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TEMA 2: CULTURA(S) Y GRUPOS ÉTNICOS LA CONSTRUCCIÓN DE IDENTIDADES

Y PERTENENCIAS
Cultura. Concepto abstracto, holista, diverso y con innumerables apropiaciones de uso común. Ha
habido tantas definiciones como pensadores con sus aportaciones a la antropología, lo cual supone
muchas versiones contrapuestas. En dos cosas coinciden todos los autores, que la cultura es
universal a toda la especie humana y es aprendida, por tanto, variable y diversa. El hombre
depende totalmente de su endoculturación, de su aprendizaje cultural, a veces consciente e
intencionado y otras es inconsciente y no intencionado.
En los 40, Kroeber y Kluckhohn registraron más de 100 definiciones de cambios de contenido y
perspectiva del término cultura. La primera reconocida en antropología, la hizo Taylor (1871) en
“La cultura primitiva”: cultura es ese todo complejo que incluye conocimiento, creencias, arte,
moral, derecho, costumbre y cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridos por el hombre
como miembro de la sociedad. Desde esta definición universalista, posteriormente, con Boas
elaborando una definición mas relativista o con Geertz proponiendo un concepto de menor
amplitud, más preciso y útil, y tantos otros, continúan los empeños por encontrar una definición
precisa y universal de la cultura.
El texto de KUPPER ofrece un repaso a la múltiple utilización y, en algunos casos, manipulación de
la noción de cultura, desde el apoyo, por ej. a la teoría racial de la diferencia hasta la idea de que es
la cultura y no la biología, la que nos conforma como somos. Para Kupper la cultura se puede
investigar bien desde la comprensión, traducción e interpretación, o desde el enfoque generalizador
reduccionista que trata de descubrir leyes transculturales de la cultura. Este enfoque le parece
problemático debido a la dificultad de la generalización de los hechos culturales, una cuestión que
resulta crucial en el procedimiento comparativo.
Existen 2 tendencias: la de EEUU con Kroeber, Benedict, Goodenough o White, trata de reducir la
cultura a un conjunto de reglas sobre ciertos sistemas conceptuales. En Gran Bretaña, con
Malinowski como uno de los representantes, se presta más atención a estudios de la estructura
social que a la reflexión sobre la cultura.
2.1. GUERRAS DE CULTURAS. Kuper, A.
“La conciencia de la propia cultura entre las otras víctimas del imperialismo es uno de los
fenómenos más destacables de la historia mundial a final del s.xx” (Sahlins)
S. Huntington (1993) enunció en un ensayo apocalíptico: “las principales diferencias entre
civilizaciones en el desarrollo económico y político se enraízan en sus distintas culturas” y “la
cultura y las identidades culturales están modelando los patrones de cohesión, desintegración y
conflicto en el mundo posterior a la Guerra Fría. En este mundo nuevo la política local es la
política de la etnicidad, la política global es la de las civilizaciones. El choque de civilizaciones
reemplaza a la rivalidad entre las superpotencias”.
La palabra cultura en sentido general, es una forma de hablar de las identidades colectivas, pero el
status también está en juego. Mucha gente cree que las culturas se pueden medir, y evalúan la suya
por encima de las de otros. Mientras que los patriotas de la civilización occidental proclama la
elevada posición de la gran tradición, los multiculturalistas celebran la diversidad de América. Se
denuncia como opresiva la cultura del establishment.
También se utiliza el término cultura para referirse a las bellas artes, de las que solo disfrutan unos
cuantos. Para Matthew Arnold, la verdadera lucha de clases no se entablaba entre ricos y pobres,
sino entre los guardianes de la cultura y los que tendrían a la riqueza por amo. Se puede representar
la alta cultura como un instrumento de dominación.
A menudo se identifica una Tª de la cultura francesa, otra alemana y otra inglesa. Son etiquetas
improvisadas, prefabricadas, para construcciones complejas sujetas a una variedad de
transformaciones estructurales.
Los conceptos cultura o civilización se difundieron durante el s.XVIII ya que la religión estaba
perdiendo peso ente muchos intelectuales. Suministraban una fuente alternativa y laica de valores y
significado. Comte y Saint-Simon tomaron prestados los rituales católicos para crear una religión
del positivismo. Su dogma era el progreso. Las nociones alemanas de bildung (formación,
educación) y kultur, expresadas en un lenguaje espiritual, se engranaban con las necesidades del
alma individual, valorando la virtud interior por encima de las apariencias.
