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POSGRADO INTERINSTITUCIONAL
EN CIENCIAS PECUARIAS
T E S I S
QUE PARA OBTENER EL GRADO DE
Maestro en Ciencias Pecuarias
P R E S E N T A
Armando Enrique Esperón Sumano
COMITE TUTORIAL
Dr. Miguel Angel Galina Hidalgo
Dr. Enrique Silva Peña
Dr. Miguel Angel Carmona Medero
M. Sc. Germán González López
M. en C. Benito López Baños
A la familia
Tenemos un destino al
ser hijos y padres; evitar
la vergüenza de los padres
y ser ejemplo de los hijos.
Página
Resumen 1
1. Introducción 2
2. Objetivos 9
3. Revisión de la Literatura 10
3.2 Historia 10
4. Material y Métodos 55
5. Resultados 60
6. Discusión 70
7. Conclusiones 75
8. Bibliografía 76
RESUMEN.
Con el objetivo de observar el efecto que la estación del año tiene sobre la
fertilidad de vacas sincronizadas con implante hormonal; se trataron 155 hembras
cebuinas en 3 localidades ubicadas en el trópico seco cercanas a la ciudad de
Colima: Tecomán (n = 37), Coquimatlán (n = 63) y Cuauhtemoc (n = 55). Se utilizó
un diseño estadístico no paramétrico de bloques al azar; los animales en
experimentación fueron hembras no gestantes, la mayoría ciclando y con crías al
pie. Con una condición corporal promedio de 7.0 en la escala de 0 a 9. Para
sincronizar el estro se aplicó un implante hormonal subcutaneo en la oreja (3 mg de
norgestomet) y por vía intramuscular en la tabla del cuello (5 mg de valerato de
estradiol más 3 mg de norgestomet) al inicio del experimento. El implante se
mantuvo durante 9 días, procediendose a la inseminación artificial con semen de
toros Bos indicus entre las 52 y 54 horas promedio después de retirado el implante.
La fertilidad obtenida en las 4 estaciones del año con un servicio de
inseminación artificial fu e de 47.0 %. La fertilidad detectada en cada estación tuvo los
siguientes porcentajes: en invierno de 37.9 %; en primavera de 57.9 %; en
verano de 53.9 % y en otoño de 38.3 %. Mediante la prueba de Friedman y la de
hipó tesis para proporciones; no se detectaron diferencias estadísticas
significativas (P> 0.1) de fertilidad entre épocas ni entre ranchos y no se detectó
influencia de la estación del año ni de la localidad sobre la condición corporal.
El crecimiento poblacional a nivel mundial y sobre todo para los países del tercer
mundo; nos dan una población que continua multiplicándose en forma incontenible; en
1994 en la tercera conferencia mundial sobre población, efectuada en el Cairo, la
población mundial se calculó en 5,700 millones; para el 2000 se calcula en 6,228
millones, para el 2008 en 7,000 millones; para el 2020 se espera que llegue a
8,000 millones; para el 2034 y después de 15 años llegará a 9,000 millones de
habitan tes; para el 2050 se llegará a 10,000 millones en un lapso de 16 años; para el
2087 después de 37 años se llegará a 11 ,000 millones y para el 2100 probablemente
se estabilice con una población de 11,190 millones de habitantes, (Dederichs,1994).
Por lo que, cada vez es más apremiante para los técnicos dedicados a la producción
agropecuaria el mejorar los sistemas en los cuales están inmersos y apoyar de
la mejor manera a los productores para obtener la máxima productividad con los
menores costos y poder abastecer de alimentos básicos a la población mexicana.
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Desgraciadamente el control de la población y la tasa de descenso demográfico ha
tenido en los países del tercer mundo un enfoque meramente político con
soluciones de pizarrón.
En México prácticamente toda la ganadería ha sufrido un retroceso a partir de las
políticas restrictivas de 1982 - 1986 y continuadas en el presente sexenio, quizá a
excepción de las grandes trasnacionales, que como Pilgrim International en aves
se han apoderado del 40 % de la producción nacional (Galina y Guerrero,1993).
Los datos de INEGI del censo de 1991 muestran la disminución en el inventario de
todas las especies y particularmente los rumiantes con mermas mayores al 40 % en el
total de los semovientes (cuadro 1).
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dejando jugosas ganancias a los intermediarios (Galina y Guerrero, 1993). Por otra
parte el sector pecuario representó el 5.3 % de PIB en 1960, cayó a 4.0 % en 1970,
a 3.3 % en 1979, a 2.8 % en 1987, cercano al 2.3 % en 1990 y sólo el 2 % en 1993
(Pérez, 1988; Galina y Guerrero, 1993). Debido al desarrollo mostrado por la
producción ganadera en 1982, según cifras oficiales, los habitantes dispon ían de casi
40 kgs de carne por habitante. Según cálculos obtenidos de datos de la SARH en
1992, en los que se evalúa la producción de carne en 2,924,000 toneladas, que
divididas entre los 85 millones de habitantes posibles para ese año el consumo per
cápita sería de 34.4 kg, lo que se traduce en una oferta menor en casi 7 kg de una
década a otra. Con estimaciones menos optimistas y tomando en cuenta el
proceso inflacionario, la contracción del empleo y la disminución de los salarios
reales; calcularon el consumo anual per cápita no mayor a los 15 kgs anuales (Galina
y Guerrero, 1993).
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La segunda el Trópico seco y húmedo: son las regiones de mayor
crecimiento ganadero en los últimos 20 años, mantienen mayor carga animal y se
orientan a la producción de doble propósito; el coeficiente de agostadero se estima
cercano a una hectárea por unidad animal (1.3 en Veracruz, .9 en Colima y 3 en
Tabasco) las tasas de reproducción van de 52 a 57 por ciento. El trópico tiene un gran
potencial forrajero y algunos estudios indican que la producción de materia verde
excede las necesidades energéticas de su carga animal. La tercera la zona
templada - centro predominantemente agrícola; destacan como productores de carne,
Jalisco y Michoacán; siendo de mayor relevancia la producción láctea sobre la
de carne para los estados comprendidos en esta zona. Las tasas de reproducción
se han mantenido alrededor del 50 % desde 1960. A partir del segundo quinquenio
de la década de los ochenta y lo que va de los 90, la disminución de la capacidad
económica de la población aunada a la crisis económica de la ganadería,
detuvo en primera instancia el crecimiento del sector hasta llegar a tasas
negativas de desarrollo. Los inventarios ganaderos se han reducido, la producción de
carne de cerdo y res ha disminuido, la le che y el sorgo están estancadas y las
importaciones de ambos productos son cuantiosas. La disminución actual de los
inventarios ganaderos en número total de cabezas y sobre todo en número de
ganaderos está produciendo la desertificación del sector ganadero, sobre todo del
pequeño productor (Galina y Guerrero. 1993). Por lo que se debe exigir el apoyo a
este sector que según todo lo observado el gobierno actual a dejado en el olvido
y dar además este apoyo en la medida de las posibilidades que el avance técn ico
y práctico puedan permitir para estabilizar a los productores tan golpeados por los
vaivenes económicos y políticos del momento ; para posteriormente crecer y lograr
el autoabasto del mercado nacional y por último avanzar hacia la producción
competitiva con otros mercados.
