elemento
tivo intelectual del que este autor se valió para
que encontró sus raíces allí y que tuvo prolífica
proponer la unifinalidad de metas entre el frente
vida en el imaginario occidental.
proletario y los actores indígenas y la forma
en que entendió que estos últimos podrían Si para Nisbet (1986), la estructura funda-
sumarse a la corriente en ascenso del socia- mental de la idea de progreso (crecimiento
lismo mundial. Es decir, el modo en que estos acumulativo, continuidad en el tiempo y nece-
podrían hacerse de las condiciones subjetivas sidad del desarrollo de las potencialidades)
para integrar ese proceso, tema que abordo tomó forma en el mundo occidental dentro de
críticamente en la sección conclusiva. la tradición cristiana, para Rojas Mullor (2011)
lo esencial del cristianismo es que sintetizó los
aportes judíos (para quienes los hechos que
Occidente y la idea de progreso formaban la historia universal no dependían
de un ciclo cósmico sino del plan de Dios, por
La idea de progreso occidental consiste en lo que la historia humana podía ser planteada
una visión de la historia como marcha del género como plena de sentido, en forma lineal y por
humano hacia su perfección terrenal que se fuera de los ciclos naturales) y griegos (con
52 | Carlos Chiappe — Los "tiempos" de Mariátegui...

su creencia en una razón, en un logos), dando del Reino de Dios sobre la Tierra. Retomando a
lugar a la elaboración de un religión universal, Kant, la filosofía de Hegel se basó en un logos,
prerrequisito para poder plantear una Historia Idea o Espíritu que vincula a todo lo que existe
Universal regida por el desarrollo general de la pero que encuentra su mejor expresión en la
realización de los propósitos divinos respecto mente humana. La historia tiene una estructura
a la humanidad. Por otro lado, es de destacar lógica que es dialéctica: el desarrollo se produce
que apareció por primera vez con el cristia- por conflictos mediante la destrucción del
nismo herético un esquema triádico del desa- estado preexistente de cosas pero preservando
rrollo humano, modelo que fue retomado luego lo positivo de la etapa anterior. Cada avance
por los pensadores modernos. en la marcha del Espíritu da origen a un nuevo
desgarramiento de la mónada alcanzada, en
Una más completa caracterización de la pos de la realización plena de todo lo que en un
moderna idea del progreso, basada en una comienzo era solo potencialidad indiferenciada.
concepción del hombre como ser ilimitado La historia humana es así el desarrollo del Espí-
y hacedor de su propia historia empezó a ritu en el tiempo, y la esencia del espíritu hege-
gestarse con los avances en la ciencia, la tecno- liano es la libertad, porque la historia universal
logía, las artes y las leyes durante el Renaci- es el progreso en la conciencia de la libertad,
miento, cuando los europeos se embarcaron en un progreso que, como el del pensamiento Ilus-
su aventura civilizatoria persiguiendo la obten- trado, habrá de darse necesariamente.
ción de nuevos recursos para sus economías en
expansión. Pero, en su concepción moderna, la Sin embargo, corresponderá a Comte y a Marx
idea de progreso será acuñada definitivamente en el siglo XIX plantear una idea del progreso
entre los siglos XVII y XVIII mediante la elimina- liberada de las representaciones míticas. Para
ción de sus componentes religiosos, cosa que Comte la esencia del progreso humano era del
ocurrió en Francia durante el llamado “debate de orden intelectual y había evolucionado a través
los antiguos y los modernos” y, posteriormente, de, nuevamente, tres etapas: la teológica, la
con la Revolución francesa. Condorcet insistió metafísica y la contemporánea, llamada positiva
en una historia humana jalonada por etapas, o científica. Por otro lado, aunque la filosofía de
cada una caracterizada por rasgos económi- la historia de Marx puede entenderse como una
co-culturales, que conducían en progresión continuación de la de Hegel, su originalidad
lineal a la humanidad desde los estados más radica en otorgarle una renovada centralidad
inferiores hasta la realización plena de la razón. a la acción humana al proponer a las fuerzas
El logos aristotélico fue retomado por Kant productivas del hombre como motor del cambio
para proponer una teoría total de la evolución histórico (Delfgaauw, 1968). Sin embargo,
humana en donde la historia en apariencia sin persiste en él, como en los otros filósofos
sentido estaba gobernada por la necesidad de modernos, la idea de que el proceso histórico
la naturaleza de alcanzar sus fines a través de tiene una lógica trascendente que conduce a un
un proceso que iba desde el estado de anima- perfeccionamiento de la humanidad, llamado
lidad, pasando por un largo desarrollo lleno de en su caso comunismo. La dialéctica de Marx
dolor, conflictos y luchas, hasta llegar al fin de la también ordena la historia en un proceso triá-
historia, consistente en el estado de perfección dico: una primera etapa denominada comu-
Revista Antropologías del Sur N° 5 ∙ 2016 Págs. 49 - 62 | 53

nismo primitivo, un período intermedio signado Mariátegui y el indigenismo peruano


