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UNIVERSIDAD DE COLIMA

Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia


_________________________________________________________________

POSGRADO INTERINSTITUCIONAL
EN CIENCIAS PECUARIAS

EFECTO ESTACIONAL EN LA FERTILIDAD DE HEMBRAS


CEBUINAS INSEMINADAS DESPUES DE APLICAR UN IMPLANTE
HORMONAL

T E S I S
QUE PARA OBTENER EL GRADO DE
Maestro en Ciencias Pecuarias
P R E S E N T A
Armando Enrique Esperón Sumano

COMITE TUTORIAL
Dr. Miguel Angel Galina Hidalgo
Dr. Enrique Silva Peña
Dr. Miguel Angel Carmona Medero
M. Sc. Germán González López
M. en C. Benito López Baños

COLIMA, COL.9 MEXICO 1996.


COMITÉ TUTORIAL

Dr. Miguel Angel Galina Hidalgo

Dr. Enrique Silva Peña

Dr. Miguel Angel Carmona Medero

M en C. Benito López Baños


AGRADECIMIENTOS

De manera especial al Dr: Miguel Angel Galina H por su valioso ejemplo de


dinamismo y superación. Quién dió las facilidades para trabajar en el trópico seco,
motivo de esta tesis.

A mis asesores: Enrique, Miguel A Carmona, Germán y Benito sin cuya


experiencia, apoyo, y su tiempo no se hubiera podido llegar a la culminación de este
trabajo.

A la gente de campo: M:V:Z: Gustavo Trujillo


y Don Migue.

A la familia

Tenemos un destino al
ser hijos y padres; evitar
la vergüenza de los padres
y ser ejemplo de los hijos.

Dios, gracias par mi esposa.


INDICE

Página

Resumen 1

1. Introducción 2

2. Objetivos 9

3. Revisión de la Literatura 10

3.1. Antecedentes del Control del Ciclo Estral 10

3.2 Historia 10

3.3 Métodos de Sincronización 15

3.4 Objetivos de la Sincronización 30

3.5 Mecanismo delControl Hormonal 33

3.6 Características del Celo Fisiológico del Ganado Cebuíno 38

3.7 Eficiencia Reproductiva en Ganado Cebuíno 44

3.8 Condición Corporal (CC) en el Ganado Cebuíno 48

3.9 Efecto del Clima sobre la Reproducción 50

4. Material y Métodos 55

5. Resultados 60

6. Discusión 70

7. Conclusiones 75

8. Bibliografía 76
RESUMEN.

Con el objetivo de observar el efecto que la estación del año tiene sobre la
fertilidad de vacas sincronizadas con implante hormonal; se trataron 155 hembras
cebuinas en 3 localidades ubicadas en el trópico seco cercanas a la ciudad de
Colima: Tecomán (n = 37), Coquimatlán (n = 63) y Cuauhtemoc (n = 55). Se utilizó
un diseño estadístico no paramétrico de bloques al azar; los animales en
experimentación fueron hembras no gestantes, la mayoría ciclando y con crías al
pie. Con una condición corporal promedio de 7.0 en la escala de 0 a 9. Para
sincronizar el estro se aplicó un implante hormonal subcutaneo en la oreja (3 mg de
norgestomet) y por vía intramuscular en la tabla del cuello (5 mg de valerato de
estradiol más 3 mg de norgestomet) al inicio del experimento. El implante se
mantuvo durante 9 días, procediendose a la inseminación artificial con semen de
toros Bos indicus entre las 52 y 54 horas promedio después de retirado el implante.
La fertilidad obtenida en las 4 estaciones del año con un servicio de
inseminación artificial fu e de 47.0 %. La fertilidad detectada en cada estación tuvo los
siguientes porcentajes: en invierno de 37.9 %; en primavera de 57.9 %; en
verano de 53.9 % y en otoño de 38.3 %. Mediante la prueba de Friedman y la de
hipó tesis para proporciones; no se detectaron diferencias estadísticas
significativas (P> 0.1) de fertilidad entre épocas ni entre ranchos y no se detectó
influencia de la estación del año ni de la localidad sobre la condición corporal.

Pala bras claves: Sincronización estros, cebú, trópico.


1.- INTRODUCCION

El crecimiento poblacional a nivel mundial y sobre todo para los países del tercer
mundo; nos dan una población que continua multiplicándose en forma incontenible; en
1994 en la tercera conferencia mundial sobre población, efectuada en el Cairo, la
población mundial se calculó en 5,700 millones; para el 2000 se calcula en 6,228
millones, para el 2008 en 7,000 millones; para el 2020 se espera que llegue a
8,000 millones; para el 2034 y después de 15 años llegará a 9,000 millones de
habitan tes; para el 2050 se llegará a 10,000 millones en un lapso de 16 años; para el
2087 después de 37 años se llegará a 11 ,000 millones y para el 2100 probablemente
se estabilice con una población de 11,190 millones de habitantes, (Dederichs,1994).
Por lo que, cada vez es más apremiante para los técnicos dedicados a la producción
agropecuaria el mejorar los sistemas en los cuales están inmersos y apoyar de
la mejor manera a los productores para obtener la máxima productividad con los
menores costos y poder abastecer de alimentos básicos a la población mexicana.

Mientras en México, siga existiendo un balance negativo entre la producción de


alimentos y el aumento de la población; la presión sobre productores, científicos y
técnicos será mayor en calidad en cualquiera de las áreas de trabajo y siempre
enfocá ndose a los costos de producción. Como no se vislumbra cercano un esfuerzo
de las políticas gubernamentales para actuar sobre el control de la población; es
obligación moral, técnica y del mismo mercado debido a la demanda de alimentos, el
desarrollar los sistemas productivos, hasta que se pueda conseguir una respuesta
en el descenso de la población que permita mitigar en parte la presión a la
cual está sometida en forma directa la planta agropecuaria.

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Desgraciadamente el control de la población y la tasa de descenso demográfico ha
tenido en los países del tercer mundo un enfoque meramente político con
soluciones de pizarrón.
En México prácticamente toda la ganadería ha sufrido un retroceso a partir de las
políticas restrictivas de 1982 - 1986 y continuadas en el presente sexenio, quizá a
excepción de las grandes trasnacionales, que como Pilgrim International en aves
se han apoderado del 40 % de la producción nacional (Galina y Guerrero,1993).
Los datos de INEGI del censo de 1991 muestran la disminución en el inventario de
todas las especies y particularmente los rumiantes con mermas mayores al 40 % en el
total de los semovientes (cuadro 1).

Cuadro 1. Inventario de ganado bovino (miles de cabezas)

1972 1983 1984 1985 1987 1991**

Bovinos 27,335 37,523 30,374 31,094 39,227 23,271

Fuente (Pérez, 1988)


**Fuente INEGI,1992

Esta disminución del inventario fu e debida principalmente a las importaciones masivas


de carne de Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y Centroamérica a partir de
1990, que ocasionaron una baja de precio de la carne (bovino, ovino y caprino)
para el ganadero mexicano, pero que no disminuyó el costo para el consumidor,

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dejando jugosas ganancias a los intermediarios (Galina y Guerrero, 1993). Por otra
parte el sector pecuario representó el 5.3 % de PIB en 1960, cayó a 4.0 % en 1970,
a 3.3 % en 1979, a 2.8 % en 1987, cercano al 2.3 % en 1990 y sólo el 2 % en 1993
(Pérez, 1988; Galina y Guerrero, 1993). Debido al desarrollo mostrado por la
producción ganadera en 1982, según cifras oficiales, los habitantes dispon ían de casi
40 kgs de carne por habitante. Según cálculos obtenidos de datos de la SARH en
1992, en los que se evalúa la producción de carne en 2,924,000 toneladas, que
divididas entre los 85 millones de habitantes posibles para ese año el consumo per
cápita sería de 34.4 kg, lo que se traduce en una oferta menor en casi 7 kg de una
década a otra. Con estimaciones menos optimistas y tomando en cuenta el
proceso inflacionario, la contracción del empleo y la disminución de los salarios
reales; calcularon el consumo anual per cápita no mayor a los 15 kgs anuales (Galina
y Guerrero, 1993).

La ganadería en México se localiza en 3 zonas ecológicas: La primera el norte árido


y semiárido, donde se sitúa el 27% del hato nacional. La segunda el trópico húmedo y
seco, con 42 % de las cabezas y la tercera la zona templada -centro, con 31%. Los
inventarios han crecido con rapidez en el trópico y muy lentamente en el norte;
las tasas de crecimiento de 1960 a 1980 fueron: 1.4% en el norte, 3% en el trópico y
2.5 % en la zona templada -centro (Galina y Guerrero. 1992).

En el norte su producción se orienta principalmente a la ganadería de carne y la


exportación de becerros en pie; los coeficientes de agostadero son 20 has y más por
unidad animal, con rangos mucho mayores en ciertas zonas y la producción de carne
por hectárea se estima en 5 kgs; las tasas de reproducción varían de 45 a 55 por
ciento; al comparar este parámetro con lo recomendado por De Alba, (1985) se
considera como malo.

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La segunda el Trópico seco y húmedo: son las regiones de mayor
crecimiento ganadero en los últimos 20 años, mantienen mayor carga animal y se
orientan a la producción de doble propósito; el coeficiente de agostadero se estima
cercano a una hectárea por unidad animal (1.3 en Veracruz, .9 en Colima y 3 en
Tabasco) las tasas de reproducción van de 52 a 57 por ciento. El trópico tiene un gran
potencial forrajero y algunos estudios indican que la producción de materia verde
excede las necesidades energéticas de su carga animal. La tercera la zona
templada - centro predominantemente agrícola; destacan como productores de carne,
Jalisco y Michoacán; siendo de mayor relevancia la producción láctea sobre la
de carne para los estados comprendidos en esta zona. Las tasas de reproducción
se han mantenido alrededor del 50 % desde 1960. A partir del segundo quinquenio
de la década de los ochenta y lo que va de los 90, la disminución de la capacidad
económica de la población aunada a la crisis económica de la ganadería,
detuvo en primera instancia el crecimiento del sector hasta llegar a tasas
negativas de desarrollo. Los inventarios ganaderos se han reducido, la producción de
carne de cerdo y res ha disminuido, la le che y el sorgo están estancadas y las
importaciones de ambos productos son cuantiosas. La disminución actual de los
inventarios ganaderos en número total de cabezas y sobre todo en número de
ganaderos está produciendo la desertificación del sector ganadero, sobre todo del
pequeño productor (Galina y Guerrero. 1993). Por lo que se debe exigir el apoyo a
este sector que según todo lo observado el gobierno actual a dejado en el olvido
y dar además este apoyo en la medida de las posibilidades que el avance técn ico
y práctico puedan permitir para estabilizar a los productores tan golpeados por los
vaivenes económicos y políticos del momento ; para posteriormente crecer y lograr
el autoabasto del mercado nacional y por último avanzar hacia la producción
competitiva con otros mercados.

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Las razas de bovinos y en particular la dedicada a esta práctica en los trópicos,
son de baja calidad (preferentemente encaste con ganado cebuíno) y con muy
poca eficiencia en producción, evaluado esto con parámetros reproductivos y
productivos obtenidos en estas zonas y al compararlas con los promedios de
producción de razas europeas en los mismos climas y bajo condiciones semejantes
generalmente son menos eficientes (Galina et al, 1986; Mora, 1982; González et
al, 1986; Escobar, 1984; Fraga, 1977; Lima, 1982) por lo tanto es necesario buscar
mecanismos que permitan dar mejores opciones para este tipo de explotación con las
razas cebuinas aprovechando su adaptación al clima. Los productores cuentan con
medios y tecnología con programas nutricionales, manejo de pastizales ,variedades
mejoradas, suplementación de sales minerales, programas de salud y prevención de
enfermedades, sistemas de vacunación, selección de sementales, periodos de
empadre cortos, selección de vacas para empadre, selección de los próximos vientres,
identificación permanente mediante tatuaje, herrado y aretaje de becerras y
vaquillas, sistemas de control reproductivo, seguros, implementación de programas de
inseminación para mejora genética y productiva, combinación de sistemas de monta
directa e inseminación artificial para mejorar la fertilidad, implantes hormonales en la
obtención de conversión alimenticia superior, implantes hormonales para la
sincronización estral, transferencia de embriones, etc. Pero uno de los escollos más
difíciles es la manera de acercarse a los productores e influir sobre su forma de
pensar y esto sólo se consigue con experiencia y con resultados para obtener
producción con ganancias.
Es deseo de todo aquel que se dedica a la Producción Animal, obtener por
cualquier medio a su alcance los mejores resultados en productividad en la especie a
la que encamina sus esfuerzos.
Uno de los grandes retos que tienen los productores y los médicos veterinarios
zootecnistas en el trópico mexicano y en especial en el trópico seco con ganado

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cebuino es mejorar la eficiencia productiva del ganado en esas regiones; por lo que se
busca con este trabajo encontrar una herramienta confiable que les permita obtener
más becerros en el menor tiempo posible, con costos aceptables para sus sistemas de
producción. Se enfoca por ello esta investigación a la sincronización de estros con
progestágenos y estrógenos, con la inseminación a hora determinada detectando
también la mejor época para realizarla. Se busca también identificar la influencia de la
condición corporal sobre la fertilidad al momento de iniciar el experimento y su reflejo
sobre la productividad en el trópico seco.
Se decidió realizar este estudio utilizando la sincronización porque el manejo
con los progestágenos actuales mediante el implante subcutáneo y la aplicación
intramuscular de un combinado progesterona - estrógenos ha permitido el mejor
acceso al ganado cebuino sin tensión excesiva para ellos y con tasas adecuadas de
fertilidad; al combinarse esta tecnología con el uso de la inseminación artificial el
avance genético logrado nos conduce a la meta deseada que es: mejorar la
productividad de esta especie (Burrel et al, 1972; .Santos De los et al, 1979; Jöchle
et al 1973; Menéndez et al, 1976; Morrow , 1986; Rajamahendran y Taylor, 1991;
Schmidt et al, 1973; Smith, 1976a; Wiltbank y Mares, 1977). Las ventajas para la
selección de ésta técnica son: ha sido bastante probada aunque en la región de esta
investigación (trópico seco) no hay suficiente respaldo; los rangos de fertilidad a
uno y dos servicios son muy grandes: 73% de gestantes obtiene Boada, (1994)
con un sólo servicio pero con el uso de prostaglandinas y suero de yegua preñada,
contemplando además el retiro temporal de las crías. Jöchle et al, (1973) en diversos
ranchos del trópico mexicano obtiene resultados de concepción que van de: 37.3,
41.4, 42.2, hasta 56.7 % utilizando acetato de clormadinona por vía oral a dosis de
10 mg por cabeza al día; con variación de la duración del tratamiento de 14 , 12 o 9
días, con este último tratamiento se combinaba una inyección de 5 mg de valerato
de estradiol en el día 2 para activar la luteolisis. En Tanzania Schmidt et al, (1973)