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Las razas de bovinos y en particular la dedicada a esta práctica en los trópicos,
son de baja calidad (preferentemente encaste con ganado cebuíno) y con muy
poca eficiencia en producción, evaluado esto con parámetros reproductivos y
productivos obtenidos en estas zonas y al compararlas con los promedios de
producción de razas europeas en los mismos climas y bajo condiciones semejantes
generalmente son menos eficientes (Galina et al, 1986; Mora, 1982; González et
al, 1986; Escobar, 1984; Fraga, 1977; Lima, 1982) por lo tanto es necesario buscar
mecanismos que permitan dar mejores opciones para este tipo de explotación con las
razas cebuinas aprovechando su adaptación al clima. Los productores cuentan con
medios y tecnología con programas nutricionales, manejo de pastizales ,variedades
mejoradas, suplementación de sales minerales, programas de salud y prevención de
enfermedades, sistemas de vacunación, selección de sementales, periodos de
empadre cortos, selección de vacas para empadre, selección de los próximos vientres,
identificación permanente mediante tatuaje, herrado y aretaje de becerras y
vaquillas, sistemas de control reproductivo, seguros, implementación de programas de
inseminación para mejora genética y productiva, combinación de sistemas de monta
directa e inseminación artificial para mejorar la fertilidad, implantes hormonales en la
obtención de conversión alimenticia superior, implantes hormonales para la
sincronización estral, transferencia de embriones, etc. Pero uno de los escollos más
difíciles es la manera de acercarse a los productores e influir sobre su forma de
pensar y esto sólo se consigue con experiencia y con resultados para obtener
producción con ganancias.
Es deseo de todo aquel que se dedica a la Producción Animal, obtener por
cualquier medio a su alcance los mejores resultados en productividad en la especie a
la que encamina sus esfuerzos.
Uno de los grandes retos que tienen los productores y los médicos veterinarios
zootecnistas en el trópico mexicano y en especial en el trópico seco con ganado
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cebuino es mejorar la eficiencia productiva del ganado en esas regiones; por lo que se
busca con este trabajo encontrar una herramienta confiable que les permita obtener
más becerros en el menor tiempo posible, con costos aceptables para sus sistemas de
producción. Se enfoca por ello esta investigación a la sincronización de estros con
progestágenos y estrógenos, con la inseminación a hora determinada detectando
también la mejor época para realizarla. Se busca también identificar la influencia de la
condición corporal sobre la fertilidad al momento de iniciar el experimento y su reflejo
sobre la productividad en el trópico seco.
Se decidió realizar este estudio utilizando la sincronización porque el manejo
con los progestágenos actuales mediante el implante subcutáneo y la aplicación
intramuscular de un combinado progesterona - estrógenos ha permitido el mejor
acceso al ganado cebuino sin tensión excesiva para ellos y con tasas adecuadas de
fertilidad; al combinarse esta tecnología con el uso de la inseminación artificial el
avance genético logrado nos conduce a la meta deseada que es: mejorar la
productividad de esta especie (Burrel et al, 1972; .Santos De los et al, 1979; Jöchle
et al 1973; Menéndez et al, 1976; Morrow , 1986; Rajamahendran y Taylor, 1991;
Schmidt et al, 1973; Smith, 1976a; Wiltbank y Mares, 1977). Las ventajas para la
selección de ésta técnica son: ha sido bastante probada aunque en la región de esta
investigación (trópico seco) no hay suficiente respaldo; los rangos de fertilidad a
uno y dos servicios son muy grandes: 73% de gestantes obtiene Boada, (1994)
con un sólo servicio pero con el uso de prostaglandinas y suero de yegua preñada,
contemplando además el retiro temporal de las crías. Jöchle et al, (1973) en diversos
ranchos del trópico mexicano obtiene resultados de concepción que van de: 37.3,
41.4, 42.2, hasta 56.7 % utilizando acetato de clormadinona por vía oral a dosis de
10 mg por cabeza al día; con variación de la duración del tratamiento de 14 , 12 o 9
días, con este último tratamiento se combinaba una inyección de 5 mg de valerato
de estradiol en el día 2 para activar la luteolisis. En Tanzania Schmidt et al, (1973)
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obtuvieron resultados de gestación de 57.5 y 84.2% para ganado cebuino, trabajando
también con acetato de clormadinona oral. Zapien et al, (1982) en Sonora utilizando
un dispositivo intravaginal (PRID) y con dos inseminaciones a las 48 y a las 72 horas
obtuvieron 56 % de gestantes y utilizando PRID e inseminación sencilla a las 50 horas
55% de gestantes.
Otra ventaja al utilizar esta tecnología es la disminución del manejo en general, ya que
sólo 3 veces se mueve el hato para completar el esquema de sincronización más
la inseminación y posteriormente la palpación para el diagnóstico de gestantes. La
tercera ventaja la representa la inseminación a hora fija sin detección de estros;
ventaja enorme en zonas muy cálidas ya que dificulta la observación, al ser los celos
de menor duración, sumado al efecto sobre el personal encargado de la detección,
que siempre es detrimental con respecto a su eficiencia. La cuarta ventaja la
representa el ahorro de horas - hombre en todas las actividades alrededor del hato.
La quinta ventaja se contempla con la facilidad de aplicación del fármaco sincroniza-
dor y su retiro. Y la sexta ventaja la buena respuesta de las hembras a la
sincronización.
Uno de los principales problemas para el uso de ésta tecnología en la actualidad es
el aumento del costo por dosis ya que en 1994 el precio del tratamiento fue de 31.5
pesos, mientras que para enero de 1995 su costo se había duplicado, se contempla
sólo la utilización del norgestomet como progestágeno y el valerato de estradiol, sin el
apoyo que se recomienda con el uso de prostaglandinas y gonadotropinas para la
mejora de la respuesta a fertilidad, lo que elevaría los costos a limites no rentables
para la producción bajo este sistema y para las condiciones actuales de la economía
nacional.
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2.- O B J E T I V O S
Objetivo general.
Objetivos específicos.
2.- Detectar la estación del año más adecuada para efectuar empadres o
inseminación programada.
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3.- REVISION DE LITERATURA
3.2.- Historia.
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intramuscular 50 mg de progesterona durante 21 días se suprimía el estro e
inhibía la ovulación durante el periodo de tratamiento en vaquillas jóvenes;
detectándose en estro 5 a 6 días después del cese del mismo, con una duración
normal de este. Cuatro años después, en 1952 aparece el primer reporte sobre
uso satisfactorio de progesterona para controlar el estro canino (Murray y
Eden, 1952).
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Con la inyección diaria de suficiente cantidad de progesterona (100 mg para los
bovinos y 50 mg para ovinos y cabras) por no menos de 14 días, se puede
desarrollar un (C.L) artificial; si esto se efectúa simultáneamente en un grupo de
animales con ovarios activos, producía sincronización del estro y ovulación en todos
los rumiantes. El inconveniente de la inyección diaria y la reacción inflamatoria
local restringen el uso de la progesterona como herramienta de investigación del
ciclo estral con esta metodología,(Jöchle,1962).
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exposición (20 a 25 días) a estos componentes fue largo (Morrow,1986). Estos
trabajos establecieron que las progestinas reemplazaban convenientemente a la
progesterona en la simulación de un C.L artificial, esencial para el control del ciclo
(Jöchle et al, 1964; Jöchle 1978; Jöchle y Schilling, 1965). Al confirmarse que el uso
de la progestina oral era efectiva, se utilizó en la industria lechera y en menor
cantidad para ovinos y caprinos; Fueron realizados ensayos en diferentes ranchos
en la alimentación (Jöchle et al, 1973; Schmidt et al, 1973; Jöchle, 1975) o
tratamientos combinados con un depósito de una progestina inyectable o un periodo
corto de alimentación de 10 a 12 días después, (Schmidt et al, 1973; Jöchle, 1975).
Tanto el uso de progestágenos orales como la aplicación diaria inyectable no ha
encontrado mucha aceptación, debido esto a lo poco práctico de su manejo
(Jöchle, 1995).