por la explotación, la lucha, la alienación y la
división de la sociedad en clases antagónicas, Señala Peralta Ruiz (1995) que el indigenismo
culminación apoteósica del desarrollo que daría peruano surgió a fines del siglo XIX, acom-
paso en un futuro a una tercera etapa caracte- pañando el proceso de formación de la joven
rizada por un perfeccionado comunismo (Rojas nación en un intento de aportar a su construc-
Mullor, 2011). ción en oposición a los contenidos normativos de
la modernidad. En este sentido, habría sido un
A comienzos del siglo XX, las experiencias producto del subdesarrollo y del intento frustrado
extremas de la depresión económica y de las de crear una identidad nacional en conviven-
guerras mundiales pusieron a prueba la super- cia con la indígena. Sobre esta última cuestión
vivencia de la idea de un progreso basado en la me explayaré más adelante, pero aprovecho la
mejora constante de las condiciones materiales ocasión para plantear un desacuerdo a medias:
y espirituales del hombre. Sin embargo, en el si bien algunos autores, como el caso de Luis
mismo siglo se asistió a una renovada creencia Valcárcel, pueden considerarse escépticos de
en las posibilidades humanas sostenida desde la modernidad, en general el indigenismo no se
el punto de vista político tanto por la ideología opuso tanto al progreso “moderno” como a sus
liberal-capitalista nacida con las revoluciones inequidades, proponiendo integrar al desarro-
francesa y económica, como por la comu- llo nacional a las grandes mayorías indígenas
nista, con su máximo correlato material en la despojadas de sus derechos comunales por las
Revolución rusa. En Latinoamérica, si bien las élites triunfantes de las revoluciones indepen-
elites gobernantes habían adherido con ardor dentistas. A comienzos del siglo XX, por presión
a la idea de progreso sustentada por el dogma de fuerzas ideológicas y políticas, la Constitución
liberal-positivista, también las ideas marxistas peruana volvió a reconocer la propiedad comu-
tuvieron una temprana acogida. nal, base territorial de los grupos étnicos. En este
contexto podemos decir que el auge del indige-
De lo anterior se desprende que la idea de nismo en ese país fue producto de la evolución
progreso no es patrimonio de una particular socio-política planteada por Peralta Ruiz pero
ideología sino que forma parte de la matriz del también de la aparición de intelectuales que
pensamiento occidental y está anclada firme- lucharon por la reparación de esos derechos, en
mente en el imaginario de los diversos sectores tanto entendieron que la tradición autóctona del
de sus sociedades nacionales. Llegamos así mundo indígena era un cimiento sobre el que la
a la conclusión de este apartado: la profunda joven nacionalidad peruana podía ser levantada
raigambre y la extendida polisemia de la idea (Marzal, 1993).
moderna de progreso (progreso significa avan-
zar, pero la discusión radica en qué significa Dos corrientes intelectuales coexistían en el
eso) permite proponerla como una matriz común indigenismo peruano: una de impronta radica-
del pensamiento occidental. Creo que dentro de lizada representada por Valcárcel, que propo-
ella pueden cobrar sentido los debates que atra- nía volver a la esencia de la vida prehispánica
vesaron al indigenismo latinoamericano, tema y evitar la contaminación del modo de vida
que trataré a continuación. autóctono, y otra modernista, cuyo exponente
54 | Carlos Chiappe — Los "tiempos" de Mariátegui...

fue Mariátegui, la cual intentó la confluencia de escritura singular, alejado de las influencias
del indigenismo y el socialismo. Al principio las del modernismo imperante. Posteriormente, ya
relaciones entre ambas propuestas no fueron dueño de su propio diario, apoyó las moviliza-
discordantes, en tanto Mariátegui opinaba que ciones obreras conducidas por el anarco sindi-
el rescate del espíritu andino propuesto por calismo que se coordinaron con el estudiantado
Valcárcel podría configurar un primer paso de reformista. Su trabajo periodístico, opuesto a
la asimilación del socialismo entre los pueblos los intereses del gobierno, le valió, en 1919, una
originarios, al aportar el conocimiento sobre lo beca del presidente Leguía que, bajo excusa de
propio y particular del mundo indígena. Más premio en forma de viaje de estudios, lo obligó
tarde surgieron discrepancias al efectuar la a exiliarse por un tiempo en Europa. Mariátegui
corriente esencialista un corrimiento hacia su abandonó un Perú organizado sobre la exclu-
faceta de rescate literario y folklórico, con baja sión de los pueblos originarios, acusados de
implicación política. En el plano político, el indi- influir negativamente en la construcción de la
genismo se escindió entre los apristas -coman- nación luego de la derrota frente a Chile en la
dados por Haya de la Torre y orientado hacia Guerra del Pacífico (López, 2008). En Europa su
el asistencialismo estatal y el paternalismo crio- experiencia sobre la realidad italiana y la posi-
llo- y los mariateguistas, que proponían la apro- bilidad de extraer de allí consecuencias para
piación por parte del indígena del espíritu revo- su país le llegaron a través de la obra de Piero
lucionario de la época, pero entendiendo que Gobetti (Varela Petito, 2010). En Italia se casó,
solo una vanguardia política, intelectual y prole- trabajó de corresponsal y vivió en la posgue-
taria integrada en el Partido Socialista Peruano rra de un país escindido entre zonas urbanas
podría arraigar el socialismo en el campo. El desarrolladas y zonas campesinas subdesarro-
auge del indigenismo fue aprovechado por el lladas, cosa que habría reafirmado su percep-
presidente Leguía (1919-1930) que encontró en ción dicotómica del Perú. Además, Italia estaba
él la oportunidad de atacar la base de poder de atravesada por las luchas obreras comunistas y
los terratenientes serranos. Las políticas estata- asistía al ascenso del fascismo.
les reconocieron a las comunidades indígenas
y crearon el Patronato de la Raza Indígena y En 1923 retornó al Perú y a los pocos meses
la Sección de Asuntos Indígenas, pero todo lo participó en las actividades de la Universidad
anterior no cambió las bases históricas de domi- Popular Manuel González Prada dictando confe-
nación, en tanto la evolución nacional condujo a rencias acerca de la crisis mundial (Fernández,
una mayor asimetría en el desarrollo entre las 2011). Por esa época empezó a editar la revista
regiones costeras y serranas del país (Peralta Amauta, en donde se fundieron sus principa-
Ruiz, 1995). les influencias: su vocación política socialista
y el vanguardismo estético. Ambas lo llevaron
José Carlos Mariátegui (1894-1930) fue un a indagar en la tradición viva de los sectores
escritor, periodista, editor y militante ligado a las subalternos, intentando pensar el problema de
vanguardias estéticas y a las luchas obreras y una identidad nacional que se había confor-
estudiantiles. Mestizo, de orígenes humildes, mado negándolos (López, 2008). En esta época
de muy joven se empleó en un periódico en publicó La escena contemporánea (1925) y
donde aprendió su profesión y logró un estilo Siete ensayos de interpretación de la realidad
Revista Antropologías del Sur N° 5 ∙ 2016 Págs. 49 - 62 | 55