Los intelectuales ingleses, con la industrialización transformando Inglaterra, empezaron a discernir
una crisis espiritual. La tecnología y el materialismo representaban al enemigo. Contra él, los
intelectuales liberales promovían los valores culturales del arte y la filosofía. Ya que la cultura se
transmitía a través del sist. educativo y se expresaba con poder en el arte, éstos eran los campos que
un intelectual comprometido intentaba mejorar, ya que la fortuna de una nación dependía de su
cultura, decisiva para la acción política.
En cuanto al contexto contemporáneo, cada generación moderniza el lenguaje del debate,
adaptándolo a la terminología científica de cada momento: evolucionismo a finales del s.XIX,
relatividad durante los años 20… Sin embargo, los discursos sobre la cultura con referencia a las
tradiciones intelectuales han persistido, expandiéndose desde Europa a través de todo el mundo,
imponiendo concepciones de la naturaleza humana.
Después de que Darwin en El origen del hombre (1871), extendiera su Tª de un origen común, se
reafirma la fe en una humanidad unitaria. Pero la evolución de la vida también podía suministrar un
modelo para la evolución de la civilización. Las diferencias culturales podían ser expresión de
diferencias raciales. La pureza racial podía ser un imperativo político ligado a la defensa de la
identidad cultural.
Una Tª biológica sobre el progreso humano y las diferencias entre humanos provocó una nueva
concepción de la cultura en oposición a la biología, que separaba a los seres humanos de los demás
animales, así como lo hacía con cada nación respecto al resto de naciones. Y no se heredaba
biológicamente, sino que se aprendía, se adquiría o se tomaba prestada.
La argumentación cultural contra el darwinismo tomaba mayor fuerza en Berlín en la década de
1880. Su Tª también se podía emplear para demostrar la superioridad de la raza prusiana y avalar la
política de Bismarck, de lucha (por la supervivencia) y la selección. Las diferencias culturales no
eran signo de diferencia racial. Raza, cultura, lengua y nacionalidad no coincidían necesariamente.
Adof Bastiab (1er director del Museo de Etnología de Berlín, 1986) intentó demostrar que las razas
y las culturas eran híbridos. Todas las culturas estaban enraizadas en una mentalidad humana
universal. El préstamo era un mecanismo primario del cambio cultural, y como éstos eran
consecuencia de procesos locales al azar (presiones ambientales, migraciones, mercado), la historia
no tenía un patrón fijo de desarrollo.
Franz Boas, estudiante de Virchow y Bastian, introdujo este enfoque en la antropología americana,
convirtiéndose a principios del s.xx en una disciplina académica organizada definida por la lucha
épica entre Boas y su escuela, por un lado, y la tradición evolucionista representada por los
seguidores de Lewis H. Morgan, que tomaban prestadas metáforas de la Tª darwinista. La tesis
boasiana defendía que era la cultura la que nos hace como somos, no la biología. La raza, el sexo o
las edades son construcciones culturales, no condiciones naturales inmutables.
Los antropólogos podían distinguir entre raza y cultura, pero en el uso popular, “cultura” se refería a
una cualidad innata, expresada en el color de la piel, las características faciales, la religión, la moral,
las aptitudes, el acento o los gestos. Esa tozuda confusión persiste.
La cultura se define en oposición a otra cosa. En las ciencias sociales, también aparecía en
contrastes: se identificaba con la dimensión ideológica de la vida social contra la organización
mundana del gobierno, la fábrica o la familia. Fueron los fundadores de la sociología europea
quienes desarrollaron estas ideas, Talcott Parsons las introdujo en una sociología americana
empirista y utalitarista.
Entre los años 50 y 60 Parsons insistía en que un mayor progreso requería una división del trabajo
más eficiente. La cultura estaba en manos aficionadas humanistas, pero sería asignada a
antropólogos que harían de ella una ciencia. En los 50 se aceptó que la cultura era objeto susceptible
de ser estudiado científicamente por los antropólogos. En 1952, Alfred Kroeber y Clyde Kluckhon
publicaron un informe sobre la concepción antropológica, científica de la cultura. Según Parsons la
gente modela un mundo simbólico a partir de ideas que afectan a las decisiones del mundo real,
pero las ideas por si solas raramente determinan las acciones. Los símbolos colectivos penetrarían
en la conciencia sin dominarla por completo. La siguiente generación de antropólogos, Clifford
Geertz, Schneider y Marshall Sahlins crearon una galería de tipos de espiritualidad en los que los
sujetos parecían vivir únicamente por y para las ideas.
¿CÓMO EMPRENDER LA INVESTIGACIÓN DE CULTURA?
Parsons ofreció poca guía, pero en América se configuraron dos modelos:
El primero recomendaba la exploración empática y comprensiva, su traducción e interpretación.
