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Libro: Infancias. Entre espectros y trastornos.

Liora Stavchansky y Gisela Untoiglich


Editorial Paradiso, 2017, Cap. 9.

Don-antes anónimos, deseos no anónimos

Gisela Untoiglich

“No soy yo quien te engendra. Son los muertos.

Son mi padre, su padre, y sus mayores;

son los que un largo dédalo de amores

trazaron desde Adán y los desiertos

de Caín y de Abel, en una aurora

tan antigua que ya es mitología,

y llegan, sangre y médula, a este día

del porvenir, en que te engendro ahora…”

Jorge Luis Borges

Comenzar desde la clínica

Concurren a la primera entrevista Tatiana y Juan, los padres de Alejandro, de seis


años, preocupados porque los citaron en la escuela para decirles que ven muy desbordado al
niño. La madre relata que cuando algo no sale como él espera, se pone a llorar, se enoja, se
angustia. El padre dice que el niño no tolera el fracaso, quiere imponer su voluntad
constantemente.

Ambos padres refieren muchos años de terapia individual y de pareja. Tienen


considerables dificultades para hablar entre ellos de sus problemas. Cuentan al pasar que
Alejandro nació por espermodonación, ya que el padre tenía un alto porcentaje de

1
espermatozoides anómalos y la madre pocos óvulos. Refieren que en la elección del
donante priorizaron que se parezca físicamente a su padre.

Es un tema del cual no hablan entre ellos y tampoco lo saben muchas personas, de
hecho, los abuelos no lo saben, pero nunca siquiera lo registraron como una cuestión.
Cuando interrogo acerca de qué les sucedía a ellos con la temática de la espermodonación,
se sorprenden, la madre refiere que nunca hablaron del tema y el padre le reprocha que
nunca le preguntó qué le pasaba con esto. Nunca se interrogaron acerca de cómo y cuándo
hablar con Alejandro, tampoco pactaron no comunicarlo, simplemente obviaron la
temática, a pesar de que en la clínica donde realizaron el tratamiento les habían indicado
hacerlo. Juan expresa que lo angustió mucho cuando supo que no tenía capacidad para
fecundar, Tatiana dice que sólo hay que mirar para adelante.

Ambos padres están distanciados de sus familias de origen, con vínculos difíciles.
En ambas hay secretos que atañen a la temática paterna. Tatiana descubre a los veinticinco
años que su padre tiene una familia paralela, con mujer e hijos, y Juan se entera, hace poco
tiempo, a través de su hermana, que su padre no es hijo biológico de su abuelo. Juan se
presenta como egoísta, intolerante y se identifica con muchas de las dificultades de
Alejandro, temperamental, con poca tolerancia a la frustración. Plantea que ellos son tres
entidades compartiendo el mismo techo. La madre refiere que ocupa todos los espacios que
el padre deja vacantes y que, cuando él quiere intervenir, como lo hace de un modo con el
que ella no concuerda, entonces no se lo permite. Juan pide ayuda en lo vincular, no sabe
cómo tratar a su hijo, no sabe cómo hacer para que su mujer lo escuche. Sabe que no tiene
modelos en los cuales ampararse y no encuentra cómo construir el propio. Refiere que
Alejandro los tiraniza.

Alejandro concurre a la primera entrevista con sus padres y se presenta como un


déspota al cual los padres se someten todo el tiempo, les grita, los amenaza con su puño
cuando no lo complacen. Tiene un altísimo nivel de exigencia y una bajísima tolerancia a la
frustración.

Les propongo que realicen un dibujo, la madre sugiere un diseño colectivo,


Alejandro ordena hacer un dibujo referido a un juego electrónico, les grita a los padres

2
cuando no hacen lo que él quiere, y cuando le gusta una idea de su padre, la toma como
propia. Ante el maltrato, el padre retrocede.

