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En los países donde no hay procedimientos establecidos que permitan y estimulen

a los ingenieros a informar sobre los contra efectos generados por el uso de una
tecnología peligrosa, un proceso industrial insalubre o un artefacto mal diseñado,
el riesgo es mayor. Las medidas correctivas, si es que llegan, solo se toman
cuando el daño ya se produjo. El caso del asbesto es emblemático, no solo por el
desenlace dramático conocido recientemente, sino porque su proscripción vino
con más de una década de retardo, con respecto a Europa y Estados Unidos. El
uso de pesticidas en la agricultura, que produce, como es sabido, malformaciones
congénitas y cáncer, comenzó igualmente a recibir atención bastante tardíamente.

Todavía hoy se siguen importando y usando sustancias que fueron prohibidas


afuera hace años. Son muchos los ejemplos que pueden aducirse, donde se ha
impuesto un criterio de maximización de la utilidad económica a corto plazo.

En nuestro país existen ejemplos claros de falta de ética, como por ejemplo
cuando se eleva el monto del costo de un proyecto, podemos ver en esos casos
de que el que está detrás de esto es un profesional con título en mano y muy
pocas veces se ve que alguien que no haya ejercido alguna carrera profesional
cometa actos de corrupción tan grandes como se ve hoy en día.

Esto nos quiere decir que el profesional de hoy en día no está recibiendo una
debida orientación ética laboral y no saben el perjuicio que le causan a la
economía del país o también dicho comportamiento venga de mucho antes de que
empezaran a formarse como individuos con una carrera.
Es una situación de cambio existencial para una persona o una institución.
Puede tratarse de una crisis negativa que puede llevar a la destrucción de quienes
la soportan. Resulta indudable que el Perú, al igual que muchos países del mundo
entero, viene atravesando un período de crisis ético con ciertos indicadores que
nos mueven a una honda reflexión y preocupación

Crisis de Etica del Ingeniero

La ética profesional comprende un conjunto de normas aplicadas al desarrollo de


una actividad laboral. Aparece reflejada en códigos deontológicos o códigos
profesionales a través de principios y valores contenidos en postulados. Marca
pautas de conducta para el desempeño de funciones propias de un cargo dentro
de un marco ético.

El problema surge cuando existen conflictos éticos entre el desarrollo de una


profesión y la conciencia o ética personal. En determinadas situaciones se puede
optar por la objeción de conciencia cuando una persona no piensa que está
actuando de forma correcta.

Crisis de Ética de Ingeniero

No es nada extraño, en estos tiempos, que profesionales de cualquier empresa


cometan actividades ilegales en beneficio propio o de la empresa en que trabajan.
Esto nos deja claramente el que podamos percibir que la barrera entre lo correcto
y lo incorrecto se haga cada vez más invisible.

Todo esto nos lleva a afirmar que realmente sí existe una profunda crisis etica en
la Ingeniería y de todas las carreras u oficios. La competencia malsana, el afán
desmedido de lucro y de alcanzar un mejor nivel de vida, son factores que han
llevado a muchos profesionales a ejercer “la carrera de la corrupción profesional” a
nivel empresarial
Ahora la pregunta obligada ¿Qué hace que ciertas acciones humanas sean
moralmente correctas y otras moralmente incorrectas? Para responder esta
pregunta existen cuatro teorías:

1. La ética utilitarista. Según esta teoría el valor moral de las acciones se mide por
sus consecuencias calificables por la utilidad producida, definida ésta como el
balance de los resultados buenos sobre los malos: nuestras acciones deben
producir siempre la mayor utilidad. 2. La ética del deber. Esta teoría sostiene que
hay acciones que deben realizarse, aunque al hacerlo no siempre se produzca la
mayor utilidad, por ejemplo, ser justo, ser honesto. 3. La ética de los derechos.
Según esta teoría una acción es moralmente correcta si no viola los derechos de
otras personas y 4. La ética de la virtud. Esta teoría considera correcta una acción
si sustenta rasgos buenos del carácter (virtudes), la vida buena que ya definimos,
y la considera incorrecta si manifiesta rasgos malo

Las civilizaciones se construyen sobre bases de sustentación solidas que tienen


que ver con la moral, las buenas costumbres, la familia, y por supuesto, la
integridad en el ejercicio de la profesión de parte de quienes lograron culminar
estudios universitarios en cualquier área del conocimiento humano. Es así, como
la estructuración social nos ubica, a cada quien según sus destrezas y
capacidades, en un plano de mayor o menor responsabilidad relativa con respecto
a nuestros semejantes. Surgen entonces, profesionales revestidos de poder que
asumen cargos para distorsionar los objetivos y castrar el país. La expectativa
ética en relación a la hoja de servicios frente a la sociedad y frente a sí mismo, es
trastocada por el afán de dinero fácil y mal habido. Una generación corrompida en
un mortal facilismo derivado de una gigantesca renta petrolera cuyo producto final
es: El pedigüeño del siglo XXI que da sustento al proceso.

