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EL ESOTERISMO DEL JUEGO DE AJEDREZ RELACIONADO CON LA MASONERÍA

Por el V∴ H∴ William Steve Burkle, 32°, Grand Lodge of New Jersey.

Traducción: V∴ H∴ Alonso Berrío Cárdenas, M∴ M∴, R∴ L∴ S∴ Armonía No. 39, Medellín.


Gran Logia de Colombia.
Abril de 2012.

Este documento analiza las propiedades esotéricas del Tablero y las Piezas del Juego de Aje-
drez, identifica los significados espirituales subyacentes al juego y revela los estrechos lazos
entre el Ajedrez y la Masonería esotérica.

El ajedrez es un antiguo juego de destreza y estrategia, jugado dentro de los límites de reglas
estrictamente definidas, dentro de las cuales los participantes tienen la libertad de tomar deci-
siones individuales (libre voluntad). Cada decisión tiene consecuencias que afectarán la res-
puesta del oponente y los movimientos futuros de quien la toma, afectando de este modo el
resultado del juego. Deliberadamente he descrito el juego de esta forma algo inusual con el fin
de enfatizar en la similitud entre el ajedrez y las batallas externas e internas de la vida. Los as-
pectos internos son las batallas entre nuestras naturalezas duales e incluyen aquellos conflictos
espirituales por medio de los cuales mantenemos nuestra propia identidad, racionalizamos
nuestro comportamiento y vivimos nuestras vidas. Las batallas externas incluyen los afanes
mundanos asociados al vivir en el mundo material, conservando nuestro bienestar físico, nues-
tra supervivencia. En última instancia el juego representa el ejercicio del hombre de su libre
albedrío mientras actúa dentro de los límites de la ley natural. Este paralelo entre el juego del
ajedrez y nuestras vidas materiales es un factor crucial para entender las propiedades esotéri-
cas que encuentran activa expresión no sólo en el juego del Ajedrez, sino también en la Maso-
nería.

El V∴H∴ Manly P. Hall dijo sobre el juego del ajedrez:

“En su simbolismo es el ajedrez el más significativo de todos los juegos. Ha sido llamado “el jue-
go real”-el pasa tiempo de los reyes. Al igual que las cartas del Tarot, las piezas del ajedrez re-
presentan los elementos y la filosofía de la vida.”

En el Ajedrez el campo de juego está delimitado por el tablero sobre el cual operan las piezas.
Los límites físicos del tablero, combinados con las limitaciones del movimiento de cada una de
las piezas sobre ese tablero, que junto con las reglas y convenciones del juego constituyen la
totalidad de las herramientas usadas en común por cada participante.

Este ensayo tratará principalmente de las características del tablero del Ajedrez, las funciones
de las piezas y el simbolismo esotérico que estos elementos del juego exhiben. Examinará los
elementos espirituales intangibles en el contexto de los físicos. La premisa del ensayo es que no
sólo existe en el Ajedrez un fuerte simbolismo esotérico, siendo este simbolismo susceptible de
ser positivamente correlacionado con conceptos Esotéricos hallados en la Masonería.
Ya que adopté el enfoque de dividir los elementos físicos del juego en tablero y piezas respecti-
vamente, discutiré en el mismo orden estos elementos. Pero antes, sin embargo, ofreceré una
breve síntesis histórica del juego.

ELEMENTOS HISTÓRICOS.

Se cree que el juego se originó en Persia. Dice la leyenda que el juego fue desarrollado para el
rey Vishtaspa por el profeta Zaratustra, quien exigió como recompensa el pago en trigo. Las
condiciones para el pago de esta recompensa fueron que la cantidad de trigo que se recibiría
sería igual a aquélla que igualara a la cantidad que se acumulara colocando un grano en el pri-
mer cuadrado del tablero, tres en el segundo, seis en el tercero, diez en el cuarto y así sucesi-
vamente hasta el cuadro sesenta y cuatro, último del tablero. Los matemáticos reconocerán
aquí una progresión geométrica, que daría por resultado tanto cereal que la cosecha entera del
Imperio no alcanzaría para cubrirlo (18, 446,744, 973, 70,55, 661 granos). Según otra leyenda
posterior, las reglas del ajedrez eran tan antiguas que se habían perdido. Un sabio de la Corte
de Persia de nombre Buzurdjmir redescubrió mediante estudio y análisis las reglas completas
del juego, inclusive la colocación y movimientos de cada una de las piezas sobre el tablero. El
Dr. Ricardo Calvo, dice sobre Buzurdjmir:

“Para calcular la progresión aritmética sobre el tablero del ajedrez consideró 32 pares de núme-
ros agregando uno hasta 65 (1+64=65, 2+63=65, 3+62=65,4+61=65, etc. ) .Así, 32x65=2080. En
sentido alegórico el número secreto del tablero de Ajedrez no es 64, sino 65, ya que todos los
demás números están relacionados con él.”

Parece que la palabra “Jaque mate” usada para significar que el juego termina al dar captura al
Rey proviene de la palabra persa “Shah” (Rey) y el vocablo árabe “mat” (está muerto).

Otros relatos sobre el origen del juego dicen que éste se originó en la India en tiempos del gran
gramático Indio Panini (500 A.C.) en donde era un juego conocido como “Chaturanga” (que en
sánscrito quiere decir “cuatro números”), que exigía cuatro participantes y probablemente el
uso de dados. Es interesante anotar que el uso de dados introducía el elemento “suerte” como
factor del juego. En la versión India del juego, los 64 cuadrados (en una matriz de 8x8) corres-
ponden al así llamado Mandala Vastu, un diagrama asociado con la disposición de los templos
sagrados. Al rey Hindú Balhit se atribuye la autoría de un libro sobre el juego del Ajedrez, en el
cual éste es descrito como una alegoría del Zodíaco. Según el historiador Titus Burhhardt:

“El simbolismo cíclico del tablero de ajedrez reside en el hecho de que expresa el despliegue del
espacio según el cuaternario y el octonario de las direcciones principales (4x4x4=8x8=64), y que
él sintetiza en forma cristalina los dos grandes ciclos complementarios del sol y la luna: el duo-
decimal del Zodíaco y las 28 mansiones lunares; más aún, el número 64, el total de cuadrados
del tablero de ajedrez, es un submúltiplo del número cíclico fundamental 25920, que mide la
precesión de los equinoccios.”

La representación del tablero de ajedrez en esa forma trae a la mente semejanzas con el Man-
dala Vastu y el Cubo Cabalístico del Espacio.
Incluso otras fuentes indican que el juego fue inventado por Mercurio, llamado también Her-
mes o Toth. Independientemente de su origen, el Ajedrez gozó de gran popularidad en el Mun-
do Árabe, extendiéndose desde allí hacia la Península Ibérica y el resto del Mundo Occidental.

EL TABLERO DE AJEDREZ

El tablero tradicional del Ajedrez es un mosaico de 8x8 de 64 cuadrados dispuestos alternada-


mente en blancos y negros. (Figura1). Los cuadrados están organizados en rangos y filas. Los
rangos se cuentan de izquierda a derecha a través del tablero, mientras que las filas van de
arriba abajo a lo largo del mismo. Los rangos se numeran de 1 a 8 y las filas se denotan con le-
tras desde la “a” hasta la “h”( de izquierda a derecha).

El tablero normalmente se considera dividido en cuatro zonas. La primera es la división del ta-
blero en Mitades Blanca y Negra en grupos de cuatro Rangos. Tradicionalmente la Mitad Blanca
del tablero consta de todos los cuadrados de los Rangos 1 a 4; la Mitad Negra incluye todos los
cuadrados de los Rangos 5 a 8. Una división similar, pero vertical, crea una segunda zona que
delimita el Lado del Rey vs. El Lado de la Reina del tablero. El lado de la Reina incluye todos los
cuadrados des filas “a” hasta la “d”, mientras que el Lado del Rey incluye todos los cuadrados
de la fila “e” hasta la “h”. La tercera zona es realmente una combinación del Centro y del Centro
Expandido del tablero. El Centro incluye los 4 cuadrados más centrales del tablero; y el Centro
Expandido incluye los 16 cuadrados centrales del tablero. La cuarta zona consta de los Flancos.
Hay en total 6 cuadrados de Flanco, 3 del Lado de la Reina, (Filas “a” a “c”) y 3 del Lado del Rey
(Filas “f” a “h”).