Cuando los padres se dirigen a Alejandro lo llaman “amigo”. A la hora de irse le


dicen, “amigo ¿nos vamos?” Y por supuesto Alejandro dice que no y se enoja con sus
padres, que lo miran perplejos.

Cuando les pregunto a ellos acerca de qué piensan sobre hablar con Alejandro,
acerca de cómo fue concebido, aparecen temores que nunca habían puesto en palabras
antes. A Juan le preocupa que Alejandro lo desautorice como padre, que le diga en alguna
discusión que no le puede dar órdenes porque no es su padre. La madre teme que Alejandro
quiera averiguar sobre el donante y ella no tenga ninguna información para darle. Ambos se
dan cuenta cómo, simplemente, han dejado de hablar y escucharse en los últimos años.

En una entrevista a solas, Alejandro dibuja a su familia, como dijo su padre, son tres
entidades conviviendo en el mismo dibujo. Él se dibuja en el medio entre su padre y su
madre, con una espada sobre la cabeza del padre, cada uno tiene sus objetos y no
interactúan entre sí. En principio, les propongo como estrategia terapéutica, entrevistas con
los padres, ya que consideraba que eran ellos los que estaban muy entrampados y
angustiados en las situaciones con Alejandro. Trabajamos muchos meses sobre sus
diferencias, la dificultad para escucharse y la necesidad, pero a su vez los temores, de
hablar con el niño acerca de su historia de origen. Cuando finalmente se animan a hablar, el
padre expresa luego en sesión: “Fue más fácil decirlo que callarlo todos estos años”.

3
Alejandro, dibujo de la familia

4
Hijos de la ciencia / hijos de un deseo

Asistimos a una época de cambios inimaginables hace un tiempo atrás, en temáticas


ligadas a la fecundación de los niños y a las nuevas conformaciones familiares. Donación
de gametos, alquiler de vientres, hijos de probeta, familias homoparentales,
monoparentales, etc., todos avances pero que muchas veces implican un tiempo para la
elaboración subjetiva de lo que esto significa, elaboración que no siempre se posibilita.

La fecundidad es la materialización de la procreación a través de la concepción de


un hijo, la fertilidad es una potencialidad que sólo se concreta con la fecundación, que es un
proceso biológico por el cual se realiza la fusión de las células femeninas y masculinas
denominadas gametos. Se llama “esterilidad” a la infertilidad que puede ser masculina y/o
femenina ligada a motivos orgánicos. Engendramiento designa la procreación que no debe
confundirse con la filiación que es de orden simbólico y jurídico (Roudinesco1).

A partir de mediados del siglo XX, comienzan a perfeccionarse los tratamientos


contra la esterilidad y es posible reemplazar el acto sexual por una acción médica, pero con
los gametos parentales. En la década del 70, empiezan a utilizarse donantes anónimos para
la procreación médica asistida. En 1972, se crea en Francia el Centro de Estudios y
Conservación del Semen Humano (CECOS), como parte de la asistencia pública que
recolectaba donaciones anónimas y gratuitas. En cambio, en otros países como Estados
Unidos o Argentina, los bancos de esperma son privados y permiten a sus clientes la
“compra de esperma por catálogo”, como fue el caso de los padres de Alejandro.

En relación con la donación de gametos, es importante diferenciar al padre / madre,


del donante del material genético. ¿A quién se denomina padre o madre?

Está claro que a partir de la posibilidad de donación de gametos, el padre puede ser
diferente a la persona donante del material genético. En el nuevo Código Civil Argentino 2
(2015) se dice que a partir de que la ciencia permite la fertilización asistida, el Código
llamará progenitor a quien haya consentido en el marco de esas técnicas su voluntad
procreacional (…) “con total independencia de que hayan o no aportado los gametos”.
1
Roudinesco, E., La familia en desorden. Barcelona, Anagrama, 2005.
2
A.A.V.V., Código Civil y comercial de la Argentina, 2015, disponible en
http://www.codigocivilonline.com.ar/etiquetas/articulo-562/

5
Entonces la filiación ya no estará determinada por el material genético sino por la
voluntad procreacional de la pareja. Cuando el hijo nazca será considerado hijo legítimo de
la pareja, que no podrá impugnar la paternidad alegando razones genéticas. Una vez que el
hijo es implantado en el útero ya se considera hijo de las personas que decidieron
voluntariamente procrearlo, independientemente del origen del material genético y del
cuerpo en el que se fecunde.

