Está en la página 1de 29

Hoy vivimos una verdadera contrarrevolución.

Desde la
década de 1980, en efecto, los más ricos no dejaron de
incrementar su porción de los ingresos y los patrimonios,
invirtiendo la anterior tendencia secular a la reducciÓ>J\l
de las brechas de riqueza.
Los factores económicos y sociales que engendra.ron
esta situación son bien conocidos. Pero el deterioro de la
idea de igualdad también desempeñó un papel crucial al
conducir insidiosamente a deslegitimar el impuesto y las
acciones de redistribución. Por otro lado, la denuncia de
desigualdades experimentadas como inaceptables linda
hoy con una forma de resignación y un sentimiento de
impotencia. Por consiguiente, no hay nada más urgente
que refundar la idea de igualdad para salir de los ato-
lladeros de nuestro tiempo.
El libro contribuye a esta empresa de una doble
manera. Al rehacer la historia de los dos siglos de deba-
tes y de luchas sobre la cuestión, en primer lugar ilumi-
na de una manera inédita la situación actual. Luego,
elabora una filosofía de IG?)gtíáldad como relación social
que permite ir m~s aU.{ de las teorías de la justicia que,
d.·2 Joll'm _Ra•Nis.- a Amartya Se~, -.dominaron -hasta .. ~L
momeil1to la n:flexión contemporánea. Y muestra que la
reconstrucción de una sociedad fundada en los princi-
pios de singularidad, de reciprocidad y de comunalidad
es la condición de una solidaridad más activa.

PIERRE RosANVALLON es profesor en el College de France y


fundador de La République des ldées. Luego de La con-
tmdemm::racia (fviammtial, 2007) y La legitimidad de;Íwcrá-
tirn (M.an:anti.al, 2009}, esta obra condiLuye la tercera
narte de su anvestigadón sobre las mutaciones contem-
~orá:neas d~ la democracia.

ISBN 978-987-500-163-3

111111111111111111111111
9 789875 001633
1

La crisis mecánica y moral


de las instituciones de solidaridad

¿RETORNO AL SIGLO XIX?

Es tentador interpretar el estado actual de las sociedades desarro-


lladas, en la era de la segunda globalización, bajo los modos de una
espectacular vuelta atrás. En efecto, es fácil aportar argumentos en
este sentido. Una vez más, el rey mercado impuso su majestad. Las
desigualdades de ingreso, y todavía más de patrimonios, casi recupe-
raron su nivel espectacular de hace un siglo. De manera igualmen-
te sintomática, las reacciones a esta segunda globalización acarrean
de manera perturbadora el retorno a las formas de patologías de
ia identidad y del lazo social que se habían afirmado a partir de la
·década de 1890. Así, a un siglo de distancia, las figuras del nacío-
nal-proteccionismo y de la xenofobia resurgieron y adoptaron una
~..... ·~: - 0lítica inquietante. Igualmente, la idea de nación volvió a
la luz cull j1 .. _.;.-:: '·. Como en el tiempo de Barres, ya no se la esgrime
para dar un cuerp'-· -,,. ::2 fmente más consistente al pueblo inhalla-
ble de la democracia eiectoraí, ;;ino que por el contrario es exalta-
~a·para exorcizar las dificultades de la construcción práctica de una
§ociedad de semejantes. Una vez más, sirve para pensar lo común de
~anera simplificada, como unidad negativa, homogeneidad que se
:presume evidente. Todo esto tiene un furioso sabor a déja-vu.
¡~· Sin embarg0, L:i. ruptura que está en marcha no puede percibirse
ft~•!Dv una simple vuelta atrás. Aunque los momentos de mutación
.~_iempre están estructuralmente atravesados por fuertes oposiciones
ii~eológicas y una intensificación de los conflictos sociales, las expre-
~~ones brutas de la reacción y de la resistencia se imponen entonces
. ·- 1 • • • .. .. <
EL GRAN VUELCO 261
260 LA SOCIEDAD DE IGUALES

EL VACIAMIENTO DE LAS INSTITUCIONES DE SOLIDARIDAD


tente. En los albores del siglo XXI, por ejemplo, podía oírse a un
directivo de la patronal francesa exhortando en este espírín~ a sus
El vuelco radical de la década de 1990 trajo apareíada una fuerte
pares a deshacer metódicamente las conquistas socíales surgidas del
erosión interna de las instituciones de solidaridad. Esto fue particu-
espíritu de la Liberación. 1 Pero una ola de fondo de la naturaleza de
larmente patente en Francia. La desocupación masiva que se instaló
aquella que nos sumerge no puede ser interpretada con el solo rase-
y las formas nuevas de inseguridad social condujeron primero a una
ro de tales elementos, aunque desempeñaron su papel. Necesaria-
disociación de _los mecanismos tradicionales de seguridad social y de
mente, viene de más lejos. Y por otra parte, es un movimiento que
lo que progresivamente se convirtió en un verdadero Estado de asis-
no se realizó en un día. De hecho, se habían podido descubrir sus
tencia, limitándose de hecho a administrar las situaciones de exclu-
primeros síntomas desde fines de la década de 1970, cuando apa-
sión má.s flagra~tes. ~l carácter universalista del sistema de seguri-
recían los precursores de la crisis del Estado providencia. Entonces,
dad soCial, al mismo tiempo, fue seriamente dañado, conduciendo a
durante más de un decenio, la idea de Europa había servido en el
debilitar su legitimidad, en particular en el seno de las clases medias.
Viejo Continente de derivativo y de sustituto al mismo tiempo de
El mismo paradigma asegurador, substrato indisociablernente técni-
un pensamiento renovado de la cuestión social. Precisamente sobre
co y filosófico del Estado providencia, fue debilitado. La categoría
ella se habían remitido las expectativas de protección y de 1usticía
de riesgo ~ue constituía su espina dorsal ya no tuvo, en primer lugar,
que costaban ser reformuladas en cada uno de los países miembros.
la central~d~d ?rganizativa y unificadora que había sido suya. Las
Así, el desencanto de esta esperanza europea marcó el punto de tor-
simples distmciones entre enfermos y sanos, trabajadores v desocu-
pados, activos y jubilados, en efecto, presuponían que todo~ los indi-
sión de esta historia e hizo aparecer a plena luz aquello en lo que se
había convertido él nuevo curso de las cosas.
~id~o.s corrían ~ies~os de igual naturaleza. El principio implícito de
En principio, factores históricos tuvieron su parte evidente en
¡ustiCia Y de sohdandad que subyacía al Estado providencia descan-
este cambio. Con el derrumbe del comunismo y el desvanecimiento
saba en la idea de que los riesgos estaban igualmente repartidos y
dei proyecto revolucionario, por ejemplo, el reformismo del miedo
eran a !~vez de naturaleza ampliamente aleatoria. Progresivamente
fue privado de sus motores. La memoria de las grandes experiencias
se volv10 claro que esto ya no era así. Los fenómenos de exclusión
colectivas que habían dado su carnadura sensible a un sentimiento
y de desocupación de larga duración, sobre todo, reconstituyeron
reforzado de solidaridad, también se borró ampliamente. Pero hay
la pobreza en una verdadera condición, fuertemente determinada
otras causas más estructurales que representaron un papel máyor.
socialn:ente, que afectaba de manera estable y duradera a ciertas
Tres de ellas retienen especialmente la atención: la crisis mecánica y
poblac10nes; ellos ya no fueron solamente del orden de situaciones
moral de las instituciones de solidaridad; el advenimiento de un nue-
individuales aleatoriamente repartidas.
vo capitalismo; las metamorfosis del individualismo. Ellas represen-
El desarrollo de los conocimientos que son difundidos al públi-
tan las tres dimensiones de la nueva gran transformación que está
co sobre el estado de la sociedad y las conductas individuales, por
en marcha. Su examen muestra que más allá de una forma de repeti-
otra parte, provocaron un desgarro del "velo de ignorancia" bajo
ción de la historia, el corazón mismo de la fábrica de las sociedades
el cual fu~c10naba e~ E~t~do provídencia. 2 Si el principio del seguro
democráticas está amenazado en términos inéditos, con el ascenso
presup~ma que los md!Vlduos eran iguales ante los diferentes ríes-
poderoso de nuevas representaciones de lo justo y lo injusto.
. g?s sociales. susceptibles d~ afectar la existencia, esto significaba que
c1:rta opacida~ de lo social era una condición impiícita del senti-
m1e~to ?e eqmdad. ~n el sentido en que no había a priori ningún
:1" med10 ae predetermmar la probabilidad de una situación determi-
l. Denis Kessler, "Adieu 1945, raccrochons notre pays au mon de· '
Challenges, 4 de octubre de 2007. "¿La iista de las reformas? Es simple
-escribe-, tomen todo lo que se estableció entre 1944 y 1952, sin excep-
~ · 2. Utilizo esta expresión en referencia directa al procedimiento de
riAn Ahí está. ¡Hoy hay que salir de 1945 y deshacer metódicamente e!
dNPrmin~riAn rlP ¡.,~ rPa1"~ rlP in~tiríe:i rbhnre:irln nnr Tnhn Rawls.
260
LA SOCIEDAD DE IGUALES
EL GRAN VUELCO 261

tente. En los albores del siglo XXI por ejemplo pod' ,


.
d Irecnvo . . l ' ' la o1rs EL VACIAMIENTO DE LAS INSTITUCIONES DE SOLIDARIDAD
ae a patronal francesa exhortando en este e . e ª un
PªI·es a eles hacer meto'd 1camente· · conauistas social spintu
las . asu~ . elco radical de la década de 1990 trajo aparejada una fuerte
espírítu de la Liberacíón.1 Pero una ola d~ fondo de laes surgidas 9~1(~
~¡,vuinterna de las instituciones de solidaridad. Esto fue particu-
aque11 a que nos sumerge no puede ser interpretada connaturale ¡ ¡ 2."~··d"e eros1on d ., . . 1,
te patente en Francia. La esocupac1on masiva que se msta o
ro e ta es e ementos, aunque desempeñaron su papel Nso o rase:
d l J e !armen . . ¡ . .
· d e más leios. Y por otra parte es un mo ·· ·ecesa na,:: , las formas nuevas de msegundad _s~c1a condu1eron pnmero a una
mente, viene
. , ,· ' v1m1ento l. · ción de ios mecamsmos trad1c1onales de segundad social y de
no. se realizo , en un dia. De. hecho ' se habían podido de scu bnr . ~~t.
_.,_,,
·disocia
':
· ·, d E · d d
e progresivamente se convirt10 en un verda ero sta .o e aszs-
·
pnmeros smromas desde fmes de la década de 1970
, 1 . .
d ~us
, cuan ap· _ q~ limitándose de hecho a administrar
Jote11c1a, las situaciones de exclu-
rec1an os precursores de la cns1s del Estado providencia E 0 ª . . l .
. , más flaarantes. El carácter umversal1sta de sistema e segun-
d .
d . , d d . . . ntonces 51on ° · d · d
urante mas e un ecen10, la idea de Europa había ser·v'd '
. . e
V1e¡o . . . l o en el dad social, al mismo tiempo, fu_e seriamente dañado, con uc1en ? a
ontmente de denvat1vo y de sustituto al mismo t'
.,
un pensamiento renovado de la cuest10n sonal. Precisamente b
iempo de d [ ·titar su legitimidad, en particular en el seno de las clases medias.
b" '
Elei1mismo paradigma ase_gurado_1~ su~strato m · d.
l~?c1a lemente tecn,1-
e a se a 1an rem1t1 o as expectativas de protección " de · so· re
ll h b' · ·d l · . fiiosófico del Estado prov1denc1a, fue debilnado. La categona
b JUst1c1a
qu~ costa an ser reformuladas en cada uno de los países miembros ~~ ~esgo que constituía ~u espina ~orsal ya no tuvo: en. primer lugar,
1

As1, el desencanto de esta esperanza europea marcó el punto d ·


·' d l· · e tor- ¡ centralidad organizativa y umfICadora que hab1a sido suya. Las
s10n e esta ustona e hizo aparecer a plena luz aquello en ¡
h a bia , converti·d o el, nuevo curso de las cosas 0 que se
st
~mples distinciones entre enfermos y sanos, trabajadores, y ,desocu- , 1•
dos activos y jubilados, en efecto, presuponían que toaos los mm-
En pri~c1pio, factores históricos tuvier~n su parte evidente ·.· ~;duo~ corrían riesgos ·de igual naturaleza. El principio implícito de
este camb10. Con e! derrumbe del comunismo y el desvanecimien~~ ·usticia y de solidaridad que subyacía al Estado providencia descan-
~el pr?yecto revolucionario, por ejemplo, el reformismo del miedo !aba en la idea de que los riesgos estaban igualmente repartidos Y
fue pr~vado de sus motores. La memoria de las grandes experiencias eran a la vez de naturaleza ampliamente aleatoria. Progresivamente
colectivas que habían dado su carnadura sensible a un sentim ·e t se volvió claro que esto ya no era así. Los fenómenos de exclusión
r d d . 1 no
retorza o e solidaridad, también se borró ampliamente. Pero hay y de desocupación de larga duración, sobre todo, reconstitu'.eron
otras causas m~s estructur_ales que representaron un papel mayor. la pobreza en una verdadera condición, fuertemente determmada
Tres de ellas retienen especialmente la atención: la crisis mecánica socialmente, que afectaba de manera estable y duradera a ciertas
moral ?e l.as instituciones de solidaridad; el advenimiento de un nuZ. poblaciones; ellos ya no fueron solamente del orden de situaciones
vo cap1tahsm?; las ?1etamorfosís del individualismo. Ellas represen- individuales aleatoriamente repartidas.
tan las tres d1mens10nes de la nueva gran transformación aue está El desarrollo de los conocimientos que son difundidos al públi-
en, marcha. Su examen muestra que más allá de una formad~ repeti- co sobre el estado de la sociedad y las conductas individuales, por
cwn de la h1stona, el corazón mismo de la fábrica de las sociedades otra parte, provocaron un desgarro del "velo de ignorancia" bajo
democráticas está amenazado en términos inéditos, con el ascenso el cual funcionaba el Estado providencia. 2 Si el principio del seguro
poderoso de nuevas representaciones de lo justo y lo injusto. presuponía que los individuos eran iguales ante los diferentes ries-
gos wciales susceptibles de afectar la existencia, esto significaba qu_e
cierta opacidad de lo social era una condición implícita del senti-
miento de equidad. En el sentido en que no había a priori ningún
l. Denis Kessler, "Adieu 1945, raccrochons notre pays au monde!'', medio de predeterminar la probabilidad de una situación determi-
Chal~enges, 4 de octubre de 2007. "¿La lista de las reformas? Es simple
-escnbe-, tomen todo lo que se estableció entre 1944 y 1952 sin excep-
ción. Ahí está. ¡Hoy hay que salir de 1945 y deshacer metódÍcamente ·el 2. •_-niizo esta expresión en referencia directa a] procedimiento de
programa del Consejo Nacional de la Resistencia!"
-ae[erminación de las reglas de justicia elaborado por John Rawls. _
262 LA SOCIEDAD DE IGUALES EL GRAN VUELCO 263