Gertz eligió esta vía, aunque no lo aceptó como procedimiento científico, concluyendo que la
cultura se podía interpretar pero no explicar, no había leyes generales.
El segundo enfoque era científico, reduccionista, generalizador. Su premisa era que la cultura (un
discurso simbólico) era muy parecida al lenguaje, por lo que su estudio debía seguir las bases de la
lingüística moderna, a punto de descubrir las leyes universales del lenguaje. Durante un tiempo
estos programas estructuralistas florecieron y al final de los 60 dio paso a una diversidad de
“postestructuralismo” con un patrón relativista que insistían en la indeterminación de palabras y
símbolos. En la etnociencia descubre una alternativa científica en la ciencia cognitiva y los procesos
cerebrales, esquemas de conocimiento y redes de interconexión, sustituyeron a las reglas
gramaticales. Otra facción adaptó la pragmática y la teoría del discurso al estudio de la cultura.
Los seguidores de Geertz rechazaban una ciencia de la cultura, era más bien un lenguaje, pero la
preferían como texto. Se nutrían de la teoría literaria más que de la lingüística y el interpretativismo
se convirtió en la corriente principal. Los más jóvenes geertzianos se rebelaron y se movieron en la
misma dirección que los postestructuralistas franceses: la cultura podría ser un texto, pero un texto
elaborado por etnógrafos. Los antropólogos postmodernos prefieren ver la cultura como una
democracia revoltosa y rebelde que una monarquía.
El ascendente del idealismo, junto al relativismo como complemento, se amplia en las últimas
décadas. Cada cultura se funda en premisas únicas.
2.2. CULTURA, DIFERENCIA, IDENTIDAD. Kuper, A.
Hipótesis: La cultura no es un asunto de raza, la cultura se aprende. La cultura humana común ha
avanzado. El progreso ha sido desigual y susceptible de retrocesos, pero ha acumulado avances
tecnológicos irreversibles en un tiempo cada vez más acelerado.
Un acuerdo acerca del significado de cultura es que es escencialmente una cuestión de ideas y
valores, un molde mental colectivo. Las ideas y valores, la cosmología, la moralidad o la estética se
expresan mediante símbolos, por lo que la cultura se puede definir como un sistema simbólico.
El debate cultural vuelve a ser político: “El multiculturalismo, a diferencia de la antropología es
primeramente un movimiento para el cambio” Turner. En los 90, en América, a penas se distinguela
política cultural de la teoría de la cultura, que dejaba de lado a los antropólogos; aunque Boas,
Malinowski, Mead o Levi-Strauss abordaron temas políticos.
La nueva disciplina conocida como “estudios culturales” representa un desafío para la
antropología cultural, que incluye bellas artes, literatura o erudición, pero también medios de
comunicación y cultura popular.
Los estudios culturales siempre han sido una búsqueda académica y un movimiento político. La
crítica política y la cultural se funden en el estudio del cine, la televisión y los deportes; mientras
que la propaganda política de los activistas de clase, raza y género rebate el mensaje opresivo de los
medios de comunicación. En Europa se da por sentado que quien practica estudios culturales es de
izquierdas. “Las premisas de los estudios culturales son marxistas” John Storey. Pero los estudios
culturales en América se caracterizan por la reticencia a separar teoría y práctica.
Muchos antropólogos se sienten estafados por el programa de estudios culturales, que restringe la
cultura a las artes, medios de comunicación y el sistema educacional; solo se singularizan ciertas
instituciones como productoras culturales, cuya preocupación es saber quién las paga y a qué
intereses sirven. Los productos culturales no se juzgan por criterios estéticos, sino aplicando el
dilema del pensador radical, o liberador u opresivo. Pero este compromiso activista también nutre
censuras, como la “corrección política”.
El modelo para operar con la cultura se asienta en una comprensión de lo que le está ocurriendo a la
moderna sociedad de consumo occidental, lo que especialistas en estudios culturales ven es un
proceso de globalización y el etnógrafo tradicional que intenta saber cómo es la vida en una aldea,
tiene poco que decir.
Muchos consideran el multiculturalismo como oportunidad, sin embargo, ya que es una traducción
política de algunas ideas nucleares sobre la cultura, suscita preguntas sobre las implicaciones de sus
propias teorías. Turner opone un multiculturalismo de la diferencia, que se mira el ombligo, dando
importancia a una cultura determinada con sus pretensiones de superioridad, a un multiculturalismo
crítico que mira hacia fuera, cuestionando los prejuicios culturales de la clase social dominante e
intenta sacar a la luz las miserias del discurso hegemónico. Lawrence Grossberg, destaca una
“tendencia a equiparar los estudios culturales con la teoría y la política de la identidad y la
diferencia”.