Eva Giberti3 (2005) diferencia “deseo de hijo, de necesidad de hijo”. Plantea que
algunas parejas que atraviesan la situación de infertilidad y abren las puertas a que la
ciencia se apodere de sus cuerpos y digite sus encuentros sexuales, provoca muchas veces
que termine arrasando con cualquier deseo posible. A veces, llegar al producto hijo se
transforma en una carrera de obstáculos a sortear, en un trofeo a obtener, en una obsesión.
Por otra parte, conseguir ese bien preciado muchas veces “borra” la historia que lo
preexistió, generando la ilusión de que es dable desmentir esa historia y “olvidar”, que es
posible desmentir la falta.

Estos niños, nos explica Giberti, son hijos agámicos, es decir, no son producto de un
encuentro sexual entre dos seres diferentes, sino la resultante de la manipulación en un
laboratorio de dos gametos.

Claude Lévi-Strauss4 planteaba que la familia está presente en prácticamente todas


las sociedades humanas, apoyada en una unión duradera. La familia supone alianza
(matrimonio) y filiación (hijos). “Lo que diferencia al hombre del animal es que, en la
humanidad una familia no puede existir sin sociedad, es decir sin una pluralidad de familias
dispuestas a reconocer la existencia de otros vínculos al margen de los lazos de
consanguinidad, y que el proceso natural de la filiación sólo puede proseguir a través del
proceso social de la alianza”. De allí se derivan las prácticas de intercambio y
fundamentalmente la prohibición del incesto.

Aristóteles define a la familia como una comunidad que sirve de base a la polis, se
trata de una estructura jerárquica basada en la dominación patriarcal. En el derecho romano,
3
Giberti, E., La familia a pesar de todo. Buenos Aires, Noveduc, 2005.
4
Levi-Strauss, C., “La familia” en Levi-Staruss, C.; Spiro, M.E. & Gough, K., Polémica sobre el Origen y la
Universalidad de la Familia. Barcelona, Anagrama, 1956.

6
pater es quien se autodenomina como padre de un hijo por adopción, es decir, que la
filiación biológica (el genitor), apenas es tenida en cuenta, lo que vale es la palabra de
quien se enuncia como padre. Una cuestión similar a la que vuelve hoy el nuevo Código
Civil Argentino.

En cambio, para la tradición judeo-cristiana es fundamental la paternidad biológica


que transmite la sangre, que impone la semejanza y el patronímico que otorga identidad y
linaje (identidad en relación con lo idéntico y a quién soy y de dónde provengo).

En la actualidad, la ciencia se arroga el saber sobre la “fabricación de humanos”, la


materia prima, óvulos y espermatozoides se pueden comprar por catálogo. Se separa la
procreación de la sexualidad, el encuentro sexual pasa a ser contingente.

