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PORTAFOLIO

Manuela Figueroa Torres

2021

Universidad de León
Lengua española y su literatura

1
A través de la literatura encuentro la facilidad de exponer pequeñas
visiones de mundo, mientras recibo los incentivos suficientes para
aprender sobre lo que hemos construido con el lenguaje: las
palabras.

Soy Manuela Figueroa Torres, aspiro a convertirme en una persona capaz de reconocer
la literatura como el escenario tan fantástico y complejo es, desarrollando mis
habilidades de escritura y apropiándome de cada idea que busca ser puesta en mis
palabras.

Recopilación de cuentos, poemas, escritos cortos y ensayos

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Cuentos

Mi Tanine

Siempre se puede hacer algo nuevo con toda la arena, cada vez que caía comenzaba otro
reloj. Tanine, nunca te había visto.
Se terminó anoche, ahora son de nuevo las seis, o lo que fue de un penoso amanecer. Estás
bostezando, como si repitieras versos, el bostezo de las seis es mi favorito, porque le sigue el
de las seis y un cuarto, el de las seis y media, luego es cuando respiras, se te olvida la cuenta y
vuelves a empezar. He querido que verte dormir se convierta en alguna bonificación, con tu
almohadón de terciopelo en el centro de una ciudad derramada, salpicada sobre las ventanas
que ya están encendidas en una mañana cualquiera. He querido despertarme en una
madrugada cualquiera.
Te digo, en una pronunciación lejana y tranquila, que dejes de mordisquear tus uñas. Ves tus
dedos, les das vueltas, los levantas para darles mejor luz y luego te abalanzas sobre la uña
elegida, querida, es impresionante la elegancia que le das a tal gesto. Es verdad, sé que no es
ansiedad, solo el resultado de almacenar una manía que me trae loco, pero ahora cuento las
horas para verla, te lo digo, Tanine, no era tan culpable, solo estaba reservando el momento
de escuchar tus dientes.
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Una mesa de noche que dejas atrás, un adorno más en el que me has convertido, vas a
cambiarte y sales con una maleta llena de cosas, ni siquiera sabes qué llevas ahí, pero la llevas,
de lado a lado la llevas, balanceándote hasta que puedo pausarte y ¿es un abrigo nuevo?
Tiene otro tono, te da otro semblante, te viste como solo tú quieres verte vestida; ya no eres
una pequeña contenida en un soplo de algo más. Ahora es cuando te deshaces de todo
vestido de brazos al descubierto que tenías para vestirte a lo Tanine y experimentar los
valores más extraños que se pueden dar, vas educando en lo que te nombras, en las
plataformas donde tú misma te has hecho observar, dándole carácter a eso que te atreves a
presentar.
No sé qué te encanta de acariciar este reloj, es como si te resistieras a deslizarte dentro de él,
resignándote a ser uno de nosotros, pero dejando en claro que tú sí tienes opción. Sé cuánto
querías librarte de mis sucesos y controlarme. Me ves pequeñito, Tanine, me resbalaría de tus
manos si quisieras tomarme, pero este mundo está fuera de tu legislación. Y por suerte te da
sueño, para que me dejes decidir no escapar, es que estoy siempre disponible, pero inútil,
cuando se está encerrado de esta manera es difícil resolverse a hacer un movimiento o una
pronunciación cualquiera.
A veces siento que aparece mi Tanine, mi tú, tú mía, un cuerpo que se desviste y, basta, no,
Tanine mi cuerpo desnudo, no me lo muestres que no quiero verte. Estás prediciendo mis
movimientos, poniendo a prueba una debilidad que te es fácil conocer, una caricia sin
tocarme, un cabello que has arrancado sin lastimarme, es que sabes cómo me gusta
conocerte. Sabes hasta qué punto me duele porque te detienes. Me muestras que puedes
encerrarme una y otra vez en este reloj, que ahora soy tuyo, disfrutando las torturas que
ofreces, imitando tu sonrisa de satisfacción al ver que no volverás a perderme.
Pero Tanine, no ajustes tapa alguna, Tanine, me hiciste pequeñito, mírame, soy el
granito que te faltó contar.
¿Tanine?
Tanine, no me dejes solo, mira cómo estoy de indefenso, cuéntame como un granito más, sí,
Tanine, no me encierres, no mi Tanine, mira cuánto has crecido, ya no muerdes tus uñas. No
sabemos cuánto tiempo pasará para que salga de aquí, y no podrás contarme de ti, pero aquí
estoy, no ignores la cuenta, después completas tus tareas. Tanine mía.

El Mamboretá

''Martina, tapa la caja que se va a salir'', ''Martina, ¿es venenoso?'', ''Martina, déjame verlo''.
Martina se mueve y toda la atención se dirige al insecto, ''mira cómo gira la cabeza'', tal vez sea

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momento de revelar que no es venenoso, se han inventado un peligro desde el miedo, y ella
está segura de que no hace nada. ''Martina, la campana''.

Martina se va, pero deja la caja, sale al parque y cree que en el salón de clases se quedarán
narrando cómo son las patitas del insecto, debatiendo si es un saltamontes grande, si parece
una hoja, si pica, vuela o cambia de color, y sabe que se hablará del 'insecto', así de indiferente,
porque Martina no lo nombró. Es complicado, aunque le gustan sus patas simulando que reza,
nada la llama a nombrarlo, no se siente tan apegada, tampoco le gustan sus ojos, muy
reveladores, y las alas, que prometen ser algo más, ni se ven. Por eso prefiere dejar esa tarea a
los demás, porque no tienen datos, solo chistes, y esa es una buena forma de acercarse al final,
sus bromas toman en serio que son una herramienta para relacionarse. ''Martina, era un
chiste''.

En el parque, Martina escucha revelaciones que no pidió, no preguntó por ellas, pero sabe que
así funciona, y menos mal aprendió a hablar también, sabe que tiene que decir algo para que le
den un nombre, como a su insecto. La diferencia es que ella existe afuera y no en una caja, así
sea solo como espectadora de los demás, que sí son en todas partes. Cree que es gracioso el
hecho de ser de forma tan definitiva, algo así como los pasos sobre el pasto que van marcando
un camino con la tierra al descubierto, se ha de sentir usado el pasto, los demás solo lo
exponen para saber hacia dónde deben ir, le imponen su ruta. Y, aunque tengan claro a dónde
van, exponer la tierra les dice cómo llegar allí, facilitando todo, y así su esfuerzo es solo saberlo.
Resulta divertido para Martina, pero ella no tiene zapatos desde hace mucho tiempo, tiene que
mantenerse en el pasto más largo y solo levantar la mirada para hablar. ''¿Te gustan los
bichos?'', casi lo olvida, ella no habla si no es para dar respuesta, menos mal está alguien por
ahí buscando conversación; sí, le gustan. Lo de siempre, no obedecen mucho a su respuesta, se
trata de la pregunta que solo Martina puede satisfacer, pero se siente especial, le gusta que
solo ella puede continuar eso que alguien empezó, una única cosa que depende de ella y no
está viva. Camina un poco más, y más rápido, porque el camino continúa, aún no termina.

Cambia de pasto a baldosa, primero se confronta, se pregunta de qué tiene ganas, si el arroz
finalmente la hartó o si los tomates tendrán un sabor diferente esta vez, luego se impulsa con
el plato, ''¿te sirvo papa?'' y termina con su mirada de confirmación; lo de siempre. No es
sencillo hablarse a uno mismo, es verdad, pero las preguntas son violentas, ojalá el almuerzo
viniera a ella empacado en un silencio total y así nadie pretende más. Tiempo después aparece
la campana de nuevo, y la reacción de los demás rompe las reglas del camino, todos regresan,
ella va detrás, avanza en medio y llega primero al lugar, donde hay una caja que la extrañó más
que todos, con un insecto solo como siempre, y los demás que recién están entrando. Es
decepcionante no poder responder a más preguntas libremente, que una maestra pida silencio,
que nadie se interese por nada al final, y que dé igual si se expone un tema ajeno a la clase, no
importa si alguien no entiende aunque le expliquen, lo importante es que nadie vea cuando se
pasan papeles con mensajes, como en los viejos tiempos. Pero ella no lo ve así, ella escucha y
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no tiene que fingir que aprende, ella sí existe para aprender. ''Martina, ¿qué almorzaste?'', al
menos ella piensa y no se ahoga en la información directa del exterior, ''Martina, es la página
catorce, mira'', ella sabe que es incomprendida, porque para los demás se trata de satisfacer y
no de luchar, de sentirse bien y de mirar sin observar, ''Martina, mira que se llaman mantis y no
pican'', cuando ni siquiera saben en dónde están.

Martina debe tener razón, siempre da más cuando solo a ella le dan menos.

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Continuidad

Roberto está sentado justo al otro lado de la cafetería, no sé cómo se actúa en un momento
así, es la realización de un delirio, uno muy amado. Creo que Roberto siente mi mirada, y yo
solo pienso "¡Es él!". Quisiera inmortalizar mi café para no irme, a ver si él se queda. Sí, Roberto
siente mi mirada, debo hacer algo antes de que comience a pensar, para que pueda pensar en
mí antes.

Estoy a pocos pasos de su mesa.

- Hola, Roberto, ¿verdad? – mi atrevimiento evade toda formalidad descaradamente.

- Soy yo.

- Soy gran admiradora de su trabajo, es un honor poder decírselo.

- Muchas gracias, es un honor escucharlo.