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En el caso de los caninos el uso de los progestágenos se ha enfocado a partir de
los setentas a evitar la preñez y ayudar a reducir el problema de la sobrepoblación
canina, (Feldman, 1991; Méndez, 1981; Pérez, 1989; Sokolowski, 1974). La utilización
de progestágenos y andrógenos sintéticos en los caninos previenen durante corto o
largo plazo el estro y la ovulación (Concannon y Meyers - Wallen, 1992). Varias
hormonas esteroides utilizadas por vía oral o parenteral suprimen la actividad ovárica
en la perra como progesterona y testosterona naturales (John y Joshua. 1984;
Merck, M, 1988) o sus derivados como acetato de medroxiprogesterona, acetato de
megestrol, acetato de delmadinona y derivados de la nortestosterona como el acetato
de noretisterona y la mibolerona (Alemán y Van Tulder, 1992; Concannon y Meyers-
Wallen, 1992; Fuentes, 1986; Van Os y Oldenkam,1978; Van Os, 1982) o compuestos
más antigonadotropos y menos progestágenos como la proligestona que ha
demostrado menores riesgos en los cambios uterinos (Alemán y Van Tulder,1992).
La sincronización de celos hasta 1983 había tenido más aplicación en ovinos que
en bovinos. El desarrollo en ovinos ha sido descrito ampliamente por Robinson
(1967), lo que permitió una expansión rápida mediante el uso del dispositivo
intravaginal de progesterona o progestinas (pesarios y esponjas) en pequeños
rumiantes, (Robinson et al, 1967; Robinson y Smith, 1967; Gordon, 1975). Siendo
posterior la aplicación de la técnica mediante el dispositivo intravaginal en ganado
(PRID) (Kaltenbach, 1980).
La regulación del ciclo ha sido exitosa en bovinos, ovinos y cerdos, con el uso
de 2 esquemas accesibles: el primero; fue administrar un componente usualmente
un agente progestacional, el cual inhibe el estro y la ovulación por un tiempo
suficiente para permitir la regresión del C.L en todos los animales. La
sincronización del estro fue entonces obtenida por el rebote uniforme de la
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actividad ovárica en seguida de la terminación del tratamiento. El segundo
combinando la sincronización con los progestágenos y el efecto inhibidor con las
propiedades luteolíticas de la prostaglandina F2 alfa (Day, 1984).
Primera etapa.
15
Progestágenos orales.
Jöchle et al, (1973 ) reportaron trabajos en las costas del Golfo de México de 1968
a 1970 con ganado cebú puro (Brahman) y sus cruzas, se utilizaron 668 vacas
administrandoles progestágenos orales (acetato de clormadinona) 10 mg por cabeza al
día en programas de 14, 12 o 9 días combinando con este último tratamiento 5 mg de
valerato de estradiol en el día dos para activar la luteolisis. Obtienen en diferentes
ranchos porcentajes que fluctúan entre 37.3% a 56.7% de gestación; demuestra
este método confiabilidad para la sincronización aunque no se detectaron diferencias
significativas entre los porcentajes de gestación con los lotes testigos. La fertilidad
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durante el primer periodo sincronizado (día 2 al 10 después del tratamiento) fue
ligeramente más baja , pero que se restauraba completamente durante el segundo
periodo sincronizado (día 20 a 30). Y que si se inseminaba unicamente durante el
segundo periodo sincronizado la concepción y las tasas de preñez eran similares a
aquellas combinadas entre el primero y el segundo periodo . Schmidt et al, (1973) con
su trabajo en Tanzania, bajo clima tropical semiárido con ganado cebú y con diversos
programas de sincronización utilizan progestágenos de uso oral (acetato de
clormadinona) e inyectables también con acetato de clormadinona, valerato de
estradiol y combinados con mestranol y con gonadotropina coriónica humana (HCG);
obtienen porcentajes de preñez en los animales de prueba de 57.5 % contra los
testigos de 46.6% detectando diferencias significativas (P<0.05).
Esponjas intravaginales.
17
progestágeno que se libera en dosis predeterminadas (Scanlon et al, 1972; Shimizu et
al, 1976).
Dispositivos intravaginales.
Por problemas con la retención de las esponjas por vía vaginal en los bovinos, se
desarrollaron los dispositivos intravaginales que consisten en espirales de acero
inoxidable (3.2 cm x 30.5 cm) cubiertas con silicon o hule silástico impregnando de
progesterona; la cual se libera en forma preestablecida, (Sorensen, 1982). Primero se
utilizaron los dispositivos intravaginales en ovinos, (Robinson y Smith, 1967;
Gordon, 1975) y posteriormente en bovinos con el dispositivo CIDR-B, que se
desarrolló simultáneamente en ovinos y bovinos, (Ainsworth y Downey, 1986; Maxwell
y Barnes, 1986).
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horas y a las 70 a 74 horas postretiro del dispositivo intravaginal de progesterona
(PRID) más suero de yegua preñada (PMSG) al momento de la remoción del
dispositivo y prostaglandinas 24 horas antes de remover el dispositivo.
Implantes.
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La única progestina que se ha mantenido en uso comercial debido a su
eficacia y facilidad de aplicación ha sido el norgestomet; un implante aplicado en la
oreja facilmente removible, (Raiamahendran y Taylor, 1991). El implante
Norgestomet, puede ser usado para la sincronización del estro sin disminuir la
fertilidad. El tratamiento con el producto comercial consiste en un implante en Ia
oreja que contiene 6 mg de norgestomet y una inyección intramuscular con la mezcla
de 5 mg de valerato de estradiol y 3 mg de norgestomet. El implante de norgestomet
actúa como un C.L artificial y por lo tanto previene el surgimiento de la hormona
luteinizante (L.H), la ovulación, la formación del C.L y el mantenimiento del C.L. Por
otra parte la lisis del C.L es controlada por el valerato de estradiol. Cuando el
implante es removido 9 días después, la glándula pituitaria es liberada del efecto
inhibitorio del norgestomet y el animal muestra signos de estro en 24 a 36 horas. El
grado de sincronía es alto y las tasas de concepción satisfactorias con la
inseminación a tiempo fijo, 48 a 54 horas después de que el implante es removido
(Morrow, 1986).
Se ha observado que el control del estro y la ovulación pueden efectuarse sin que
la eficiencia reproductiva sea afectada negativamente con el uso del progestágeno
SC21009 (Burrel et al, 1972; y Menéndez et al, 1976).
Al utilizar el norgestomet implante por nueve días más la aplicación el primer día
por vía intramuscular de norgestomet combinado con valerato de estradiol; se obtuvo
en vaquillas con inseminación doble a las 48 y 60 horas postretiro del implante el
66.2% de preñez; al inseminar doble a las 48 y a las 72 horas se obtuvo el 62.1 % de
gestación y al inseminar una sola vez a las 54 horas los resultados fueron de 64.7 %
de gestación en el estudio realizado por Wishart y Drew, (1977).
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La inseminación basada en la detección del estro después de la remoción del
implante no parece ser que resulte en tasas más altas de concepción que las
detectadas con la inseminación a tiempo fijo; las tasas de concepción en vacas
pueden ser elevadas si las crías son removidas durante las 48 horas de intervalo
entre la remoción del implante y el servicio, esto es llamado tratamiento “Shang” el
cual no lastima a las crías y de alguna manera tiene el efecto positivo sobre la
inducción del estro en vacas anéstricas, esto sugiere que el tratamiento con
progestágenos puede inducir el estro en un porcentaje significativo en vacas en
anestro verdadero. Por otra parte, hay una buena evidencia que el implante puede
inducir estro fértil en vaquillas prepuberes que están arriba de 14 meses de edad y
con peso sobre 250 kg. Los programas con progestágenos al igual que aquellos con
prostaglandinas dependen del buen manejo nutricional, días abiertos y la
tecnología de empadre, (Morrow, 1986).