Trabajos de filiación

¿Cómo se pasa entonces de la procreación de un hijo a su filiación? Pierre


Legendre5 nos dice que el Estado es garante de la filiación simbólica, nadie puede ser
inscripto como hijo de, o hija de, en el seno de una familia, si esos lugares no están
reconocidos y garantizados en el más alto nivel de lo instituido por el Estado, como
representante de la Ley simbólica, garante de la filiación y de la genealogía. En las familias
encontramos una “disimetría de los lugares padre-hijo”. La filiación es el eje de la
institución genealógica. La humanidad desciende de la generación anterior, nadie proviene
de sus hijos. ¿Qué sucede cuando un padre espera que su hijo lo autorice como padre? De
algún modo se invierte la lógica filiatoria. Esto es lo que vemos en la situación del padre de
Alejandro, Juan teme que su hijo no lo habilite a ser padre, con lo cual se desautoriza
constantemente. Asimetrías invertidas que dejan al niño muy solo y desbordado.
“El nacimiento de un niño es un acontecimiento biológico que debe transformarse
en acto de filiación” (Jadur6, 2006). “La filiación de un niño es el punto de encuentro de los
diversos caminos genealógicos que lo inscriben a partir de la identidad de los padres, que
5
Legendre, P., El inestimable objeto de la transmisión. Estudio sobre el principio genealógico en Occidente.
México, Siglo XXI, 1996.
6
Jadur, S., “Tramitando nuevas formas de parentalidad”, en Psicoanálisis y el hospital. Paternidad y
filiación, núm.30, 15, Buenos Aires, Ediciones del Seminario, 2006.

7
necesita ser tramitada para adscribirlo” (p.157). Esto implica un trabajo de filiación que
necesita tiempo y presencia. Padre es, entonces, aquel que reconoce a su hijo, y en ese
reconocimiento funda un lazo. El padre de Alejandro siempre está a distancia, alejado de lo
que ocurre, espera que su mujer lo autorice y lo habilite a ser padre, y como esto no sucede
del modo que él espera, se decepciona constantemente, pero en vez de plantearlo, actúa
alejándose aún más. Juan y Tatiana observan perplejos a su hijo que va creciendo en
violencia y maltrato hacia ellos, el desborde de Alejandro nos habla de su soledad. Ellos lo
miran con ajenidad, es un tirano extranjero que los invade y los somete, no pueden ver al
pequeño de seis años que necesita contención y sostén, alojamiento y afecto. Ven a un
opresor que los hostiga. ¿De qué historia proviene esta imagen?
Alicia Lo Giudice7 resalta que la filiación es un concepto que anuda lo biológico, lo
social y lo subjetivo, posibilitando así instituir la vida en un entramado legal que garantiza
la conservación de la especie, la filiación permitiría así el montaje de la cadena humana. La
filiación pensada como construcción implicaría un trayecto que permitiría hacerse hijo de
los padres y padre de los hijos; se introduce el acto, la responsabilidad y el deseo.

Las preguntas por el origen: mitos y derecho a la identidad

Por una parte, desde lo jurídico, toda persona tiene derecho a conocer su origen, de
dónde proviene. Según los artículos 7 y 8 de la Convención sobre los Derechos del Niño 8,
todas las personas tienen derecho a conocer su identidad. Por tal motivo, tanto los niños
adoptados como aquellos nacidos por cualquier técnica de reproducción asistida, tienen
derecho a acceder a esa información, una vez cumplidos los 18 años.

En la Argentina, a partir de la implementación del nuevo Código se permite obtener


dos tipos de información: la no identificatoria (datos genéticos o de salud sobre el donante)
y la identificatoria (nombre, apellido y datos que permiten individualizar al donante); a la
primera se accede en forma amplia e irrestricta, solicitándola al centro de salud
correspondiente; y a la segunda, con ciertas restricciones, por petición fundada a un juez.

7
Lo Giudice, A., “Derecho a la identidad” en Psicoanálisis, restitución, apropiación, filiación, disponible en
“Derecho a la identidad”, https://www.abuelas.org.ar/archivos/publicacion/psicologia_web.pdf
8
A.A.V.V., Convención sobre los Derechos del Niño, 1989, disponible en
http://www.unicef.org/argentina/spanish/7.-Convencionsobrelosderechos.pdf

8
Las leyes forman el marco simbólico fundamental, pero siempre es necesario el
trabajo subjetivo de apropiación de la normativa. El niño tiene derecho a conocer sus
orígenes, los padres tienen el deber de transmitir esa historia, siendo los significantes
fundacionales los que arman la novela familiar y constituyen subjetividad.