Los ingenieros, arquitectos y profesionales afines tienen una inmensa


responsabilidad cuando diseñan, planifican y construyen obras de infraestructura,
las cuales no admiten errores, porque de ello depende la calidad de vida de
muchos venezolanos, además de la necesaria transparencia en el manejo de los
dineros públicos que deben ser invertidos adecuadamente…

Vemos con preocupación, la gran cantidad de obras mal concebidas, mal


diseñadas y mal ejecutadas a lo largo y ancho de toda la geografía nacional.
Paradójicamente, el ejercicio de la ingeniería se ha venido a menos durante los
últimos 15 años. La improvisación, la falta de planificación y la corrupción, han
sido los signos generalizados del proceso revolucionario en materia de
infraestructura. Basta con hacer una corta retrospectiva sobre los planes de
inversión ejecutados por el gobierno revolucionario durante estos 15 años, para
encontrarnos con emblemas patrios de ineptitud, corrupción e irresponsabilidad
profesional en el ejercicio de la ingeniería por parte de colegas que solo piensan
en llenar sus bolsillos fraudulentamente haciendo negocios muy lucrativos con las
necesidades del país en materias tan estratégicas como petróleo, alimentación,
agua potable, luz, cloacas, drenajes, vialidad, transporte, infraestructura escolar e
infraestructura hospitalaria. Hemos gastado la cifra de petrodólares más grande de
todos los tiempos; para exhibir la peor crisis de infraestructura de toda la historia…
“Insólito”.

Yacambú. La Avenida Uruguay. Transbarca. La mayoría de los complejos


agrícolas e industriales de todo al país que fueron expropiados y/o construidos por
este gobierno. 85 mil millones de dólares que se perdieron en el sistema eléctrico
nacional. Las obras de vialidad deterioradas prematuramente. El colapso de los
sistemas de acueductos, cloacas y drenajes de las ciudades más importantes del
país. Casas y edificios mal construidos por todo el territorio nacional. Estafas
inmobiliarias; son solo algunas de las áreas donde la ingeniería venezolana ha
quedado seriamente comprometida desde el punto de vista moral y ético…
En el marco de nuestro aniversario como gremio, es obvio que el Colegio de
Ingenieros de Venezuela debe someterse a una revisión muy profunda en relación
a esta situación que afecta al país en las entrañas mismas de su desempeño

El profesional en ingeniería, entonces, comienza a figurar a comienzos del siglo


XX, cuando se crean las primeras escuelas y asociaciones de ingenieros. El oficio
estaba antes muy emparentado con el de los agrimensores, los albañiles y
maestros de obras. Así mismo, hasta finales del siglo XIX, las primeras escuelas
de ingeniería, propiamente, dependían de las guarniciones militares y de los
conventos religiosos; por ello, a los ingenieros egresados de escuelas desligadas
de esas instituciones se los denominó ingenieros civiles. Por tanto, a partir de la
ingeniería civil y sus hijas más cercanas, la ingeniería mecánica y la eléctrica, se
derivaron más de 90 tipos de ingeniería en todo el mundo. Estas comenzaron a
ser ofrecidas en las escuelas más antiguas, que datan de 1747, en Europa; en
México y Brasil en 1792; y más recientemente en New York, en 1849; y en la
Universidad Nacional de Colombia, en 1886, la escuela de ingeniería civil más
antigua del país.

En general, el ingeniero es un profesional que utiliza su ingenio para transformar el


mundo natural en un paisaje artificial. Con el uso de la técnica, la tecnología, la
máquina y los diseños, es capaz de convertir los escenarios naturales, en
espacios culturales o virtuales, en donde se instalan artefactos, que a su vez se
convierten en generadores de identidad cultural. Tenemos, por ejemplo, la Torre
Eiffel, la Capilla Sixtina, la Casa Blanca, los Estudios de Hollywood, las
hidroeléctricas, las turbinas de avión, las naves espaciales Apolo, los satélites, los
computadores, entre otros. Por supuesto, el ingeniero, a través de la innovación y
la invención, resuelve problemas de las empresas y las sociedades,
transformando el conocimiento en algo práctico.
Lo anterior equivale a decir que los ingenieros, al tomar decisiones de diseño y
desarrollo de sus grandes obras, en realidad están determinando la vida de las
personas y de las demás especies en el planeta. Desde luego, las grandes
innovaciones que surgen de su ingenio afectan la seguridad, la salud y el
bienestar de las poblaciones; de la misma forma, sus obras impactan el medio
ambiente y el equilibrio de los ecosistemas. Este complejo escenario crea
entonces las condiciones para ubicar la real dimensión de la ética profesional del
ingeniero; su desempeño en la sociedad influye de manera decisiva en el estilo de
vida de las personas e incluso en sus procesos educativos y de formación
ideológica. Hay que recordar que se estima que para el año 2.050, cerca del 70%
de la población mundial vivirá en centros urbanos; y por supuesto, dichas
ciudades, megalópolis y áreas metropolitanas, junto con sus dotaciones de alta
tecnología, están siendo construidas, hoy, por ingenieros.