Obtuvieron con el uso de norgestomet (progestágeno subcutaneo) un 56% de
gestación en vaquillas prepuberales cebú indias, después de 2 inseminaciones a
tiempo fijo a las 48 y 72 horas postretiro del implante y la inyección de PMSG al quitar
el implante (Narasimha et al, 1986).
Segunda etapa
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fertilidad y cuyos problemas de sincronización se han resuelto con la aplicación de
una inyección de valerato de estradiol al principio del tratamiento. Dicha inyección ha
permitido acortar la duración del tratamiento con progestágenos, merced al efecto
luteolítico del valerato de estradiol en la fase de formación del cuerpo lúteo
(Aguer, 1981).
Las técnicas básicas para la regulación del ciclo estral se han extendido hacia los
tratamientos secuenciales diseñados para incrementar las tasas reproductivas por
inducción de la actividad ovárica en hembras en anestro, particularmente en
especies estacionales (Day, 1984). El uso del estradiol a la vez que la progestina fue
explorado inicialmente por Wiltbank et al (1965) y desarrollada en un componente
de Synchro Mate B que se sistematizó 5 años después (Wiltbank et al, 1971). Se
pensó en ese tiempo que el estradiol podría actuar como una luteolisina,
avances recientes en la técnica de ultrasonido en ovarios han demostrado que el
estradiol causa la disminución del folículo mayor e inicia o facilita que crezca una
nueva ola de folículos. Todos estos esfuerzos para crear un C.L artificial se
centran alrededor de dosis mínimas de progesterona o suficientes progestinas para
suprimir el estro durante el tratamiento; con una buena sincronización del estro y
la ovulación después de que termina el tratamiento (Bo et al, 1991; Macmillan y
Peterson, 1993).
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calor o a tiempo fijo (54 horas) después de extraer el implante. Los animales sujetos a
este régimen de tratamiento se sincronizan bien, arriba de 3 ciclos estrales después
(Spitzer et al, 1981; Roche et al, 1981; Wiltbank y Spitzer, 1978). Los progestágenos
asociados a la gonadotropina sérica de yegua preñada (PMSG) desencadenan la
actividad sexual en aquellos animales que no presentaban actividad ovárica al
inicio del tratamiento; uniendo así el efecto inductor al efecto sincronizador (Aguer et
al, 1982).
Tercera etapa
Las prostaglandinas son sustancias derivadas del ácido prostanoico, un ácido con
20 átomos de carbonos. La principal prostaglandina natural la PGF2 alfa presenta 2
efectos; la contracción de la musculatura lisa y la lisis o involución del C.L. El éxito del
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uso de las prostaglandinas depende de la presencia de un C.L entre 5 y 16 días del
ciclo estral (Sorensen, 1982). Al parecer la respuesta provocada por las
prostaglandinas es más precisa con respecto a la presentación de l celo, así mismo,
este método permite cubrir a las vacas sin necesidad de detectar el estro. Como
desventaja se contempla la necesidad de un C.L funcional y su costo
(Kraemer, 1977).
Se han realizado muchos experimentos en los cuales se utiliza una sola inyección.
Las vacas que entran en celo fluctúan entre 55% para inyecciones sencillas y 69%
para las dobles; administradas con intervalo de 10 a 12 días (Smith, 1976b).
En Sonora en un trabajo con 107 vaquillas de las razas Brangus, Charolais y sus
cruzas; al comparar un tratamiento de PGF2 alfa utilizando 2 inyecciones con 12 días
entre aplicaciones, contra un grupo con dispositivo intravaginal conteniendo
progesterona y estradiol (PRID) y un grupo control; obtuvieron los siguientes
resultados de fertilidad a los 45 días: Grupo control 70%; grupo prostaglandinas 81 %;
grupo PRID (I.A a las 48 y 72 horas de retirado el dispositivo) 56% y grupo PRID.
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(con I.A a las 50 horas ) 55% de fertilidad. Siendo las tasas mayores en porcentaje
para el grupo testigo y el de PGF2 alfa, sin alcanzar diferencias significativas
estadísticas (P> 0.05) (Zapien et al, 1982)
En Tecuala, Nayarit en el centro experimental pecuario “El Macho”, trópico seco,
no detectan diferencias estadísticas significativas (P>0.05) en los resultados de
gestación a los 60 días postratamiento con prostaglandinas comparando con vacas
testigo en ganado cebuino; siendo sus tratamientos: el primero prostaglandinas e
inseminación forzada y el segundo prostaglandinas e inseminación convencional
(Córdova et al, 1983); confirmando este trabajo lo reportado por (McCraken et
al, 1970; Cooper, 1974; Louis et al 1974; Lauderdale et al 1974) en que informan de
que las prostaglandinas o sus análogos pueden sincronizar el estro en el ganado
bovino e inseminar a una hora predeterminada con resultados de fertilidad aceptables.
Se tienen una gran variedad de ellas además de la diversidad entre los productos
utilizados así como en los resultados. Aunque Hansel y Beal, (1979) sólo se
refieren a la combinación de progesterona y prostaglandinas; se contemplan en
esta etapa, a todas las combinaciones que actualmente se realizan entre las
diferentes hormonas para lograr la sincronización artificial y la obtención de los
mejores resultados en fertilidad y en economía. Una de las combinaciones se
aplica en forma de dispositivo intravaginal durante 7 días consecutivos y el sexto día
se aplica prostaglandina (PGF2 alfa). Esta técnica ha mostrado ser muy precisa
en la sincroniza ción con 75% de los animales en celo en un periodo de 24 horas y
100% al término de 37 horas. En dos estudios de estos mismos autores con
tratamiento de progesterona mencionan haber obtenido 42 animales en celo de 43
25
tratados con remoción de progesterona al sexto día y 81% de gestación; con remoción
el séptimo día se obtuvieron un 79% de gestaciones, con 60 vaquillas en celo de 61
tratadas. Los animales testigos (65) produjeron un 70% de gestaciones en 63
vaquillas que mostraron celo en sus ciclos naturales. La sincronización fue más
precisa con la remoción del pesario intravaginal con progesterona a los 7 días y
la inyección intramuscular de prostaglandina el sexto día. En este caso el promedio
de intervalo entre inyecciones de prostaglandìna y la aparición del celo fue de 71.6
horas. Los resultados de fertilidad obtenida con un sólo servicio fueron
satisfactorios (Hansel y Beal, 1979). Todo hace pensar que estas investigaciones han
culminado en una tecnología sencilla, aplicable en muchos tipos de explotaciones
(de Alba, 1 985).
26
En el norte de Australia con 3 métodos diferentes de sincronización con vaquillas
BOS indicus y BOS indicus/Bos taurus en explotación extensiva, asignaron 169 novillas
a cada uno de 3 tratamientos de sincronización de estros; el primer tratamiento 2
inyecciones de un análogo de las prostaglandinas (luprostiol) 7.5 mg con 12 días
de intervalo. El segundo tratamiento: inserción de un dispositivo intravaginal liberador
de progesterona (CIDR-B) seguido de 400 U.I de gonadotropina sérica de yegua
preñada (PMSG) y 7.5 mg de luprostiol al remover el implante; el tercer tratamiento
consistió en el implante de un progestágeno subcutaneo por 10 días, seguido de 400
U.I de PMSG y 7.5 mg de luprostiol al remover el implante, cada grupo fue inseminado
de acuerdo a las indicaciones de los fabricantes; luprostiol a las 72 horas después de
la segunda inyección; S.M.B y CIDR-B 48 horas después de la remoción del implante y
el dispositivo respectivamente. Las tasas de preñez a los 51 días para los 3
tratamientos fueron: 18.6% para las prostaglandinas; 48.8% para el dispositivo
CIDR-B y 53.3% para el implante S.M.B. Detectandose diferencias signifi-cativas
entre luprostiol y CIDR-B; luprostiol y S.M.B, pero no entre los progestágenos
(Kerr et al, 1991).
