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PORTADA

Mamihlapinatapai
“Una mirada entre dos personas, cada una de las cuales espera que la otra comience una
acción que ambos desean, pero que ninguno se anima a iniciar”.

Y. Tejeiro

Editorial La simple palabra


Índice

1. La amé desde el primer momento


2. Anatema
3. Me miraba desde lejos
4. Si ella supiera
5. Te siento mía
6. ¿Quién sospecha?
7. Amor traicionero
8. Amor insatisfecho
9. Secreto amor de mujer
10. Incógnitas
11. Yo te miro
12. Mujer de ojos grises
13. Le deseo lo mejor
14. Ironía
15. Feliz aniversario
16. Hoja al viento
17. Jardinero en el mar
18. Anhelo
1.
Si un poema no ha destrozado tu
alma, no has experimentado la
poesía.
Edgar Allan Poe
Lo que fue y ya no es, es como
si jamás hubiese sido.
Y. Tejeiro

Que me perdone el tiempo por


querer detenerlo cuando te
miro.
La amé desde el primer momento

La amé desde el primer momento

cuando descuidadamente el viento

desordenó sus cabellos.

Me miró con esos ojos bellos

y me sentí desfallecer

y hoy al anochecer

pienso en ella nuevamente,

pues la llevo en mi mente

a más no poder.
Y, entonces lo entendí:
mirarte era soplar las velas
teniendo el deseo enfrente.
Anatema

Señorita, perdone mi osadía,

pero la sueño de noche y la pienso de día

y me cuesta tanto mantener este secreto

que le pido perdón si un pecado cometo.

En algún momento, en alguna ocasión

han debido mis ojos mostrarle mi amor,

si no ha leído en ellos mi deseo

para no decírselo, razón ninguna veo.

Puedo parecerle atrevida o tal vez imprudente,

pero poco me importa lo que piense la gente.

Últimamente, solo me importa lo que piense usted

que sé que me mira, pero ¿acaso me ve?

Yo la miro desde hace tiempo

porque la deseo fervientemente,


es usted un contratiempo

que perturba mi mente.

Mis noches se alargan sin explicación

y llega el desvelo en cualquier ocasión.

No debería y lo sé,

pero me muero de angustia

ante la mirada mustia

que me brinda usted.

Y ante la inseguridad de no lograr comprender

si tengo su indiferencia o tengo su querer,

si es un invento triste de mi ilusión

pensar que nos miramos por la misma razón.

¿Por qué me mira como si supiera

que me brillan los ojos ante un gesto cualquiera,

que me tiemblan las manos y me galopa el pecho


ante este amor hambriento e insatisfecho?

Como si de verdad supiera

cuantas noches oscuras frente a una hoguera

quemaba cartas que nunca entregué

y que fueron escritas solo para usted.

Cartas de amor y fantasía

que contaban su historia y la mía

como un vulgar pecado, como una anatema,

lo mismo que este triste poema.


El alma que hablar puede con los ojos, también puede
besar con la mirada.
Gustavo Adolfo Bécquer
Me miraba desde lejos

Me miraba desde lejos

como se suele mirar

a las aves sobre el

eterno azul del cielo, volar.

En su mirada mustia

reconocí su tristeza

Tan igual a la mía,

en su dulce belleza.

En sus ojos azules

vi mi propio dolor.

A su vida tan rota

le ha faltado color

de buscar en las gentes

sin acierto

y sin suerte,
un poquito de amor…

y yo que también he buscado

en mi hondo pasado,

en mi árbol de vida,

en mi triste abedul,

estoy convencida

de no haber hallado

nada comparado

al amor asomado

en su mirada de azul.
Dos personas que huyen de un mismo sentimiento,
huyen en la misma dirección.
Selam Wearing
Si ella supiera

¡Si ella supiera que sé que me ama,

que sueña conmigo estando en su cama,

que sé que me piensa, que sé que me anhela,

que sé que en las noches por mí se desvela!