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obtuvieron resultados de gestación de 57.5 y 84.2% para ganado cebuino, trabajando
también con acetato de clormadinona oral. Zapien et al, (1982) en Sonora utilizando
un dispositivo intravaginal (PRID) y con dos inseminaciones a las 48 y a las 72 horas
obtuvieron 56 % de gestantes y utilizando PRID e inseminación sencilla a las 50 horas
55% de gestantes.
Otra ventaja al utilizar esta tecnología es la disminución del manejo en general, ya que
sólo 3 veces se mueve el hato para completar el esquema de sincronización más
la inseminación y posteriormente la palpación para el diagnóstico de gestantes. La
tercera ventaja la representa la inseminación a hora fija sin detección de estros;
ventaja enorme en zonas muy cálidas ya que dificulta la observación, al ser los celos
de menor duración, sumado al efecto sobre el personal encargado de la detección,
que siempre es detrimental con respecto a su eficiencia. La cuarta ventaja la
representa el ahorro de horas - hombre en todas las actividades alrededor del hato.
La quinta ventaja se contempla con la facilidad de aplicación del fármaco sincroniza-
dor y su retiro. Y la sexta ventaja la buena respuesta de las hembras a la
sincronización.
Uno de los principales problemas para el uso de ésta tecnología en la actualidad es
el aumento del costo por dosis ya que en 1994 el precio del tratamiento fue de 31.5
pesos, mientras que para enero de 1995 su costo se había duplicado, se contempla
sólo la utilización del norgestomet como progestágeno y el valerato de estradiol, sin el
apoyo que se recomienda con el uso de prostaglandinas y gonadotropinas para la
mejora de la respuesta a fertilidad, lo que elevaría los costos a limites no rentables
para la producción bajo este sistema y para las condiciones actuales de la economía
nacional.

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2.- O B J E T I V O S

Objetivo general.

Evaluar el efecto sincronizador de los progestágenos combinados con


estrógenos en las cuatro épocas del año mediante la fertilidad de vacas cebuinas;
bajo condiciones de agostadero en el trópico seco.

Objetivos específicos.

1.- Determinar la fertilidad en ganado cebuino sometido a sincronización de


estros con una combinación de progestágenos y estrógenos en diferentes épocas del
año.

2.- Detectar la estación del año más adecuada para efectuar empadres o
inseminación programada.

3.- Evaluar el efecto de la condición corporal en los animales tratados


sobre la fertilidad en las diferentes épocas del año.

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3.- REVISION DE LITERATURA

3.1.- Antecedentes del control del ciclo estral.

3.2.- Historia.

AI descubrirse las propiedades de las hormonas esteroides y su composición


química (1929 - 1933), se inició el florecimiento de la endocrinología. Con anterioridad
se hab ían probado 3 leyes fundamentales de la reproducción.

1.- Que el ovario es una glándula de secreción interna.

2.- Que la placenta humana contiene una sustancia con principios


activos idénticos a los del ovario.

3.- Que dicho principio es soluble en solventes lipoides y


termoestable ( Doisy, 1939).

En 1937 se descubrió que las inyecciones de progesterona de origen animal


inhibian la ovulación en la coneja (Evans, 1976). Se consiguió también la supresión
del ciclo estral en borregas inyectando progesterona diariamente durante 2 a 3
semanas antes de que se pudiera obtener la regulación del ciclo en esta especie
(Dutt y Cassida,1948). La regulación del estro en el bovino, fue iniciada en la
Universidad de Wisconsin en 1948, con la aplicación de 50 mg diarios de
progesterona que fueron utilizados para el control de la actividad ovárica;
Crístian y Casida en 1948 citados por Arthur et al, (1991) al aplicar diariamente por vía

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intramuscular 50 mg de progesterona durante 21 días se suprimía el estro e
inhibía la ovulación durante el periodo de tratamiento en vaquillas jóvenes;
detectándose en estro 5 a 6 días después del cese del mismo, con una duración
normal de este. Cuatro años después, en 1952 aparece el primer reporte sobre
uso satisfactorio de progesterona para controlar el estro canino (Murray y
Eden, 1952).

Cuando la progesterona se comenzó a obtener de derivados de plantas


identificadas hace unos 100 años como pertenecientes a la familia de las Dioscóreas,
la cabeza de negro y el barbasco eran de antiguo utilizadas como veneno para la
pesca por los habitantes de ciertas regiones tropicales mexicanas; se utilizó la
conversión de precursores derivados de plantas (diosgenina) como confiables
para el control del ciclo en rumiantes ocurriendo esto temprano en los
cuarentas. La progesterona se sintetizó en 1944, la testosterona en 1946, en 1947
la desoxicorticosterona, en 1951 la estrona y también en 1951 la cortisona (De
Alba, 1985; Syntex sin año). La importancia de la síntesis de substancias semejantes a
la progesterona fu e pronto reconocida por Jöchle (1962; 1969) y utilizada en
experimentos de control del ciclo estral sobre todo en bovinos, (Jöchle et al, 1973).
Se definió la terminología de progestágenos a las sustancias que inducen en el
endometrio la transformación de la fase proliferativa a la secretora permitiendo la
placentación y la preñez al igual que la progesterona; estas sustancias se
derivan del ciclo pentano perhidrofenantreno al igual que todos los esteroides. Como
se sabe; la progesterona es producida en los ovarios, placenta y adrenales. La
principal fuente de progesterona en los animales cíclicos es el Cuerpo Luteo
(C.L.); se metabo liza rápidamente en el hígado, y se excreta por las heces, orina y
la leche . Su vida media es de 22 a 36 minutos (Moller, 1986).

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Con la inyección diaria de suficiente cantidad de progesterona (100 mg para los
bovinos y 50 mg para ovinos y cabras) por no menos de 14 días, se puede
desarrollar un (C.L) artificial; si esto se efectúa simultáneamente en un grupo de
animales con ovarios activos, producía sincronización del estro y ovulación en todos
los rumiantes. El inconveniente de la inyección diaria y la reacción inflamatoria
local restringen el uso de la progesterona como herramienta de investigación del
ciclo estral con esta metodología,(Jöchle,1962).

Ulberg et al, (1951) regularon el ciclo en vaquillas con inyecciones de


progestágenos, iniciando los animales el estro y además ovularon de 2 a 5 días
después de suspender el tratamiento. Esta situación cambió cuando dosis
efectivas de progestina oral fueron sintetizadas en los 50s, durante los trabajos
de investigación que se originaron para la obtención de la pastilla anticonceptiva en la
mujer (Jöchle, 1962; O’Donell, 1993).

Para sincronizar la actividad sexual en animales cíclicos, mediante la progesterona


o los progestágenos; el tratamiento deberá tener al menos la duración de la fase
luteínica, es de cir 17 días en la vaca (Aguer, 1981). Se sabe que un tratamiento con
progestágenos de 17 días o más de duración, conlleva a una buena sincronización,
siempre que la dosis del mismo sea la adecuada; aunque la fertilidad así obtenida sea
baja ( Chupin y Deletang, 1974).

Los componentes progestágenos como la 6-cloro, dihidro 17 acetoxiprogesterona


(CAP); 6 alfa metil 17 acetoxiprogesterona (MAP) y el acetato de melegestrol (MGA),
fueron investigados en los 60s como posibles sincronizadores del estro. Los nive les
de sincronización fueron adecuados pero los rangos de concepción fueron bajos
debido a fallas en la segmentación del embrión, probablemente porque el tiempo de

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exposición (20 a 25 días) a estos componentes fue largo (Morrow,1986). Estos
trabajos establecieron que las progestinas reemplazaban convenientemente a la
progesterona en la simulación de un C.L artificial, esencial para el control del ciclo
(Jöchle et al, 1964; Jöchle 1978; Jöchle y Schilling, 1965). Al confirmarse que el uso
de la progestina oral era efectiva, se utilizó en la industria lechera y en menor
cantidad para ovinos y caprinos; Fueron realizados ensayos en diferentes ranchos
en la alimentación (Jöchle et al, 1973; Schmidt et al, 1973; Jöchle, 1975) o
tratamientos combinados con un depósito de una progestina inyectable o un periodo
corto de alimentación de 10 a 12 días después, (Schmidt et al, 1973; Jöchle, 1975).
Tanto el uso de progestágenos orales como la aplicación diaria inyectable no ha
encontrado mucha aceptación, debido esto a lo poco práctico de su manejo
(Jöchle, 1995).

Inicialmente, la progesterona y sus análogos fueron administrados por inyección


o en el alimento por 3 semanas; las inyecciones diarias fueron imprácticas y el
tiempo del inicio del estro después del cese de la administración fu e impreciso
(Robinson. T.J, 1977). La regulación del ciclo estral tiene una larga historia,
inicialmente el objetivo primario fue abreviar el intervalo requerido para dar monta
a un grupo de animales; pero debido a los buenos resultados se establecieron metas
más altas. Ahora la ovulación podía ser controlada a un tiempo predeterminado para
que todas las hembras sean inseminadas en un sólo día sin necesidad de
detección de estro. La mayor razón para el desarrollo de técnicas efectivas
para la regulación del ciclo estral, ha sido el facilitar el uso de la inseminación
artificial (I.A) en programas de empadre, para acelerar e incrementar la eficiencia
productiva (Day, 1984).

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En el caso de los caninos el uso de los progestágenos se ha enfocado a partir de
los setentas a evitar la preñez y ayudar a reducir el problema de la sobrepoblación
canina, (Feldman, 1991; Méndez, 1981; Pérez, 1989; Sokolowski, 1974). La utilización
de progestágenos y andrógenos sintéticos en los caninos previenen durante corto o
largo plazo el estro y la ovulación (Concannon y Meyers - Wallen, 1992). Varias
hormonas esteroides utilizadas por vía oral o parenteral suprimen la actividad ovárica
en la perra como progesterona y testosterona naturales (John y Joshua. 1984;
Merck, M, 1988) o sus derivados como acetato de medroxiprogesterona, acetato de
megestrol, acetato de delmadinona y derivados de la nortestosterona como el acetato
de noretisterona y la mibolerona (Alemán y Van Tulder, 1992; Concannon y Meyers-
Wallen, 1992; Fuentes, 1986; Van Os y Oldenkam,1978; Van Os, 1982) o compuestos
más antigonadotropos y menos progestágenos como la proligestona que ha
demostrado menores riesgos en los cambios uterinos (Alemán y Van Tulder,1992).

La sincronización de celos hasta 1983 había tenido más aplicación en ovinos que
en bovinos. El desarrollo en ovinos ha sido descrito ampliamente por Robinson
(1967), lo que permitió una expansión rápida mediante el uso del dispositivo
intravaginal de progesterona o progestinas (pesarios y esponjas) en pequeños
rumiantes, (Robinson et al, 1967; Robinson y Smith, 1967; Gordon, 1975). Siendo
posterior la aplicación de la técnica mediante el dispositivo intravaginal en ganado
(PRID) (Kaltenbach, 1980).

La regulación del ciclo ha sido exitosa en bovinos, ovinos y cerdos, con el uso
de 2 esquemas accesibles: el primero; fue administrar un componente usualmente
un agente progestacional, el cual inhibe el estro y la ovulación por un tiempo
suficiente para permitir la regresión del C.L en todos los animales. La
sincronización del estro fue entonces obtenida por el rebote uniforme de la

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actividad ovárica en seguida de la terminación del tratamiento. El segundo
combinando la sincronización con los progestágenos y el efecto inhibidor con las
propiedades luteolíticas de la prostaglandina F2 alfa (Day, 1984).

3.3.- Métodos de sincronización.

Han sido resumidas las investigaciones para la sincronización de los ciclos en 4


etapas (Robinson, 1977; Hansel y Beal, 1979).

Primera etapa.

Esta data de 1960 y se caracteriza por el uso de progestágenos en el agua,


en el alimento, intravaginales o por iníplante. El celo comenzó a detectarse a las 48
horas de quitar el agente hormonal y se vio que podía iniciarse entre ese día y tres o
aún más y sólo en un 80 a 90 por ciento de los animales tratados. Antes de esta
etapa se utilizaron las inyecciones, cuyo objetivo era neutralizar al C.L y la producción
natural de progesterona; la respuesta fue buena aunque no resulta práctico inyectar
al ganado durante varios días. La aplicación de progestágenos sintéticos más
baratos y de mayor potencia constituyó la siguiente alternativa (Kaltenbach, 1980;
Sorensen, 1982).

En esta etapa se contempla el uso de progestágenos por diferentes vías:

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Progestágenos orales.

A principios de la década de los 50s se utilizaron por primera vez; ya que la


administración oral es factible, porque las hormonas esteroides pasan por el estómago
sin ser digeridas. Una de las ventajas de la administración oral es la facilidad de
manipulación del ganado, aunque existe el inconveniente de que las vacas
dominantes pueden alejar a otras del alimento y el descenso de los niveles de
progestágenos, incluso por un sólo día, puede arruinar el tratamiento y el animal entra
en celo antes de terminar el programa (Smith, 1976a). Anderson et al, (1964) indican
que el uso de agentes progestacionales por vía oral son efectivos; e investigaron
diferentes métodos durante los sesentas.

Rocha, (1968) trabajó en el trópico húmedo en el estado de Oaxaca, con


ganado Santa Gertrudis y utilizó el progestágeno oral acetato de clormadinona
en prese ntación de sobres de 10 mg en 100 gr de lactosa durante 12 días y 2 días
más la mitad de la dosis; duración del tratamiento 14 días; obtuvo los siguientes
resultados: Lote control 50% (12 gestantes de 24 animales); lote tratado 25% (6
gestantes de 24). Siendo este el primer reporte en México acerca del uso de los
progestágenos para obtener la sincronización del estro en bovinos productores de
carne en los trópicos.