nada (por ejemplo de accidente o de enfermedad). Todos los mi ciertamente siempre puede aplicarse a grupos más restringidos, pero
bros. de la socíeda~ ~odían así c.~nsiderarse como solidari¿s e~~ entonces se sale del campo del seguro propiamente social para vol-
medida en que perc1bian a la nac10n como una clase de ríesgos rel . ver al marco del ~eg~ro privado clásico. Mientras que el seguro bajo
tivamente homogénea. Ahora bien, esto ocurrió cada vez menoª velo de ignorancia tiene una función de agregación y de socializa-
Por ejemplo, cada uno tomó conciencia de su esperanza de vida s. ción, por el contrario, un movimiento de disminución de la solidari-
los lazos entre los comportamientos mdividuales y las situacío~ y dad se pone en marcha cuando las informaciones disponibles sobre
objetivas fueron cada vez más precisamente percibidas (en mater~s los individuos se multiplican: la información es el alimento directo
de salud, pero también de búsqueda de empleo). Este conocimient~ de la diferenciación. En su punto límite, por otra parte, ya no habría
incrementado de las diferencias entre individuos y entre grupos puso nada en absoluto para asegurar si los individuos y sus historias fue-
así a prueba los fundamentos del contrato social. Si los hombres son ran radicalmente particulares: ya no se podría constituir ninauna
. , ,, asegura bl e.
"po bl ac10n b
naturalmente solidarios frente a un destino que ignoran, lo son con
menos ganas si p~rciben ciertas s~tuacíone~ como sí estuvieran liga- Al mismo tiempo, las relaciones entre íusticía y solidaridad resul-
das a comportamientos y a elecc10nes mdividuales. En un universo raron radicalmente modificadas. Para decirlo de otro modo, el desga-
opaco, la justicia tiene esencialmente una dimensíón procedimental· rramiento del velo de ignorancia condujo a reencontrar la oposición
se confunde con la determinación de una regla universal. El conoci: tradicional entre justicia distributiva y justicia conmutativa, oposi-
miento mcremenrado de las desigualdades y de las diferencias hizo ción qu~ el Esrado providencia clásico había en parte superado, ya
que esta definición de la justicia se haya vuelto problemática. que el S1Ste.ma.:~~~:1rador-s_ocial rnezcl~ r.egla ~e- equidad y mecanis-
En John Rawls, el principio de diferencia (las desigualdades no mos de red1s:nu~L10n. En etecto, es posible defm1r muy esquemática-
son aceptables salvo que sean provechosas para los más desfavore- mente la sohdandad como una forma de compensación de las dife-
cidos), muy exigente en el sentido de que puede acarrear una impor- rencias. En consecuencia, se caracteriza por una acción positiva de
tante redistribución, no es formulado sino bajo un velo de ignornn- reparto. Por su parte, la justicia remite a la norma reconocida como
cia. Es formulado precisamente porque los individuos deber; prever legítima ?~,este reparto: En ei seguro bajo velo de ignorancia había
que tal vez sean ellos mismos los más desfavorecido:o:'. Pero la adop- superpos1c1on de la ¡ustic1a y de la solidaridad: Ja distribución de los
ción lógica de este principio es cuestionada si el conocímíento de las ri~sgos ~ra al_ mismo tiempo una norma de equidad y un procedi-
diferencias de las situaciones iniciales o de las probabilidades de las miento ae so!1dcmdad. Equidad y redistribución entonces se confun-
- situaciones futuras es conocido. 3 En vez de la equidad procedimen- dían. No ocurrió lo mismo cuando se desaarró el velo d ·0
·, d · , . , º · ·
e i norancia.
tal, indiferente a las variaciones de las situaciones de cada uno, se La noc10n e 1usncia recupero entonce" ~u carácter probl 0 't" . ¡
, f d f. "bl ema 1co. o
podrá preferir una eqni.dad de resultados que las integra. Esta diná- 1usto ya no ue e mi e a priori, a partir del n1"-=>Pnto e 1
'f · f . n que as
mica del saber de las diferéncias, por lo tanto, no se limitó a disociar d1 erencias no ueron simplemente derivadas del azar. Por esra J.~-r,n
cada vez más estrictamente segutoy, solidaridad. Ante todo, socavó entramos en una edad posrawlsiana de la reflexión sobre lo social e~
los fundamentos del principio asegurador-social, reduciendo el tama- la década de 1990. Con su Teoría de la justicia fundada en la defi-
ño de las clases de riesgos. Si el ejercicio de la jus-t.ici_a está ligado nición de un principio de justicia formulado bajo velo de ianoran-
a la delimitación de clases de riesgos homogéneas (en cuyo interior cia, Rawls había teorizado el viejo tipo del Estado providenci: que se
los riesgos son los mismos para todos), éstas dismínuyen al mismo pulverizó a partir de este período.
tiempo que el conocimiento progresa. El mecanismo asegurador

INSTITUCIONES FUERTES Y TEORÍA DÉBIL


3. Retomo aquí una conceptualización bosquejada por primera vez
en La Nouvelle Question social. Repenser l'État-providence, París, Más allá del campo de los seguros sociales, las instituciones y las
Seuil, 1995 [trad. cast.: La nueva cuestión social. Repensar el Estado políticas de ia solidaridad establecidas en 1945 también fueron fra-
providencia, trad. de Horacio Pons, Buenos Aíres, Manantial, 2007]. gilizadas al no haberse apoyado en un pensamiento suficientemente
264 LA SOCIEDAD DE IGUALES
EL GRAN VUELCO 265

estructurado de la igualdad. La evidencia de la índole insoportabl


dentes de trabajo y los sub~idi_os f~:Uiliares acen_;uaron e~ la década
de ciertas situaciones y el impacto de los acontecímíentos había~
de 1980 este efecto de red1stnbuc10n vertical. 4 Las relaciones entre
bastado entonces, sobre el fondo de visión difusa de una sociedad
uro v/ solidaridad, tal como las habían concebido los padres fun-
unida, para forjar las bases de un consenso reformad?r. Pero luego
dadores del r~gimen de 1945, fueron así comp 1.ernmente re d e f.imdas
seg ··
nmguna teoría de la justicia fue elaborada para leg1t1mar los cam-
sin que las cosas hayan sído for~uladas m explic1:adas. ,
bíos aportados al sistema, sobre todo en materia de financiamien-
Sólo en ei imcio de la década de 1970, mmedtatamente despues
to. Su instalación y su desarrollo fueron administrados de manera
de 1968, los principios de justicia que subya~í,an a estos sist~mas
totalmente pragmática. En materia de justicia salarial, por ejem-
fueron directamente cuestionados. Esto ocurno con los conflictos
plo, las escalas de clasificación que fueron negociadas en la mayo~
dei trabajo que ponían de manifiesto reivindicaciones de aumentos
ría de los países europeos no fueron sustentadas por una fiiosofía
salariales "iguales para todos" en Francia y en Italia. Era una mane-
articulada de la jerarquía de las remuneracíones. El "orden justo"
ra de interrogar los fundamentos de la Jerarquía interna al mundo
que supuestamente reflejaban, en general no hizo sino reproducir en
asalariado (e incluso, más estrechamente, obrero), y no solamen-
forma pasiva una diferenciación socialmente aceptada de los nive:
te ias desigualdades extremas. Esto también implicaba plantear la
les de formación. De la misma manera, ia variación de las tasas de
uestión de los fundamentos legítimos de las diferencias de remu-
imposición del ingreso fue más detennínada por imperativos presu- c b .
neración, ya sea que concermera a las relaciones entre el tra a¡o
puestarios inmediatos y por consideraciones de factibilidad política
manual y el trabajo intelectual o al estatuto relativo de las diferentes
que por la clara formi.::L' -;ón de un nivel máximo de las diferencias
profesiones. 5 Orgamzaciones sindicales como la CFDT en F~ancia
admisibles.
y la CGIL o la CISL en Italia habí~n alill1;entado entonces el debate
En este punto, la evolución at ::;. :-~':tribuciones sociales al segu-
teórico sobre este problema de la ¡erarqma. 6 Pero ese momento fue
ro médico en Francia fue emblemática. ,;,, 1 · creación del sistema;
excepcional, y el ascenso de la desocupación que siguió a la primera
en 1945, la contribución, proporcional a 1... ~.. ~r.1c10n, no era
crisis del petróleo de 1973 y marcó el fin de los "Treinta Gloriosos"
obligatoria sino hasta cierto tope (equivalente a .. ' ·~.. '~r de dos
impuso otras prioridades. De esta manera se constituyó algo ver-
veces el salario mínimo). El principio de redistribuc1ou ·.. ·1 tal
daderamente impensado con respecto a las reglas de justicia y a las
de la seguridad (d<' los sanos haci;i._los enfermos) no se rel.1.. ·· ..
normas de solidaridad, precisamente cuando el costo de los gastos
ba, así, ~ir;o '.>'~· :.:-:::'.':~t~da de redistribución vertical emrt
, ~eguridad social no hacía más que crecer.
-· -"-'-"'·--.::-:é ingresos. Limitación que partía del presupuesto de que
·-::;::;onsumo médico no era, o io era en pequeña medida, función
del salario. Pero las necesidades de financiamiento de la Seguridad
Social condujeron progresivamente a la supresión total del tope;
decidida en 1984. A golpes de pequeños ajustes sucesivos, cada vez . 4. A la inversa, ia é :·.·:;-ición en 1990 de la contribución social gene-
votados en la urgencia presupuestaria, el seguro médico cambió ralizada (CSG) volvía, por el contrario, al principio de la imposición
de naturaieza. Sin que pudiera ser percibido realmente, lo~ puntos proporcional sobre el ingreso, coIJ r-i tratamiento en un mismo pie de
de elevación del tope fueron cada vez concebidos como s1 ~e.pe~­ iguaidad de las diferentes categorías de ingresos.
dieran de una contribución meramente "coyuntural" al eqmhbno 5. Véase la obra de Pierre Ranval, Hiérarchie des salaires et lutte des
de las cuentas de la Seauridad Social. Por cierto, el Libro Blanco classes, París, Cerf, 1972, que entonces expuso claramente el sentido y
sobre la protección socí:l de 1983 había observado que la elevación los desafíos de las reflexíones de esta época [trad. cast.: jerarquía de los
de! tope "podría constituir a la vez un me~io ~e º-~tener, recur_sos salarios y lucha de clases, trad. de Alejandro Pérez, Barcelona, Editorial
nuevos y un primer paso con miras a una distnbu~10n mas eqmta- Grijalbo, 1974].
tiva del esfuerzo social". Pero sin que el lazo sugendo entre los dos 6. Véase por ejemplo el número especial "La hiérarchíe" de CFDT-
elementos fuera verdaderamente especificado. Todo un conjunto d_e Aujourd"hui, nº 8, julio-agosto de 1974, que mezcla las consideracio-
otras medidas técnicas referentes al seguro de desempleo, los accr- nes de militantes obreros sobre la jerarquía con análisis de intelectuales
como Cornelius Castoriadis, Renaud Sainsaulieu o Eugene Enriquez.
266 LA SOCIEDAD DE IGUALES EL GRAN VUELCO 267

LOS EFECTOS DEL PROCESO DE DESLEGITIMACIÓN da. En Suecia, la tasa marginal superior, que era del 87% en 1979,
DE LA SOLIDARIDAD . fne reducida al 51 % desde 1983. En Gran Bretaña, esta tasa pasó del
S3% en 1977, el año de la muerte de Crosland, al 40% en 1999 (y la
La sorda deslegitimación del Estado redistribuidor-providen · rasa estándar misma pasó del 35 al 23%). Así, a comienzos del siglo
· · . . • · . c1a se
tr. a d u¡o pnmero en maten a fiscal. La desconfianza frente ai im XXI ya no había prácticamente ningún país desarrollado cuya tasa
. · puesto
tiene una larga histona en las democracias. Pero el sentido ge inargínal supenor superara el 50%. En consecuencia, lo que se operó
. ., h , , nera 1
·de 1a evoluc10n en este terreno se abia onentado claramente h . en ia materia fue realmente una vertiginosa mutación.
· · ' d e cierto
1a const1tuc10n · · ·
c1v1smo f'isca 1, f un dado en el sentimientoacia
d Por su parte, el sentimiento de una deuda social que había que
que el Estado estaba al servicio de la sociedad. Sólo algunos gru e honrar se erosionó fuertemente. Debido a factores históricos que
de pequeños patrones o comerciantes sig~ieron considerándolo co~:~ hemos mencionado, en primer lugar. Pero también por otras razo-
un poder extcnor estructuralmente predador. 7 Todo va a cambi nes. En primer término, se desplazó. La sensibilidad a ia situación del
. d 1 d, ar a otro se expresa así en términos inéditos. La atención a la dimensión
partir e a ecada de 1980. Incluso desde mediados de la década d
1970 es_ cuando se anunció brutalmente un gíro en Estados Unídoe ecológica, por eíempio, conduce en adelante a considerar la relación
con la tamosa _"Proposición 13" en California. La lucha comra e~ con la naturaleza como una forma esencial del lazo social. Al mis-
impuesto, asHrnlado a un crecimiento burocrático, a formas de soli- mo tiempo, 13 preocupación por ias generaciones futuras se impuso
dandad pervertidas y a una "expoliación legal", volvió a ser enton- como un imperativo moral a menudo experimentado como más vital
ces asociada por un número creciente de norteamericanos al espíritu que el de la justicia social tradicional. Es ampliamente sobre ese nue-
primero de la democracia. 8 El vuelco radical se operó de manera más vo modo como se operó una reobjetivación del impenitivo de soli-
insensible en Europa, pero produjo efectos equivalentes. Ciertamen- daridad en el mundo contemporáneo. En el irn-"5inarío colectivo, la
te,_ hubo una dimension directamente política en este movimiento figura de las generaciones futuras reerr.1,/azo la del proletario para
simbolizada por los nombres de Ronald Reagan y de Margarr:r That~ designar al sujeto central de l;:i arcnción pública.
cher y luego más tarde de George W. Bush, 9 como Pº' el podero- Luego, el sentim;c11t0 propiamente ~ucial de solidaridad se embo-
so ascenso de una ideología que opone la eficacia dci mercado a las tó del:>ído a la percepción de cierta desobjeúvación de la desdicha.
pesadeces de! Estado. Pero al mismo tiempo eo:;_ el conjunto de los La explicación de la pobreza por la pereza, que históricamente se
países, cualesquiera sean los gobiernos que se hallan a sus cabezas la había limitado a Estados Unidos, comenzó así a difundirse insi-
progresividad de la imposición del in~reso fue fuertemente dismi~ui- diosamente en Europa cuando antes allí era dominante la explica-
ción por la injusticia social o la situación económica. 10 Nada ilus-
tró mejor esta mutación que las romas de posición de alguien como
Peter Sloterdijk e.n Alemania. El ascenso del rector de la Universidad
7. Véase en Francia los movimientos conducidos por Pierre Poujade de Karlsruhe en la opinión pública fue posterior al ocaso de las tesis
y Gérard Nicoud, de la década de 1950 a la década de 1970. de la sociología crítica ligada a la escuela de Frankfurt. Los térmi-
8. Véase Roben Kuttner, Revolt of the Haves: Tax Rebellions and nos en los cuales resumió su filosofía social son impactantes. 11 Para
Hard Times, Nueva York, Simon & Schuster, 1980, e Isaac William
Martín, The Permanent Tax Revolt. How the Property Tax Transfor-
med American Politics, Stanford, Stanford University Press, 2008.
9. Sobre el crecimiento de las desiguaidades resultante en Estados 10. Véase Serge Paugam y Marion Selz, "La perception de la pau-
Unidos de una política deliberada, y no sólo de los efectos de la glo- vreté en Europe depuis le milieu des années 1970", Économie et statisti-
balización, véase Larry M. Barreis, Unequal Democracy. The Política/ que, nº 383-384-385, 2005.
Economy of the New Gilded Age, Princeton, Princeton Universiry Press, 11. Véase su "Manifesre", publicado el 10 de junio de 2009 en el
2008, así como Jacob S. Hacker y Paul Pierson, The Winner-Take-All Frankfurter Allgemeine Zeítung (traducido al francés en Courrier inter-
Politics: How Washington Made the Rich Rtcher and Turned Its Back national del 1º de agosto de 2009), del que son extraídas las siguientes
to Middle Class, Nueva York, Simon & Schustef, 2010. citas.
268 LA SOCIEDAD DE IGUALES

él, el Estado no es más que un "monstruo cleptócrata" "int . 2


d o por eJ lzeynes1amsmo · · .
,, , y 1a mtro . , de la imposición
d ucc10n ' . ox1ca-
.
gres1 va. de_1, mgres.o :1a d: mas , que un " equ1va . lente f unc1onal depro- la
expropiac1on socialista . En cuanto al Estado providencia ,, La economía y la sociedad de la singularidad
ojos no h~ce sino mantener una situación en la cual "los cíuda' da sus
· d · · . d. anos
impro uct1vos viven rn irectamente a expensas de los ciudad
pro d uct1vos . ,, , f orma d e exp l otación que habría "ganado la pa anos t"d
1
a a tesis socia. . l'1sta de 1a explotación del trabajo por el capital rt I ·a.
to menos verosímil". Es difícil encontrar expresión más bru;al ª~~
la nueva desconfianza rampante frente a instituciones de solidari~
dad, pero el hecho sorprendente reside todavía más en la ausen ·
d . qa
e r:acc10nes ar.gumentadas frente a este "Manifiesto", como si no
hubiera . hecho smo expresar de manera caricaturesca otros anáiis'IS
amp l 1amente compartidos dei otro lado del Rm.
Estos carnt:-!:1s_ radicales mentales y culturales son esenciaies, por- EL CAPITALISMO DE LA SINGULARIDAD:
que tornan posibles y ac:::v:o bles mutaciones todavía insospechadas EL SENTIDO DE UNA MUTAClÓN
por venir. Por venir, ya que ;..::-·~ ·~2 hoy el Estado social-redistri-
buidor da pruebas de una innegac:: · ~ .,. ":ic1a. Si vacila sobre sus El capitalismo de organización, tal como era descrito por Gal-
· - ººs. las instituciones que lo constiru; ~. - ·•. -.., todavía su obra. braith o Shonfield en la década de 1960, había marcado una ruptura
~ '• · '--'.'cha entre las instituciones ex1st ...... -._ ~rilidarídad y con el capitalismo precedente en términos de modo de gestión, del
.
. . ,~>·····
1 .
'"' ·· ,-1~ !::i justicia social continui.i.. •1'-
1
·1ndose
l
pape! del accionista o de relación con el mercado. Pero en materia
1JS evo uc10nes .l:'"c" '·"- -- .... ·-lps.
de organización del trabajo, la continuidad había prevalecido. De la
fábrica al establecimiento industrial de envergadura, la movilización
de la fuerza de trabajo se había operado en un mismo modo. El obre-
.,, siempre estaba reducido a su fuerza de trabajo, es decir, a lo que
·-·-. - en él de generalidad sustituible. Había permanecido un com-
pv~ .. ~.. "·:>rfectamente intercambiable de lo que Marx había descrito
en Eí .:... - •. ·r·mo el verdadero sujeto de la producción capitalista, el
"trabaj~dor _ ·~.: ~ ..:i". El establecimiento industrial fordista no había
hecho sino racion<:. .. -., ; .:::.te estado de hecho con el perfeccionamiento
del trabajo en cadena. C0:1 !;; línea mecanizada de producción, las
particularidades de edad, de sexo, ~·:C nrigen, de formación habían
sido en efecto radicalmente borradas. El trabajo manual se había
hecho pura mercancía, potencia abstracta. En este sentido, la explo-
tación del obrero era inseparable de una verdadera desindividualiza-
ción. El capitai había cosificado igualmente el trabajo intelectual; al
incorporar el conocimiento social en las máquinas, al transformado
en un capital fijo, producía una segunda forma de desapropiación del
trabajo. Por eso Marx había definido a la inversa la emancipación
como retorno a la particularidad. El trabajo libre, en su definición
más fuerte, era para él el del artista, cuya obra se confunde con la
270 LA SOCIEDAD DE IGUALES EL GRAN VUELCO 271

