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NO HAY

MALDICIÓN
PARA LOS

CRISTIANOS
____________________________________________________

NO HAY MALDICIÓN PARA LOS CRISTIANOS

Copyright © 2007 por Joel Perdomo


¡IMPORTANTE!

ESTE LIBRO ES UNA OFRENDA A DIOS Y LOS


DERECHOS DE AUTOR HAN SIDO CEDIDOS
A LA IGLESIA DE CRISTO EN LA TIERRA.

POR TANTO:
 PUEDE SER COMPARTIDO GRATUITAMENTE
POR CUALQUIER MEDIO POSIBLE.

 PUEDE SER IMPRESO – SIN FINES DE LUCRO.

 PUEDE SER TRADUCIDO A CUALQUIER


IDIOMA – SIN ALTERAR SU CONTENIDO
ORIGINAL.

 ES UN REGALO DEL HNO. JOEL PERDOMO A


LA AMADA IGLESIA DE CRISTO EN LA
TIERRA. DANDO POR GRACIA, LO QUE POR
GRACIA HA RECIBIDO.

 ESTOS LIBROS TOMARON CASI 20 AÑOS


ESCRIBIRLOS. COMPARTALOS CON OTROS
CRISTIANOS, SERIA TODO LO QUE PIDO A
CAMBIO.

¡DIOS TE BENDIGA! JOEL PERDOMO

2
DEDICATORIA

A ti, Padre celestial, dedico esta obra y te rindo toda gloria,


sabiduría y honor, en tu Hijo amado Jesucristo,
por tu Espíritu Santo. Amén.

AGRADECIMIENTOS

Agradezco a Dios por los amigos y hermanos que han


colaborado en la realización de este proyecto. En especial,
a mi hermano Nelson Perdomo, gracias por creer en mi
llamado, tu apoyo incondicional, motivación para escribir y
colaboración en la revisión del contenido de este libro.
A la pastora Esther Marina Paz, mi progenitora, de
quien siempre he recibido admiración y apoyo. Te
agradezco madre, que con tu ejemplo me inculcaras desde
niño, el amor por la causa de Cristo.
A mí amada esposa Rhodimari Guzmán, gracias por tu
paciencia durante el proceso de preparación de este libro,
tu desmedida colaboración en la producción y corrección,
que hicieron posible esta publicación. ¡Gracias mi amor!

Joel J. Perdomo

“Así será mi Palabra que sale de mi boca;


no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero,
y será prosperada en aquello para que la envié”
(Is. 55: 11).

3
CONTENIDO

Introducción....................................................................................................................7

Capítulo - 1 - Las Maldiciones


I. ¿QUÉ SON LAS MALDICIONES GENERACIONALES?.............................................9
a. ¿Qué debe entenderse por Maldiciones Generacionales?
b. Origen y trasfondo de las Maldiciones
II. LAS MALDICIONES EN LA BIBLIA……………………………………………………..12
a. Las maldiciones antes de la Ley
b. La maldición de Canaán
III. SOLO DIOS TIENE POTESTAD DE MALDECIR………………………………….….17
a. Balaam: La maldición no procede
b. Simei: Maldiciones sin fundamento
c. Eliseo: La palabra de Dios en la boca del profeta
IV. JUICIOS DIVINOS CONTRA EL PECADO……………………………………..……..21
a. El juicio de los amalecitas
b. El juicio de Elí y sus hijos
c. Consecuencias del pecado de David
d. La lepra de Giezi

Capítulo - 2 - El Antiguo Testamento y las Maldiciones


I. LAS MALDICIONES EN EL PERÍODO DE LA LEY……………………………………29
a. El propósito de la Ley
b. La Ley fue un pacto divino de bendición para Israel
II. LA VISITA GENERACIONAL…………………………………………………………..…35
a. La visita generacional; ¿Maldición o retribución del pecado?
b. El decálogo y la visita generacional a los desobedientes de la Ley
c. La maldición y la bendición son una elección, no una imposición de la Ley
III. EL ANATEMA EN EL ANTIGUO TESTAMENTO...................................................44
a. La ley del “herem” o anatema
b. Jericó, bajo el anatema divino
c. Acán toma del anatema
d. El juramento de Josué
IV. LA REMISIÓN DE LA MALDICIÓN……………………………………………………..54
a. El simbolismo de Azazel

Capítulo - 3 - Los profetas y las Maldiciones Generacionales


I. LAS MALDICIONES HEREDADAS EN EL LIBRO DE EZEQUIEL………………..…57
a. Ezequiel, libro de transición entre los dos testamentos
b. Ezequiel confirma que el pecado no se hereda
c. Ezequiel exhortó volver a la interpretación correcta de la Ley
d. Atrapados bajo la idea de la “maldición generacional”
II. DIOS ORDENÓ ROMPER EL MITO DEL PECADO HEREDADO…………………..61
a. Dios condenó el concepto de maldición generacional
b. Israel refuta la palabra de Dios
c. Ezequiel confirma que la bendición y la maldición son una elección individual
d. Un refrán despectivo en honor a la maldición heredada

4
III. EL PROFETA JEREMÍAS Y LAS MALDICIONES………………………………….…67
a. El Nuevo Pacto

Capítulo - 4 – Las maldiciones de la Ley en el Nuevo Pacto


I. ¿EXISTEN MALDICIONES EN LOS CRISTIANOS?……………………………..….…69
a. Según la Biblia, el pecado no se hereda
b. Jesús rechazó la idea del pecado heredado
c. El Nuevo Pacto

Capítulo - 5 - Las maldiciones y la demonología


I. LA TENTACIÓN Y LA PRUEBA……………………………………………………..……73
a. La lucha de la carne contra el Espíritu
b. Tentados; pero no atados
c. La disciplina de los hijos de Dios
II. LA OBSESIÓN DEMONÍACA………………………………………………………...…..79
a. ¿Qué es la obsesión demoníaca?
b. Maestros obsesionados con los demonios
c. ¿Cristianos endemoniados?

Capítulo - 6 - Temas que suelen confundirse con maldiciones


I. LA PALABRA ESPÍRITU…………………………………………………………………85
a. El significado de “pneuma”
b. El caso de Jacobo y Juan
c. ¿Pedro o Satanás?
II. ¿EXISTE LA “TRANSFERENCIA DE ESPÍRITUS”?………………………………….89
a. El “espíritu de Moisés”
b. El “espíritu de Elías”
c. El “espíritu de Juan el Bautista”
d. Respuesta a la “transferencia de espíritus”
III. ¿QUÉ SIGNIFICA, EL PAN DE LOS HIJOS?…………………………………..……..96
a. “¿El Pan de los hijos?”

Capítulo - 7 – El cristiano y las herencias


I. ¿AFECTAN LAS HERENCIAS AL CRISTIANO?......................................................99
a. El cristiano y su herencia cultural
b. El cristiano y la herencia religiosa
c. El cristiano y la herencia familiar
II. LAS HERENCIAS Y SUS EFECTOS…………………………………………………..105
a. Patrones familiares hereditarios
b. Los pecados de los padres no se heredan
c. ¿Puede un pecador estar bajo maldiciones heredadas?

Capítulo – 8 – ¿Sanidad emocional o maldición heredada?


I. EL CRISTIANO Y LA SANIDAD EMOCIONAL………………………………………..111
a. La sanidad emocional
b. El peligro de la regresión como método de liberación
c. La sanidad emocional
d. La confesión y la liberación

5
e. El abuso y el perdón

Capítulo – 9 - ¿Por qué enseñar maldiciones heredadas?


I. PROMESAS DE LIBERACIÓN FINANCIERA…………………………………………119
a. Buenas intenciones; falsas expectativas
b. La ruta hacia la bendición económica
c. Prosperidad por la vía rápida
d. La avaricia es pecado de idolatría

Capítulo – 10 – El poder de las palabras


I. PALABRAS DE MALDICIÓN……………………………………………………..……..125
a. El poder de la palabra hablada
b. El anatema en el Nuevo Testamento
c. La prohibición apostólica de maldecir
d. El poder de la palabra escrita (canónica)

Capítulo - 11 - Las maldiciones heredadas y la Soteriología


I. LA ENSEÑANZA DE MALDICIONES EN LOS CRISTIANOS LACERA LA DOCTRINA
DE LA SALVACIÓN…………………………………………………………..133
a. Una salvación completa
b. Una salvación integral: espíritu, alma, y cuerpo

Capítulo – 12 – El pecado como herencia


I. CONSECUENCIAS DEL PECADO ORIGINAL………………………………………..137
a. El pecado adámico y el pecado personal
b. La condenación eterna se puede rechazar
c. La muerte física es inevitable; la muerte eterna se puede evitar
II. EL PECADO DURANTE LA LEY……………………………………………………….141
a. La ley y las herencias
III. BENEFICIOS DE LA GRACIA DE CRISTO…………………………………………..142
a. Los beneficios de la Gracia de Cristo
b. La muerte vicaria de Cristo redime del pecado y de la maldición de la ley

APÉNDICE……………………………………………………………………………………145
Resumen de las maldiciones en el AT y el NT
El AT y las consecuencias por desobediencia a la Ley (resumen)
El NT y la Ley (resumen)
Conclusión…………………………………………………………………………………..147

ABREVIATURAS

AT. Antiguo Testamento a. C. Antes de Cristo


NT. Nuevo Testamento d. C. Después de Cristo
MG. Maldiciones Generacionales Cap. Capítulo
hb. Hebreo p. pp. Pagina (s)
gr. Griego Nt. Nota del autor
Cp. Compárese

6
INTRODUCCIÓN

¿Podría el cristiano estar bajo maldición a causa de los pecados


de sus padres o aun de los que abandonó? Esta y otras
preguntas relacionadas al tema de las maldiciones exigen
respuestas bíblicas responsables, ya que confrontan la doctrina
de la salvación cristiana, al poner en tela de juicio el sacrificio
perfecto hecho por Cristo en la cruz para remisión de todos los
pecados de la humanidad (Col. 2:13).
El tema de las maldiciones es tan difuso como abarcador.
No se puede aclarar con una sola respuesta. El tema está
bifurcado en dos fuentes primarias a partir de las que
usualmente se enseña, a saber: Las experiencias personales y la
relación que se hace de estas con ciertos pasajes de la Biblia. De
allí se desencadenan innumerables propuestas y preguntas que
justifican la necesidad de respuestas estrictamente bíblicas.
Existe abundante literatura cristiana que promueve las
maldiciones heredadas en los cristianos desde diferentes
perspectivas. También se enseña en los púlpitos a base de
experiencias personales o familiares, acuñadas con ciertos
versos bíblicos a veces fuera de contexto.
Este libro marca la diferencia en el tema de las maldiciones
porque no está basado en experiencias u opiniones personales,
sino en un estudio serio de la Biblia, única fuente de autoridad
de la fe cristiana.
El tema de las maldiciones estudiadas en este libro no se
debe confundir con las consecuencias del pecado adámico
(aunque está relacionado); tampoco se refiere a las herencias
de tipo genético, social o cultural que un individuo pueda recibir
de su familia, ambiente, religión, etc., las cuales son
comprensibles y se estudian en su apartado en este libro. El
tema está dirigido a demostrar si desde la perspectiva bíblica,
un cristiano puede o no, estar bajo la maldición de pecados
pasados (propios, ancestrales o a causa de la Ley).
El título del libro: “No hay Maldición para los Cristianos”
fue elegido a propósito de no confundirlo con los demás libros
que promueven maldiciones en los cristianos; pero, las grandes

7
interrogantes que genera el tema solo pueden ser aclaradas a
través de la paciente lectura del mismo.
El lector debe mantener en mente, durante su lectura, que
el tema está dirigido a estudiar específicamente, si el cristiano
convertido a Jesucristo (no el pecador) y lavado con su sangre a
través de un nuevo nacimiento, hereda maldiciones de sus
padres o pecados pasados.
____________________________________________________
 El lector de este libro debe mantener en mente, durante su
lectura, que el tema está dirigido a estudiar
específicamente, si el cristiano convertido a Jesucristo (no
el pecador) y lavado con su sangre a través de un nuevo
nacimiento, hereda maldiciones de sus padres o pecados
pasados.
___________________________________________________

8
Capítulo – 1 –

LAS MALDICIONES
____________________________________________________

I. ¿QUÉ SON LAS MALDICIONES GENERACIONALES?

a. ¿Qué debe entenderse por Maldiciones Generacionales?


“Maldiciones Generacionales” es la enseñanza que postula que
los hijos pueden heredar maldiciones de sus padres o sufrir por
pecados pasados. Hay dos elementos, en los que está fundada
esta creencia dentro del cristianismo: a) Las experiencias de
patrones repetitivos de conductas y enfermedades hereditarias
en ciertas familias; b) La relación que se hace entre esas
experiencias y la interpretación de la visita generacional que
Dios advirtió a los desobedientes de la Ley (según, Éxodo 20:5).
En lo que atañe al cristianismo, esta enseñanza señala que,
aun los cristianos pueden estar bajo “maldición” a causa de
pecados supuestamente, heredados de los padres.
Antes de entrar de lleno al estudio del tema de las
“maldiciones generacionales”, es importante hacer notar la
diferencia entre las consecuencias del pecado adámico y las
maldiciones advertidas a Israel en el pacto de la Ley. Estos son
dos temas imbricados, pero a la vez diferentes, y no deben
confundirse.
La primera es una consecuencia de muerte espiritual sobre
toda la humanidad, causada por el pecado de Adán. La segunda
está fundada en la retribución que Dios haría, a quienes
voluntariamente, abandonaran el pacto de la Ley para seguir
sus propios caminos (la Ley tenía sus propias características y
aplicación).
Las consecuencias del pecado adámico fueron funestas
sobre toda la humanidad; pero la muerte fue el castigo final.
Mientras que las maldiciones de la Ley incluían penalidades y
muerte inmediata en ciertos casos a quienes abandonaban el
santo Pacto y pecaban con conocimiento de la Ley. Es preciso
tener bien claro estos dos conceptos.

9
____________________________________________________
 La enseñanza de “Maldiciones Generacionales” postula
que: Los cristianos aún siendo redimidos por la sangre de
Jesucristo, pueden estar bajo “maldición” a causa de
pecados heredados de sus padres.
____________________________________________________

b. Origen y trasfondo de las maldiciones


Etimológicamente, maldición se define como un acto mágico
provocado por palabras (Coenen, 1998. 19). Pero el uso en el
contexto bíblico difiere del secular y de muchas religiones.
En las religiones más antiguas del mundo, ya existía el mito
de la reencarnación del alma. En las religiones orientales como
el hinduismo y el budismo -que pudieron haber influenciado el
pensamiento del cristianismo primitivo- la doctrina del “Karma”,
sirve como justificación para aceptar un statu quo miserable.
Según esta doctrina, el alma tiene que segar en futuras
generaciones, lo que ha sembrado en reencarnaciones
anteriores. Se cree que es la voluntad de los dioses que las
personas nazcan predispuestas a la pobreza, enfermedades, etc.
La persona debe aceptar sin objeción la desgracia que le depara
su destino de haber nacido maldito (Blank, 1999. 272-273).
En la cultura griega, la maldición se entendía como un
“poder mágico” relacionado con la capacidad de maldecir por
medio de la palabra hablada. Se creía que una vez proferida la
maldición, ésta afectaba al aludido hasta que se agotaba la
fuerza de su efecto. Existían varios tipos de maldiciones en este
contexto, desde la simple ofensa o sospecha, hasta la
proclamación verbal de la maldición.
En la Biblia, es muy variado el número de palabras que se
traducen como maldición, tanto en griego como en hebreo. En
el griego clásico se menciona que hay hombres atrapados bajo
la “ará” (gr. αρά) o maldición. En hebreo la palabra “arur” se
traduce como maldición. Esta procede de la raíz hebraica “arar”

10
(maldecir) que aparece en las maldiciones al final de la Torah 1
(Coenen, 1998. 18).
“Alah” es otra palabra hebrea que se traduce como
maldición o juramento y se refiere a una maldición por
quebrantar un pacto entre dos partes, denotando que la
maldición bíblica es desobediencia al pacto, no se hereda
automáticamente, ni es impuesta arbitrariamente por Dios o
heredada de los padres.

II. LAS MALDICIONES EN LA BIBLIA


1
Torah, palabra judía para los primeros cinco libros de la Biblia.
11
a. Las maldiciones antes de la Ley
Las maldiciones sentenciadas por Dios y sus siervos (antes de la
Ley) fueron a causa de la infracción de la voluntad divina. En la
Biblia, se menciona la maldición, por primera vez a la serpiente
por haber engañado a Adán y Eva:
14
Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste,
maldita serás entre todas las bestias y entre todos los
animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo
comerás todos los días de tu vida (Gn. 3:14).
Esta maldición pronunciada por Dios, fue específica,
mencionando las consecuencias que sufriría la serpiente como
castigo por haber mentido y engañado a Eva y a Adán. Luego a
la mujer y al hombre Dios les advirtió su castigo, pero no se les
mencionó como “malditos”:
16
A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en
tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será
para tu marido, y él se enseñoreará de ti (Gn. 3:16).
Dios le advirtió a la mujer que sus dolores aumentarían durante
su embarazo, “multiplicaré en gran manera los dolores en tus
preñeces”. Al señalar que multiplicaría los dolores de parto
implica que ya existían, era un asunto natural en la mujer, pero
fueron agravados a causa del pecado. La segunda maldición fue
para la tierra, que produciría espinos y cardos a causa del
pecado de Adán y Eva:
17
Maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de
ella todos los días de tu vida. 18 Espinos y cardos te
producirá, y comerás plantas del campo (Gn. 3:17b-18).
Al principio, la primera pareja vivía en un jardín maravilloso
preparado por Dios para su deleite y comodidad (Gn. 2: 8), pero
a causa del pecado fueron echados fuera, para labrar la tierra
con el sudor de su frente. Una tierra que se había tornado
áspera a causa del pecado.
La creación entera aún sufre las consecuencias de la
corrupción del planeta tierra y anhela la libertad plena de tanto
dolor que existe en el mundo a causa del pecado. Aguardando

12
por el retorno de Cristo, quien establecerá un nuevo orden en
toda la creación (Ro. 8:19-22).
Dios le advirtió a Adán, que el día que comiera del árbol
prohibido moriría a causa de su desobediencia:
17
Mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás;
porque el día que de él comieres, ciertamente morirás (Gn.
2:17).
Apegados al contexto bíblico, una de las consecuencias
evidentes del pecado de Adán fue la introducción de la muerte
en la raza humana (Ro. 5:12. Cp. Fee, 1994. 912), no una
maldición de la Ley (la Ley se dio siglos después). Si bien, el
pecado de Adán afectó a toda la humanidad, eso no implica que
toda consecuencia del pecado sea producto de una maldición
de la Ley, remitida a pecados ancestrales. Si a esta muerte
espiritual (transmitida por la naturaleza adámica caída a la
humanidad)2 se le quiere llamar maldición (por tradición), hay
que reconocer que no es una maldición de la Ley, como la que
Dios advirtió a los desobedientes bajo el antiguo Pacto.
Dios entró en un Pacto de vida con Israel, que advertía una
visita generacional a los que abandonaban la Ley y a sus
descendientes que continuaban en pecado; pero la muerte
como un estigma humano, ya existía en el mundo (Ro. 5:13).
Adán no transmitió maldiciones generacionales basadas en la
Ley, porque la Ley fue revelada posteriormente a su pecado.
____________________________________________________
2
Raúl Zaldívar, referente a la naturaleza humana comenta: “Dios
creó la naturaleza humana antes de la caída (No corrupta) la cual
reflejaba la imagen y la semejanza de Dios. En su significado
secundario (Caída) el termino naturaleza designa la perversión de la
naturaleza, con sus impías disposiciones, las cuales fueron
engendradas por la caída”. Zaldívar, Raúl. “La Doctrina de la
Santidad”. Ed. Clie, Barcelona, 2001. p. 70. Esa naturaleza corrupta
producto de la caída a la que usualmente se le llama naturaleza
pecaminosa o pecado original, es la parte mala que Adán le trasmitió a
la humanidad, pero eso no significa que Dios creó al ser humano,
como pecador en su naturaleza humana original, la cual fue creada a
imagen de Dios (Gn. 1:26).

13
 Es curioso que, aunque el pecado tuvo consecuencias
funestas sobre el hombre y la mujer, a quienes Dios creó a
su imagen y semejanza, no los mencionó como “malditos”,
así como hizo con la serpiente y con la tierra (Gn. 3:14. 17).
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b. La maldición de Canaán
En las maldiciones pronunciadas por hombres de Dios en la
Biblia, antes que la Ley fuese revelada, usualmente se especifica
en qué consistían y como afectarían a los aludidos. Este hecho
sirve para compararlas con las maldiciones escritas
posteriormente en la Ley.
Al comparar la maldición pronunciada por Noé contra su
hijo se puede comprobar que los hombres de Dios (antes de la
Ley) fueron inspirados por Dios para pronunciar dichos juicios
contra el pecado, ya que sus palabras encuentran respaldo
posteriormente en la Ley. La primera mención en la Biblia de
una maldición proferida de una persona a otra, fue cuando Noé
maldijo a su hijo Cam (padre de Canaán) por deshonrarlo:
22
Y Cam, padre de Canaán, vio la desnudez de su padre, y lo
dijo a sus dos hermanos que estaban afuera. 24 Y despertó
Noé de su embriaguez, y supo lo que le había hecho su hijo
más joven, 25 y dijo: Maldito sea Canaán; siervo de siervos
será a sus hermanos (Gn. 9:22, 24-25).
Noé tenía comunión con Dios y a pesar de no existir la Ley, de
alguna manera Dios le hizo entender que aquel acto de su hijo
merecía el castigo divino3. Posteriormente, la Ley confirmaría
que la maldición proferida por Noé estaba fundada en la
palabra de Dios y no fue un arrebato de ira provocado por las
palabras de un padre enfadado.
La Ley dada a Moisés (después de Noé), confirma que Dios
condena con una maldición al hijo que deshonra al padre:
3
Canaán reflejó la maldad de su corazón, por eso Dios le advirtió
un severo castigo. Es obvia la perversión posterior de los cananeos (Dt.
18: 9-14). Según comentaristas, el acto de Canaán pudo incluir más
que observar a su padre desnudo, ver la desnudez es un eufemismo
referido aquí a relaciones sexuales en la Biblia (Cp., Lv. 20:17).
14
16
Maldito el que deshonrare a su padre o a su madre (Dt.
27:16).
De inicio se puede afirmar que el concepto de maldición bíblica
no era causado por simples palabras mágicas o por ira contra su
prójimo. La maldición era un juicio divino a causa del pecado.
Noé como profeta de Dios, le advirtió a Canaán que sería
esclavo de sus hermanos:
25
Y dijo: Maldito sea Canaán4; siervo de siervos será a sus
hermanos (Gn. 9:25).
Noé no maldijo a su hijo por el conocimiento de la Ley (no
existía aún). Esta palabra de maldición fue una profecía que
predijo anticipadamente la inclinación maligna de Canaán al
pecado y el posterior juicio que cosecharía por su maldad.
Noé estaba bajo inspiración divina, no maldijo por voluntad
propia, este era un juicio divino a causa del pecado. Dios no
condena injustamente al ser humano por simples palabras.
Esta maldición no podía ser un juicio prejuiciado o una
discriminación étnica5. Pero Dios conoce el futuro y puede
predecir el camino que elegirá cada ser humano y lo que
acontecerá en el transcurso de su vida 6. La posterior conducta
4
El escritor cambia el nombre de Cam (v. 22) por Canaán, quizás
aludiendo a la perversión posterior de los cananeos. Ver nota anterior.
Cp., Comentario de la Biblia De Estudio, NIV. SBI, 1999. p. 22.
5
Comentario Bíblico Mundo Hispano. Génesis. Ed. Mundo
Hispano, USA, 2004. pp. 80-81.
6
Dios lo sabe todo (omnisciente) y aunque no condena
injustamente, en Su presciencia, sabe el camino que cada ser humano
elegirá por voluntad propia. En ese sentido, Él puede revelar el futuro.
Dios le mostró a Abraham que su descendencia sería esclava en Egipto
y regresarían a su tierra, cerca de cuatrocientos años antes que todo
sucediera (Gn. 15:13). Lacueva, comenta referente a la presciencia
divina: “Si se estudia la palabra de Dios en todo su contexto, vemos
que la providencia: Supone una presciencia eficaz del futuro. Nada
puede tomar a Dios por sorpresa, ni siquiera el mal. Dios lo prevé,
pero de ordinario, no impide el mal físico, porque no quiere violar las
leyes generales de la naturaleza, ni el mal moral, porque ha decidido
respetar el libre albedrío del ser humano; sin embargo, siempre sabe
sacar bienes de los males (Gn. 50: 20; Ro. 8:28)”. Lacueva, Francisco.
15
pecaminosa de Canaán, afloró a través de este acto donde
deshonra a su padre, develando de antemano su inclinación al
pecado (los cananitas fueron destruidos después por Israel a
causa de sus abominaciones, Dt. 18:9-14).
Desde la perspectiva bíblica solo Dios puede maldecir. Dios
le dijo a Abraham que bendeciría a los que le bendijeran y
maldeciría a los que le maldijeran (Gn. 12:3). Abraham no
podía maldecir de sí mismo, era Dios quien haría el justo juicio.
En la Biblia, las maldiciones sólo tienen efecto cuando están
fundadas en el quebrantamiento de las leyes divinas. No se
producen por un simple deseo humano.

III. SOLO DIOS TIENE POTESTAD DE MALDECIR

Todo pecado cometido acarrea consecuencias en quien lo


practica. En ciertos casos del AT el pecado provocó que
Diccionario Teológico Ilustrado (ampliado por Alfonso Ropero). Ed.
Clie, Barcelona, 2001. p. 237.
16
individuos o familias enteras sufrieran enormes castigos,
pérdidas y hasta la muerte por su pecado. Existe el peligro de
interpretar estas consecuencias del pecado como maldiciones
heredadas de los padres.

a. Balaam: La maldición no procede


Un clásico ejemplo bíblico de maldición es de Balac, rey de
Moab, quien buscó al profeta Balaam para que maldijera al
pueblo de Israel a fin de derrotarlo. Balac dijo:
5
Un pueblo ha salido de Egipto, y he aquí cubre la faz de la
tierra, y habita delante de mí. 6 Ven pues, ahora, te ruego,
maldíceme este pueblo, porque es más fuerte que yo; quizá
yo pueda herirlo y echarlo de la tierra; pues yo sé que el que
tú bendigas será bendito, y el que tú maldigas será maldito
(Nm. 22:5b-6).
No existía razón, más que el odio del rey Barac, para que
Balaam maldijera a Israel. Por eso Dios no lo permitió:
12
Entonces dijo Dios a Balaam: No vayas con ellos, ni
maldigas al pueblo, porque bendito es (Nm. 22:12).
Israel estaba bajo la protección divina a causa del Pacto que
habían concertado con Dios. La maldición en la Ley era
consecuencia de la desobediencia, solo cuando Israel
desobedecía sufría las consecuencias de ese juicio advertido (Dt.
28:15:68). En este caso no es Dios quien quiere castigar a Israel,
es el rey Balac que quiere obligar al profeta a maldecir a Israel.
En el contexto bíblico, nadie puede maldecir de su propia
voluntad, ni los ángeles, ni los ministros, solo Dios posee tal
potestad. Balaam no pudo maldecir a Israel a su antojo, solo
podía hacerlo por venia divina. Cada vez que Balaám se disponía
maldecir a Israel, Dios tornaba la maldición en bendición (Nh.
13:2) y aunque lo hubiese hecho no hubiese tenido efecto
alguno por causa del pacto que Israel había establecido con
Dios.
En el AT Dios no obró maldiciones proferidas por antojos
humanos, sin fundamento en la Ley. Cuando Goliat lanzó
fuertes palabras de maldición sobre David y su Dios, no
surgieron efecto, porque no estaban fundadas en la Ley, sino en

17
el odio humano, juicios injustos, y pleitos contra Dios (1 S.
17:43).
Mientras el rey Saúl dirigía su ejército, ignorantemente, hizo
un juramento que puso bajo maldición a quien comiera durante
una batalla, su hijo comió, pero fue librado de morir por el
pueblo. Dios no reclamó su muerte porque dicho juicio estaba
fundado en una maldición injustificada, producto de unas
palabras apresuradas y no en la Ley de Dios (1 S. 14:24-46).
Las maldiciones de la Ley estaban remitidas al
incumplimiento de la Ley. Fueron advertidas como
consecuencias a los desobedientes del Pacto:
15
Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios,
para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus
estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas
estas maldiciones, y te alcanzarán (Dt. 28:15). Ver,
Deuteronomio 28:15-68.
____________________________________________________
 “Nadie puede maldecir de sí mismo, ni los ángeles, ni los
ministros, solo Dios posee tal potestad’’.
____________________________________________________

b. Simei: Maldiciones sin fundamento


David sufrió un período de profunda crisis, a causa de la
rebelión de su hijo Absalón contra su reino. David abandonó
Jerusalén avergonzado y humillado ante los ojos del pueblo.
Cuando David iba cansado del camino y emocionalmente
destruido, Simei (un familiar de Saúl, el rey anterior) maldijo a
David con palabras violentas, acusándole de asesino:
7
Y decía Simei, maldiciéndole: ¡Fuera, fuera, hombre
sanguinario, y perverso! (2 S. 16:7). Ver, 2 S. 16: 5-13.
Las maldiciones de Simei contra David eran producto de su
ambición al poder y envidia contra David; porque el reino de
Israel, ya no le pertenecía a su familia. Las acusaciones de Simei
contra David eran falsas, porque Saúl fue quien (sin causa)
levantó guerra contra David, quien muchas veces le perdonó la
vida, aunque tuvo la oportunidad de matarle (1 S. 24: 4-6).

18
Cuando David regresaba nuevamente a Jerusalén para
retomar el reino, Simei, temiendo por su vida, le pidió perdón a
David por sus ofensas y él le perdonó (2 S. 19:18-23).
Salomón (hijo de David) se encargó después de hacer
justicia en este caso (1 R. 2:8-9). Simei murió a causa de su
maldad, cayendo en su propia trampa (1 R. 2:36-46). David y
Salomón no sufrieron ninguna consecuencia, a causa de las
palabras de maldición de Simei. Al contrario, la bendición de
Dios estuvo sobre David y su casa como expresó Salomón:
44
Dijo además el rey (Salomón) a Simei: Tú sabes todo el
mal, el cual tu corazón bien sabe, que cometiste contra mi
padre David; Jehová, pues, ha hecho volver el mal sobre tu
cabeza. 45 Y el rey Salomón será bendito, y el trono de David
será firme perpetuamente delante de Jehová (1 R. 2: 44-45).
Dios cambió las maldiciones lanzadas por Simei contra David
por bendiciones y la maldición la recibió Simei, porque la
maldición bíblica no afecta a los fieles, sino a los desobedientes.
____________________________________________________
 La maldición bíblica no afecta a los fieles, sino a los
desobedientes.
____________________________________________________

c. Eliseo: La palabra de Dios en la boca del profeta


Después que Elías ascendió al cielo, el Espíritu de Dios vino
sobre Eliseo con una unción poderosa (2 R. 2). Cierto día,
mientras Eliseo subía a la ciudad de Bet-el, unos jóvenes se
burlaron de su calvicie. Eliseo, los maldijo y de inmediato
muchos fueron devorados por unos osos:
24
Y mirando él atrás, los vio, y los maldijo en el nombre de
Jehová. Y salieron dos osos del monte, y despedazaron de
ellos a cuarenta y dos muchachos (2 R. 2: 24).
En esta ocasión la palabra de Dios hizo efecto, porque fue usada
por un hombre de Dios que conocía la Ley. Sin el previo
conocimiento de la ley de Dios, nadie podía advertir una palabra
de juicio o maldecir en el marco del AT 7. La palabra de maldición
7
En contraste con ésta maldición de Eliseo y el fuego que
derramó Dios a causa del clamor de Elías contra los baales en el AT (1
19
que envió Eliseo, no fue una maldición generacional, fue un
juicio inmediato. La Ley prohibía hacer burla de una persona a
causa de sus discapacidades:
14
No maldecirás al sordo, y delante del ciego no pondrás
tropiezo, sino que tendrás temor de Jehová tu Dios. Yo
Jehová (Lv. 19:14).
Este juicio no fue provocado por el puro enojo del profeta,
Eliseo estaba bajo la unción divina. Es posible que los jóvenes
hayan hecho afrenta al Espíritu de Dios, al ridiculizar a Eliseo
como el simple servidor de Elías y no como su real sucesor. Por
eso lo severo del juicio. La acción de estos jóvenes solo reveló
su vida pecaminosa, que les produjo maldición por causa de su
maldad.