peruana (1928). Otros escritos fueron recopi- tendientes a “modernizar” las formas de vida
lados y publicados luego de su muerte2. Cada indígena. La investigación social aplicada al
vez más comprometido con la lucha política, en problema migratorio de la sierra a la costa se
1928 fundó el Partido Socialista Peruano con el encaminó a concluir que los indígenas habían
propósito de conformar una vanguardia entre la interiorizado que el olvido de sus costumbres
clase obrera con conciencia de clase que fuera tradicionales era precondición para una buena
guía del proletariado indígena. En su parecer, la adaptación a la vida urbana. Se atribuyó a este
revolución socialista en el Perú debía empezar comportamiento factores que tenían que ver con
por reivindicar los derechos indígenas, en tanto la desintegración social de la sociedad peruana
la mayoría de la población era autóctona. (la marginalidad urbana y la alienación cultu-
ral) producto de la explotación económica del
Poco tiempo después de su fallecimiento
colonialismo interno de la oligarquía criolla y del
el Partido Socialista Peruano abandonó las
dependentismo externo hacia el imperialismo
tesis de Mariátegui sobre el campesinado, la
norteamericano. Estas ideas fueron asumidas
comunidad indígena y el rol del Partido como
por los militares que tomaron el poder en 1968,
célula organizadora de las masas a la manera
poniendo en acción un programa de transforma-
gramsciana (Béjar, 1995). En el plano nacio-
ciones sociales antimperialista y antioligárquico,
nal, se acentuó un conservadurismo político en
en donde los indígenas fueron reclamados como
donde solo fue posible la sobrevivencia del indi-
los únicos depositarios de los valores peruanos,
genismo esencialista que pasó a integrarse al
otorgándosele al “mundo andino” el estatus de
oficial. El culto al mestizaje y los ensayos sobre
cultura nacional y popular. Los militares efectivi-
la grandeza prehispánica dominaron la reflexión
zaron una profunda reforma agraria entre 1968
literaria en el marco de un discurso estatal
y 1975, transformaron por decreto al indígena
nacionalista y paternalista que dudaba acerca
en campesino y declararon al quechua segundo
de la posibilidad de la rehabilitación cultural de
idioma nacional. Sin embargo, las consecuen-
los indígenas. Cuando, en 1940, el gobierno se
cias fueron las contrarias a las buscadas, ya
integró a la red del Instituto Indigenista Intera-
que las medidas no se tradujeron en un mejo-
mericano, la mirada sobre los indígenas y las
ramiento del nivel de vida ni en la integración
políticas asociadas a ella pasaron a tener un
social de los indígenas, sino que empeoraron
cariz integrador y asistencialista.
las condiciones del campo y se acentuaron las
La década de 1950 abrió paso al paradigma migraciones a las ciudades de la costa (Peralta
desarrollista mediante el cual el Estado buscó, Ruíz, 1995).
por medio de la educación, incorporar a la
población indígena con el objeto de coadyu-
var a la consolidación de los mercados inter- Mito y revolución
nos y a la integración nacional. Con el apoyo
de Estados Unidos se realizaron proyectos de La perspectiva crítica sobre las “ilusiones” de
antropología experimental en algunas comuni- un progreso que se había impuesto negando
dades indígenas. Estos buscaban diagnosticar a las masas indígenas del Perú, encontró en
problemas de desarrollo y diagramar proyectos Mariátegui a su gran propalador (Paris, 1978).
56 | Carlos Chiappe — Los "tiempos" de Mariátegui...