expresión de una irreductible singularidad. Por esta razón, el autor Igualmente, la transformación de las condiciones generales de orga-
de El capital no dejará de identificar el advenimiento ele uná socíe- zación de la producción condujo a particularizar el trabajo. Su .pro-
nl
dad liberada con la posibilidad para todos los mdiv1duos de volverse ceso, en pnmer lugar, se ha vueito mucho más flexible. Al mundo de
plenamente creadores. Precisamente a eso remitirá a todo lo largo del la planificación le sucedió el de una necesaria adaptación permanente.
siglo XIX, en el movimiento obrero, el tema ele la abolición del trabajo Por lo tanto, ya no basta con que los asalariados se adapten mecáni-
asalariado en su relación con el elogio del trabajo independiente. camente a prescripciones generales para cumplir con sus tareas. Deben
El capitalismo contemporáneo, tal como comenzó a recomponerse estar en condiciones de tomar iniciativas, de responder a lo imprevisto
en la década de 1980, se distingue de una doble manera de ese pre- resolviendo los problemas que surgen, de ejercer su responsabilidad.
cedente capitalismo de organización. En términos de relación con el Si siempre hay órdenes procedimentales que vienen desde arriba al
mercado y del rol de los accionistas, a rodas luces. Pero también en su empleado, éstas a menudo no pueden tener ningún efecto sino gracias
modo de organización del trabajo. La movilización del obrero-masa a las iniciativas que él sabrá tomar a cambio. El funcionamiento de las
de la era fordista di9 paso a una valorización de las capacidades indi- organizaciones se ha vuelto indisociable del reconocimiento de cierta
viduales de creación, y las cualidades de reactividad suplantaron el autonomía de ios trabajadores, induso en el caso de empleos aparente-
sentido de la disciplina. De tai modo, el trabajo se singularizó. Para mente repetitivos. De ello resultan numerosas consecuencias práctiq1s.
esto hay dos razones mayores. En primer lugar, la naturaleza misma Esto cambia sobre todo de manera radical la percepción que se podía
de la producción ha cambiado. Los nuevos bienes de la información y tener de los puestos de trabajo. La noción relativamente uniforme de
de la comunicación están directamente constituidos por conocimien- calificación, que describía aptitudes generales, niveles dados de cono-
to, y los objetos técnicos mismos incorporan esencialmente un saber cimientos o de habilidades, susceptibles de ser precisamente medidos
científico. Por consiguiente, la creatividad se convirtió en el princi- y contrastados, dio paso a la de competencia. "El sujeto competente
pal factor de producción. De ahí las denominaciones de "capitalis- -subrayó un sociólogo- es aquel que sabe tomar las decisiones adecua-
mo cognitivo" o de "subjetividad productiva" 1 que justamente fueron das para hacer frente a lo imprevisto. " 3
empleados para calificar. este estado de hecho. El desarrollo de una Simultáneamente, la noción de empleabilidad fue forjada para
economía de servicios da utra .. importancia central a la calidad de la expresar esta idea de interacción entre cualidades personales y las
relación con el consumidor, porque esta última, en efecto, es consti- características del mercado de trabajo o el funcionamiento de una
tutiva de este servicio. También aquí se puede hablar de un proceso organización. Una vez más, ella marca una ruptura con el paradig-
de singularización del trabajo. Es evidente cuando se piensa en activi- ma anterior del trabajo prescrito, con todas las consecuencias que
dades sanitarias, de asesoramiento, de enseñanza, o en el artesanado esto acarrea en términos de stress incrementado o de presión psi-
especializado (como la cocina). Pero también es así con los oficios de cológica. El contraste entre la figura del trabajador ordinario y la
entrega o de reparación a domicilio (que en adelante representan uno del artista, que antes constituía su antítesis absoluta, tiende de esta
de los más grandes contii1gentes de los empleos cataiogados como manera a reducirse. 4 Por eso el individuo ya no se identifica con el
"obreros"). De ahí la centralidad adoptada por la noción de calidad,
que corresponde a la diversificación potencialmente infinita de las
diferi:ntes maneras de realizar estas tareas y a ia diferenciación con-
secuentemente creciente de los productos, marcando la ruptura con la manufacturados, que conduce a muiriplicar los bienes singulares, aque-
anterior economía de la cantidad. 2 llos que principalmente se defin~n por lo que es del orden de i+na cua-
lidad. Véase Lucien Karpik, L'Economie des singularités, París, Galli-
mard, 2007.
3. Denís Segrestin, Les Chantiers du manager, París, Armand
1. Véase Yann Moulier-Boutang (dir.), Le Capitalisme cognitif: ia Colín, 2004, p. io2.
nouvelle grande transformation, Paris, Éditions Amsterdam, 2008, así 4. Pierre-Michel Menger señaló esta mutación en su obra Portrait de
como los desarrollos de Toni Negri en sus r~cientes obras. l'artiste en travailleur. Métamorphoses du capitalisme, París, La Répu-
2. Diversificación que es un calco de la d,, los mismos productos blique des idées/Seuil, 2003.
272 LA SOCIEDAD DE IGUALES EL GRAN VUELCO 273

componente de una "clase de trabajo" que era cuando una . . . ~~·lo menos contradictorio, ya que por ejemplo los fa~tores de ~egresión
zación coercitiva lo reducía a la condición de una f.uerz-- de orgbani- aen aparejado mnegables avances en materia de la cond1c1on de las
. " tra aj
en adelante es su valor de us?,. es decir, su sin~~landad, lo que se. rJ; :'. ~'ujeres, de la aceptación de las diferencias de onentacíón sexual o
convertido en un factor dec1s1vo de produccwn. Su producr· .d?~.: : de! derecho de ia.s personas en general. En con~ecuenc1a, hay que per-
esta, m
. dexa da so bre su capac1'd ad' de mov1·¡·izar recursos propios
IVJ aa
,d ·ibír al mismo tiempo estas dos tendencias divergentes para tornar
involucrarse de manera autónoma en su tarea. Los modos ante .) e cienamente inteligible el movimiento de las sociedades contempo-
. , co lectiva
de regu1ac1on . de1 tra ba¡o .
. resu 1taron al. mismo nores
tiempo f .: páneas. Propongo percibirlo baío las formas de una transformación
tados, y ya no fue simplemente determinada la remuneración ª·'-~tj; (.rnterna a la sociedad de los individuos. Esta última, en efecto, no hizo
inscripción mecánica en una grilla de calificaciones. El senti~¡ r:}r
0
/~na irrupción repentina en el siglo XX tardío. Desde hace más de dos
de injusticia o de justicia en el trabajo también fue modificad~nto julos constituye el marco en cuyo interior se delinean las instituciones
consecuencia, así como el de explotación. en ~~dernas. Esta transformación, para decirlo con una palabra, consis-
El modo de producción que constituye semejante capitalismo.d te en el pasaje de un individualismo de universalidad a un individua-
la singularidad fue inseparable de una economía estructurada poe lismo de singularidad.
una innovación permanente. Lo testimonia el hecho de que ía list:
de las grandes empresas había permanecido reiativamente estable en
los diferentes países industriales entre las décadas de 1950 y 1970 EL INDIVIDUALISMO DE UNIVERSALIDAD
(mue.has de }asr cuales tenían decenios de existencia), mientras que
esta ¡erarqma rue completamente perturbada a partir de la décad~ , El individualismo revolucionario no calificaba un estado social
de 1990. Si se toma solamente el caso de Estados Unidos, las nías :• 0 un hecho moral; por otra parte, lo dijimos, la palabra no había
grandes capitalizaciones bursátiles son las de empresas como Micro~· ; hecho todavía su aparición en esa época. Aquello a lo cual remi-
soft, Apple u Oracle, nacidas en ese momento, mientras que muchí~ tía correspondía a la constitución del hombre como sujeto jurídico,
símos gigantes han desaparecido. Así, el paisaje industrial y finan~ portador de derechos que garantizaban su libertad de pensamien-
ciero conoció en todas partes una brutal mutación, io que dio com() to y de acción, su propiedad y su autonomía, y como sujeto polí-
resultado un cambio acelerado de los modos de organización y de tico, miembro del soberano que ejerce su derecho de voto. En con-
movilización del trabajo. ,., . secuencia, definía una manera de hacer sociedad, un modo inédito
de composición del orden político y social en vez del viejo orden
corporativo y absolutista. Por ello, el individualismo revoluciona-
LAS METAMORFOSIS DEL INDIVIDUALISMO . rio ero. indisociable de la idea de igualdad y del reconocimiento de
-una similand2d entre los hombres. Caracterizaba una forma de rela-
La mutación que hizo entrar en crisis un universo regido por el .· ción, un tipo de. ;:'.70 social, y no la condición de un átomo social
espíritu de la igualdad-redistribución también tiene una dime~·­ considerado en sí mismo. 5 Georg Simmel se pronunció con fuer-
sión propiamente sociológica. No es fácil de percibir, a tal punto se za en esta dirección de un imliuidualismo de la similitud6 para cali-
ímpuso en las cabezas y en la lengua cotidiana la vulgata que estig~
matiza un individualismo sin freno que habría establecido ei culto al·
dinero-rey y hecho retroceder el sentido de lo común, consagrando
5. Mientras que e< c!I ese sent1Jo de un estado de aislamiento y de
la marcha inexorable de una privatización del mundo. La evidenci¡¡
descomposici6·-c ··:..mo el término "individualismo" será forjado en la
de estos hechos y de estos comportamientos, sin embargo, no explí: década :. · <-O.
ca su mecanismo, limitándose a enunciarlos. Y tanto más cuanto que~ '. ·~: lérmino "Gleichheít" que emplea remite a la idea de igualdad
la nueva era de las desigualdades y de la falta de solidaridad social _,. .. o como a la de similaridad. Véanse las exposiciones sobre este pun-
linda con formas inversas de atención incrementada a las discrimina" ~o en su Sociologie. Études sur les formes de socialisation (1908), París,
ciones y al respeto por las diferencias. Por lo tanto, el paisaje es¿- PUF, 1999, pp. 702-706. Simmel, a la inversa, habla de índividualismo
274 LA SOCIEDAD DE IGUALES EL GRAN VUELCO 275

ficar más ampliamente el movimiento de las sociedades europeas e ba un proceso de diferenciación conducente a una atomización a
el siglo xvm. Con esta expresión quiso subrayar que la aspiración n una división o a una segmentación. En modo alguno era el vec:or
la autonomía y a la iibertad había sido entonces mdisociable de uª de una particularización. A la inversa, participaba de un trabajo de
ethos igualitario y universalista. Él consideraba que la perspectivn ueneralización de lo social, oponiéndose directamente en· esto a la
individualista tenía "como presupuesto que los individuos liberado~ :ociedad de órdenes y de corporaciones, la cual estaba justamente
de toda t~aba históric~ y social se revel arbían sdemejantes entre sí, en establecida en la institucionalización de la particuláridad. Este indi-
cuanto a 10 esencial". / En este marco, 1i erta e igualdad eran ·dos viduo universal era en su esencia un·indiv1duocprincípio, jurídico y
valores que se superponían. 8 Una vez liberados de los órdenes, las político .. Tenía también una dimensión psicológica, en el sentido en
tutelas o las estructuras impuestas, los individuos, se pensaba, podrían que su afirmación se habfo: ligado. a la.experiencia vivida de la humi-
afirmarse pienamente como seres humanos; cada uno se convertiría en llación y de la desigualdad en el viejo mundo aristocrático. Pero esta
un "hombre a secas". En efecto, la parte de generalidad que había en dimensión psicológica estaba limitada al hecho y a .los efectos del
cada uno es la que·era negada .en un mundo que encerraba a los indi- gran foso entre los hombres sobre el cual descansaba ese rnundo.
viduos en su condición de origen, asignándolos de este modo a una No abarcaba la cuestión generai de las· relaciones interpersonales,
existencia mutilada. Ser uno mismo no era diferente de ser seme¡ante aquellas cuyos minucíosos observadores habían sido los moralistas
a los otros, en estas condiciones. "El individualismo que tendía así a del siglo XVII como La Rochefoucauld, Pascal o La Bruyere. Relacio-
realizarse -resumía Simmel- tenía en la base la ¡gualdad natural de nes que ponen en juego las lógicas de imitación o de distinción, los
los individuos, la representación que todas esas trabas eran desiguai- mecanismos de la envidia y los celos, tanto como las·disposiciones a
dades artificialmente creadas; y que, si se hacían a un lado, con su la simpatía o al hecho de .compartir. Relaciones de las que ·la corte
contingencia histórica, su .injusticia, su presión, el hombre perfecto de.Luis XIV había constituido una ·suerte de laboratorio, a tal punto
surgiría. " 9 El hombre perfecto, vale decir, el individuo universal, e] la vida allí estaba totalmente absorbida por los juegos· del poder y
puro semejante. ,,.;. de la apariencia. 10 En ese terreno se situará lo que se puede llamar el
Tal individualismo d~ universalidad tenía una función de pro- individualismo de distinción.
ducción de lo social: estaba. en el fundamento de la constitución de
una sociedad de iguales. Por lo.xanto, de ningún modo alimenta-
EL INDIVIDUALISMO DE DISTINCIÓN

. Con el ocaso del mundo del Antiguo Régimen, es el medio artísti-


de la diferencia para calificar el individualismo romántico que apunta co el. que más sensible y más decididamente encarnó esta dimensión
a la distinción radical° del yo y a la separación frente a los otros [trad. .psicológica del individualismo. Le dio ·la profundidad exist~ncial de
cast.: Sociología. Estudios sobre las formas de socialización, trad. de
las que la.s precedentes manifestaciones de corte sólo habían expresa-
José Pétez Bances, Madrid, Revista de Occidente, s/f].
do·su canc.atur~. El artista.se definió entonces como aquel que mani-
7. Ibid.,. P- 702.
festaba su identidad bajo la forma de una disidencia con lo común.11
S. Con el concepto de indivíduaiídad en el siglo XVIII, escribía,
Ruptura con un mundo burgués definido. por su conformismo, es
"la libertad personal no excluye síno que incluye la igualdad, por el
hecho de qire la· "verdadera" persona es idéntica en cada indiz-iduo" ~ecir, ·su incap~cid~d para existir de otro modo que como clase pri-
(Georg Simmel, "L'indivídu et la société dans cerraines conceptions de s10nera de un destmo gobernado por la estrechez de sus objetivos y
l'existence des XVIII~ et x1xe siecles'', retomado en Sociologie et épisté-
mologie, París, PUF 1981, p. 150). "La libertad y la igualdad -también
sub~a'.a- :aparecier~n c,?U:.º. las dos caras evidentemente armoniosas de 10. Sobre la psicología de la distinción en la corte de Luis XIV véan-
un umco ideal hum no (ibid., p. 145). se las Memorias del duque de Saint-Simon. '
9. Georg Simm 1, 'Tindividu et la liberté" 11917), retomado en 11. Véase Nathalie Heinich, L'Élite artiste. Excellence et sinaularité
0
Philosophie de la modernité, París, Payot, 2004, p. 210 en régime démocratique, París, Gallimard, 2005.
276 LA SOCIEDAD DE IGUALES EL GRAN VUELCO 277