Un mito muy arraigado entre profesionales y padres es que sólo respondan cuando
el niño los interrogue. Esto generalmente es una falacia. Ningún niño va a plantear una
cuestión si percibe que su pregunta puede desmoronar al Otro encargado de hacerle de
soporte. Por otra parte los niños suelen realizar pequeños intentos de interrogación pero si
el adulto evade, se desestabiliza o ignora el planteo, no prosiguen, ya que para ellos es más
importante en ese momento garantizarse el sostén. Asimismo, contar cuando el hijo
pregunte, es una trampa que deja del lado del pequeño la responsabilidad por recibir la
información que le pertenece, ya que no se trata de una decisión optativa del niño o de sus
padres.

Ya Freud9 nos advertía en 1908:

[el niño] acudirá en demanda de respuesta a sus padres y guardadores que representan para él la
fuente de todo conocimiento, pero este camino falla en absoluto (…) las personas interrogadas
eluden las respuestas, reprochan al niño su curiosidad o salen del paso recurriendo a una fábula
cualquiera (…) A partir de este primer engaño alimentan en sí una gran desconfianza hacia los
mayores y mantienen ya secreta la prosecución de sus investigaciones.

Esto puede ocasionar un conflicto psíquico que puede dar origen a una “disociación
psíquica”.

¿Qué sucede cuando el niño encuentra que en relación con su origen hay silencio,
evasión? ¿Cómo se anudarán las marcas de lo silenciado a lo largo de su historia? No se
trata sólo de lo no dicho al hijo, sino que esto está relacionado con lo no elaborado de cada
una de las historias parentales, como se observa en el caso de Alejandro, donde ambos
padres conviven con secretos y mentiras en relación con sus propios padres, que quedan
9
Freud, S., Sobre las teorías sexuales infantiles. En Obras completas Tomo IX. Buenos Aires Amorrortu,
ediciones, 1991, p.190

9
como un agujero negro, sin borde que se va devorando todo a su alrededor, al punto de que
ya nadie habla con nadie, cada uno cumple su papel y transitan la vida sin involucrarse. Sin
embargo, no existe una eficacia absoluta del engaño. Duelos no elaborados, marcas de un
dolor no tramitado que se transmite en su imposibilidad de ser simbolizado. Modalidades
de lo silenciado que se van transformado en modos de vincularse.

La donación de esperma solo representa un dato genético, a condición de que los


padres puedan ubicarlo en ese lugar. La esterilidad no desautoriza a alguien como padre,
pero negar la falta puede ocasionar mayores dificultades. “Al mentir deliberadamente
respecto de un dato indiferente, el padre no hace sino potenciar su valor patógeno. Valor
patógeno que estará en razón directa al grado de ocultamiento” (Fariña10, 2001).

En este contexto es muy difícil constituir lo que Winnicott11 (1989) denomina como
“la confianza básica”. Alejandro era un niño en guardia, siempre alerta, siempre
confrontando con el otro, que confirmaba el desfallecimiento del Otro en cada situación.

J. Hassoun12 en Los contrabandistas de la memoria (1996) se interroga si estamos


condenados a reproducir lo transmitido como herencia de un eterno retorno. Una
transmisión lograda posibilita un espacio de libertad, a condición de que algo de ese objeto
a transmitir haya sido abordado. Legendre13 en El inestimable objeto de la transmisión,
propone que “Una transmisión no se funda en un contenido, sino ante todo en el acto de
transmisión, es decir en definitiva en los montajes de ficción que hacen posible que un acto
así se admita y se repita a través de las generaciones”. En la historia de Alejandro y sus
padres aquello no tramitado en cada generación se entrama y va entrampando a los distintos
sujetos, dejando a cada uno perdido en su propia soledad.