Es aquí cuando entiendo la gravedad del asunto, no tendré ningún otro día para pensar mis
palabras, tendré que usar las que ya conozco. Por desgracia, solo he meditado vagamente en
qué le diría, sin entonación, y no puedo ensayar justo ahora.

- Cuando soñé con conocerlo, - "soñé", mala elección - formulé una pregunta que solo usted
podría responderme.

- Cuénteme.

- Gracias, pero permítame contarle un poco de mí antes. – esa risa nerviosa, sé que se aburrirá
con mi historia y así es como lo oculto - Soy escritora, usted me ha inspirado a serlo, pero
justamente no sé cómo puedo mantener esa inspiración durante mucho tiempo. ¿Usted cómo
lo consigue?

- Vaya, consiguió formular la pregunta prohibida.

Ese silencio me incita a preguntarle más, para que no nos quedemos varados aquí, pero callo,
porque no es un espacio para mi palabra, sino para que él prepare su argumento.

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- No se trata de buscar herramientas para inspirarse, se trata de conseguir identificar cuándo se
siente la inspiración.

- ¿Cómo lo identifica?

- Me atrevería a hablar en términos generales aquí, considero que es familiarizarse con un


sentimiento tan intenso, que al momento de redactar se trate de encontrar las palabras
adecuadas y no de crear lo que siente.

- Se refiere a cuando se siente intensamente, ¿no? - ¿Por qué no puedo hablar así? Mis
palabras son lo que él ha dicho, pero sin gracia, creo que estoy creando una imagen errónea.

- Me refiero a estar en la búsqueda de palabras para mostrar su idea, esa es la inspiración,


usted sabrá qué quiere compartir, escribir bajo ese efecto es solo encontrar cómo.

- ¿Esa es la única inspiración posible?

- En realidad, no tengo más términos generales para esto.

Y sonríe, como si yo supiera qué hacer, pero nunca sé cómo responder, mucho menos cómo
hacer justicia a palabras sabias como las suyas, porque he aprendido que no podré usar ningún
conocimiento para construir algo. Es que tiene razón, pero no sé por qué.

- ¿Y en su caso particular? – debí sonreír.

- Mi inspiración está sometida a mi ingenio, pero nunca siga ese ejemplo.

- Lo admiro.

- Muchas gracias.

- A usted, de verdad. – me apresuro a hablar antes de su respuesta - Adiós.

Y entonces elijo caminar rápido, de espaldas a la mesa, esperando a ver si desaparece, si se


despide en voz alta o toca mi hombro para explicar más consejos. Realmente no sé escribir,
solo me gusta Roberto, y creo que yo a él, al final, enamorarse es una buena inspiración.

Mi café se termina, será el último. Ciento veinte cafés después y no sé qué hacer ahora que
conseguí cruzarme con él, no puedo regresar a estar a tantas mesas de distancia, espero que
Roberto pueda verme en otro lugar, donde me reconocerá y confesará que lo inspiro, de
pronto no fue hoy, pero mañana sí.

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Para una reina

En el mármol, pigmento y aceite se juntaron, mezclaron, transformaron y vigorizaron. Ahora


aislado del viento tenía que vivir, en singular, porque ahora son uno, uno que debía convertirse
en tez, o el tono que mejor siente a esos ojos, porque así de fundamentales son. Unos ojos que,
para este artista, no pueden observarse como musa, solo retratarse para que el tono aparezca,
pálido y sombrío, con cejas gruesas y pobladas, una nariz jugando a ser el timón del barco y
unos labios sumisos a los pómulos. Él sabe que son pómulos por cómo sobresalen, pero no por
tonalidad rojiza; el óleo aún no es la tez deseada. Y de nuevo los ojos, basta con observarlos
dos segundos para crear su pigmento ideal en la mente, para fotografiarlos y alimentarlos hasta
que crezcan y puedan valerse como recuerdo sin ayuda de la memoria. Pero en el lienzo no
existe tono similar, por eso él necesita del óleo siendo tez, para que ayude a crear la imagen en
la retina, incluso si no llega a existir ese color para su pintura. Él quiere que todo el color de los
ojos sea uno solo, el mismo siempre, y que pueda saberse si es el mismo para todas las pupilas.

Es que imagina el autorretrato como un paisaje, y está aterrado del lienzo que observa en
silencio, esperando, no dice qué quiere ser, solo espera a que lo transformen, pero juzga si no
es algo sublime. Y no se le puede quitar aquel derecho, está en un trono de madera, o un
caballete de oro, es el rey que espera por una nueva corona al óleo, van a maquillar un rostro
en su rostro, y los ojos, claro, Dios bendiga los ojos que se crean así.

Luego de establecer el deseo y previo a cumplirlo, se debe conocer el campo para el rostro, sus
proporciones, dimensiones, la profundidad de la representación, si sonreirá, observará al
espectador o fingirá que no era consciente de su transformación a autorretrato, si es que se
puede fingir algo así. Pero luego vendrá la primera pincelada, que por ser primera es mancha, la
que abruptamente prohíbe perderse en los detalles, la reina. Una reina que establece un
resumen de una sola línea de la obra, solo ella permite saber cómo se moverá el pincel entre el
lienzo, y le ayudará a marcar sus pasos en el suelo, porque este no sabe bailar por sí mismo.

Cuando la reina ha establecido su dominio sobre el lienzo, y lo obliga a rendirse ante ella,
entonces se debe perfeccionar el trazo, dar luz a la sombra o sombra a la luz, encontrar los
volúmenes del óleo a la perfección y que el balance pase de blanco a rojo. Ese balance para
rematar el rostro, para cubrir la agudeza de la mirada en pinceladas o definir cómo es el
contorno de la quijada, si los labios se mordisquean o la nariz se arruga y por poco voltea el
barco. Aquí se define qué visión tiene el artista de su rostro, si quiere reír, llorar o entender, si
cumple con un requisito o todos a la vez, porque así se ha conseguido maquillar un rostro con
el rostro, así sea un autorretrato de emociones vivaces o simples miradas moribundas. Lo
importante es un rostro, el saber que se trata de carne en un lienzo. Y esto es gracias al otro,
porque, lo que fue un autorretrato absurdo de un artista pálido y solitario, se transformó en

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una tez rojiza por estar junto al otro en el estudio, aquel que cumple con ser sus ojos y la visión
objetiva de sus propias facciones.

- Cariño, ¿dónde está el barniz?

- ¿Terminaste tu pintura?

- Sí, creo que por fin lo logré.

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Huye, Liliana

Hablaron de Liliana como un dije de una pulsera en el tobillo.

Aún no comprendo a qué se refieren, pero desarrollaron esa idea con tanta fascinación que
tuve que escuchar. No es común, Liliana al final del día me es indiferente, pero escuché porque
alguien se comprometió lo suficiente con la idea de ella como para que prestara atención.

Decían que era la única persona con la que compartirían el ascensor cómodamente, lo dijeron
como si fuera un galardón. Y tienen razón, no cualquiera es capaz de cruzar esas puertas y ser
recibido con una sonrisa honesta o ánimos de conversar, solo no entiendo cuál es el aspecto
que debe tener alguien para ser un digno acompañante de ascensor, para que no cierren las
puertas disimuladamente o se acomoden en un rincón lejano.

Creo que quieren algo de Liliana, pero no sé qué.

Decían que hacía del edificio un lugar más agradable. Si no los hubiera escuchado en esa
situación, sería honesto, pero la verdad Liliana no hacía nada más agradable. Se levantaba a
criticar cada pequeña pieza de ella y de todo en el espejo, se hacía un americano con granos de
azúcar y un terrón de café, dejaba todo salpicado, como si hubiera pintado sin saber qué es la
pintura o dónde ponerla, y se sentaba a leer el periódico junto a la ventana. Nunca sabía de
nada, lo que leía se quedaba en su retina y todo le daba igual. Parecía como si nunca hubiera
lavado una sola taza de café en su vida, solo la dejaba en el lavaplatos, tomaba cualquier pan y
corría a ducharse. No pensaba en reposar o ser consciente de la mañana antes de tomar una
ducha; a Liliana todo le daba igual.

Vivir con ella parecía un castigo. Pero verla en los pasillos, en el ascensor, en la piscina, en el
lobby o fuera de esas cuatro paredes, sí era un deleite para los vecinos. Es lo que no entiendo,
Liliana no tenía nada que obligara a verla y sonreír, se la pasaba tumbando cosas y corriendo.
Es que corría como si los pasillos se hicieran cada vez más pequeños y sus pies estuvieran
ardiendo, como si tuviera mucha prisa en llegar al apartamento sin ser detectada por algún
sensor.

El punto es que era ruidosa, ese día incluso más, ya se desmerita como vecina. No tiene gracia
embellecerla.

También dijeron que era cumplida con sus pagos, como si viviera sola o pagara sus propias
cuentas y fuera necesario admirarla, porque ‘tan joven’ y ya adueñándose de un contrato de
arrendamiento. No dejaban de repetirlo: ‘tan joven’.

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Son absurdos cuando mencionan su edad, eso no la hizo más digna. Creen que los años brindan
un estatus que debe respetarse, como si la edad fuera un requisito más allá de los aspectos
legales, que ser joven es ser merecedor. Nadie es joven, es un mito, un delirio de los que creen
conocer el mundo, no hay un mínimo de edad para saber qué es vivir; solo hay contexto,
educación, riqueza, inteligencia, ese es el conjunto a cuestionar, no los años.

Cuando llegaron al punto del dije pensé que sería una broma, que solo estaban diciendo cosas
para burlarse, y sonreí. Dejé de hacerlo cuando supe que no lo era.