IV. JUICIOS DIVINOS CONTRA EL PECADO

a. El juicio de los Amalecitas

R. 18: 20-40); en el Nuevo Testamento, Jesús rechazó la petición de


Jacobo y Juan de derramar fuego sobre una aldea samaritana que
rechazó a Cristo (Lc. 9: 51-56). Esto muestra que la Gracia de Cristo le
brinda oportunidad de arrepentimiento al pecador; mientras que, en
la Ley, debía morir irremisiblemente por su pecado (Hb. 10: 28).
20
Cuando Dios liberó a Israel de la esclavitud egipcia y les guio
rumbo a la tierra de la promesa, los amalecitas 8 les negaron el
paso por su tierra e hicieron guerra contra ellos sin razón.
Israel no representaba amenaza para los amalecitas; éstos
deseaban pasar el territorio en condición de paz. Además, Israel
venía cansado, huyendo de Faraón y su paso por aquel territorio
era de trámite. Pero los amalecitas, sin piedad alguna, atacaron
por la retaguardia al campamento judío y mataron a las
personas más débiles y cansadas del pueblo (Dt. 25:17).
Es posible que hayan sido los ancianos, niños y las mujeres.
Por ensañarse (sin causa) contra un pueblo indefenso, Dios
prometió que haría justicia por los crímenes de Amalec contra
Israel y advirtió que borraría su memoria de la faz de la tierra 9:
14
Y Jehová dijo a Moisés: Escribe esto para memoria en un
libro, y di a Josué que raeré del todo la memoria de Amalec
de debajo del cielo (Éx. 17:14).
Dios destruyó con la espada de Israel a los pueblos que les
aborrecían. Posteriormente, en la Ley, la visita generacional
establecía que Dios visitaría la tercera y cuarta generación 10 de
8
Amalecitas, descendientes de Amalec, nieto de Esaú, nieto de
Abraham, quienes formaron un pueblo nómada del Sinaí y del Neguev.
9
Dios juzgó a los amalecitas con un juicio parecido a la Ley del
herem, pero no conforme a la visita generacional, ya que esta fue
advertida a Israel; no a los pecadores. En la Ley, quien cometía un
delito debía pagarlo con el mismo daño que provocaba (Éx. 21: 23-
25). El plan del pueblo de Amalec fue destruir a Israel y Dios les aplicó
el mismo juicio (Dios le prometió a Abraham que maldeciría a quienes
le maldijeran, Gn. 12:3). El juicio contra Amalec no era injusto, ni
generacional, porque fue cumplido en un período específico a causa
del pecado de este pueblo, por su falta de arrepentimiento.
10
Es probable que la advertencia de juicio divino no se remita a la
tercera y cuarta generación, más bien alude a que los juicios divinos
se extenderían a las subsiguientes generaciones de pecadores que
abandonaran el Pacto. Este juicio es un llamado a no apartarse del
pacto divino que Israel había concertado con Dios; que contrasta con
la bendición que Dios había prometido a las siguientes generaciones
de los que obedecieran la Ley (Ex. 20:6). Significa que Dios castigaría a
quienes pecaran y a sus descendientes que no se arrepintieran,
21
los que le aborrecen. Los amalecitas estaban bajo el juicio divino
por su pecado, porque aborrecían a Dios:
16
Y dijo: Por cuanto la mano de Amalec se levantó contra el
trono de Jehová, Jehová tendrá guerra con Amalec de
generación en generación11 (Éx. 17:16).
En la antigüedad, había una guerra entre los dioses y Amalec
subestimó y retó al verdadero Dios, en nombre de sus dioses 12.
Amalec, “se levantó contra el trono de Jehová”, en un reto
abierto contra el Dios de Israel.
Dios les dio muchos años a los amalecitas para que se
arrepintieran de su pecado, pero no lo hicieron. Dios conoce el
futuro y sabía que Amalec persistiría en su pecado, por eso
advirtió un juicio anticipado. El paso de Israel por la tierra de
Amalec sacó a la luz el pecado, en el que los amalecitas
perseveraron. Dios es justo y si se hubiesen arrepentido les
habría perdonado.
Muchos pueblos y personas en el marco de la historia
bíblica pudieron ser erradicados por Dios a causa del pecado
que les rodeaba, pero Dios hizo una diferencia marcada entre el
justo y el pecador13. Por ejemplo, Noé y su familia fueron salvos
a causa de su justicia (Fe, Hb. 11:7) mientras vivían en medio de
una generación perversa (Gn. 7).
El justo Lot fue rescatado del juicio que Dios envió sobre las
ciudades malvadas de Sodoma y Gomorra (Gn. 19; 2 P. 2:8). La
ciudad de Nínive estaba bajo el juicio divino a causa de su
pecado, pero fue perdonada por Dios porque se arrepintieron a

persistiendo en el pecado. También bendeciría a los que obedecieran


la Ley y a los descendientes que permanecieran en ella.
11
Aunque el verso señala, guerra de generación en generación,
por el contexto de este verso (dos versos anteriores) se entiende que
la orden de Dios era erradicar la memoria de Amalec como pueblo, a
causa de su pecado y no una simple guerra generacional.
12
Guerra de los dioses, eso no implica que Dios considerara
dioses a los ídolos paganos, pero las naciones pecadoras hacían guerra
en nombre de sus dioses a quienes les atribuían sus victorias.
13
Ver, Malaquías 3:16-18.
22
tiempo de sus pecados ante la advertencia divina de
destrucción (Jonás 3).
El castigo contra Amalec fue justo. Los pecadores quedan
bajo la maldición divina, a causa de sus propios pecados. La
maldición no es para los hijos de Dios, es para los pecadores.

b. El juicio de Elí y sus hijos


El sumo sacerdocio israelita fue asignado perpetuamente a
Aarón y a su descendencia14:
8
Dijo más Jehová a Aarón: He aquí yo te he dado también el
cuidado de mis ofrendas; todas las cosas consagradas de los
hijos de Israel te he dado por razón de la unción, y a tus
hijos, por estatuto perpetuo (Nm. 18:8).
Elí fue sucesor del sacerdocio aarónico, antes de establecerse la
monarquía israelita; pero sus hijos fueron perversos y
corrompieron el oficio sacerdotal:
12
Los hijos de Elí eran hombres impíos, y no tenían
conocimiento de Jehová (1 S. 2:12).
A causa de su pecado, Dios le quitó el sacerdocio a Elí y a sus
hijos y lo cedió al joven Samuel (de otra familia levítica, 1 Cr.
6:33-34), a pesar de que la promesa había sido hecha a la
descendencia de Aarón:
30
Por tanto, Jehová el Dios de Israel dice: Yo había dicho que
tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí
perpetuamente; mas ahora ha dicho Jehová: Nunca yo tal
haga, porque yo honraré a los que me honran, y los que me
desprecian serán tenidos en poco (1 S. 2:30).
Dios les había dado el sacerdocio a Aarón y a su des23cendencia
para siempre, pero ese privilegio tenía sus deberes. Dios exige
obediencia para cumplir con sus promesas. El servicio
sacerdotal demandaba una vida de santidad 15, requisito que no

14
Aarón y sus hijos fueron escogidos por Dios para servir como
sacerdotes en el templo (inicialmente tabernáculo). También el resto
de la tribu de Leví (a la que pertenecía Aarón), fue escogida para
ayudar en los sacrificios sacerdotales (Nm. 18:1-8).
15
Ver, Éxodo 28:36, 39:30.
23
cumplió la familia de Elí, por eso en un mismo día murió Elí, por
tolerar el pecado y sus dos hijos por su perversión (1 S. 4:17-18).
El relato de Elí y sus hijos es un ejemplo claro de la justicia
individual de Dios, quien juzga a cada ser humano por su propio
pecado; ni la promesa sacerdotal hecha a Aarón, ni la justicia de
sus ancestros libró a Elí y a sus hijos del justo juicio divino.
El juicio contra los hijos de Elí no fue fundado en alguna
maldición ancestral (fue un juicio inmediato), sino en el justo
juicio de Dios para apartar la corrupción del ministerio
sacerdotal en Israel. En contraste con el caso de Elí, los hijos del
profeta Samuel, también se pervirtieron como jueces, pero Dios
no destruyó a Samuel porque él fue un hombre recto delante de
Dios (1 S. 8:1-5). La diferencia fue que Elí, toleró el pecado de
sus hijos, aun siendo advertido acerca de su perversión y no
tomó acciones concretas para separarlos del sacerdocio.

c. Consecuencias del pecado de David


El rey David pecó contra Dios cometiendo adulterio con Betsabé
esposa de Urías, a quien también le fraguó un plan para darle
muerte. Dios le advirtió a David que ese pecado tendría
consecuencias:
10
Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la
espada, por cuanto me menospreciaste, y tomaste la mujer
de Urías heteo para que fuese tu mujer (2 S. 12:10).
La Ley penalizaba un delito aplicando el mismo daño que
causaba el agresor. Tanto el adulterio (Lv. 20:10), como el
asesinato (Éx. 21:12), eran castigados con la muerte bajo la Ley.
David cometió ambos pecados de muerte, pero Dios lo exoneró,
porque se arrepintió (2 S. 12:13).
Es evidente en la Biblia que David se arrepintió de todo corazón
por su pecado y Dios le perdonó la vida 16. Pero, Dios le advirtió
que la muerte rodearía su reino y que ésta se levantaría en su
propia casa. Sin embargo, la rebelión de Absalón, hijo de David,
16
Originalmente, el Salmo 51 lleva una leyenda en su título:
“Salmo de David, cuando después que se llegó a Betsabé, vino a él
Natán el profeta”. El Salmo, es revelador del arrepentimiento genuino
de David. La Santa Biblia. Miami, Ed. Vida, 1987.
24
contra su reino (2 S. 15 y 18), no debe establecerse como
ejemplo de un castigo generacional injusto. Absalón murió a
consecuencia de sus crímenes y ambición de poder, no por una
maldición generacional, pues su padre David fue perdonado de
su pecado.
A Salomón tampoco le afectó algún pecado generacional de
su padre David y siendo el hijo que nació del pecado de
adulterio, tuvo uno de los reinos más bendecidos, pacíficos y
estables de Israel.
Absalón cosechó las consecuencias de su propio pecado y
Salomón los éxitos de su buena elección. Tanto Absalón como
Salomón son hijos de un mismo padre que pecó, pero la
elección individual marco la diferencia al final. Esto descarta una
herencia pecaminosa en la Biblia. Si ese fuera el caso todos los
hijos de David, sin excepción, debieron tener una vida maldita.
La idea de un juicio generacional implica que el castigo se
perpetúe y afecte a las futuras generaciones, pero el juicio del
pecado de David, fue en vida de éste y no después de su
muerte. La posteridad de David fue tan bendecida que de esa
línea genealógica descendió el Mesías (Mt. 1:1-17).
Desde la perspectiva divina no existe un pecado heredado
de los padres, cada cual sufre las consecuencias de su propio
pecado, lo que la Ley advierte es que Dios castiga a los que
continúan en las prácticas pecaminosas de sus padres. Es una
consecuencia obvia de su propia elección de pecar, pues ni sus
padres, ni nadie más le obligan, teniendo la oportunidad de
renunciar voluntariamente al pecado.

____________________________________________________
 Los juicios de Dios son individuales y tanto las bendiciones
prometidas, como las maldiciones advertidas en la Ley, son
un llamado a permanecer fiel a Dios y a alejarse del
pecado.
____________________________________________________

d. La lepra de Giezi

25
Naamán un general del ejército de Siria padecía de lepra, este
aconsejado por una esclava judía buscó ayuda de Jehová en
Israel para sanarse. El general trajo consigo presentes de mucho
valor para recompensar a Eliseo, a fin de que orara por él para
sanar de su enfermedad (2 R. 5). El profeta rehusó aceptar
obsequios, solamente le mando lavarse siete veces en el río
Jordán para que fuera sano.
El general obedeció a regañadientes, pero fue sanado de su
lepra. Eliseo tenía un criado llamado Giezi, quien, tentado por la
avaricia, siguió tras Naamán para pedirle presentes en nombre
de Eliseo, sin que este último supiera. Pero el Espíritu de Dios se
lo reveló al profeta Eliseo y confrontó a Giezi advirtiéndole que
la lepra de Naamán pasaría a él y a su familia para siempre por
su pecado: 27 Por tanto, la lepra de Naamán se te pegará a ti a
tu descendencia para siempre (2 R. 5: 27a).
Esta palabra de Dios dada por el profeta Eliseo fue un juicio
específico que aplicaba a la vida de Giezi y a su familia, pero no
estaba fundada en un castigo generacional; y es evidente
porque la Ley prohíbe condenar a los hijos por el pecado de los
padres (Dt. 24:16).
La lepra es una enfermedad contagiosa y era de esperar que
afectara toda la familia, pero no obligaba a los descendientes de
Naamán a heredar el pecado de su padre. El estigma físico no
impedía que los hijos de Naamán alcanzaran la vida o invocaran
a Dios para ser sanados.
Ezequías invocó a Dios, cuando el profeta Isaías por palabra
de Jehová había determinado que moriría y Dios le prolongó la
vida por quince años más (2 R. 20:1-11). El rey Acab se humilló
ante Dios cuando se le advirtió juicio de muerte por su pecado y
Dios le perdonó, advirtiéndole que estos juicios se llevarían a
cabo posteriormente en su hijo (1 R. 21:17-29), no como una
maldición generacional, sino porque Dios conocía las
inclinaciones pecaminosas del hijo de Acab (el futuro rey) de
quien la Biblia señala que se dio al pecado de su padre y de
Jezabel su madre (1 R. 22:51-53).
Dios es soberano y en este juicio, Giezi debió cargar el
estigma de su avaricia. La mentira que fraguó en lo oculto, se

26
tornó en una vergüenza pública para él y su familia, como
evidencia de que Dios no puede ser burlado. Pero, es meritorio
aclarar que el estigma físico de la lepra de Giezi, no era un
pecado heredado, pues la enfermedad no condenaba el alma de
sus descendientes17.
El problema de Giezi era de carácter espiritual, debido a su
infidelidad y eso no se hereda. El pecado tiene consecuencias
obvias, pero la lepra no les quitaba a los descendientes de Giezi
la oportunidad de vivir una vida agradable a Dios y de clamar
incluso por sanidad (Éx. 15:26).
Dos aspectos relevantes en torno a las maldiciones y las
bendiciones de la Ley son: a) Las bendiciones de Dios fueron
prometidas a los fieles al pacto (Dt. 28:1-14). b) Las maldiciones
son advertidas a los desobedientes de la Ley (Dt. 28:15-68). En
ese sentido, Giezi quebrantó la Ley al codiciar, mentir y engañar
(Ex. 20:17; Lv. 19:11), develando que su condición espiritual no
era agradable a Dios y estaba expuesto a la maldición de la Ley.
Esta verdad también confirma que los hijos de Dios, que
viven de acuerdo a su Palabra, no pueden estar bajo maldición,
solo los pecadores. Giezi quebrantó la Ley y demostró a través
de sus mentiras, el pecado que anidaba en su corazón (Mr.
7:21). Este caso no se puede considerar como el de un hijo de
Dios puesto bajo maldición, porque el hijo obedece y Giezi no
obedecía. La Biblia señala que aun los demonios creen y
tiemblan ante Dios, pero no le obedecen (Stg. 2:19).
Según el contexto de la Ley, quienes permanecían bajo el
pacto divino no podían estar bajo sus juicios (maldición); si no
quienes lo abandonaban18. Los hijos de Dios (cristianos) no
pueden estar bajo maldición, están bajo la bendición divina, si
permanecen fieles a Dios.

17
Jesús ilustró muy bien el hecho de que una enfermedad no hace
por sí misma, maldito ni pecaminoso al ser humano. Lázaro fue un
hombre lleno de llagas, pero en medio de su enfermedad invocó a
Dios y se salvó (Mt. 16: 19-25). Mostrando que la enfermedad no
condena ante Dios; sino la falta de arrepentimiento del pecado.
18
Ver, Éxodo 20:5.
27
Capítulo – 2 –

EL ANTIGUO TESTAMENTO Y LAS MALDICIONES


____________________________________________________

I. LAS MALDICIONES EN EL PERÍODO DE LA LEY

a. El propósito de la Ley
Una de las preocupaciones comunes de los intérpretes de la
Biblia, es la manera en que el cristiano entiende la transición de

28
la Ley a la Gracia. La incomprensión acerca de la aplicación de la
Ley, en el contexto de la Gracia, puede causar enormes errores
de interpretación bíblica, como lo expresa el Dr. Rodolfo Blank,
en la introducción a su comentario del Evangelio de Juan: “La
falta de conocimiento para hacer una clara distinción entre la
Ley y las buenas nuevas (Gracia) puede conducir al intérprete
por un camino equivocado, distorsionar el mensaje de San
Juan (o los evangelios) y utilizarlo para promulgar ideas y
prácticas heréticas” (Blank, 1999. 6).
Estas expresiones son acertadas, si el lector lee literalmente
la Biblia sin entender su contexto histórico y sin comprender la
diferencia entre la Ley y la Gracia; puede caer en extremos
nocivos para la fe cristiana. Aunque el AT establece
consecuencias para los que quebrantaban la Ley, éstas eran el
resultado de despreciar la bendición de Dios y no una maldición
arbitraria resultado de un capricho divino ejecutado por la Ley.
Un semáforo en la calle con su luz roja encendida, advierte
que se debe frenar el auto y no continuar en la marcha, hasta
que cambie a color verde. La luz roja no está puesta como una
trampa para que el ciudadano común la rebase y se accidente,
tampoco para que se cometan infracciones a la ley a fin de que
hayan sancionados. Originalmente, la idea es la prevención,
para garantizar un orden en el que todos sean beneficiados y
tengan seguridad en las calles. De igual manera, el propósito de
la Ley era advertir el peligro del pecado, para que el pueblo no
se apartara de Dios, no para condenarles o maldecirles.
En la actualidad, cuando una familia en circunstancias normales,
establece normas correctivas para sus hijos, no lo hace
pensando en favorecer o humillar a un hijo en particular. Lo que
se pretende es proteger a todos por igual y hacer justicia a
cualquiera que sufra agravio, creando un estado de derecho con
igualdad para todos.
Dios quería que, a través de la Ley, en Israel imperara la
justicia y la misericordia que Él mismo les había mostrado
sacándoles de la esclavitud egipcia 19. La Ley fue dada para
19
Jesús reclamó constantemente a los judíos su falta de amor y
misericordia y el énfasis marcado en la justificación por medio de los
29
bendecir y proteger al pueblo, no para condenarles; por eso
advertía el peligro del pecado, a fin de que no se aparataran de
Dios, pues eso les garantizaba su bendición.
La Ley divina no se dio para ensañarse contra el pueblo a
quien Dios mismo mostró tanto amor. La Ley trata de evitar las
consecuencias del pecado, al crear conciencia del peligro por el
mandamiento a fin de evitar el castigo, no para que el individuo
se provocara a desobedecerla (Dios no tienta a nadie, Stg. 1:13).
Creer que La Ley era únicamente un elemento de castigo
ensañador contra el malo y no una advertencia para
mantenerse bajo la bendición de Dios, es desvirtuar el
verdadero espíritu de la Ley divina. Los mandamientos de la Ley
son preventivos; se dieron con la obvia intención de no
quebrantarla para mantener la bendición divina y evitar el
castigo advertido a quienes voluntariamente abandonaban el
Pacto para seguir vanidades20.

sacrificios. Era más fácil deshacerse de una ofensa sacrificando


animales, que perdonar y amar al prójimo. Jesús les exhortó amar (Mt.
9:13, 12:7, 23:23).
20
Los castigos de la Ley, se aplicaban porque existía un
conocimiento previo de ésta, no era injusta porque advertía el peligro.
En el comentario de Carlos Valle a la Misná, en cuanto al exterminio
de la Ley, explica tres elementos importantes de estos juicios:
1. La pena (de muerte) sin embargo, sólo tenía lugar cuando la
prevaricación había sido realizada con premeditación. Si había existido
previamente una advertencia y cometió la prevaricación, a pesar de
eso, ante testigos, se le podía aplicar al prevaricador en unos casos la
pena de muerte, en otros la flagelación. Nt. La pena de muerte se
aplicaba solo cuando la persona era consciente de la advertencia y
había dos o más testigos.
2. El exterminio era considerado como pena cuya ejecución
competía a la divinidad. Nt. Solo Dios tiene autoridad de quitar la vida
y por eso debía estar basado en su Ley.
3. En caso de que la prevaricación fuese realizada por
inadvertencia, en lugar del exterminio surgía la obligación en el
prevaricador de ofrecer un sacrificio expiatorio. Nt. La ley no
condenaba inocentes; éstos debían pagar su ofensa con sacrificios de
animales (Del Valle, 2003. 1037).
30
Sería irónico pensar que un Dios justo haya dicho, “no matarás”
para que el hombre se sienta tentado a matar; cuando la
intención clara del mandamiento es infundir respeto por la vida
de cada ser humano. Jesús enseñó la intención preventiva de los
mandamientos al señalar: 29 Por tanto, si tu ojo derecho te es
ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se
pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea
echado al infierno (Mt. 5:29).
La intención de Jesús no era recomendar la mutilación de
un miembro del cuerpo como solución al pecado; pues, aunque
alguien se mutilara, el pecado aun permanecería en su corazón.
Lo que Jesús pretende lograr en sus oyentes es una acción
concreta de rechazo al pecado, con el objetivo de evitar la
condenación eterna. Sin duda, nadie querrá perder un miembro
de su cuerpo, prefiriendo hacer la voluntad de Dios.
Los mandamientos que Dios le dio a Israel, no eran una
carga gravosa (Dt. 30:11-14). La maldición resaltó en el relato
bíblico por la continua desobediencia de Israel, no porque la Ley
fuese un tributo a la maldición. Esa idea no afina con el carácter
de un Dios justo y bueno, ni con la intención que da origen a la
Ley (bendecir). Eso no significa que Dios tendría por inocente al
pecador21. Quebrantar la ley de Dios traería maldición para los
desobedientes del pacto, no para los fieles.

____________________________________________________
 El espíritu de la Ley no era punitivo, tenía como objetivo
advertir los peligros del pecado. La Ley no fue revelada
para ensañarse contra el malo; sino para bendecir y hacer
justicia a todos por igual.
____________________________________________________

b. La Ley fue un pacto divino de bendición para Israel


Un pacto entre dos partes, se establece para obtener mutuo
beneficio. En el caso de los pactos bíblicos, Dios es quien
bendice a los seres humanos. El Pacto de Dios con Abraham fue

21
Éxodo 34: 7a
31
establecido para bendecirle a él, su familia y a la humanidad
entera (Gn. 12:1-3, 17:6-7).
Todo pacto tiene dos partes interesadas que gozan de sus
privilegios, si cumplen con sus deberes. Por una parte, en el
Pacto de la Ley Dios compró el derecho sobre un pueblo que
redimió por medio de su poder de la esclavitud egipcia. Dios
ordenó que fueran un pueblo santo en medio de la tierra, para
ser luz al resto de las naciones y dar gloria a Su santo nombre
(Éx. 19:6, Dt. 7:6). Israel es la otra parte interesada de este
pacto de bendición y como beneficiario debía cumplir con la Ley
para mantenerse bajo la bendición de Dios:
16
Porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que
andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus
estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado,
y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para
tomar posesión de ella (Dt. 30:16).
Israel tenía el deber de mantenerse fiel al pacto para ser
bendecidos. La Ley no sería gravosa, sino un deleite 22. Pero la
continua desobediencia de Israel provocó que en los relatos
bíblicos resaltara más la maldición, que la bendición. No
obstante, la Ley en sí misma es santa, justa y buena (Ro. 7:12),
pero el ser humano es malo (Ro. 7:14). Lo que falló fue el ser
humano, no la Ley (Ro. 8:3). En el Pacto de bendición de Dios
con Israel la maldición no era impuesta, cada persona decidía
permanecer en la bendición o elegir la maldición:
15
Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la
muerte y el mal (Dt. 30:15).
Dios quería que el pueblo eligiera la bendición:
16
Porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que
andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus
estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado,
y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para
tomar posesión de ella (Dt. 30:16).
Abandonar el pacto de bendición tenía consecuencias funestas:
22
Cristo también enseñó a sus seguidores que cuando hay buena
disposición en el corazón, el Evangelio tampoco es una carga pesada
(Mt. 11:29-30).
32
24
Más aún, todas las naciones dirán: ¿Por qué hizo esto
Jehová a esta tierra? ¿Qué significa el ardor de esta gran ira?
25
Y responderán: Por cuanto dejaron el pacto de Jehová el
Dios de sus padres, que él concertó con ellos cuando los sacó
de la tierra de Egipto, 27 Por tanto, se encendió la ira de
Jehová contra esta tierra, para traer sobre ella todas las
maldiciones escritas en este libro (Dt. 29:24, 25-27).
Desde la perspectiva bíblica, las maldiciones de la Ley no eran
obradas por un juicio humano o por antojo satánico (aunque
Dios le permitiera a Satanás ejecutar parte de esos castigos)23.
Las maldiciones de la Ley eran causadas por consecuencia de
abandonar el santo Pacto.

OBSERVACIONES ACERCA DE LAS MALDICIONES


EN EL PERIODO DE LA LEY:

 Las maldiciones del AT eran consecuencias que sufrían los


desobedientes de la Ley que voluntariamente abandonaban
el Pacto de bendición que habían concertado con Dios.
 La voluntad de Dios era que el ser humano permaneciera en
bendición y desechara la maldición.
 La maldición no era una imposición divina, ni una trampa de
la Ley, era producto de una mala decisión.
 Las maldiciones prescritas en la Ley eran advertencias para
mantenerse en la bendición divina y alejarse del mal.

23
En un ejemplo bíblico, Jehová había determinado un juicio
contra el perverso rey Acab, y en este episodio, un espíritu de mentira
se ofreció ante Jehová para confundir al rey Acab (Dios se lo permitió)
para cumplir el juicio contra Acab, quien murió en batalla. Ver, 1 R. 22:
17-22. En otros pasajes similares se nota a Satanás y a sus espíritus
pidiendo a Dios permiso para ejecutar juicios, acusar, y probar la fe de
los santos (Ap. 9:11, 12: 10; Job: 1: 6-12; Lc. 22:21).
33
 La maldición bíblica del AT no era obra satánica, ni una
palabra mágica pronunciada por un individuo, era producto
de la desobediencia y establecida por un justo juicio divino.
 Dios es soberano, pero no impone maldiciones. Desde que
la humanidad hace diferencia entre el bien y el mal, a causa
del pecado, puede elegir entre la bendición o la maldición.
 La palabra maldición en la Biblia generalmente se refiere a
las consecuencias de la desobediencia. Implica que las
maldiciones son para los desobedientes, no para los
obedientes.
 La Biblia prohíbe proferir maldiciones contra el prójimo.
Sólo Dios tiene tal potestad.
 La Ley es un Pacto de bendición. La maldición es el
resultado de abandonarla.

II. LA VISITA GENERACIONAL

a. La visita generacional; ¿Maldición o retribución del pecado?


La visita generacional es una sección específica de la Ley que se
refiere a la advertencia de castigo que Dios hizo a quienes
abandonaran el pacto de bendición y a sus descendientes que
persistieran en pecar. Se debe hacer la diferencia entre todas
las maldiciones advertidas en la Ley, que eran específicas a
quien la quebrantaba, y la visita generacional escrita en el
decálogo.
Generalmente, las maldiciones de la Ley son específicas
acerca de las consecuencias que sufrirán los desobedientes. En

34
cambio, en la advertencia de la visita generacional dentro del
decálogo, no se detalla de qué manera Dios haría tal retribución
de castigo a causa del pecado. Esa atribución únicamente le
correspondía a Dios. Lo cierto es que nadie en Israel podía
tomar la justicia en sus propias manos con relación a la visita
generacional mencionada en los diez mandamientos.
La creencia de una maldición o pecado heredado de los
padres hacia los hijos tiene una larga historia en el contexto
bíblico que ahora acecha al cristianismo actual, y que
seguramente se pretenda sustentar en la visita generacional
que Dios advirtió a los desobedientes de la Ley:
5
No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy
Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los
padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de
los que me aborrecen (Ex. 20:5).
En esta visita generacional que Dios advirtió en los diez
mandamientos no se usa la palabra “maldición”, en cambio
señala que Dios visitaría la maldad o castigaría el pecado de
quienes le despreciaran para seguir dioses paganos y a sus
descendientes que persistieran en ese pecar, sin arrepentirse.
Este castigo no podía ser injusto, ya que la misma Ley ordena
que cada quién pagará por su propio pecado, no por los ajenos:
16
Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los
padres; cada uno morirá por su pecado (Dt. 24:16).
La pregunta que surge es la siguiente: ¿Existe alguna
contradicción entre los dos versos anteriores? El primero (Éx.
20:5), señala Dios que visitará la maldad de los desobedientes
que persistieran en pecar y el anterior afirma que la justicia
divina es individual, no condena por herencia.
Petuchowsky, en su comentario, “Lecturas Rabínicas Sobre
los Diez Mandamientos”, recoge la siguiente respuesta a la
aparente contradicción entre estos dos versos:
“A esto se ha respondido diciendo que no existe
contradicción. Un versículo habla de los hijos que continúan
los pecados de sus padres. El otro versículo habla de los que
no siguen las malas acciones de sus padres” (Petuchowsky,
1989. 49-50).

35
Esta aseveración es confirmada por el verso anterior, el cual
señala que Dios visitaría la maldad “de los que le aborrecen”. Es
evidente que Dios no podía inculpar también a los hijos
inocentes y justos que no seguían los pecados de sus padres, en
abierta contradicción a la misma Ley, que decreta: “Los padres
no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno
morirá por su pecado”.
La visita generacional, debe entenderse como una alusión a
los hijos que continuaban en los pecados de sus padres, no a
quienes se apartaban de esos pecados. Douma, en su
comentario a los diez mandamientos explica lo siguiente:
“Esto nos ayuda a darnos cuenta que el castigo y las
bendiciones divinas no son automáticos como si el adagio de
tal padre, tal hijo, (nieto), se aplicara de manera automática
a su forma de vida, de una generación a otra. Sin duda es
verdad, que el mal ejerce gran influencia. Cuando un padre
se aparta del Señor, sin duda es milagroso que su hijo,
encuentre la senda correcta. Es obvio que, bajo la influencia
del padre, se espera que también el hijo se aparte del Señor.
No es accidental que una maldición así, se anexe a este
mandamiento concreto. Si un padre cae en el pecado, esto
no implica necesariamente la ruina de sus descendientes; y si
un padre anda en el camino de los mandamientos del Señor,
esto no garantiza que sus hijos lo harán” (Douma, 2000. 75-
76).
Es de esperar que un padre con su mal ejemplo, incline el
corazón de sus hijos a la maldad. Al expresar que Dios visitaría la
maldad, “de los que le aborrecen”, no incluye a los hijos
obedientes. Es una clara advertencia para que los hijos no sigan
los malos caminos de sus padres y esa misma expresión (los que
me aborrecen) implica que Dios no castiga a los obedientes por
pecados de sus padres.
No es compulsorio que un hijo siga los caminos de su padre
(buenos o malos). La justicia divina fundada en la Ley, es de
aplicación individual, no generacional (Dt. 24:16). Esto significa
que Dios castigaría a quienes continuaban en las prácticas
pecaminosas de sus padres, no a quienes rechazaban el pecado.