Figura 1. El Tablero de Ajedrez Tradicional es una matriz de 8x8 de cuadrados alternativamente claros y oscuros. El
tablero se divide en cuatro Zonas: Blancas vs. Negras delimitada por la línea verde; Lado de la Reina vs. Lado del
rey delimitado por la línea Roja continua; la Zona Central y Central Expandida delineadas por las líneas naranja y
púrpura Respectivamente. La Zona de Flanco está delimitada por la línea roja discontinua.
Aunque el juego es ahora tradicionalmente jugado por dos participantes, han existido versiones
para cuatro, como el Ajedrez Rosacruz o de Enoch, que al parecer son adaptaciones del primiti-
vo “Chaturanga”. En 1922, John Slater, un miembro de la Soladitas Rosa Crucis & Solis Altate
(Orden Rosacruz del Alpha y la Omega) preparó una detallada descripción del juego del Ajedrez
de Enoch y un ritual asociado a éste, que ha sido transcrito y se puede hallar en inter-
net(http://www.rosae-crucis.net/ao_y.pdf). En esa transcripción se muestra un tablero con
correspondencias entre las piezas del Ajedrez, las Cartas del Tarot y los Elementos.

Existen correlaciones entre los 64 Cuadrados del Tablero de Ajedrez y los 64 Hexagramas del
Sistema Adivinatorio Oriental conocido como I- Ching. Los 8 trigramas principales del I-Ching
coinciden con pos 8 Rangos y las 8 Filas del Tablero de Ajedrez y las 6 líneas de un Hexagrama
pueden ser correlacionadas con los 6 tipos de piezas del Ajedrez. Hay también similitudes entre
algunas piezas del ajedrez y las Cartas de un mazo del Tarot. Como ocurre frecuentemente al
explorar el verdadero simbolismo esotérico, hay gran cantidad de semejanzas que pueden
hallarse entre sistemas diferentes, aparentemente no relacionados.

La alusión masónica más comúnmente asociada con el Tablero de Ajedrez es el Pavimento Mo-
saico y la representación alegórica de los cuadrados oscuros y claros como símbolos de los
Opuestos. Algo menos reconocidas son las alusiones del Tablero de Ajedrez a conceptos as-
trológicos y alusiones similares a la disposición astrológica de la Logia. En posterior discusión
sobre las piezas del ajedrez exploraremos alusiones astrológicas más avanzadas compartidas
por el juego y la Logia.

Una alusión algo menos conocida concerniente al Tablero de Ajedrez y al Pavimento Mosaico
existe también en la alegoría masónica de los pasos 3,5 y 7 que conducen a la Cámara del Me-
dio. Los números 3,5 y 7 representan la diferencia de los cuadrados de los cuatro primeros en-
teros, como sigue:

12=1
22=4
32=9
42=16

Restando el cuadrado de cada entero anterior, tenemos:

4-1=3
9-4=5
16-9=7

Aunque la lógica indica que una continuación de la secuencia podría obtenerse elevando al
cuadrado el entero 5 y restando de éste el cuadrado del entero anterior, 4, (25-16=9) debe no-
tarse que los números 3,5 y 7 son primos (indivisibles por cualquier número excepto 1 o él
mismo), mientras que 9 no es un número primo. Como se mostrará, sólo la secuencia 3, 5, 7 se
acomoda al Tablero de Ajedrez. El cuadrado de los enteros puede ser representado por la Figu-
ra 2:

Figura 2. Una representación gráfica del cuadrado de los primeros cuatro enteros.

Figura 3. Una representación gráfica de la diferencia de los cuadrados de los cuatro primeros enteros.