Don-antes anónimos, deseos no anónimos


10
Fariña, J. M., “La inseminación artificial con donante: un comentario en torno a la noche transfigurada” en
Fariña, J. M. y Gutiérrez, C. (comp)., La encrucijada de la filiación. Argentina, Lumen Humanitas, 2001.
11
Winnicott, D., Exploraciones psicoanalíticas I. Buenos Aires, Paidós, 2013.
12
Hassoun, J., Los contrabandistas de la memoria. Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 1996.
13
Legendre, P. (1996) El inestimable objeto de la transmisión. Estudio sobre el principio genealógico en
Occidente. Siglo XXI Editores, México, p. 72

10
Lacan, en Dos notas sobre el niño14, plantea que “la función de residuo que sostiene
(y a un tiempo mantiene) la familia conyugal en la evolución de las sociedades, resalta lo
irreductible de una transmisión (perteneciente a un orden distinto al de la vida adecuada a la
satisfacción de las necesidades) que es la de una constitución subjetiva, que implica la
relación con un deseo que no sea anónimo”. Para construir un cachorro humano en un
laboratorio se necesita el material genético apropiado que puede provenir de distintas
personas, para que ese cachorro devenga sujeto, un deseo tendrá que jugarse allí,
anudándose en un entramado subjetivante.

Cuando el niño interroga a sus padres por su origen, no le interesa tanto recibir una
lección de anatomía, como saber del deseo que habitó a los padres para su advenimiento.
Una madre me relataba una escena con sus hijas, quienes tienen seis años de diferencia de
edad, la menor estaba maltratando a la mayor, entonces la primogénita con mucho enojo le
dice: “¿sabés que durante mucho tiempo vos no existías y yo tenía a mamá y papá para mí
sola?” La pequeña queda perpleja y mirando desesperada a la madre la interroga: “¿dónde
estaba yo cuando no existía?” A lo cual la madre (psicóloga) le responde: “No te preocupes,
mi amor, ¡siempre exististe en nuestro deseo!” La niña respira aliviada y se queda
reflexionando, al otro día le pregunta a la madre: “¿pero dónde queda el deseo?”

En la relación padres-hijos, el deseo es esa apuesta que precede, que subjetiva, que
tiene que ver con un don que es anterior, del cual no se espera una devolución. La eficacia
simbólica se ubica en un deseo no anónimo que se pone en juego en cada transmisión.

Para Marcel Mauss15 (2008), el don es un “hecho social” que, como tal, integra a la
vez y de un golpe instancias biológicas, psicológicas y sociales. Alguien dona esperma (en
el caso de los bancos de esperma, se trata un eufemismo ya que en muchos países se vende
como mercancía seleccionada cuidadosamente) para que otro done vida a alguien que
traspasará ese don. El don vincula a los sujetos participantes de ese pacto, voluntaria
(adultos que dan y reciben el esperma) e involuntariamente (el niño que es producto de esa
donación anónima). El don es fundamento de lo social, en todo don hay un pacto.

14
Lacan, J., “Dos notas sobre el niño” en Intervenciones y textos 2, Buenos Aires, Manantial, 1988, p.56.
15
Mauss, M., Ensayo sobre el don. Forma y función del intercambio en las sociedades arcaicas. Buenos
Aires, Katz Editores, 2009.

11
Derrida16 critica a Mauss y dice que el don está destinado a una diseminación sin
retorno. “Si hay don, lo dado del don… lo dado del don no debe volver al donante”.
Cada uno es padre / madre con su propia historia, con su inconsciente, con sus
fantasmas, con sus miedos, con sus deseos, que se entralazarán de modos imprevisibles
para dar lugar a ese nuevo sujeto que realizará su propia construcción con el legado
recibido. “Lo que has heredado de tus padres adquiérelo para poseerlo”, dice Goethe, y eso
resuena en Freud17.

16
Derrida, J.., Dar (el) tiempo. I. La moneda falsa. Barcelona, Paidós, 1995.
17
Freud, S., “Tótem y tabú” en Obras completas, t. XIII, Buenos Aires, Amorrortu, 1991.

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