27
En Colombia en el trópico húmedo con ganado Brahman, vacas paridas, con
reposo ovárico y restricción del amamantamiento durante 48 horas a partir del retiro
del implante. El tratamiento consistió en el uso del implante de norgestomet más una
inyección de valerato de estradiol/norgestomet; al séptimo día del tratamiento se
inyectó prostaglandina (luprostiol) 1.c.c. y al noveno día se retiró el implante y se
aplicó 500 U.I de PMSG a cada vaca, tanto el grupo control como el tratado fueron
inseminados una vez; se obtuvo un 73% de fertilidad contra 20% en las vacas control
(Boada, 1994). Mejores resultados en fertilidad pueden ser contemplados con los
programas de control de empadres , buscando tasas de concepción de 45 a 55% en
vacas con estro sincronizado y 75 a 85% o mayor en un periodo de 35 días de
empadre, ya que estos sucesos pueden ser medidos en tasas de preñez en lapsos de
21 días a 35 días en seguida del tratamiento sincronizador mas que en término de la
tasa de concepción a primer servicio. Un programa que se lleve de esta forma en
un año puede acarrear positivamente un mayor efecto en la duración del intervalo
posparto y el inicio de la siguiente estación de empadre. Investigaciones utilizando
SMB y PGF2 alfa o combinadas son corrientemente usadas y pueden probar su
utilidad en programas de sincronización así como en el manejo de la transferencia de
embriones (Morrow, 1986).
28
estos autores sus resultados como bajos con la utilización de la I.A (Mateos et
al, 1995).
29
Debido a la gran diversidad de tratamientos con resultados en porcentajes de
fertilidad muy variables; existe la necesidad de estudios de campo a gran escala
comparando las tasas de preñez obtenidas de diferentes tratamientos de
sincronización en el ganado Bos indicus; para que a los ganaderos se les pueda
ofrecer un tratamiento que garantice resultados, en base a la obtención del mejor
método detectado (Galina et al 1987). Existiendo desde luego el problema de las
variables que en cada zona serán diferentes y motivo de resultados no predecibles.
30
de dosis mínimas efectivas; como sea, universalmente se ha detectado baja
fertilidad en el primer estro sincronizado con progestágenos. Este dilema no ha
podido ser resuelto completamente con la adición de estrógenos, gonadotropinas
y hormonas liberadoras de gonadotropinas o sus análogos, despué s de la caída de
las progestinas (Jöchle, 1995).
31
1.- Disminución del tiempo dedicado a la detección del estro en los programas de
I.A.
2.- Aminora el trabajo necesario en el momento del parto, ya que el esfuerzo se
concentra en un lapso más corto,
3.- Permite que se dedique más trabajo a otras áreas necesarias para la reproducción.
4.- Hace más factible la I.A; ya que reduce los problemas generales de manejo.
5.- Agrupa la descendencia; el productor dispone para la venta de lotes uniformes de
becerros.
6.- Mejora las prácticas de manejo, alimentación y salud.
1.- La fertilidad ha sido baja (35 a 45 %). La mayoría de los ganaderos esperan
y deben obtener más del 50 % de concepciones en el primer servicio.
2.- Costo; este no debe exceder de 5 a 10 dólares estadounidenses por cabeza.
3.- Durante estos días la concentración del trabajo hace necesario distraer a los
empleados de sus ocupaciones ordinarias.
4.- El problema que representa el que un gran número de vacas llegue al parto en
forma simultánea (Sorensen, 1982).
32
Hansel y Beal, 1979 ; Smith, 1980 ; Webel y Day, 1982). Esto reduce el tiempo
requerido para la detección del estro y en algunos casos crea la posibilidad de dar
empadre a tiempo fijo sin detección de estros (Hafez, 1987). En general se ha
detectado que cualquier población de ganado a la cual se le somete a la sincroniza-
ción, se puede subdividir en 3 grupos en proporción no conocida:
Mientras que con progestinas no parece importar que tan grande sean las
poblaciones 2 y 3; con prostaglandínas emergen las que no responden; acortándose
de esta manera el tratamiento únicamente a las que están ciclando con C.L o tratando
exclusivamente aquellos anímales después de 5 días de observación, con detección
de calores 2 veces al día; esto fu e efectivo pero no ampliamente aceptado porque es
más costoso y de labor más intensa (Jöchle, 1995).
Cupp, (1971) durante 2 años estudió sobre los cambios que ocurren en el ovario,
después de tratar a las vacas con inyecciones de progesterona concluyó que;
dependiendo de la dosis y el momento de su aplicación, se darán las posibilidades de
modificar la duración del ciclo estral, acelerar la ovulación y así mismo la de provocar
33
el desarrollo de quistes luteales e interferir en el desarrollo normal de los folículos de
las vacas.
En hembras domésticas ciclando, la duración del ciclo estral está controlada por la
secreción de progesterona del C.L. La progesterona ejerce una retroalimentación
negativa en la secreción de LH, así como los eventos endócrinos que controlan la
maduración de los folículos preovulatorios y la subsecuente ovulación, todo esto se
inhibe hasta que la progesterona declina con la regresión del C.L, por lo tanto la
sincronización del estro y la ovulación realmente son controlados por la vida activa del
C.L (Hansel y Convey, 1983).
34
debe ser equivalente al largo de la fase lutea normal (16 días) debido a que la pro-
gesterona exógena tiene poco efecto o no lo tiene sobre la vida normal del C.L,
si el tratamiento es de corta duración resulta en fallas a la sincronización. Sin embargo
cuando los tratamientos son largos (18 - 21 días) resultan tasas pobres de preñez,
esto puede ser debido a cambios adversos en el medio intrauterino que inhiben el
transporte espermático. Tiempos cortos de tratamiento (7 - 12 días) resultan en
porcentajes más aceptables de tasas de preñez; desafortunadamente tratamientos
cortos no producen control adecuado del ciclo, sobre todo si se inician temprano en el
ciclo, ya que el C.L puede no ser controlado por el tratamiento por lo que se hace
necesario incorporar un agente luteolítico en los tratamientos de corta duración para
eliminar cualquier C.L natural. En el caso del dispositivo (PRID) el cual está
impregnado con 1.55 mg de progesterona, contiene adosado a su pared interna una
cápsula roja de gelatina con 10 mg de benzoato de estradiol, este es rápidamente
absorbido a través de la pared vaginal pasando a la circulación donde actúa como
agente luteolítico; la progesterona se libera lentamente por un largo periodo hasta que
se extrae el dispositivo. El norgestomet es el progestágeno que se le impregna al
implante subcutáneo cuya fórmula es 17 , acetoxy – 11? - metil 19.nor - preg -4- ene,
20 díona (Peters y Ball, 1987).
35
pero generalmente la tasa de concepciones es 15 % menor después del tratamiento
(Bearden y Fuquay, 1992).
36
Las hormonas esteroides se han utilizado para alterar el crecimiento folicular. La
progesterona exógena se ha observado que produce la supresión del folículo en
crecimiento dependiendo de la dosis (Adams et al, 1992; Burke et al, 1994;Savio et
al, 1993).
