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DIEZMO
DESDE
ABRAHAM
A
CRISTO
________________________________________________
EL DIEZMO DESDE ABRAHAM A CRISTO
Copyright © 2011 por Joel Perdomo
¡IMPORTANTE!
POR TANTO:
PUEDE SER COMPARTIDO
GRATUITAMENTE POR CUALQUIER
MEDIO POSIBLE.
I. EL DIEZMO DE ABRAHAM………………………………..…………………25
a. Abraham diezmó antes que la Ley fuese revelada
b. Melquisedec como una simbología de Cristo
II. EL DIEZMO BAJO EL SACERDOCIO DE MELQUISEDEC………..29
a. Melquisedec representa el sacerdocio eterno de Jesú s
b. El sacerdocio eterno de Melquisedec (Jesú s) sigue vigente
c. El diezmo sigue vigente bajo el Pacto de la Gracia
III. EL DIEZMO DE JACOB………………………………………………………32
a. Jacob hizo un pacto de diezmar a Dios
b. Jacob cumplió su promesa de diezmar y Dios lo bendijo
3
I. DIOS ORDENO EL DIEZMO EN LA LEY………………...….................43
a. La Ley confirmó la vigencia del diezmo de Abraham
b. El diezmo como acto de adoració n
II. EL DIEZMO DE LOS LEVITAS……………………………..………………46
a. Diezmo y ofrendas en lugar de heredad para los levitas
b. La consagració n de los diezmos
c. El diezmo del tercer añ o
d. La distribució n del diezmo entre los levitas
Capítulo – 8 – EL DIEZMO Y LA FE
4
I. EL DIEZMO ES UNA PROMESA DIVINA QUE SE ALCANZA POR
MEDIO DE LA FE Y LA OBEDIENCIA……………………………………….71
a. El diezmo es un acto de fe en la palabra de Dios
b. El diezmo no puede ser decidido por la conciencia
c. La autoridad de la Palabra viva de Dios
I. LA LIBERACIÓN FINANCIERA……………………………………………..87
a. La ruta hacia la bendició n econó mica
b. La ley de la siembra y la cosecha
c. La avaricia es pecado de idolatría
d. La verdadera riqueza del cristiano
Conclusión……………………………………………………………………………96
ANEXO………………………………………..…………………..…………………….99
El deber de los ministros del nuevo pacto
El diezmo sigue vigente bajo el pacto de la Gracia
RAZONES BIBLICAS PARA DIEZMAR
ABREVIATURAS
AT........Antiguo Testamento
N.T.......Nuevo Testamento
hb……..Hebreo
gr.........Griego
a. C......Antes de Cristo
Pá g……Pá gina
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INTRODUCCIÓN
6
La importancia de la enseñanza del diezmo
El estudio del diezmo tiene más importancia para la fe
cristiana del que usualmente se le da. El péndulo de
diezmadores en las iglesias a veces oscila entre los pocos
fieles, los titubeantes y los infieles. ¿Por qué razón? Quizá
porque no todos están convencidos del mandato divino
por falta de evidencia bíblica convincente o por el debido
valor que cada cristiano le atribuye a la Biblia como la
eterna e infalible Palabra de Dios.
Esta incertidumbre acerca del diezmo mantiene en vilo
a muchos cristianos que por su infidelidad hacen nula la
promesa de bendición divina y abren una puerta certera al
enemigo para la ruina económica y el consecuente fracaso
espiritual de sus vidas.
El diezmo no es un tema económico per se, es un acto
de adoración y una promesa de bendición divina a los que
tienen fe en Dios y obedecen su Palabra revelada (la Biblia).
Las promesas de bendición divina para sus hijos
devienen de la obediencia a Su Palabra. Si el diezmo es un
mandato divino, negarlo debe tener consecuencias en el
área económica, implicaciones en la relación con Dios y
efectos en la eternidad del alma, pues toda desobediencia a
la Palabra de Dios es un pecado con ineludibles
consecuencias.
La Biblia revela la voluntad divina para la humanidad
y todo hijo sincero de Dios debe acercarse a la Biblia sin
prejuicios, ni temor, para conocer lo que enseña con
relación al diezmo.
7
Generalmente, las iglesias cristianas conocen la enseñanza
del diezmo por ciertos versos de la Biblia que son
motivadores acerca de las bendiciones prometidas por
Dios a quienes diezman y ofrendan. El cristiano se siente
motivado a diezmar por esas promesas, pero la evidencia
bíblica que se le provee es a veces exigua. Al final se
diezma por obediencia a la Iglesia, no por convicción
personal basada en un conocimiento bíblico del diezmo.
No todas las personas que diezman están plenamente
convencidas del mandato divino y sus promesas de
bendición. Los cristianos que diezman basados en la
emoción de su recién conversión, posteriormente no son
fieles con los diezmos, pues cuando la emoción termina, no
tienen bases bíblicas para diezmar.
Todo lo que se hace para Dios -incluyendo el diezmo-
tiene la fe como puntal de motivación, pero el cristiano
debe conocer la evidencia bíblica para diezmar por
convicción y reforzar su fe en el Dios de la Biblia.
8
es una demanda divina, las bendiciones de los cristianos
estarían en riesgo, pues Dios no bendice a los infieles.
Joel Perdomo
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10
Capítulo – 1 –
1
W. E. Vine. Diccionario Expositivo VINE. Ed. Caribe, USA. 1999. Pág.
278.
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reconocimiento a Dios como el creador y proveedor de
todas las cosas”.
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a. El diezmo como medio de comunión y bendición divina
El valor espiritual de las ofrendas está dirigido a que los
hijos de Dios gocen de comunión íntima con su Creador y
consecuentemente participen de las bendiciones prometidas
a los que obedecen su Palabra. Existe la tendencia humana
a olvidar las bendiciones divinas, después de recibirlas:
“Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; no me des
pobreza ni riquezas; mantenme del pan necesario; no
sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová?
o que siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi
Dios” (Pr. 30:8-9).
Las bendiciones divinas prometidas a los obedientes evitan
que se produzcan estos dos extremos, a saber: El ser
humano después que tiene abundancia de bienes se cree
autosuficiente y se olvida de Dios. Por otro lado, al vivir
sin provisión económica roba para obtener lo que necesita
y peca contra Dios. La ofrenda como acto de adoración le
recuerda al adorador que todo procede de Dios. Esto
cultiva la dependencia y la comunión con su creador.
El diezmo como ofrenda a Dios procura mantener en
primer lugar a Dios en el corazón de sus hijos. Esto
redunda en comunión y protección al corazón que
constantemente tiende a la autosuficiencia, que rompe la
comunión y aleja al ser humano de Dios, su creador.
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“El valor espiritual de las ofrendas está dirigido a que
los hijos de Dios gocen de comunión íntima con su
Creador y consecuentemente participen de las
bendiciones prometidas a los que obedecen su Palabra”.
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15
Nadie perderá su recompensa material si ofrenda a
Dios (cristianos o no cristianos, Mt. 10:42). Pero el
diezmo y las ofrendas por sí mismas no salvan ni
producen comunión con Dios”.
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17
a. ¿Por qué Dios no se agradó de la ofrenda de Caín?
Caín y Abel separaron ofrendas de lo mejor que tenían
para ofrecer a Dios. La ofrenda de Abel fue agradable a
Dios, pero la de Caín no fue aceptada:
“Y aconteció andando el tiempo que Caín trajo del
fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo
también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más
gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su
ofrenda. Pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda
suya” (Gn. 4: 3-5a).
El relato bíblico no señala que Dios rechazó la ofrenda de
Caín por su calidad.3 La narración se centra más en la
actitud justa de Abel, en contraste con el corazón malo de
su hermano Caín. Las acciones de Caín delataron que no
fue integro en sus intenciones de adoración. El actuaba con
evidente envidia y en competencia contra su hermano:
“Pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y
se ensañó Caín en gran manera y decayó su semblante.
Entonces Jehová dijo a Caín ¿Por qué te has ensañado y
por qué ha decaído tu semblante?” (Gn. 4:5-6).
El problema de Caín era moral (espiritual). Su corazón era
malo y sus actos no eran agradables a Dios, por eso lo
confrontó con su propia maldad para convencerle de su
pecado, a fin de que se arrepintiera a tiempo.
La pregunta de Dios a Caín revela esta verdad:
3
El AT es una simbología total de la vida de Cristo. El relato de Caín
y Abel es alegórico con relación a que el ser humano no encontraría
justicia sin un corazón arrepentido. La sangre del cordero ofrecido por
Abel, simboliza al Cordero de Dios (Cristo), que limpia el pecado del
mundo por medio de su sangre. Pero esa simbología mesiánica
implícita en este acto de adoración no puede ser la razón para el
rechazo de la ofrenda de Caín, quien ofreció frutos de la tierra. El texto
bíblico revela que el problema de Caín fue su corazón no arrepentido.
18
“Si bien hicieres, ¿No serás enaltecido? Y si no hicieres
bien el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será tu
deseo, y tú te enseñorearás de el” (Gn. 4: 7).
Dios confrontó a Caín diciéndole: “si bien hicieres, ¿No
serás enaltecido?” El primer reclamo de Dios a Caín es que
no está haciendo el bien, ‘’si bien hicieres’’ e implica que
estaba haciendo el mal. En segundo lugar, Dios le señala a
Caín que su humillación se debe a la ausencia de ese bien
en su corazón. El resultado del bien es la exaltación, “si
bien hicieres, ¿No serás enaltecido?”. Pero la consecuencia
del mal es la humillación (Mt. 23:12).
Dios le mostró a Caín que su juicio fue justo. Dios no
aceptó su ofrenda a causa de su maldad. La culpa estaba
en el corazón de Caín, no en Dios, ni en su hermano Abel.
Ciertamente, si hubiese hecho el bien habría sido exaltado
igualmente que su hermano. Dios es justo.