El tablero de Ajedrez tiene un centro común que se halla en el punto de intersección de las di-
agonales trazadas desde cada una de sus cuatro esquinas. Esto también es cierto para el Pavi-
mento Masónico. De manera idéntica a la utilizada en la disposición del Pavimento Masónico, el
Tablero de Ajedrez está construido desde su Centro hacia fuera en cuatro anillos concéntricos,
con cada cuadrante del tablero abarcando cuatro grupos de cuadrados anidados (Figura 4) que
son idénticos a los cuadrados anidados asociados con la secuencia 3,5,7 de la Figura 3. Entre
otras cosas, la disposición de la Diferencia de Cuadrados anidada 3,5,7 incorpora una aproxima-
ción de la Espiral Dorada.

Figura 4. Los cuadrados de un Tablero de ajedrez están


dispuestos alrededor de un punto central en cuatro
grupos separados de cuadrados en cada uno de los cua-
tro cuadrantes de manera consistente con la diferencia
entre los cuadrados asociada con la secuencia 3,5,7.
Uno de los aspectos clave de la disposición del tablero cuando se le mira como cuadrados ani-
dados derivados de la secuencia 3, 5, 7 es que cuando se considera la totalidad de los cuatro
cuadrantes, hay un grupo central común de cuatro cuadrados contiguos, mostrados por la línea
negra en la Figura 4. Las únicas dos piezas del ajedrez capaces de controlar simultáneamente
estos cuatro cuadrados son el Rey y la Reina. Cuatro es un número cúbico y 4x4x4=64. A este
respecto, los cuatro cuadrados, que en el Pavimento Masónico estarían ocupados por el Ara,
representan el Sancta Sanctorum en el Templo de Salomón. El simbolismo tradicional de las
piezas del ajedrez es que el Rey representa al Sol y la reina a la Luna. Este simbolismo identifica
a los cuatro cuadrados como el Centro del Universo desde el punto de vista astrológico y ubica
dos de las Tres Luces Menores de la Masonería sobre el Ara.

Hay una característica adicional de los “”Cuadrados Anidados” que requiere una perspectiva
tridimensional, en la cual cada uno de estos cuadrados anidados en el tablero es considerado
un cubo tridimensional (imaginemos el Tablero de Ajedrez como representando una vista desde
arriba hacia debajo de cubos anidados). Ésta es una consideración plausible, ya que el número
12 que describe al cubo y la secuencia 3, 5 , 7 están correlacionados. Con respecto al cubo, Al-
bert Pike escribió:

“Tenemos tres caras visibles y nueve líneas externas, trazadas entre siete puntos. El cubo com-
pleto tiene tres caras más, completando seis; tres líneas más, completando doce; y un punto
más, completando ocho. Dado que el número 12 incluye los números sagrados 3, 5 y 7, y 3 veces
3, o sea 9, y se produce sumando el número 3 a 9, y sus propias dos cifras, 1, 2, la unidad o
mónada y la diada, suman 3, conforman el mismo número sagrado 3, fue llamado el número
perfecto, y el cubo se convirtió en el símbolo de la perfección”.

Así, si consideramos que cada cuadrado anidado tiene longitud igual a su altura y anchura y los
apilamos uno sobre el otro, resultará un Zigurat escalonado, como se ve en la Figura 5. Este
Zigurat ha sido interpretado como la representación de la “Montaña del Mundo” a la que los
Antiguos consideraban el Eje Central del Cosmos Giratorio.

Figura 5. Una expansión tridimensional de la disposición


de cuadrados anidados del Tablero de Ajedrez produce
un Zigurat de cuatro escalones.
Hay otro importante número de características esotéricas en la disposición del Tablero de Aje-
drez: su natural división simétrica en cuatro cuadrantes tomada en el contexto del simbolismo
astrológico representa los cuatro ciclos estacionales opuestos. La extensión de este simbolismo
al Arte y a la ciencia de la Alquimia hallará una correlación entre la disposición del Tablero de
Ajedrez y el llamado “Cuadrado de Oposición” de los Elementos, propuesto por Aristóteles.