su ausencia de imaginación. Asimismo, toma de distancia con re·_ rnoda, la idea de una similaridad, no es excluida, pero adopta un
. . s
pecto a la muchedumbre, supuestamente gregaria, movida por su sentido más estrecho, en cierto modo se "particulanza" restringién-
5
intereses mmediatos y sus pasíones irreflexivas. Este individualisrn dose a grupos limitados. Por eso el fenómeno de la moda retuvo la
de distinción mezcló en el siglo XIX el espíritu d.e la bohemia román~ atención de los sociólogos en el recodo del siglo XX. Así, Gabriel
tica con un tufillo a sentimientos aristocráticos. Esta última dimen- Tarde habló de reino de la moda -por oposición a un antiguo rei-
sión podía conducir a una actitud ambigua frente a b democracia. no de la costumbre- para caracterizar el proceso moderno de sin-
El odio al burgués conducía a un rechazo sm apelaciones de los regí- gularización de los individuos y las condiciones nuevas en las cuales
menes censitarios, pero la estigmatización de la muchedumbre podía tendían a medirse mutuamente. 14 En esta perspectiva, que podría
acarrear un escepticismo frente al sufragio universal o una atención llamarse interactiva del lazo social, individualización y aspiración
de dandy a no mezclarse con lo vulgar. Stendhal tendrá una fórmu- a un acercamiento inédito entre los hombres, el de una similaridad
la cxtraordinana para testimoniar la tensión consecuente que podía escogida, iban a la par. Es más allá de esta primera socialización
atravesar al artísta republicano: "Yo aborrezco a la chusma (para del individualismo de distinción, limitada tanto en su objeto como
tener tratos con ella), al mismo tiempo que, baío el nombre del pue- en su alcance, como hay que considerar el nuevo individualismo ele
blo, deseo apasionadamente su felicidad" . 12 singularidad.
Este mdividualismo de distinción fue el precursor del individua-
lismo de smgularidad contemporáneo. Si bien dibujó los pnmeros
rasgos de un horizonte, siguió siendo durante largo tiempo el atri- EL INDIVIDUALISMO DE SINGULARIDAD
buto de su medio de origen, el del mundo artístico, que podía aspi-
rar, en el mismo seno de las experiencias materiales, a la existencia El individualismo de singuiaridad consiste en la generalización
ampliada a la que da acceso la producción de una obra original.13 del individualismo de distinción. Lo banaliza, le quita su aspecto eli-
Las masas reducidas al estado de una simple fuerza de trabajo, en tista, lo "democratiza". Con él se abre una nueva etapa de la eman-
efecto, no podían pensar en nutrirse con eso. Su emancípación esta- cipación humana, la del deseo de acceder a una existencia plena-
ba totalmente determinada por la transformación de su condición mente personal. Su advenimiento estuvo ligado a la complejización
general. y a la heterogeneízación del mundo social, e igualmente a las muta-
De hecho, es a mitad de camino de la vieja distinción aristocráti- ciones del capitalismo. Pero más profundamente todavía al hecho de
ca y de la ambición artística donde va a expresarse en primer lugar a :iue los individuos en adelante están más determinados por su histo-
escaia de la sociedad en su conjunto el individualismo de distinción: r-ia ·.:ue por su condición. El enfrentamiento con los acontecimien-
bajo las formas del fenómeno de la moda. Expresión por otra parte tos, Ías t.::periencias padecidas o las oportunidades encontradas son
refrenada: estaba a mitad de camino tanto del principio tradicional las que hoy ri-:0ldean la mayoría de las existencias, marcan puntos
de similaridad como de la afirmación de una particularidad. En la de detención, cono.:::ian a regresiones o acarrean aceleraciones. Dos
personas surgidas de un mismo medio o con la misma formación
tendrán recorridos que podrán divergir fuertemente en función de
12. Stendhal, Vie de Henry Brulard (1835), París, Gallimard, las situaciones de desocupación o de divorcio que hayan balizado su
"Folio'', 1981, p. 161 [trad. cast.: Vida de Henry Brulard, trad. de Juan recorrido. Los trabajos de ios psicólogos, por lo demás, pusieron el
Bravo Castillo, Madrid, Alfaguara, 1988]. acento en el hecho de que los individuos, en adelante, no eran tanto
13. Sobre el artista y la constitución del yo moderno, véase Char-
les Taylor, Les Sources du moi, trad. francesa de Charlotte Meianc;on,
París, Seuii, 1998 [trad. cast.: Fuentes del)'º· La construcción de la 14. Véase Gabriel Tarde, Les Loís de l'imitation, París, Alean, 1890.
identidad moderna, trad. de Ana Lizón, Barcelona, Ediciones Paidé>c Este abordaje le permitió ser el pionero del análisis psicológico de la
Ibérica, 2003], así como Jerrold Seigel, París boheme, 1830-193·~, _,/ economía. Véase su notable Psychologie économique (2 vois., París,
francesa de Odette Guitard, París, Gallirnard, 1991. Alean, 1902).
278 LA SOCIEDAD DE IGUALES EL GRAN VUELCO 279

sensibles a lo que poseían precisamente en un momento dado co un experto o un artista; a ver sus ideas y sus juicios tenidos en cuen-
a lo que temían perder o a lo que esperaban ganar. IS Es de m;n:º ra reconocidos como poseedores de un vaior. 17 La publieídad y los
dinámica corno cada vez más consideran su existencia. El mdivídur~ ºu~aos organizados por los medios no dejan de afirmarlo, aunque
his~oria, necesariamente singular, eclipsó así al individuo-condicióo ~ea para manipular con miras a sus propios fines esta modalidad del
0

más identificado con un grupo. n, individualismo de singularidad.


También tesnmonía esta evülución el hecho de que las desio-ual- La percepción de la igualdad corno cualidad de una sociedad de
dades cambiaron de naturaleza. Si evidentemente subsisten las desí- semejantes, ciertamente, no perdió nada de su actualidad en este
gualdades entre categorías (los ricos y los pobres, los directivos y nuevo contexto. La forma más insoportable de desigualdad; en
los obreros, etc.), en cierto modo se individualizaron, lo que cam- efecto, sigue estando ligada al sentimiento de no ser tratado .como
bia su percepción. Las desígualclades resllltan ahora tanto ele situa- un ser humano, de ser echado fuera del círculo, considerado como
ciones (en consecuencia mdividuales) que se diversifican, como de "menos que nada". La idea de igualdad se confunde siempre en este
condiciones (en consecuencia soc1aies) que se reproducen. Los eco- caso con la reivindicación de ser mirado como cuaiquiera, asimila-
nomistas hablan de desigualdades mtra-caregonales para caracterizar do a los otros, de no ser asignado a una especificidad excluyente.
estas nuevas desigualdades. 16 Éstas tienen un carácter equívoco. En Ser reconocido como un semejante es ser reconocido en este caso
efecto, en ocasiones son las más duramente experimemaclas, porque por la generalidad de humanidad que hay en uno (donde la noción
hacen surgir variables de trayectorias personales susceptibles ele ser de humanidad remite en su origen a una cualidad de unidad-indis-
¡uzgadas como marcadas por el fracaso o la incapac1clacl: no tienen tinción). Pero esta percepción al mismo tiempo se complejizó y se
el carácter evidentemente objetivo, y por lo tanto psícológicamenre amplió. En adelante se ,·elaciona con el deseo de ser mirado por el
"tranquilizador", de las desigualdades tradicionales de condición. Si otr~ en su particularidad, con su historia y sus caracterfoticas pro-
también pueden ser atribuidas a la mala suerte o a la injusticia, no pias, de no :ser "considerado como un número". Se identifica con b
dejan. de asociarse en las mentalidades con una· nueva Telación con vol,,atad de ser alguien.
la idea de responsabilidad. Esta última, en efecto, es mecánicamente Esta doble entrada en una eclad de la srn¡:,uiandad no deja de
rehabilitada en un mundo que valoriza la singularidad. La responsa- acarrear conflictos sociales de un nuevo tipo, por ejemplo cuando la
bilidad se vuelve indisociablemente una coerción y un valor p0siuvo aspiración creciente a la autonomía de ios individuos vuelve a entrar
en una sociedad que se reindividualiza bajo esa modalidad. a menudo en conflicto con la manera estrechamente utilitarista que
Ese individualismo de la singularidad corresp0r1de también a tienen las empresas de tenerla en cuenta. Pero al mismo tiempo se
nuevas expectativas democráticas. En la democracia como régimen encuentra bosquejada una nueva reiacíón de los individuos con. la
político ligado con el individualismo de unive~salidad, el sufragio sociedad, que tiene un efecto profundamente reestructurante de la
universal significaba que cada uno poseía una porcióp de soberanía percepción de las formas experimentadas como las más vitales, tan-
iaual
o a la de los otros. En la democracia como forma sodal del
, indi- to de la igualdad como del tipo de desigualdades consideradas como
vidualismo de singularidad, hay una aspiración a ser importante a tolerables.
los ojos del otro, a ser único. Existe ia formulación implícita de un
dert>cho igual para cada uno a ser considerado como una estrella,

15. Sobre este punto capital, véanse en panicular los trabajos de


Daniel Kahneman.
16. Véase Jean-Paul Fitoussi y Pierre Rosanvallon, Le Nouvel Áge 17. Véase el sentido adquirido por la multiplicación de los blogs
des inégalités, París, Seuil, 1995 (véase en particular el capítulo 2) [trad. en Internet. Sobre esta cuestión, remítase a Patrice Flichy, Le Sacre de
cast.: La nueva era de las desigualdades, trad. de Horacio Pons, Buenos /'amateur. Socíologie des passions ordinaires a /'ere numérique, París,
Aires, Manantial, 2003]. La République des idées/Seuil, 2010.
3

La era de la justicia distributiva

El Estado providencia es el vector de una justICia correctiva y


compensadora. Está fundado en un aborda¡e redistribut1vo de la jus-
ticia que se vincula en pnmer lugar con la legttim1dad de un estado
final, objetivo, de los recursos y del nivel de vida de los mdividuos.
Está centrado en la noción de necesidades. En un mundo de la sin-
gularidad, es una concepción distributiva de la justicia la que, a la
inversa, tiende a imponerse como esencial. En efecto, primero toma
en cuenta la relación entre la acción de los individuos y su con-
dición. La legitimidad de esta situación, por lo tanto, es apreciada
en sí misma, desde el punto de vista del sujeto y de su conducta, y
no es sino secundariamente relacionada con el estado social generaL

EL AZAR Y EL MÉRITO

En la era .:. ~ ._ singularidad y de la responsabilidad, dos maneras


de relacionar el htc;,c, .:'.e ias diferencias y el principio de igualdad se
ven como social y psicolú;s"' <nente justificables: el azar y el mérito.
Primero el azar. Éste es estructur'''""· :)te igualador, como lo es echar
a suertes, ya que supuestamente nadie puede J.propiárselo. Al mismo
tiempo, objetiva las posiciones de ganador y de perdedor, apartán-
dolas de todo juicio social o moral. Psicológicamente, tiene la vir-
tud de permitir atribuir a la mala suerte un fracaso o una posición
desfavorable; tiene así una función de atenuación de la exhortación
contemporánea a la responsabilidad. De esta manera, puede ser un
elemento de constitución de la estima de sí.
Si e! azar es fácil de caracterizar, no ocurre lo mismo con el
282 LA SOCIEDAD DE IGUALES EL GRAN VUELCO 283

mérito. Hume hablaba ya de su "incertidumbre" y de su "oscur·- ex:periencia y conciliar el pri~cípio filosófico d~ l,ª, igualdad de todos
dad natural" . 1 En efecto, el mérito incluye en proporciones indere~­ n el hecho social de las desigualdades de pos1c1on.
minadas variables de naturaleza (el talento) y vanables de compor- co El azar y el mfrito, subyacen así a dos visiones de la igualdad
tamiento (la virtud). En su Meritocracia, Michaei Young observaba de oportunidades: probabilista por un lado y posibilista por el otro.
lapidariamente en ese sentido: mérito = cociente intelectual+ esfu- Incluso más ampliamente, el término "chance" [_oportunidad] s,e
erzo.2 Pero esta definición es falsamente símpie. Porque el conteni- entiende de tres maneras en francés. Remite a la idea de probabi-
do de estos dos elementos, así como su línea divisoria, permanecen lidad de llegar a un resultado, a la de capacidad de_ llevar cabo:1
ampliamente indeterminados. Su apreciación es dependiente tanto una acción (estando dotado de los recursos necesanos), as1 como
de ias representaciones que uno se hace de una buena sociedad a la de esperanza de alcanzar un objetivo. Por otra parte, hay una
como de la ciencia del hombre a la cual se refiere implícitamente especificidad semántica qu_e no se encue~tra en todas las len_guas. El
La única definición segura del mérito es negativa: se opone al aza; término inglés correspondiente de equalit) of opportumty tiene por
1

en la producción de una situación. Por otra parre, es en ocasión de ejef!1plo una consonancia n:iás estrechan;ente íns.rr~mental y ~arec~
los debates teológicos sobre los roles respectivos de la gracia divma de roda dimensión probabilista. Este caracter pohsem1co contnbuyo
y de la piedad individual en la salvación de los hombres como la a dar en Francia a esta noción de igualdad de oportunidades su cen-
valorización del mérito se impuso en el universo católico occidental tralidad particularmente marcada. También extraío en todas partes
contra la visión protestante de la relación entre la fe y las obras.3 A su legitimidad de su resonancia con el universo de los juegos más
pesar de esta indeterminación estructural, la referencia al mérito sin populares. La referencia a la conceptualizac1ón elaborada por Roger
embárgo se impuso, a tal punto es esencial para estructurar ei imag- Cailloís en Les Jeux et les Hommes es en este punto particularmente
inario democrático de las sociedades contemporáneas. En efecto, esclarecedora.
ella es del orden de una creencia constituyente de un buen funcion- Roger Caillois muestra que hay dos tipos de dispositivos que
amiento social. Esta creencia en el ·mérito, se ha dicho, es a la vez apuntan a g:.,,,antizar las condiciones de una estricta igualdad entre
"un confort para los individuos y una necesidad para la sociedad" .4 jug::idores: los que dependen dei agon, es decir, de una competición
Tiene un carácter "psicológicamente funcional", preservando la regulada, y aquellos que están sometidos al alea, al puro azar. 6 En el
estima de sí, al tiempo que invita al individuo a comprometerse en pnmer caso, el iugador es el único artesano de su destino. Su victo-
un mund.o .considerado manejable. Hay en el mérito una forma dt: ía o su derrota no dependen sino de º'' cu111p1u1111::;u Y Ú"- 1 ~v 1:

~acles que es capaz de desplegar; su responsabil~d~? está plenamente


---

"ficción necesaria", 5 que permite a los individuos dar sentidó a su


comprometida. La organización. de la competic10n s~p~estar;-1e11:te
garantiza que el ganador di,? muestras ~e una ~upenon~ad .md1s-
cutible. El alea, el juego de aados en latm, consiste a la i11:v~:sa e~
l. David Hume, Enquéte sur les princip~s de la morale (1751), Sec-
un total abandono al destino. No apela a ninguna dispos1c10n del
ción III, 2ª parte, "La Justice", t¡::id. francesa de André Ler-oy, París,
jugador; no se requiere más que su pasividad. ~o~, dos tipos. de jue-
Aubier, 1947, p. 48 [trad. cast.: Investigación sobre los principios de la
moral, Madrid, Alianza Editorial, 2006].
go, bajo los aspectos privilegiados de la compet1c1on d:~ortiva "! de
2. Michae! Young, La lvléritocratie, mai 2033 (1958), trad. franc- las diversas categorías de lotería, adoptaron una extens1on consider-
esa de Maurice Lucíaní, París, Sédéis, 1969 [trad. cast.: El triunfo de la able en las sociedades contemporáneas. Sus funciones sociales Y los
meritocracia, Madrid, Editorial Teci-ios, 1964].
3. Véase el artículo "Mérito" del Dictionnaire de théologie
catholique. , ce qu'une école juste ?, París, La République des idées/Seuil, 2004, .P·
4. Véase Marie Duru-Bellat, Le lvléríte contre la justice, París, Press- 36 [trad. cast.: La escuela de las oportunidades, trad. de M. Marganta
es de Sciences Po, 2009, y "L'Emprise de la mérítocratie scolaíre: quelle Polo Barcelona Editorial Gedisa, 2006].
légirimité ?", Re1me franr;aise de sociologie, vol. 50, nº 2, 2009. 6'. Roger Caillois, Les Jeux et les Hommes. Le masque et le vertige,
5. La expresión es de Fran~ois Dubet, L'École des chances. Qu'est- ed. rev. y aum., París, Gallimard, 1967.
284 LA SOCIEDAD DE IGUALES EL GRAN VUELCO 285