A pesar de las distinciones, todas las modalidades de multiculturalismo comparten premisas:
- Critican la ideología del establishment, demandando poder a los débiles y a su emancipación.
- El objetivo común es una ideología de la antiasimilación, rechazando que los inmigrantes deban
ser asimilados por la corriente principal de americanos.
- El problema no es que existan diferencias, sino que se las traten como desviaciones.
Desde cierto punto de vista, el grupo dominante impone sus características ideales como forma
definitoria y tacha de desviado cualquiera diferente. Una perspectiva alternativa sugiere que las
minorías son diferentes desde el punto de vista de sus miembros, porque cada grupo tiene su
cultura. El grupo dirigente los oprime negando la igualdad de los valores y símbolos de sus culturas
y rehúsa reconocer sus diferencias o las devalúa. El multiculturalista traslada estas posiciones a un
programa político, afirmando el derecho a ser diferente y el valor de la diferencia. Se debe
garantizar a cada circunscripción cultural una buena medida de autodeterminación y una voz igual
en asuntos colectivos.
El protagonista en la lucha multicultural no es el trabajador ni el ciudadano, sino el actor cultural.
La noción de identidad es central en este discurso pero no es fácil definir. Conforma un oxímoron
(encadenamiento de palabras aparentemente contradictorias) cuando se usa en relación con un
individuo. Se suele conectar con que el yo tiene unas propiedades esenciales y otras contingentes.
Pero no es solo una cuestión privada, sino un diálogo con los otros. Según los constructivistas la
identidad se fabrica en dicho diálogo, pero no es el modo en el que se experimenta. Se realiza
mediante la participación en la cultura: “Los conceptos de construcción identitaria y cultura
nacieron juntos” Bauman.
La identidad cultural va de la mano de la política. Una persona solo podrá ser libre en la arena
cultural apropiada, donde se respeten sus valores, por lo que cada nación debe ser independiente.
Esto forma parte de una cierta tradición europea liberal, pero es un problema para otra tradición
política liberal dominante en América y basada en el principio de que todos los ciudadanos son
iguales y lo mismo ante la ley.
Más que reivindicar un derecho a ser diferente, en semejante situación, sería más sensato insistir en
el derecho a un tratamiento igual y similar.
En EEUU la palabra cultura se usa como eufemismo políticamente correcto de raza. Los escritores
americanos tienden a asumir que “solo cuando sabemos de qué raza somos, podemos decir cual es
nuestra cultura”. Una alternativa a este esencialismo es hacer de la identidad una construcción
cultural. Pero esto es hacer de la cultura el único poder, sin justificación independiente. Las
dificultades aumentan si se pretende que la cultura y la identidad son productos de procesos libres
de invención, eligiendo entre lealtades, creencias y valores distintos.
Otro problema del multiculturalismo es el culto a la diferencia que parece a veces el único valor
indiscutible. Para James Clifford, la cultura representa “la capacidad de los grupos para construir
una diferencia real”.Por ello debemos preservar las “funciones diferencial y relativista del concepto
y evitar el planteamiento de esencias cosmopolitas y denominadores comunes humanos”.
Lévi-Strauss critica esta postura y sugiere que muchos pueblos insisten en su carácter único y su
diferencia, contemplando las costumbres de otros como monstruosas y escandalosas. Insta a los
antropólogos a que demuestren que las diferencias entre los pueblos no se deben medir con una
única escala, ya que los valores son culturalmente variables. La medida de la uniformidad humana
es nuestra capacidad de aprender, de tomar prestado y de asimilar. Todas las culturas son
multiculturales, resultado de mescolanzas y préstamos. “La diversidad está menos en función del
aislamiento de los grupos que de las relaciones que los unen”.
A pesar de la supuesta realidad inevitable de la alteridad y la fuerza del determinismo cultural, en
general los inmigrantes, refugiados y comerciantes, no olvidan sus orígenes, pero se adaptan.
Para entender la cultura la debemos deconstruir, separar las creencias religiosas, los rituales, el
conocimiento, los valores morales, las artes, los géneros retóricos,... en vez de atarlos juntos. Al
separarlos se obliga a explorar las configuraciones cambiantes de las relaciones mutuas entre
lenguaje, conocimiento, técnicas, ideologías políticas, rituales, etc. “Una cultura se ve mejor como
una serie de procesos que construyen y desmantelan materiales culturales, en respuesta a
determinantes identificables” Eric Wolf.