36
Para reforzar estos comentarios con evidencia bíblica, basta
resaltar algunos ejemplos. Tal es el caso del piadoso rey Josafat,
quien tuvo un hijo impío (Jorán, 1 R. 22:43). A Josías, uno de los
reyes más temerosos de Dios, le sucedieron en el reino tres
hijos y un nieto impíos (1 R. 22 y 23). En estos casos los hijos no
siguieron los buenos ejemplos de sus padres.
Por otro lado, al rey impío de Judá, Acaz (quien hizo pasar
su hijo por fuego en sacrificio a los dioses paganos de Canaán y
que le dio las espaldas a Jehová, 2 R. 16), le sucedió en el reino
su hijo Ezequías, quien quitó los ídolos en Israel e incluso la
serpiente de bronce que hizo Moisés, a la cual los israelitas le
quemaban incienso en adoración. La Biblia señala que ni antes,
ni después de él hubo otro rey tan celoso por Jehová en Judá (2
R. 18), a pesar de haber nacido de un padre impío.
Ezequías eligió hacer lo bueno y Dios no le podía condenar
por los pecados de su padre, los que él no siguió, porque la
justicia divina es individual.
Los hijos no están obligados a seguir los pasos de sus
padres, el bien y el mal son una elección individual que Dios
respeta. Los ancestros heredan costumbres, no transmiten
pecados por osmosis. Se aprenden costumbres, principios y
valores (buenos o malos); pero nadie está obligado a
obedecerlos, ni se condena automáticamente a una eternidad
de perdición por pecados ajenos. Cada quien elige en vida el
destino eterno de su alma.
Referente a la visita generacional escrita en los Diez
Mandamientos, que es la base bíblica más fuerte a partir de la
cual se pretende sustentar la enseñanza de las maldiciones
heredadas, no se menciona la palabra “maldición”, lo que Dios
advierte es una clara retribución por el pecado a quienes se
apartaban voluntariamente del pacto de bendición y a sus hijos
que siguieran sus pasos.
Un asunto relevante sobre la visita generacional, es que el
pueblo de Israel desarrolló una idea errónea de lo que Dios
había prescrito en el Pacto, pervirtiendo el sentido original de la
Ley. Esto no es extraño, es bien sabido por la historia bíblica,
que l pueblo judío les agregaba cargas más duras a sus

37
seguidores de lo que la misma Ley establecía (Mt. 15:2-6, 23:4;
Lc. 11:46).
Dios tampoco autorizó al pueblo de Israel a juzgar o
ensañarse contra su prójimo a causa del pecado de sus padres
en cumplimiento de la visita generacional que él advirtió hacer
a los desobedientes de la Ley. Esta fue una atribución
deliberada de los líderes judíos, los cuales estigmatizaban de
maldito al hijo de un pecador, aunque este no fuese pecador
como su padre.
El señalamiento de un pecado familiar heredado fue, a
todas luces, una equívoca interpretación de la visita
generacional de los judíos, quienes tomaron por sí mismos la
atribución de juzgar al prójimo por su pasado familiar,
amparados en su forma tradicional de interpretar la Ley, no por
orden divina.
____________________________________________________
 La visita generacional no la sufrirían quienes vivían en
obediencia al pacto de la Ley; sino los que lo
abandonaban. Los hijos de los pecadores caían bajo
maldición, solamente si seguían las prácticas pecaminosas
de sus padres. Precisamente, la advertencia de la Ley era
para evitar ese castigo (Éx. 20:5).
____________________________________________________
b. El decálogo y la visita generacional a los desobedientes de la
Ley
Es muy importante entender la causa que da origen a los
mandamientos de la Ley, ya que sería inexplicable pensar cómo
un Dios que separó a Israel para santificarlo y apartarlo de las
abominaciones de la tierra, pudiera a la vez maldecir su
heredad. En relación a la visita generacional el decálogo señala:
1
Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: 2 Yo soy Jehová
tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de
servidumbre.5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque
yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de
los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta
generación de los que me aborrecen, 6 y hago misericordia a

38
millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos
(Éx. 20:1-2, 5-6).
El primer verso es el prólogo al decálogo, y explica la razón
por la cual Dios prescribió estos mandamientos, que surgen
como un beneficio del pacto recibido por Israel, después de la
redención de la esclavitud egipcia. Si se desligan los
mandamientos de la razón por la cual fueron dados (el amor
mostrado por Dios a Israel) se perderá de perspectiva la esencia
del espíritu de ese Pacto y las bases de la relación de Dios con
su pueblo.
Ignorar la importancia del prólogo al decálogo podría
provocar que el lector entienda la Ley como una carga pesada,
como una Ley despótica e incluso aberrante y no como un
deleite como lo expresa el mismo rey David en los Salmos (Sal.
19: 7-10, 103-104). Cf. Exeler, 83. 25.
Debido a la interpretación propia de los judíos con relación
a la visita generacional que Dios advirtió hacer a los
desobedientes de la Ley, es que nace la idea en Israel de que el
pecado se puede heredar, pero nótese también que el verso
seis expresa que Dios bendice hasta mil generaciones de los que
le aman. Deuteronomio señala:
6
Y hago misericordia a millares, a los que me aman y
guardan mis mandamientos (Dt. 7:6).
Según el verso anterior, si la maldición y la bendición de los
padres se heredaran, se tendría que buscar también un pariente
en las pasadas mil generaciones 24, para saber si se tiene su
bendición, lo que es totalmente ilógico.
Es probable que esta advertencia de juicio divino no se
remita a la tercera y cuarta generación, sino que sea una
advertencia de que los juicios divinos se extenderían a las
24
En el uso bíblico, Mil es un número también simbólico para
referirse a una cantidad indefinida, y en este caso, a la infinita
misericordia de Dios. Cp., Dt. 1:11; Sal. 91:7. La Sagrada Escritura,
Tomo-I. Biblioteca de autores cristianos. Madrid, 1967. p. 438.
Durham, Jhon I. Word Biblical Comentary-Exodus. Word Books
Publisher, 1987, USA. p. 287.

39
subsiguientes generaciones de pecadores que abandonaran el
Pacto de la Ley. El juicio advertido es un llamado a no apartarse
del pacto divino que Israel había concertado con Dios.
Esto contrasta con la bendición que Dios prometió a las
siguientes generaciones de los que se mantuvieran fieles al
pacto de la Ley (Ex. 20:6). Significa que Dios castigaría a quienes
pecaran y a sus descendientes que persistieran en pecar.
También bendeciría a los que obedecieran su Ley y a sus
descendientes que permanecieran fieles. Solo así cobra sentido
un juicio justo e individual como señala la misma Ley (Dt.
24:16). Si bien, de manera general, los males que acechan a la
humanidad derivan de un pecado (Adán y Eva), también es
cierto que el ser humano sufre por causa de su pecado personal,
no por los ajenos, pues nadie le obliga a permanecer en el mal.
La Biblia, no señala una herencia pecaminosa automática
del padre sobre el hijo que le condene sin causa, si el hijo no
sigue sus malos pasos. Los hijos tampoco se salvan simplemente
por herencia, si no siguen el camino recto. La Biblia muestra que
la instrucción en la palabra de Dios, es el método que permitirá
que un hijo no se aparte del camino de Dios:
6
Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu
corazón; 7 y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas
estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte,
y cuando te levantes (Dt. 6:6-7).
Se espera que, por medio de la enseñanza de la palabra de Dios,
los individuos conozcan el buen camino y lo sigan:  
6
Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no
se apartará de él (Pr. 22:6).
El método divino para que los hijos no se aparten de sus
caminos es la instrucción de sus padres en la Palabra de Dios;
pero, así como el pecado no se hereda, tampoco la bendición se
obtiene por herencia, si los hijos no siguen el buen camino.
La bendición de Isaac sobre su hijo Jacob funcionó porque
Jacob había sido instruido en los caminos de Dios y había creído.
En cambio, su hermano Esaú no fue creyente, pues no le dio
ningún valor a la bendición del Señor (Gn. 25:34). Si la bendición
de Dios fuera automática los dos hubiesen sido bendecidos

40
igualmente por su padre, pero la bendición procede de Dios, no
se hereda de forma automática de los padres.
La diferencia entre un hijo justo y uno pecador, aunque
ambos sean hijos de un padre justo, es notable en los relatos
bíblicos. Dios hizo diferencia entre el malvado Caín y el justo
Abel; entre el sabio Salomón y su terco hermano Absalón. Dios
advirtió que si los hijos pecan no gozarán de la bendición de sus
padres justos (por el obvio rechazo a sus enseñanzas). Dios por
medio del profeta Ezequiel, habló diciendo:
12
Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 13 Hijo de hombre,
cuando la tierra pecare contra mí rebelándose pérfidamente,
y extendiere yo mi mano sobre ella, y le quebrantare el
sustento del pan, y enviare en ella hambre, y cortare de ella
hombres y bestias, 14 si estuviesen en medio de ella estos
tres varones, Noé, Daniel y Job, ellos por su justicia librarían
únicamente sus propias vidas, dice Jehová el Señor. 19 O si
enviare pestilencia sobre esa tierra y derramare mi ira sobre
ella en sangre, para cortar de ella hombres y bestias, 20 y
estuviesen en medio de ella Noé, Daniel y Job, vivo yo, dice
Jehová el Señor, no librarían a hijo ni a hija; ellos por su
justicia librarían solamente sus propias vidas (Ez. 14:12-12,
19-20).
Dios señala que, si los seres humanos se tornan pecadores en
extremo, solo libraría a los justos, ni los hijos de los justos se
salvarían, si son pecadores.
La Biblia no advierte una bendición, ni una maldición
heredada, apela a la instrucción de los padres, con el fin de que
el conocimiento de la palabra de Dios conduzca a sus hijos de
forma voluntaria y por convencimiento propio a obedecer el
buen camino y rechazar el mal.
____________________________________________________
 Si la maldición y la bendición de los padres se heredaran,
se tendría que buscar también un pariente en las pasadas
mil generaciones, para saber si se tiene su bendición, lo
que es totalmente ilógico.
____________________________________________________

41
c. La Maldición y la Bendición son una elección, no una
imposición de la Ley
Al finalizar el texto donde se mencionan las bendiciones por la
obediencia y las maldiciones por desobediencia a la Ley, que se
le prescribieron al pueblo judío, se lee:
19
Que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición
y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tú
descendencia (Dt. 30:19b).
Este verso demuestra que ni la bendición, ni la maldición, eran
impuestas por Dios en el marco de la Ley. Dios dejó en manos
del pueblo la elección entre la vida y la muerte; entre la
bendición y la maldición. Cada persona decidía su camino (bien
o mal) y eso produciría consecuencias de bendición o maldición;
vida para los obedientes o muerte a los desobedientes.
Dios respeta la libre elección del ser humano y no imputa
pecados sin causa y menos podría condenar a los hijos por
pecados de los padres, ya que no es Dios quien condena en el
contexto de la Ley, ni en el marco bíblico en general, es el ser
humano quien elige entre el bien y el mal.
En la Ley, Dios no ordenó pedir perdón por los pecados de
los padres; solamente pedía reconocerlo, no para obtener
alguna justicia personal o librarse de maldiciones ancestral; sino
para reconocer su pecado como la razón por la que sufrían (Lv.
26:40-42). Daniel reconoció que la desobediencia y el pecado de
su pueblo era la causa por la que Dios les había castigado (Dn.
9:1-19). Pero los pecados de sus antepasados no le impidieron a
Daniel ser agradable ante Dios; él fue un hombre santo y
bendecido a quien Dios escuchaba (Dn. 6:4).
Daniel confesó el pecado de su pueblo y lo hizo como suyo,
no porque fuese culpable de ellos, ni porque a Dios le interesara
escucharlos, sino que tomó la posición de un intercesor que se
identifica con el pecador, reconociendo que el pecado era la
causa del fracaso de su pueblo.
Daniel oró de acuerdo a la promesa que Dios le hizo a Israel
de perdonar sus pecados cuando los reconocieran y se
apartaran de ellos (2 Cr. 6:36-40, 7:13-14) Ver, 2 Crónicas 6.

42
Lo mismo hicieron Esdras (Nh. 9:2), y Nehemías (Nh. 1:6-9).
La posición de estos hombres de Dios fue la de intercesores por
el pueblo de Dios. Eso no implica que fueran culpables del
pecado de sus padres o que debían mencionar cada pecado,
pues Dios no aprueba la idea de un pecado heredado, de
acuerdo a la Ley (Dt. 24:16).
____________________________________________________
 Ni la bendición, ni la maldición , eran impuestas por Dios
en el marco de la Ley. Dios dejó en manos del pueblo la
elección entre la vida y la muerte; entre la bendición y la
maldición.
____________________________________________________

III. EL ANATEMA EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

a. La ley del “herem” o anatema


La palabra anatema (gr. ανάθεμα) es traducida del hebreo
(herem o jerem) referente a algo dedicado a Dios, para su
servicio como los sacrificios (Lv. 27:28), o para su destrucción
como el caso de un ídolo o una casa (Dt. 7:26; Jos. 6:17). Cp.,
Vine 1999. 54.
Fee, expresa: “Del hebreo herem, que se refiere más a
menudo a lo que se entregaba, no a la consagración, sino a la
maldición. Por eso suele significar, aquello que está bajo
proscripción, o la cosa maldita (Dt. 7:26, 13:17; Jos. 6:18, etc.)
con referencia a algo entregado a la ira divina, dedicado a la

43
destrucción y colocado bajo maldición” (Fee, 1994. 656. Nt.
46).
La tierra que Dios le entregaría a Israel debía ser santa (Éx.
3:5); pues por causa del pecado de sus moradores Dios se las
entregaba a ellos. Por eso recibieron orden divina de destruir
completamente las ciudades que Jehová les entregaba, a fin de
que no aprendieran las costumbres pecaminosas de las
naciones paganas y se contaminaran:
25
Las esculturas de sus dioses quemarás en el fuego, no
codiciarás plata, ni oro de ellas para tomarla para ti, para
que no tropieces en ello, pues es abominación a Jehová tu
Dios; 26 y no traerás cosa abominable a tu casa, para que no
seas anatema; del todo la aborrecerás y la abominarás
porque es anatema (Dt. 7:25-26).
En el Antiguo Testamento todo lo que estaba bajo el herem
o anatema divino, no podía ser rescatado, ni tocado por el
pueblo de Israel, ya que estas cosas habían sido dedicadas al
servicio de dioses paganos y por eso debían ser destruidas. Aún,
si una ciudad israelita se pervertía siguiendo las prácticas de las
naciones paganas quedaba bajo el anatema divino y debía ser
destruida completamente:
12
Si oyeres que se dice de alguna de tus ciudades que Jehová
tu Dios te da para vivir en ellas, 13 que han salido de en
medio de ti hombres impíos que han instigado a los
moradores de su ciudad, diciendo: Vamos y sirvamos a
dioses ajenos, que vosotros no conocisteis; 14 tú inquirirás, y
buscarás y preguntarás con diligencia; y si pareciere verdad,
cosa cierta, que tal abominación se hizo en medio de ti, 15
irremisiblemente herirás a filo de espada a los moradores de
aquella ciudad, destruyéndola con todo lo que en ella
hubiere, y también matarás sus ganados a filo de espada. 16 Y
juntarás todo su botín en medio de la plaza, y consumirás
con fuego la ciudad y todo su botín, todo ello, como
holocausto a Jehová tú Dios, y llegará a ser un montón de
ruinas para siempre; nunca más será edificada. 17 Y no se
pegará a tu mano nada del anatema, para que Jehová se
aparte del ardor de su ira, y tenga de ti misericordia, y tenga

44
compasión de ti, y te multiplique, como lo juró a tus padres
(Dt. 13:12-17).
Las ciudades cananeas debían ser destruidas a causa de sus
abominaciones y para que Israel no aprendiera sus costumbres
paganas de adoración, por eso debían quemar los ídolos.
Si Israel, después de tomar posesión de la tierra aprendía
los pecados de ellos, también caían bajo el anatema divino. Esto
le ocurrió a la tribu de Benjamín, la cual estuvo a punto de ser
exterminada por las demás tribus de Israel a causa del pecado
de sodomía y perversión sexual (Jue. 19).
El comentario bíblico “Mundo Hispano” comenta
relacionado al herem: “En el contexto de la guerra santa, el
herem significaba que todas las ciudades de los amorreos,
incluso la población (Lv. 27:29) fueron consagradas al
exterminio, como un sacrificio a Jehová a causa de sus
abominaciones. El herem, es un rito que servía para separar a
Israel como pueblo santo de Dios (Ex. 19:5-6) de las prácticas
inmorales e idólatras de los cananeos”25 (Dt. 7: 1-6; 20:16-18).
Es claro que a través de la ordenanza del herem, Dios quería
evitar que Israel aprendiera las costumbres abominables de las
naciones de Canaán y por eso ordenó destruir todo vestigio de
pecado (incluyendo al pueblo y sus ídolos), para evitar que
imitaran sus pecados y fueran destruidos.
Dios prohibió a Israel aprender las costumbres paganas
(imitación), no advierte una maldición automática o pecados
heredados. Lo que Dios prohíbe es aprender sus costumbres.
Si la maldición bíblica fuese automática, la tierra hubiese
contaminado a los israelitas. Pero la misma tierra (otrora
pagana) ahora sería santa a causa de la obediencia de Israel.
____________________________________________________
 Lo que Dios advirtió a Israel, al ordenarles destruir
totalmente a los cananeos, fue el peligro de que ellos
aprendieran sus costumbres. Las prácticas pecaminosas
pueden ser imitadas, no heredadas automáticamente.
____________________________________________________
25
Comentario Bíblico Mundo Hispano. Lv., Nm., Dt. Ed. Mundo
Hispano. 2002, USA. p. 351.
45
b. Jericó, bajo el anatema divino
Sabiendo Dios que el pueblo de Israel podía codiciar el metal
precioso con que estaban construidos los templos, ídolos,
utensilios de las ciudades paganas que Israel debía conquistar,
prohibió y condenó la codicia de tales cosas:
25
Las esculturas de sus dioses quemarás en el fuego; no
codiciarás plata ni oro de ellas para tomarlo para ti, para que
no tropieces en ello, pues es abominación a Jehová tu Dios;
26
y no traerás cosa abominable a tu casa, para que no seas
anatema; del todo la aborrecerás y la abominarás, porque es
anatema (Dt. 7:25-26).
La paga del pecado es la muerte irremisible según la Ley
(Hb. 10:28) y antes de la redención por medio de Cristo; el
pecado en ocasiones provocaba los juicios inmediatos de Dios.
Aun así, Dios les dio cerca de 400 años a las naciones cananeas,
para que se arrepintieran de sus pecados. Desde que Jacob viajó
a Egipto, hasta que Israel regresó como una nación para poseer
la tierra prometida (Gn. 15:13). La maldad persistente de estas
naciones cananeas hizo que el juicio de Dios se consumara y los
entregó a la destrucción por medio de la espada de Israel:
5
No por tu justicia, ni por la rectitud de tu corazón entras a
poseer la tierra de ellos, sino por la impiedad de estas
naciones Jehová tu Dios las arroja de delante de ti (Dt. 9: 5a).
16
Pero de las ciudades de estos pueblos que Jehová tu Dios
te da por heredad, ninguna persona dejarás con vida, 17 sino
que los destruirás completamente: al heteo, al amorreo, al
cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, como Jehová tu
Dios te ha mandado; 18 para que no os enseñen a hacer
según todas sus abominaciones que ellos han hecho para sus
dioses, y pequéis contra Jehová vuestro Dios (Dt. 20:16-18).
Dios ordenó la destrucción de los cananeos a causa de sus
prácticas abominables. El propósito era erradicar el pecado de
la tierra. Israel debía ser una nación santa, que no aprendieran
las costumbres de los cananeos; por eso el verso señala: “Para
que no os enseñen a hacer según todas sus abominaciones”.

46
La orden de erradicar a las naciones paganas era para evitar
que Israel aprendiera sus pecados, no porque les podían
heredar automáticamente maldiciones a los israelitas 26.
Estos juicios divinos fueron específicos contra ciertas
ciudades cananeas entregadas totalmente al pecado. Las demás
ciudades por las cuales Israel debía pasar, Dios en su justicia, les
daba oportunidad de vivir antes que Israel les atacara:
10
Cuando te acerques a una ciudad para combatirla, le
intimarás la paz. 11 Y si respondiere: Paz, y te abriere, todo el
pueblo que en ella fuere hallado te será tributario, y te
servirá. 12 Mas si no hiciere paz contigo, y emprendiere
guerra contigo, entonces la sitiarás (Dt. 20:10-12).
La orden para destruir totalmente las ciudades cananeas
puestas bajo el anatema no aplicaba de igual a las demás
ciudades que no eran parte de esas ciudades señaladas. Este
juicio era específico y justo, a causa del pecado de los cananeos
y no una destrucción masiva injusta o generacional 27.
En la ley del herem, referente al botín de guerra, había
ordenanzas divinas específicas. De las ciudades que Israel debía
conquistar en su camino a Canaán, que no eran parte de las
ciudades bajo anatema, ellos podían tomar del botín de guerra
(incluso las mujeres y los niños eran librados de la muerte):
13
Luego que Jehová tu Dios la entregue en tu mano, herirás a
todo varón suyo a filo de espada. 14 Solamente las mujeres y
26
Algunos escritores suponen que Dios no quería que los
cananeos se casaran con el pueblo de Israel, para que no heredaran
sus maldiciones. Ver, Hickey, Marilyn. ¿Cómo Librarnos de las
Maldiciones Generacionales? Ed. Patmos, Miami. 2002. p. 77. Pero
según el texto bíblico lo que Dios quería evitarle a Israel no era una
maldición heredada, sino una costumbre aprendida: “Para que no os
enseñen a hacer según todas sus abominaciones que ellos han hecho
para sus dioses, y que pequéis contra Jehová vuestro Dios” (Dt.
20:18). No deben confundirse las costumbres aprendidas, con
maldiciones heredadas.
27
La paga del pecado es la muerte. El juicio de los cananeos se
puede comparar con el diluvio en tiempos de Noé o el de Sodoma y
Gomorra con fuego. El instrumento de juicio para los cananeos cambia
(espada), pero las causas son las mismas, la ira divina por el pecado.
47
los niños, y los animales, y todo lo que haya en la ciudad,
todo su botín tomarás para ti; y comerás del botín de tus
enemigos, los cuales Jehová tu Dios te entregó (Dt. 20:13-14).
Tal fue el caso de los madianitas:
7
Y pelearon contra Madián, como Jehová lo mandó a
Moisés, y mataron a todo varón. 9 Y los hijos de Israel
llevaron cautivas a las mujeres de los madianitas, a sus
niños, y todas sus bestias y todos sus ganados; y arrebataron
todos sus bienes. 22 Ciertamente el oro y la plata, el bronce,
hierro, estaño y plomo, 23 todo lo que resiste el fuego, por
fuego lo haréis pasar, y será limpio, bien que en las aguas de
purificación habrá de purificarse; y haréis pasar por agua
todo lo que no resiste el fuego (Nm. 31:7-9, 22-23).
Los madianitas no pertenecían a la tierra cananea destinada
a la destrucción total a causa de sus abominaciones; por eso,
Dios le permitió a Israel tomar del botín de guerra.
Este juicio contra Madián fue por ponerse a Israel y por la
perversión e idolatría en que hicieron caer a Israel. Fue un juicio
contra esas comunidades específicas, no contra todas las
ciudades madianitas. La misma historia bíblica corrobora que
otros pueblos madianitas continuaron con vida y que
posteriormente fueron enemigos de Israel (Jue. 7:14).
Toda esta explicación es válida para corroborar que los juicios
de Dios conforme a las leyes del anatema descritos en la Biblia,
son individuales y justos, no generacionales.
____________________________________________________
 El mal ejemplo ejerce influencia en la conducta del ser
humano, por eso Dios ordenaba la destrucción inmediata
de los pecadores dentro del pueblo de Israel, en el marco
de la Ley (Dt. 13:11, 19:20).
____________________________________________________

c. Acán toma del anatema


La ley del anatema no solo afectaba a las ciudades puestas bajo
maldición; si un israelita tomaba cualquier cosa destinada para
la destrucción bajo el herem, también quedaba bajo juicio o en
posición de anatema:

48
17
Y no se pegará a tu mano nada del anatema, para que
Jehová se aparte del ardor de su ira, y tenga de ti
misericordia, y tenga compasión de ti, y te multiplique, como
lo juró a tus padres (Dt. 13: 17a).
Eso pasó en Jericó, a la cual Dios entregó al anatema:
17
Y será la ciudad anatema a Jehová, con todas las cosas que
están en ella; solamente Rahab la ramera vivirá, con todos
los que estén en casa con ella, por cuanto escondió a los
mensajeros que enviamos. 18 Pero vosotros guardaos del
anatema; ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, no
sea que hagáis anatema el campamento de Israel, y lo
turbéis (Jos. 6:17-18).
Había ordenanzas específicas para cada ciudad conquistada
por Israel. En el caso de Jericó, todos los minerales preciosos
quedarían bajo el anatema divino, dedicados al tesoro de
Jehová. Un varón israelita llamado Acán, desobedeció a Dios y
tomó prendas del anatema de Jericó y quedó bajo el anatema.
El pueblo se contaminó porque Dios había santificado la nación
y los israelitas fueron derrotados en la siguiente batalla:
20
Y Acán respondió a Josué diciendo: Verdaderamente yo he
pecado contra Jehová el Dios de Israel, y así y así he hecho. 21
Pues vi entre los despojos un manto babilónico muy bueno,
y doscientos siclos de plata, y un lingote de oro de peso de
cincuenta siclos, lo cual codicié y tomé; y he aquí que está
escondido bajo tierra en medio de mi tienda, y el dinero
debajo de ello (Jos. 7:20-21).
Acán hizo anatema al pueblo de Israel con su pecado, pero,
los juicios de Dios son siempre individuales. Acán fue juzgado y
murió inmediatamente con toda su casa (quizá su familia
consintió en su pecado). Pero, no fue un juicio generacional
(póstumo), sino inmediato. Acán hizo un reto abierto a las leyes
de Dios prescritas en el pacto, que eran conocidas para él y su
familia y por eso murieron.
En la Ley del anatema, el juicio era inmediato y Dios mismo
no propagaría un pecado generacional, ya que la idea de
castigar el pecado con la muerte, era precisamente erradicar el

49
pecado y que este mal ejemplo no afectara la conducta de las
siguientes generaciones (Dt. 13: 11, 17:12, 19:20; Lv. 20: 5).
Moisés intercedió ante Dios para que no destruyera al
pueblo de Israel a causa del pecado, y le pidió a cambio que
borrara su nombre del libro de la vida. Pero Dios le respondió
que solo raería de su libro a los pecadores del pueblo, no a los
justos (Ex. 32:32-33). El rey Amasías (2 R. 14), temeroso de Dios
y conocedor de la Ley, cuando vengó la muerte de su padre, no
mató a los hijos de los asesinos en obediencia a la Ley:
5
Y cuando hubo afirmado en sus manos el reino, mató a los
siervos que habían dado muerte al rey su padre. 6 Pero no
mató a los hijos de los que le dieron muerte, conforme a lo
que está escrito en el libro de la ley de Moisés, donde Jehová
mandó diciendo: No matarán a los padres por los hijos, ni a
los hijos por los padres, sino que cada uno morirá por su
propio pecado (2 R. 14:5-6). Vide., Dt. 24:16.
Siendo descendiente de una dinastía real, el rey Amasías
conocía la Ley; su padre fue un rey celoso de la Ley y educó a su
hijo en el mismo camino28. Por eso, aplicó legítimamente la ley y
no condenó a los hijos por el pecado de sus padres
d. El juramento de Josué
Cuando Josué sucedió a Moisés como líder de Israel, Dios le
prometió que estaría con él, así como estuvo con Moisés:
5
Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida;
como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te
desampararé (Jos. 1:5).
Josué como profeta de Dios, profirió una palabra de
maldición contra la persona que levantara de nuevo la ciudad
anatema de Jericó, después que él la destruyó:
26
En aquel tiempo hizo Josué un juramento, diciendo:
Maldito delante de Jehová el hombre que se levantare y
reedificare esta ciudad de Jericó. Sobre su primogénito eche
los cimientos de ella, y sobre su hijo menor asiente sus
puertas (Jos. 6:26).

28
Los reyes en Israel tenían orden de tener una copia de la Ley en
el palacio para leerla e instruirse en ella diariamente (Dt. 17: 18-19).
50
Esta maldición fue basada en la Ley, ya que la ciudad había
sido puesta bajo el anatema por Dios y había ordenado su total
destrucción. Esa fue la palabra profética de un hombre de Dios y
no una maldición satánica o generacional29.
Esta maldición no señalaba a una familia en particular, solo
advertía a quien la reedificara que morirían su primogénito y su
hijo menor; el castigo sería inmediato, no generacional. Eso fue
lo que sucedió cerca de quinientos años después:
34
En su tiempo Hiel de Bet-el reedificó a Jericó. A precio de
la vida de Abiram su primogénito echó el cimiento, y a precio
de la vida de Segub su hijo menor puso sus puertas,
conforme a la palabra que Jehová había hablado por Josué
hijo de Nun (1 R. 16:34).
Acab y Jezabel reedificaron Jericó quizá por ignorancia o
como un reto a Dios30. Esta palabra de Josué fue una
advertencia específica basada en la Ley del herem (Dt. 13:12-
17), a quien se atreviera a reedificar la ciudad anatema de
Jericó. Por tanto, no se debe confundir esta maldición de la ley
proferida por Josué, con una maldición generacional o heredada
(según Éx. 20:5), porque este juicio sería inmediato al que
quebrantara la palabra de Dios, no afectaba a tres o cuatro
generaciones futuras de un pecador.
En la Biblia hay ejemplos de juicios divinos específicos e
inmediatos en los cuales Dios, en su soberanía trató con padres
a través de sus hijos31, para que reconocieran su absoluto poder,
como el caso del endurecido Faraón (Éx. 12:29), pero no fueron
juicios generacionales injustos, sino inmediatos.

29
Las maldiciones de la Ley tenían su origen en los justos juicios
de Dios contra los desobedientes. No eran maldiciones satánicas, ni
juicios por pecados generacionales.
30
Acab y Jezabel tuvieron uno de los gobiernos más perversos de
Israel. Ellos adoraban a Baal (un ídolo cananeo).
31
La soberanía de Dios está fundada en sí mismo, en su absoluto
poder para hacer según sus justos, y sabios designios, poder que le es
inherente como creador de todas las cosas.
51
IV. LA REMISIÓN DE LA MALDICIÓN

a. El simbolismo de Azazel
La expiación del pecado en el AT encierra una simbología con
relación a la remisión de los pecados en el NT (Hb. 7, 8 y 9).
La simbología del sacrificio del macho cabrío de Azazel, se
da en el marco de la expiación anual que hacía el sumo
sacerdote, primero por los pecados suyos, los de su familia y
después los del pueblo (Hb. 8: 3, 10:1). Dios habló a Aarón que
debía ofrecer en sacrificio un becerro de su propiedad para
hacer expiación por su pecado y el de su familia:
6
Y hará traer Aarón el becerro de la expiación que es suyo, y
hará la reconciliación por sí y por su casa (Lv. 16:6).
Luego el pueblo debía dar a Aarón dos machos cabríos para
ofrecerlos a Dios en sacrificio por la expiación de sus pecados y
un carnero para el holocausto (Lv. 16:5). Esta expiación se hacía

52
por pecados no de muerte, ni intencionales (Hb. 9:7). En
pecados conscientes y atestiguado por dos o más personas,
constituía una muerte irremisible (Hb. 10:28).
En cuanto a los dos machos cabríos que el pueblo ofrecía
por sus pecados, uno se sacrificaba a Jehová para expiación del
pecado y el otro para reconciliación se soltaba vivo en el
desierto para Azazel:
8
Y echará suertes Aarón sobre los dos machos cabríos; una
suerte por Jehová, y otra suerte por Azazel. 9 Y hará traer
Aarón el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por
Jehová, y lo ofrecerá en expiación. 10 Mas el macho cabrío
sobre el cual cayere la suerte por Azazel, lo presentará vivo
delante de Jehová para hacer la reconciliación sobre él, para
enviarlo a Azazel al desierto (Lv. 16: 8-10).
Muchas interpretaciones se hacen acerca de quién era
Azazel32. Una tradición hebrea señala que Azazel, era un lugar
en el desierto, un precipicio donde el macho cabrío era enviado
para ser destruido33. Lo que es obvio en las Escrituras es que
todas las cosas pertenecientes al culto del AT, encierran un
simbolismo acerca del sacrificio de Cristo (Hb. 10:1).
De los dos machos cabríos, el que era enviado a Azazel, no
se dice que era sacrificado (como el de Jehová), solo era soltado
en el desierto, así como Cristo sintió el abandono del Padre en
su hora de dolor al salir fuera de la ciudad para morir por la
humanidad (Mr. 15:34). Se pueden resaltar varios aspectos del
simbolismo del macho cabrío para Azazel, por el rito de Aarón:
21
Y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho
cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los

32
El macho cabrío era una simbología de Cristo como el Cordero
de Dios, quien se entregó asimismo en sacrificio para cargar con todos
los pecados del mundo, fuera del campamento (Hb. 13:12). Azazel
puede simbolizar al mal, la hora de “la potestad de las tinieblas” de la
Cristo habló (Lc. 22:53b), en el momento en que a Satanás se le
permitió darle muerte al Hijo de Dios.
33
Ver, Comentario Bíblico Mundo Hispano. Lv., Nm., Dt. Ed.
Mundo Hispano, USA. 2002. p.98.

53
hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados,
poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo
enviará al desierto por mano de un hombre destinado para
esto. 22 Y aquel macho cabrío llevará sobre sí todas las
iniquidades de ellos a tierra inhabitada; y dejará ir el macho
cabrío por el desierto (Lv. 16:21-22).
El macho cabrío era presentado vivo por Aarón ante Dios
(Cristo, fue inmolado vivo); cargaba todos los pecados e
iniquidades de Israel (Cristo cargó todos los pecados del mundo
en su cuerpo, Is. 53:6); era enviado fuera del campamento (al
desierto) donde eran enviadas las personas inmundas de Israel a
fin de no contaminar al pueblo, como los leprosos, también los
pecadores que eran lapidados por quebrantar la Ley, Lv. 24:14;
(Cristo también fue sacado fuera de la ciudad de Jerusalén, para
dar su vida y cargar los pecados del mundo).
Él se hizo maldición por nosotros (Gá. 3:13). La Biblia
relaciona ese evento de los cuerpos de los animales sacrificados
en el templo y quemados fuera del campamento, como una
simbología de Cristo:
11
Porque los cuerpos de aquellos animales cuya sangre a
causa del pecado es introducida en el santuario por el sumo
sacerdote, son quemados fuera del campamento. 12 Por lo
cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su
propia sangre, padeció fuera de la puerta (Hb. 13:11-12).
Jesús fue crucificado, fuera de la ciudad y allí se hizo a sí mismo
maldición, para librar a sus hijos de toda maldición de la Ley:
13
Cristo nos redimió de la maldición de la Ley, hecho por
nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que
es colgado en un madero) (Gá. 3:13).
La muerte de Cristo, fuera del campamento (Jerusalén)
donde eran enviadas las personas inmundas, guarda relación
con el macho cabrío enviado al desierto para ser destruido y
resume el propósito del gran sacrificio de redención de Cristo,
quien fue molido (destruido) por los pecados de la humanidad
(Is. 53: 5) y en cuyo cuerpo cargó toda maldición de la Ley.
El simbolismo de Azazel en el AT encuentra su cabal
cumplimiento en el sacrificio perfecto de Cristo, quienes viven

54
en Cristo han sido bendecidos y liberados de toda maldición del
pecado y de la Ley, por medio del sacrificio de Cristo en la cruz.