Jöchle et al, (1973 ) reportaron trabajos en las costas del Golfo de México de 1968
a 1970 con ganado cebú puro (Brahman) y sus cruzas, se utilizaron 668 vacas
administrandoles progestágenos orales (acetato de clormadinona) 10 mg por cabeza al
día en programas de 14, 12 o 9 días combinando con este último tratamiento 5 mg de
valerato de estradiol en el día dos para activar la luteolisis. Obtienen en diferentes
ranchos porcentajes que fluctúan entre 37.3% a 56.7% de gestación; demuestra
este método confiabilidad para la sincronización aunque no se detectaron diferencias
significativas entre los porcentajes de gestación con los lotes testigos. La fertilidad

16
durante el primer periodo sincronizado (día 2 al 10 después del tratamiento) fue
ligeramente más baja , pero que se restauraba completamente durante el segundo
periodo sincronizado (día 20 a 30). Y que si se inseminaba unicamente durante el
segundo periodo sincronizado la concepción y las tasas de preñez eran similares a
aquellas combinadas entre el primero y el segundo periodo . Schmidt et al, (1973) con
su trabajo en Tanzania, bajo clima tropical semiárido con ganado cebú y con diversos
programas de sincronización utilizan progestágenos de uso oral (acetato de
clormadinona) e inyectables también con acetato de clormadinona, valerato de
estradiol y combinados con mestranol y con gonadotropina coriónica humana (HCG);
obtienen porcentajes de preñez en los animales de prueba de 57.5 % contra los
testigos de 46.6% detectando diferencias significativas (P<0.05).

Posteriormente varios autores prueban la fertilidad obtenida en animales


sincronizados con progestágenos, el uso secuencial de tratamientos con estradiol-
progesterona (Wiltbank y Kasson, 1968).

Los resultados de concepción del 30 al 40% no han permitido el uso


generalizado de esta técnica y actualmente son muy pocos experimentos de este
tipo los que se realizan, (Sorensen, 1982).

Esponjas intravaginales.

La mayoría de estos pesarios son de hule espuma o esponja. Por lo general su


diámetro es de 10 cm y miden de largo de 6 a 7 cm, y están impregnados con un

17
progestágeno que se libera en dosis predeterminadas (Scanlon et al, 1972; Shimizu et
al, 1976).

Dispositivos intravaginales.

Por problemas con la retención de las esponjas por vía vaginal en los bovinos, se
desarrollaron los dispositivos intravaginales que consisten en espirales de acero
inoxidable (3.2 cm x 30.5 cm) cubiertas con silicon o hule silástico impregnando de
progesterona; la cual se libera en forma preestablecida, (Sorensen, 1982). Primero se
utilizaron los dispositivos intravaginales en ovinos, (Robinson y Smith, 1967;
Gordon, 1975) y posteriormente en bovinos con el dispositivo CIDR-B, que se
desarrolló simultáneamente en ovinos y bovinos, (Ainsworth y Downey, 1986; Maxwell
y Barnes, 1986).

Trabajos en que se utilizaron dichos dispositivos combinados con una inyección de


5 mg de benzoato de estradiol y 50 mg de progesterona intramuscular al momento de
iniciar el tratamiento, no mostraron diferencia estadística entre el grupo experimental
(53%) y el grupo testigo (43%) en tasas de pariciones (Roche, 1976).
El dispositivo PRID libera progesterona natural, permitiendo la suficiente
absorción para mantener el nivel de progesterona y bloquear el estro; este dispositivo
se inserta con ayuda de un especulum y se remueve fácilmente al extraerlo jalando un
hilo de nylon; las pérdidas de estos dispositivos son menores al 5%,
(Kaltenbach, 1980).
Munro (1988), obtiene una tasa de parición de 38% (n 151) en vacas Bos
indicus/Bos taurus lactando; en Australia después de 2 inseminaciones a las 54 a 58

18
horas y a las 70 a 74 horas postretiro del dispositivo intravaginal de progesterona
(PRID) más suero de yegua preñada (PMSG) al momento de la remoción del
dispositivo y prostaglandinas 24 horas antes de remover el dispositivo.

Implantes.

Se han diseñado varios implantes, el más reciente y común es un pequeño


dispositivo semejante a los impregnados con estilbestrol, que se inserta en la base de
la oreja, donde permanece 9 días, la inserción se acompaña de una inyección del
mismo progestágeno (Wiltbank y Mares, 1977). Las ventajas que ofrecen los implantes
son: la administración continua de progestágenos, con un rápido incremento al
colocarlos y un ligero descenso al retirarlos además de un menor manejo de los
animales. Entre las desventajas se encuentra la cirugía necesaria aunque menor para
la extracción y la posibilidad de dejar fragmentos de dispositivo al quitarlo,
(Smith, 1976a).

El implante más difundido es uno fabricado de un polímero sintético (Hydron) que


contiene norgestomet (SC 21009). La inserción del implante se acompaña de una
inyección intramuscular que combina norgestomet y valerato de estradiol. Si los
animales pueden ser convenientemente sujetados el procedimiento por animal no lleva
más de un minuto. La tasa de retención del implante colocado correctamente excede el
99 %. El implante puede ser removido a una velocidad de 3 animales por minuto si el
manejo lo permite, (Kaltenbach, 1980).

19
La única progestina que se ha mantenido en uso comercial debido a su
eficacia y facilidad de aplicación ha sido el norgestomet; un implante aplicado en la
oreja facilmente removible, (Raiamahendran y Taylor, 1991). El implante
Norgestomet, puede ser usado para la sincronización del estro sin disminuir la
fertilidad. El tratamiento con el producto comercial consiste en un implante en Ia
oreja que contiene 6 mg de norgestomet y una inyección intramuscular con la mezcla
de 5 mg de valerato de estradiol y 3 mg de norgestomet. El implante de norgestomet
actúa como un C.L artificial y por lo tanto previene el surgimiento de la hormona
luteinizante (L.H), la ovulación, la formación del C.L y el mantenimiento del C.L. Por
otra parte la lisis del C.L es controlada por el valerato de estradiol. Cuando el
implante es removido 9 días después, la glándula pituitaria es liberada del efecto
inhibitorio del norgestomet y el animal muestra signos de estro en 24 a 36 horas. El
grado de sincronía es alto y las tasas de concepción satisfactorias con la
inseminación a tiempo fijo, 48 a 54 horas después de que el implante es removido
(Morrow, 1986).

Se ha observado que el control del estro y la ovulación pueden efectuarse sin que
la eficiencia reproductiva sea afectada negativamente con el uso del progestágeno
SC21009 (Burrel et al, 1972; y Menéndez et al, 1976).

Al utilizar el norgestomet implante por nueve días más la aplicación el primer día
por vía intramuscular de norgestomet combinado con valerato de estradiol; se obtuvo
en vaquillas con inseminación doble a las 48 y 60 horas postretiro del implante el
66.2% de preñez; al inseminar doble a las 48 y a las 72 horas se obtuvo el 62.1 % de
gestación y al inseminar una sola vez a las 54 horas los resultados fueron de 64.7 %
de gestación en el estudio realizado por Wishart y Drew, (1977).

20
La inseminación basada en la detección del estro después de la remoción del
implante no parece ser que resulte en tasas más altas de concepción que las
detectadas con la inseminación a tiempo fijo; las tasas de concepción en vacas
pueden ser elevadas si las crías son removidas durante las 48 horas de intervalo
entre la remoción del implante y el servicio, esto es llamado tratamiento “Shang” el
cual no lastima a las crías y de alguna manera tiene el efecto positivo sobre la
inducción del estro en vacas anéstricas, esto sugiere que el tratamiento con
progestágenos puede inducir el estro en un porcentaje significativo en vacas en
anestro verdadero. Por otra parte, hay una buena evidencia que el implante puede
inducir estro fértil en vaquillas prepuberes que están arriba de 14 meses de edad y
con peso sobre 250 kg. Los programas con progestágenos al igual que aquellos con
prostaglandinas dependen del buen manejo nutricional, días abiertos y la
tecnología de empadre, (Morrow, 1986).
Obtuvieron con el uso de norgestomet (progestágeno subcutaneo) un 56% de
gestación en vaquillas prepuberales cebú indias, después de 2 inseminaciones a
tiempo fijo a las 48 y 72 horas postretiro del implante y la inyección de PMSG al quitar
el implante (Narasimha et al, 1986).

Segunda etapa

La segunda etapa ha comprendido el uso combinado de progesterona y


estrógenos o gonadotropinas con el objeto de lograr mayores porcentajes de
ovulación, mejorando así los resultados en fertilidad; sin embargo las dosis óptimas
han sido muy Variables. (Hansel y Beal, 1979). Se ha optado por el uso de trata-
mientos a base de progestágenos de corta duración, que proporcionan una buena

21
fertilidad y cuyos problemas de sincronización se han resuelto con la aplicación de
una inyección de valerato de estradiol al principio del tratamiento. Dicha inyección ha
permitido acortar la duración del tratamiento con progestágenos, merced al efecto
luteolítico del valerato de estradiol en la fase de formación del cuerpo lúteo
(Aguer, 1981).

Las técnicas básicas para la regulación del ciclo estral se han extendido hacia los
tratamientos secuenciales diseñados para incrementar las tasas reproductivas por
inducción de la actividad ovárica en hembras en anestro, particularmente en
especies estacionales (Day, 1984). El uso del estradiol a la vez que la progestina fue
explorado inicialmente por Wiltbank et al (1965) y desarrollada en un componente
de Synchro Mate B que se sistematizó 5 años después (Wiltbank et al, 1971). Se
pensó en ese tiempo que el estradiol podría actuar como una luteolisina,
avances recientes en la técnica de ultrasonido en ovarios han demostrado que el
estradiol causa la disminución del folículo mayor e inicia o facilita que crezca una
nueva ola de folículos. Todos estos esfuerzos para crear un C.L artificial se
centran alrededor de dosis mínimas de progesterona o suficientes progestinas para
suprimir el estro durante el tratamiento; con una buena sincronización del estro y
la ovulación después de que termina el tratamiento (Bo et al, 1991; Macmillan y
Peterson, 1993).

El ganado también puede ser sincronizado efectivamente a través de la


combinación de estrógenos y un corto tiempo de progestágeno. Una inyección de
estrógenos (5 mg de valerato de estradiol) y progestágeno (3 mg de norgestoment)
es aplicada el 1er día de tratamiento, y se dosifica al mismo tiempo el implante
de progestágeno (norgestomet) dejándose este 9 días. El estro se inicia entre el
2do día y el 3ro después del retiro del implante. La I.A se aplica básicamente al

22
calor o a tiempo fijo (54 horas) después de extraer el implante. Los animales sujetos a
este régimen de tratamiento se sincronizan bien, arriba de 3 ciclos estrales después
(Spitzer et al, 1981; Roche et al, 1981; Wiltbank y Spitzer, 1978). Los progestágenos
asociados a la gonadotropina sérica de yegua preñada (PMSG) desencadenan la
actividad sexual en aquellos animales que no presentaban actividad ovárica al
inicio del tratamiento; uniendo así el efecto inductor al efecto sincronizador (Aguer et
al, 1982).

Tercera etapa

Esta data de 1972, cuando fue descubierto el efecto luteolítico de la


prostaglandina F2 alfa en la vaca y la oveja. Esta sustancia es capaz de hacer
retroceder un cuerpo amarillo operante y provocar celo fértil, pero sólo funcionaba en
la fase progestacional de l ciclo estral, es decir; que en los primeros cinco días
después del celo no funciona. Esta dificultad se corregía por uno de dos caminos: a)
inseminar a todas las vacas que mostraran celo en un periodo de cinco días
después de la aplicación de la prostaglandina y volver a inyectar a las que no
mostraron celo, para una segunda ronda. b) consiste en tratar a todos los animales
con 2 do sis de prostaglandinas con un intervalo de once días entre ellas e inseminar
en el celo que apareciera después del segundo tratamiento (Hansel y
Beal, 1979).

Las prostaglandinas son sustancias derivadas del ácido prostanoico, un ácido con
20 átomos de carbonos. La principal prostaglandina natural la PGF2 alfa presenta 2
efectos; la contracción de la musculatura lisa y la lisis o involución del C.L. El éxito del

23
uso de las prostaglandinas depende de la presencia de un C.L entre 5 y 16 días del
ciclo estral (Sorensen, 1982). Al parecer la respuesta provocada por las
prostaglandinas es más precisa con respecto a la presentación de l celo, así mismo,
este método permite cubrir a las vacas sin necesidad de detectar el estro. Como
desventaja se contempla la necesidad de un C.L funcional y su costo
(Kraemer, 1977).

Se han realizado muchos experimentos en los cuales se utiliza una sola inyección.
Las vacas que entran en celo fluctúan entre 55% para inyecciones sencillas y 69%
para las dobles; administradas con intervalo de 10 a 12 días (Smith, 1976b).

González y Ruiz, (1975) trabajando con prostaglandinas en el estado de Sonora


con ganado Brangus encontraron que la respuesta al celo es mejor en vacas (93%)
que en vaquillas (73%); encontrando que el porcentaje de gestación en animales
tratados fu e de 63% contra 69% en los testigos. Además en el grupo tratado el
porcentaje de preñez a primer servicio fue inferior en la primera semana del ciclo
estral que en aquellos tratados en la segunda o tercera semanas (P<0.01), no
encontrándose diferencias en los servicios subsecuentes.

En Sonora en un trabajo con 107 vaquillas de las razas Brangus, Charolais y sus
cruzas; al comparar un tratamiento de PGF2 alfa utilizando 2 inyecciones con 12 días
entre aplicaciones, contra un grupo con dispositivo intravaginal conteniendo
progesterona y estradiol (PRID) y un grupo control; obtuvieron los siguientes
resultados de fertilidad a los 45 días: Grupo control 70%; grupo prostaglandinas 81 %;
grupo PRID (I.A a las 48 y 72 horas de retirado el dispositivo) 56% y grupo PRID.