37
Se producen fallas de la sincronización después del uso de progestágenos que
pueden deberse a fallas en el mantenimiento de la concentración en sangre de la
progesterona, relacionada con cambios en la absorción o que el dispositivo quede sin
concentración adecuada de progestágenos, esto ocurre particularmente con el
dispositivo PRID y produce que el estro y la ovulación ocurran antes (Roche e
lreland, 1981). Existen evidencias de que el estradiol no es muy efectivo como agente
luteolítico sino que previene la formación del C.L cuando es administrado temprano en
el ciclo, o porque el agente luteolítico no es efectivo sobre todo si las vacas se
encuentran entre los días 2 a 8 de su ciclo, por lo que se espera que cerca del 70%
de las hembras alcancen la sincronización ya reportada (Peters, 1984).
El celo o calor en el ganado cebuino tiene características muy definidas; tal como
lo demuestran los estudios del comportamiento de esta raza (Galina et al, 1987;
38
Galina et al, 1990; Galina y Arthur, 19 90a; Orihuela, 1982; Orihuela, 1985; Orihuela et
al, 1989; Medrano et al, 1995; Solano et al, 1982; Vale Filho et al, 1985; Zakari et al,
1981; Galina et al, 1995).
Orihuela et al, (1995) resume los factores incidentes sobre el comportamiento en:
raza, época del año, duración de la receptividad, diferencias de co mportamiento entre
vacas adultas y vaquillas y porcentaje mayor de presentación de los calores en la
noche que durante el día. Los investigadores coinciden en que el ganado cebuino no
demuestra claramente los signos del estro, por lo que se involucra el factor de raza
respecto a la facilidad de la detección de los mismos; para confirmar esto, los estudios
de Síngh y Kharche (1985) encuentran que sólo el 20 % de los signos intensos de
calor pueden ser observados por los humanos en el ganado cruza Holstein/ Hariana.
Galina y Arthur, (1990a) observan resultados más pobres con sólo el 17% en
ganado Gyr con vacas postparto. Singh y Kharche, (1985) con ganado cebú en Brasil
detectan el 30 % con signos confiables de estro.
La época del año nos indica que debido a la tolerancia de las razas cebuinas al
estrés por calor; en Bos ni dicus el estro es más fácil de detectar durante los meses de
verano, (Carmona, 1980; Kumar, 1978: Purbey y Sane, 1978; Zakari et al, 1981). Para
las hembras de razas Bos taurus por lo tanto los meses más frescos serían los de
mejor expresión del estro, (Arthur y Rahim, 1984).
39
inconveniente para el uso rutinario de la I.A es precisamente el que contempla el celo
y el comportamiento del celo en el ganado cebú.
El primer criterio depende del comportamiento normal y la expresión del estro en
el ganado cebuino, tema discutido en extenso en los trabajos llevados a cabo en
México principalmente por (Galina et al, 1982 ; Galina y Arthur, 1989a; Galina y Arthur,
1990a; Galina y Arthur, 1990b; Galina et al 1995; Orihuela et al, 1983; Orihuela, 1985;
Orihuela et al, 1988, Orihuela et al, 1989; Orihuela et al, 1995). En el ganado cebú es
especialmente importante el disminuir el tiempo y el esfuerzo que representa la
detección de calores en los programas de I.A; ya que las hembras no demuestran
claramente sus signos de estro ante el hombre. El comportamiento de monta ocurre
mayormente en la noche y siendo la poca expresión de los signos del estro una de las
razones por las cuales la detección del mismo permanece como el factor limitante en el
uso de la I.A en razas Bos indicus Otra dificultad para el manejo reproductivo de las
razas cebuinas cuando se quiere introducir la I.A es; la duración del tiempo del estro o
calor, ya que la fase receptiva es bastante más corta que en las razas europeas
criadas en el trópico . Lo que disminuye por consecuencia el tiempo de dejarse montar
y por lo tanto la posibilidad de ser detectada por el observador. (Galina y
Arthur, 1990a).
40
verano (60.0%) en comparación con el invierno (45 %) al utilizar prostaglandinas para
la sincronización.
Derflingher, (1979) en la zona del Istmo de Teh uantepec observó que más del 70 %
de los estros en ganado cebú se presentaron en la mañana de las 5 a.m a las 12 horas
y para la tarde de las 12 a las 19 horas; por ol que concluye en la importancia que se
debe dar a la detección dentro de este tiempo y considerar para estros cortos
nocturnos el uso de toros marcadores con “chin ball”. La fertilidad obtenida para
ambas razas fue muy baja con I.A (para Indubrasil 16.56% y para Gyr 18.18%) no
habiendo diferencias significativas entre ambas razas (P> 0.05).
El punto crítico en la reproducción controlada de los bovinos ha sido según varios
autores “la detección del celo”, lo cual debe realizarse con extremo cuidado por el
personal especializado (Zemjanis, 1961; Zemjanis et al, 1968; Lauderdale, 1974).
Otros factores a tomar en cuenta que dificultan las posibilidades de una buena
detección de calores son: la necesidad de la interacción con otra vaca en estro en un
día determinado para observar signos conductuales (Lamothe et al,1995). También
las diferencias de intensidad de los signos de estro, sobre todo bajo sincronización
41
que reportan Galina et al, (1982) al detectar diferencias entre ganado Charolais y
Brahman en progra mas de observación continua; promediando el ganado Brahman
una monta por hora de celo; mientras que el ganado Charolais promedió 2.8 montas
en el mismo tiempo. Sin embargo en programas de sincronización, la monta de una
vaca hacia la que la recibe es un buen indicador de los signos conductuales de estro
(Orihuela et al, 1983; Gutié rrez, 1990).
42
mayor; concluyendo que las vacas más grandes o agresivas es má s difícil que se
dejen montar en comparación con vacas pequeñas y pasivas (Castellanos et al, 1995;
Galina et al, 1982; Galina y Arthur, 1989a; Galina y Arthur, 1990a; Galina y
Arthur, 1990b; Orihuela et al, 1988; Orihuela et al, 1989; Orihuela et al 1995).
El tercer criterio, este a futuro, es la encapsulación del semen para poder efectuar
la I.A a hora fija sin pensar en el mejor tiempo, ni en la expresión del celo, ni en el
momento de la ovulación, ni la fase del ciclo en que se encuentren, dependiendo en
este caso del mayor tiempo de vida fértil del semen encapsulado y depositado en el
tracto genital, su sobrevivencia y viabilidad, listo para la llegada del ovocito al punto
de la fertilización; por lo que no tomaría en cuenta ni el primero ni el segundo punto.
Considerándose sólo el semen microencapsulado con una larga vida preferiblemente
al tiempo de la inyección con prostaglandinas, sin tomar en cuenta cuando ocurra el
celo o la ovulación; ciertamente así habría penetración de la I.A en la industria
ganadera (Jöchle, 1995).
En el desarrollo tecnológico, una de las herramientas con las que se cuenta para
poder disminuir el IEP, sobre todo pensando en adecuados avances genéticos
implementando esto con la inseminación artificial ha sido la detección de celos en
donde se ha mostrado la dificultad de su detección ya que la duración de la fase
receptiva tanto de Bos taurus como en Bos indicus es considerablemente más corta
en el trópico debido a que el ganado criado bajo climas tropicales y subtropicales tiene
que adaptarse a condiciones ambientales adversas, tolerando sobre todo temperaturas
elevadas manteniendo su capacidad para reproducirse y que la expresión de los
signos de celo indican una fuerte relación entre la estructura social del hato y la
expresión del celo (Orihuela et al, 1995; Galina y Arthur, 1990a).