Dijeron que llevar una pulsera en el tobillo es darles toda la elegancia que se puede a las
piernas, justo el talento de Liliana, que era embellecer cada espacio al que tenía acceso, pero
no de cualquier manera mediocre, es decir, no le bastaba con la pulsera, tenía que ponerle un
dije. Pero todo ese adorno debía ser útil, no un dije que tuviera una punta que se enredara con
algo y cayera, no, un dije objetivo. Según ellos, embellecer los tobillos con joyas era su esencia,
pero ella era el dije. Tratando a Liliana como lo objetivo de la vida.

Yo digo que era como pintar las llantas de un auto; inútil pero encantador. Aunque, para mí,
encantadora no era, pero así la veían los vecinos y en este punto ya debo aceptarlo por
mayoría.

Liliana, diles que ya te fuiste y que no vale la pena idealizarte u odiarme.

Diles que te da igual.

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Creativamente

Si intentara describirme, sería a través de otra historia; una que trate sobre el amor. Y no, no
tengo certeza alguna de lo que pueda ser el amor, ni siquiera puedo evitar repudiarme por
utilizar esa palabra como si tuviera alguna autoridad sobre ella. Pero es que casi siempre se
trata de amor y, honestamente, no tengo una mejor propuesta para negociar.

Esta historia es de los recuerdos más genuinos que tengo, no solo como charla, sino por todo,
por la construcción que me hizo el honor de recibir aquel que la vivió. No comprendo su
confianza hacia mí al entregarme esa vivencia, pues lo único que hacía era permanecer frente a
sus declaraciones. Sí, permanecer nada más, porque no era justo responder solo porque me
parecía correcto, por mostrarle mi interés. Si necesitaba entregar alguna palabra, que fuera
desde la experiencia o el consejo sin ánimo de lucro. Pero no podía ofrecerle nada de eso,
aunque debería saber que quería hacer justicia a esas historias.

Él me compartió sobre ella, aquella que destacaba por su claridad frente a la vida, y a ella
misma. Alababa su sensatez para cultivar su pensamiento, no lo iba regando como si de una
semilla cualquiera se tratara, tenía bastante claro qué quería cosechar.

Ese talento les ayudó a crecer en sí mismos, compartían cada vez más un poco de esto y
aquello, hasta que podían recordar cualquier cosa y, en menos de dos segundos, terminar en el
recuerdo del otro. Crearon ese orden de ideas sin planearlo, solo juntaron tanto sus vidas que
lo que eran pertenecía al otro. Tenían tanto de sí mismos, no jugaban a robarse lo que el otro
estaba siendo. Pero tan poco a la vez, porque ya no podían ser independientes en su paso por
esta tierra, era una dependencia más allá del concepto, en su propio ser estaba escrito lo que
habían sido juntos, y ninguno quería o podía cambiarlo.

¿Cómo era ella?

Bueno, me decía más lo que no era, supongo que para evitar reducirla, porque era muchas
cosas.

Pero no era egoísta, no en el sentido de un anhelo por el bien de otros (aunque sí), sino que no
conservaba ningún aprendizaje solo para ella, tenía que compartirlo siempre. Cada idea, cada
emoción, algo tenía que hacer con esas cosas. Y eso la convirtió incluso en una exageración de
sí misma, no podía conservar nada, no podía permanecer en anonimato, porque ofrecía lo que
era constantemente, como si fuera por un bien mayor. Y así surge mi vivencia favorita.

Un día encontraron una billetera, con suficiente dinero como para que perderla se tratara de
algo mucho más serio que torpeza. Preguntaron a personas a su alrededor si habían perdido
algo, sin decirles qué, claro, corrían el riesgo de ser engañados por la oferta, y
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convenientemente, no había identificación y las tarjetas no eran la gran cosa, por lo que no
llevaban nombre en ellas. Pero nadie sabía a qué se referían.

Estuvieron una hora, o un poco más, preguntando y caminando por calles cercanas a ver si
alguien buscaba ese dinero, y nada. Se detuvieron, observándose, sabiendo que debían
resignarse, pero se condenaban un poco por saberlo, no tenían que aceptar con tanta simpleza
ese dinero. Por eso, ella sugirió darle el dinero a alguna persona que pareciera necesitarlo más
que ellos, diciendo que tenían que pagarle al azar con azar, o a la bendición con bendición.

Y eso hicieron, entregaron la billetera a un hombre, quien agradecía profundamente. Pero ellos
no querían sentirse halagados, no tenían mérito alguno en ese acto, no les costó ningún
esfuerzo financiero, solo la voluntad, así que eligieron alejarse con el riesgo de mostrar
indiferencia.

Entonces surgió una relación de conceptos y análisis intenso de la situación; ella no tenía claro
su papel en ese acto. Es decir, todo apuntaba a que no merecían un mérito por el dinero como
tal, pero sí por la voluntad. Aunque no era ningún mérito, era cuestión de simplemente hacer lo
correcto, de no apropiarse de las bonitas sorpresas de la vida, pero claro, lo correcto también
pudo ser simplemente conservarlo, porque ya lo compensaban con la buena acción de buscar
al dueño.

Si escuchaba esta historia y el final era conservar el dinero, luego de su ardua búsqueda del
dueño, lo entendería. Y, por otro lado, si no hubieran luchado por encontrar a ese dueño sería
más sencillo cuestionarlos, porque actuaron rápido y conservaron la bendición para sí mismos.

Todo un dilema que provocó que ella condenara su acto, diciendo que en realidad estaban
siendo egoístas, por no aceptar el acto normal de luchar un poco y conservar el dinero, sino
que querían ir más allá, para construir una imagen mucho más optimista de su negociación con
el azar. Que, en realidad, se trató de la imagen, de lo sobresaliente que es obrar para alguien
más, del bien en general, para construirse una imagen de generosidad al salirse de ''lo normal''.
Eso resultaba egoísta para ella, porque convertían el gesto en su propia imagen.

No conozco mucho de lo que sucedió después, solo sé que discutieron su semi tesis del bien y
el egoísmo durante un tiempo, y que a él le encanta contar esa historia.

Pero el texto no es por la billetera, ni por ellos, ni por el debate supuestamente moral, es sobre
mí.

Lo que habían construido juntos era toda la obra que mayor sentido tenía en mi mente, pero
no pude encontrar un equivalente para mí, pensaba que era porque no conocía el amor, ni a
alguien que me llevara a sentir la pasión que él manifestaba por ella, o que inspirara esas ideas.

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Que, en resumen, dependía de alguien que me llevara a amarlo para comprender cómo era
sentir.

Y me disculpo por la simplicidad de mi conclusión, es que no tengo ningún talento para


interpretar, simplemente debo fomentar un poco mi creatividad, y así la historia no cae en la
simplicidad.

Por eso mi redacción está sumergida en eufemismos, pero ¿de qué? ¿De vida? ¿De existencia?
De cualquier cosa, la verdad, con tal de utilizar la poesía como comodín. Ese es mi problema,
entre toda la frustración me encuentro con retazos de escritos que nunca funcionaron porque,
con tantas ansias de delicadeza, terminaron siendo peor brusquedad que simplemente soltar
las palabras.

Aunque no estoy forzando nada, no hay reglas a las cuales debo apegarme, es verdad, pero si
esto existe, es porque creí que era una buena idea, aunque sea solo un pensamiento fugaz. Ese
pequeño fragmento de ''buena idea'' hace que esto fluya.

Porque el problema no es reprimir lo que siento o imponerle reglas, sino esperar mucho de esa
emoción. Si me condenan, que sea por no llenar mis propias expectativas, porque tal vez eso es
lo que limita mi escritura, no mi falta de empatía por mis ideas.

Ideas. Que ambigüedad, lo que hago es tomar un algo, darle forma según lo que me parezca y
presentarlo con algún tipo de desapego, porque deja de ser mío, y pasa a ser del público.

Pobre del público, que ahora acepta esa idea y tendrá que darle forma, con el poco contenido
que le di.

Pero sería bueno que no crearan teorías sobre ella, porque si alguno de mis actos tiene que
llamarse ''obra'', debería solo mantenerse así, existiendo, que no trascienda, y que si lo hace,
no se le dé otra forma, que lo vean tal cual es y que se valore por el contenido que tiene, no por
la apropiación, no quisiera hacerme responsable de esas cosas.

Y sí, esos actos tienen algo propio, por eso tienen que cuestionar quién soy. Pero lo necesito;
que me condenen por esa pregunta, para que me obliguen a ver qué clase de pensamientos
ruegan por ser plasmados, pero los encierro porque es absurdo convertirme en ello.

Sería útil ver qué ruega por existir, para que lo haga y sea honesto.

La estructura de este texto se reduce a quién soy, porque vivo a través de sus ideas, no estoy
creando nada, soy la repetición de lo que utilizo como excusa para contar historias.

Pero no está bien, soy consciente de ello, vivo a través de su amor, no hay más una
diferenciación entre ellos y yo, porque no sé cómo es que quiero afrontar la vida, así que solo

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tomo lo que esta me ofrece para hacerme ideas y vivir apropiándome de cada una de esas
cosas.

Ese es el problema, ¿y si es sobre mi falta de empatía por mis ideas, porque simplemente no sé
sentir? Al menos no como ellos, y bueno, es hasta innecesaria la comparación para mi propia
humillación.

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¡Es un niño!

Era el nacimiento de Nene, ¿o de Sofía? Era el 25 de diciembre, o el 17 de febrero. Eran pijamas


o camisas, líneas o cabellos, tal vez plástico o córnea. Pero era ese mismo milagro, un llanto de
alegría y el silencio por lo especial del momento.