24
(con I.A a las 50 horas ) 55% de fertilidad. Siendo las tasas mayores en porcentaje
para el grupo testigo y el de PGF2 alfa, sin alcanzar diferencias significativas
estadísticas (P> 0.05) (Zapien et al, 1982)
En Tecuala, Nayarit en el centro experimental pecuario “El Macho”, trópico seco,
no detectan diferencias estadísticas significativas (P>0.05) en los resultados de
gestación a los 60 días postratamiento con prostaglandinas comparando con vacas
testigo en ganado cebuino; siendo sus tratamientos: el primero prostaglandinas e
inseminación forzada y el segundo prostaglandinas e inseminación convencional
(Córdova et al, 1983); confirmando este trabajo lo reportado por (McCraken et
al, 1970; Cooper, 1974; Louis et al 1974; Lauderdale et al 1974) en que informan de
que las prostaglandinas o sus análogos pueden sincronizar el estro en el ganado
bovino e inseminar a una hora predeterminada con resultados de fertilidad aceptables.

Cuarta etapa. Combinaciones.

Se tienen una gran variedad de ellas además de la diversidad entre los productos
utilizados así como en los resultados. Aunque Hansel y Beal, (1979) sólo se
refieren a la combinación de progesterona y prostaglandinas; se contemplan en
esta etapa, a todas las combinaciones que actualmente se realizan entre las
diferentes hormonas para lograr la sincronización artificial y la obtención de los
mejores resultados en fertilidad y en economía. Una de las combinaciones se
aplica en forma de dispositivo intravaginal durante 7 días consecutivos y el sexto día
se aplica prostaglandina (PGF2 alfa). Esta técnica ha mostrado ser muy precisa
en la sincroniza ción con 75% de los animales en celo en un periodo de 24 horas y
100% al término de 37 horas. En dos estudios de estos mismos autores con
tratamiento de progesterona mencionan haber obtenido 42 animales en celo de 43

25
tratados con remoción de progesterona al sexto día y 81% de gestación; con remoción
el séptimo día se obtuvieron un 79% de gestaciones, con 60 vaquillas en celo de 61
tratadas. Los animales testigos (65) produjeron un 70% de gestaciones en 63
vaquillas que mostraron celo en sus ciclos naturales. La sincronización fue más
precisa con la remoción del pesario intravaginal con progesterona a los 7 días y
la inyección intramuscular de prostaglandina el sexto día. En este caso el promedio
de intervalo entre inyecciones de prostaglandìna y la aparición del celo fue de 71.6
horas. Los resultados de fertilidad obtenida con un sólo servicio fueron
satisfactorios (Hansel y Beal, 1979). Todo hace pensar que estas investigaciones han
culminado en una tecnología sencilla, aplicable en muchos tipos de explotaciones
(de Alba, 1 985).

El aporte de una cantidad suplementaria de progestágenos inyectada al mismo


tiempo que el valerato de estradiol, provoca una reducción de la vida de los cuerpos
lúteos en formación y ha permitido una mejor sincronización. Además, al inyección de
prostaglandinas dos días antes de la terminación del tratamiento con progestágenos,
disminuye los niveles de progesterona endógena al final del tratamiento. De este
modo se ha obtenido una buena sincronización y una mayor fertilidad, realizando una
sola inseminación a tiempo prefijado después del tratamiento (Aguer, 1981; Chupin y
Pelot, 1980).
En Cuba, con 163 novillas Siboney (5/8 Holstein, 3/8 Cebú), utilizaron dosis bajas
de progesterona y suero de yegua preñada (PMSG) se trataron 85 novillas con 3
aplicaciones de progesterona intramuscular de 60, 50, 50 mg más 500 U.I de PMSG a
48 horas de intervalo; las 78 novillas restantes se tomaron como testigos. Los
resultados fueron: 54 % de las tratadas quedaron gestantes contra 24% de las
testigos con diferencias significativas (P<0.001) (Larocca y Martínez, 1983)

26
En el norte de Australia con 3 métodos diferentes de sincronización con vaquillas
BOS indicus y BOS indicus/Bos taurus en explotación extensiva, asignaron 169 novillas
a cada uno de 3 tratamientos de sincronización de estros; el primer tratamiento 2
inyecciones de un análogo de las prostaglandinas (luprostiol) 7.5 mg con 12 días
de intervalo. El segundo tratamiento: inserción de un dispositivo intravaginal liberador
de progesterona (CIDR-B) seguido de 400 U.I de gonadotropina sérica de yegua
preñada (PMSG) y 7.5 mg de luprostiol al remover el implante; el tercer tratamiento
consistió en el implante de un progestágeno subcutaneo por 10 días, seguido de 400
U.I de PMSG y 7.5 mg de luprostiol al remover el implante, cada grupo fue inseminado
de acuerdo a las indicaciones de los fabricantes; luprostiol a las 72 horas después de
la segunda inyección; S.M.B y CIDR-B 48 horas después de la remoción del implante y
el dispositivo respectivamente. Las tasas de preñez a los 51 días para los 3
tratamientos fueron: 18.6% para las prostaglandinas; 48.8% para el dispositivo
CIDR-B y 53.3% para el implante S.M.B. Detectandose diferencias signifi-cativas
entre luprostiol y CIDR-B; luprostiol y S.M.B, pero no entre los progestágenos
(Kerr et al, 1991).

Al utilizar el norgestomet en combinación con prostaglandinas o con PMSG,


sincroniza e induce el estro aumentando el número de vacas que conciben al inicio del
empadre, permitiendo la reducción de su duración y el uso de la inseminación artificial.
Estas conclusiones son obtenidas del trabajo experimental en Las Margaritas,
Hueytamalco, Puebla (Centro Experimental Pecuario) con vacas cebú y europeo/cebú
ciclando y en anestro, con condición corporal de 2.5 en la escala de 5, manejando un
empadre de 45 días con I.A y 21 días con monta natural, con observación del estro 2
veces al día. Al termino del estudio se obtuvieron porcentajes de gestación de 95 %
para el grupo en tratamiento sincronizador y 85% para el grupo control, (Rosete, et al,
1993).

27
En Colombia en el trópico húmedo con ganado Brahman, vacas paridas, con
reposo ovárico y restricción del amamantamiento durante 48 horas a partir del retiro
del implante. El tratamiento consistió en el uso del implante de norgestomet más una
inyección de valerato de estradiol/norgestomet; al séptimo día del tratamiento se
inyectó prostaglandina (luprostiol) 1.c.c. y al noveno día se retiró el implante y se
aplicó 500 U.I de PMSG a cada vaca, tanto el grupo control como el tratado fueron
inseminados una vez; se obtuvo un 73% de fertilidad contra 20% en las vacas control
(Boada, 1994). Mejores resultados en fertilidad pueden ser contemplados con los
programas de control de empadres , buscando tasas de concepción de 45 a 55% en
vacas con estro sincronizado y 75 a 85% o mayor en un periodo de 35 días de
empadre, ya que estos sucesos pueden ser medidos en tasas de preñez en lapsos de
21 días a 35 días en seguida del tratamiento sincronizador mas que en término de la
tasa de concepción a primer servicio. Un programa que se lleve de esta forma en
un año puede acarrear positivamente un mayor efecto en la duración del intervalo
posparto y el inicio de la siguiente estación de empadre. Investigaciones utilizando
SMB y PGF2 alfa o combinadas son corrientemente usadas y pueden probar su
utilidad en programas de sincronización así como en el manejo de la transferencia de
embriones (Morrow, 1986).

En otro experimento en el CEIEGT.FMVZ.UNAM de Martínez de la Torre.Ver con


255 vacas de raza Brahman; se utilizó el implante de norgestomet más el inyectable
combinado de norgestomet con valerato de estradiol el primer día y al quitar el
implante al noveno día, se aplicó al mismo tiempo 500 U.l de PMSG, se inseminó al
calor observado quedando el 29.68% gestantes y al utilizar toro repasador se obtuvo
el 31.4% más de gestación; obteniéndose una fertilidad total de 61%; considerando

28
estos autores sus resultados como bajos con la utilización de la I.A (Mateos et
al, 1995).

Otras combinaciones que se han utilizado son progestágenos orales más


prostaglandinas. En trabajos de investigación en el estado de Colorado, USA; se
emplearon cruzas de varias razas de carne (Bos taurus) siendo el tratamiento acetato
de melengestrol por vía oral (0.5 mg/cabeza /día) durante 14 días y el día 17 aplicación
de PGF2 (25 mg), se obtuvo un mayor porcentaje de preñez (P<0.05) a los 25 y 60
días (82.5 y 94.8 %) que los controles (65.3 y 87.5 %) con I.A. Concluyendo estos
autores que la sincronización con este sistema contribuye a la gestación a los inicios
de la temporada de empadre en vacas de carne en postparto ; sin embargo su
efectividad se limita según la condición corporal alcanzada que fue de 5.6 (Yelich et
al, 1995a).

En otro experimento de sincronización también en Colorado. USA; con 165 vacas


de carne en postparto y amamantando, se probó la efectividad de 2 sistemas para
iniciar y sincronizar el estro y un lote control. Las hembras fueron asignadas a los
tratamientos por número de días postparto, condición corpora l, edad y raza del padre.
Los 2 tratamientos fueron acetato de melengestrol oral (MGA) durante 14 días (0.5 mg
diarios/cabeza) con la diferencia de que en el segundo tratamiento se retiraban las
crías durante 48 horas ìniciandose este retiro el segundo día después de terminado el
tratamiento oral y el día 17 la aplicación de PGF2. Los 2 lotes experimentales MGA-
PGF2 y MGA -retiro de las crías (RC)- PGF2 tuvieron mayores tasas de estros (64.8 y
61.8 %) (P<0.05) que los controles (34.5%). Las tasas de preñez fueron mayores
para MGA -RC-PGF2 (P <0.05) que los controles (52.7 VS 30.9 %). Las vacas con
MGA-RC-PGF2 tuvieron mayor porcentaje de preñez a los 25 días que las de MGA-
PGF2 (P<0.05) o los controles (P <0.08), (Yelich et al,1995b).

29
Debido a la gran diversidad de tratamientos con resultados en porcentajes de
fertilidad muy variables; existe la necesidad de estudios de campo a gran escala
comparando las tasas de preñez obtenidas de diferentes tratamientos de
sincronización en el ganado Bos indicus; para que a los ganaderos se les pueda
ofrecer un tratamiento que garantice resultados, en base a la obtención del mejor
método detectado (Galina et al 1987). Existiendo desde luego el problema de las
variables que en cada zona serán diferentes y motivo de resultados no predecibles.

3.4- Objetivos de la sincronización

La sincronización de estro es una de las herramientas con que se cuenta en la


actualidad para modificar el ciclo estral y establecer un control en la reproducción, al
situar a un grupo determinado de hembras en una misma etapa de su ciclo
(Orihuela, 1982).

Al reducir el costo que representa la detección de celos e inseminar a muchos


animales el mismo día el beneficio económico que esto involucra es muy importante y
esta es la ventaja que la tecn ología de la sincronización de celos ofrece a los
productores de ovinos y bovinos de carne más que a los productores de leche (de
Alba, 1985).

La sincronización del celo se ha desarrollado con el objetivo de reunir la


concepción y por ende el parto y la venta. Consideraciones económicas, como también
presiones regulatorias para evitar residuos en los tejidos y en la leche han decidido
acortar el tiempo de los tratamientos dando como resultado el concepto de niveles

30
de dosis mínimas efectivas; como sea, universalmente se ha detectado baja
fertilidad en el primer estro sincronizado con progestágenos. Este dilema no ha
podido ser resuelto completamente con la adición de estrógenos, gonadotropinas
y hormonas liberadoras de gonadotropinas o sus análogos, despué s de la caída de
las progestinas (Jöchle, 1995).

Para lograr los objetivos primarios de la metodología de la sincronización que es la


reunión de los calores para facilitar la inseminación artificial y con esto conseguir
avances genéticos que mejoren la productividad existen escollos que se deberán
tomar en cuenta cornos son: la sincronización de celos y las tasas de preñez son
sucesos ligados íntimamente a los factores de manejo, por lo tanto la inmadurez o las
hembras aciclicas pueden incidir de gran manera sobre la respuesta del agente
inductor. Se ha probado que las prostaglandinas no son buenos compuestos para
inducir la pubertad; los progestágenos son más activos en esta área, pero su uso
mayor se ha dirigido a inducir calores en hembras infértiles. Las tasas de efectividad
dependen de la detección de calores, calidad del semen, estado nutricional, técnica de
inseminación, tamaño y edad de las vaquillas; factores de tensión externos a la
sincronización y al empadre, ocasionalmente variables no tan obvias. El suceso de
mayor importancia ha sido la respuesta al calor; un alto porcentaje de respuesta y un
porcentaje bajo en la tasa de concepción en la sincronización estral, puede indicar
problemas en la técnica de la I.A, calidad seminal, tensión o stress excesivo al
momento de la I .A u otros factores, (Piotrowski, 1994).

En la literatura se han documentado ventajas y desventajas de la tecnología de la


sincronización; entre las primeras se pueden mencionar las siguientes:

31
1.- Disminución del tiempo dedicado a la detección del estro en los programas de
I.A.
2.- Aminora el trabajo necesario en el momento del parto, ya que el esfuerzo se
concentra en un lapso más corto,
3.- Permite que se dedique más trabajo a otras áreas necesarias para la reproducción.
4.- Hace más factible la I.A; ya que reduce los problemas generales de manejo.
5.- Agrupa la descendencia; el productor dispone para la venta de lotes uniformes de
becerros.
6.- Mejora las prácticas de manejo, alimentación y salud.

Entre las desventajas obse rvadas se han publicado:

1.- La fertilidad ha sido baja (35 a 45 %). La mayoría de los ganaderos esperan
y deben obtener más del 50 % de concepciones en el primer servicio.
2.- Costo; este no debe exceder de 5 a 10 dólares estadounidenses por cabeza.
3.- Durante estos días la concentración del trabajo hace necesario distraer a los
empleados de sus ocupaciones ordinarias.
4.- El problema que representa el que un gran número de vacas llegue al parto en
forma simultánea (Sorensen, 1982).

