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Analítico-sintético, a priori-a posteriori, necesario-contingente,

racionalismo y empirismo.

Manuel Comesaña

El filósofo alemán Immanuel Kant (1724-1804) propuso dos importantes


distinciones, a saber, analítico-sintético y a priori-a posteriori. La definición kantiana
de analiticidad perdió vigencia por ser aplicable solamente a enunciados de la forma "S
es P" (Kant aceptaba la tesis aristotélica según la cual todas las oraciones son en último
análisis de esa forma); contemporáneamente se la ha reformulado diciendo que un
enunciado es analítico si es verdadero en virtud del significado de sus términos (a los
enunciados que son falsos en virtud del significado de sus términos se los llama
"contradicciones"). Así, por ejemplo, "El perro es un animal" es un enunciado analítico
porque ser un animal forma parte del significado de la palabra "perro". Los enunciados
analíticos no dan ninguna información sobre hechos (extralingüísticos); por eso se dice
que carecen de contenido fáctico. Los enunciados sintéticos son verdaderos o falsos, no
sólo en virtud de lo que significan, sino también en virtud de cómo es el mundo y
tienen, en consecuencia, contenido fáctico; "La Luna gira alrededor de la Tierra" es un
enunciado sintético.
"A priori" y "A posteriori" significan literalmente antes y después, pero Kant no
los usaba en este sentido temporal. Calificaba de a priori a los conocimientos que son
independientes de la experiencia (de la experiencia sensorial o perceptual, es decir, de la
observación), pero no independientes en un sentido genético. Kant sostenía que ningún
conocimiento se adquiere sin experiencia; todo conocimiento -decía- comienza con la
experiencia. Pero ciertos conocimientos son, según él, independientes de la expderiencia
en otro sentido, en el sentido de que se los puede justificar -esto es, se puede probar que
son verdaderos los enunciados que los expresan- sin recurrir a la experiencia, sin tener
en cuenta el resultado de ninguna observación. Todos los enunciados analíticos son
también a priori. Lo cual no es raro: si un enunciado no dice nada sobre el mundo, no es
extraño que se pueda probar su verdad sin observar el mundo.
Los enunciados a posteriori, en cambio, son afirmaciones que no se pueden
justificar sin recurrir a la experiencia. No se puede probar la verdad del enunciado "La
Luna gira alrededor de la Tierra" citando el significado de sus términos; se necesitan
algunas experiencias específicas, que en este caso son ciertas observaciones

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astronómicas. Al conocimiento a posteriori, al que sí depende de la experiencia, se lo
suele llamar hoy conocimiento empírico.
Como dijimos, todos los enunciados analíticos son a priori, y es obvio que hay
enunciados sintéticos a posteriori. La pregunta es: los enunciados sintéticos, ¿son todos
a posteriori? ¿O hay un ámbito del conocimiento que es al mismo tiempo sintético y a
priori? Esto último es lo que sostenía Kant; uno de los supuestos fundamentales de su
pensamiento es que hay conocimiento sintético a priori. A los que admiten esto se los
clasifica como racionalistas (porque le reconocen a la razón la capacidad de saber algo
sobre el mundo sin ayuda de la experiencia); a los que lo rechazan, como empiristas.
Tal vez convenga hacer una aclaración terminológica. Los filósofos usan la palabra
"racionalismo" en al menos dos sentidos: en uno de esos sentidos -el que ahora nos
interesa-, racionalismo se opone a empirismo; en el otro, se opone a irracionalismo.
Debido a esta polisemia, un filósofo puede ser a la vez empirista y racionalista (en el
segundo sentido), o racionalista e irracionalista, combinaciones ambas que de hecho son
frecuentes.
Los enunciados a priori no pueden ser falsos; son enunciados necesariamente
verdaderos, o, como también se dice, verdades necesarias. Esto se explica a veces en
términos de "mundos posibles": un enunciado necesariamente verdadero -se dice- es
verdadero en todos los mundos posibles. Decir que un enunciado es verdadero es decir
que es verdadero para el mundo real, pero algunos enunciados también son verdaderos
para todos los demás mundos posibles; éstos son las verdades necesarias y son también
a priori. Los enunciados que son verdaderos para el mundo real, pero no para todos los
mundos posibles, no son necesarios; son sintéticos a posteriori. A esta última clase
pertenecen las leyes de las ciencias fácticas (aunque no según Kant): aun cuando
describen el mundo real con considerable generalidad, hay muchos mundos posibles
para los cuales no valen, y, por lo tanto, no son verdades necesarias. Las verdades
lógicas y matemáticas, en cambio, se dice que son verdaderas para todos los mundos
posibles, incluyendo por supuesto el mundo real.
Muchos filósofos han sostenido, sin embargo, que las leyes de la naturaleza son
necesarias. Se trata de una cuestión discutida, pero una cosa parece segura: si hay
alguna necesidad en las leyes de la naturaleza, no es el tipo de necesidad que acabamos
de caracterizar en el párrafo anterior. Desde el punto de vista de ese tipo de necesidad,
las leyes de la naturaleza son contingentes (esto es, no necesarias). Por ejemplo, la ley
de la dilatación térmica de los metales: "Todos los metales se dilatan al ser calentados",

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no es verdadera para todos los mundos posibles; hay mundos posibles donde los metales
se contraen al ser calentados.
En muchos casos, cuando un enunciado es verdadero, todos los enunciados que
tienen la misma forma lógica son también verdaderos. Esto ocurre con los enunciados
tautológicos, como "Llueve o no llueve". Pero también sucede con otros que no son
tautologías, como "Todos los cuervos negros son negros". En ambos casos, si los
componentes no lógicos ("llueve", en el primer caso, y "cuervos" y "negros", en el otro)
se reemplazan de manera uniforme, lo que se obtiene es otro enunciado verdadero.
Cuando un enunciado tiene esta propiedad -la propiedad de que todos los enunciados de
la misma forma son verdaderos-, se dice que ese enunciado es verdadero en virtud de su
forma lógica, o que es un enunciado lógicamente verdadero, o una verdad lógica. Como
se ve, las tautologías son un subconjunto de las verdades lógicas; son las verdades de la
lógica proposicional.
Las verdades lógicas son ejemplos paradigmáticos de enunciados analíticos, es
decir, de enunciados cuya verdad depende solamente de los significados de los términos
que contienen. En el caso de las verdades lógicas, los únicos significados que importan
son los significados de los términos lógicos, que en los ejemplos del párrafo anterior son
"o", "no", "todos" y "son".
Todas las verdades lógicas son enunciados analíticos, pero no todos los
enunciados analíticos son verdades lógicas. La verdad de "Ningún soltero es casado" no
depende solamente del significado de sus términos lógicos sino también del significado
de los términos descriptivos "soltero" y "casado". Las verdades lógicas son entonces un
subconjunto de los enunciados analíticos. Lo que sí se puede decir es que todo
enunciado analítico, o bien es una verdad lógica, o bien se puede convertir en una
verdad lógica mediante el intercambio de sinónimos. Así, a partir de "Ningún soltero es
casado" se puede obtener, mediante el reemplazo de "soltero" por la expresión sinónima
"hombre no casado", "Ningún hombre no casado es casado".

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