Yo sé que me mira con callada inocencia

y obtengo de sus ojos, del mensaje la esencia.

Si ella supiera también que la pienso

y que ya no soporto este eterno suspenso,

que quiero abrazarla, tenerla en mis brazos…

que esta tortura me rompe a pedazos.

Sabiendo que quiere conmigo lo mismo

me siento feliz por puro optimismo

y la vida me muestra la verdad por las malas,

no puede volar quien carece de alas.


En su absurdo miedo a ser feliz

se lleva también mi dicha, así como así…

y esta historia que pudiera haber sido bella

se mantiene inconclusa por el miedo de ella.


La prudencia con que nos evitamos hace demasiado
ruido. (…)
Selam Wearing
Te siento mía

Te siento mía…

¿y acaso hay en mi sueño

la falsa seguridad del que es dueño

de un ensueño, de una utopía?

Toda nuestra relación está basada

en un simple estupor, en una simple mirada,

en la extraña magia de tus ojos,

en esa verde mirada, en esos labios rojos.

A pesar de la confusión

y de toda la algarabía,

tengo la misma sensación,

te sigo sintiendo mía.

Se ofuscan todos los días

mis ojos por expresarte...


se ofuscan porque al mirarte

te dicen: te siento mía.

Y es tanta mi osadía

que estando en otros brazos,

reniego yo de mis lazos

porque te juro, te siento mía.

Sé que puedes comprenderlo,

que te sientes igual.

Si tus ojos pudieran hablar,

obviando toda ironía,

terminarían por gritar:

también yo te siento mía.


No amas a alguien por su apariencia, o la ropa, o
por su carro costoso, sino porque canta una canción
que solo tú escuchas.

Oscar Wilde
¿Quién sospecha?

¿Quién sospecha que entre usted y yo

hay un misterio constante,

una magia singular?

si al permanecer distantes,

dígame, ¿quién lo va a notar?

¿Quién sospecha que le sueño

mientras estoy con otra

y usted ya tiene dueño?

¿O quién puede sospechar

al saludarla indiferente

que yo la pueda amar

y no sacarla de mi mente?

¿Quién puede imaginar

que la miro desde lejos

aunque al mirar

esté en mis ojos su reflejo?


Nadie sabe que me quiebro ante usted

y que en mi impotencia silente

se enarbola en mi mente,

ante su frío desdén

el constante vaivén

de su mirada inocente.

Pues ya ve, señorita.

¿Quién sospecha mi tormento?

Si en este preciso momento

también usted lo ignora,

pues mi amor aflora

de mi propio pensamiento.

Su escurridiza mirada

aunque me dice todo,

no me dice nada,
y no sé si me invento

esta historia de amor

o si me la trajo el viento

para hacerme sentir mejor.

No sé si usted me ve

por el mismo motivo

que yo la miro a usted.

Y en esta historia loca,

de incertidumbres y miradas,

nadie sospecha nada,

ni siquiera quien la provoca.


(…) Aunque hubieses llegado un poco antes, siempre
te habría esperado un poco menos.

Selam Wearing
Amor traicionero

Quizás usted me olvide pronto

como suele suceder.

Como una flor en un tronco

que no llegó a florecer.

Nuestro amor,

a la sombra del pasado,

será como esos sueños

que nadie confiesa haber soñado.

Pues, aunque mucho nos queremos,

nuestro amor no se ha consumado.

Nuestro amor es una flor

que aún no ha retoñado.

No ha de brotar el retoño

en este frío otoño,


en este otoño de muerte.

Aunque se ve la simiente

a punto de retoñar,

ante sus ojos, tristemente,

de raíz la debo arrancar.

Por más que me hiera,

por más que no quiera...

ante la siembra de amor

que veo desde sus ojos,

debo matar la ilusión,

ante el racimo de antojos

que brota de su corazón.

Aunque la deseo con el mismo fervor,

no puedo alimentar

el crecimiento abismal
del rosal de nuestro amor.

Lo digo con gran dolor

pues también la quiero amar,

pero primero debo pensar

que se involucran terceros

en este amor traicionero

que amenaza con germinar.