Diversos autores han detectado que en un grupo al azar de hembras ciclando, el


tiempo en que ocurrió el estro no puede ser predecible con seguridad en forma
individual. La detección del estro consume tiempo, es laborioso y está sujeto al
error humano; en cambio con la sincronización del estro y la ovulación en un grupo de
hembras se puede predecir el tiempo del estro con una razonable seguridad (Britt, 1984;

32
Hansel y Beal, 1979 ; Smith, 1980 ; Webel y Day, 1982). Esto reduce el tiempo
requerido para la detección del estro y en algunos casos crea la posibilidad de dar
empadre a tiempo fijo sin detección de estros (Hafez, 1987). En general se ha
detectado que cualquier población de ganado a la cual se le somete a la sincroniza-
ción, se puede subdividir en 3 grupos en proporción no conocida:

1.- Animales ciclando regularmente.


2.- Anímales ciclando irregularmente.
3.- Animales en anestro.

Mientras que con progestinas no parece importar que tan grande sean las
poblaciones 2 y 3; con prostaglandínas emergen las que no responden; acortándose
de esta manera el tratamiento únicamente a las que están ciclando con C.L o tratando
exclusivamente aquellos anímales después de 5 días de observación, con detección
de calores 2 veces al día; esto fu e efectivo pero no ampliamente aceptado porque es
más costoso y de labor más intensa (Jöchle, 1995).

3.5.- Mecanismo de control hormonal.

Cupp, (1971) durante 2 años estudió sobre los cambios que ocurren en el ovario,
después de tratar a las vacas con inyecciones de progesterona concluyó que;
dependiendo de la dosis y el momento de su aplicación, se darán las posibilidades de
modificar la duración del ciclo estral, acelerar la ovulación y así mismo la de provocar

33
el desarrollo de quistes luteales e interferir en el desarrollo normal de los folículos de
las vacas.

En hembras domésticas ciclando, la duración del ciclo estral está controlada por la
secreción de progesterona del C.L. La progesterona ejerce una retroalimentación
negativa en la secreción de LH, así como los eventos endócrinos que controlan la
maduración de los folículos preovulatorios y la subsecuente ovulación, todo esto se
inhibe hasta que la progesterona declina con la regresión del C.L, por lo tanto la
sincronización del estro y la ovulación realmente son controlados por la vida activa del
C.L (Hansel y Convey, 1983).

De las investigaciones se desprenden 2 metodologías generales para el control de


la vida del C.L y el subsecuente inicio del estro y la ovulación. La primera involucra la
administración de progesterona por mayor tiempo produciendo que el C.L involucìone
naturalmente durante el tiempo que la progesterona es administrada. La progesterona
exógena continua ejerciendo retroalimentación negativa sobre la secreción de la LH,
después de que ha ocurrido la regresión del C.L. Cuando el progestágeno cae, el
crecimiento folicular, el estro y la ovulación ocurren entre los 2 y los 8 días. El intervalo
entre la caída del progestágeno y el inicio del estro varía entre las especies y entre los
métodos de tratamiento del progestágeno. Generalmente tratamientos largos de
progestágenos se caracterizan por la administración de ellos entre 14 y 21 días. La
segunda metodología ha sido conducida hacia el control de la vida del C.L con la
administración de un agente luteolítico que acorta la vida activa del C.L, (Hansel y
Convey, 1983).

Al utilizar. progesterona o sus derivados la liberación de las gonadotropinas se


bloquea hasta que caen los niveles de los progestágenos; la duración del tratamiento

34
debe ser equivalente al largo de la fase lutea normal (16 días) debido a que la pro-
gesterona exógena tiene poco efecto o no lo tiene sobre la vida normal del C.L,
si el tratamiento es de corta duración resulta en fallas a la sincronización. Sin embargo
cuando los tratamientos son largos (18 - 21 días) resultan tasas pobres de preñez,
esto puede ser debido a cambios adversos en el medio intrauterino que inhiben el
transporte espermático. Tiempos cortos de tratamiento (7 - 12 días) resultan en
porcentajes más aceptables de tasas de preñez; desafortunadamente tratamientos
cortos no producen control adecuado del ciclo, sobre todo si se inician temprano en el
ciclo, ya que el C.L puede no ser controlado por el tratamiento por lo que se hace
necesario incorporar un agente luteolítico en los tratamientos de corta duración para
eliminar cualquier C.L natural. En el caso del dispositivo (PRID) el cual está
impregnado con 1.55 mg de progesterona, contiene adosado a su pared interna una
cápsula roja de gelatina con 10 mg de benzoato de estradiol, este es rápidamente
absorbido a través de la pared vaginal pasando a la circulación donde actúa como
agente luteolítico; la progesterona se libera lentamente por un largo periodo hasta que
se extrae el dispositivo. El norgestomet es el progestágeno que se le impregna al
implante subcutáneo cuya fórmula es 17 , acetoxy – 11? - metil 19.nor - preg -4- ene,
20 díona (Peters y Ball, 1987).

Los progestágenos exógenos actúan previniendo la liberación de los Ngr.


(factores de liberación de gonadotropinas) lo que resulta en la reducción de las
gonadotropinas y por lo tanto el estro y la ovulación se detienen hasta que los niveles
de progestágenos descienden; al disminuir estos se inicia la liberación pulsátil de
GnRH dando por resultado la elevación de las gonadotropinas y ocurre el estro de 2 a
6 días después. Se sincronizan entre el 80 y 90% de las hembras. Algunas pruebas
de campo muestran concepciones iguales entre hembras sincronizadas y controles,

35
pero generalmente la tasa de concepciones es 15 % menor después del tratamiento
(Bearden y Fuquay, 1992).

Ha sido demostrado que el estradiol exógeno suprime el crecimiento del folículo


dominante, pero el efecto es más consistente cuando se combina con el implante de
un progestágeno en la oreja. Una dosis de 5 mg de estradiol 17 Beta fue más efectiva
que dosis mayores repetidas para inducir la supresión del desarrollo folicular
resultando en una formación de nuevas ondas foliculares 4 o 5 días después. El
mecanismo por el cual el estradiol exógeno induce la supresión, está todavía por
dilucidar; sin embargo resultados anteriores apoyan razonablemente la hipótesis de
que el efecto es a través de la supresión de las gonadotropinas. El estradiol induce la
liberación de la LH, pero no está asociado con la supresión folicular; el efecto directo
del estradiol en los folículos ováricos no puede ser considerado como regla, los
resultados sugieren que el tratamiento con estradiol 17 Beta y progestágenos en
combinación pueden ser usados para manipular el desarrollo de los folículos ováricos
en el ganado. Los resultados abren el camino para el estudio de la evaluación de la
eficacia del estradiol 17 Beta más el tratamiento de progestágenos para hacer surgir la
ola de sincronización en ganado ciclando (Bo et al, 1994). El estradiol 17 Beta afecta el
crecimiento del folículo dominante; esto sugiere que el estradiol incluido en los
tratamientos de sincronización tiene un efecto adicional a la luteolisis (McDougall et
al, 1994).

El crecimiento de la onda folicular se ha definido como el desarrollo sincrónico de


un gran número de folículos con diámetros entre 4 y 5 mm, seguido por la selección y
crecimiento del folículo dominante y la supresión de los subordinados (Ginther et
al, 1989a; Ginther et al, 1989b).

36
Las hormonas esteroides se han utilizado para alterar el crecimiento folicular. La
progesterona exógena se ha observado que produce la supresión del folículo en
crecimiento dependiendo de la dosis (Adams et al, 1992; Burke et al, 1994;Savio et
al, 1993).

Mientras que el estradiol se ha observado que induce atresia folicular (Diershke et


al, 1994). El efecto combinado del estradiol y los progestágenos sobre la dinámica de
la onda folicular en el ganado de carne fue estudiado por Bo et al (1991). El tratamiento
de valerato de estradiol al tiempo del implante en la oreja (dos días después del estro)
se asocia con la reducción del diámetro del folículo más grande y del segundo en
tamaño en un periodo de 5 días seguido por el incremento del diámetro folicular
presumiblemente de una nueva onda folicular (Bo et al, 1993).

La irregularidad de respuesta a la sincronía ovárica y la variabilidad en las


respuestas a los tratamientos continua siendo el factor limitante a la aplicación de las
nuevas tecnologías en el ganado; se atribuye el estado de desarrollo de la onda folicu lar
al momento del tratamiento. Se han diseñado varios experimentos para controlar el
crecimiento de la onda folicular basados en la remoción o supresión del folículo
dominante por medios físicos (electrocauterización o ablación con ultrasonido) u
hormonalmente con GnRh, estradiol, progestágenos y HCG para inducir la onda de
crecimiento a tiempo específico postratamiento mediante la luteinización del folículo o
su ovulación. El tratamiento con implante de progestágenos en el ganado y estradiol
1713, resulta en la supresión del folículo dominante y la formación de una nueva onda
folicular 4.3 ± días después. El tratamiento combinado de progestágenos y estradiol
puede ser utilizado en el control efectivo y la sincronización del desarrollo de la onda
folicular, pudiendo en consecuencia traer importantes implicaciones en el control
artificial de la ciclicidad ovárica y la superovulación (Bo et al, 1995; Rajamahendran y
Sianangama, 1992).

37
Se producen fallas de la sincronización después del uso de progestágenos que
pueden deberse a fallas en el mantenimiento de la concentración en sangre de la
progesterona, relacionada con cambios en la absorción o que el dispositivo quede sin
concentración adecuada de progestágenos, esto ocurre particularmente con el
dispositivo PRID y produce que el estro y la ovulación ocurran antes (Roche e
lreland, 1981). Existen evidencias de que el estradiol no es muy efectivo como agente
luteolítico sino que previene la formación del C.L cuando es administrado temprano en
el ciclo, o porque el agente luteolítico no es efectivo sobre todo si las vacas se
encuentran entre los días 2 a 8 de su ciclo, por lo que se espera que cerca del 70%
de las hembras alcancen la sincronización ya reportada (Peters, 1984).

Cuando el tratamiento de progestágenos se inicia en la fase lutea tardía, es posible


que cause en el animal expuesto un largo periodo de exposición a la progesterona ya
que, se combina la de origen endógeno a la exógena reduciendo la fertilidad (Roche e
Ireland, 1981).

Por otro lado, el bloqueo con un antagonista del factor de liberación de


gonadotropinas (núm L 9011 de Sigma) produce atresia del folículo dominante
(Manikkam y Rajamahendran, 1994).

3.6.- Características del celo fisiológico en ganado cebuino.

El celo o calor en el ganado cebuino tiene características muy definidas; tal como
lo demuestran los estudios del comportamiento de esta raza (Galina et al, 1987;

38
Galina et al, 1990; Galina y Arthur, 19 90a; Orihuela, 1982; Orihuela, 1985; Orihuela et
al, 1989; Medrano et al, 1995; Solano et al, 1982; Vale Filho et al, 1985; Zakari et al,
1981; Galina et al, 1995).

Orihuela et al, (1995) resume los factores incidentes sobre el comportamiento en:
raza, época del año, duración de la receptividad, diferencias de co mportamiento entre
vacas adultas y vaquillas y porcentaje mayor de presentación de los calores en la
noche que durante el día. Los investigadores coinciden en que el ganado cebuino no
demuestra claramente los signos del estro, por lo que se involucra el factor de raza
respecto a la facilidad de la detección de los mismos; para confirmar esto, los estudios
de Síngh y Kharche (1985) encuentran que sólo el 20 % de los signos intensos de
calor pueden ser observados por los humanos en el ganado cruza Holstein/ Hariana.
Galina y Arthur, (1990a) observan resultados más pobres con sólo el 17% en
ganado Gyr con vacas postparto. Singh y Kharche, (1985) con ganado cebú en Brasil
detectan el 30 % con signos confiables de estro.

La época del año nos indica que debido a la tolerancia de las razas cebuinas al
estrés por calor; en Bos ni dicus el estro es más fácil de detectar durante los meses de
verano, (Carmona, 1980; Kumar, 1978: Purbey y Sane, 1978; Zakari et al, 1981). Para
las hembras de razas Bos taurus por lo tanto los meses más frescos serían los de
mejor expresión del estro, (Arthur y Rahim, 1984).

En la literatura existe controversia en la que se discuten 3 criterios para mejorar la


fertilidad en el ganado cebuino; todos ellos tienen ventajas y desventajas y en todos
ellos se plantea la inseminación artificial como el mejor recurso para el avance
genético y productivo, (Zemjanís, 1961; Zemjanis et al, 1968; Lauderdale, 1974); el

39
inconveniente para el uso rutinario de la I.A es precisamente el que contempla el celo
y el comportamiento del celo en el ganado cebú.
El primer criterio depende del comportamiento normal y la expresión del estro en
el ganado cebuino, tema discutido en extenso en los trabajos llevados a cabo en
México principalmente por (Galina et al, 1982 ; Galina y Arthur, 1989a; Galina y Arthur,
1990a; Galina y Arthur, 1990b; Galina et al 1995; Orihuela et al, 1983; Orihuela, 1985;
Orihuela et al, 1988, Orihuela et al, 1989; Orihuela et al, 1995). En el ganado cebú es
especialmente importante el disminuir el tiempo y el esfuerzo que representa la
detección de calores en los programas de I.A; ya que las hembras no demuestran
claramente sus signos de estro ante el hombre. El comportamiento de monta ocurre
mayormente en la noche y siendo la poca expresión de los signos del estro una de las
razones por las cuales la detección del mismo permanece como el factor limitante en el
uso de la I.A en razas Bos indicus Otra dificultad para el manejo reproductivo de las
razas cebuinas cuando se quiere introducir la I.A es; la duración del tiempo del estro o
calor, ya que la fase receptiva es bastante más corta que en las razas europeas
criadas en el trópico . Lo que disminuye por consecuencia el tiempo de dejarse montar
y por lo tanto la posibilidad de ser detectada por el observador. (Galina y
Arthur, 1990a).

