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Introducción.
Los hongos son pequeños organismos productores de esporas, generalmente
microscópicos, eucarióticos, ramificados y a menudos filamentosos que carecen de clorofila
y que tienen paredes celulares que contienen quitina, celulosa, o ambos componentes. La
mayoría de las 100.000 especies de hongos conocidas son estrictamente saprofitas y viven
sobre la materia orgánica muerta, a la que descomponen. Alrededor de 50 especies de
hongos producen enfermedades en el hombre y casi el mismo número ocasiona
enfermedades en los animales, la mayoría de las cuales son enfermedades superficiales de
la piel o de sus apéndices. Sin embargo, más de las 8.000 especies de hongos producen
enfermedades en las plantas. Todas las plantas son atacadas por algún tipo de hongo, y
cada uno de los hongos parásitos ataca a uno o más tipos de plantas. Algunos hongos
crecen y se reproducen sólo cuando establecen una cierta asociación con las plantas que
les sirven de hospedante, durante todo su ciclo de vida estos hongos se conocen como
parásitos obligados o biótrofos. Otros requieren de una planta hospedante durante una
cierta etapa de su ciclo de vida, el cual lo pueden concluir desarrollándose en materia
orgánica muerta o bien creciendo y reproduciéndose tanto en materia orgánica muerta como
en plantas vivas (como por ejemplo los parásitos no obligados).
En algunos hongos, el micelio está constituido por células que contienen uno o dos núcleos
por célula. En otros, el micelio es cenocítico, es decir, contiene muchos núcleos y está
integrado por una célula multinucleada continua y tubular que puede o no ramificarse, o bien
puede estar dividido por varias paredes transversales (septos), de ahí que cada segmento
represente una hifa multinucleada. El crecimiento del micelio se produce en las puntas de
las hifas.
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Reproducción.
Los hongos se reproducen principalmente mediante esporas (Figura 2). Las esporas son
estructuras reproductoras o especializadas para la propagación del hongo, que constan de
una o varias células. Estas estructuras pueden formarse asexualmente (mediante la
producción, por el micelio del hongo, de células individuales especializadas - las esporas -
sin intervención de cariogamia o meiosis) o ser el resultado de un proceso sexual.
En los hongos inferiores, las esporas asexuales se forman en el interior de un saco de-
nominado esporangio y se diseminan en el momento en que se rompe esta estructura o a
través de una abertura que posee. Algunas de esas esporas se mueven mediante flagelos y
se les denomina zoosporas. Otros hongos producen esporas asexuales denominadas
conidios, que se desprenden de las células terminales o laterales de hifas especializadas
denominadas conidióforos. En algunos hongos, las células intercalares o terminales de una
hifa se alargan, están rodeadas por una pared densa y se separan para formar
clamidosporas. En otros grupos de hongos, las esporas asexuales (conidios) se forman en
el interior de estructuras de pared gruesa denominadas picnidios.
La fusión de los núcleos sexuales del cigoto produce un núcleo diploide (2N). Por lo común,
las primeras divisiones de este núcleo son meióticas, de ahí que el hongo contenga núcleos
haploides (1N) durante todo su ciclo de vida, excepto en el momento en que se han
fusionado los núcleos gaméticos. Sin embargo, en algunos grupos de hongos, en particular
en los basidiomicetos y en menor grado en los ascomicetos, las células de todo el micelio o
de ciertas partes de él contienen un par de núcleos haploides, los cuales se mantienen
separados en el interior de la célula. A dicho micelio se le denomina dicariótico, pero se
comporta de manera bastante semejante a como lo hace un micelio diploide (en el que
ambos núcleos se mantienen fusionados).
Ecología y diseminación.