Antes de salir a la luz, Dios reveló el mal engendrado
en el corazón de Caín. El pecado estaba a punto de salir de
su corazón, para producir la muerte de su hermano. Dios
le dio tiempo a Caín para desistir, pero no lo hizo.
Caín se presentó como un genuino adorador, pero Dios
desnudó su corazón y la auscultación de sus intenciones
reveló la maldad que estaba en su interior. Dios le dijo: “El
pecado está a las puertas” como advertencia para que no
pecara, pero se dejó tentar por el mal y cometió el vil
asesinato de su hermano.
Entre otras cosas, Dios se acercó a Caín a fin de:
a) Revelar lo que había en su corazón para que reconociera
su maldad y se rechazara el mal. b) Mostrarle que la
ofrenda no fue aceptada por sus malas acciones, no por
culpa de su hermano o por la calidad de esta. c) Enseñarle
que nadie puede fingirse santo ante Dios, Él no puede ser
burlado. d) Dios está interesado primero en la santidad de
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sus hijos y después en sus ofrendas. e) Mostrarle que él
tenía poder de renunciar al pecado. f) Dios quiso evitar
que Caín cometiera el crimen.
A la luz de la Biblia, la razón por la cual Dios no aceptó
la ofrenda de Caín, no fue por el tipo de ofrenda; sino
porque no procedía de un corazón santo, requisito que
Dios le exige a todo verdadero adorador que se acerca a su
presencia, porque Él es santo.
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“Según el texto bíblico, Dios no rechazó la ofrenda de
Caín por su calidad. El relato se centra más en la
actitud justa de Abel, en contraste con el corazón
malo de su hermano Caín”.
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20
justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y
muerto, aún habla por ella” (Hb. 11: 4).
La primera y más excelente de todas las ofrendas que se le
puede entregar a Dios es la vida misma. Todas las demás
cosas que se puedan ofrendar le pertenecen a Dios como
creador de todas las cosas (1 Cr. 29:14). La ofrenda solo
debe reflejar el agradecimiento del corazón del adorador.
El corazón es lo único que el ser humano le puede ofrecer a
Dios de sí mismo.
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“El corazón es lo único que el ser humano le puede
ofrecer a Dios de sí mismo. Dios le dio libre albedrío
para decidir lo que hará con su vida, pudiendo elegir
entre el bien y el mal”.
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21
era insignificante, comparada con la abundante ofrenda
que daban los demás, de lo que les sobraba (Mr. 12:41-44).
Cuando un genuino adorador se acerca con fe ante
Dios no escatima en dar lo mejor de sí. Siendo él y su
ofrenda agradables a Dios.
La recompensa es el resultado, no el fin que persigue el
verdadero adorador con su ofrenda. El acto de ofrendar o
diezmar por sí mismo, no hace a nadie agradable ante de
Dios, si no va acompañado de una vida de fe y obediencia a
la voluntad divina revelada en la Biblia.
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“La recompensa es el resultado, no el fin que persigue
el verdadero adorador con su ofrenda”.
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Capítulo – 2 –
24
EL DIEZMO ANTES DE LA LEY
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I. EL DIEZMO DE ABRAHAM
25
sacerdote del Dios altísimo con pan y vino. Abraham, a la
vez, le entregó todos los diezmos del botín conquistado.
Abraham gozó de intima comunión con Dios durante
vivió en la tierra, por eso fue llamado amigo de Dios (2 Cr.
20:7; Is. 41:8; Stg. 2:23).
El relato bíblico resalta como hecho relevante que
Abraham diezmó de su botín de guerra. El escritor no pasa
desapercibido el diezmo de Abraham. Dios permitió que
este relato quedara plasmado en la Biblia como evidencia
de que los hombres de Dios diezman.
Abraham fue un hombre próspero y parte de su
práctica como adorador fue diezmar a Dios. Abraham es
considerado el padre de la fe, ya que en sus días la Ley no
había sido aun revelada. Abraham diezmó por la fe. El
diezmo es inicialmente de la fe. La Ley solo lo confirmó.
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“Abraham es considerado el padre de la fe, ya que en
sus días la Ley no había sido aun revelada. Abraham
diezmó por la fe. El diezmo es inicialmente de la Fe.
La Ley solo lo confirmó”.
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“Considerad, pues, cuán grande era éste, a quién aun
Abraham el patriarca dio diezmos del botín (el escritor
se asombra). Ciertamente los que de entre los hijos de
Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de
tomar del pueblo los diezmos según la Ley, es decir, de
sus hermanos, aunque éstos también hayan salido de
los lomos de Abraham. Pero aquel cuya genealogía no
es contada de entre ellos, tomó de Abraham los
diezmos, y bendijo al que tenía las promesas. Y sin
discusión alguna el menor es bendecido por el mayor”
(Hb. 7:4-7).
Abraham, se humilló delante de Melquisedec
reconociendo su autoridad divina al darle los diezmos. El
escritor señala que “el menor es bendecido por el mayor”.
De acuerdo a la tradición judía, el menor era bendecido
por alguien mayor dentro de la familia. Si Melquisedec
(prototipo de Cristo) bendijo a Abraham, es porque es mayor
que él. Melquisedec representa una simbología de la línea
sacerdotal eterna de Cristo y es bajo el sacerdocio de
Melquisedec que se registra el primer diezmo en la Biblia.
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“Jesús fue constituido sumo sacerdote eterno de la
orden de Melquisedec, quien vive siempre para
interceder delante del Padre por la humanidad. Esto
fue profetizado en los salmos, antes de nacer Jesús’’.
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a. Melquisedec representa el sacerdocio eterno de Jesús
El escritor de la carta a los Hebreos señala que Abraham, y
aun los levitas (asombroso), llamados a recibir los diezmos
del pueblo, diezmaron a Melquisedec (prototipo de Jesús) a
través de su padre Abraham:
“Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres
mortales; pero allí, uno de quién se da testimonio de
que vive. Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo
también Leví, que recibe los diezmos. Porque aun
estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le
salió al encuentro” (Hb. 7:8-10).
Según Hebreos, aún la tribu de Leví, pagó sus diezmos a
Melquisedec en un sentido simbólico (a través de su padre
Abraham). Los levitas diezmaban de sus diezmos a Dios
(diezmo de diezmos, según la ley)4 dando a entender que este
sacerdote (Melquisedec) toma un lugar divino en esta acción
al recibir el diezmo de Abraham.
El propósito del escritor es reafirmar que el sacerdocio
según Melquisedec (cuyo sumo sacerdote es Jesús) es eterno
con relación al sacerdocio levítico que fue temporal.
El escritor no puede ser más preciso con relación a la
vigencia eterna del sacerdocio eterno de Cristo
(Melquisedec), bajo el cual diezmó Abraham. Por tal razón,
el diezmo está vigente hoy más que nunca, porque Jesús, el
sumo sacerdote eterno de la orden de Melquisedec, se ha
manifestado al mundo, está sentado a la diestra del Padre,
y vive para interceder por la humanidad (Hb. 7: 22-25).
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“El diezmo está vigente hoy más que nunca, porque
Jesús, el sumo sacerdote eterno de la orden de
4
Los Levitas no tenían de que diezmar, ya que no poseían tierras y
estaban consagrados al servicio del ministerio. Dios les ordenó que
diezmaran de los diezmos que recibían del pueblo – diezmo de
diezmos – Nm. 18:26.
29
Melquisedec, se ha manifestado al mundo, está
sentado a la diestra del Padre y vive para interceder
por la humanidad” (Hb. 7: 22-25).
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31
10:15). El diezmo fue una práctica de Jacob como adorador
y parte integral de su gran éxito como hombre de negocios.
De su ejemplo se pueden rescatar lecciones prácticas para
la vida cristiana.
32
he puesto por señal, será casa de Dios, y de todo lo que
me dieres, el diezmo apartaré para Ti” (Gn. 28:20-22).
Jacob hizo el pacto de diezmar a Dios antes de recibir algo,
como un acto de fe. Él sabía que si cumplía su parte del
trato con Dios, nadie detendría su bendición. Y quedó
demostrado al prosperar en casa de su suegro Labán,
siendo antes su trabajador asalariado (Gn. 29:15-30).
Posteriormente, Dios cambiaría el nombre de Jacob
(suplantador), por Israel (el que lucha, Gn. 32:28). Jacob dejó a
un lado las patrañas para convertirse en un hombre de
carácter firme. Dios le cambió su nombre por el luchador,
pues venció las amenazas de los hombres, peleó su
bendición con un ángel y supero sus propios engaños.
Jacob hizo un pacto con Dios pidiéndole que le
protegiera, supliera sus necesidades y le regresara salvo a
su casa, después de emprender su largo viaje. El por su
parte prometió cumplir con sus diezmos y seguir a Jehová
su Dios todos los días de su vida.
Jacob regresó con mucha riqueza en su viaje de retorno
a su tierra a causa de su pacto de diezmar de todo lo que
recibiera y confesando lo que prometió: Que Jehová sería
su Dios (Gn. 31:1, 32:9). Eso implicaba ser fiel en todas las
demandas divinas, incluyendo su promesa de diezmar.
33
“Porque poco tenías antes de mi venida, y ha crecido en
gran número, y Jehová te ha bendecido con mi llegada”
(Gn. 30: 30a).
Jacob le hizo saber a su suegro que desde su llegada, el
también empezó a prosperar. La presencia de un
diezmador fiel y comprometido con Dios produce
bendición en quienes le rodean. De Jacob la Biblia señala:
“Y se enriqueció el varón muchísimo, y tuvo muchas
ovejas, y siervas y siervos, camellos y asnos” (Gn. 30:43).
La prosperidad de Jacob fue innegable en todos los
aspectos de su vida; tanto económicos como espirituales y
aunque diezmar por sí mismo no era la parte total de su
bendición, sino su completa fidelidad a Dios, no se puede
negar que el cumplimiento de su pacto de diezmar a Dios
redundó en bendición. Dios cumple su promesa, si somos
fieles a su pacto.