Para D’ Andrade, un rasgo central en la antropología cognitiva moderna, ha sido “el
fraccionamiento de la cultura en partes lo que ha hecho posible una teoría atomizada de la cultura,
una teoría sobre sus piezas, su composición y la relación con otras cosas”.
En resumen, aislar una esfera cultural y tratarla en sus propios términos, es una estrategia pobre, ya
que todos tenemos identidades múltiples. Existe una objeción moral a la teoría de la cultura: desvía
nuestra atención de lo que tenemos en común, en vez de animar a establecer comunicaciones.

2.3. LOS GRUPOS ÉTNICOS Y SUS FRONTERAS. F. Barth


Existe todavía la opinión que considera el aislamiento geográfico y social como factores ricos en la
conservación de la diversidad cultural. Lo deficiente de tal opinión es que los límites persisten a
pesar del tránsito de personal a través de ellos, las distinciones étnicas categoriales no dependen de
una ausencia de movilidad, contacto o información; antes implican procesos sociales de exclusión e
incorporación por los que son conservadas categorías discretas. Queda demostrado que ciertas
relaciones sociales estables están basadas en los status étnicos en dicotomía, no dependen de una
ausencia de interacción y aceptación sociales; sino que son el fundamento sobre el cual están
construidos los sistemas sociales que las contienen.
Planteamiento general: Se requiere un método que combine lo teórico y lo empírico: necesitamos
investigar los hechos empíricos y adaptar nuestros conceptos a esos datos para aclararlos y explorar
sus implicaciones. Se hace hincapié en que los grupos étnicos son categorías de adscripción e
identificación utilizadas por los actores y organizan la interacción entre individuos.
2.3.1. DEFINICIÓN DEL GRUPO ÉTNICO
Narroll, 1964, recoge que un grupo étnico es una comunidad que: 1. en gran medida se
autoperpetúa biológicamente; 2. comparte valores culturales fundamentales; 3. Sus miembros se
identifican a sí mismos y son identificados por otros como categorías distinguibles de otras.
Tal formulación impide comprender el fenómeno de los grupos étnicos y su lugar en las sociedades
y culturas humanas, ya que un modelo típico ideal de una forma empírica recurrente, presupone una
opinión de cuáles son los factores significativos en la génesis, estructura y función de estos grupos.
A un nivel más crítico se supone que la persistencia de límites no es el problema y que está
originada en el aislamiento. Según esto, tenemos un mundo de pueblos separados con sus
respectivas culturas y organizados en una sociedad que puede ser aislada para su descripción como
si fuese una isla.
2.3.4. LOS GRUPOS ÉTNICOS COMO PORTADORES DE CULTURAL
De las características enumeradas, el hecho de compartir una cultura es de importancia central. Se
tiende a identificar y distinguir los grupos étnicos por las características morfológicas de las
culturas, implicando un punto de vista prejuiciado de 1. su continuidad en el tiempo y 2. del “locus”
de los factores que determinan la forma de las unidades.
1. El aspecto de portadores de cultura, dependerá del grado en que muestren rasgos particulares de
esa cultura. La atención se concentra en el análisis de las culturas y no en la organización étnica.
Puesto que laa procedencia de los rasgos culturales es diferente, da lugar a una “etnohistoria” que
hace la crónica del cambio cultural y de la adopción de ciertos aspectos. Paradójicamente deberá
incluir culturas del pasado que están excluidas en el presente. La interconexión entre grupo étnico y
cultura no queda clara.
2. Las formas culturales manifiestas que pueden ser clasificadas como rasgos culturales muestran
los efectos de la ecología. Reflejan una historia de adaptación al medio y a circunstancias externas,
por las que se adoptan diferentes patrones de existencia y se institucionalizan distintas formas de
conducta. Por ello un grupo étnico en un territorio con circunstancias ecológicas variables,
mostraría variantes regionales de una conducta institucionalizada, sin diferencias en su orientación
cultural. Ej. Los pathanes del sur consideran a sus hermanos del norte “no pathanes”. Según
criterios “objetivos”, su patrón de organización está más cercano a los punjabs. Estas formas
manifiestas están determinadas tanto por la ecología como por la cultura transmitida. Estas
diversificaciones no representan un primer paso en la subdivisión y multiplicación de las unidades.
Blom, con referencia a los granjeros de la Noruega central, demuestra que los valores generales de
los noruegos les asegura continua pertenencia al grupo étnico mayoritario, a pesar de los patrones
peculiares impuestos por la ecología local. Para analizar tales casos necesitamos un punto de vista
que no confunda los efectos de las circunstancias ecológicas sobre la conducta con los de la
tradición cultural, e investigar los componentes sociales y culturales no ecológicos creadores de
diversidad.