Hoy extrañé esa nada que había entre tú y yo, sutil
y callada, sobreentendida y total.
Amor insatisfecho

Un amor callado

se anida en mi pecho.

Amor inacabado,

amor insatisfecho.

Se oculta tras mi desdén.

tras la ignorancia que muestro

pues comprendo que lo nuestro

más que un anhelo infiel

es la utopía, es el edén,

es más que un simple apresto.

Pues, usted, siendo mía

se desvanece en el viento

y pudiéndome tener no me tiene

aunque inconscientemente nos lata en las sienes

un mutuo pensamiento
y, aunque pase el tiempo

quizás nunca la bese

como tantas veces

lo hice en mis sueños.

A pesar de ser mía

más que de él.

Ya que él tiene su cuerpo,

pero yo su querer.

Es curioso como usted

que aparenta ser feliz,

termine por ver en mi

lo que, usted, en él no ve.

Entonces, ¿quién debería tener celos

cuando todos sus anhelos

claman mi nombre?
Pena me da ese hombre

que se cree tenerle

porque él puede verle

en tu total desnudez,

sin sospechar que, después

cierra los ojos muy fuerte

e imagina sonriente

como la hice mía, otra vez.


Para amarte nunca me hizo falta tenerte.

Frida Kahlo
Secreto amor de mujer

Yo la quise como nunca le han de querer,

pero fue siempre secreto este amor de mujer.

Mi amor callado fue siempre clandestino,

condenado al reproche por ser femenino.

A veces la sentía mía

en la más absurda de las utopías.

Otras veces la sentía tan lejana

como el sol que se cuela por mi ventana.

Y, sin embargo, siempre la amé

como quien está triste y no sabe por qué.

Y era mía

porque despertaba en mi

la más dulce de las melodías.


O porque en mi pecho triste

era ave, nido y alpiste.

Era mía de esa forma,

sin leyes, sin normas,

sin saber si sentía lo mismo

o estaba yo al pie del abismo.

A punto de saltar sola

al más profundo precipicio

o hacia la más brava ola.

Fue mía

y ella no lo sabía.

La nombraba en las noches

y la ignoraba de día.

A nadie amé como a ella


por ser tan dulce,

tan lejana y tan bella.

A nadie quise tanto

que le dediqué en silencio mis poemas

y mi más triste canto,

mis noches en desvelo,

mis dolores, mi rabia

y mis celos.

Todo se lo regalé,

pero como todos,

también ella ignoraba

cuanto la amé.
Anhelo el día en el que mis agonizantes suspiros
templen tu corazón y alcance a romper la
indiferencia que nos separa, porque al final, la
única línea que se interpone entre nosotros, es el
maldito vicio de la apariencia social.

M. Zechinelli
Incógnitas

Mi vida es un espejo roto

que refleja sus besos en los labios de otro...

Y soy como un pez en una pecera de cristal,

que nada en círculos, soñando con el mar...

Y así, mi vida es un pueril anhelo

de besar su boca, de tocar su pelo.

Día tras día mueren mis esperanzas al fin

como una rosa que muere en el jardín,

pero cuando me mira con esa mirada única,

con esa mirada suya con aspecto de súplica...

sin saber por qué, me ilusiono otra vez

aunque usted me niega el agua que calmaría mi sed...


¿Por qué sus ojos dicen una cosa y sus actos otra?

¿Por qué usted mira mis labios, pero besa otra boca?

¿Por qué sus ojos en su vaivén

me miran con deseo, pero fingen desdén?

esas preguntas que usted no responde,

que me niegan el cuándo y el dónde,

son la causa directa de mi pronta tristeza

y mi vida tan fértil a marchitarse comienza.

El reloj implacable no detiene su ritmo

y la vida se ríe de mis ansias tan vanas

de encontrar la respuesta de tu raro algoritmo,

de matar las incógnitas con mis más vivas ganas.


Ama a quien te mire como si fueras magia.