La mayoría de los hongos fitopatógenos pasan parte de su ciclo de vida en las plantas que
les sirven de hospedante, y otra parte de él en el suelo o en los residuos vegetales
depositados en este sustrato. Algunos hongos pasan todo su ciclo de vida sobre el
hospedante y sólo sus esporas alcanzan el suelo, donde permanecen en reposo hasta que
son llevadas a un hospedero en el que germinan y se reproducen. Otros hongos (como es el
caso de Venturia) deben pasar parte de su ciclo de vida como parásitos de su hospedante y
parte de él como saprófitos sobre los tejidos muertos depositados en el suelo, a fin de poder
concluir su ciclo de vida en la naturaleza. Sin embargo, este último grupo de hongos se
mantiene en estrecha asociación con los tejidos de su hospedante (ya sea que estén vivos o
muertos) y, en la naturaleza, no se desarrollan en cualquier otro tipo de materia orgánica. Un
tercer grupo de hongos viven como parásitos de sus hospedantes, pero continúan viviendo,
desarrollándose y reproduciéndose en los tejidos muertos de esos hospedantes una vez que
han muerto, e incluso pueden abandonar esos tejidos y depositarse en el suelo u otros
órganos vegetales en proceso de descomposición, en los que se desarrollan y reproducen
como saprófitos obligados. Es indispensable que los órganos vegetales muertos en los que
se desarrollen esos hongos no pertenezcan al hospedante que han parasitado. Por lo
común, ese grupo de hongos son patógenos que habitan en el suelo, que tienen una amplia
gama de hospedante y que sobreviven en el suelo durante varios años en ausencia de sus
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Durante su forma de vida parásita, los hongos asumen varias posiciones con respecto a las
células y tejidos vegetales. Algunos hongos (como es el caso de las cenicillas) se
desarrollan sobre la superficie de la planta a la que infectan, pero envían sus órganos de
alimentación (haustorios) hacia el interior de las células epidérmicas de esa planta. Algunos
(como es el caso de Venturia) sólo se desarrollan entre la cutícula y las células epidérmicas.
Algunos de ellos se desarrollan entre las células de su hospedante (a nivel de los espacios
intercelulares) y pueden o no enviar sus haustorios al interior de ellas. Más aún, otros
hongos se desarrollan indistintamente entre las células de su hospedante y a través de ellas.
Los parásitos obligados (biótrofos) sólo se desarrollan cuando se asocian a las células vivas
de sus hospedantes y son incapaces de nutrirse de células muertas. Por otra parte, el
micelio de algunos hongos parásitos no obligados nunca llega a entrar en contacto con las
células vivas de la planta, debido a que sus enzimas maceran y destruyen a las células
vegetales que se localizan frente a él. Sin embargo, en la mayoría de los casos, a pesar de
la posición que tenga el micelio en su hospedante, los cuerpos reproductores del hongo
(esporas) se forman en la superficie de los tejidos de su hospedante (o muy cerca de ella),
lo cual asegura su rápida y eficiente diseminación.
HONGOS INFERIORES
DIVISIÓN I: MYXOMYCOTA Forman un plasmodio o una estructura parecida a un
plasmodio.
CLASE 1: MYXOMYCETES (mohos mucilaginosos). Carecen de micelio. Su soma es un
plasmodio amorfo y desnudo. Producen zoosporas.
Orden: Physarales. Forman un plasmodio saprofito que produce cuerpos fructíferos
costrosos que contienen esporas. Producen zoosporas que tienen dos
flagelos.
Géneros: Fuligo, Mucilago y Physarum, producen mohos mucilaginosos en plantas de poca
altura.
CLASE 2: PLASMODIOPHOROMYCETES
Orden: Plasmodiophorales. Los plasmodios se forman en el interior de las células de las
raíces y tallos de las plantas. Producen zoosporas que tienen
dos flagelos.
Géneros: Plasmodiophora. P. brassicae causa la hernia de las cruciferas.
Polymyxa. P. graminis parásita al trigo y a otros cereales.
Spongospora. S. subterránea causa la sarna polvorienta de los tubérculos de
papa.
DIVISIÓN II: EUMYCOTA (eumicetos y hongos verdaderos) Forman un micelio, no un
plasmodio.