2.3.5. LOS GRUPOS ÉTNICOS COMO TIPO DE ORGANIZACIÓN
El rasgo típico de los grupos étnicos es la autoadscripción y la adscripción por otros. Una
adscripción categorial es étnica si clasifica de acuerdo con su identidad básica y más general
supuestamente determinada por su origen y su formación. En la medida en que los actores utilizan
las identidades étnicas para categorizarse a sí mismos y a otros, con fines de interacción, forman
grupos étnicos en este sentido de organización.
Aunque las categorías étnicas presuponen diferencias culturales, no podemos suponer una simple
relación de paridad entre las unidades étnicas y las similitudes y diferencias culturales. Los rasgos
que son tomados en cuenta no son la suma de diferencias objetivas, sino aquellas que los actores
consideran significativas. Las variaciones ecológicas señalan y exageran las diferencias, otros
rasgos se pasan por alto y en algunas relaciones son negadas.
Contenidos de las dicotomías:
- Signos manifiestos: rasgos diacríticos exhibidos para indicar identidad (vestido, vivienda o modo
de vida).
- Orientaciones de valores básicos: normas de moral por las que se juzga la actuación. Pertenecer a
una categoría étnica implica ser cierta clase de persona, con determinada identidad básica, lo que
implica el derecho de juzgar y ser juzgado con normas pertinentes para tal identidad.
Las categorías étnicas ofrecen un referente de organización capaz de recibir diversas proporciones y
formas de contenido en los diferentes sistemas socioculturales.

La adscripción como aspecto crítico de los grupos étnicos resuelve dos dificultades conceptuales:
1. La naturaleza de la continuidad de las unidades étnicas depende de la conservación de un límite.
La organización de un grupo puede cambiar, pero la dicotomía entre miembros y extraños permite
investigar la forma y el contenido cultural que se modifica.
2. Solo los factores socialmente importantes son considerados diagnósticos para los miembros, no
así las diferencias “objetivas y manifiestas generadas por otros factores”. En su conducta
manifiesta, si afirman que son A en contraste con la categoría análoga B, esperan ser tratados como
tal, confirmando su adhesión a la cultura común de A. Los efectos de esto que influyen en la
conducta pueden ser objeto de investigación.
2.3.6. LOS LÍMITES DE LOS GRUPOS ÉTNICOS
El foco de la investigación es el límite étnico y no el contenido cultural que encierra. Que un grupo
conserve su identidad aunque interactúen con otros, ofrece normas para determinar la pertenencia al
grupo y los medios para indicar afiliación o exclusión. Necesitamos analizar los medios por los que
logran conservarse.
La identificación de otra persona como miembro del mismo grupo étnico entraña coparticipación de
criterios de valoración y de juicio. Existe entre ellos una posibilidad de diversificación y expansión
de su relación social capaz de cubrir todos los sectores y dominios de su actividad. La dicotomía
que convierte a otros en extraños y en miembros de otro grupo étnico, supone reconocer las
limitaciones para un entendimiento recíproco y una restricción de la interacción en sectores que
presuponen común acuerdo e interés.
Los grupos étnicos persisten como unidades significativas solo si van acompañados de notorias
diferencias en la conducta. No obstante, cuando interactúan culturas diferentes, sus diferencias
pueden reducirse, ya que la interacción requiere y genera una congruencia de códigos y valores. En
las relaciones interétnicas estables existen por un lado, preceptos que regulan las situaciones de
contacto y permiten articular algunos dominios de la actividad y por otro, las sanciones que
prohíben la interacción interétnica en otros sectores, aislando así ciertos segmentos de la cultura, de
posibles confrontaciones o modificaciones.
2.3.7. SISTEMAS SOCIALES POLIÉTNICOS
Furnivall (1944) describió una sociedad plural: sociedad poliétnica bajo el control de un sistema
estatal dominado por uno de los grupos, pero con amplias zonas de diversidad cultural en los
sectores domésticos y religiosos de la actividad.
La articulación y separación en un macronivel, corresponde a un grupo de restricciones de función
en un micronivel. La identidad étnica implica restricciones en los tipos de funciones que un
individuo le es permitido desempeñar, así como a los socios que puede escoger para realizar
distintos tipos de transacciones. Considerada como status, la identidad étnica está sobrepuesta a la
mayoría de los demás status y define personalidades sociales que pueden asumir un individuo con
tal identidad. En este respecto, es similar al sexo o al rango, en cuanto constriñe al sujeto en todas
sus actividades. También es imperativa, las imposiciones en la conducta suelen ser absolutas, y en
las sociedades poliétnicas complejas, totalmente exhaustivas; tanto los componentes morales como
las convenciones sociales se vuelven más resistentes al cambio al agruparlas en grupos
estereotipados como características de una identidad específica.