43
3.7.- Eficiencia reproductiva en ganado cebuino
Existe coincidencia entre gran número de autores en que el intervalo entre partos
(IEP) es una de las mejores formas de evaluar la eficiencia reproductiva (IEP)
definido este: como el tiempo comprendido entre un parto y otro. El tiempo ideal sería
de 12 meses a 12 meses y medio y como propuestas de diferentes autores tanto para
ganado productor de carne como para productor de leche (Galina, 1978;
Duchateau, 1978 ; Dahl, 1988; FICART, 1991; CETROCAF, 1992 ); propuestas
tomando en cuenta parámetros ya obtenidos; el trabajo de Paredes (1969) con 434
días y la de Esperón, (1993) de 480 días de IEP.
44
Escobar et al, (1982) publicaron como parámetro para el IEP un valor de 365
días. Estos trabajos demostraron que cuando la duración del período interparto es
grande, ha sido indicativo de que alguno o varios de los demás parámetros
reproductivos están fallando y deberán corregirse para disminuirlo (Martínez. 1994;
Cabello y Ruiz, 1980).
Duchateau, (1978) recomienda como IEP ideal 12.5 meses o su equivalente en días
(380), esto para ganado lechero en el altiplano de México. En estudios realizados en
el trópico seco, se observó que los índices reproductivos del ganado bovino están
alejados de los valores óptimos para esta especie, sobre todo en las explotaciones de
doble propósito donde la duración del IEP varía desde 407 días a 609 días
(Cervantes et al 1987). Silva et al, (1992) encuentran una duración promedio de
468 días en ganado cebú y el mismo autor y sus colaboradores en otro estudio
obtuvieron un valor de 803 más menos 249 días en las mismas condiciones
climáticas (Silva et al, 1991).
Recientemente Martínez, (1994) quién trabajó con ganado cebú en el trópico seco
encontró un promedio de IEP de 537 ± 194 días; por otra parte no observó
estacionalidad reproductiva del hato.
45
En el trabajo de Choisis et al, (1987), realizado en el trópico seco (Estado de
Colima ) en 127 encuestas detectó en sus resultados una estacionalidad en los
aspectos reproductivos, época de parto, producción de leche y crecimiento de bece rros;
estos autores encontraron un IEP de 478 días. Cervantes et al (1987) también
en el estado de Colima, determinaron el establecimiento de dos épocas de parto en el
ganado de doble propósito; con la primera en los meses de Marzo a Mayo y la
segunda entre los meses de Septiembre a Diciembre.
46
CUADRO # 2
COMPARACION DEL INTERVALO ENTRE PARTOS (IEP), diversas fuentes
EN EL TROPICO MEXICANO
-----------------------------------------------------------------
AUTORES IEP
días
---------------------------------------------------------------------------
Choisis et al (1987) ........................................................... 478
González et al (1986) ........................................................ 480
Galina et al (1986), promedio de 29 investigaciones ........ 424
Ledesma (1976) ................................................................ 480
Fraga (1977) ...................................................................... 403
Alvarez (1979) ................................................................... 386
Alvarado (1979) ................................................................. 491
Jara (1980) ........................................................................ 476
Mora (1982) ....................................................................... 380
Lima (1982) ..................................................... .................. 457
Alvarez R (1983) ............................................................... 409
Boada (1994) .................................................................... 520
------------------------------------------------------------------------------------------------------
47
3.8.- Condición corporal (C.C) en el ganado cebuino
Aquellos hatos con tasas reproductivas menores del 65% deben ser considerados
como de mala reproducción ya que la baja eficiencia reproductiva se puede
explicar como problemas de manejo y nutrición. Si existen problemas de
alimentación al evaluar la C.C, esta será producto del manejo y de la nutrición que
tendrá además un efecto sobre la reproducción (De Alba, 1985).
Investigaciones realizadas por Lusby (1990) confirmaron que las vacas con
condición corporal de 6 o más tuvieron tasas de concepción de 87 a 92 % siendo
rutinario que las vacas bajen de calificación de C.C durante el período postparto;
sugiere que, la puntuación deba ser utilizada para ajustar los programas de
alimentación. Los anímales deberán ser evaluados para la condición corporal al
48
momento del destete buscando ajustar la condición de la vaca a un puntaje de 6 o 7.
También las vacas que tienen su parto con buena C.C (>5), soportan mejor la tensión
del parto y la pérdida de la grasa almacenada para satisfacer los requerimientos de
nutrientes para la lactancia. De tal modo que las vacas que están en buenas condiciones
corporales presentan un patrón reproductivo más pronosticable.
Los cambios en las reservas de grasa corporal parecen ser una de las claves que
le indican a la vaca si debe quedar preñada; por ello, la C.C al momento del parto es
un factor crítico que afecta el comportamiento reproductivo postparto; vacas que han
estado bajo un nivel nutricional pobre (<4 de C.C), retardarán su retorno a la
actividad reproductiva (Herd y Sprott,s/a).
Carrera et al, (1993) observan que los animales jóvenes son más eficientes en
términos de peso producido, lo que se refleja en una mejor condición corporal.
Para medir la C.C Wagner et al, (1988) proponen los siguientes criterios:
La vaca está severamente flaca y físicamente débil.
Todas las costillas y la estructura osea son obviamente
visibles. Puntuación 1.
49
Se puede describir la vaca como moderada. Sólo se pueden ver las últimas
dos o tres costillas y existe poca grasa en la punta del pecho y en la inserción de la
cola. Puntuación 5.
Las condiciones del medio ambiente en climas tropicales se caracterizan por una
temperatura y humedad elevada, hacen que los índices de reproducción y la eficiencia
productiva sean menores que en las regiones con clima templado, (Carmona, 1980). El
estrés por calor en los animales de granja se refleja en la disminución de la libido y la
expresión del estro (Thatcher y Collier, 1983). En clima tropical seco se espera que el
ganado cebuino tenga un mejor comportamiento reproductivo - productivo al existir una
mayor capacidad para resistir al calor (De Alba ,1985). Al evaluar el efecto del clima
50
sobre Bos taurus, Bos indicus y sus cruzas, concluye que Bos indicus tiene mejor
homeostasis térmica (Carmona, 1980).
Las vacas que sufren en su homeotermia manifiestan los mismos síntomas que un
animal febril, con incremento de glóbulos blancos en la circulación; el fracaso
reproductivo en verano se atribuye a pérdida embrionaria inmediata después del
servicio (Wagner et al, 1976; Stott y Williams, 1962).
51
El estrés calórico produce aumento de la mortalidad embrionaria en conejos (Millar
Anomalías morfológicas de los óvulos (Hafez. 1968). Disminución del et al, 1970).
porcentaje de concepción (Ingram et al, 1974; Hafez, 1968). Además se observaron
índices de concepción más bajos en vacas con altas temperaturas corporales
(Vincent, 1972). Mayor frecuencia de anestros (Gangwar et al, 1965). Estro sin
manifestaciones concomitantes, (Labhsetwar et al 1963). Reducción en la longitud del
estro durante la exposición al estrés térmico, aumentando por esto la importancia de
la detección de estros y podría explicar los ciclos estrales largos y mayor
frecuencia de anestros observados en vacas sometidas a estrés por calor (Monty y
Wolff, 1974; Gangwar et al, Hall et al, 1959; Wolff y Monty 1974).
En los machos la calidad del semen se ve afectada adversamente con las altas
temperaturas ambientales (Casady et al, 1953; Johnston et al, 1963). Las primeras
anormalidades observadas son disminución en la motilidad espermática y un
incremento en las anormalidades; experimentalmente estos efectos pueden ser inducidos
mediante el calentamiento local del testículo o colocando al animal en una cámara
caliente; detectándose los efectos detrimentales la segunda semana posterior al
52
tratamiento en toros, carneros y cerdos (Johnston et al, 1963; Williamson, 1974;
Howarth, 1969; McNitt y First, 1970; Wettemann et al 1976).