Era un corazón que comenzaba a tomar forma, junto a la idealización de un futuro latido, un
pensamiento se formaba como carne, luego el movimiento, el esqueleto que lo facilita y el
sistema del dolor, o ser consciente de sentir en sí. Luego respirar, y así extender la definición de
existir.

Era todo dolor, emoción, frustración, belleza, todo sobre cómo el surgir de la vida cambia una
ya existente, y cómo nacen los consejos en esa etapa. Sí, una maternidad a la vista.

Eran los pies, el ombligo y las orejas, un rompecabezas que se asomaba tímidamente. Una
estatua que iba sumando piezas a su misterio, daba pasos y se unían las personas curiosas, las
miradas de amor hacia un pequeño indefenso, pues sus pies se tambaleaban y la boca recién se
estaba conociendo. Era Nene.

Eran las noches de insomnio por él, sus cumpleaños, la dedicación para verlo crecer, porque
nunca se desvanecían sus ganas de caminar, de conocer un poco de mundo.

Era comenzar a perderse en las letras, en el aprendizaje y las relaciones, el llegar a interactuar
con ese mundo que lo recibió, perder dientes y ganarlos de nuevo, con intereses. Aprender
sobre niños, los colores, las figuras, los números, y cómo estos componen su alrededor.

Eran los cambios, sus pies caminaban de otra forma, su mente pesaba más y se desviaba de
otra manera, era un nuevo aprendizaje, uno más enfocado hacia Nene y no tanto sobre lo que
podía ser su entorno. Así exploró su humanidad, hasta que terminó como un buen antropólogo,
tal vez lo fue desde sus inicios, porque consiguió dedicar su vida justamente a su profesión.
Afortunadamente, pues esta profesión lo llevó al lugar donde surgió el momento de conocer a
quien luego amaría, y allí aprendió de qué se trataba de vivir.

Era su hora de decir adiós, dejar su hogar, saludar una nueva prioridad y comenzar a soñar con
sus futuros Nenes, donde la crianza en pareja estaba tímidamente pintada en la puerta de su
casa, porque ya era hora de marcharse. En su interior se encogió la vida, aprendió con
experiencias y redundancias que tal vez no lo llevaron a más, pero llegó a la mejor comodidad
hogareña que se redactó alguna vez, y las tardes más tenues con los recuerdos más fuertes lo
hicieron, finalmente y contra todo pronóstico, adulto.

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Era una mente la narradora de Nene, la que mostraba su vida, mientras otorgaba relaciones y
valor. Ese valor que transmitiría a sus Nenes, para que se adueñaran un poco de su mundo
porque, al final, es un ciclo y debe respetarse la tradición casi tanto como el sentimiento
mismo. Era sobre nacer, era.

Era sobre Sofía creando a Nene, Nene formándose en una fábrica, la fábrica acudiendo a
plástico, porque llegaba Navidad, y es que nada es casualidad en esta historia, esa celebración
llevó a Nene hasta los brazos de Sofía, con tarjeta y envoltorio. Era su pequeño y nadie podía
decirle si eso era nacer, no podían cuestionar lo que es vivir, no cuando Sofía apenas aprendía
manejar sus pies.

Ella usa más que sus manos para jugar, y a ese acto se le llama un verdadero nacimiento.

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Poemas / escritos cortos

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To the ones who dream

Querida,

Acepta que se trata de una pasión, pero que en tu discurso encuentres la objetividad y puedas
hacerle objeciones a ese deseo. Siempre recuerda lo que eres antes de mostrarlo.

Hazlo por nosotros, por los que necesitamos obedecer nuestros anhelos, y nuestras
necesidades sociales que se manifiestan en ese deseo de crear, de formular obras. Porque no
habrá una verdadera satisfacción hasta la libertad, y esa capacidad la tendremos cuando nos
permitamos abrirnos al mundo a través de lo que preferimos. Es que se trata de eso; de
encontrar nuestra preferencia y aferrarnos a ella, porque allí estará la honestidad.

Por eso, sírvele una copa de vino al perfeccionismo, pero no lo dejes terminarla.

Y permítete la ignorancia, brinda con ella.

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Perdernos

Cariño,

que nuestros dulces abrazos logren helarnos hasta el alma,

que tomarnos de las manos nos obligue a tomar distancia,

que nuestras miradas no compartan lo que sentimos,

y que nuestros besos se conviertan en un ligero roce de labios y metal.

21
501

Tus requerimientos son solo eso, aunque impuestos, no te los otorgaré. Mi precio no es alegría,
ni mi color riqueza. Y tampoco existo para el sol, lo abandonaré en el futuro, dejaré de girar a
su alrededor y no volveré a hacer honor a mi nombre, ese será mi verdadero valor.

Contrario a lo que piensas, somos muchas, pero solo me ves a mí, cuando en realidad no soy
más que ninguna de ellas, pues dentro de todas se encuentra vida, excepto en mí. Pero ninguna
tiene el poder de prolongar mi existencia, solo mejores alas que las tuyas lo consiguen, llegan
volando para no dejarme en el olvido.

Y solo al momento de mi muerte podré satisfacerte, podrás obtener las semillas.

- De girasol a mirlo

22
Flotar

Llueve, y parece que nunca cesará, no cesará como el agua que oculta las calles, no hay un
camino para observar, ni una ruta para seguir, es imposible, como seguir las pertenencias, que
cumplen su tiempo de vida, unas flotan y otras se hunden, pero ninguna queda igual, tampoco
quedan iguales los libros, ellos lloran y se deshacen con cada gota que los alcanzó, al final no
volaban, ni las personas vuelan, ellas lloran, más que el cielo y los libros, no son parte del río,
no pueden vivir en él, ni las casas viven sin sus puertas; son arrastradas, se van con la corriente
y se llevan la seguridad, seguridad que también se va cuando techos muestran el nivel del agua,
el lugar que fue y donde estaban los hogares que ya no son, hogares donde los muebles no son
útiles, porque no están en tierra firme, pero no lloran, ellos flotan, en cambio los árboles no
flotan, lloran o se hunden, no, son escandalosos, muestran la magnitud del desastre, y su
fuerza para mantenerse, fuerza que abunda en los animales, quienes no entienden, pero
luchan, también aman su hogar, el hogar que ahora sería solo de los peces, pero eligen no
aparecer, al menos no gloriosamente, es un río deprimente, deprimente como las opciones que
hay; vivir en el río, o huir de él, nadie quiere quedarse, pero si alguien quisiera, sería por el
afecto a las pertenencias o al lugar, el lugar que aún sufre porque la lluvia no se detiene, ¿acaso
no ve lo que sucede?

Lugar maldito, te rendiste ante el cielo y te dejaste inundar.

23
Ojos de flor

Qué sencillo resulta descubrir un clavel con delirios de cactus.

Qué sencillo resulta para ti estremecer mi comodidad de una vida sin angustias por tu ausencia
o decencia.

Cómo vas moldeando mis actitudes volátiles a tu acomodo, creyendo que cada vocablo que
pronuncias permanece en anonimato y mi memoria lo almacena sin más.

Cada vez que te observas siento horror en mis huesos, como un frío que nace de tus ojos
críticos, pues tus aportes cargados de rechazo no hacen honor a la realidad que creo estar
viviendo.

¿Acaso no te ves? ¿Qué es lo que observas?

Ignoras lo objetivo cuando solo quieres huir de ti y de mí.

Clavel, no mueras de odio.

24
Epílogo

''Hablábamos de nosotros sin saber que queríamos un nosotros,

[Tu retrato se desvanece pero el óleo no se absorbe,

nos invitamos a bailar sin conocer los pasos,

vas dejando huellas que me hunden

corríamos sin tener prisa

como las pisadas de tu alma

y te llamaba sin esperar que contestaras.

que no esperaron por mí.

Todo fue parte del camino que forjamos para pertenecernos sin saber que nos queríamos.

Anhelo tu presencia, y me pierdo en soledad

Cariño, aquellas tardes de imaginación nos condujeron hasta ese nosotros.''

cuando observo el tiempo inconforme regido por tu caminar.]

- Ahora describo el amor, solo para que lo entiendas.

25
- Te escribía fragmentos, solo para que nunca los leyeras.

- Sigo aquí, a tu lado.

- Es momento de convertirte en lo que nunca fuiste entonces.

- Mírate, perdida en tu memoria.

- Mira, antes de partir, lleva contigo una carta de honestidad.

26
Casa

Ellos son los amantes, según los peatones, que se rehúsan a contar su historia.

Los que van caminando hacia su hogar, de la mano, demostrando en un pequeño gesto que
están juntos y sus palmas solo están completas cuando sienten el aroma de la otra, y
comienzan a bailar en ese suave contacto de pieles.

Navegan por un charco, se deslizan en el andén, la humedad sigue aunque la lluvia se fue, sus
manos permanecen juntas, no se miran, ya se han visto y saben que nada nuevo ocurrirá en esa
mirada.

Flotan para cruzar la avenida, llegan al otro lado, piensan un momento qué ruta tomar y
continúan caminando, danzando, hasta cruzar otra avenida y ahí vuelven a pensarse el camino
que están tomando.

¿Qué será mejor? ¿Qué será más rápido?

Se preguntan, pero la respuesta es seguir de la mano.

Llegan a la esquina, que les avisa que están cerca. El tráfico los observa, los carros que salpican
con los charcos, las bicicletas que los esquivan, los semáforos que abren el camino para indicar
que deben dar vuelta a la derecha, a la izquierda, caminar, y entrar por la puerta.