resortes psicológicos sobre los cuales se fundan son a la vez ~,- desde ios últimos dec~nios ?,~1 siglo XI~: _Pero es hacia un~ ~nter­
. ~~~
tos y comp 1ementanos. Opuestos, porque la competición tien eracíón que se podna cal1t1car de poutica de las compet1c10nes
-
o b¡eto reve l ar capac1.d a des natura 1es y cualidades
. d . .
. mentales e .por
, mien-
~:portivas, habida cuenta de su evolución, donde también hay que
tras que e1 ¡uego e azar, a 1a mversa, consiste en "abolir las su . ohrerse para comprender claramente su función simbólica. La com-
oridades naturales o adquiridas de los individuos, con el objet~e~i-_ veüción deportiva, en efecto, es una suerte de teatro de la igualdad
poner a cada uno en un pie de igualdad absoluta ante el vered· e ~e oportunidades. Ella mantiene su espíritu y propaga sus valores.
. d l ,, ~ p . 1 . .
ciego e a suerte .' ero alea y agon son a mismo tiempo com ¡ _
Jeto
Lo propio del enfrentamiento deportivo es ser una forma de
mentanos, subraya Caillois. El alea, en efecto, ofrece una "pru~h coinpetencía muy precisamente regulada. Enfrenta a individuos
suplementaria", el recurso a la chance que lo constituye "ayuda,~ 0
equipos cuidadosamente seleccionados con el objeto de que el
soportar la injusticia de la competición falseada o demasiado ruda'~ resuitado de la prueba sea incierto. De ahí la atención que se pone
La corrección del agon por el alea, por otra parte, se mide muy pro~ en crear múltiples divisiones o categorías según el nivel de los
saicamente por el hecho de que las ganancias más elevadas de las atletas, sus diferentes características físicas (de peso, de edad, de
grandes loterías son en general de un monto excepcional, que rara- sexo). De ahí también ia preocupación de calibrar las pruebas en
mente alcanzan los mgresos deportivos. 8 _ cada disciplina para aislar la variable a partir de ia cual se proponen
medir a los competidores: capacidad de resistencia o de aceleración
en las carreras pedestres, por ejemplo. Cada tipo de prueba apela
T ~METÁFORA DE LA COMPETJCIÓN DEPORTIVA a cualidades específicas al mismo tiempo que a dimensiones físicas
bien determinadas. A ta 1 fin se construyen artificialmente verdaderas
La com¡:,, __ · ·- · 4eportiva aparece en esta perspectiva como una "clases de semejantes" en las cuales se distribuyen los competidores
dobie ilus[ración _'- · ·-~ --~ v el alea. Hay muchas maneras de corri~ que salen a la palestra. Las federaciones deportivas y los organiza-
prender la creciente ~. ,_ "- nne adquirió en las. sociedades dores de acontecimientos apuntan a crear de esta manera los ele-
modernas. Algunos se"-'"·;.,_ "• . _ ··-::a de Norbert Elias, pusí- mentos de un enfrentamiento con armas verdaderamente iguales. La
eron el acento sobre tndo en su L "-- · ·-· a la "civilización de atribución de handicaps en numerosas disciplinas había parttcípado
1 · .- rostumbres". A'ó~, a menudo el dev. ·rcibido en el sig- del mismo objetivo en el momento en que tomaron impulso las co'm-
'.: :·, .__,:,;::."0 ° 1 "¿-:-iice comercio" lo había SiG, ·• --·"!!: COffiO Uil peticiones. 9 Se trataba de perfeccionar de esta manera la igualdad de
instr:.:.:~~ .:. .. :.-::-.:.::: pacificación de los antagonismos p0... --, . •ciales, los candidatos. Si estas prácticas se dejaron de utilizar, por el doble
transf:nendo sobre el terreno circunscrito del estadio "" --..__ -~ 0 s hecho de la multiplicación de las categorías de pruebas y de la fas-
conflicnvas que circulan en la sociedad, desviando así la a¡¿_ "" cinación por los récords absolutos, persisten en algunas disciplinas
de lo social y de lo político. Otros, siguiendo los pasos de Micne., -"rno el golf, el ski nórdico o las carreras de caballos. En este último
Foucault, subrayaron las empresas de disciplinamiento de los cuer- .. ···- -~,misarios handicapistas se encargan de determinar el peso
pos y de encuadramiento de las conductas a las cuales fue asociado supit;_, _ . -.. :: ..., que debe llevar un caballo en función de sus desem-
peños pasau1. .;" ~n calidad. Por lo tanto, esto implica restablece~_
un equilibrio dandu , "' '~·· ¡;~ a aquel que a priori dispone de recursos
más débiles (lo que lo convierte en d estricto equivalente de una dis-
7. Ibid., p. 58, así corno p. 224 para las citas que siguen.
criminación positiva). Por último, más en general, de ahí la atención
8. Así, entre 2005 y 2010, seis ganadores de la lotería transnacional
que se pone respecto de las reglas y la lucha contra lo que desequili-
Euro-Millions embolsaron cada uno una suma superior a 100 millones
bra las fuerzas, en primer lugar el dopaje. Esto es lo que explica que,
de euros el récord fue de 130 millones). En Italia, la ganancia récord
en la lotería nacional fue de 177 millones de euros en 2010. En Fran-
cia, las sumas gastadas en 2010 por veintiocho millones de jugadores
en los diversos juegos de La Frarn;aise des jeux superaron la barrera de 9. El punto es subrayado por Roger Caillois y por Olivier Ihl, Le
los 10.000 mil millones de euros. Méríte et la République, París, Gallimard, 2007, pp. 323-325.
286 LA SOCIEDAD DE IGUALES

fuera de las sanciones


4
. propiamente
. deportívas ' esta u'! tima
· pra, .
sea pena 1mente reprimida con mucha severidad en . · ctica
!aC1ones.10 numerosas legis- La sociedad de competencia generalizada
El ideal de las competiciones así puestas en escena es l.1 .
d es1gua
· ·¡d a d es estructurales. Hasta ·'incluso las naturales e mma ¡ r 1as
la calidad del • entrenamiento supuestamente puede l1a-e e L. I
.'¡ªa dt~f punto
1 ere .
entre competidores ya seleccionados para formar un grupo 1 ncia
me ~ t e h omogeneo.
' El o b-¡envo
·· es llegar antes de .la prueb re at1va - -
de imprevisibilidad máxima del resultado en el punto ¡ª-a _un.rnvel
rmea d.1visoria
. - '
entre el agon. y el alea {CU)'ªS caracter1'.sr·ICas mtenta
imite de 1
· ª
- - l
prever as apuestas depornvas-). Y conducir ·a un resultad ¡ _n
. d . bl . o o mas
a¡usta o que sea posi e, idealmente casi indiscernible ·si·e d
· '1 J · d - . -, ' n o tan
so o e OJO e una camara o la prec1s10n de un cronómetro d
establecer la clasificación (lo que se llama el dead-heat clapaz e
h' . . . en e -mundo La idea de competencia generalizada como radicalización perver-
ipico). .En
b .estas .cond1c10nes . . de. enfrentamiento -el pun·o es impor-
·
L sa de la noción de igualdad de oportunidades no consiste solamente
ta.me- su s1ste Cierto eqmlibno entre ganadores y perdedo E
• e1 vencedor
eteCLO, ' relac10na
· · en el triunfo invasor de la economía de mercado. Es a la vez una
el pleno goce de su superioridadres. ¡n
'd ·' d l con a ideología y una forma social. Ideología a menudo asociada al tér-
consi erac10n e valor de los perdedores. Si se aana con d · d
f ·1·d d · . . . . . b· emasia a mino "neoliberalismo", el cual veremos que es equívoco, a tal pun-
ac1 ih a , se triunfa sm glona, dice el dicho Esto va much· 0 ' ¡ ·
· . . · mas e¡os to son heterogéneas las refen,,,,das teóricas a las que remite. Forma
que _a~~r el _s~mple elof?10 _c?nvenc;10nal de la importancia central de 1
social que define umi ,,:odalidad genera! de org::mizaci6n ,..:_; "'-;,o
la part1c1pac10n. Esto -s1gmfn:a que ganadores y perdedores en cierto entre los hom\-.r·:S. Para evaluar adecuadamente lo que representa
modo se unen, que no existen sino relativamente unos a otros; que esta corP.f:'t:tencia generalizada es necesario distinguirla de la socíe-
necesitan reconocerse Y, respetarse mutuamente. Mientras que los (lad de mercado, tanto corno del orden de mercado.
result.ados de la prueba 10s separan, en ocasiones cruelmente, la dif-
erencia que resulta de ellas sólo adquiere sentido en este movimi·e t
d · . no
e reconocimiento, que invierte sus términos.11 SOCIEDAD DE MERCADO Y ORDEN DE MERCADO
Las_ condiciones de la interiorización de semejante metáfora
deportiva de la igualdad de oportunidades permite comprender el Contrariamente a lo que en ocasiones se lee de plumas mal infor-
lugar q~e adoptaron los dos modelos de la sor,iedad de competencia madas, la idea de sociedad de mercado no nació en el siglo XX, que
genera'.1zada_ y de la igualdad radical dt: las oportunidades en el mun- supuestamente marca una ruptura cualitativa con la visión preceden-
do social, as1 como las modalidades de su constitución en ideologías. te de un "liberalismo rnanchesteriano" asimilado a una teoría y a
una práctica del no intervencionismo estrechamente económicas. En
efecto, es a partir del siglo XVIII cuando el concepto de mercado tuvo
una dimensión sociológica y política. Lejos de ser reducido a una
modalidad técnica de regulación de la actividad económica por un
10. En Francia, el Código Penal prevé que los que suministran pro- sistema de precios libremente formados, fue entonces comprendido
ductos dopantes son pasibles de cinco años de cárcel y de 75.000 euros como una forma general de organización social. La idea de merca-
de multa (un año y 3.7 50 euros por el simple uso). do, tal como apareció entre ios padres fundadores de la economía
1_l. Puede imaginarse fácilmente que el ejemplo deportivo ¡hoy política, y en primer lugar en Adarn Smith, fue indisociable de ia
hab_na estado en el corazón de los desarrollos de La fenomenología del de sociedad civil. Para Smith, ei mercado era la forma de autoor-
espmtu!
288 LA SOCIEDAD DE IGUALES EL GRAN VUELCO 289

ganización de esa sociedad civil emergente que buscaba emane· -:'·:':. '{ una ruptura con ese abordaje de Smíth. Mientras que este últi-
· auton·d a d es tra d ic1ona
se d e las · · 1es. D e esta manera, se opbníaipar- . ca pensaba en términos de orden natural y de armonía de intere-
1
í<lea de contrato y a las cuncepciones políticas del lazo social ~- ª 1110 Havek pnmero no de¡ó de subrayar que había que mtervemr de
eso Smith fue tanto el primer teórico de ia decadencia de la poi. 't'.~,\ ·ses,nera•permanente para que los mecamsmos
':'- · de merca d o desempe-
t ica
como el fundador de la economía moderna. En el sentido pro . · . T;ran su papel, ya que el mercado debía ser continuamente instituí-
1
del término, fue un anti-Rousseau. 1 Frente a las figuras formale~ ~ . ~o. Luego, Hayek lo concibió a partir ~e una te_oría de la in~~rma-
ierárqmcas de la autoridad y del mando, el mercado representab} "n "complicando" de este modo las v1s10nes clas1cas del eqmhbno.
para él la posibilidad de un tipo de organización y de toma de de/ l , . d' . d b h
;:ElCIDmercado,
'
subray~, "es e ~~ic~ ~r?ce Iffiient? escu ierto ~sta
sión disociado de toda forma de autoridad instituida: éste realizaJi:: .~•· hora en el cual la 111formac10n mfmitamente dispersa entre millo-
ajustes automáticos, procedía a transferencias y a distribuciones s·i~ ' ~es de hombres pueda ser efectivamente utilizada para ventaja de
que la voluntad humana en general, y la de las elites gobernantes odos".2 Sobre esta base criticó la intervención del Estado, ya que
en particular, desempeñasen ningún papel. Pcrmítía desdramatizar el :sre último, a sus ojos, se hallaba en "la imposibilidad de conocer
contacto entre los individuos, quitar pasión a sus relaciones, desactí~ rodas los hechos particulares sobre los cuales está fundado el orden
var la violencia virtual de las relaciones de fuerza. De tal manera, el global de las activid~~es en u.na gran SOCJedad" .3 De manera c~he­
mercado pretendía erigir el poder de una mano mvisible, neutra por rente, esta comprens1011 cog111t1v1sta del sistema de mercado se ms-
naturaleza al no estar personalizada. Instauraba un modo de regu- cribe en Hayek en una concepción genética de su establecimiento. En
·" =~·n social abstracta: "leyes" objetivas que regulaban las relacio- efecto, el mercado no es para él una "invención" surgida del cerebro
.,_ · -otre ios individuos sin que entre ellos existiese ninguna relación· de los economistas. Resultó de un proceso adaptativo y acumnlati-
¿,~ _...._ -;6n o de mando. Así, para Smith, ia idea de mercado ::vo de la experiencia humana. Así, el juego de la competencia por
ter::",; e::. ."·~.. '..., indisociablemente moral y social. ·Oii ~;el mercado debe ser descrito para él como un "procedimiento de
--~1 ut... "" ~ronomía? Naturalmente, hoy nos vemÓ~ exploración" 4 (por otra parte, este abordaje hace que Hayek tome
licvados a formular L, .. ,.., _:,:o, a tal punto las virtudes de un ·en préstamo mucho más de Burke, y de su visión evolucionista de la
dulce comercio y de una '- .. ·" ..,1fa opuestas a los vicios de ·producción de las reglas y de la tradición, que de Smith).
una mala política nos parecen lL'-, ' ' · · ~') esto implica olvida~ En consecuencia, el orden de mercado es el único que instituye
que los hombres del siglo XVIII vivían e;, . - _ .·dad precapitalis-_ 'un verdadero "gobierno" de la generaiidad, mientras que el poder
ta, y que estaban sometidos a regímenes de~r . 1, '::]mercado, político está condenado a permanecer siempre limitado y parcial,
podría decirse, era todavía para ellos una idea nuc __ "Írgen 'incapaz de captar el conjunto de las variables que constituyen la inte-
de toda experimentación. Por eso el siglo XIX volverá a une. .. -.,.-; . racción social. Éste está estructuralmente empantanado en el mun-
ción más prosaica de las cosas, puesto que el liberalismo económK,: ~'.'.' estrecho de la particularidad, y por consiguiente su intervención
de la época ya no pretendía reemplazar el gobierno político dela ... -,,._ · '"'lente perturbadora no puede, cualesquiera sean sus buenas
sociedad. Ninguno de los grandes hombres de Estado conservadores
del sígio en Europa -como Guizot, Thiers, Disraeli o Gladstone-,
adherirá a la religión del mercado. Por el contrario, todos buscarán -
someter en forma permanente la vida económica al orden político. Í2. Friedrich A. Hayek, U1u;., ir:¡J<!ation et liberté, vol. 2, Le Mirage
En modo alguno serán manchesterianos. de fa justice socia/e, trad. francesa de Raoul Audouín, París, PUF, 1981,
El orden de mercado teorizado por Friedrich A. Hayek mar- p. 85 [trad. cast.: Derecho, Le_gislqáón y libertad, trad. de César Gómez
Martínez, Madrid, Unión Editorial, 2006).
----'J:bid., p. 9.
4. Ibid., p. 86. "Es éste -subraya- un procedimiento que nunca fue
1. Sobre este punto, véanse mis desarrollos en Le Capitalisme uto- organizado 'a propósito', pero que hemos aprendido a mejorar gradual-
pique. Histoire de l'idée de marché (1979), nueva ed., París, Seuil; mente cuando descubrimos cómo había sido desarrollado" (ibid., p.
"Points'', 1999. 85).
290 LA SOCIEDAD DE IGUALES EL GRAN VUELCO 291

intenciones, sino conducirlo a crear rentas o p:ivilegios para algunos Beauvoir resumía al observar que "lo propio de toda moral es consi-
en detrimento de los intereses de todos. A la mversa, el mer'cado es derar la vida humana como una partida que se puede perder o ganar,
para Hayek el orden invisible (ya no se trata de mano, palabra toda- y enseñar al hombre el medio de ganarla" .7 Nuestros autores lo resal-
vía demasiado ligada para él a la idea de u~ sujeto Y de una voluntad) tan página tras página: uno se convierte en sí mismo en la confron-
que deslegitima las pretensiones de cualquier poder humano a insta- tación con el riesgo; la dignidad del individuo consiste en asumirlo;
larse en el puesto de mando de lo que sería la sociedad. 5 el nesgo está en el principio de la condición humana; es la fuente de
los valores; constituye la episteme del mundo moderno. Su pluma se
vuelve alternativamente lírica y sentenciosa para ver en él el principio
LA COMPETENCIA GENERALIZADA rector de toda moral, de toda filosofía política y de toda economía.
Pero esta celebración muestra su verdadera cara cuando se declina en
La sociedad de competencia generalizada puede definirse como proposiciones instrumentales. Es entonces el régimen del trabajo asa-
una forma radicalizada de la sociedad de mercado y del orden de lariado lo que se pone en la picota para valorizar la externalización
mercado. Ella profundiza sus rasgos de tres maneras: de los riesgos, y el Estado providencia el que es acusado de mantener
una cultura de la sobreprotección y de la dilución de la responsabili-
- Fundándose en una filosofía y una antropología del riesgo y de dad individual, y son las desíguaidades de ingresos las consideradas
la autonomía. secundarías. La conclusión recoge lo esencial de la argumentación
- Instituyendo al consumidor como figura Y medida del interés al observar que "el objetivo no es permitir que cada uno externalice
general. sobre otros el máximo de riesgos sino, a la inversa, hacer que cada
- Haciendo de la competencia la forma social que "instala una uno pueda asumir un máximo de riesgos". En esta perspectiva, la
verdadera relación entre los hombres". sumisión al riesgo cambia de naturaleza. Ya no es del orden de una
elección que se debe hacer o de una aventura que se intenta, sino de
No hay mejores guías que Frarn;ois Ewaid y Denis Kessler para una coerción que se padece. Otro tanto ocurre en lo que respecta a
comprender el iugar asignado al riesgo en esta sociedad de la com- ia autonomía. Ella representa en su principio general un valor que
petencia general~zada, de la que fueron en Francia los ideólogos más cada uno busca realizar, un ideal que es sinónimo de independencia y
consecuentes.6 "El riesgo -escriben- describe la condición ontológi- de emancipación. Pero en la sociedad de competencia generalizada se
ca del hombre [ ... ]. Tener que arriesgar es la condición misma del convierte en una norma a la que uno debe someterse, un mandato que
hombre en esta tierra". Además de lo cual, se refieren a Pascal en se debe seguir. En consecuencia, hay aquí una forma de volver contra
apoyo de su posición ("Hay que apostar. Esto no es voluntario. Uno el individuo sus aspiraciones a encontrar su camino, una suerte de
está embarcado"), así como a la moral existencialista que Simone de perversión interna a la libertad y a la singularidad.
En esta sociedad de competencia generalizada, la figura del con-
sumidor es sacralizada. Éste se convierte en la figura, la medida y la
5. Para Hayek, la sociedad no existe. "La sociedad -escrib~-- no es verdad del interés general. El proyecto igualitario se confunde en él
una persona que actúa, es una estructura ordenada de las act1v1dades con la destrucción de las rentas y de los monopolios, el derecho para
que resulta del h_echo de que sús miembros observan ciertas reglas abs- cada uno de incrementar su poder adquisitivo y de ampli'.>r d campo
tractas~'- (ibid., p. 114). __ .· de sus elecciones. En la ideología contemporár"""' ra destrucción de
_ 6. Véase en particular su artículo "Les noces du risque et de la poh- los privilegios adoptó ese nuevo rostrn ck la exaltación de la <-'-'~DP­
tique", Le Débat, nº 109, marzo-abril de 2000. Denis Kess!er es un:a ?e tencía. Una nueva cultur::i de la eiección triunfa bajo su estandarte:
las principales figuras de la patronal francesa, y Fran<;o1s Ewal~ un his·
toriador y un teórico de la sociedad aseguradora, tras haber s1~0 as1s·
tente de Michel Foucault en el Colegio de Francia. Todas las citas que_ 7. Simone de Beauvoir, Pour une morale de l'ambigiiíté, París, Galli-
siguen remiten a este artículo. mard, 1947.
292 LA SOCIEDAD DE IGUALES EL GRAN VUELCO 293