Su suegro Labán, no soportaba la bendición de Jacob,
quien prosperaba cada día más. Jacob pasó de ser un
simple empleado de su suegro a un hombre próspero
porque antes de recibir había prometido separar todos los
diezmos para Dios y cumplió. Por eso Dios lo honró.
Labán quiso hacerle trampa a Jacob cuando era su
empleado; pero ante la fidelidad de un diezmador nada
puede interrumpir la bendición divina, pues Dios está
comprometido con su Palabra.
Hablando acerca de las tretas que Labán su suegro quiso
utilizar para detener su bendición, Jacob dijo a su esposa:
“Y vuestro padre me ha engañado, y me ha cambiado el
salario diez veces; pero Dios no le ha permitido que me
hiciese mal” (Gn. 31:7).
Labán trató diez veces de encontrar la fórmula para
detener la bendición de Jacob; pero no la encontró, porque
Jacob conocía una formula basada en el diez que si
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funciona (el diezmo). La bendición de Dios no se detenía
sobre Jacob, porque nadie puede detener la bendición de
un fiel diezmador, ni los hombres, ni Satanás. Dios lo ha
prometido en la Biblia y Él cumple lo que promete.
La bendición de Jacob no estaba fundada en su
inteligencia, suerte o trucos, sino en el fiel cumplimiento
del pacto de diezmar que había concertado con Dios.
El diezmo fue parte integral de la práctica de adoración
del creyente Abraham y sus hijos. Ellos entendieron que
hay bendición en separar el diez por ciento de lo recibido
para consagrarlo a Dios, por eso fueron prosperados.
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“Jacob pasó de ser un simple empleado de su suegro
a un hombre próspero porque antes de recibir había
prometido separar todos los diezmos para Dios y
cumplió. Por eso Dios lo honró”.
35
Capítulo – 3 –
37
corazón por los beneficios recibidos gratuitamente de parte
de Dios:
“Entonces hablarás y dirás delante de Jehová tu Dios:
Un arameo a punto de perecer fue mi padre, el cual
descendió a Egipto y habitó allí con pocos hombres, y
allí creció y llegó a ser una nación grande, fuerte y
numerosa; y los egipcios nos maltrataron y nos
afligieron, y pusieron sobre nosotros dura servidumbre.
Y clamamos a Jehová el Dios de nuestros padres; y
Jehová oyó nuestra voz, y vio nuestra aflicción, nuestro
trabajo y nuestra opresión; y Jehová nos sacó de Egipto
con mano fuerte, con brazo extendido, con grande
espanto, y con señales y con milagros; y nos trajo a este
lugar, y nos dio esta tierra, tierra que fluye leche y
miel” (v. 5-9).
El oferente debía presentarse como un adorador consciente
del mandato divino. Reconociendo a Dios como Creador:
“Y ahora, he aquí he traído las primicias del fruto de la
tierra que me diste, oh Jehová” (v. 10a).
El oferente debía adorar y regocijarse con su familia
delante de Dios por participar de sus bendiciones:
“Y lo dejarás delante de Jehová tu Dios, y adorarás
delante de Jehová tu Dios. Y te alegrarás en todo el
bien que Jehová tu Dios te haya dado a ti y a tu casa, así
tú como el levita y el extranjero que está en medio de
ti” (v. 10b, 11).
El oferente debía ser un adorador obediente, con una
experiencia viva de su fe en Dios. La ofrenda no debe ser
un acto carente de fe, sino de genuina adoración:
“Y dirás delante de Jehová tu Dios: He sacado lo
consagrado de mi casa, y también lo he dado al levita,
al extranjero, al huérfano y a la viuda, conforme a todo
38
lo que me has mandado; no he transgredido tus
mandamientos, ni me he olvidado de ellos” (v. 13).
Sólo después que el adorador confesaba ser obediente a la
palabra de Dios su ofrenda era agradable y podía invocar
la bendición divina prometida a los obedientes: “Mira
desde tu morada santa, desde el cielo, y bendice a tu
pueblo Israel, y a la tierra que nos has dado, como juraste
a nuestros padres, tierra que fluye leche y miel” (v. 15).
Toda esta experiencia cultica demandada a Israel
demuestra que, desde la perspectiva divina, el diezmo es
un acto de adoración más que un asunto de dinero per se.
El secreto de una ofrenda grata a Dios radica en la
comunión intina y santa entre el adorador y Dios.
5
Gerhard Kittel y Gerhard Friedrich - Diccionario Teológico del
Nuevo Testamento. Geoffrey W. Bromiley. Libros Desafío. Grand
Rapids, Michigan, 2002. Pág. 451.
6
W. E. Vine. Diccionario Expositivo VINE. Ed. Caribe, USA. 1999. Pág.
216.
39
Las ofrendas expiatorias fueron ordenadas por Dios en
la Ley a causa del pecado del pueblo de Israel, por ofensa o
daño al prójimo o por impureza ritual. Las ofrendas
requeridas por la Ley tenían dos objetivos supremos:
Expiar el pecado cometido contra Dios y contra el prójimo.
No se puede estar bien con Dios y mal con el prójimo (1 Jn.
4:21).
En la Ley también se daban ofrendas voluntarias, como
fue costumbre antes de la Ley. Las ofrendas de paz (Ex. 20:
24), que se ofrecían en acción de gracias por las
misericordias recibidas o esperadas (Lv. 7:12). Era un acto
voluntario de un corazón agradecido de Dios (Lv. 7:16) o
para hacer un voto o promesa delante de Dios (Lv. 7:16).
En una ocasión el rey Salomón ofreció como ofrendas
de paz 22.000 bueyes y 1.200 corderos en agradecimiento
por la bondad de Dios (1 R. 8:62-66). Salomón fue uno de
los reyes más ricos y sabios de la historia. La clave de su
bendición fue su fidelidad al pacto divino. El sabio
aconseja: “Honra a Jehová con tus bienes, y con las
primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros
con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto” (Pr. 3:
9-10). Lo separado para Dios debía darse sin objeción (Lv.
27:33). En la mayoría de las ofrendas requeridas por Dios a
causa del pecado o voluntarias, lo ofrecido debía ser lo
mejor, sin defecto alguno (Lv. 3:1, 4:3, 32).
41
Este concepto ha sido tergiversado por los movimientos
cristianos que fundan su fe en una falsa prosperidad.
Otro aspecto importante acerca de las primicias, es que
los levitas no tenían tierras para cultivar. Dios ordeno que
su herencia serían los diezmos, ofrendas y primicias del
pueblo. Es obvio que, si el pueblo cosechaba de los
primeros frutos de la tierra producto de la bendición
divina, los levitas también pudieran participar de la
bendición. Esto era parte de la justicia y bendición divina
para los levitas por estar consagrados al servicio divino en
el templo.
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“Las primicias, al igual que todas las ofrendas,
evocan un acto de reconocimiento de Dios como el
que da vida a todas las cosas que existen en el mundo
y de agradecimiento por el sustento diario recibido”.
Capítulo – 4 –
EL DIEZMO EN LA LEY
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42
I. DIOS ORDENÓ EL DIEZMO EN LA LEY
43
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“El diezmo no pertenece a la Ley. Abraham diezmó
cuando no existía la Ley, ni el pueblo de Israel.
Tampoco había nacido Moisés, quien recibió la Ley.
Pasaron más de 400 años para que todas estas leyes
fueran reveladas a Israel”.
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44
tus ganados, para que aprendas a temer a Jehová tu
Dios todos los días” (Dt. 14:22-23).
El sentido de este acto de adoración por medio del diezmo
es “para que aprendas a temer a Jehová tu Dios todos los
días”. Aquí se refiere a un temor reverente, no de miedo.
Dios estableció el diezmo a fin de que el ser humano se
mantenga en absoluta dependencia de su Creador y no se
olvide que Dios es el proveedor de todas las cosas.
El adorador es bendecido al mantenerse en comunión
con Dios y alejado del juicio advertido a los desobedientes
que rechazan sus promesas de bendición.
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“El sentido de este acto de adoración por medio del
diezmo es “para que aprendas a temer a Jehová tu
Dios todos los días”. Dios estableció el diezmo a fin
de que el ser humano se mantenga en absoluta
dependencia de su Creador y no se olvide de que Dios
es el proveedor de todas las cosas”.
“El adorador es bendecido al mantenerse en comunión
con Dios y alejado del juicio advertido a los
desobedientes”.
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45
diezmos y las ofrendas del pueblo como herencia perpetua
a causa de su servicio ministerial:
“Porque a los levitas he dado por heredad los diezmos
de los hijos de Israel, que ofrecerán a Jehová en
ofrenda; por lo cual les he dicho: Entre los hijos de
Israel no poseerán heredad” (Nm. 18:24).
Dios les dio a los levitas los diezmos y ofrendas de Israel
como herencia por su separación al servicio ministerial en
el templo (Nm. 18). Dios les dijo que Él mismo y las cosas
santas dedicadas a Él, serían su sustento:
“Dijo mas Jehová a Aarón: he aquí yo te he dado
también el cuidado de mis ofrendas; todas las cosas
consagradas de los hijos de Israel te he dado por razón
de la unción, y a tus hijos por estatuto perpetuo.
Y Jehová dijo a Aarón: De la tierra de ellos no tendrás
heredad, ni entre ellos tendrás parte. Yo soy tu parte y
tu heredad en medio de los hijos de Israel” (Nm. 18:8,
20).
Dios le dio los diezmos y las ofrendas a los levitas para que
se dedicaran enteramente al ministerio sacerdotal. Esto
significa dos cosas para los levitas. La primera, es que
debían sostenerse con el diezmo y las ofrendas del templo
a fin dedicar sus vidas en servicio a Dios. La segunda es
que no debían enredarse en negocios de este mundo, por
esa razón no se les dio tierras para cultivar.