Figura 6. El Cuadrado de Oposición, importante


Diagrama Alquímico.

Otras características del tablero de Ajedrez también caen dentro del campo de nuestra discu-
sión sobre correlaciones astrológicas, a saber que el perímetro del Tablero consta de 28 cua-
drados, lo cual se correlaciona con una aproximación al número de días de duración de un Ciclo
Lunar.

Figura 7. Los 28 cuadrados que forman el perí-


metro del Tablero de Ajedrez corresponden a
una aproximación del número de días de un
Ciclo Lunar.
LAS PIEZAS DEL AJEDREZ

Las principales piezas del Ajedrez representan las tres fuerzas de energía tradicionales análogas
a las tres fuerzas representadas por la Cruz Cristiana (activa, pasiva y modulante) que confor-
man la base teológica de la Trinidad Cristiana.
El juego se desarrolla con un total de 32 piezas, 16 negras y 16 blancas. En cada conjunto hay
un Rey, una Reina, dos Obispos (Alfiles), dos Caballeros, dos Torres y ocho Peones. En la figura
8 se ilustra la colocación inicial de las Piezas sobre el Tablero.
El simbolismo de las Piezas del Ajedrez se encuentra en gran medida examinando sus funciones
y el rango de libertad de sus movimientos sobre el Tablero. El Hermano Manly P. Hall adecua-
damente describe el papel de ellas como representativas de la constitución espiritual del Hom-
bre. A este respecto, Hall observa:
“En la constitución filosófica del hombre,
el Rey representa el espíritu; la Reina, la
mente; el Obispo, las emociones; los
Caballeros, la vitalidad; las Torres o Cas-
tillos el cuerpo físico. Las Piezas del Lado
del Rey son positivas; las del Lado de la
Reina, negativas. Los Peones son los im-
pulsos sensitivos y las facultades percep-
tivas- las ocho partes del alma. El Rey
blanco y su Corte representan el Ego y
sus vehículos; el Rey negro y su Séquito,
el falso Ego y su legión. El juego del Aje-
drez se ajusta así a la eterna batalla de
cada una de las partes de la naturaleza
compleja del hombre contra la sombra
de sí mismo; la naturaleza de cada una
de las Piezas del Ajedrez se revela por la
manera como se mueve; la geometría es
la clave de su interpretación: así, por
ejemplo, el Castillo (la Torre) se mueve
en Escuadra; el Obispo (Alfil), las emociones, se mueve en diagonal; el rey, al ser el espíritu, no
puede ser capturado, pero pierde la batalla cuando al verse rodeado, no puede escapar.”Figura 8.
Posición inicial de las Piezas de Ajedrez sobre el Tablero. Observe que en cada esquina derecha del mismo se ubica
un cuadrado blanco.

Podrá encontrarse que las Piezas tienen analogías con cuerpos planetarios, con los Elementos,
con direcciones cardinales y con muchas otras formas. Desde el punto de vista del Tablero de
Ajedrez como Plataforma Astrológica, uno de los simbolismos más interesantes de las Piezas
tiene que ver con sus asociaciones planetarias. Estas asociaciones planetarias son consistentes
con la disposición de la Logia en la cual la Estrella Flamígera que se ubicaba sobre el centro del
Pavimento Mosaico era un Hexagrama y no un Pentagrama. El Hexagrama es en sí mismo un
símbolo habitual del Orden Planetario.

Como ya se dijo, en el esquema astrológico el Rey representa al Sol y la Reina a la Luna. El Rey
puede avanzar sólo un cuadrado a la vez en cualquier dirección, incluyendo la diagonal. El Rey
captura otras piezas por desplazamiento, al ocupar el cuadrado sobre el cual estaba una pieza
rival. La reina se mueve libremente horizontal, vertical o diagonalmente y puede hacerlo en las
distancias que desee; los Obispos se mueven diagonalmente a lo largo de cuadrados del mismo
color (los Obispos negros se mueven sobre cuadrados negros conectados diagonalmente, y los
Obispos blancos sobre diagonales blancas).