Frida Kahlo
Yo te miro

Yo te miro desde lejos

con impotencia y con deseo,

y es que en tus bellos ojos veo

de los míos, el reflejo.

Yo te miro, queriéndote decir

con la mirada, lo que mi boca calla.

Es que no me atrevo a mentir

sobre lo que en mi corazón se halla.

Yo te miro como quien mira un ave volar.

Quien lo mira desea dos cosas

que no se le han de dar.

La belleza del ave y la libertad de su vuelo

y sabiendo esto me siento morder el anzuelo.

Por eso te miro con cierta desazón


pues sabiéndote ajena, me haces sentir amor.
… Y me enamoré como siempre se enamoran las personas
inteligentes: como un idiota…

F. Nietzsche
Mujer de ojos grises

¡Qué triste me parece la vida

cuando pienso en ti!

Mujer de ojos grises

y boca carmesí.

En tu mirada triste

se refleja el mismo dolor

que hay en mi desde que te fuiste,

desde que no tengo tu amor.

Me sabe a muerte la alborada

pues si no te tengo a ti

siento que no tengo nada.

Lo sé, te amé sin permiso

y tú también lo sabes

pero, ¿quién le pregunta al ave


porque su vuelo hizo?

O ¿quién cuestiona a la flor

que florece en primavera?

O ¿quién se pregunta siquiera

porque existe el dolor?

Son cosas que son sin más,

que no merecen explicación,

que surgen de la ocasión

y de un deseo fugaz.

Así te quise sin pensar,

sin preguntar si estaba bien

¿Y acaso, sabes a quien

debía de preguntar?
Si dejas salir tus miedos, tendrás más espacio para
vivir tus sueños.

Marilyn Monroe
Le deseo lo mejor

Aún la quiero como nunca la han querido

y es aún discreto mi amor correspondido.

Ha pasado el tiempo mas no mi amor

y me siento tonta manteniendo el dolor.

El dolor de verla con otro

y sentir que en mi pecho

algo frágil se ha roto.

El dolor de saberla ajena,

que es como tener en la mano

un puñado de arena.

Pues la arena se va con el viento

y así de inútiles

son mis sentimientos…


y en esta vida de tan pocas horas,

a la que un día llamé “señorita”

hoy debo llamar “señora”.

Por lo tanto, le deseo lo mejor.

Le deseo que pueda olvidarme

y que él le haga sentir amor.


Entonces, al fin, entendí que el problema no es el
amor, el problema son las personas… aquellas que,
como tú, no luchan por lo que aman.
Ironía

Quizás lo más jodido, lo irónicamente gracioso

es que leerá mis versos con gesto perezoso...

cuando se los dedique un amante

o se los muestre un amigo,

pero yo no estaré delante

y usted no estará conmigo.

No sospechará que en estos versos tristes

que hablan de noches largas y tardes grises,

usted es la musa, la protagonista,

la lectora indiferente y hasta la antagonista…

y estos versos que no llevan su nombre,

pero que escribí pensando en usted,

quizás los leerá en los brazos de otro hombre

y le sonaran conocidos, pero sin saber por qué.


Hubiera matado al dragón más feroz por tu amor, pero
el «hubiera», los dragones ni tu amor existieron
alguna vez.

Aarón Ramírez
Feliz aniversario

Feliz aniversario, querida mía.

El tiempo pasa sin darnos cuenta

y esos días que ahora se ausentan

ya juntan meses de mi agonía.

Son doce meses que yo he perdido,

son doce meses de amarte en vano.

Son, como arena entre mis manos,

los doce meses que te he querido.

Tu no quisiste hacerme daño

ni me quisiste de forma alguna,

pero te quiero yo, por fortuna

justo hoy, hace ya un año.


Dejé de compartir y publicar frases de autoayuda,
falsa esperanza y toda esa mierda porque, hay que
ser sinceros, probablemente yo esté más jodido que
ustedes.

David Sant
Hoja al viento

Tu amor viene y se va

como una hoja en el viento

que sobrevuela el firmamento

en un constante compas.