Al observar el ganado por sólo 15 minutos en la mañana y 15 por la tarde obtienen


una eficiencia en la detección de 30 % de los animales en calor al compararlos con la
observación contínua (Orihuela et al,1989). Si el amb iente de los animales es modificado
drásticamente, la conducta estral puede verse reducida (Vaca et al,1983).
Se ha detectado en algunos trabajos menor porcentaje de vacas en calor en
invierno (21%) en comparación con el verano (33 %) (Galina y Arthu r, 1990a). Así
mismo Rubio et al, (1989) obtuvieron más animales detectados en calor durante el

40
verano (60.0%) en comparación con el invierno (45 %) al utilizar prostaglandinas para
la sincronización.

En relación a la observación diurna y nocturna, a las conclusiones que llegaron


Purbey y Sane, (1978) acerca de este tema es que la conducta de estro en cebú se
observa mejor a temprana hora de la mañana; 66 % de las hembras en estro se
detectaron en calor de las 4 a.m a las 12 a.m.

Se encontraron diferencias con respecto a la hora de observación de los calores;


dependiendo si las hembras bajo observación eran vacas o vaquillas; el 55% de las
hembras en estro fueron detectadas entre las 6 a.m y las 8 a.m; el 73% de las
vaquillas fueron detectadas en estro dura nte el mismo periodo (Solano et al, 1982).

Derflingher, (1979) en la zona del Istmo de Teh uantepec observó que más del 70 %
de los estros en ganado cebú se presentaron en la mañana de las 5 a.m a las 12 horas
y para la tarde de las 12 a las 19 horas; por ol que concluye en la importancia que se
debe dar a la detección dentro de este tiempo y considerar para estros cortos
nocturnos el uso de toros marcadores con “chin ball”. La fertilidad obtenida para
ambas razas fue muy baja con I.A (para Indubrasil 16.56% y para Gyr 18.18%) no
habiendo diferencias significativas entre ambas razas (P> 0.05).
El punto crítico en la reproducción controlada de los bovinos ha sido según varios
autores “la detección del celo”, lo cual debe realizarse con extremo cuidado por el
personal especializado (Zemjanis, 1961; Zemjanis et al, 1968; Lauderdale, 1974).

Otros factores a tomar en cuenta que dificultan las posibilidades de una buena
detección de calores son: la necesidad de la interacción con otra vaca en estro en un
día determinado para observar signos conductuales (Lamothe et al,1995). También
las diferencias de intensidad de los signos de estro, sobre todo bajo sincronización

41
que reportan Galina et al, (1982) al detectar diferencias entre ganado Charolais y
Brahman en progra mas de observación continua; promediando el ganado Brahman
una monta por hora de celo; mientras que el ganado Charolais promedió 2.8 montas
en el mismo tiempo. Sin embargo en programas de sincronización, la monta de una
vaca hacia la que la recibe es un buen indicador de los signos conductuales de estro
(Orihuela et al, 1983; Gutié rrez, 1990).

En programas de sincronización la presencia de toro no representa ventaja para


incrementar el número de animales detectados en estro; mientras que en estro natural
sí incrementa el número de estros detectados (Orihuela et al, 1983).

Orihuela et al, (1988) encontraron que en hatos sincronizados, los picos de


conducta homosexual se incrementaron durante la noche cuando el toro no estaba
presente, el patrón de conducta se dispersa más cuando está el toro.

La expresión del estro puede afectarse según el tipo de sincronización utilizado,


al comparar la eficiencia de la detección de estros y la fertilidad al sincronizar con
progestágenos y con prostaglandinas; el estro conductual se incrementa con el uso de
progestágenos. Encontrando que la fertilidad subsecuente es baja independiente del
producto utilizado (Orihuela et al, 1989; Jöchle et al, 1973; González - Padilla et al
1975).

El segundo criterio que se discute en la literatura es: no tomar en cuenta la


expresión ni la duración del celo, debido a las dificultades citadas por autores diversos
como : exceso de tiempo para la buena detección, uso de celadores, factores
económicos y climáticos para una mejor detección ; ni las variantes de dominancia o
dependencia, o el orden jerárquico establecido detectado al encontrar que casi el 60 %
de las montas de una vaca en celo fueron realizados por hembras de jerarquía

42
mayor; concluyendo que las vacas más grandes o agresivas es má s difícil que se
dejen montar en comparación con vacas pequeñas y pasivas (Castellanos et al, 1995;
Galina et al, 1982; Galina y Arthur, 1989a; Galina y Arthur, 1990a; Galina y
Arthur, 1990b; Orihuela et al, 1988; Orihuela et al, 1989; Orihuela et al 1995).

El tercer criterio, este a futuro, es la encapsulación del semen para poder efectuar
la I.A a hora fija sin pensar en el mejor tiempo, ni en la expresión del celo, ni en el
momento de la ovulación, ni la fase del ciclo en que se encuentren, dependiendo en
este caso del mayor tiempo de vida fértil del semen encapsulado y depositado en el
tracto genital, su sobrevivencia y viabilidad, listo para la llegada del ovocito al punto
de la fertilización; por lo que no tomaría en cuenta ni el primero ni el segundo punto.
Considerándose sólo el semen microencapsulado con una larga vida preferiblemente
al tiempo de la inyección con prostaglandinas, sin tomar en cuenta cuando ocurra el
celo o la ovulación; ciertamente así habría penetración de la I.A en la industria
ganadera (Jöchle, 1995).

En el desarrollo tecnológico, una de las herramientas con las que se cuenta para
poder disminuir el IEP, sobre todo pensando en adecuados avances genéticos
implementando esto con la inseminación artificial ha sido la detección de celos en
donde se ha mostrado la dificultad de su detección ya que la duración de la fase
receptiva tanto de Bos taurus como en Bos indicus es considerablemente más corta
en el trópico debido a que el ganado criado bajo climas tropicales y subtropicales tiene
que adaptarse a condiciones ambientales adversas, tolerando sobre todo temperaturas
elevadas manteniendo su capacidad para reproducirse y que la expresión de los
signos de celo indican una fuerte relación entre la estructura social del hato y la
expresión del celo (Orihuela et al, 1995; Galina y Arthur, 1990a).

43
3.7.- Eficiencia reproductiva en ganado cebuino

Existe coincidencia entre gran número de autores en que el intervalo entre partos
(IEP) es una de las mejores formas de evaluar la eficiencia reproductiva (IEP)
definido este: como el tiempo comprendido entre un parto y otro. El tiempo ideal sería
de 12 meses a 12 meses y medio y como propuestas de diferentes autores tanto para
ganado productor de carne como para productor de leche (Galina, 1978;
Duchateau, 1978 ; Dahl, 1988; FICART, 1991; CETROCAF, 1992 ); propuestas
tomando en cuenta parámetros ya obtenidos; el trabajo de Paredes (1969) con 434
días y la de Esperón, (1993) de 480 días de IEP.

Para evaluar la eficiencia reproductiva del hato un criterio excelente es la medida


del IEP, ya que determina la productividad (Segura, 1987).

La eficiencia reproductiva del ganado es muy importante, pues marca en


términos generales la eficiencia productiva de los animales del hato, ya que se
relaciona con la presencia de partos regulares del animal, produciendo crías viables
capaces de mejorar la producción de la explotación (García, W, 1988). La
capacidad reproductiva del ganado Bos indicus es pobre comparada con el ganado
Bos taurus en diferentes temperatura s ambientales (Jöchle, 1975). Esto puede
explicar la menor productividad de estas regiones, que contribuyen con únicamente
50 % y 25 % de la producción mundial de carne y leche respectivamente (Galina
et al, 1986).

Esta baja eficiencia reproductiva se ha traducido en una limitada cantidad de becerros


observándose que en la mayoría de los ranchos ganaderos; el porcentaje de crías
destetadas ha sido del 50% (Santos de los et al 1979).

44
Escobar et al, (1982) publicaron como parámetro para el IEP un valor de 365
días. Estos trabajos demostraron que cuando la duración del período interparto es
grande, ha sido indicativo de que alguno o varios de los demás parámetros
reproductivos están fallando y deberán corregirse para disminuirlo (Martínez. 1994;
Cabello y Ruiz, 1980).

Duchateau, (1978) recomienda como IEP ideal 12.5 meses o su equivalente en días
(380), esto para ganado lechero en el altiplano de México. En estudios realizados en
el trópico seco, se observó que los índices reproductivos del ganado bovino están
alejados de los valores óptimos para esta especie, sobre todo en las explotaciones de
doble propósito donde la duración del IEP varía desde 407 días a 609 días
(Cervantes et al 1987). Silva et al, (1992) encuentran una duración promedio de
468 días en ganado cebú y el mismo autor y sus colaboradores en otro estudio
obtuvieron un valor de 803 más menos 249 días en las mismas condiciones
climáticas (Silva et al, 1991).

Galina et al, (1986) realizaron una revisión de la duración de este parámetro a


nivel nacional y encontraron un valor de 15 a 16 meses (456- 487 días) para ganado
cebú y observaron que razas de Bos indicus se reproducen de una mejor manera
en los meses más calientes del año. Siendo lo contrario para razas Bos taurus
(Escamilla et al, 1982; Iglesias y Martínez , 1977).

Recientemente Martínez, (1994) quién trabajó con ganado cebú en el trópico seco
encontró un promedio de IEP de 537 ± 194 días; por otra parte no observó
estacionalidad reproductiva del hato.

45
En el trabajo de Choisis et al, (1987), realizado en el trópico seco (Estado de
Colima ) en 127 encuestas detectó en sus resultados una estacionalidad en los
aspectos reproductivos, época de parto, producción de leche y crecimiento de bece rros;
estos autores encontraron un IEP de 478 días. Cervantes et al (1987) también
en el estado de Colima, determinaron el establecimiento de dos épocas de parto en el
ganado de doble propósito; con la primera en los meses de Marzo a Mayo y la
segunda entre los meses de Septiembre a Diciembre.

Por otro lado en el trópico húmedo en estado de Veracruz, en Papantla


obtuvieron en ganado suizo un IEP de 520 días; para cruza suizo/cebú 435 días de
IEP y para holstein/ cebú un IEP de 504 días (González et al, 1986). En trabajos
previos en ganado doble propósito en la región de la Huasteca, se obtuvieron 406
días de IEP en cebú/pardo suizo (De Alba et al 1979).

Si se estableciera la meta para ganaderías productoras de carne en que la vaca


destete un becerro cada 12 meses, para lograr un IEP de 12 meses, la vaca debe
quedar gestante antes de los 80 días postparto; ya que después no tendría la
oportunidad y podría quedar vacía al final de empadre ( Menéndez y Wiltbank, 1985).
No obstante Galina et al, (1986) y Escobar et al, (1984) consideran que las vacas
explotadas en la zona tropical tienden a presentar IEP que exceden de 15 meses.

En la literatura existe coincidencia entre las “metas propuestas” por diversos


autores para el IEP, que van de los 365 a los 380 días; mientras que los resultados
para ganado en el trópico son más amplios como se observa en el cuadro 2. De
acuerdo a lo señalado por Galina et al (1986) y Escobar et al, (1984) una propuesta
adecuada al trópico como meta viable sería de 480 días (16 meses) de IEP; aunque
no se puede decir que sea buena.

46
CUADRO # 2
COMPARACION DEL INTERVALO ENTRE PARTOS (IEP), diversas fuentes
EN EL TROPICO MEXICANO
-----------------------------------------------------------------
AUTORES IEP
días
---------------------------------------------------------------------------
Choisis et al (1987) ........................................................... 478
González et al (1986) ........................................................ 480
Galina et al (1986), promedio de 29 investigaciones ........ 424
Ledesma (1976) ................................................................ 480
Fraga (1977) ...................................................................... 403
Alvarez (1979) ................................................................... 386
Alvarado (1979) ................................................................. 491
Jara (1980) ........................................................................ 476
Mora (1982) ....................................................................... 380
Lima (1982) ..................................................... .................. 457
Alvarez R (1983) ............................................................... 409
Boada (1994) .................................................................... 520
------------------------------------------------------------------------------------------------------

47
3.8.- Condición corporal (C.C) en el ganado cebuino

Aquellos hatos con tasas reproductivas menores del 65% deben ser considerados
como de mala reproducción ya que la baja eficiencia reproductiva se puede
explicar como problemas de manejo y nutrición. Si existen problemas de
alimentación al evaluar la C.C, esta será producto del manejo y de la nutrición que
tendrá además un efecto sobre la reproducción (De Alba, 1985).

En explotaciones bovinas poco tecnificadas ha sido de gran valor que el hato


pueda ser calificado mediante el sistema de valuación de la C.C; ya que se
podrá medir e incluso predecir el comportamiento reproductivo de una vaca o de un
rebaño según la calificación alcanzada. Esto se ha confirmado con los trabajos de
Selk et al, (1988) quienes encontraron que la calificación de la condición corporal al
momento del parto tiene una respuesta cúbica sobre el porcentaje de preñez del
siguiente ciclo reproductivo; observando que las mayores tasas de gestación se
lograban en aquellos animales calificados con 7 o más de CC; además mencionan
que las vacas que paren con buena condición corporal (6 o más) pueden incluso
perder peso después del parto y aún así lograrán reanudar su actividad cíclica
dentro de los 60 días posteriores al parto.

Investigaciones realizadas por Lusby (1990) confirmaron que las vacas con
condición corporal de 6 o más tuvieron tasas de concepción de 87 a 92 % siendo
rutinario que las vacas bajen de calificación de C.C durante el período postparto;
sugiere que, la puntuación deba ser utilizada para ajustar los programas de
alimentación. Los anímales deberán ser evaluados para la condición corporal al

48
momento del destete buscando ajustar la condición de la vaca a un puntaje de 6 o 7.
También las vacas que tienen su parto con buena C.C (>5), soportan mejor la tensión
del parto y la pérdida de la grasa almacenada para satisfacer los requerimientos de
nutrientes para la lactancia. De tal modo que las vacas que están en buenas condiciones
corporales presentan un patrón reproductivo más pronosticable.

Los cambios en las reservas de grasa corporal parecen ser una de las claves que
le indican a la vaca si debe quedar preñada; por ello, la C.C al momento del parto es
un factor crítico que afecta el comportamiento reproductivo postparto; vacas que han
estado bajo un nivel nutricional pobre (<4 de C.C), retardarán su retorno a la
actividad reproductiva (Herd y Sprott,s/a).

Carrera et al, (1993) observan que los animales jóvenes son más eficientes en
términos de peso producido, lo que se refleja en una mejor condición corporal.