Subdivisión 2: ZYGOMYCOTTNA
CLASE: ZYGOMYCETES (mohos del pan). Hongos terrestres. Producen esporas asexuales
no móviles en esporangios. No forman zoosporas. Su espora de
resistencia es una zigospora, que se forma por la fusión de dos
gametos morfológicamente idénticos.
Orden: Mucorales. Las esporas asexuales no móviles se forman en esporangios terminales.
Géneros: Rhizopus causa la pudrición blanda de los frutos y hortalizas.
Choanephora. C. cucurbitarum ocasiona la pudrición blanda de la calabaza.
Orden: Endogonales (hongos micorrícicos). Producen esporas individuales en el suelo o
bien en esporocarpos que contienen zigosporas, clamidosporas o
esporangios.
Género: Endogone y varios otros.
HONGOS SUPERIORES
Subdivisión 3: ASCOMYCOTTNA (ascomicetos, bongos de saco). Producen grupos de
ocho esporas sexuales, denominadas ascosporas, en
el interior del asea.
CLASE 1: HEMIASCOMYCETES. Con aseas desnudas que no se forman en ascocarpos.
Orden: Endomycetales (levaduras).
Género: Soccharomyces. S. cerevisioe, la levadura del pan.
Orden: Taphrinales Las aseas se forman a partir de células ascógenas binucleadas.
Género: Tophrina causa la verrucosis de las hojas del durazno, el abolsamiento del ciruelo,
la verruga foliar del roble, etc.
CLASE 2: PYRENOMYCETES. (Hongos periteciales). Las aseas se forman en cuerpos
fructíferos totalmente cerrados (cleistotecios) o en
cuerpos fructíferos que presentan una abertura
(peritecios).
Orden: Erysiphales (cenicillas). El micelio y los cleistotecios se forman sobre la superficie de
la planta hospedante.
Géneros: Erysiphe causa la cenicilla de las gramíneas, cucurbitáceas, etc.
Microsphoem: una de sus especies genera la cenicilla de la lila.
Podosphoera. P. leucotricha produce la cenicilla del manzano.
Sphaerotheca. S. pannosa provoca la cenicilla del rosal y del durazno.
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Géneros: Cronartium; algunas especies de este género originan la roya del tallo de los
pinos.
Gymnosporangium. G. juniperi-virginianae produce la roya del manzano y cedro.
Melampsora. M. lini causa la roya del lino.
Phragmidium; una de sus especies origina la roya del rosal.
Puccinia; algunas de sus especies generan la roya de los cereales y de otras
plantas.
Uromyces. U. appendiculatus provoca la roya del frijol.
CLASE 2: HYMENOMYCETES (hongos de la pudrición de la raíz y de la descomposición de
la madera). Los basidios carecen de septas. El basidiocarpo
puede o no estar presente. Comprenden las setas, los
hongos de repisa, los bejines, etc. Los basidios se forman
en capas definidas (himenios) y quedan expuestos al aire
antes de que las esporas se desprendan de los esterigmas.
Orden: Exobasidiales. Carecen de basidiocarpos: los basidios se forman sobre la superficie
de los tejidos parasitados del hospedante.
Género: Exobasidium produce agallas en tallo, hojas y flores de las plantas de ornato.
Identificación.
Debido a que cada una de las enfermedades fungosas de las plantas casi siempre se debe
a un solo tipo de hongos y a que hay más de 100.000 especies diferentes de hongos, la
identificación de la especie que se encuentra en una planta enferma o en un medio de
cultivo, implica que deben excluirse todas, excepto una de las especies de hongos
conocidas.
Las características más importantes de los hongos que se utilizan para su identificación, son
sus esporas y cuerpos fructíferos (o estructuras portadoras de las esporas) y, hasta cierto
grado, las características de su soma (plasmodio o micelio).