En tanto se ha anotado que esta crítica fue Los mitos revolucionarios no son descripcio-
inspirada por las ideas de Georges Sorel (Rojas nes de cosas, son expresiones de voluntad.
Mix, 1997), interesa ahora revisar la relación de La utopía, por el contrario, es el producto de
Mariátegui con la obra de este sindicalista fran- un trabajo intelectual de teóricos que, luego de
cés, controvertida figura de la intelectualidad observar y discutir los hechos, buscan esta-
finisecular del siglo XIX3. blecer un modelo mediante el cual sea posi-
ble comparar las bondades de las sociedades
Para Sorel el hombre no se realiza a través empíricas. Mientras que los mitos conducen a
de la búsqueda de la felicidad, el conocimiento, los hombres a prepararse para combatir al capi-
el poder, o la salvación eterna, sino a través talismo, la utopía tiene por objetivo la implemen-
de la actividad espontánea, libre y creadora. tación de reformas que puedan ser efectuadas
La búsqueda de esta realización configura sin destruir el sistema corriente. A diferencia de
un intento de dar cognoscibilidad al caos que la utopía que, como toda entelequia, es pasi-
el mundo natural y social representan (Berlin, ble de debate, el mito no puede ser refutado,
2005). Se palpa aquí la influencia de Bergson, porque es idéntico a las convicciones del grupo
para el cual la sed de poder era indicativa de humano que lo sigue, en tanto es la expresión
degeneramiento social, ya que el ser humano de estas convicciones en el lenguaje del movi-
solo vive plenamente si “actúa libremente”, miento y, por lo tanto, no se puede descompo-
forma en que logra alcanzar un “conocimiento ner en partes aplicables a un plan de descripcio-
integral”. Este tipo de conocimiento es en todo nes históricas (Sorel, 1908: 25).
equiparable a la intuición, entendimiento interno
y empático que Sorel integró en su categoría Según Sorel, la mente del hombre está cons-
de mito (Jennings, 1995). Para Sorel, no es la tituida de tal manera que no puede contentarse
razón quien engendra los vínculos humanos con la mera observación de los hechos, sino
verdaderos, sino el esfuerzo comunitario, instin- que desea entender la razón interna de las
tivo y espontáneo, que no depende de normas cosas. En este punto, la huelga general es la
y contratos. Por el contrario, el sistema econó- figura mítica que proporciona una forma intui-
mico-político capitalista, al propiciar la compe- tiva de entender la esencia del socialismo y
titividad, destruye el sentido de humanidad mediante la cual las masas pueden prepararse
y dignidad. Por lo tanto, la destrucción de la para enfrentar la lucha decisiva (Jennings,
democracia parlamentaria, sistema basado en 1995). Solo el conflicto (la “grève générale”)
la explotación de los trabajadores, solo era posi- crea unidad y solidaridad reales, en oposición
ble mediante el desarrollo de hombres nuevos, a la forma de asociación de los partidos políti-
valientes, generosos y portadores de una pode- cos, estructuras que son inestables y tendien-
rosa fuerza moral (Béjar, 1995). tes a coaliciones y alianzas oportunistas (Béjar,
1995)4. El mito es funcional a la lucha de clases
La necesidad de forjar este hombre nuevo porque “sin conflictos, la confusión recorre la
conduce a la importancia de los mitos, cuestión trama social, los contornos se hacen difusos y la
que Sorel aborda tanto en Réflexions como en potencia creadora se atenúa o desvanece”. La
la Carta a Daniel Halévy, partiendo de estable- función del mito, entonces es evitar esa disolu-
cer una diferencia radical entre mito y utopía. ción “haciendo que los hombres interpreten sus
Revista Antropologías del Sur N° 5 ∙ 2016 Págs. 49 - 62 | 57

acciones sobre el trasfondo de las imágenes cial y la aristocracia latifundista. En Ensayos


