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-Me gustas…-¿Qué piensas hacer al respecto?

-Así es, estoy recibiendo una confesión, deben creer que es algo
maravilloso y en efecto lo sería, si la persona que me lo está diciendo fuera una bella muchacha, en cambio,
es… Mi jefe.

Tal vez lo mejor, sea empezar desde un comienzo.

Hace un par de meses había terminado la universidad, y como cualquier joven común y entusiasmo rebosante,
dedique todo mi tiempo en la búsqueda de trabajo. No fue nada fácil, muchas veces fui rechazado por la poca
experiencia laboral que podría tener. Otras al lograr entrar, fui despedido porque mi frenesí era tal que incluso
podría sacarle el cargo al dueño.
Desahuciado por la falta de empleo, me quedaba una última opción.
-Recepcionista de un psicólogo…- Leí en un diario que me había golpeado mientras caminaba por el parque.
Según el artículo, aquel hombre necesitaba alguien que recibiera a los clientes y organizara los turnos,
limpiara el lugar, le sirviera de asistente e incluso de compañero.
Pero… está persona quería a un secretario, a un conserje, un sirviente y un compañero… Que aún no estoy
seguro de lo que significa esto último.
¿En una sola persona?

Con mayor razón aún la paga era tan considerada.

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