Estos órganos se examinan directamente en el microscopio compuesto después de haber
sido retirados de la planta a la que han infectado. Con frecuencia, el espécimen infectado
debe mantenerse húmedo durante algunos días para permitir el desarrollo de los cuerpos
fructíferos del hongo o, en todo caso, este último debe aislarse y cultivarse en medios
artificiales a fin de que su identificación se realice con base en los cuerpos fructíferos que
produzca en esos medios. En el caso de algunos hongos, se han generado medios nutritivos
especiales que permiten cultivar selectivamente sólo a una determinada especie de hongo,
permitiendo su rápida identificación.
La forma, color, tamaño y manera en que se disponen las esporas sobre los esporóforos o
cuerpos fructíferos, así como la forma, color, etc., de esas estructuras reproductoras, son
características suficientes para sugerir (con una cierta experiencia en taxonomía de
hongos), la clase, orden, familia y género al cual pertenece un determinado hongo. En
cualquiera de los casos, esas características se utilizan para determinar el género y la
especie a la que pertenece un hongo determinado, y esto se logra mediante la consulta de
claves analíticas que se han publicado para la identificación de las especies de hongos. Una
vez que ha determinado el género al cual pertenece un cierto hongo, deben consultarse las
descripciones específicas de la especie en monografías de los géneros de hongos o en
publicaciones específicas de revistas de investigación.
Debido a que por lo general siempre hay listas de los patógenos que afectan a una
determinada planta hospedante, deben utilizarse los índices de hospedante como medios de
rápida consulta de los nombres de las especies de hongos que pudieran corresponder al
hongo que se desea identificar. Sin embargo, estos índices sólo dan sugerencias de cómo
pueden identificarse esos organismos, de ahí que, en el último de los casos, deban
determinarse mediante la consulta de monografías y de otras publicaciones más
específicas.
Manchas foliares. Lesiones localizadas en las hojas de los hospedantes que constan de
células muertas y colapsadas.
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Tizón. Coloración café general y extremadamente rápida de las hojas, ramas, ramitas y
órganos florales de una planta, que dan como resultado la muerte de estos órganos.
Cancro. Herida localizada o lesión necrótica; con frecuencia sumida bajo la superficie del
tallo de una planta leñosa.
Muerte descendente. Necrosis generalizada de las ramitas de las plantas que se inicia en
sus puntas y avanza hacia su base.
Ahogamiento o secadera. Muerte rápida y colapso de plántulas muy jóvenes que se cultivan
en el campo o en el almácigo.
Antracnosis. Lesión necrótica que se asemeja a una úlcera profunda y que se produce en el
tallo, hojas, frutos o flores de las plantas hospedantes.
Sarna. Lesiones que se producen sobre el fruto, hojas, tubérculos y otros órganos de las
plantas hospedantes, por lo común ligeramente realzadas o bien profundas y agrietadas, lo
cual les da una apariencia costrosa.
Decaimiento. Crecimiento deficiente de las plantas; las hojas son pequeñas, quebradizas,
amarillentas o de color rojo; las plantas muestran cierto grado de defoliación y muerte
descendente.
La mayoría de los síntomas mencionados también pueden causar una notable atrofia de las
plantas que han sido infectadas. Además, algunos otros síntomas, como la roya de las
hojas, mildius, marchitamientos e incluso algunas enfermedades que producen hiperplasia
de algunos órganos de las plantas (como la hernia de las crucíferas), producen también la
atrofia de la planta completa.
Los síntomas que se asocian a la hipertrofia o hiperplasia y distorsión de los órganos de las
plantas incluyen:
Agallas. Porciones alargadas de las plantas que por lo común están llenas del micelio del
hongo.
Verrugas. Protuberancias en forma de verruga que se forman sobre los tubérculos y los
tallos.
Escobas de bruja. Ramificación profusa y hacia arriba que se produce en las ramas jóvenes.
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Además de los síntomas que ya se han mencionado, pueden añadirse otros grupos de
síntomas:
Roya. Muchas lesiones pequeñas, por lo común de color rojizo, que aparecen sobre las
hojas o el tallo de las plantas.
Mildiu. Zonas necróticas o cloróticas que aparecen sobre las hojas, tallo y frutos de una
planta y que por lo común se cubren con el micelio y los cuerpos fructíferos del hongo.