fundamentales del antagonismo” (López, 2008: señaló también la coexistencia en el país de dos
5). A partir de estas ideas Mariátegui entendió diferentes tipos de economías, una con base en
que las condiciones subjetivas entre las masas la sierra indígena y otra en la costa blanca. La
mestizas e indígenas del Perú podían gene- sierra era el territorio en donde coexistían una
rarse a través del mito incaico, una imagen que economía feudal con los restos de la economía
movilizase la lucha contra la explotación aunque comunista indígena, mientras que la costa era
no estuviesen dadas las condiciones objetivas el lugar en donde prevalecía una economía
para hacerlo. Esto era en el presente de realiza- burguesa retardada, ya que no se habían desa-
ción más factible en tanto la experiencia sovié- rrollado plenamente las fuerzas productivas del
tica había lesionado la rigidez del etapismo y capitalismo. Ambas economías se conjugaban
la determinación económica de los fenómenos para que el sistema productivo del Perú estu-
sociales propuesta por Marx. La revolución viese condenado a ser mero hacedor de mate-
socialista se había producido en un país de rias primas y recipiendaria de las manufacturas
economía agraria en donde el capitalismo se de las potencias mundiales.
había desarrollado solo incipientemente, por lo
que desde 1917 se había revalorizado la inci- El aporte seminal de Mariátegui fue tratar al
dencia de las creencias y de las disposiciones problema indígena como de tipo económico-so-
culturales sobre la acción política. cial con origen en el régimen de propiedad de la
tierra, hecho que determinaba el régimen polí-
Como sabemos, a la vuelta de su experiencia tico y administrativo de toda la nación, es decir,
europea, Mariátegui trabajó en sus Siete ensa- su superestructura (Mariátegui, [1927] 2007:
yos de interpretación de la realidad peruana, 41). En sus palabras, el problema del indio no
en donde analizó la evolución de la historia era “a causa del mecanismo administrativo,
del país conforme a etapas sustentadas en su jurídico o eclesiástico del país, ni [la] dualidad
base material. Tres períodos evolutivos carac- o pluralidad de razas, ni [las] sus condiciones
terizaban a la economía peruana. Una primera culturales o morales”, sino que era un problema
etapa comunista, representada por el imperio económico-social basado en el régimen de la
incaico, en donde se daba una agrupación de propiedad agraria. Como la revolución inde-
comunas agrícolas y sedentarias con econo- pendentista no fue llevada adelante por una
mía socialista: propiedad colectiva de la tierra verdadera clase burguesa, ya que no estaba
cultivable por el ayllu, aunque dividida en lotes aún desarrollada, y “el carácter individualista
individuales intransferibles; propiedad colectiva de la legislación republicana había favorecido
de las aguas, pasturas y bosques por la tribu, la absorción de la propiedad indígena por el
o federación de ayllus; cooperación común en latifundismo” (Mariátegui [1928] 2007: 29), la
el trabajo y apropiación individual de las cose- clase feudal había conservado sus prebendas
chas y frutos. Una segunda etapa de Conquista, coloniales, principalmente en forma de los lati-
híbrido entre la economía feudal y la esclavista fundios y de la servidumbre, régimen de trabajo
retratadas por Marx. Una tercera etapa de Inde- al que estaba sometido el trabajador rural. En
pendencia, llamada también Burguesa, caracte- virtud de lo anterior, solucionar el problema
rizada por la alianza entre la burguesía comer- indígena principiaba por acabar con el latifun-
58 | Carlos Chiappe — Los "tiempos" de Mariátegui...

dismo, empresa que sería llevada adelante social hasta el presente a través de las etapas
por la futura sociedad comunista, para lo cual comunista, colonial y burguesa. Empero, si
Mariátegui entendía que esta podría encontrar trasvasamos este esquema a las ideas de Marx
apoyo en los elementos del socialismo agrario las etapas segunda y tercera deberían quedar
que aún existían en las comunidades indígenas integradas en una sola y el nuevo esquema
(Marzal, 1993). permitiría así la inclusión de una futura etapa
comunista. Ahora bien, el comunismo primi-
La pregunta sobre si la opresión era un asunto
tivo de Marx (tiempo imaginado mediante la
de clase, de raza o de nacionalidad, se deba-
analogía etnográfica) fue un momento de la
tió en una conferencia de partidos comunistas
evolución humana caracterizado por la organi-
latinoamericanos realizada en Buenos Aires
zación en bandas de cooperación simple que
en 1929. Mariátegui propuso -en su trabajo
subsistían por medio de la caza-recolección.
El problema de las razas en América latina
La etapa comunista de Mariátegui, en cambio,
(Mariátegui, [1929] 1994)- soluciones prácticas
está representada por el imperio incaico y, más
al problema agrario: expropiar los latifundios
allá de que la información histórica-arqueoló-
serranos en favor de las comunidades; trans-
gica de su tiempo sea cuantitativa y cualitativa-
formar a las comunidades en cooperativas de
mente diferente de la actual, había que forzar
producción; apoyar la lucha de los yanaconas
mucho la tesis para caracterizar a la organiza-
contra los hacendados para eliminar la insti-
ción incaica como comunista, por más que esto
tución parasitaria del enganche, pieza funda-
se sustentase en las características de sus
mental del régimen agrario; y educar ideológi-
instituciones de base: los ayllus. Anteriormente
camente a las masas indígenas. Sin embargo,
ya hemos indicado la razón para este plantea-
esta defensa no lo llevó a apoyar la formación
miento. En tanto el lugar dependiente en el
de una república indígena entre los pueblos
sistema mundial que ocupaba Perú había impe-
quechua y aymara, tema que se discutió parti-
dido que las fuerzas productivas capitalistas se
cularmente en ese evento. Mariátegui creía que
desarrollasen plenamente y que, por lo tanto,
esta medida no conduciría a la adopción del
llegase necesariamente el momento del triunfo
socialismo entre los indígenas, sino a la confor-
de la revolución comunista, y en tanto, además,
mación de otro Estado burgués, con todas
la cercana experiencia de la Revolución Rusa
las contradicciones internas y externas de los
había hecho caer por tierra el rígido etapismo
mismos, concluyendo que solo una revolución
socialista que incluyese a las masas indígenas de los primeros planteamientos marxistas,
explotadas podría permitirles a estas incorporar Mariátegui -entendiendo que era en los relictos
el sentido de la liberación, posibilitándose así su de las tradiciones comunales en donde ardían
autodeterminación política (Becker, 2002). aún los rescoldos de un socialismo autóctono-
incorporó el mito incaico a su programa político.
Volviendo a Ensayos, el desarrollo histórico Esta terrible intuición político-poética provocó
retratado en ellos no se refiere a una historia una interpenetración entre la concepción histó-
total de la humanidad sino a la peruana, por lo rica moderna (lineal y acumulativa) y la concep-
que su estructura triádica no incluye la etapa ción mítica cercana a los pueblos andinos. El
final comunista sino que describe la evolución mito del comunismo incaico constituyó enton-
Revista Antropologías del Sur N° 5 ∙ 2016 Págs. 49 - 62 | 59

