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ARTÍCULO / ARTICLE 173

SALUD COLECTIVA, Buenos Aires, 4(2):173-185, Mayo - Agosto, 2008


Salud Colectiva y Psicoanálisis: entrecruzando
conceptos en busca de políticas públicas potentes

Collective Health and Psichoanalisis: intermingling


concepts in search of strong public policies

Rosana Onocko Campos1, Adriano Massuda2,


Iris Valle3, Gustavo Castaño4, Oscar Pellegrini5

1Médica, Universidad Nacional RESUMEN Este artículo presenta una reflexión sobre la posible utilización de categorías
de Rosario (UNR), Argentina.
Doctora en Salud Colectiva,
oriundas de la salud colectiva y del psicoanálisis para enfrentar los nuevos dilemas de las
Universidad del Estado de prácticas de salud, en la periferia de las grandes ciudades, en el mundo contemporáneo.
Campinas (Unicamp). Profesora
del Departamento de Medicina Valiéndose de la recomendación gadameriana de volver al pasado y revisar las tradicio-
Preventiva y Social, Facultad de nes, el texto recurre y rediscute algunos conceptos ya clásicos en sus propios campos dis-
Ciencias Médicas, Unicamp,
Brasil. rosanaoc@mpc.com.br ciplinares pero que se reactualizan y ganan otra relevancia colocados en contraste, sien-
do, por lo tanto, reinterpretados. Finalmente se apuntan algunos ejemplos de aplicación
2Médico, Universidad Federal de
Paraná, Brasil. Especialista en
de los mismos en busca de la superación de algunos obstáculos identificados en la imple-
Salud Colectiva y Administración mentación de políticas públicas de salud: vulnerabilidad, búsqueda activa, ampliación de
en Salud, Universidad del Estado
de Campinas (Unicamp). la clínica, significaciones imaginarias y subjetividad del equipo.
Médico Sanitarista, Hospital de PALABRAS CLAVE Políticas Públicas de Salud; Salud Colectiva; Psicoanálisis; Gestión
Clínicas, Unicamp, Brasil.
a.massuda@gmail.com en Salud; Atención a la Salud.

3Psicóloga. Psicoanalista.
Docente de la Carrera de
ABSTRACT This article presents a reflexion about the possible use of categories
Especialización en Psicología belonging to collective health and psichoanalisis to face the new dilemmas of the
Clínica, Institucional y
Comunitaria, UNR, Argentina. health practices nowadays in the suburbs of big cities in the contemporary world. Taking
irisvalles@hotmail.com into account the gadamerian recommendation of coming back to the past and reviewing
4Médico, UNR. Psiquiatra, the traditions, this paper reformulates some classical concepts within their disciplinary
Colegio de Médicos, Santa Fe. fields which are herein updated acquiring relevance at being reinterpreted. Finally,
Director Provincial de Salud
Mental, Santa Fe, Argentina.
some examples are given regarding the application of these concepts to overcome some
nogal59@hotmail.com of the obstacles identified in the implementation of health public policies: vulnerability,
5Médico, UNR. Psiquiatra, UNR. active search, clinical spread and imaginary significations and team subjectivity.
Coordinador provincial de abor- KEY WORDS Health Public Policy; Collective Health; Psychoanalysis; Health
dajes territoriales de problemáti-
cas subjetivo sociales, Provincia
Management; Health Care (public health).
de Santa Fe, Argentina.
oscarpellegrini521@hotmail.com
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INTRODUCCIÓN y más provistas de referencias ético-políticas, y