Ellos son los amantes, que cada noche realizan la misma travesía y el tráfico los observa. Pero
nadie sabe nada de ellos, solo asumen amor. Creen que esa es su razón de ser.

Dicen que, aun dentro de la casa, sus palmas continúan unidas.

¿Y qué pasa si no?

Si al cruzar esa puerta sus palmas finalmente respiran, al igual que los amantes, contuvieron
sus gestos y se acomodaron a la historia. Pero es diferente cuando no se trata de los peatones y
el tráfico interpretando su travesía, sino solo de ellos. No amándose.

27
De carnaval

Creo que me está llamando a empacar la maleta, solo quiere improvisar un viaje. Un equipaje
mal planeado, con kilos de más, y los necesarios en casa. Me llama a excesos, y a dejar atrás.
Una casa, la ropa, o toda la maleta, si llegara a pedirlo. Y yo sigo con mi casa en la maleta, pero
la maleta en revisión, y sí, todo se empacó. Arrastra sus llantas por el pasto, le pone tanto
empeño, que le quita el encanto a viajar. Y pisa tan fuerte, habla tan decidido, que le quita el
objetivo a caminar.

Mató un diente de león.

Solo espero que la hierba no me condene por complicidad, y que no me ate los pies cuando
quiera alejarme de este lugar, de esta vida, de él y sus dobleces. Trato de borrar mis pisadas, y
levantar el pasto que aplasté, pero solo lo cubro con más tierra.

Buscan y buscan, pero no, es que no se toman en serio. Los vilanos no se toman en serio cuando
están solos. Debería aprender de ellos, y así me quedo. Me esfuerzo, y compro mejores maletas.

No tengo que buscar un nombre, no tengo que perdurar. Me gusta mi ignorancia sobre lo que
es vivir, me gusta ser la colección de sus cosas; y nada.

Nuestra casa es la pasión y lo irremediable del compromiso con esta, sabemos que un día lo
daremos todo por empacarla, y sí, sabemos que quedaremos en una condición que no le hace
justicia a ese esfuerzo, porque desaparecerá, la venderemos cuando exista un trato justo, y no
tendremos ningún plan de respaldo.

Me gusta el riesgo de terminar en nada, eso pienso.

Él busca usar su encanto para que no me imponga ninguna extravagancia, sin saberlo.

Ahora corremos, a punto de cruzar. Tal vez límites, o su frontera.

Que no mate lo que no está relacionado con ese destino que convierte en primordial, que no sea
una emancipación de sus expectativas; recemos.

Quisiera expresar que soy un pelele, pero prefiero agradecer por la manta, prefiero no
deambular como un vilano, y agradezco no sufrir las consecuencias de la independencia.

- Dime, ¿hacia dónde?

28
Hircus

- Si otra ha de desaparecer, que al menos la cantidad se logre mantener.

- ¡Pues que aparezca en otra aparición!

- ¿Cómo aparición?

- Las cabras que pastaban junto a la laguna, cuando se van, pueden contarse una por una.

- ¿Cómo contarse?

- Como verse.

- ¡Pues ojalá la vea para que crea!

- ¿Como crear la ilusión?

- Si una ilusión ha de ser, que al menos no termine en perdición.

- ¡No hay perdición sin vida!

- No hay dilema, si de desaparición mi cabra no es emblema.

- ¿Cómo emblema?

- Como desesperación verdadera.

Uno que perdió su cabra, con suficiente alardeo, y repentino como golpe de piedra. Otro que lo
considera mentira, y por más evidencia, su creencia no retira.

- ¡Pero qué afirmación!

- Tan culpable como mi cabra perdida, si no me cree, que la evidencia decida.

- ¿Cuál evidencia?

- Su incredulidad como muestra de mezquindad.

- ¡Si culpable he de ser, pues no muy bien lo pensé!

- ¿Cómo pensarlo?

29
- Para mi crimen fortalecer, alguna ganancia he de obtener.

- ¡Confiaría si mi palabra admitiera!

- Como ilusión lo presenta, siendo solo así, ninguna credibilidad representa.

Uno que insiste en magia, como explicación de la desaparición, y así no la desprestigia. Otro
que recibe acusaciones de crimen, que como alternativa a la fantasía, a la sensatez duermen.

- Nada más bastó con un escape ensayar, para todo este dilema armar.

- ¿Cómo ensayar?

- ¡La obra de la cabra huyendo sola!

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mus(C)a

- Vengo a proponerle una idea, una muy completa.

- ¿Acerca de qué?

- Usted y yo.

- Cuénteme.

- ¿Qué pensaría si le digo que una musa más grande que la belleza es una necesidad?

- ¿De qué?

- De huir, mire, la inspiración nace de no poder, ¿no cree? De que algo, un sentimiento o una
idea, estaba presente, pero no podía salir. Eso es crear, conceptualizar algo para que exista.

- Existir es salir.

- Sí y no, de pronto ser es simplemente un resultado de anhelar salir, quién sabe. Pero parte de
la libertad es conocer la esclavitud.

- ¿Y la necesitamos?

- Claro, si no, ¿de qué estaría huyendo?

- No hay que huir, todos simplemente seríamos.

- No es tan sencillo, si todos somos libres, estamos condicionados a serlo a la vez, el estar libres
en grupo nos oprime de una liberación personal, tal vez.

- Solo me expone que necesito conocer el mal para hacer el bien.

- Bueno, sí, pero es que usted me lleva a trillar el tema de la libertad.

- ¿Cómo es que puede condenar la libertad con tanta sutileza?

- ¿Cuándo es buena o mala?

- Creo que un escape es una mala liberación.

- ¿Qué?

- Sí, escapar de algo es un anhelo poco cultivado. Cuando hay suficiente atención en ese
anhelo, se progresa y usted puede liberarse, sin escapar abruptamente, sino consciente.

31
- Claro, pero eso es un escape abrupto, liberarse sigue siendo un escape.

- Pero si la musa es la necesidad, pues se trata de no poder escapar, escapar sería una
consecuencia, digamos que no lo consigue si cree en la musa y no en el deseo.

- No comprendo cómo hay diferencia.

- Simple inspiración, tiene razón, es un escape al final.

- Bueno, supongo.

- ¿Y su idea?

- Espere, es que, entiendo su punto con una prisión. Imagine que un preso se escapa y otro es
liberado, ¿cuál tiene mejor recibimiento?

- El liberado, pero…

- Exacto, la libertad se alaba y el escape se condena, pero igual, siguen siendo presos de la
opinión pública, por eso es tan difícil conseguir empleo para un ex convicto.

- Pero, hay diferencia entonces entre ambos conceptos, pero al final uno es consecuencia de
otro, ¿cómo es que puede ser a la vez nada?

- Pensemos esto después, ya entendí su punto, ahora escuche mi idea.

- Continúe.

- Querer necesita de poder. No me mire así, no es lo que cree. Querer ser, necesita de poder.
Esa es la inspiración del ser humano, su razón de ser; poder salir y presentarse como algo en
concreto.

- ''Querer salir''.

- Sí, ya sé, libertad de nuevo. Pero no nos pongamos tan pretenciosos, que ayer discutimos la
felicidad.

- Yo creo que se necesita algún tipo de sociedad preestablecida, como para que la rebeldía
tenga sentido.

- ¿Y si hay un escape colectivo?

- Tendríamos que entender cómo es que funcionan las mayorías, si es por deseos o individuos.

- Creo que confunde sociedad con sistema.

- ¿Cuál es la diferencia?

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- Individuos y deseos.

- El deseo de ser un régimen.

- Pues, sí, algo así, algo que sea el orden para que no todos se escapen. Pero, suena bonito, ¿no
cree? No es solo por cautiverio, también por cuidar la liberación. Imagínelo como la inflación, si
todos se liberan, por ausencia de régimen, pues, ya nadie acude a su rebeldía.

- Entiendo, solo que, hay que someternos a ambas ideas de libertad.

- Hay que someterse para ser libres, que paradójico.

- Ya, pero, al menos llegamos a la conclusión de que la musa general del ser humano es la
necesidad de huir.

- Cuidado, no vaya a ofender con sus pensamientos los verdaderos dilemas de aquel Extranjero.

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Cruz suprematista hiératica

Para el proyecto final pondré algunas condiciones, ya que eres un trazo, irás contando lo que
ves, nada más, no tendrás conciencia ni capacidad alguna de expresarte, solo jugarás a ser
espectador de la historia. Yo observaré lo que vas conociendo, pero debes ser ajeno, no saber,
querer, creer, solo ver, necesito tus ojos en esta travesía, para que esta mano, y el pincel que
sujeta, tenga razón de ser. Sé que atribuirte la capacidad de observar no puede alejarse de la
experiencia que puedas conseguir, pero vamos a limitar toda herramienta para evaluar, y que
tu movimiento sea lo más limpio posible.

¿Comenzamos?

Bien, es el punto de partida, el inicio del término, la primera de muchas pronunciaciones, de


cómo llegamos a manifestarnos para hoy tener arte y expresión.

Recuerdo que la primera vez que me sentí libre de expresarme fue cuando encendí un fósforo,
vi esa normalidad de lo que tanto temía en mis manos, vi el inicio de todo, la base de lo que me
hace subsistir, y no supe qué hacer. Tuve ese poder, el poder de todo, la exageración de un
trozo cualquiera, era una luz tan cotidiana como poderosa. Estaba anocheciendo y sentía que
retrocedía miles de años en el pasado, que sentía la fascinación de descubrir el fuego, y usarlo a
mi manera, era mío, pero no sabía cómo comenzar mi arte. Seguramente querer evidenciar la
intención es nuestra forma de comenzar, pero evidenciar necesita de comunicación.