el ideal de una existencia aumentada se empequeñeció en una p ... dad de mistificación de un grupo de presión "neoliberal". Hay que
bilidad incesantemente más amplia de arbitraje entre productos. ~si: coniprender claramente que ella se afirmó a medida que el desen-
beneficios mmediatarnente sensibles del consumidor permitieron °~ anto democrático adquiría amplitud en el mundo desarrollado. Se
hacer olvidar los desencantos del ciudadano y redimir su impot:s~ ~mpuso de a poco como una suerte de sustituto. al debilitamiento de
c1a. La atención a su margen de mamobra efectivamente aumenta; la voluntad política, o más precisamente porque la expresión de esta
suplantó la preocupación por la igualdad social; la cuestión de °
1 voluntad, tal y como era idealizada, ya no parecía operante o ya no
destrucción de los monopolios sustituyó ia de la reducción de laª era socialmente aceptada. 9 Esta ideología prosperó sobre ese terreno
desigualdades. El ideal del bien tornó abiertamente la forma de un: abonado del vacío político, pero no lo creó (aunque evidentemen·
protección incondicíonal de ese consumidor. Su defensa concluy~. te luego participó en su mantenimiento). Adquirió un ascendiente
casi al mismo tiempo, por hacerse pasar como la última palabra deÍ porque, frente a una definición expe~imentada c~mo más problemá-
militantismo y de la acción pública. tica o más controversia! de un mteres general, dio una cons1stenc1a
La consideración de la competencia como forma genérica del tangible al hecho modesto, pero cotidianamente apreciable, de una
lazo social constituye el tercer eiernento que compone la sociedad capacidad de libre elección incrementada de los individuos, ya se
de competencia generalizada. La idea no tiene nada de original en sí manifieste en el terreno poco exaltante de los productos de consu-
misma. Si se abre ei más famoso Dictionnaire d'économie politique mo corriente o en aquel más consecuente de la escueia de sus hijos.
del siglo xrx, se puede leer que la competencia comercial no es más Estos individuos pueden manifestar su malestar ante el vaciamiento
que una entre otras de las modalidades de una "competencia general de lo político, pero no están dispuestos a renunciar a esos pequeños
que se manifiesta en todas las direcciones de la actividad humana" poderes, cualesquiera fueren sus límites. La sociedad de competen-
y que la "competencia general de los hombres" es la ley del nuey 9 cia generalizada puede así ser abierta y globalmente vilipendiada, al
mundo de los individuos. 8 Ser iguales en este marco significa sola- tiempo que es silencíosamente validada.
mente entrar en el juego, participar en la competición. Para calcar
una famosa fórmula de Montesquieu, todo ocurre como si fuera-la
competencia la que en adelante instituyera una "verdadera relación LA IDEOLOGÍA Y LOS HECHOS
entre los hombres". Lo que apenas se vislumbraba de manera muy
formal en el siglo XIX se volvió central en el XXI, ya que la aspiración Aunque la ideología de la competencia generalizada extendió su
del individuo a verse reconocido en su singularidad modificó radi~ dominio, resulta incapaz de refundar positivamente un orden acep-
calmente su relación con el otro, al mismo tiempo que el modo de table del mundo. Más allá del hecho de que los mecanismos que sub-
producción conducía cada vez más a distinguir las contribuciones de yacen a ella son en sí mismos directamente criticables, antropológi-
cada uno y, en consecuencia, a acarrear una competencia increme_n~ ca, moral y socialmente, el problema es también que el capitalismo
tada entre todos. La sociedad abierta al mismo tiempo se ha vuelto real dista de semejarse a la imagen encantada que propagan de él sus
mecánicamente la de la competición generalizada. aduladores. Por sus incumplimientos funcionales ante todo, ya que
Paralelamente, las instituciones limitaron su horizonte a la tarea la pregnancia de ios "arreglos" de todo tipo a menudo sigue impo-
de proteger el vigor del mecanismo competitivo (que incluso se ha niendo su ley en la vida económica. Así, la economía y la sociedad
vuelto explícitamente en Europa el corazón de la doctrina de.la capitalistas distan de funcionar en el modelo de una competición
""misión que está a su cabeza). Pero esta ideología de la competen- deportiva minucios~:imente regulada. Pero sobre todo a causa de la
..... ·· - 1 ; 7 ~da no se impuso por un golpe de fuerza o una capad-
imposibilidad de justificar sobre la base de sus principios las brechas

8. Charles Coquelin y Gilbert-Urbain Guillaumin (dir.), Dictionnaire 9. De esta manera, hay un retorno al espíritu del liberalismo utópico
de l'économie politique, París, Guillaumin, 1853, t. I, artículo "Concu- del siglo XVIII, crítico de los poderes políticos establecidos. Es un retor-
rrence". no que es lo contrario de un conservadurismo.
294 LA SOCIEDAD DE IGUALES
EL GRAN VUELCO 295

on más las relaciones de poder que los factores de mercado las que
existentes en materia de ingresos y de patrimonios. Los datos del s , 1 .
explican e~ta~ ,ma~ a tas remunerac10nes. .
mercado de trabajo pueden explirnr la jera~quía de los s:ihríos que
La explos10n de las remunerac10nes de los artistas o de los depor-
existe entre un obrero y un mgemero o un d1rect1vo supenor, tenien-
·5ras mejor pagos también dista de corresponder a io que sería una
do en cuenta ias diferencias de formación, las capacidades contribu- fl , d e las superestre 11 as "]" esta,
verdad de mercado. Esta "economia J
tivas respectivas o los sectores económicos involucrados. 10 Pero la
ampliamente ligada a efectos de polarización y de jerarquización, pro-
teoría económica es muda en lo que concierne a dar un contenido
ocados sobre todo por la tendencia a la constitución mediática de
objetivo a las más altas remuneraciones. Ahora bien, realmente es
allí donde está el problema. Si la jerarquía salarial "ordinaria" (que
~a escena globalizada. En un mundo de la cultura masiva, diferencias
mínimas de talento pueden inducir brechas vertiginosas en materia de
atañe al 99% de los asalariados) es de alrededor de 1 a 6, y casi
remuneración. La concentración en la cumbre de los ingresos en los
no se movi"iS en el tiempo, las remuneraciones de los CEO, por su
ámbitos del deporte o del show bussiness ya no obedece a una razón
parte, aumentaron considerablemente su brecha con el resto de los
económica, sino más bien a la existencia de un mecanismo casi reli-
asalanados. La ruptura se operó en el inicio de la década de 1990.
gioso de constitución de ídolos planetarios y a la concentración de la
En Estados Unidos, los doscientos directores generales de las más
oferta. Se forma en este marco un tipo de universo en el cual algunos
grandes empresas ganaban por ejemplo 150 veces el salario medio
uanadores tienden a acaparar lo esencial de los mgresos. Es la Winner-
del obrero de producción en 1990, míenrras que esa proporción no
Tai!e-All Society, 14 ia de los ganadores que se llevan todo.
era sino de 35 en 1974. 11 La evolución fue en todos los países de la
Las remuneraciones todavía más espectaculares en el sector de
misma naturaleza.
las finanzas tampoco obedecen ya a una simple ley de mercado que
Fuera de una dimensión morai y cultural (la mayor aceptabilidad
remunera de maner.:i diferenciada las contribuciones productivas
social del· enriquecimiento}, de hecho son variables sociológicas, y de los indivíduo.:i. Por ejemplo, la capacidad que tuvieron los h.ed-
no económicas, las que desempeñaron un rol determinante en este ge funds c!t:: concentrar en su provecho ia gestión g]oh::il d ... 'ª" p~·e­
incremento espectacular. Por ejemplo, éstas consisten en efectos de ví~idf1es económicas es lo que explica que hayan sacado la me1or
coiusíón entre dirigentes y administradores en cuyo seno se eligen taíada en la distribución de los bene~icios. 15 Así, el fond~ Q~an:um
ios comités de remuneración de los dirigentes, que forman un medio de George Soros, que emplea a trescientas personas, gano mas dine-
homogéneo, mientras que la teoría de la firma teoriza la necesid'.'d de ro en treinta años que grandes y prósperas empresas como Alcoa o
su independencia; o bien de complicidad tácita entre CEO y acc1oms-
tas que resultan beneficiados con dividendos cada vez:. más gran?e:.
O bien incluso en efectos de comunicación que conducen a asimi-
lar, a ios ojos de los mercados, a la empres::i con su dirigente. 12 Así,
13. Véase el arrícuio seminal de Sherwin Rosen, "The economics of
superstars", Amerfran Economic Review, vol. 71, nº 5, diciembre de
1981.
10. Incluso si también existe una dimensión socialmente instituida 14. Véase Robert H. Frank y Philip J. Cook, The Winner-Take-All
de estas diferencias en ese solo nivel (exísrencia de un SMIC, capacidad Socíety: Why the Few at the Top Get so much Morelly than the Rest
de presión de las redes de ex alumnos de grandes escuelas, etc.). o{ Us, Nueva York, Free Press, 1995. Para una presenq1ción informa-
11. Véase Xavíer Gabaix y Augustin Landier, "Why has CEO pay da de esta literatura, véase Pierre-Michel Menger, Le Travail créateur :
increased so rnuch '', Quarterly ]ournal of Economics, vol. 123, nº 1, s'accomplir dans l'incertain, París, Seuil/Gallimard, 2009 (cap. 4, "Ta~ent
febrero de 2008. et réputatíon. Les inégalités de réussite et leurs explications dans les sc1en-
12. Para una síntesis en francés de los trabajos sobre la cuestión, ces sociales").
véase Frédéric Palomino, Comment faut-il payer ies patrons ?, París, 15. Véase Peter L. Bernstein, "Le Sysreme fantastíque des produin
Ceprernap-Éditions Rue d'Ulm, 2011, y Maxence Brischoux, "Rému- dérivés", en Plus forts que les dieux. La remarquable histoire du risque.
I"
nération des dirigeants : quels determmants econom1ques et sociaux · '
,, • ,. < ,

París, Flammarion, 1998.


Revue Banque, nº 723, abril de 2010.
296 LA SOCIEDAD DE IGUALES

Apple, que tienen decenas de miles de asalariados.16 Los di'ri·gent......·


de estos fondos acaparan una parte sustancial de esos beriefi · ·es
. . l , . cios . y
al mismo tiempo a macenan ganancias astronom1cas. John Paul ' ·
u~o de los suyos, acumuló en 2907 ~n in~reso de 3.700 millone~~~ La igualdad radical de oportunidades
dolares; mientras que un pequeno numero de traders constituye ·
micro ~mbíente de asalariados a menudo mejor pagos que mu:hun
CEOY En su punto límite, dentro de esta lógica sería totalm os
· bl · · , . . l ente
pos1 e unagmar que un matemauco gema y/o un jugador dotad' _
de una suerte insolente puedan captar la casi totalidad de las gaii''·,%
cías convirtiéndose en los amos del tiempo. Se volverían enton~n
verdaderos dioses, convertidos en los propietarios del mundo e~
gobernar su incertidumbre. ª
Estos pocos ejemplos, que están en el corazón de los mecanis~os
de explosión por lo aito de las desigualdades, muestran a las claras
.:;ue no es la virtud, el mérito o ei talento individual los que deter- La idea de igualdad de oportunidades es inseparable del ethos
mir:·.; ·,,1 el vfrtígmoso ascenso de las remuneraciones más elevadas.
mentocrático en el cual el individualismo democrático se empapó
en tam , · ·-:ás, los fracasos a menudo casi no los afectaron. p0 ;
desde el origen. Pero es falsamente evidente, por múltiples razones.
distintas I<--·. -., ~- .. ,_,e dependen de la astucia, de la manipulación En prímer lugar por su contenido polémico. Bajo numerosas plumas,
de 12,s_ relacion.::" > . ~':'za, de la connivencia, hasta de la corrupL · fue utilizada de manera esencialmente retórica para descalificar, pre-
~esto es lo que Ge - .. ·º «. Pj papel esencial en este incremento:i
L

cisamente en nombre de la igualdad, los proyectos de redistribución


: '1lón de Aquiies de 1~, •L._ '., competencia generalizada;.Ío
de las riquezas. Así, se inscribió en la historia larga de los enfrenta-
yuc 1;1¡.1:-"'~" ...;'1" su validación tac.. ''· . ·ial) conduzca a su plena mientos sociales y de las controversias ideológicas sobre esta noción
legitimación: 18 fracasa totalmente en li;s.. 'ma teoría de la jus-, de igualdad. Su historia es aquí inseparable de Ía invención y de la
ticia. demonízación del término "igualitarismo", dei que se presenta como
antídoto. Pero la idea de igualdad de oportunidades no deíó de resis-
tir una definición sencilla. Cuando es percibida en su acepción más
amplia y más consensual -el hecho de poner a todos los individuos
en-la misma línea de partida en la vida-, en efecto es dependiente de
16. Véase James Mackintosh, "Hedge fund stars shine high above :: ;:,é'-repción que se tiene de la naturaleza de los obstáculos para su
the crowd", The Financia/ Times, 11-12 de septiembre de 2010. reaL:,:," .:-<:• como de las condiciones positivas que se deben imple-
17. Véase Olivier Godechot, Working Rich. Salaires, bonus et mentar par<i ¡;.;:t;:rnrarla. La igualdad de oportunidades, así, adoptó
appropriatíon du profit dans /'industrie financiere, París, La Découver~ sucesivamente diL, '- ,~ •,;: c::i ras.
te, 2007. Recientemente, el autor insistió en el hecho de que son fas -
remuneraciones de los altos directivos de ese sector financiero los qÜ~
desempeñaron ei rol motor en el incremento espectacular de las remurié-~ CINCO DEFINICIONES
raciones más elevadas.
18. Sólo el medio artístico constituye parcialmente una excepcióft Durante el período revolucionario fue primero comprendida de
en la materia. Lo testimonia el hecho de que allí las brechas de ingresos manera negativa, asimilada a la supresión de los pri~~legios Y.de la:
son más fácilmente toleradas y hasta legitimadas, a tal punto el laz~ diversas barreras jurídicas o corporativas a la movilidad social. Al
entre la obra y la persona es ahí más evidente que el que puede estable!;, incorporar este programa, la Declaración de los Derechos del Hom-
cerse entre un CEO y el éxito de una empresa. ·.~'' bre y del Ciudadano diseñó así el marco de una igualdad legal de
......
298 LA SOCIEDAD DE IGUALES EL GRAN VUELCO 299