El diezmo no fue inventado por el pueblo de Israel, ni por
la Iglesia de Cristo, fue ordenado por Dios para el sustento
de los ministros que sirven en el altar.
“Por razón de la unción” significa por la separación al
ministerio sacerdotal al cual estaban dedicados
completamente. Este acto de consagración se hacía a través
de la unción con aceite (símbolo del Espíritu Santo, Ex. 29:7-8)
que se derramaba sobre la cabeza del sacerdote.
46
Dios también ordenó a los levitas que diezmaran de los
diezmos que recibían (diezmo de diezmos) y les sería contado
como si fuese producto cultivado por ellos:
“Así hablarás a los levitas, y les dirás: Cuando toméis
de los hijos de Israel los diezmos que os he dado de
ellos por vuestra heredad, vosotros presentaréis de
ellos en ofrenda mecida a Jehová el diezmo de los
diezmos” (Nm. 18:26).
El diezmo de diezmos era entregado por los levitas al sumo
sacerdote (Nm. 18:28). Todo ministro del Evangelio que
recibe diezmos debe dar el diezmo de diezmos a los líderes
de su misión u otro ministerio, si no pertenecen a ninguno.
____________________________________________________
“El diezmo de diezmos era entregado por los levitas al
sumo sacerdote (Nm. 18:28). Todos los ministros del
Evangelio que recibe diezmos, deben dar diezmo de
diezmos a los líderes de su misión u otros ministerios,
si no pertenecen a ninguna”.
____________________________________________________
47
Y no desampararás al levita que habitare en tus
poblaciones, porque no tiene parte ni heredad contigo”
(Dt. 14: 22, 24, 27).
En el caso excepcional de que el lugar de adoración
estuviese muy distante se debía vender los productos a
diezmar y conservar el dinero para luego comprarlos y
ofrecerlos en el lugar indicado por Dios (Dt. 12:17-18). El
templo de Jerusalén fue el lugar que finalmente Dios
escogió para ofrecer dichos sacrificios (2 Cr. 7:12, 15-16).
El diezmo debía ser entregado a los levitas que
habitaban el lugar escogido por Dios, pues era su heredad.
Esto se hacía así cuando aún no existía un lugar fijo de
adoración en Israel, antes de la construcción del templo. En
ocasiones los levitas deambulaban a causa del descuido
espiritual de Israel. Muchos quedaban errantes y sufrían a
causa de la desobediencia del pueblo (Jue. 19:1). Dios había
advertido a Israel acerca de no desamparar a los levitas
que no poseían tierras para el cultivo (Dt. 12:19).
Capítulo – 5 –
9
Este año era de remisión de deudas, porque nadie cultivaba. No se
podía sembrar, se comía de lo sembrado y había que compartirlo con
los pobres (Ex. 23:10:11). Carlos del Valle. La Misná. Ediciones
Sígueme. Salamanca, España. 2003. Pág. 105.
50
El pueblo de Israel pidió rey, como tenían las demás
naciones que les rodeaba (1 S. 8), despreciando el gobierno
teocrático que Dios había establecido. El profeta Samuel fue
el sacerdote y juez que gobernaba para ese tiempo.
Dios le advirtió al pueblo que el rey que habían pedido
les quitaría el diezmo de todos sus productos que debían
ofrecer a Dios y lo usaría conforme al deseo de su corazón:
“Diezmará vuestro grano y vuestras viñas, para dar a
sus oficiales y sus siervos. Diezmará también vuestros
rebaños, y seréis sus siervos” (1 S. 8:15 y 17).
La práctica del diezmo continuó en Israel en tiempos de la
monarquía, pero cada rey hacía lo que le placía en su
gobierno y no conforme a la Ley de Dios.
La desobediencia continua del pueblo de Israel les
condujo al fracaso espiritual, político y económico. Pero,
cuando los reyes se volvían al cumplimiento de la Ley, era
primordial restaurar el culto a Dios, incluyendo el diezmo
de los levitas. Eso provocaba que la bendición económica
fuese restaurada en el pueblo de Dios.
51
Ezequías, restaurando todo el culto a Dios. Parte de esa
restauración incluyó el diezmo:
“Trajeron también asimismo en abundancia los
diezmos de todas las cosas. También los hijos de Israel
y de Judá, que habitaban en las ciudades de Judá,
dieron del mismo modo los diezmos de las vacas y las
ovejas; y trajeron los diezmos de lo santificado, de las
cosas que habían prometido a Jehová su Dios, y los
depositaron en montones. Y preguntó Ezequías a los
sacerdotes y a los Levitas acerca de esos montones. Y el
sumo sacerdote Asarías, de la casa de Sadoc, le
contestó: Desde que comenzaron a traer las ofrendas a
la casa de Jehová, hemos comido y nos hemos saciado,
y nos ha sobrado mucho, porque Jehová ha bendecido a
su pueblo y ha quedado esta abundancia de
provisiones” (2 Cr. 31: 5b, 6, 9 y 10).
El pago del diezmo permitió la restauración del culto en
Israel en tiempos de Ezequías. El avivamiento no es una
emoción pasajera, conduce a un compromiso serio y al
cumplimiento de la Palabra de Dios.
La provisión de los levitas fue tan grande en tiempos de
Ezequías que las bendiciones sobreabundaban como declara
la promesa divina (Mal. 3:10).
El sacerdote Asarías explicó: “Desde que comenzaron a
traer las ofrendas (diezmos) a la casa de Jehová, hemos
comido y nos hemos saciado, y nos ha sobrado mucho,
porque Jehová ha bendecido a su pueblo y ha quedado esta
abundancia de provisiones”.
Las bendiciones económicas de los hijos de Dios no se
obtienen ni con ayuno y oración (que son efectivos para
obtener poder sobre Satanás y sus demonios, Mt. 17:21). En el
área económica se requiere obediencia al mandato divino
del diezmo revelado en la Biblia. Incluso cristianos muy
52
devotos pueden vivir económicamente fracasados, sino
son fieles a Dios con sus diezmos. Eso ocurrió en Israel.
53
Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos? ¿Robará el
hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y
dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmo
y ofrendas” (Mal. 3:7-8).
Desde la perspectiva bíblica y divina el diezmo no se le da
a Dios, le pertenece a Él. Él lo reclama como suyo, por eso
llama ladrones a los que le roban Su diezmo.
El diezmo era utilizado para el sustento de los levitas y
el incumplimiento les ponía en una situación de pobreza,
porque no poseían tierras para cultivar. La infidelidad
también ponía bajo maldición al pueblo por desobedecer el
mandato divino y rechazar su promesa de bendición:
“Malditos sois con maldición, porque vosotros, la
nación toda, me ha robado. Traed todos los diezmos al
alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en
esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las
ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros
bendición hasta que sobreabunde” (Mal. 3: 9-10).
Dios les exhortó a que trajeran sus diezmos y ofrendas al
templo, para que fuesen restaurados económicamente.
Esta vez les retó a que, si lo hacían, Él los bendeciría.
El Señor reclamó a Israel diciendo: “Traed todos los
diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa”.
El pueblo de Israel preguntó: ¿Cómo era posible que el
hombre le robara a Dios? Alguien puede preguntarse:
¿Para qué Dios necesita alimento en su casa? ¿Come Dios?
¡Claro que no! La Biblia señala que todo le pertenece a
Dios: ”Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti; porque mío
es el mundo y su plenitud. ¿He de comer yo carne de toros,
o de beber sangre de machos cabríos? Sacrifica a Dios
alabanza, y paga tus votos al Altísimo; e invócame en el
día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás” (Sal.
50:12-15).
54
Los levitas, que habían sido separados por Dios para
ministrar en el templo tenían familias que mantener y no
poseían tierras para cultivar. Su herencia eran las ofrendas
y diezmos de Israel. Cuando el pueblo abandonaba la Ley,
los levitas sufrían hambre, pobreza o deambulaban como
forasteros (Jue. 17:7-13). Por eso Dios reclamó: “haya
alimento en mi casa”. El pueblo no solo pecaba contra
Dios, también los sacerdotes sufrían.
____________________________________________________
“Desde la perspectiva bíblica y divina el diezmo no
se le da a Dios, le pertenece a Dios. Él lo reclama
como suyo, por eso llama ladrones a los que le roban
Su diezmo”.
____________________________________________________
55
Capítulo – 6 –
57
la justicia, la misericordia) sin dejar de hacer aquello
(diezmar)”.
____________________________________________________
“Jesús no rechazó el diezmo. Él lo confirmó. Él
reprendió la hipocresía de los religiosos, pero a la vez
les animó a seguir diezmando”.
____________________________________________________
58
hicieran lo que ellos hacían, porque no practicaban lo que
enseñaban (Mt. 23:3).
En lo que atañe a los diezmos, Jesús condenó la
hipocresía de los líderes judíos. Ellos diezmaban hasta de
las hortalizas más insignificantes, pero se olvidaban de la
justicia, la misericordia y la fe que se relacionan con el amor a
Dios y al prójimo que es la esencia de la Ley, por eso les
llamó hipócritas (Mt. 23:23). Jesús condenó la hipocresía de
los líderes religiosos de su época, pero no sus diezmos. Él
confirmó el pago de los diezmos.
59
gobierno pagano idolatra que competía con lo que le
pertenece a Dios (tributo al templo, diezmo y ofrendas
ordenadas por Dios en la Ley). La respuesta de Jesús fue que
a pesar del disgusto y el rechazo que los judíos sintieran
hacia el gobierno romano debían pagar sus impuestos.
Pero, también debían ser fieles en darle a Dios lo que le
pertenece para mantener su bendición.
Aparentemente los judíos argüían que si daban el
tributo a Cesar esto substituía lo que le pertenecía Dios.
Jesús no podía referirse al tributo del templo, pues este no
era exigido por la Ley. Lo que la Ley exige son los diezmos
y ofrendas, eso es lo que le pertenece a Dios y lo que Cristo
enfatizó en este pasaje.