ces un puente entre el pasado y el futuro, y la vigente entre 1920 y 1970, se interrelaciona-
historia progresiva occidental pudo conjugarse ron tanto los procesos de modernización que
con una circularidad que permitía, por medio las sociedades latinoamericanas experimenta-
del ritual (pachacuti pensado en clave secular ban como el conocimiento científico disponible
como lucha de clases), pensar el triunfo del y el papel de los sujetos estudiados, insertos
comunismo en parte como una vuelta a las en la misma realidad (Gunderman & González,
tradiciones autóctonas. 2009). Si, hasta la primera mitad del siglo XX,
la labor científica había sido asumida como
el rescate de las características culturales de
unos pueblos andinos sometidos a una desin-
Reflexiones finales
tegración inevitable, posteriormente, estas
Pasados más de ochenta años de la muerte mismas características constituirían a la vez
de Mariátegui su vida y obra sigue dando lugar un problema para el desarrollo y un desafío
a multiplicidad de abordajes, académicos y no científico para integrar a estos pueblos en el
académicos. Considero que la actualidad de proceso de cambio. En este sentido, los enfo-
su pensamiento reside en que el reto mayor ques antropológicos de la época rechazaron la
de nuestro pensamiento autóctono, continúa agencia de las propias comunidades toda vez
siendo el poder explicar y transformar la realidad que sus transformaciones fueron entendidas
latinoamericana desde una perspectiva que no como estimuladas por el accionar de un mundo
sea “calco y copia” de lo generado en los locus moderno y exterior a ellas.
del poder mundial, desafío que incluye también
En forma consonante -y por más que intui-
a las diversas formulaciones de las teorías revo-
tivamente esto parezca paradójico- la infinita
lucionarias, como es el caso del marxismo.
variedad de los individuos andinos fue homo-
Ahora bien, en relación al tema de este artí- geneizada por Mariátegui a través del mito del
culo, toca ahora preguntarnos si el “marxismo comunismo agrario, categoría analítica genérica
romántico” de Mariátegui, que criticó las “ilusio- que le permitió construir lo andino como objeto
nes del progreso” y sugirió una dialéctica utópi- de reflexión y herramienta de lucha política. El
ca-revolucionaria entre el pasado precapitalista comunismo agrario, que se basaba en las conti-
y el futuro socialista, oponiéndose a la filosofía nuidades materiales y simbólicas entre el imperio
evolucionista, historicista y racionalista, propo- incaico y los pueblos andinos contemporáneos,
niendo un retorno a los mitos históricos (Löwy, definió a estos últimos por su inclusión en el
[s/f]: 2) pudo romper con el eurocentrismo de espacio social andino sin atender a sus múltiples
la “historia universal”, tal como asevera Flores expresiones, ya que era en virtud de su perte-
Galindo (1980: 50). Creo que el punto funda- nencia al mismo que estos llevaban incorporada
mental para responder a esta pregunta es una matriz cultural comunitaria que los hacía
entender qué tipo de conocimiento antropoló- asimilable al proyecto revolucionario. Es impo-
gico produjo Mariátegui con su obra. sible no observar que de este modo se ahisto-
rizaba y homogenizaba el pasado indígena, ya
En la construcción del objeto de conoci- que era la modernidad la que había hecho irrum-
miento por parte del modelo antropológico pir la historia en él, provocando la desarticula-
60 | Carlos Chiappe — Los "tiempos" de Mariátegui...