en permanente trabajo de elucidación, "el traba-
jo por el cual los hombres intentan pensar lo que
Durante cierta parte del siglo XX, la tra- hacen y saber lo que piensan" (3 p.14).
dición psicoanalítica argentina (1) incluía entre sus
prácticas y cuerpo discursivo las problemáticas
sociales que devenían de la condición de margina- OBJETIVO
lidad, pobreza, desigualdad, con relación a varios
campos de actuación, incluso al sector salud. Por Este estudio realiza una revisión teórica
motivos cuyo análisis extrapola el presente texto de algunos conceptos provenientes de la Salud
esa característica de compromiso con el medio fue Colectiva y del Psicoanálisis. Colocando esos
perdiéndose durante la dictadura (1976-1983). conceptos en relación (entre ellos y con el campo
Prácticas grupales (algunas de ellas llamadas de las prácticas), buscamos propiciar el desarro-
"sociales") fueron reprimidas hasta casi desapare- llo de categorías para el estudio de cuestiones
cer. El psicoanálisis argentino se torna cada vez pertinentes al sufrimiento psíquico y a las nuevas
más "puro", más "lingüístico" y "estructural". constituciones subjetivas que emergen en las
Los psicoanalistas (pre)ocupados en/con regiones periféricas de las grandes ciudades en la
lo público, para pensar lo referente a sociedad contemporánea.
"pobreza/miseria" pasaron a recurrir, en general, a
textos no psicoanalíticos. Identificamos que esto
puede obedecer, al menos, a tres factores: ¿DE QUÉ SE SUFRE EN LA PERIFERIA Y
EN LA ACTUALIDAD?
a) En el corpus teórico tradicional del psicoanáli-
sis, "pobreza" no es ni un concepto, ni una
noción siquiera, no tiene estatuto alguno. Tanto en Argentina como en Brasil, asis-
b) En general, los psicoanalistas que publican no timos en la actualidad a conformaciones sociales
trabajan en lo público. sumamente complejas, donde la violencia de
c) Los psicoanalistas que trabajan en lo público todo tipo muchas veces sustituye la mediación
casi no publican. simbólica ligada al valor fundante de la palabra.
Nuevas conformaciones de familias, de redes
Desde el retorno de las frágiles demo- sociales, de grupos. Virtualidades, materialida-
cracias, la apertura de espacios institucionales des, modos de "resolución" de conflictos que nos
provoca un ingreso de profesionales psi a los ser- cuesta comprender.
vicios públicos, incrementado esto luego por la Subjetividades frágiles, precarias, vio-
progresiva proletarización de los mismos, agudi- lentadas y violentas (generalmente tercera gene-
zada por la crisis económica de los años '90. ración de desocupados, con modos migratorios
Vuelven entonces a formularse preguntas que complejos, con territorialidades fragmentadas y
son, en verdad, nuevas cuestiones a pesar de no sin redes o con intercambios sociales restringi-
ser novedosas. Son nuevas porque los agentes dos), configuran características de lo que llama-
que se las formulan y la sociedad a la cual esas mos sectores "arrasados" y fuerzan a diferenciar
preguntas se dirigen son otros, diferentes de los estrategias en múltiples planos: sanitario, clínico,
de los años '70. político, social, productivo.
Pretendemos en este trabajo revisitar Así como en las psicosis hablamos de la
algunas categorías psicoanalíticas y discutir su per- forclusión (4) del Nombre del Padre en relación
tinencia y su valor de uso (utilidad) (2), contrasta- a la no inscripción de la ley simbólica, debemos
das con ciertas categorías clásicas de la salud hoy poder diferenciar de ello, las múltiples for-
colectiva. Buscamos de esta manera contribuir al mas de expresión de estas degradaciones del
debate y la experimentación de nuevas prácticas patrimonio simbólico que llevan a las locuras a
en salud colectiva. Prácticas que nos gustaría ima- expresarse de un modo más ligado a la impulsivi-
ginar menos desguarnecidas de referencial teórico dad, a la inmediatez, y en el caso de mujeres a
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veces, a un sufrimiento silencioso, naturalización ambiente, si no le pertenece? Así, no se limpia un
de la mortificación hecha cultura (5) que hacen terreno baldío, ni se planta un árbol. Todo (o
de la vida una actualidad permanente, sin histo- nada), se espera…, habitando en el margen
ria. Un sin palabras muchas veces solamente ins- donde la ciudad y sus legalidades comienzan a
cripto en el cuerpo, en el propio, en el de sus desaparecer, "colgados" de los cables de la luz,
hijos o en el de los hijos de sus hijas-niñas, (de en terrenos de nadie, viviendo de los desechos
los cuales son abuelas-madres). Colapso genera- del consumo exacerbado de la gran urbe.
cional de las funciones maternas y paternas que A pesar de ello, la noción de residen-
impotentizan la palabra y su relación con la cia no desaparece. El hombre vive en los luga-
transmisión de una historia, una novela familiar. res durante mucho menos tiempo, pero vive
Esto nos lleva a la discusión de la niñez allí, aunque sea como desempleado o emigran-
actual, que pone sobre el tapete conceptos pre- te. La "residencia", el lugar de trabajo, por más
vios. Vamos a destiempo con estas nuevas subje- breves que sean, son espacios de vida que tie-
tividades, que siempre nos plantean como cami- nen peso en la producción humana. Según
no un abordaje de suma complejidad. Aquí resur- Lowenthal (7), el pasado es otro país. Digamos
gen las teorías del amor y la familia de estos que el pasado es otro lugar y, en el lugar nuevo,
niños. No se trata de victimizarlos desde la cari- el pasado no está; es menester encarar el futuro:
dad o de la fascinación, sino de resituar, acompa- perplejidad primero, pero a continuación, nece-
ñar, suplementar funciones constitutivas para que sidad de orientación. Los inmigrantes en su
exista un niño, que se deben construir en cada memoria traen consigo recuerdos y experiencias