Jesús ordenó darle a Dios lo que le pertenece.
____________________________________________________
“Jesús ordenó darle a Dios lo que le pertenece”.
____________________________________________________
b. La ofrenda neotestamentaria
61
Los sacrificios y ofrendas en el culto del Antiguo
Testamento encerraban elementos simbólicos con relación
al sacrificio perfecto hecho por Cristo, como la ofrenda más
excelente y agradable delante de Dios (Hb. 10: 1, 11-14).
Implica que no hay ofrenda que pueda comprar o sustituir
los beneficios de la Gracia para la humanidad, ganados por
Cristo en la cruz. La Ley exigía algunas ofrendas
obligatorias por los pecados; pero en la Gracia Cristo hizo
una sola ofrenda por todos los pecados de la humanidad.
Durante tres fiestas anuales del pueblo de Israel se
pedía que nadie se presentara delante de Dios con las
manos vacías (Dt. 16:16). Obviamente, esto se hacía solo
tres veces al año, no todos los días.
En la Gracia, Jesucristo es la ofrenda perfecta que hace
agradable al cristiano ante Dios (Hb. 10:14). Las ofrendas
cristianas no guardan relación con la remisión de pecados
o la salvación, se dan en agradecimiento por las bondades
del Señor. No implica que el cristiano no deba ofrendar,
pues hay evidencia de ofrendas voluntarias en la era de la
Iglesia a fin de extender el reino de Dios en la tierra.
Las ofrendas cristianas son agradables a Dios si
proceden del corazón de un verdadero adorador. De otra
manera lo importante sería cambiar el corazón, no dejar de
ofrendar. Las ofrendas deben darse como se proponen en
el corazón (2 Co. 9:7). Ananías y Safira fueron muertos por
no dar una ofrenda como habían prometido a Dios (Hch.
5:1-11). La Biblia señala que es mejor no prometer algo a
Dios si no se va a cumplir (Ec. 5:5). Dios toma en serio
nuestras promesas, nunca las olvida. El cree en nosotros.
c. Ofrendas especiales
En la Biblia hay un gran despliegue de ejemplos de
ofrendas voluntarias, comenzando desde el justo Abel.
62
Cuando hay proyectos que son dirigidos por Dios el
pueblo debe contribuir voluntariamente con ofrendas.
Estas son oportunidades que Dios permite para que sus
hijos puedan participar de sus bendiciones. Dios no
necesita ayuda de nadie para realizar sus planes, solo
quiere involucrar a sus hijos para que le ofrezcan
voluntariamente de lo que reciben de su mano.
El adorador se beneficia espiritual y económicamente a
través del diezmo y las ofrendas. La Biblia señala que: “el
que siembra abundantemente, abundantemente cosechara”
y “Dios bendice al dador alegre” (2 Co. 9:6-7).
En una ocasión Dios le habló a Moisés que pidiera una
ofrenda voluntaria al pueblo para la construcción del
tabernáculo de Israel: “Jehová habló a Moisés, diciendo:
Di a los hijos de Israel que tomen para mí ofrenda; de todo
varón que la diere de su voluntad, de corazón, tomaréis mi
ofrenda” (Ex. 25:2). La respuesta del pueblo fue tan
generosa que Moisés impidió ofrendar mas a causa de la
abundancia (Ex. 36:2-7).
Ante la necesidad de restaurar el templo destruido de
Jerusalén, Nehemías propuso dar una ofrenda especial:
“nos impusimos además por ley, el cargo de contribuir
cada año con la tercera parte de un siclo para la obra de la
casa de nuestro Dios” (Nh. 10:32).
En la Iglesia primitiva se recogían ofrendas para el uso
ministerial (Ro. 15:26; 1 Co. 16:1). Hubo quienes ofrecieran
voluntariamente el precio total de algunos de sus bienes
para el servicio de la Iglesia (Hch. 4:32-37). Dios está
involucrado en las ofrendas de sus hijos, la Biblia señala
que cada uno debe ofrendar según proponga en su corazón
(2 Co. 9:7), y Dios produce el querer y el hacer, por su
buena voluntad en el corazón del cristiano fiel para
ofrendar para su reino (Fil. 2:13).
63
Capítulo – 7 –
EL DIEZMO Y LA SALVACIÓN
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65
“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en
mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los
ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y
derramaré sobre vosotros bendición hasta que
sobreabunde” (Mal. 3:10).
La Biblia señala que aún los demonios creen y tiemblan
ante Dios, pero no le obedecen (Stg. 2:19). No basta creer
en Dios, hay que obedecerle. La fe deviene en obediencia.
La voluntad divina es que sus hijos sean prosperados y
bendecidos en todo, pero la fe debe ir acompañada de
obediencia a la palabra de Dios para que rinda frutos.
10
La práctica del pecado se refiere a quienes lo practican
consciente y deliberadamente, sin arrepentirse. Eso no implica que el
cristiano este exento de pecar. Dios perdona a los que sinceramente
se arrepienten y se apartan del pecado (1 Jn. 2:1; Pr. 28:13).
67
“No oprimirás a tu prójimo, ni le robarás. No retendrás
el salario del jornalero en tu casa hasta la mañana” (Lv.
19: 13).
Cuando los hijos de Dios resisten obedecer con relación al
diezmo incurren en varios pecados. Desobedecen la Biblia
y le roban a Dios. Después, le retienen el sustento al
prójimo, porque Dios ordenó que los ministros que
predican el Evangelio, vivan del Evangelio (1 Co. 9: 13-14).
Robarle el diezmo a Dios es un pecado de condenación
eterna, aunque usted sea cristiano, pues el mandato divino
es para los hijos de Dios, no para los pecadores.
Si usted es un hijo de Dios obedezca a su Padre
celestial, antes que sea demasiado tarde y la muerte le
sorprenda. Después de morir no hay mas oportunidad de
arrepentirse (Hb. 9:27). Sea fiel a Dios con sus diezmos,
arregle sus cuentas con su Creador mientras viva.
Recuerde que Dios bendice al dador alegre (2 Co. 9:7).
__________________________________________________
“No es el dinero en sí mismo lo que a Dios le interesa
ni el punto de condenación; sino la desobediencia a
la Palabra de Dios. No diezmar, siendo consciente del
mandato divino, es robarle a Dios y los ladrones no
entran al cielo, salvo que se arrepientan a tiempo”.
68
Nadie puede condenar a otro ser humano, el juicio le
pertenece solo al Señor; pero ese juicio estará basado en la
bendita Palabra revelada de Dios (Biblia). Jesús dijo:
“El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene
quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le
juzgará en el día postrero (Jn. 12:48).
Toda desobediencia a la palabra de Dios tiene
consecuencias y ella tiene poder de sí misma para juzgar.
La palabra de Dios tiene poder para salvar o condenar.
Cuando Dios puso la primera pareja en el paraíso les
dio un mandato de no comer del fruto prohibido. De
acuerdo al texto sagrado, la voz de Dios apareció en el
huerto después de la desobediencia (Gn. 3:8). Implica que
Dios no estaba como un capataz en el huerto.
Dios le dio libertad de decidir a sus criaturas; pero, lo
que conectaba a Dios con sus hijos era la Palabra que les
había dado. Lo mismo sucede hoy, a Dios nadie le ha visto;
pero su Palabra revelada nos conecta con Él.
No se debe profesar amar a Dios sin obedecer la Biblia.
Hay millones de personas en el mundo que afirman amar a
Dios, sectas y religiones que reclaman servir a Dios, pero
nadie puede gozar de comunión con Dios o afirmar que
ama al Dios de la Biblia, si no obedece la Biblia.
La obediencia agrada más a Dios que todos los sacrificios y
obras que se puedan hacer (1 S. 15:22-23). Jesús dijo que la
Palabra será el juez de la humanidad el día del juicio final:
“Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le
juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a
salvar al mundo. El que me rechaza, y no recibe mis
palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he
hablado, ella le juzgará en el día postrero. Porque yo no
he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me
69
envió, Él me dio mandamiento de lo que he de decir, y
de lo que he de hablar” (Jn. 12:47-49).
Jesús regresará a pagar a cada uno según sus obras (Ap.
22:12), en un juicio basado en la Biblia. Las palabras de
Jesús (sus enseñanzas escritas en la Biblia) serán el juez de
cada ser humano en su retorno a la tierra en el día postrero.
Pablo advierte:
“El cual (Jesús) pagará a cada uno conforme a sus obras:
vida eterna a los que, perseverando en bien hacer,
buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a
los que son contenciosos y no obedecen a la verdad,
sino que obedecen a la injusticia” (Ro. 2:6-8).
Jesús confirmó el pago de los diezmos. Sus palabras
tendrán consecuencias eternas en quien las oye y lee (Hb.
12:22-29). Vida eterna a los obedientes y condenación eterna a
los desobedientes (Ro. 2:6-8).
Capítulo – 8 –
EL DIEZMO Y LA FE
____________________________________________________
70
a. El diezmo es un acto de fe en la Palabra de Dios
La Biblia señala que sin fe no se puede agradar a Dios.
Toda persona que se acerca a Dios en un acto de adoración
debe estar convencida de la existencia de Dios:
”Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es
necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y
que es galardonador de los que le buscan” (Hb. 11:6).
La fe hizo agradable a Abel y su ofrenda delante de Dios:
”Por la Fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio
que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era
justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y
muerto, aún habla por ella” (Hb. 11: 4).
Si no tiene fe, pídale a Dios y Él le dará abundantemente.
El diezmo se debe dar en un acto de fe en la Palabra de
Dios. No es un intercambio o un banco donde se cobran
réditos por depósito. Tampoco se debe dar pensando que
es una ayuda para Dios, al pastor o a la Iglesia. Aunque
tiene el fin de extender el reino de Dios en la tierra y
proveer sustento económico para los verdaderos ministros
que sirven al Señor, el diezmo le pertenece a Dios y se debe
dar como un acto consciente de obediencia al mandato
divino con promesa de bendición revelado en la Biblia.