oportunidades. Ésa es su versión mínima. Si abre fo l eas de la justicia pusieron particularmente el acento, buscando los
l·as carreras a l talento y a la virtud
· este tipo de 1· rma"dment.e todas :ejores medios de dar consistencia ai ideal de una .igualación de las
. ' gnaJ ad n 0 .
en cuenta 1as desigualdades socíocuiturales (en ~u tiene condiciones de puesta en competencia de los md1v1duos, pensada
f ·1· . '- anro a Jo es .
am1 iarmente heredadas) que determinan las situac· enc1al, bajo las formas merítocrática~ de una competición eqmtativ.a.
iones de .
en las cua 1es se encuentran los individuos. Partida Esta igualdad de oportumdades es por lo general referida a las
La íguaidad de oportunidades se ampliará a partt. d. condiciones imciales de la existencia. Pero la vida social está tam-
·· I e esta
pro b ac10n a una empresa de neutralización de esas d. . con1- bién posteriormente constituida de discriminac10nes de hecho que
• istorston S
po d ra entonces hablar de una igualdad social de op . . . es. e conducen a reducir las oportunidades de los miembros de ciertos
H ay d os gran d es maneras de concebir su e¡'ecucíón En o1tumdad · ¡ es. l grupos de alcanzar ciertas posiciones. Esos famosos "techos de cris-
¡ d · pnmer u
se a pue e entender de manera institucional " en este ¡ gar, ral" traducen la existencia de desventajas difusas que falsean igual-
· . . ,' caso e ob·
nvo sera crear un med10 artificial que presente dos c . . . Je- mente las justas relaciones entre individuos. Discriminaciones de
. . d a1actenst1ca
esta bl ec1m1ento e una estructura sustraída a las d"f · s: este tipo no tienen ninguna dimensión institucional; se presentan
- l l . i erenc1as soc·10
L..U tura es existentes por un iado y definición de un f · . - como hechos sociales, estadísticamente establecidos: por ejemplo,
, unc1onamient0
que escape a las reglas del mundo social por el otro. las disparidades de carrera entre hombres y mu¡eres, o Ja posibili-
Es el doble proyecto que desde el origen funda la ese 1 b dad para estas últimas de ocupar cíertos puestos; u, otro ejemplo,
.<. • ~ ue a repu Ji
~ana . .t'.sta pretende ser abierta para todos y constituir el e · l - las desventajas ligadas al origen étnico en matena de contratación.
· d d ·d l ·
d
e una contrasoc1e a 1 ea ; se piensa como "mícrosociedquiva d · eme ¡ Tales hechos pueden ser tratados en un modo jurídico cuando se
,, p a sm e a-
se~ . or otra parte, pretende estar regida por reglas de f · establecen con precisión diferencias de tratamiento que conciernen a
miento ¡ ·f·
que apuntan a c as1 icar objetivamente a los ind1"v1'd
unc1ona-
b individuos. Pero también hay que tratarlas en cuanto hechos socia-
' ' b d uos so re
la sola ase e sus disposiciones personales. Esto define ¡ · les generales. Los medios implementados al servicio de semejante
. ld . . a perspecti-
va de una tgua ad institucional de oportunidades. ambición dependen entonces de un proyecto de igualdad estadística
Esta empresa de neutralización puede finalmente ser encarad d de oportunidades.
o~ra -:n~nera, por el sesgo de acciones compensadoras que perm;ta:
a :nd1v1duos.o a grupos superar lo que es considerado como desven-
ta¡~s de partida. Pued.e hablarse en este caso de una igualdad correc- LA FÓRMULA DE UNA IGUALDAD RADICAL DE OPORTUNIDADES
to1a de las oportunidades, de orden instrumental. Hay muchas
ma~eras de concebir estas acciones correctoras de las desigualdades Estos elementos de conceptualización de la idea de igualdad de
soc1al~s ~ cuJ:~rales h~redadas. Pero en todos los casos se trata de oportunidades constituyeron el trasfondo intelectual de muchos
una d1stnbuc1~n selectiva o adaptada: dotaciones en capital huma- debates y de proposiciones instrumentales, pero sin lograr consti-
n? (G0st~ Es~mg-Andersen), en metálico (asset-based welfare), de tuir una teoría de la justicia, hablando con propiedad. Amarrya Sen
bienes pnmanos {derech?s y bienes materiales en John Rawls), de llamó a no conmoverse por esto, considerando que el combate por
recursos (Ro~ald Dworkm), de capacidades [capabilités] (Amartya la igualdad nunca se desarrollaba en lo absoluto, y que siempre era
Sen), de med10s de acceso (a instituciones, a redes, a socorros, en relativo a situaciones determinadas que se buscaba hacer evolucio-
Gerald Cohen). Es un punto ~obre el cual las teorías contemporá- nar, tanto como a reformas específicas que en consecuencia se que-
ría introducir. 2 Este pragmatismo militante tiene sus razones y su
nobleza. Pero en una época en que las políticas de redistribución
l. Lo que J . .., ~wl l . . _ .
tice com , . , ·u·S- la.~a equalwv of fair opportumty tv,,,.~!' r _~ ; ..~.
me equite. ne reronnulat1on de "Théorie de la justice". Trad.
fr:ncesa de Bertrand Guillarme, París, La Découverre, 2003, sección 2. Véase Amartya Sen, L'Tdée de justíce, trad. francesa de Paul Che-
b [r~ad. cast.: ~a justicia como equidad. Una reformulación, trad. de mla, París, Flammarion, 2010 (tral!.. ~:i.st.: La idea de la justicia, trad. de
Andres de Francisco, Buenos Aires, Editorial Paidós, 2004]. Hernando Valencia Villa, 1vladríd, Taurus .t:.u1~---oc 2009].
300 LA SOCIEDAD DE IGUALES
EL GRAN VUELCO 301

social son discutidas con aspereza, también es necesario f . '·


, . l . . . re Unda.r d como bienes colectivos que debían beneficiar a todos. 5 A este
teoncamente su eg1t1m1dad. Y para esto es preciso prod · ·
os to Rawls había expresado el término "igualdad democráti-
teona opon10 e (es ecir, capaz de responder a los argurn ucir una
, ''-! d . res pee ' . . . . . .. l ' .,
sus detractores) de la igualdad. · · entos d} ca". Así, su pensamiento ha b1a perm:nec1do mnierso en a ~ 1s10n
de ¡0 social que predommaba e~ la.s _decadas de 1950 y 1960. la de
Ronald Dworkin fue el primero en proponer una formul · , .. ·
d , l f
os :rtJCu º.s undadores de comienzos de la década de 1980.3 D
ac1on en un o!·den colectivo del que los md1v1duos
. no eran smo componen-
Su Teoría de la justicia, publicada en 1971 pero compuesta en
~
teona opomble de la igualdad, subrayó, no puede ser en el
, ,1 , . mun 0
dna
~es. dos decenios precedentes, dio una base filosófica retrospectíva al
....onte-:11-poraneo so o una te~n~ de 1a 1gual?a~ ~e oportunidades. Ella· ~st do providencía redistribuídor clásico, tal como se había. edifica-
de~e mcorporar el rec~noc1m1ento del prmc1p10 de responsabilidad· ts a . . ..
do progresivamente desde comienzos del siglo xx._ Por cons1gmente,
.
md1vidu.al para ser socialmente aceptable y creíble en la edad de ¡
odo alguno fue concebida como una alternativa articulada a la
s111gulandad, e imponerse así a sus críticos. Si todos los seres h
· · · y en valor, y por esa razón deberían uma-
les en d'1gmdad
ª en m .
visión "neolíberal" de una sociedad de competencia g.enera iza a.
¡· d
nos son 1gua t
Sobre todo, el trabajo de Rawls dio una cons1:tenc1a rntelecrual a
derecho a ias mismas condiciones de vída, Dworkín considera q:enf:
la idea de una "justicia reparativa", tal como solo se la encontraba
¡u~t1c1a, no obstante, implica tener en cuenta las diferencias de ambi-
bosoue¡ada en Alfred Fouillée y Léon Bourgeois. Dworkm, por su
oon y de .compromiso de los mdividuos. Una distribución equitati-
va de los mgresos, por lo tanto, debería íntegrnr este dato al mismo
r t~ quiso ser el teónco de la etapa sígu1ente, la de una sooedad
en la 'cual ia idea de igualdad no pueda producir sent1'd o sooa
Pª · lmen-
tiempo gue rechaza los determinantes de las desigualdades gue radi-
te, salvo gue integre de una manera u otra la atención a la responsa-
can en vanables heredadas. 4 En otros términos, las desigualdades d
bilidad individual. . .
ingresos. que resultan de las preferencias personales y de las eleccio~
Dworkin fue muy lejos en esta dirección de una meritocracia
nes de vida son aceptables, mientras que conviene rechazar aquellas
encuadrada, puesto que incluso consideró que los talentos "natu-
que. radican en la disparidad de los recursos de gue disponen los
rales" de los individuos eran del orden de los recursos, que por lo
md1viduos. Esta conceptualización de Dworkin será popularízad
tanto era conveniente compensar con medidas adecuadas dirigidas a
bajo la forma de la distinción de las elecczones y de las circunstan~
quienes no estaban dotados de ellos. Su empresa será saludada por
cías, apuntando la igualdad de oportunidades a neutralizar la totali-
todos aquellos gue se dirán preocupados por aportar una respues-
dad de lo que depende de ias circunstancias mediante políticas com-
pensadoras adecuadas. ta indisociablemente intelectual y política a la crítica de un Estado
redistribuídor: acusado de favorecer comportamientos de pasividad
y de asistenci~. Un filósofo marxista como Gerald ~ohen le r.endirá
Este abordaje marcó una ruptura con Rawls. En efecto, éste se
había negado a inscribirse en una perspectiva estrechamente meri-
homenaje sobre esa base, 6 al tiempo que propondra profund1z~r su
tocrática, por más radical gue pudiera ser. Su visión había seguido
conceptualización haciendo de la distinción entre lo que depende_ de
siendo la de una igualdad de principio para la cual los talentos par-
una elección y lo que resulta del azar el criterio pertinente de partida
ticulares de que disponían algunos individuos debían ser considera-

5. Es el sentido de su famoso principio de diferencia. S_iJ;~r~~~~s ~~


3. Ronald Dworkin, "What is equality?" W parte: "Equality of dades de talentos son un hecho, los qt~e pose~~,Jrdfó~- de que los más
Welfare"; n·parte; ''f: .:'. ,);.: . j Rf',~(lL':·-cc"\ pf,:/n5ot>h1• (l?:d Public deben poder sacar prove~~o de ~!~~sa slG~~erte por su expresión.
Affairs, vol. 1 O, n"' ~ .....Y--< desfavorecidos t~~b~nl
vean.~.> ·-· ·a los partidarios de la jcrualdad el favor
..... v-'·'·· .. 10 llZO o
en Sovereign V:··-,,.:o-' '.'T':;,~ Theory and Practice of Equalit)~ Cambridge de inco-rpora·;~ su .visión la idea más poderosa del arsenal id~~t?~i~~
(.Maó> \ T·=_'"1"..v-~: universíty Press, 2000.
~_..v- -. ·. sus términos, una justa distribución de los ingresos debe ser
de la derecha anti-igualitaria: aquella de elección Y de respo~sa .1 1 d ?ª
· · 1ust1ce
("On the currency of egalitanan · vol · 99 ' n 4 ' ¡ul10 e
· · " , Eth tes,
.... -- .. -sensitive y endowment-insensitive.
1989, p. 933).
302 LA SOCIEDAD DE IGUALES EL GRAN VUELCO 303

entre desigualdades admisibles y diferencias que deben ser ob' "aenerosidad" extrema del Estado red~stribuidor que. ella bo~queja
una correcc1on . , orgamza. d a. 7 c on este u,1timo,
. un conjunto d Jeto de " un lado, al mismo tiempo se relac10na con una ngurosa msen-
'
res aesarro 11 aran
, so bre esta base Ja
. teona , de lo que en consece auto-
. P.ºb~[.dad frente a las consecuencias, así fuesen las más pesadas, de
8 SI 1 1 , . , . 1 E
· nes que senan consideradas autent1camente persona es. n su
fue calificado de luck egalitarianism. Esta iguaidad radical deuencia
e1ecc1 0 . . .
tunidades, por lo tan:o, impl~ca neu:ralizar todo cuanto depen~:~:­ to límite, podría ser considerado como ¡usto en esta perspectiva
1 pun ·1nar su vida por un error minúsculo. Los ejemplos dados por
azar, en el sentido mas amplio del termmo, en la vida de los · d' .
' d In IV¡- aau . d
d UOS. A si, en vez e poner el acento en lo que depende positiva . E. Roemer, uno de los principales t~ó.ricos, de ~sta ~or~1~nte e
te de las elecciones individuales -siempre difícil de establecer~en­ J ami· ento ilustran claramente esta d1s1metna. S1 un md1v1duo es
~~ '
ellado por un camión cuando se encuentra en un pasa¡e pea-
.
esta perspectiva, todo cuanto es percibido negativamente, com ,,J!n
atro P . d . d f , ~·
evidentemente ~tri?uib_I: al individuo, es lo que debe ser objet~~~ al explica, es justo entonces que sea m emmza o: ue v1C.1ma
acciones de red1stnbuc1on co. mpensadoras. De este modo lo q ~o: u~ azar accidental. Pero si es atropellado "habiendo hecho la
, . . . ' ue se
da es la formula de una mentocrac1a estnctamente limitada. ción" de atravesar fuera de este pasaje, debe entonces padecer
elec l ,
¡ onsecuencia de su decisión. 9 De esta manera, es una vue ta atras
5
ª~re toda la historia de la socialización de la responsabilidad lo
UNA TEORÍA PARADÓJICA ~e se opera con esta formulación de la oposición entre elección Y
;zar. Se mezclan así, para ilustrar la situación, una "sociología pro-
Semejante definíción de la igualdad radical de oportunidades es o-resista" y una " onto1og1a
, conserva dora ,, .
intelectualmente seductora. Pero prácticamente insostenible, puesto " Otro ejemplo es significativo: el del tratamiento que _se debe _con-
que descansa en una conceptualización paradójica. Si todo cuanto ceder a los fumadores. La cuestión es complicada, explica el mismo
depende del azar o de las circunstancias debe ser compensado, el Roemer.10 Si es justo considerar que el fumador es responsable de
campo de las políticas correctoras de lo que puede ser considera- su adicción, dice, también hay que tener en cuenta el hecho de .que
do como desventajas se inscribe entonces en una dinámica de exten- fumar es un comportamiento que aparece socialmente determma-
sión tendencialmente ilimitada. Casi nada, en efecto, se desprende do: en Estados Unidos, los obreros o los afronorteamericanos p~r
de una elección pura, siempre hay una dimensión social subyacente ejemplo fuman más que otros gru~?s. Por lo ta.nto., ~o se puede esti-
a nuestras acciones..y a nuestras decisiones, y éstas están casi nec~­ mar mecánicamente la responsabilidad de un md1v1duo atacado de
sariamente encastrada-s en pequeños eslabones de determinismos. un cáncer de pulmón. ¿Cómo resolver la dificultad? Roemer sugie-
Simétricamente, en el fondo de esta visión hay una percepción para- re construir "clases de riesgos" fundadas en la observación de los
dójicamente idealizada del individuo y de su responsabilidad. La comportamientos según las diferencias familiares, sociales, étnic~~'
de sexo, etc. Y a partir de ahí estimar en cada caso la responsabili-
dad de un individuo remitiendo su comportamiento de fumador al
comportamiento medio de su grupo de pertenencia. Con este sim-
7. La oposición elección/azar es más exigente que aquella operada
por Dworkin entre preferencias y recursos en la medida en que, para
Cohen, las preferencias pueden no depender de elecciones consciente-
mente deliberadas. 9. John E. Roemer, "Equality and responsabilitv". R<>..,,.·"' 1'..eview,
8. Fuera de los escritos de G. Cohen, véanse los de John E. Roe- abril-mayo de 1995. . .
mer y de Richard J. Arneson, que profundizaron esta pista. Obsérvese 10. u., ".A. P"ªo"'dtlc rneory of responsability for the .egahtanan
que Dworkín siempre se negó a· y.,,..,., enrolado en esrns filas y que el planner", Philosophy and Public Affairs, vol. 22,. nº 2, pnmaver~ de
propio Cohen habló de mejor grado de la necesidad de establecer un 1993. Sobre la percepción de la responsabilidad en este marco, vease
"/pi-·d playing field" (en otras palabras, nivelar el terreno de ia competi- también Samuel Scheffler Boundaries and Allegiances. Problems of Jus-
ción). Sobre esta escuela, véase la síntesis de Jean-Fabien Spirz, Abolirle tíce and Responsibility i:iLiberal Thought, Nueva York, Oxford Uni-
hasard ? Responsabilité individue/le et justice socíale, París, Vrin, 2008. versity Press, 2001.
304 LA SOCIEDAD DE IGUALES EL GRAN VUELCO 305