espacio posible, en cada resquicio que se elaboradas en función de otro medio, y que de
encuentre, desde la esquina del barrio, los luga- poco les sirve para la lucha cotidiana. Precisan
res de la zona (6,7), con gestiones críticas en las crear una tercera vía de entendimiento de la ciu-
escuelas, con redes de asistencia y sin obviar el dad. Sus experiencias vividas quedaron atrás y
desafío de una atención más singularizada cuan- la nueva residencia obliga a nuevas experien-
do esto lo amerite. cias. Se trata de un embate entre el tiempo de la
Vivimos un tiempo de cambios. acción y el tiempo de la memoria. Obligados a
Antiguamente, el sujeto en el lugar estaba some- olvidar, su discurso es menos contaminado por
tido a una convivencia larga y repetitiva con los el pasado y por la rutina, a veces es nulo, un no-
mismos objetos, los mismos trayectos, las mis- discurso. Un sufrir silencioso, demasiada exi-
mas imágenes, de cuya construcción participa- gencia para mecanismos de representación y
ba: una familiaridad que era fruto de una histo- simbolización a veces fallidos.
ria propia, de la sociedad local y del lugar, Los papeles de lo masculino y lo feme-
donde cada individuo era activo. nino también están desconfigurados. El desem-
Hoy, la movilidad se tornó práctica- pleo produce una posibilidad de subempleo
mente una regla. Los hombres cambian de lugar, para las mujeres, que pueden entrar al mercado
como turistas o como inmigrantes. Pero también de trabajo como empleadas domésticas o tem-
los productos, las mercaderías, las imágenes, las porales. En muchos barrios periféricos de nues-
ideas: "desterritorialización" es, frecuentemente, tras grandes ciudades, desde la mañana, pode-
otra palabra para significar desculturización. mos ver en las calles niños y hombres, hombres
Venir para la ciudad grande es dejar atrás una sentados en rueda, conversando con sus amigos
cultura heredada para encontrarse con otra. o en alguno de los numerosos bares de la
Cuando el hombre se encuentra con un espacio región. Otros estudios ya constataron que esas
que no ayudó a crear, cuya historia desconoce, ruedas de amigos son espacios relacionales por
ese lugar es la sede de una vigorosa alienación. excelencia y en los que muchas veces se consu-
Muchos de los inmigrantes se comportan como me alcohol el día entero (8).
recién llegados o como si estuvieran de paso aún De esta forma, el reconocimiento de
después de 20 o 30 años de vivir en ciertas villas estas nuevas formas de sufrir y de enfermarse, y la
o "favelas". Si les preguntamos dicen "no soy de fuerte sospecha de que precisamos inventar estra-
aquí...". Pero entonces, ¿cómo interferir con su tegias potentes para las nuevas crisis subjetivas
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nos lleva a realizar un periplo que nos hace retor- Según este autor, la sociedad de consu-
nar a algunas tradiciones de dos áreas: el psicoa- mo ha creado un conformismo generalizado y
nálisis y la salud pública (colectiva). pegoteado, todo igual. Un conformismo tal que
Dice Gadamer (9) que son el presente y sólo puede existir al precio de que no haya un
sus intereses los que hacen al investigador volver- núcleo de identidad importante y sólido: individua-
se hacia el pasado, hacia la tradición. Así, no es lidades deshilachadas. La posmodernidad nos
de extrañar que en el siglo XXI comencemos a habría liberado de la tiranía del estilo y –simultáne-
preocuparnos por aspectos antes minimizados. amente– del trabajo de tener que ser nosotros mis-
¿Qué potencia podríamos extraer de colocar en mos. Hoy las individualidades parecen un collage,
contraste referencial estas dos áreas del saber? una colcha patchwork:"Sou uma colcha de retal-
hos, todos da mesma cor" (a).
En y por esta crisis del proceso de iden-
RESCATANDO ALGUNAS TRADICIONES tificación, la sociedad pierde la posibilidad de
DEL PSICOANÁLISIS autorrepresentarse como centro de sentido y de
valor. Es muy difícil construir así un nosotros
fuertemente investido. Muchos solo perciben a la
Un filósofo y psicoanalista, Cornelius sociedad como una entidad limitadora y de con-
Castoriadis, ya en 1989 (10) hacía referencia a trol que les fue impuesta: ilusión monstruosa e
una crisis de las identificaciones, de las significa- indicativa de un proceso de desocialización. Al
ciones imaginarias (SI) sociales, que son las que mismo tiempo, ese mismo individuo (el deshila-
mantienen a cualquier sociedad unida. chado) le dirige a esa misma sociedad pedidos
Para Castoriadis estas significaciones ininterrumpidos de asistencia.
imaginarias tienen tres funciones principales: En el otro polo, está el individuo que ve
la historia como un paisaje turístico, hace de todo
→ Estructuran las representaciones del mundo (la para olvidarse que un día va a morir y que todo
más importante es la que la sociedad tiene de lo que hace no tiene el menor sentido, corre,
sí misma). compra, practica deportes, ve televisión, en
→ Designan las finalidades de la acción (lo que suma: se distrae, creando una cultura de la cos-
debe y no debe hacerse). mética y la banalidad, contracara macabra de la
→ Establecen los tipos de afectos característicos otra mitad social, la arrojada a la lucha por la
de una sociedad. supervivencia cotidiana en los márgenes. Una
sociedad con estas características tiene enormes
A través de instituciones mediadoras y dificultades para pensarse, rehacerse, reinventar-
de esas significaciones imaginarias se instituye se a sí misma, hasta cabe la pregunta de si se trata
un tipo de sujeto particular (lo que hace que un de "una" sociedad.
florentino del siglo XVIII sea diferente de un Freud (11) mostró que el aparato psí-
rosarino de hoy). quico, es en gran medida producto de la cultu-