55
Capítulo – 3 –

LOS PROFETAS Y LAS MALDICIONES GENERACIONALES


____________________________________________________

I. LAS MALDICIONES HEREDADAS EN EL LIBRO DE EZEQUIEL


Se cree que Ezequiel le profetizó a Israel, antes y durante el
cautiverio de Babilonia (escribió entre 593 - 573 a. C). Fue
contemporáneo de Jeremías. Ambos anunciaron la llegada del
Nuevo Pacto, que traería cambios en Israel. Ambos explican la
errada interpretación judía acerca del pecado heredado.

a. Ezequiel, libro de transición entre los dos testamentos


Dios tenía urgencia de enviar profetas con el mensaje de no
condenar a los hijos por el pecado de los padres en Israel, a
causa del exilio34. Dios quería brindarle esperanza a los que
34
En la crisis del exilio babilónico, el viejo refrán de condenar a
los hijos por el pecado de los padres se convirtió en una trampa para
56
decidieran volverse a Él, sin obstáculos que impidieran
restaurarles. El mensaje de Ezequiel es revelador del Nuevo
Pacto e invitaba al pueblo a perdonar al prójimo; enseñanza
usual de Cristo en la Gracia. El pueblo de Israel en el cautiverio
creía que estaba pagando las consecuencias de pecados
ancestrales e incluso culpaban a Dios de injusticia por el
supuesto “castigo” que les había imputado 35. Ellos creían que
este castigo les causaría una muerte irremisible (Hb. 10: 28).
Pero Dios no les había puesto bajo una condenación
generacional, ellos estaban sufriendo a causa de sus propios
pecados y usaban esta idea para evadir la responsabilidad de su
pecado personal. Ezequiel es un libro de transición entre los dos
testamentos, pues Dios a Israel un cambio en la forma
tradicional de interpretar la Ley y se avizoran ordenanzas que
son típicas del Nuevo Pacto del Señor con su pueblo36.

b. Ezequiel confirma que el pecado no se hereda


Dios confrontó la manera de interpretar el pecado en Israel y
ordenó romper el concepto tradicional de un “pecado
heredado”. La orden se emitió cerca del año 600 a. C., pero la
resistencia de Israel a la Palabra de Dios, haría persistir dicha
mentalidad hasta los días de Cristo. Él debió enfrentar la errada
concepción del pecado heredado de los padres a los hijos 37.

Israel. Ellos creían que el cautiverio era un castigo que sufrían por el
pecado de sus padres y consideraban que Dios no era justo al
permitirlo, pero Dios, no les condenaba por pecados de sus padres,
ellos sufrían por sus propios pecados y esta era solamente una excusa
para no volverse a Dios. Cp. Durham, Jhon I. Word Biblical
Commentary. Word Books Publisher, USA, 1987. pp. 283-287.
35
Cp. The New Interpreter’s Study Bible - Ezequiel. Abingdon Press,
USA. 1994. p. 1254.
36
El tono diferente con que escribe el profeta Ezequiel no es
extraño para los eruditos de la Biblia. En sus escritos relacionados a las
ordenanzas posexílicas entra en cierto conflicto con la forma
tradicional de interpretar la Ley, que se ajusta a la nueva condición de
Israel durante y después del cautiverio. Cp. Comentario Bíblico Mundo
Hispano. Números. Ed. Mundo Hispano USA, 2002. p. 143.
57
Ezequiel, escribió en un tiempo difícil para Israel, ellos
estaban oprimidos por sus enemigos y desanimados por dicha
crisis (exilio babilónico). Al no encontrar una salida viable para
explicar su condición de esclavitud, optaron por acusar a sus
padres de haberles heredado sus pecados. Excusados en este
ardid señalaban estar sufriendo un castigo divino generacional.
Acusaban a Dios de ser injusto creyendo que la Ley les
condenaba por los pecados de sus padres (generacionales).
Dios les envió un mensaje de consuelo y perdón para
aligerar su carga en el exilio. Ese perdón, debía manifestarse
eliminando la falsa idea de un pecado heredado que condenaba
a los inocentes. Aunque el texto demuestra que ésta era una
excusa del pueblo para no reconocer su pecado personal.
El mensaje de Ezequiel era de perdón y amor, atípico a la
propia interpretación que los judíos hacían de la Ley y su
espíritu punitivo, donde el pecador debía morir por su pecado.
Sin embargo, Jesús expresó que la esencia de la Ley, es la
justicia y la misericordia (Mt. 23:23).38 Por tanto, el pueblo
estaba interpretando la Ley de manera errada. La Ley no fue un
instrumento creado para el exterminio, sino para bendecir.

c. Ezequiel exhortó volver a la interpretación correcta de la Ley


Los judíos desarrollaron su propia interpretación acerca de la
visita generacional tomándose la atribución de condenar al hijo
de un padre pecador, aunque este fuera justo y no siguiera los
pecados de su padre. Esta idea se convirtió en arma enemiga,
creyendo que el pecado de sus padres les ponía bajo
maldición39.

37
La confrontación de Jesús contra la mentalidad judía en el NT,
está explicada ampliamente en el capítulo 4.
38
El amor y la justicia fueron elementos típicos de la Gracia que
Jesús resaltó en sus sermones. Jesús enseñó, que la justicia y el amor
dieron origen a la Ley. De allí, que el rigorismo religioso del judaísmo
era más representativo del carácter propio que los judíos le habían
imprimido a la Ley y no del verdadero carácter de Dios.
39
Cp. Nuevo Comentario Bíblico. Casa Bautista de Publicaciones,
USA, 1997. p. 505.
58
De acuerdo al relato de Ezequiel (cáp.18), los judíos habían
establecido dos elementos ajenos al espíritu propio de la Ley,
aplicados de manera arbitraria, no por orden de Dios: a) La Ley
establecía que cada cual pagaría por su pecado (Dt. 24:16), pero
ellos condenaban a los hijos por el pecado del padre (Ez. 18). b)
Se ensañaban contra el hijo de un pecador, aunque no siguiera
los pasos de su padre, estigmatizándole de estar bajo una
“maldición generacional”.
Dios, ordenó eliminar este concepto errado de “maldición
generacional” concebida por Israel; porque Él no lo había
ordenado. Esta idea era reforzada por un refrán popular que no
era parte de la Ley: “Los padres comieron las uvas amargas y
los hijos tenían la dentera” (Ez. 18: 2), condenando a los hijos
por el pecado de sus padres, dicho refrán se perpetuó en la
mentalidad judía; pero, era contrario a la Ley, que no condena a
los hijos por el pecado de sus padres:
16
Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los
padres; cada uno morirá por su pecado (Dt. 24:16).
Dios, por medio del profeta Ezequiel, confirmó lo que ya había
ordenado en la Ley, que cada individuo es responsable de su
propio pecado, no se hereda de los padres a los hijos. Esto deja
por sentado que la interpretación de la supuesta “maldición
heredada” concebida por Israel era errada. No es bíblica.
____________________________________________________
 El texto bíblico muestra que la concepción del pecado
heredado en Israel no estaba fundado en la Ley, sino en la
tradición judía40.
____________________________________________________

d. Atrapados bajo la idea de la “maldición generacional”


Los judíos se sentían atrapados bajo una supuesta “maldición
generacional” a la que no encontraban salida, ya que la Ley
establecía muerte irremisible para el pecador (Hb. 10: 28).

40
Cp. Durham, Jhon I. Word Biblical Commentary - Ezequiel. Word
Books Publisher, USA. 1987. p. 289.
59
Esa idea era aterradora y se había convertido en una trampa
mental, porque quién podría controlar lo que los padres habrían
de hacer. Esa idea les dejaba atrapados. Su forma de concebir la
Ley, era contraria a los parámetros de la justicia de Dios que es
individualizada y de libre selección. Aquí se nota la idea errada
de estar atrapados en el pecado de sus padres:
10
Nuestras rebeliones y nuestros pecados están sobre
nosotros, y a causa de ellos somos consumidos; ¿cómo,
pues, viviremos? (Ez. 33:10 b).
Esta idea de pecado heredado no estaba escrita en la Ley; era su
propia concepción de la visita generacional. Ezequiel recuerda:
20
El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado
del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo (Ez. 18: 20a).
Vide., Dt. 24:16. La concepción de un “pecado heredado” en
Israel no estaba fundada en la Ley de Dios. Era una idea errada
del pueblo, que también servía de excusa para no reconocer su
pecado personal.
II. DIOS ORDENÓ ROMPER EL MITO DEL PECADO HEREDADO

Ezequiel narra la historia genealógica de una familia que, de


forma alegórica, usa como ejemplo para demostrar que, desde
la perspectiva divina, el pecado no se hereda.

a. Dios condenó el concepto de “maldición generacional”


Dios confirmó por Ezequiel, que el pecado no se hereda:
1
Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 2 ¿Qué pensáis
vosotros, los que usáis este refrán sobre la tierra de Israel,
que dice: Los padres comieron las uvas agrias, y los dientes
de los hijos tienen la dentera? 3 Vivo yo, dice Jehová el
Señor, que nunca más tendréis por qué usar este refrán en
Israel. 4 He aquí que todas las almas son mías; como el alma
del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa
morirá (Ez. 18:1-9).
Dios aclara por medio de Ezequiel que cada cual dará cuenta de
sus propios actos: “El alma que pecare, esa morirá”. Ezequiel
detalla el tema por medio del siguiente discurso.

60
 Primer cuadro
- EL CASO DE UN HOMBRE JUSTO:
5
Y el hombre que fuere justo, e hiciere según el derecho y la
justicia; 6 que no comiere sobre los montes, ni alzare sus ojos
a los ídolos de la casa de Israel, ni violare la mujer de su
prójimo, ni se llegare a la mujer menstruosa, 7 ni oprimiere a
ninguno; que al deudor devolviere su prenda, que no
cometiere robo, y que diere de su pan al hambriento y
cubriere al desnudo con vestido, 8 que no prestare a interés
ni tomare usura; que de la maldad retrajere su mano, e
hiciere juicio verdadero entre hombre y hombre, 9 en mis
ordenanzas caminare, y guardare mis decretos para hacer
rectamente, éste es justo; éste vivirá, dice Jehová el Señor
(Ez. 18:5-9).
En estos versos, se presenta a un hombre justo que cumple con
la Ley de Dios y debido a su justicia vive. Éste, es el primero en
una cadena familiar que presenta el profeta Ezequiel por orden
divina, para demostrar que la idea de “maldición heredada”
concebida por Israel, era errada.

 Segundo cuadro
- EL HIJO DEL PADRE JUSTO DECIDIÓ HACER EL MAL:
A pesar de tener un padre justo que le modeló un buen
ejemplo, este hijo decidió hacer lo malo. La justicia de su padre
no le libró de la muerte, pues conociendo el bien, decidió vivir
en pecado:
10
Mas si engendrare hijo ladrón, derramador de sangre, o
que haga alguna cosa de estas, 11 y que no haga las otras,
sino que comiere sobre los montes, o violare la mujer de su
prójimo, 12 al pobre y menesteroso oprimiere, cometiere
robos, no devolviere la prenda, o alzare sus ojos a los ídolos
e hiciere abominación, 13 prestare a interés y tomare usura;
¿vivirá éste? No vivirá. Todas estas abominaciones hizo; de
cierto morirá, su sangre será sobre él (Ez. 18:10-13).
El hombre justo engendró un hijo que decidió hacer lo malo
y no heredó la bendición de su padre. Esto muestra que Dios
hace responsable a cada cual de sus pecados y desmiente la

61
idea errónea del pecado heredado de los padres a los hijos.
Aunque el padre de este hombre era bueno, él debía pagar por
su pecado.
Este ejemplo muestra que ni la bendición para mil
generaciones prometida por Dios (Éx. 20:6), alcanzaría a los
hijos, si éstos se apartaban de la Ley; ni el pecado de los padres
afectaría a los hijos, si se convierten de sus malos caminos. Dios,
ordenó eliminar este mito de maldición y bendición heredada
automáticamente, sin fundamento en la Ley.

 Tercer cuadro
- EL PADRE MALO ENGENDRÓ UN HIJO JUSTO:
Este hombre malo (segunda generación) engendró un hijo justo
(tercera generación) a quién no le afectó el pecado de su padre
para alcanzar la bendición de Dios, porque decidió hacer lo
bueno a pesar de que su padre fue malo:
14
Pero si éste engendrare hijo, el cual viere todos los
pecados que su padre hizo, y viéndolos no hiciere según
ellos; 17 éste no morirá por la maldad de su padre; de cierto
vivirá (Ez. 18:14, 17b).
Aquí se presenta al tercer descendiente de esta familia, este
hijo, aun observando la mala actitud de su padre, decidió vivir
de acuerdo a la Ley y alcanzó la vida por su decisión. El pecado
de su padre no fue obstáculo para agradar a Dios, pues decidió
hacer lo bueno41. De manera clara, Dios le hace saber a Israel,
que no existe el pecado heredado de los padres a los hijos, tal
como el pueblo lo enseñaba. El pecado heredado no nace en la
Ley, ni en el corazón amoroso de Dios (quien desea que todo
individuo sea libre y viva, Ez. 18:32, 33:11).
Para el período en que Ezequiel escribe (AT), se destellan
vislumbres de una enseñanza que se aclara más en el Nuevo
41
Con el relato de estas tres generaciones se aclara que la visita
generacional advertida por Dios (Éx. 20:5) era para los descendientes
que continuaban en los pecados de sus padres y no para los que
rechazaban el pecado y seguían el camino justo. No hay necesidad de
mencionar una cuarta generación, sería repetitivo lo que ya está
demostrado.
62
Pacto, donde el perdón es aplicado a quien se arrepiente de su
pecado. El pecador ya no muere irremisiblemente como
ordenaba la Ley (Hb. 10: 28).
La idea del pecado heredado es contraria a la Biblia y menos
sobre los cristianos quienes están bajo la cobertura del Nuevo
Pacto de la Gracia en Cristo, en el cual Dios prometió que todos
serían benditos (Hch. 3:25; Gá. 3:16).

b. Israel refuta la palabra de Dios


Israel cuestionó la palabra de Dios dada por el profeta Ezequiel:
19
Y si dijereis: ¿Por qué el hijo no llevará el pecado de su
padre? Porque el hijo hizo según el derecho y la justicia,
guardó todos mis estatutos y los cumplió, de cierto vivirá
(Ez. 18:19).
El pueblo le reclamó a Dios por ser muy bondadoso en su
aplicación de la Ley; ellos estaban más interesados en la
aplicación tradicional de la Ley, que en amar al prójimo. Ante
esta reacción fanática y sin amor de Israel, Dios les responde:
29
Si aún dijere la casa de Israel: No es recto el camino del
Señor. ¿No son rectos mis caminos, casa de Israel?
Ciertamente, vuestros caminos no son rectos (Ez. 18:29).
La palabra de Dios manda amar y mostrar misericordia,
pero Israel confrontó a Dios en un “pleito teológico” con
relación a la interpretación justa de la Ley. La idea era culpar a
sus padres o acusar a Dios de injusto, para no reconocer que
eran tan pecadores como sus padres, ya que esa era la
verdadera causa por la que sufrían (Ez. 18: 30-31). Tal excusa no
les valdría. Ellos serían juzgados por sus propios pecados, no por
los de sus padres:
30
Por tanto, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, oh
casa de Israel, dice Jehová el Señor. Convertíos, y apartaos
de todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad
causa de ruina. 31 Echad de vosotros todas vuestras
transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón
nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel?
(Ez. 18: 30-31).

63
Dios llamó al pueblo a la honestidad y a mostrar cambios de
un verdadero arrepentimiento. El pueblo no podía engañar a un
Dios que conoce todas las cosas, con la excusa de un pecado
heredado. Dios reveló lo que había en sus corazones y les
exhortó diciendo: ¿Por qué moriréis, casa de Israel? La excusa
de estar bajo una maldición generacional no les valdría, si no se
volvían a Dios, finalmente morirían a causa de sus propios
pecados.

c. Ezequiel confirma que la bendición y la maldición son una


elección individual
Desde la perspectiva bíblica, la bendición y la maldición no se
heredan automáticamente de los padres, son una elección (Dt.
30:19b). Si el malo se arrepiente alcanza misericordia, si el justo
abandona su justicia será condenado. La justicia es individual:
21
Mas el impío, si se apartare de todos sus pecados que hizo,
y guardare todos mis estatutos e hiciere según el derecho y
la justicia, de cierto vivirá; no morirá. 22 Todas las
transgresiones que cometió, no le serán recordadas; en su
justicia que hizo vivirá (Ez. 18: 21-22).
En el contexto del AT, donde el pecador debía pagar de
inmediato por su pecado, Dios ordenó no condenar al malo, si
se arrepentía y menos le condenaría por el pecado de sus
padres. Dios no quiere la muerte del impío:
23
¿Quiero yo la muerte del impío? dice Jehová el Señor. ¿No
vivirá, si se apartare de sus caminos? 32 Porque no quiero la
muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos,
pues, y viviréis (Ez. 18: 23-32).
Dios desea que toda persona se convierta de su mal camino y
alcance la vida. Pero tampoco justificará al justo si peca:
24
Mas si el justo se apartare de su justicia y cometiere
maldad, e hiciere conforme a todas las abominaciones que el
impío hizo, ¿vivirá él? Ninguna de las justicias que hizo le
serán tenidas en cuenta; por su rebelión con que prevaricó, y
por el pecado que cometió, por ello morirá (Ez. 18: 24).
Este mensaje se ajusta a las características de un Dios
bueno y justo revelado en la Biblia, que juzga a cada cual, según

64
sus propias obras, no por las ajenas. Dios salva a quien se
arrepiente del pecado y juzga con justo juicio al que deja la
justicia y peca.
El mensaje central de Ezequiel es recordarle al pueblo de
Israel que, según la Ley, Dios hace responsable a cada individuo
de sus propias acciones. Desde la perspectiva divina, nadie se
salva o condena por actos ajenos. Según la Biblia, cada cual dará
cuentas a Dios de sus propias obras (Ro. 2:6; Ap. 20:12-13).

d. El refrán despectivo en honor a la maldición heredada


Israel reforzó la idea del pecado heredado con un refrán
callejero, que no estaba escrito en la Ley. Este se convirtió en un
estigma aberrante en la mentalidad del pueblo judío:
2
Los padres comieron las uvas agrias,
y los dientes de los hijos tienen la dentera (Ez. 18: 2b).
Se conoce a través de la historia que los israelitas creían que,
por ser hijos de Abraham, alcanzarían el favor divino de entrar
al cielo (Lc. 16:22). Muchas personas se escudaban en las
buenas actitudes de sus antepasados para justificar su condición
pecaminosa: “Linaje de Abraham somos” (Jn. 8:33b). Pero
cuando les convenía, se hacían víctimas de los pecados de sus
padres, para no responsabilizarse de sus malas acciones 42.
Dios ordenó, a través del profeta Ezequiel, que nunca más
se pronunciaría el famoso refrán popular que estigmatizó al
pueblo de Israel durante largo tiempo:
2
¿Qué pensáis vosotros, los que usáis este refrán sobre la
tierra de Israel, que dice: Los padres comieron las uvas
agrias, y los dientes de los hijos tienen la dentera? 3 Vivo yo,
dice Jehová el Señor, que nunca más tendréis por qué usar
este refrán en Israel. 4 He aquí que todas las almas son mías;

42
Cp. Durham, Jhon I. Word Biblical Commentary. Word Books
Publisher, 1987, USA. p. 289. The New Interpreter’s Study Bible.
Abingdon Press, USA, 1994. pp. 11254, 1264-1266.

65
como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma
que pecare, esa morirá” (Ez. 18:2-4).
Dios refutó la falsa idea que imputa injustamente maldiciones
en los hijos por supuestos pecados heredados de sus padres.

III. EL PROFETA JEREMÍAS Y LAS MALDICIONES

a. El Nuevo Pacto
El profeta Jeremías también anunció que en el Nuevo Pacto se
borraría la falsa concepción del pecado heredado:
29
En aquellos días no dirán más: Los padres comieron las
uvas agrias y los dientes de los hijos tienen la dentera, 30 sino
que cada cual morirá por su propia maldad; los dientes de
todo hombre que comiere las uvas agrias, tendrán la
dentera. 31 He aquí que vienen días, dice Jehová, en los
cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de
Judá (Jr. 31: 29-31).
La expresión “en aquellos días” es una alusión a la
instauración del Nuevo Pacto de la Gracia (Jr. 33:15; Mt. 26:28;
Lc. 22:20), en el que Jesús rompería con toda maldición del
pecado y de la Ley con su preciosa sangre:
12
Y nunca más me acordaré de sus pecados y sus iniquidades
(Hb. 8:12b). Vide., Hb. 8: 8- 13.
Jesús borra todos los pecados de sus hijos (1 Jn. 1: 7) y no se
acuerda mas de ellos. El deber cristiano es mantenerse fiel a
Dios. Miqueas, referente a la redención del pecado, declara:

66
19
Él volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará
nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos
nuestros pecados (Mi. 7:19).
El sacrificio perfecto de Jesús, limpia de todo pecado a
quien le recibe como salvador. No hay pecado pasado, ni
maldición que afecte el presente de los hijos de Dios que se
mantienen fieles.

67
Capítulo – 4 –

LAS MALDICIONES DE LA LEY EN EL NUEVO PACTO


____________________________________________________

I. ¿EXISTEN MALDICIONES EN LOS CRISTIANOS?

a. Según la Biblia, el pecado no se hereda


Las maldiciones de la Ley son consecuencias sufridas por los
desobedientes al Pacto (pecadores), no por los hijos de Dios.
Esas maldiciones no son pecados heredados de los padres, son
las consecuencias obvias del pecado personal.
El Nuevo Pacto hecho por Jesús es de bendición para toda la
humanidad y elimina la maldición de la Ley. Solo hay que
apropiarse de la salvación para obtener esos beneficios (Gá. 3:8-
9). Los cristianos han recibido a Jesús como Salvador, por tanto,
son redimidos de toda maldición del pecado y de la Ley. “No
hay maldición para los cristianos” que se mantienen fieles a
Cristo. No existen pecados ajenos que los inculpen.
Los pecadores tampoco se condenan por los pecados de sus
padres. Ellos están bajo la maldición del pecado a voluntad

68
propia, porque no renuncian al pecado. Dios ama al pecador,
pero no ama su pecado. El pecado provoca la ira divina y su fin
es la muerte (Ro. 6:23).
Pero Jesús dio su vida en rescate por la humanidad y el
Padre ha aceptado su sacrificio para borrar el pecado de su
presencia. Esta redención por medio de la sangre de Jesús se
hace efectiva en los que le aceptan como Salvador y renuncian
al pecado. El sacrificio de Jesús ha hecho la paz entre Dios y la
humanidad (Col. 1:20; Ef. 2:14-16).
En cuanto a los supuestos “pecados heredados”, (tema
relacionado a las maldiciones) según la Biblia, ni siquiera
existen. Los pecados ajenos no se heredan (Dt. 24:6). Se
heredan costumbres pecaminosas aprendidas que acarrean
maldición en los que las practican. Pero, se pueden rechazar
voluntariamente. Los pecados de los padres no los heredan los
hijos. Dios juzgará a cada uno por sus propios actos, no por
pecados ajenos (Ap. 22:12).

b. Jesús rechazó la idea del pecado heredado


En el Nuevo Testamento se nota que los judíos aún seguían
arraigados a su tradicional enseñanza del supuesto pecado
heredado. En cierta ocasión los discípulos le preguntaron a
Jesús: 2 Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién
pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? 3
Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para
que las obras de Dios se manifiesten en él (Jn. 9:2-3).
Jesús no aceptó la idea de sus discípulos de que las
enfermedades fueran producto de una maldición por herencia
familiar. Jesús centró su interés en dar una solución al
problema, en vez escarbar en el pasado del ciego o de sus
padres para identificar maldiciones heredadas como posibles
causas de la enfermedad.
Si Dios aprobara la idea de un pecado heredado, sin duda
Cristo, como el maestro, hubiese confirmado la opinión de sus
discípulos. Pero, Jesús rechazó la concepción de una maldición
generacional, como causa de la ceguera del hombre.

69
El estigma del supuesto “pecado heredado” que habían
creado los judíos no estaba fundado en la justicia divina; sino en
una tradición religiosa marcada por el odio al pecador y no al
pecado. Jesús refutó el concepto de maldición heredada,
porque era contraria a la Ley.
____________________________________________________
 Jesús, no enseñó, ni aprobó el concepto judío del pecado
heredado. Razón suficiente para no enseñarlo.
____________________________________________________

c. El Nuevo Pacto
La Ley establecía maldiciones para los que vivían bajo la
cobertura del Antiguo Pacto y desobedecían:
10
Porque todos los que dependen de las obras de la Ley
están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel
que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro
de la Ley, para hacerlas (Gá. 3:10).
Pablo como conocedor de la Ley y sus implicaciones (Gá.1:14)
procuró con ahínco agradar a Dios por medio de la Ley (antes
de conocer a Cristo, Fil. 3:6). Pero el esfuerzo fue inútil (Gá.
3:11). Pablo solamente pudo agradar a Dios, por medio de
Cristo:
3
Porque lo que era imposible para la Ley, por cuanto era
débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de
carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en
la carne (Ro. 8:3).
Pablo señala que la Gracia libra al cristiano del castigo de la Ley:
2
Porque la Ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha
librado de la Ley del pecado y de la muerte (Ro. 8:2).
La Biblia señala que, en el Nuevo Pacto, Cristo cargó en su
propio cuerpo la maldición del pecado que nos correspondía,
haciéndose él mismo maldición para librar a toda la humanidad
de la maldición del pecado y de la Ley:
13
Cristo nos redimió de la maldición de la Ley, hecho por
nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que
es colgado en un madero) (Gá. 3:13).

70
La Ley divina señalaba que una persona que moría colgada, era
maldita: 23 no dejaréis que su cuerpo pase la noche sobre el
madero; sin falta lo enterrarás el mismo día, porque maldito
por Dios es el colgado; y no contaminarás tu tierra que Jehová
tu Dios te da por heredad Dt. 21:23).
Jesús anuló el acta de maldición que nos era contaría a
causa de quebrantar la Ley, cargando con ella en la cruz:
14 
Anulando el acta de los decretos que había contra
nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y
clavándola en la cruz (Col. 2:14).
Jesús llevó toda iniquidad de la humanidad en la cruz (Is.
53:3-12) haciendo la paz entre Dios y la humanidad:
15 
Aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los
mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí
mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz,
16 
y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo
cuerpo, matando en ella las enemistades, Ef. 2:15-16.
En la Gracia la justicia de Dios es gratuita por medio de la fe en
Jesús, a los que creen en Su nombre (Ro. 5:1).

____________________________________________________
 “Cristo nos redimió de la maldición de la Ley,
hecho por nosotros maldición”.
____________________________________________________

71
Capítulo – 5 –

LAS MALDICIONES Y LA DEMONOLOGÍA


____________________________________________________

I. LA TENTACIÓN Y LA PRUEBA

a. La lucha de la carne contra el espíritu


Es inevitable que toda persona a partir de su conversión a
Jesucristo, deje de luchar contra los deseos pecaminosos de su
carne. En la Biblia, la tentación al pecado se explica como una
lucha normal de la vida cristiana:
11
Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que
os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el
alma (1 P. 2:11).
El apóstol Pedro apela a la voluntad del cristiano, para evitar el
pecado. El bien y el mal son una elección personal, aun para el
cristiano. Santiago exhorta al cristiano a soportar la tentación:
12
Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque
cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida,

72
que Dios ha prometido a los que le aman. 13 Cuando alguno
es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque
Dios no puede ser tentado por el mal, ni tienta a nadie; 14
sino que cada uno es tentado, cuando de su propia
concupiscencia es atraído y seducido (Stg. 1:12-14).
La tentación al pecado es una lucha constante, entre la carne y
el espíritu del cristiano, que se debe resistir voluntariamente
con el dominio propio. Ceder a la tentación es lo que consuma
el pecado y es una decisión personal.
Dios no tienta al ser humano. Satanás tienta, pero tampoco
obliga a pecar. La lucha más grande que lidia el cristiano es
contra su propia voluntad.
Jesús explicó; que el pecado es producto de la decisión del
corazón humano:
19
Porque del corazón salen los malos pensamientos, los
homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los
falsos testimonios, las blasfemias (Mt. 15:19).
Dios le dio a cada ser humano la libre voluntad de elegir entre el
bien y el mal. El apóstol Pablo explica la lucha del cristiano
contra el pecado de la siguiente manera:
18
Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien;
porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. 24
¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de
muerte? (Ro. 7:18, 24).
Pablo es consciente de la lucha que batalla su espíritu, contra
los deseos de su propia carne y presenta ese conflicto como una
lucha normal en la vida cristiana, no como maldición a causa de
pecados pasados, de los padres o de la Ley.
En Cristo, Pablo encuentra la respuesta a su lucha interna
contra el pecado: “Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor
nuestro” (Ro. 7:18, 25a). Pablo se deleita por Jesucristo, pues
por medio de su Gracia, puede hacer lo que por sí mismo le era
imposible para agradar a Dios, según la Ley:
2
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha
librado de la ley del pecado y de la muerte. 3 Porque lo que
era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne,
Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y

73
a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; 4 para
que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no
andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu (Ro.
8:2-4).
El cristiano debe tener cuidado de no confundir la lucha normal
que lidia contra la tentación del pecado para presentarla como
un vestigio de maldición en su vida.
____________________________________________________
 El pecado personal no es una imposición satánica ni una
herencia ancestral, es culpa de quien cede al pecado por
decisión personal43.
____________________________________________________
b. Tentados; pero no atados
El cristiano puede ser tentado de diversas formas, comenzando
por las costumbres pecaminosas que abandonó, pero eso no
afecta su presente, si no cede a la tentación. Jesús enseñó
acerca de la lucha interna que lidia el espíritu y la carne del
cristiano:
41
Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu
a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil (Mt. 26:41).
El cristiano puede ser tentado por el mal, pero no está atado al
pecado, salvo que ceda a la tentación. La doctrina soteriológica
o de la salvación no puede ser mutilada por interpretaciones
que no presenten una salvación integral (espíritu-alma-cuerpo).
El cuerpo del cristiano está expuesto a la tentación y puede
ser atacado por fuerzas del mal que operan en este mundo,
pero no puede ser poseído involuntariamente por demonios u
obligado a vivir bajo pecado o alguna maldición, porque está
redimido completamente del pecado por los méritos de la
sangre de Cristo.
El cristiano puede ser tentado, pero eso no implica que
deba desatarse de alguna ligadura satánica a la que estuvieron
atados sus antepasados, y menos pensar que esté
43
Satanás no puede obligar a nadie a pecar. El debió utilizar la
seducción y el engaño para arrastrar tras sí una gran cantidad de
ángeles del cielo (Ap. 12:4) y todavía tiene que usar el engaño del
pecado como arma para seducir a la humanidad (Ap. 12:79).
74
automáticamente poseído por poderes o fuerzas del mal, que
actuaron en su pasado o el de su familia. El cristiano es libre del
pecado, salvo que vuelva a pecar voluntariamente.
El cristiano que practica un cristianismo vivencial44 no puede
ser poseído por fuerzas del mal, pues no tienen potestad sobre
él. Pero, si es un cristiano nominal45 que profesa ser cristiano,
asiste a una iglesia, pero no vive en obediencia a la palabra de
Dios, ya que a voluntad propia abre las puertas a los demonios y
al pecado, puede ser presa fácil del mal (Stg. 1:12-16).
A partir de la conversión a Cristo comienza un proceso de
restauración en la que el cristiano lidia una batalla campal,
contra las fuerzas del mal y sus propios deseos pecaminosos. En
ese proceso, a veces ocurren recaídas, aunque la persona no
desee pecar. Si ese es el caso, lo importante es pedir perdón a
Dios por la ofensa, alejarse del pecado y continuar luchando 46.
La victoria en la lucha por la vida eterna, no es de quien
comienza, sino del que persevera hasta el fin 47.
El cristiano que vive en obediencia a la palabra de Dios, no
puede estar atado por demonios o a supuestas maldiciones de
sus antepasados. La Biblia señala:
17
Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los
demonios se nos sujetan en tu nombre. 18 Y les dijo: Yo veía a
Satanás caer del cielo como un rayo. 19 He aquí os doy
potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda

44
Vivencial, cristiano que practica un estilo de vida de acuerdo a
las enseñanzas bíblicas.
45
Nominal, cristiano que es miembro de una congregación, pero
vive contrario a las enseñanzas de la Biblia.
46
La práctica voluntaria y deliberada del pecado es condenada en
la Biblia: “Todo aquel que permanece en ÉL no peca; todo el que
peca, no le ha visto, ni le ha conocido. El que practica el pecado es
del diablo; porque el diablo peca desde el principio” (1 Jn. 3: 6, 8a).
Aquí se refiere a la persona que voluntariamente desea permanecer
en el pecado y lo practica (constancia) consciente y deliberadamente.
No obstante, quien peca y se arrepiente sinceramente, apartándose
del pecado, alcanza misericordia (1 Jn. 2:1; Pr. 28:13).
47
Ver, Marcos, 13:13.
75
fuerza del enemigo, y nada os dañará. 20 Pero no os regocijéis
de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que
vuestros nombres están escritos en los cielos (Lc. 10:17:20).
Jesús les dio autoridad a sus discípulos sobre toda fuerza del
diablo y les prometió que “nada les dañaría”. El cristiano tiene
poder, sobre toda fuerza de Satanás y no pueden hacerle daño
alguno, salvo que voluntariamente ceda a la tentación.
El ejemplo de Cristo siendo tentado por Satanás (Mt. 4) 48
demuestra que el cristiano también puede ser tentado, pero no
puede ser obligado a pecar. Los demonios tienen poder limitado
y llegan hasta donde se encuentran con el poder de Dios, o
hasta donde el ser humano les permite acceso, por su libre
voluntad.
No se debe confundir la experiencia de algún “cristiano”
que haya sido afectado por demonios (aun siendo miembro
activo de una iglesia) para enseñar que los cristianos pueden ser
poseídos por demonios49. La confusión surge porque se
interpreta mal el título de cristiano. Cristiano significa seguidor
de Cristo. Pero, si un cristiano peca, aunque sea miembro activo
de una iglesia, abre las puertas al pecado y a los demonios (Lc.
11:24-26), pues está siguiendo al pecado (1 Jn. 3:8), no a Dios.
El cristiano puede ser tentado, pero no poseído, al menos
que practique el pecado. La Biblia enseña que el cristiano es
templo del Espíritu Santo (1 Co. 6:16) y el Espíritu Santo no
puede compartir el cuerpo de un cristiano con un demonio a la
vez. Solamente si el cristiano de su voluntad cede a la tentación

48
El hecho de que Satanás tentara a Jesús, no implica que Jesús
fuese tentado de sí mismo, pues no hubo pecado en Él (Hb. 4:15). Pero
el ser humano no está exento a caer en tentación, Jesús enseñó que el
cristiano debe velar y orar para no entrar en tentación (Mt. 26: 41).
49
Los principios teológicos no se fundan en experiencias
personales; sino en la Biblia. La palabra de Dios está por encima de las
emociones y opiniones personales. Se puede asegurar que se conoce a
una persona, pero no se sabrá con certeza acerca de su relación
personal con Dios. Eso lo sabe Dios y la persona. Jesús dijo:
“No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio”
(Jn. 7: 24).
76
y peca, los demonios pueden entrar a su vida (Jn. 5:14; Mt.
12:44).

c. La disciplina de los hijos de Dios


Dios le puede permitir a Satanás y sus demonios que toquen a
sus hijos, pero con limites, y eso no implica que estén bajo
maldición o poseídos de demonios. No debe confundirse la
disciplina divina de los hijos de Dios, con posesión demoníaca
(salvo que el cristiano practique el pecado).
Este proceso de prueba en el cristiano no es injusto, ni llega
por simple antojo de Satanás, si Dios lo permite en su soberanía
es con el propósito de enseñar alguna lección o perfeccionar la
vida del cristiano. Dios es soberano, pero como Padre amoroso
y justo, tiene el derecho de corregir sus hijos a fin de que no se
extravíen de sus caminos. La Biblia señala que, así como el
padre disciplina a su hijo a quien ama, Dios corrige a sus hijos:
11
No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, ni te
fatigues de su corrección; 12 porque Jehová al que ama
castiga, como el padre al hijo a quien quiere (Pr. 3:11-12).
La corrección divina es justa y amorosa y tiene el fin de librar a
sus hijos del mal. Dios puede permitir circunstancias indeseadas
en la vida de sus hijos, pero que al final les ayudarán para bien:
11
Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser
causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible
de justicia a los que en ella han sido ejercitados (Hb. 3:11-12).
Satanás, antes de tocar a Job, debió pedirle permiso a Dios:
12
Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene esta en
tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él (Job 1:12a).
Satanás también debió pedir permiso para zarandear a Pedro:
31
Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha
pedido para zarandearos como a trigo (Lc. 22:31).
Estos ejemplos demuestran que Satanás no puede tocar a los
cristianos por antojo propio, salvo cuando Dios se lo permite en
ciertos casos, con el propósito divino de formar a sus hijos.
Pero, esos casos tampoco deben confundirse para justificar el
pecado o las obras de Satanás en la vida del cristiano, aludiendo
estar bajo una prueba divina o tener un aguijón, como Pablo (2

77
Co. 12:7). Satanás es astuto y mentiroso, y tratará por todos
medios de engañar y confundir al cristiano con sus astucias, el
cual se debe resistir firme en la fe, hasta que huya (1 P. 5:8-9).

II. LA OBSESIÓN DEMONÍACA

La enseñanza de maldiciones generacionales, está totalmente


ligada a la demonología. Quienes enseñan que el cristiano
puede estar bajo maldición, consideran que las maldiciones de
la Ley son provocadas por Satanás, no por un juicio de Dios
sobre los desobedientes de la Ley, como señala la Biblia 50.
Es importante explicar de qué manera enseñar maldiciones
heredadas sobre el cristiano, ubica a estos últimos en posición
de “endemoniados”. Algo contrario a lo que enseña la Biblia.

a. ¿Qué es la obsesión demoníaca?


La obsesión demoníaca es un problema que afecta a muchos
cristianos, pero es poco divulgado. En ese estado, la persona les
brinda más importancia a los demonios que a Dios, su mente se
ofusca en las mentiras de Satanás y se desenfoca de lo
poderoso que es Dios. La mente llega al extremo de ser
debilitada y manipulada por las sutiles mentiras de Satanás.
Una persona afectada por la obsesión demoníaca centra su
atención en los demonios y puede llegar a estados paranoicos
en los que ven constantemente manifestaciones personificadas
de espíritus inmundos y otras cosas que les llenan de gran
temor51. Satanás sabe que la fe es el arma que le puede vencer y
50
Éxodo 20:5.
51
No se deben subestimar las experiencias de personas afectadas
por demonios, estas manifestaciones pueden ser reales. Lo que no es
78
por eso ataca la mente del cristiano con temores infundados a
fin de que su mente se desenfoque del poder de Dios y se
centre en sus mentiras.
Los demonios son reales, lo que no es real son sus mentiras
y amenazas. Ellos saben que están vencidos y para hacer daño
dependerán de la importancia que los ingenuos les den a sus
mentiras. Las personas que prestan sus oídos a sus mentiras
piensan que no pueden enfrentarse a estas fuerzas del mal e
incluso temen por sus vidas y la de los demás, creando pánico y
confusión a su alrededor.
La mente llega a ser tan manipulada por las mentiras del
diablo, que el temor les impide reconocer que el poder de Dios
es mayor que toda fuerza del mal. La intención de Satanás, ante
su incapacidad de destruir al cristiano es engañarlo,
infundiéndole temores irreales para obsesionarlo con los
demonios. Ingenuamente, muchos maestros se centran más en
los demonios y en Satanás que en Cristo, convirtiéndose directa
o indirectamente en promotores de Satanás más que en
predicadores del Evangelio
Si el diablo y sus demonios pudieran destruir al cristiano, lo
harían inmediatamente, pero como no pueden, usarán todo
tipo de engaño y manipulación para que el cristiano viva bajo el
temor demoníaco. La solución es sencilla, se deben ignorar las
mentiras de los demonios y creer en las promesas de poder
escritas en la Biblia (Lc. 10:19).
El cristiano libra una lucha espiritual contra los poderes del mal:
11
Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar
firmes contra las asechanzas del diablo. 12 Porque no
tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra
principados, contra potestades, contra los gobernadores de
las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de
maldad en las regiones celestes (Ef. 6: 11-12).

real es que Satanás sea más poderoso que Dios. El cristiano no puede
vivir bajo el temor de Satanás. Jesús dijo:
“Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Jn. 8:32).
79
Pablo no ignoraba las maquinaciones de Satanás (2 Co. 2:11),
pero no centraba su interés en el poder de Satanás, sino en el
poder de Dios para derrotarlo en su nombre.
____________________________________________________
 La única arma que posee el diablo contra el cristiano, es la
mentira y la usará para debilitar su mente y refutar la
palabra de Dios.
____________________________________________________

b. Maestros obsesionados con los demonios.


Hay maestros cristianos que se obsesionan por enseñar y
explicar la demonología de forma novedosa y extraña. Algunos
plantean largas listas de “supuestos demonios”, que en algunos
casos son cosas cotidianas que le podrían suceder a cualquier
ser humano, creando más confusión en torno a la demonología
de la ya existente.
Los setenta discípulos que Jesús envió a predicar, se
emocionaron al ver que los demonios se sujetaban a la
autoridad que les delegó Jesús. Jesús les respondió:
20
Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan,
sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en
los cielos (Lc. 10: 20).
La prioridad de Cristo en su ministerio terrenal no fue echar
fuera demonios, sino la salvación de las almas perdidas. Existe el
peligro de que la obsesión demoníaca desenfoque al cristiano
de la realidad del poder de Dios y desvirtúe la misión principal
de anunciar el Evangelio de salvación, para ofuscarse en buscar
demonios, más que en procurar ganar almas perdidas para el
reino de Dios.

c. ¿Cristianos endemoniados?
El peligro de atribuirles maldiciones a los cristianos es que
pondría a todos en posición de endemoniados. Hay quienes
hacen largas listas de asuntos pasados de los cuales
supuestamente el cristiano necesita “liberación demoníaca” 52.
52
En el libro “Guerra espiritual”, Richard Ing cita las palabras de
otro autor (Hammond) señalando lo siguiente: “La pregunta no es si
80
Presentan oraciones escritas que el cristiano debe repetir
monótonamente para ser “liberado” y sugieren listas donde
aparecen todos los males humanos, a los que llaman
maldiciones o demonios de los que el cristiano debe ser “libre”.
Algunos de estos supuestos “demonios” son pecados obvios
que la Biblia prohíbe practicar y tentaciones de las cuales el
cristiano debe alejarse.
Otros demonios o maldiciones a los que aluden son
situaciones normales que a cualquier cristiano le pueden
ocurrir.
Según Marzullo, en una lista de situaciones, a veces muy
cotidianas, que presenta en su “Manual de liberación”53, si el
cristiano ha pasado por algunas situaciones como las siguientes,
necesita liberación:

 Marzullo: “Si tu madre tuvo un embarazo con


complicaciones. Si tu madre tuvo un parto difícil y largo”.
 Respuesta: Todo embarazo tiene complicaciones y los
partos son difíciles por naturaleza. No es un demonio. El
dolor del parto se multiplicó desde el Génesis, a
consecuencia de la desobediencia humana (Gn. 3:16).

 Marzullo: “Si eres huérfano o si tu padre y tu madre te


abandonaron”.

los cristianos pueden tener demonios; sino por el contrario, ¿Puedo


alguna vez encontrar cristianos sin demonios?” (Ing, 2006. 9). Este
comentario ofende al cristianismo y lacera la doctrina de la salvación,
la purificación perfecta de los pecados de los cristianos y la liberación
del mal por medio de la sangre de Jesús. Cp. Hammond, Frank y Aida.
Cerdos en la sala. Ed. Unilit. Miami, USA, s.f. p.132. Marzullo, Frank.
Zinder, Tom. Manual de liberación. Libros Desafío. Colombia, s.f. p.23.
Clouse, Mary Jo. Sé Libre. Creation House Press. USA, 2005. pp. 113-
114. Hickey, Marilyn. ¿Cómo Librarnos de las Maldiciones
Generacionales? Ed. Patmos, Miami. 2002. p. 141.
53
Marzullo, Frank. Zinder, Tom. Manual de liberación. Libros
Desafió. Colombia, s.f. pp. 23-26. Cp. Clouse, Mary Jo. Sé Libre.
Creation House Press. USA, 2005. pp. 55-58.
81
 Respuesta: Nadie tiene culpa de haber sido abandonado. La
Biblia señala que los hijos no pagarán por el pecado de sus
padres (Dt. 24:16) y que los huérfanos son herencia de
Jehová (Sal. 68:5).

 Marzullo: “Si tienes un constante deseo de ser abrazado”.


 Respuesta: - Todo ser humano necesita ser abrazado por
naturaleza.

 Marzullo: “Si encuentras difícil perdonar a alguien”.


 Respuesta: - A todo ser humano le cuesta perdonar por su
orgullo y naturaleza inclinada al mal.

 Marzullo: “Si viviste en una zona de guerra o estuviste en


combate”.
 Respuesta: Normalmente, no se planifica vivir en una zona
de guerra. Nadie es culpable de vivir en esa condición.

Estas aseveraciones no tienen fundamento bíblico. ¿Acaso no es


suficiente lo que un cristiano haya sufrido en su pasado
pecaminoso, para ahora abonarle como deuda una cuota de
maldición? El cristianismo, no exonera del sufrimiento y eso no
debe confundirse con maldiciones. Jesús dijo:
33
En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido
al mundo (Jn. 16: 33b).
El mundo entero sufre las consecuencias del pecado, a causa de
la caída de la humanidad, pero el cristiano está bajo la
cobertura de la sangre de Cristo en el Nuevo Pacto y no puede
estar bajo maldición. En la Ley, las maldiciones las sufrían los
que abandonaban el pacto. Los cristianos que se mantienen
bajo la cobertura del Nuevo Pacto de Cristo no pueden estar
bajo maldición.
Si el cristiano peca voluntariamente después de haber
conocido la verdad, sufrirá las consecuencias obvias de su
propio pecado:

82
26
Porque si pecáremos voluntariamente después de haber
recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más
sacrificio por los pecados (Hb. 10:26).
La enseñanza de maldiciones, sobre cristianos fieles a Dios,
promueve la posesión demoníaca entre cristianos. Mutila la
doctrina de una salvación completa y desvirtúa el sacrificio
perfecto de Cristo hecho una vez y para siempre para el perdón
de todos los pecados de sus amados hijos (Col. 2:13).

83
Capítulo – 6 –

TEMAS QUE SUELEN CONFUNDIRSE CON MALDICIONES


___________________________________________________

I. LA PALABRA ESPÍRITU

a. El significado de “pneuma”
Algunos maestros creen que la palabra espíritu usada en ciertos
pasajes bíblicos, se refiere a “demonios” y parten de esa
premisa para asegurar que aun los apóstoles de Jesús estaban
endemoniados (Parish, sf, p. 21).
La palabra espíritu (gr. ρηύμα) significa viento, aliento,
soplo, espíritu, etc. Esta palabra se utiliza en el NT, para referirse
al Espíritu Santo de diversas maneras y también en alusión al
espíritu de Cristo, su alma, su parte interna cuando estuvo en
carne (Lc. 1:47, 23:46).
Creer que la palabra pneuma significa demonio, implicaría
que el mismo Jesús podía tener demonios, porque esta palabra
se usó en referencia a Él. Aparte de ser un desconocimiento del
origen y significado bíblico de la palabra en su contexto griego,
esta aseveración es osada y peligrosa. Cuando Jesús fue
acusado por los fariseos de poseer demonios, les advirtió acerca
de los peligros de la blasfemia contra el Espíritu Santo. 54
54
La blasfemia contra el Espíritu Santo consiste en atribuirle
conscientemente a Satanás las obras de Dios, como hicieron los
84
Con relación al ser humano, pneuma puede significar: a) La
parte inmaterial e invisible del hombre (Lc. 8:55). b) El hombre
fuera del cuerpo o desnudo (2 Co. 5:3-4). c) La parte sensible del
hombre (Mt. 5:3). d) Propósito, objetivo del hombre (2 Co.
2:18). e) La persona, el ser humano (1 Co. 16:18). f) Carácter (Lc.
1:17). g) Cualidades morales (Ro. 8:15), etc. (Vine, 1999. 251).
Los ejemplos anteriores demuestran que el uso de pneuma en
el NT, generalmente se refiere a la parte interna del ser humano
y no a demonios.
La única vez que la palabra pneuma, se usa para referirse a
un demonio en el NT es el caso de Mateo 8:16, quizá por la
obvia alusión anterior a demonios, pero el término se usa aquí
de manera genérica para referirse a un ser espiritual. Una
traducción mas apegada al texto griego y traducida al español
sería espíritu, como atinadamente lo hacen la mayoría de las
versiones como la Hispanoamericana, King James, NIV y otras.,
que en este verso traducen la palabra pneuma como espíritu,
no como demonio (Vine, 1999. 251).

b. El caso de Jacobo y Juan


En esta cadena interminable de obsesión con los demonios,
Parish propone que Jacobo y Juan estaban endemoniados al
interpretar el siguiente verso:
55
Entonces volviéndose él, les reprendió, diciendo: Vosotros
no sabéis de qué espíritu sois (Lc. 9: 55b).
El Señor Jesús reprendió a Jacobo y a Juan cuando le pidieron
autoridad para consumir con fuego del cielo a una ciudad de
samaria que no quiso recibir a Jesús:
54
Viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor,
¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo,
como hizo Elías, y los consuma? (Lc. 9: 54).
Los discípulos creyeron que podían repetir los portentos de Elías
en Samaria, haciendo derramar fuego. Jesús, reprendió la

fariseos a fin de negar la divinidad de Jesús como el Mesías de Israel


(Mt. 12:24). Aunque en este caso quizá se haga por ignorancia en la
interpretación bíblica, se debe tener el cuidado de no relacionar la
palabra espíritu con demonio.
85
actitud de venganza de los discípulos, pero eso no implica que
estuvieran endemoniados. Jesús reprendió la motivación errada
de sus corazones, no a demonios.
Sería absurdo pensar que Jacobo y Juan estuvieran
endemoniados y Jesús no fuese capaz de liberarles 55. Es claro
que la mayor connotación de la palabra espíritu, en el uso
neotestamentario se refiere a la parte interna del ser humano y
no a demonios. Este texto si se usa fuera de contexto puede
crear un pretexto que justifique demonios en los cristianos.

c. ¿Pedro o Satanás?56
Un caso que suele confundirse con maldiciones en los cristianos
es cuando Jesús reprendió a Satanás, no directamente a Pedro:
23
Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de
mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en
las cosas de Dios, sino en las de los hombres (Mt. 16: 23b).
Pedro quiso convencer a Jesús de no ir a la cruz, porque le
amaba, pero sus sentimientos estorbaban que Jesús realizara su
plan de salvar la humanidad.
Satanás puede aprovecharse de sentimientos bien
intencionados, sin dominio propio, para obstaculizar los planes
de Dios. Satanás se aprovechó de los buenos sentimientos de
Pedro a fin de tentar a Jesús. No es que Pedro fuera Satanás.
Satanás es un ser espiritual y Pedro un ser humano. Jesús, se
dirige directamente a Satanás, quien está detrás de las palabras
e intenciones de Pedro.

55
Jacobo y Juan recién habían estado en el monte de la
transfiguración con Jesús, donde vieron a Elías y Moisés (Lc. 9: 27.)
56
Parish, presenta al apóstol Pedro como un enemigo
endemoniado de Cristo: “Pedro era susceptible a los demonios,
dejándose usar en más de una ocasión por Satanás en su intento por
entorpecer o estorbar los planes de Dios”. Parish, Norman. ¿Puede un
cristiano ser poseído por demonios? Op cit. pp. 23-26.
No hay duda que Satanás se aprovechaba de las ambivalencias de
Pedro, pero estaba lejos de sus intenciones servir de estorbo de los
planes divinos. Sus sentimientos le traicionaban para actuar de forma
errada, pero su intención de proteger la vida de Jesús era genuina.
86
Según algunos autores, una traducción más apropiada del
griego leería: ¡Vete de aquí Satanás! o ¡Fuera de mi vista
Satanás!57, en alusión a Satanás, quien estaba detrás de las
palabras de Pedro. Jesús demostró su autoridad para perdonar
pecados antes de resucitar, porque Él, es Dios (Mt. 9:1-8). Los
discípulos no estaban endemoniados porque Jesús les había
purificado. Cuando Jesús quiso lavar los pies de sus discípulos,
Pedro le pidió que lavara todo su cuerpo, como una purificación
ritual (símbolo de purificación entre los judíos, Éx. 29: 4; Lv. 15;
Mt. 15: 2), pero Jesús le respondió a Pedro que ya estaba limpio
de pecados:
10
Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita sino lavarse
los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis,
aunque no todos. 11 Porque sabía quién le iba a entregar; por
eso dijo: No estáis limpios todos (Jn. 13:10-11; 15:3).
Jesús no atribuyó demonios o pecados a sus discípulos: “…y
vosotros limpios estáis”, pero de Judas no dijo lo mismo:
70
Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros los
Doce, y uno de vosotros es diablo? (Jn. 6:70).
Jesús hizo diferencia entre sus discípulos limpios de pecados y
Judas quien era pecador. Eso demuestra que los discípulos fieles
no podían estar endemoniados.
Judas representa al cristiano nominal que es contado como
creyente, pero que en la práctica no vive una vida agradable de
obediencia a Dios y a su Palabra. Judas era contado entre los
doce, pero era un ladrón que había abierto las puertas de su
corazón al pecado y la avaricia, por eso se llenó de Satanás 58:
6
Pero dijo esto (Judas), no porque se cuidara de los pobres,
sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo
que se echaba en ella (Jn. 12:6).

57
Hendricksen, Guillermo. El Evangelio Según San Mateo.
Subcomisión Literatura Cristiana. Michigan, USA, 1986, p. 688.
58
La palabra diablo (gr. Διάβολος) atribuida a Judas, significa
calumniador o acusador falso (Hendricksen, 1983. 263), título que
retrataba bien la conducta pecaminosa de Judas. Ver, San Juan 13: 27.
87
No basta llamarse cristiano. La práctica deliberada del pecado
abre las puertas a Satanás y sus demonios. Cristiano significa
seguidor de Cristo y Él no es ministro de pecado (Gá. 2:17).
Según la Biblia, el que práctica el pecado es del diablo:
8
El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo
peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios,
para deshacer las obras del diablo (1 Jn. 3:8).
No se debe usar los casos de supuestos “cristianos” que
practican el pecado y son poseídos por demonios para afirmar
que el cristiano fiel puede también ser poseído por demonios.
II. ¿EXISTE LA “TRANSFERENCIA DE ESPÍRITUS”?

Otro tema que puede confundirse con maldiciones heredadas,


es la supuesta “transferencia de espíritus” humanos o de otros
seres creados. La supuesta “transferencia de espíritus”, que
según Ness (Ness, 2001. 5), consiste en pasar del espíritu de una
persona a otra, puede confundirse con maldiciones heredadas
causadas por espíritus transferidos.
La Biblia no enseña que el espíritu humano pueda salir del
cuerpo y meterse en otro. Es al morir que finalmente el alma se
desprende totalmente del cuerpo físico (Ec. 12:7) y es
conducida a su destino eterno (Mt. 25:46). También la
comunicación con supuestos espíritus de personas que han
muerto es proscrita en la Biblia (Lv. 20:27; Dt. 18:11) 59.
La Psicología enseña que la conducta humana, puede ser
influenciada por costumbres aprendidas, transmitirse por el
conocimiento o por imitación a través de generaciones 60. Pero

59
Las almas no salen de su destino eterno, pero los demonios
pueden imitar la voz del muerto para hacer creer que es un familiar
que habla de ultratumba. La transferencia de espíritus podría
confundirse con la reencarnación o la metempsícosis (gr. metem =
paso y psicoys = alma) doctrina falsa que se refiere al supuesto
traslado o transmigración de las almas. Lacueva, Francisco.
Diccionario Teológico Ilustrado (ampliado por Alfonso Ropero). Ed.
Clie, Barcelona, 2001. p. 507.
60
La imitación al patrón familiar y el entorno social influye
enormemente en las acciones de cada individuo. Está comprobado
88
no es un proceso osmótico carente de algún tipo de
comunicación.
En el siguiente relato Ness, explica: “¿Sabía usted que es
posible que una persona física, un grupo de personas o un ser
espiritual que inspire pensamientos sentimientos o emociones,
transfieren o transmiten espíritus, buenos y malos, si nuestra
capacidad espiritual está abierta a recibirlos?” (Ness, 2001. 5).
Ness se refiere a que cristianos pueden recibir espíritus malos.
Según él explica, “el hombre natural no comprenderá la
transferencia de espíritus” (Ness, 2001. 18), pero la realidad es
que la palabra espíritu, tiene diferentes connotaciones de
acuerdo al contexto bíblico en que se use.

a. El “espíritu” de Moisés
El espíritu que se derramó sobre los setenta ancianos que
escogió Dios, para que compartieran la carga de Moisés por el
pueblo de Israel, era el espíritu de Dios y no el de Moisés.
Moisés se quejó ante de Dios, por la carga emocional y
espiritual que le causaba lidiar con un pueblo que se quejaba
constantemente ante él por “mejores condiciones de vida”.61
He aquí la queja de Moisés:
11
Y dijo Moisés a Jehová: ¿Por qué has hecho mal a tu
siervo? ¿Y por qué no he hallado gracia en tus ojos, que has
puesto la carga de todo este pueblo sobre mí? 14 No puedo
yo solo soportar a todo este pueblo, que me es pesado en
demasía (Nm. 11:11b, 14).
Dios escuchó la queja de Moisés y le respondió:

científicamente, que algunos comportamientos de los individuos están


directamente relacionados con la enseñanza que recibieron en su
hogar (costumbres aprendidas). Cp. Diane Papalia y Sally Wendkos.
Psicología. Ed. Magraw-Hill. México, 1988, p. 569. Gerald Davison.
Psicología de la conducta anormal (Segunda Edición), Limusa Wiley.
México, 2004, p. 468.
61
Esta queja no era real, Israel recibía comida del cielo gratis
(maná), mientras en Egipto debían trabajar bajo esclavitud para
alimentarse y estaban propensos al exterminio (Éx. 3: 7-9, 5:1-21).
89
16
Entonces Jehová dijo a Moisés: Reúneme setenta varones
de los ancianos de Israel, que tú sabes que son ancianos del
pueblo y sus principales; y tráelos a la puerta del
tabernáculo de reunión, y esperen allí contigo. 17 Y yo
descenderé y hablaré allí contigo, y tomaré del espíritu que
está en ti, y pondré en ellos; y llevarán contigo la carga del
pueblo y no la llevarás tu solo (Nm. 11:16-17).
Dios quiso aliviar la carga espiritual de Moisés, depositando
parte de su carga espiritual sobre los setenta ancianos. Ellos
tendrían visión para identificarse con las preocupaciones de
Moisés a fin de ayudarle. ¿Cuál era ese espíritu que estaba
sobre Moisés? El contexto del pasaje da la respuesta:
25
Entonces Jehová descendió en la nube, y le habló; y tomó
del espíritu que estaba en él, y lo puso en los setenta
varones ancianos; y cuando posó sobre ellos el espíritu,
profetizaron, y no cesaron (Nm. 11:25).
Ningún ser humano tiene la capacidad de impartir de sí mismo,
dones espirituales como los que recibieron los setenta ancianos
de Israel. Ellos recibieron poder del Espíritu Santo, por eso
profetizaron. Moisés no tenía atribución de impartir dones
espirituales de sí mismo, ya que ésta es una prerrogativa divina
(Hch. 8: 17:20). El ser humano es solo el instrumento divino.
Fue el Espíritu de Dios, quien llenó con su presencia a los
ancianos. El verso señala: “Y cuando posó sobre ellos el
espíritu, profetizaron y no cesaron” (Nm. 11: 25), aludiendo
directamente al Espíritu de Dios, no a Moisés.
No fue el espíritu del cuerpo de Moisés que transmigró
hacia los ancianos, sino el Espíritu de Dios quien depositó sobre
los ancianos, parte de la enorme carga que pesaba sobre
Moisés. Esta verdad es más evidente, por la misma explicación
que Moisés da a dicha manifestación del Espíritu de Dios:
29
Y Moisés le respondió: ¿Tienes tú celos por mí? Ojalá todo
el pueblo de Jehová fuese profeta, y que Jehová pusiera su
espíritu sobre ellos (Nm. 11:29).
Según las palabras textuales de Moisés, no fue su espíritu
humano el que pasó a los setenta ancianos, sino el poder del
Espíritu de Dios que impartió a los ancianos, parte la carga

90
pesada que llevaba Moisés como gobernante del pueblo a fin de
que le ayudaran en dicha tarea.

b. El “espíritu de Elías”
Un caso similar a los anteriores es el “espíritu de Elías” o el
Espíritu que estaba sobre Elías. Eliseo le pidió a Elías, que una
doble porción de su espíritu reposara sobre él:
9
Cuando habían pasado, Elías dijo a Eliseo: Pide lo que
quieras que haga por ti, antes que yo sea quitado de ti. Y dijo
Eliseo: Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea
sobre mí (2 R. 2:9).
Elías no tenía autoridad por sí mismo de concederle tal petición
a Eliseo, por eso le expresa: “cosa difícil has pedido”.62 Elías era
un simple humano, sujeto a debilidad (Stg. 5:17-18) e incapaz
de conceder tal petición. Solo Dios podía, pues el da su Espíritu
Santo sin medida a quienes se lo pidan (Jn. 3: 34; Lc. 11:13).
Cuando Elías ascendió al cielo, el Espíritu Santo reposó
sobre Eliseo y Dios le concedió una doble porción de la unción
del profeta Elías. Eliseo fue capaz de abrir el río Jordán para
pasar en seco, como había hecho Elías, antes de su ascenso al
cielo. No fue el espíritu humano de Elías que reposó sobre
Eliseo, sino una unción doble del poder que tenía Elías en su
ministerio terrenal. La doble unción del Espíritu Santo, sobre la
vida de Eliseo no fue transferida, ni heredada, sino que Dios se
le concedió su petición porque la anhelaba con todo su corazón.
Es evidente en la Biblia que los espíritus (divinos, humanos
o demoniacos63) no se transfieren, ni se heredan de manera
automática. El contraste entre la vida de Giezi (servidor de
Eliseo) y Eliseo (sirviente de Elías) revela que mientras Eliseo
servía a Elías, clamó por una doble porción de unción espiritual
y le fue concedida por Dios, debido a su fidelidad. En cambio,
62
Ness, sugiere que Eliseo recibió el espíritu de Elías y no el de
Dios. El señala: “Hay comunicación y transferencia de espíritu de un
hombre a otro”. Ness, Alex W. Transferencia de espíritus. Argentina,
Ed. Peniel, 2001. p. 54.
63
El cristiano no puede ser poseído por un demonio, salvo que
ceda al pecado.
91
Giezi eligió el camino de la avaricia y no logró ninguna bendición
de Eliseo, más bien recibió la lepra de Naamán por sus mentiras,
porque los dones espirituales no se heredan, ni se transfieren
de manera automática de un ser humano a otro, proceden de
Dios (Lc. 11:13), el único que los puede dar.
El ser humano es solo un instrumento usado por Dios para
realizar sus planes. La unción espiritual procede de Dios y no se
debe confundir con “transferencia de espíritus”.
c. El “espíritu de Juan el bautista”
Un caso parecido en el NT es el de Juan el bautista, en la
profecía que el ángel le anuncia a Zacarías acerca de su hijo
(Juan el bautista), le dice:
17
E irá delante de Él con el espíritu y el poder de Elías, para
hacer volver los corazones de los padres a los hijos (Lc. 1: 17a).
¿Cuál era el espíritu de Elías que vendría sobre Juan el bautista?
Elías fue un profeta lleno del Espíritu Santo y de celo por la
causa de Dios:
14
Él respondió (Elías): He sentido un vivo celo por Jehová
Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu
pacto (1 R. 19: 14a).
Elías hizo volver el corazón de Israel a Dios en un momento
de crisis religiosa:
37
Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este
pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti
el corazón de ellos (1 R. 18:37).
Elías clamó a Dios para que se manifestara derramando
fuego del cielo, para demostrarle a los israelitas que Jehová, es
el verdadero Dios y para que se volvieran a Él.
Volver el corazón de Israel a Dios, también fue el propósito
de Juan el bautista, en medio de otra crisis religiosa en Israel. El
Espíritu que posaba en Elías, era el Espíritu de Dios y ese mismo
Espíritu guiaría a Juan el bautista, quien fue lleno del Espíritu
Santo desde el vientre de su madre:
15
Porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni
sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de
su madre. 16 Y hará que muchos de los hijos de Israel se
conviertan al Señor Dios de ellos (Lc. 1:15-16).