ción y desintegración de los pueblos originarios, que permaneció activa a través de los diferentes
hecho que dificultaba abordar las discontinuida- períodos históricos.
des y las trasformaciones de estos actores en los
cambiantes escenarios históricos. Para ello debía enfocarse el problema desde
una perspectiva innovadora que reconociese
En la obra de Mariátegui, por lo tanto, la reflexión que 1) la población andina, antes de la Colonia,
sobre el problema indígena fue por sobre todo había ya experimentado el contacto con otras
un insumo de la lucha de clases, tarea priorita- sociedades dominantes ejerciendo un rol activo
ria para el pensador en la configuración histórica generado por la necesidad de aprovechar los
contemporánea. Con respecto a este tópico fue diferentes escenarios históricos; 2) que desta-
Bourdieu quien dijo: “la crítica marxista que aspira case las estrategias de movilidad y de aprove-
a traer las producciones hacia intereses sociales chamiento de múltiples espacios, en oposición a
[se ha descarriado] por el efecto del doble juego la visión occidental que asociaba a la migración
ligado a la tentación de hacer servir en la lucha a con la desintegración étnica; y 3) que integrase a
la ciencia de las luchas [lo que configura] un uso la necesidad de solución del “problema indígena”
ilegal de la ciencia social o de la autoridad que elementos característicos de la economía andina
ella puede otorgar” (Bourdieu, [1984] 2008): 29). que permitiesen un manejo exitoso de los recur-
Creo que esta advertencia sobre la producción sos por parte de su población, coherente con
marxista de los 60 y 70 es aplicable también al las estrategias que habían posibilitado la repro-
caso de Mariátegui, cuyas ideas fueron recogi- ducción social de estas poblaciones (Galdames
das -a veces acríticamente- por parte de la inte- & Ruz, 2010). En la época de Mariátegui esto
lectualidad de aquellas décadas. estaba lejos de encararse. Tres décadas más
tarde, convulsionada Latinoamérica toda por la
Por consiguiente, mi idea es que el enfoque de fulgurante aparición de la Revolución cubana, los
Mariátegui –más allá de su cariz romántico sore- estudios andinos se inspiraron en aquella parte
liano- al operar por dentro del modelo marxista de lectura mariateguista que tendió a reificar al
de desarrollo social, se hallaba imposibilitado de “sujeto andino”. La perspectiva superadora, que
trascender su matriz eurocentrista. Residía en los suponía la elaboración de un conocimiento cien-
fundamentos epistemológicos del propio disposi- tífico sobre la especificidad económica y social
tivo intelectual la circunstancia en la que holgaba de la historia indígena, comenzaría a elaborarse
conocer el punto de vista del nativo. ¿Era lícito recién a partir de mediados de la década de 1970
denunciar la explotación del hombre por el hombre a través de una renovada labor interdisciplinaria.
si esto determinaba la superfluidad de las dimen- El nuevo conocimiento así producido –mejo-
siones étnicas de los pueblos andinos? Creo que rable, como todo hecho científico- serviría de
no. Desde el plano de la ciencia aplicada, la tarea apoyo a la lucha por la autonomía político-cultu-
de comprender el rol de estos pueblos en la histo- ral asumida no ya por una vanguardia iluminada
ria americana debía abocarse a producir un mejo- sino desde los propios y contradictorios intere-
rado basamento que indagase las estrategias ses de los diversos sujetos que conforman la
mediante las cuales los mismos habían logrado multiplicidad de colectivos que conocemos como
adaptarse a las diferentes circunstancias históri- pueblos andinos.
cas, considerando la libertad de acción individual
Revista Antropologías del Sur N° 5 ∙ 2016 Págs. 49 - 62 | 61

Notas
1
Este artículo se inscribe en la investigación en curso: “La philosophie bergsonienne […] Je comprends que ce mythe de la grève
etnohistoria andina chilena. Dinámica de construcción de un campo générale froisse beaucoup de gens sages à cause de son caractère
interdisciplinar en los contextos de polarización política, quiebre d’infinité ; le monde actuel est très porté à revenir aux opinions des
institucional y rebrote democrático”. Doctorado en Antropología Social, anciens et à subordonner la morale à la bonne marche des affaires
UBA. Sección Etnohistoria-Instituto de Ciencias Antropológicas- publiques, ce qui conduit à placer la vertu dans un juste milieu. Tant
Facultad de Filosofía y Letras-Universidad de Buenos Aires (financiada que le socialisme demeure une doctrine entièrement exposée en
mediante el proyecto UBACyT 338BA y por una beca de doctorado paroles, il est très facile de le faire dévier vers un juste milieu; mais
UBA) Director: Dr. Carlos Zanolli. cette transformation est manifestement impossible quand on introduit
2
Escritos juveniles, Defensa del marxismo, El alma matinal y le mythe de la grève générale, qui comporte une révolution absolue.
otras estaciones del hombre de hoy, Peruanicemos al Perú, Figuras Vous savez, aussi bien que moi, que ce qu’il y a de meilleur dans
y aspectos de la vida mundial, Historia de la crisis mundial, Temas la conscience moderne est le tourment de l’infini; vous n’êtes point
de educación, La novela y la vida, Cartas de Italia, Signos y obras, du nombre de ceux qui regardent comme d’heureuses trouvailles
El artista y la época y Correspondencia. les procédés au moyen desquels on peut tromper ses lecteurs par
3
Particularmente Réflexions sur la violence (1908), obra que des mots. C’est pourquoi vous ne me condamnerez point pour avoir
Mariátegui leyó en Europa. attaché un si grand prix à un mythe qui donne au socialisme une
4
L’esprit de l’homme est ainsi fait qu’il ne sait point se contenter valeur morale si haute et une si grande loyauté. Bien des gens ne
de constatations et qu’il veut comprendre la raison des choses; je me chercheraient pas dispute à la théorie des mythes si ceux-ci n’avaient
demande donc s’il en conviendrait pas de chercher à approfondir cette des conséquences si belles (Sorel, 1908: 22).
théorie des mythes, en utilisant les lumières que nous devons à la