Esta identificación social tiene una ra, y que la condición de malestar es un com-
función fundamental, puesto que se trata de ponente esencial de la civilización. A su vez
organizar una defensa contra la muerte. Pero toda relación social presupone juegos de len-
esta defensa solo opera si las significaciones guaje (12), juegos que son por un lado, el míni-
que ella instaura pueden, a su vez, ser conside- mo de relación exigido para que haya sociedad,
radas imperecederas. ¿Pero qué habría hoy de y por otro para que haya ser humano, dado que
imperecedero en las sociedades contemporáneas antes de su nacimiento y por el nombre que le
si la familia no es lo que era, ni las reglas de es dado el cachorro humano ya es colocado
convivencia, ni el espacio urbano? ¿Y cómo como sujeto de una historia contada por aque-
sería esto en familias recién migradas, en llos que lo rodean. Posición en la que más
medio de crisis financieras, donde ya ni la clase tarde tendrá que dialectizarse.
media puede creer que los bancos –en pleno En la ética que caracteriza al psicoanáli-
capitalismo– cuidarán de su dinero? sis, todo sujeto es más que portador del cogito
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cartesiano. El descubrimiento del inconsciente sufrimiento psíquico. Algunas de ellas serían el
por Freud marcó una de las grandes rupturas de llamado excesivo a la ideologización, somatiza-
la modernidad, en la opinión de algunos autores ción, burocratización, desarrollo de estados
(13). Asumir que las personas, los pacientes y pasionales:
los trabajadores de salud también actúan movi-
dos por reacciones inconscientes, que ellos mis- El término pasión describe muy bien el intenso
mos desconocen y sobre las cuales no tienen sufrimiento psíquico, próximo a los estados psi-
del todo el control, cambia nuestra forma de cóticos, que se experimenta allí [en la institu-
abordar los equipos de salud y las relaciones ción]; es el desbordamiento de la capacidad de
que allí se desenvuelven. El reconocimiento de la contener y ser contenido; la capacidad de for-
dimensión inconsciente altera nuestros análisis. mar pensamientos es paralizada y atacada: la
Para el psicoanálisis, estamos siempre repetición, la obnubilación, sirven de cobertura
desconociendo una porción de nosotros mismos. a los odios devastadores, contra los cuales sur-
Nuestro inconsciente irrumpe cuando menos lo gen defensas por fragmentación... (16 p33)
esperamos en medio de nuestra acción más
racional. No se trata, por lo tanto, de una polari- ¿Cuántas veces nos fue ya observada la
dad consciente/inconsciente que se corresponde- dificultad de los equipos para trabajar conjunta-
ría con otra racional/irracional, sino de que asu- mente, las fallas de comunicación, el contenido
mamos al ser humano como un ser que nunca ideologizado de modo fundamentalista, no dia-
será absolutamente dueño de sí, un ser "barrado" lectizado, maniqueo, de ciertas defensas de los
que no lo puede todo, y que nunca tendrá la cer- equipos? Nos parece importante entender que
teza de conocer a la perfección el rumbo de su esos síntomas institucionales son parte de la pro-
deseo. Esta característica de nuestra condición de ducción de la propia realidad de trabajo; por el
humanos también nos marca en nuestra condi- propio contacto permanente con el dolor, la
ción de trabajadores, siendo central en el caso de muerte y la dificultad de simbolización que situa-
los trabajadores de salud. ciones como la pobreza extrema y la segregación
Algunos autores abordaron la concep- nos provocan.
ción de hombre como sujeto del inconsciente y En los equipos de salud y de educación
la vida en la institución (14,15). Según Kaës (16), acontecen procesos de identificación imaginaria
la institución funciona para el psiquismo como entre trabajadores y usuarios. Si la población del
aseguradora de funciones de la vida social y psí- área de cobertura es vista como pobre, desvalida,
quica (como la madre), "es una de las razones del degradada, sin valor, después de un tiempo, el
valor ideal y –necesariamente persecutorio– que propio equipo se sentirá así.
ella asume tan fácilmente" (16 p.23). Pensamos que mecanismos como éste
Ser un trabajador de la salud, del servi- conducen a la producción de impotencia en serie
cio público, creer en el valor positivo del propio que padecen muchos equipos de salud. También
trabajo, constituyen funciones estructurantes de puede suceder que, en la tentativa de defenderse
la subjetividad y ayudan a soportar el malestar de ese espejo desagradable, el equipo se cierre
que deviene de las tareas colectivas, malestar en intentando una discriminación mayor entre el
cierta medida inevitable, según Freud (11). "nosotros" y los "otros", y así el equipo monta
Kaës (16) llama a esto adherencia narcí- fuertes barreras que evitan colocarse en contacto
sistica a la tarea primaria. O sea, los sujetos con aquello que tanto duele.
"necesitan" identificarse favorablemente con la A veces, es peor todavía, los trabajado-
misión del establecimiento en el cual trabajan, res pueden tornarse agresivos y tomar represalias
creer que su trabajo tiene un valor de uso (2). contra los usuarios. Otras, asumen una función
Cuando el contexto de trabajo coloca obstáculos mesiánica colocándose como únicos salvadores
a la tarea primaria, sea por falta de recursos de esa pobre gente. Esta última opción parecería
humanos, de materiales o por exceso de autori- mejor a simple vista pero no lo es, pues fija a la
tarismo gerencial (2), los sujetos se valen de población en un lugar de eternos carenciados y
estrategias defensivas para atenuar el propio dependientes de una política pública que ellos
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no tienen ninguna obligación ni de formular, ni aquello, etc."). Se trata, en efecto, de un regis-