92
El ángel Gabriel anunció que Juan sería lleno del Espíritu Santo y
guiado por Él, como fue Elías. En este contexto bíblico
relacionado con Moisés y Juan el bautista, la palabra Espíritu no
se refiere al espíritu humano de Moisés, y menos al de Elías
quien ya estaba en el cielo; sino a la presencia del Espíritu
Santo.

d. Respuesta a la “transferencia de espíritus”


La Biblia no enseña que el espíritu humano, tenga capacidad de
migrar a otras personas. Estos casos no sostienen dicha
interpretación. Lo que puede suceder es que alguien con sus
ideales, motivaciones, conducta o ejemplos pueda influenciar la
vida de otra persona. El sabio Salomón aconseja:
24
No te entremetas con el iracundo, ni te acompañes con el
hombre de enojos, 25 no sea que aprendas sus maneras, y
tomes lazo para tu alma (Pr. 22:24-25).
Las influencias negativas de personas (costumbres, ideologías,
motivaciones, acciones, filosofía de vida, etc.) se pueden
aprender y causar grandes daños, como advierte el consejo
divino anterior. Esa fue una de las razones por las que Dios le
ordenó a Israel destruir a los cananitas, para que no
aprendieran sus costumbres:
“Sino que destruirás completamente: al heteo, al amorreo,
al cananeo, al ferezeo, al heveo, y al jebuseo, como Jehová
tu Dios te ha mandado; para que no os enseñen a hacer
según todas sus abominaciones que ellos han hecho para sus
dioses, y pequéis contra Jehová vuestro Dios” (Dt. 20:17-18).
Lo que Dios quiso evitar en Israel fue que aprendieran las
costumbres cananitas, por su influencia y no una maldición,
herencia, ni “transferencia de espíritus”.
Entre los pecadores los demonios pueden salir de una persona y
entrar en otra; como el ejemplo bíblico de los demonios del
gadareno que se metieron en unos cerdos (Mt. 8: 28-34). Pero a
la luz de la Biblia un demonio no puede introducirse en el
cuerpo de un cristiano fiel, porque es templo del Espíritu Santo
(Ro. 12:1; 1 Ts. 5: 23; 1 Co. 6: 19-20), salvo que el cristiano ceda

93
al pecado. El espíritu humano, tampoco se puede transferir de
una persona a otra, no tiene bases bíblicas.
Los casos bíblicos que menciona Ness son su propia
interpretación de dichos pasajes; nótese lo que afirma:
“¿Por qué es difícil para los cristianos creer que la ira, los
celos, el odio, las luchas, las vejaciones, que son llamados
“espíritus” en la Biblia, pueden y de hecho son transferidos
de una persona a otra? Por supuesto que se debe estar
abierto o no protegido para que tal cosa suceda” (Ness,
2001. 164).
Los supuestos “espíritus” que menciona Ness, la Biblia les llama
obras pecaminosas de la carne:
19
Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio,
fornicación, inmundicia, lascivia, 20 idolatría, hechicerías,
enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones,
herejías, 21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas
semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como
ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no
heredarán el reino de Dios (Gá. 5: 19:21).
La Biblia aclara, que estos pecados son obras de la carne. Pablo
exhorta a los cristianos a que no las practiquen, porque no son
pecados impuestos, ni transferidos, sino prácticas pecaminosas
producto de una decisión del corazón humano 64:
19
Porque del corazón salen los malos pensamientos, los
homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los
falsos testimonios, las blasfemias (Mt. 15:19).
64
La voluntad humana nunca se separa del intelecto para tomar
decisiones. Desde que Dios puso a Adán en el huerto del Edén le dio la
capacidad de elegir, con conocimiento previo de ciertas advertencias
(Gn. 2:16-17). Francisco Lacueva escribe: “La voluntad es la facultad
apetitiva racional, propia de los seres humanos. Como tal es una
tendencia (hacia el bien o el mal). Puede definirse como: La facultad
espiritual por la que el ser humano puede tender a los valores
conocidos por la inteligencia y tomar decisiones acerca de lo que
debe hacer u omitir”. Lacueva, Francisco. Diccionario teológico
Ilustrado (ampliado por Alfonso Ropero). Ed. CLIE, Barcelona, 2001. p.
601. Las acciones malas pueden ser influenciadas por el mal; pero, el
ser humano es quien determina o consuma lo que hace.
94
El cristiano que incurre en estas prácticas pecaminosas puede
ser presa fácil para los demonios. Pablo aclara que los que las
practican, no heredarán el reino de Dios.
La Biblia demuestra que el cristiano y todo ser humano
pueden ser tentados a pecar, pero al final cada cual decidirá por
sí mismo lo que hará. En todo caso lo que puede ocurrir es que
una persona aprenda las malas costumbres de otros.
III. ¿QUÉ SIGNIFICA “EL PAN DE LOS HIJOS”?

a. “¿El Pan de los hijos?”


Algunos maestros señalan que la expresión de Cristo: “El pan de
los hijos” (Mt. 15:21-31), se refiere a liberación de demonios en
los cristianos, por ser hijos de Dios (Marzullo, sf. pp. 19-21).
En este pasaje, Jesús llamó hijos a los israelitas, refiriéndose
al pacto de Abraham (hijos de la promesa), y no hijos de Dios.
No existe ninguna conexión entre esta expresión y los cristianos.
Jesús refutó el argumento judío de que, por ser hijos de
Abraham, fuesen también hijos de Dios:
39
Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham.
Jesús les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las obras de
Abraham haríais. 44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo,
y los deseos de vuestro padre queréis hacer (Jn. 8: 39, 44a).
Según las profecías acerca de Jesús, Él debía anunciar el
Evangelio primero a Israel y luego que consumara su obra en la
cruz65, manifestaría su Gracia a toda la humanidad (gentiles)66.
A la mujer cananea le dijo que esperara, porque era gentil:
27
Pero Jesús le dijo: Deja primero que se sacien los hijos,
porque no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los
perrillos (Mr. 7:27).

65
Era necesario que Jesús derramara su sangre en la cruz, para
dar perdón de pecados a toda la humanidad, bajo el Nuevo Pacto de
su sangre. Ver, Hebreos 9:22.
66
Después de la muerte de Cristo, Pedro anunció abiertamente el
Evangelio a los gentiles (Hch. 10). Felipe, Pedro y Juan lo hicieron en
Samaria (Hch. 8:4-21). Después Pablo recibió su apostolado dirigido a
los gentiles (Hch. 9:15).
95
Jesús enseñó usando un ejemplo de la vida cotidiana donde un
padre no sacrifica el alimento de su hijo, para dárselo a un
perro. Así mismo, los israelitas como hijos del Pacto y a causa de
la promesa, debían recibir primero la Palabra y después los
gentiles. He aquí el relato de Mateo:
21
Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón.
22
Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella
región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten
misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por
un demonio. 23 Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces
acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela,
pues da voces tras nosotros. 24 Él respondiendo, dijo: No soy
enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 25
Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor,
socórreme! 26 Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el
pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. 27 Y ella dijo: Sí,
Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen
de la mesa de sus amos. 28 Entonces respondiendo Jesús,
dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como
quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora (Mt. 15:21-
28).
Los judíos llamaban “perros” a las personas religiosamente
impuras67 (gentiles). Israel fue escogido para ser una nación
santa (Éx. 19:6) y ellos desarrollaron un espíritu exclusivista. Las
profecías anunciaban que el Salvador del mundo debía
manifestarse primero en Israel para dar cumplimiento a las
profecías relacionadas al Mesías (Jn. 4: 22).
5
A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo:
Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de
samaritanos no entréis, 6 sino id antes a las ovejas perdidas
de la casa de Israel (Mt. 10:5-6).
El Pacto fue revelado primero a Israel y luego a toda la
humanidad (Ro. 9: 4-5a). Jesús se refirió a los israelitas como
“hijos’’ del Pacto de Abraham, no como hijos de Dios. Ellos eran
judíos de religión e hijos de Abraham según la carne.
67
Ver, Comentario Bíblico Hispano. Mateo. Ed. Mundo Hispano.
USA, 2002. p. 213.
96
Israel necesitaba liberación, porque estaban bajo el poder
de las tinieblas y es evidente porque ellos autorizaron la muerte
del Mesías (Hch. 2:23). Esta liberación no aplica a cristianos
fieles que han sido libertados del pecado por el poder de Dios
(Jn. 8:32).
El pan de los hijos es una expresión que Jesús utilizó, con
relación a la oportunidad que se le daba a Israel, de saciar su
hambre espiritual. Jesús relaciona este verdadero pan del cielo
(Jesús) con el maná, que Israel había comido en el desierto,
pero no les había saciado68:
32
Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio
Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan
del cielo. 33 Porque el pan de Dios es aquel que descendió del
cielo y da vida al mundo. 34 Le dijeron: Señor, danos siempre
este pan. 35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí
viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá
sed jamás (Jn. 6:32-35).
La interpretación acerca del pan que hizo Jesús hizo ante la
mujer cananea, no era simplemente la liberación de un
demonio de su hija, el pan es Cristo mismo, con todos los
beneficios del Evangelio. Jesús mismo es el pan que da vida.

68
Ver, Éxodo 16: 4-15.
97
Capítulo – 7 –

EL CRISTIANO Y LAS HERENCIAS


____________________________________________________

I. ¿AFECTAN LAS HERENCIAS AL CRISTIANO?

a. El cristiano y su herencia cultural


Hay cristianos que se convierten a Cristo, en medio de culturas
afectadas por prácticas de origen satánico o contrarias a las
enseñanzas bíblicas. Esto puede acarrear consecuencias de
pobreza, enfermedad, etc.; porque el pecado produce muerte y
es mordaz en sus secuelas. Pero, a partir del nuevo nacimiento
en Cristo, comienza una vida de restauración integral
(espiritual, social, económica, etc.), en los que aceptan a Cristo.
El cristiano, ha nacido de nuevo y debe renunciar a
cualquier práctica cultural pecaminosa contraria a la Biblia; pero
haber pertenecido en su vida pasada a una cultura con prácticas
pecaminosas, no le sitúa bajo alguna maldición presente, si
ahora vive para Cristo y se ha alejado de dichas prácticas.
La Biblia señala que Dios perdona todos los pecados de sus
hijos (Col. 2:13). Sería irónico pensar que a Dios se le olvidó
desatar al cristiano, de ciertas cadenas pecaminosas,
pretendiendo presentar una salvación incompleta.
No se deben confundir las batallas espirituales que pueda
librar un cristiano que en su pasado participó en prácticas
satánicas con maldiciones generacionales. El cristiano debe
renunciar a toda práctica pecaminosa, en vez de buscar todos
los pactos o pecados de sus antepasados para encontrar
vestigios de maldición de los cuales deba desatarse o arrepentir.
El bagaje de conocimientos pasados le sirve de espejo al
cristiano, para no cometer errores o pecados que practicaron
sus antepasados o reincidir en los que abandonó.

98
El historial personal y familiar cuenta para aprender a no
cometer los mismos errores del ayer; pero como un
conocimiento; nada tiene que ver con buscar maldiciones
familiares para saber si afectan la vida presente del cristiano.
____________________________________________________
 La enseñanza de maldiciones heredadas podría suponer
que muchos problemas en la vida del cristiano son
causados por los pecados de sus antepasados, pero si
alguien ha recibido a Cristo como su salvador y se ha
separado del pecado ¿de qué debe sentirse culpable o
codeudor? ¿acaso la salvación no es un regalo inmerecido
y don perfecto de Dios?
____________________________________________________

b. El cristiano y la herencia religiosa


Hay hijos que al nacer son escogidos o dedicados por sus padres
a Satanás, para suceder a sus ancestros que entraron en pacto
satánico. Esta persona si se convierte a Cristo, no puede ser
afectada por elecciones diabólicas pasadas, pues comienza una
vida nueva, libre de pecado. Aunque éste cristiano lidiará una
lucha campal contra su pasado, no implica que algún pecado o
maldición heredada afecte su vida cristiana presente.
Satanás puede tentar y perseguir a una persona convertida
a Cristo, después que ha renunciado a un pacto satánico; pero a
partir de su conversión, su pasado pecaminoso ha sido
perdonado y borrado por la sangre de Jesús (2 Co. 5:17).
Quizá las luchas presentes de un cristiano que estuvo
relacionado a cultos satánicos, serán más patentes por su
compromiso anterior con Satanás, si se comparan con las del
cristiano común, porque estaba comprometido con el diablo, no
porque esté bajo maldición. Existen conjuros y todo tipo de
ataques que Satanás puede lanzar sobre su vida, pero eso no le
pone bajo maldición. El cristiano tiene poder sobre toda fuerza
del mal y nada le pueden dañar (Lc. 10:19).
El reino de las tinieblas tiene como meta esclavizar al ser
humano y la sociedad en general. Las consecuencias de
cualquier práctica satánica afectarán a los miembros de esas

99
comunidades que no conocen a Jesús como su salvador y
acarrearán toda consecuencia del pecado: pobreza,
enfermedad, etc. No obstante, cualquier miembro de una
familia o comunidad entregada a prácticas satánicas que se
convierta a Cristo, comienza a partir de ese momento una vida
de restauración a todo nivel y es libre de toda maldición y pacto
que hasta ese momento le afectaba.
Si antes de ser cristiano, alguien fue dedicado en pacto a
Satanás, no tiene necesidad de buscar o mencionar ahora todos
los pactos y pecados de sus ancestros, para supuestamente “ser
libre” como proponen quienes enseñan maldiciones69. Esa vida
pecaminosa le afectó al cristiano mientras vivía en pecado; más
ahora que conoce a Cristo y se ha separado de dichas prácticas
no puede estar bajo alguna maldición.
Los demonios no se heredan de manera connatural, en una
persona que haya sido escogida para ejercer el satanismo o
practicar cualquier costumbre pecaminosa dentro de una
familia o cultura. Quizás a la muerte del anterior, los demonios
respaldarán al sucesor, pero no significa que la persona nació
con demonios en sus genes. Los demonios pueden poseer a una
persona desde una temprana edad, pero no es un asunto
genético. Dios creó al ser humano a su imagen y semejanza.
Si Dios no crea seres malditos. ¿Cómo un cristiano fiel,
puede estar maldito o endemoniado? Esto solo crea confusión
para la fe cristiana y dudas con respecto a la salvación. El
cristiano ha sido redimido de su pecaminoso pasado por la

69
Rebecca Brown escribe: "Confiese los pecados de sus
antepasados, y pida al Señor que lo perdone y lo limpie. Pídale que lo
aparte completamente de las iniquidades de sus antepasados”. La
Biblia no enseña que un cristiano deba confesar los pecados de sus
padres a Dios y menos sentirse culpable de ellos. Rebecca Brown.
Maldiciones Sin Quebrantar. New Kesigton, PA: Whitaker House, 1996.
p.39. Es posible que la autora no tuviera la intención de crear
confusión, pero estos escritos ambiguos podrían ser utilizados para
asegurar que existen maldiciones heredadas en los cristianos. Cp.
Anderson, Neil T. Rompiendo Cadenas. Ed. Unilit, USA, 2001. pp. 232-
234.
100
sangre de Jesús. Es una nueva criatura conforme a la imagen de
Jesucristo (2 Co. 5:17). No importan los pecados pasados, al
cristiano solo le resta vivir una vida santa y agradable a Dios.

c. El cristiano y la herencia familiar


Hay familias que reflejan patrones genéticos y conductas
repetitivas, tales como: enfermedades físicas, mentales,
emocionales, etc., que son usadas como argumento para
señalar que las maldiciones en cadena familiar existen; sin
embargo, estas características familiares transmitidas de una
generación a otra, tienen también su propia explicación.
Existen factores genéticos hereditarios, que determinan
muchas características físicas de los hijos y consecuentemente
éstos pueden heredar condiciones de enfermedad y de otra
índole de sus padres. La herencia genética y enfermedades de
los padres pueden afectar física o psicológicamente a los hijos y
a la vez repercutir en la personalidad, emociones, etc. 70
Un problema complejo en este campo es la herencia de
asuntos espirituales, ya que en este apartado la Psicología,
encuentra causas físicas a las cuales les atribuye problemas que,
desde la perspectiva bíblica, son espirituales. En este aspecto se
contraponen la fe y la ciencia. Tampoco es que toda crisis sea
un demonio, pretendiendo buscar una explicación rápida a una
patología o afección.
La Psicología ha hecho grandes aportes en beneficio de la
humanidad, que sirven como herramientas para ayudar en
problemas mentales y físicos; pero hay que advertir que los
procedimientos psicológicos, son estrictamente científicos y no
toman en cuenta la Biblia, ni la fe cristiana, para diagnosticar la
causa de las enfermedades. Existe una marcada diferencia en la
manera que la psicología y la teología analiza algunos
problemas relacionados a la conducta del ser humano.
70
Un padre esquizofrénico puede predisponer a los hijos a
heredar la condición. Diane Papalia y Sally Wendkos. Psicología. Ed.
Magraw-Hill. México, 1988, p. 569. Gerald Davison. Psicología de la
conducta anormal (Segunda Edición). Limusa Wiley, México. 2004, p.
468.
101
Aflora entonces, el dilema entre ciencia y fe. Hubo tiempos
en que el cristianismo era reacio a aceptar los aportes de la
ciencia a ciertos problemas humanos y esa etapa generalmente
se ha superado, pero se debe tener el cuidado de no caer en el
otro extremo de olvidar la fe y depender absolutamente de la
ciencia. Existe el peligro de la secularización de la fe cristiana,
esto puede causar que los consejeros cristianos usen solo los
procedimientos científicos para tratar de solucionar los
problemas humanos, dejando de lado la Fe. El Apóstol Pedro
aseguró que la fe cristiana es más importante que toda riqueza:
7
Para que sometida a prueba vuestra fe,
mucho más preciosa que el oro (1 P. 1: 7a).
Esta verdad se ha comprobado a través de los casos en que
personas, con mucho dinero en su poder, no han encontrado
cura para sus enfermedades, ni felicidad para sus vidas. Otros,
sin dinero han encontrado respuesta a sus crisis, en Cristo.
Está comprobado científicamente, que algunos
comportamientos de los individuos están directamente
relacionados con la enseñanza que recibieron en su hogar o
entorno social, no por herencia 71. Los padres influyen a sus hijos
con sus actitudes y ejemplos para seguir sus mismos estilos de
vida, aunque no se los hayan enseñado verbalmente.
Un padre puede enseñarle a su hijo que es malo fumar,
pero si él fuma, puede influenciar más la decisión de su hijo con
sus actos que con sus palabras. La imitación al patrón familiar y
al entorno social influye en el comportamiento de todo
individuo72. Es indudable que existen herencias físicas de padres
que pueden repercutir en sus descendientes, pero eso no
implica que los hijos hereden conductas o pecados
genéticamente73.
71
Ibid., pp. 395-428.
72
Ibid., 453.
73
La conducta heredada (hereditarismo), versus la influencia del
ambiente en la conducta (ambientalismo) ha sido un debate de la
ciencia. Estudios niegan que exista un determinismo genético en los
humanos. Las herencias físicas e inteligencia pueden ser estimuladas
por un buen ambiente, pero no así un carácter heredado. “La genética
102
La genética, si bien pudiera predisponer a un individuo a
heredar ciertas características de sus padres, no manipula la
voluntad del ser humano hasta el punto de obligarle a pecar.
Dios le dio a cada individuo la capacidad de decidir por sí
mismo lo que debe hacer 74. El pecado no se hereda
genéticamente, si fuese así nadie sería culpable de su propio
pecado, sino sus antepasados. Si bien, la naturaleza humana
esta inclinada al pecado, el pecado ancestral se aprende por
imitación y se practica voluntariamente. Según la Biblia, el
pecado no se hereda de los padres (Dt. 24:16).
Dios no creó seres predispuestos para que practicar el
pecado automáticamente. Esa idea contradice la enseñanza
bíblica de un Dios que hizo al ser humano a su imagen y
semejanza (Gn. 1:26), y que no quiere que se pierda (Jn. 3:15-
16). El ser humano a voluntad propia eligió el pecado, pero Dios
no es injusto, no condena sin causa (Mal. 3:13-18). El ser
humano cosecha lo que siembra (Gá. 6:7).
____________________________________________________
 Una gran diferencia entre fe y ciencia, es que la ciencia
busca evidencia científica para demostrar un hecho; en
cambio, la fe se evidencia con los resultados. Tal es el caso
de los milagros evidentes que ocurren entre los cristianos,
aunque no tienen explicación científica, tampoco se
pueden negar.
____________________________________________________

y el destino”. Muy Interesante (revista). Año XXII, # 10 (p. 98).


Eso demuestra que, aunque el ser humano puede ser influenciado por
el medio ambiente, no es un autómata. Dios le ha dado capacidad de
libre elección. Por tanto, el bien y el mal son una decisión, no una
imposición.
74
Desde el principio de la creación es evidente la capacidad de
decidir que Dios le dio al ser humano (Adán y Eva) y
consecuentemente a todo individuo. Ver, Génesis 2:16-17.
103
II. LAS HERENCIAS Y SUS EFECTOS

a. Patrones familiares hereditarios


El abuso, el adulterio, el embarazo prematuro, el divorcio, la
muerte temprana, etc., parecen ser un patrón repetitivo en
muchas familias. De allí parten algunos maestros para señalar
que ciertas personas pueden estar bajo una maldición familiar.
Es posible que un núcleo familiar, pueda ser afectado por
un pecado o enfermedad específicos. Las personas que no
conocen a Cristo como su salvador están expuestas a sufrir las
consecuencias del pecado, que incluso pueden tener la
tendencia a repetirse en una misma familia.
La Psicología, demuestra que los vicios y ciertos patrones
de conducta pueden ser imitados; también las enfermedades
pueden ser trasmitidas genéticamente a las generaciones
posteriores. El ambiente del hogar y la educación pueden
estimular conductas aberrantes, típicas en una misma familia. El
medio ambiente propicia factores que influyen en la conducta
de cada individuo (Coon, 1999. 93-94,142-143).
No sería extraño que en una familia se repita un patrón de
conducta pecaminoso, influenciado por las circunstancias del
entorno familiar y social. Si es una enfermedad, también los
factores genéticos pueden determinar afecciones hereditarias. 75
El cristiano, aunque también puede ser tentado con los
mismos pecados de sus ancestros o heredar de sus padres una
condición genética (no está exento), no significa que esté bajo
alguna maldición76. Hay lindas promesas en la Biblia para disipar
toda mentira con relación al pasado y acerca de la sanidad
divina en las que se puede confiar.
75
Cp. Biggs Alton, Chris Kapicka y Linda Lundgren. Biología.
McGraw- Hill Interamerican Editors. México, 2000. pp. 256-259.
76
La Maldición bíblica está relacionada directamente con la
práctica del pecado, no estrictamente con las consecuencias
inevitables que puedan sufrir aquellos que se han arrepentido y han
abandonado el pecado.
104
El cristiano no está exento a los males de la raza humana, pero
su alma le pertenece a Cristo y está bajo su bendición,
independientemente de su condición física. Sea que vivamos o
muramos somos del Señor (Ro. 14:8). La salvación cristiana está
garantizada por el sacrificio de Cristo, hecho en la cruz. Ningún
pecado pasado, propios o de los padres que aceche la mente,
tiene potestad sobre la nueva vida en Cristo, si hay un
verdadero arrepentimiento y se vive una vida agradable a Dios.
El pecado produce huellas físicas y psicológicas, malos
recuerdos que marcan la vida a consecuencia de un pasado
pecaminoso o abusos sufridos, pero éstos no son una maldición
divina, satánica, generacional, ni de la Ley en la vida del
cristiano. Son consecuencias de un mundo hostil entregado al
pecado, producto de una naturaleza humana caída; pero todo
ese pasado ha sido perdonado y no afecta la relación espiritual
presente de una persona que se ha convertido al cristianismo, si
vive separado del pecado.

b. Los pecados de los padres no se heredan


El ser humano desde la caída heredó una naturaleza inclinada al
pecado, exacerbada por el conocimiento del bien y del mal
develado por la desobediencia de Adán y Eva; pero no hereda
connaturalmente los pecados de sus padres.
Satanás puede controlar familias, culturas y el mundo en
general si el ser humano se lo permite. Pero el proceso de
conductas pecaminosas grupales se aprende a través de la
imitación de prácticas sociales que se pueden convertir en un
estigma77 perpetuado por generaciones creando un círculo

77
En la Biblia hay casos de comunidades enteras dedicadas a
ciertas prácticas pecaminosas influenciadas por el entorno, como el
caso de la homosexualidad en la ciudad de Sodoma (Gn. 19:4-8), de
donde toma posteriormente el nombre de sodomía este pecado (Dt.
23-17). Dios habló a Israel que destruyera por completo las ciudades
de Canaán, no porque podrían heredar sus maldiciones, si no que la
Biblia señala: “para que no os enseñen a hacer según todas sus
abominaciones” (Dt. 20: 18), Dios advertía el peligro de una
costumbre aprendida, no una maldición.
105
vicioso de conductas imitadas; poniendo bajo la maldición a los
pecadores. Esa práctica pecaminosa producirá consecuencias de
todo tipo en la familia o sociedad que lo practique. Es una la ley
divina que: Todo lo que el hombre siembre, eso cosechará (Gá
6:7b), y el alma que peca morirá (Ez. 18:4, 20; Ro. 6:23). El
pecador puede estar bajo la maldición del pecado, pero no el
cristiano convertido a Jesucristo.
Existe una tendencia secular muy enconada a explicar que
ciertas conductas pecaminosas son heredadas o congénitas en
el ser humano y eso tiene muchas implicaciones para la fe
cristiana. Tal es el caso de la homosexualidad. La Biblia enseña
que nadie nace homosexual (de otra manera Dios no la
condenaría)78, es una decisión personal o conducta aprendida
por cada persona79. La Psicología estimula estas conductas en
las personas que lo practican debido a su incapacidad de
brindar solución.
Al rechazar los principios bíblicos como alternativa para
entender los problemas humanos, la ciencia buscará otras
respuestas que Satanás aprovechará para engañar a la
humanidad.
Hay una tendencia de la ciencia por comprobar que la
homosexualidad, es algo genético u hormonal 80. Esta persigue la
78
La homosexualidad es un pecado condenado en la Biblia (Gn.
19:4-8) y en la Ley era castigado con la pena de muerte (Lv. 18:22,
20:13; Dt. 23:17; Jue. 19:22-26). Esta práctica también es condenada
en las enseñanzas que los apóstoles recibieron de Cristo (1 Co. 6:9; Ro.
1:24-28; 1 Ti. 1:10; 2 P. 2:7; Jud. 1:7), y el mismo Cristo reafirmó en sus
enseñanzas que el matrimonio ordenado por Dios desde el principio,
es entre un hombre y una mujer (Gn. 1:27, 2:24; Mt. 19:4-6).
79
Dios no puede tentar a nadie (Stg. 1:13) y Jesús enseñó que del
corazón salen todos los deseos pecaminosos (Mt. 15:19), incluyendo la
porneia (gr. πоρνεία) o fornicación, que en el texto bíblico griego
implica todo tipo de perversión sexual. Ver, Fee, Gordon. Primera
Epístola de Corintios. Nueva Creación. USA, 1994. p. 227.
80
Davidoff, Linda L. Introducción a la Psicología. (Tercera edición,
trad. Jorge A. Pérez). Mc Graw-Hill, México: 1990. pp. 348-352. En su
afán por demostrar que la homosexualidad es un asunto hormonal,
algunos científicos postulan que los homosexuales cuando son
106
aceptación de la conducta, aun dentro de los círculos cristianos.
Muchos teólogos ya lo enseñan así, siendo engañados y dejando
a un lado la Biblia como palabra infalible de Dios 81.
Es deber de los maestros cristianos, educar acerca de la
actitud de misericordia que el cristiano debe mostrar hacia el
pecador, no al pecado; sin olvidar que esa práctica es un pecado
ante Dios (Gn. 19:4-8; Lv. 18:22, 20:13; Dt. 23:17; Jue. 19:22-26;
1 Co. 6:9; Ro. 1:24-28; 1 Ti. 1:10; 2 P. 2:7; Jud. 1:7).
Satanás tratará de engañar a los cristianos de los últimos
tiempos, con una avalancha de mentiras. Ningún experimento
científico que trate de acomodar de manera sutil conceptos que
parecen lógicos y racionales, cambiará la realidad de que la
Biblia prohíbe la homosexualidad82.
A la luz de la Biblia, los pecados no se transmiten de manera
genética. Jesús mismo expresó que el reino de los cielos es de
los niños (Mt. 18:3-5, 19:13-15), estos no nacen condenados ni
se les imputa pecados ajenos. Son culpables hasta la edad en
que pueden discernir y decidir por sí mismos entre el bien y el
mal. El juicio de Dios es individual y justo, no condena
inocentes.
Se puede heredar una enfermedad, son las consecuencias
obvias del pecado. Pero no se heredan pecados ajenos. La
maldición bíblica está relacionada a los desobedientes. El
expuestos a oler feromonas del mismo sexo, su cerebro reacciona a la
atracción. En cambio, cuando son del sexo opuesto no reaccionan
igual; pero se cree que reaccionan así por el aprendizaje que han
adquirido por su estilo de vida homosexual y no por instinto. “The
scent of a man”. Revista TIME, mayo 23, 2005. p. 61.
81
Las propuestas de algunos estudios con relación a que la
homosexualidad es resultado de ciertos cambios genéticos u
hormonales durante la adolescencia (hecha a partir de experimentos
con animales) es una hipótesis no comprobada y aun maestros
cristianos usan estos argumentos. Dejando de lado el texto bíblico.
82
Existen casos extraños como los hermafroditas, que a cierta
edad pueden orientar su sexualidad. El cristiano debe recordar que de
un caso especial no se puede hacer una regla general y tampoco
modifica la verdad divina revelada en la Biblia acerca de la prohibición
de la homosexualidad.
107
cristiano que vive en obediencia al Evangelio no puede estar
bajo maldición.

c. ¿Puede un pecador estar bajo maldiciones heredadas?


