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Lección 4:

¿Son buenas las riquezas?


1. Oración Inicial
Quédate un momento en silencio para entrar en profunda oración, pide al Señor que mande su
Espíritu Santo para que te ilumine lo que debes hacer, decir, pensar, sentir y evitar para cumplir
perfectamente la Voluntad de Dios.

Termina este momento de preparación haciendo sin prisa un Padrenuestro, meditando cada
frase que vas diciendo.

A medida que avances en esta lección detente a meditar unos instantes en aquello que impacte
profundamente tu corazón.

2. Texto Bíblico
Mt 6, 19 – 21

“No os amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que
socavan y roban. Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que
corroan, ni ladrones que socaven y roben. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu
corazón”.

Mt 6, 24

“Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a
uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero”.

3. Contenido para meditar


Desde el principio Dios confío al hombre la administración de la creación para que la cuidara y le
concedió que se beneficiara de sus frutos para atender sus necesidades (Cfr. Gn 1, 26 – 29).

Sin embargo, como consecuencia del pecado original el hombre se ha apegado desordenadamente a
los bienes materiales volviéndose egoísta, dejándose llevar por la codicia y la avaricia, procurando
incluso en algunos casos conseguir sus bienes usando a las personas y ultrajando su dignidad, cayendo
en el pecado grave y arrastrando a otros a convertir el dinero en su fin.

Algunos criterios que debes examinar para poseer bienes sin que peligre tu vida eterna:

- ¿Cómo los consigo? Que su origen sea de negocios moralmente válidos y civilmente lícitos.
- ¿Cuánto afecto les tengo? “Porque la raíz de todos los males es el afán de dinero, y algunos,
por dejarse llevar por él, se extraviaron en la fe y se atormentaron con muchos
sufrimientos”. 1 Tim 6, 10.
- ¿Cómo los uso? Para ayudar a cada uno a atender sus necesidades fundamentales y las
necesidades de los que están a su cargo (Cfr. Catecismo 2402).

El Señor Jesús nos ha enseñado un desprendimiento absoluto de todo lo material para tener un
corazón libre para amar verdaderamente, su nacimiento en un pesebre, su vida de austeridad junto
San José y la Virgen, y su muerte en la Cruz son claros ejemplos. Volvamos nuestra mirada a la Sagrada
Familia y aprendamos de ellos a vivir sin apegos.

Reflexiona:

- ¿Le doy realmente a Dios el primer lugar en mi vida?


- ¿Qué lugar le estoy dando a los bienes materiales?
- ¿He dejado entrar la idolatría al dinero en mi corazón?
- ¿En qué tesoro tengo puesto mi corazón?

Acaso no recuerdas los bienes e ideales humanos que perseguías antes de encontrarte con el único y
verdadero Dios, y cuan infeliz te hacia la fama, el dinero, el ansia de reconocimientos, los cargos de
renombre, las excentricidades que tal vez movían tu vida y que solo dejaban vacíos en tu corazón.

Recuerda que Dios te ha liberado de esas ataduras para darte una aspiración mayor y verdadera
alegría. Te ha llamado a acumular tesoros en el cielo, a buscar primero el reino de Dios y su Justicia
que lo demás lo tendrás por añadidura. No tengas miedo en confiar totalmente que el Señor te dará
cada día lo que necesites para tu sustento. Aprende como dice San Pablo a vivir en pobreza y en
abundancia con el mismo gozo de saber que Dios nunca te abandona.

La avaricia paraliza el corazón para la generosidad, por ello es necesario acudir al remedio de la
caridad, la cual todos podemos ejercer por muy pobres que seamos, limosna, beneficencia,
capacitación, evangelización son las formas en que lo podemos hacer.

Ejemplos de los santos: San Francisco de Asís

A San Francisco de Asís el Señor le concede la gracia de abandonarse confiadamente en la Divina


Providencia, despojándose incluso de sus apellidos. Comprende claramente Francisco que la pobreza
es el muro que separa del espíritu del mundo, y que es a través de la pobreza que puede vivir el
llamado a reparar aquella casa que estaba cayendo en ruinas, las ruinas de las riquezas desordenadas,
y lo asume con gran gozo.

“Necesito pocas cosas y las pocas que necesito, las necesito poco”. San Francisco de Asís.
4. Práctica
Haré una lista de todo aquello a lo que estoy apegado: personas, bienes materiales, cosas, lugares,
cargos, todo lo que ocupa un espacio en mi corazón y desplaza a Dios. Luego haré una renuncia
afectiva pidiendo a la Virgen María me acompañe e interceda por mí para que pueda en adelante dar
gloria a Dios en todo. Por último haré una obra de caridad física y una espiritual.

5. Oración final
Alaba al Señor, que te permite quitar las vendas de tus ojos para ver los obstáculos que te alejan de
su Reino, y pide al Espíritu Santo que te ayude a tomar las decisiones que sean necesarias en tu vida,
para corregir aquello que has descubierto que le quita a Dios el primer lugar en tu corazón y dile
“Dame Señor un corazón que solo aspire los bienes celestiales”.

Finaliza con la siguiente oración:

“Oh, Espíritu Santo, ayúdame a cumplir mi compromiso, concédeme todas las gracias: planta y
cultiva en mí el árbol de la vida verdadera que es la amabilísima María para que crezca y dé flores y
frutos abundantes. Oh, Espíritu Santo, concédeme amar y venerar a María tu esposa fidelísima,
apoyarme en su amparo maternal y recurrir a Ella confiadamente en toda circunstancia. Forma con
Ella en mí a Jesucristo hasta la plena madurez espiritual”. Amén.

“Muy hermosa eres, oh María,


no hay en Ti mancha alguna”

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