Domínguez, (1995) en un estudio a nivel de rastro y con escala de calificación de 1


a 5 de ; concluye que una pobre condición corporal parece relacionarse con los
efectos en la cantidad de folículos desarrollados y en la calidad de los oocitos
obtenidos; ya que las vacas con C.C de 3 a 5 tenían más folículos pequeños que las
de calificación de 1 a 2 (P<0.01). Además vacas de razas europeas exhibieron
significativamente más folículos grandes que las vacas cebuinas y sus cruzas.

Para medir la C.C Wagner et al, (1988) proponen los siguientes criterios:
La vaca está severamente flaca y físicamente débil.
Todas las costillas y la estructura osea son obviamente
visibles. Puntuación 1.

49
Se puede describir la vaca como moderada. Sólo se pueden ver las últimas
dos o tres costillas y existe poca grasa en la punta del pecho y en la inserción de la
cola. Puntuación 5.

Vacas muy obesas. Con gran acumulación de grasa en las cavidades de la


inserción de la cola y en la ubre. Puntuación 9.

Estos autores sugieren que debería ser una rutina de manejo la


calificación del hato en base a la condición corporal; debiéndose integrar esta
evaluación en cualquier programa nutricional y reproductivo que los productores y los
mismos veterinarios lleven a cabo.

3.9.- Efecto del clima sobre la reproducción

La baja eficiencia reproductiva en ganado lechero y ganado de carne durante


periodos estacionales de altas temperaturas ambientales, está bien documentada
(Vincent, 1972; Gwazdauskas et al, 1975).

Las condiciones del medio ambiente en climas tropicales se caracterizan por una
temperatura y humedad elevada, hacen que los índices de reproducción y la eficiencia
productiva sean menores que en las regiones con clima templado, (Carmona, 1980). El
estrés por calor en los animales de granja se refleja en la disminución de la libido y la
expresión del estro (Thatcher y Collier, 1983). En clima tropical seco se espera que el
ganado cebuino tenga un mejor comportamiento reproductivo - productivo al existir una
mayor capacidad para resistir al calor (De Alba ,1985). Al evaluar el efecto del clima

50
sobre Bos taurus, Bos indicus y sus cruzas, concluye que Bos indicus tiene mejor
homeostasis térmica (Carmona, 1980).

Las vacas que sufren en su homeotermia manifiestan los mismos síntomas que un
animal febril, con incremento de glóbulos blancos en la circulación; el fracaso
reproductivo en verano se atribuye a pérdida embrionaria inmediata después del
servicio (Wagner et al, 1976; Stott y Williams, 1962).

En borregas en gestación avanzada sometidas a estrés por calor se provoca


atrofia fetal asociada esta con una marcada disminución en el tamaño de los
cotiled ones y carúnculas (Alexander y Williams, 1971); suponen que la disminución
del tamaño del placentoma debe dar como resultado un detrimento en la
disponibilidad de nutrientes para el feto (Thatcher y Collier, 1983).

Las temperaturas altas aparentemente no tienen un efecto sobre el


funcionamiento del ovario, sino mas bien sobre el útero durante los estadios
preparatorios de la preñez, así como durante el desarrollo inicial del embrión
(Ryle, 1961; Yeates, 1953; Román-Ponce, et al, 1978).

En ambiente subtrop ical (Florida,USA) conforme la temperatura máxima aumenta


de 21 .1 a 35ºC los índices de concepción declinaron de 40 a 31 %; las vacas
lecheras manejadas con sombra tuvieron frecuencias respiratorias y temperaturas
rectales más bajas que las vacas sin sombra (Gwazdauskas et al, 1975). Una mejoría
en el índice de concepción de vacas con sombra fue comparable a la respuesta
obtenida con el aire acondicionado (Thatcher et al, 1974; Román-Ponce et al, 1977).

51
El estrés calórico produce aumento de la mortalidad embrionaria en conejos (Millar
Anomalías morfológicas de los óvulos (Hafez. 1968). Disminución del et al, 1970).
porcentaje de concepción (Ingram et al, 1974; Hafez, 1968). Además se observaron
índices de concepción más bajos en vacas con altas temperaturas corporales
(Vincent, 1972). Mayor frecuencia de anestros (Gangwar et al, 1965). Estro sin
manifestaciones concomitantes, (Labhsetwar et al 1963). Reducción en la longitud del
estro durante la exposición al estrés térmico, aumentando por esto la importancia de
la detección de estros y podría explicar los ciclos estrales largos y mayor
frecuencia de anestros observados en vacas sometidas a estrés por calor (Monty y
Wolff, 1974; Gangwar et al, Hall et al, 1959; Wolff y Monty 1974).

Por otra parte se ha observado también retardo de la madurez sexual en


vaquillas Shorthorn y Brahman, cuando estas fueron criadas a 27 ºC en comparación
con aquellas criadas a 10 ºC (Dale et al, 1959).

En vacas lecheras se ha observado una baja fertilidad durante el verano en zonas


áridas, tropicales y subtropicales; aunque el estrés afecta a machos y hembras, el
efecto sobre los machos puede ser eliminado con la I.A. al colectar y congelar el
semen en las temporadas más frescas del año; demostrando también con los
resultados obte nidos en Arizona, California y Ohio que la hembra es la causante
principal de la baja fertilidad durante el verano (Stott, 1961).

En los machos la calidad del semen se ve afectada adversamente con las altas
temperaturas ambientales (Casady et al, 1953; Johnston et al, 1963). Las primeras
anormalidades observadas son disminución en la motilidad espermática y un
incremento en las anormalidades; experimentalmente estos efectos pueden ser inducidos
mediante el calentamiento local del testículo o colocando al animal en una cámara
caliente; detectándose los efectos detrimentales la segunda semana posterior al

52
tratamiento en toros, carneros y cerdos (Johnston et al, 1963; Williamson, 1974;
Howarth, 1969; McNitt y First, 1970; Wettemann et al 1976).

Al combinar sombra más rociadores redujeron el efecto de estrés por altas


temperaturas ambientales obteniendo calidad espermática semejante a la del semen
obtenido de cerdos en cámaras enfriadas (Wettemann et al, 1977).

Al someter a toros Cebú a temperaturas ambientales superiores a los 30 ºC


durante 36 a 54 días anteriores a la recolección del semen; la congelación se vió
deteriorada (Da Silva y Casagrande, 1976).

Con un mínimo de 6 horas de calentamiento corporal a 41 ºC se produce la


degeneración seminal en los carneros (Smith, 1971).

Waites, (1976) encuentra que las espermatogonias son relativamente resistentes al


calor, con la excepción de la espermatogonia tipo B de carneros y de toros; Los
espermatocitos en división y las espermátidas se ven involucrados si la temperatura
testicular permanece alta por periodos más largos; detectando que los espermatocitos
en profase meiótica son particularmente sensibles al calor.

La recuperación de la calidad normal del semen y los índices de fertilidad toman


aproximadamente 60 días después del estrés por calor, dependiendo sin embargo de
la duración e intensidad del mismo,(Thatcher y Collier, 1983).

53
El estrés por calor provoca degeneración del tejido intersticial en el testículo
(Johnson y Gomes, 1969). Baja de concentración y motilidad del esperma (Singh, et al,
1968). Aumento de espermatozoides anormales (Rathore, 1970a). Aplasia completa
del epitelio germinativo (Collins et al, 1968).

En animales en producción láctea: la producción es menor (Singh y Pandey, 1970).


Baja proporción de grasa en la leche (Todorovski et al, 1971). Poco contenido en
ácidos grasos en la leche (Rathore, 1970b) y menores ganancias de peso corporal,
(Ganwar, 1970).

54
4.- MATERIAL Y METODOS

MATERIAL

Ubicación de la investigación y manejo en hatos.

El trabajo de investigación se desarrolló en el estado de Colima, se


utilizaron 155 hembras con encaste cebuino de 3 ranchos situados cerca de la
ciudad de Colima. El primero en Tecoman a 49 km de la capital con 40 vacas. El
segundo en Coquimatlán situado a 11 km de la ciudad con 63 vacas y el tercero
ubicado en Cuauhtemoc con 55 vacas, situado este último a 30 km de la misma.

En el rancho de Tecoman el trabajo se realizó en la posta agropecuaria de la


Universidad de Colima , localizada geográficamente a 18º , 54’ latitud norte y 103º,
52’ longitud oeste en el municipio de Tecomán; a una altura de 40 metros sobre el
nivel del mar, con un promedio de temperatura de 26.5ºC considerado como muy
cálido, con tipo de clima BSi(h’)w(W)i, siendo el menos seco de los secos con lluvias
en verano., y una precipitación pluvial en promedio de 710 mm. Coquimatlán se
encuentra ubicado a los 19 º ,12’ y 103º ,48’; con un clima cálido tipo Awo (w)i siendo
el más seco de los subhúmedos y Cuauhtemoc se encuentra a los 19º ,20’ y 103º ,36’
con un clima cálido tipo Aw2 (w)i siendo el más húmedo de los subhúmedos
(García, 1973).

55
Manejo

En el rancho de Tecomán se utilizó un hato de 37 hembras con encaste cebuino,


bajo régimen de explotación extensiva, sin suplemento alimenticio . El pastoreo fue
realizado sobre zacate Estrella de Africa (Cynodon plectostachius), y gramas
naturales durante todo el año.

En el rancho de Coquimatlán se utilizaron 63 hembras con encaste cebuino, bajo


régimen de explotación extensiva, se suplementaba irregularmente con concentrado
comercial durante la temporada de ordeña de tipo estacional (primavera verano)
dejando un cuarto de la glándula para el consumo de las crías.

En Cuauhtémoc se utilizaron 55 hembras también con encaste cebuino; las


condiciones eran semejantes a las de Tecomán y con pastoreo sobre estrella de
África. El manejo para el desarrollo del experimento se realizó en forma idéntica
para los 3 ranchos consistiendo este; en la selección de las hembras no gestantes
y para cada estación del año (invierno, primavera, verano y otoño). Las hembras
que a la palpación se detectaban vacías, previa recomendación para el
encargado del rancho de que los machos fueran retirados 30 días antes, con el fin
de evitar incluir animales en el experimento con gestaciones muy tempranas que
podrían tomarse como vacías.

Para la selección por condición corporal (C.C) fue empleada la clasificación de


Wagner et al, (1988) de las hembras que tuvieran al momento del inicio del
experimento una calificación arriba de 5.

Las hembras seleccionadas fueron anotadas en la hoja de trabajo (ver anexo 1),
incluyendo su número de control, hierro o arete o las dos cosas, condición corporal y
estado reproductivo.

56
Material biológico:

- 155 hembras cebuinas en edad reproductiva.


- Semen de toros de razas Bos indicus.
- Sincronizador hormonal* para 155 hembras (norgestomet) producto compuesto
de: un implante a base de un progestágeno sintético que contiene 3 mg de
norgestomet y una combinación inyectable por vía intramuscular de 3 mg de
norgestomet más 5 mg de valerato de estradíol.

Métodos.

Sincronización.

En las hembras no gestantes se aplicó el implante por via subcutánea en la mitad


de la cara externa de la oreja, y en forma simultánea por vía intramuscular fue
depositada una dosis combinada del progestágeno más el valerato de estradiol,
considerando ese día como inicio del tratamiento, 9 días, después fue retirado. La
remoción del implante se efectuó con el animal inmovilizado, se localizó el
implante y por el punto de entrada del mismo se abrió la zona de cicatrización con
un bisturí y se retiró por presión manual. Asegurándose que no quedaran residuos;
se desinfectó el punto de salida y los implantes utilizados se incineraron.

* Crestar. Laboratorios Intervet.

57
Inseminación artificial.

Esta se realizó entre 52 y 54 horas después de removido el implante, siguiendo la


rutina normal del procedimiento en bovinos. La hora de inseminación artificial en las
diferentes épocas y ranchos se realizó entre 9 y 11 de la mañana.

Grupos tratados.

Se formaron 4 grupos de vacas al azar en cada uno de los ranchos, mismos que se
trataron con implante y se inseminaron en las 4 estaciones del año, quedando
distribuidos de la siguiente manera:

- 40 vacas en invierno (9 en Tecomán, 19 en Coquimatlán y 12 en Cuauhtemoc)


- 38 vacas en primavera (10 en Tecomán, 13 en Coquimatlán y 15 en Cuauhtemoc).
- 41 vacas en verano (9 en Tecomán, 16 en Coquimatlán y 16 en Cuauhtemoc).
- 36 vacas en otoño (9 en Tecomán, 15 en Coquimatlán y 12 en Cuauhtemoc).

Diagnóstico de Gestación.

El diagnóstico fue efectuado en cada época 2 meses después de la inseminación


respectiva y se realizó por vía rectal mediante la palpación de las membranas fetales
deslizables (corion - alantoides).

58
Análisis estadístico.

Las variables que se midieron por rancho y por época fueron:

- Fertilidad. Considerando esta como el porcentaje de vacas gestantes, la cual se


determinó como número de vacas preñadas entre vacas inseminadas por 100.
- Condición Corporal siendo esta calificada según el método de Wagner et al, (1988)
con la escala de 1 a 9.

La variable fertilidad, fue analizada mediante un diseño no paramétrico de bloques al


azar, utilizando la prueba de Friedman, considerando a época como tratamiento y a
rancho como bloque. Así mismo se utilizó la prueba de Hipótesis para proporciones,
con el objeto de comparar los porcentajes de fertilidad por época así como la
condición corporal. Ambas pruebas se realizaron con la ayuda del paquete estadístico
NWA STAT PACK, (López y Chávez, 1994; Milton y Tsokos, 1987).

59
5.- RESULTADOS

Los resultados de este trabajo se presentan en forma de gráficas y cuadros, por


estaciones del año y por ranchos. Además se presenta un cuadro con los
resultados completos anualizados para las 4 épocas y los tres ranchos. El promedio
de fertilidad para los 3 ranchos en las 4 épocas del año fue de 47.0%.

En la época de invierno se obtuvo un 33.3% de fertilidad promedio en los 3


ranchos; en la primavera se obtuvo un 60.0%, en verano 55.5% y en el otoño fue de
33.3%.