Se debe definir la diferencia entre las maldiciones de la Ley y las
consecuencias del pecado adámico, para entender sus efectos
sobre la humanidad. Mientras, el pecado adámico transmitió la
muerte a toda la humanidad, la Ley establecía una serie de
bendiciones o maldiciones a quienes vivían bajo el antiguo
pacto. Dependía de la decisión de cada persona: Bendición para
los obedientes y maldición para los desobedientes.
La Biblia señala maldiciones sobre los desobedientes de la
Ley. Pero en la Gracia, Jesús cargó en su cuerpo con todos los
pecados y las maldiciones de la Ley (Gá. 3:16). Por medio de su
sacrificio, Jesús libra de toda maldición a quien le reciben como
Señor y Dios (cristianos). La promesa de bendición divina hecha
a Abraham alcanza a toda la humanidad:
18
… habiendo de ser Abraham una nación grande y fuerte, y
habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra
(Gn. 18:18).
Dios le habló a Abraham que en su Simiente (Jesús) serían
benditas todas las naciones de la tierra, no solo Israel:
14
Para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham
alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la
promesa del Espíritu (Gá. 3:14).
Jesús es la Simiente prometida a Abraham, en la que toda la
humanidad sería bendita:
16
Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su
Simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de
muchos, sino como de uno: Y a tu Simiente, la cual es Cristo
(Gá. 3:16).
Cristo eliminó la maldición de la Ley, pero esta liberación es
efectiva en los que le reciben como salvador. Los pecadores
siguen bajo la maldición del pecado a voluntad propia. Aunque
el pecador sufre las consecuencias del pecado en el presente,
tampoco se condena eternamente por herencia, porque puede

108
renunciar en vida al pecado. Dios juzga a cada individuo según
sus propias obras, no por pecados ajenos:
13
Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y
el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron
juzgados cada uno según sus obras (Ap. 20:13).
La “maldición” como resultado del pecado original (Gn. 3:)
existe aún en el mundo y será eliminada hasta el fin (Ap. 22:3);
pero las maldiciones del pecado y la Ley, han sido abolidas para
los hijos de Dios por medio de la muerte de Cristo (Col. 2:14):
14
Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no
estáis bajo la Ley, sino bajo la Gracia. 2 Porque la Ley del
espíritu de vida en Cristo Jesús me ha liberado de la Ley del
pecado y de la muerte (Ro. 6:14; 8:2).
____________________________________________________
 Los pecadores viven aún bajo las consecuencias de la
“maldición” del pecado a voluntad propia, pero los hijos
de Dios no, “porque la Ley del espíritu de vida en Cristo
Jesús me ha liberado de la Ley del pecado y de la muerte”.
____________________________________________________

Capítulo – 8 –

109
¿SANIDAD EMOCIONAL O MALDICIÓN HEREDADA?
____________________________________________________

I. EL CRISTIANO Y LA SANIDAD EMOCIONAL

a. La sanidad emocional
La sanidad emocional también se relaciona frecuentemente con
demonios en la vida del cristiano por quienes enseñan
maldiciones. De allí la importancia de incluir este tema.
El Dr. José Batista en su libro “El Árbol de la Vida”, señala:
“El aprendizaje Emocional es la grabación neurofisiológica
de la información, las experiencias, y los refuerzos que
hemos recibido en la vida; la cual condiciona nuestras
respuestas emocionales instantáneas, dependiendo de los
estímulos externos que recibimos. Esta inteligencia, o forma
de aprendizaje, nos lleva al sufrimiento y a la enfermedad
cuando no podemos definir que hemos aprendido de los
eventos de nuestra vida y terminamos culpando a los demás
por cómo nos sentimos” (Batista, sf. 39).
Las emociones del ser humano reaccionan a los estímulos
externos. Se supone que el cristiano desarrolle defensas en el
área cognoscitiva por medio del conocimiento de la Biblia, a fin
de proteger su mente y emociones (2 Co. 10:4-5).
El área emocional, puede afectar al cristiano si no se
protege con la palabra de Dios, pero no debe confundirse con
maldiciones o posesión demoníaca. Jesús hizo libre al cristiano
de todo su pasado, solo advierte permanecer en su Palabra para
mantener la plena libertad (Jn. 8:31-32).
El cristiano no depende estrictamente de lo que siente o
piensa; vive en armonía con lo que Dios dice en su Palabra (Fe,
Hb. 10:38), como nueva criatura espiritual (2 Co. 5:17). El ser
humano es emocional, pero Dios le ha dotado de intelecto. Al
cristiano Dios le ha concedido dominio propio (2 Ti. 1:7) y no
debe permitir que sus emociones gobiernen su vida. Las
emociones se protegen con el conocimiento y confesión de la
Palabra de Dios:

110
4
Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino
poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, 5
derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra
el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo
pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Co. 10:4-5).

b. El peligro de la Regresión83 como método de liberación


Se puede confundir la sanidad emocional con liberación
demoníaca, pecados no confesados o ancestrales en el cristiano.
Es peligroso usar métodos parecidos a la Regresión como vía de
“liberación” donde se conduce a las personas hasta la niñez
temprana, e incluso al vientre de su madre o el pasado en busca
de pecados generacionales; ignorando que Cristo limpió todo
pecado de sus hijos por medio de su sangre (Col. 2:13).
El peligro es que la mente sea manipulada y se llegue a
causar daño. Las consecuencias podrían ser extremadamente
nocivas, produciendo traumas mentales que pueden convertirse
en problemas más graves de los que antes se padecía.
Los métodos de regresión coaccionados, que conducen a las
personas a la infancia a fin de recordar eventos traumáticos,
para perdonar a cada persona que les ofendió u ofendieron o
pedir perdón por pecados pasados no tienen respaldo bíblico.
Dios no necesita que se le mencione todos los pecados a fin
de perdonarlos. Él perdona todos los pecados, si hay
arrepentimiento verdadero; sin necesidad de confesar cada
pecado cometido, Dios los conoce y los hecha al olvido.
Con relación al nuevo Pacto, la Biblia señala el perdón de todos
los pecados por medio de la sangre de Cristo:

83
La Regresión es un debatido método usado en algunas sesiones
siquiátricas en el que a través de la hipnosis u otros medios de
alteración de estados de consciencia se lleva a la persona a un trance
para recordar eventos de su vida pasada a fin de entender el posible
origen de traumas o afecciones. Algunos grupos cristianos en su afán
de encontrar la causa de los males o residuos de pecados en la vida de
los cristianos, han recurrido a implementar este método peligroso es
sus reuniones, que puede ser de alto riesgo y muy traumático.
111
7
Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos
comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo
nos limpia de todo pecado (1 Jn. 1:7).
Dios no solo perdona los pecados, sino que los olvida, porque la
sangre de su Hijo limpia de todo pecado:
12
Porque seré propicio a sus injusticias, y nunca más me
acordaré de sus pecados y de sus iniquidades (Hb. 8:12).
Toda práctica que promueva residuos de pecados en el cristiano
contradice la Biblia y atenta contra el sacrificio perfecto de
Cristo hecho en la cruz para perdonar todos los pecados de sus
hijos, de una vez y para siempre.

c. La sanidad emocional
Las emociones son parte integral del ser humano. El diccionario
terminológico define la emoción como: “Un estado psíquico-
psicológico que se caracteriza por una intensa carga de
afectividad”84. Si un pecador acepta a Jesús como su salvador,
su alma es perdonada de todos sus pecados; pero si su cuerpo
ha sido deteriorado por su pasado estilo de vida pecaminoso,
necesitará cuidados para restaurarse físicamente.
También su parte emocional puede haber sido lacerada y
afectar su autoestima o producir complejos y sentimientos de
toda índole. Si es necesario esta persona deberá trabajar con
estas áreas afectadas de su vida, pero eso no tiene relación con
residuos de pecados que puedan afectar la salvación o el estado
espiritual del alma, que ha sido purificada por la sangre de
Cristo.
La sanidad emocional no se debe usar como excusa para
“liberar” a cristianos de supuestos “demonios o pecados
heredados”. La sanidad interior no se debe confundir con una
sesión de Regresión como se usa en los procesos hipnóticos de
la Psicología (Coon, 1999. 249-253. Papalia, 1988. 140-145), y
tampoco al método que usan algunos grupos cristianos
posmodernos, pretendiendo encontrar en el pasado de los
cristianos una solución fácil a todos los problemas.

84
Diccionario Terminológico. Ediciones Vicens Vives. España, 1997.
112
La sanidad emocional dentro de un proceso de consejería,
se refiere más bien, a un recuerdo consciente de un evento
pasado o situación presente que la persona desea confesar
voluntariamente, porque le afecta. Exteriorizar un problema
ayuda en el ámbito emocional como vía para liberar cualquier
sentimiento, como perdonar o ser perdonado, etc. El salmista
experimentó alivio al confesar su pecado, mientras lo encubrió
se sentía atrapado en una crisis espiritual y emocional, pero
cuando lo confesó su carga fue quitada (Sal. 32:3-5).
En un proceso de consejería cristiana, esta sanidad
emocional se produce por el consuelo que Dios y su Palabra
ministran en el corazón de la persona, a través del perdón que
se le brinda al ofensor o por haber sido perdonado (Sal. 32). El
simple hecho de exteriorizar sentimientos guardados ante la
persona correcta produce alivio al corazón.
Este proceso de confesar un evento pasado difícil, es
terapéutico en el ámbito emocional y al expresarlo, la persona
se libera de su carga emocional, produciendo alivio interno y
confianza en el cuidado y protección del Señor. Esto brinda
consuelo, que es una de las grandes obras que realiza el Espíritu
Santo como consolador (Jn. 14: 16-26, 15: 26, 16: 7).
Muchos cristianos luchan encarecidamente por
sobreponerse a las batallas emocionales y mentales sufridas en
el pasado, las cuales, si bien fueron perdonadas, se lucha contra
los malos recuerdos. Para los cristianos que han sufrido
problemas emocionales, mentales o diferentes tipos de abusos
en su pasado, esta consejería cristiana podría ser provechosa;
pero no implica que estén atados a demonios o que no sean
libres del pecado.
Los métodos de consejería no confligen con la salvación del
cristiano y son comprensibles como una forma de ayudar a
cristianos en casos especiales; pero no se debe confundir la
sanidad emocional con maldiciones generacionales o liberación
demoníaca en el cristiano, salvo que haya cedido a la práctica
voluntaria del pecado que le despoja de su título de cristiano. El
pecado separa de Cristo y quien peca, sin arrepentirse y

113
apartarse del pecado, deja de ser un seguidor de Cristo
(cristiano).
____________________________________________________
 La terapia emocional no debe confundirse con liberación
de fuerzas del mal, ni con liberación de demonios
generacionales o residuos de pecado en el cristiano. Salvo
que el cristiano practique deliberadamente el pecado85.
____________________________________________________

d. La confesión y la liberación
En una crisis, un cristiano puede sentirse atrapado en sí mismo,
pero cuando conoce la solución por medio de la palabra de
Dios, es libre; no de demonios, sino de su confusión.
Jesús afirmó:
31
Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si
vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis
verdaderamente mis discípulos; 32 y conoceréis la verdad, y
la verdad os hará libres (Jn. 8:31-32).
Permanecer en la Palabra de Dios garantiza libertad al
cristiano. Jesús enseñó que quien se sostiene firme en la
Verdad, es libre, no puede estar atado a demonios. En muchos
casos, es el desconocimiento de la palabra de Dios lo que
produce confusión y temores infundados en el cristiano.
La confesión voluntaria es como una llave que abre la
puerta para que se produzca una catarsis en el interior del ser
humano. El simple hecho de escuchar a otras personas les
produce consuelo. No se debe tratar de solucionar los
problemas solamente con oración o creer que todo es un
demonio, sin antes escuchar al asesorado. En una consejería
cristiana, un consejo basado en la Biblia puede hacer que la
persona encuentre respuesta o salida a su crisis 86. La palabra de
Dios es viva y eficaz (Hb. 4:12).
85
Jesús advertía a sus seguidores acerca del peligro que implicaba
continuar viviendo un estilo de vida pecaminosa, después de haber
sido libertados del pecado (Jn. 5:14, 8:11).
86
Si un consejero no se siente capacitado, será mejor referir a la
persona asesorada a una persona capacitada por razones de ley.
114
No se debe confundir la liberación de una carga emocional,
con liberación demoníaca en el cristiano. La liberación de
emociones, es usar la confesión como vía voluntaria para liberar
sentimientos guardados, deshacerse de una idea morbosa o de
la lucha contra algo que asecha y afecta la relación con Dios.
La mente libra continua batalla contra el pecado, ideas y
estructuras tergiversadas que el diablo ha desvirtuado dentro
de cada cultura. El cristiano lidia una batalla constante en su ser
interior y en sus pensamientos contra tales cosas. Estas se
deben vencer por medio de la Palabra de Dios (1 Co. 10:3-6).
El bálsamo curativo de la confesión hace que la persona se
sienta libre del peso de un pensamiento o pecado que aceche
su vida. En algunos casos, bastará confesarlo a Dios en oración
(si la persona se separa del mal), pero en la mayoría de los
casos, se debe hablar con personas con conocimiento y
madurez (pastor o consejero), para un consejo que evite que la
situación se repita.
La liberación demoníaca es un tema diferente a lo que
hemos expuesto anteriormente y tiene que ver con la posesión,
no con la salud emocional del alma. La sanidad emocional, no se
debe interpretar siempre como un método de liberación de
posesión demoníaca o maldición heredada en el cristiano.
Es obvio que, si el cristiano peca deliberadamente, sin
arrepentirse, puede ser poseído por demonios. La Biblia señala
que quien practica el pecado es del diablo (1 Jn. 3:8). Pero este
ya no sería un caso de sanidad emocional, sino de liberación
demoníaca a causa del pecado.

e. El abuso y el perdón
El abuso físico o emocional causan heridas internas que, si no se
tratan a tiempo, producen dolor permanente. Hay personas
capaces de olvidar y perdonar con facilidad, pero otros (incluso
cristianos) tienen dificultades para sobreponerse al odio y el
resentimiento. No perdonan con facilidad a las personas que les
causaron heridas emocionales. Dios provee los medios para que
personas en esta condición puedan encontrar la comprensión y

115
el amor necesario en sus vidas; y esto, no sólo a través del amor
divino, también por medio de seres queridos y consejeros.
La persona abusada suele sentirse culpable de lo que le
sucedió, aunque haya sido la víctima. De ahí la importancia de
perdonar tanto al agresor, como estar en paz con sí mismo.
Lo más importante es que el perdón sea brindado, pues es
un mandato divino (Mt. 6: 12-14,15). La dinámica en que el
perdón se efectúe será de acuerdo a cada circunstancia.
Siempre que el perdón sea sincero, no es necesario ni enfrentar
a los agresores, eso podría ser imprudente, ocasionando más
lesiones a las existentes.
A veces se lucha contra recuerdos de un pasado tormentoso
o el odio que pueda sentirse contra los abusadores. Quizás el
abusado se sienta impotente por creer que no se le hará
justicia, pero Dios es justo:
19
No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad
lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza
(Ro. 12:19b.) Vide., Lv. 19:18; Hb. 10:30.
El perdón y la confianza en Dios traen sanidad al corazón y la
persona podrá vivir sin estigmas de maldiciones pasadas. No
debe confundirse la lucha contra recuerdos pasados, con
maldiciones heredadas en el cristiano.
No hay maldición para los cristianos.

116
Capítulo – 9 –

¿POR QUÉ ENSEÑAR MALDICIONES HEREDADAS?


____________________________________________________

117
I. PROMESAS DE LIBERACIÓN FINANCIERA

a. Buenas intenciones; falsas expectativas


La enseñanza de maldiciones heredadas en el cristiano, puede
ser motivada por el deseo de sacar adelante a los cristianos de
sus desgracias (económicas, físicas, espirituales, etc.), por la vía
rápida. Una de esas promesas es que una oración de liberación
financiera sacará al cristiano de cualquier crisis económica.
Al no encontrar una salida correcta para salir de sus crisis
económicas o a falta de conocimiento, pueden ocurrir
explicaciones fantásticas, que tristemente pueden ser
interpretaciones erradas de la Biblia. Las enseñanzas y
herramientas que se le provean al cristiano para hacer frente a
los problemas de la vida, deben ser viables a la luz de la Biblia.
La fidelidad es el camino bíblico hacia la bendición divina, no
una oración por liberación de espíritus ancestrales.

b. La ruta hacia la bendición económica


Otro eslabón en la cadena de enseñanzas sobre maldiciones es
la creencia de que algunos cristianos podrían estar bajo
maldición cuando sufren situaciones económicas difíciles. En un
mundo materialista como el presente, suena maravillosa la idea
de que, al pronunciar una palabra mágica, todas las deudas
desaparecerán. Existe en cambio, un camino bíblico hacia la
bendición financiera que es real.
Algunos autores señalan que los problemas financieros del
cristiano, son causados por “maldiciones heredadas”. Esta es
una de las siete maldiciones descritas por Derek Prince:
“Continua insuficiencia económica”87.
Whetstone señala:
“Sus ingresos no están creciendo, y por consiguiente, no
pueden pagar todas sus deudas. La acumulación de sus
deudas, lo mantiene en un ciclo vicioso de estar pidiendo
prestado. La Biblia llama a esto simplemente maldición” 88.

87
Prince, Derek. Bendición o Maldición. Ed. Unilit, Miami, 1995. p. 45.
118
La bendición económica no solo se obtiene repitiendo una
oración para desatar las finanzas y a la vez siendo infieles a Dios.
Desde la perspectiva bíblica, la raíz del problema no es culpa de
otros (maldiciones heredadas), sino del cristiano mismo y hay
que asumir responsabilidades. La respuesta que Dios le dio a
Israel, en su ruina económica, no fue que se desataran de
demonios, sino que fueran fieles con sus diezmos y ofrendas:
10
Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi
casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos,
si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre
vosotros bendición hasta que sobreabunde (Mal. 3:10).
La única vez que Dios promete en la Biblia que Él mismo
reprenderá al devorador por sus hijos, es cuando se es fiel en el
cumplimiento de los diezmos y las ofrendas:
11
Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os
destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será
estéril, dice Jehová de los ejércitos (Mal. 3:11).
Dios no manda reprender demonios o maldiciones para ser
bendecidos económicamente. Él promete echarlos fuera, si hay
fidelidad. Satanás no puede invalidar las promesas de Dios.
Cuando Satanás quiso tocar a Job, arguyó que no podía a causa
del cerco que Dios creó a su alrededor, a causa de su fidelidad:
10
¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo
que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por
tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra (Job 1:10).
Satanás solo pudo tocar a Job con el permiso de Dios.
____________________________________________________
 La única vez que Dios promete en la Biblia que Él mismo
reprenderá al devorador por sus hijos, es cuando se es fiel
en el cumplimiento de los diezmos y ofrendas. La

88
En su libro, Whetstone ofrece una alternativa correcta de
siembra y cosecha. No obstante, estas palabras aluden a una
maldición como la causa de la derrota financiera y no a la infidelidad a
Dios como muestra la Biblia. Whetstone, Gary V. Como Identificar y
Remover Maldiciones. Ed. Whitaker House, USA, 1998. p. 153.

119
bendición financiera no se desata por medio de liberación
de maldiciones pasadas, es resultado de la fidelidad a Dios.
____________________________________________________

c. Prosperidad por la vía rápida


Una motivación para buscar los problemas en el pasado
pecaminoso propio o de los padres puede ser, el deseo de
alcanzar prosperidad económica inmediata, o un crecimiento
rápido en la membrecía de las iglesias.
Algunos maestros enseñan que los fracasos económicos de
los cristianos tienen su origen en maldiciones que heredaron de
sus padres o les ha lanzado el diablo, por tanto, creen que
necesitan ser liberados de demonios que operan la supuesta
maldición. Lo que los demonios trataran es impedir que el
cristiano sea fiel a Dios en sus diezmos y ofrendas, porque es la
vía bíblica para la bendición económica.
El siguiente paso bíblico hacia la bendición del cristiano es la
paciencia:
6
El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar
primero (2 Ti. 2:6).
La ley de la siembra y la cosecha es un principio del reino de
Dios. En toda siembra existe un tiempo de espera para obtener
resultados. El Señor ha prometido suplir las necesidades de sus
hijos y manda que no se afanen:
25
Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué
habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro
cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el
alimento, y el cuerpo más que el vestido? 26 Mirad las aves
del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros;
y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros
mucho más que ellas? 31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué
comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? 32 Porque
los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre
celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. 33
Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y
todas estas cosas os serán añadidas (Mt. 6:25-26, 31-33).

120
La fe es convicción en la palabra de Dios. El método bíblico
para alcanzar las promesas de Dios incluye, fidelidad y
paciencia. Dios ha prometido suplir las necesidades de sus hijos
(Fil. 4:19), pero es necesaria la paciencia:
10
Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de
paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor.
11
He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren.
Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del
Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo (Stg.
5:10-11).
Este hecho fue registrado en la Biblia para brindar consuelo,
enseñar fe, y entender la manera de alcanzar las bendiciones
divinas (Ro. 15: 4 y 1 Co. 10: 11) y reafirmar que ser cristiano no
exime de poder pasar por tiempos difíciles (Jn. 16:33). La
paciencia es requerida para alcanzar sus promesas divinas:
8
Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con
esto. 9 Porque los que quieren enriquecerse caen en
tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que
hunden a los hombres en destrucción y perdición; 10 porque
raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual
codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron
traspasados de muchos dolores (1 Ti. 6: 8-10).
El primer verso se puede parafrasear así: “Teniendo
nuestras necesidades suplidas seamos agradecidos”. Aceptar la
realidad de las aflicciones que se puedan sufrir en la vida
cristiana, no menoscaba la fe. Jesús dijo:
33
En el mundo tendréis aflicción; pero confiad yo he vencido
al mundo (S. Jn. 16:33b).
Dios ha prometido bendecir a sus hijos, pero advierte no
caer en desesperación y afán por las cosas materiales, de
manera que afecte la relación con Dios o que provoque
apartarse de su amor.

___________________________________________________

121
 La fe no es un puente que se levanta sobre el rio de la
crisis, sino un camino que se abre a través de las aguas
turbulentas de la vida.
____________________________________________________

d. La avaricia es pecado de idolatría


En la carta a los Colosenses, Pablo escribe:
5
Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación,
impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia,
que es idolatría (Col. 3:5). (Hb. 13: 5; 1 Ti. 6:10b).
La avaricia es un pecado de idolatría porque suplanta a Dios de
su lugar por las cosas materiales. Esto hace que el cristiano
abandone la esencia de los mandamientos divinos (dejando de
amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo,
Mr. 19:19). La carta a los Efesios señala:
5
Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o
avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y
de Dios (Ef. 5:5).
El afán material conduce a interesarse más en recibir
bendiciones materiales de Dios, que en ser sus adoradores. Dios
ha prometido suplir las necesidades del cristiano y no se le
puede seguir bajo condiciones (Lc. 9:57-62).
Dios quiere bendecir a sus hijos en todo aspecto, pero la
Biblia no enseña que el cristiano está exento de que su fe sea
probada (Jn. 16:33). Ese tiempo de prueba no es una maldición
que haya que romper, si llega, se debe esperar y ser fiel a Dios
para alcanzar su bendición 89.

89
La bendición de Dios enriquece y no añade tristeza (Pr. 10:22).
122
Capítulo – 10 –

123
EL PODER DE LAS PALABRAS
____________________________________________________

I. PALABRAS DE MALDICIÓN

a. El poder de la palabra hablada


¿Podría alguien causar efectos de maldición por medio de sus
palabras en la vida de un cristiano? ¿Pueden sus propias
palabras poner al cristiano bajo maldición? ¿Tiene autoridad el
ser humano de maldecir a otros por medio de sus palabras? En
este capítulo, se estudiará el poder de la palabra de Dios y el
efecto de las palabras maldicientes de los seres humanos en
contra de otros o de sí mismo.
El conocimiento y la confesión diaria de la palabra de Dios
son determinantes para obtener las bendiciones divinas. Jesús
dijo: “De la abundancia del corazón habla la boca” (Lc. 6:45).
Esta confesión de las promesas divinas no es un rito monótono
repetitivo de la Biblia, que automáticamente cause algún efecto
mágico. Si la confesión de la Biblia no deviene en obediencia o
viceversa, no tendrá ningún efecto.
Las bendiciones de Dios son voluntarias, no impuestas. La
Biblia señala que aun los demonios creen en Dios, pero no le
obedecen (Stg. 2: 19). Esto es en torno al poder de bendición
que tiene la palabra de Dios (la Biblia), pero la palabra humana
¿tiene poder para maldecir? Muchos maestros enseñan, que los
cristianos podrían estar bajo maldición, a causa de sus propias
palabras negativas o de las que le puedan proferir otras
personas con la intención de maldecirles.
Frank Hammond, señala: “Las maldiciones se generan por
palabras habladas con el deseo de hacer o atraer mal”
(Hammond, 1995. 49). Un concepto secular, no bíblico.
Otro expresa: “Aún cuando tratas de obedecer a Dios y de
aplicar su palabra en tu vida, palabras de tu pasado te están
afectando a menos que tú sepas cómo romper su atadura.
Estas palabras negativas son realmente maldiciones”
(Whetstone, 1998. 13). El mismo asegura que aún el cristiano

124
podría estar bajo maldición sin saberlo: “Aún los cristianos más
maduros pueden estar sufriendo bajo una maldición sin darse
cuenta de ello” (Whetstone, 1998. 11). Estos conceptos
contradicen las enseñanzas bíblicas.
El significado de la palabra maldición no define todo su
contenido en un solo contexto de la Biblia. En el NT la palabra
“ara” (gr.) maldición, sólo aparece una vez para referirse a la Ley
(Ro. 3:14), en referencia a Salmos, 10:7. La palabra “maldición”,
de acuerdo a sus diferentes usos semánticos, puede significar
también: Hacer pequeño, tratar despectivamente, insultar,
poner en ridículo, etc.
El significado de esta palabra no es estrictamente el de una
maldición mágica, como en el contexto griego o el de una
maldición divina de la Ley; sino también el de una simple ofensa
verbal en otros contextos bíblicos. La maldición como ofensa
verbal o conjuro es prohibida en la Biblia. Un cristiano no puede
maldecir, ni puede estar bajo maldición por simples palabras.
Existen conjuros practicados por brujos sobre las personas,
pero las simples palabras no dañan a nadie; ya que son
demonios los que obran la maldad, no los brujos por sí mismos.
Como sea, estos conjuros no tienen ningún poder sobre los hijos
de Dios, aun los brujos saben que no pueden hacerle daño al
cristiano. Solamente si el cristiano peca y abre las puertas a los
demonios puede ser perjudicado (Mt. 12:43-45).

b. El anatema en el Nuevo Testamento


En el NT la alusión a la maldición está relacionada con el castigo
eterno. Los pecadores vivos están reservados bajo el anatema
divino para destrucción cuando sean juzgados por sus obras, al
final de todas las cosas, si no se arrepienten en vida:
9
Sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar
a los injustos para ser castigados en el día del juicio. 17 Estos
son fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta;
para los cuales la más densa oscuridad está reservada para
siempre (2 P. 2:9, 17).
Aludiendo a los pecadores, Hebreos señala:

125
7
Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae
sobre ella, y produce hierva provechosa a aquellos por los
cuales es labrada recibe bendición de Dios. 8 Pero la que
produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser
maldecida, y su fin es el ser quemada” (Hb. 6:7-8).
Esta alegoría tomada de la tierra que produce frutos
buenos, juntamente con la maleza, es una alusión a los santos y
pecadores de entre la tierra (v.1-8). Los buenos frutos reciben la
bendición de Dios (santos), pero los abrojos y espinas son
quemados en el fuego. Así mismo, en la cosecha final de las
almas, unos serán despertados para vida eterna y otros para
condenación eterna (Dn. 12:2). Esta cosecha de almas es un
concepto muy claro en el libro de Apocalipsis (Ap. 14:14-15).
Los versos anteriores confirman que esta maldición está
reservada para ser ejecutada en un tiempo futuro; por eso
señala que los malos frutos están próximos a ser maldecidos.
Porque el juicio de maldición no es ahora, sino que está
reservado para el tiempo del fin. Después que Cristo pronuncie
los juicios de maldición sobre los pecadores, Satanás y la
muerte, etc., no existirá más la maldición (Ap. 22:4).
Esta interpretación encaja cabalmente con el uso de anatema,
advertida por Pablo a los que no aman al Señor:
22
El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema.
El Señor viene (1 Co. 16:22).
Ésta es una expresión escatológica que pone bajo el anatema
divino a los que no aman a Cristo. El anatema neotestamentario
es a causa de rechazar a Cristo, por eso el juicio será ejecutado
cuando Cristo juzgue a los pecadores. Esta maldición no puede
ser pronunciada antes, porque la Gracia (contrario a la Ley) le
da oportunidad de arrepentimiento al pecador mientras vive:
27
Y de la manera que está establecido para los hombres que
mueran una sola vez, y después de esto el juicio (Hb. 9: 27).
Los pecadores están bajo el anatema divino, prontos a la
destrucción, si no se arrepienten:
31
Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los
santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de
gloria. 41 Entonces dirá también a los de la izquierda:

126
Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el
diablo y sus ángeles (Mt. 25: 31, 41).
Jesús prohíbe maldecir, porque la maldición en la Gracia está
reservada para ser pronunciada únicamente por Cristo, cuando
regrese en su gloria y juzgue finalmente a los pecadores:
13
Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y
el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron
juzgados cada uno según sus obras. 14 Y la muerte y el Hades
fueron lanzados al lago de fuego. Ésta es la muerte segunda.
15
Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue
lanzado al lago de fuego (Ap. 20:13-15).
La autoridad de maldecir Dios se la otorgó a Jesús bajo el Nuevo
Pacto. Según la Biblia, la proclamación y consumación de esta
maldición está reservada para ser utilizado escatológicamente,
cuando sea el fin de todas las cosas.
La maldición en el Nuevo Pacto no se refiere estrictamente
a las consecuencias físicas del pecado, mas bien, es una alusión
referida a la condenación eterna (Mt. 25: 31-34, 41). Ésta es la
maldición neo testamentaria y sólo Jesús está autorizado a
pronunciarla a su debido tiempo. La maldición de la Ley ha sido
abolida por Cristo. La Gracia prohíbe maldecir.

c. La prohibición apostólica de maldecir


Pedro usa a Jesús como ejemplo de bendición.
Pedro, señaló que Jesús siendo Dios, no maldijo a nadie, ni aun
a sus enemigos cuando éstos lo agraviaron:
23
Quien cuando le maldecían, no respondía con maldición;
cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa
al que juzga justamente (1 P. 2: 23).
Jesús siendo Dios, no maldijo y prohibió maldecir, significa
que nadie puede hacerlo. Tampoco Satanás ni sus demonios
pueden maldecir a los cristianos por antojo. Pedro con su
autoridad apostólica lo confirma:
9
No devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición,
sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis
llamados para que heredaseis bendición (1 P. 3: 9).

127
 Pablo prohíbe maldecir
Pablo fue conocedor de la Ley y bajo el conocimiento de la
Gracia, exhorta a los cristianos a no maldecir a sus enemigos:
14
Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis
(Ro. 12:14).
Pablo fue perseguido y ultrajado a niveles que pocos cristianos
han sufrido. Él pudo tener razones justificadas para maldecir a
sus enemigos; pero manda no maldecir a las personas. Pablo es
tan consciente del peligro de maldecir al prójimo, que enfatiza
que los maldicientes no heredarán el reino de los cielos:
11
Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que,
llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o
maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis (1
Co. 5:11). 10 Ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni
los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de
Dios (1 Co. 6:10).

 Santiago exhorta no maldecir


Santiago enseñó, que de la boca del creyente, no puede salir
bendición y maldición a la vez:
9
Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos
a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. 10
De una misma boca proceden bendición y maldición.
Hermanos míos, esto no debe ser así (Stg. 3:9-10).
El poder de la palabra hablada puede tener efectos
negativos o positivos en quien la recibe y puede crear una mala
o buena autoestima, pero no tienen el valor de una maldición
mágica o de la Ley. En la brujería se practican algunos conjuros 90
proferidos contra personas, pero el efecto malo de los conjuros,
no es causado por las simples palabras de las personas que lo
envían; ya que Dios no le ha dado esa potestad. Si algo sucede,
es porque hay fuerzas diabólicas, que obran detrás de esas
palabras y no por el poder propio del brujo. La práctica
espiritista es proscrita en la Biblia. 91 Con relación a ese tipo de
90
Conjuro, en la brujería, fórmula mágica que se dice, recita o
escribe para conseguir algo que se desea.
91
Ver, Levíticos 20:27.
128
maldiciones es preciso reafirmar, que no tienen ningún efecto
sobre los cristianos que no practican el pecado. Finalmente, en
torno a las palabras de maldición, como una ofensa verbal,
Jesús dijo: 35 El hombre bueno, del buen tesoro del corazón
saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca
malas cosas (Mt. 12: 35).
Es claro en la Biblia que Dios prohíbe maldecir. Esa es una
atribución divina.

d. El poder de la palabra escrita (canónica)


Si bien las palabras humanas no tienen efecto alguno en la vida
del creyente, la Palabra de Dios es poderosa, por ella fueron
hechas todas las cosas:
12
Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante
que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y
el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los
pensamientos y las intenciones del corazón (Hb. 4:12). Vide,
2 P. 3: 5.
La palabra de Dios tiene poder para impartir vida o muerte de sí
misma (Is. 55:11; Mt. 10:28). Jesús dijo:
47
Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo;
porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al
mundo. 48 El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene
quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en
el día postrero (Jn. 12: 47-48).
La palabra de Dios (La Biblia) en la boca del creyente, tiene
poder, si se confiesa adecuadamente y de acuerdo a sus
propósitos. La obediencia o desobediencia a la palabra de Dios
afecta el destino eterno del ser humano. Jesús dijo: 35 El cielo y
la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán (Mt. 24: 35).
La palabra de Dios impartirá vida eterna al que la acepte o
muerte eterna al que la rechace, pero el juicio ha sido dado
todo a Jesucristo por el Padre. Ningún ser humano debe
maldecir a su prójimo.
ACERCA DE LA PROHIBICIÓN BÍBLICA DE MALDECIR
VERBALMENTE:

129
 Las palabras tienen efecto (positivo o negativo) en la
autoestima de cada persona, pero su efecto es a nivel de la
psiquis. Tales palabras no constituyen por sí mismas una
maldición en el ámbito espiritual.

 Cuando los espiritistas lanzan conjuros, no es el poder de


sus propias palabras lo que causa mal, son demonios
quienes obran detrás de esas palabras. Este poder es
limitado y no tiene efecto sobre el cristiano fiel (Lc. 10: 19).

 Jesús prohibió al cristiano maldecir a su prójimo (Mt. 5: 43-


44). Pablo confirma la prohibición de maldecir (Ro. 12: 14).

 Hay cristianos que creen poseer capacidad para maldecir y


otros tienen miedo a ser maldecidos; pero tal presunción y
temor no tiene fundamento bíblico (Mt. 5: 43-44; 1 Jn. 4:
18). El único temor debe ser a Dios que tiene potestad de
condenar (Mt. 10:28).

 Toda potestad en el cielo y la tierra le ha sido dada a Cristo


por el Padre. Jesús es ministro de bendición, no de
maldición (Mt. 28:18). El poder de maldecir está remitido
Jesucristo durante el juicio final de la humanidad (Mt. 25:
41).

 No se descarta que un hombre de Dios, pueda bajo la


inspiración del Espíritu Santo, advertir una palabra de juicio
divino, a una persona o comunidad a causa del pecado. Sin
embargo, eso puede ocurrir por inspiración divina y no
porque el profeta posea tal virtud de sí mismo (Hch. 11: 27,
28, 21: 10).