de controlar: ellos solo tienen derecho de pedir y tro casi material: por un lado la articulación de
recibir. La construcción de pasividad es evidente. diferentes competencias, por otro las condicio-
Sumemos a esto que las poblaciones a nes de un cierto modo de convivencia. Existe
que nos referimos, tienen serias dificultades para allí un engaño: no se trata de una complemen-
encontrar a disposición valores que funcionen tariedad más o menos romántico-moderna, del
como anclaje institucional para enlazar alguna tipo "estamos todos del mismo lado", que se
significación imaginaria. Nuestras instituciones pierde en lo especular, sino de una comple-
están cada vez más frágiles. No habiendo dispo- mentariedad inconsciente. (17)
nibles valores nacionales o locales, en muchas
oportunidades solo el fanatismo religioso reedita-
do da cuenta de realizar algún enlace subjetivo/ RESCATANDO ALGUNAS TRADICIONES
simbólico. DE LA SALUD COLECTIVA
Lidiar con estas dimensiones del pade-
cimiento subjetivo actual requiere competencia
técnica. Oury (17) nos enseña que en el trabajo En la medicina social latinoamericana,
no se trata simplemente de relaciones individua- hubo una clara crítica a la forma predominante de
les con alguien, y que el trabajo de equipo preci- organización de la práctica médica (20,21). Crítica
sará siempre tener en cuenta a los otros y a sí que se profundizó con la entrada en escena de las
mismo, pero que debe siempre ser tomado en el ciencias sociales en el área de la salud, asumiendo
ámbito que le es más específico: un espacio un cierto sesgo histórico-estructural (22).
donde "possa acontecer alguma coisa". Partiendo de la medicina social latino-
Kaës (16) propone crear dispositivos de americana, la Salud Colectiva brasileña se consti-
trabajo que permitan reestablecer un espacio tuyó en una línea teórica original (23) que produ-
subjetivo conjunto, un área transicional común, jo cuestionamientos sobre la clínica, la biologiza-
relativamente operatoria. ción de las prácticas y llamó la atención sobre el
Hemos defendido que la gestión podría proceso de construcción socio-histórico de las
ejercer esa función (18), pero para eso, precisa categorías operatorias dominantes (24). Heredera
constituirse como instancia, con un lugar y un del referencial teórico estructural-marxista, la
tiempo donde se pueda experimentar el tomar salida de la hegemonía de ese marco se dio a par-
decisiones colectivas y analizar situaciones con tir de la incorporación de nuevas referencias teó-
un grado de implicación mayor en relación a lo ricas y metodológicas en los años '70 y '80 (22)
que es producido (19). dando entrada a categorías como lo cotidiano y
No se trata solamente de crear espacios las representaciones sociales.
de circulación de la palabra e intercambios autorre- A fines de los años '90, el tema de la
flexivos que propiciarían la democratización y un subjetividad se destaca (23,25,26). La discusión
grado de análisis mayor sobre las prácticas, cosa sobre la reformulación de los modelos asistencia-
de por sí ya importante (2). Sino de poder com- les, o sea, sobre las diversas formas de organizar
prender también que esos espacios son frecuen- el trabajo en salud, es todavía reciente y más
temente locus de presentación de una mise en retórica que práctica (27). Comienzan a destacar-
scène de estados pulsionales inconscientes. se aspectos como las relaciones institucionales y
Oury (17) destaca la importancia de las producciones subjetivas en esos contextos
reconocer esa dimensión inconsciente en las (19,26). Esto se produce en el encuentro con las
relaciones de trabajo: prácticas en el territorio, y en su trayecto históri-
co. Sin embargo, es preciso reconocer que ese
...en el propio equipo ya existe una forma de conjunto referencial que ayuda a pensar las rela-
poner en práctica permanente tanto las relacio- ciones entre las personas y las instituciones, con-
nes complementarias, como las complementa- tinúa poco explorado hasta hoy.
riedades (pero no las complementariedades En el cruce de experiencias, en experi-
tales como: "yo soy especialista en esto, él en mentos varios de intervención institucional, y en
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las historias que aparecen desde el "territorio", se socio-antropológicos, sanitarios y conceptos pro-
van rescatando también categorías propias de venientes del campo de la clínica psicoanalítica.
este campo: la salud pública o colectiva. El paradigma del riesgo abrió nuevas posibilida-
El territorio aparece así como algo más des para el conocimiento epidemiológico y sus
que un espacio en un mapa, un lugar. Como relaciones con la medicina, y al hacerlo restrin-
resaltó Milton Santos (7), la globalización hace gió la lectura sobre el espacio de la salud, pues
también redescubrir la corporeidad. El mundo
de la fluidez, el vértigo de la velocidad, la fre- ...no hay inferencia epidemiológica que pueda
cuencia de los desplazamientos y la banalidad aspirar a la legitimidad fuera de la consistencia
del movimiento y de las alusiones a lugares y a de los criterios de validación establecidos para
cosas distantes, revelan, por contraste, en el ser las ciencias que aprehenden la salud en el plano
humano, el cuerpo como una certeza material- de la individualidad orgánica. (28 p.29)
mente sensible, delante de un universo difícil
de aprehender; aún el dolor moral duele en el En este referencial, pensar en términos de
cuerpo, ¿tendrá esto alguna relación con el riesgo significa pensar en probabilidades de even-
aumento de las prevalencias de las enfermeda- tos. Por eso, formular intervenciones en el campo
des psicosomáticas?; ¿de la disminución de la de la salud con el enfoque de riesgo significa dete-
franja etárea de los infartados? nerse apenas en lo que son medias y regularidades
Tal vez podamos pensar la localidad en el territorio: un reduccionismo (29). El enfoque
como lo que se opone a la globalidad, pero tam- de riesgo no confiere discernimiento suficiente
bién se confunde con ella. El mundo nos es extra- para realizar intervenciones reconociendo las sin-
ño aún. Su existencia material y concreta se da en gularidades presentes en el territorio.
cada lugar. En nuestro lugar próximo se superpo- El concepto de vulnerabilidad posibili-
nen las coexistencias, donde todo se funde, enla- taría la inclusión del sujeto/singularidad en las