2.3.8. LAS ASOCIACIONES DE IDENTIDADES Y LAS NORMAS DE VALOR
Requisitos para la coexistencia de la diversidad étnica:
- Organizacionales. Categorización de los sectores de la población en categorías de status
exclusivas e imperativas y aceptación del principio de que las normas aplicadas a una categoría
pueden ser diferentes de las aplicadas a otra.
- Imposición y aceptación de las identidades. Se tiende a una dicotomía en la que las personas se
muestran renuentes a actuar en formas nuevas por temor a resultar inapropiada y de ser clasificada
con uno u otro grupo de características étnicas.
Las sanciones que producen adhesión a valores específicos de grupo son ejercidas no solo por
quienes comparten esa identidad. Existen otros status imperativos, ambos sexos ridiculizan al varón
que actúa con feminidad y todas las clases censuran al proletario con aires de grandeza, igual puede
actuar cualquier grupo étnico en una sociedad poliétnica para mantener las dicotomías y las
diferencias.
Donde las identidades sociales están organizadas y reguladas por tales principios, existe una
canalización y estandarización de la interacción y la aparición de límites que mantienen y generan
la diversidad étnica.
2.3.8. LA INTERDEPENDENCIA DE LOS GRUPOS ÉTNICOS
El vínculo positivo que conecta varios grupos étnicos en el sistema social circundante depende de la
complementariedad de los grupos respecto a sus rasgos culturales característicos, que puede
originar una interdependencia o una simbiosis; donde no existe complementariedad no existirá
interacción o ésta no tendrá referencia a la identidad étnica.
Los sistema poliétnicos complejos implican diferencias de valor muy importantes y múltiples
restricciones en las combinaciones de status y participación social. Los mecanismos que mantienen
los limites deben ser muy efectivos por las siguientes razones:
- La complejidad está basada en diferencias culturales complementarias e importantes.
- Las diferencias deben estar estandarizadas dentro del grupo interétnico, es decir, el conjunto de
status o persona social debe estar estereotipado para que la interacción interétnica pueda basarse en
identidades étnicas.
- Las características culturales deben ser estables para que puedan persistir.
Donde se dan estas condiciones, los grupos étnicos se convierten en una parte del medio natural, los
sectores de articulación suministran campos que pueden ser explotados y otros sectores de los
demás grupos se consideran inoperantes desde el punto de vista de los miembros de cualquier
grupo.
2.3.9. LA PERSPECTIVA ECOLÓGICA
Los sectores de actividad donde se articulan otras comunidades con otras culturas pueden ser
considerados nichos a los que debe adaptarse el grupo. Esta interdependencia ecológica puede
adoptar diferentes formas:
- Ocupación de nichos distintos en competencia mínima de recursos naturales. Su interdependencia
será limitada y la articulación se concentrará en el comercio.
- Monopolización de territorios separados. La competencia por los recursos y su articulación
producirá pugnas políticas y puede que en otros sectores.
- Darse bienes y servicios los unos a los otros. Ocuparán nichos recíprocos y diferentes, pero en
mínima interdependencia. Si su articulación política no es muy íntima, se creará una situación
simbiótica clásica, con variedad de posibles campos de articulación. Si además compiten y se
adaptan mediante la monopolización diferencial de los medios de producción, se podrá establecer
una íntima articulación política y económica, con posibilidades abiertas para otras formas de
interdependencia.
Estas alternativas se refieren a situaciones estables, pero otra forma es cuando grupos
entremezclados compiten, al menos parcialmente dentro de un mismo nicho. Es de esperar que un
grupo desplace al otro o que se desarrolle una adaptación que origine interdependencia y
complementariedad.
En la mayoría de casos, encontramos situaciones mezcladas.
2.3.10. LA PERSPECTIVA DEMOGRÁFICA
Al exponer la estructura cualitativa (e idealmente cuantitativa) de los nichos ocupados, no se
pueden pasar por alto los problemas de número y equilibrio en su adaptación. Cuando la comunidad
dependa de la explotación un nicho natural deberá existir un límite respecto a las cifras que puede
alcanzar su población, que corresponde a la capacidad de ese nicho. Si dos poblaciones son
ecológicamente interdependientes, cualquier variación en las dimensiones de una producirá efectos
en la otra. Por ello, al analizar un sistema poliétnico, debemos explicar los procesos que equilibran
las poblaciones de los grupos en interdependencia, ya que la adaptación de un grupo a un nicho en
la naturaleza dependerá de su dimensión absoluta, mientras que la adaptación de un grupo a un
nicho constituido por otro grupo dependerá de su dimensión relativa.