El patrón del movimiento de los Obispos es definitivamente triangular y se asume como repre-
sentativo del mundo espiritual. Astrológicamente esta pieza representa el carácter Femenino y
al Planeta Júpiter. La Torre (Castillo) se mueve en escuadra, es decir, vertical u horizontalmente.
Se asume como representativa del carácter Masculino y por lo tanto a Saturno.

El Caballero es la única pieza que puede saltar sobre otras. Puede moverse dos cuadros hacia
arriba y uno a derecha o izquierda, o uno hacia arriba y dos a derecha o izquierda. En este sen-
tido el movimiento del Caballero representa la Escuadra Masónica y al Planeta Marte. Los Peo-
nes se mueven hacia adelante un cuadrado, excepto en el primer movimiento que pueden
avanzar dos cuadrados. Los Peones son únicos pues aunque pueden moverse hacia adelante un
cuadro, pueden hacerlo diagonalmente hacia adelante para capturar una pieza rival. Los Peones
que al moverse hacia adelante hasta el Rango final pueden ser cambiados por una Pieza de ma-
yor valor. En ese sentido son metáforas del avance espiritual y su recompensa. Los Martinistas
consideraban al Peón como símbolo de la Reintegración, tanto potencial como realizada. Se
asume que los Peones representan a Venus y Mercurio.

A las Piezas del Ajedrez también se les atribuye simbólicamente la representación de las Cuatro
Direcciones Cardinales y los Cuatro Elementos Clásicos (Fuego, Aire, Agua, Tierra).

CONCLUSIÓN

El Ajedrez ha ganado la reputación de ser el juego preferido por los individuos de alto intelecto.
Es interesante anotar sin embargo que estudios médicos realizados para evaluar la función cog-
nitiva de individuos con grandes aptitudes para el Ajedrez han llegado a la conclusión que la
inteligencia no es un factor decisivo en el éxito en el juego. La existencia de los llamados “idio-
tas sabios” que son genios del Ajedrez parece indicar que hay otros factores responsables por la
excelencia ajedrecística. El autor podría especular que el sentido esotérico del juego puede te-
ner algo que ver con las inexplicables capacidades de personas que son naturalmente talento-
sas para el ajedrez. Quizás en estas personas la Conciencia Universal habla, y lo hace en voz
alta. En cuanto a mí mismo, creo que necesito ayudas auditivas.

Creo que es importante referirse al hecho de la existencia de cuadrados y Piezas Blancos y Ne-
gros. Tradicionalmente esto ha sido tomado como representativo del Bien y el Mal respectiva-
mente, y el Juego se ha tomado como simbólico de la Batalla Cósmica entre las fuerzas de la Luz
y las fuerzas de la Oscuridad.

Creo que una mejor descripción es posible. A cada participante en el juego se le asignan las
Blancas o las Negras por medio de un sistema de elección a ciegas. No sería justo afirmar que el
participante con las Negras es malvado. El simbolismo esotérico del Ajedrez puede también
significar que el Bien y el Mal son relativos al punto de vista del jugador. Ciertamente durante el
desarrollo de una buena partida de Ajedrez, tu oponente, empeñado en asaltar tu posición
podría ser considerado como teniendo malignas intenciones hacia tu Rey. Lo opuesto es tam-
bién cierto. Creo que esto representa una gran verdad en el Cosmos: la vida es una batalla
constante contra amenazas reales o percibidas y es una lucha librada en aras del auto-
conocimiento. El ejercicio de la libre voluntad en el contexto del juego de Ajedrez, en el cual
nuestras elecciones están limitadas sólo por las reglas del juego (la ley natural) ciertamente
forma un paralelo con el ejercicio de la libre voluntad en nuestras vidas. Por lo tanto el Ajedrez,
con sus cuadrados y piezas claros u y oscuros, es una batalla del hombre son su propio Ser In-
terior que se libra en el reino de las sombras y las luces.

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