130
Capítulo – 11 –

131
LAS MALDICIONES HEREDADAS Y LA SOTERIOLOGÍA 92
____________________________________________________

I. LA ESEÑANZA DE MALDICIONES EN LOS CRISTIANOS LACERA


LA DOCTRINA DE LA SALVACIÓN

a. Una salvación completa


Un aspecto relevante acerca de la enseñanza de maldiciones
generacionales en el cristiano, es que lacera la doctrina de una
salvación perfecta, consumada por medio del sacrificio de Cristo
en la cruz (Hb. 10:14; Jn.19: 28-30).
Las maldiciones de la Ley eran justos juicios contra los
pecadores, no para los fieles, e imputarles maldiciones a los
cristianos les ubica en condición de malditos. Nada más
aberrante para la fe cristiana. Quienes enseñan maldiciones
sobre los cristianos señalan que es obra de Satanás, ni siquiera
se refieren a un juicio divino contra los pecadores.
Enseñar que el cristiano puede ser afectado por maldiciones
ancestrales, contradice la Biblia y crea temores infundados en la
vida del cristiano. Jesús dijo:
33
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el
mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al
mundo (Jn. 16:33).
Es inevitable pasar momentos de aflicción, son comunes en la
vida de todo ser humano y en la vida cristiana no son una
excepción. No obstante, Jesús dijo:
32
Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Jn. 8:32).

b. Una salvación integral; espíritu, alma, y cuerpo


Dentro de la gama de enseñanzas que tratan de imputar
maldiciones heredadas sobre los cristianos, hay quienes afirman
que “el cuerpo del cristiano puede ser poseído por demonios,
pero que su espíritu no”93. Pero la Biblia afirma una santificación
92
Soteriología (gr. “σωτρία”), parte de la teología sistemática
que estudia lo relacionado a la salvación.
93
En el libro “Cerdos en la Sala” el escritor señala que el cristiano
no puede ser poseído por demonios en el sentido de que Satanás sea
132
integral del alma y el cuerpo 94, no bifurcada (espíritu sí; cuerpo
no). El apóstol Pablo, en su Carta a los Romanos escribió
duramente contra estos conceptos dualistas gnósticos95 de la
iglesia primitiva.
La idea de que la carne es mala y el espíritu es santo provocó
que cristianos primitivos cayeran en el error del pecado. Pablo,
les exhortó diciendo:

su dueño. Pero, firma que: “Los demonios están en el cuerpo del


cristiano tal como cualquier enfermedad y no en su espíritu”.
Hammond, Frank y Aida. Cerdos en la sala. Ed. Unilit, Miami, s.f., p.11.
Otro afirma: “El cristiano puede poseer demonios, pero NO
puede ser poseído por ellos”, básicamente significa lo mismo,
posesión. Norman Parish. “¿Puede un cristiano ser poseído por
demonios?” Cruzada Misionera Internacional. Guatemala, s.f., pp. 7,9.
Cindy Jacobs escribe: “Una de las preguntas que se hacen con
mayor frecuencia es si un cristiano puede ser poseído por demonios,
o no. Mi respuesta es No. En cambio, sí pueden ser demonizados. El
creyente es propiedad de Dios; no obstante, el cristiano se puede
hallar bajo la influencia de un demonio; esto es demonizado. Puesto
que somos creyentes, el derecho absoluto de nuestro espíritu es de
Dios. En cambio, nuestra alma o ámbito emocional, y nuestro cuerpo
físico si pueden estar sujetos a la demonización”. Jacobs, Cindy.
Libéranos del Mal. Casa Creación, USA, 2001. p. 177.
Estas ideas ambiguas, en torno a la demonología, son conceptos
muy generalizados en este tipo de literatura y se pueden prestar para
confundir o crear temores infundados entre los cristianos.
94
1 Tesalonicenses 5:23
95
El dualismo gnóstico - doctrina herética en la Iglesia primitiva -
creía en la bifurcación del espíritu (bueno), y el de la carne (mala). Esta
errada interpretación, usada hoy por movimientos cristianos
modernos, causó grandes problemas en la iglesia primitiva. Muchos
cristianos primitivos creían que si la carne era mala, entonces ellos
podían pecar, con tal que el espíritu fuera “bueno”, eso no afectaría el
alma (Ro. 6:15-19; 1 Co. 6: 12-20). La Biblia por su parte contradice tal
concepto y enseña la unidad del espíritu, alma y cuerpo en la
santificación del cristiano (1 Ts. 5:23). Ibíd., 9. Cp. George A. Mather.
Diccionario de Creencias, Religiones y Sectas y Ocultismo. Ed. Clie.
Barcelona, 1993. p. 133.
133
1
¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para
que la gracia abunde? 2 En ninguna manera. Porque los que
hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? (Ro.
6:1-2a).
Pablo exhortó a los cristianos romanos, a no usar la Gracia,
como una excusa para el pecado, promoviéndolo bajo el
pretexto de que así la Gracia abundaría. Esta falsa doctrina
trataba de ridiculizar la Gracia de Cristo, sosteniendo de forma
irónica que, si no había que hacer más obras de la Ley, entonces
había que pecar para manifestar más la Gracia.
Pablo enfatizó que el alma y el cuerpo del cristiano deben
mantenerse igual en santidad:
1
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios,
que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo,
agradable a Dios, que es vuestro culto racional (Ro. 12:1).
Pablo reconoció que en la Gracia los sacrificios de la Ley ya
no justifican al ser humano y por eso exhorta al cristiano a
presentarse él mismo, como un sacrificio vivo a Dios. No en un
espíritu estoico; sino en una vida de separación para Dios
(santidad). La santidad es del alma y del cuerpo:
23
Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo
vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado
irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo (1
Ts. 5:23).
El cuerpo del cristiano está expuesto a ser afligido por
asechanzas diabólicas, pero no a ser poseído por demonios. El
apóstol Pablo, enseñó una salvación integral: espíritu, alma y
cuerpo. El exhortó a los corintios diciendo:
19
¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu
Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que
no sois vuestros? 20 Porque habéis sido comprados por
precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en
vuestro espíritu, los cuales son de Dios (1 Co. 6:19-20).
En la Biblia es evidente que Satanás y sus demonios no pueden
habitar en el cristiano fiel, pues es templo del Espíritu Santo.
Dios no puede cohabitar con Satanás en el cuerpo de un

134
cristiano, eso es una blasfemia y una ofensa al Espíritu Santo
que mora en el creyente (1 Co. 6:19).
Satanás tuvo que pedir permiso a Dios para poder tocar el
cuerpo de Job con enfermedades (Job, 1:6-12). También pidió
permiso a Dios para poder zarandear a Pedro (Lc. 22-31). Estos
casos no fueron de posesión demoníaca.
Satanás no tiene autoridad ni siquiera de tocar a los hijos de
Dios96, salvo por venia divina, según muestra la Biblia como en
los casos anteriores.
____________________________________________________
 En la Biblia es evidente que ni Satanás, ni sus demonios
pueden habitar en el cristiano, pues es templo del Espíritu
Santo. Dios no puede cohabitar con Satanás.
____________________________________________________

Capítulo – 12 –

EL PECADO COMO HERENCIA

96
1 Juan 5:18
135
____________________________________________________

I. CONSECUENCIAS DEL PECADO ORIGINAL

Es claro en la Biblia que el pecado de Adán transmitió la muerte


que afectó a toda la humanidad 97. Pero, hay que hacer la justa
diferencia entre los efectos del pecado de Adán y el pecado
personal98 de cada ser humano. Adán introdujo el pecado y la
muerte en el mundo, pero no es culpable de nuestras acciones
personales (pecado personal).

a. El pecado adámico y el pecado personal


Dios no creó seres humanos para que fuesen ínsitamente
malditos desde su nacimiento99. Es una realidad ineludible que
el conocimiento del bien y del mal develado por el pecado de
Adán y Eva, afectó la comunión perfecta del ser humano con
Dios y a la vez produjo muerte espiritual. Adán y Eva son
responsables de que el pecado y la muerte fueran introducidos
en la humanidad, pero no son responsables del pecado personal
o de la decisión que cada cual tome ante la nueva realidad que
embarga a la humanidad después de la caída, a saber: La
capacidad de conocer y poder decidir individualmente entre el
bien y el mal. El pecado de Adán no obliga ínsitamente a alguien
a permanecer en pecado, esa es una elección individual.
97
Romanos 5:12
98
Pecado personal – el pecado que cada individuo comete
voluntariamente, a partir de la edad que tiene consciencia para
discernir entre el bien y el mal.
99
Para ser responsable del pecado personal, hay que tener
conciencia del bien y del mal. Un niño, hasta cierta edad, no discierne
la diferencia entre el bien y el mal que ha sido develado por la
desobediencia (Gn. 2:17, 3:5). Es imposible que Dios les condene en
inocencia. Jesús dijo que de los niños es el reino de los cielos (Mt.
19:13-14). Eso significa que Dios no crea al ser humano como un ser
intrínsecamente maldito y tampoco condena voluntariamente al
infierno. Aunque el ser humano está inclinado al pecado por su
naturaleza pecaminosa, el bien y el mal son una elección individual
consciente, la muerte eterna se puede rechazar.
136
La Biblia señala que cada cual dará cuentas a Dios de sus
propias obras (buenas o malas) y recibirá la justa retribución de
acuerdo a su elección:
12
He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para
recompensar a cada uno según sea su obra (Ap. 22: 12).
La muerte existe en el mundo producto del pecado adámico,
pero Dios juzgará a cada ser humano por la decisión personal
que tome con relación al bien y el mal develados por el pecado
(Ro. 2:12-16), que es una elección individual mientras hay vida
física (Hb. 9:27).
____________________________________________________
 Por el pecado adámico entró la muerte en el mundo; pero
Adán no es culpable de nuestras acciones personales
(pecado personal).
____________________________________________________

b. La condenación eterna se puede rechazar


Es incuestionable que Adán por medio de su desobediencia le
transmitió una naturaleza pecaminosa de muerte a toda la
humanidad, pero la segunda muerte100 o condenación eterna se
puede rechazar en vida.
La condenación eterna de cada ser humano se define a nivel
individual y se consuma en vida a través del proceso tentación-
pecado-muerte. Cada individuo es atraído y seducido
personalmente de su propia concupiscencia 101.
El apóstol Santiago, hace notar que la escena de ceder a la
tentación del pecado, como le sucedió a la primera pareja, se
repite constantemente en cada individuo, poniendo a prueba su
voluntad y capacidad de elegir entre el bien y el mal. Esa

100
La muerte segunda o eterna es la condenación del alma (Ap.
2:11, 20: 6 y 14, 21:8). Aunque la muerte fue introducida por el
pecado de Adán en la humanidad, Dios le da oportunidad al ser
humano mientras vive de rechazar la muerte y elegir el bien. Por
tanto, el solo pecado de Adán no condena eternamente, pues Dios le
dio a cada ser humano la capacidad de elegir el destino eterno de su
alma mientras vive (Hb. 10:27).
101
Santiago 1:13-15; Marcos 7:21-23
137
decisión es la que consuma la vida o muerte eterna de cada
persona (Stg. 1: 13-15), no solamente por el pecado original.
Se puede cometer el error de usar el pecado de Adán como
una excusa para no reconocer lo decisivo que es el pecado
personal, en la consumación de la muerte eterna.
La muerte alcanzó a todos los seres humanos a causa del
pecado de Adán, pero no significa que Adán o los padres sean
quienes decidan por simple herencia, el destino eterno (vida o
muerte eterna) de cada individuo. A cada persona Dios le dio
libre albedrío para rechazar la muerte y elegir el destino eterno
de su alma, mientras viva físicamente.
____________________________________________________
 Adán le heredó una naturaleza pecaminosa a la
humanidad, no la obligación de pecar. El pecado personal
es responsabilidad de cada individuo.
____________________________________________________

c. La muerte física es inevitable; la muerte eterna se puede


evitar
Adán102 introdujo la muerte en la humanidad, pero no es una
simple herencia animal que condene automáticamente a la
segunda muerte (la eterna), carente de cualidad ética y sin
opción a la vida eterna. Tal es el caso de los niños, aunque ya
tienen inoculada la herencia pecaminosa, son juzgados hasta
que son capaces de discernir entre el bien y el mal 103 y puedan
elegir conscientemente, entre la vida o la muerte eterna. No
son condenados a la muerte eterna por una simple herencia
pecaminosa heredada de Adán, ni de sus padres inmediatos. El
Señor dijo que de los niños es el reino de Dios (Mt. 19:14).
Después de la caída, la voluntad de Dios es que la humanidad
sea sabia, elija el bien y rechace el mal. Pero, el ser humano se
102
Adam (hb.), significa humanidad y en ese sentido, nos
referimos tanto al hombre como a la mujer (Adán y Eva). Ver, Génesis
5:2. (Vine, 1999, 144).
103
Aun Jesús en su humanidad debió alcanzar el grado de
madurez a cierta edad de su niñez para discernir o hacer diferencia
entre el bien y el mal (Is. 7:15-16).
138
inclina al mal por decisión propia (Sal. 53: 2-3), no solo por culpa
del pecado de Adán:
2
Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los
hombres, para ver si había algún entendido, que buscara a
Dios. 3 Todos se desviaron, a una se han corrompido; no hay
quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno (Sal. 14:2-3).
Dios se dolió por el pecado que reinaba en la tierra en
tiempos de Noé, después de la caída. Ese sentimiento de dolor y
arrepentimiento divino104, explica que el interés de Dios es que
la humanidad viva delante de Él.
En ese período (antes de la Ley), Dios no condenó a las
generaciones posteriores a Adán, sin causa o solo por el pecado
de Adán; sino porque continuaron pecando, sin renunciar a su
pecado personal que consuma la muerte eterna.
____________________________________________________
 El pecado original rompió la comunión del ser humano con
Dios; pero no le quitó la capacidad de decidir el futuro
eterno de su alma (libre albedrío).

 El ser humano puede renunciar a la muerte eterna,


mientras vive físicamente.
____________________________________________________

II. EL PECADO DURANTE LA LEY

a. La Ley y las herencias


El propósito de la Ley era dar vida a una humanidad caída y
solucionar el estado pecaminoso del mundo posterior a Adán.
Pablo explica:
104
Sentimiento de dolor y arrepentimiento, antropomorfismo que
el escritor usa para expresar el desagrado de Dios ante la persistente
desobediencia humana.
139
13
Pues antes de la Ley, había pecado en el mundo; pero
donde no hay Ley, no se inculpa de pecado (Ro. 5:13).
Con la introducción de la Ley se esperaba un cambio en la
condición espiritual de la humanidad. La Ley estaba destinada a
ofrecer vida, a todo el que la cumpliera; con advertencia de
muerte a los desobedientes. Pero, la Ley que fue dada para dar
vida, hizo resaltar el pecado existente a causa de la maldad del
ser humano; fue como una luz que alumbra y exhibe lo que
antes no se podía ver a causa de la oscuridad.
La Ley creó conciencia y conocimiento del pecado por lo
prescrito en el Pacto. La Ley pretendía dar solución al pecado,
pero el ser humano siguió pecando y no pudo cumplirla. Eso
provocó que el pecado fuera más evidente y ahora con
conocimiento de la Ley:
14
No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés,
aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de
Adán, el cual es figura del que había de venir (Ro. 5:14).
Al señalar que la muerte reinó “desde Adán hasta Moisés”,
sugiere que la Ley pretendía terminar con la muerte introducida
por Adán. El problema fue que el ser humano no cumplió la Ley,
porque estaba entregado al mal (Ro. 7:5) y aún con el
conocimiento de la Ley continuaba muriendo por su
desobediencia. La Ley que tenía el objetivo de impartir vida,
paradójicamente resultó en muerte a causa de la maldad y la
desobediencia del ser humano. Esto provocó que la humanidad
entera quedara bajo la maldición advertida a los desobedientes
en la Ley (Dt. 28:15-68). Lo que falló con esta solución no fue la
Ley, ni Dios, sino la incapacidad del ser humano de ajustarse a la
voluntad divina (Ro. 7:14; 8:3).
La gracia de Cristo sería la oportunidad, que Dios le daría a
la humanidad para acabar con el pecado y la muerte.
III. BENEFICIOS DE LA GRACIA DE CRISTO

a. Los beneficios de la Gracia de Cristo


La Biblia señala que la Gracia (salvación gratuita por medio de
Cristo) libra completamente al ser humano de la muerte

140
inoculada por el aguijón del pecado (1 Co. 15:56) y de toda
maldición de la Ley:
13
Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por
nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que
es colgado en un madero) (Gá. 3: 13).
Este verso constituye una de las pruebas más irrefutables con
relación a que el cristiano está libre de maldición por medio del
sacrificio de Cristo.
El cristiano puede gozar de completa libertad, sin temor a
maldiciones infundadas. Lo que la Biblia advierte, es que no se
debe usar la libertad cristiana como excusa para pecar (Gá.
5:13). Pablo señala que los que trataron de agradar a Dios por
medio de la Ley, quedaron bajo maldición (Gá. 3:10), a causa de
su debilidad para cumplir las demandas divinas (Ro. 8:3).
Jesús con su Gracia salvadora, cargó en su cuerpo la
maldición de la Ley y de la muerte (Gá. 3:13, 21-23). Morir
colgado era una maldición de acuerdo a la Ley (Dt. 21:22-23).
Cristo cargó con la maldición de la Ley que le correspondía al ser
humano. Sólo se debe aceptar su Gracia (Gá. 3:8) para obtener
los beneficios de la Salvación.
Si Dios ha librado al mundo entero de las maldiciones
¿Cómo puede un cristiano que ha aceptado la Gracia de Cristo
estar bajo maldición?105 No es posible. Salvo que retorne a la
práctica del pecado y no se arrepienta.
En todas las etapas de la existencia humana, el destino
eterno del ser humano ha sido una elección de cada individuo y
no una condena heredada e injusta. No se debe culpar a Dios,
Adán o los padres por la condenación eterna de cada individuo,
obviando lo decisivo que es el pecado personal en el destino
eterno del alma. En los tres diferentes períodos (Adán, Ley y
Gracia) el bien y el mal son una elección de cada individuo, no
una imposición divina. Cada ser humano elige en vida el destino
eterno de su alma.
105
Jesús libertó a la humanidad de la maldición del pecado y se
hace patente y efectiva en aquellos que aceptan la Gracia y
voluntariamente rechazan el pecado. El cristiano la ha aceptado; por
tanto, es libre de toda maldición.
141
____________________________________________________
 Si Dios ha librado al mundo entero de las maldiciones:
¿Cómo puede un cristiano que ha aceptado la Gracia de
Cristo estar bajo maldición?
____________________________________________________

b. La muerte vicaria de Cristo redime del pecado y de la


maldición de la Ley
El pecado adámico transmitió la muerte a la humanidad:
12
Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un
hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a
todos los hombres, por cuanto todos pecaron (Ro. 5:12).
Pero la muerte fue vencida por Cristo en la cruz (Hb. 2:1; 1
Co. 15:21) y la vida eterna está disponible para toda la
humanidad por medio de Cristo.
El pecado adámico introdujo el aguijón de la muerte en la
humanidad, no una maldición de la Ley. Las maldiciones de la
Ley son consecuencias advertidas a los desobedientes del pacto,
no deben relacionarse con herencias pecaminosas heredadas de
Adán o de los padres sobre los hijos o el cristiano. Aunque estén
relacionadas por causa y efecto. Pablo explica:
14
No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés,
aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de
Adán, el cual es figura del que había de venir. 15 Pero el don
no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de
aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para
los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un
hombre, Jesucristo. 17 Pues si por la transgresión de uno solo
reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo,
Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del
don de la justicia. 18 Así que, como por la transgresión de uno
vino la condenación a todos los hombres, de la misma
manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la
justificación de vida. 19 Porque así como por la desobediencia
de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así
también por la obediencia de uno, los muchos serán
constituidos justos. 20 Pero la ley se introdujo para que el

142
pecado abundase; mas cuando el pecado abundó,
sobreabundó la gracia; 21 para que así como el pecado reinó
para muerte, así también la gracia reine por la justicia para
vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro” (Ro. 5:14-
15, 17:21).
En estos versos se presenta la muerte como la consecuencia del
pecado adámico, y su evidente solución por medio del postrer
Adán (Cristo). Si Cristo venció la muerte y con ella absolvió de la
culpa del pecado que estigmatizaba a toda la humanidad, los
cristianos habiéndose apoderado de esa liberación no pueden
estar bajo maldición, pues sería nulo el sacrificio de Cristo. A
menos que el cristiano peque deliberadamente, esto
repercutirá en muerte, pero a causa de su propio pecado, no
porque los haya heredado de sus padres o por causa de Adán.
El pecado tiene consecuencias en los que lo practican. El
mundo entero está bajo sus efectos por su inclinación continua
al pecado. Pero quien recibe a Jesús como salvador, aunque
haya recibido las consecuencias físicas del pecado, no está más
bajo maldición. La promesa hecha a Abraham señala que Dios
bendeciría a todas las naciones (Gn. 12:3), por medio de la
Gracia Cristo (Gá. 3: 8-14), y esta bendición es efectiva a todo el
que se rinde a Él.

APÉNDICE

RESUMEN GENERAL DE LAS MALDICIONES EN EL ANTIGUO Y


NUEVO TESTAMENTO

 El AT y las consecuencias por desobediencia a la Ley

143
 Las consecuencias por desobediencia a la Ley, tienen su
aplicación inmediata en el marco del AT (Dt. 30:19 b). La
Gracia brinda oportunidad de arrepentimiento.

 Dios dijo que visitaría la maldad de los desobedientes de la


Ley. Solo Dios sabía de qué manera lo haría, el pueblo de
Israel no estaba autorizado a ejecutar por su propio juicio la
visita generacional sobre los desobedientes (Éx. 20:5).

 Dios no ordenó condenar al prójimo por el pecado de su


padre; Israel tomó tal atribución (Dt. 24:16).

 Dios mandó borrar la idea de la maldición heredada. Los


israelitas habían creado un estigma despreciable e injusto
sobre su prójimo convirtiéndose ellos en jueces no
autorizados por Dios (Ez. 18:2-4).

 Dios establece en la Ley que ni la bendición, ni la maldición


se heredan, son una elección. Cada cual dará cuenta por su
vida (Ez. 18:1-32, 33:10-20).

 En el AT, la maldición era consecuencia de hacer el mal, por


desobediencia a lo estipulado por la Ley (Dt. 30:19b). No
era impuesta por un capricho divino.

 El Nuevo Testamento y la Ley


Según la visita generacional que menciona el AT, esta se
aplicaba a los desobedientes, no a los obedientes. Lo mismo
sucede en la Gracia:

144
13
Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por
nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el
que es colgado en un madero (Gá. 3:13).


Contrario a la Ley del Talión (ojo por ojo...) AT, en el NT
Jesús prohibió maldecir:
44
Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a
los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y
orad por los que os ultrajan y os persiguen (Mt. 5:44).


Jesús prohibió proferir maldiciones a sus discípulos, aún
sobre los pecadores dentro de la Gracia. Pablo confirma
estas palabras:
14
Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no
maldigáis (Ro. 12:14).


La salvación cristiana se da a través de un sacrificio
perfecto. La liberación del pecado y la salvación del alma, es
un acto consumado por Cristo en la cruz. La Biblia señala:
32
Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Jn. 8:
32).


En el Nuevo Pacto de Cristo, no existe maldición de la Ley
para los hijos de Dios. Cristo es el cumplimiento de la
promesa de bendición hecha a Abraham:
6
En tu Simiente serán benditas todas las naciones de la
tierra (Hch. 3:25). La Simiente es Cristo (Gá. 3:16).

CONCLUSIÓN

 Cristianos libres de la maldición


En el contexto bíblico es evidente que Dios, no es un Dios de
maldición. El AT resume que las maldiciones de la Ley eran

145
consecuencia directa del pecado que cometía cada persona. La
Ley señala claramente, que cada ser humano es responsable
delante de Dios, por sus propios actos. Dios no condena a
ningún ser humano voluntariamente y menos condenaría a los
hijos por el pecado de sus padres.
Las maldiciones prescritas en la Ley, no deben confundirse
con supuestas maldiciones heredadas de los padres en el
cristiano. Tampoco se deben confundir las consecuencias del
pecado adámico, sobre la humanidad, con maldiciones de los
padres sobre los cristianos. El pecado adámico, indudablemente
sigue cobrando efecto en el mundo entero, pero los cristianos
han sido redimidos del pecado por medio de Jesucristo. Desde
una perspectiva bíblica, los cristianos fieles no pueden estar
bajo maldiciones del pecado adámico, la Ley o sus padres.

 ¿A quién atribuir la supuesta maldición?


Dios habló a Israel que castigaría la maldad de quienes
abandonaran su pacto y siguieran las costumbres paganas de
Canaán, rindiendo culto a sus ídolos (Éx. 20-5). Si este juicio fue
advertido por Dios a los desobedientes de la Ley, no se le
debiera atribuir un origen satánico. Aunque Dios permitiera que
el mismo Satanás ejecutara ese juicio 106 fue ordenado por un
Dios justo, no por antojo de Satanás. La visita generacional de
Éxodo 20: 5, no es una maldición satánica, es un juicio divino
advertido a los desobedientes con la intención obvia de que no
se apartaran de Dios y se mantuvieran en la bendición del
pacto. Las enseñanzas de maldiciones sobre el cristiano,
atribuyen erradamente a Satanás este juicio de Dios.

 El pueblo perece por falta de conocimiento


La enseñanza de supuestas maldiciones sobre los cristianos, es
provocada por errores de interpretación bíblica, que ya existía
en Israel. Aunque los dos escenarios (Israel-Iglesia) son
diferentes, el problema es el mismo. Israel buscaba excusarse
en supuestas maldiciones de sus padres para no reconocer su
106
En un caso bíblico Dios le permitió a un demonio que ejecutara
sus juicios (1 R. 22: 19:23).
146
pecado personal. Algunos maestros cristianos adoptan estas
falsas alternativas en la Iglesia por su impotencia de ser
efectivos en su misión de enfrentar la realidad del pecado a la
luz de la Biblia. Aunque estos conceptos se originan por
desconocimiento en la interpretación de la Biblia, en ambos
contextos, los efectos negativos que producen en los hijos de
Dios son igualmente nocivos.

 El ejemplo de Israel
El cristianismo debe tener claro el concepto de maldición, para
no caer en los errores que otrora cometió el pueblo de Israel,
atribuyéndoles maldición a sus propios hermanos. El pueblo
judío estaba acostumbrado a condenar, con su propia
interpretación de la Ley; pero la transición de Ley a Gracia les
invitaba a perdonar. Este perdón no era fácil de asimilar para un
pueblo interesado más en su legalismo religioso, que en la
misma voz de Dios. El pueblo judío se había acostumbrado a dar
muerte al pecador, sin mostrar compasión por su prójimo.
Enajenados en un vicio de destrucción, su mentalidad había sido
afectada por un entorno cultural lleno de violencia que se
resistía a abrazar y a perdonar a sus hermanos, rechazando el
trato amoroso ofrecido por Dios.

 La iglesia y su entorno cultural


La iglesia está rodeada de un mundo violento y bajo esas
influencias, se puede predicar un evangelio de miedo, más que
de libertad. Es posible que la impotencia al enfrentar la realidad
de los problemas sociales y la falta de poder de la iglesia para
brindar respuestas, esté llevando a la búsqueda de los
problemas en el pasado, como una vía de escape para librarse
de manera fácil del estigma del pecado que agobia al mundo.
¿Quiénes son los predicadores hoy día? ¿No es de esta misma
generación marcada por la violencia de donde salen nuestros
predicadores? Vivimos en una sociedad con una mentalidad de
fantasmas míticos que pululan en la mente, inoculados por los
gérmenes de la televisión violenta, llena de héroes de maldad y
espíritus diabólicos plasmados en los dibujos animados.

147
¿Nos habremos convertido en predicadores de lo esotérico?
En vez de predicar un evangelio sencillo que resuelva los
problemas del individuo y por ende los de la sociedad aquí y
ahora. Quizás debamos cuestionarnos, si estamos predicando
un evangelio de temor y no de libertad. La Biblia señala: 32 “Y
conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Jn. 8: 32).
Este tipo de predicación, produce temor en la gente, minimiza
el sacrificio de Cristo en la cruz y envía a un pasado incierto a
buscar la solución del problema. Esa es la oferta que le está
haciendo el cristiano postmoderno a un mundo que agoniza y
muere en su pecado.
La iglesia está influenciada por pseudo valores de la
sociedad actual y esa era la realidad de Israel en sus días. ¿Por
qué promover el temor entre los cristianos? En vez de confesar
la victoria de Cristo en la cruz y el poder que ha sido delegado a
los cristianos sobre toda fuerza del mal.
La idea de una maldición heredada en los cristianos no
procede del corazón amoroso y justo de Dios, sino del corazón
malo de los hombres; por eso, Dios prohibió enérgicamente
mencionar maldiciones sobre su pueblo.

 Los cristianos de la era posmoderna


Vivimos en medio de una generación de cristianos marcados por
pseudo-valores sociales que el secularismo posmoderno infiltra
en nuestra educación cristiana. Una generación cristiana
devaluada se puede prestar para que se llame cristianos a
quienes en verdad no son en la práctica. Este estilo de
cristianismo puede abrir las puertas al pecado, siendo
susceptibles a todo tipo de ataque del enemigo y podrían ser
vulnerables a las fuerzas del mal a causa de su propio pecado e
hipocresía. Pero esos estereotipos no son representativos del
verdadero cristianismo fiel y abnegado a la obediencia de Dios y
a su Palabra. Fundados en tales casos, nadie puede generalizar
la falsa idea de que un cristiano podría estar bajo “maldición” o
“posesión demoníaca”, tomando como ejemplo a quienes
proclaman ser, lo que en verdad, no son.

148
 ¿A quién se debe temer?
El respeto y la honra más grande que los cristianos deben
mostrar, es a Dios y a su Palabra eterna: 4 Mas os digo, amigos
míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada
más pueden hacer. 5 Pero os enseñaré a quién debéis temer:
Temed a aquél que después de haber quitado la vida, tiene
poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed (Lc.
12:4-5). Los temores infundados no caben en el cristiano:
18
En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa
fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde
el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor (1 Jn. 4:18).
El único temor reverente se le debe a Dios y a su Palabra: 2 Pero
miraré a aquél que es pobre y humilde de espíritu, y que
tiembla a mi palabra (Is. 62: 2b).
Hay advertencias severas de condenación para los que
adulteran la Biblia (Antiguo Testamento): 2 No añadiréis a la
palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que
guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os
ordeno (Dt. 4: 2). 26 Maldito el que no confirmare las palabras
de esta Ley para hacerlas (Dt. 27: 26a).
Nuevo Testamento: 48 El que me rechaza, y no recibe mis
palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella
le juzgará en el día postrero (Jn. 12:48). 18 Yo testifico a todo
aquél que oye las palabras de la profecía de este libro: Si
alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas
que están escritas en este libro. 19 Y si alguno quitare de las
palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del
libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están
escritas en este libro (Ap. 22:18-19).
Dios juzgará al mundo por medio de su santa Palabra. Hay que
honrarla y obedecerla, sin alterar ni quitar a su fiel contenido.
BIBLIOGRAFÍA

I. BIBLIOGRAFÍA GENERAL

 Material de Antiguo Testamento:

149
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Misionero y liderazgo de Juventud Con una Misión.
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JOEL PERDOMO

154
1. NO HAY MALDICIÓN PARA LOS CRISTIANOS
2. EL DIEZMO DESDE ABRAHAM A CRISTO
3. LA PROFECIA COMO MINISTERIO DE LA IGLESIA
4. LA ORACIÓN EFICAZ
5. LA LEY Y LA GRACIA
6. EL LLAMADO AL MINISTERIO
7. LOS MINISTERIOS DE LA IGLESIA
8. ADORADODES EN ESPÍRITU Y EN VERDAD
9. FE SIN LÍMITES
10. SIN SANTIDAD, NADIE VERÁ AL SEÑOR
11. VIDA Y MINISTERIO (autobiografía).
12. LA IGLESIA E ISRAEL COMO SEÑALES DEL FIN
13. LA AUTORIDAD – El Desafío Cristiano
14. HUMILLACIÓN Y EXALTACIÓN DEL CRISTIANO
15. RESPUESTAS A PREGUNTAS DIFÍCILES DE LA BIBLIA
16. TEMAS INTERESANTES DE LA BIBLIA
17. JESÚS, NOMBRE SOBRE TODO NOMBRE
18. EL ESPÍRITU SANTO EN LA IGLESIA
19. UNA SOLA CARNE – Matrimonio, Divorcio y Recasamiento a
la luz de la Biblia.
20. SOLTERO – ¿Cómo esperar en Dios?
21. ADOLESCENCIA. ¿Cómo enfrentar los cambios?
22. LA SABIDURIA DIVINA
23. LOS PRIMEROS PASOS
24. VIDA CRISTIANA – Reflexiones
25. TESOROS DE LA BIBLIA
26. DISCIPULADO DE DOCTRINAS BASICAS
(búsquelos escritos y en audio en internet).

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