53
El estrés por calor provoca degeneración del tejido intersticial en el testículo
(Johnson y Gomes, 1969). Baja de concentración y motilidad del esperma (Singh, et al,
1968). Aumento de espermatozoides anormales (Rathore, 1970a). Aplasia completa
del epitelio germinativo (Collins et al, 1968).
54
4.- MATERIAL Y METODOS
MATERIAL
55
Manejo
Las hembras seleccionadas fueron anotadas en la hoja de trabajo (ver anexo 1),
incluyendo su número de control, hierro o arete o las dos cosas, condición corporal y
estado reproductivo.
56
Material biológico:
Métodos.
Sincronización.
57
Inseminación artificial.
Grupos tratados.
Se formaron 4 grupos de vacas al azar en cada uno de los ranchos, mismos que se
trataron con implante y se inseminaron en las 4 estaciones del año, quedando
distribuidos de la siguiente manera:
Diagnóstico de Gestación.
58
Análisis estadístico.
59
5.- RESULTADOS
60
CUADRO 3. RESUMEN DE LAS 4 EPOCAS. TECOMAN. COLIMA. 1994
61
GRAFICA 1. PORCENTAJE DE FERTILIDAD EN LAS 4 EPOCAS DEL AÑO
TECOMAN. 1994.
62
CUADRO 4. PORCENTAJE DE FERTILIDAD DE LAS 4 EPOCAS DEL
AÑO. COQUIMATLAN.
En este cuadro los resultados de fertilidad promedio para las 4 épocas fue de
49.3% y para la condición corporal de 7.2. valores que se consideran buenos si
tomamos en cuenta que la mayoría de las vacas estaban lactando, que no se les
suplementa con concentrado ni sales minerales y que fueron I.A. a hora fija .
63
Gráfica 2. PORCENTAJE DE FERTILIDAD EN LAS 4 EPOCAS DEL AÑO.
COQUIMATLAN. 1994.
64
CUADRO 5. PORCENTAJE DE FERTILIDAD EN LAS 4 EPOCAS DEL
AÑO. CUAUHTEMOC.
65
Gráfica 3. PORCENTAJE DE FERTILIDAD EN LAS 4 EPOCAS DEL
AÑO. CUAUHTEMOC.
66
CUADRO NUM 6
Conjuntando los resultados de los 3 ranchos en las 4 épocas del año, se obtuvo un prome dio general
para porcentaje de fertilidad igual a 47.0, así mismo para condición corporal el porcentaje general fue de
7.0. Estos valores pueden considerarse buenos dado que se obtuvieron bajo clima tropical seco, con
vacas lactando en su mayoría, con poca o nula suplementación de concentrados y sales minerales;
sincronizadas e I.A. a hora fija.
67
Gráfica 4. PORCENTAJE DE FERTILIDAD POR EPOCAS EN LOS 3 RANCHOS
68
Gráfica 5. CALIFICACION DE LA CONDICION CORPORAL POR EPOCA Y RANCHO
En esta gráfica (5) la condición corporal promedio de 7.0 obtenida en las cuatro épocas del año.
va de acuerdo a una adecuada respuesta de fertilidad en los ranchos en estudio. Detectando además que la
C.C puede mantenerse a través de las 4 épocas del año, aún en hembras que se encuentren lactando.
69
6.-DISCUSION.
Al cotejar los resultados por épocas; invierno (37.9%), primavera (57.9%), verano
(53.9%) y otoño (38.7%) no se encontraron diferencias significativas (p>0.10) entre
los porcentajes de fertilidad. Estos resultados probablemente se obtuvieron debido a
que la C.C de los animales en el experimento (promedio 7) en cada una de las
épocas fueron adecuadas para la respuesta de fertilidad y además no hubo diferencia
de la misma entre las épocas por lo que se debe considerar a la C.C como factor
indispensable sobre la fertilidad sin importar la época del año. También se debe tomar
en cuenta al tratamiento realizado con progestágenos - estrógenos ya que actúa
logrando su objetivo en cualquier época del año o que puede ser recomendado su uso
en cualquier época. Además la I.A a hora fija 52 a 54 horas posretiro del implante
hormonal puede alcanzar porcentajes de 47% promedio en cualquier época del año
bajo las condiciones de trópico seco; fertilidad muy cercana a lo obtenido bajo
condiciones del altiplano con ganado estabulado, tomando en cuenta lo reportado por
Galina et al,(1987) de que la fertilidad del ganado en el trópico disminuye alrededor de
un 15% en hembras a las cuales se les induce el calor, en comparación con aquellas
70
que presentan estro natural. Haciendo atractiva de esta forma la I.A a hora fija dado
que los resultados no son malos y se ahorra el tiempo del médico veterinario y del
personal encargado de la detección de calores, factores que hasta antes del uso de
esta tecnología se consideraban como los más detrimentales para la expansión en
explotaciones extensivas de la I.A.
Es notorio que la calidad y potencia del fármaco utilizado así como la mejora en la
tecnología de la administración hace que los resultados sean más alagüeños en esta
investigación al comparar con lo obtenido en los inicios de la sincronización de estros
en ganado cebuino en México, con progestágenos orales y con la detección previa de
calores antes de la inseminación en los trabajos de Rocha (1968) con sólo un 25 %
71
de gestantes en el lote tratado contra 50 % de gestantes en el lote testigo; se
consideran estos resultados por el excesivo manejo y la dificultad de la dosificación
oral diaria así como la dosis contemplada que actualmente se considera elevada (10
mg diarios de acetato de clormadinona) y que puede producir fallas en la
segmentación del embrión; debidas también a los tiempos de exposición que en esa
época eran de 14 días, tal como lo reporta Morrow (1986). Resultados mejores aunque
no excelentes obtienen Jöchle et al,(1973) en ganado cebú y con periodos de
tratamiento de 14, 12 y 9 días de duración, también por vía oral ;con el tratamiento de
9 días combinan el progestágeno más el valerato de estradiol como actualmente se
recomienda; obtienen rangos de 37.3 hasta 56.7% de gestación. También Schmidt et
al, (1973) con tratamientos por vía oral obtienen hasta un 57.5 % de fertilidad
porcentaje muy semejante a la fertilidad obtenida durante la primavera y el verano en
este experimento; a pesar del manejo excesivo y con la detección de los calores
antes de la I.A como ellos lo efectuaban.
72
observándose mejor eficacia de la fertilización con los progestágenos en general en
combinación con estrógenos mientras que con las prostaglandinas la fertilización es
muy deficiente aunque la sincronización es buena; esta diferencia detectable a favor
de las combinaciones de progestágenos - estrógenos probablemente pueda ser debida
al efecto que el estradiol produce al bloquear el crecimiento del folículo dominante
aunado al efecto de la luteolisis (McDougall et al, 1994; Bo et al,1 994) . Se debe tomar
en cuenta el que la inseminación en esta serie de experimentos se llevó a cabo a
tiempo fijo.
73
IEP, (Morrow, 1986) cuya importancia ya fu e con templada en el capítulo
correspondiente; se puede además ejercer la sincronización en la época seleccionada
por los productores para que la obtención de las crías sea la óptima para el enfoque
de mejores épocas de pastos para las crías y las madres, mejores pesos al destete;
reinicio de la actividad ovárica más temprano para las madres que no se encuentran
con condiciones corporales pobres, gestaciones más tempranas después del parto y
por último mayores pesos a la venta con animales más homogéneos en su comportamiento
terminal.
74
7.-CONCLUSIONES
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