Por esto debes observar atentamente el lenguaje, para que pueda avanzar rápidamente en la
historia, no quiero divagar en detalles, lo lamento, quiero una conclusión. Somos algo que
requiere una descripción extensa, una complejidad que no se generaliza por su grandeza. Por
eso esta es mi propuesta, una sola conclusión: reflejar todo lo que somos en una sola imagen.
Muéstrame la primera línea.

Hemos intentado palabras, tan solo para morder anzuelos en cuanto tocan nuestros labios. No
comprendo de qué sirve rendirse, si ya todo se sabe con un gesto, con un movimiento de ojos,
boca o cejas, tragamos el impulso y dormimos en silencio, porque la intención se rinde en
cuanto el cuerpo conoce, necesitamos de palabras, pero comunicarnos no. Y soy joven para
condenar la vehemencia, pero débil para la valentía de comprendernos.

Creo que todos somos débiles cuando se trata de fijarnos en lo que hemos sido. Sabemos que
podemos crear relaciones sin hacer un extenso recorrido por la historia, sin conocer la primera
palabra o el primer gesto, si es que llegamos a hallarlo sin someterlo a lo que somos ahora.

Esa es tu fortuna, que puedes observarnos sin enterarte de nada, no sabes lo mismo que yo.
34
Es que hemos buscado la destrucción, caminamos hasta golpearnos porque así olvidamos
nuestra transición. Luego corremos, sin más, porque, sí, nos asusta detenernos y fijarnos en lo
que hemos sido. Nos cuesta ser lo que somos, por nosotros o por insuficiencia en el
aprendizaje, es difícil reconocer las influencias, y tal vez por eso nosotros hacemos a nuestros
padres, les damos poder sobre nosotros, solo para ocultar nuestro control sobre ellos. Las
influencias se transforman, nos damos cuenta, pero no reconocemos que somos lo que
condenamos del entorno.

Mira eso, así es como creamos una subasta de ingenios, esa idea de claridad sobre el acto de lo
que llegamos a nombrar economía. Así nos llenamos de rechazos al funcionamiento de esta,
pero no nos bastó con rechazarla, y conseguimos una fácil abstinencia al cambio, pero una
sobredosis de palabrería. Sí, así nacen las opiniones.

Yo tengo esa capacidad de apropiarme de vivencias para contarlas con mi lente, con mis manos
y temores, como tu travesía. Hay cierta pureza en esa expresión, porque tengo mi propia visión,
pero lo que la hace legítima es que aprendí a diferenciarla de mis intenciones. A diferencia de
otros, que confían en todo lo que son, yo jamás he confiado en mi mano, por eso no sabe lo
que pasa y me permite dibujar líneas imparciales. Divido intención y mensaje, para conseguir
un objetivo.

Pero, la riqueza está en la abundancia de opiniones, y para evadir un egoísmo, quisiera que
tuvieras conocimiento de la maldad. Mi discurso ama y rechaza, porque quiero saber que
llegaré a ser elegida como pensamiento durante una obra de amor, pero también quiero que
conozcan mi dolor, para que sepan todo acerca de derribarme. Esto es maldad para mí, el daño
que pueden hacerme con ese conocimiento. Y su contraste es el amor que pueden enseñarme.

Ahora dime, ¿crees que se necesite de un contraste?

La verdad es que antes pensaba que la maldad era para todos por igual, no sé qué tan mal
estuvo, pues así aprendí a no desmeritar tristezas y aprender de alegrías. Que si la tristeza no
mata, destruye, que si no me mato, me destruyo. Que si estoy riendo, estoy conociendo a la
felicidad. Todo es tan dependiente, creo que nuestra historia es siempre así.

Ah, ya terminaste.

No comprendo, ¿es una traición a Malévich? ¿Para ti la conclusión es una línea recta cortando
el lienzo a la mitad?

35
Dulce

Una sirena salió del océano, pero estando en la arena creyó derretirse, y cada vez más gotas
saladas caían, sentía que se estaba deshaciendo.

Ella nunca había llorado de alegría, y regresó por temor a desaparecer.

36
Carta de autorización

Esa primera combinación de rostros puede vivirse en la comodidad de su mente.

La forma en que ella se acerca, con un pequeño roce a su mentón, todo lo que es temblando, y
una sutil sonrisa obligándolo a acercarse un poco, para darle su permiso.

Afortunadamente, quieren.

37
Un brevísimo poema

El gran corazón deja de tomarse en serio a sí mismo.

Abre paso a la idea que se apodera del rumbo que toma el cuerpo.

38
Reina Epiasta

- ¡Ay de ti, Epiasta! ¡Ay de tu mísera virtud! ¿Qué nos ha hecho mortales, como para perturbar
tu justicia? Tus alas nos dirigen entre la verdad y el mal, porque navegar en este insoportable
océano de ignorancia nos ha hecho malos. ¡Ay de nosotros, por no conocer!

Epiasta elegía otorgar alas como símbolo de justicia: por una única buena acción se ganaban
las alas. Epiasta cortaba las alas como símbolo de crimen: existía un abismo, cuando los
mortales volaban en su libertad hasta ese punto perdían las alas y caían.

- La ignorancia nos conservaba libres y ¿qué pueblo en su ignorancia ha de perecer?

39
El caos de ser

Un silbido dice más aire que tierra.

Esta es la magia de ser mortales; el volar con los labios y cantar con el viento.

Ilustramos el hecho de estar con vida a través de composiciones del alma que llamamos arte.
Le dimos un nombre a lo que nos da vida y la refleja. La paradoja de imitar el arte, o el arte
imitando la vida.

Vemos este supuesto dualismo de arte y corazón hasta en los actos más banales, es decir,
miramos las moscas que se posan en la ventana como itinerantes alas que deciden visitarnos.

Ponemos belleza en lo que elegimos.

Pero para esto necesitamos asegurarnos de que no hay un desastre, y hacer el propio.

40
Ensayos

41
Bajo una luna hostil

Wikipedia considera que se debe fusionar el artículo Signo y Símbolo con el artículo de Símbolo,
esto debido a que se tiene en cuenta como un detalle para el uso de la palabra solamente, sin
embargo, hay todo un contexto en esa importante diferenciación de términos, es necesario
mantenerlos por separado. Y para este argumento se puede tomar un fragmento del artículo;
''los signos pueden ser comprendidos por seres humanos y, algunos, por los animales; los
símbolos no''. Esto demuestra que un símbolo carga con mucho más contexto en la
representación que busca, pero sin dejar a los signos en una posición de irrelevantes, y se
necesita mantener ese artículo para comprender por qué necesitamos de ambos, no de una
sola definición que los contenga como similares.

Es importante definir qué es un signo y qué es un símbolo. Los signos son ‘‘aquello que da
indicios o señales de una determinada cosa’’, es decir, una señal lo suficientemente evidente
como para concluir algo. Y, en el caso de los símbolos, se encuentra una definición algo más
extensa; ‘‘el símbolo sirve para representar, de alguna manera, una idea que puede percibirse a
partir de los sentidos y que presenta rasgos vinculados a una convención aceptada a nivel
social. El símbolo no posee semejanzas ni un vínculo de contigüidad con su significado, sino que
sólo entabla una relación convencional’’, entonces, es un vínculo creado para la representación
de alguna idea. En el caso de los signos, podría decirse que son los encargados de conducir en
la ruta de un mensaje, mientras que los símbolos lo representan como tal.

El problema de fusionar el artículo está en ignorar que sin signos no hay símbolos. Si bien la
importancia de representar una idea al final está en su relación con los símbolos, estos no
pueden alejarse de los signos, porque para comunicar un mensaje es necesario acudir a una
simpleza en ocasiones, de un concepto lo suficientemente popularizado como para poder crear
una cercanía y, por lo tanto, una visión diferente por medio de esta. Es decir, es necesario
permitirse una base para fortalecer el resto de representaciones de un mensaje, y esto no
condena a los signos de ser simples en comparación con los símbolos, tampoco son una
muestra de mediocridad, incluso si se les acusa de poco innovadores. Porque deben serlo,
deben ser algo mayormente común para que logren marcar esa ruta al símbolo definitivo.

Ahora, si aceptamos el camino que se debe tomar, ¿por qué es necesario comunicar una idea
de esa forma?

Bueno, resulta ser la mejor ruta que hemos creado hasta ahora, y la literatura sabe cómo
demostrarlo. Para este ejemplo quisiera tomar tres importantes referencias:

42
En primer lugar, ‘‘1984’’ de George Orwell. Esta es una novela futurista que habla de una
sociedad distópica, fue escrita en 1949; surge en un contexto social fuertemente marcado por
regímenes totalitarios, lo que inspiró a Orwell a desarrollar la novela en Londres, buscando
compartir que un régimen puede surgir en cualquier parte y que no solamente Alemania
resultaba sometida a una dictadura. Comparte alusiones a lo que puede ser un gobierno y la
transformación que sufrirían las personas a causa de ese clima político, lo cual puede resultar
bastante cercano a nuestro contexto actual. Eso justamente por los signos que utiliza en la
obra, porque hace referencias a, por ejemplo, propaganda política, control de los medios,
idealización del gobernante y el infundir terror. Son críticas constantes y sentimientos bastante
comunes, tanto en 1949 como ahora, esas son las referencias que utiliza Orwell para que
consiga establecer un camino hacia el mensaje que quiere compartir desde una perspectiva
específica, referencias que cumplen la función de un signo; familiarizarse con el contexto social.
Pero él no se mantiene en esta posición, estaba comprometido con la democracia y criticaba la
indiferencia de una sociedad con respecto al estalinismo, por esto quería ir más allá de una
identificación con su obra, quería que la sociedad consiguiera realmente ver que esa es una de
las muchas posibilidades para el futuro, y entonces, surgen sus símbolos. Como El Gran
Hermano, Ingsoc, y cada referencia al régimen que crea para 1984, esta es su visión personal,
los nombres propios que solo podemos definir cuando hemos leído la novela, esa es la idea del
mensaje, como público entendemos el camino que crea para su obra y también los símbolos de
los cuales se apropia.