Las corrientes éticas predominantes en la cultura occidental, entre las que se


cuentan, el hedonismo o la moral del placer, el estoicismo o la negación a los
excesos; el cultivo de las virtudes; el fomento de los valores; la ética cristiana; el
utilitarismo; la ética del deber ser; la ética del superhombre; la ética comunicativa;
la ética ambiental; y la ética de mínimos, entendida como una forma de resolver
las posiciones antagónicas, emanadas de la diversidad y la multiculturalidad, entre
otras, crean los espacios propicios para que los profesionales en ingeniería
definan sus principios y criterios de actuación en la sociedad actual. De lo anterior
se deduce también que las poblaciones contemporáneas atraviesan por una
profunda heterogeneidad de culturas, en donde es casi imposible asumir
comportamientos universales. Es pues el gran reto de los ingenieros: construir
edificios en donde diversas culturas puedan interactuar pacíficamente; diseñar
sistemas electrónicos de computación que permitan el diálogo fluido de personas
provenientes de diferentes idiomas, religiones y costumbres políticas.
Por consiguiente, uno de los más perturbadores dilemas éticos del profesional en
ingeniería es participar, de manera imparcial e impoluta (intachable, irreprochable,
impecable, virtuosa), en procesos sociales y económicos imprescindibles para la
realización de grandes obras de infraestructura o de proyecciones empresariales;
dinámicas que implican la realización de procesos licitatorios y contractuales,
sobre los que gravita el demonio de la corrupción. Sucesos recientes, como el de
la operación Lava Jato, en Brasil, en donde la compañía constructora
internacional, Odebrecht, se involucró en actividades de corrupción con políticos,
ingenieros y otras compañías de todo el continente americano, hacen pensar que
la ética profesional tiene todavía un largo camino por recorrer.

Otro gran dilema ético del ingeniero se relaciona con su vinculación a actividades
relacionadas con tendencias tecnológicas del futuro cercano. Una de ellas, la
inteligencia artificial, conjunto de sistemas que aprenden, se adaptan y
prácticamente actúan de manera autónoma, sobre todo en la automatización de
datos; con ello la humanidad asume el riesgo de un estado intermedio entre las
personas y los sistemas computacionales, capaz de transformar la naturaleza y
estructura del trabajo humano. Son ya conocidos los prototipos de los vehículos
autónomos, utilizados ya en la agricultura y la minería; robots domésticos e
industriales; y aviones no tripulados.

Otra tendencia es la Digital Twins, o la representación digital de una entidad del


mundo real; herramienta que permitirá potenciar la toma de decisiones en las
empresas, frente a procesos cambiantes del entorno, como ya lo están
practicando urbanistas, planificadores industriales y empresarios de la salud. Una
tercera tendencia corresponde a la realidad virtual, en donde las personas pueden
interactuar con el mundo digital; experiencia de inmersión que posibilita
plataformas conversacionales, que ya incorporan cierto grado de compresión del
lenguaje humano; así como las proyecciones holográficas, factor que determinará
un cambio en las relaciones ópticas entre las personas y entre estas y las cosas.
El panorama descrito, en relación con la actividad profesional del ingeniero (el civil
en el caso de las obras de infraestructura pública y el de sistemas en las
actividades del mundo digital) plantea reflexiones éticas acerca de las virtudes, en
lenguaje aristotélico, o el deber ser y hacer lo correcto, en el lenguaje kantiano,
que de alguna manera debe incorporar el ingeniero en su actuar cotidiano. Así, las
consecuencias de una decisión, no solo impactarán a las comunidades de hoy,
sino a las futuras generaciones. El solo hecho de establecer el trazado de una
carretera a través de una zona selvática, sugiere grandes transformaciones del
ecosistema, cuyos costos ambientales no son predecibles, frente a la degradación
del territorio que se pueda presentar como efecto de dicha acción antrópica. En
consecuencia, las nuevas rutas y las grandes urbes del progreso que estructuran
los ingenieros de hoy, pueden resultar siendo la exultación de la raza humana o la
tumba planetaria del superhombre que quisimos ser. Es el gran dilema ético del
profesional que con su ingenio transforma, su propia realidad y la de otros.

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