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Meditación en el umbral
No, no es la solución
tirarse bajo un tren como la Ana de Tolstoy
ni apurar el arsénico de Madame Bovary
ni aguardar en los páramos de Ávila la visita
del ángel con venablo
antes de liarse el manto a la cabeza
y comenzar a actuar.
Ni concluir las leyes geométricas, contando
las vigas de la celda de castigo
como lo hizo Sor Juana. No es la solución
escribir, mientras llegan las visitas,
en la sala de estar de la familia Austen
ni encerrarse en el ático
de alguna residencia de la Nueva Inglaterra
y soñar, con la Biblia de los Dickinson,
debajo de una almohada de soltera.
Debe haber otro modo que no se llame Safo
ni Mesalina ni María Egipciaca
ni Magdalena ni Clemencia Isaura.
Otro modo de ser humano y libre.
Otro modo de ser.
Do direito, do rivés,
matrimonio, un dogal es;
eres tentazón do inferno;
mais casaréi..., pois no inverno
¡non ter quen lle a un quente os pes...!
Lieders
¡Oh, no quiero ceñirme a las reglas del arte! Mis pensamientos son vagabundos, mi
imaginación errante y mi alma sólo se satisface de impresiones.
Yo, sin embargo, soy libre, libre como los pájaros, como las brisas; como los árboles
en el desierto y el pirata en la mar.
Libre es mi corazón, libre mi alma, y libre mi pensamiento, que se alza hasta el cielo
y desciende hasta la tierra, sobervio como el Luzbel y dulce como una esperanza.
Cuando los señores de la tierra me amenazan con unha mirada, o quieren marcar
mi frente con unha mancha de oprobio, yo me río como ellos se ríen y hago, en
apariencia, mi iniquidad más grande que su iniquidad. En el fondo, no obstante, mi
corazón es bueno; pero no acato los mandatos de mis iguales y creo que su
hechura es igual a mi hechura, y que su carne es igual a mi carne.
***
Yo soy libre. Nada puede proteger la marcha de mis pensamientos, y ellos son la
ley que rige mi destino.
***
¡Oh mujer! ¿Por qué siendo tan pura vienen a proyectarse sobre los blancos rayos
que despide tu frente las impías sombras de los vicios de la tierra? ¿Por qué los
hombres derraman sobre ti la inmundicia de sus excesos, despreciando y
aborreciendo después en tu moribundo cansancio lo horrible de sus mismos
desórdenes y de sus calenturientos delirios?
***
He aquí las luchas precedidas siempre por los remordimientos que velan nuestro
sueño, nuestras esperanzas, nuestras ambiciones.