Referencias bibliográficas

Aricó, J. (1978). “Mariátegui, ¿soreliano o marxista?”. En Mariátegui con la Komintern. Lima: Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo.
y los orígenes del marxismo latinoamericano. México: Pasado y Galdames, L. & Ruz, R. (2010). “La Junta de Adelanto de Arica
Presente. (Cuadernos del pasado y presente, 60). y John V. Murra. Dos lecturas sobre el desarrollo andino en el norte
Becker, M. (2002). “Mariátegui y el problema de las razas en de Chile”. Chúngara. Revista de Antropología Chilena, Vol. 42, Nº 1.
América latina”. Revista Andina, Nº 35. Gunderman, H. & González, H. (2009). “Sujetos sociales andinos,
Béjar, H. (1995). “El mundo ideológico y político de José Carlos antropología y antropólogos en Chile”. Alpha, Nº 29. Osorno.
Mariátegui”. En Portocarrero, G., Cáceres, E. & Tapia, R. (eds.). La Jennings, J. (1999). “Introduction”. En G. Sorel. Reflections
aventura de Mariátegui, nuevas perspectivas. Lima: PUCP. on Violence. Cambridge Texts in the History of Political Thought.
Berdichewsky, B. (2004). Alejandro Lipschutz, su visión indigenista Cambridge: Cambridge University.
y antropológica. Santiago: UCSH. López, M. (2008). “Mariátgui”. Nómada, Vol. 2, Nº 9. UNSAM.
Berlin, I. (2005). “Introducción”. En Sorel, G. Reflexiones sobre Löwy, M. (s/f). El marxismo romántico de José Carlos Mariátegui.
la violencia. Madrid: Alianza Editorial. CEME, Archivo Chile. Disponible en: http://www.archivochile.com/
Bourdieu, P. ([1984] 2008). Homo Academicus. Buenos Aires: Ideas_Autores/mariategui_jc/s/ mariategui_s0012.pdf Fecha de
Siglo XXI. consulta: 16/09/2013
Bury, J. ([1920] 2009). La idea de progreso. Madrid: Alianza. Maldonado Ledezma, I. (2007). Las aportaciones de José
Delfgaauw, B. (1968). La historia como progreso. Buenos Aires: Carlos Mariátegui al Pensamiento Latinoamericano. Rebelión, junio.
Carlos Lohlé. Disponible en: http://www.rebelion.org›Opinión›La Izquierda a debate.
Escárcega, F. (1994). “Los Siete ensayos de interpretación de Fecha de consulta: 25 de diciembre de 2014.
la realidad peruana de José Carlos Mariátegui”. En Marini, R. & Mariátegui, J. ([1928] 2007). Siete ensayos de interpretación de
Millán, M. (coords.). La teoría social latinoamericana. Los orígenes. la realidad peruana. Lima: Minerva.
México: El Caballito. ______ ([1929] 1994). “El problema de las razas en la América
F e r n á n d e z , O . ( 2 0 11 ) . “ J o s é C a r l o s M a r i á t e g u i ” . Latina. Ideología y política”. En Mariátegui total: 100 años. Lima:
Cuadernos de Educación, Vol. 16, Nº 5. Disponible en: Amauta.
http://www.cuadernosdeeducacion.wordpress.com/author/ Marzal, M. ([1981] 1993). Historia de la antropología indigenista:
cuadernosdeeducacion/ Fecha de consulta: 29 de enero de 2016. México y Perú. Barcelona: Anthropos, Editorial del Hombre.
Flores Galindo, A. (1980). La agonía de Mariátegui. La polémica Nisbet, R. ([1979] 1986). “La idea del progreso”. Libertas, Nº 5.
62 | Carlos Chiappe — Los "tiempos" de Mariátegui...

Paris, R. (1978). “Mariátegui, un sorelismo ambiguo”. En Aricó, Rojas Mullor, M. (2011). La idea de progreso y el concepto de
J. (ed.). Mariátegui y los orígenes del marxismo latinoamericano. desarrollo. Madrid: EPIC, Universidad Rey Juan Carlos.
México: Pasado y Presente. Sorel, G. (1908). Réflexions sur la violence. Edición electrónica
Peralta Ruíz, V. (1995). “Indigenismo, nacionalismo y modernidad de Jean-Marie Tremblay. Disponible en: http://www.classiques.uqac.
en el Perú”. En Del Pino, F. & Lázaro, C. (comps.). Visión de los otros ca/classiques/sorel_georges/reflexions_violence/Sorel_Reflexions_
y visión de sí mismos. ¿Descubrimiento o invención entre el nuevo y violence.pdf Fecha de consulta: 12 de noviembre de 2013.
viejo mundo? Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Varela Petito, G. (2010). “Reflexiones italianas sobre el
Quijano, A. (1981). Introducción a Mariátegui. México: Era. subdesarrollo. La revolución liberal de Piero Gobetti”. Perfiles
Rojas Mix, M. (1997). Los cien nombres de América. Eso que latinoamericanos , Nº 36, julio-diciembre.
descubrió Colón. San José: Universidad de Costa Rica.
DOSSIER Antropologías del Sur N° 5

PESCA ARTESANAL,
RECOLECCIÓN
Y SOCIEDADES COSTERAS

También podría gustarte