Mi orgullo se reciente herido

cuando la hoja vuela y se aleja

y una nueva ilusión me deja

la misma hoja al regresar conmigo.

No es fácil fingir desvío

y mi indiferencia forzada delata

mi amor sumiso y vacío,

ese amor que a tu espalda me ata,

pero este amor insensato y carente

de cualquier atavío de orgullo


me obliga a mirarte de frente

y aceptar la verdad que rehúyo.

Siempre serás la misma hoja

que va y regresa en el viento.

Al regresar ahora traes congoja

y al partir dejas descontento…

y ha llegado por fin el momento

de soltar esa hoja fugaz

que se lleva y me trae el viento.

Esa, que no será mía jamás.


Esos ojos podrían poner a mis demonios de rodillas.

Ron Israel
Jardinero en el mar

Yo la quiero como nunca la han querido.

Aunque ella no lo sabe,

la miro con la expectativa del ave

cuando despega el vuelo de su nido.

La miro como miro a las estrellas

en lo lejano del cielo oscuro,

y mi amor callado procuro

mantener oculto por ella.

La miro con un deseo ardiente,

con un anhelo algo nostálgico

y en lo triste está lo mágico,

y en mi cobardía lo valiente.

También ella me mira y quien sabe porque,

con la desolación en la mirada


de algo que se quiere, pero que ya se fue…

con la esperanza infructífera del marinero

que, al sembrar una flor en el mar,

aunque la flor no se le ha de dar,

se siente de las olas, el jardinero…

y al mirarnos de pronto comprendemos

que, aunque ambas lo deseemos,

hay sueños que no se pueden alcanzar.

Ahora la miro sin pensar en aves y estrellas

y, de alguna forma ella,

ya no siembra sus flores en el mar.


Por supuesto que existe lo imposible, pero jamás te
hará falta.
Anhelo

Algo debe pasar en el universo

cuando usted piensa en mi

y yo escribo estos versos.

Algo debe confabular

para esta unión inevitable.

Algo debe pasar…


Querido destino:

Solo te pido otro encuentro casual, para ver una vez


más sus ojos.

Que hago mirando la lluvia sino llueve. (Domingo,


tarde)

Todos tenemos problemas, pero los míos tienen unos


ojos muy bonitos.
Andrés Ixtepan

Supe lo que iba a pasar, desde que te vi lo sentí,


lo viví. Tú un deja vu.
Alguna Diana

Finalmente me dormí hablándome de ti.

Soy libre para darme en la madre a mí misma.


Frida Kahlo

Hay algo muy sutil y muy hondo en volverse a mirar


el camino andado… El camino en donde, sin dejar
huella, se dejó la vida entera.
Notas:
Las frases que se utilizaron en el libro se
encuentran debidamente citadas, a excepción de
aquellas que se desconoce la autoría y han sido
publicadas sin derechos de autor.
Sobre la autora

Y. Tejeiro (La Habana, Cuba. 1994), enfermera de profesión, mantiene un


amor especial hacia los animales y la naturaleza, de espíritu libre y solitario,
atesora pasar tiempo a solas y es fan del arte en sus variadas expresiones.
Entre sus principales influencias reconoce a José Ángel Buesa, Sor Juana Inés
de la Cruz, Gustavo Adolfo Bécquer y Selam Wearing.

Y. Tejeiro invita al lector con su primer poemario a hurgar en lo más profundo


del alma humana, en el sentimentalismo y el intenso drama del amor
insatisfecho. Mamihlapinatapai está lleno de ternura y deseo. Su poética se
enfrasca en describir, con gran precisión, los acontecimientos emocionales que
poseen a los enamorados que, por una razón u otra, mantienen en silencio su
gran pasión.
Edición: Y. Tejeiro

Diseño de portada y contraportada: Y. Tejeiro

Derechos de autor reservados ©

Editorial La simple palabra

© 2020, Y. Tejeiro
CONTRAPORTADA

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