Existen factores, aparte de la fertilidad y la mortalidad que afectan al equilibrio de las cifras de
población. La emigración alivia la presión, la inmigración, mantiene en otros sitios a los grupos,
pero el papel más interesante lo desempeñan otros procesos que provocan cambios en la identidad
de individuos y grupos.
En los sistemas poliétnicos complejos la aparición y persistencia parece depender de una estabilidad
en los rasgos culturales asociados con los grupos étnicos, esto no implica una rigidez similar en los
patrones de reclutamiento o adscripción, al contrario, las interrelaciones étnicas suponen con
frecuencia una variedad de procesos que efectúan cambios en la identidad del grupo o del individuo
y modifican otros procesos demográficos que se presentan en la situación.
2.3.11. LOS GRUPOS ÉTNICOS Y LA ESTRATIFICACIÓN
Donde un grupo étnico ejerce el control de los medios de producción usados por otro grupo se crea
una relación de desigualdad y estratificación. Ej. La estratificación basada en el control de la tierra
se da en los pathanes, que son dueños de la tierra que otros cultivan como siervos. Los grupos se
caracterizan por un control diferencial de los bienes valorados igualmente por todos los grupos. Por
ello, los grupos comparten ciertas orientaciones generales de valor que les sirven de base para
elaborar juicios de jerarquía.
Contrariamente, un sistema de estratificación no presupone la existencia de grupos étnicos. Leach
(1967) afirma que las clases sociales se distinguen por diferentes subculturas, características más
básicas que su ordenación jerárquica. Muchos sistemas estratificados no están vinculados, la
estratificación está basada en escalas y en el reconocimiento de un nivel egocéntrico: “gente igual a
nosotros”. En estos sistemas, las diferencias culturales se ordenan entre sí y no llega a surgir una
organización social de los grupos étnicos. Por otro lado, la mayoría de sistemas estratificados
implican una movilización basada en la valoración de escalas que definen la jerarquía. Por ello, un
fracaso en el sector B convierte a una persona en C,… Los grupos étnicos no están abiertos a esta
clase de penetración: la adscripción está basada en normas más restrictivas.
El sistema de castas de la India parece un caso especial. Las fronteras están definidas según normas
étnicas, y los fracasos individuales conducen a una expulsión de la casta y no a un descenso.
Un aspecto general anómalo en la identidad étnica como status, es que la adscripción no está
condicionada al control de bienes específicos, se funda en normas de origen y compromiso; en otros
sistemas, el comportamiento según el status y el desempeño adecuado de los papeles según la
identidad, sí requieren la posesión de ciertos bienes.
Cuando los grupos étnicos están interrelacionados en un sistema estratificado, se requieren procesos
que ejerzan un control diferencial de los bienes. Así, la persistencia de los sistemas poliétnicos
estratificados supone la presencia de factores que generan y conservan una distribución
categóricamente diferente de los bienes: el estado controla; las diferencias de valoración canalizan
los esfuerzos de los actores; las diferencias de cultura generan diferencias en la organización
política y económica, y en la capacitación de los individuos.
2.3.12. CONTACTO Y CAMBIO CULTURALES
Una reducción de las diferencias culturales entre grupos étnicos no está correlacionada con la
reducción de la organización de las identidades étnicas o con el derrumbe de los procesos
conservadores de límites.
Los agentes de cambio: son las personas catalogadas de modo etnocéntrico como nuevas élites:
personas de grupos menos industrializados en contacto y dependencia mayores respecto de los
bienes y organizaciones de sociedades industrializadas. Tienden a elegir entre las siguientes
estrategias:
- Introducirse e incorporarse a la sociedad industrial y al grupo cultural preestablecido. Si los
innovadores culturales tienen éxito, su grupo étnico se verá privado de su fuente de diversificación
interna y subsistirá mal articulado con un rango inferior en el sistema social mayor que lo contiene.
- Aceptar su status de minoría, e intentar reducir sus desventajas mientras participa en otros
sectores de actividad del sistema mayor del grupo industrializado. En tal caso se impediría una
organización poliétnica dicotomizada y conduciría a una asimilación de la minoría.
- Acentuar su identidad étnica y usarla para desarrollar nuevas posiciones. Esta estrategia
generaría movimientos interesantes, desde el nativismo a la creación de nuevos estados.

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