zando, las nociones y las realidades de espacio y acciones de salud. Entretanto, también hay posi-
tiempo. Allí –un cotidiano compartido entre las bilidad de que su uso sufra capturas:
más diversas personas e instituciones– coopera-
ción y conflicto son la base de la vida en común. Uno de los problemas más señalados en este
Porque cada cual ejerce una acción propia, la sentido es el de continuar promoviendo una
vida social se individualiza; y porque la contigüi- discriminación negativa de los grupos más afec-
dad es creadora de comunión, la política se terri- tados, ya no a través del estigma, sino a través
torializa con la contradicción entre organización de su victimización y consecuente tutela, preo-
y espontaneidad. cupación totalmente fundada [...] Asumir tal
El lugar, pensado de este modo, es el actitud es negar lo esencialmente positivo en el
marco de una referencia pragmática al mundo, al interés del uso del concepto; es perder de vista
cual le son encaminadas demandas y órdenes pre- nuevamente el carácter eminentemente relacio-
cisas de acciones condicionadas, pero, es también nal y, en ese sentido, universalmente impactan-
el teatro insustituible de las pasiones humanas, te de las situaciones determinantes de la vulne-
responsables de las más diversas manifestaciones, rabilidad. (30 p.131)
de la espontaneidad y de la creatividad. Enfatizar
una vez más que lo cotidiano tiene una dimen- Podríamos decir que el uso del concep-
sión espacial es hacer de los lugares una categoría to de vulnerabilidad tiene sentido cuando se ana-
operacional de territorio. Y retomar el énfasis en liza la "síntesis singular" a la que se aplica. Si el
que no hay acciones colectivas que no sean riesgo es probabilístico y cuantitativo, la vulnera-
mediadas por su extrema singularidad. bilidad es especulativa y cualitativa. Y como bien
Conceptualmente la categoría de "vul- advierte Ayres (28), es relacional.
nerabilidad" da marco para desplegar algo de Esto nos llevaría a otros conceptos,
esta relación entre territorio y lugar, intentando como el de búsqueda activa. La búsqueda activa
que no sea un aggiornamento de la categoría de constituye una actividad clásica de las "vigilan-
"riesgo". En tanto se pueden articular allí aportes cias" sanitarias o epidemiológicas. Constituyen,
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en general, actividades del equipo de salud que dimensión receptora como otra de desvío (de trans-
buscan identificar casos (de enfermedades), focos formación de un trayecto predefinido) como muy
de contagio y/o contaminación. Como el nombre bien lo señalaron Benevides y Passos (33).
lo indica son actividades "vigilantes" de un equi- Trabajar en pro de la transdisciplinarie-
po sobre su territorio, casi una especie de gran ojo dad, buscar relaciones más horizontales de poder
epidemiológico sobre el lugar. Dada su extensión entre los diversos saberes (médico, popular, alter-
–y al presuponer un equipo con preocupación nativos, psi…) implica de por sí una redefinición
activa por su población adscripta– se la ha utiliza- de los límites de la clínica que nos proponemos.
do en otros casos como la búsqueda activa de
egresos de hospitales psiquiátricos, de niños en
situación de abandono, de personas que viven en ENTRECRUZANDO CONCEPTOS: ¿QUÉ
la calle, etc. La búsqueda activa pretende antici- POLÍTICAS PÚBLICAS PRODUCIMOS Y
parse a la demanda (con todo lo que eso puede QUÉ PRODUCEN NUESTRAS POLÍTICAS
acarrear de bueno y de problemático). Por un PÚBLICAS?
lado, tiende a desburocratizar a los equipos que
estarían más motivados e imbuidos de su tarea,
por otro, "el gran ojo" puede ser una forma más Colocar en contraste los conceptos que
de los mecanismos de control de la población. venimos trabajando (y de cuya relectura nos ocupa-
Otro concepto que nos interesa –diji- mos y responsabilizamos), debería poder subsidiar
mos– es el de ampliación de la clínica (31), con- nuevos diseños de políticas y la implementación de
cepto formulado buscando la superación del algunas estrategias de intervención más apropiadas
paradigma biomédico (26). La ampliación de la al escenario actual y sus tipos de sufrimientos.
clínica presupone la incorporación de otras eva- Para ello haremos un ejercicio que no
luaciones de riesgo (no solo los biológicos sino agota la cuestión, pero pretende mostrar algo de
también las fragilidades subjetivas o de redes lo que podríamos ganar o perder a cada paso en
sociales), como así también la necesidad de reto- esta batalla contra la injusticia y el dolor intenso.
mar la dimensión de desvío de la clínica, siempre Construiremos combinaciones indeseables (las
vinculado a una cierta terapéutica, a un posible tres primeras), o deseables (la cuarta), de concep-
pronóstico, al retorno a la función ética de contri- tos potencialmente operacionales en nuestras
buir a mejorar la vida y defenderla, pero sin sus- políticas públicas. Con ellas deseamos enfatizar
tituir a las personas del protagonismo de su pro- la posibilidad de enriquecimiento de nuestras
pia trayectoria (26,32). Una clínica que contribu- prácticas político/clínicas, si fuésemos capaces
ya a la producción de autonomía. de aproximar esos conceptos provenientes de
Nos gustaría llamar la atención sobre el dos tradiciones diferentes. Psicoanálisis y salud
carácter de lo clínico como aquello reprimido en colectiva se tornan más potentes juntos y ambos
los discursos sanitaristas. El psicoanálisis nos ense- pueden contribuir a modificarse.
ña a estar atentos a aquello de lo que "no se habla".
Eliminar la problematización sobre cuál es la clíni- 1. Vulnerabilidad sin escucha.
ca que se hace en los equipos de salud acarrea el 2. Búsqueda activa sin reconocimiento de los
riesgo de que banalicemos la importancia de los lugares y su potencia.
aspectos técnicos del trabajo. Lo que diferencia a 3. Ampliación de la clínica sin responsabiliza-
los trabajadores de salud del resto de la población ción del sujeto (construcción de autonomía).
en términos de valor de uso (y de cambio) de su 4. Significaciones imaginarias y subjetividad del
propia fuerza de trabajo es la calificación técnica y equipo: una gestión.
es, siempre, "un determinado saber". Pero, tam-
bién, acarrea el riesgo de que problematicemos la
clínica como una disciplina técnica y no como una VULNERABILIDAD SIN ESCUCHA