Si se ha creído en Dios para salvación por medio de su
Palabra escrita (Biblia) ¿Por qué no creer lo que la Biblia
enseña con relación al diezmo? Dios salva y se cree en Él a
través de su Palabra, con esa misma fe se debe obedecer
todo lo que Dios ordena en la Biblia. Si alguien dice creerle
a Dios y no diezma, ¿Dónde está la fe que deviene en
obediencia a Dios y a su Palabra? Si no se confirma lo que
la Biblia enseña, se niega la fe que profesa el adorador.
71
El corazón del ser humano es perverso (Jr. 17:9). La fe
cristiana se rige por la Biblia, no por la opinión o el
sentimiento personal. Un mandato divino no puede ser
decidido por la conciencia humana.
Existen cristianos que se creen muy espirituales, como
los Corintios, que no querían aceptar las palabras del
Apóstol Pablo (1 Co. 14:37). Habrá también hoy día
quienes pedirán al Espíritu lo que deben hacer con relación
al diezmo, sin tomar en cuenta la Palabra de Dios. Se debe
recordar que el Espíritu Santo jamás contradice la Biblia.
No se puede tentar a Dios escuchando voces que sean
contrarias a lo escrito en la Biblia. Cuando la Biblia señala
que el Espíritu guiará al cristiano a toda verdad (Jn. 16:13),
se refiere a quienes obedecen su Palabra. No se puede
tentar al Espíritu Santo preguntándole algo que ya está
escrito y evidenciado en la Biblia.
Si alguno busca que Dios le apruebe su desobediencia
lo que encontrará será confusión. Buscar confirmación del
Espíritu Santo para diezmar solo demostrará el grado de
incredulidad y dureza de corazón para no creer lo que está
escrito en la Biblia. En todo caso, si un cristiano le
pregunta al Espíritu Santo si debe diezmar, la respuesta
que le dará es que obedezca lo que Él inspiró en la Biblia.
La respuesta del Espíritu Santo siempre estará de acuerdo
con la Biblia, nunca se contradicen. Cuando esto parezca
ser así, no hay dudas que el intérprete está errado.
Cada ser humano determina el valor que le da a la
Biblia y puede decidir libremente obedecer o no, pero sin
duda, de ella dará cuenta un día ante de Dios.
“Si un cristiano le pregunta al Espíritu Santo si debe
diezmar, la respuesta que le dará es que obedezca lo
que Él inspiró en la Biblia”.
72
c. La autoridad de la Palabra viva de Dios
El descuido y la falta de atención a las Escrituras pueden
determinar el éxito o fracaso del cristiano. Saúl fue el
primer rey elegido por Dios para gobernar Israel, pero fue
desechado a causa de su desobediencia y falta de atención
a la palabra de Dios. Su pecado de rebelión contra la
palabra de Dios es comparado con la adivinación, y su
obstinación como pecado de idolatría (1 S. 15:22-23). Su
ejemplo debe servir de advertencia a quienes subestiman
la voluntad de Dios revelada en la santa Biblia.
Prestar atención y obedecer la Biblia es más importante
que todo sacrificio que se haga para agradar a Dios.
Ningún acto de bondad o esfuerzo humano substituye el
valor de la obediencia a la palabra de Dios. Actos bien
intencionados sin obediencia pueden ser desagradables a
Dios y considerados como fuego extraño en su presencia.
Tal es el caso de Nadab y Abiu, hijos de Aarón, quienes
ofrecieron sacrificios que Dios nunca les mandó,
usurpando la autoridad de su padre. Hasta pudo ser un
acto bien intencionado, pero contrario a lo que Dios había
ordenado en su palabra con relación a la exclusividad del
sumo sacerdote para hacer estos sacrificios sagrados.
Aunque eran sacerdotes, murieron siendo consumidos por
el fuego de Dios a causa de su soberbia (Lv. 10:1-2).
El siguiente diagrama ilustra la autoridad de la Biblia
por encima de lo que individualmente un cristiano piense
o crea de sí mismo.
LA CONCIENCIA LO QUE SE LA BIBLIA
CREE
La conciencia Lo que el La Biblia es la
humana puede cristiano cree, de regla de fe que
errar, por eso se sí mismo, no tiene autoridad
habla de una determina una para regir la vida
73
conciencia errónea, postura bíblica. y conducta
la que confunde el La opinión cristiana. Tiene el
bien con el mal o personal no tiene poder de salvar o
viceversa. la autoridad de condenar (Jn. 12
una verdad 48).
bíblica.
La conciencia Una “revelación” No se debe usar
humana no puede humana o la Biblia como
dictar una verdad espiritual no excusa para
divina o regir la fe puede justificar una
cristiana. El contradecir la creencia
corazón del ser revelación divina personal. La
humano es (la Biblia). Biblia revela la
engañoso (Jr. 17:9). voluntad de Dios
a la humanidad.
El ser humano No basta con La Biblia debe
debe tener creer en Dios, interpretar la
conciencia del hay que creer y Biblia. El
valor inalterable de obedecer la Biblia intérprete se
la Biblia. que revela la remite a la Biblia
voluntad divina. para estudiarla.
Capítulo – 9 –
74
Dios quiere que sus hijos le reconozcan en todos sus
caminos y que dependan totalmente de Él 11. Dios, como
suplidor de todas las cosas, quiere evitar que sus hijos
confíen en lo que poseen. Existe el peligro de olvidar a
Dios cuando económicamente se posee todo. Un sabio dijo:
“No me des pobreza ni riquezas; mantenme del pan
necesario; no sea que me sacie, y te niegue, y diga:
¿Quién es Jehová?” (Pr. 30:8b, 9a).
Dios quiere cuidar el corazón de sus hijos para que gocen
siempre de comunión con Él. Una de las formas es dándole
voluntariamente el primer lugar en todas las áreas de la
vida, incluyendo lo económico. Dios ha establecido el
diezmo a fin de reconocerle como el suplidor material.
Dios comparte su bondad aun con los malos, la Biblia
señala que toda la creación espera su alimento de su mano:
‘’Todos ellos esperan en ti, para que les des su comida a
su tiempo. Les das, recogen; abres tu mano, se sacian de
bien. Los ojos de todos esperan en ti y tú les das su
comida a su tiempo. Abres tu mano y colmas de
bendición a todo ser viviente” (Sal. 104: 27-28, 145:15-16).
Todo lo que el ser humano recibe procede directamente de
la mano de Dios. Él sustenta a toda su creación con su
poder, aunque no se le reconozca. Jesús enseñó que el
Padre eterno, creador de todas las cosas visibles e invisibles,
comparte las bendiciones de su mano con toda su creación:
11
La Biblia muestra que la voluntad divina es que sus hijos dependan
enteramente de Él y confíen en sus promesas de provisión. En el
Antiguo Testamento, Dios le ordenó a Israel que no guardaran del
Maná para el siguiente día, ellos debían esperar el alimento de su
mano diariamente (Ex. 16:4). En la oración modelo, Jesús ensenó a sus
discípulos a depender diariamente de Dios, señalando: “El pan
nuestro de cada día, dánoslo hoy” (Mt. 6:11).
75
“Para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los
cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y
que hace llover sobre justos e injustos” (Mt. 5: 45).
Dios está comprometido en su Palabra a bendecir a los que
obedecen, pero su bondad va más allá, Él hace salir el sol y
derrama lluvia sobre buenos y malos. Si Dios es grande en
misericordia, aun con los desobedientes, como no
bendecirá hasta que sobre y abunde a los que obedecen
fielmente su Palabra. Él dice:
“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en
mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los
ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y
derramaré sobre vosotros bendición hasta que
sobreabunde” (Mal. 3:10).
76
dueño de toda riqueza presente y futura. Este verso invita
a creer y pedirle a Dios, como dueño absoluto de todo.
El Rey David ofrecía de lo mejor que tenía para Dios y
aún con toda su riqueza exclamó:
“Las riquezas y la gloria proceden de ti y tu dominas
sobre todo. Pues todo es tuyo y de lo recibido de tu
mano te damos” (1 Cr. 29: 12a, 14b).
David, siendo rey, reconoció que el ser humano no puede
darle nada a Dios de sí mismo, solo puede ofrendar de lo
que previamente ha recibido de Él:
“Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que
pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes?
Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te
damos” (1 Cr. 29:14).
77
Biblia señala que tener a Dios en primer lugar es el primer
mandamiento. Es la exigencia mayor de Dios:
“Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con
toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus
fuerzas. Este es el principal mandamiento” (Mr. 12:30).
Como acto de adoración, el mandato del diezmo se
constituye en una acción de fe y obediencia por el cual el ser
humano voluntariamente decide poner en primer lugar a
Dios y depender absolutamente de Él para sus necesidades
diarias, participando de las bendiciones prometidas a los
fieles.
El diezmo es un acto de adoración en el que se le rinde
el primer lugar a Dios. Al separar el diezmo como la
primera parte de nuestras ganancias para ofrecerlo a Dios,
estamos dándole el primer lugar a Dios y esa es la meta
que persigue todo adorador, tener a Dios en el primer
lugar. El diezmo no es un acto puramente económico,
encierra un acto de adoración a Dios en los que son fieles y
aman a Dios con pureza de corazón.
____________________________________________________
”Como un acto de adoración, el mandato del diezmo
se constituye en una acción de fe y obediencia por
medio del cual el ser humano voluntariamente decide
poner en primer lugar a Dios y depender
absolutamente de Él para sus necesidades diarias,
participando de las bendiciones prometidas a los
fieles”.
d. Más que el diezmo
La Iglesia primitiva no solamente daba su diezmo, sino
que vendían propiedades y las ofrendaban a Dios para
compartir con los hermanos más necesitados. Ellos se
desbordaban en amor, dando grandes ofrendas para la
obra del Señor:
78
“Así que no había entre ellos ningún necesitado;
porque todos los que poseían heredades o casas,
vendían y traían el precio de los vendido, y lo ponían a
los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según
su necesidad” (Hch. 4: 34-35).