ple enunciado puede verse la impracticabilidad de semejant . e} ?; d tal modo la promesa meritocrátíca. Esto implicaba reconocer
que, fuera de su complejidad de gestión desde el punto de ~)istemá ·· do ¡e familia es estructuralmente enemiga · de la 1gua
· Id a d d e opor-
seguro, siempre dejaría abierta la posibilidad de conrrove . !Sta del que a . b.
' . . d l . . ., rsias sobr . ·¿acles, puesto que es en su seno donde se transmiten los 1encs y
la pertmenc1a e cnteno de relac10n con la media o sobre 1 ,. e'. ·. tUíll d'd 1 . . ' d l
., ' a con ·,. '.' disposiciones que determinan en gran me 1 a e 1tmerano e os
tuc10n de las clases relativas de riesgos. St¡, · las . ·á'uos 1" b" · , b' · d l " 1 d l o t
ín d¡Vl • .~ La am !C1on repu llcana e a escue a e ,as op r u-
Hacer descansar una teoría de la igualdad de oportunidad b· -OI'd ades" se fundará en esta idea,
. . ., d 1
la so la d 1stmc10n ' - .
e o voiuntano y lo mvoluntario estabJ
es so re
. . aunque no proponga mas que una
b ien una suerte de maquma mternal de Producir deseo f" tarn.-.
. , , . , . ece adaptación !~ertemente red~1Cida de ella. _ , . . , .
. l f • n lanza. , . La cuesnon de la herencia en democracia tue perc1b1~,ª en te~m'.­
socia . En e ecto, ella conduce a exacerbar la atención a los · . :• .. . cercanos. También ahí, desde el origen la preocupac1on fue hm1-
. . compor.:
tam1entos del otro y por lo tanto a hacer de su apreciación u -· nos las condiciones materiales de una reproducción de las desigual-
. . _ . . . n motor
que a 1imente a la vez resentnn1ento, est1gmatizacrón o descont'· rar ' . ·
dades para igualar las oportunidades. En Francia~ un primer ecret~
d
- . --: . , - 1anza.
De este modo se profundiza una contradICc1on mortal entre un del 8 de abril de 1791 había impuesto el prmcip10 de una igual~ad
ría de la justicia distributiva y una ética de la vida común JJ f adt~o- bsoiuta en los repartos ab íntestat (en los casos en los que no existe
. . . ' un an-
dos~ la pnmera en lo que tiende a socavar Ja segunda. La igualdad ªnguna disposición testamentaria). La disposición había sido adop-
radJCal de oportunidades así concebida conduce pues a un atol! ~ mrada, pero no sín dificultades. El régimen de las donaciones· y d e 1a
dero. Puede inspirar acciones correctoras, pero resulta incapaz ;e libertad de testar también estuvo en el banquillo de los acusados. La
fundar una teoría política de ia justicia.
sección específica del proyecto llevaba por título: "Efectos y lü1:1tes
de las disposiciones del hombre" . .L\sí, la cuestión era saber ~1 las
voluntades individuales podían prevalecer sobre las convenc10nes
EL INDIVIDUO ABSOLUTO sociales en materia de igualdad. Mirabeau. redactó en esa ocasión,
algunos días antes de su muerte, uno de sus discursos más intere-
La igualdad radical de oportunidades, por otra parte, conduce a santes para invitar a sus colegas a imponer !a igualdad, declarando
torn~r absol_ut_o y abstracto_ al_ ~ndividuo: es un punto sobre el que nulas todas las disposiciones testamentarias que condujeran a berre-
conviene ms1~t1r, como conclus10n de esta exposición. En efecto, hay . ficiar a tal o cual heredero. 14 La voluntad individual, argumentaba
que desoczalizar a los individuos para realmente poder igualarlos · ei tribuno, no puede instituir por una suerte de ley personal dístin-
en esta perspectiva. Los revolucionarios franceses, por otra parte" ciones legales que la ley pública se niega a admitir. Para él, la liber-
habían formulado claramente sobre esta base el proyecto de escue~ tad de testar equivalía a eso: podía crear "artificialmente" a un rico
las que realizaban plenamente ei ideal meritocrático. En su plan y a pobres en una misma familia; podía transformar las relaciones
de 1793, Michel Le Peletier las había definido como "casas de la de un padre con sus hijos en una relación de poder entre "un protec-
12
igualdad" . Ellas debían concurrir a formar hombres nuevos sus- tor altivo y oscuros subordinados". Los testamentos, seguía dicien-
trayéndolos de cinco a doce años, período estimado decisivo de su do no son además otra cosa que "instrumentos de vanidad" cuando
formación, de su medio familiar. Educados en común en este marco, al~unos hombres quieren convertirlos en la herramienta de una dis-
recibiendo todos "bajo la santa ley de la igualdad, iguales vestimen-
tas, igual alimento, igual instrucción, iguales cuidados", los niños ya
-•ct2rían diferenciados sino por sus talentos y su virtud, realizan-
13. "El principio de la igualdad de oportunidades -subrayó también
1lowlo_ sólo puede ser imperfectamente dplicado, por lo menos mientras
exista cuá.;'i.;:::~ "'~•:;.o ·~;~ !21r1ilia" (Théorie de la justzce, trad. francesa
11. Sobre este punto, véanse las fuertes observacíones de Jonathan de Catherine Audard, París, Seuil, 1987, pp. 104-105).
Wolff, "Fairness, respect and the egalitarian ethos", Philosophy and 14. Mirabeau, Discours sur l'égaltu dos partages dans les succes-
Public Affairs, vol. 27, nº 2, primavera de 1998. sions en ligne directe, 2 de abril de 1_791, en ~P, t. XYTV, pp. 510-515.
12. AP, t. LXVIII, p. 663. Las citas que síguen están extraídas de esas pagmas.
306 LA SOCIEDAD DE IGUALES EL GRAN VUELCO 307

tinción póstuma, tratando de mantener "en su orgullosa i , realmente a esto remite la herencia: da un poder material al pasado
., r ] · · , magina-
c10n L··· a una sene de descendientes que haran honor a si.1s . y transforma en d.esigualdad,e~ inac~~tabl~s diferencias cuyo origen
zas " . La " vo lunta d " de los m · div1
· ·d uos, en tíecto
- conducía hceni-
1
antaño había podido ser legittmo. 1 ' l'ara luchar contra este mismo
· · a traves
rev1v1r ' d el testamento desigualdades que ª
' podían 11 acer
fenómeno y dar un fundamento material a la idea de igualdad de
- d l L . l . amarse
teu a es. a igua dad de las suces10nes, .por el contrario, estaba ple- oportunidades, en su Agrarían Justice (1797) Thomas Paine había
namente de acuerdo con el nuevo espíritu de las ínstítucione p p~opuesto establecer un fondo socia~ financiado por una tasa s~bre
~1· l: f s. ero
l\ ira 1eau no ue escuchado entonces y hubo que esperar la g las propiedades heredadas que habna permitido dotar a los vemt1-
1
del 17 de nivoso_ del año II para que este principio fuera adorandey pta o cinco años a cada ciudadano de una suma que le permitiera estable-
Este tex~o d el ano II pone el acento en el efecto de fragmentación d~ cerse en la vida, y abonar a todos una jubilación mínima a la edad
las propiedades que resultaría de la medida. Era un medio de l. .
., 1m1- de cincuenta. 18
tar 1a repro duccion de las desigualdades. El legislador había incl _ Esta reflexión permanecerá presente en el discurso liberal a lo
so pensado un momento ir más leíos, introducíenclo un techo u largo del siglo XIX. John Stuart Mili, por ejemplo, había sugerido
la determinación
, , dei. patrimonio
. transmisible. Comprometíé n dose en que se fijase un límite al monto de lo que se puede adquirir.gracias a
d
to av1a m~s. en b misma dlfección, Jacques Nicolas Billaud-Varenne la benevolencia de otro. "No veo nada censurable -había escrito- en
propondra mstmm un sistema de sucesión nacional, que permita el hecho de fijar un límite a lo que un individuo puede adquirir gra-
dotar a los franceses modestos de una suerte de peculio de inicio cias al simple favor de sus semejantes." 19 Él también era partidario
l a v1·d a ..is, E stos p~oyectos no fueron adoptados. Pero la idea de que en
de limitar la suma de bienes que era posible heredar. La cuestión
la cu~st10n de la igualdad se jugaba en el terreno del derecho de las permanecerá constantemente evocada en los programas socialistas, y
suces10nes quedará a la orden del día. se eiaborarán múltiples proyectos técnicos para dar consistencia a la
La cuestión de la herencia también estará en el corazón de l idea de una sociedad que igualara por ese sesgo las oporrunidades. 20
debates del período revolucionario en Norteamérica.16 En este terr~~ Para que el individuo sea verdaderamente el amo de sus obras,
n.o' Thoma: Jefferson se convertirá en ei incansable defensor de un por lo tanto, hay que apartarlo de su familia, tanto por la educación
sistema ele tuerte imposición de la herencia destinado a impedir 1 como por el rechazo de la herencia. En su punto límite, únicamente
reproducción de las desigualdades y la formación progresiva de un:
casta de rentistas. Bajo su pluma, la palabra "herencia" es a menu-
do asociada a las palabras "feudalismo" y "aristocracia". La subdi-
vision·regular·<l@-las propieda-des era para Jefferson una condición 17 Véase su carta Q<' .:.789 ª f.,{.,.Ji;:,-;n Pn I<> rn<>l nhcPrTr;; el~---··-""'
e~encial ~e un régimen de igualdad y de libertad. En el mismo espí- estupe.nda ºµ"' ''la nerra pertenece en usufr~'ct-0 ~los vivo~;,.
HJ. "rhomas Paine, Agrarían ]ustice, en The Complete Writings of
ritu, hara vot::¡.r en 1778 en Virginia una ley que concedía a todos
Thomas Paíne, ed. Philip S. Foner, Nueva York, Citadel Press, 1945, t.
los .residentes del Estado un terreno de 75 acres (30 hectáreas). Uf!¡¡
sociedad democrática significaba para él que pertenece a los vivos, 1, pp. 605-623.
19. John Stuart Mili, Principes d'économie politique (1848), trad.
Y que en ella los muertos ya no cumplen ningún, roi. Ahora bien,
francesa, París, 1873, t. 1, p. 264 [trad. cast.: Principios de economía
política, Madríd, Síntesis, 2008].
20. Uno de los citados con más frecuencia en Europa a comienzos
15. Sistema que habría sido financiado por un impuesto sobre las dei siglo xx será e! del socialista Eugenio Rignano, quien proponía gra-
grandes sucesiones. Billaud-Varenne también proponía una limitación var de distinto modo la transmisión de un patrimonio directamente
de las sucesiones. Véase el capítulo "De la propriété" de sus Éléments constituido por el trabajo y el ahorro y la de un patrimonio resultante
du républicanisme de junio de 1793 (reproducido en AP, t. LXVII). de una herencia, siendo el primero objeto de un impuesto del 50%, y el
16. Véase Stanley N. Katz, "Republicanism and rhe law of inheri- seo-undo del 100%· esto implicaba limitar la herencia a una generación.
b '
tance in the American revolurionary era", Michigan Law Review, vol. Véase su obra Pour une réforme socialiste du droit successoral, trad.
76, nº 1, noviembre de 1977. francesa, París, Rieder, 1918.
308 LA SOCIEDAD DE IGUALES EL GRAN VUELCO 309

debía ser hijo de la sociedad. Pero también, en lo ideal, sería . : dad por derecho de nacimiento" íla herencia), que querían abolir,
que e'l mismo· ·
careciese d e hº1stona,
· o b'1en que, a la inversa p.preciso
ct· a aquella "por derecho de capacidad", cuya legitimidad reconocían
. . ' ' u iese
recomenzar su historia de manera permanente. Es el prnblema (pero sin que sea transrnisible). 23 Simétricamente, habían proyecta-
plantea la idea de una igualación de las posiciones iniciales. Por qui~ . do el establecimiento de casas de educación en las cuales los niños
·d h · , · . . ., que a
v1 a ace que ¡amas exista seme¡ante pos1C1on, que siempre hay serían únicamente educados "según sus capacidades naturales", y
situación anterior que imponga sus coerciones. 21 Por c 01151·g una
e u1ente
ª no según su nacirniento. 24 Le Globe . el órgano de su movimiento,
encarar una verdadera igualdad permanente de oportumdades .' reproducirá todos ios días en este espíritu las tres consignas que
. , . . , , equ1-
1 d
va e a 1so1ver su sentido: en efecto, ya no habna mas oportunidad . resumen su doctrina: "Todas las instituciones sociales deben tener
. ., es
para tomar o es f uerzos para real Izar SI mcesantemente se redistrib." ; por objeto la mejora del futuro moral, físico e intelectual de la clase
yeran medios idénticos. La igualdad de oportunidades se convenir~ más numerosa y más pobre"; "todos los privilegios de nacimiento,
entonces en una símple igualdad económíca. Por lo tanto Ja nclc· · ª sin excepción, serán abolidos"; "a cada cual según su capacidad, a
. , ' < ion
tambien fracasa de 'esta ,
manera en fundar una teoría de la 1·usti' Cia. · cada capacidad según sus obras". Esta última fórmula es fundamen-
Flota entr: los dos polos ~e la mera igualdad social y de la simple tal. Muestra que los sansimonianos son partidarios de un mundo
igualdad ele derechos. Puede guiar políticas reformadoras puntuales estrictamente ordenado por es:1s capacidades que ellos estimaban
pero no diseñar una verdadera fiiosofía social. ' objetivas. Enfantin no vacilará en decir al respecto: "Ellos creen en
la desigualdad natural de los hombres, y consideran esa desigualdad
como la base misma de la asociación, como la condicíón mdispensa-
CONSAGRACIÓN DE LAS CAPACIDADES Y ADVENIMIENTO ble del orden social". 25
DE UN MUNDO JERÁRQUICO A cíen años de distancia, Tawney estigmatizará esta concepción
···.:. :.', que invitaba a "tener oportunidades iguales de futuro desigual" .26 Y
Un mundo que estuviera únicamente gobernado por el principio ése también será el mensaje de Michael Young, que describirá baío
meritocrático sería además el de una sociedad inflexiblemente jerár" los rasgos más negros un régimen meritocrátíco en el cual la vieja
n"1ca. El universo diseñado por los sansimonianos fue la expresióÍi aristocracia de nacimiento habría dado paso a una nueva aristocra-
rn:í.s im¡xictame de esta ecuación. Son ellos quienes más lejos fueron cia del talento, tanto más dominadora cuanto que las condiciones
en P~-· . - ·-~ --~,:,sn de la herencia y la destrucción de la form'~ de su ascenso parecerían írrecusables. 27 Es el otro atolladero al que
'- ·~ . . ·-- --,..,,"'J doctrina. La supresión de los privil¿:
-'
0 conduce la igualdad radical de oportunidades: resulta tanto más
- - - _ . .;S oe nacimiento iJ.-. _ -~ .. ., • J.., ':'ara los discípulos de Sa~fs

Simon, ia supresión del Cit~, - ... "¡Vergüenza para'~fá


ociosidad hereditaria! ¡Honor al rne1".. · - 1": no dejaqali
23. Doctrine de Saint-Simon. Exposítion (premiere année, 1829),
de repetir este eslogan.22 Contrariamente a ,, __ ~ -. -·-· - ~ueJ~~
nueva ed. con int. y notas por Célestin Bouglé y Élie Halévy, París,
sucederán, nunca se propusieron socializar la propie0¿..... -~ .. -.;.>,
Riviere, 1924, p. 287.
era para ellos que no pudiese transmitirse. Así, oponían la ·· F•, , Vp,-¡se Abei Transan, "L'éducation'', en Religion samt-simonien-
nt, U¡-'. ... ,.,• '·· ;- ';h).
25. Saint-Ama:1d J>,:::rt.i y Prosper Enfantin, Lettre a Monsieur le
21. Hayek hace de esta observación ia piedra angular de su"""~.": ·. Président de la Chambre des députés, ¡;¡,;;~; 1º de octubre de 1830 (en
de la igualdad de oportunidades. Véase Droít, législation et liberté, off¿, ;;respuesta a los ataques que se les dirigió de ser panichnos de la comu-
cit., vol. 2, p. 157. · ~n!dad de los bienes). El subrayado es de ellos. J. S. Mill criticará fuer-
22. Laurent (de l'Ardeche), "L'hérédité", en Religion saint-simonié~~ ~· temente esta dualidad que estructura su doctrina (véanse sus Principes
ne. Recueil de prédications, París, 1832, t. II, p. 189. Véase sobre e~t€ Jd'économie politique, op. cit., t. I, pp. 248-249).
tema la tesis de André Robert, Le Saint-simonisme et l'Hérédité, :Pfil:I~ ;r' 26. R. H. Tawney, Equality, op. cit., p. 105.
1908. ' 27. M. Young, La Méritocratie, op. cit.
310 LA SOCIEDAD DE IGUALES

estrictamente jerárquica en la medida que extrema su program Al


igual que la sociedad de competencía generalizada, en consetue~· ·~
no puede servir de base a una refundacíóü de la idea de igualda/'",

LA SOCIEDAD DE IGUALES
(PRIMER BOSQUEJO)

1. DE LA IGUAL~.i.o-Dr::ifRIBUCIÓN
A LA IGT nLDAD-RELACIÓN
2. SJ]'.T6ULARIDAD
J. RECIPROCIDAD
4. COMUNALIDAD
5. HACIA UNA ECONOMÍA GENERAL
DE LA IGUALDAD

También podría gustarte