práctica social, de un sólido anclaje teórico, pero
que no se agota en la dimensión técnica, debiendo Deberíamos preguntarnos si eso es
siempre estar atenta a la producción tanto de una valerse de la categoría vulnerabilidad o del uso
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de la categoría de riesgo en su peor acepción: la que ellos sí saben o sí pueden. Pensamos que esa
determinación de la condición de vulnerable apuesta con el otro en su condición de ser huma-
exclusivamente por medio de valores y aprecia- no (34), en su capacidad de hacedor de otra cultu-
ciones subjetivas de los agentes de las políticas ra, de reinventar el deseo con el otro, ("el deseo es
públicas. Esto de hecho ocurre, así lo vemos en el deseo del otro" apunta en cierto sentido a la
casos como los que se plantean en ciertos tipos necesariedad de su construcción colectiva), es la
de familias llamadas problemáticas en los territo- oferta que desde una cierta ética y una escucha
rios de nuestros equipos de salud. En nombre de respetuosa podemos realizar, como practicantes
la vulnerabilidad (que puede ser consecuencia de del psicoanálisis, sin necesidad de pensar a todos
innumerables causas), el "equipo de salud de la los agentes de políticas públicas como psicoanalis-
familia", en el caso brasileño, o los equipos de tas ni a todos sus usuarios como pacientes.
los Centros de Atención Primaria de Salud en
Argentina, realizan visitas domiciliarias. En oca-
siones multiplican esfuerzos para vincular esa BÚSQUEDA ACTIVA SIN RECONOCIMIENTO DE
familia "problemática" a otros programas socia- LOS LUGARES Y SU POTENCIA
les, subsidios (becas) especiales, coberturas de
educación o promoción social. Esto incide a La noción de búsqueda activa, como
veces en el cotidiano de estos grupos generando señalamos, presupone cierta objetividad en
algo identificable a una especie de entrega pasi- juego. Pues, se determina en el equipo cuáles
va, resignada, de encarnación del lugar de obje- serían las condiciones que merecen ese tipo de
to (objeto de las políticas públicas). Contribuimos esfuerzo y así se discuten y estandarizan ciertos
así a la reproducción de figuras parentales desti- "criterios" de intervención. Esto siempre tiene en
tuidas, padres ineficaces simbólicamente a la cuenta los objetivos de la política o del programa
hora de encarnar la ley en sus hogares, de madres en cuestión: ¿qué buscamos?... mosquitos, vin-
descalificadas en su ternura. En fin, objetos de chucas, altas de hospitales psiquiátricos, niños
nuestras acciones, a la manera del cuerpo del psi- fuera de la escuela, niños en situación de calle...
cótico, rehén de intrusiones agresivas, descalifi- Cualquiera que sea la condición-objeto
cadoras y alienantes del propio deseo. Familias de la búsqueda activa es importante recordar las
así tratadas son llevadas a mayores dificultades conceptualizaciones de Milton Santos que traba-
para asumir una legalidad y responsabilizarse de jamos anteriormente. Por más difícil que sea una
alojar en ella a sus hijos transmitiendo un legado. región, por más empobrecida que pueda estar en
Esos hijos que bajo la misma lógica, serán rápida- cualquiera de sus aspectos: los recursos materia-
mente transformados en objetos de políticas de la les, culturales (migraciones recientes o indesea-
infancia y así, hasta un lejano futuro. Hemos visto das como en el caso de nuevos barrios creados
numerosas veces esas familias, estigmatizarse y para "erradicar" otros), educacionales (índices
quedar fijadas en su impotencia por causa de elevados de analfabetismo), serán siempre las
nuestras intervenciones, supuestamente respon- personas que allí viven, que ocupan esos lugares,
sables y bien intencionadas. Es necesario poner quienes podrán darnos las pistas de las potencia-
en juego una escucha implicada con el retorno al lidades escondidas en esas comunidades. La
rumbo del propio deseo de esos padres y madres pobreza no debe hacernos suponer la ausencia
objetalizados, de esos niños. Devolver una cuota total de recursos.
de responsabilidad a quien le cabe, dar valor a la Si se desconoce esa riqueza y variedad,
palabra, intentar hacer contratos, combinaciones la búsqueda activa se transforma en lo más pare-
con esas personas y no dar todo ya resuelto y nor- cido a la policía sanitaria alemana, no estaremos
mativizado. Saber que sí, que es posible que en así coproduciendo salud sino produciendo mero
momentos de mucha fragilidad, una familia (un control social, alimentando el gran ojo vigilan-
padre, o una madre) esté en situación de no te… Vigilancia sanitaria, control de poblaciones:
poder, pero tomar eso siempre como una condi- una tradición que no nos interesa reeditar.
ción provisoria. Estar atentos a las señales de Pero sobre todo, estaríamos perdiendo
potencia, estimular su percepción. Resignificar lo la posibilidad de contribuir a la invención e
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implementación de políticas como una forma de que le incumbe. El equipo juega aquí una especie
estar en el mundo, de abonar a la relación entre de complicidad con el usuario, contribuyendo a
organización y espontaneidad, a la acción en la "fijarlo" en el lugar de pobre, necesitado, incapaci-
polis respetando la numerosidad social (b). Un tado, desvitalizado, impotente.
territorio donde la acción como modo de anclaje Al mismo tiempo, muchas veces, para
en la realidad, es detonada en su contradicción, no caer en eso, no se ayuda, y renegando de esta
donde cambiar el mundo es posible, no por ellos contradicción se produce desasistencia. Un ejem-
(los pobres, las comunidades) sino con ellos, no plo nos auxilia a comprender: Un paciente diabé-
de una vez y para siempre sino en cada gesto tico insulino-dependiente reclama por no poder
cotidiano, en la construcción del protagonismo ir a buscar la insulina; una agente de salud res-
de la propia vida. ponde en reunión del equipo en que se discutía
el caso: "...¡no es posible llevarle la insulina a la
casa a todos los diabéticos por toda la vida!...".
AMPLIACIÓN DE LA CLÍNICA SIN El ejemplo ilustra bien el mecanismo: no se trata-
RESPONSABILIZACIÓN DEL SUJETO ba de todos los pacientes, ni se planteaba por
toda la vida. Era el señor fulano en un momento
Proponernos realizar una clínica amplia- de fragilidad. Existe una tendencia a extender la