En el caso de Tecomán y Cuauhtemoc se observó una mayor fertilidad en la época


de primavera, la cual alcanzó un 60%, como se muestra en la gráfica núm 1 y 3
respectivamente; mientras que en el rancho de Coquimatlán la mayor fertilidad fue en
la época de verano con un 56.2% (ver gráfica núm 2). Sin embargo al comparar
estadísticamente los promedios de fertilidad de las diferentes épocas del año
(tratamientos) y ranchos (bloques) no se detectaron diferencias significativas (P> 0.1).
Así mismo los promedios de las calificaciones para la condición corporal tampoco
denotaron diferencias significativas en las 4 épocas comparadas y en los 3 ranchos
estudiados (P> 0.1) (Gráfica 5).

60
CUADRO 3. RESUMEN DE LAS 4 EPOCAS. TECOMAN. COLIMA. 1994

INVIERNO PRIMAVERA VERANO OTOÑO


-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------
NUM DE VACAS 9 10 9 9
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------
NUM DE GESTANTES 3 6 5 3
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------
% DE GESTANTES 33.3a 60a 55.5a 33.3a
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------
CONDICION CORPORAL 6.8a 6.8a 6.9a 7.6a
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Letras iguales en renglones, indican que no existen diferencias estadísticas
significativas (P> 0.1).

En este cuadro el promedio de las 4 épocas para porcentaje de fertilidad fue de


45.5; así como, la calificación promedio para condición corporal fu e de 7.0.
Considerando que la mayoría de las vacas estaban lactando, que no se les
suplementa en forma rutinaria con concentrado ni sales minerales y que sólo se efectuó
la I.A. a tiempo fijo los resultados son buenos.

61
GRAFICA 1. PORCENTAJE DE FERTILIDAD EN LAS 4 EPOCAS DEL AÑO
TECOMAN. 1994.

62
CUADRO 4. PORCENTAJE DE FERTILIDAD DE LAS 4 EPOCAS DEL
AÑO. COQUIMATLAN.

Letras iguales en renglones, indican que no existen diferencias estadísticas


significativas; (P>0.1).

En este cuadro los resultados de fertilidad promedio para las 4 épocas fue de
49.3% y para la condición corporal de 7.2. valores que se consideran buenos si
tomamos en cuenta que la mayoría de las vacas estaban lactando, que no se les
suplementa con concentrado ni sales minerales y que fueron I.A. a hora fija .

63
Gráfica 2. PORCENTAJE DE FERTILIDAD EN LAS 4 EPOCAS DEL AÑO.
COQUIMATLAN. 1994.

64
CUADRO 5. PORCENTAJE DE FERTILIDAD EN LAS 4 EPOCAS DEL
AÑO. CUAUHTEMOC.

Letras iguales en renglones, indican que no existen diferencias estadísticas


significativas (P > 0.1).

En esta gráfica los promedio generales para porcentaje de fertilidad en las 4


épocas del año fue de 46.2 y para condición corporal de 6.8. Resultados que se
consideran buenos tomando en cuenta que; la mayoría de las vacas se encontraban
lactando, sin ningún tipo de suplemento y que la I.A. se efectuó a hora fija.

65
Gráfica 3. PORCENTAJE DE FERTILIDAD EN LAS 4 EPOCAS DEL
AÑO. CUAUHTEMOC.

66
CUADRO NUM 6

RESUMEN GENERAL DE LAS 4 EPOCAS


3 RANCHOS. COLIMA. 1994

Rancho 1 TECOMAN, Rancho 2 COQUIMATLAN, Rancho 3 CUAUHTEMOC


Letras iguales en columnas, indican que no existen diferencias estadísticas significativas (P>0.1).

Conjuntando los resultados de los 3 ranchos en las 4 épocas del año, se obtuvo un prome dio general
para porcentaje de fertilidad igual a 47.0, así mismo para condición corporal el porcentaje general fue de
7.0. Estos valores pueden considerarse buenos dado que se obtuvieron bajo clima tropical seco, con
vacas lactando en su mayoría, con poca o nula suplementación de concentrados y sales minerales;
sincronizadas e I.A. a hora fija.

67
Gráfica 4. PORCENTAJE DE FERTILIDAD POR EPOCAS EN LOS 3 RANCHOS

68
Gráfica 5. CALIFICACION DE LA CONDICION CORPORAL POR EPOCA Y RANCHO

En esta gráfica (5) la condición corporal promedio de 7.0 obtenida en las cuatro épocas del año.
va de acuerdo a una adecuada respuesta de fertilidad en los ranchos en estudio. Detectando además que la
C.C puede mantenerse a través de las 4 épocas del año, aún en hembras que se encuentren lactando.

69
6.-DISCUSION.

Al comparar el promedio general de fertilidad obtenido de las 4 épocas del año


en este trabajo (47%), con lo propuesto por Sorensen, (1982) del 50%, este resultado
es muy semejante con sólo un 3 % abajo; indicando este autor que estos valores son
adecuados para hacer atractiva la tecnología de sincronización más la inseminación
artificial para que los productores la utilicen pensando en Eficiencia Productiva .

Al cotejar los resultados por épocas; invierno (37.9%), primavera (57.9%), verano
(53.9%) y otoño (38.7%) no se encontraron diferencias significativas (p>0.10) entre
los porcentajes de fertilidad. Estos resultados probablemente se obtuvieron debido a
que la C.C de los animales en el experimento (promedio 7) en cada una de las
épocas fueron adecuadas para la respuesta de fertilidad y además no hubo diferencia
de la misma entre las épocas por lo que se debe considerar a la C.C como factor
indispensable sobre la fertilidad sin importar la época del año. También se debe tomar
en cuenta al tratamiento realizado con progestágenos - estrógenos ya que actúa
logrando su objetivo en cualquier época del año o que puede ser recomendado su uso
en cualquier época. Además la I.A a hora fija 52 a 54 horas posretiro del implante
hormonal puede alcanzar porcentajes de 47% promedio en cualquier época del año
bajo las condiciones de trópico seco; fertilidad muy cercana a lo obtenido bajo
condiciones del altiplano con ganado estabulado, tomando en cuenta lo reportado por
Galina et al,(1987) de que la fertilidad del ganado en el trópico disminuye alrededor de
un 15% en hembras a las cuales se les induce el calor, en comparación con aquellas

70
que presentan estro natural. Haciendo atractiva de esta forma la I.A a hora fija dado
que los resultados no son malos y se ahorra el tiempo del médico veterinario y del
personal encargado de la detección de calores, factores que hasta antes del uso de
esta tecnología se consideraban como los más detrimentales para la expansión en
explotaciones extensivas de la I.A.

Los resultados indican que estadísticamente (p > 0.10) no hubo efecto de la


estación del año sobre la fertilidad en el ganado en estudio, coincidiendo con lo
publicado por Martínez, (1994) quién recopiló datos en la zona de Tecomán, Colima
en los que no detecta estacionalidad reproductiva (p < 0.05); este investigador observó
durante 6 años, que con empadre continuo la distribución de partos por estación fue
la siguiente: 35 en primavera, 33 en verano, 22 en el otoño y 28 en el invierno. Por el
contrario otros investigadores han detectado efecto de estacionalidad en el trópico con
ganado cebuino, Cervantes et al, (1987) al encontrar dos épocas de parto en ganado
de doble propósito: también con monta directa durante todo el año, en donde la primer
época de partos fu e hacia los meses de marzo y mayo (inicio de las lluvias) y la
segunda época fue durante los meses de septiembre a diciembre, considerando que
esta estacionalidad se produce con los cambios de la dieta dando lugar a IEP largos;
Martínez et al,1988; Silva et al,1991). Silva et al (1991) también detectan efecto de
la época sobre el número de partos; observando el mayor número de ellos en los
meses de marzo a junio y disminuyendo de diciembre a febrero.

Es notorio que la calidad y potencia del fármaco utilizado así como la mejora en la
tecnología de la administración hace que los resultados sean más alagüeños en esta
investigación al comparar con lo obtenido en los inicios de la sincronización de estros
en ganado cebuino en México, con progestágenos orales y con la detección previa de
calores antes de la inseminación en los trabajos de Rocha (1968) con sólo un 25 %

71
de gestantes en el lote tratado contra 50 % de gestantes en el lote testigo; se
consideran estos resultados por el excesivo manejo y la dificultad de la dosificación
oral diaria así como la dosis contemplada que actualmente se considera elevada (10
mg diarios de acetato de clormadinona) y que puede producir fallas en la
segmentación del embrión; debidas también a los tiempos de exposición que en esa
época eran de 14 días, tal como lo reporta Morrow (1986). Resultados mejores aunque
no excelentes obtienen Jöchle et al,(1973) en ganado cebú y con periodos de
tratamiento de 14, 12 y 9 días de duración, también por vía oral ;con el tratamiento de
9 días combinan el progestágeno más el valerato de estradiol como actualmente se
recomienda; obtienen rangos de 37.3 hasta 56.7% de gestación. También Schmidt et
al, (1973) con tratamientos por vía oral obtienen hasta un 57.5 % de fertilidad
porcentaje muy semejante a la fertilidad obtenida durante la primavera y el verano en
este experimento; a pesar del manejo excesivo y con la detección de los calores
antes de la I.A como ellos lo efectuaban.

Resultados no tan buenos son obtenidos en Hueytamalco, Pue


(CEIEGT.FMVZ.UNAM) al utilizar el implante norgestomet, combinado con el
inyectable de norgestomet más valerato de estradiol y al noveno día del retiro del
implante, la adición de 500 U.I de PMSG, quedando con I.A 29.8% gestantes y
31.4% con el toro repasador, obteniéndose una fertilidad total de 61% (Mateos et
al, 1995).

Si se comparan los resultados promedio de fertilidad de esta investigación 47.0%


con el 18% en los trabajos de Kerr et al (1991) al utilizar prostaglandin as son
bastante más aceptables; y al establecer la relación entre el promedio de fertilidad de
este estudio contra la fertilidad obtenida por los mismos autores con el dispositivo
CIDR-6 (48.8%) y el implante S.M.B (53.3%) los resultados son más homogeneos;

72
observándose mejor eficacia de la fertilización con los progestágenos en general en
combinación con estrógenos mientras que con las prostaglandinas la fertilización es
muy deficiente aunque la sincronización es buena; esta diferencia detectable a favor
de las combinaciones de progestágenos - estrógenos probablemente pueda ser debida
al efecto que el estradiol produce al bloquear el crecimiento del folículo dominante
aunado al efecto de la luteolisis (McDougall et al, 1994; Bo et al,1 994) . Se debe tomar
en cuenta el que la inseminación en esta serie de experimentos se llevó a cabo a
tiempo fijo.

Sin embargo a pesar de lo detectado con el uso de progestágenos - estrógenos en


contra del uso exclusivo de las prostaglandinas, se han obtenido buenos resultados de
fertilidad con el uso de las mismas; 63% de fertilidad con ganado Brangus en Sonora
(González y Ruiz, 1975). Zapien et al, (1982) reportan 81% de fertilidad con Brangus,
Charolais y sus cruzas también en Sonora en un estudio comparativo entre
prostaglandinas, PRID y un grupo control, obteniendo en este caso los mejores
resultados las prostaglandinas.

Al comparar los promedios de fertilidad obtenidos en este trabajo contra los de


Boada (1994) en Colombia con el uso de combinados más tratamiento Shang (73%
de fertilidad con un servicio); se detecta una diferencia de 26 % a favor de este autor;
aunque este utilizó además prostaglandinas y PMSG lo que aumenta los costos. Sin
embargo los resultados de la investigación llevada a cabo en el trópico seco no
difieren mucho al confrontarlos con los promedios obtenidos por diversos
autores, (Roche, 1976, 53%; Munro, 1988, 38%; Narasimha et al 1986, 56%;
González y Ruiz, 1975, 63%; Zapien et al, 1982, 55 y 56%) y los recomendados por
Sorensen, (1982) aunque este au tor espera que la fertilidad postratamiento sea
superior al 50 %. Si además de contemplar una producción en cualquier época del
año con la aplicación de esta tecnología se refleja esto en el acortamiento del

73
IEP, (Morrow, 1986) cuya importancia ya fu e con templada en el capítulo
correspondiente; se puede además ejercer la sincronización en la época seleccionada
por los productores para que la obtención de las crías sea la óptima para el enfoque
de mejores épocas de pastos para las crías y las madres, mejores pesos al destete;
reinicio de la actividad ovárica más temprano para las madres que no se encuentran
con condiciones corporales pobres, gestaciones más tempranas después del parto y
por último mayores pesos a la venta con animales más homogéneos en su comportamiento
terminal.

En cuanto al efecto de la Condición Corporal sobre la fertilidad al no se detectarse


diferencias significativas entre Epocas ni entre Ranchos (promedio de condición
corporal obtenido en el experimento 7). se puede considerar que la selección por
condición corporal utilizada fue la adecuada según lo recomendado por Wagner et
al, (1988). Lusby, (1990) al indicar que el patrón reproductivo es más pronosticable
con C.C mayores a 6 y que se deberían tener tasas de 87 a 92 %; que desde luego no
se obtuvieron bajo las condiciones de trópico seco en el trabajo realizado,
considerando el porqué de estos resultados a factores como: época, raza,
amamantamiento o no las crías, temperatura, control de parásitos internos y externos,
tensión por el manejo y desde luego el implante hormonal para la sincronización
influyen de gran manera para que la fertilidad obtenida en este trabajo haya tenido las
diferencias porcentuales detectadas contra lo que debería obtenerse según lo
recomendado por los autores arriba mencionados.

74
7.-CONCLUSIONES

De acuerdo al objetivo general y a los resultados obtenidos en este trabajo se


concluye:

La fertilidad promedio obtenida en esta investigación fue de 47 %, bajo


sincronización con progestágenos - estrógenos, y un servicio a tiempo fijo con
inseminación artificial.

No se detectó influencia de la época del año, sobre la fertilidad y el efecto


sincronizador del tratamiento hormonal con significancia estadística, bajo condiciones
de agostadero en el trópico seco.

La condición corporal detectada en las diferentes épocas del año fu e en promedio


7. Lo que indica que ésta condición va de acuerdo a las posibilidades de
fertilización obtenidas en las diferentes épocas del año.

75
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