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Dentista
Dentista
Odio ir al dentista, todo es tan blanco. Me da miedo el olor a diente quemado. Para
variar la calma de todo. Los dientes están podridos. Mi corazón late rápido,
imagino como todos los dientes se cae, frío, calor, esas sensaciones son terribles.
¿Cuándo se me cayó el primer diente, enero, febrero? No, fue en diciembre
gracias a un hueso de conejo. ¿Adorables? una vez perseguí uno, me mordió,
cuatro puntadas. Prefiero comerlos, nosotros comemos carne para sobrevivir, no
gusta la sobre explotación de los animales, el conejo se reproduce rápido. Que
rico es el conejo a las brasa. Maldito conejo, me tiro un diente. Creí que era un
hueso y masqué más fuerte, un crujido y ya no tenía la mitad de muela. No he ido
con el dentista desde hace diez años. Aquella vez raspo sin piedad, mis lágrimas
corrieron y él estaba muy sereno. No quería regresar, cada vez que mi madre me
iba a llevar, yo me escondía. Tenía muchas revistas. Era caníbal, tenía revistas de
como los azteca cocinando sus sacrificios, ahí supe cómo nació el pozole ¿Era
caníbal? Debo marcar. Miedo.
Fernando H. Ramos