En segundo lugar, se encuentra Víctor Turner y su libro ‘‘La Selva de los Símbolos’’, una
recopilación de tradiciones de la tribu Ndembu en Zambia. Allí Turner plantea que los símbolos
son mucho más que un objeto o la imagen de una idea, va más allá en el campo de
identificación, dice que son esa herramienta para suscitar relaciones, reacciones; cualquier
cercanía con algo, y esta puede ser tanto positiva como negativa, pero ese no es el punto,
porque se trata del símbolo, de que relaciona. Uno de los ejemplos que plantea Turner es el
ritual de iniciación de las jóvenes de la tribu, llamado Nkang'a. Esta es una ceremonia que se
realiza cuando ellas comienzan la pubertad, consiste en cubrir a cada joven con una manta,
junto a un árbol llamado Mudyi, con el objetivo de prepararlas para el matrimonio. Este árbol
es el símbolo del ritual, porque cuando se araña su corteza se produce un sangrado de látex
blanco, y esto le da el nombre de ‘‘árbol de la leche’’. La representación que tiene es la de la
leche de los pechos de las mujeres, así como la cercanía entre madre e hijo, sus principios y
valores, la unidad de los Ndembu, o citando a Turner, "el árbol de la leche representa los
aspectos armoniosos, benevolentes de la vida doméstica y tribal". En este ejemplo, el signo
directo y popular de '‘blanco = leche’' planea una ruta, para llegar al símbolo final de '‘leche =
armonía'’. Este segundo ejemplo se diferencia del primero en que no muestra lo que podemos
ser basándose en lo que somos, sino que evidencia cómo entendemos lo que somos por medio
de los símbolos.

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Y en tercer lugar, está el ajedrez, específicamente en los poemas (o los que hacen un símil con
el ajedrez y el ¿amor?), como los hermosos escritos de Borges, Cervantes, Lorca, Ramón López
o Rosario Castellanos con este signo. Este es un ejemplo de Rosario Castellanos nombrado
directamente ‘‘Ajedrez’’.

Porque éramos amigos y a ratos, nos

amábamos;

quizá para añadir otro interés

a los muchos que ya nos obligaban

decidimos jugar juegos de inteligencia.

Pusimos un tablero enfrente

equitativo en piezas, en valores,

en posibilidad de movimientos.

Aprendimos las reglas, les juramos respeto

y empezó la partida.

Henos aquí hace un siglo, sentados,

meditando encarnizadamente

cómo dar el zarpazo último que aniquile

de modo inapelable y, para siempre, al otro.

El signo es el ajedrez, ya popularizado, pero el hecho de usarlo como metáfora en más de una
obra no le resta ningún valor al mensaje de los escritores, esto es por la importancia del
símbolo. Cada escritor toma el ajedrez y le otorga valor al poema a través del símbolo que elija,
basta con saber que el signo popular es la promesa del destino, el cual es el valor dado por el
escritor, o en palabras de Borges acerca de la originalidad en la obra, ‘'[...] el hecho es que cada
escritor crea sus precursores. Su labor modifica nuestra concepción del pasado, como ha de
modificar el futuro'', entonces, se deben compartir los signos para permitirse una nueva visión
a través de un símbolo, allí es donde se puede innovar sin negar la historia. Esto no es justificar
la mediocridad al recurrir a antiguas referencias, el objetivo es valorar al símbolo casi
indescifrable como la vida del mensaje, pero sabiendo que para comunicar es necesario
44
hacerse entender, con gestos universales, tal vez. Unos signos que sean los gestos de ese nuevo
idioma oculto en el símbolo.

Encontramos tres perspectivas que nos brindan los signos y los símbolos; lo que podemos ser,
cómo entender lo que somos y lo que nos diferencia. Esto nos dice que en nuestra historia hay
rituales, tradiciones y palabras que nos permiten conservar lo que hemos sido todo este tiempo
para poder contarlo en el futuro, y luego cada uno de nosotros busca brindar algo nuevo a ese
futuro. Por eso es que cada historia contada debe ser una combinación de todo, junto a unos
límites establecidos entre '‘ellos y yo’'.

Límites, para Wikipedia también.

45
La Pluma Blanca

Relatoría con base en

García, C. La Ilusión del Conocimiento

Popper, K. El Conocimiento de la Ignorancia

La complejidad de las palabras está en lo ambiguas que resultan y la variación de significado


ligada a múltiples contextos, a conocimiento o crítica, de lo poco que sabemos y lo mucho que
desconocemos.

Este es un recorrido por el camino que ha ido formando el lenguaje a lo largo de la historia,
mientras se exponen los contrastes entre el conocimiento y la crítica desde una aplicación
científica. Pero también se moldea lo que es la ciencia y el aprendizaje, si se trata de un
aprendizaje constante o un crecimiento ligado a las palabras.

Pero, si el lenguaje ha vivido transformaciones a lo largo del tiempo, que lo han convertido en
protagonista, ¿No sabemos hoy, acaso, muchísimo más de lo que sabía Sócrates en su época?

Tal vez el verdadero dilema se plantea desde la libertad, más allá del conocimiento o la crítica
frente a la verdad, es decir, un enfoque desde aquello que realmente nos permite una
expresión como humanidad.

Aunque resulte paradójico, este recorrido me llevó a evidenciar una esencia tan humana, como
la libertad, en un animal. Para ser más específicos (y diferenciando por un momento al humano
del animal), se trata de una paloma. Las palomas son la idea más cercana a la libertad, y no por
caer en la antigua tradición de igualar la capacidad de volar a la libertad. Pero, realmente, esto
influye: volar permite movilizarse sin condicionarse a creaciones humanas como vías o tráfico,
puede que dependa del clima, pero es algo más allá de nuestro dominio.

Pero para ejercer este derecho es importante alejarse de lo inusual, es decir, el poder puede
verse como libertad, pero alguien con poder es una celebridad, y ese rango de fama convierte a
ese alguien en algo inusual. El poder limita lo cotidiano del alguien, por la seguridad de él y los
que están a su alrededor, o cualquier otra razón. Eso pasa con un ave más exótica, como un
águila, que, aunque parece más imponente y con mayores capacidades, su libertad se limita
por lo que la convierte en celebridad. Llamar la atención le impide desarrollarse con
normalidad, y debe haber cierta normalidad en la libertad para que funcione como concepto.

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Por otro lado, las palomas hacen parte de la cotidianidad, no es escandaloso ver una paloma en
la calle y volando por ahí (digo escandaloso porque se sabe de su presencia, pero no resulta,
generalmente, desagradable como un ratón). No buscamos formas de destruir las palomas,
sino de convivir con ellas. No son ciertos insectos que, creemos, necesitan de algún repelente
porque no son bienvenidos en nuestro día a día.

El poder desplazarse y estar en casi cualquier lugar sin alardear de su presencia las hace, en
cierta forma, libres. No son la idea completa de libertad, claro, aún existen limitaciones más allá
de volar. Pero es algo pretencioso exigirles alejarse de las limitaciones clásicas de los seres
vivos.

Como parte de ese conjunto de seres vivos, podemos imaginar que somos palomas por un
momento: necesitamos relacionarnos de alguna forma, más allá de gorjeo, puede ser por
medio de migas de pan, movimientos de nuestras alas o cualquier otro mecanismo. El punto de
este ejemplo no es visualizarnos solo como palomas que podrían razonar, también como
humanos que evolucionaron hasta ser palomas, y su razonamiento se redujo a patrones. ¿O
siempre lo fue?

Si evolucionamos hasta ser palomas, significa que nos enfocamos en la idea de libertad desde
nuestra normalidad y podemos continuar razonando. Es decir, alcanzar la libertad sin perder la
razón ni la normalidad.

Pero ¿Cómo lleva esto al punto (objetivo) del lenguaje?

Necesitamos mantener esa capacidad de exponer nuestro conocimiento, y cuestionarlo, en


palabras, tanto esta premisa como la libertad deben relacionarse. Y para eso está la importante
diferenciación de lengua y lenguaje.

Por ejemplo, Moana, que hace parte de esas producciones que se traducen a varias lenguas y
permiten un alcance cultural que no esté limitado por subtítulos o referencias internas. Esa es
la idea, que, sin importar el doblaje de sus canciones, pueda permanecer el encanto de la
representación de otra cultura, que toda su composición termine en una relación perfecta con
la historia del musical. De esa manera, se combinan dos aspectos y se convierten en uno solo;
uno mejor que ambos.

Como el ser humano evolucionando hasta ser una paloma; un intercambio cultural evolutivo.
Esta es la idea del lenguaje, y parece una idea distorsionada, me refiero a que este argumento
puede convertirse en un eufemismo de “la música es un lenguaje universal”. Pero mi punto es
algo diferente, es buscar la libertad en esos rasgos comunes del lenguaje, en llegar a una
comunicación que vaya más allá del idioma, más allá del conocimiento y las reglas que hemos
impuesto para determinar qué es verdad y cómo tomar esa afirmación y formular una crítica.