Las iglesias gentiles de Macedonia, Acaya y Galacia entre
otras, recogían ofrendas voluntarias para enviársela a los
hermanos más pobres de Jerusalén (Ro. 15:26; 1 Co. 16: 1-4;
1 Co. capítulos 8 y 9). Semanalmente, los hermanos
guardaban cierta cantidad para ofrendarlas en ayudas.
Es obvio que el hijo de Dios debe ser sabio para dar,
mas en un mundo lleno de egoísmo y falta de amor como
el que se vive en la actualidad, pues aquella Iglesia era de
un solo sentir, todo era de todos (v.32), mas ahora no todos
viven para los demás. Pero esto no menoscaba la realidad
de que Dios bendice abundantemente, a los que siembran
abundantemente en su obra (2 Co. 9:6). Dios no se queda con
nada de lo que damos para su obra. La Biblia señala:
“A Jehová presta el que da al pobre, y el bien que ha
hecho, se lo volverá a pagar” (Pr. 19:17).
Si bien, el hijo de Dios ofrenda por amor, Dios recompensa
a quien lo hace con alegría, y no por obligación:
“Cada uno dé como propuso en su corazón: no con
tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador
alegre (2 Co. 9:7).
Toda ofrenda dedicada a la ayuda de los santos, por
pequeña que sea, recibirá su recompensa:
“Y cualquiera que os diere un vaso de agua en mi
nombre, porque sois de Cristo, de cierto os digo que no
perderá su recompensa” (Mr. 9:41).
Habrá recompensa eterna de Dios para todos sus hijos que
ayudan a los santos en la tierra:
79
“Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid,
benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para
vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve
hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis
de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve
desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en
la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le
responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos
hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de
beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o
desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo,
o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey,
les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a
uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo
hicisteis” (Mt. 25:34-40).
80
Dios estableció el diezmo como el camino a la bendición
económica de sus hijos. Dios prometió bendecir la labor de
las manos de los fieles:
”Al fin de cada tres años sacarás todo el diezmo de tus
productos de aquel año, y lo guardarás en tus ciudades.
Y vendrá el levita, que no tiene parte ni heredad
contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda que
hubiere en tus poblaciones, y comerán y serán saciados;
para que Jehová tu Dios te bendiga en toda obra que
tus manos hicieren’’ (Dt. 14:28-29).
El diezmo como un acto de adoración cultiva el vínculo de
comunión intima entre Dios y sus hijos. Dios bendice a los
obedientes:
“Indefectiblemente diezmarás todo el producto del
grano que rindiere tu campo cada año. Y comerás
delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere
para poner allí su nombre, el diezmo de tu grano, de tu
vino y de tu aceite, y las primicias de tus manadas y de
tus ganados, para que aprendas a temer a Jehová tu
Dios todos los días’’ (Dt. 14:22-23).
La expresión divina: ‘’para que aprendas a temer a Jehová
tu Dios todos los días’’, implica que a través del diezmo el
ser humano cultiva un temor reverente a Dios que le
conduce a no olvidar que Dios es el suplidor de todas las
necesidades humanas, incluyendo las económicas. Eso
cultiva la comunión y la dependencia total de su Creador.
81
”Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os
abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que
busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre
hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una
piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas
dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre
que está en los cielos dará buenas cosas a los que le
pidan? (Mt. 7:7-11).
En la oración del “Padre Nuestro” Jesús enseñó a sus hijos a
pedir el alimento diario como un vínculo de dependencia
absoluta de Dios para cada día:
”El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy” (Mt. 6:11).
A través del diezmo se aprende a mantener dependencia
de Dios, pues la autosuficiencia termina alejando al ser
humano de su Creador.
El diezmo como un acto de adoración cultiva un temor
reverente al Señor que deviene en comunión y bendición a
sus hijos al mantenerles en constante dependencia de su
Creador. A Dios le agrada gozar de comunión íntima con
sus hijos (Sal. 25:14). El diezmo es un acto sagrado de
adoración que bendice espiritual y materialmente.
83
bendición económica, pues están bajo la promesa de
bendición y Dios los protege.
No hay oración que reprenda al devorador cuando
alguien es infiel con los diezmos a Dios. Hay que dar a
Dios lo que le pertenece y Él se compromete
personalmente a reprender al devorador para que no
estorbe la bendición, derramando bendiciones hasta que
sobre y abunden.
En el caso del justo Job, Satanás arguyó que no podía
tocarle porque Dios había creado un cerco a su alrededor y
todo lo que sus manos emprendían prosperaba (Job 1:10).
La provisión económica de los hijos de Dios no
depende solo de la oración o el reclamo de sus promesas
escritas. Es preciso obedecer a Dios y ser fiel con los
diezmos.
Si hay fidelidad a Dios con los diezmos, nadie podrá
estorbar la bendición de sus hijos. Aún los no convertidos
a Cristo tendrán que reconocer y confesar que Dios
bendice a sus hijos, como señala Malaquías: “las naciones
os dirán bienaventurados”.
Dios no retracta su palabra (1 S. 15:29) y él ha
prometido bendecir a sus hijos fieles con los diezmos. Pero,
aun siendo fieles, Dios puede probarles por un tiempo (Jn.
16:33). En el caso de Job, Dios le dio permiso a Satanás de
probarle (Job 1:12).
El salmista expresa:
“Jehová prueba al justo” (Sal. 11:5).
Satanás de sí mismo no puede estorbar las bendiciones de
los hijos fieles, solamente con el permiso de Dios, cuando
el Señor por un tiempo quiera enseñarnos alguna lección
que nos hará crecer en la vida cristiana.
__________________________________________________
84
“El hijo de Dios debe reprender a Satanás en
cualquier asunto, pero a los fieles con sus diezmos y
ofrendas, Dios les promete que Él reprenderá al
destructor para que no les robe su bendición
económica”.
85
El pueblo de Israel conocía la Palabra de Dios y en esta
ocasión Dios se las recuerda a fin de que fuesen
restaurados. Dios les crea consciencia acerca de que sus
calamidades eran causadas por su desobediencia y les reta
a obedecer su Palabra para restaurar su bendición:
“Reprenderé también por vosotros al devorador, y no
os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el
campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. Y todas
las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis
tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos” (Mal. 3:11-
12).
Todas las promesas divinas se obtienen por medio de la fe
en su Palabra. Dios es bueno y quiere aumentar le fe de sus
hijos, si se lo permiten, aunque algunas veces sea a través
de la prueba (Stg. 1:2-3).
__________________________________________________
“El diezmo es un mandato divino para sus hijos que
incluye una promesa de bendición que se alcanza por
medio de la fe. La bondad divina y el deseo de su
corazón es que sus hijos crean a su Palabra para que
participen de sus bendiciones”.
__________________________________________________
Capítulo – 10
–
86
LA VERDADERA PROSPERIDAD
____________________________________________________
I. LA LIBERACIÓN FINANCIERA
87
cristianos. Esto se contrapone a los valores bíblicos,
centrando primero el interés en el bienestar económico y
dejando de lado la calidad de la vida espiritual del
adorador que es lo más importante para Dios. Esa falsa
prosperidad, no es bíblica.
Dios está verdaderamente interesado en la condición
espiritual y la eternidad del alma del ser humano, más que
en su dinero (Mi. 6:6-8). El diezmo debe ser un acto de fe
de un verdadero adorador.
88
estas cosas os serán añadidas” (Mt. 6:25-26, 31-33). Vide.,
Fil. 4:19.
El Señor advierte el peligro de caer en afán y ansiedad
por lo económico que conduzcan a la desesperación. La fe
cristiana no es una lotería; es convicción en la palabra de
Dios. El método bíblico para alcanzar las promesas de Dios
incluye fidelidad y paciencia. El hijo de Dios debe ser
paciente y tener fe en las promesas divinas:
”Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y
de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del
Señor. He aquí, tenemos por bienaventurados a los que
sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis
visto el fin del Señor, que el Señor es muy
misericordioso y compasivo” (Stg. 5:10-11).
Así como Job tuvo paciencia para esperar y creerle a Dios,
el cristiano debe confiar que el Señor le dará salida a toda
crisis, aunque por un tiempo deba tener paciencia para ver
la respuesta. La paciencia es un requisito exigido en la
palabra de Dios para alcanzar las promesas de bendición:
”Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos
contentos con esto. Porque los que quieren
enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas
codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres
en destrucción y perdición; porque raíz de todos los
males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos,
se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos
dolores” (1 Ti. 6: 8-10).
El primer versículo se puede parafrasear así: “teniendo
nuestras necesidades suplidas seamos agradecidos”.
Aceptar la realidad de las aflicciones que puedan sufrir los
hijos de Dios, no menoscaba la fe cristiana. El hijo de Dios
puede pasar por tiempos de prueba, si la voluntad de Dios
89
así lo permite. Los cristianos que se afanan caen en pecado
de idolatría material.
La fidelidad y la paciencia son necesarias en el adorador
para alcanzar las bendiciones de las promesas divinas.
La fidelidad garantiza la bendición - Dios no miente. La
paciencia logra la bendición - muestra la fe del adorador en
las promesas de bendición divinas.
__________________________________________________
“La fidelidad garantiza la bendición - Dios no miente.
La paciencia logra la bendición - muestra la fe que del
adorador en las promesas de bendición divinas”.
__________________________________________________
91
Enseñar que todo cristiano debe ser compulsoriamente
rico no es bíblico. Dios ha prometido suplir todas las
necesidades de sus hijos, pero eso no implica que Dios no
pueda probar la fe sus hijos. El dinero en sí mismo no es
malo, pero la Biblia condena el amor al dinero:
“Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación
y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que
hunden a los hombres en destrucción y perdición;
porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el
cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y
fueron traspasados de muchos dolores” (1 Ti. 6:9-10).