da significa que intentamos estirar los bordes de esa lógica sanitaria a intervenciones que no necesitan
clínica más allá del paradigma bio-médico hege- ser estandarizadas, (por ejemplo, si se tratase de
mónico vigente. Incluir ciertos análisis de vulnera- un caso de tuberculosis con tratamiento supervi-
bilidad, traer la dimensión de una escucha que sado eso sería definido por toda la duración del
sirva de aporte a proyectos negociados, comparti- tratamiento, digamos unos seis meses). ¡En salud
dos con los usuarios y las comunidades. hay mucho más "caso por caso" que padrones!
Una clínica menos prescriptiva, que no Responsabilizarse, desde una perspecti-
desista por ello de los avances tecnológicos ni va psicoanalítica sería aquí, retomar la huella del
desconozca la importancia de una buena califica- deseo en las imposibilidades o repeticiones de
ción técnica y de recomendaciones basadas en las que de tanto en tanto nos quejamos equipos y
evidencias. Más aun, una clínica que asuma la pacientes. Así, cierta vía hacia la autonomía del
evaluación de riesgos, su dimensión de preven- sujeto se realiza mediante la responsabilización:
ción (secundaria, terciaria) y de negociación en búsqueda de salida de la alienación, del goce en
términos de reducción de daños: ¿qué es posible el síntoma, en la construcción de compromiso.
en este caso, para este paciente, en este contex- Aquí una concepción de sujeto que no sea erigi-
to? Esta clínica que, en cierto sentido, se ocupa da sobre el modelo del cogito cartesiano se torna
del paciente en su humanidad, nos interesa por fundamental (36). Más allá del principio de pla-
su capacidad de conseguir mayor eficacia tera- cer y de los ideales del bien común, entender al
péutica, es decir: curar, mejorar, rehabilitar más ser humano como movido por su pulsión de vida
y mejor (35). Pero –por obra y gracia de la propia pero también de muerte o a la inversa, pulsión de
ampliación– a veces fácilmente la clínica resbala muerte pero también de vida.
hacia la tutela y el encuadramiento. En nuestra experiencia, la sola acepta-
Hay, claro, situaciones en que el ción de esta premisa teórica ayuda a los profesio-
paciente o la familia en cuestión no pueden nales a no transformarse en jueces de sus pacien-
hacerse cargo y alguien tiene que ayudar, eso es tes, a desistir de los abordajes meramente infor-
verdad, y es importante como indicador de res- mativos. No es porque las personas no saben que
ponsabilización del equipo en relación a los no dejan de fumar o no usan preservativos. No es
usuarios adscriptos o de su área de cobertura necesario interpretar. A veces vale una pregunta,
según sea al caso. Pero, muchas veces, se elimi- o la afirmación de la propia castración (la no-
na el carácter procesual de ese apoyo circunstan- omnipotencia: "no sé más cómo ayudarlo" por
cial: lo que era una ayuda pasajera, se torna un ejemplo, puede abrir el camino para que el suje-
modo de operar en relación a determinado suje- to se implique de nuevo con la propia vida antes
to que queda omitido así de la responsabilidad entregada a los técnicos).
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SIGNIFICACIONES IMAGINARIAS Y SUBJETIVIDAD con grupos de discusión en centros de salud),
DEL EQUIPO: UNA GESTIÓN parece imperioso. Se torna necesario conseguir
que los equipos hagan praxis en su propia prácti-
Las cuestiones que venimos afirmando ca, manteniendo activas y abiertas las preguntas:
e interrogando, nos llevan de nuevo a la dimen- ¿para qué sirve?, ¿qué estamos produciendo?,
sión de la gestión, que entendemos no como ¿cómo conseguir eso, si los equipos no tienen un
mera administración de los seres y las cosas, sino lugar dónde poder analizar sus propios dolores
más bien como uno de los modos de producir las de trabajar, de ver, de tener que saber –todos los
necesarias articulaciones clínico-políticas en la días– que existe toda esa injusticia y esa desigual-
injerencia de lo cotidiano. Todos los días son dad y esa pobreza en todos los órdenes? Los
dadas órdenes en las cadenas de mando de nues- equipos que trabajan en esas regiones periféricas
tras políticas públicas. Los equipos se reúnen y desfavorecidas necesitan activamente de dispo-
(más o menos eficazmente, más o menos amiga- sitivos desalienantes. Siguiendo a Marx, podría-
ble o no amigablemente) y deciden –por delibe- mos decir que todo el mundo los precisa. Puede
ración u omisión– cosas importantes para la vida ser, pero la vida en algunos bordes es una herida
de los usuarios, pacientes, supuestos beneficia- aún más absurda…
rios de esas mismas políticas. Y todos los días las Millones de seres humanos juegan todos
personas se las arreglan para continuar batallan- los días a hacer de cuenta que eso no existe. No
do por una vida un poco menos dolorida, un es que no sepan. Pueden jugar a no saber. Quien
poco menos sufrida. Crean, inventan, intentan trabaja en regiones empobrecidas y degradadas
nuevas estrategias de vivir. no tiene esa chance. Aquí no bastan órdenes,
A pesar de parecer obvia la coherencia reglas, organigramas o resoluciones. Precisamos
entre esas dos tendencias, muchas veces ellas se una gestión que produciendo articulaciones polí-
chocan, se importunan, se atropellan. Equipos que tico-clínicas se asuma en su carácter de gestión
tienen imágenes congeladas, cristalizadas y fijas de incluyendo la subjetividad del equipo, y que
sus supuestos usuarios y usuarios que no cambian asuma así su cuota de responsabilidad en la pro-
en nada por el contacto con los servicios y las polí- ducción del mundo.
ticas. ¿A quién servimos entonces? ¿Al status quo?
Intentar producir lazos, redes, nuevas
posibles significaciones imaginarias en las
comunidades (con educación, con cooperativas,

NOTAS FINALES

a. Frase de Mario Quintana, poeta y periodista


brasileño (1906-1994).

b. Fernando Ulloa define así la "numerosidad


social: se cuentan tantos sujetos como sujetos
cuentan".
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FORMA DE CITAR
Onocko Campos R, Massuda A, Valle I, Castaño G, Pellegrini O. Salud Colectiva y Psicoanálisis: entrecruzando con-
ceptos en busca de políticas públicas potentes. Salud Colectiva. 2008;4(2):173-185.

Recibido el 14 de agosto de 2007


Versión final presentada el 6 de diciembre de 2007
Aprobado el 25 de febrero de 2008

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