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Si planeamos llegar a ser palomas, tendríamos libertad, razonamiento y comunicación. Ese es el
equilibro entre los conceptos 'paloma' y 'ser humano', y esto podría crear un modelo de ser
vivo con grandes ventajas. Porque, recordando, “Nuestro conocimiento objetivo conjetural
continúa superando con diferencia lo que el individuo puede abarcar”.

Este es un proceso de lectura un tanto más personal, una apropiación del texto para
compartirlo con perspectivas personales. Una idea que se presenta como un dilema bastante
poderoso, como lo es el verdadero conocimiento y la evolución del lenguaje, que luego es
llevada a un campo de apropiación.

Ese es mi gesto de paloma, una reivindicación de porqué la libertad nos condiciona a aprender,
y a comunicar ese aprendizaje a futuras generaciones, porque, ¿qué es el conocimiento si no se
comparte?

¡Mirad, yo os enseño la Pluma Blanca!

La pluma blanca es el sentido de la libertad del ser.

El ser es una cuerda tendida entre el animal y la pluma blanca,

sobre un abismo de condena.

La pluma blanca es aquel que ha alcanzado su libertad sin abandonar su razón,

y puede compartir lo que es sin limitarse a las lenguas humanas.

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Nada

Análisis de Nada - Lido Pimienta

Comadre Jacinta

Esta noche hay bunde y en el callejón

por el angelito de Manuel Venció,

de Manuel Venció, de Manuel Venció.

Comadre Jacinta, no vuelva a parir,

que todos los hijos se le han de morir,

se le han de morir, se le han de morir

¿El hijo’e Jacinta de qué se murió?

Fue leche cortada lo que lo mató,

lo que lo mató, lo que lo mató.

¡Ay, comadre Ifalia, no me diga así,

que todos mis hijos los vuelvo a parir,

los vuelvo a parir, los vuelvo a parir!

Y uno por uno se le van muriendo,

dos por dos los voy reponiendo,

los voy reponiendo, los voy reponiendo.

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Mi interpretación relaciona la canción con este cántico del Pacífico colombiano. Conocido por
ser el ‘bunde del angelito’, común en los velorios de los niños, donde se representa esa escena
y Jacinta e Ifalia cambian sus nombres según el contexto, aunque varía, su esencia es la misma
en todo el Pacífico colombiano, es un cántico que mantiene su estructura y prevalencia como
ritual. Aunque esto hace que la intención del tema y mi interpretación contrasten, por el hecho
de que el tema surge en el Caribe y el cántico que elegí está en el Pacífico, al final se unen por
ser Colombia. Son dos partes de una misma carta, esta es la mía.

1. El videoclip

Las referencias a la maternidad, la muerte y el dolor son puntos en común, pero en mi


interpretación hay papeles diferentes para Lido y Li, o Jacinta e Ifalia respectivamente. En el
video comienzan estando juntas y luego aparece una trenza que las une, buscando mostrar que
hay una cercanía entre ellas, y aparece un detalle luego, ambas están en el suelo, pero solo
Ifalia mira a la cámara. Cuando aparecen juntas, y también hay niños, es cuando ambas están
cargando un bebé, no solo una de ellas, esto puede decir que la unión en cuanto a su
maternidad solo existe cuando es mutua, ''uno por uno se le van muriendo, dos por dos los voy
reponiendo''.

Y entonces, plot twist; no muere el bebé, muere Jacinta. Creo que esta es una representación
de ''los vuelvo a parir'', un amor lo suficientemente grande como para no cansarse de
sacrificarlo todo por sus hijos, incluso si un día debe sacrificarse a ella misma. Pero Ifalia insiste
en ''no vuelva a parir'', y entonces corta la trenza, el símbolo de su unión, cuando se da cuenta
de la seriedad con la que hablaba Jacinta, tal vez al final no compartían la maternidad de la
misma manera y debía comprobarse de esa forma.

Luego Ifalia adorna a Jacinta con flores, creando su propio ritual para la muerte de Jacinta,
porque solo se había preparado para el bunde del angelito. Pero, luego de ese ritual, el
videoclip regresa a la muerte de Jacinta, antes de que Ifalia la adornara con flores. ¿Y si no
hubo la necesidad de crear un nuevo ritual? Porque esa historia es la historia en sí, no es una
versión diferente de Comadre Jacinta; es tal cual fue, y el hecho de que Ifalia mire a la cámara
de nuevo, y que durante el ritual no lo haga ni una sola vez, puede ser ese gesto que confirma
que ese sí es el final, que no hubo un ritual nuevo porque no era necesario, ya que miró a la
cámara al inicio, tendría sentido que la mirara de nuevo para marcar el final (al menos de una
forma característica; una mirada donde no canta ni está junto a Jacinta). El plot twist del plot
twist.

En varios momentos aparece una heliconia, que es una flor característica en Chocó, tal vez aquí
está la referencia al Pacífico para que la relación del cántico pueda surgir.

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2. La letra

Están cuatro estrofas con la misma estructura, pero van cambiando sus palabras a medida que
avanza la canción.

1. Todo lo que yo sentí, todo lo que yo viví

De todo lo que presentí, ya no me queda nada

Por todo lo que yo sufrí, por todo lo que yo aprendí

De todo lo que yo te di, ya no me queda nada

2. Todo lo que yo sentí, todo lo que yo viví

Por todo lo que presentí, ya no me queda nada

Por todo lo que yo miré y todo lo que ya soñé

Por todo lo que te esperé, ya no me queda nada

3. Todo lo que yo esperé y todo lo que yo entregué

De todo lo que recordé, ya no me queda nada

Del amor que yo te di, de todo lo que perseguí

De todo lo que yo pedí, ya no me queda nada

4. Todo lo que yo sentí, todo lo que yo viví (el dolor)

Por todo lo que presentí ya no me queda nada (el dolor)

Por todo lo que yo viví y todo lo que yo aprendí (el dolor)

De todo lo que yo sufrí, ya no me queda nada (el dolor)

Aunque llega a la misma conclusión en cada una, creo que está contando la historia de Jacinta
con Ifalia, desde la perspectiva de Jacinta. En la primera estrofa cuenta cómo fue entregarse a
una relación con Ifalia, cómo fue experimentar esa cercanía y de qué manera lo vivió, ''por todo

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lo que yo aprendí, de todo lo que yo te di''. En la segunda estrofa está la sospecha, las dudas
frente a qué tan genuina era esa conexión entre mujeres por la maternidad, ''por todo lo que
yo miré y todo lo que ya soñé, por todo lo que te esperé.'' En la tercera estrofa, es el paso antes
de la conclusión general, el saber que le entregó todo a Ifalia, pero que nunca recibió lo que
esperaba ''Todo lo que yo esperé y todo lo que yo entregué [...] de todo lo que yo pedí''. Y
luego, en la cuarta estrofa, se mezcla la palabra dolor, porque finalmente aceptó que la relación
demandaba mucho de ese vínculo, más de lo que creía, ''de todo lo que yo sufrí, ya no me
queda nada (el dolor)''. El dolor estaba presente, pero no de la misma manera en ambas.

Yo te soy sincero si es que mañana muero

No le tengo miedo, pues soy mujer y llevo

El dolor adentro

Soy mujer de lluvia, de sangre en luna

De tierra, sal y duna

Por amor, sin duda

Si es que mañana muero, de aquí yo no me muevo

Yo no le tengo miedo

No le tengo miedo, no

Yo te soy sincero y no le tengo miedo

A la muerte, si es que me quiere

Aquí la espero de frente y sonriente

El dolor lo llevo dentro

El dolor lo tengo presente

Soy mujer de sangre en luna

De tierra, sal y duna

Sin pena, sin duda

El dolor lo llevo dentro, el dolor lo llevo dentro

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Creo que estas estrofas no tratan sobre su relación, sino sobre cada una directamente. La
primera estrofa es Jacinta y la segunda Ifalia, la primera dice ''si es que mañana muero, de aquí
yo no me muevo'', pero la segunda no tiene una referencia similar, porque el compromiso de
Ifalia resultó ser diferente al de Jacinta. Su reacción frente a la muerte contrastaba, igual que su
pacto de maternidad; Jacinta se sacrificó a sí misma, pero Ifalia lo cuestionaba.

... El dolor

Lido Pimienta contó la intención de la canción y el videoclip, pero esa intención no limita la
interpretación, las muchas interpretaciones. En cuanto a la intención,

''[...] es una pieza llena de metáforas sobre la maternidad y ese dolor que constituye y construye
a la mujer: “En nuestros países, morir de causas naturales no nos da temor. A nosotras nos
violan, nos matan, nos venden, desde infantes hasta ancianas. Cuando nos visite La muerte, ya
lo peor nos ha pasado…”. Una de las imágenes más poderosas del clip audiovisual de "Nada" es
la representación de esa conexión entre las mujeres que Lido y Li Saumet exponen con la larga y
gruesa trenza que pende de sus cabezas y las une hasta que la muerte las separe, metáfora
también esta de la maternidad y el cordón umbilical que alguna vez las tuvo físicamente ligadas
a la vida de sus primogénitos, que también salen en el video.''

Lido Pimienta dice que todo el álbum de Miss Colombia es una carta sobre su relación con
Colombia, en sus palabras, ''El ‘lado a’ de 'Miss Colombia' es esa dualidad, ese melodrama, y el
‘lado b’ es la redención de Colombia, que es la cultura.''

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