El Señor advirtió:
“Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello
por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino
de Dios” (Mt. 19:24).
La biblia no condena a nadie por ser rico. El planteamiento
de Cristo es que es difícil hacer entrar a un rico en el reino
de Dios porque ama su dinero más que a Dios.
Esto fue evidente en el encuentro de Jesús con un rico:
“Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué
bien haré para tener la vida eterna? Jesús le dijo: Si
quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a
los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y
sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste,
porque tenía muchas posesiones. Entonces Jesús dijo a
sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente
entrará un rico en el reino de los cielos. Otra vez os
digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de
una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios” (Mt.
19:16, 21-24).
Las riquezas pueden ocupar el primer lugar en la vida y
ser un impedimento para alcanzar el reino de Dios.
92
Jesús le hizo un reto a este joven rico de compartir sus
riquezas con los pobres, pero no estuvo dispuesto a dejar
lo que más amaba para servirle.
93
“Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza
(pero tú eres rico)” (Ap. 2: 9a).
La Iglesia de Esmirna era materialmente pobre ante los
ojos humanos, pero espiritualmente era rica delante de
Dios. Además, se le advierte que será probada y padecerá
cárcel, demostrando que la Iglesia no está exenta a ser
probada por el Señor como enseña la falsa “prosperidad”.
El contraste entre estas dos iglesias demuestra que el
sufrimiento no es sinónimo de mala relación con Dios, ni la
prosperidad económica símbolo de gozar buena comunión
con Dios en la vida del cristiano. Es obvio que el dinero en
sí mismo no es un impedimento para servir a Dios, ni la
pobreza es una virtud para alcanzar la vida eterna. Lo más
importante ante los ojos de Dios es la condición del alma,
pues Dios no necesita nada del ser humano, solo lo hace
partícipe de sus proyectos para bendecirlo.
Salomón dijo:
“La bendición de Jehová es la que enriquece, y no
añade tristeza con ella” (Pr. 10:22).
La bendición divina no añade tristeza y acerca más a Dios.
El afán por lo material puede conducir al cristiano a la
avaricia, que es un pecado de idolatría. Jesús enseñó:
”No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué
beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles
buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial
sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas
buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y
todas estas cosas os serán añadidas” (Mt. 6:31-33).
Servir al Señor es un llamado incondicional (Lc. 9:23). El
cristiano debe estar preparado para seguir a Dios en
abundancia o escases (Fil. 4:11-13). El reino de Dios no es
comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu
Santo” (Ro. 14:17).
94
__________________________________________________
“Es obvio que el dinero en sí mismo no es un
impedimento para servir a Dios, ni la pobreza es una
virtud para alcanzar la vida eterna. Lo más
importante ante los ojos de Dios es la condición del
alma, pues Dios no necesita nada del ser humano,
solo lo hace partícipe de sus proyectos para
bendecirlo”.
__________________________________________________
95
CONCLUSIÓN
97
trampa, pues no se tiene el dinero para pagar las deudas
personales y tampoco se diezma, aunque se tenga la buena
intención de darle el diezmo a Dios.
Se debe consagrar primero el diezmo que le pertenece
a Dios para evitar caer en el pecado de robo y después
cubrir las necesidades personales. Dios está comprometido
en bendecir a sus hijos que son fieles y tienen derecho de
pedirle a Dios que supla sus necesidades. El diezmo es un
acto de fe y obediencia a la Palabra de Dios. No se debe
esperar que sobre dinero para diezmar. El cristiano no le
da los diezmos a Dios, el diezmo le pertenece a Dios.
____________________________________________________
“El cristiano no le da los diezmos a Dios, el diezmo le
pertenece a Dios”.
____________________________________________________
98
Si el diezmo no se ve desde la perspectiva divina,
muchos encontrarán en este tema un tropezadero que les
puede conducir a confrontar al mismo Dios. El diezmo es
más que dinero. Se consagra en un acto de adoración y está
destinado al servicio divino.
Si solo se ve a los ministros que reciben los diezmos y
no se consagran directamente al Dios altísimo por medio
de la fe y en obediencia a su Palabra, sabiendo que Dios
bendice al dador alegre, el diezmo se convertirá en una
carga y menos podrá agradar a Dios. Desde la perspectiva
bíblica el diezmo no se le da a Dios, le pertenece a Dios y
Él lo dio a sus ministros para el servicio ministerial:
Dios dice que el diezmo le pertenece (Lv. 27:30, 32, 33a).
Dios fue quien escogió y consagró a los levitas para el
servicio de las cosas sagradas en el templo (Ex. 29:9).
Dios fue quien ordenó que los diezmos serían
destinados para el sustento diario de sus ministros (Dt.
18:8, 20; 1 Co. 9:14-15).
Dios fue quien privó a los levitas de trabajar lo secular
para dedicarse enteramente al ministerio (Nm. 18:24).
Aun así, es voluntario obedecer o desobedecer a la Palabra
de Dios. No sin antes advertir que la desobediencia
consciente y deliberada a la palabra de Dios es causa de
condenación eterna, si no existe un verdadero
arrepentimiento que demuestre un cambio obvio.
99
ANEXO
100
A LOS MINISTROS Y MAESTROS DEL EVANGELIO
101
Pedro advierte que hay algunas cosas que son difíciles de
entender en las Escrituras y muchos naufragan en su
intento de interpretarlas, distorsionando la Biblia para su
propia perdición (2 P. 3:16b, 17). Estos tienen apariencia de
sabiduría, pero en esencia son víctimas de su propia
inconstancia y ambivalencia, porque ni ellos mismos están
convencidos de lo que creen (2 T. 3:6:7).
No es nada nuevo que en un mundo materialista como
el presente existan “cristianos” con ínfulas de maestros que
nieguen la vigencia del diezmo en la Gracia por su amor y
codicia al dinero. Estos tratan de justificar su deseo de no
diezmar en la era de la Iglesia inventando argumentos
confusos que solo revelan la dureza de sus corazones y su
falta de fe para creerle a un Dios vivo.
Hay un movimiento final que procura pervertir la
palabra de Dios y engañar a los cristianos con enseñanzas
falsas para robarles sus bendiciones. El diablo sabe que el
diezmo es la fuente de bendición de los cristianos y usará
maestros que creerán estar en la verdad y usarán la Biblia
para su propia confusión y perdición. Se debe advertir que
pervertir la palabra de Dios es causa del juicio divino (Dt.
27:26; Gá. 1:8-9; Hb. 10:28-29; Ap. 22:18-19).
Hay también obreros asalariados, ya advertidos por
Cristo en la Biblia (Jn. 10:12-13). Pero no se puede dejar de
creer lo que revela la Biblia por malos ejemplos o usarlos
como excusa para no diezmar. Cada cual rendirá cuentas a
Dios, pero las bendiciones divinas prometidas a sus hijos
fieles no se detendrán por lo que alguien haga con el
dinero que le pertenece a Dios. Dios cumple sus promesas.
BIBLIOGRAFÍA
103
Del Valle, Carlos. La Misná. Ediciones Sígueme.
Salamanca, España. 2003.
Exeler, Adolf. Los Diez Mandamientos. Ed. Sal Térrea.
Santander. 1983.
Hendriksen, William. Gálatas. Libros Desafío. USA,
1999.
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Cristiana. Grand Rapids, Mich. 1991.
Truman, Cliff. Génesis. Ed. Clie. Barcelona. 1996.
Von Rad, Gerhard. El libro del Génesis. Ediciones
Sígueme. Salamanca. 1982.
W. E. Vine. Diccionario Expositivo VINE. Ed. Caribe.
1999.
Comentario Bíblico Mundo Hispano. Ed. Mundo
Hispano. 2004, USA.
Diccionario Teológico del Nuevo Testamento. Lothar
Coenen, Erich Beyreuther, Hans Bietenhard.
Ediciones Sígueme. Salamanca, 1998.
Diccionario Teológico del Nuevo Testamento. Gerhard
Kittel y Gerhard Friedrich Geoffrey W. Bromiley.
Libros Desafío. Grand Rapids, Michigan,
2002.
JOEL PERDOMO
104
1. NO HAY MALDICIÓN PARA LOS CRISTIANOS
2. EL DIEZMO DESDE ABRAHAM A CRISTO
3. LA PROFECIA COMO MINISTERIO DE LA IGLESIA
4. LA ORACIÓN EFICAZ
5. LA LEY Y LA GRACIA
6. EL LLAMADO AL MINISTERIO
7. LOS MINISTERIOS DE LA IGLESIA
8. ADORADODES EN ESPÍRITU Y EN VERDAD
9. FE SIN LÍMITES
10. SIN SANTIDAD, NADIE VERÁ AL SEÑOR
11. VIDA Y MINISTERIO (autobiografía).
12. LA IGLESIA E ISRAEL COMO SEÑALES DEL FIN
13. LA AUTORIDAD – El Desafío Cristiano
14. HUMILLACIÓN Y EXALTACIÓN DEL CRISTIANO
15. RESPUESTAS A PREGUNTAS DIFÍCILES DE LA
BIBLIA
16. TEMAS INTERESANTES DE LA BIBLIA
17. JESÚS, NOMBRE SOBRE TODO NOMBRE
18. EL ESPÍRITU SANTO EN LA IGLESIA
19. UNA SOLA CARNE – Matrimonio, Divorcio y
Recasamiento a la luz de la Biblia.
20. SOLTERO – ¿Cómo esperar en Dios?
21. ADOLESCENCIA. ¿Cómo enfrentar los cambios?
22. LA SABIDURIA DIVINA
23. LOS PRIMEROS PASOS
24. VIDA CRISTIANA – Reflexiones
25. TESOROS DE LA BIBLIA
26. DISCIPULADO DE DOCTRINAS BASICAS
(búsquelos escritos y en audio en internet).
105